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Un estudio sincero y sencillo sobre el Carisma o Don del Espíritu

Santo de “Hablar en Lenguas”

NOTA: Hemos usado en este estudio el Nuevo Testamento Interlineal Griego-


Español de Francisco Lacueva (Ed. CLIE, 1984, Terrassa, España), el
“Diccionario Manual Griego-Español José M. Pabón, VOX, Barcelona 1967” y
la Traducción Reina-Valera revisión de 1960 de Sociedades Bíblicas Unidas.

Las lenguas que se mencionan en Marcos 16:


“Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la
mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían
creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y
predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será
salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a
los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas
lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no
les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.” (Marcos
16: 14-18)

La expresión “Nuevas Lenguas” en Griego original es: glwvssai"


lalhvsousin kainai`" “Glosais lalesousin kainais” lit. transcrito: “En
lenguas hablarán nuevas”. Veremos ahora el significado de cada una de
estas expresiones en griego Neotestamentario:

I. EN LENGUAS: glwvssai" del griego glwvssa fonéticamente “glosa” que


literalmente quiere decir:

1. Lengua, boca.
2. Habla, don de la palabra.
3. Expresión, manifestación, palabras.
4. Habla, lengua, lenguaje, idioma.

II. HABLARÁN: Lalhvsousin de lalew fonéticamente “laleo” que


literalmente quiere decir en griego:

1. Hablar.
2. Decir, contar, referir.
3. Balbucir.
4. Charlar, parlotear.

III. NUEVAS: kainai`" de kaino`" fonéticamente algo así como “kainos”


que literalmente quiere decir en griego:

1. Nuevo, reciente.
2. Inaudito, desusado.
3. Inesperado.
4. Extraordinario.
5. Extraño.

Conclusión: Jesucristo nos dice que una de las “señales (que) seguirán a
los que creen” (Nótese que no dice que los creyentes deban seguir a las
señales), es que “hablarán nuevas lenguas”.
Dados los significados posibles de esta tres expresiones en Griego,
podríamos construir dos frases de significado tan diferente como:
“Balbucirán o parlotearán palabras o expresiones extrañas o
inauditas” que podría convenir a los Pentecostales más radicales; o
“Hablarán nuevos idiomas o dialectos” (nuevos en el sentido de que
antes no los conocían) que podría convenir a los que están totalmente en
contra del “don de lenguas” que hoy se practica en muchas iglesias
Pentecostales.

Para ver el sentido al que Jesús se refiere, vayamos a otros lugares donde se
mencione este don, especialmente al día de Pentecostés, en Hechos 2:

Las lenguas en Hechos 2


“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de
repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el
cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron
lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las


naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y
estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y
estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos
estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en
nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que
habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia,
en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene,
y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes,
les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. Y estaban
todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?
Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. (Hechos 2: 1-13)

Analizaremos las frases que hacen referencia al “hablar en lenguas”:


I. (v.4) “y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba
que hablasen.” En griego: eJtevrai" glwvssai" kaqw;" to; pneu`ma
ejdivdou ajpofqevggesqai aujtoi`".

“...comenzaron a hablar...” aquí la palabra “hablar” es la anteriormente


citada “laleo”, por lo que podríamos leer “Comenzaron a hablar, a decir, a
contar, a referir, a balbucir, a charlar, a parlotear”

“...en otras lenguas...” aquí introduce la expresión “Otras” delante de


“lenguas” (el “Glosa” que vimos arriba). La expresión “Otras” es el griego
eJtevrai", algo así como “Eterais” que significa literalmente: “Otro (En
referencia a un opuesto o un contrario); Otro (Entre muchos); distinto,
diferente”. El sentido que debemos leer sería “en diferentes o distintas
lenguas (Idiomas)”. Mirando al contexto descartaremos los significados
vistos arriba para “glosa” que hacen referencia a “lengua” como órgano
físico o “boca”, e incluso a “Habla o don de la palabra”, para quedarnos así,
recomponiendo la frase, en su sentido literalísimo, como: “...en diferentes o
distintos idiomas...”.

“...según el Espíritu les daba que hablasen” la expresión “daba”, en griego


ejdivdou es un tiempo pasado de divdwmi algo así como “didomi”,
literalmente: “dar, ofrecer, conceder”. La expresión “que hablasen” es
ajpofqevggesqai que se traduce como “que se expresasen”. Podríamos
leer esta parte como “...según el Espíritu les concedía, daba u ofrecía que se
expresasen”

En definitiva, parafraseando el griego esta frase quedaría, traducida


literalmente, así:

“Comenzaron a hablar, a balbucir, a charlar, a parlotear en


diferentes o distintos idiomas o dialectos según el Espíritu les
concedía, daba u ofrecía que se expresasen”

Más adelante la Palabra de Dios nos refiere la actitud de los presentes judíos
de diferentes naciones que escucharon hablar a los apóstoles y los demás
en “lenguas”. El verso 6 dice:

“Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque


cada uno les oía hablar en su propia lengua”

Como vemos por este versículo, judíos que vivían fuera de Eretz Israel y
gentiles prosélitos (convertidos al judaísmo) de diferentes procedencias y
nacionalidades, entendían en sus idiomas y dialectos nacionales lo
que los 120 hablaban. La palabra de Dios nos refiere las siguientes naciones
o regiones de procedencia:

1. Partos
2. Medos
3. Elamitas
4. Habitantes de Mesopotamia
5. Habitantes de Judea
6. Habitantes en Capadocia
7. Habitantes en el Ponto
8. Habitantes en Asia
9. Habitantes en Frigia
10.Habitantes en Panfilia
11.Egipcios
12.Habitantes en regiones de África más allá de Cirene
13.Romanos residentes en Jerusalén, tanto judíos como
prosélitos
14.Cretenses
15.Árabes

