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| Obras Completas IV Teoria y Practica | de la Historia JUAN B. JUSTO NOTAS SOBRE LA SEGUNDA EDICION Aparte de pequefias reformas de redaccién, esta edicién me- jora la exposicién de algunas cuestiones y completa las cifras ¥ los diagramas relativas a los procesos hist6rieos aetuales que estudia ci bibro, poniéndolos al dia, en cuanto ha sido posible. En los dos ltimos eapitulos, aparceen tres grafieos nuevos, de especial interés por referirse 1 la evolueién eduestiva y mental Asi mismo, el libro se ha alargado muy poeo respecto de la prie mera edicién, gracias a la supresion de poces y pequeiizs partes, no esenciales. Diciembre de 1915. J.B. Justo. Me propengo en este libro senalar al pucblo las fuerzas Ristéricas ¢ instruirlo on su manejo. Lo dedico a ta masa labo- riosa y fecunda, sincera aun en el error, hasta on la rebelién, santa. itila tiene en sus manos su propio porvenir, y sina lo modela en conciencia, entrard con dolor en ot molde que la ciega fatatidud le a6, EL titulo responde al estado de dnimo de un hombre que ve en ta vida, no una condena, ni una loteréa, sino una accién que, para ser placentera y oficaz, ha de ser inteligente, Si en algtin punto de la exposicién el dogma obsourece ta verdad, serd muy a pesor mio y que en ese momento mi cabezn habré traicionado a mi corazén, No creo conducents y genwing sino la teoria que surge esponténea de Tos hechos, puestos ot ‘un orden a la vez légico « histérico, irdn estas paginas para Ia elaboracién intencional de nuestro destino colectivo? EL propdsito es tan grande que sila contribuir a realizarlo seria premio suficiento para un esfuorco superior af mio. sin embargo, este libro sor Machiavelli escribiendo Bara los principes enseiié al pueblo; cudnto mas no enseiiar'a- ‘mos a los principes las que escribimos para ol pueblo, si se dig- naran leernos! J. B. Justo. Agosto de 1909, Teoria y Practica de la Historia Hl progreso histérleo e¢ coatinuo.— {Sera siempre inconsctonte? — El concepto bereieo y teatral de la Historia.—La idea de ley. = Los datos wodemnos, —La historiograiia.— La sociolegia.— Ia conciencia histérica del pueb:0.—S6lo deeubrea el camino jos que quieren andar.—Za teorfa de la Historia os Ie teoria Boneral de las actividades bumanas.—Bn la historia el expert. mento es la Intencién.— Ei pueblo ecbre todo nectsite la vordad Ihistérien,—Con ella viene el método en la vida colectira, ‘Marchamos sin deseanso por el camino de la Historia. La Humanidad esté siempre on vias de crecimiento y trans- formacién. Puede algtim pueblo alelargarse en su vida social, pero, dentro de é1 mismo o en otra parte, estin ya acumuléndose, latentes, las fuerzas que han de sacudirlo e impulsarlo. Para el campesino egipcio la vida era tan uniforme como el aspecto de los vetustos monumentos de su pais, conserva~ dos al través de los siglos gracias a Ia sequedad del clima. Pasaban los imperios que sucesivamente conquistaron. el. anti- guo reino de Faraén, y, si alguna vez cambiaron el idioma ¥ los idolos del indigenia, el mismo tosco arado sureaba siem- pre la estrecha faja de ‘tierra feeundada por el Nilo en su ereeiente anual. He aquf, sin embargo, nuevos dominadores, ingleses, que resuelven y' dirigen la construceién del colosal dique de Asuan, para almacenar las aguas del sagrado rio, hacer el riego permanente y eusanchar la verde cinta de cultivo a lo largo de sus orillas. Ahora las coseehas sen mée —5— abundantes y seguras, y tan grandes los benoficios de la obra, gue ya esté elevandose la represa diez metros més, para tri- plicar su embalse y fertilizar todavia centenares de miles de heetireas de arenal, Con esta revolucién agricola, mudan lus costumbres ¢ ideas del pueblo egipeio, y la iaveterada sumi sién al jefe extranjero desaparece, junto con las ruinas de Jos famosos templos de Filae, sepnltados bajo las aguas por el dique de Asuan. Fermen:an ya en el moderno Egipto aspi raciones naeionales de independencia. iAY Ge los ilusos que suponen al mando quieto porque no tienen ganas de andar! Lento o impetuoso, encubierto 0 visi- ble, el progreso histérico es continuo, EI presente es un momento fugaz. Salimos eontinuamente del pasado, entramos a eada instante en el porvenir, 'Y en este incesante movimiento, jserd la Humanidad inerte como Jas masas que van por el espacio en inconseiente ca- rrora! gJugarén siempre con nosotros les fuerzas histéricas como eaprichosas réfagas eon granos de polvo! ;Problemas que, para el pueblo, antes xo se planteaban! Mientras los hombres expliean les eosas por Ia accién de entes sobrenaturales y los reyes se dicen de origen divino, también la Historia aparece como un perpeto milagro y s¢ la narra como una mitologia, Es el mundo impresionaute y cadtico de la leyenda, en ye sélo hay lugar para les guerras, las pestes, las hambres, 10s prineipes, los héroes y los santos. 4Cabe alguna idea de previsién y dirceeién isitencional de los sucesos mientras se los mira como el pasatiempo de dioses y semidioses? ,Cémo relacionar el pasado eon el futuro si sipenas se le conecta con 1a actualidad! Los hombres se pasean entonees por la Historia como por eiudad extrafia viajeros sin objeto. Busean lo teatral, lo apa- Tatoso, dejando inadvertids todo lo ordinario y corriente. Miran las’ suntuosas mausiones del barrio principal, y no pierden la ocasién de ver al emperador o al presidente; dis- ‘trafdos por la miisiea y los colores del batallén que pasa, no se preguntan si esos soldados saben leor; en Ja catedral les imeresan la riqueza de los altares, el estilo gético 0 romanc: | | t | | 1 de) edificio, Pero ycudntos van, quiénes van y para qui van. a esa iglesiat 4Cémo vive ese pueblo? 4'Cémo trabajat Curiosidades semejantes no nacen en quien sélo ve en la Historia los sueesos memorables, pasto de la eréniea que, como la comedia, como la tragedia, tiene en el Paraiso su musa propia, la imusa Clfo, y cuyos cultores brillan en el arte de deseribir eombates y ‘fiestas y poner en boca de prineipes y generales olocuentes arengas. Pero en el curso de la evolucién humana,:y en el grado en que nuestro concepto del mundo se desarrolla, cambia tam- bign el concepto de la Historia. Después de una experiencia muchas veces milenazia, for- mulamos asi nuestra yerdad més elemental : todo lo que sueede sigue un orden regular, hay entre las cosas relaciones que podemos descubrir y hacer valer en nuestro bien. A. medida que el hombre se extiende sobre e| mundo, esta idea de ley se hace mas clara y més intensa, porque nuevos hechos sufren el andlisis y dejan descubrir el secreto de su producciér, por- que nuevas leyes se correlacionan y coordiman en otras de dominio mas general. Hay fenémends refractarios a nuestros presentes medios de andlisis, hay monstruosidades, hay eata- clismos, pero también ellos deben tener sus leyes, Tatas e: ten en el voledn en erupeién, como en el grano que germina. Se impone para la Historia el mismo eriterio, ; Cémo podria substraerse la evolucién humana al orden que descubrimos en el desarrollo entero del Universo? Bien que mas de un gran rey antiguo ereyera haber llevado su dominio hasta los limites del mundo, las grandes expedi- ciones de los siglos 16, 17 y 18 de la era actual abrieron a ia penetraciGn de la raza blanea continentes enteros, ignorados hasta entonees por ella, En América, Asia, Africa 'y Oceania, entré el mundo europeo en contacto y conflicto eon mundos histéricos diferentes, hordas salvajes, tribus barbaras, viejas sociedades establecidas, euyos mitos y leyendas no inspiraban. a aquél ningtin respoto, y que ofrecian a la observacion de costumbres y formas sociales enorme material. Dentro de las sociedades europeas, desarrolldbase, entre- tanto, Ia lucha do clases euyo punto culminante fué la revo- Jucién francesa de fines del siglo 18. E1 levantamiento burgués, que negé a los dioses, decapité a los reyes y vigil6 de cerea a sus generales, ha sido una poderosa contribucién a Ja inteli- gencia de la Historia, La rapida evolucién de los Estados Unidos de Norte Amé- Tica, constituides en formas politieas nuevas, se ha hecho toda ante los ojos del mundo modemno, Nersindolo’a la ver de asom- bro y de informacién, En ios principales patses las necesidades del gobierno ban creado la estadistiea, que registra en cifras las manifestacio- nes de la vida colectiva, Al estudio de los pueblos primitives aun existentes, se han agregado las investigaciones de la prehistoria, sobre las reli- quias materiales de las actividades humanay remotas, en 6p0- eas de las cuales no queda ni leyenda, la Historia sin dioses ni héroes que Ja perturben, sin tradiciones ni documentos que falsifiquen la realidad, y el deseubrimiento de esos hechos descarnados ha aportads no poco a la comprensién de la Historia toda. Desde que el método cient{fico hubo aleanzado cierta eon. sistencia y difusién, los historiégrafos empezaron 2 esmpren- der que poco uos dicen de ma época y de un pais la enume- racién de sus dioses y sus dinastias, y que para su eonoeimiento nos importa menos fa magnifica vestidura del rey que el abri- 0 usual de la masa del pueblo. En el euadro de las edades pasadas, empezaron a hacer lugar pere Jas formas generales ae la actividad humana, Ja organizacién de la familia, Ja in- Gustria_y el comercio, las ciencias y las artes, dejando ya entrever, tras las infladas figuras del primer plano, la vida laboriosa y fecunda de la poblacién entera, Y ahora el cizauto de datos sobre In evolucién humana o8 ya imposible de registrar sin una teorfa quo los coordine, sin una idea general de emo los hechos se entrelazan y suceden en la Historia, necesidades que se ha ereido Uenar creando una cieucia nueva, la sociologia. Pero, si bien Comte, su ini- eiador, fué movide por el deseo de poner orden en los aconte- z e— £ cimientos, los soeidlogos han exeido después nevesario y posi- ble, para estudiar las sociedades humenas, ponerse fuera de alias, en frente de ellas, como los zodlogos ante las ostras 0 los pAjates. Ven la Historia como un cuadro cinematogrifieo, Y, para explicarlo, no se les ocurre sino sacar de él fotogra- ffas instantineas, Reniegan de toda la solidaridad de clase 0 de partido, ponen el mas pueril empefio en ignorar los preceptos que, a pesar suyo, pudieran resultar de los dogmas de su ciencia inmaculada, y, proclamando su social intencién de no tener ninguna, reileran eu propésito de no entrometerse en la préctica. 