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Angela María Arango Gómez

Enfermera del Laboratorio de Ecocardiografía

DISAUTONOMIA
MAL DEL NUEVO SIGLO

Hace una década, al consultorio de un cardiólogo en una clínica en Medellín,


empezaron a llegar pacientes, en especial mujeres muy jóvenes y niños entre los 10
y 14 años, con arritmias, pérdida del conocimiento, presión baja, manos frías, mareos
y excesiva sudoración. Los síntomas eran parecidos a los de la hipoglicemia, pero al
especialista y a sus colegas les llamo la atención la ocurrencia de estos casos y
comenzaron a estudiarlos.

Más que atar cabos, se dieron a la tarea de analizar los síntomas en más de 2.000
pacientes, 20 por ciento de los cuales ocupan la consulta, y llegaron a la conclusión
de que se trata de un problema conocido como disautonomia o síndrome
neurocardiogenico.

La disautonomia es una mala regulación del sistema nervioso autónomo. El sistema


nervioso autónomo (SNA) consta de una serie de vías neurológicas eferentes, que en
forma inconsciente regulan importantes funciones del organismo, las que permiten
regular los signos vitales, mantener la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca,
respiratoria, etc. Estas vías eferentes se clasifican en dos grupos: el sistema
simpático adrenal y el sistema nervioso parasimpático. Un buen balance entre estos
sistemas mantiene la homeostasis interna y permiten al organismo adaptarse a
cambios ambientales. Los órganos viscerales y los diferentes tejidos están inervados
por ambos sistemas.
Los desordenes del SNA producen alteraciones en las vías neurológicas reflejas que
regulan la homeostasis interna. Como hay una gran diversidad de funciones y los
mecanismos reguladores son complejos, el diagnostico de estos desórdenes es más
bien de exclusión.
“La disautonomia sucede cuando los receptores de los sistemas simpático y
parasimpático tienen un disbalance, es decir, que no cumplen con su función. Si hay
un desequilibrio entre ellos el organismo necesita de estímulos muy grandes para
que el sistema autónomo responda. Cuando la presión es baja, la persona sufre
mareos, desmayos o pierde el conocimiento por unos segundos, porque no les llega
suficiente oxigeno al cerebro”

Frente a cambios repentinos como una emoción fuerte o susto (como al ver sangre),
exponerse a situaciones que produzcan crisis de pánico o fobias, al pararse
rápidamente después de estar acostado o al estar de pie largo rato (colas) o al
caminar despacio en el supermercado o en el Mall o con cambios bruscos de
temperatura, etc; se produce una disminución del retorno venoso desde las
extremidades inferiores, con lo que la presión arterial baja en forma brusca y llega
poco oxigeno al cerebro. A algunas personas les baja el pulso y traspiran las manos.
Al súbitamente asumir la posición de pie, debido a la gravedad, unos 300 a 800 cc de
sangre se van hacia el abdomen y extremidades inferiores y esto sucede segundos
después del cambio de posición. Debido a una respuesta inadecuada al aumento de
la circulación esplácnica, también puede aparecer en estos enfermos una hipotensión
postpandrial. En caso de tener disautonomia el organismo no es capaz de compensar
esto completamente y aparecen los síntomas.

