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MEMORIAS Dr.

BELISARIO VELASQUEZ PINILLA

ACTUALIDAD JURÍDICA Y EL CONCEPTO VIGENTE DE ENFERMEDAD


PROFESIONAL Y SUS CONSECUENCIAS.

El suscrito Belisario Velasquez Pinilla, actuando en nombre propio, presenté


demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 11 del Decreto 1295 de 1994,
toda vez que la presente disposición vulneraba los artículos 13, 25, 48, 53, el
numeral 2 y 10 del Artículo 150 de la Constitución Política y el artículo 139 de la
Ley 100 de 1993, pues el Gobierno Nacional se extralimito al definir el concepto de
enfermedad profesional, acto que constituye un exceso en el uso de las facultades
extraordinarias otorgadas al Presidente de la República.

Como antecedente jurídico, se trae a colación el numeral 11 del artículo 139 de la


Ley 100 de 1993, disposición que le otorgó al Gobierno Nacional, la facultad de
“organizar la administración del Sistema General de Riesgos Profesionales”, por lo
cual este expidió el Decreto 1295 de 1994, y en el artículo 11 ibidem, definió la
ENFERMEDAD PROFESIONAL como;

“Se considera enfermedad profesional todo estado patológico permanente o


temporal que sobrevenga como consecuencia obligada y directa de la clase
de trabajo que desempeña el trabajador, o del medio en que se ha visto
obligado a trabajar, y que haya sido determinada como enfermedad
profesional por el Gobierno Nacional.
PARAGRAFO 1. El Gobierno Nacional, oído el concepto del Consejo
Nacional de Riesgos Profesionales, determinará, en forma periódica, las
enfermedades que se consideran como profesionales. Hasta tanto,
continuará rigiendo la tabla de clasificación de enfermedades profesionales
contenida en el Decreto número 778 de 1987.
PARAGRAFO 2. En los casos que una enfermedad no figure en la tabla de
enfermedades profesionales, pero se demuestre la relación de causalidad
con los factores de riesgo ocupacionales será reconocida como enfermedad
profesional, conforme lo establecido en el presente Decreto”.

Corolario a lo anterior, se desprende que el gobierno nacional se extralimitó al


modificar la definición contemplada en el artículo 200 del Código Sustantivo de
Trabajo, el cual solamente podría tener reforma mediante una ley de la República
proferida por el órgano correspondiente que es el Congreso, además, porque la
definición de la Enfermedad Profesional no tenía ninguna relación con la
organización y administración del sistema de riesgos profesionales.
La Corte Constitucional mediante Sentencia C-1155 de 2008, de fecha 26 de
Noviembre, dentro del expediente D-7300, Magistrado Ponente JAIME ARAUGO
RENTERÍA, en cumplimiento de sus atribuciones constitucionales y de los
requisitos y trámite establecidos en el Decreto 2067 de 1991, resolvió declarar
INEXEQUIBLE el artículo 11 del Decreto 1295 de 1994, teniendo en cuenta el
principio de legalidad de nuestro sistema jurídico, en razón a entre otras, las
siguientes consideraciones;

La Corte precisó, que dentro de las facultades otorgadas por el Congreso al


Presidente de la República en cuanto al Sistema General de Riesgos
Profesionales, éstas se enfocan a la administración del sistema como un conjunto
de entidades públicas y privadas y a establecer las normas y procedimientos
destinados a prevenir, proteger y atender a los trabajadores de los efectos de las
enfermedades y los accidentes que puedan ocurrirles con ocasión o como
consecuencia del trabajo que desarrollan, más no para determinar cuáles son las
enfermedades calificadas en esta categoría y la forma de reconocer una afección
profesional.

De acuerdo el fallo de la Corte, definir qué se considera como enfermedad


profesional, quién determina las enfermedades que se consideran como tales y
cómo se reconoce una enfermedad profesional, constituyen contenidos jurídicos
totalmente ajenos a las funciones al Gobierno Nacional y exceso en el uso de las
facultades extraordinarias otorgadas al Presidente de la República, mediante la
Ley 100 de 1993, artículo 139, numeral 11.