1 Hipocresia 9 ilasién? Todos estamos dentro de Ja sociedad, inclusive los socidlogos, y si alguien realmente pre- firiera sus’ teoremas sociolégicos a la vida de 1 comunidad, seria tan estéri] en la teorfa como en la préctica. {Cuénto més importante que Ja aparicién de esta nueva categoria de doctrinarios es la alborada de la conciencia his- v6riea del pueblo! El progreso téenico de los iiltimos 150 afios, cl decarrollo del comereio mundial y la acumulacién de la rigneza ha originado los grandes problemas sociales de Ja actualidad. En defensa de sus condiciones elementales de vida, amenazadas por los rigores de la eompetencia capita. lista, Ia clase trabajadora se ha puesto coleetivaments en mo- vimiento, y, una vez impelida a la aceién, Meva su erftica hasta los fandamentos de la sociedad y se’ traza grandiosos planes de ereacién histériea. ‘Empefiados ya en la lucha por sn realizaeién, los pueblos angs fuortes de la Tierra empiezan a ver que también la His- toria esta regida por Ieyes y dan un caréeter cada vez mis inteligente y doliberado a los actos de sa vida social, Para ellos, Tos dioses no son autores sino productos de la Historia, Cuanto a los hombres, sélo influyen conscientemente en ella tanto como comprenden las leyes que la gobiernan, y poniendo sus ideas, que uaeen también y se desarrollan en eondiciones definidas, al sorvieio de los sentimientos soberanos que Ios @ominan.’ El mundo de Ja Historia es una masa de hombres ¥ cosas movidos y moldeados por fuerzas tan regulares como las que mueven el sistema solar y han moldeado la corteza terrestre. Los fen6menos histéricos son también légieos y nece- sarios, conseeueneias fatales de combinaciones dadas de cir. canstancias, Una neoformacién social, una revolucién, la ex- pansién 0 la decadencia de una raza, deben producirse en condiciones tan regulares y determinables como la cristaliza- cién de un mineral, una descarga eléctrica, la evolucién de una especie ‘Mas que una simple dedueciéu, impuesta al raciocinio por la regularidad que descubrimos en los fenémenos de otze orden, ésta es una induecidn directa de los hechos, euya base Se extiende a medida que conocemos mejor el pasado de la Humanidad y dedicamos mas atencién a su desarrollo presente. Descendiente de los héroes anénimos de todos los tiempos, herido por las diferencias de elase mas que por las diferen- cies de raza, el pueblo trabajador moderno tiene que ver en Ia Historia un proceso wniversal y continuo, euya tooria es la teorfa general de las actividades humanas. 4Cémo legar al eonocimiento de las leyes historieas? ; C6mo guiarnos hacia el porvenir? Para ello necesario os ante todo querer andar, querer dirigir las actividades humanas en algin sentido, Se habla de leyes experimentales y de los experimentos del logislador. ;Por qué no los experimentos de todo el que en 1s Historia tenga una intencién? 4Acaso ‘nicamente las leyes eseritas son experimentos? Lo son también, y a veces mucho més instruetivos, la iniciativa extraparlamentaria de una ley, la propaganda en pro y en contra, aun las leyes que no llegan a eseribirse. Ni la experimentacién historica se have toda cn el campo de la politica, El inventor que comprende todo el aleance de su obra, el artista que ¢on sus simbolos quiere en- gendrar 0 reforzar un sentimiento eolectivo, los hombres que intentan establecer entre si relaciones econdmicas nuevas, ha- ven experimentos histéricos de la mayor trascendencia, Ysa intencién préctica es lo propio del método para in. dagar las leyes ae la Histovi Son los précticos, los militantes, quienes més saben de las fuerzas del mundo social. Lejos de poder comprenderse la ag actualidad mediante los datos que la historiograffa nos pro- porciona acerea del pasado, nc coneebimos el pasado sino refi riéndolo al presente. y éste no se revela en su complexidad Sino a quienes, movides por necssidades o aspiraciones, prepe- ran intencionalmente wi futuro distinto, No sabriamos siquiera qué preguntar al pasado sin nues- tros anhelos para ef porvenir. Hay, por supuesto, trabajos de especialista, que se liaeen en las bibliotecas y en los muscos, pero estos inismos estudios sen en ‘iltima instancia inspirados Por los hombres que agitan y resuelven las cuestiones palpi- tantes del dia, quiones también sugieren y ordonan las inves- tigaciones de la estadistica, Vamos por eso 3 eteer en lo que cualquier gobernante 0 amabicioso nos presente como la verdad historiea? Ln politica se mienté, en polities se mistifiea, so oculta la verdad, y aun se simula’ el error, euando se tienen privilegios que defender © apetitos que puedan satisfacorse mereed a la ignorancia y el engafio de los otros Al politicastro euya meta es el gobierno de un pueblo que desprecia, bistale tal ver conocer los Vieios que ha de alimen- * tar, los prejuicios que ha de adalar, los frandes y violeneias que ha Ge cometer. Esta es la ciencia hist6riea necesaria para sus fines mezquinos y efsmeres. Para llegar a la verdad hist6riea preciso es querer descu- brirla en toda su desnudez, militar del lado donde no hay privilegios quo disimular ni’ defender. Nadie como el pueblo trabajador necesita ecnocer la verdad en materia sociol; nadie como 61 puede proclemarla sin embages; nadie como él sufra de sus propios errores, por Jo mismo que son sinceros, Para comprender la Historia hay que haeerla, defendiendo al pueblo con inteligeneia y con amor. La verdad asi descu- bierta nace eon enorme fuerza expansiva. A igualdad de inte- igeneia y energia, quien menos impone su persona es quien ms impone sus ideas. Mientras haya partidos, la ciencia de la Historia, a diferen. ia de las mateméticas, seré ente todo una eiencia de partido. Como previo acto de coniricién, los soeiélogos mutilan su —~u— personalidad alejéndose aparentemente de toda tendencia, y se declaran puros y limpios de todo fin practieo. Nada’ de exiraiio entozees que, embanderados en escuelas, pierdan su tiempo en discutir muy seriamente si lo que Teina en la socie- dad es la simpatia o la imitacién, si el curso de la Historia es circular o espiral. 4Cémo podriamos en cambio infatuarnos por vanas férmu- Jas los que en la toorsa de la Historia buscamos el método para clevar cl bienostar mensurable del pueblot Dispuestos estamos saerifiear toda palabra, a desprenderaos de toda denomina- cién, siempre que el contenido real de 1a teorfa enriquezca y aumente sx efieacia para la accién. El progreso histérico, visto por algunos como una malha- dada perturbaciéa de su beatifico quietismo y sofiado por otros como la realizacién repentina y completa de su ideal de perfee- cién social, tiene que ser comprendido como Ia realizacién in- mediata y necesaria del desarrollo posible, como la condicién normal de existencia de la sociedad, Los pueblos han hecho siempre su historia, pero mas bien puede decirse que la han sufrido; han marchado al aeaso, obe- deciendo 2 impulses eiegos, por un camino leno de eventuali- dades y de riesgos, ‘Con el conozimiento de las leyes de 1a Historia, pierde ésta su cargeter a la vez rutinario y eatastréfico, para con- vertirse en un desarrollo ordenado, en una practiea calculada, y metédiea. to Base Biolégica de la Historia Somos antmafes.—La evotuclén organica,—Bl hombre es su més ‘alto resultado, —Los tactores de Ja evolucién: in herencla, la yariacion, la multiplicneién, 1a lucha por la vida, la seleceiét. — “Ast adquirimos las mazda, ja fatoligencia, ol lenguaje y nabitos Me agselacida. — Las sociedades humanas son s0ciedades axima- Ies.—Un mito brahmdaic adoptado por log #ocidlogos. —Le cousagraclén de las castas,— Dentro de la enpecie, todo cruza- mmien{o es fecundo.—We nora etmactiva so eubordine cada Yee mds a Je industtise Reenic de esda, siempre supeditada a las condiciones Jo, vida 7 de wrapajo."