Nos dice el versículo 6 que cada uno de los diferentes habitantes de estas
naciones o regiones, les oía hablar (“Laleo”) en su propia lengua, en griego
esta expresión “lengua”, que por el contexto evidentísimamente se refiere a
idiomas nacionales o dialectos de dichos idiomas (esto es: entendibles y
usados en ese momento por personas en otras regiones del mundo), es
dialevktw/ fonéticamente “dialecto” que en griego de la época
significaba: “Idioma o dialecto” (también puede tener los sentidos de
“Conversación, diálogo, coloquio, discurso; discusión, disputa y
modo de hablar” pero que aquí no vienen a cuento). Queda claro que lo
que el Espíritu Santo les “concedía, daba u ofrecía” que hablasen, eran
lenguas o dialectos nacionales que las personas que allí estaban podían
entender perfectamente en su significado. La Biblia NO nos dice que
hablasen otra cosa diferente que idiomas o dialectos extranjeros con su
significado entendible por las personas de dichas naciones o regiones. No
hablaban palabras o repeticiones de sonidos sin sentido para los oyentes
que allí estaban presentes. La Palabra de Dios nos refiere, por boca de estos
oyentes lo que estaban hablando:

“...les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios” (v.11)

La expresión “lenguas” aquí no es “dialecto”, sino “glosa” por lo que aquí


se usa en su sentido visto arriba de “Habla, lengua, lenguaje o idioma”,
sinónimo al sentido de la expresión “dialecto” (Idioma o dialecto).

Lo que hablaban eran las “maravillas de Dios” en griego ta; megalei`a


tou` qeou` que significa literalmente “la Grandeza de Dios”.

Vemos pues que lo que el Espíritu Santo hizo en Pentecostés fue conceder a
los 120 que hablasen en idiomas para ellos desconocidos, pero no para los
oyentes de diferentes naciones, “las grandes obras o la grandeza de
Dios” y este hecho es lo que dejó atónitos a los inconversos que allí había y
que entendieron dichas expresiones de alabanza a Dios. No se habló de otra
persona o se fijó la atención en nada que no fuese alabar al Dios de Israel.
Como el propio Jesús dijo, hablando de la obra del Espíritu Santo:

“El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que


tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”
(Juan 16:14-15)

El Espíritu Santo solo fija la atención del oyente en glorificar a Dios y al


Señor Jesucristo, no en “sensaciones”, “manifestaciones sobrenaturales”,
“líderes ungidos” o cosas semejantes. Cualquier manifestación sobrenatural
por extraordinaria que sea, que no glorifica únicamente a Jesucristo, y no
focaliza la atención solamente en Él, NO ES DEL ESPÍRITU SANTO.

El resultado o fruto de todo lo referido fue la conversión y salvación de unas


3.000 personas.

Conclusiones obvias tras una lectura literal de Hechos 2:

I. El Espíritu Santo, en su Soberana y Divina voluntad “...concedía, daba u


ofrecía que se expresasen...” a los creyentes en “...diferentes o distintos
idiomas...”. No era la voluntad de ningún hombre la que obraba este
prodigio.

II. Dichos “idiomas” o “lenguas” (la expresión es la misma en griego) eran


diferentes idiomas o dialectos, en uso por diferentes naciones y etnias en la
época de estos acontecimientos, y más en concreto por los oyentes
inconversos que estaban en Jerusalén, que los podían entender
perfectamente (de ahí que sean “señal” para los inconversos).
III. Al hablar en estos idiomas o lenguas extranjeros, el Espíritu Santo por
medio de los creyentes, dio testimonio a los inconversos de “la Grandeza de
Dios” y focalizó su atención en la gloria y alabanza de Dios.

IV. Como resultado de esto, pese a las burlas de algunos, alrededor de 3.000
personas aceptaron a Jesucristo como Mesías y Salvador.

Las lenguas en Hechos 10

“Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre
todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían
venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se
derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en
lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede
acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han
recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el
nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos
días” (Hechos 10:44-48)

Como vemos, con estos gentiles prosélitos del judaísmo (gentiles


convertidos previamente al judaísmo), el Espíritu Santo actuó de la misma
manera que con los 120 en Hechos 2. Sin que los judíos que les predicaban
el Evangelio se lo esperasen, y sin que éstos les hubiesen dicho nada acerca
del “don de lenguas”, o de “repetir sonidos o sílabas”, o de “empezar a
hablar en un idioma que no conociesen” (a mi juicio errores peligrosos de
ciertas iglesias Pentecostales –no de todas-), las personas que
acompañaban al prosélito Cornelio comenzaron a hablar en Lenguas.
Analicemos la frase que hace referencia al “don de lenguas”:

“Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios”

“hablaban” aquí es una forma verbal del término griego “laleo” y


“lenguas” es el término griego “glosa” que vimos que quiere decir:
“Habla, lengua, lenguaje o idioma”, sinónimo al sentido de la expresión
“dialecto” (Idioma o dialecto). También como en Hechos 2 se nos dice aquí
“que magnificaban a Dios” exactamente como vimos que pasó en
Jerusalén. El mismo Pedro hace notar que los gentiles “...han recibido el
Espíritu Santo también como nosotros” por lo que el texto Bíblico nos
ratifica que del mismo modo que vimos en Jerusalén, lo que hicieron los
gentiles de la casa de Cornelio, por la voluntad el Espíritu Santo, fue hablar
en otros idiomas o dialectos extranjeros y magnificar a Dios.

