Sunteți pe pagina 1din 132

Todavía no ha estirado

el rabo la puerca

P. Daniel Albarrán
Título:
Todavía no ha estirado el rabo la puerca
Autor:
P. Daniel Albarrán

Depósito legal: lf-08120098001574


I.S.B.N: 978-980-12-3726-6

Escrito en Barcelona
desde el mes de marzo hasta mayo de 2009
(Durante las complicaciones
del linfoma non hodkin en vías de transplante de médula ósea)

Diseño de portada: P. Daniel Albarrán


Edición, configuración, diagramación: P. Daniel Albarrán
Imagen de portada tomada de Internet
_____________________________________________________
Impreso en los talleres:
Litho, CF C. A.
Rif.: J-29577208-4
Av. Jorge Rodríguez, No. 346
Sierra Maestra – Puerto la Cruz
Anzoátegui – Venezuela
Telf.: 0281-269.45.47
Primera impresión: 500 ejemplares
Mayo, 2009.
______________________________________
E-mail: dalbarranu@hotmail.com
Página web: daniel.trimilenio.net
“En una valla publicitaria había un aviso que
decía: “El cáncer se cura. Contribuya”, y
aparecía de inmediato la Fundación que
promovía la campaña contra el cáncer.
Alguien que pasó y vio la valla, fue a la
farmacia a comprar “tribuya”.
1

Nunca pensé que llegara a escribir una autobiografía de


manera directa. Aunque no se niega que al escribir o al pintar o
al componer canciones se deja expreso e implícito los rasgos de
una persona y en eso que hace se puede tomar como una
autobiografía ya que quien realiza cualquiera de esas
actividades está plasmando sus sentimientos, sus emociones,
sus circunstancias, su fe, su esperanza, su historia, su manera
de pensar y de ver las cosas. De manera que cada quien tiene su
manera y su forma característica y en ello refleja su
personalidad. Al escuchar una canción, ya por su letra o cierta
tendencia melódica y rítmica se adivina quien es su autor o
autores sin son varios. Igual se aplica para cualquier otra
manifestación y comunicación. Eso aplicado a mis libros
anteriores1 se puede decir que en ellos están implícitos los
rasgos de mi personalidad y de mi manera de ver las cosas. Así
todos los libros son en cierta manera autobiográficos, al punto

1
La crisis del Rey David; Judas Iscariote, uno de los doce; Preguntas y
respuestas de todo cristiano inquieto; Los Dos; El Viaje; Así en la tierra
como en el cielo (reflexiones de poeta sobre el Padre nuestro); En los
sueños se dan respuestas de la vida diaria; Y comieron del árbol; Preguntas
y respuestas de toda persona inquieta sobre la oración; Ministerios
Extraordinarios; La cuerda floja; Material para Retiros Espirituales; Lo que
aparece en los Evangelios pero que no se dice-Tomo I y Tomo II; La
tempestad calmada; El piar de un gorrión; Teódulo; Por culpa de la tripa (o
gracias a ella); La Libertad de los Hijos de Dios; Chévere, cambur pintón;
Calzón quitao y cabeza pelá; Debajo de la matica; y este nuevo libro:
Todavía no ha torcido el rabo la puerca. En total, 23 libros.
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

que se puede decir que por el estilo y la línea son del mismo
autor. Sin duda que así es y son autobiográficos.
El caso es que no había pensado hacer una
autobiografía de manera expresa, y que sin quererlo, ya lo
estaba haciendo en mis últimos libros publicados. Así, en “por
culpa de la tripa (o gracias a ella)”, en “chévere, cambur
pintón” y en este que estoy comenzando y que lleva por título
“todavía no ha estirado el rabo la puerca” y que se pueden
tomar como libros autobiográficos de manera explícita y
directa. En el primero se cuenta de manera jocosa todas las
peripecias vividas antes de la operación de la peritonitis aguda
y del descubrimiento del cáncer. Ese libro es divertido y
jocoso, aunque algunos han pretendido encontrar en ese libro
una gran enseñanza y mucha profundidad, pero no era esa la
intención sino la de contar la experiencia vivida en esas
circunstancias, y que no es una excepción, sino muy común en
casos parecidos o iguales. En este sentido de ver más allá de lo
que se ve, recuerdo haber leído algo sobre un pintor que había
pintado una paloma en las escaleras de una plaza; todo los
críticos de arte y profesionales de arte comenzaron a analizar la
pintura y empezaron a deducir muchas cosas y de intenciones
subliminales en la obra y sobre las intenciones del autor. Se
decía mucho, unos a favor y otros en contra; que si tenía un
mensaje, que si no lo tenía; que tenía un mensaje irónico, que
no lo tenía; que tenían un mensaje de protesta; que si esto, que
si aquello. Al fin, fueron a preguntarle al pintor el significado
que le había querido dar al cuadro y qué quería decir con él. El
pintor dio la respuesta: “yo simplemente pinté una paloma en la
plaza… porque me gustó el detalle un día que yo estaba en la
plaza, simplemente; no tiene ningún mensaje”. Igual se podría
aplicar con ese libro: simplemente lo escribí, sin más; ni
menos; y sin otros mensajes sino el que ya tiene. ¿Cuál?
Ninguno. En todo caso, ya el puro título refleja un rasgo del

6
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

que lo escribió y eso genera la risa. El título es “por culpa de


la tripa”. Y el subtítulo es “o gracias a ella” entre paréntesis.
Y ya es gracioso y esperanzador. Hubo un sacerdote que me
criticó el libro y me dijo que se había decepcionado con ese
libro porque estaba esperando que yo hablara de Dios y me
pusiera como a lo santo. Le contesté que ese libro no tenía
ninguna intención de enseñar absolutamente nada, que ese no
era su propósito, y que era más, que ese libro no tenía ningún
propósito sino el de contar la experiencia. No tenía otra
intencionalidad más. Y eso mismo lo decía en el prólogo del
libro. Y vuelve a aparecer en menos de otra página la típica
posición de la autodefensa. Es así mi manera de ser. Se me sale
la clase, como se dice, cuando la lógica se va de paseo. ¿Y
dónde está lo autobiográfico de manera implícita en ese libro?
Pues en que el autor se toma las cosas como vienen y con
mucho sentido del humor sacando provecho para convertir en
beneficioso lo adverso y que no es nada nuevo ni único porque
todos lo saben sacar en circunstancias difíciles de la vida. No
hay nada nuevo. Quizás en eso consiste que ese libro haya
gustado a los que lo han leído, porque tal vez se ven reflejados,
y eso les genera risa e identificación, además de reírse ante la
sorpresa de lo inesperado pero que sucede, porque justo ahí
está lo cómico.
Antes de seguir-siguiendo, un chistecito que es bueno
para la salud, quizás para resaltar la idea de haber escrito el
libro por culpa de la tripa (o gracias a ella): “una señora le
tenía dicho a su familia que si moría en el pueblo de arriba, que
la llevaran a enterrar en el pueblo de abajo. Y cuando estaba en
el pueblo de abajo, le decía a su familia que si moría en el
pueblo de abajo, que por favor, la llevaran a enterrar al pueblo
de arriba. Y así los tenía advertidos, que si moría en el pueblo
de arriba, que la llevaran a enterrar en el pueblo de abajo; y si
en el de abajo, que la llevarán a enterrar en el pueblo de

7
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

arriba… Un día, alguien de la familia, ya un poco harto de la


misma cancioncita le pregunta que por qué esa insistencia, que
si en abajo en arriba, y si en arriba en abajo… Y la señora
contestó: “pur joder”. Igualito, con lo del libro… sin otras
intenciones, sino “pur joder”…
Ahora, siguiendo en lo que estábamos, en el otro libro,
en el “chévere, cambur pintón” el autor, o sea el que está
escribiendo ahora lo que usted está leyendo, recoge su
experiencia del cáncer, paso a paso, con todas las crisis
emocionales que se suponen en una experiencia tan terrible y
devastadora y la escribe para auto-ayudarse al encontrar
elementos positivos de cada situación del proceso médico de la
quimioterapia. También para empezar el mismo título refleja
ya la personalidad del autor que es ver lo positivo en lo adverso
en la expresión cambur pintón, por eso está chévere. El título
ciertamente causa risa y es en la risa donde está impresa la
personalidad del autor. Ya con que haya causado risa con el
puro título se está marcando y reflejando la personalidad. En el
contenido del libro se confirma esa característica sobre todo
con el recurso del cuento del hombre de los cinco burros que
tiene que llevar de un pueblo a otro. Y se puede decir con toda
propiedad que ese libro es continuación en la misma línea del
optimismo y del como vayan viniendo las cosas se vayan
viviendo. Tampoco es la excepción y es único ya que la gente
vive las cosas como van viniendo, así de sencillo. Y ahora con
este nuevo libro que lleva por título “todavía no ha estirado el
rabo la puerca” también va por esa misma línea en la que el
puro título ya es cómico y despierta la risa; es decir, la manera
de sacar lo positivo de lo adverso de las circunstancias. Y eso
queda impreso porque esa es la personalidad del autor, o por lo
menos un rasgo de ella. Y eso es autobiografía. Por supuesto
que sí es y es una confirmación.

8
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Mientras se daban las circunstancias del tratamiento del


cáncer con la quimioterapia y la radioterapia escribí dos libros
más que también podrían ser en la misma línea de jocosidad
pero que no incluyo en esta colección de tres que he colocado
como autobiográficos de manera expresa y directa. Esos dos
libros son autobiográficos de manera indirecta como es de
suponer, pero no son tan específicos ni de circunstancias
personales como lo son los que tengo dicho aquí. En todo caso,
citemos los dos libros que se escribieron. Uno se llama “calzón
quitao y cabeza pelá” y el otro se llama “debajo de la matica”,
y a pesar de que no son autobiográficos contienen la misma
propiedad jocosa en el mismo título. Por lo tanto, se siguen con
los mismos rasgos de mi personalidad. A este punto podría
hacerse una pregunta: ¿Y en qué momento escribe y de dónde
saca tiempo para escribir? Y la respuesta está: de la vida misma
porque la vida misma es la cotidianidad, sin separación. Y no
hace falta sacar tiempo para dedicarse a escribir porque ya se
está en eso y cualquier momento es oportuno y propicio para
sentarse como ahora. Y todo sale. Además para justificarme es
válido que cite lo que cita a su vez Theodor Reik de la
Carnegie Corporation of New York Quarterly, en su libro
Psicoanálisis del humor judío que "en términos generales los
hombres de ciencia son más creativos cuando están un poco
incómodos. Necesitan ser forzados a una reacción desusada (o
creadora) por una condición de «incertidumbre» o «agitación»
intelectual". Y no es que yo sea un hombre de ciencia de
manera directa, pero si tratar estos temas de la realidad de la
vida con sentido de naturalidad y jocosidad y encontrar lo
positivo a pesar de todo, si es eso una ciencia, entonces, soy un
hombre de ciencia. Y si no lo soy, que en verdad no lo soy, en
todo caso ahí están los cinco libros que he escrito justo en mi
situación de enfermedad desde junio de 2008 hasta marzo de
2009, o sea en nueve meses, y eso es una “agitación

9
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

intelectual”, o por lo menos emocional. Eso también es una


condición de incertidumbre que provoca una reacción desusada
o creadora como lo describe y define la Carnegie Corporation
of New York Quarterly.
Un detalle que vale la pena resaltar ahora en el
comienzo de este libro es el de una señora amiga que me regaló
un ejemplar del libro “sin querer queriendo”, memorias, de
Roberto Gómez Bolaños, el tan conocido Chespirito, cómico
mexicano. La señora había leído mi libro El piar de un gorrión
y en ese libro hay una carta que yo le escribo al Chapulín
Colorado. La señora había ido a visitar a su hija a México en el
mes de diciembre y encontró el libro citado y sin pensarlo dos
veces lo compró para regalármelo como detalle. Y ciertamente
el detalle lo fue porque el mismo día que comenzaba yo a
escribir este nuevo, el de la puerca que todavía no ha estirado
el rabo, la señora vito a visitarme y a traerme algunos libros
que yo le había dado prestado y a traerme el presente,
llevándose la sorpresa de que la puerca está sentenciada como
diré de inmediato, o sea que ya como que van a hacer
chicharrón con ella, también del rabo. Esa misma tarde
comencé a leer el libro y lo poco que leí fue suficiente para
identificarme con el estilo y la sabrosura del autor y eso me
relajó más y me convenció que este nuevo libro tenía que
escribirse porque sí, además ya lo había empezado,
independientemente de los gustos y criterios, además porque
estaba en la misma línea, guardando las distancias, por
supuesto.
En este nuevo libro hay una nueva circunstancia. En la
de la tripa fue la de experiencia de la intervención quirúrgica y
todo lo que se pasó para llegar a ella. En la de chévere la
circunstancia era el cáncer. Y en este, en el de la puerca la
circunstancia es la complicación del cáncer que generó una
recaída de manera inesperada en una enfermedad residual que

1
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

indicaba que el cáncer no se había curado con los tratamientos


aplicados, que llevaban a planificar un transplante de médula
ósea. ¿Cuál es más complicada? Cada una de por sí ya lo es. Lo
fue cuando lo de la tripa y lo fue cuando lo del cáncer. Y ahora
lo es cuando lo de la complicación con esta especie de
leucemia. Cada una en su lugar. ¿La enfermedad residual es la
puerca? A lo mejor haya que decir que sin tripa no hay cambur
y sin tripa y sin cambur no hay puerca. Y ahora, ¿qué pasó o
qué va a pasar con la puerca? Ahí es donde está el contenido de
este libro. No sabemos si la puerca va a estirar el rabo o no, o si
seguirá con el rabo torcido. Si lo mantiene torcido habrá
entonces que decir “chévere, cambur pintón” y sobre todo “por
culpa de la tripa (o gracias a ella). Y si por el contrario la
puerca estira el rabo, entonces habrá que decir que por culpa
de la tripa, y ahí sí que nos quedamos sin el cambur y sin el
chévere. O sea, que hasta ahí llega la puerca con tripa y cambur
y todo. Y a comer chicharrón del rabo de la puerca. Porque no
se puede comer chicharrón de la puerca hasta que la puerca no
estire el rabo. Por ahora lo tiene enrollado y eso es más que
bueno, ¿o, no? Yo no sé si para la puerca que me lo imagino
que sí, pero lo que si sé es que para mí es muy bueno que así
sea. De lo contrario…
Este libro va a tratar sobre todo el proceso de ver si la
puerca estira o no el rabo. En todo caso ya el agua está
montanda en el fogón para hervirla y pelar a la puerca. En esa
mañana cuando comencé a escribir este libro le leí lo que
llevaba escrito a tres personas en mi oficina de la parroquia. Se
rieron con el puro título y esperaron que yo siguiera la lectura.
Uno de ellos me dice que si a mí no me habían invitado y yo le
dije que sí porque yo era la puerca. O sea que el primer
invitado soy yo y tal vez el centro de la reunión. ¿Para dónde
más vamos a coger? Así que estando ya la puerca, o sea yo, y
estando todas las situaciones en contra de la pobre puerca,

1
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

vamos a ver si llueve, o si se va la luz, o si no hay fósforos para


encender el fuego, o si los cuchillos están sin amolar, o si la
puerca se escapa; pero el problema es para dónde, porque a
donde vaya sigue siendo puerca y no tiene más destino que
convertirse en chicharrón y en carne para las hallacas. ¿Será
que ya le llegó el sábado a la puerca, porque como se dice que
a todo puerco le llega su sábado? ¿Y si le llegó, bueno, no es
puerca, pues? O sea, se está vivo y para morirse solo se
necesita no haberse muerto antes… Un chiste, al respecto: “un
echador de bromas, le pregunta a alguien: “donde usted vive,
¿se muere mucho la gente?... El interrogado después de
carraspear y pensar un poquito, contesta: “Sí”… Y el bromista,
lo aborda con su broma: “es raro… porque aquí la gente se
muere solamente una vez”.
Y con esto ya está la jocosidad que no debería faltar y la
seriedad al mismo tiempo. Porque si no es este sábado ya será
otro, o sea, la muerte está ahí. Y eso no solo para mí. Ahora
estoy viendo un corral lleno… tranquilos que todavía quedan
muchos sábados por delante… ¿o, no?

1
2

El caso es que ya se había aplicado todo el tratamiento


de la quimioterapia y la radioterapia contra el linfoma no
hodgkin. Habían sido ocho sesiones de quimio y veinte de
radio. Se había mandado a hacer una tomografía para ver cómo
iba todo y se había comprobado que todo había resultado como
se esperaba; es decir, se había ganado la pelea contra el cáncer.
Había motivos para estar muy contentos. Ahora se quedaría
con el mantenimiento de rutina con la “maptera” un mes sí y un
mes no, o sea cada dos meses. No había motivos para pensar
distinto. Pero como la historia no es lineal sino
caprichosamente ascendente y en curvas con bajadas
inesperadas y toda ella llena de sorpresas, no podía ser esta vez
la excepción, sino su confirmación. Y qué se le puede hacer, si
así es. Además, “la vida no la he inventado yo”, como dice la
letra de una canción. Tampoco es que me hubiese gustado
inventarla, porque me imagino lo complicado que eso hubiese
sido, sobre todo para complacer a todo el mundo y a tanta
gente. Porque así como unos están contentos, otro no lo están.
Y entonces para contentar a los que no lo están me metería
problemas con los que están contentos, que con toda seguridad
pasarían a no estarlo. Y esto realmente es muy complicado. Me
parece a mí. Así, que así como vamos, vamos bien, o como
decía la loca: así como vamos, vamos bien; y la llevaban de los
cabellos”. Es de imaginar la cola de gente que estaría
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

esperando a que yo los atienda para que les cambie cada


situación, que con toda seguridad sería por un ratico porque esa
misma persona se volvería a meter en la cola para que le
volviera a cambiar su circunstancia. No. No tendría vida y
estaría pidiendo a otro Dios que cambiara la suerte conmigo.
Hasta renunciaría a ser Dios. Yo pienso que ser Dios tiene que
ser muy difícil y complicado. Es de imaginar a las mujeres que
quieren ser hombres y a los hombres que quieren ser mujeres y
sus peticiones de cambio de sexo, y sin poderlos convencer de
lo contrario, de que es muy bueno como se está. De los hijos
que quieren tener otros padres de los que tienen; de los padres
que quieren también tener otros tipos de hijos de los que
tienen; de los políticos que quieren echarle el guante al poder, y
del pueblo que no los quiere en el poder, sino a otros, o a ellos
mismos; de las mujeres que quisieran tener pompis más
grandes y otras cosas más, pero que no las tienen; de los
hombres que también; de las esposas que quisieran cambiar de
maridos; los hombres también… Es de imaginarse que a lo
mejor le mandaría a una mujer un marido distinto, tal vez el de
la vecina, y al de la vecina el de la otra vecina…. a lo mejor ni
me acordaría quien es la de quien y de qué calle y de qué
vecina a la hora de volverlos a su lugar de origen… Es muy
complicado… Así estamos bien. A veces ni me acuerdo dónde
fue que dejé las llaves, mucho menos me voy a acordar de todo
ese enredo a la hora de querer volver a componer las cosas
como estaban. Por otra parte, me cansaría, en el caso de ser
Dios, de estar viendo a la gente pidiendo y pidiendo y
engañándome con una velita para pagarme todo lo que me
pedirían, y no haciendo nada por esmerarse en conseguir por
sus propios medios lo que me estarían pidiendo, para echarles
una manita, siempre y cuando pusieran de su parte, y no todo a
mí… Tampoco…. No. Así, no. Como aquel chiste de la viejita
que iba todos los días a la Iglesia a prenderle una vela a Dios y

14
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

a pedirle ganarse el kino… Así, un día y otro… y llevaba más


de seis meses en las mismas: una velita, cada vez, y pidiéndole
a Dios ganarse el Kino… Un día ya la viejita perdió la
paciencia y pelea con Dios: “Bueno… Dios… Yo te pido
ganarme el kino, y nada… ¿Y, entonces?”… En eso Dios le
contesta: “Señora, ¿cómo quiere ganarse el Kino, si ni siquiera
lo juega y ni se compra un ticket del Kino?” O como aquel otro
caso del que llegó a la Iglesia a pedirle a Dios que le pusiera el
otro brazo igual… El hombre tenía un brazo torcido por una
parálisis que le había dado…. “Señor, póngame el otro brazo
igual… que le cuesta, Señor”… Y en eso llevaba más de una
hora… “Señor, póngame el otro brazo igual… que le cuesta,
Señor…” En eso…. Se le torció el otro brazo, el que tenía
bueno”… Claro… El hombre no precisaba cuál brazo ni
tampoco igual a cuál, o igual al bueno o igual al brazo
torcido…. Ni para adivinar. O sea, que además de hacerle el
milagrito tenía que adivinar…. No…. Así, no… Tiene que ser
muy difícil ser Dios, definitivamente.
Así que íbamos muy bien como íbamos. Pero la historia
es caprichosamente sorpresiva. Tal vez en eso consista lo
emocionante, aunque sea dura cada circunstancia. Tal vez el
refrán de nuestra gente sea válido en esos momentos y en este,
de que “al mal tiempo, buena cara”; o mejor todavía, de que “al
mal tiempo, ni que lo fajen chiquito”; mucho menos, que le
fajen… de grande… Es muy distinto. Recordemos que los
refranes son “evangelio chiquito” y hay en ellos una gran carga
de enseñanza. En todo caso, la historia y la vida es como es y
así tenemos que tomárnosla, como es. Ese es el sentido que el
Hijo de Dios vino a recordarnos de que es asumiendo cada uno
su propia historia, tal como es, que tiene sentido la historia para
cada uno. Así que si Dios mandó a su Hijo para que
comprendiéramos eso y nosotros nos hacemos la vista gorda
para que Dios quiera cambiar nuestras circunstancias, se puede

15
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

decir que casi perdió el tiempo. Si yo hubiera sido Dios o fuera


Dios a quién iba a mandar para que lo entendieran… Así que a
cargar cada uno con la suya…y como a mí me toca cargar con
la mía, como vaya viniendo, y viene viniendo como viene
desde el año pasado, pues no tengo otra que asumir mi drama,
como lo dijera el filósofo Miguel de Unamuno en su libro
Niebla, o también José Ortega y Gasset en su planteamiento en
yo y mis circunstancias, evitando a toda costa el alterarse, es
decir, asumir otra circunstancia que no sea la nuestra y buscar
el ensimismamiento para ser dueño de las circunstancias y en la
medida de lo posible de evitar estar sometidos a ellas, sino
dueño y señor en las pequeñas decisiones que haya que tomar
cada vez y compartiendo con este último la idea de que no
somos ni tenemos “libre albedrío” ya que cada momento nos
obliga a tomar decisiones y esto nos quita precisamente la tan
citada frase estereotipada de el libre albedrío ya que las
circunstancias nos presionan y nos obligan forzadamente a
tomar decisiones sin libertad y paz interior, a veces sin la
suficiente circunspección y aplomo. Y es cuando no actuamos
como muchos creen con libre albedrío sino presionados por los
momentos y las situaciones. De allí que es necesario no
alterarse, es decir, actuar y ser otro, según Ortega y Gasset,
sino uno mismo en su propia circunstancia. No es fácil, pero se
puede. Y no sólo que se puede es la invitación de Jesús de
Nazareth precisamente para ser otros Cristos, es decir, llenos
de gloria y de resurrección.
No he querido ponerme profundo. Tal vez no lo he
estado pero suena como a que sí. En este punto creo que es
necesario que citemos algunos recursos utilizados por otros
para resaltar esa realidad. Citemos, porque creo que es muy
aleccionador el cuento del padre Ricardo Bulmez, titulado “el
cazador de venados”. Un chiste es para reír y un cuento es para
dejar una moraleja; en este caso es un cuento. Dice:

16
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Pedro, experto cazador, invitó a su amigo Juan a


cazar venados. Una vez que los dos estaban montaña
adentro, Pedro iba vigilante y pendiente con su rifle listo
para disparar ante la inminente aparición del animal. Pero el
amigo iba mirando nerviosamente para todas partes con el
arma apuntando hacia el suelo…
— ¡Compadre!— gritó Juan, ¿Aquí hay culebras?
— No, no hay —respondió Pedro con mucha firmeza.
Pero el inexperto Juan continuó nervioso, temía la aparición
de alguna serpiente. Sorprendido ente algo que pisaba y se
movía, gritó despavorido:” ¡Compadre una culebra!”
— ¡Eso no es una culebra, eso es un bejuco! —Gritó el
cazador sin dejar un momento de estar atento.
Pero el aficionado Juan sumamente asustado y sudando de
miedo, todavía sentía que algo se movía bajo sus pies y gritó
de nuevo: ¡Compadre cuidado, esto sí es una culebra!”.
El experto cazador perdiendo la paciencia, se volvió
hacia él y le dijo enfáticamente:
— ¡Oiga compadre!, ¿usted qué vino a hacer aquí?, ¿a cazar
venados o a buscar culebras? El que va a la montaña a cazar
venados los encuentra, ¿por qué? Porque los hay. En las
montañas hay venados y si no, los inventa. Un buen cazador
no se viene de la montaña con las manos vacías, si no caza
una buena presa trae un buen cuento: “¡Mira, se me presentó
un venado por lo menos de unos cien kilos! Le disparé, salió
corriendo con herida y todo y murió después, por eso no
pude traerlo”. Y si no caza una buena presa ni trae un buen
cuento, entonces va a la carnicería más próxima y compra
unos cien kilos de chivo tierno y fresco, pero no regresa con
las manos vacías. ¡Algo se trae!
El que va a la montaña a buscar culebras las
encuentra, ¿Por qué? Porque las hay y si no, las inventa o se
las imagina, pero no se viene sin sus culebritas. Y si no las
ve, elabora también su buen cuento:” ¡Mira, se me apareció
una mapanare por lo menos de cinco metros, si no corro ya

17
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

estuviera muerto, me hubiera picado!”.Y si de verdad no hay


culebras, cualquier ramita o bejuco se convierte para él en
una de ellas. Así pasa en la vida. El que viene a vivir para
cazar venados los encuentra, el que viene a buscar la
felicidad la encuentra, porque la felicidad está aquí, la vida
tiene momentos bellos y placenteros, los hay ¡te lo digo yo!
Sí, en esta vida hay momentos agradables, muy agradables.
Para el que viene aquí a buscar la dicha cualquier momento
es motivo de alegría, aunque sea doloroso. Y si la felicidad
no está en esta vida, entonces la inventa. Pero no se va de
este mundo sin conseguirla.
También pasa al revés. El que viene a esta vida a
buscar culebras las encuentra, el que viene a buscar tristeza
la encuentra porque en esta vida también existe la tristeza. Sí,
hay momentos tristes y amargos, los hay ¡te lo digo yo! Y el
que no los tiene, entonces los inventa. El que busca la
amargura, la encuentra todo el tiempo y pasa por este mundo
sufriendo. El que busca defectos en las demás personas los
encuentra porque los tienen, y si no los tienen, uno se los ve
porque se los busca.
Si busca las cosas buenas en el prójimo también las
encuentra, porque la gente que nos rodea tiene muchas
cualidades. Si buscas la felicidad, la encontrarás. Si buscas la
tristeza, también la encontrarás. Jesucristo dice: “el que
busca encuentra” (Mt. 7, 8). Pero el que busca encuentra lo
que busca, no lo que existe. Nos la pasamos buscando una
cosa para encontrar otra muy distinta. Si llenas tu corazón de
eso que estás buscando, lo encontrarás.