- Asimilaeién de wnos grupos bumanos Por Pio) 7 de ote de la ucrra.— La osclavitud, — Basida on ol Pit, resulta seo anterior. La. diviatén social del trahalo. 1 Erese toca de la unitad social. — Bo cuarto establece relate crecimicmanentes de cambio entre Tos fuebles, Ta Suerte Poo ree eerig naz — La guerra Interna, —Cada vou mas conencsy, ere meng nocesaria al progreso ihistérieo. “La, mascnes do. 2 Zeise Tuerno” aumenta el pader militar de fos iucbios. = Gee gomeer sobre 72 guerra. — Al azrundarse y complicates Comte y SMoifiiea, se bacen mores cirectamente biolégiens Ir Ja unided Pgucrra.—- in el inismo grado, sas madviles se haces Sines, Oe 1e Sreurados, e iniponen a Ta poblacién trabajadera se coals cin recompensa, — 7a guerra moderna es una causn 4° grill'es ign tisfee.—-La actividad militar ocupa wha fraccl serene yet pueblo, —iQué campo queda a la, guerra? — 1% seer ecto nuevas zones del medio fister-blotgeico a 1 Vee teertarnteNecesiGed do que el progress historico de Tos One ings Sea unWorme para que Desaparezea le guerra, Flemos trazado a grandes rasgos el vasto cuadro de la divi- sién y In organizaeién nacional e internacional del trabajo, Soe “tn arlificio de exposieién, presentado la, ecopomis Peat fancionando eon la exaetitud y la poea friceion de — 19 — a Perfecto mecanismo. No son, empero, tan regulars y or- Aenadas las relaciones econdmicds, come ‘que No deprndon Gel {bre consenso de todos los hombres; por el contranie, a eeore: racién es, eu general, forzada, eveveida. Doquiera dirijamos la investigacién de las primeras socie- dades, pronto nos encontramos con la esclavitud, con la suje- cién permanente de unos hombres a otros, enorme hecho hea {Srice, resultado inmediato de la guerra,’ Sin tener el papel guiminante que algunos le atribuyen, Ia actividad guerrcra de ‘os hombres so impone, pues, a nuestra atenciée, como uno de los aspectos primordiales de la Historia, Como los combates de hormigas, la guerra, forma de la lucha por la vida entre las agrupaciones humans, ts une relacién biol6gica, resultsnte de In tendencia de cada nided social a erecer, @ expandirse, Para una téenica poco Progre- siva el aumento de la poblacién exige perentoriamente elon, sanche del territorio. De ahi la guerra, permanente y eterna, entre las soviedades primitivas, siempre al margen del ham. bre, y no vineuladas min por’ azo comereial alguno, Entee ellas todo contacto es un conflicto, y todo conflicto, la guerra. A tal punto oeupa ésta la mente a esa altura el’ desarsollg histrieo, que cuando se pregunta a un salvaje el nombre de su tribu suele agregar on su respuesta el de lz tribu vecina y enemiga, en su obsesién de destruirta, Lides instintivas y sinceras, euya ferocidad uo es disimu Jado por ninguna convencién, ests guertas, entre grupos élmmen deza de los sentidos, ¥ que la guerra es siempre una relacién bialdgica, lo pruc- ban Ja emocién profunda y universal que despiects, In) ats, {ict ¥ salvaje atraccion que ejerce uiin sobre muchos espiri Lg; @f candoraso ardor eon que todavia se lancan ella pue, blos ignorantes de sus mndviles y resultados, el euadro howrento Ge earniceria y devastacién aie deja tras’ si. yNo extornings Jos ingleses y’alemanes a los negros del Sud de Ate cn a misma safia con que los aulvies se exterminan entre sf y : — 120 — Ja misma avidez de tierra con que aniquil6 a los cananeos el pueblo de Israel? Para excitar las masas a la guerra, se a tivan sus sentimientos colectivos mas préximos a la ani fi dad, ta supersticiin miedosa, el instinto de raza, el fanatismy Batrigticn,y alla van ells, como ol toro contra el trapo rojo, ciegas y enfurecidas, tras la bandera o el stmbolo religioso. eee Mientras el hombre no pasa de Ta téenien destrnctiva, Ia guerra conserva en toda su pureza el ‘acter Renee Diolégic seletivo. La téenien de la guerra se confunde ent tone ces con la téeniea en general. Entre las hordas o las tril nus gue Tuchany por su terrtori de cata ode pests la guerra es ms que Ta enza cle hombres; ol teha, el arco y la fecha, ta piragua, ol fuego, son Jos dies y procedimientas la vez de labor y de pelea. Adi también las consecuencins do esa guerra son puramente biolégicas: el canibalismo, ef extermi ni del enemigo, y enemiyo es entonces todo extraiio. A medida que progresa la téenien y que Ta division del trabajo y el cambio de preductos se extienden onire los hom bres, la guerra eambia de forma y de comecuencias, Aparece ys aventéa In diferencigein entie armas y herramientas y fuerea do las armas depende cada ver mis del paler de tas herramientas y miquinss, Trunfan en Is guerra, cada dia mis, no los biolégicamente mas fucrtes, sino los mejor armados y ranjzados. a Oreos Bagehot, pera quien “el Broveso dal arte milter gs el hecho més cotspicuo de la historia humana’, nada dis Singue tanto a un grupo, de eolonos, austrelieans de oto de Stdigenas eomo el hecho de que squéllos baten a ésos cuando guisren. sos hatin si pelea en 1a proporeién de an eolone inglés por 50 indigenas australlanos? Lo que ms tos distin gue es que todos los indigenas australianos juntos son in hacer un fusil. : a “polvora sefiala una nueva era en el poder destructive del hombre; y es precisamente su empleo y el de los explo- — 19 — A 3H ‘hora los Estados més fuertas son [os que pueden fabri- ees : caren aigg Heiores fusiles y cationes, los que cohstnenn ee Tentadge mr Bigs ¥ ls poderasos ‘scorazados, los ‘oie sgt Qs eu electro-téonica, los que tienen maior Te Gumnnicaion ¥ més dinero 9 mas erédito, y disponen ee ; er aptendido, es por el Sua, arte de forjar espadas; ash tom fete, RTUPP, en Essen, gon mis i hente manifestacién del poder militar de Alsealegn® MPO Si por su armam, i Si nto la téonica destructiva a Geom’ de Ia productive, por los elementos permenrten seo Gebove Ja, milicia esta siempre supeditada & 1 cee le vida y de trabajo, Eater Cuan: do coe sand? &t parlamente de 1a Repiibliea Inglesa quiso hacer Holenay at RT Potencia naval de primer orden ¢ quitae a al mes de los mares, no mandé6 construir, ont rotgientible Armada”; dicté la. “Navigation prohibfa importar a Inglaterra algunos de los a Bolt i todo rque det cual el dueio, e} jes de la tripulacién no fh ig menos que el articnlo imporiado fuese prodiuete caso ne Hes del hareo extranjero en cuestion, y! er uey 94 «fagando dobles derechos; prohibi esa ley ‘importar . lata nos de los articulos de ima: no din fatnente del pais produetor, ni aan en buquee ites Ue — 12 ponia doble derecho de importacién a los artfenlos extran- Jeros de pesaueria. Dependiendo, on primer término, la de- fenca de Inglaterra del némero de sus marineros y ‘buques, ¥ siendo en zquel tiempo los holandeses los grandes acarrea- ores y pescadores maritimgs, asi como los grandes acopia- dores de productos en sus emporios del Mar del Norte, la “Navigation Act”, simple reglamentacién comercial y adua- nera, Tend admirablemente sm doble fin militar de fomentar la marina inglesa y quitar 0 la holandesa buena parte de sn empleo. : Los progresos de Ja técnica no se han debido a jefes genia- les, sino a Ta entrada de elementos hnmanos nuevos al campo de batalla, Las guerrillas de rebeldes norteamericanos, cazu- dores avezados que peleaban por sa indevendencia. nudieron més en Lexineton que las tropas inglesas, con su formacién en Linea, ideada pata mereenarios, y en la Revolneién Pran- cesa, las deiles columnas de soldados ciudadanos desharata- ron los vigidos y pesados evadros de los ejéreitos reales, La thetiea de Federico If quedé entonees abandonada, como el vieio fusil de guerra. reemnlavado por otro de culata igual a Ja del nuevo fusil de cara. Recientemente, los diestros jinetes y tiradores borrs han demostrado también, a expensas de las tropas inglesas, la inconsistencia de le estrategia profesional. ; eee Can el progres téenieo-econémico se han transformado también los resultados de la guerra, pasindose del simple exterminio 0 desalojo a la absoreién’ o asimilaciin de unos grupos humanos por otres, en wna relacién de dependencia permanente y divisién del trabajo. Engels, que ha estudiado muy bien la fiueién de fa fuerza en ia Historia, insiste demasiado en que, sin una base tée- nico-econémica previa, la guerra no determina nuevas rela- ciones sociales. ‘El sometimiento del hombre a ia servidumbre en todas sus forinas supone en el opresor la posesién de los elementos de trabajo por medio de los cuales puede tinica- — 133 — mente utilizar al oprimido’’. Por atrasada que fuera la tée- nica, ‘wu hombre sin familia siempre ha podido, sin embargo, producir mAs de lo que eonsumfa, lo que ha heeho posible en sociedades muy primitivas una forma esporddica de escla- vitud, que exclufa la reproduceién de los esclavos, Por otra parte, el principal medio de trabajo, a la vez que materia prima y locus standi obligado para todo trabajador, es la tierra, cuya posesin no impliea superioridad téenico-cconé. mica, sino poder isieo, aunque sea simplemente destruetivo, para sobreponerse a ottos. Se comprende asf que pueblos cul- tos hayan sido gubyugados por barbares, militarmente