NADA nos hace ver aquí que repitiesen sílabas sin sentido o sonidos
inventados por ellos mismos: El texto nos dice claramente que hablaron
(laleo) en idiomas (glosa) extranjeros entendibles por gentes de otros
países o regiones como en el caso del día de Pentecostés
Las lenguas que se mencionan en Hechos 19

“Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de
recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos
discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le
dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué,
pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo:
Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que
creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y
habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y
hablaban en lenguas, y profetizaban. Eran por todos unos doce hombres”
(Hechos 19:1-7)

Como vemos aquí el Apóstol Pablo encontró en Efeso a unos seguidores de


las doctrinas de Juan el bautista, que ni siquiera habían oído que hubiese
Espíritu Santo. Tras oír que Juan el Bautista había predicado que el pueblo
creyese en Jesús el Mesías, creyeron éste anuncio y fueron bautizados en el
Nombre del Señor Jesús. Pese a esto la Palabra de Dios nos refiere que no
recibieron el Espíritu Santo hasta que un apóstol: Pablo, les impuso las
manos, tras lo cual “vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en
lenguas, y profetizaban” en griego esta frase es: h\lqe to; pneu`ma to;
a{gion ejpÆ aujtouv", ejlavloun te glwvssai" kai; ejprofhvteuon.

Nuevamente nos encontramos aquí con diferentes tiempos verbales de las


expresiones griegas “laleo” en “hablaban” (ejlavloun) y “glosa” en
“lenguas” (glwvssai") haciendo referencia aquí una vez más a su sentido
de “Habla, lengua, lenguaje, idioma”. Nada nos dice aquí otra vez, y no
tenemos porqué pensar que en este caso sería diferente de los dos
anteriores, que hablasen en otra cosa que idiomas (que es, al final de todo,
lo que el texto dice literalmente) que como en el caso de Pentecostés,
tenían un significado entendible en algún lugar del mundo o por algún
oyente de cierta nacionalidad e idioma.

Tampoco se nos dice que se les forzara a toda costa a “comenzar a hablar
en algo que ellos no entendiesen”, como se hace en algunas iglesias
pentecostales.

Las lenguas en 1ª de Corintios 12

“Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.


Porque a éste es dada por el Espíritu (...) diversos géneros de lenguas; y a
otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el
mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” (1ª
Corintios 12:7,8,10,11)

Veamos a continuación en primer lugar a que se refiere el apóstol cuando


habla del don de lenguas en este capítulo, analizando las expresiones
siguientes:

“diversos géneros de lenguas”, en griego original gevnh glwssw`n


literalmente se traduciría: “géneros o familias de lenguas” siendo el
vocablo para lenguas una vez más “glosa”, cuyo significado recordamos
que es:

1. Lengua, boca. (Órgano físico)


2. Capacidad de hablar, Habla, don de la palabra.
3. Expresión, manifestación, palabras (el sonido)
4. Habla, lengua, lenguaje, idioma (p.ej. Hebreo, Griego, etc.)

Ya hemos visto que en Hechos el único significado lógico, tanto por lo que el
mismo libro nos dice en el capítulo 2, como por lo que da a entender el
contexto para este término en el resto de dicho libro es “Lenguaje” o
“Idioma”. En el caso de 1ª de Corintios no podemos pensar que sea otro, ya
que los demás no tienen sentido de ninguna forma.

“interpretación de lenguas”, en griego original es: eJrmhneiva


glwssw`n literalmente y parafraseando: “Explicación o Interpretación
de idiomas, expresiones o palabras”, se refiere a dar el sentido o
traducción a los oyentes de unas palabras que, poseyendo un sentido,
son incomprensibles para los mismos. Esta interpretación puede ser dada
porque alguien entienda el idioma que se está hablando (como los
judíos de Pentecostés) o por poseer una persona el don de interpretación.

La siguiente referencia a este don en 1ª de Corintios 12 está en:

“Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.


Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo
tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los
que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos
apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros?
¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan
todos? Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun
más excelente.” (1ª Corintios 12:27-30)

Como vemos por este texto, y leer otra cosa sería (a mi humilde juicio)
manipularlo, en la iglesia hay una serie de dones y ministerios que no
todos poseen, pero cuyo fin es la común edificación y no la exaltación
mística o personal de un individuo. Ya vimos que el actuar del Espíritu Santo
tiene como único fin la gloria de Dios y de Cristo.

Este texto nos dice que Dios puso en la Iglesia una serie de miembros:

1. “primeramente apóstoles”, a la pregunta “¿Son todos apóstoles?” La


respuesta es claramente NO, no todos en la iglesia son apóstoles ni
tienen ese ministerio.
2. “Luego profetas”, a la pregunta “¿son todos profetas?” la respuesta
también es que NO, no todos en la iglesia son profetas o tienen ese
don o ministerio.
3. “Lo tercero maestros” y si nos preguntasen si son “¿todos maestros?”
la respuesta es que NO, no todos tiene el don o capacidad de enseñar
ni todos tiene ese ministerio.
4. “Luego los que hacen milagros”, “¿hacen todos milagros?”
evidentemente NO todos en la iglesia hacen milagros o tienen el
ministerio de hacerlos, entendiendo como “milagro” un suceso o
hecho extraordinario al que la ciencia no puede dar ninguna
explicación lógica, si bien por la soberana voluntad y poder de Dios
todos podemos ser objeto de una obra milagrosa de Dios en una
circunstancia determinada.
5. “después los que sanan” “¿Tienen todos don de sanidad?”, vemos
que aquí se refiere expresamente a los “dones” de sanidad (ignoro si
existe un “ministerio” de sanador, la Biblia no lo dice y por ello creo
que NO). A la pregunta del apóstol ¿Tienen todos dones de sanidad?
La respuesta implícita es que NO todos tenemos el don de sanar a las
personas, si bien el Señor en su soberanía, si quiere, puede responder
a una oración nuestra para sanar a una persona.
6. “los que tienen don de lenguas” y como vemos el referirse a “los
que...” está hablando de un grupo limitado dentro de la iglesia. Habla
aquí de los que tienen “don” de lenguas, no habla de un “ministerio”
de hablar en lenguas (ministerio por otro lado que no se encuentra en
las Santas Escrituras). A la respuesta de si “¿Hablan todos en
lenguas?” la respuesta es la misma que en los anteriores casos: NO,
no todos hablan en lenguas, sino solo aquellos a los que el Espíritu
Santo en su soberanía ha tenido a bien dárselo.