Una buena analogía es lo que sucede al líquido dentro de una botella a medio llenar.
Si se la mueve de la posición horizontal a la vertical, se ve que el líquido se queda
abajo. Si enseguida se coloca en posición horizontal, se puede apreciar que el liquido
se desplaza hacia el corcho (análogamente, podríamos decir que una mayor cantidad
de sangre llega al cerebro.) A los conejos les sucede lo mismo. Si se les mantiene
parado por un rato se les aumenta el volumen del trasero y se caen desmayados. Se
debe a que sus venas no tienen buenas válvulas para llevar la sangre al cerebro, al
estar de pié. Algo similar les sucede al las personas con disautonomia. Debido a esto
sienten mareos y pueden llegar a desmayarse. Es lo que le sucede al militar que esta
en posición firme en una manifestación militar sin moverse, por largo tiempo y cae
inconsciente al suelo. Si se le deja recostado en el suelo se recupera rápidamente, ya
que mejora el retorno venoso de las extremidades al corazón. Al mover los pies o
caminar, los músculos ayudan a la sangre a circular mejor.
En casos menos frecuentes, la pérdida del conocimiento se puede seguir de
convulsiones y se puede hacer el diagnóstico equivocado de epilepsia.
Debido a la disautonomia las personas se cansan fácilmente y la mayoría refiere que
“después de medio día se les acaban las pilas” y no tienen energía. Debido a este
cansancio crónico, muchas veces, se hace el diagnóstico erróneo de depresión,
fibriomialgia o fatiga crónica. Se les tilda de flojas y poco sociable, ya que no tienen
energía para participar en reuniones con otras personas. Esto ocurre en ambos
sexos.
En algunos casos la causa de disautonomía se desconoce, en otros se debe a
trastornos del sistema vaso-vagal y personas con pulso bajo (menos de 50
pulsaciones por minuto), pueden sufrirlo cuando tienen emociones fuertes, o están en
sitios cerrados, como iglesias o si hace mucho calor, o durante el embarazo o si
están deshidratadas.
La disautonomia es una afección más frecuente de lo que se cree y tal vez es más
prevalerte en Chile, ya que aquí las alteraciones hereditarias de la fibra colágena
(AHFC) con la que se asocia a menudo, para ser de mayor incidencia que en otros
países.

Mujeres y hombres

Por cada 20 mujeres, un hombre sufre de este síndrome, quizás debido al influjo
hormonal, porque el problema se agrava con el periodo menstrual, con el estrés, la
ansiedad y los factores genéticos, una de las causas principales, que es motivo del
estudio por parte de los científicos, aunque también se esta considerando la
responsabilidad de la dieta, las infecciones virales y el consumo de alimentos
sometidos a fungicidas, químicos y preservativos.

La disautonomía puede ser primaria como en los casos mencionados, o secundaria,


en personas que tienen enfermedades de base como diabetes, alcoholismo o mal de
parkinson, entre otras.

Los síntomas se reflejan con mayor incidencia en el corazón y en el sistema nervioso


central que, según el nivel de avance del problema, puede generarle a la persona
largas incapacidades, pérdida del conocimiento más de 7 veces al año y, como
consecuencias, sufrir agresiones y fracturas por caídas en cualquier momento.
Las alteraciones hereditarias de la fibra colágena (AHFC) que es problema
genético muy frecuente en Chile. Se encuentra en el 34% de los enfermos. Algunos
de ellos tienen algunas articulaciones muy laxas y son muy ágiles o lo han sido de
jóvenes. Otros no tienen esa laxitud articular, pero tienen problemas, ellos o sus
familiares, debido a la fragilidad de los tejidos, por lo que pueden tener escoliosis, pie
plano, problemas de la columna, crujidos de las articulaciones, artrosis precoz,
osteoporosis precoz, escleras celestes (lo blanco del ojo se ve celeste), piel suave y
laxa que deja trasparentar las venas, fragilidad capilar y moretones fáciles, hernias,
varices. A veces tienen problemas graves de las arterias, como aneurismas y ruptura
arterial, ruptura espontánea del pulmón, abortos espontáneos, etc. Toda esta
fragilidad de los tejidos es debida a una falla hereditaria de la fibra colágena. Como
esta condición tiene una herencia dominante, el 50% de los hijos la heredan.
Estas personas con esta alteración hereditaria también suelen tener disautonomia,
debido a falla de la pared de los capilares venosos.

Fisiopatología del síncope neuro-cardiogenico.


La fisiopatología de este síndrome es compleja y no comprendida en su totalidad, lo
que hace que el tratamiento sea variable y a veces confuso.
En 1932, Lewis, introdujo el termino de “sincope vaso – vagal “y al mismo tiempo fue
el primero en darse cuenta de que la causa no era un aumento de la actividad vagal,
sino una disminución del tono simpático. Noto que la atropina aunque aumenta el
pulso, no corregía completamente el trastorno de conciencia, ni la hipotensión; el
enfermo permanecía pálido, debido a vaso-constricción vascular periférica. La
bradicardia parasimpático influye en los síntomas, pero es secundaria a la profunda
vasodilatación e hipotensión que se produce durante el síncope.