m: Muertes gracias « su mayor niimero o a su mayor eohesié Mas, como hace decir Montesquieu a uno de sus persona- Jes: “No te niego que pueblos barbaros hayan podido, eomo torrentes irppetuosos, esparcirse sobre Ia tierra y eubrir eon ‘sus ejércitos feroces los pueblos mas eultos; pero, fijate bien: ellos han aprendido tas artes 0 las han hecho ejereer a los pueblos veneidos; si no su poderio hubiera pasado eomo el Tuido de] trueno y de las tormentas.,, Ta exces que las artes enervan a los pueblos y son por eso causa de la caida de los imperios. Hablas de la rnina del de los antiguos persas, que fué el resultado de su molicie; pero este ejemplo esta lejos de ser decisive, puesto que los griegos que los vencieron tan- tas veces y ks subyugaron, eultivaban las artes infinitament® mejor que ellos”. La existencia de una mumerosa poblacién de eelavus, eon clase trabajadora que se reproduce, sélo es posible, pues, en las condiciones sefialadas por Engels: “«Si en. tiempo de la guerra con los persas habia en Co- into 460.000 y en Bgina 470.000 esclavos, conténdose diez de éstos por cada individuo de la poblacién libre, se necesi- taba para eso algo més que “fuerza”, a saber: unt industria artistiea y manual altamente desarrollada y vm comereio extenso."” La esclavitud, que, como ha encontrado Morgan, aparece ‘en directa eonexiéa con Ja produceién de la riqueza”, da a las sociedades una constitucién compleja; bajo la direccion — 124 — de Ja élase dominante, econémicamente activa, Mévase muy lejos Ta divisién del trabajo de la clase esclava, coonémica, mente pasiva. Y en cuanto las partes todas del eonglomerado social sean boneficiadas, siquiera del punto de vista vegeta. tivo, por el mantenimiento de la unidad y la devensa contra los alaques exteriores, puede hablarse entonees de una divi- sién social del trabajo, en que a la clase libre le tocan, junto con, 1a direceién téenico-eccudmiea y la funcién militar y politica, los més altos ejereieios del espiritu. “Sin la escla. vitud’’, dice Engels, ‘no hubiera habido el Estado griego, ni el arte ni la ciencia griegos’’. ene En cuanto no aniquila a los pueblos que ehoean entre si, 4a guerra los hace compenetrarse y Ys amalgama en unida, des sociales mayores, en el seno de las cuales, a pesar de te division en clases, las razas so mozelan y las’ relaciones eeo. némieas entre los hombres se ensanchan ¢ intensifican, Abriendo el camino para otras relaciones, més altas, entre los wueblos, haciéndolos conocer reefprocamente, sacndiéndolos del sopor meramente vegetativo, “‘rompiendo fa triple coraza de la tradieién’’, ha sido la goerra un gran factor de pro- greso histérico y de pacificacién. Cuando Roma be eon- quistado todos los paises que rodean ¢] Mediterraneo, hizo reinar la paz en ese inmenso imperio, dentro del eval ciren- Jaron por varios siglos con seguridad las naves, los viajeros y Jas mereaderies. Asi también Jos Ineas, sometiendo a las tribus de gran parte de lo que hoy se Mama Eeuador, Pert y Bolivia, las hicieron ceser en sus eontinuas hostilidades, Aun después de la desmembracién de esos grandes imperios quedan entre las partes que los formaron afinidades econd. micas, de costumbres, de lengua, que las acerean, La guerra ha contribuide, pues, a extender la divisign del trabaje y el comercio entre les pueblos, poniéndolos en directo aunque Espero contacto. ¥ a medida que las relaciones comer. ¢iales se desarrollan, la guerra es mas ruinosa para los pue- — 125 — blos que la sostiencn, y, por es0, menos frecnente y prolon- gada. He venido forméndose asi um grupo siempre creciente de sociedades humanas enya relacién normal y permanente es el comercio, ¥ entre las cuales In guerra, de todo punto excepeional y transitoria, cada dia lo es més. Bllas consti- tuyen el mercado universal, euya extensin y estabilidad miden el grado en que las relaciones entre las sociedades hu- manas han dejado de ser simplemente biolégieas para hacerse econémicas, el grado en que los pueblos se conocen y se sir- ven reefprocamente. Untre dos sociedades de avanzado desarrollo 1a paz esté eada dia més garantizada, no sélo por las relaciones comer- ciales que las unen, sino también por las que ligan a cada luna de ellas eon ottos pueblos y que serfun perturbadas por un conflict, Sud América esté a cubierto de las veleidades de conquista del gobierno slemfn por sus activas relaciones comerciales con Inglaterra, Francia y Estados Unidos. Con la creciente solidaridad econémica de los pueblos, las gue- rras internacionales toman cada vez mds el caréeter de con- tiendas intestinas, y Getas, con el progreso histérico, tienden también a desaparecer. Al aglomerar violentamente a los pueblos y establecer en permanencia la coercién de yna clase social sobre otras, la Buerra, de externa se hace interna, Rebeliones de esclavos, discordias sangrientas entre ricos y pobres, deudores y acree- dores, faceiones de olizarquias, hichas puramente destructo- ras, como la guerra primitiva, y como ésta, sin conseenencias para la organizacién social, han ocupado muchas veces a los hombres. Es siempre la lucha por la vida dentro de las formas sociales existentes. Sélo mas tarde se pugua en las guerras siviles por nuevas formas sociales, neeesarias para el desarro- Wo de la colectividad. Asi la revolucién inglesa del siglo 17, las revoluciones americana y francesa del siglo 18, la lucha por la independencia de Sud Amériea, trafdas por la evolueién eco- — 126 — némie: eresiva, Los movimientos armados se hacen entretanto cada vex meénos necesarios pare Ie evolucién politica, Australia y Ca- vadé no guerrean por su independencia, porque sin reeurrir a la violencia pricticaments la han conseguido, Aunque se Haman ¢olonias, son pueblos libres y auténomos que se dan sus propias loyes y no pagan a la Gran Bretafia tributo al- guno. No tienen, ues, para qué levantarse en armas como las eolonias inglesas de Novte América, que al grito de ‘No taxation without representation’? comenzaron su insurreccién. Vemos, por otra parte, aparecer en Bélgica y en Austria el sufragio universal, no como wna concesién arrancada en las barricadas sino come el reconocimiento inteligente por la clase gobernante, de un derecho inteligentemente reclamado por la clase gobernada, ___ ¥ las costumbres politieas, impusstas por el progreso tée- nico-ceondmico, que relegan la milicia a un Tango cada vez més subalterno on la jerarquia de las actividades humanas, al hacerla superflua para el progreso histérieo, son a la vez nuevo factor de poder militar de los pucbles. Los lacedemo- nios eran fuertes y necesitaban serlo, acampados como esta ban en medio de una numerosa poblacién de ilotas, que mantenfan eselavizados. Pero, prescindiendo de Ia. diferen- cia de armamentos, endnto més fuerte no es el pueblo suizo, sin onemigo interno, casi sin ejército permanente, con poli- efas municipales, habituado a praeticar los derechos de ini- iva y de referendum en ia confeceién de las leyes y euyos ciudadanos todos tienen un rifle con el que se ejereitan en tito los domingos! se han resuelto en una transformacién politiea pro- La creciente subordinacién de lo militar a Jo industrial ba sido reconocida por Comte y Spencer. Ambos exageran el papel de la guerra en lg Historia primitiva. Comte ve en ella la ‘*base de ia existencia material” y prescindiendo de 17 — Ja antropofogia, ‘‘el medio mas simple de procurarse la sub- sisteneia””, y los dos la consideran la actividad educadora por exeelencia’al principio de la Historia, Pero si Comte habla de ‘Ia inevitable tendencia primitiva de la humanidad a una vida principalmente militar’, habla también de ‘‘su destino fina] no menos irresistible, a una existencia esencialmente industrial”? y si Spencer describe un ‘tipo militante’* propio de las sociedades primitivas, describe también ‘un tipo industrial'’ hacia el eual tienden las naciones més civilizadas, Sélo que, no comprendiendo la ‘base téenieo-econémica de la Historia, no han podido expli- car esa relativa regresién de los 6rganos y funciones sociales de Ia guerra. Es cbvio que siempre el progreso histérieo ha estado ligado antes a la multiplicacién de los hombres que a su extermi- nio, y que la actividad humana fundamental ha sido en todas las épocas la modificacién intencional del medio fisieo-biolégico. En ella adquiere el hombre ,al entrar en la Historia, su primor alimento, sus primeras nociones, sus primeros habitos de aso- ciaciéa conseiente. La eaza, ia pesca y el cultivo han contri- buido siempre a su sustento'mas que el despojo de los vencidos, y todo botin de guerra ha sido necesariamente producto de un trabajo anterior. Si en nn principio la guerra es general en- tre las agrupaciones humanas es porque, para eada una de ellas, las otras son simples elementos del ambiente biolégico, y las hostilidades no cesan, sino cuando y en el grado en que, sobre la base bioiégiea, se eleva el mundo de las relaciones econémicas entre Tas sociedades, que Jas asimilan en unidades cada vez mayores, dentro de las cuales la solidaridad econ6- mica es también cada vez mayor y la lucha armada més ex- cepeional. La. guerra, pues, no ha sido nunca un factor de desarrollo histérico, sino cuando ha establecido la paz, Buckle dice que “Ia disminueién del espiritu guerrero es debida al progreso de los conocimientos”’. Si hubiera dicho de los conocimientos aplieados a la industria, el comercio y la politica”, su explicacién seria completa, Ahora la ereciente — 128 — concieneia histériea del pueh i. el Oeste de Africa; pero sélo a fines del siglo 15 deseubrieron los por- tugueses el Cabo de Buena Esperanza, Y antes de que Vasco de Gama lo doblara, partia ya Colén hacia e) Poniente, tam. biém en busca de las Indias, y descubria la América. Este fué en un principio un desengafio y un estorbo; habla que buscar el Eldorado indiano detrés de ella. Y Magallanes costes la América hacia el Sud, hasta encontrar el paso que ke permitis legar a las Molucas, y los Gaboto, Verazzano, Santiago Car- tier, en busca de un paso septentrional, descubrieron la Amé rica del Norte, Al mismo tiempo los mercaderes maritimos de Londres, organizados bajo el nombre de Aventurercs Comer- ciantes, enviaban con la misma obsesién, expediciones por ol Nordeste de Europa, que si no los Hevaron al pais de Ia canola y de la nuez moseada, les abrieron por el Mar Blanco el comer. ‘cio del reeéndito imperio moscovita. 