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¿Prueban los libros perdidos de la Biblia que la

Biblia ha sido alterada?


Estos días se habla mucho acerca de los libros perdidos de la Biblia. Algunas veces las personas

reclaman que la Biblia fue editada para eliminar la reencarnación, las enseñanzas de planos más

altos de la existencia, dioses diferentes, la adoración de los antepasados, la “expiación” con la

naturaleza, o cualquier cosa que discrepa con lo que a la gente en el poder no le gusta. Pero

nada de esto es verdad. Los “libros perdidos” nunca estuvieron perdidos. Estos tan mal llamados

libros perdidos ya eran conocidos por los Judíos y los Cristianos y nunca fueron considerados

inspirados. No estuvieron perdidos ni tampoco fueron quitados de la Biblia ya que para empezar,

nunca estuvieron en la Biblia.

Estos supuestos libros perdidos no fueron incluidos en la Biblia por muchas razones. Les faltaba

la autoría apostólica o profética; no reclaman ser Palabra de Dios; contienen conceptos no

bíblicos tales como rezarle a los muertos como en 2º Macabeos 12:45-46; o contienen serias

discrepancias históricas. Estos libros nunca han tenido autoridad, no son considerados inspirados

o escritos verdaderamente ni por los Profetas Judíos o los Apóstoles Cristianos.

Aún así, y a pesar de estos problemas, la iglesia Católica Romana ha agregado algunos de estos

libros al canon de la escritura de ellos. En 1546, y debido mayormente a la respuesta de la

Reforma, la iglesia Católica Romana autorizó muchos más libros para incluirlos en su escritura

siendo conocidos como apócrifos. La palabra apócrifo significa escondido. Esta es usada en

sentido general para describir una lista de libros escritos por algunos Judíos entre los años 300 y

100 A.C. Más específicamente, se usa para los 7 libros adicionales aceptados por la iglesia

Católica como inspirados. La lista completa de los libros apócrifos es: 1º y 2º Esdras, Tobías,

Judit, el Resto de Ester, La Sabiduría de Salomón, Sirac (También titulado Eclesiástico), Baruc, La

Carta de Jeremías, La Canción de los Tres Jóvenes, Susana, Bel y el Dragón, Las Adiciones de

Daniel, La Oración de Manases, y 1º y 2º de Macabeos. Los libros aceptados como inspirados e

incluidos en la Biblia de la iglesia Católica Romana son Tobías, Judit, 1º y 2º Macabeos, La

Sabiduría de Salomón, Sirac (También titulado Eclesiástico), y Baruc.

Los libros Seudoepigráficos son “escritos falsos”. Existe una colección de escritos tempranos

tanto Judíos como “Cristianos” compuestos entre 200 A.C. y 200 D.C. Aún cuando eran bien

conocidos nunca fueron considerados como escritura inspirada. Una lista de estos sería: la
Epístola de Bernabé, la Primera Epístola de Clemente a los Corintios, la Segunda Epístola de

Clemente a los Corintios, La Carta de los de Esmirna o del Martirio de Policarpo, El Pastor de

Hermas, El Libro de Enoc, El Evangelio de Judas (130-170 D.C.), El Evangelio de Tomás (140-

170 D.C.), Los Salmos de Salomón, Las Odas de Salomón, Los Testamentos de los Doce

Patriarcas, el Segundo de Baruc, el Tercero de Baruc, Los Libros de Adán y Eva.

Los libros Deuterocanónicos (Apócrifos) son aquellos libros que fueron incluidos en la

Septuaginta Griega (LXX) pero no incluidos en la Biblia Hebrea. Los libros Deuterocanónicos son:

1º Esdras (150-100 A.C.), 2o Esdras (100 D.C.), Tobías (200 A.C.), Judit (150 A.C.), las

Adiciones de Ester (140-130 A.C.), la Sabiduría de Salomón (30 A.C.), Eclesiásticos (Sirac) (132

A.C.), Baruc (150-50 A.C.), la Carta de Jeremías (300-100 A.C.), Susana (200-0 A.C.), Bel y el

Dragón (100 A.C.), las Adiciones de Daniel (Oración de Asarías) (200-0 A.C.), la Oración de

Manases (100-0 A.C.), 1º Macabeos (110 A.C.), y 2º Macabeos (119-170 A.C.).1

Estos libros Seudoepigráficos y Deuterocanónicos nunca han sido considerados como escritura

por parte de la Iglesia Cristiana ya que estos nunca han tenido autoridad, no son considerados

inspirados o escritos ni por los Profetas ni por los Apóstoles, y tampoco tienen el poder de la

palabra como los libros existentes de la Biblia. Por lo tanto, ya que estos libros no están perdidos

y para empezar tampoco nunca han formado parte de la Biblia, estos, no tienen ninguna validez

en la Biblia.

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