O se viene a cazar venados o se viene a encontrar


culebras. Todo depende de nuestras disposiciones,
definitivamente, o lo que es lo mismo de nuestras maneras
parciales de enfrentar cada situación. Pueda que haya culebras,
pero como fuimos dispuestos a cazar venados hasta ni nos
daremos cuenta que las culebras estaban en el árbol por donde
pasamos. Quizás a punto de mordernos porque la culebra no

18
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

pica, muerde. Y es curioso la culebra solo ataca después de


haber agotado todos sus recursos de alerta para que se alejen de
ella y sólo cuando se siente atacada es que se defiende
mordiendo y matando, por supuesto, por lo menos era lo que
decían en un documental que pasaron una vez por televisión y
que tuve la oportunidad de ver. Otra cosa es que uno vea una
culebra y se quede como si nada, mucho menos si es una
puerca, así la puerca tenga el rabo torcido o sin torcer, aunque
de la carrera quien quita lo estire. Ojalá fuera ese el
estiramiento a la que está destinada la puerca de este libro.
¿A todas estas qué es lo que pasó? Ya no con la puerca
porque todavía no se sabe qué va a pasar, aunque la puerca está
viendo que se están preparando para comenzar a hervir el agua.
Lo peor de todo para la puerca es que no ve más puercos en el
sitio, solo está ella. Porque si hubiera más pues podría hacer
visita, pero ni eso. Bien, lo que pasó ya lo dijimos en el
capítulo anterior, que el linfoma no hodgkin se convirtió en
“masa ganglionar meséntrica: enfermedad linfoproliferativa
de 3 cm.”. Por lo menos era lo que decía el informe y la
conclusión de la tomografía. Todo iba bien hasta ese miércoles
que con los estudios de la tomografía y los análisis de la misma
fui a la consulta. Se quedó que al día siguiente confirmaban la
noticia o la descartaban después de otra revisión de los
resultados. Se esperaba que la noticia fuese negativa o que
fuese un error de lectura de la tomografía, por eso se acudía a
otro especialista pero al día siguiente confirmaron lo que
habían dicho el día anterior. Y fue, entonces, cuando después
de escuchar todo, dije en voz alta, pero con toda la sinceridad
del caso: “Ahora si torció el rabo la puerca”.
Al día siguiente se acudió a otro especialista quien
mandó a realizar otros estudios para descartar o confirmar. Y
ahora estamos en eso. Este libro se comenzó el sábado, al día
siguiente que este último médico mandó un anti-inflamatorio

19
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

para poder hacer la nueva tomografía, y ahora que estoy


escribiendo esta parte, es domingo por la tarde; y esperando
que todo sea mejor.

20
3

El día que me dieron la noticia de la presencia de la


enfermedad linfoproliferativa mi expresión fue, como ya lo
tengo dicho, “ahora si torció el rabo la puerca” y es como de
suponer toda la descarga o carga emocional que esa expresión
conllevaba. Eso fue el miércoles. Se esperaba comprobar o
negar que esa información fuese o no fuese verdad al día
siguiente y se abría una ventana de esperanza que la respuesta
fuese negativa. Y entonces el título para este libro estaba entre
“ahora si estiró” y “todavía no ha estirado” sabiendo que no
variaba el sujeto de esa supuesta y evidente acción, es decir la
puerca. Al decir “ahora si estiró” se estaba queriendo decir que
ya no había vuelta de página para la puerca; mientras que
“todavía” contenía la esperanza de que la puerca podría hacer
muchos oink-oink y que el agua por ahora podía esperar
muchos sábados. Las conversaciones que se tenían al respecto
eran muy alentadoras y todos veíamos la posibilidad de un
error en la interpretación de la tomografía. No sé si a la puerca
se le saldría alguna lágrima más en su silencio aparente y
confuso, pero lo que sí era cierto que la puerca miraba para
todos los lados con los ojos más abiertos que nunca como
buscando agarrarse de la opinión más lógica y convincente del
momento, además porque le convenía y lo necesitaba.
El jueves se confirmó lo que no se quería pero que se
esperaba para salir de la zozobra y de la angustia. Si; todo era
como se había dicho el miércoles. Ahora se trataba de
planificar el nuevo tratamiento de la quimioterapia que serían
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

de tres nuevos ciclos y de buscar el sitio y el tiempo para el


transplante de médula ósea, empezando primero por el auto-
transplante, y después, del transplante de un familiar si había
compatibilidad; eso implicaba y exigía llevar a la puerca al
nivel cero de todos sus niveles. Había que hacer todos los
contactos para llevar a cabo lo que venía. Entonces pregunté
con toda la seriedad del caso y con mucha firmeza que qué
pasaría si yo no me quería someter a todo ese procedimiento
médico. Esa consideración sorprendió a los que estaban en la
consulta porque se suponía que yo no iba a salir con eso; pero
salí, no para sorprenderlos sino para defenderme o como para
decir, por lo menos, que me consultaran o que me dieran un
respiro. Hubo suspenso. El solo pensar que me tenía que
someter a todo eso que estaban diciendo y el suponer los
extremos a los que me iban a llevar y en los que iría a estar no
me parecían sino muy lastimeros. Esa idea me descontrolaba.
Me negué y me mantuve en esa postura por escasos siete o diez
minutos porque alegaban y daban todas las razones para que yo
accediera. Dije que me dieran tiempo de pensarlo y que al día
siguiente les comunicaba mi decisión. No puede ser – alegaron
los que estaban ahí – porque no hay tiempo que perder. Eso es
ya y para ya, si es posible. Yo miraba a los que ahí estaban con
mucha serenidad. Voy a pensarlo – volvía a insistir – porque yo
no sentía nada en mi cuerpo que me indicara que había prisa,
aunque creo que entonces como que empecé a sentir algunos
dolores donde antes de ese momento no me había dolido, pero
no quería dar el brazo a torcer. No sé si esos dolores que
comenzaba a sentir en la sala de consulta eran reales o como
consecuencia del ambiente al que me estaban llevando.
¿Procedemos? - me preguntaron. E igualmente yo miraba muy
serenamente a uno por uno de los que estaban y decía que no.
Bueno, sereno lo digo yo y así me sentía, no sé cómo me
percibirían los presentes. Lo que sí notaba yo era que los ojos

22
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

de los que estaban ahí estaban como desorbitados, no sé si por


la espera de mi decisión o por la situación. Quizás a ellos les
preocupaba que yo fuese a tomar una decisión desde todo
punto de vista contraria a la situación o con esa postura les
estaría diciendo que me mantenía firme en hacer frente a lo que
viniera con toda la naturalidad del caso. ¡Uy, qué valiente yo!
Hasta me asombro yo mismo porque soy demasiado cobarde al
dolor y al sufrimiento, pero en ese momento me sentía decidido
a soportar los dolores que vinieran y como vinieran sin hacer
resistencia esperando el resultado final con estiramiento del
rabo y todo. En ese momento me hubiese gustado que el
hombre no hubiese evolucionado tanto físicamente y que no
hubiese perdido lo que tenía de cola para ver cómo y dónde
tendría yo esa cola, si metida entre las piernas o si hubiese
estado batiéndose juguetonamente como lo hacen los perritos
cuando están contentos. Pero no tenía esa cola porque ya ha
desaparecido en todo el proceso de la evolución, aunque si
tenía otra cola, pero a decir verdad, creo que ni la sentía ni me
percataba de ella, a lo mejor estaría bien escondida y ni para
saber de qué y en qué forma; dudo que estuviera juguetona, tal
vez más que asustada; y no digamos nada de las vecinas… ni
para saber si todavía estarían donde tiene que estar; si lo
estarían, pero cómo… No había tiempo y no era el momento
para verificar y comprobarlo… de que estaban, estaban…
Todavía lo están… Porque esas sí que son buenas amigas,
nunca se van, aunque pueda que se escondan, como en
momentos como esos… pero están ahí como siempre…. ¡Qué
bueno! Hablo de las ganas de vivir. Todo lo que se hayan
imaginado es única y exclusiva responsabilidad del que las
imaginó… De todas maneras, “a nadie le quitan lo bailao”,
como se dice. Y vuelve a aparecer la eterna costumbre de la
autodefensa que dijimos en el primer capítulo como un rasgo
de mi personalidad.

23
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

El tiempo pasaba y mi postura se mantenía. Alegatos se


esgrimían en ese momento para que yo no me rindiera y que
luchara. Quizás era lo que les asustaba.
Finalmente accedí, dije que sí, que procedieran y que
dieran curso al procedimiento, al “protocolo” que es como
llaman esos procedimientos médicos. Y empezaron a hacer la
lista de los medicamentos que había que buscar y a hacer los
contactos para hacer efectivo lo que venía. Hice una petición.
Les dije que “por favor, que cuando vieran que mis
condiciones físicas estuviesen muy críticas, que no me
torturaran con medicamentos y tratamientos que en nada iban a
contribuir con la mejoría; que me dejaran quieto. Que se los
agradecía”. Se hicieron los que no oyeron y no sentí una
respuesta ni a favor ni en contra de la petición. Eso podría
sonar a eutanasia pero se trataba de un derecho de paciente que
sabe que le espera el cajón y que lo asume con la naturalidad
que se debería tomar, a pesar del dolor físico que eso suponga.
No se trata de negar la muerte ni de apresurarla sino de
recibirla cuando comience a llegar con todo su proceso. Claro,
es muy fácil decirlo, pero solo el pensarlo me da un atragantón
de garganta. No estaba pidiendo que la apresuraran, sino que
no me torturaran con trapitos de agua caliente, como se dice,
sino que me dejaran saborear y disfrutar el terrible y amargo
placer de saber que me estoy muriendo muriéndome, y no
quisiera perderme ese momento. Me gustaría estar plenamente
consciente de ese momento tan transcendental y natural de todo
ser humano. Es una lástima que no pueda escribir justo en ese
momento todo lo que se sienta para dejar publicado un último
libro de esa experiencia vivida y no contada por otros. Pero no
podré porque voy a estar muy ocupado, o escribo o me muero,
y estaré muriéndome y en eso estaré totalmente ocupado. Es
una lástima. Así que por ahora, todavía puedo escribir… Y no
sé si se habrán dado cuenta que me encanta escribir. Me gusta.

24
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

No sé si me va a gustar morirme; a lo mejor no, porque con


toda seguridad me moriré sólo una vez…A lo mejor hasta sea
divertido… No se sabe…
También es que los que están junto al agonizante
exageran2 porque ponen cara de lástima y comienzan que si
agarrarle la mano y a sobarlo y a decirle que tranquilo que se
va a mejorar, y si el agonizante pudiese hablar justo en ese
momento les diría “cuerda de embusteros”, hasta en este
momento andan con mentiras, cuando yo sé lo que ha Dios ha
programada para todo ser viviente. La verdad es la que es.
Mejor que se quede en silencio respetuoso y solidario. A este
punto es oportuno recordar algunos chistes: “estaba un chino
muriéndose en el hospital. Llegó un cristiano convencido de su
fe a consolar al chinito y comenzó a decirle: “tranquilo, chinito,
que vas a pasar a mejor vida, y le repetía la misma cancioncita
al chinito… tranquilo, chinito, que vas a pasa a mejor vida…
tranquilo….” En eso se voltea el chinito y le dice: “¿Quieles
cambiá?” El otro chiste: “Se estaba muriendo una viejita. Su
esposo estaba a su lado en el lecho de enferma. El viejito le
decía a la viejita: “ay, mija, no me dejes sólo; llévame contigo;
¿qué va a hacer de mi vida sin ti? Llévame contigo viejita…” Y
en eso llevaba más de una hora el viejito con la misma
repetición. En eso se aparece la muerte y pregunta: “Bueno,
aquí estoy: ¿a quién es el que me tengo que llevar?” Y el
viejito comenzó a señalar con lo boca que pa’llá, a la viejita…
a la viejita”. El tercer chiste: “estaban en un velorio. El hijo de
la señora, que era el difunto o la difunta en este caso, estaba
llorando encima del ataúd. Lloraba y lloraba y aquello era
realmente muy estremecedor y enternecedor. El hijo decía:
“mamá, llévame contigo… ay, mamá… maaaammáaaa…
llévame contigo…. No me dejes solo…. Mamáaaa…

2
Puede verse los catálogos para el enfermo y para los visitantes de un
enfermo del libro por culpa de la tripa (o gracias a ella), pp. 113-121.

25
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

mamáaa…” En eso se quiso retirar del ataúd y su corbata se


quedó atascada con la ventanilla del ataúd, entonces, el hijo
halando con la mano la corbata buscando zafarse decía:
“mamá… eso era jugando…. Mamá, qué fue… eso era
jugando…” Y el ultimo, por ahora, aunque a algunos esa
expresión les resulta pedante y desesperante porque les
recuerda un pasaje de la historia venezolana reciente, que para
algunos fue y es amarga y para otros chévere; no sé si cambur
pintón, pero que gracias a partir de ese desenlace histórico se
acomodaron con el cambur y se pusieron chéveres, y a otros les
quitaron el cambur, y no sé si torcieron o enderezaron el rabo,
pero con toda seguridad torcieron o estiraron la boca de
disgusto o de alegría, porque todo depende del beneficio que
hayan sacado o dejaron de sacar; todo es relativo…igual que
con la puerca que a estas alturas no sabe por fin si estirar o
torcer el rabo que en el caso de lo que sea, el resultado será
igual, porque se hará con el rabo un buen chicharrón… El
problema es si estirarlo o torcerlo y ni para saber si una u otra
acción tendrán la misma significación y valor… Hasta en eso
ya la puerca no sabe qué hacer con el rabo… Es importante
saberlo a estas alturas y darle a cada uno de esos resultados una
consecuencia… Pero dejemos eso para dentro de unos días. El
caso que nos ocupa ahora es el otro chiste, que es: “dicen que
todo ser viviente cumple todas las etapas que Dios impuso a lo
creado: nace, crece, se desarrolla, se multiplica y muere. En el
caso de la mujer, además de esos pasos, la mujer le añadió otro
elemento nuevo muy propio de ellas, que es: la mujer nace,
crece, se desarrolla, se multiplica, se casa o se ajunta o rejunta,
SE CUAIMATIZA, y muere”. Añadamos otro chiste ya que
como dice Cantinflas en todas sus películas cuando se
entusiasma en alguna actividad en la que se ve involucrado,
“ya estoy picado”, o sea como inspirado. El otro chiste es:
“estaba un borracho orinando en la calle y en la pared de una

26
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

casa de familia. En eso salió la dueña y le dice: “muy bonito…


muy bonito”. Y el borracho le contesta: “y lo bueno que me ha
salido”. Ahora me entra cargo de conciencia y creo que he sido
muy cruel con las mujeres con el chiste de que se cuaimatizan.
Era un chiste, por-fá, o por re mayor. Tratemos de hacer las
paces con ellas antes de que se tuerza o se estire el rabo con
otro chiste, a ver si me reconcilio con ellas, tampoco es que
esté pleiteado con ellas, pero por si acaso, como se dice, y
vuelve a aparecer la autodefensa. El chiste es: “se está
muriendo el esposo en su lecho de agonía. El esposo aprovecha
las últimas para hacerle una confesión a su esposa: “mi amor…
mi amor… quiero hacerte una confesión”… “Sí; dime, mi
amor”- le contestó la esposa con toda la naturalidad y sin hacer
ningún tipo de drama – dime… “Mi amor, te confieso que yo te
era infiel”… “Sí; ya lo sé – le contestó la esposa sin inmutarse
ni siquiera un poquito – ya lo sé… por eso te envenené”. Y un
último para poder quedar en paz con ellas: “dicen que la mujer
por el interés del chorizo, se compra todo el puerco”. Y así ya
como que estamos a tablas, por lo menos apareció un puerco y
quien quita que hasta se alegre la puerca…

27
4

Entre el miércoles y viernes la situación había


cambiado. El miércoles y el jueves la noticia era que existía la
enfermedad linfoproliferativa, y que había que actuar, cuanto
antes mejor. Así lo decía el informe del laboratorio donde se
hizo esa última tomografía. Ya se hablaba de la posibilidad de
transplante de médula ósea y de llevar a la puerca a estado cero
de todos los valores y que había que someterse a
hospitalización y en cuanto más rápido se hiciera mejor porque
así la masa ganglionar meséntrica de 3 centímetros no pudiese
crecer más y evitar a toda costa una metástasis. Eso a cualquier
cristiano por muy cristiano y devoto que sea le encrespa los
pelos, aunque a mí no, ya que después de las quimioterapias
tenía el pelo asentado y hasta bonito, pues antes lo tenía parado
y la gente hacía chistes de mi pelo, y ahora, todos se daban
cuenta del cambio. A la hora que se me fue a poner bonito el
cabello, “pero nunca es tarde compadre cuando la dicha es
buena”, como dice el refrán. Aunque yo le cambiaría en este
momento al refrán “la dicha” por “la bicha” y suena distinto.
No es lo mismo decir “la dicha es buena” a “chocolate
caliente”, son dos cosas distintas… Y de qué me iba a servir a
estas alturas que tuviera el cabello asentado. Lo hubiese
preferido parado como antes, pero hay cosas que en la vida no
volverán, lo que fue, fue. Entonces era cuando el título para
este libro tenía que ser “ya estiró el rabo la puerca”, sobre todo
entre el miércoles y el jueves, ya que el viernes, después que se
fue a otro especialista por insistencia de la gente de la
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

parroquia que habían concertado una cita y tenía que ir, las
cosas cambiaron. De hecho dos personas de la parroquia fueron
conmigo además de un familiar y fuimos cuatro, por supuesto
que incluyendo a la puerca, o sea yo, porque es de ella lo que
se está tratando en este libro a ver si sí estira el rabo o todavía
no. Se llevaron todos los estudios que se habían hecho y el
médico los revisó todos y conversaba y preguntaba y se
respondía lo que se podía. Casi como a los cuarenta y cinco
minutos después se llegó a la conclusión que por ahora era
importante y necesario realizar una nueva tomografía con la
esperanza de que lo que en la tomografía anterior se veía no
fuera más que una inflamación de la parte afectada como
consecuencia de la radioterapia. De lo contrario ya se
procedería a unos estudios desde cero en Caracas y en
Valencia. Y entonces el título del libro volvió a cambiar,
ahora, a “todavía no ha estirado el rabo la puerca”. Los que
fueron conmigo a esa consulta salieron más contentos y
satisfechos. Al regresar a la parroquia, le pregunté a dos de
ellas que qué pensaban y sobre todo les pedí que resumieran lo
que el médico había dicho y concordaban en que había que
esperar los nuevos estudios de la nueva tomografía, y que
parecería por lógica, por lo menos en esos momentos que fuese
una cuestión de interpretación.
Aquí sería bueno un chiste: “un señor estaba enfermo
de los riñones y los medicamentos no le daban la salud que
necesitaba y requería. Había en el pueblo un médico que veía la
orina y curaba con la lectura que hacía de ella, mandando
medicamentos caseros. Los amigos le decían que fuera a ver al
médico que veía la orina; pero él no creía en esas cosas. Tanto
insistieron que lo convencieron y fue a una cita, llevando en
una botella de vidrio una muestra de su orina. El médico vio la
orina y le mandó un tratamiento para un mes porque tenía
cálculo en los riñones, y al mes tenía que volver con otra

29
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

muestra más de orina. El hombre se fue a su casa y no se aplicó


ningún tratamiento, porque no creía en eso. Al mes, sin
embargo, volvió, pero antes de ir le pidió a su esposa que
orinara un poquito en el envase que iba a llevar; le pidió el
mismo favor a su hija, y también a su hijo; añadió dos gotas del
aceite del motor de su carro, y finalmente orinó él también en
el envase, y se fue a la consulta del médico… El médico en la
consulta, entonces, miraba y miraba el envase a contraluz… y
el hombre se reía entre dientes al ver que tenía confundido al
médico. El médico volvía a mirar la muestra de orina… - Aquí
hay problemas – comentaba el médico y volvía a mirar a
contraluz… y el hombre se reía entre dientes… Entonces el
médico, leyendo la muestra dice: “Primero… su esposa le está
siendo infiel… su hija, está embarazada; su hijo es gay; su
carro, está pasando aceite… y usted, tiene cálculos en los
riñones…”

30
5

El día jueves asistí a la aplicación de la “maptera” como


estaba programado en el protocolo de mantenimiento. La
enfermera se mostró tan amable como siempre y tuvo palabras
de estímulo y de ánimo porque ya sabía las complicaciones. Le
comenté que iba a escribir el libro que estoy escribiendo y le
comenté el título y soltó la carcajada por la escogencia del
título e hizo una observación. Me dijo que ya la puerca tiene el
rabo torcido. De hecho yo le había dicho que se iba a llamar
“ya torció el rabo la puerca”, y entramos en una conversación
de sí los puercos tienen el rabo torcido o no. Y parece que sí.
Entonces habría que cambiarle el título al libro y ahora tendría
que ser “estiró el rabo”, aunque a mí me parece que el refrán
dice que fue que lo torció. Y el sentido del refrán es que las
cosas se complican, y aplicado sería, que, es “ahí es donde está
el problema”, porque “ahí es donde tuerce el rabo la puerca”,
y suena jocoso y simpático, además de gracioso. De hecho, a
todos los que les comento el nuevo libro con su título sueltan la
carcajada, y de eso se trata, de buscar lo jocoso y lo gracioso a
la circunstancia. Es una manera de ver las cosas, porque “al
mal tiempo, buena cara”, o “al mal tiempo… no sube palo” o
algo parecido. O como decíamos con el cuento del hombre que
fue a cazar venados y del compadre de la culebra, de que se
trata de encontrar venados y de inventárselos y de llegar con el
cuento de que los encontró.
A todas estas queda la duda: ¿los puercos tienen el rabo
torcido, o no? Porque si los tienen torcido, tiene que estirarlo; y
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

si los tiene estirados, entonces lo tuerce. Eso obligaría a


cambiar el título del libro. Mejor vamos a hacer lo más sano…
póngale cada uno el título que crea que vaya… Ya sea con el
rabo torcido o con el rabo estirado… Eso, sí; deje la puerca. No
la vaya a torcer que ya tiene mucho que hacer por ahora con el
rabo. Y si usted está en este momento en esa toma de decisión,
me alegra, porque significa que está de lleno en el libro y eso
me contenta y hace que lo tenga involucrado con él. Y me da
alegría. Y de eso se trata. Y si se ríe, mejor todavía. Entonces,
este libro está cumpliendo la función y me doy por satisfecho.
Y esa es otra nota de mi personalidad: buscar involucrar a todo
el mundo en lo que hago. Nota que está implícita en todos mis
libros, sobre todo en los libros “preguntas y respuestas de todo
cristiano inquieto sobre la oración” y en “lo que aparece en
los evangelios (pero que no se dice)”, los dos tomos, en los que
se mantiene una construcción con el lector.