De más está decir que lo que acabo de hacer no es ni siquiera necesario


para cualquier lector independiente y sin prejuicios doctrinales de la
Biblia. Las preguntas que hace el apóstol en este párrafo implican una
respuesta negativa en todos los casos, siendo las mismas un recurso
dialéctico del apóstol precisamente para dar más fuerza a dicha respuesta
negativa.

Las lenguas que se mencionan en 1ª de Corintios 13

En este precioso capítulo, desgraciadamente tan poco enseñado y menos


vivido en nuestras congregaciones del siglo XXI, se nos habla de las
lenguas, es en el primer versículo:

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser


como metal que resuena, o címbalo que retiñe” (1ª Corintios 13:1)

Leemos la primera parte del verso: “...Si yo hablase lenguas humanas y


angélicas”. En griego: “a;n tai`" glwvssai" tw`n ajnqrwvpwn lalw` kai;
tw`n ajggevlwn” Literalmente: “Si en las lenguas o idiomas de los
hombres y de los ángeles hablo...”.

En el medio Pentecostal y Carismático se usa esta expresión de Pablo, sobre


hablar “idiomas de ángeles” para justificar que muchas veces las
personas que hablan en lenguas repitiendo una serie de sílabas múltiples
veces, (que no responden a ningún idioma conocido por los inconversos
ahora o en el pasado), quizás hablen en esas misteriosas “lenguas de
ángeles”.

En primer lugar hay que decir que los ángeles no fueron castigados en Babel
con la confusión de lenguas, esto es: los ángeles no tienen diferentes
idiomas. Cada vez que en la palabra de Dios un ángel habla o escribe algo,
lo hace en lengua Hebrea, lo que no impide que puedan hablar en otros
idiomas. En todo caso yo no aventuraría una cosa tan delicada,
especialmente tratándose de ángeles. Y no veo en que pueden ser “señal”
(lo veremos en el versículo 22 del capítulo 14) a un inconverso esas
repeticiones veloces de sílabas y sonidos sin sentido a las que nos referimos
ahora, y que no pueden ser entendidas en ninguna lengua conocida como
pasó el día de Pentecostés donde SI fueron señal a los inconversos que se
convirtieron en número de unos 3.000 tras ese acontecimiento.

Personalmente el casi único “fruto” que he visto muchas veces de esa


repetición de sílabas del tipo: “coro-coro-coro!!!-saca-saca-saca!!!-raba-
raba-raba!!!-quere-quere-quere!!!...” (NOTA: no pretendo hacer burla,
sino que lo hago con respeto por los que creen en esto como “lenguas”,
pero así se ilustra para los que no lo conocen) es que los inconversos estén
más preocupados por esos sonidos que por oír la Palabra de Dios que les
lleva a la fe que les salve, y que se asusten y no vuelvan más a la iglesia.

Por último se menciona el don de lenguas en 1ª Corintios 13 en el versículo


8. Este es un versículo que ha causado gran disputa entre los defensores de
la vigencia o no del don de lenguas:

“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las
lenguas, y la ciencia acabará” (1ª Corintios 13:8)

En griego se lee:

JH ajgavph oujdevpote pivptei: ei[te de; profhtei`ai,


katarghqhvsontai: ei[te glw`ssai, pauvsontai: ei[te gnw`si",
katarghqhvsetai

Literalmente dice: “El Amor nunca caduca, pero ya sean (las) profecías,
serán abolidas; ya sean (las) lenguas, cesarán; ya sea (la) ciencia será
abolida” (según el Nuevo Testamento Interlineal Francisco Lacueva). Así nos
dice que el amor, a diferencia de la profecía, las lenguas o la ciencia, nunca
caduca. En Griego “caduca” es pivptei (fonéticamente: “piptei”) que
literalmente quiere decir: “cesar; terminar; hacerse perecedero”

Así “El amor nunca cesa, termina o se hace perecedero”, por el


contrario, las profecías y la ciencia serán “abolidas”, en griego “Abolidas”
es: katarghqhvsontai un futuro del término griego katargew
fonéticamente “Katargeo” literalmente: “Dejar inactivo o impotente;
hacer ineficaz; abolir; quedar libre o desprendido; destruido,
despojado de poder, liberado”. Mientras que para las lenguas nos dice el
apóstol que cesarán, en griego pauvsontai futuro del término griego
pauvw fonéticamente “pauo” y que literalmente significa: “Calmar,
apaciguar; destruir, suprimir; hacer cesar; terminar”.

De este modo la Palabra de Dios nos dice, parafraseando literalmente,


que “El amor nunca cesa, termina o se hace perecedero pero ya sean (las)
profecías, serán hechas inactivas, impotentes, destruidas; ya sean (las)
lenguas, serán calmadas o apaciguadas, suprimidas, serán cesadas,
terminarán; ya sea (la) ciencia será hecha inactiva, impotente, destruida”

La gran pregunta es ¿cuándo sucederá esto?, ¿cuándo las lenguas serán


calmadas, cesadas, suprimidas o terminarán?. La respuesta están en los dos
versículos siguientes:

“Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo


perfecto, entonces lo que es en parte se acabará” (1ª Corintios 13:9-10)

El apóstol de los gentiles nos dice al respecto del hecho de que la profecía,
las lenguas y la ciencia terminarán, que es porque en “parte” conocemos
o profetizamos, la expresión “parte” es en griego mevrou" fonéticamente
se lee “meros” y significa “parte o porción”, y nos sigue diciendo al
respecto que “cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte
se acabará”.

