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LDNM (LADINAMO)

N. 14 (Primera parte) y 15 (Segunda parte)

NACHO VEGAS
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Notas sobre las canciones, parte 1ª

Cualidad admirable de la condición humana # 17

Una miniatura que sirve de introducción al álbum. Hasta el momento he conseguido


glosar 111 cualidades admirables, de las cuales ésta hace el número diecisiete, en los
escasos ratos libres que me concede el duro oficio de cantautor extremadamente
sensible.

El hombre que casi conoció a Michi Panero

El homenaje póstumo a M. P. se limita al título (que para mí no es poco); la canción no


habla del pobre gran hombre. Sencillamente conocí a alguien que conocía a alguien
que conocía íntimamente a alguien que aseguraba que casi había conocido a Michi
Panero en Astorga, poco antes de que muriera.

Casualmente puedo fechar esta canción con exactitud: comenzó a gestarse el 15 de


marzo de 2004, en torno a las ocho de la noche. Lo recuerdo porque yo me había
desplazado hasta Madrid el día 10 con motivo del concierto acústico que ofrecería en el
café de Ladinamo dos días después. Como todo el mundo, amanecí al día siguiente
impactado con la noticia de los atentados en los "trenes de la muerte". A última hora de
la tarde varias personas, a través de mensajes en mi página web, poco menos que
exigían que suspendiera el concierto en "señal de duelo". Tras meditarlo un poco,
decidí mantener la fecha. Tengo que decir que aquel resultó ser probablemente el peor
acústico que he ofrecido nunca. Creo que había bebido demasiados güisquis durante
la prueba de sonido, así que aprovecho para pedir desde aquí disculpas a los
asistentes de aquella noche (teniendo en mente las voces que consideraban inmoral
que no hubiese cancelado, pensé por unos momentos en castigo divino y cosas por el
estilo. Enseguida me esforcé por ser razonable.)

Poco después de la poco memorable actuación, tuvo lugar el siguiente capítulo: Yo


pululaba por el local, distraído pensando en el decoro y saber estar del ministro
Acebes, cuando se me acerca una señorita de unos trentaitantos, no demasiado guapa
aunque con aspecto de poder haberlo sido a los dieciocho, vistiendo unas ropas
vulgares dos tallas más grandes de lo que le correspondería y con una expresiva
mirada que podría significar tanto "te quiero follar" como "estoy mentalmente
desequilibrada". Hace un comentario sobre mis letras y después me suelta: "Esta
noche voy a ser tu ángel de la guarda." Yo digo: "Bueno". Doy crédito a sus palabras
cuando compruebo que se mantiene pegada a mí por todo el local como si fuéramos
siameses. Comenzaba a ser consciente del bodrio de concierto que había dado y
estaba algo deprimido y bastante borracho. Le digo: "¿Tienes coche?" "Sí." "¿Me llevas
a un sitio?" Y ella, de nuevo: "Sí." Empecé a creerme lo de que era mi ángel de la
guardia. Una vez más, me esforcé por ser razonable.
Salimos del local y caminamos hasta la esquina, donde está aparcado un golf rojo
anaranjado semi destartalado. Acomodo mi guitarra en el maletero y una vez en
marcha ella dice: "¿Por dónde?" Yo quiero que me acerque hasta el poblado de Las
Barranquillas y le indico que coja la M-40 en dirección a Valencia, hasta coger la salida
de Vallecas. Pero no me hace caso, y allí comienzan los problemas. Pretende llevarme
a un lugar en el que se fuman porros, hay cuentacuentos, más de veinte clases
diferentes de tés y se trabaja el cuero. Yo le digo que ni se le ocurra, que mejor me deja
en cualquier sitio del centro, pero ella ni caso. Me veo atrapado en su coche. Yo la
insulto entre dientes (algo suave, "tonta del culo" o así), pero creo que ella lo escucha.
De pronto, se detiene y se apea, dejando las luces puestas. Cuando me quiero dar
cuenta estamos justo enfrente de la estación de Atocha. Llevaba dos días viendo en la
televisión un bucle con las imágenes de la entrada de la estación convertida en un
caos tras los atentados y resulta que ahora a aquella señorita se le ocurre que nos
plantemos allí delante. Es la una de la mañana y aquello está desierto, y lo único que
se ven son montones de flores y velas encendidas por todas partes. La miro y ella está
con los ojos cerrados y el rostro mirando hacia el cielo, con los brazos extendidos y
respirando hondo. Yo le grito que por qué coño me ha llevado allí, que salgamos
pitando por favor y que qué cojones está haciendo, y ella me espeta "Buscando
respuestas", y se queda tan ancha, y para mí es el colmo y me pongo súper nervioso y
yo que no tengo carné de conducir ni nada me pongo al volante para salir de allí como
sea y muevo el coche unos diez metros en primera y aplasto un montón de velas rojas y
varias coronas de flores por el camino y acabo frenando contra una farola y salgo de un
salto y cojo mi guitarra del maletero y me voy de allí corriendo y asustado como un perro
tonto.