En consecuencia, esa Corporación evidencia el ejercicio abusivo por parte del


Ejecutivo de la facultad extraordinaria conferida. La Corte, en varias ocasiones ha
señalado que en la materia no admite las facultades implícitas ni que el
Presidente, so pretexto de un artificial encadenamiento entre las materias objeto
de la autorización que se le confiere, incursione en el campo del legislador
ordinario.

Con esta declaratoria, el Sistema de Riesgos Profesionales debe retomar la


definición de Enfermedad Profesional del Código Sustantivo del Trabajo por
expresa disposición de la Sentencia C-1155 de 2008, el cual contempla ciertas
patologías.

Es por esta razón, que el fallo de la Corte genera un vacío jurídico que afecta a los
trabajadores que recurran a las Administradoras de Riesgos Profesionales, pues
se pueden presentar casos en que la enfermedad que se padezca no se
encuentra en la tabla de enfermedades profesionales que contempla el Artículo
200 del Código Sustantivo del Trabajo, ya que es una norma anterior con un
contenido precario que no contempla nuevas patologías producto del ejercicio
laboral, es una disposición restrictiva.

Es importante mencionar, que como consecuencia de la Inexequibilidad del


artículo 11 del Decreto 1295 de 1994, la Corte Constitucional ordenó darle
vigencia al artículo 200 del Código Sustantivo del Trabajo, respecto de la
definición de ENFERMEDAD PROFESIONAL, pero no preciso acerca de la tabla
de enfermedades profesionales establecidas en el Decreto 1832 de 1994, por tal
razón, es necesario realizar un análisis si la presente disposición produce o no
efectos jurídicos, si se aplica o de lo contrario que normatividad podemos aplicar al
respecto.

Se debe observar que el Decreto 1832 de 1994 tuvo como fuente directa de
derecho, los fundamentos técnicos consagrados en el artículo 11 del Decreto 1295
de 1994, el cual establecía el concepto de ENFERMEDAD PROFESIONAL, al ser
declarado Inexequible por la Corte Constitucional, esta norma corre con la misma
suerte de su fuente inmediata, pues este fenómeno jurídico es conocido como
“inconstitucionalidad consecuencial”, y es aquella institución mediante la cual se
pone de manifiesto que la norma que sirvió de sustento para su creación, no
puede seguir produciendo sus efectos, ya que su fuente es inconstitucional.

Esta posición es esgrimida por la Corte Constitucional, al manifestar en la


Sentencia C-702 de 1999, lo siguiente;

“La procedencia de la unidad normativa es aún más clara si se tiene en


cuenta que la sentencia C-702 de 1999 declaró la inconstitucionalidad del
artículo 120 de la Ley 489 de 1998, a partir de su fecha de promulgación, lo
cual significa que, una vez notificada esa sentencia, y debido a su carácter
retroactivo, es evidente que todos los decretos extraordinarios expedidos
con fundamento en ese artículo cesan de producir efectos, debido a su
incompatibilidad manifiesta con la Constitución (CP art. 4º). Así, es cierto
que esos decretos siguen formalmente haciendo parte del ordenamiento
jurídico, pues no han sido derogados por una norma posterior, ni ha recaído
sobre ellos una sentencia de inconstitucionalidad con efectos erga omnes.
Sin embargo, una vez notificada la sentencia C-702 de 1999, la
inconstitucionalidad de esos decretos extraordinarios es evidente, pues el
efecto retroactivo de esa sentencia implica que tales decretos carecen de
cualquier norma habilitante, esto es, no tienen una causa jurídica que los
sustente. En efecto, el Presidente sólo puede ejercer funciones legislativas
con base en una norma que lo habilite para tal efecto, como puede ser una
ley de facultades extraordinarias o la declaración de un estado de
excepción. Por ende, si desaparece, o nunca ha existido esa norma
condición que habilita al Presidente a ejercer funciones legislativas,
entonces es obvio que los decretos leyes o los decretos legislativos son
manifiestamente inconstitucionales, por carecer de cualquier fu ndamento
jurídico. Esos decretos no son entonces normas legales sino en apariencia,
por lo cual deben entonces ser inaplicados por las autoridades estatales
(CP art. 4º), y no sólo por las judiciales sino también por las administrativas
puesto que, como esta Corporación ya lo precisó, la excepción de
inconstitucionalidad, cuando es palmaria, debe también ser invocada por las
autoridades administrativas”. Subrayado fuera del texto.