Nueva pregunta: ¿qué es lo “perfecto” que ha de venir?. En primer lugar


miremos esta expresión “perfecto”, en griego tevleion (fonéticamente se
lee “teleion”) significa literalmente: “terminado, acabado, realizado;
completo, cumplido; perfecto, sin mancha, eminente; maduro,
crecido, hecho; definitivo; último”

Los diversos autores no se ponen de acuerdo sobre que es “lo perfecto”


que ha de venir y que hará que “lo que es en parte” (Profecías, lenguas,
ciencia, etc.) se acabe.

Matthew Henry (que vivió en una época cuando aún no se había dado el
movimiento pentecostal o carismático) en su archifamoso “Comentario
Bíblico” está seguro de que se trata de la Segunda Venida del Señor
Jesús y entiende que este sentido, el escatológico, es el más obvio.
Reconoce el comentario en la versión española pues, más adelante (en boca
del revisor), que no se puede usar el versículo 8 en contra de la opinión del
Pentecostalismo de la continuación de los dones espirituales en la
actualidad.

Otros autores de renombre piensan que durante el tiempo de “inmadurez”


de la iglesia, antes de que quedase completo el Canon del Nuevo
Testamento, eran necesarios los carismas para validar la Palabra
predicada.

Otros, partiendo de postulados dispensacionalistas indican que el uso y


actualidad de los dones estuvo limitado a la época apostólica.
Desgraciadamente para este argumento, la misma historia de la iglesia
primitiva, a nada que se estudie, les quita la razón ya que hay constancia
(como veremos más adelante) de la manifestación del Espíritu Santo en las
iglesias por medios de los dones citados (lenguas, palabras de profecía,
milagros, sanidades, etc.) siglos después de la muerte del último apóstol.

Si me preguntas a mí, estimado lector, te diré que pienso en “Lo Perfecto


que ha de venir” como en la Segunda Venida del Señor Jesús cuando
“veremos cara a cara” (1ª Corintios 13:12).

Si me preguntas sobre si los dones, en especial el de lenguas, son para hoy,


te diré que a mi leal saber y entender nada por el momento me hace
pensar en la Palabra de Dios que indique que no lo son.

Sin embargo, y Dios me perdone si me equivoco, con temor y respeto diré


que nada me hace pensar en que lo que hoy la inmensa mayoría de los
hermanos Pentecostales y Carismáticos llaman y usan como “don de
lenguas” sea el don que la palabra de Dios presenta en la Biblia.

No identifico (y lo digo con sumo respeto y temor) la repetición


atolondrada de sílabas y sonidos con idiomas o dialectos humanos
entendibles como señal a los inconversos y edificación de la iglesia.

No identifico el desorden de una iglesia llena de gente “hablando en


lenguas” en alta voz, con las advertencias y mandatos del apóstol en el
capítulo 14 de 1ª de Corintios de que todo se haga con orden.

No identifico el “culto” y la dependencia espiritual debida al líder o


“ungidos” que se da en ciertas iglesias llamadas Pentecostales, con el hecho
de que la verdadera obra del Espíritu Santo focaliza la atención en el
Cristo de la Biblia (y no en otros falsos cristos).

La Biblia dice que las personas de los tiempos Neotestamentarios oraban en


lenguas (idiomas extranjeros como hemos visto) espontáneamente, nadie
les indicaba que “dejasen de pensar” y comenzasen a decir sonidos y
sílabas que “ellos no entendiesen”. Esa práctica a mi juicio tiene algo de
tentar a Dios y su soberanía, y mucho de peligrosa.

La Palabra de Dios dice: “Pero todas estas cosas las hace uno y el
mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él
quiere” (1ª Corintios 12:11), esto es, Dios reparte los dones como Él
quiere y cuando Él quiere, no cuando nosotros queremos.

De todas las denominaciones han salido herejías, pero nunca tantas y en tan
poco tiempo como las que hoy en día surgen de entre las filas de aquellos
que practican de manera antibíblica el “don de lenguas”. Algunos
ejemplos: “Teología de la prosperidad”, “Unción de la risa”, “Confesión
Positiva”, “Movimiento de fe”, “Movimientos de Toronto o Pensacola”, etc.
(No se engañe el cristiano lector: estos movimientos son herejías
gnósticas modernas revestidas de piedad)

Pidamos a Dios que no nos entregue a nuestros propios


pensamientos, caminos, errores o maneras de pensar –lo cual sería
terrible y está sucediendo con algunos hoy en día- y acomodémonos a Su
Sana Palabra, que es medicina y consuelo para nuestras almas.
Analizaremos ahora 1ª de Corintios 14 versículo a versículo:

V.1 “Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que
profeticéis” El apóstol nos insta a literalmente “perseguir” el amor dentro y
fuera de la iglesia. El amor al que se refiere es el de 1ª de Corintios 13. Nos
anima también a lit. “anhelar las cosas espirituales” y especialmente que
“profeticemos” sobre l “don de lenguas”; el versículo siguiente nos da la
respuesta:

V.2 “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios;
pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios” Como
vemos, en la iglesia, el hecho de que uno hable en “una lengua” (así lit. en
el original griego) no es causa de edificación para el resto de los oyentes,
como nos dirán más tarde los versos 4 y 5, sino solo para él mismo, ya que
“...no habla a los hombres...” (como dice el verso 5 “a no ser que las
interprete”) “...sino a Dios”, como vimos en los casos de Hechos, donde
“magnificaban a Dios” en otras lenguas, y como nos dice Romanos 8:26:

"Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué
hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los
corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la
voluntad de Dios intercede por los santos.” (Romanos 8:26-27)