4¥ de quiénes fué la ini ciativa y el esfuerzo de esos viajes legendarios que expandieron en medida nunca vista las relaciones de Tos hombres y ¢l medio geografico? Algunos reyes prestaron a estas expediciones su apoyo pecuniario; algunos nobles menores, pobres hidalgos, a quienes los prejuicios de clase les impedian trabajar, encon- traron en ellas ocupacién para sus energias ; pero los grandes — 183 — descubrimientos fueron principalmente la obra de hijos del a» tesonado y de la burguesia. eae De esta clase social, cuyos horizontes se ensanchaban en todo sentido, salieron también dos hombres que, hacia Ja mis- ma época, personificaron el renacimiento del arte, Florecié éste desde Imego en las ricas cindades italianas, en Flandes ubérrima, en las ciudades libres de Alemania, donde la nacien- te burguesia gozaba de holgura y abundancia. De los vulgares ‘artifices que molian sus colores y manejaban el cineel segin os reglamentos del gremio, salieron alli artistas geniales, gran- des intérpretes y creadores de belleza, Leonardo de Vinci, Ra- fael Sanzio, Holbein, Alberto Diiret, eran hijos de pintores, de joyeros, de burgueses, como lo fué también Montaigne, el més grande estritor de Ia época, : ‘Las clases altas, la nobloza y cl lero, poco patticiparon en ese hermoso movimiento, sino ¢omo pasivos receptores de las nuevas impresiones estéticas y protectores de artistas, con lo que se halagaban a la vez en sus gustos y en su vanidad. Cada dia més extrafias a toda actividad social, comenzaba a con- gtegarse la nobleza en torno del trono, como mero y luciente mareo de su mognificencia, y el clero dilapidaba en una vida Ge placer desenfrenado los dineros obtenidos por la impostura y el privilegio. Sus mismos excesos y Ia rapacidad ae los n0- bbles y de los principes, dieron lugar @ la reforma de la iglesia, conflicto politico-teligioso del que salié robustecida mas que nunca la clase medit , eee Mientras el clero recibié on productos los tributos de sus ‘vastisimos dominios, poco le vosté cumplir los deberes de ou earidad profesional, repartiendo a los necesitados los viveres que € mismo no podia consumir. Pero cuando se hubieron generalizado en Europa la produceién mercantil y el pago ea — 1 dinero de 1a8 obligaciones feudeles, el tray ete 20 se ae Dorante y eortejar a la marquesa, Hasta el sgotiient. dl honor, como se lo cultivaba en los frivolos ciret pie debia’agravar el conflicto Intente entro las fuersas efectivas do tereer estado y el Tugar que le esignaban en la sociedad los intereses y prejuicios del Tey, del elero y i ido en el época en que el capital, engrandeci comers aut made, extiende también a a industri su de- finitiva supremacis. La constitueién gremiel, que todo lo re- glamentabs, estorbaba en Tas cindades al desarrollo do una Industria mis inteligente y praduetiva, Estaban atados Ios maestros de oficio por infinidad de restri ~ 196 — del niimero de trabajedores que ocupaban y al empleo de nuevos nétodos. No podia tampoco eombinarse en un mismo Jocal industrial el trabajo de varios gremios: el tapicero debia quedar a distancia del ebanista, ni se permitia pintar on cor che en el mismo local donde habia sido fabricado, Los omen, ciantes enriquecidos en el comercio de Amériea y de Indias Pudieron, pues, mas que los maestros en la necesaria Tevol. cién industrial, y tuvieron parte principal en el desarrollo de Ja manufactura, que sistematizé la divisién del trabajo y agrand6 considerablemente la unidad industrial. Los nuevos focos industriales, bastante grandes ya para necesitar la fice 7a hidréulica, se establecieron en el campo, junto a las vafda de agua, substrayéndose asi al mismo tiempo a la retrégrada tirania de las aresicas corporaciones urbanas; de ese mode nacieron nuevos planteles de poblaeién, contra los cuales lu. charon enearnizadamente los viejos municipios, cuya libertad civil y autonomia administrativa habian sido cimentades Principalmente por el esfuerzo de los antigaos gremios. Los suburbios, donde de antiguo se habfan establecido los obreros puestos por su cardeter o impericia fuera de la constitucion Gremial, fueron también el asiento de las nuevas formas im dustriales, La manufactura hizo de los arrabales parisienses Saint Antoine y Saint Marceau populosos barrios indusivie Jes. En no pocos casos, por especial autorizacién de) Tey, pu- Gieron las manufacturas ostablecerse en euelquier parte adquirir un desarrollo libre y grande. El paso de Ja produccién feudal ta, iniciado en los siglos 14 y 15, acelerado en el 16 Mize la seguada mitad del 17 Jas etapas decisivas. Desde entonces primé el espirita mereantil en la dircecién de la industria, Ged6 ésta sujeta al capital, y si su objeto final iué siempre 1a produceién de artfeulos ‘de consumo, para el empresario industrial, iué ante todo la produecién de mercancias y de ganancia, Las retaciones entre obrero y patron sufricron con esto un vueleo considerable, y, alejandose cada vez mas del patriarealismo medieval, en que la subordinacién se basaba i —~ 197 — ala produceién capitalise en Ia experiencia del maestro jefe de una familia a la cual se incorporaba temporaria y muchas veres definitivamente el oficial, pasaron a ser ante todo relaciones de explotador y explotado, en que poco o nada entraban la eolaboracién vo- luntaria ni la simpatia personal. eee ‘En la naciente sociedad capitalista ¢l derecho absoluto de propiedad sirve como fuerza irresistible para extender entre Jos hombres la eooperacién ecereida: ‘Con la eooperacién de muchos asalariados, el mandc del capital pasa a ser una nece- sidad para la ejecueién del trabajo mismo, una condicién veal de la produceién. El mando del eapitalista en el campo de la produceiin es aliora tan indispensable como el del general en. ‘el campo de batalla”. Y ageega Marx: ‘La eoncentracién de grandes mosas de modios de produecién en manos capitalistas Fhdividuales es, pues, una condicién material de la eooperaeién de asalatiados, y In extension de 1a eooperacién... depends del grado de esta eoncentracién”’. ‘Todo lo que tiende a la répida aewmulacién de riqueza en manos de Ia clase que, invirtiéndola en medios de produe- cion y en salarios, Ta’ transforma en capital, fu6 mirado, pues, en aquella época como la politiea mas sabia. No se Fonsideré bastante la existencia de capas sociales flotantes, tesiduos de la disuelta sociedad feudal, que se ofreeian, Gesorganizadas ¢ indigentes, a la explotacién. Al apoderarse Ja clase burguesa del gobierno, quiso desde luego reforzar por modio de la ley 1a coereién al trabajo que se ojereta fobre el proletariado mediante la exeluyente propiedad. EL gran pensionario do Holanda Juan de Witt, personificacion de la burguesia més adeleutada del siglo 17, vela en los altos impuestos de consumo ol mejor medio de fomentar ¢l capirita de inveneién, la iaboriosidad y la templanca, y, cuando su pais era el emporio do la riqueza europea, acon- sei la depresiOn de los salarios por la autoridad y una severa ley de pobres. Los impuestos elovaban al doble el precio del pan en las ciudades holandesas, y en el campo — 198 — eran reemplazados SEACOTUDII Sh nae cle me Seca fea, sani man pl err Rats Lan Lesa fue en dl Ingle cnn Jas bujias y uno alti tas buitas y, ano altisimo sobre la sal, que cuadruplicaba. ot r gabela de la eal se i i thinueioso e inaudito: las consumiere.o no, eade,habitante cebia comprar tantas libeas de sal al aio 'y no emplearla sino on cu olla de cada dis; i queria, salar ‘un eerdo, tenia i arrendatario del im Cm otra sal; su economia doméstic svestabe conten gira sal; x, economia doméstica por entero estaba sujela a spleados de la empresa, A. agregaban la talla, eontribucién taba. ios selavion, Agreraban, tal que mermaba los salarios, pesaba en Francia aun soby bres! Tales