32
6

Muchos nos valemos del Internet para investigar desde


nuestras limitaciones sobre temas que nos inquietan. Como era
lógico este tema no podía ser la excepción y ante “la poca
ignorancia”, como dijera alguien, tuve que investigar por
Internet. Claro que con las limitaciones de no conocer el tema
ni en lo más mínimo, coloqué en el buscador la frase
“enfermedad linfoproliferativa” y en 0,29 segundos la máquina
reportó el hallazgo de 21.400 referencias donde aparecía esa
expresión. ¿De dónde saco esas cifras? Pues del propio
buscador que coloca en el encabezado de la búsqueda la
cantidad de veces y el tiempo que tardó en encontrar todas las
referencias. Ahora el problema era por dónde comenzar. Para
“el que no sabe es como el que no ve”, dice un refrán. Hice
click en la primera opción que presentaba el buscador para
intentar sumergirme poco a poco en el tema para ir teniendo
algo o una pista de información. La primera información se
trataba de un señor de 65 años y hablaba de la zona T; este
paciente había muerto al año siguiente. Decía textualmente,
entre otras cosas, lo siguiente: “Hallazgos morfológicos: En
todos los cortes estudiados del bazo hay un aumento del tejido
linfoide, generalmente sin centros germinales, y de límites
imprecisos que parece corresponderse con una ampliación de
las zonas T paratrabeculares (CD3, CD4 y CD8 +). Entre el
infiltrado de linfocitos pequeños T existen células de hábito
inmunoblástico B (CD20+) y T (CD3 +). La hibridación in situ
con EBER resultó positiva en las células grandes. No se
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

obtuvieron reordenamientos de IgH ni de receptores T”


(Firmaba el informe el Dr Manuel Vaquero. Hospital
Donostia). Para un principiante ávido de información ese
hallazgo no era nada halagador ni nada prometedor. Hice
después click en la segunda opción y hablaba del linfoma no
Hodgkin y sus complicaciones. Por lo menos quedaban 21.398
referencias por consultar porque eran 21.400 las que arrojaba la
búsqueda del buscador de internet. La siguiente hablaba de
Hiperplasia Ganglionar, y las cosas se iban complicando
porque comenzaban a meter más miedo del que se tenía, así
como enfermedad linfoproliferativa ligada a X (síndrome de
Duncan), o ligadas al virus de Epstein Barr (VEB). La pregunta
era ¿que relación había entre la enfermedad linfoproliferativa y
la leucemia?, que era y es lo que interesaba saber. Según
algunos datos era una complicación del no hodgkin (por cierto
que se puede pronunciar hochkin, insistiendo en la “ch” de la
combinación de la “dgk”, según me informaron por esos días, o
hodgkin; es válido de las dos maneras, pero la primera sería la
real). La lista de la búsqueda era interminable y era como
buscar una aguja en un pajar sin ni siquiera saber qué tipo de
aguja era la que se estaba buscando ya que la información era
mucha y extensa y complicada cada vez más. Así que decidí
quedarme con lo poquito que había investigado porque además
de ser nulo en esos temas y por exigir por lo menos un léxico
médico y no tenerlo y por no tener el método para investigar
sobre la materia, me quedé hasta ahí, con lo mucho y poco que
había leído. Es importante saber un método de estudio para
todas las materias. Yo no tengo método para estudiar medicina,
tal vez otras cosas, como teología o filosofía, y eso hacía la
búsqueda bastante complicada. Si hubiera tenido un método se
comenzaría de cero, el problema era saber dónde comenzaba el
cero y cómo precisar que justo ahí o más allá estaba el cero en
la escala de valores para sistematizar la materia sobre la que

34
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

quería investigar. Eso hacía que mi búsqueda y mis hallazgos


fueran una ensalada de arroz con mango, como se dice. Así que
era mejor detenerme y no morir en el intento como dice el
título de una de las películas del cine español llamada “Cómo
ser mujer y no morir en el intento”, dirigida por Ana Belén en
1991. No es que yo estuviese intentando serlo, sino de
investigar sobre la enfermedad linfoproliferativa, pero la
ignorancia en medicina era y es tabula rasa, para echármelas
de filósofo o de que sé mucho latín, o nula, que es lo mismo. Y
además de confundirme, no lograba juntar el inmenso
rompecabezas por armar que tenía en el mesón, porque hasta
para eso hay que tener un método y saber por cuál pieza
comenzar, si por la esquina de arriba o de abajo, o de debajo de
la izquierda o de arriba de la derecha… Mejor que dejemos las
cosas como van y es mejor el misterio de la puerca que tuerce o
endereza o estira el rabo, que ese ya otro gran rollo y
problema…
En el momento en que estoy escribiendo y consultado
esto que estoy diciendo es lunes en la tarde. Ya han pasado
cuatro días de la consulta con el último médico y dentro de dos
días se hará la tomografía solicitada.
Es de hacer notar que el día anterior, el domingo, en la
misa de la mañana leí el primer capítulo de este libro después
de una corta homilía para no dejar de cumplir con mi
obligación, y así informaba a mis parroquianos de mi situación
de salud. Siempre lo hago y creo que se ha generado una
especie de comunicación general. Esta vez el impacto fue un
chok o un impacto que no esperaba. El silencio fue la respuesta
y las miradas de confusión se notaban entre los asistentes. La
confusión fue la nota porque apenas dos o tres semanas
anteriores todo iba bien, y ahora las cosas resultaban de otra
manera. No se entendía. ¿Qué había pasado, dónde había
estado el error, si antes estaba bien, y ahora no, qué pasó? Esa

35
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

es la gran pregunta. De nada sirve a estas alturas saber dónde


estuvo el error, ya médico, ya de la enfermedad misma. Como
que va a ser mejor resolver el problema de cuál fue primero, si
la gallina o el huevo. De qué sirve. Tal vez sea más fácil
averiguar si los puercos tienen el rabo torcido o estirado,
porque he estado buscando y algunos lo tienen estirados y otros
torcidos. Ese es otro problema por resolver. Hasta sería
importante saberlo porque necesito saber si en este caso lo
estira o lo tuerce o lo estirará o lo torcerá. No vaya a hacer que
lo estire y era que tenía que torcerlo. O lo contrario… Grande
el problema.
Bueno por hoy. Ya son las tres y media de la tarde. Voy
a mandar todo lo que he escrito por e-mail a algunas personas
que sé que lo están esperando y así me aseguro que alguien lo
lea. Además de saber que lo disfrutarán. Y dejaré de escribir
hasta el miércoles o jueves que será cuando se realice la nueva
tomografía, tan solo que suceda algo inesperado desde este
momento hasta esos días, que me lleve a escribir y seguir este
libro. En la televisión acaban de dar “hechizada”, porque
mientras escribía tenía el televisor encendido y de vez en
cuando echaba una mirada a la pantalla. Ahora está
comenzando “mi bella genio”. Hoy es lunes y es mi día libre y
de descanso y no iré a la parroquia, así que me dispondré a
acostarme en el sillón de la sala de abajo del lado de la sala
comedor a mirar esa serie, o tal vez mire un CD de los
simpsons que me regalaron hace algunos días y todavía no lo
he visto. A lo mejor sea el momento. Por ahora está bien. Será
hasta cuando sea la próxima vez. Pero antes a mandarlo por e-
mail. Pero, ¿qué paso con la información que se iba a buscar
sobre la enfermedad? Creo que es mejor que lo dejemos así
porque hay mucha tela que cortar y para el que no sabe, hasta
cierto punto, es mejor morirse en la ignorancia, porque estos
temas son mucho para un analfabeta en medicina.

36
7

Llegó el día de la tomografía. Tenía la cita a las siete y


media de la mañana y a las siete y cuatro minutos ya estaba yo
en la clínica. En ese transcurso hasta las siete y media más o
menos me puse a continuar la lectura del libro de Roberto
Gómez Bolaños, el Chespirito, que me habían traído de
México, hasta que llegaron los que me iban a acompañar en esa
mañana. Me trajeron un envase lleno de un líquido y me
hicieron tomar tres vasos de ese preparado antes de que me
llamaran. A las nueve de la mañana pasé a la sala preparada
para esos exámenes. Me dijeron que me bajara los pantalones
hasta la rodilla y ni corto ni perezoso así lo hice, pues a eso iba.
Me acostaron en la camilla dispuesta para esos casos. Me
volvieron a levantar para que me tomara otro vaso y esta vez el
vaso estaba hasta el tope y me volvieron a acostar,
colocándome una cobija o un cobertor para disimular lo que
quedaba al aire porque los pantalones estaban hasta las rodillas.
Comenzaron a buscar la vena por donde iban a colocar la vía
para inyectar una sustancia y facilitar la lectura de lo que se iba
a investigar. Pincharon dos o tres veces en el brazo derecho y
no conseguían la vena pues dicen y lo sé por experiencia que
después de quimioterapia y de radioterapia las venas quedan
vulnerables, tal vez se escondan. Al fin consiguieron la vena.
Me dijeron que estuviera al pendiente de lo que me fueran
diciendo a través de la máquina por donde me iban a meter y
que de momento iba a sentir un calor por todo el cuerpo hasta
llegar a las partes que lo identifican a uno y lo diferencian del
otro sexo. No sentía nada y así estuve unos cinco minutos y ese
tiempo me pareció interminable. Hacía mucho frío y estaba
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

temblando. También tenía ganas y necesidad urgente de ir al


baño de manera repentina. Tal vez me traicionaba el
inconsciente o tal vez era mucho el líquido que me había
tomado acompañado por el frío que me apresuraba el proceso
de los riñones. Temblaba a pesar de que trataba de controlarme,
cosa que conseguía por breves instantes, e intentaba darme
cuenta de lo que estaba sucediendo, pero igual sentía la
necesidad urgente de ir al baño e igual temblaba. A los diez o
doce minutos se movió la máquina y con ella yo que estaba
sobre la mesa o la camilla porque a todas estas daba igual, total
yo estaba ahí y no me quedaba de otra. A diferencia de las otras
veces que me percataba de todo a mi alrededor y buscaba no
perderme detalle, al punto de saber que el tomógrafo o
máquina de tomar las tomografías, una era Toshiba y otra,
Epson, y ésta, General Electric; esta vez reconozco que estaba
asustado y buscaba más bien cerrar los ojos. Tal vez el frío o
los riñones, o el sereno, como dicen los mexicanos para
ridiculizar y echarle la culpa a alguien o a algo. Tal vez porque
me hallaba frente a la máquina que iba develar el misterio y
aclarar la confusión, y muy en el fondo tenía miedo de que se
confirmara una vez más la enfermedad linfoproliferativa que
me tenía en la que me tenía, como para torcer o estirar el rabo.
La situación era realmente subida de colores y pintada, para
utilizar un suave eufemismo y no decir la palabra que en
verdad encuadrase y recogiese el momento y la circunstancia.
Tal vez por eso era que casi me orinaba y esta vez ya no es
eufemismo ni palabra suave, sino la verdad sin dibujarla. Tal
vez el frío, tal vez quien sabe…A todas estas ¿qué es
eufemismo? Es usar una palabra suave u otra palabra para no
querer decir una palabrota y no lastimar el oído del oyente o en
este caso del lector, como por ejemplo, cuando alguien es un
patán o un abusador o un desconsiderado, para no decir que ese
si que es un… se dice “ese si tiene vo…lun… tad”, cuando lo

38
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

que se quiere decir es que las tiene grandes…y ya eso también


es un eufemismo… ¿Qué tiene grandes? Esas mismas… O
cuando uno se lleva un machucón con una puerta o con algo
que lo machuque, ya que no solo las puertas machucan, para no
decir “co…”, se dice “cónchale”, acompañado con el gesto
instintivo de la mano o del agarrón en la parte donde se
machucó. Hay muchos eufemismos en nuestras conversaciones
diarias y así tenemos muchas palabras que endulzan las
palabrotas, como por ejemplo: hifuepúchale (se usa mucho en
Mérida), vacirruque (se usa en Falcón y en Mérida), no me
jorobe, vaina, no mejora nada el enfermo, mojino, te voy a dar
una piñas, no jonás, por donde te conté, pajarilla, cucaracha,
cuchara, paloma, pájaro, ah caramba, caráchole, no me
jorobe, te voy a jorobar, miércoles, carambola, y muchas que
están en nuestras comunicaciones diarias familiares. Pero
dejemos el eufemismo a un lado y sigamos donde íbamos, y era
que tenía mucho frío y con ganas de ir al baño con eufemismo
y todo, ya que tenía los pantalones hasta las rodillas y con toda
seguridad eso (eufemismo) también temblaba. En una de las
tantas veces que de la máquina entraba y salía, y también yo,
que me estaba dando una colita en ella, y después que de la
máquina salía una voz que decía “tome aire ahora… no
respire”, y como a los quince o veinte segundos decía
“respire”, y giraba una luz roja por dentro del cilindro en el que
estaba metido, sentí un pinchazo en el brazo derecho donde
habían colocado la vía para la vena con la inyección. No pude
evitar el movimiento brusco ante esa sensación y pujé
instintivamente, pero igual seguía temblando y con ganas de ir
al baño. En eso comencé a sentir un calor desde el brazo
derecho que pasó como por la garganta, el pecho, el estómago
y me llegó justo a esa parte que tiene tantas palabras
eufemísticas y que no sé cuál escoger para no ruborizar al
lector, pero digamos que es lo que ponen las gallinas y es

39
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

blanco por fuera y se come frito, sancochado y no sé si asado,


porque que yo sepa no se come eso mismo asado, o por lo
menos no he oído que uno diga me los da asados… esos
mismos… A lo mejor ya los míos estaban asados por la
sensación de candela que sentí en ese momento… Para ser
francos, creo que estaban tibios, o un poco más que tibios, tal
vez hirviendo… Pero igual tenía ganas de ir al baño y temblaba
del frío. Me estaría en esa máquina tal vez unos cuarenta y
cinco minutos, o quizás menos, o quizás ni tanto, pero se me
hizo tres eternidades juntas, hasta que al fin vinieron y
apagaron la máquina y me dieron la orden de levantarme
porque ya todo estaba listo. Me quitaron el cobertor, me senté y
dí la espalda para subirme los pantalones y acomodármelos.
Me dijeron que para el día siguiente estaban los resultados para
después de las dos de la tarde. Me despedí y salí disparado al
baño donde las cosas fueron de un gran alivio. No me percaté
de nada más sino del alivio de darle una manito a los riñones
que ya no daban para más. Salí sonriendo como se sale en
casos semejantes después de aliviar la vejiga. Las dos personas
que iban conmigo me esperaban y nos tomamos un capuchino,
es decir un café de máquina, ya que no andaba buscando a
ningún fraile, sino buscar calentarme un poquito. Una de las
dos personas no quiso café porque ya había tomado antes. Yo
lo disfruté, y antes de retirarnos del sitio volví al baño a lo
mismo, y a salir, otra vez con cara de más contento… Las
cosas cambian de un momentico a otro y las mías habían
cambiado de tres raticos para otros tres raticos después y
estaban mejor… En seguida el morado del brazo derecho
donde habían colocado la vía de la vena comenzó a aparecer,
como siempre, que ya parece una colección de rosetones pero
de color como azul y como violeta al mismo tiempo. A ese
punto se me podría cantar “una rosa pintada de azul es un
motivo”, y en mi caso “un brazo pintado de moretones son

40
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

muchos motivos… y me quedo mirándote así y encontrándote


tantos motivos… yo concluyo que mi motivo mejor eres…” que
la puerca no estire o tuerza el rabo. Suena hasta romántico.
También sería bueno cantarle una canción a la puerca y se me
ocurre que la canción de Gualberto Ibarreto sería bueno,
aunque él se refiere a otra puerca. En todo caso dice la canción:
“ah, cuerpo cobarde yo cargo una… (eufemismo)…cómo se
menea… Jache puerca…”
Una vez afuera, el calorcito ambiente era muy
agradable y se percibió de inmediato apenas se salió y no se
pudo evitar comentar ese detalle. Serían como las diez y veinte
de la mañana. Nos despedimos de uno del grupo y dos nos
fuimos de regreso, pero antes pasamos por la imprenta a ver lo
del libro “chévere, cambur pintón” a ver si podía salir antes de
que la puerca estire-tuerza el rabo.
Volví a la parroquia y esa misma tarde comencé a
escribir lo que está leyendo y lo continué al día siguiente, en
espera de los resultados de la tomografía. Algunas personas me
habían llamado para ver en qué había parado todo, pero
estábamos en espera… Todavía hasta esos momentos no se
sabía nada. Son las dos y cuarenta y cinco de la tarde. Se sabrá
cuando se sepa y será para el siguiente capítulo. Por ahora
hagamos como hacen en las telenovelas… o en las películas de
series continuadas… “to be continued”, o sea, continuará… en
el próximo capítulo…

41
8

En la tarde del jueves la intranquilidad por no saber de


los resultados iba generando una ansiedad creciente. El paso de
los minutos era terriblemente atornillador y se podía decir con
toda seguridad que como el ratón se siente a disposición del
gato y ya su sola presencia le exacerba la producción de
adrenalina al saberse presa y victima al mismo tiempo, así me
sentía. Según algunos documentales de animales, el ratón una
vez se percata de la presencia del gato que va en su ataque ya
está literalmente aniquilado porque sus procesos químicos
prácticamente le apresuran la muerte. Tal vez el gato sabe eso y
por eso juega con el ratón dejándolo escapar por escaso espacio
para volver a acorralarlo en su juego mortal para el ratón que
está a disposición de que el gato apresure su ritual y termine de
una vez por todas con su suerte. Quizás sea un poco exagerada
la comparación pero así me sentía esa tarde ante la tardanza de
los resultados del examen de la tomografía. Pasaba el tiempo y
al no tener ninguna información hacía que mis químicos
hormonales estuviesen a millón por segundo al punto de
sentirme acorralado en las circunstancias de la espera
angustiosa. Podría decírseme que estuviera tranquilo pero
¿cómo le mandaba esa orden a mis fluidos humorales y
químicos para que el cerebro tuviese pleno control de los
órganos encargados de esa industrialización? Ahí había un
grave problema cuando está más que demostrado que somos
viscerales, que tampoco eso es problema, sino que así es como
funciona nuestro cuerpo ya que son las partes suprarrenales las
que reciben el primer impacto después del contacto con la
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

realidad externa, como lo digo en el libro “Chévere, cambur


pintón” tomando todo lo que recoge Daniel Goleman en sus
libros Inteligencia emocional y en Inteligencia social. ¿Cómo
hacer para no estar sometido a los químicos del cuerpo que
conllevan y suponen un comportamiento instintivo primero y
después racional o controlado? Nuestros temores y miedos
hacen que seamos victimas de las circunstancias,
definitivamente, si no se busca respirar profundo como para
hacer llegar más sangre al cerebro y poder tener control
racional de esa reacción que es totalmente natural. Habría que
colocarse en el lugar del ratón frente al gato. Y eso tiene que
ser y es bien… apreta’o (eufemismo) para el pobre ratón,
como lo era para mí. Era simplemente angustiante.
Fue como a las ocho de la noche que pude leer el
informe del especialista de la tomografía, pero como el que no
sabe… le es igual que le den gato por liebre, o no sube palo,
quedé en las mismas. Mejor dicho, quedamos en las mismas, o
sea, sin saber nada, aunque con un cierto alivio y una gran
carga de esperanza ya que no aparecía por ningún lado la frase
“enfermedad linfoproliferativa”, frase que había generado toda
la confusión, y eso nos alentaba a los que teníamos acceso al
informe escrito, pero no nos decía absolutamente nada en
medio de nuestra ignorancia. Como el alegrarse o el
entristecerse era gratis y era un derecho y totalmente de
responsabilidad nuestra, nos dimos el gusto de alegrarnos por
nuestra propia cuenta ya que era de nuestra absoluta
responsabilidad, hubiera para ello motivo o no; pero la ilusión
no pide permiso para llenar de esperanzas y eso beneficia hasta
al más pintado, aunque yo ya tenía el brazo derecho pintado de
los moretones del examen anterior, y era suficiente, o tal vez
no, o quien sabe. Volví a leer para intentar descifrar lo que
estaba clarito porque estaba en buen español pero lo único que
podía entender era mi nombre, el nombre del laboratorio, y al

43
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

final que decía “gracias por preferirnos”, porque ni siquiera la


firma del especialista se entendía, pero eso no es problema
tampoco porque para eso se hacen las firmas para que no las
entiendan, pero para que nos identifiquen como únicos y de
que somos ese fulano que habla o escribe y estampa su sello
con líneas garabateadas… pues por eso y para eso son las
firmas… Tampoco me servía de a mucho descifrar la susodicha
firma porque no se trataba de un estudio grafológico o algo por
el estilo sino de entender lo que estaba en buen español pero
que era peor que una escritura encriptada, de la que es famosa
la novela de Dan Brow, El Código Da Vinci; pero que tampoco
se trataba de la exuberante imaginación de la trama de ese
desenlace, sino de una realidad más cercana y palpable, para la
que hubiera sido muy bueno haber entendido aunque hubiese
sido una centésima de décima o de cualquier otra cifra pero que
diera por lo menos alguna pista de interpretación del informe.
Pero hasta fue mejor no haber dado pie con bola, como se dice,
en ese intento de entender porque hasta hubiera quitado el
sueño y era mejor en cierta manera dormir inocentemente. A
este punto es bueno un chiste para refrescarnos un poco. El
chiste es: “estaban hablando dos hermanitos sobre si le
contaban o no a la abuela que los niños no los trae la cigüeña,
ni tampoco de París… Entonces la hermanita, de unos siete
años, le contesta a su hermanito, de unos nueve años…. “No.
No; le digamos… es mejor que muera en la inocencia”. Con
toda seguridad la abuela también sabía eso y mucho más, por
eso era abuela. Otro chiste: “mandan al hijo de la familia a
estudiar a Europa. A los cinco o seis años regresa graduado. Y
en una conversación que tuvo con la mamá le contaba que allá,
en Europa, todo son puros botones… “Quieres tomar un café…
introduces una moneda y hundes un botón y sale el café en un
vaso… Quieres tomar un refresco… introduces una moneda y
hundes un botón y sale el refresco…” La abuelita estaba

44
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

escondida oyendo la conversación y no se perdía detalle… “Si;


mamá… hasta los niños se hacen así, mamá… introduces una
moneda… hundes un botón… y pum… sale el niño”… En eso
contestó la viejita: “Uhjúuu… yo prefiero el método antiguo”.
El caso es que no entendí ni entendimos nada y se pudo
dormir en la inocencia llenos de ilusión esperando que al día
siguiente el médico nos dijera que todo había sido una
confusión. Al día siguiente la cita era a las siete y media de la
mañana por orden de llegada y ahí estaba yo con la tomografía
y con el informe y como la abuelita… y contento…

45
9

Todo listo. La hora. La cita. La consulta. La tomografía.


También la puerca. Y este es el estilo del libro de “Calzón
quitao y cabeza pelá”, así diciendo poco y mucho al mismo
tiempo. Vamos al rabo, sin torcer o sin estirar, o todo lo
contrario, o las dos cosas al mismo tiempo, que a veces lo
torcía y otros lo estiraba… A lo mejor también el rabo estiraba
a la puerca porque de esa posibilidad no se ha hablado, ya que
al torcerse el rabo de una vez queda estirada la puerca y todo.
Pero, por ahora sigamos con lo del rabo… de la puerca. Pero
no con la puerca de Gualberto Ibarreto, digo de la canción que
canta Gualberto, porque no es lo mismo “una pelota en la
China…” que una pelota en Casamay… Es muy distinto. Es un
chiste así como para entenderlo a los cuatro días. Y eso, quién
sabe…
Estamos en el sitio a donde íbamos. O sea a ver lo de la
lectura de lo que decía la tomografía. Buenos días de parte y
parte y saludos. Y la expectativa a millón, aunque muy
confiados de que todo sería una confirmación de la alegría del
día anterior. Habría que imaginarse la lectura de un testamento
a la que citan a todos los integrantes de la familia. Unos irían
muy seguros de que más del cincuenta por ciento de la herencia
sería suya, y así cada uno pensaría igual; otros, muy seguros de
que no les tocaría casi nada o nada; pero, igualmente todos
irían bastante nerviosos, así por lo menos lo presentan en las
telenovelas; y después salen todas las sorpresas porque del que
menos se esperaba a ese le toca siempre casi todo, y los que
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

más aspiraban tienen que comenzar a llenarse de odio hacia el


heredero que se sacó la lotería y comienza o continúa la otra
parte de la telenovela, porque, entonces, la muchacha del
servicio es ahora la nueva rica y viene a cobrárselas todas y los
familiares inmediatos a temer las consecuencias de la venganza
de la cachifa de la familia, que ya ahora no será más la cachifa
sino la que tiene la plata… Tema de telenovela… En este caso,
no se trataba de herencia ni de lectura de testamentos, sino de
la lectura de los resultados de la última tomografía, que era
prácticamente el último testamento de la puerca y que consistía
en saber si por fin iba o no a estirar o a torcer el rabo. Hubiese
sido interesante haber inventado un “nerviómetro” o
“nerviosométrico” o algo parecido de nombre pero que midiera
la intensidad nerviosa en esos momentos para saber quien
estaba a punto de ebullición y quien no; aunque ya está
inventado el tensiómetro pero para pasar a cada uno a medirse
la tensión hubiera sido muy estresante, además de esperar a que
todos pasaran a medirla antes de la lectura de los resultados de
la tomografía. Esto parece un tema de película y hasta me estoy
emocionando contando todo esto como lo estoy contando y
creo que se me está aflorando la vena de escritor de telenovelas
a estas alturas del juego, como se dice. Igual que con el
cabello, a la hora en que me vino a salir asentado… ya, pa’qué,
como también se dice… tampoco es que me hiciera falta
asentado antes de todo esto, como tampoco lo voy a necesitar
asentado para después, o quien sabe… Bueno, no todo es
negativo, por lo menos el tratamiento de la quimioterapia me
había servido para descubrir que era una de las mejores
maneras de asentar el cabello. Respecto al ya, pa’qué, un
chistecito: “Un viejito y una viejita, que eran esposos, dormían
en la misma habitación, pero en camas separadas. “De aquello”
(eufemismo) nada de nada, porque el viejito pues no tenía
algunas condiciones elementales… Una noche, el viejito

47
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

emocionado le dice a la viejita…. Mi amor… mi amor… hoy,


sí. Apúrate… Hoy, sí. La viejita comenzó a bajarse de su cama,
buscó las sandalias y como pudo toda temblorosa por los años,
llegó a la cama del viejito… Aquí estoy, viejito, dice… Ya,
pa’qué, le contestó el viejito…”
Bueno… Al grano que es lo que nace; a lo que vamos y
vamos a dejarnos de tantos rodeos. Está bien. No empujen, no
ven que la oficina de la consulta es pequeña y no cabe tanta
gente, ya con los que estamos dentro es suficiente, o sea somos
seis con el médico, y así está bien. No empujen. Además si me
apresuran no les cuento qué fue lo que pasó y se van a quedar
con las ganas de saber qué pasó con la puerca.
Está bien.
El médico después de saludarnos y de nosotros de
saludar recíprocamente al médico con choque de manos…
después de él sentarse en su silla… detrás de su escritorio…
después de nosotros sentarnos en la sillas delante del escritorio
y frente al médico… Bueno, no todos se sentaron porque
apenas habían dos sillas en el frente del escritorio del médico,
entonces, nos sentamos dos porque no había para más… los
otros cuatro se quedaron de pie y con los pies… también los
que nos habíamos sentado nos habíamos quedado con los pies
pero sentados… también el médico… pero él detrás del
escritorio y nosotros delante… dos sentados…Sí… Sí… todo
eso, pero ¿qué pasó?
Esto me hace recordar mis tiempos de liceo. Había una
compañera de clases que para decir que había comido pan,
contaba todo lo que había hecho hasta el momento de
comprarlo en la panadería, lo que le había dicho al papá para
que le diera el dinero, lo que el papá le había dicho antes de
dárselo, dónde había ella guardado el dinero para que no se le
perdiera, lo que le había dicho a la expendedor de la panadería
cuando fue a comprar el pan… y así todo-todo y uno terminaba

48
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

desesperado porque la compañera del liceo había comido


pan… Hasta me cansé contándolo…
Pero volvamos en lo que íbamos… Mejor lo dejamos
para la próxima parte porque esa historia del pan y de la
muchacha me dejó un poco cansado…. Hasta más ahorita… o
hasta la próxima hoja… Usted verá si quiere saber…