En efecto, el Espíritu Santo nos ayuda (o también socorre) en nuestra


debilidad (Lit. en griego “en nuestra falta de vigor, o debilidad, o
enfermedad”) ya que ni siquiera sabemos en nuestra naturaleza débil,
nuestros espíritus enfermos por la enfermedad del pecado y caída, como
pedir o qué pedir en determinadas ocasiones. Pero, nos dice la Biblia, el
Espíritu Santo intercede por nosotros con “gemidos indecibles”, en Griego
leemos stenagmoi`" ajlalhvtoi" Literalmente dice “Con gemidos (o
suspiros) indecibles (o mudos o sin palabras)”

¿Se refiere el apóstol en este texto al “orar en lenguas”? Yo leo que el verso
lo que nos dice es que es el propio Espíritu el que intercede por nosotros
(no dice que lo haga en nosotros o por medio de nosotros); en todo caso,
cuando una persona por el Espíritu “habla en lenguas” precisamente está
haciendo esto: por medio de la administración del Espíritu Santo, como
sucedió en Jerusalén habla “la Grandeza de Dios” sin él mismo saberlo, a no
ser que se lo interpreten o lo pueda él mismo interpretar, y de esta manera
intercede de forma eficaz, conforme a la perfecta voluntad de Dios. La
Palabra también nos revela que el ministerio del Señor Jesús a la diestra de
Dios es esto mismo: interceder por nosotros, como está escrito:

“¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que


también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también
intercede por nosotros” (Romanos 8:34)

No pienso pues que el Espíritu Santo interceda por nosotros con gemidos
indecibles cuando oramos en lenguas, y no lo creo porque la Biblia no dice
que sea así. En todo caso si creo que cuando un cristiano recibe el don de
lenguas tal cual está escrito en la Biblia, al poner en práctica este don, ora
la perfecta voluntad de Dios.

V.3-4 “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación,


exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se
edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.” Aquí el Espíritu santo, por
medio del apóstol nos habla de que en el seno de la iglesia, el don de
profecía, entendible por todos, sirve para edificar, exhortar y consolar a toda
la congregación, sin embargo el que ora en lenguas solo se edifica a si
mismo, a no ser que se de la interpretación de lo que dice, como nos explica
el siguiente versículo:

V.5 “Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más
que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en
lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.”
Como vemos, el deseo de Dios, sería que todos en la iglesia hablasen
“laleo” en lenguas “glosa”, pero más que profetizásemos, ya que como
vemos “mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas”,
cuando dice “mayor” usa el término meivzwn algo así como “Meidson”, un
comparativo del término griego “Megas” literalmente: “grande,
importante”, así, el que profetiza, es más grande o más importante para la
iglesia que el que ora en lenguas.

¡Cuan bueno sería para la iglesia que hubiese más que hablasen y
enseñasen la Palabra de Dios con fidelidad! Esto nos recuerda a las palabras
de Moisés en el desierto cuando dijo: “Ojalá todo el pueblo de Jehová
fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos.”
(Números 11:29).

¿Significa esto que todo el pueblo de Dios va a profetizar?, ya hemos visto


que Dios puso a cada uno como Él quiso, y que no todos somos profetas. Del
mismo modo, ¿significa que todos hablaremos en lenguas? Yo pienso que
no, por lo que dice la Palabra de Dios, y porque el hecho de que Dios desea
que por ejemplo “todos los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad” (1ª Timoteo 2:4) no hace que todos vayan
a ser salvos, sino que muchos van camino de la perdición y castigo eternos.
En todo caso, ¡ojalá que todo el pueblo de Dios abundase en todos los
preciosos dones y riquezas que Su Santo Espíritu imparte!
Lamentablemente no es así.

Por último decir que el hecho de que un creyente hable en lenguas en


público en la asamblea de los santos, no tiene ningún beneficio dentro de
la iglesia a no ser que venga con su interpretación, solo se edifica él
mismo, y no edifica a nadie más. Aún peor, como dice el apóstol Pablo, esta
es una manera incorrecta de actuar, ya que causa confusión y desorden,
además de tropiezo para posibles incrédulos que entrasen en la
congregación y se encontrasen una cacofonía de palabras y expresiones.
Esto lo veremos unos versículos más adelante. En todo caso, si uno quiere
hablar en lenguas en la iglesia, que las interprete también, o que se calle:
Es la palabra de Dios quien lo dice.
V.6-9 “Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas,
¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con
profecía, o con doctrina? Ciertamente las cosas inanimadas que producen
sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo
se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara? Y si la trompeta diere
sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla? Así también vosotros, si
por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo
que decís? Porque hablaréis al aire.

El mensaje es simple en este versículo: Una vez más incide no en impedir


hablar en lenguas, sino en su carencia de edificación y servicio a la iglesia
cuando no es palabra “bien comprensible”, la expresión “comprensible”
en griego eu[shmon “eusenon” significa literalmente “Fácil de conocer,
inteligible” el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, en
su Vigésima Primera Edición define la expresión “inteligible” como “Que
puede ser entendido”. Algo que no es entendido ni tiene sentido para la
congregación ¿cómo puede ser de utilidad o edificación? Si cometemos este
error, nos dice el apóstol que “hablaremos al aire”, ni siquiera a Dios.

Olvidemos pues que la repetición de sílabas o expresiones fonéticas


forzadas o inventadas por nuestra mente puedan ser “lenguas” genuinas.
Cuidémonos de no estar tentando a Dios al hacer tal cosa. Esto no es de
edificación, más bien de tropiezo, para creyentes y gentiles.

V.10-11 “Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y


ninguno de ellos carece de significado. Pero si yo ignoro el valor de las
palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como
extranjero para mí.”