Conforme lo anterior, el Decreto Reglamentario en mención carece de fundamento


o sustento jurídico, siendo inconstitucionales, por lo que la norma en apariencia es
legal, ya que sobre esta no se ha declarado su nulidad o inexequibilidad, pero no
puede seguir produciendo efectos jurídicos hacia el futuro, desde la sentencia de
constitucionalidad, que eliminó del ordenamiento jurídico el articulo 11 Decreto Ley
1295 de 1994, fuente del Decreto 1832 de 1994.

Esta posición es similar a la mencionada en la jurisprudencia del Consejo de


Estado1, pues esa honorable corporación, menciona que el Decreto reglamentario,
debe correr con la misma suerte de la norma fuente, y que no puede seguir
surtiendo efectos jurídicos hacia el futuro por plena disposición del artículo 66 del
Código Contencioso Administrativo, por que los fundamentos de derecho que
sustentaron su expedición a la fecha no existen en el sistema jurídico, conforme a
lo expuesto en este documento.

Así mismo, menciona que el acto o norma reglamentaria, por el hecho de la


desaparición de sus fundamentos legales de existencia no puede tener la
connotación de ser ilegal, pues al momento de ser expedida cumplía con todos los
requisitos legales para surtir efectos jurídicos y se enmarcaba dentro de los
lineamientos jurídicos de la norma superior, por tal razón, la norma a pesar de ser
válida, NO VA A SEGUIR PRODUCIENDO EFECTOS JURIDICOS hacia el
futuro, pues se presenta el fenómeno del decaimiento del acto administrativo
por el desaparecimiento de los fundamentos de derecho que sirvieron de sustento
para su expedición.

En conclusión, considero que el Decreto 1832 de 1994, a pesar de ser válido, esto
es, que se expidió conforme a las facultades reglamentarias del Gobierno
Nacional, no puede producir efectos jurídicos, pues ha operado el decaimiento del
acto administrativo, toda vez que la fuente que le dio origen es inconstitucional,
por tal razón la norma subordinada debe correr la misma suerte.

1 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera, Sentencia del 18 de Octubre de 2001. M.P. GLORIA
ELVIRA ROMERO DE ORDOÑEZ. Radicación número: 11001-03-24-000-2000-6328-01(6328).
Como bien podemos establecer, tanto la Corte Constitucional y el Consejo de
Estado, tienen una posición similar, al establecer que a partir de la sentencia de
constitucionalidad, la norma que es subordinada sufre las mismas consecuencias,
por tanto no debe producir efectos jurídicos a futuro.

Teniendo en cuenta el anterior análisis, concluyo que el Decreto 1832 de 1994, no


puede seguir produciendo efectos jurídicos, por tal razón, se remite a la norma
anterior que regulaba las enfermedades profesionales, esto es, el artículo 201 del
Código Sustantivo del Trabajo, subrogado por el artículo1 del Decreto 778 de
1987.

Si bien es cierto que la declaratoria de Inexequibilidad del artículo 11 del Decreto


1295 de 1994 es un retroceso para el Sistema General de Riesgos Profesionales,
también lo es que la normatividad requiere una intervención inmediata para su
correcto funcionamiento de parte de quienes tienen la competencia y obligación de
expedir las normas sustanciales necesarias para el desarrollo social. Por esta
razón la Sentencia C-1155 de 2008 es un llamado urgente al Congreso de la
República a que expida la normatividad pertinente y elimine los vacios jurídicos,
que finalmente solo producen efectos adversos a nuestros trabajadores al negar o
no reconocer derechos originados por los riesgos que están expuestos en la labor
que desarrollan.

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