49
10

El médico pidió las tomografías y las puso en el lector


de placas después de encender una luz blanca que hacía que se
trasluciera los negativos grabados en la lámina. Ahí estaba
clarito y era fácil saber que se trataba de unos platos de
ensalada. Se veían tal cual. El médico puso una, después otra y
otra y miró de arriba abajo cada una. Eran como cuatro o cinco
láminas. Colocó tres en un lado y volvió a mirar las dos que
tenía en las manos. Volvió a mirar deteniéndose en las figuras
de la parte inferior de las láminas. Después se sentó y comenzó
a leer el informe del laboratorio. Nosotros nos mirábamos con
satisfacción y esperando una palabra. Es oportuno un chiste
justo en este momento, respecto a lo de la palabra: “estaba un
borrachito en una plaza. En eso pasa una dama muy elegante y
el borracho le dice una insolencia a la dama. La dama le
contesta: “borracho”. Entonces el borracho le dice a la dama:
“no tienes otra palabra más bonita”. Si; contesta ella:
“estúpido”. Nosotros esperábamos una palabra, no como la
dama para el borrachito, sino una palabra más bonita, como la
que estábamos esperando. El médico volvió a leer el informe y
entonces dijo que seguía en las mismas que antes porque el
nuevo estudio ahora no colocaba la frase “enfermedad
linfoproliferativa”, sino “sugestiva”, de manera que el
especialista del laboratorio no se comprometía en afirmar que
la enfermedad estaba presente, pero tampoco la negaba, sino
que la dejaba a libre interpretación del médico que había
mandado a realizar la nueva tomografía. O sea, que ahora sí
que torcía el rabo la puerca, es decir, ahí era donde estaba el
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

problema, que es lo que quiere decir el refrán. Y los que


estábamos ahí esperando buenas nuevas no nos miramos, no
hacía falta ni era necesario, tal vez porque no esperábamos esa
confirmación y no nos atrevíamos a desautorizarnos con la
mirada. Tal vez habíamos quedado literalmente pasmados por
el resultado del nuevo informe. El médico siguió explicando y
cada uno de los que ahí estábamos estaba procesando lo que
cada uno estuviese procesando en su interior. El problema
sigue siendo el problema y nada se había resuelto. Al contrario,
se complicaban más las cosas ya que en vez de dar un resultado
o negativo o positivo, nos dejaba en el medio de las dos
respuestas. O sea, era peor que antes. Entonces, ¿había o no
había la tan famosa “enfermedad linfoproliferativa”? Ni uno, ni
lo otro; sino los dos juntos. Lástima que estas alturas de la
evolución humana la Iglesia haya descartado la existencia del
famoso “limbo”, porque la Iglesia ha dicho en los años
inmediatamente anteriores que el limbo no existe. O sea que
los niños sin bautizar ya no van al limbo sino quién sabe a
dónde van… Tampoco hubiéramos estado o preferido el tan
pretendido en otros tiempos “limbo” ya que sería pasar a un
estado natural de espera por la resurrección habiendo sido
buenos cristianos… Pero en esas circunstancias hasta el limbo
nos lo habían quitado y nos hallábamos como en el vacío, sin
saber hacia dónde agarrar, si pa’llá o si pa’cá; el problema
estaba en saber dónde era pa’ca y dónde pa’llá, ya que no había
la capacidad de ubicación. Y eso es terrible. Aunque la Iglesia
haya dicho que ya no existe el limbo, por lo menos existe la
expresión y la experiencia del vacío y queda igualmente la
expresión para indicar precisamente eso, que no se sabe hacia
dónde agarrar o qué rumbos tomar. Sin limbo pa’dónde agarrar
o sin dirección para dónde ubicarse, aquella noticia nos había
dejado sin respiro, y así como la ilusión del día anterior no
había pedido permiso para anidarse en nuestras mentes y en

51
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

nuestros corazones, así, de un sopetón nos quitaban igualmente


la ilusión, o más, nos desinflaban sin más, ni menos. - ¿Qué se
puede hacer, doctor? - fue la pregunta casi como en coro de los
seis y en tonos diferentes, que si agudo que si bajo, ante el
resultado de la lectura del informe. Entonces, el doctor habló
de ir a Colombia a buscar ayuda y sobre todo asistencia
médica, ya que, suena duro decirlo, el problema estaba en la
adquisición de dólares y muchas medicinas y equipos médicos
que no se estaban trayendo por ese trámite que estaba
resultando tan complicado para satisfacer la necesidad de
mejorar la salud, por lo menos a nivel privado… Quisiérase o
no se estaba hablando implícitamente de política y la cosa era
más complicada que la torcedura del rabo de la puerca. Irse a
Valencia o a Caracas sería la otra opción a buscar otras
opiniones médicas especializadas, lo que significaba comenzar
de cero, igual que si se consideraba la posibilidad de Colombia.
La otra idea era someterse a una intervención quirúrgica para
sacar una muestra y hacer la biopsia y así se aprovechaba para
realizar el problema de la eventración, que estaba pendiente.
Esa última posibilidad era la más segura a la hora de decidir,
sobre todo porque no había posibilidad de ningún error. Había
que conversarlo. Después dijo y volvió a decir lo mismo
porque ya no había otra cosa que repetir. ¿Dónde estaba el
problema? En que la nueva tomografía no arrojaba ninguna
certeza sino más confusión de la que ya se tenía. O sea que
seguíamos en la misma y hasta en cierto punto como que peor.
Nos despedimos del médico. Se pasó por
administración y ahí si que no hubo dudas, ni la más mínima.
Ahí se estaban muy claros y lo estaban. Es muy importante
estar claros en la vida y saber qué es lo que se quiere.
Ya afuera el grupo de los seis, ni siquiera el G8, sino el
g6, y en minúscula, seguimos conversando sobre lo mismo y
sin saber qué hacer. La cosa estaba complicada. Sin saber a

52
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

quién pedir luces en esos momentos en que pareciera que todo


es oscuridad, sobre todo al pensar y suponer que la enfermedad
linfoproliferativa pudiese estar avanzando y haciendo estragos
allá adentro. Cada uno de los seis daba sus opiniones pero no
se atinaba a coordinar lo qué hacer. Mientras tanto yo intentaba
expresar que realmente no sentía nada de especial, por lo
menos no había dolor abdominal, y en esas manifestaciones
concordaban todos al comentar, igualmente, que por mi
apariencia no había ninguna señal externa que indicase que yo
estuviese en las que los médicos decían que estaba. Fiebre no
tenía, no había sangrado, tampoco me sentía débil, y todo
parecía presagiar que estaba, por el contrario, muy bien.
Aunque, a decir verdad ya estaba como comenzando a sentir
que me sentía mal, porque no se puede negar que el saber que
la enfermedad estaría yendo a todo galope allá dentro sin dar
señales de humo, por lo menos, hacía que todos mis
producciones químicas estuviesen trabajando a millón, o a
trillón, o ni para saber a qué llones como terminación, de
fluido. Tal vez se esté exagerando, pero en momentos como
esos nada es exageración. Tampoco se trata de resaltar que se
es la excepción, porque todas las familias han pasado alguna
vez por situaciones complicadas y quizás más que esas en
donde se quisiera gritar, pero no como el del grito de la canción
que dice que “quiero pegar un grito… y no me dejan”, sino de
una nueva situación, también de canción en donde la letra
pudiese ser, “quisiera gritar… pero no me sale”, acompañado
con juejua colombiano o con zapateo joropiao (o joropeado) o
con grito de ranchera mexicana, o con el grito que salga ya
inventado o por inventarse. Ya ni me acuerdo en qué
acordamos, o si acordamos algo, tampoco me acuerdo, pero de
lo que sí es que la situación era “peluda” (eufemismo).
Cada cual tomó su rumbo. Yo me dirigí con dos
personas a la parroquia y comencé a colocarme un poco

53
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

melodramático y a como sentirme mal. En todo caso expliqué a


uno de estos acompañantes cómo hacer para accesar al índice
de los bautizos colocados en internet para manipularlos e
imprimirlos como base de datos; imprimí todos los bautizos
que iban hasta ese momento para ir dejando todo en total
orden; comencé a dar instrucciones de esto y aquello, como si a
la media hora después iba a estirar el rabo la puerca, o sea yo.
Eso fue el día viernes. Ahora que estoy escribiendo esto es
sábado y casi son las cinco de la tarde y me río de eso de ayer,
pero igualmente estoy como preocupado por saber si se el rabo
es estirado o torcido. A todas estas a quienes les he preguntado
sobre el tema, para intentar resolver el enigma, han contestado
que algunos lo tienen torcido y otros estirado, y que depende de
la raza, porque si es criollo lo tiene torcido y si americano,
estirado; para otros, depende del momento, porque a veces lo
tiene estirado y a veces torcido, depende de si está tranquilo o
no; y ese es el problema por resolver. Inquieto al respecto
busqué en internet y coloqué “rabo de puerco” en la búsqueda
de imágenes, y aparecieron en un santiamén 27.000 referencias
en 0,10 segundos, y comencé a mirar y a detallar las imágenes
que daba el buscador, comenzando en lentejas estofadas con
rabo de cerdo, después como “Rabo de Puerco”, un lugar de
Panamá y que ahora se llama Puerto Armuelles; después
Armadillo rabo de puerco, que es como el conocido en
Venezuela una especie de cachicamo, y así sucesivamente
hasta que llegué a algunas imágenes de rabo de puerco en
donde aparecían algunos rabos estiraditos y otros torcidos. Lo
impresionante y provocativo era que había muchos preparados
de comida con rabo de puerco, ya sopas, ya estufados, ya con
arroz al horno, con patatas, carrillada de cerdo al pimentón…
en fin y sin fin porque eran tan provocativos los platos que se
veían, que me dio ganas de comer rabo de puerco, o de puerca
que a los efectos es lo mismo; pero el caso quedó tan

54
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

complicado como los resultados de las tomografías y lo que se


debería hacer en caso tan confuso y lleno de inseguridades; tal
vez, tan complicado como el rabo, si torcido o si estirado.
También en una búsqueda alterna busqué “rabo de cochino”
(aproximadamente 8.290 en 0,10 segundos) y aparecieron unos
tubos con ese nombre y aparecían con una vuelta cilíndrica;
también aparecía como un lanzamiento del pitcher en béisbol.
Ahora bien, habría que preguntarle a la misma puerca que por
qué su rabo está torcido unas veces y otras por qué estirado,
pero para poder entender su respuesta nos veríamos en otro
grave embrollo ya que tendríamos que estudiar “oink” que es el
lenguaje de ellos… Y se complican más las cosas… No
satisfecho e inquieto coloqué en el buscador de imágenes de
internet “puercos en el cine” y era igualmente muy larga la lista
de las opciones que presentaba; sin embargo, me llamó la
atención que en una de esas imágenes aparecía Homero
Simsopn haciéndole cosquillas a un puerquito en el piso, y el
puerquito tenía el rabo torcido. De ahí se puede deducir que tal
vez, cuando los puercos se ríen es que tuercen el rabo…
aunque en otra imagen aparecía Homero Simsopn colocando a
un puerco en el techo boca abajo y ese puerco tenía el rabo
estirado; y eso llevaría a pensar que cuando los puercos suben
techo estiran el rabo… A todas éstas ¿en qué y cómo nos
quedamos? Y entonces se me ocurrió que si colocaba la palabra
“porky” en el buscador iba a encontrar luces para resolver el
problema del rabo, sobre todo, para ver cómo colocaba el cine
y la pantalla grande a este personaje (de los Looney Tunes),
considerando que los del cine hubiesen sido más detallistas al
respecto; así lo hice. Y el problema seguía igual, porque en
algunas imágenes, “porky” aparecía con el rabo torcido y en
otras estirado; en algunas aparecía inclusive con un nudo y
después estirado, sobre todo cuando aparecía con el “Pato

55
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Lucas”. O sea que seguimos como antes… Igualito con las


tomografías….
También existe una nueva serie relativamente nueva
llamada “Jackers” en donde hay un puerquito como personaje,
pero tampoco en ella se resuelve el problema del rabo… Y ¿en
la historia del lobo feroz y los tres cochinitos?...

56
11

En la misa del domingo en la mañana suelo informar a


mis parroquianos sobre mi salud, antes de terminar con la
celebración (como ya lo tengo dicho antes) y hasta esa hora de
ese día yo todavía no estaba claro ni sabía lo que se iba a hacer.
Tal vez la familia ya estaba clara al respecto y quizás ya me lo
habían comentado pero a veces uno oye lo que le interesa oír, o
muchas veces no se oye sino fraccionado y son entonces
muchas las veces que las cosas se complican más de lo que ya
pudiese estarlo. Creo que eso me estaba pasando. Me hablaban
de ir a Valencia o a Caracas y sin racionalizarlo como debería
hacerlo, tal vez yo pensaba que eso significaba “transplante” de
médula ósea de una vez por todas y ya, y no me percataba que
era de ir a consulta para buscar otra opinión profesional. Mis
conexiones cerebrales y emocionales, por supuesto, me
indicaban ante esa posibilidad que se trataba de hospitalización
de manera inmediata, y me negaba y me rehusaba. Creo que
realmente estaba cerrado. Oía pero no escuchaba porque no
hacía la conexión suficiente que me permitiera comprender que
era una consulta, nada más, para descartar en caso de que
hubiese esa esperanza. Me cerraba y no veía clarito. No fue
sino hasta la hora del almuerzo de ese día que de volverme a
tocar el tema de ir a cualquiera de esos sitios era lo ideal, que
fue que comprendí. Creo que estaba siendo causa de confusión
y era de comprender porque no estaba sino confundido. Creo
que al cerrarme y no dar el brazo a torcer, como se dice, estaba
diciendo que no iba a luchar y que me iba a abandonar en
espera de la torcedura o estiramiento del rabo. Eso tiene que
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

desesperar a cualquier familia de cualquier enfermo y por lo


visto también a algunos parroquianos que buscaban hablar
conmigo para que entendiera. Mi postura les hacía pensar que
me iba a quedar esperando que llegara “la pelona”
(eufemismo). Sólo pensarlo, así como lo estoy contando, es
motivo suficiente para asustarse. Algunas veces yo estaba
decidido a no hacer nada, pero al pensar en toda la agonía que
me venía al no someterme a ningún “protocolo médico” me
daba pánico. Pero no era de hospitalización sino de una
confirmación o de ver qué se podía hacer desde los nuevos
estudios. Mucha gente me llamaba. Bueno, eso de mucha,
suena a templete, como se dice; es una manera de decir, porque
no llegarían a diez las personas que me telefoneaban para saber
de mi salud y ver qué decisión se había tomado al respecto.
Pero no estaba claro, sino hasta el almuerzo de ese domingo.
Desde ese momento lo entendí y accedí ir a Caracas.
Para terminar este apartado, un chiste: “En los tiempos
en que Venezuela casi todos los presidentes eran andinos, es
decir, tachirenses (porque no ha habido merideños como
presidentes de la Republica), se decía que cuando nacía un
muchacho, apenas salía en pleno parto, el papá agarraba al
muchacho y le daba una palmada por la cabeza y le decía:
pa’Caracas”. Por eso se decía que todos los tachirenses tienen
la cabeza aplastada por la parte de atrás. Así que por ahora, con
palmada y todo, pa’Caracas…

58
12

En un libro que había escrito sobre las revelaciones de


los sueños, como realidad onírica, había tratado de que en los
sueños se dan respuestas de la vida diaria, así se llama el libro,
y había escogido la situación de San José en el caso del
embarazo de la Virgen y en sus dudas de si irse y dejar a su
prometida embarazada como estaba, o sí quedarse, hasta que en
sueños se le aparece un ángel para indicarle la solución de su
situación real, por de más complicada. El ángel se le aparece en
sueños, dice el texto bíblico, y le informa lo que está
sucediendo e igualmente le indica lo que tenía que hacer. Al
día siguiente San José toma la decisión que tomó.
Realmente, ¡qué sabia es la naturaleza humana y sobre
todo qué hermoso nuestro proyecto humano programado todo
él para nuestro bien! Y qué bien que Dios nos dio una máquina
para resolver nuestros problemas, y esa máquina es el sueño,
sin dejar de hacer la conexión misteriosa con las profundidades
del inconsciente, por supuesto. La máquina es el sueño, y el
contenido lo que elabora nuestro inconsciente, en perfecta
armonía. Existe un refrán al respecto que dice “consúltelo con
la almohada”, como para recordarnos que es a través del
descanso y del sueño, como realidad onírica, donde
encontramos la solución de nuestros momentos de encrucijada,
como en el caso de San José. En el libro que tengo auto-citado
decía, entre otras cosas, que la situación de San José es que
tiene que tomar una decisión. No hay marcha atrás. Los datos
son evidentes. Y sobre esa situación sucede el sueño. La
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

situación es muy tensa, la mente de José estaría como una


maquina de vapor, a todo dar, hasta con el silbido típico. No es
de dejar de imaginar que a punto de una embolia o algo
parecido. Enflaquecido y hasta despistado y rabioso. ¿No lo
estaría cualquier otra persona en situación semejante? ¿O José
es la excepción? Si lo es, entonces, ¿por qué tenia la duda y
lucha en la decisión? De allí, que no es justo que presentemos a
San José, aceptando como en parada militar la voluntad de
Dios, como no los decía el predicador (que fue lo que originó
la duda y por consiguiente el libro). Muy simplista para ser
verdad. Y muy fuerte la verdad de José para ser simplista. Ni
uno, ni lo otro. Sino las dos cosas, al mismo tiempo. Porque la
vida no es blanco o negro, sino tonalidades de grises; y no otra
cosa, que combinaciones distintas y diversas de negro con
blanco, en mayor o menor degradación. Por eso, se trataba de
una realidad envolvente, existencialmente, con toda su
trabazón y engranaje. En donde no había espacio para otro
pensamiento que la preocupación de lo que estaba viviendo.
¿No nos sucede a nosotros exactamente lo mismo en
situaciones concretas de crisis personales? ¿No se desvela uno,
pierde el apetito y otras muchas cosas más? ¿Lo abandona a
uno en situación preocupante, aún a la hora de irse a dormir?
Hasta el caminar lo delata a uno cuando se está en situación de
conflicto interior. ¿No era para estarlo, en el caso de San José?
¿Por qué se sueña? Y si se sueña, por algo es. No puede ser una
anomalía. No olvidemos la sentencia existente del libro del
Génesis de que “vio Dios que todo estaba bien” y cuando crea
al hombre, dice, que “vio Dios que todo estaba muy bien” (Cf.
Gn..1, 1-31). Luego, el sueño es también parte de lo que Dios
vio que estaba bien. El sueño es una realidad en el hombre. No
lo podemos negar.
Ante una situación concreta, un sueño concreto – decía
en el libro - Los sueños son formaciones psíquicas complejas

60
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

en cuya producción intervienen diversas funciones psíquicas.


En donde los impulsos intervienen activamente en la causa del
sueño siempre impulsados por evocaciones asociativas. Es
decir, impresiones sensoriales, asociaciones de recuerdos y
representaciones mentales, hechos con carga afectiva ocurridos
durante el día y la temática existencial básica del sujeto en un
momento determinado. No sucede el sueño aisladamente,
independientemente de la realidad concreta del individuo. De
allí que tenga el sueño una función indicativa y una función
prospectiva (Cf. Poll, Wilhelm, Psicología de la religión,
pp.288-289). En palabras de Freud, todos los pueblos antiguos
han atribuido a los sueños un importante valor, y los han
considerado como prácticamente utilizables, hallando en ellos
indicaciones relativas al futuro y dándoles el significado de
presagios (Cf. Sigmund Freud, Introducción al psicoanálisis:
los sueños, en Obras Completas, p.97.). El sueño está
indicando una situación concreta y en cierta manera está dando
una solución, también concreta, a la persona. Pero siempre
individualmente. Porque cada situación es individual histórica.
Es, entonces, cuando al sueño lo podemos ver e interpretar
como una revelación. Pero, para evitarnos serios problemas, no
se puede identificar el inconsciente con Dios ni Dios con el
inconsciente; sin embargo, sí se trata de una revelación. Pero
de una revelación de nuestro propio inconsciente, única y
exclusivamente de manera individual; es decir, con significado
para el que lo soñó, porque está atravesando un momento
particular. Es el propio sujeto, como nos lo hace ver Freud,
sabe lo que quiere decir el sueño para el propio durmiente. ¿Por
qué no preguntarle al propio durmiente lo que significa su
sueño? Es posible y hasta muy probable, dice, que el durmiente
sepa, a pesar de todo, lo que significa su sueño, pero no
sabiendo que lo sabe, cree ignorarlo. Lo que quiere decir, que
todos, muy en el fondo podemos interpretar nuestro propios

61
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

sueños, pues conocemos nuestras propias y reales


circunstancias históricas. Y que no es otra cosa, que lo que dice
Freud, de que se trata de un fenómeno psíquico, y no tanto un
fenómeno somático. Hecho que no podemos ocultar. Lo que
sucede es que nos son inaccesibles. Eso hace, ciertamente, que
el fenómeno de los sueños resulte un tema de mucho interés,
porque no hay sueño sin conexión con la realidad del que sueña
o del durmiente, para utilizar la expresión Freudiana. En otras
palabras, un sueño y una circunstancia. Una circunstancia y un
sueño. Estrechamente ligados y trabajados. Pero conexión que
permanece ignorada, o sea, inconsciente, por el momento,
como dice Freud. Inaccesible a la conciencia del durmiente, o
inconsciente. Y, en cierta manera, no es otra cosa que una
manifestación de complejos. De allí, la importancia que tiene
interpretar nuestros propios sueños porque nos están revelando
lo que nos es inaccesible concientemente. Porque se trata de
traer al consiente lo que por asociación se ha despertado y
activado en nuestro inconsciente y que no se nos manifiesta
claramente. Es decir, que se nos muestra en representaciones
sustitutivas deformadas, y que no son otra cosa que la misma
manifestación inconsciente que necesitan ser convertidas al
conciente. De hecho, el mejor intérprete de su propio sueño no
es otro que el que lo soñó, porque se conoce y conoce su
circunstancia, ya que en los sueños existen las ideas latentes y
las ideas manifiestas, con su riquísimo simbolismo. Es decir,
no se trata de otra cosa que de su propia revelación. Se trata de
una estrecha comunicación de inconsciente y consciente, para
nuestro propio crecimiento. ¿No es maravillosa la naturaleza?
¿No nos ha dado ya nuestros propios pergaminos de superación
que hasta busca liberar y manifestarnos dónde y en qué no
andan las cosas como deberían andar? tiene mucha razón de
ser, entonces, la afirmación de Vallés, con la que comenzamos
este apartado: “. Si yo me conociera noche a noche como me

62
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

conozco día a día, sería mejor persona y tendría mejor


carácter, podría prevenir mejor mis prontos y suavizar mis
asperezas, reaccionaria mejor ante la vida y entendería mejor
en la práctica el enigma de la existencia. Sé que al perder la
dimensión nocturna de mi vida, he perdido algo importante de
la totalidad de mi ser.” Refiriéndose, como es lógico, a los
sueños como realidad humana.
Me coloqué como muy complicado, tal vez como el
problema, en caso de que lo sea, de si es torcido o estirado el
rabo de la puerca, o tal vez como el de las tomografías, pero es
admirable y sorprendente la naturaleza humana toda en función
de nuestro propio bienestar. Por esos días era mucha la
información que me llegaba sobre la enfermedad, ya porque la
consultase por internet, ya porque muchas personas
conversaban sobre el tema; y entre cosas se decía que uno de
los síntomas de la enfermedad, que muchos relacionábamos
con la leucemia, era sangramiento. Cuando le había preguntado
a los médicos sobre los posibles síntomas, además de la
debilidad y agotamiento, estaba precisamente el sangramiento,
pero tampoco decían por donde; quedaba de libre
interpretación y acomodo y de libre imaginación. Sin saberlo
de manera clara y consciente, a mí me estaba preocupando el
tan esperado pero no presente sangramiento. No lo percibía de
manera clara, pero mi inconsciente lo estaba captando y él si
sabía que a mí esa posibilidad me inquietaba y atormentaba. Y
es de suponer que a cualquiera que se halle en esa situación de
incertidumbre, porque el problema real estaba en que no se
negaba que existiese la tan famosa enfermedad, como tampoco
se afirmaba; o sea, que ni uno, ni otro, sino todo lo contrario.
Tal cual estábamos. Estando en esas circunstancias, en la noche
misma de la lectura del último informe de la última tomografía
que nos dejaba en las mismas y hasta peor, esa misma noche
soñé que estaba botando sangre por la nariz y que el pañuelo

63
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

con el que me limpiaba y secaba la sangre estaba todo


empapado de ella. También cuando estaba en plena aplicación
de las quimioterapias y estaba todo pela’o, es decir sin cabello,
tuve varios sueños en varias noches que tenía una melena
grande, claro no como la de ahora que parece que una vaca me
lamió (lambió) y tengo el cabello bien asentaíto (asentadito), a
la hora que se me asentó, como ya había dicho en otra parte. El
caso es que mi inconsciente estaba trayendo al plano
consciente mis temores y mis miedos y me estaba revelando
que esas posibilidades me tenían muy nervioso. A cualquiera lo
tendría. Y si se sigue lo dicho en el libro de los sueños no es
otra cosa que mis propias revelaciones en mis propias
circunstancias, únicas y exclusivamente para mí. No se niega
que otros allegados hayan podido soñar sobre mi sanación o lo
contrario porque tendrían los mimos temores inconscientes. Sin
duda. Y al soñarlo mi inconsciente me revelaba mis temores y
mis miedos, y con ello me estaba haciendo consciente de ellos
para ser dueño de las circunstancias. De allí como digo al final
de ese libro que si ¿Es un milagro el soñar? ¿O no es ningún
milagro el que soñemos? El hecho es que soñamos. No cabe ni
la menor duda. No está el problema en el soñar, sino en la
interpretación de ese fenómeno totalmente natural. En atribuir
a fuerzas extrañas y ocultas, e inclusive a fuerzas telepáticas u
otras muchas manifestaciones paranormales, el hecho de un
sueño en concreto. No podemos negar que los sueños son
nuestra propia elaboración continuada de la vida diurna o de
vigilia. Pues se trata de una actividad psíquica y no de un
fenómeno extraordinario o fuera de lo natural.
Al soñar me estaba auto-sanando. ¡Los misterios de la
maravillosa naturaleza!

64
13

La circunstancia. Ser dueños de ella.