Vemos que, como nos dice literalmente la palabra en Hechos 2, estos


versículos se refieren a lenguas humanas entendibles en alguna parte del
mundo. La expresión “idiomas” aquí es fwnw`n “fonon”, literalmente en
griego: “Lenguaje, modo de expresarse, habla, lengua, idioma,
dialecto”. Un sinónimo de las voces griegas “glosa” o “dialecto” que
también hacen referencia al don de lenguas. El apóstol viene a decir que
habiendo tantos tipos de lenguas en el mundo, todas ellas con su
significado, si no se traducen al oyente cuando se hablan por el Espíritu
Santo, son palabras sin sentido que no le edificarán en absoluto. Menos si
una congregación entera, como parece que era el caso de los Corintios, se
pone a hablar en lenguas al unísono, cada uno para si mismo. La solución
para este mal uso del don se nos da a continuación:

V.12-13 “Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales,


procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia. Por lo cual, el que
habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla.”

Primera regla de oro: (al hablar en lenguas) que estas sean “para
edificación de la iglesia” y no para edificación de un miembro en
particular, o para desorden y desconcierto.

Segunda regla de oro: “el que habla en lengua extraña, pida en


oración poder interpretarla” la expresión “interpretarla” es
diermhneuvh/ “diermeneue”, un tiempo verbal del verbo “diermeneo”
literalmente: “traducir, interpretar, explicar”. El que habla en lenguas,
debe traducir sus expresiones de modo que sean comprensibles para los
oyentes, para poder edificar a la iglesia.

V.14 “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi


entendimiento queda sin fruto”

Sobre la expresión “Lengua desconocida”, decir que en el griego original


dice tan solo “lengua” (la expresión “desconocida” es un añadido de los
traductores). Así, si uno ora en lenguas, sin tener como nos ha dicho antes
el apóstol, la interpretación o traducción de lo que decimos, nuestro espíritu
ora, pero nuestra mente o entendimiento queda sin fruto. La expresión “sin
fruto”, en griego a[karpo" (léase “Akarpos”) quiere decir “infructuoso”.

V.15-19 “¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el
entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el
entendimiento. Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de
simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo
que has dicho. Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es
edificado. Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros;
pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para
enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida”

Poco más que decir sobre estos versículos: El apóstol indica que no solo se
debe orar “con el espíritu” (así se llama también al orar en lenguas), sino
también con el entendimiento (literalmente “con la mente”), de modo que
sepamos lo que estamos diciendo al Señor, y podamos edificar a los que nos
oyen (en caso contrario es evidente que NO lo edificamos). Sobre la
expresión orar con el espíritu, en Judas encontramos algo parecido:

“Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en


el Espíritu Santo...” (Judas 20)

La diferencia entre uno y otro versículo es que en 1ª Corintios 14 habla de


“orar con el espíritu” refiriéndose a que nosotros oramos con nuestro
espíritu. En Judas dice “orando en el Espíritu Santo”. Ignoro en este
momento si se refiere también al tipo de oración a la que se refiere Pablo en
Corintios. En todo caso podemos orar “en el Espíritu Santo” tanto con el
entendimiento, como en lenguas (con el espíritu) los que posean ese don de
manera genuina.

Por último el apóstol nos indica que el está agradecido a Dios por hablar en
lenguas más que todos los Corintios, pero que sin embargo más valen en la
iglesia (y esto es lo que el quiere y prefiere) “cinco palabras con mi
entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras
en lengua desconocida” (Nota: una vez más la expresión “desconocida”
no existe en el original griego, habiendo sido puesta ahí por los traductores
de la Reina-Valera para explicar el sentido).

V.20 “Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la


malicia, pero maduros en el modo de pensar”

El apóstol indica aquí que tras lo expuesto anteriormente, actuar de


manera errónea y no Escritural como hacían los Corintios entonces y
hoy por desgracia muchos Pentecostales o Carismáticos (salvo honrosas
excepciones), es señal de falta de madurez. Es comportarse y pensar como
un niño.

A continuación el Apóstol nos cita la Ley, en un texto muy interesante y muy


manipulado por ciertos Ultra carismáticos:

V.21-22 “En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré
a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor. Así que, las lenguas son
por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los
incrédulos, sino a los creyentes”

En efecto, el profeta Isaías dice así:

“porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este


pueblo, a los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este
es el refrigerio; mas no quisieron oír. La palabra, pues, de Jehová les será
mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras
renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan
y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos” (Isaías
28:11-13)

Con esta cita muchos Pentecostales han querido justificar como “lenguas
genuinas” la repetición rápida de sílabas y sonidos sin sentido, haciendo de
ésta práctica la “lengua de tartamudos” de la que habla Isaías (toda la
doctrina sobre las Lenguas del Nuevo Testamento descarta esta
interpretación). También se han llegado a querer justificar como Bíblicas las
famosas “caídas en el espíritu” (tras la imposición de manos por ejemplo)
con el versículo 13 donde dice “hasta que vayan y caigan de espaldas”.

Más adelante dice el apóstol algo de importancia trascendente para este


estudio sobre las lenguas y la comprensión de su utilidad y buen uso:

“Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los
incrédulos”. La expresión “señal” en griego es shmei`on (se pronuncia
“semeion”) y literalmente significa: “Señal del Cielo; portento”.

¿En qué pueden ser “señal del cielo” o algo “portentoso” para un gentil e
incrédulo de nuestros días o de los tiempos apostólicos la repetición
cacofónica y sin orden ni significado de sílabas o sonidos sin sentido?. Esto
no es señal para nadie.