La disautonomia familiar es una enfermedad poco frecuente, que tiene herencia


autosómica recesiva y que se asocia a perdida del sentido del gusto, del dolor y de la
sensación térmica.
A la alteración autonómica Idiopática o primaria, se le llama hipotensión ortostática
Idiopática, debido a su característica fundamental es la perdida del control postural
de la presión arterial. A este grupo pertenece la disautonomia que se asocia a las
alteraciones hereditarias de la fibra colágeno.

Cuales son los síntomas de Disautonomía.


Al ser la disautonomia una alteración del sistema nervioso autónomo aparece sin una
acción consiente del enfermo. Los enfermos de disautonomia al sufrir una emoción
fuerte, o al estar en lugares cerrados, como iglesias o sitios calurosos, o durante el
embarazo o en presencia de deshidratación, comienzan a sentirse mal, con
sensación de debilidad, diaforesis, visión borrosa y si no se recuestan pueden perder
el conocimiento. El síntoma más frecuente es la fatiga. El cansancio excesivo ocurre
después de mediodía. Existen otros síntomas además de la fatiga, por estar de pie
por un tiempo prolongado. La persona se siente como desfallecer, puede ponerse
pálida (gris), sudorosa y semejar una reacción hipoglicemica. De no sentarse puede
tener un desmayo o sincope y perder el conocimiento. A veces la persona que se
siente mal, débil, cansada, sin animo, no tiene interés en la conversación a su
alrededor y se encierra como en un mutismo. Se ve pálida, cansada, a veces con los
párpados caídos y sin deseos de participar en nada. En algunos casos debido a la
poca expresión de la cara, se les diagnostica Parkinson, erróneamente. Se les suele
interpretar mal y se les tilda de poco colaboradores y poco sociable. Es necesario
reconocer estos síntomas premonitorios para evitar caídas y tener fracturas o una
contusión cerebral (TEC). Las manos y pies tienden a hincharse al estar inmóvil o al
caminar despacio o con el calor excesivo. Los dedos de las manos se sienten duros,
algo rígidos, por la hinchazón y es necesario empuñar las manos repetidamente para
facilitar la circulación, con lo que la sensación desagradable desaparece. Estas
personas son por lo general friolentos y lo han sido toda la vida, pero al mismo
tiempo no toleran calores excesivos (es como si tuvieran “el termostato” malo).
Algunas se resfrían con facilidad si tienen un enfriamiento. Muchas saben que son de
presión arterial baja, pero no se les ha hecho el diagnostico de disautonomia.

En la disautonomia el cansancio aparece por lo general a mediodía. Si la persona


amanece agotada, el problema es otro y lo más probable es que se deba a
depresión. Otra causa frecuente de fatiga y que se presta para el diagnostico
diferencial, especialmente en personas de edad, el hipotiroidismo. Estos enfermos
pueden tener cansancio, intolerancia por el frío, piel seca, voz ronca y/o sobrepeso.
El diagnóstico se confirma con el examen que muestra reflejos lentos y el examen de
sangre que da una TSH elevada y una T4 baja.

Si el individuo con síntomas de disautonomia no adopta medidas correctivas, puede


llegar a presentar un síncope. A veces hay síntomas premonitorios, tales como
diaforesis, nauseas, mareos y bostezos, pero en otras ocasiones el síncope ocurre
sin pródromos.

Como confirmar el diagnostico de disautonomia.

Esto se hace con el Tilt Test. Para esto se coloca a la persona en una cama por 15
minuto, se le toma el puso y la presión arterial frecuentemente y después se coloca la
cama verticalmente a 80º. La persona esta sujeta a la cama por amarras, en posición
de pie, afirmando los pies en una repisa, pero sin moverlos. La prueba dura una hora,
o menos si la presión baja sustancialmente o la persona se marea o tiende a
desmayarse es considerada la prueba positiva. En ocasiones se utiliza el
isoproterenol.
Un tilt test positivo confirma el diagnostico de disautonomia, aunque todavía hay
controversia respecto a los resultados y reproducibilidad, es un procedimiento sin
riesgos y una herramienta útil para el estudio de sincopes recurrentes.