Suena fácil cuando se está fuera y se opina como un
tercero, pero cuando se está inmerso a veces como que no hay
luces, sino la misma circunstancia. A este punto voy a extraer
la parte que yo considero la central de mi libro “preguntas y
respuestas de toda persona inquieta sobre la oración”. La
extraigo tal como está en el libro porque es de gran ayuda y de
aplicación para nuestra vida, incluyendo el número que
corresponde en el libro en el caso de hacerse la consulta y leer
el libro (el número que aparece en la izquierda es el número de
la pregunta, página 118 y siguientes). Pero ubiquemos la parte
desde donde se extrae: Jesús… Cuando se enteró de que
Lázaro estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar
donde se encontraba. Al cabo de ellos, dice a sus discípulos:
«Volvamos de nuevo a Judea.» Le dicen los discípulos:
«Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y
vuelves allí?»
186)¿Y...?

Que hay una revelación. Maravillosa.

187)¿Y...?

Que Jesús está recordándole a los Doce que tiene que asumir su
historia.

188)¿Cuál historia?
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

La suya.

189)¿Es decir?

Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos
querían apedrearte, ¿y vuelves allí?»

190)¿En otras palabras?

La cruz.

191)¿O, sea, que la cruz es la clave de interpretación del


relato de la resurrección de Lázaro?

Pues...

192)No se ve que tenga sentido esa relación... ¿Podría


explicarse?

En que al Jesús asumir su historia tiene que morir en la cruz

193)¿Y...?

Que en la cruz y a través de la cruz va a venir la resurrección.

194)Me parece que está muy forzada esta relación... ¿Y, qué
tiene que ver con la muerte de Lázaro?

Absolutamente, todo y nada.

195)¿Es decir?

Que Jesús, y así lo recoge teológicamente, el evangelista, está


hablando de que en la historia está la resurrección.

196)Peor... no aclara absolutamente nada...

Lo aclara todo.

197)Pues, no parece...

66
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Aún así.

198)¿Y, qué tiene que ver eso con la oración?

Ahí es donde está lo fascinante.

199)Volvemos a lo mismo: ¿Qué tiene que ver la


resurrección con el todo y la nada, al mismo tiempo?

Es la experiencia del aniquilamiento, y, por eso mismo, es la


experiencia de la resurrección.

200)Pero, no ha dicho nada, todavía...

Porque para resucitar hay que morir.

201)¿Y...?

Pues que al morir se está experimentando la realidad de la nada.

202)¿Y...?

Eso supone la experiencia nada suave del desgarramiento, del


sufrir, del llorar, del dolor, de la lucha interior.

203)¿Y...?

Eso es morir.

204)¿Morir? No entiendo...

Morir a la experiencia del odio que nos divide interiormente y que


lucha por vencer y vencernos.

205)¿Y...?

Y al experimentar la realidad del aniquilamiento como ser que


tiene una historia personal, donde se acumula un mundo negativo

67
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

de experiencias y recuerdos, se produce la lucha de experiencias y


sentimientos.

206)¿Pero...?

Se experimenta la realidad del desierto, de la soledad, nada suave,


pero necesaria.

207)¿Y, si no se da esa experiencia del desierto, entonces, no


se resucita, es decir, no se hace la auténtica experiencia
de la oración?

Precisamente.

208)Estamos claros, con lo de la nada y el morir... ¿Pero,


qué tiene que ver la resurrección?

Que es, justamente, la experiencia del todo.

209)¿O, sea, que el todo es la resurrección y la nada es la


muerte?

Pues...

210)¿O, sea, que en la oración se dan juntos la muerte y la


resurrección?

Pues...

211)¿O, sea, el todo y la nada, al mismo tiempo?


Pues...

212)¿Cómo se interpretaría, según estamos analizando, la


experiencia de la resurrección con la oración y con la
vida?

Van juntos. No se pueden separar. Se complementan.

68
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

213)¿Es decir que quien hace una auténtica experiencia de


oración no puede contradecirse en la vida diaria?

Si se contradijera, sería una confirmación de que no está en la


verdadera dimensión de la oración. Tal vez estará en un momento
no preciso de lo que sería la verdadera oración.

214)¿Cuál sería el elemento característico que identificaría a


alguien que está en auténtica oración?

La experiencia del amor, en todas sus dimensiones humanas.

215)¿Y, eso es posible?

Por supuesto.

216)¿O, sea, que si se odia, muy en el fondo es porque no se


está en sintonía de oración ni en oración?

Pues...

217)¿O, sea, que la oración no es otra cosa que entrar en


sintonía con uno mismo?

Ni, más; ni, menos.

218)¿De allí, que la oración sea, realmente, una fiesta?

Sin duda.

219)¿O, sea, que la terapia de la oración es porque se trata


de un auto-encuentro?

Definitivamente.

220)¡Ajá! Lo agarré... ¿Entonces, la oración no es un


encuentro con Dios?

Lo es, definitivamente.

69
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

221)¿O, sea, que no es encuentro con Dios?


Es un encuentro con Dios, de manera indirecta.

222)¡Cuidado! Es muy delicado lo que está diciendo...


¿Entonces, no es un encuentro con Dios?

Si se trata de un auto-encuentro de manera directa; indirectamente,


ya es un encuentro con Dios. ¿Dónde cree que se encuentra,
entonces, Dios, no es en el hombre?

223)¿Y esa verdad la han descubierto en la historia algunos


hombres de profunda y auténtica oración?

Por supuesto. Nunca dejan de experimentarlo de esa manera.

224)¿Podría dar algún nombre, por favor, para ilustrarnos, a


pesar de que es parte de la metodología no querer decir
nombres; no podría hacer una excepción?

Está bien, pero solo una vez, por favor, igualmente.

225)Está bien... ¿Quién?

San Agustín lo afirma en el libro Las Confesiones.

226)¿Podría decir lo que dice San Agustín?


Entonces, en qué quedamos...

227)¿Pero, no cree que vale la pena, a pesar de todo, y que el


tema, a este punto, lo amerita?

Está bien.

228)Pues, entonces, aporte los elementos, que nos van a


ayudar...

70
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

“¿Y cómo he de invocar a mi Dios y Señor? Llamándole


para que venga a mí, está dentro de mí mismo. Pues ¿qué
lugar hay en mí, adonde pueda venir y estar mi Dios?
Luego, es verdad, Dios mío, que yo no existiría ni tendría
ser alguno, si Vos no estuvieras en mí. ¿O será mejor decir
que no existiría ni tendría ser, si yo mismo no estuviera en
Vos, de quien, por quien y en quien tienen ser todas las
cosas? [... ] Pues si yo estoy en Vos, ¿para dónde os
llamo?
¿Por ventura puede alguno ser la causa o artífice de sí
mismo? ¿O hay algún otro conducto por donde se nos
comunique el ser y la vida fuera de Vos, que nos hacéis y
formáis, y en quien el ser y el vivir no son dos cosas
realmente distintas, sino que Vos mismo sois la suma vida
y el sumo ser?
... siendo así que Vos estabais más dentro de mí,
que lo más interior que hay en mí mismo, y más elevado y
superior, que lo más elevado y sumo de mi alma”.(San
Agustín, Las Confesiones).

229)Ahora, estamos en un punto muy interesante... ¿No lo


cree?

Muy interesante. Y es sobre la idea que estamos girando desde


hace tiempo en este trabajo y libro.

230)¿Eso significa, entonces, que la oración no es más que


un auto-encuentro de manera directa, y, de manera
indirecta es ya, un encuentro con Dios?

Pues...

231)¿Y al ser un auto-encuentro es ya una riqueza?


Por supuesto.

232)¿Y eso es el encuentro con el Todo y la Nada, al mismo


tiempo?

71
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Ni, más; ni, menos.

233)¿O, sea, que Dios está en nosotros?

Sin la menor duda.

234)¿O, sea, que en la oración el hombre se fortalece y se


hace más humano, es decir, más cercano a Dios, y a sí
mismo, porque son la misma realidad?

Pues...

235)¿Y, eso no se prestaría para auto-engaños?

Todo lo contrario.

236)¿Por qué todo lo contrario?

Si experimenta el Todo y la Nada.

237)¿Y si solo experimenta la Nada?


Ya ha encontrado el Todo.

238)Esto no está claro... ¿Cómo va a encontrar el Todo, si el


encuentro es la Nada?

Ahí es donde está la clave.

239)¿Es decir?

La Nada, muy en el fondo es la experiencia del Todo.

240)Es complicado... ¿Podría explicarse?

La Nada y su encuentro le va a llevar al silencio respetuoso. Y ese


silencio es el encuentro, definitivamente

72
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

241)¿Pero, si ese silencio no es respetuoso, sino que le


genera rebeldía, precisamente porque puede
experimentar la desesperación?

Aún la desesperación, aparente, es ya un encuentro.

242)¿Pero, entonces, puede ser peligroso?

Todo lo contrario.

243)¿Es decir?

Lo va a llevar a la eterna experiencia de la búsqueda.

244)¿Y si no encuentra?

Encontrará, aún, no encontrando. Porque el desencuentro es ya un


encuentro existencial.

245)¿Es decir?

Lo llevará a decir con el mismo San Agustín:


“Pero Vos mismo lo excitáis a ello de tal modo, que hacéis que se
complazca en alabaros; porque nos creasteis para Vos, y está
inquieto nuestro corazón, hasta que descanse en Vos.”

246)¿Es decir?

Se colocará en la dimensión de la total apertura.

247)¿Aún, si no encuentra?

Encontrara, aún no encontrando, aparentemente.

248)¿Eso es lo mismo a decir de la famosa “noche oscura”


de los que algunos hablan en todo proceso sano de
oración profunda?

Podría significar lo mismo.

73
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

249)¿Entonces, en el caso de las preguntas y de la posición


existencial de la pregunta como condición de la
naturaleza humana, no es otra cosa que experimentar
verdaderamente lo que es ser el ser de la persona
humana?

Está de más, decirlo.

250)¿O, sea, que los que aparentemente no han encontrado,


en verdad, sí han encontrado?

Parece contradictorio... Pero, ese es el meollo de la oración y lo


fascinante de la oración: que no es otra cosa que encuentro en el
desencuentro.

251)¿Entonces, los que han sido contestatarios, no han sido


sino rebeldes y en su rebeldía, no han hecho más que
pura oración?

Parece contradictorio... pero, sí nos mantenemos en lo que estamos


descubriendo... no hay otra cosa que decir, que sí.

252)Esto es fascinante, entonces...

Por supuesto. Además, muy útil e interesante... y beneficioso.

A todas estas preguntarán lo qué pasó con la puerca y el


rabo. Todavía la puerca está dando qué hacer y todavía
“oinkea”… Será después que se vaya a Caracas que se sepa.
Hoy es lunes en la mañana. La ida para Caracas es para el
martes a las dos de la tarde. Dejemos así por hoy… Así que por
ahora vamos bien…. Vale, vale…

74
14

El día citado para la consulta en Caracas fue pactado y


fuimos a Caracas. Fue una experiencia muy bonita. Eso no nos
alejaba de la realidad. Al contrario era una confirmación. A la
hora fijada para la consulta nos atendieron. Y como la historia
no cambia de sopetón, por más que uno quisiera, tan solo que
se tomen decisiones drásticas que irrumpan sorpresivamente y
desvíen su curso, no podía cambiar en un abrir y cerrar de ojos,
o de un día para otro, ni para los que íbamos a lo que íbamos,
ni para nadie en su propio historial. No deja uno de auto-
engañarse de vez en cuando al querer y suponer cosas distintas
de la ruta en la que se lleva en la vida. El hecho de ir a Caracas
no significaba que la enfermedad linfoproliferativa iba a
desaparecer. Los milagros, por supuesto, que existen, pero no
en contra de las leyes de la naturaleza. Sí se tenía la
enfermedad antes de ir a Caracas, y por eso se iba a ella, no
significaba que al llegar a Caracas, de manera como mágica, ya
no iba a estar la enfermedad; esa era la historia en este historial
particular; sin excepciones. Se había partido para Caracas con
la enfermedad y se llegaba a Caracas igual, con los mismos
achaques; es decir, con la misma historia y el mismo historial,
aunque con más material en el archivo histórico. Sin duda y sin
distinciones. Ni, más; ni, menos; sino, igualito. Lo contrario, es
y era un exabrupto existencial, y lejos de pretender que fuese
distinto. Así íbamos y así llegábamos, como así volvíamos.
Nada cambia aunque todo se transforma, creo que es
una fórmula en física. Nada desaparece, todo se convierte en
otra cosa, pero no desaparece. También me parece que es una
fórmula, no sé si de la física, pero sí sé que de la historia.
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Tampoco sé si los sabios en estas y otras cosas lo hayan dicho,


aunque me parece que sí. Tampoco es que esté descubriendo el
agua tibia o algo parecido. Así es la vida… Y la vida no la he
inventado yo, como dijimos en otra ocasión que dice una
canción… Así es… En este momento es oportuno un chiste:
“estaban en un convento de monjas, de visita dos monjes…
uno era francés y no hablaba español, nada de nada; el otro
monje hablaba español y no sabía nada de nada de francés. En
ese momento todas las religiosas estaban de recreo, y una de
ellas se cayó en el patio… y se le vió… como dice Aquiles
Nazoa… “el paraíso por la vega” (eufemismo)… Entonces, el
monje francés comenta en francés: c’est la vie!... c’est la vie!
(así es la vida…). En eso el monje que no sabía nada de francés
interviene: “yo también; pero, no dije nada”…. Así es la vida..
con caída y todo y con sus sopresas… pero en continuidad y
sin saltos desligados… Tal vez, como el resorte, que se estira y
se encoge, pero trabado y conectado en todo su espiral
resórtico… Suena hasta bonito… Y como que profundo… Esto
me hace recordar a "calzón quitao" y a "cabeza pelá" en una de
sus conversaciones y que es bueno traer aquí porque cuando
estos personajes se ponían muy profundos y como filósofos
sucedía una cosa… Veamos y para eso extraigo de ese libro la
parte que creo que ilustra estos temas:

Ese mismo día del día en que estamos. El mismo tema.


Más profundidades. En la banqueta… la plaza… la
Iglesia…el pueblo…
Los pajaritos y las pajaritas jugaban y silbaban en las
ramas… También levantaban las plumas para hacer lo que se hace
en el baño. Pero las pajaritas y los pajaritos no tienen baño.
-- ¡No puede ser! – dijo de repente "cabeza pelá"
interrumpiendo las profundidades en las que estaban en la banqueta
de la plaza… del pueblo…

76
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

-- ¡No puede ser! – dijo también "calzón quitao" a la vez


que se pasaba, al igual que "cabeza pelá", la mano por la cabeza
para limpiar algo…
Entonces "cabeza pelá" y "calzón quitao" se levantaron
de la banqueta de la plaza… porque las pajaritas y los pajaritos no
tenían baño…

Evitemos aquí ponernos profundos... No sea que los


pajaritos y las pajaritas… No tienen baño… Mejor así como
vamos y dejemos que el lector siga leyendo esa historia en el
libro correspondiente…
Y volvamos a lo que íbamos. Estábamos en Caracas y
en la consulta. Pues, como no hay cambio de historias, no se
podía esperar otra cosa. Todo era igual que cuando salimos, no
había diferencia y no podía haberla. La enfermedad
linfoproliferativa estaba antes de llegar a Caracas y no se había
quedado esperándonos para cuando volviéramos; se había ido
con nosotros, y con la puerca, que hasta ese momento, no sabía
si por fin los cochinos tienen el rabo torcido o estirado y que
después le tenía sin cuidado. La belleza de Caracas y su
ambiente de gran metrópolis le habían quitado a la puerca el
interés por saber si estiraba o enroscaba el rabo, y ahora todo
consistía en cómo hacer para que la puerca se dejara de esas
cosas y todo se programara para el transplante de médula,
porque la historia no es y no puede ser distinta… Y como no se
trata de colocarnos profundos volvamos a lo que dijimos un
poquito más atrás…

-- ¡No puede ser! – dijo también "calzón quitao" a la vez que se


pasaba, al igual que "cabeza pelá", la mano por la cabeza para
limpiar algo…
Entonces "cabeza pelá" y "calzón quitao" se levantaron de la
banqueta de la plaza… porque las pajaritas y los pajaritos no tenían
baño…

77
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

El siguiente paso era volver a Caracas para un estudio


de CT/PET, que es es una prueba metabólica que usa la
inyección de un radiofármaco (fluoro-2-desoxi-D-glucosa).
¿Qué quiere decir? En verdad no sé si los puercos, por fin,
tienen o no el rabo torcido o estirado, mucho menos voy a
saber lo que significa lo del CT/PET (o PET-CT). Ya lo sabré
cuando me lo apliquen, entonces, ya explicaré lo que pueda
experimentar, porque eso será todo lo que pueda decir cuando
sea en el momento que sea. Tomo del internet la siguiente
información3:

¿Qué es PET-CT?

El PET-CT (siglas en inglés de tomografía por emisión de


positrones combinada con tomografía computarizada) es un
método de imagen que permite realizar en padecimientos
oncológicos, cardiacos y neurológicos la evaluación de la anatomía
y la evaluación de la función de los órganos afectados.

¿En qué consiste?

El método se basa en la aplicación intravenosa de una pequeña


cantidad de azúcar especial (FDG) adicionada con una sustancia
que permite visualizar a través del equipo en qué parte del
organismo se concentró y en cuánta cantidad para detectar de
manera precisa cualquier alteración de la función de un órgano,
además de su anatomía.

¿Por qué es de utilidad?

Cuando una tumoración maligna aparece, primero se presentan


alteraciones de la función del área afectada antes de que exista una
alteración estructural, como pueden ser aumento de volumen o una
deformación.

3
http://www.abchospital.com/domino/abchospital/webpageabc08.nsf/Indice
/5.1?OpenDocument

78
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

El PET localiza la alteración de la función y el CT provee de la


información anatómica para localizar el sitio involucrado.
Poder analizar la anatomía de una zona, unida a su función, facilita
hacer un diagnóstico más exacto de la enfermedad y, por lo tanto,
permite tomar decisiones terapéuticas más precisas por los médicos
tratantes.

¿Para qué sirve?

La Oncología es el área médica donde más se utiliza este método,


debido a que permite:

 Conocer si una lesión es benigna o maligna


 Determinar el grado de extensión de la enfermedad en el cuerpo
 Evaluar la respuesta a la terapia administrada
 Detectar reapariciones de la enfermedad
 Los diversos estudios practicados con el procedimiento han
demostrado su utilidad en el manejo de varios tipos de tumores
malignos

Los tipos de cáncer en los que más se utiliza son:


 Pulmón
 Linfoma
 Colon
 Melanoma
 Cabeza y cuello
 Mama

79
15

Nunca pensé que mis libros4 tuviesen aplicación para la


vida de manera tan rápida. Pensé que podría ser de ayuda para
otros, pero nunca para mí mismo, por lo menos tan de una vez.
Ahora que estoy escribiendo todo esto, descubro que todos mis
libros se aplican y encajan como a la perfección. Acabo de
extraer un pasaje del libro "calzón quitao y cabeza pelá", como
también del libro “preguntas y respuestas de toda persona
inquieta sobre la oración”; y ahora no tengo otra que citar el
libro “los dos” porque al comenzar este capítulo resuena
espontáneamente en mis sentidos la frase “todo pasa y todo
queda… y lo nuestro es pasar… pasar haciendo caminos…” de
Antonio Machado, y sobre lo que gira todo el contenido de esa
novela que escribí en el año 1992, mientras cursaba estudios de
Teología Dogmática en Roma, mención Cristología. Por cierto,
que el libro “debajo de la matica”, escrita en enero-marzo de
2009, antes de este libro, es continuación temática del libro
“los dos” y de “preguntas… sobre la oración”. - ¿De dónde
saca tiempo para escribir?- dijimos anteriormente y ahora
reiteramos… Se saca tiempo del tiempo… Además, se trata de
seguir las intuiciones y las sensaciones históricas del momento
4
Véase la nota número , de la página 132.
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

y todo sale, y también porque como dijimos citando a Theodor


Reik quien a su vez citaba a la Carnegie Corporation of New
York Quarterly, que "en términos generales los hombres de
ciencia son más creativos cuando están un poco incómodos.
Necesitan ser forzados a una reacción desusada (o creadora)
por una condición de «incertidumbre» o «agitación»
intelectual". Las situaciones llevan naturalmente a esa
producción, sin entrar en discusión lo de “los hombres de
ciencia”, porque nos complicaríamos. Y sería otra torcedura del
rabo… o arroz salado con chocolate muy dulce… ¡Guácala!,
como se dice, mejor puro chocolate…
Resuena, entonces, lo del poema de Antonio Machado y
cantado por Juan Manuel Serrat y analizado en el libro “los
dos”, como ya tengo dicho, en los dos personajes de la trama,
Palmeras y Fernández, quienes en su amistad y
complementariedad no trataban, sin embargo, de imponer en el
otro su manera de pensar, sino de intercambiar opiniones, que
eran desde todo ángulo diferentes. Eran sus propias maneras de
pensar y ambos las exponían libremente y ambos las
escuchaban sin querer que el contrario dejara de pensar como
pensaba. Se respetaban los criterios mas los expresaban y su
convivencia era posible. Volvía a hacerse palpable – como digo
en esa novela - una vez más la idea de Antonio Machado de
"caminante, no hay camino, se hace camino al andar". Ambos
como que intuían en el fondo esa verdad y la vivían realmente.
Ninguno le exigía al otro que pensara de igual manera, tal vez,
porque comprendían la grandeza de que todos estamos en lo
cierto y porque todos los caminos son "caminos",
precisamente, y porque, además, todos son valederos...
Además, porque cuando en una relación interpersonal cada una
de las partes es más persona se puede decir que es una
verdadera relación. Cuando una de las partes quiere imponer
sus propios criterios, cuando sólo valen las ideas de uno de los

81
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

relacionantes y relacionados, cuando el otro se siente menos


porque uno es el que lleva la razón, aún cuando la tenga;
cuando las opiniones de uno de los dos no son tomadas en
cuenta, ni siquiera escuchadas, se puede decir que no es una
auténtica relación. Ya que relación supone dos personas que se
comunican. Y comunicarse es darse a conocer. Y darse a
conocer es expresar sentimientos, pensamientos, actitudes,
gestos y muchos otros detalles que suponen la apertura de
quien se comunica y la aceptación de quien atiende.
Aceptación que no significa tanto crítica, ni mucho menos, sino
capacidad de escuchar. Es, precisamente, comprender que
todos los caminos son interesantes. Y es descubrir que los
caminos de los otros son más interesantes porque son distintos
de mi camino. Es la experiencia de la relativización hasta del
propio pensamiento y hasta la inseguridad de que se piensa, y,
más aún, de que lo que se piensa es justo o verdadero. Y aquí
se puede citar con propiedad el libro “el viaje”, en donde,
desde la experiencia de la espiritualidad de San Juan de la
Cruz, se propone el estilo de vida del todo y la nada, como
experiencia de total apertura, en donde se sugiere vivir y
asumir la vida en tonalidad de grises y no en las posturas de o
blanco o negro, sino en tonalidades y en mezclas de negro y
blanco. Pero eso supone madurez humana y un gran sentido de
apertura. Mucha gente adquiere esa virtud con los años. Otros
poseen ese don por naturaleza, pero las canas, los años y la
experiencia no son la garantía de poseerla.
Es la actitud propia del verdaderamente sabio y la
verdad del propiamente místico, porque entre estas dos
dimensiones de la vida y frente a la vida, no hay ninguna
diferencia. El verdaderamente sabio relativiza hasta su propio
pensamiento y ni siquiera tiene la idea de que es sabio, porque
la sabiduría no es la sensación o la seguridad de serlo, sino
serlo simplemente. Al sabio no se le pregunta si es sabio

82
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

porque si dice que sí ya deja de serlo, precisamente porque ni


siquiera piensa que él sabe o piensa. Simplemente lo es. E igual
sucede con el místico. Ni siquiera tiene la sensación de que es
místico y no se preocupa en serlo o demostrarlo, simplemente
lo es. Y como ambos relativizan hasta sus propias experiencias
viven abiertos frente a las situaciones de la vida misma. Y
ambos tienen una misma actitud ante la vida. Actitud de
apertura, de redimensión de todas y cada una de las pequeñas
verdades de la existencia. El sabio vive asimilando de cada
detalle verdades nuevas y todo le es novedoso. El místico vive
redimensionando cada situación y cada acontecimiento de la
vida porque todo está precisamente en clave de dialéctica. Cada
cosa nueva ya es vieja en sí misma e invita automáticamente al
descubrimiento nuevo de lo nuevo porque hasta lo viejo ya es
el elemento nuevo de ese eterno encuentro, que nunca termina
porque es un círculo vicioso. Y de allí que el sabio y el místico
sean ya una misma persona. Porque una realidad supone o lleva
a la otra con la base de la experiencia vital de que todo es y no
es a la vez. Pero no son suficientes ni los años de vida, ni la
experiencia, ni el mucho saber, sino la actitud o capacidad de
dejarse maravillar e impresionar de la novedad de la vida
misma, en la que no hay cosa insignificante, porque hasta lo
insignificante ya adquiere valor de grandeza. Precisamente,
porque se está en clave y en dimensión de apertura. Mas no en
apertura convencional sino existencial, interna, profunda y en
sintonía con lo más íntimo del ser mismo. En definitiva, en
plena y total comunicación con el todo y la nada de nuestro
propio ser, que es y que no es al mismo tiempo, y que supone
una fuga constante en un permanente encontrar.
En ese mismo libro de “los dos” (también en la novela
“el viaje”) resaltaba la idea de no imponer a nadie nuestras
maneras de pensar y de ser ya que “caminante, no hay
caminos… se hace camino al andar y atrás quedan las huellas

83
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

que nunca se han de volver a pisar”. En otras palabras, nadie


nos va a quitar lo bailado. Y es lo que en este libro de ahora
llamado “todavía no ha torcido el rabo la puerca”, o torcido o
estirado ya depende de cómo esté la puerca, se ha pretendido
resaltar; justamente en la dimensión del místico, tal vez… o
quien sabe… Pero, para que las pajaritas y los pajaritos no
vuelvan… como en el caso del caso que ya sabemos, vamos a
levantarnos de la banqueta … de la plaza… del pueblo… que
por eso es pueblo… no sea que… Sin perder nuestro sentido de
la historia y de nuestra unicidad, como había dicho, ya ni me
acuerdo en qué libro y citando a cuál autor…o no sé si lo dije o
lo copié o fue que lo pensé y no lo dije, o las dos cosas… Los
pajaritos… no tienen baño…
Tampoco es que sea así… O tal vez… ¡quién sabe!…

84
16

Todo seguía su curso. Ya habían pasado algunos días,


tal vez tres o cuatro5, de la ida a Caracas, y como era lógico,
con todos los vaivenes de un transitar emocional, con miedos y
sustos, pero con esperanzas de que las cosas irían mejor. Y
como me he dedicado a auto-citar mis propios libros, creo que
es oportuno auto-citar el libro “la tempestad calmada”, en
donde analizaba la invitación de Jesús de “cruzar a la otra
orilla”, con toda la tempestad que se sucede mientras estaban
cruzando, y en donde lo más importante es “el movimiento” o
la “acción de moverse”, que es cuando sucede la tempestad. La
tempestad no hubiese sucedido si se quedan en la orilla donde
estaban primero, ya que si no se trasladan a la otra orilla, pues
no sucede en el “mientras iban” toda la crisis. Movimiento es
entonces crisis y eso es paso de una orilla a la otra. Y eso es
bueno, tanto el paso y la tempestad porque estamos yendo de
un lugar a otro, y en crecimiento. Ya dije antes que nunca
pensé verdaderamente que mis libros tuviesen tan rápida
aplicación, por lo menos para mí como su autor. Y comprendo
admirado y sorprendido que todos son aplicables ya, y
entonces, se relacionan todos, y eso me sorprende, porque se
interrelacionan los libros “el viaje”, “la libertad de los hijos de
Dios” y el libro de “material para retiros espirituales”, “la
5
En esa imprecisión de datos, uno u otro, estoy tomando influencia de
Roberto Gómez Bolaños, en su libro Sin querer queriendo, memorias.
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

tempestad calmada” y también “la cuerda floja”, justo en esta


nueva parte de este nuevo que estoy escribiendo desde la
experiencia concreta y real, y no contada por otros, sino vivida
en carne propia, de tener “linfoma non hodkin” con sus
complicaciones, como el de la “enfermedad linfoproliferativa”,
que no es otra cosa que el non hodkin ya crecidito y pasando a
la edad de mayor de edad, con independencia, ciudadanía y
todo. Pero no quiero ponerme en este momento a entresacar de
los libros relacionados todo lo que se puede sacar para
aleccionar o ponernos profundos o projundos, como se dijera
en chiste para ridiculizar la projundidad de cualquier tema que
lo fuera, porque no es esa la idea de este libro, aunque ya como
que nos hemos metido en projundidades… No se preocupe,
está siendo escrito con “j” premeditamente, no es un error…
Pero, mejor sigamos con la puerca y rabo y todo, que era el
estilo que quiero mantener en este libro, dejando las
projundidades para el mar y los que bucean…
Como que la ida a Caracas me puso muy… Cuidado,
que los pajaritos… las pajaritas… Así que… eche pa’llá…no
sea que nos… y nos tengamos que limpiar… Hazte
pa’lla’sito…
A estas alturas todo va bien… Alguien me sugirió que
buscara en internet por youtube, que había mucho material
sobre transplante autólogo de médula ósea… Y eso fue lo que
hice antes de escribir este apartado… Me puse a mirar unos
trabajos de auto-ayuda de “aeal” (Asociación Española de
afectados por Linfomas) y me distraje mirando algunos casos
explicativos de transplante autólogo de médula ósea… Y me
dio un sustico… Y pensar que pa’lla voy, con sustico y todo…
y hasta un friíto me dio… Mejor dejemos así por hoy… “Ya
veremos dijo un ciego…”
Respecto al hazte pa’lla´sito… es bueno decir un
chiste: “Pepito se acostaba temprano, antes que la mamá.