fueron’ las cearsos con que les Be, s fuentes de recursos con que I 22s curovens, al consolidarse al servieio de Ia ngusia, so mn sus guerras comerciales y coloniales, y contrivuye. yon de paso a acelerar mi aeumuladion capitalins és O menos intencionalmente la Y las maximas de sus gobernantes inspiraron a una nue- va clase de tebri i é Soe te ei astions ane aporesié en aquella époce, Tos teri. Los hombres que on la antigitedad clési : clésica teori tes foviedades humanas, Tas eonsideraton Tosedas necesttic: mente en a esclavitud: el poder militar era, por lo. tant, los la medida del vigor del Estado. Economfa lla. saban al arte de conseguir las cosas necesarias y agradables para la vida, y en la division ai j par * ion del trabajo y la ci ela el medio de eduear mejor a ioe tizbajadonss pare $208 laren especial, de prepararlos para hacer bien las desu tar el trabajo a las aptitudes e inclinacionos de cada — 199 — .: “ eed aa . Tanto Platén, dice Mars, ‘que trata de la division del tafe como base ‘de la division de tas clases sociales”, como enofonte, que ‘toca, ya més de cerea la division dol trabajo dentro de un taller”, si meneionan alguna vez el aumento del producto obtenido gracias a ella, séio ven en este pro- ducto un artfeulo de consimo, no una mereancia, Aristé- teles habla eon desdén del arte de enriquecerse, que aspira fa atesorar sin limite y ve en la moueda el tmico objeto Ja adquisiciin y de su cienela; si el sabjo griego distingue, como uso natural y uso artificial de las cosas, lo que ahora Hamamos valor de uso y valor de cambio, y diseusre sobre el comereio, no da a éste més lugar en su politiea que al lero en su vida. Tales de Mileto, de quien nos euentan que especulé una ver en alquileres, para demostrar que los fi sofos, cuando ‘lo quieren, saben también entiquecerse, se en Europa el estudio teérico de las socie- dade las eitennstanciag hinrieas hablar experimentado un gran cambio. Ta esclavitud habia desaparceido; la raza era mas homogénea que en el mundo antiguo dentro de cada. unidad social, y ésia ya no er una ciudad, sino un pais con terrtorio sutiiente para alimentar importantes corvientes de comercio interno. La sujecién personal de, un hombre @ otro se presenteba cada vex més en Ia forma de trabajo ase lariado, como wna relacién de dinero. Hn la guerra exterior, aue habia perdido el més grande de sus antigues inemtivos ‘unio eré la potencia que podia pagar més merce? sae Sent etn tee BO dg de hacer presa de los pueblos. Lia burguesia eomerelel, entonce la clase inteligente por excelencia, habia prosperado | sm paro del poder real, al cual habia robustecido ¢ inspirado. Tavieron, ‘puos, Jos ‘muewos teériens, que ver en. le rqueza monetaria la principal fuerza del Estado como del individue, confundieron por completo la economia con él ae aes agumulacién, y asignaron al Estado, como funcién primor dial, la de tréer y conservar en el pass I mayor sua po ble de metales preciosos, Tal Zué el mercantilismo, doctrine tebrico-préetica que por éspacio de varios siglos domin6 le — 10 = polftica europea, Ella habia conducido a la prohibicién de exportar moneda metéliea ni barras de oro y plata, en tndas artes, aun en Espafia, invadida a la sazén por los metales preciosos de México y Perd, que asi artificialmente estan. cados, en lugar do hacer su fortuna, eomo mercado proyee. dor de esos metales para Europa, contribuyeron a su ruins, Una de las més repetidas quejas’ de los rebeldes commerds de 1620, fué contra Ia “saca de moneda”, que acuszban al rey Carlos I de permitir a sus favoritos extranjeros, Suges. tionades por la ilusién general que vefa en los instrumentos del cambio ¥ signos ordinarios del valor la riqteza por exeelencia, los gobiernos espafioles gravaron la exportacion de oro y plata con un fuerte impuesto; quedé entonees en la peninsula mayor cantidad de esos metales que la nece- saria para moneda, ésta se acufié en exceso, los precios de todas las cosas subieron, al mismo tiempo que se paralizaba en vajilla y objetos de Tajo otro exceso de metales preciosos que lanzados a la circulacién exterior, hubieran sido. pro. duetivos, Mientras tanto en los otros paises el valor del oro 7,1 plata era mucho mas alto, y mas hajos, por consiguiente, los precios de las mercancias, desequilibrio que, a pesar de todas las trabas aduaneras, determiné una fuerte corriente de importacién de productos extranjoros a Espaiia, que com. pitieron ventajosamente con los de la produecién focal; y al mismo tiempo, un activo eontrabando de exportacién de me. tales preciosos. Como resultado final, no quedé en Hspahn mucho més oro y plata que lo que podfa en ella toner apli- eacién, pero su industria, en otro tiempo floreeiente, habia sufrido un nuevo soplo de decadencia, y el pais se habia empobrecido por haber aplieado mal sus riquezas de América, No habia permitido més acierto el nivel general de la conelencia econémica de la époea, cuando en toda Europa Tegfan leyes restrictivas de Ia libertad de comercio, que en cada pats exclufan en lo posible a los traficantes. extran}. 10s, colocaban en el exterior los mereados de los productos Propios para ascrurar a Jos comereiantes nativos el beneficio del transporte y lz exportacién, obligaban a traer en moneda — 201 — pe parte al menos del valor de lo vendido en el exterior, pre- tendiendo al mismo tiempo hacer Mevar en productos del pais todo el valor de las mercancias importadas, y exigfan al que compraba un giro contra el exterior que exportara productos del pafs por un valor equivalente. La experiencia del comereio mismo y el estudio teérico de los hechos no tardaron en abrir brecha en los prejuicioa imadicionales. A la obsesién del atesoramiento nacional, fué sustituyéndose Ia idea de buscar la prosperidad del pais fomentando la exportaeién, para que se vendiera lo mas y se comprara lo menos posible al extranjero, de modo que la balanze del comercio exterior, como comenzaba a decirse, se equilibrara recibiendo dinero. No pudo pensarse de otro modo, aun dentro de Ia estrecha doctrina mercantilista, al desarrollarse el intereambio y combinarse en los mismos indi- viduos y empresas las funciones de la exportacin y la im- portaeién. Inspirado por el régimen comercial de las ciuda- des italianas, publie6 Antonio Serra en 1613 su tratado sobre los medios ‘‘de hacer abundar el oro y la plata donde no hay minas”’, libro en que propieié el fomento de la exporta- cin de manufacturas por el Estado, antes que sa intromi sién directa on la circulacién de 1a moneda. La misma idea {né sostenida en Francia por los te6rieos, que ya en 1615 emplearon la expresién de ‘‘economia politica”, ampliada poco después en Tnglaterra. Abierta la India a los enropeos, se encontré que los meta- les_preeiosos eran los articulos que eon més provecho se podian Mevar alli; y al constituirse en el aio 1600 la Com. paiifa inglesa para explotar ese comercio, obtuvo, como un privilegio, permiso de exportar hasta 30.000 libras esterlinas en barras de oro y plata y moneda extranjera, obligindose a importar a Inglaterra, dentro de los seis meses conseeuti- vos a la terminacién de cada viaje, oro y plata por un valor equivalente al de la plata antes ‘exportada. Hate concosién fué denuneiada como contraria al interés pdblico y violato- ria de las reiteradas leyes que habfan prohibido la exporta- — 202 — cién de ore y plata, la iltima de las cuales databa de 1515 y castigaba por la confiscacién de doble valor a los que sacaran del pais oro y plata en cualquier yorma, aun la de joyas y plateria, En su defensa argumenté, y con razén, Io Compaiifa, que ella reexportaba la mayor parte de las mer- caneias recibidas de la India y obtenia en cambio mucho més metilico que el que habia exportado para comprarlas. Ia doctrina netamente mereantilista de la balanza del me- télico complementé entonces a la de la balanza del comerci Sin desprenderse todavia del viejo coneepto que vela en la moneda la riqueza por excolencia y la expresién tinica del valor, al ensancharse y entrelazarse los elrculos comerciales se abria el camino para ideas econdmicas més amplias y verdaderas. Empezibase ya a teorizar sobre la division dal trabajo del puato de vista burgués, como un medio de acre centar la produceién de la riqueza, de dinero 0 de cosas cambiables por é1. Y sien la mannfactura ora la eooperacién de tan grandes beneficios para el capitalista, si se Ja encontraba esponténeamente establecida dentro de la ciudad y dentro del pais, e6mo no habia de brotar la idea de una naciente division del trabajo entre los pueblos y relajarse en parte al menos las ataduras al comercio exterior? Petty hizo notar que Irlanda se empobrecia, aunque siempre su exportacién excedia a su importaciéu; y en 1660 se reconocié oficialmente que el exceso de la exportacién no determina un! aflujo equi- valente de metilieo sino cuando éste puede ser vuelto a exportar sin trabas. Tres afios mis tarde fueron revocadas en Inglaterra las leyes que prohibfan la exportacién de mo- neda extranjera y de barraa metélicas, y, a fines del siglo 47, aunque predominaba atin en la prédtica