Como se trata la disautonomia.

No existe un tratamiento curativo, pero hay muchas cosas que se pueden hacer para
prevenir o aliviar el problema:
Evitar estar de pie por tiempo prolongado. Si no se puede evitar hay una serie de
movimientos que ayudan como:
Empinarse y soltar repetidamente, poner un pie delante de otro y después cambiar de
pie, agacharse como para abrocharse los zapatos, encuclillarse o poner la pierna
estirada sobre una silla.

En caso de desmayo, es conveniente no levantar al enfermo del suelo y elevarle las


piernas.
Evitar caminar despacio en el supermercado o en el mall y no permanecer en esto
más de una hora, menos si es posible.
Al estar sentado en un bus o avión hay que mover los pies y rodillas frecuentemente
y pararse y caminar. De vez en cuando adoptar la posición en hiperflexión de pecho a
rodilla y/o cabeza entre las rodillas.
Reposar acostado después del almuerzo, aunque sea por 15 minutos. Hacer esto
también cada vez que se tenga los síntomas de disautonomia.
Evitar la deshidratación, para lo que es conveniente tomar unos 2 ½ litros de líquidos
al día. Recordar que uno se deshidrata fácilmente con el calor, los vómitos y la
diarrea. También hay que tener cuidado con los diuréticos.
Usar medias o calcetines elásticos con una presión en el tobillo por lo menos 20
mmHg.
Si no tiene hipertensión arterial o problemas renales el aumentar la sal en las
comidas ayuda a mejorar el retorno venoso.
Es recomendable hacer ejercicio aeróbico moderado, lo ayuda el retorno venoso.
Ejercicio permaneciendo progresivamente de pie por periodos más largos y ejercicios
en el agua, son beneficiosos.
Se recomienda elevar 45 grados la cabeza de la cama, por lo cual se necesita
colocar una tabla para los pies para no salirse de la cama. SE necesita levantar la
cabecera unos 15 a 30 centímetros. Es difícil acostumbrarse a esto y no es esencial,
por lo que se puede no hacer.
En caso de anemia, se debe corregir esta ya que agrava la disautonomia.

Medicamentos.
En la mayoría de los casos el problema es benigno y se corrige con las medidas
anteriores. Para los casos más complicados se han ensayado diversos
medicamentos, los que están dirigidos a interrumpir la vía aferente o eferente del
arco reflejo neuro-anatómico. Algunos sugieren que los betabloqueadores actuarían
entre ambos.
Si no hay respuesta al aumento de la sal en la dieta, es necesario emplear,
mineralocorticoide como la fludrocortisona. Su acción se debería a expansión del
volumen sanguíneo y a la mantener del retorno venoso en posición de pie. Se ha
usado con éxito en los niños. Es barato y seguro. Efectos secundarios como la
hipertensión, edema periférico, acné, depresión e Hipocalemia.
Los beta bloqueadores son los más usados en el tratamiento del sincope
neurocardiogénico. Disminuyendo la contractilidad miocárdica. Se emplea propanolol
o metoprolol.
Los alfa adrenérgicos producen vasoconstricción y contrarrestarían la perdida del
tono simpático causante del síncope. Se ha usado la efedrina oral.
La dextro-anfetaminas se han encontrado resultados efectivos pero crea
dependencia.
Se han publicado resultados positivos con el metilfenidato ( Ritalin) y la clonidina.
Los inhibidores de reutilización selectiva de serotonina son medicamentos
promisorios para tratar de prevenir el síncope neurocardiogénico. Se observo que
enfermos con depresión tratados con fluoxetina ( Prozac ) mejoran de sus síncopes..
También se han obtenido buenos resultados en pacientes tratados con sertralina
(Zolof.
En caso de anemia, esta se debe corregir ya que agrava la disautonomia.