86
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Pepito dormía con su mamá, en la misma cama… y cada vez


que la mamá se iba a acostar, lo despertaba y le decía: “hazte
pa’lla’sito…”. Un día en la escuela, la maestra le preguntó a
todos los alumnos que qué querían ser cuando fueran de
grandes… Unos, que maestros, otros que policías, otro que
doctores… Y así hasta que llegó el turno de Pepito: “Pepito,
¿qué vas a ser cuando seas grande?”… “Maestra… voy a ser
payaso…” ¿Por qué, Pepito?”… Mi mamá, me lo dice todas las
noches “ Jaimito… hazte pa’lla’sito”…
Otro chiste: “Jaimito… conjugue el verbo correr… Y
Jaimito, dice en voz baja, que casi no se oía: “Yo corro, tú
corres, él corre…” Jaimito, más duro – dice la maestra- Y
Jaimito: “Yo me esmacheto, tú te esmachetas, él se
esmacheta…”
Así que por los momentos sigamos echados pa’lla’sito y
esmacheta’os, porque como se dice, pa’lante es pa’llá; además,
porque, pa’tras espantan… Y nadie nos va a quitar lo baila’o,
como se dice… Lo que fue, fue; y lo que será, será; expresado
de manera tan bonita en la canción de José Feliciano: “¿Qué
será… qué será… qué será de mi vida, qué será… Será todo, o
será nada… será lo que será…” En donde hay ya un abandono
a la suerte del tiempo, porque será lo que será, pero que no se
sabe lo que será, pero lo que sea, será…y se expresa
igualmente un moverse y una partida, con la esperanza de
volver…, sin aferrarse a lo que no fue y no pudo ser, sino que
fue como fue, porque lo importante es “cruzar a la otra orilla”
como nos lo indica Jesús, según el relato del evangelista en lo
de la tempestad calmada…sabiendo que vendrá la tempestad
porque es señal de que nos movemos…
Aunque no estoy de acuerdo con el pensamiento que
dice que “después de la tempestad, viene la calma”. Yo me
atrevo a cambiarlo por este otro, que me parece más real y
lógico: “después de la tempestad, se va la luz”, o a veces, se va

87
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

la luz antes que llegue propiamente la tempestad; o a veces, en


plena tempestad se va la luz; o a veces, no hay tempestad y
tampoco luz; u otras veces, todo lo contrario… Esto me hace
recordar aquel chiste del hombre que tenía fama de muy bruto
y de analfabeta en muchas cosas y que se había lanzado a
candidato de prefecto del pueblo (tampoco es que sea esa la
condición). Resultó ganador en la contienda por la prefectura y
salió como prefecto. El día que iba a tomar posesión tenía que
dar un discurso, y dos discursos más en los dos días siguientes.
O sea, tres discursos. La gente se reunió el primer día con
mucha expectativa para oír lo que iba a decir el nuevo prefecto,
sabiendo de su fama de bruto. “Compañeros…. Compañeras –
comenzó su discurso el nuevo prefecto --- espero que ustedes
me entiendan” …. “¡Síiiiiiiiii!” --- grito la gente que estaba
reunida. – “¡Síiiiiii!” --- Y el prefecto: “bueno… si ustedes me
entienden, ¿entonces, para qué sigo hablando?” Y no siguió
hablando. La gente se quedó sorprendida y planificó que para
el día siguiente, si el nuevo prefecto hacía la misma pregunta,
todos iban a contestar que Noooooo. Así fue. Al día siguiente,
el discurso del segundo día. Todos reunidos. Y el prefecto:
“Compañeros…. Compañeras… espero que ustedes me
entiendan”. Y toda la gente: “¡Nooooooooo!... ¡Nooooooooo!”
Y, entonces, el prefecto: “Si no me entienden… ¿entonces,
para qué sigo hablando?” Y tampoco habló el segundo día.
Entonces la gente se programó para el tercer día y dijeron que
la mitad iba a decir que ¡“Síiiiiiiiiiiii”! y la otra mitad que
“¡Noooooooo!”, para ver qué iba a hacer el nuevo prefecto. Así
fue. Tercer día. Tercer discurso. El prefecto: “Compañeros….
Compañeras… espero que ustedes me entiendan” ….
“¡Síiiiiiiiii!” … “¡Nooooooooo!... Y, entonces, el prefecto:
“Bueno… los que entienden que le expliquen a los que no
entienden”. Y tampoco habló nada el prefecto en su toma de

88
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

posesión de la prefectura y todo el mundo se quedó con las


ganas de oír y comprobar que era bruto…
A todas éstas… ¿Me entienden?...

89
17

Cuando correspondió fuimos a Caracas para el CT/PET.


Nada de especial ocurrió en ese mientras, además de la rutina
de los exámenes. Todo bien. Al domingo siguiente era
domingo de Ramos y comenzaba la semana Santa con todo lo
que esto implica. Tampoco nada de especial.
Escribí que nada ocurrió “en ese mientras” y ahora lo
repito para resaltarlo, y extraigo algunas ideas de mi libro “el
viaje” y del libro “la libertad de los hijos de Dios” para
projundizar sobre la idea de un punto de partida y otro de
llegada, también ya implícitos en la idea de “la tempestad
calmada” visto anteriormente.
Así, en el libro “el viaje”, decía que es muy placentero
el viajar. Tal vez porque es el paso inconsciente de ser y no ser
al mismo tiempo. Es el paso, o el tiempo de un paso, entre lo
que subyuga a la persona en su realidad de todos los días y lo
que lo libera al mismo tiempo. No es el tanto el dónde llegar y
el qué se va a hacer, es el hecho mismo del viaje. Inconsciente-
mente se viaja, no tanto por gestiones de negocios o por
asuntos de familia; se viaja, porque en la acción del viajar, hay
como una especie de tiempo muerto que está entre el punto de
donde se salió y el punto a donde se llegará. Quizás, por eso,
hay como más alegría y gozo interno por el partir de donde se
está, que por el mismo llegar a donde se va. No se puede negar
que cuando se llega a donde se va todos sufren una especie de
decepción. No es tanto porque sea negativo a donde se va, sino
porque es más excitante mientras se va. Y es innegable que
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

todos prefieren ese «mientras» se va. Tal vez porque se trate de


una huida, de un paso, de una transición.
Pues de hecho entre el «de donde» se va y el «a donde»
se va, no hay ninguna diferencia radical. Ambos son lugares de
la misma tierra y en ambos hay personas, situaciones, ciudades,
circunstancias, historias, conflictos, esperanzas. Es indiferente
ir de un lugar a otro, de una ciudad a otra: fundamentalmente
son las mismas. No se niega sus diferencias, sin embargo. Mas
no es tanto el llegar a tal o cual lugar del mundo, desde otra tal
o cual, sino el hecho mismo que supone la acción de viajar. Tal
vez porque se trate de un querer escapar de nuestra propia
realidad, no tanto histórica, sino más allá aún, existencial. Y el
hecho mismo del viajar supone un interrumpir
momentáneamente nuestras circunstancias existenciales,
nuestros planteamientos, nuestras concreteces reales de la
existencia, nuestras conveniencias. Mas importante que el
compromiso por el que se viaja pareciera el de viajar como tal.
Tal vez porque nos da conciencia de estar en
movimiento y de dar una justificación a nuestras propias
conciencias: estamos viajando, estamos haciendo algo. Por eso
no prometemos nada en concreto. No realizamos nada de
importancia porque las circunstancias no lo permiten. Estamos
simplemente de paso. Simplemente estamos de viaje. Es decir,
somos y no somos al mismo tiempo. Y ese paso sutil entre el
ser y no ser, ese estadio intermedio nos place y en cierta
manera nos realiza como seres que dependemos y amamos la
ambigüedad. Tal vez por eso el hecho de viajar nos produzca
tantas sensaciones febriles de emoción, a pesar de los
cansancios y fatigas que supone. Mas el suponer que seguimos
siendo lo que somos, pero que a la vez no somos. En ese juego
de la ambigüedad del misterio y del misterio de la ambigüedad,
nos da la comprensión de la vida misma. El viajar es como un
estar allí pero no estar al mismo tiempo. Es como comprender

91
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

que vamos porque tenemos un sitio de partida y otro de


llegada. Pero no son como tales, lo que realmente nos interesa,
sino tal vez, el hecho mismo del «mientras» vamos. Quizás,
porque el hecho del viaje supone el movimiento como patrón.
Tal vez, sea un estímulo. Una ilusión. Un sueño.
Y en el libro “La libertad de los Hijos de Dios” decía
que muchas son las expectativas antes de partir de cualquier
lugar para llegar a cualquier otro sitio. Lo que hace que se
desee viajar y moverse de un lugar a otro. La idea del viajar o
del movimiento es lo que hace interesante ese deseo de
transportarse y de dejar un lugar para ir a otro. Pero, al llegar al
punto de destino se descubre esencialmente que era tan igual al
lugar de donde se ha partido o salido. Al fin y al cabo, no hay
diferencias. Precisamente, porque al llegar al lugar de destino
se llega con la misma maleta que se ha partido del lugar que se
salió. Y no se puede dejar la maleta o el maletín del viaje
porque ese es el detalle de nuestra historia con su historial. El
viajero que deja un sitio “A” llega tan igual a un sitio “B”.
Nada ha cambiado en ese transcurso porque carga su propia
maleta en la que lleva acumulada un poco de todo: de infancia,
de formación de familia, de su ciudad, de su barrio, de sus
traumas, de sus anhelos y esperanzas, de sus cosas que pueden
ser pequeñas o grandes, ligeras o pesadas, pero que son y
constituyen su propia maleta. Y entre viajero y viajero la
diferencia es el tamaño de su maleta, entendiéndose que por su
maleta se refiere a su propia carga emocional fruto de su
historial en su historia.
Y eso mismo se aplicaba en la ida a Caracas para el
estudio médico correspondiente. Nada cambiaba. Se partía de
“A” hacia “B” y se llegaba con todas las expectativas de entre
A y B, haciendo que esas mismas expectativas fueran nuestros
mundos mentales, cargados de emociones y de todo lo que
fuese a pasar, pero que muchas veces no pasan, sino que se

92
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

quedan en el plano de lo que se pensó o se temía, porque


estaban en la misma línea de lo futurible y posible. Y es,
entonces, cuando lo emocionante es antes de partir y mientras
se va, porque cuando se llega, es otra la realidad, por lo general
muy distinta de lo que se supuso, porque así es la vida. Y así
fue esa ida a Caracas. Fue como fue. Nos hacíamos un mundo
de complicaciones y fue muy sencillo. Así es la vida. O como
dijéramos en el chiste: “c’est la vie!... yo también; pero, no dije
nada”.
Por ahora es bueno que digamos que “todavía no ha
estirado el rabo la puerca”, y eso no es nada nuevo, aunque de
eso se trata, de saberlo…
En cuanto a lo de las actividades de la Semana Santa y
que nada de especial hagamos un chiste: “un borrachito fue a
misa el domingo de Ramos, y el sacerdote estaba predicando:
“a Cristo, lo sentenciaron a muerte; hicieron una corona de
espinas y se la pusieron en la cabeza”; y el borrachito, decía
“pobrecito”; “hicieron una cruz de madera muy pesada y se la
pusieron en los hombros…”; y el borrachito… “pobrecito”…
“y Jesús cargó la cruz hasta el calvario”; y el borrachito…
“pobrecito”… “y a Cristo lo acostaron en la cruz”; y el
borrachito… “pobrecito”… “y le clavaron una mano en una
brazo de la cruz”… y el borrachito… “pobrecito”… “y le
clavaron la otra mano”…. “pobrecito”… “y le clavaron los
pies”… “pobrrecito”… y así hasta que el sacerdote detalló cada
momento de Jesús en el Viernes Santo… Al año siguiente, el
mismo borrachito volvió a la misa el domingo de Ramos… y el
sacerdote: “a Cristo, lo sentenciaron a muerte…”, y el
borrachito decía “bienhecho”… “hicieron una corona de
espinas y se la pusieron en la cabeza; y el borrachito:
“bienhecho” ; “hicieron una cruz y lo pusieron a cargarla…”, y
el borrachito: “bienhecho”… y a cada cosa que iba diciendo el
sacerdote, el borrachito comentaba: “bienhecho”…. “Bueno,

93
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

amigo, ¿por qué “bienhecho”?.... “Si. Bienhecho – alegó el


borrachito – porque, si el año pasado fue a ese pueblo, y le
hicieron todo eso ¿este año para qué vuelve?”.

94
18

Todo normal en esa Semana Santa. Nada nuevo y todo


viejo, por lo menos a nivel parroquial de la Parroquia Sagrado
Corazón de Jesús, de Barcelona, Venezuela. No es necesario
que se detalle lo de las actividades de esos días. Todo viejo y
todo nuevo; ahora invertido en la manera de escribirlo, ya que
todo es nuevo en lo viejo, pues en eso consiste la experiencia
de la cotidianidad y la intensidad de lo novedoso que es cada
vez siempre una sorpresa. Así, por lo menos, debería serlo.
Ese sábado santo, igual como todos los años. En la
tarde, mientras llegaba la hora de las actividades litúrgicas,
volví a tomar el libro de Roberto Gómez Bolaños, que ya tengo
citado, y lo abrí al voleo para seguir leyéndolo, pero esta vez
para hacer algo en qué entretenerme. Y las carambolas de la
vida, es decir, las casualidades, abrí el libro justo en la parte en
que el autor hablaba de sus producciones cinematográficas, y
me llevé una muy agradable sorpresa, al leer que Roberto
Gómez Bolaños había producido cine, además de los
programas de televisión del Chavo del Ocho y El Chapulín.
Recordaba haber visto alguna vez de él una película llamada
“música de viento”, pero con la lectura de esa parte me
entusiasmé y seguí leyendo para buscar los títulos de las
películas de su producción. Y como sé que es sorpresa, incluso
para el que está leyendo justo en este momento esta partecita
del libro, quiero citar los títulos de esas películas para que se
entusiasme a buscarlas y si es posible verlas, cosa que yo
también intentaré desde ahora, para darme vida y ducha de
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

humor. Las películas son: El Chanfle, El Chanfle 2, Charrito,


Ultima llamada, Elisa antes del fin del mundo, ¡Que vivan los
muertos!, Un baúl lleno de miedo, En un claroscuro de la luna,
La primera noche,, entre otras6.
Al día siguiente, mientras esperaba en el transcurso de
la mañana para un servicio de exequias de esos anotado para
las diez de la mañana y ya eran las once y nada que llegaba, me
volví a enfrascar en la lectura del libro de “Chespirito” para
hacer algo, en la espera. Al poco rato fue muy grande la
tentación y tuve que buscar por internet, en youtube, algunas de
las películas de Roberto Gómez Bolaños, y apareció en la
primera opción, justamente, “El Chanfle”, y ni corto ni
perezoso comencé a verla, y simultáneamente a escribir lo que
usted está leyendo en este momento. Es una lástima que ya sea
casi mediodía y tenga que dejar la película y dejar de escribir;
pero, es muy válido el refrán de que “amor con hambre no
dura”, y tengo que ir a almorzar. Será en la tarde que vuelva,
pero antes, voy a seguir viendo un poquito más, y tal vez, siga
escribiendo. La ventaja de la tecnología es que se puede dividir
la pantalla de la computadora, y simultáneamente, se puede
hacer las dos cosas a la vez: ver la película, un ratico; y otro,
escribir, como lo estoy haciendo ahora. Pero no le voy a contar
lo poco que ví de la película en youtube…
Por ahora… ¡Buen provecho! ¡También con las
películas del comediante “Chespirito”…!7

6
Véase e libro de Roberto Gómez Bolaños, Sin querer queriendo,
memorias, Punto de lectura, 2006. México, pp. 248-396.
7
Véase también mi libro El piar de un gorrión, en donde se le dirige una
carta al Chapulín Colorado.

96
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

19

Respecto a lo del Sábado Santo y todas las lecturas de


la liturgia de ese día, sobre todo, la del Éxodo y el paso por el
Mar Rojo, recomiendo mi libro “Debajo de la matica” con
todo el planteamiento que se hace en esa novela, como
inquietud y para sorpresa para muchos. Con toda seguridad
muchas maneras de ver algunos acontecimientos del pueblo
judío van a cambiar desde la lectura de esa novela, por lo
menos para el lector que se aventure a leerla. La recomiendo.
Bien.
Todo seguía su curso. “Nada nuevo bajo el sol”8, como
dice el libro del Eclesiastés. Se estaba a la espera de los
resultados del famoso CT-PET que se había hecho en Caracas,
y llegaron en la primera semana de Pascua, y la Buena Nueva,
como se dice, no era ni tan Buena ni tan Nueva. Era la misma.
Nada había cambiado y todo seguía como antes de la Semana
Santa, y así habría de ser. Tampoco era que se tuviera la ilusión
de que la historia cambiara, ya que no había cambiado ni para
el propio Jesús de Nazareth en la angustia que nos cuenta el
Evangelio de San Lucas en el Huerto de los Olivos (sentido
teológico) cuando: (Jesús) “se apartó de ellos como un tiro de
piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: «Padre, si
quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad,
sino la tuya.» Entonces, se le apareció un ángel venido del
cielo que le confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su
oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que
caían en tierra”9. Y nada cambió. Al contrario ahí comenzó el
principio de la parte final de su misión. Recomiendo al
respecto mi libro de Material para Retiros Espirituales, en
8
Eclesiastés 1, 9.
9
San Lucas 22, 41-44.

97
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

donde se hace teología de esos momentos de Jesús de Nazareth


y que son los momentos de cada uno de nosotros, porque en
Jesús se plenifica el misterio del hombre, según las
afirmaciones de los documentos del Concilio Vaticano II. Por
eso es teología porque en ello el hombre se refleja y se
completa, en Jesús, que es el Cristo. Pero no nos pongamos
projundos, porque los pajaritos y las pajaritas no tienen baño,
como ya dijimos, y no sea que nos tengamos que limpiar, como
en lo de “calzón quitao y cabeza pelá”.
Voy a ponerme, ahora, a la defensiva, cosa que no es
nueva y que es una de mis características. Alguien alegará y
dirá que siempre cito algún que otro de mis libros y que tal vez
tengo el complejo de saberlo todo y haberlo escrito ya antes. Y
aquí voy a citar el refrán que dice que “que culpa tiene la
estaca, si salta el sapo y se ensarta”, para querer decir, que qué
culpa tengo si ya ese o tal tema ya lo he tratado y escrito antes.
La culpa no es de la estaca, sino del sapo. Y no es que lo sepa
todo y me las quiera echar de un “sabihondo”, como se dice.
Lo que pasa es que ya lo he hecho antes, he hecho intentos de
ahondar un poco sobre esos temas tan abundantes e
interesantes. Ya voy a dejar la defensiva para otro momento y
sea válido hasta ahora lo de ahora.
Decía – para seguir con la historia y con el chisme –
que ya había llegado el resultado del CT-PET, y que no había
nada nuevo. Se confirmaba que el mal estaba y que para nada
se había “pelado” la doctora. Era tal cual. Pero era nuestro
derecho buscar otra opinión médica y no estaba de más;
tampoco se trataba de desautorizarla ya que no se había hecho
nada sin su consentimiento, asesoría y recomendaciones para
este o cual paso a seguir. Siempre ella había sido el enlace y la
referencia. De ella íbamos y hacia ella volvíamos siempre. Ella
generaba los enlaces y hacia ella iban todos los resultados y

98
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

estudios, quien pacientemente esperaba para comenzar a


continuar. Así había sido siempre.
Una vez llegados los resultados se comenzó a realizar
todos los exámenes pertinentes para la aplicación de la primera
sesión de la siguiente fase de las quimioterapias, que serían tres
o cuatro, antes de la fase fuerte del proceso completo del
procedimiento del transplante de la médula ósea. Y que será
como será cuando sea… Y para lo “que Dios nos agarre
confesados”, como se dice; es decir, preparados para lo que
sea, que es lo que quiere decir ese refrán… ¿O será eso u otra
cosa lo que quiere decir?... No olvidemos que “los refranes son
evangelios chiquitos”, a pesar de que a Don Quijote le
molestase sobremanera el que Sancho Panza utilizara tantos
refranes en sus andanzas, en el que uno era “loco” y el otro
“también”, ya que “es más loco el que anda con un loco que el
loco mismo”, dice otro refrán… Además, “el que nace loco…
ni que lo fajen chiquito”… Perdón, que así no es… “el que
nace barrigón… no sube palo”… ¿Y cómo con esa tremenda
barriga? No de la del palo…

99
20

A punto de comenzar las nuevas quimioterapias, como


se tenía programado, en vías del transplante de médula ósea, y
para ello todos los exámenes y todas las previsiones, desde
examen de dermatología hasta la revisión dental, para evitar
cualquier posibilidad de infección, ya que todas las defensas
del cuerpo serán llevadas prácticamente a su más mínima
expresión posible, en ese procedimiento. Mientras tanto todo
continuaba igual, nuevo y viejo, viejo y nuevo, al mismo
tiempo, como ya dije. Por un lado preocupado por lo que
desconocido que vendría, aunque ya tenía la experiencia de las
quimioterapias, pero igual, un poco nervioso. En ese “mientras
se iba” como muestra del moverse, lleno de expectativas, como
es de suponer. Tratando y haciendo todo sin ningún cambio,
gracias a Dios y a la Virgen, porque todavía todo respondía
bien.
En esos días se agotó la primera impresión del libro
“Por culpa de la tripa (o gracias a ella)” y estaban buscando el
libro. Me dediqué, entonces, a corregir algunas cosas de ese
libro para ver la manera de llevarlo otra vez a la imprenta,
sobre todo omitiendo nombres. Por esos mismos días me
hallaba indeciso de llevar a la imprenta el libro “Debajo de la
matica”, aunque me animaba por momentos porque
consideraba que el tema planteado en esa novela tenía mucha
vigencia, sobre todo porque en esos día se había celebrado una
nueva conferencia en Ginebra (Durban II), sobre los Derechos
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Humanos, a pesar de que nueve países habían boicoteado la


conferencia antes de su inicio: Estados Unidos, Israel,
Alemania, Canadá, Italia, Polonia, Holanda, Australia y Nueva
Zelanda. República Checa se sumó a ellos el lunes tras el
discurso de Ahmadinejad, que había sido realmente explosivo
al considerar que los judíos con el pretexto del “holocausto”
estaban pasando de ser víctimas a manipuladores de la opinión
pública internacional, en la que los Palestinos estaban llevando
todas las de perder. El tema es y era realmente vigente, como
creo que habrá de serlo la novela que tengo dicha.
Por otro lado, en esos mismos días tuve que ir a
hacerme trabajo dental porque no se iniciarían las quimios si
eso estaba pendiente. En esos menesteres sucedieron cosas
muy interesantes, que las resumí en una expresión, tal vez
inventada en el momento. Ante la divergencia de criterios de
que si tenía gengivitis o esto otro, y las palabras que se
utilizaban terminaban en “itis”, le comenté a la persona que me
estaba haciendo el trabajo – “ahora falta que lo que tengo en la
boca y en los dientes, sea “getitis” – es decir, inflamación de
la… - quítele el itis final a la palabra y tendrá lo que faltaba
que tuviera… La persona soltó la carcajada cuando entendió lo
que quería decir de manera jocosa en el momento. También me
decía que tuviera quieta la lengua pues la movía un poco a la
hora de trabajar con las muelas; - “so sí que es imposible”– le
contesté en chiste – “pues ni yo mismo me aguanto la lengua”-.
Quizás sea a eso que sea tan “get”; ahora ya no con “itis” al
final, sino con “ón”. Y al fin y al cabo todo relacionado con la
boca…y con la lengua… y con los dientes, y con la
inflamación…pues eso es lo que quiere decir la terminación
“itis” en medicina.
Por otro lado del otro lado, o del mismo tal vez,
también estaba indeciso de si dividir este libro en dos partes.
La primera parte que contara hasta antes de ir a Caracas a lo