Tres días más tarde regresé a Gijón en autobús, y recuerdo ir todo el viaje escuchando
a los Kinks, creo que el Kontroversy sobre todo, y llegar a casa tarareando la melodía
de esta canción de la que, por si alguien lo había olvidado, me disponía a hablar.

Autoayuda

Es la otra cara de la versión que aparece en el epé que antecede al álbum, aquí más
violenta y con una instrumentación más obsesiva. En un principio, y para seguir con la
racha de títulos autorreferenciales en mis discos, se iba a llamar "N. V. por una justicia
cósmica", pero ocurrió algo que me hizo cambiar de parecer con el fin de evitar futuros
malentendidos. Xel Pereda (miembro de Las Esferas Invisibles, le guste a él o no)
recibió una llamada de la A.I.E. (Asociación de Intérpretes y Ejecutantes), en la que una
señorita le pedía amablemente que le indicara en qué canciones de mis discos
participa con el objeto de actualizar convenientemente los archivos de la asociación. Así
que la eficiente administrativa le va enumerando títulos a Xel y, al llegar a al corte
segundo de Cajas de música difíciles de parar –"N. V. por la paz mundial"- ella, con voz
firme y asexuada suelta: "Nacional cinco por la paz mundial", y se queda tan ancha.
Tras semejante muestra científica de pensamiento lógico, he de confesar que ardo en
deseos de conocer a esta señorita y que no descarto la posibilidad de enamorarme de
ella.

Nuevos planes, idénticas estrategias

Yo compartía piso con Jairo, mi amigo y bajista de Las Esferas Invisibles, hasta
principios del pasado verano, cuando me mudé a otro apartamento en el centro de
Gijón. Me encontraba charlando con él y Elena, su novia, poco antes de la mudanza, y
les pregunté acerca de sus intenciones ahora que yo me iba del antiguo piso. Les dije
"¿Tenéis algún plan?", a lo que Jairo, encogiéndose de hombros, respondió como si
fuera una obviedad: "Sobrevivir." Aquella tarde me quedé pensando en su respuesta
por unos momentos, y llegué a la conclusión de que no había plan más ambicioso hoy
en día que aquel que Jairo había manifestado su intención de llevar a cabo. Y con eso
en la cabeza, empecé a escribir esta canción.

Cerca del cielo (canción de Juanito Oiarzabal)

Porque detesto a Fernando Alonso y admiro profundamente a Juanito Oiarzabal, más


heroico que aquel y Mark Spitz juntos, más dramático y absurdo que el mismísimo
Stanislavsky.

PARTE 2ª

El último baile

Iker, guitarrista y pianista de la banda, vivía hasta hace unos años cerca del barrio
gijonés de El Llano. Los fines de semana, cuando regresaba a casa después de salir
por la zona antigua, tenía que atravesar lo que solía llamarse "la calle de las putas". A
día de hoy, con la ubicación de un Carrefour en la zona, se han construido nuevos
bloques de edificios y las antiguas tiendas de comestibles han sido sustituidas por
comercios más modernos, y parece que las putas y los traficantes de "tranquis" lo
tienen crudo. Para que os hagáis una idea de cómo eran las lumis de aquellas calles,
cuando yo era más jovenzuelo e iba al cole, llamábamos a una la "gorda desdentada"
(uno que era mayor que nosotros nos juró que se la había chupado por cien pesetas) y
a otra –la más veterana- el "coño revenido". Éramos todo candor infantil. El caso es que
entre las putas de la calle, a Iker no se le pasó por alto la aparición, una buena noche,
de una chica negra que, según él, era idéntica a Naomi Campbell. Él la veía haciendo
la calle, noche tras noche, y llegó a observar una suerte de delicadeza, una expresión
atemorizada y frágil en su rostro. Iker estaba seguro de que se trataba de una chica
sensible y de que su lugar no era la calle. Estaba convencido de que él podía ayudarla,
y de que ella agradecería que se le acercara un muchacho joven y bien parecido, harta
como estaría de tanto vejestorio impresentable. Así pues, una madrugada que volvía de
tomar unas copas la avistó al otro lado de la calle, hizo acopio de fuerzas y se le
apróximo con intención de dirigirle la palabra, dispuesto a escuchar el sonido
armonioso y con acento de algún lugar exótico de la voz de la prostituta. Ésta fue la
conversación, breve pero intensa, que mantuvieron:

Iker: Oye…
Naomi: ¿Chupá o follá?
Iker: No, yo…
Naomi: ¿Chupá o follá?
Iker: …
Naomi: ¡A tomá pol culo!