la creencia de que el comercio era una guerra en que ningén pueblo podia ganar sin perjudicar a otros, la nocién de la economia: mun- dial se manifests ya clarauente. El gran mereader inglés Dudley North, en Sus discursos sobre el comercio publicados en 1691, sostuvo que ei mundo entero es para el intereambio como una nacién 0 pueblo; que la pérdida del comercio con —~ 208 — i6 .cho aislado, sino una disminucién del tomers del mundo, tote al tntinamoate combina! ate asi como la moneda puede ser eseasa em un pais, puede tam bin cstar on exotin; que el dinero expestado con fines co- mereales aumenta la viqueza de ln naei6e, yero empleado seurras y gastos one extevior, realmente ta empobreeo, y due era un abuso todo favor eoneedido por un gobierno au comercio 0 interés determinado; idess tan subverevas del or- den stablecido, en aquella época, que loo ereitos de North fueron deliberadamente substraidas a la eirculaeién, 3 obseuridades del antiguo arte tinancioro, todo él supeditalo sl puter Ia eencla de gobierno, nai entonets la nonin de'un orden eeondmien espontineo y natural, eayas les debia el Estado esperar np lstimar el intent i ceiones intempestivas, a Praneia sr me brllante degerollo’ Frosea atm Ts memoria del ministro Colbert, personificacién la més alta ea fatto nisin, peotetora o destructive, del Bstado, ge Tevants, la Se ea nee ast aealle erte d isa de las clases oprimi 7 e & lig arrenatatoe de impuests y"soRores de ln cortes y ador, para quien la cienc ce is bo eer conocitniento profundo de los an oak oe Cultura y el comereio”, neg a la woneda toda preeminen- cia, vi6 la verdadera riqueze en el goce de a — vias para la vida y de las superfluas: gue puriioran, ia cionar placer, y encontré que ‘justo vi cae ener ean es determinado por la proporcién en que el a ae hombres se dlvtribaye entro las diveroas ramas de Ia pro- dcién, proporeiin que para se la necesria, debe ser deter. fama, ey eT eae one seat tarse con fuerza indh nr sy e auger el i su expresién general’ y sistemétiea en Te sours del medicn y eeonomista Quesnay. La sesion aut — 204 — noma de los individuos sobre el medio fisico-biol6gico, a fin de procurarse las subsistencias, fué el punto de partida de Sus especuladores, y atribuyendo a ciettas ramas de la té. nica un poder creddor peculiar, considers la agriculture, te mineria y la pesca como los Gnicos trabajos realmente pro, duetivos, los Gnieos que dan un producto excedente sebre To que se consume en la produceién misma, exeedente del cual viven los trabajadores de la industria’ improduetives pordue transforman simplemente la materia, y la clase pro- Pietaria que reeibe la renta del suelo. En esa gran divin Gel trabajo, y en la existeneia y la subordinacign de lay ela, ses ‘sociales, vefa Quesmay cl resultado de leyes ‘uaturalcs, quo dirigen. todo en un orden perfecto si no se las perturba derecho natural, la “propiedad personal” o el derecho. del hombre a disponer libremente de su actividad personal, Ubertad de trabajo, correlativa de su nevesidad de trabojas Para vivir; la propiedad mobiliaria o de los frutos del pro. pio trabajo; la propiedad raiz, 9 conservacion del’ velog imvertido para poner la tierra en estado do cultivo; la ber, tad de comereio, proclamada sobre todo en defensa de ig agricultura, cohibida entonces en Francia por la proliibieién de exportar granos; la libertad del empleo de la tierra, de su cesién, de su venta. Grandes eran las fallas de la doctrina de Quesnay; atribuia al trabajo agricola un poder omeador que negaba al industrial, siendo asi que uno y otro trans. forman simplemente el estado de la materia y habian sido ya reconoeidos indistintamente como ereadores de valor, como Genoradores de riqueza. Hacia 1720, en América, donde ’ dive Marx — las condiciones de la produecién buirguesa, impor, tadas junto con sus portadores medraron rapi fuelo que compensaba con wn exeeso de humus su falta de fradicion histériea”’, Benjamin Franklin considers el wee Bajo la mejor medida de los valores, y aprecié la riquese de un pals por Ia cantidad de trabajo que sus habtowies — 205 — podian comprar, Quesnay y sus diseipulos vivieron en un mundo de grandes propietarios, cuyos dominios no guarda- ban la menor relacién con sus nécesidades, ni mucha menos con su ninguna eapacidad de trabajo, y cuyos titulos eran en gran parte feudales o de favor, jNo era entonces una simple apologia el basar esa propiedad en ol trabajo personal, y la apropiacién del suelo en los adelantos primitivos pata fl desmonte, el cerco, las construcciones, ete.? Pero esa mis- ma ficcién era la mejor critica de la legitimidad de aquellos titwlos. Ya el gran pensador inglés Locke, que habla denun- ciado la futilidad de las leyes hechas para fijar la tesa del interés, habia también dedo el trabajo como Tundamento de la propiedad del suelo, justificéndola para cada hombre sélo dentro de los limites de sus necesidades y de su poder pro- ductor. eee Forjébanse asi formidables armas de doctrina contra los privilegios de la nobleza, y en su efusién juvenil, la burgue- sia daba la forma de reivindicaciones generales ‘de libertad a sus clamores por la libertad que mas necesitaba, la liber- tad de poseer, comprar y vender. La economfa politiea, pri- mera teoria de la sociedad en que toca al Estado un papel secundario, indicaba el arribo de la burguesia a su madurez de juicio, ‘su ereeiente conciencia de los fendmenos sociales y sa capacidad eada vez mayor para dirigirlos. Y en todas direcciones, su horizonte mental habfase ensan- chado infinitamente. En trabajos inmortales, Kepler, (Galileo, Newion, hombres de origen obseuro, habian deseubierto el me- canismo de nuestro sistema solar, y debilitado para siempre la posicién de la Iglesia, cuyos dogmas cosmogénicos se basaban, en la vieja astronomia, Bl desarrollo de las matematicas habia clevado a altisima potencia nuestro poder de investigacién, y para nutrir el razonamiento se recurria cada vez més a la ‘observaciOn y el experimento. Se habia deseubierto la presién atmosfériea y la cireulacién de la sangre, e inventado la mé- quina neumitica y el microscopic. Y los nuevos conoeimientos — 206 — chocaban con la tradicién en todas partes, estallaban eonflictos entre la religion y la ciencia. Fué aguella una renevacion intelectual de mucho mayor aleance que el humanism, pre- cursor de la reforms religiosa, No se trataba ya de le auto Tidad de los obispos, ni de la moralidad del papa; el eristia- nismo era lo que estaba en euestiGn Al mismo tiempo, en Inglaterra i i pacman, neta dane se cneloab, ome consejo de diputados ministros, apoyado por la mayoria de} parlamento, formada por los representantes de la clese co- mercial ¢ industrial de las ciudades y los de los distritos donde dominaban las sectas religiosas disidentes; el rey no era ya sino una figura decorativa; nada podia ordenar sin la firma de los ministros, se le consideraba irresponsable ¥ ni asistia a Jas sesiones del Consejo. 1] empleo de esta nueva ¥ida politica impresioné vivamente a los autores del gran- dioso movimiento iterario francés del siglo 18, que hicieron Ja critica de ta religién con una audacia nunea vista, exacer- ada por las persecuciones de una iglesia inquisitorial y de un gomerno inepto. Voltaire, hijo de burgueses ricos, éseri- tor de vasto y nutrido ingenio, historiografo do épocas y cos. tumbres mas que de reyes y Uéroes, mas apasionado propate sor de la cultura moderna que admirador de la clasiea, dedicd su pluma brillante y Sgil a emancipar ei espirinu humane del dogma y de la tradicién, El conde de Montesquieu al- eanz6 también para su época un concepto superior de ig. Historia, y enamorado del progreso, que no convevia ya sin, Ja libertad burguesa, hizo entrever a sus conciudadanos, como en un miraje, la monarquia constitucional. La Eneiclozedia, repertorio general de las ciencias y de las artes, eserita por una pléyade de sabios literatos, fué ideada y organizada por Diderot, hijo de un cuchillero, Sus dos Primeros tomos, pu- dlieados en 1751, fueron condenados por a eensura como ‘tendientes a desarrollar ol espiritu de revuelta, eorromper las costumbres y conmover la autorided real”, Para aprecia: el sentido de esta sentencia, conviene saber que poco antes — 207 Diderot habia sido encarcelado por haber dicho en una de sus obras que los ciegos de nacim‘eato tienen algunas ideas diferentes de las de los hombres que ven, siendo quemado por mano del yerdugo el libro en que habia estampado tan tremenda herejia. En realidad la Enciclopedia no se limi- taba ya a negar la revelacién y desdefiar los recuerdos cris- tianos; estaba impregnada de ateismo, que abiertamente pro- fesaban entonces los més ilustres sabios y cultores de las ciencias y de las letras, Lalande, Condorcet, d'Alembert, el barén de Holbach, que todo lo explicaba por las combinacio- nes y movimientos de la materia, Helvetius, enriquecide como arrendatario de impuestos, que construyé un sistema de mo- ral basado en el egoismo. Hsta literatura revelaba la libertad del pensamiento de la alta burguesfa francesa y de los ele- mentos liberales