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Las comunidades no son sujetos de crédito, sus tierras no pueden, ni deben, ser
hipotecadas, ni embargadas. Para el sistema financiero, las CCII no existen, a pesar
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de poseer 13.2 millones de tierras con bosques. Se debe diseñar un sistema de
crédito nuevo, no comercial, posiblemente subsidiado, diferente al sistema
financiero formal, debido a la escasa rentabilidad inicial de sus actividades. Cuando
alcancen niveles competitivos de productividad podrán insertarse en el sistema
financiero regular.
Se deben reducir los requisitos, a dos o tres, para la aprobación de planes de manejo
forestal por la autoridad competente. Se debe involucrar a los municipios distritales
en las tareas de supervisión y control de las actividades forestales de las CCII. Se
debe establecer, en cada región, una dependencia especializada en manejo forestal
comunitario y que no sean tratadas con las mismas normas que se aplican a las
concesiones forestales.
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Algunas comunidades, en especial aquéllas con territorios pequeños, ya no tienen
mucho bosque primario, estando la mayor parte de su territorio convertido en
bosque secundario; sin embargo, todas las comunidades poseen bosques secundarios
en diferente grado de uso, edad y composición.
En el proyecto hemos comprobado que estos bosques secundarios, sobre todo los
ubicados en restingas medias y altas, tienen un altísimo potencial para la producción
de bolaina blanca, (por ser intolerante a inundaciones prolongadas) mediante el
manejo de la regeneración natural.
El manejo de la bolaina con esta tecnología, es ideal para las CCII, por su sencillez,
rapidez, y economía, a parte de sus otras ventajas, como por ejemplo, reducir la
presión extractiva sobre los bosques primarios, y no requerir grandes inversiones en
caminos o máquinas pesadas.
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crecimiento, que deben identificarse y validarse en cada caso, en un programa de
investigación-acción.
Se calcula que un bosque así manejado puede producir unos 100 m3 de madera o
200 m3 a los 10 años, según el sitio.
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La VFC en un primer momento resuelve conflictos al interior de las CCII,
utilizando sus propios mecanismos consuetudinarios. Sin embargo, cuando se trata
de delitos o infracciones, con participación de terceros, su papel se limita a
informar a las autoridades competentes.
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comuneros, en el conocimiento de sus bosques, y su protección contra todo tipo de
amenazas.
Las comunidades indígenas no tienen una cultura agrícola muy arraigada, y menos
si se trata de cultivos intensivos. El Proyecto considera que se puede contribuir a
formar capital en las CCII a través del establecimiento de cultivos permanentes,
extensivos, dependiendo del tipo de suelos que puedan tener. En el caso del
proyecto, se ha elegido el camu camu por su adaptación a los ecosistemas
inundables y su mercado emergente. Pero existen muchas otras especies adaptadas a
estos ecosistemas, que perfectamente podrían promocionarse como estrategia de
capitalización comunal, como el cacao, el cocotero, la piasava, el marfil vegetal, el
huito, etc.. Igual se pueden diseñar sistemas productivos para tierras no inundables,
por ejemplo, con el METOHUAYO, especie de gran potencial oleaginoso, para
suelos ácidos.
5. Manejo de cochas
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Para las CCII, especialmente en la Amazonia baja (Loreto y Ucayali) los lagos
constituyen las fuentes más importantes de proteínas de origen animal provenientes
de la pesca artesanal. En cada comunidad existe al menos un lago. En estos lagos, a
las comunidades solo se les permite la pesca artesanal, con fines de subsistencia, y
a los pescadores externos no indígenas, el PRODUCE les permite la pesca
comercial. El resultado es que todos los lagos están depredados, y los indígenas han
perdido su más importante fuente de alimentos proteicos.
Significa por una parte un problema legal, que excluye a las comunidades de la
opción de realizar pesca comercial. Otro aspecto relacionado es que los lagos, aun
estando en territorios comunales, no constituyen patrimonio comunal, aun cuando
estas quieran aplicar planes de manejo. Todo esto significa un caso concreto de
exclusión social que agrava las condiciones de vida al interior de las CCII.
El reto es entonces, resolver primero estas inequidades legales, consultando con las
CCII y luego establecer mecanismos de asistencia y asesoría técnica, legal y
administrativa, para que las comunidades manejen sus lagos, no solo para
subsistencia sino también para fines comerciales, y hacer de ellos fuentes
significativas de ingreso, capitalizando la gran demanda presente y futura de
productos hidro biológicos, entre ellos el paiche, pez emblemático de la Amazonía
que aún conserva poblaciones pequeñas en muchos lagos de las CCII. La propuesta
puede verse como un programa regional de manejo comunal de lagos, con su
respectivo presupuesto, lo cual ayudaría también a mejorar el abastecimiento de
pescado a los mercados regionales. El proyecto está trabajando a escala piloto con
tres comunidades en manejo de cochas.
6. Conocimientos tradicionales
Las CCII son poseedoras de una gran riqueza de conocimientos que abarcan
campos principalmente de la fitomedicina, la ecología de flora y fauna, la
alimentación, la industria, entre otros. El proyecto ha iniciado la identificación,
caracterización y protección de algunos de estos conocimientos. La protección de
realiza mediante la inscripción de los mismos en los registros de INDECOPI, en
base a la Ley sobre la materia que fomenta el reconocimiento de los derechos de
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las CCI sobre sus conocimientos. Éste es un proceso muy administrativo que
termina con el otorgamiento de un certificado a la comunidad respectiva.
Sin embargo, si bien el registro busca proteger la propiedad intelectual de las CCII,
los beneficios de estos registros no son tangibles ni se perciben de inmediato,
quedando en las comunidades un sinsabor de trámite burocrático solamente.
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El IIAP viene trabajado desde hace varios años en proyecto de conservación y
cosecha sostenible del aguaje con varias comunidades Shipibo en Ucayali, y
Kukamiria en Loreto. Existen experiencias sostenibles para que el aguaje continúe
siendo una actividad económica para las comunidades nativas, y a la vez fortalecer
alianzas con comunidades como principales aliados para la conservación de los
“aguajales”, habitats sumamente frágiles y de gran importancia ecológica. También
se realizaron mediciones de la capacidad de secuestro de carbono que tienen los
aguajales en la expectativa de diseñar proyectos de pago por servicios ambientales
en beneficio de las comunidades nativas que manejen los aguajales.