Marcapaso. Estaría indicado en forma excepcional para evitar sincopes recurrentes


que no respondan a las terapias anteriores.

Benigna y tratable

Pese a que este mal se considera una epidemia, porque cada vez son más los casos
que se presentan, quien lo sufre recupera fácil el conocimiento y no muere por esta
causa, por lo que es una enfermedad benigna y tratable.

“Sin embargo, si la persona siente en forma permanente estos síntomas y no se


realiza un diagnóstico temprano, puede asociarse a depresión, síndrome de pánico y
fatiga crónica. Es posible que se pase por todos los especialistas sin que ninguno dé
con lo que tiene y es ahí cuando puede deprimirse”.

Mediante recomendaciones generales como cambios en la dieta, programa de


ejercicios diarios y el manejo del estrés, que el paciente debe cumplir a cabalidad en
su vida diaria, para mejorar su condición de salud. Algunos casos severos pueden
requerir marcapasos.
El ejercicio y controlar el estrés, ayudan

- Es recomendable controlar el estrés y la ansiedad que disparan los sistemas de


alerta del organismo.
- Evitar el exceso de calor, consumir una dieta alta en líquidos que aumenten la
presión y alienen los síntomas.
- Se aconseja consumir mucho potasio, presente en el banano, la naranja, la
mandarina y las verduras.
- Comer poco pero mínimo seis veces al día, sobre todo sin azucares porque este
ingrediente estimula el sistema simpático.
- Si se siente cansado no se acueste, repose sentado.
- En caso de mareo, acuéstese y eleve ambas piernas.
- A las personas con este síndrome que deben permanecer de pie, se les recomienda
cruzar las piernas mientras están en esa posición.
- Ayuda mucho elevar la cabecera de la cama entre 15 y 20 centímetros.
- Se sugiere utilizar medias de compresión hasta la cintura para mejorar el retorno
venoso de la sangre.
- No se recomienda el consumo de medicamentos para el resfriado diferentes al
acetaminofén, ni drogas para adelgazar.

Causas que agravan la disautonomia.


La deshidratación: Calor excesivo, fiebre, vómitos, diarrea, exceso de diuréticos.
La altura y las bruscas subidas y caídas de la montaña rusa.
El ver sangre.
El experimentar un susto.
Dolor fuerte. A veces asociado a susto, como una inyección.
Nerviosismo. Como presentarse a dar un examen.
Anemia aguda por la hemorragia.
Estar de pie por largo rato, sin moverse. Militar que se desmaya en una parada
militar.
El pararse rápido de una cama o una silla.
El caminar despacio. Como sucede en los malls o en el supermercado.
Exceso de medicamentos para bajar la presión arterial.
Almuerzo muy abundante o/y exceso de alcohol.
Consecuencias de la disautonomia
Mala calidad de vida.
Caídas con: contusiones, heridas y/o fracturas (es frecuente que estos enfermos
sufran de osteoporosis).
Confusión diagnostica con: Fibromialgia, Depresión, Falta de interés.
Síntomas de angina miocárdica, por caída de la presión arterial.

En resumen.
La disautonomia es una condición relativamente frecuente, que por lo general pasa
sin ser diagnosticada, crea una mala calidad de vida y acarrea un sin número de
problemas al paciente. Una vez confirmada con el TILT TEST, se puede tratar con
bastante éxito.
BIBLIOGRAFÍA

1. Cadman, Cs. Medical therapy of Neurocardiogenic syncope. Cardiol Clinics 2001;


19: 203-13.

2. Gazit Y, Hahir AM. Grahame R, et al. Dusautonomia in the joint hypermobility


syndrome.

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4. Dr. Carlos Arturo Restrepo, Dr. Carlos Arturo Gómez. Recomendaciones para
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5. Dr. Cecil Coghlan, Definición y clasificación de los trastornos del SNA

6. Dr. Riley , Dr. Day. Disautonomia familiar. Enfermedad genética descrita por
primera vez.

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