101
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

del transplante; y la segunda parte, que contara todo el proceso


del transplante como tal, con sus cargas de experiencias. De
manera que el libro pudiese llevar por título “Todavía no ha
estirado el rabo la puerca – Primera parte” y “Todavía no ha
estirado el rabo la puerca – Segunda parte”. Y ya no sería un
libro, sino una colección de dos. Le preguntaba en forma de
consulta a algunos que sabían del contenido, porque lo leían
por internet, pues lo que iba escribiendo lo ponía en la web de
manera inmediata, y me contestaban que sería interesante que
estuviese dividido en dos partes, aunque algunos opinaban que
era mejor en un solo libro. Pero, a mí me asustaba “el
mientras”, como es de suponer y ya dije en la experiencia de la
vida como un viaje en el libro del mismo título. Me daba un
sustico “el mientras”. A lo mejor ni sería como lo pintaban,
como se dice. A este respecto, un chistecito: “estaba un grupo
de amigos conversando en una plaza. En eso uno de ellos, se
levantó del sitio donde estaba y con un palito que tenía en la
mano, dibujó una raya en el piso. Todos los del grupo se
quedaron mirándolo. Entonces, él los retó, diciéndoles: -“A que
no adivinan qué es esto” – y les señalo la raya que había
trazado en el suelo. Todos dijeron: “una raya, una línea…” –
“Pues; no” – alegó… - “Es un tigre”, dijo… -“¿Un tigre?” –
refutaron todos al mismo tiempo. – “Sí; un tigre” – ratificó él…
“Porque el tigre no es como lo pintan”…
Igual en este caso: “el tigre no es como lo pintan”. Pero
uno se lo imagina como se lo imagina, y a lo mejor, ni es como
uno se lo pinta. A lo mejor sea dos rayas, o una, o tres, o
ninguna, o un gato grandote, o más bien pequeño; o tal vez, no
un gato, sino una jauría; o ni siquiera un gato y no llega ni a
tamaño de ratón… Quizás por eso es que sea mejor que este
libro sea dividido en dos partes, porque en la segunda se
contará cómo era el tigre; a lo mejor, sea la experiencia de
“¿eso era todo?”… O sea, “más la bulla, que la cabuya”…

102
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Pero por ahora es “bulla”, porque es parte del “mientras se va”;


y habrá que esperar a llegar. Pero, de que es bulla, es bulla; y
tenemos derecho a ello, y nadie nos va a quitar lo bailao, así
sea bulla, o no lo sea. Porque, además, ¿cómo hacemos para
que la loca de la casa, o sea la imaginación, como le decíamos
en el libro “Chévere, cambur pintón”, no ande a su antojo y
capricho por toda la casa…? Y, ¿quién le va a quitar el palo a
la loca de la casa… a la imaginación? Es parte del “mientras se
va”. Inevitable, con sustico y todo.
Ahora, por una parte de otra, que no sé por fin de cuál,
quiero abordar un tema que me tiene un poquito necesitado de
tratarlo. Y es el tema de la “voluntad de Dios” con la que llega
mucha gente con su buena intención a apoyarlo a uno en estas
situaciones, pero que colocan en manos de Dios, lo que es un
misterio, y debe quedarse como misterio que es, por eso es de
Dios y es misterio, al mismo tiempo. Aquí es muy
recomendable ir al libro de Job, con su gran enseñanza; no la
de Job, sino la del autor que tiene una intención al escribir lo
que escribió.
Para empezar este tema que ya comencé, el de Job, es
básico ubicar las cosas en su lugar: Primero: El autor, se
inventa una historia; es decir, un recurso literario para querer
decir lo que piensa. Segundo: lo que piensa el autor del libro de
Job (o sus autores, porque es de la lista de los libros
sapienciales de la Biblia), es que la vida es un misterio, sobre
todo lo del sufrimiento y lo del dolor. Nadie lo entiende. Y
nadie tiene explicación, porque el dolor y la enfermedad
existen. Ahí no hay duda. Existe. Tercero: es ahí donde el autor
en su recurso se inventa una conversación con Dios y Satán, y
en donde Satán le hace una propuesta a Dios (Yahveh) porque
Dios está muy contento de su siervo Job. Sin embargo, Satán le
dice a Dios (recurso literario del o los autores, como tradición
enriquecida en el tiempo, en el pueblo de Israel) que le cambie

103
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

la suerte a Job, para que vea que las cosas cambian, y entonces,
Job renegará hasta de Dios, por su situación. Realmente
interesante el planteamiento de ese libro.
Solamente veamos como comienza el libro. Dice:
“Había una vez en el país de Us un hombre llamado Job:
hombre cabal, recto, que temía a Dios y se apartaba del mal”.
Muy bien. Ya está marcado el recurso literario en su puro
comienzo, al decir: “Había una vez…”. Y ahí comienza el
cuento o la historia, que sin duda tiene su propósito e intención.
Pero, ya en su comienzo queda, también, marcado el tema
sobre el que va a tratar: el hombre era bueno, temía a Dios y se
apartaba del mal. En el mismo comienzo ya está demarcado el
límite o la frontera sobre la que va a girar todo el libro. Y es
entonces cuando el autor(es) colocan en su imaginación
literaria (y es válido que sea, porque es recurso) una
conversación entre Dios y Satán. Mejor coloquemos el
principio del libro para ilustrarnos directamente con la fuente:

Había una vez en el país de Us un hombre llamado Job:


hombre cabal, recto, que temía a Dios y se apartaba del mal. Le
habían nacido siete hijos y tres hijas.
Tenía también, ovejas, camellos, quinientas yuntas de
bueyes, quinientas asnas y una servidumbre muy numerosa. Este
hombre era, pues, el más grande de todos los hijos de Oriente.
Solían sus hijos celebrar banquetes en casa de cada uno de ellos,
por turno, e invitaban también a sus tres hermanas a comer y beber
con ellos.
Al terminar los días de estos convites, Job les mandaba a
llamar para purificarlos; luego se levantaba de madrugada y
ofrecía holocaustos por cada uno de ellos. Porque se decía: «Acaso
mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en su corazón.» Así
hacía Job siempre.
El día que los Hijos de Dios venían a presentarse ante
Yahveh, vino también entre ellos el Satán. Yahveh dijo al Satán:
«¿De dónde vienes?» El Satán respondió a Yahveh: «De recorrer la
tierra y pasearme por ella.»

104
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Y Yahveh dijo al Satán: «¿No te has fijado en mi siervo


Job? ¡No hay nadie como él en la tierra; es un hombre cabal, recto,
que teme a Dios y se aparta del mal!»
Respondió el Satán a Yahveh: «¿Es que Job teme a Dios
de balde?
¿No has levantado tú una valla en torno a él, a su casa y a
todas sus posesiones? Has bendecido la obra de sus manos y sus
rebaños hormiguean por el país.
Pero extiende tu mano y toca todos sus bienes; ¡verás si
no te maldice a la cara!»
Dijo Yahveh al Satán: «Ahí tienes todos sus bienes en tus
manos. Cuida sólo de no poner tu mano en él.» Y el Satán salió de
la presencia de Yahveh.

Después el autor comienza a colocarle toda clase de


penurias a Job, muerte, enfermedad, desgracias, ruina
económica, soledad social (pues en caso de enfermedad, esa es
la experiencia: soledad social), victima de los vecinos, etc…
como consecuencia de cada arremetida “del Satán” (como dice
el texto) con el permiso de Dios. Más adelante el autor coloca
tres amigos de Job, quienes asumen posiciones de saberlo todo
y de echarle en cara a Job, supuestos mal comportamientos en
contra de Dios. Cada uno de estos tres amigos son
precisamente las ideas que el autor quiere refutar. Ideas como
que no necesariamente a una persona buena le va bien aquí en
la tierra, y que Dios no manda castigos de manera directa. Los
amigos le echan en cara a Job y asumen posturas de juicio al
afirmar lo que ellos mismos pensaban y lo colocaban como
acciones de Dios. Ellos incitan a Job a que maldiga a Dios y
para que Dios acabe de una vez con su vida y descanse de su
circunstancia tan terrible y devastadora. Job, todo lo contrario,
les refuta a ellos y pelea con Dios. Luego, el enojarse ante una
circunstancia concreta de la vida y aparentemente tutearse con
la divinidad, no es señal de atrevimiento, sino, más bien de
confianza. Es una gran lección, entre otras, de las que tiene el
libro de Job. La idea que quería transmitir el autor. Al respecto
105
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

auto-recomiendo mi libro “La crisis del Rey David” en donde


se presenta una situación ficticia, en el caso del Rey David, y
real, al llevarla como aplicación a nuestras vidas, y en donde se
coloca de fondo temático las ideas del libro de Job.
Recordemos que en este libro no queremos colocarnos
“projundos” porque, “los pajaritos… las pajaritas… no tienen
baño”, como ya dijimos… ¿O, no; O, sí? En todo caso, como
ya lo coloqué en el libro “Chévere, cambur pintón”, citemos un
poquito, no más, la conclusión del libro de Job, o sea de su
autor, porque Job es el recurso (cfr. Job 38-40):

Yahveh respondió a Job desde el seno de la tempestad y


dijo: ¿Quién es éste que empaña el Consejo con razones sin
sentido? Ciñe tus lomos como un bravo: voy a interrogarte, y
tú me instruirás. ¿Dónde estabas tú cuando fundaba yo la
tierra? Indícalo, si sabes la verdad.
(…)
Y Yahveh se dirigió a Job y le dijo:
¿Cederá el adversario de Sadday? ¿El censor de Dios
va a replicar aún?
Y Job respondió a Yahveh:
¡He hablado a la ligera: ¿qué voy a responder? Me
taparé la boca con mi mano. Hablé una vez..., no he de repetir;
dos veces..., ya no insistiré.

¿Qué, con todo eso? Que Dios no se va a contradecir.


Dios es amor. Dios no necesita probar a nadie por la sencilla
razón que somos criatura y por consiguiente sometidos a la
fragilidad del tiempo y a veces doblegados por las
circunstancias. ¿Qué gana Dios con probarnos? ¿Será más Dios
con eso? Entonces, ya no es tan grande… y necesitaría
alimentarse de nuestra debilidad para crecer… ¿Entonces? Que
es un misterio. No lo entiende nadie. Y nadie puede y debe
asumir posturas como la de los supuestos amigos de Job o de la

106
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

de su esposa. ¿Pruebas de Dios? Entonces sería una prueba de


su debilidad. Y no asumamos posiciones de saberlo todo. Es un
misterio. El dolor, el sufrimiento, la enfermedad, las
adversidades. Esa es, entre otras, la gran enseñanza del libro de
Job, o de su autor. Es un cuento o una historia con una gran
enseñanza teológica del misterio del hombre. Mucha gente de
muy buena fe llega con afirmaciones, como “Dios es
grande…” “Todo lo puede”. Por supuesto, por eso es Dios.
Pero, quieren decir, que Dios es grande porque va a quitar, en
este caso la enfermedad. Y se podría alegar inmediatamente:
“O sea, ¿que es grande, porque va a quitar la enfermedad?… Y,
¿no podría ser más grande o tan grande, como dicen, y no
hubiese permitido la enfermedad, más bien?” O sea, que ¿es
grande, porque la quita? ¿No hubiera sido mejor que mostrara
su grandeza no permitiéndola, ni mandándola, en caso que se
crea que la El la mandó? En el caso de que así fuese, a Dios le
cabría una demanda, y es lo que el autor del libro de Job, pone
en boca y en la actitud del propio Job frente a Dios, en señal y
manifestación de confianza, precisamente. Suena a escándalo,
y lo era para los tales amigos de Job. Pero Job se mantiene en
su criterio y en su manera de pensar, que no es otra cosa que el
criterio y la manera de pensar del autor, que utiliza un recurso
literario. Bonito realmente el libro de Job… Con un gran
contenido de fe y confianza, a pesar de que algunos pudiesen
escandalizarse por la actitud de Job que dice lo que dice en sus
momentos realmente desgarradores y terribles. Ese
escandalizarse es lo que el autor del libro pretende en su estilo
porque busca demostrar justamente lo contrario. Ahí está el
escándalo, sobre todo porque lo que el autor coloca en boca de
su personaje (de su invención como recurso). Dice:

«¡Perezca el día en que nací, y la noche que dijo: «Un varón


ha sido concebido!» El día aquel hágase tinieblas, no lo
requiera Dios desde lo alto, ni brille sobre él la luz. Lo

107
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

reclamen tinieblas y sombras, un nublado se cierna sobre él,


lo estremezca un eclipse. Sí, la oscuridad de él se apodere,
no se añada a los días del año, ni entre en la cuenta de los
meses. Y aquella noche hágase inerte, impenetrable a los
clamores de alegría. Maldíganla los que maldicen el día, los
dispuestos a despertar a Leviatán. Sean tinieblas las estrellas
de su aurora, la luz espere en vano, y no vea los párpados del
alba. Porque no me cerró las puertas del vientre donde
estaba, ni ocultó a mis ojos el dolor. ¿Por qué no morí
cuando salí del seno, o no expiré al salir del vientre? ¿Por
qué me acogieron dos rodillas? ¿por qué hubo dos pechos
para que mamara? Pues ahora descansaría tranquilo, dormiría
ya en paz, con los reyes y los notables de la tierra, que se
construyen soledades; o con los príncipes que poseen oro y
llenan de plata sus moradas. O ni habría existido, como
aborto ocultado, como los fetos que no vieron la luz», (Job 3,
3-16).

Y ¿eso no es fe? La más pura, desde la existencia


misma, a pesar de lo escandaloso que es.
A este punto, sean válidos dos chistecitos: Uno:
“Cuentan que la ballena se tragó a Jonás. Y Jonás duró tres días
en el vientre de la ballena. Jonás dentro de la ballena le hacía
cosquillas. Y la ballena decía: “No, Jo…nás…. No, Jo…nás”
(¿Dónde está el chiste?... repítalo varias veces en voz alta,
sobre todo lo que decía la ballena, y entenderá el chiste). El
otro: “La mujer de Job, al igual que los tres amigos de Job, le
decía a Job: “No, jo…b….No, jo…b” (repitalo en voz alta y
entenderá el chiste). Y, ¿si no lo entiende? “Ahí, que sí, que,
entonces, tuerce el rabo la puerca”, porque si no entiende,
¿entonces, para qué sigo hablando? (y véase el chiste del
prefecto del pueblo que ya conté en alguna otra parte, ya ni sé
en que pueblo fue, o en qué número de página… mejor: “eche
pa’trasito”, y recuerde también ese otro chiste, por lo menos la

108
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

idea). Y, ¿si, ni uno; ni otro?... Ah; no… me…jo… ra…nada el


enfermo, como se dice…
Y dejemos así, por los momentos… porque los
pajaritos… las pajaritas… Pero, repitiendo la misma
experiencia del autor del libro de Job con su propósito en su
enseñanza: “Desnudo salí del seno de mi madre, desnudo allá
retornaré. Yahveh dio, Yahveh quitó: ¡Sea bendito el nombre
de Yahveh!» En todo esto no pecó Job, ni profirió la menor
insensatez contra Dios…”
Volviendo a la posibilidad de dividir este libro en dos
tomos, queda en veremos. O tal vez la experiencia del
transplante con todas sus expectativas y realidades sea el título
de un libro aparte. Eso se verá en su momento.

21

He dicho ya que me habían regalado un ejemplar del


libro “Sin querer queriendo, memorias”, de “Chespirito”, y ya
he dicho algunas cosas interesantes de su lectura, sin negar, por
supuesto, un podo de influencia, como también es lógico, ya
que siempre marca una lectura o una canción o una pintura, o
una conversación. Algo de esto último lo he plasmado en el
libro “El Viaje” al decir que los demás nos van marcando y
moldeando, en cierta manera, a sus entornos siempre y cuando
haya habido una relación interpersonal; y en el caso de una
lectura de un buen libro, o el escuchar una canción bonita y
subjestiva, o mirar una pintura que transcienda los sentidos, o
entablar una conversación envolvente; sin duda, que nos vamos

109
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

perneando de esos detalles que sólo la sensibilidad sabe


percibir, y algo de nosotros se nos va en eso o ese que nos ha
relacionado, y algo de eso o ese que nos relacionó nos va
moldeando. Al punto que no somos “seres islas” sino que
dependemos de todo y de todos y así en un círculo envolvente
hasta llegar a convertir cada momento y situación en
experiencias, realmente, llamada experiencias religiosas. Sin
duda. Experiencias religiosas, no porque nos haga rezar o
cosas por el estilo, sino porque nos convierte en seres en total
dependencia existencial de los demás, y en donde cada
momento es único e irrepetible, y en donde la apertura en la
búsqueda y el encuentro simultáneos, nos llevan
inevitablemente a “padecer” cada momento como una fuente
sin fondo de vida y de muerte, al mismo tiempo. Esto, sin duda,
que es “profundo”. Pero en donde “el padecer” no es parecido,
ni en lo más mínimo, a sufrimiento o a tragedia; todo lo
contrario. Es decir, padecer en el sentido de hacerse uno en el
otro y en cierta manera, sin pretender cargar la cruz del otro,
hacerse parte de esa misma situación, cosa que marca.
Entonces, todo marca y todo influencia. No se es el mismo
después de haber leído un buen libro, o haber visto una buena
pintura o escultura, o después de haber escuchado buena
música, sobre todo si esta es música clásica. Eso lo va
cambiando y transformando a uno lentamente. Es decir, lo va
influenciando. De allí el placer que se siente por esas
manifestaciones del arte. De lo contrario, no se ha hecho co-
partícipe de esa expresión, y no se ha crecido.
Todo esto para justificar que la lectura del libro que
tengo citado de Chespirito, además de todos sus personajes y
creaciones de la televisión, nos han marcado y me han, a mí,
también. Ya esta manera de hablar y escribir es esa marca, sin
duda, y lo hago consciente y sabedor de ello. El caso es que
leyendo ese libro y viendo la historia accidental de la creación

110
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

de sus personajes, según se iban dando según las circunstancias


o como dice el autor de manera tan realista, “la adversidad
productiva”, me lleva a animarme a mí también a hacer otro
tanto al intentar hacer un recorrido por mis libros escritos, y
presentarlos aquí, quedando más que demostrado eso de la
“adversidad productiva”, pues en menos de un año y en pleno
proceso de enfermedad del cáncer llevo escrito cinco libros
(Por culpa de la tripa…, Chévere, cambur pintón; Calzón
quitao..., Debajo de la matica; y este, el de la Puerca…). Así;
influenciado y animado me lanzo a intentarlo, además, porque
este libro tiene ya trazado que es, de alguna forma,
autobiográfico de manera más directa. Y para ponerme a la
defensiva, cosa que no sería extraño, se trata de gustos y
colores…
Así, tenemos el primer libro que vio la luz, cuyo título
es “Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta
sobre el Padrenuestro); aunque, ya había escrito dos intentos
de novela, y noventa poemas, en los tiempos de estudiante y
los tengo en cuadernos. La idea principal del libro “Así en la
tierra como en el cielo…” es el descubrimiento de la diferencia
de “cielos”, en plural, y de “cielo”, en singular, como aparece
en la oración del Padrenuestro, oración que según los
Evangelios, Jesús nos dejó como modelo para rezar, ante la
petición de sus discípulos de que les enseñara a orar como Juan
a sus discípulos. Ante esa inquietud en la propia oración del
Padrenuestro me dí a la tarea de buscar en la propia Biblia las
veces que aparecía “cielos” y “cielo”, ya que en el
Padrenuestro, según la versión del Evangelio de San Mateo, se
dice: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra
como en el cielo”. Subrayo aquí los cielos y el cielo, ya en el
propio comienzo de la oración. Y lo sorprendente es que
cuando aparece cada uso, en relación a tierra, tiene dos

111
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

significados distintos. Y, entonces, es cuando el subtítulo del


libro (reflexiones de poeta sobre el Padrenuestro) adquiere su
valor y significado en mi estudio, ya que en mi imaginación
esta misma oración resonaba, así: "Padre nuestro que estás en
los "corazones"; santificado sea tu nombre; venga a nosotros
tu Reino; hágase tu voluntad así en "la cabeza" como en "el
corazón". Por eso el análisis de poeta de esa parte de la
oración. Y la diferencia de “cielos” con “cielo” es que en los
cielos (plural), se hace la voluntad de Dios, más no en el cielo,
que es singular y es la decisión del hombre. Por eso que Jesús
nos enseñó que oráramos de esa manera, según el Evangelista.
Precisamente, porque es en nuestro corazón (cielo) donde, a
veces, no se hace la voluntad de Dios, y es, entonces, cuando se
sucede la separación del corazón de la cabeza. Es un
descubrimiento de poeta.
Ese es el primer libro escrito. Estudiaba entonces en
Roma, Teología Dogmática, y no se podía dejar de recibir las
influencias de algunos profesores que iban por esa línea, como
lo digo en el prólogo de ese libro. Muy en el fondo, esa
profundización de mi parte sobre ese tema, tenía la intención
de ser un tema de tesis para el doctorado en Espiritualidad, una
vez terminada mi licenciatura en Teología Dogmática, mención
Cristología. Pero en el transcurso ya no quería saber nada de
Roma, y lo reflejaba en la una novela que estaba escribiendo
simultáneamente, de título “Los Dos”. En esta novela me
inspiraba el pensamiento del poeta Antonio Machado, y se me
dió la idea de inventar dos personajes, en parte ficticios y en
parte reales, con los que desarrollo todo el contenido, como
pretexto y recurso para exponer lo que pensaba sobre Roma,
Italia, y de “que el tigre no es como lo pintan”, desde mi
experiencia, por supuesto. Esta novela es muy fresca y ligera
de leer y ha gustado y tiene de fondo histórico la primera
guerra entre USA e Irak (1990-1992) y hago lo que yo

112
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

considero una “filosofía de la guerra”, como fenómeno tal vez


natural y necesario, en caso de serlo. No deja de ser,
ciertamente, autobiográfica, como también el libro del
Padrenuestro, por supuesto. Por ese mismo tiempo escribí “El
Viaje” y “La crisis del Rey David”. “El Viaje” es una novela, al
igual que “Los Dos”, y en ella hago filosofía de los
sentimientos opuestos, odio-amor, dependencia-independencia;
sentir-no sentir… Esta novela tuve miedo de publicarla porque
consideraba que era muy complicado lo que el personaje vivía
en su experiencia de los sentimientos opuestos; algo así, como
el yo y el otro yo, de cada persona. Sentía que odiaba pero se
recriminaba que odiase, pero odiaba e igual se recriminaba. Era
un sentimiento y era su opuesto, al mismo tiempo. Tal vez,
estaba muy influenciado por el sentir-no sentir de San Juan de
la Cruz y su experiencia mística. Por eso me daba miedo
publicarlo porque el personaje caía a veces en una ambigüedad,
de esto y aquello al mismo tiempo, pero prevaleciendo el
crecimiento como aniquilamiento en negación constante de una
apertura sin fin. Esta experiencia, sin duda, que genera mucha
riqueza interior, pero el mundo no está hecho para una persona
de esas características, ya que se lo come, por decirlo de
manera eufemística. Y ese era el miedo. No se estaba
proponiendo eso como modelo, pero podría pensarse que se
proponía para el mundo actual. Eso está bueno para un
ermitaño, pero para el hombre de hoy en el mundo de hoy, no
es más que un desubicado. El mundo de hoy es muy
competitivo y se llevan a quien sea por los cachos… Y eso en
todos los niveles… Sin excepción… Este libro es la puesta en
práctica del libro del Padrenuestro, con eso de “cielo-tierra”, y
“hágase tu Voluntad así en “la cabeza” como en “el corazón”.
Pero, en la vida agitada de hoy y con tantos intereses agresivos,
es imposible vivir en esa dimensión… De ahí el miedo que
tenía de publicarlo por considerar que se interpretara mal. Sin

113
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

embargo, es lo que considero como uno de mis mejores libros,


con todo y todo.
El libro “La crisis del Rey David” es una reflexión
consecuencial de los tres libros anteriores y la puesta en
práctica de un supuesto escenario del Rey David, con sus
repercusiones psicológicas de una supuesta complicación moral
y personal. Este libro es de un gran contenido psicológico y de
mucha ayuda en situaciones difíciles. Este libro ha sido
considerado por muchos de los que han leído mis libros, como
uno de los mejores, por lo menos hasta esos momentos, porque
después vinieron más. Y estoy de acuerdo, aunque el libro del
Padrenuestro yo lo considero de mucha importancia.
Al regreso de Roma, y como Roma misma, “el tigre no
era como lo pintaban”. Era como era. De nada me servía el
título de licenciado en Teología Dogmática, tampoco me
hubiera servido el título de Doctor en Espiritualidad. No podía
colocar un dispensario o una clínica, ni siquiera un consultorio
donde dijera “Licenciado en Cristología. Se atiende de 8 de la
mañana a once de la mañana, de Lunes a Viernes”. Se atiende
por citas o por hora de llegada. Nadie hubiera ido. Eso en caso
de que se hubiese querido sacar provecho al título de manera
efectiva y monetaria, porque cuando me paraba en el ambón de
la Iglesia a hacer mis reflexiones dominicales, era, entonces,
cuando me daba gusto discurriendo sobre los vastísimos temas
de la certeza y seguridad del dogma de la Iglesia, a pesar de mi
tendencia a ser demasiado escudriñador en esos temas de los
Evangelios, en los que me daba y me doy vida. Era el embelezo
de la gente lo que me daba gusto, pero embelezo en los que los
iba llevando como método y hacía que se les generara
inquietudes sobre esos y muchos temas. ¡Me daba vida. Que si
que! Mejor dicho, me doy vida… y lo disfruto porque veo el
feedback en correspondencia afirmativa.