Y Naomi se alejó calle arriba, e Iker comprendió aquella noche que a uno no le dejan
ser romántico en este mundo. Y esta canción, como tantas otras, va de eso, de la
pérdida de la inocencia, o de cómo Pretty Woman le ha hecho mucho daño a nuestra
generación. O de algo parecido.

Ella me confundió con otra persona


Jesús Llorente me sugirió un título para mi disco que tal vez utilice en el futuro: "Mi vida
escrita por otro". Es algo frecuente: hay gente que ama, odia o se ríe de alguien que se
parece patéticamente a él pero que no es él. La gente le confunde con otra persona, y
él no puede culparles. La cita, una vez más, es de Carver.

Hablando de Marlén

Esta canción comenzó pretendiendo ser otra. En el Gijón de los años 70, en el entoces
canalla barrio de Cimavilla, vivía un célebre travesti llamado Rambal. Era conocido en
toda la ciudad, y muy querido entre los vecinos del barrio. Fue asesinado en extrañas
circunstancias que la policía no logró desentrañar, así que el caso fue archivado. Se
rumorea que el asesino fue el hijo de un concejal de Avilés y que el asunto se tapó para
evitar el escándalo. Sea como fuere, todos los padres y abuelos de mi generación, los
nacidos en los 70, recuerdan lo de Rambal. Gijón no es como Madrid; aquí casi nunca
pasa nada, y un asesinato siempre es muy comentado. No obstante, no deja de ser
curioso que éste perviva en la memoria colectiva después de treinta años. El asunto
me empezó a interesar de un modo especial cuando leí una entrevista a un comisario
de policía de Gijón que se jubilaba. Preguntado por el "caso Rambal" él evadía la
respuesta diciendo que nunca se encontraron pruebas, pero eso no es lo que se dice
por ahí. La casualidad quiso que, comentando esto con el grupo, supimos que la tía de
Iker, ya fallecida, había criado a Rambal. Mi interés está tornando obsesión, así que
tengo pendiente una canción. Como aún no tenía información suficiente, el personaje
de ésta, que iba a ser Rambal, se fue transformando en otro. Pero la canción de
Rambal está en el aire, lo sé, y yo sólo tengo que atraparla un día.

Perdimos el control

Amparo es el nombre real de alguien que se coló en esta canción. Ella no era guapa;
de hecho era horrorosa, sólo que en algún momento de su vida debió de ser guapa.
Los taxistas no nos querían acercar hasta Mislata, en Valencia, cuando la veían, así
que, como era pequeña, me tuve que poner delante de ella, tapándola, y parar yo al taxi.
Mislata es a Valencia lo que El Polvorín a Las Palmas o Las Barraquillas a Madrid. En
un sitio son los negros; en otro los gitanos. En las Barranquillas hay muchos
cadáveres andantes, como Amparo, que algún día fueron seres vivos. En Las
Barranquillas una gitana canta : "Coca buena / Para base, para vena". En las
Barranquillas hay una chabola que hace las veces de tienda, donde venden litronas y
cartones de Don Simón (no pidas botellas de vino). En la puerta hay un cartel que, en
letras grandes escritas a bolígrafo, reza: "No entrar sin camiseta".

La noche más larga del año

En su génesis, esta canción fue otra, y se la había escrito a Luz Casal. Pero Luz no
llegó a oírla (mi editorial de aquel entonces era BMG, y me dijeron que la Casal
buscaba repertorio para su nuevo álbum, así que quise mostrársela con intenciones
alimenticias. Para BMG no resultó lo suficientemente comercial para que siquiera
llegara a oídos de la cantante. Es una pena, por que yo creo que le hubiera ido de
perlas. He de confesar que siempre me gustan los singles que escucho de Luz Casal.
Al final, reescribí la canción y así aparece en el álbum).

Ocho y medio

Es la más autobiográfica de mis canciones no autobiográficas. Hay una así en cada


disco.

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