Como hemos visto, las lenguas en Pentecostés y en el contexto de la


enseñanza del apóstol Pablo, son señal para un inconverso cuando éste oye
hablar en su propia lengua a personas que no deberían conocerla sobre “las
grandes obras de Dios”. Que un egipcio, un romano, un griego, un
cretense o un árabe oyesen alabar a Dios a unos galileos en Jerusalén en
lengua egipcia, latina, griega, cretense o arábiga se puede considerar una
“señal del cielo” o un “portento”. No pienso lo mismo si lo que hubiesen
oído fuera una jeringonza de sílabas sin sentido.

Es en este sentido de comprender perfectamente lo que se está diciendo


que la profecía o la exposición de la Palabra de Dios en la iglesia, son señal
“no a los incrédulos, sino a los creyentes”.

El apóstol vuelve sobre esto en los versículos siguientes:

V.23-25 “Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan
en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? Pero
si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es
convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace
manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando
que verdaderamente Dios está entre vosotros”

En efecto, ¡Cuantas personas que en sinceridad se han acercado a una


iglesia Pentecostal en búsqueda de la verdad han salido espantadas por el
escándalo de decenas de personas hablando en cacofónico desorden en
“lenguas”!

Hermanos: Si un incrédulo no quiere saber más de nuestra congregación,


ojalá que sea porque ha decidido no creer el Evangelio que se la haya
presentado allí de manera clara, y no porque se haya asustado por el
“circo” que haya podido allí sufrir.

Seamos conscientes de que a nosotros, y no a los ángeles, se nos ha


encomendado por Cristo la Palabra de Salud que puede evitar que las almas
pasen una eternidad en el tormento del infierno, al no arrepentirse de sus
pecados y aceptando el don del perdón por medio de la Cruz de Cristo.

Si en una Iglesia se predica la Palabra de Dios, la “palabra profética más


segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que
alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la
mañana salga en vuestros corazones” (2ª Pedro 1:19) que Pedro describe
como acabamos de leer “y entra algún incrédulo o indocto, por todos es
convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace
manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando
que verdaderamente Dios está entre vosotros"

Tras estas reflexiones, el apóstol Pablo da las instrucciones sobre como se


debe de conducir el culto “en todas las iglesias de los santos” (v.33) y
no solo, como dicen algunos que tuercen la Palabra a su capricho, en la de
Corintio en un momento histórico concreto:

V.26-31, 37-40 “¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno
de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene
interpretación. Hágase todo para edificación. Si habla alguno en lengua
extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si
no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.
Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si algo le
fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. Porque podéis
profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean
exhortados. Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; pues
Dios no es Dios de confusión, sino de paz” (...) “Si alguno se cree profeta, o
espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor.
Mas el que ignora, ignore. Así que, hermanos, procurad profetizar, y no
impidáis el hablar lenguas; pero hágase todo decentemente y con orden”

Regla de oro número uno: “Hágase todo para edificación” y no para


edificar el ego espiritual o carnal de algún miembro en particular, o nuestra
propia sed de experiencias místicas.

Regla de oro número dos: “Si habla alguno en lengua extraña, sea
esto por dos, o a lo más tres, y por turno”. En las iglesias no deben de
hablar en lenguas en público más de dos o tres personas, y si lo hacen, que
sea por turnos y no al mismo tiempo.

Regla de oro número tres: “...y uno interprete. Y si no hay


intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios” No
hace falta volver a repetir el versículo, pero por si acaso: Si no hay
traducción o interpretación no se debe hablar en lenguas en alta voz en
público (si se podrá hablar “para sí mismo y para Dios”).

Regla de oro número cuatro: “los espíritus de los profetas están


sujetos a los profetas” Esto es válido para los profetas y para los que
hablan o no en lenguas: Dios nos ha hecho dueños de nuestros espíritus,
solamente podemos perder el control de nuestros espíritus, mentes y actos,
bajo la influencia de sustancias embriagantes (alcohol, drogas, etc.), bajo
nuestra propia sugestión carnal y mística, o bajo la influencia de espíritus
demoníacos en una clara posesión diabólica. Por lo tanto el que una persona
entre en trance, o no pueda dejar de hablar en lenguas extrañas a su
voluntad, etc. es cuanto menos sospechoso.

Regla de oro número cinco: “Dios no es Dios de confusión, sino de


paz” Si una situación o actitudes carnales o místicas traen confusión en la
congregación, e impiden que tanto creyentes como inconversos sean
atraídos a Cristo: ESO NO ES DE DIOS.

Regla de oro número seis: “Si alguno se cree profeta, o espiritual,


reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor. Mas
el que ignora, ignore” Lo que está escrito en Corintios sobre las lenguas
(y también sobre la profecía, las mujeres en la iglesia o lo que sea), no son
consejos de un viejo apóstol a una iglesia carnal de hace dos mil años: SON
MANDAMIENTOS DEL SEÑOR. Solo los no espirituales (carnales) y los
ignorantes (voluntariamente ignorantes) no reconocen esto.

Regla de oro número siete: “hermanos, procurad profetizar, y no


impidáis el hablar lenguas” Busquemos el don de la profecía, que hace
que el pecador sea “convencido, por todos juzgado; lo oculto de su
corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro,
adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre
vosotros” y no impidamos o juzguemos como malo el hablar en lenguas si
estás fueran tales como la Biblia manifiesta (Idiomas o dialectos con
significado para los inconversos, con interpretación que engrandezcan al
Dios y Creador de todos nosotros y con el orden descrito).

Regla de oro número ocho: “hágase todo decentemente y con


orden” Dios es un Dios de orden y de decencia. Ya dice el refrán castellano
“la reina no solo ha de ser santa, sino además parecerlo”. No basta con todo
lo anterior, sino que además debe de reinar la decencia (literalmente “el
decoro”) y el orden en nuestro cultos.

Y con estas reflexiones acabo este estudio. Dios te bendiga

J. P. V.

Solo Dios es Sabio.

Estudio: El don de Lenguas en la Iglesia Primitiva

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