114
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Después, al ser profesor de Cristología y de Teología


Dogmática, en la Escuela de Laicos de la Diócesis, en la que yo
era Director y profesor, escribí dos libros más para llenar un
vacío en los alumnos, pero con el deseo de generar en ellos
inquietud y hambre de búsqueda. Escribí el libro “Judas
Iscariote, uno de los doce” (en defensa de Judas, según San
Marcos 14, 10), en el que inventaba un personaje llamado
Pedro María Perales, como un lector empedernido y exlocutor
de radio, que le expone a su esposa Clementina la idea de
defender a Judas Iscariote. La idea principal de este libro, un
poco novelado, es que Pedro María Perales quiere inventarse
un Jurado para defender la imagen y figura de Judas, tan
maltratada en la historia, y sobre todo, exigir que a Judas se le
vea desde la mentalidad judía y no bajo el criterio cristiano,
como comúnmente se le ha visto. El libro no trataba del juicio
de si Judas se había condenado o no por haber entregado y
traicionado a Jesús de Nazareth. La idea era que a Judas hay
que considerarlo desde la visión judía y no cristiana. La
sorpresa es que como a los tres o cuatro años después de haber
escrito ese libro se generó la fiebre de estudiar a Judas en
muchos ámbitos intelectuales. No es que porque yo hubiese
escrito ese tema es que se generó la fiebre, es que sucede que
existe en el tiempo lo que llaman “el espíritu universal”; es
decir, que muchos están pensando sobre lo mismo de manera
paralela. Hasta un evangelio de Judas apareció. Por supuesto,
que influenció mucho en esa fiebre el libro de Dan Brow, El
Código da Vinci, que tenía mucho de novelesco y poco de
realidad histórica, aunque todo el mundo hizo escándalo por lo
primero, olvidándose que era recurso del autor para querer
decir lo que decía, y que no es el momento para presentar aquí,
sino lo necesario y conciso como la importancia, justamente,
de los opuestos, y de lo que mucha gente no se ha dado cuenta
al leer ese best seller. Tampoco era el primero que lo trataba.

115
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Había habido ya muchos intentos en algunos autores como el


del libro “la mujer es de Marte y el hombre de Venus”, o algo
así como título. No era novedoso, sino novelesco y con mayor
publicidad, simplemente.
El otro libro que escribí estando en la Escuela de Laicos
era “Y comieron del árbol”, que es tema de Teología
Dogmática, propiamente dicho. La idea era que Dios creó al
hombre y lo puso en el Jardín del Edén y le dio domino sobre
todo, pero con una condición: que no comiera del árbol de en
medio del Jardín, so pena de muerte. Todo le está permitido al
hombre, como criatura, sin olvidar que es criatura, y no dueño
del Jardín, que está colocado en él, y todo le está permitido,
pero que tiene reglas que respetar. Por esos días había sucedido
la tragedia del Estado Vargas, y ese era el fondo como recurso
para insistir en la idea de que cuando no se respetan los
derechos de los demás, sobre todo los de la naturaleza, estamos
comiendo del árbol prohibido, y viene, como consecuencia la
expulsión del Jardín del Edén.
También por recomendación superior escribí el libro
“Ministerios Extraordinarios”, libro que sería el libro texto y
base para la Escuela de Ministerios Extraordinarios de la
Diócesis. Este libro es ya un poco más serio porque es sobre la
enseñanza de la Iglesia en asuntos de Iglesia, sobre todo para la
formación de los laicos. Es un compendio bastante completo y
actualizado.
Después vino el libro “En los sueños se dan respuestas
de la vida diaria (el caso de San José)”, en el que se hace un
estudio desde la psicología sobre la realidad onírica del sueño,
como algo natural en el ser humano. Este libro puede
considerarse un libro básico para entendernos y puede ser más
bien un libro fundamental y de lectura obligatoria, para intentar
entendernos más y mejor, desde la experiencia de las imágenes
de los sueños. Los sueños están puestos y se dan en nuestras

116
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

vidas como parte de la autoterapia dada por la naturaleza. Se


inspira en San José para encontrarle sentido teológico y
psicológico. Es un buen libro y hasta se podría dar talleres de
autoayuda utilizando este libro como soporte y como material
bibliográfico.
Después vinieron “Lo que aparece en los Evangelios
(pero que no se dice), tomo uno y tomo dos, en donde se hace
análisis desde nuestras limitaciones, por supuesto, de algunos
extractos de los Evangelios. El primer tomo marca la
metodología de la pregunta y se hace avances interesantes. A
muchos les gustó más el segundo tomo, sobre todo, en lo del
análisis de la parábola del trigo y de la cizaña.
Y en la misma línea de las preguntas, pero, ahora en
forma más metódica y directa, escribí, primero el libro
“Preguntas y respuestas de todo cristiano inquieto”, en el que
intentaba preguntar sobre cosas diarias y rutinarias de saber
para todo cristiano, como cosas prácticas. Inspirado por ese
método, me aventuré y escribí el libro “Preguntas y respuestas
de toda persona inquieta sobre la oración”, en el que iba a
profanidades sobre la experiencia del rezar, y más aún, de la
maravillosa experiencia de la oración, pero no como ritual, sino
como vivencia concreta y existencial, en donde Jesús en el
Huerto de los Olivos es el modelo y prototipo para enfrentar la
cruz de cada día con naturalidad y gallardía. La relación en ese
libro es Pasión, muerte y Resurrección, y aplicado en la vida, la
misma realidad, al fin y al cabo, pero sin ningún tipo de
evasión, ni siquiera ante la posibilidad de pedir a Dios que
cambie nuestras situaciones o circunstancias, sino, más bien, la
de confirmarla para asumirla, por sobre todo. A modelo y
ejemplo de Jesús. Esa es la oración. Este libro con toda su
profundidad, ciertamente, es un libro solo para gente inquieta,
como ya se indica en el puro título.

117
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Antes de todos estos libros, simultáneamente, cuando


salía el libro de Ministerios extraordinarios, recopilé lo que
había escrito antes de ir a Roma a estudiar y publiqué el libro
titulado “El piar de un gorrión”, inspirado en el libro
“Ilustrísimos Señores”, del entonces Cardenal Albino Luciani,
después el Papa Juan Pablo II. Este libro gustó mucho, la
prueba está en que una señora que lo leyó y fue a México a
visitar una hija suya que se casó con un mexicano, me trajo de
regalo el libro que tengo citado de Roberto Gómez Bolaños, y
que me está ayudando para hacer este capítulo, como
inspiración. Son cartas muy divertidas a varios personajes. Tal
vez haga una nueva publicación de este libro. Es muy tierno y a
mi me gusta mucho. Es cuando necesito tener “platica” para
poder publicar todos mis libros. Algunos no han visto la luz
como yo quisiera que la hubiesen visto, como Teódulo y El
Viaje. Teódulo es una bellesura de libro, muy fresco, muy
sabrosito de leer, sobre todo porque está muy lleno de sencillez
y ternura subjestiva. Realmente, muy bonito. A quienes les he
dado algún ejemplar casero, es decir, impreso por mí mismo,
bueno, por la impresora, les ha encantado, al punto de decir:
“¡Ay; qué bonito!”
Otros libros: La cuerda floja, La Tempestad calmada,
La libertad de los Hijos de Dios, y, Material para retiros
espirituales. Este último libro es muy consultado por internet.
De hecho, se pueden consultar y ver todos los libros por
internet (escriba scrib.com; después, escriba Daniel Albarrán, y
aparecerán los libros). También están Debajo de la matica;
Calzón quitao y Cabeza pelá.
Después, el que me dio fama, fue el libro de la tripa…
Todo lo que tenía que pasar para que la gente supiera que yo
escribía. Porque me están pidiendo más libros de este y ya no
hay. Aunque, creo que el de la puerca me va a ser más famoso.
Cuando digo famoso, hablo de mi pequeño-gran mundo de la

118
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

parroquia. Ojalá fuese un best seller a nivel mundial. ¡Como


fuera! Aunque pueda que lo sea en un pequeñito grupo. Peor es
nada, como se dice. O como dice aquel refrán: “Algo, es algo;
peor, es nada, dijo el diablo, y se cargó a un Obispo”. ¡Casi
nada…!
A estas altura podría alguien preguntarse el por qué
hago esta exposición de mis libros, ¿será una especie de
despedida? Ni para saber si lo sea. Pero, animado por la lectura
del libro de “Chespirito” que tengo citado, me animé a exponer
un poco de cada uno de mis libros, para darlos a conocer. Así
como “Chespirito” con el libro que dije está dando a conocer
que su obra no solamente es El Chapulín Colorado y El Chavo,
y se sorprende uno al ver lo extensa y prolongada que es su
creación, gracias a la lectura de su libro; un poco, por eso,
estoy haciendo también yo, para dar a conocer mi producción,
tan desconocida como la obra de Roberto Gómez Bolaños, si
no es por lo que él mismo escribió de su trabajo.
Hacia el año 1998, tal vez, no recuerdo con exactitud,
concursé con un cuento en un concurso de literatura en
México. Mons. Constantino Maradei también concursó con una
novela. Fue él quien me invitó a participar. Ambos mandamos
nuestras creaciones y ninguno ganó, y ni supimos qué pasó.
Sólo sé que ganó un título que llevaba el nombre de una piedra,
o algo así, y eso porque el mismo Mons. Maradei me lo
comentó. Al respecto, Mons. Maradei hizo el siguiente
comentario, para comprender las limitaciones de ciertos
autores, como nosotros. Dijo – “uno está fregado (uso este
eufemismo, porque él utilizó otra palabra) porque uno (los
curas) no puede escribir sobre cierto temas, que es lo que le
gusta a la gente leer, que es sobre el sexo y esas cosas… ”
Para terminar con este capítulo, quiero hacer un hacer
un pequeño bosquejo del libro “Material para retiros
espirituales”, porque considero que este libro es muy bueno.

119
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Modestia y aparte, como se dice. El libro gira sobre la idea del


Jardín del Edén y de que el hombre ha sido colocado en el
Jardín como huésped y no como dueño. Cuando el hombre
olvida esa dimensión como criatura invierte el orden y pasa a
convertirse en dueño, olvidando que el dueño es Dios;
entonces, el hombre, inmediatamente pierde la paz y es
expulsado. Es cuando viene, según el Evangelista San Lucas, la
paz para el hombre, porque es posible, gracias a la encarnación
de la Palabra; y es cuando en el anuncio a los pastores, por el
nacimiento de Jesús en Belén, los ángeles prorrumpen en el
cántico de “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a
los hombres…”. Y el libro, entonces, resalta la idea de que la
Gloria a Dios consiste en que el hombre tenga paz. Y para eso
viene Jesús, el Cristo. Y, en donde, la fidelidad a la historia es
la clave y la cruz la invitación teológica para comprender esa
verdad. Ese libro es una sorpresa y un descubrimiento. La paz
en el hombre, es la Gloria a Dios. No otra. Dios es glorificado
si el hombre encuentra la paz; y esta posible, en la noticia del
nacimiento del niño en Belén.
Pero… los pajaritos…no tienen baño…

120
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

22

Es domingo. Todo normal. Fui a los últimos exámenes


para llevarlos el lunes a la primera aplicación del nuevo ciclo
de quimioterapias, en vías de preparación del transplante. En la
misa de la mañana expliqué a grosso modo, como se dice, lo
que entendía que iba a ser la nueva fase del tratamiento.
Muchos se acercaron a darme un abrazo y darme valor,
después de la misa. Y hubo un detalle que es bonito resaltarlo.
Alguien me trajo un CD que otro alguien me había mandado.
No se sabía qué contenía. Cerca del mediodía lo coloqué en la
laptop y me dio una sorpresa muy agradable: era un CD que
contenía un homenaje a Roberto Gómez Bolaños y a Florinda,
en el Perú. Eso significaban muchas cosas: primero: que el
alguien que mandó el CD había leído el libro “El piar de un
gorrión” y sabía de mi gusto por Chespirito. Segundo: que el
alguien del CD había estado leyendo este libro por internet y
sabía lo que yo estaba escribiendo al respecto. Recordemos que
todo lo que voy escribiendo de este libro, lo subo
inmediatamente al internet, y los que saben ubicarlo pueden
llegar fácilmente a él y leerlo y hasta imprimirlo. En todo caso,
puede verse la página siguiente: daniel.trimilenio.net. Y ahí
encontrará el acceso a todos los libros. Hoy en día ya no hace
falta colocar las tres w (www.) antes de la dirección, ya que el
propio sistema lo autocoloca. O sea que con solo colocar la
dirección aparecerá o la opción, si es por google, por ejemplo,
o entrará directamente, si lo coloca en el explorer propiamente.

121
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

En las dos posibilidades era muy alentador y eso me


animaba a mantenerme en lo estaba haciendo, a pesar de los
pesares; es decir, en seguir escribiendo, porque son esos los
estímulos que lo animan a uno en estos menesteres, aunque es
más que sabido que un escritor se muere de hambre. En mi
caso, no es que fuera a vivir del fruto de mis libros, porque
hasta ahora, no ha sido ese el móvil que me ha llevado a
escribir, sino una como necesidad y una búsqueda. Sin dejar de
negar un eterno encuentro que lleva a transmitir los resultados
de esas búsquedas. Es un círculo. No sé, si vicioso. Tal vez sea
fruto de la experiencia del “dáat” del que hablo en el libro
“Debajo de la matica”, y que sin saberlo, ya poseo y he
cultivado, a pesar de no ser judío, y que tampoco es
exclusividad judía, sino herencia del género humano. De
hecho, dos personas que sabían de lo que estaba escribiendo
cuando llegué al tema del “dáat” y de lo del “genio judío”, me
preguntaron, que si yo no tenía sangre judía. No sé, si lo
hicieron para burlarse, o para reconocer en sorpresa ese método
en mi manera, tanto de hablar de algunos temas, como en
algunos de mis libros, como en el libro “Así en la tierra como
en el cielo (reflexiones de poeta sobre el Padrenuestro)”, “Lo
que aparece en los Evangelios, pero que no se dice”,
“Preguntas y respuestas de toda persona inquieta sobre la
oración”, y el mismo libro “Debajo de la matica”. De hecho,
el descubrimiento, tal vez banal para muchos, de la diferencia
de “cielos” y “cielo” en la oración del Padrenuestro y de su
comprensión en la relación con la experiencia de poeta, sea una
aplicación del triple método del “dáat” (“Jojmá-Biná-Dáat”, y
que sería lo mismo que las tres facultades en el intelecto
humano de Sabiduría, Entendimiento y Comprensión. Común a
todo el género humano). Tal vez y sin saberlo, ya se poseía el
dominio, por supuesto que sin técnica y práctica consciente, de
ese método de estudio y oración, al mismo tiempo. En donde la

122
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

experiencia intuitiva sea la clave de todo. De allí que en el caso


del libro “Así en la tierra como en el cielo…” sea una
experiencia de poeta, o de místico, pues no hay diferencia, en
donde prevalece la intuición, a la que se le sigue para
entenderla y comprenderla. Eso lo estoy explicando ahora
después de haber escrito el libro “Debajo de la matica”,
afirmando con ello, igualmente, que hay un crecimiento
escalonado de libro a libro, como en los eslabones de una
escalera, ya que en uno había un descubrimiento que llevaba
automáticamente al siguiente, y así sucesivamente. Aunado
todo con la lectura y el estudio paciente en todo el tiempo
porque no se da nada de la nada, sino en espiral creciente, pero
partiendo del paso anterior y así en cadena, como es lógico. A
veces se me olvida que no quiero ponerme “projundo”, por las
razones que ya he dado. Con toda seguridad ya me… los
pajaritos…
Volviendo en donde íbamos, decía, que el CD y el
homenaje en Perú al par de personajes que se sabe… ¡Bonito
detalle! Voy a disfrutarlo… Así que por ahora…
Al día siguiente me comenzarán las nuevas sesiones de
las quimio. Esperemos a ver, cómo es el tigre…

123
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

23

Comenzaron las quimios. Y el tigre fue, como fue. Ni


tan fiero, ni tan manso; simplemente, tigre. Porque se podría
aplicar el refrán que dice “donde ronca tigre, no hay burro con
reumatismo”, ya que tigre es tigre donde lo paren, así no sea
como lo pinten, y así sea tigre amaestrado de circo. No. ¡Qué
va! Tigre es tigre. Con ello queda ya dicho todo. Fue tigre.
Tampoco es necesario que se detalle todo al respecto. Con que
sepamos que fue lo que era, está dicho todo, aunque que no se
dejará de negar la curiosidad por saber esos pormenores, pero
eso puede ser para un tema de telenovela y yo apenas doy con
novelas de papel o de historias como estas, que se distancian de
la fantasía, y son purita realidad, pero contada de manera
jocosa. Además se entraría en detalles que no vienen al caso y
que se pueden resumir en lo que es una experiencia de
hospitalización de cinco días, que fue lo que duró, mientras se
aplicaba la quimio correspondiente. Vamos a hacer como
hacen los evangelistas con Jesús de Nazareth al no poder contar
la infancia del niño, por no tener elementos o por considerar
que no era la excepción, a pesar de ser el Hijo de Dios, al decir
al respecto que “El niño crecía y se fortalecía, llenándose de
sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él” (Lc. 2, 40); y
que sin llegar a comparaciones, pero sí a comprensiones de
esas verdades existenciales históricas y encontrarnos
reflejados, y sin excepción, afirmar en la práctica de que se
estaba siendo fiel a la historia, por eso no abandona a nadie la
gracia de Dios ni en esas ni en otras circunstancias. Y eso

124
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

llevaba a Jesús, en la teología del evangelista San Lucas, a


“crecer y fortalecerse, llenándose de sabiduría”, como nos lleva
a todos porque no somos la excepción sino la confirmación del
evento Cristo. Y en este momento puede haber una sorpresa y
un escándalo al ver escrito la expresión “evento Cristo”, pero
esa es la expresión que utiliza el Magisterio de la Iglesia en sus
documentos oficiales para hablar de todo el misterio de la
Historia de la Salvación, porque en esa expresión se resume
todo lo anterior al Jesús histórico, como proyecto querido por
Dios, y todo lo posterior al mismo Jesús, pero ahora en la
realidad del Cristo. Muy profundo. Y ahora no utilizo la
palabra con “j” sino con “f”, porque lo es… Y, aquí, para no
hacer una larga lista de autores, véase mejor mi libro
“Ministerios Extraordinarios” en donde se trata de esos temas
y en donde se citan algunos documentos que utilizan la
expresión que podría ser novedosa para algunos. Y con ello,
vuelvo a decir, como lo dije en alguna parte de este libro, de
“¡qué culpa tiene la estaca, si salta el sapo y se ensarta!”…
Por esos mismos días estaba la noticia de la peste
porcina y en algunas ciudades del mundo estaban pasando
trabajo al respecto. ¡Como son las cosas…! y este libro estaba
tratando justo de una puerca, pero con la diferencia de si torcía
o estiraba el rabo, y ya por otros lugares algunos estaban,
justamente, por los puercos, pasando a estirarlo o a torcerlo. Lo
de las coincidencias era pura y elemental casualidad. Yo ya
había comenzado a escribir el libro, antes de esas noticias, de
manera que alguien se estaba copiando, por decir algo en esta
desventura histórica. En algunos lugares exageraban la nota,
como se dice, pero es que a cualquiera le asusta que le pueda
llegar ya el sábado a la puerca, y se estaban tomando todas las
previsiones.
Los efectos de la quimio no se hicieron esperar, como
era lógico. No más mirar mi cara y lo hundido de los ojos,

125
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

como se tipifica en estos casos, era para confirmar que el


tratamiento estaba haciendo sus estragos, pero con la
esperanzas de mejorar la salud. Por ahora, era lo que era.
Así, que por los momentos, era así.
Lo demás para cuando sea lo demás; es decir, los
siguientes pasos de las restantes quimios en vías del transplante
de médula ósea. Y, como ya se dijo antes, que esta historia
tendrá la nota del “to be continued” (continuará), vamos a
dejar, por los momentos, hasta aquí. Lo que vendrá será para el
nuevo tomo, en caso de decidir la continuación con el mismo
título, en dos partes. Pero en caso de que sea un nuevo título,
tal vez, lleve el siguiente: “Como tres en el anca de un burro, y
con la gurupera corta”. Tal vez…
Por ahora, la puerca sigue con el rabo torcido. O sea
que está viva. Lo que supongo que el lector de este libro va a
tener que leer el siguiente libro para ver cómo van tres en un
burro, y con la gurupera corta. Es de imaginárselo: los tres
habrán de ir super incómodos. El que va adelante, casi en el
pescuezo del burro, estará a punto de llegar a las orejas del
burro, y a punto de salirse; el del medio, irá apretado por el que
va atrás, que no va a querer soltarse, porque se cae; y el de
atrás, habrá de ir agarrado a como pueda de el del medio, y
evitando caerse del burro, porque ya no tiene donde apoyarse…
Eso, sin imaginar al propio burro… O sea que los cuatro
habrán de ir pasando trabajo. ¿Cuáles cuatro? Si contamos el
burro, son cuatro…
Y esa será la experiencia que será del siguiente libro.
Entonces, la pregunta sería: “Bueno… ¿o es puerca, o es
burro?” Y la respuesta, es: Hasta ahorita, puerca… Desde
ahora, burro… Porque, terminamos con el libro de la puerca y
mantenemos la idea de que “todavía no ha estirado el rabo la
puerca”. Y claro que no lo ha estirado, porque si no, no
hubiese podido terminar este libro, y lo terminé. Para ello tenía

126
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

que estar vivo. ¡Menos mal! Ahora será la experiencia de ir de


a tres en un burro con la gurupera corta, pero con la puerca
viva y sin torcer el rabo. ¿Y que van a hacer los tres en el
burro? Sencillo. Es la garantía de que la puerca sigue viva, con
rabo y todo. Y hay que andar de esa manera… Es decir,
pasando trabajo… también el burro… Eso en caso de llevar ese
título… Ya será… como será.
Terminemos con una cita de la Biblia para ser lo más
realista posible, sin perder para nada el sentido de la fe:

Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo:


Su tiempo el nacer, y su tiempo el morir; su tiempo el plantar, y su
tiempo el arrancar lo plantado.
Su tiempo el matar, y su tiempo el sanar; su tiempo el destruir, y
su tiempo el edificar.
Su tiempo el llorar, y su tiempo el reír; su tiempo el lamentarse, y
su tiempo el danzar.
Su tiempo el lanzar piedras, y su tiempo el recogerlas; su tiempo el
abrazarse, y su tiempo el separarse.
Su tiempo el buscar, y su tiempo el perder; su tiempo el guardar, y
su tiempo el tirar.
Su tiempo el rasgar, y su tiempo el coser; su tiempo el callar, y su
tiempo el hablar.
Su tiempo el amar, y su tiempo el odiar; su tiempo la guerra, y su
tiempo la paz.
¿Qué gana el que trabaja con fatiga?
He considerado la tarea que Dios ha puesto a los humanos para
que en ella se ocupen.
El ha hecho todas las cosas apropiadas a su tiempo; también ha
puesto el mundo en sus corazones, sin que el hombre llegue a
descubrir la obra que Dios ha hecho de principio a fin.
Comprendo que no hay para el hombre más felicidad que alegrarse
y buscar el bienestar en su vida.
Y que todo hombre coma y beba y disfrute bien en medio de sus
fatigas, eso es don de Dios.
Comprendo que cuanto Dios hace es duradero. Nada hay que
añadir ni nada que quitar. Y así hace Dios que se le tema.

127
todavía no ha estirado el rabo la puerca…

Lo que es, ya antes fue; lo que será, ya es. Y Dios restaura lo


pasado. (Eclesiastés 3, 1-15).

Nos vemos… o con la puerca o con el burro… o en el


burro… porque “el que nace pa’barrigón… nunca su camino
endereza”… o “trabaja pa’la lapa”…o “le llega su sábado”… o
“mañana fío y pasado también”… o quien sabe si no fío… o
mejor fío porque si no me quedo con la mercancía… pero
entonces no me pagan… Mejor… Nos vemos cuando nos
veamos… o, “ayer lloraba por verte, y hoy lloro porque te ví”;
o, ni lloro y ni te veo…
Mejor… “jache puerca”…
Y terminemos con la imagen tomada de internet que
aparece en la portada del libro para que vea cómo está la
puerca y cómo está el hombrecito que la ve y tiene que darle
una bañadita… Jaja ja jajaja… e invito al lector que le da una
miradita a la portada, justo donde está la puerca… y véale el
rabo… lo tiene torcido… no lo ha estirado… todavía…Lo más
seguro es, quién sabe… porque sigue siendo puerca…

128
129
Libros del P. Daniel Albarrán

1. La crisis del Rey David.


2. Judas Iscariote, uno de los doce.
3. Preguntas y respuestas de todo cristiano inquieto.
4. Los Dos (Novela).
5. El Viaje (Novela).
6. Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta
sobre el Padre nuestro).
7. En los sueños se dan respuestas de la vida diaria.
8. Y comieron del árbol.
9. Preguntas y respuestas de toda persona inquieta sobre la
oración.
10. Ministerios Extraordinarios.
11. La cuerda floja.
12. Retiros Espirituales.
13. Lo que aparece en los Evangelios pero que no se dice-
Tomo II.
14. La tempestad calmada.
15. El piar de un gorrión.
16. Lo que aparece en los Evangelios pero que no se dice –
tomo I.
17. Teódulo.
18. Por culpa de la tripa (o gracias a ella).
19. La Libertad de los Hijos de Dios.
20. Chévere, cambur pintón.
21. Calzón quitao y Cabeza pelá.
22. Todavía no ha estirado el rabo la puerca.

Se pueden leer/bajar directamente por internet en scribd.com

131

S-ar putea să vă placă și