wan_08.

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w anafrica / octubre de 2006 6

editorial

¿Hacia una sociedad w anafrica

año 1/número 8/octubre de 2006
revista mensual / distribución gratuita

de desiguales?
La Europa renacentista, la Europa de los Derechos
del Hombre, se niega a cumplir su designio y da la
espalda a un futuro promisorio que le está golpeando
las narices. Atenazada entre las redes de una dere-
cha implacable en la consecución de sus objetivos, da
un paso adelante y retrocede dos. ¿De qué manera se
pueden interpretar los resultados acaecidos en
Austria? Como el fénix africano, la extrema derecha
austriaca consiguió una alta votación después de
conseguir asentar en la conciencia de los electores el
temor a los inmigrantes. Ganaron los social demócra-
tas, pero un tercio de los austriacos, movidos por el
temor, no por la convicción en un proyecto, votaron a
favor de quienes los protegerán de las hordas de bár-
baros que desean trabajar y ser parte de una socie-
dad que les otorgue plenos derechos.
Los de afuera, esos disfrazados enemigos, constitu-
yen un peligro y habrá que cortarles los pies y las
alas para que no entren a territorio europeo. Para
ello se construyen muros, muros de piedra, muros de
alambre con púas y muros jurídicos. En el mar se
extienden redes magnéticas, en el cielo se instalan
ojos que chillen cada vez que intenten penetrar el
laberinto europeo.
Y a quienes ya están adentro ¿qué les espera?
¿Nuevas oportunidades? ¿O cerrojos que logren
situarlos en ghettos que los hagan reflexionar sobre
su condición de que no son europeos? Hasta el
momento, esto último es lo que se impone. A través
de la prensa, usando los vastos recursos de los
medios de comunicación, los dirigentes europeos
advierten que un afuerino no debe aspirar a más que
trabajar, pagar impuestos y seguridad social.
Ir más allá en los derechos es pasarse de la raya,
Dirección
Oumar Diallo
Edición General
mejor, pero tampoco es reluciente la cifra: 76.376 po- José-Christian Páez
drán elegir a quienes los representen políticamente. Redacción
Carol Díaz Tapia, João Lourenço,
La sociedad griega tenía hombres libres y esclavos y
Edmundo Sepa Bonaba, N'guessan
sólo los primeros tenían derecho a opinar y a elegir Maurille Kouassi, Amadou Bocar
su destino. Este modelo pareciera trasponer el tiem- Sam, Céline Gesret, Jean-Pierre
po e imponerse en la Europa actual: los inmigrantes Valette, Gemma Parellada, Álvaro
seríamos, con toda certeza, los esclavos y un esclavo Palau Aldana, Felipe Villa de la
no puede tener la osadía de aspirar a los derechos Torre, Natalia Stoltze
que sí tiene un hombre libre. Agencia de Noticias
Más aún, el esclavo será el chivo expiatorio que libe- Afrol News
re a los dirigentes (hombres libres) de la responsabi- Diseño y maquetación
lidad que podría caberles ante los males de la socie- Patricia García Silva
dad. El chivo expiatorio recibirá con resignación las
Fotografía
culpas que está condenado a recibir por el sólo hecho
Elizabeth Maldonado, Sebastián
de ser esclavo, dado que su destino es expiar a quie- Scarso, Gatnau, Michel Hasson,
nes con generosidad le han extendido la mano para Esther Taboada, Louis Vincent,
que entre y se quede, pero al costado de la sociedad. Xurxo Lago Goce
¿Puede disentir un esclavo? Es evidente que no, ¿es
Ilustración
que no ha quedado suficientemente claro que sólo
Patricia García Silva
está para obedecer y agachar la cabeza cada vez que
Humor
se le habla? Si esto es así, si bajo las napas subterrá-
Luis Manuel Mateo (Muma)
neas del pensamiento europeo subyace el sentimien-
to de una sociedad esclavista, todo intento de parte Impresión
de los inmigrantes por ser considerados "iguales", Rotimpress
será vano. Depósito Legal: B.7652-2006
ISSN 1885-8988
Sin embargo, toda negativa a establecer una socie-
Editado por Associació Media África
dad de iguales sólo sería un síntoma de una comuni-
Ausiàs Marc, 60, 08010 Barcelona-
dad que envejece y agoniza. Por ello el dilema tendrá
España
que ser resuelto y Europa está ante dos caminos: ir
hacia una sociedad intercultural con igualdad de Publicidad y Ventas
Uda Da Silva, Rosa M. Ibáñez
derechos para todos quienes la integran o fortalecer
Tel 93 265 52 17 / Fax 93 265 51 58
una sociedad desigual que ahonde las diferencias
Web: www.wanafrica.net
entre europeos y extracomunitarios. La respuesta la
tienen los ciudadanos europeos, ya los inmigrantes Correo-e: info@wanafrica.net

querer más derechos es querer ser iguales y eso, per- hemos demostrado nuestra voluntad de diálogo y de Tirada: 25 Mil Ejemplares
dónenme, sólo es una ambición que puede tener un convivencia.
Wanafrica no se hace responsable, ni
europeo. Los ejemplos abundan, pero quizás el más
comparte, necesariamente, la opinión
cercano es el de las próximas elecciones autonómicas de los artículos publicados.
en Cataluña: del total del padrón electoral sólo
163.665 extranjeros podrán decidir sobre el futuro PENSAMIENTO DE MES
político de la región en la que viven y de esos, apenas "Yo soy porque tú eres", "soy lo que
15.775 africanos (todos marroquíes) tendrán derecho soy debido a lo que todos somos"
a votar. Los latinoamericanos lo tienen un poco Ubuntu, filosofía zulú

carta de lectores

Ciudadanos de Segunda Categoría

La participación política es un derecho que tiene toda persona, pero en España
algunos partidos no quieren reconocer este derecho. Es una incongruencia
hablar de que se pretende la integración de las personas inmigrantes en esta
sociedad si al mismo tiempo se les niega el derecho a la participación política.
El voto es un factor de integración. No se le puede pedir a alguien que se sien-
ta cómodo en esta sociedad, que sea responsable y se integre a ella, cuando no
se le permite participar y tomar decisiones sobre su futuro.
Nos parece difícil justificar democráticamente que millones de personas en
España cumplan con sus deberes, paguen sus impuestos y, sin embargo, no ten-
gan reconocidos sus derechos, en concreto el derecho al voto, y por tanto, no pue-
den decidir sobre quienes van a influir sobre sus vidas, su trabajo, la educación
de sus hijos...
La negación del derecho a voto de las personas inmigrantes provoca una grave
desigualdad con respecto a las personas autóctonas. Mantener realidades de
exclusión legal y social pone en peligro la convivencia y la paz social y es mues-
tra de una grave insensibilidad por parte de los partidos que lo rechazan.
España no puede seguir tratando a estas personas como si fueran de segunda
categoría, mientras proclama la igualdad de derechos. El derecho al voto es uno
de los derechos fundamentales de las personas, tal como recoge la Declaración
Universal de 1948.
Avanzar en la ciudadanía supone romper con la visión instrumental y utilitaris-
ta de la inmigración, limitada al mercado de trabajo y con una idea provisional
de su presencia. Una sociedad que se divide en ciudadanos de primera y ciuda-
danos de segunda categoría es una sociedad injusta.
Roger Isaías
Barcelona
Envíenos su carta por e-mail a info@wanafrica.net o por correo a Ausìas
Marc, 60, 08010 Barcelona