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Dios, arte, caos

¿Con qué equipaje llegó este animal particular que somos los seres humanos a la realidad?
pues, en primer lugar, con su biología, su ser biológico como tal, algo que seguramente no ha
cambiado en los últimos 40000 años. En segundo, con sus instintos, un equipaje pulsional,
explosivo, que responde a la misma biología y que dicta necesidades que hacen hacer cosas:
hambre, sed, sexo, etc. Hasta aquí no hay ninguna distinción con el resto de los seres vivos.
Todos tienen una biología, todos tienen necesidades y pulsiones. Hay que decir que también
todos actúan con una lógica implícita, no consciente pues no hay consciencia, pero sí hay
lógica, en el aparato circulatorio, en la conducta de un tigre que caza o cría o se aparea, en un
árbol. Podría decirse que esa lógica está depositada en una psique que entonces desde el
origen de la vida ya existe o también podemos decir que esa lógica está depositada en cada
cuerpo vivo. La psique está en todo el cuerpo vivo. Cuando no hay un cerebro identificado, la
función psíquica está en todas partes,

Pero, de alguna manera, en el hombre van a pasar cosas que "determinarán" una distinción.
En el análisis de la cadena evolutiva se encuentran pre-hombres, todavía monos, que
comenzaron a desarrollar una conducta "no especializada", sino vivaracha, astuta,
desordenada, ladrona, tramposa. Otros animales se especializan y logran sobrevivir o no. Este
pre-hombre no se especializó y desarrolló conductas medio caóticas: el habla, la empatía y la
intimidad social. Con el habla pasa algo fantástico y es que el aparato psíquico se
disfuncionaliza, es decir, deja de existir sólo para dictar la acción que responde a cada
necesidad, deja de servir sólo para sobrevivir. El hombre comienza a imaginar cosas, cosas
que no existen en su realidad inmediata, comienza a desear y no sólo a necesitar, comienza a
manifestar otras nuevas pulsiones.

En este proceso, larguísimo, al disfuncionalizarse, el hombre ganó mucho, ganó la capacidad


para desarrollar estrategias insólitas y no biológicas. Pero también perdió una conexión básica
fundamental con la naturaleza, ya no fue más sólo naturaleza, ahora comenzó a ser otra cosa,
otro tipo de ser capaz no sólo de pulsionar como los otros seres vivos, sino capaz de imaginar,
representar y desear para algo más que sobrevivir, cosas inexistentes las hizo existentes en su
mente, aparece la mente, el alma, la psique. Y esta nueva capacidad que quedó "suelta", por
decirlo así, comenzó también a requerir recuperar el sentido, la conexión perdida. Entonces, de
alguna manera, el ser humano es un animal que perdió el sentido y su vida está marcada por la
necesidad de dar o encontrar sentido, una cosa extraña a todo lo vivo hasta entonces. Una
cosa que no es natural, aunque provenga de algo natural.

Entonces también comenzó a intrigar al ser humano entender de dónde viene esta "cosa
extraña" y también qué hacer con ella. Pero sobre todo y lo que queremos destacar, es que
aunque uno no se haga esas preguntas, todos sin excepción necesitamos "darle sentido" a la
existencia. Y ¿cómo dar sentido? Pues aquí aparece la religión, los mitos, los rituales y con
ellos un montón de nuevas conductas y hábitos: matar con armas, cocinar al fuego, reunirnos y
ofrendar, socializar, etc.

Así que necesitamos encontrar sentido como algo ineludible del hombre, como alguien que cae
al vacío y necesita asirse porque si no, muere o enloquece. Necesitamos encontrar sentido, dar
sentido. Algunas cosas las podemos explicar, otras no. Algunas cosas hacen sentido, otras no.
Aparece la idea de orden y aparece la idea de caos. Los griegos los llamaron cosmos y caos.
El sentido y el sin-sentido. Ellos tienen una bella idea: "la realidad es el sentido penetrado del
sin-sentido por todas partes".

Dios es una forma de dar sentido al sin-sentido, al caos. ¿Y el arte? Pues, parece que igual,
intenta ver el caos y darle algún sentido, se asoma al abismo y trae, crea, algo que mostrar y
con lo cual conmociona, nos conmociona. Ambas actitudes, la religiosa y la artística se
parecen, al menos hasta aquí. Pero hay diferencias: sin duda, Dios "fija" las cosas, el arte sólo
"muestra" las cosas. Un poema o un cuadro es una respuesta que en realidad son más
preguntas, nuevas preguntas. Dios, en cambio, es una respuesta y, más aún, es "la" respuesta.
Dios clausura la pérdida de sentido, lo supera, el arte no puede clausurar nada, sino sólo
mostrar.
Pero ambos están en el origen, respondiendo al caos. Un caos que es humano o que sólo
preocupa al humano, por así decir. Porque el tigre sigue allí cazando, comiendo y apareándose
con su manada, ensayando mutaciones, algunas funcionan otras no. No tiene que darle sentido
a nada, no tiene que "ser felíz ni estar triste", porque él mismo está inmerso en lo natural, que
no tiene ningún sentido, que no es verdadero, ni falso, ni bello, ni feo, ni bueno, ni malo,
solamente "es". Es y punto.

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