de la nobleza; pero su influencia no pudo extenderse a la masa de los que lefan, para la cual los disei- plinados sentimientos y sutiles teoremas de los filésofos de- jaban vacios muy dificiles de Henar. Ni afectaben ellos dil girse al pucblo. ‘‘Eutendiendo por pueblo” —deeia Voltai- re “el populacho que no tiene sino sus brazos para vivir. Dudo que este orden de ciudadanos tenga jamés tiempo ni capacidad para instruirse, se moririan de hambre antes de Hegar a ser filésofos. No hay que instruir al trabajador, sino al buen burgués”. Mucho més difundida fué la accién revolucionaria de Rousseau, hijo de un relojero de Ginebra, libre eantén suizo. ‘Ufano de la constitueién tepublicana de su patria y profun- damente afectado por el orgullo y la prepotencia, constrayé cou los escasos materiales de que disponia toda una teoria social, 1a expuso con elocueneia y completé el arsenal de doc- trina ‘qye la burguesia necesitaba para abatir el despotismo de los reyes y los privilegios de la nobleza. Desprovisto de Ya nocién del desarrollo histérico, suponia Rousseau al hom- bre primitivo en un estado ideal de aislamiento y de libertad, del cual no habia salido sino previa celebracién de un eon- trato social, hecho para la seguridad y bienestar de todos. — 208 — Si m&s tarde, por la violencia y el engafio, se hun establecido entre los hombres relaciones de opresién, no se basan éstas en ningtin derecho, y rebelarse contra ellas es uno de los pri- meros deberes del ciudadano, para devolver al mundo social a pristina pureza que s6lo ha perdido por ls soberbia y la eubardia de los hombres. Aquella vibraute afirmacién’ del derecho natural tuvo una influencia inmensa en los inme- datos sucesos politieos; pero, con todo su sentimentalismo, y @ pesar de su origen humilde, también Rousseau fué ante todo un doctrinario burgués. Su critica de la propiedad s° enfoca ea la del suelo, forma prineipal de la riqueza del lero y¥ de los nobles, que denuncia como una usurpacién. Conde naba en principio la esclavitud, pero buseaba sus modelos de constitucién en las, repGblieas antiguas, sostenidas prin- cipalmente por el trabajo de inmenso nimero de esclavos. Su idea de igualdad era la idea burguesa, que no tolera pri vilegio alguno establecido por costumbres o, leyes del Hamido derecho piblieo, y considera, sin embargo, légieas y necesa- Tias las mayores desigualdades cuando provienen de lo que se Mama derecho privado 0 civil. ‘"yAcaso no se mantione Ia libertad sino con apoyo de la servidumbre?” —preguntabs Rousseau. y respondia: ‘“'al vez. Hay situaciones en que xo se puede conservar Ja libertad sino a expensas de la de otto y en que el ciudadano no puede ser libre sin tener eselavos. Vosotros, pueblos modernos, no tenéis esclavos, pero Jo sois, pagais su libertad con la vuestra’”. ;Podian esas {ra ses dirieitse a la miscra poblacién. de los campos o al creciente proletariade industrial, que a mediados del siglo 18 gemia ya en las manufacturas, sujeto a la estrecha coereién que ejerce sobre los desheredados la riqueza convertida en capital? No. Esog juegos de palabras eran simples espolazos al espfritu de insurreeeién que fermentaba en la clase burguesa, ansiosa de mayor poder politico para disfrutar mejor de su propie- dad. ¢¥ qué alcanee tenia la soberania del pueblo proclamada por Rousseau! Decia que la voluntad general quiere siempre su bien, pero no lo ve siempre porque a menudo s¢ Ja engatia, y encontraba muy plausible, sin embargo, que el legislador — 209 — Ponga sus decisiones en tioca de ‘Ios seres inmortales”, para arrastrar “‘por la autoridad divina a los que no podria con- mover la prudencia humana”, pues ‘los sabios que quisieri hablar al vu'go el lenguaje sientifieo no sorian eomprendidos Esa simulacién mistica para reforzar Ia tutela del legislador, ino habfa sido siempre uno de los recursos mas usuales de la opresién politica En su avidez de saber, Ia burguesia francesa se inspiraba también en otra fuente, que, si no halagaba tan directamente sus aspiraciones politiens, cdueaba, en cembio, mucho més ue la metafisica revo'ucionaria su faculiad de pensar. El estudio del mundo fisico-biolégico la atrafa eon no ‘menos LA RAPORTACION MMARCESA EN cL 6IOLD 18 pone Be libeaa| 10 1 wmf 2 8 66) fuerza que las disquisiciones sociales. La segunda mitad del siglo 18 fué en Francia una época extracrdinariamente fe- cunda para la ciencia, Lavoisier, arrendatario de impuestos, eché las bases de la quimiea moderna, descubriendo las leyes de la combustién. Fourier y Coulomb hicieron trascenden- — 20 — tales estudios sobre el calor y Ia eloctricidad. La geologia om- pez6 a estudiarse metédicamente. De Lisle y Haiiy demos- traron la regularidad de las formas en que se cristalizan los cuerpos del reino mineral. Jussieu sefialé los carneteres fun- Gamentales que sirven para la clasificacién de Jas plantas Daubenton, haciendo el estudio anatémico comparade de los huesos fésiles, destruyé las groseras fabulas que los suponfan caidos del cielo o los atribufan a extinguida raza de gigautes, ¥ el desarrollo de Ia ciencia era seguido por la clase culta con el més vivo interés. Un gran anfiteatro era pequeio pata el pitblico que acudia a las conferencias de Petit sobre ana- tomia, y a las que comenzé Foureroy sobre quimica en 1784 fué tanta ia gente, que por dos veces se hizo necesario ensan- char la sala. ‘Un auditorio no menos atento y numeroso, en que no faltaban eiegantes damas, se ayolpaba a escuchar a clocuentes profesores en sus disertaciones publicas sobre 700- logia, electricidad y astronomia. La idea de la regularidad de los fenémenos y la del cambio ordenado o desarrollo de las cosas generalizibanse asi entre las capas mejor colocadas de a nacién francesa, Y en medio de ese luminoso florecimiento intelectual, frente al rapido desenvolvimiento econdmieo que triplico la exportaeién franeesa en poco mas de 50 afios, el gobierno mo- nérquico se mostraba cada vez mds incapaz de todo progreso firme, més rutinario y vacilante. Algo habia adelantado Ia administracién local por la acciéa de algunos esclarecidos intendentes de provincia, que, haciendo suyas las aspiracio- nes generales, hablan practicatlo cl ‘‘dejad hacer, dejad pre ser”), grito en que se sintetizaban las aspiraciones burgnesas de libertad. Pero euando ‘Turgot, el mas ilustre de ellos, Mamado en 1775 al gobierno central de Francia, quiso aplicar sus prineipios, poner orden en los gastos de la corte, libvar de toda traba'el comercio de trigos, suprimir las eorporacio- nes de gremio, abolir para los campesinos la obligacién de tra. bajar gratuitamente en la coustruccién y couservacion de los — 2 caminos y reemplazarla con un impuesto que, a estos ‘ines, Pagarfan’ todos los propietarios, vid minada su posicion por Ja resistencia del clero y de la; nobleza, clases de terratenien- tes doblemente privilogiadas, que pretendian estar siempre exentos de toda contribucién, En balde Turgot, rompiendo con la costumbre de Ianzar los edictos como simples expre- siones de la voluntad del rey, habia precedido los suyos do extensos preémbulos de vigorosa doctrina, para evideuciar Jas razones que lo asistian. No tard6 en sucimbir a una in. triga de la corte, envieiada en el despilfarro y el défieit. ‘Fale taba dinero para los gastos piblicos y las cuantiosas pensio- nes a los favoritos de la reina, y se publicaron cuentas falsas y se derroché atin més para inspirar confianza com esa simu. lacion de abundancia y contraer nuevos empréstitos, Pero hasta el fin la nobleza y ol clero, apoyados por el parlamento de Paris, se opusieron a toda contribueién territorial que gra vara sus bienes. De este sostenido conflieta resulté la convo. cacién de los estados gencrales del reino para mayo de 1789 Y comenzé la revolucién. Para sobreponerse a los érdenes privilegiados, que le ne- gaban subsidios, autorizé el rey al terecr estado 4 elegit por si solo tantos representantes como la nobleza y el clero juntos, Comprendia éste unos 130.000 individuos, entre prelados cor. tesanos, curas y viearios de salén, y holgazanes Ge 4.000 mo. uasterios y conventos; 140.000 personas, agrupadas en 30.000 familias, eran la nobleza, pocas de origen feudal, pero cuanto més advenedizas tanto més fendalistas, Bajo cl nombre de tereer estado se comprendia todo el resto, la inmensa mayoria de Ia nacién, el 98 % formado por burgueses, campesinos y obreras. No se dejé votar en las elecciones de diputados sino 4 los hombres que pagaban algin impuesto directo, pero la burguesia afectaba representar a todo el estado Iano, Si nuevos eran por su composicién esos estados generales, no lo eran menos por su espiritu, Nunea como entonces a Ios ojos del estado ano habfan aparecido parasitarias e indtiles Jas clases altas, tan monstruosos sus privilegios, ni tan absur- — 212 — da y suporfiua la monarquia, a la vez impotente y tirdniea. A la coneiencia de su propia y principal importancia, a la exaltacién producida por la literatura revolucionaria, se su- maba en el dnimo de la burguesia francesa la fresea impre- sign de la independencia americana, En la lucha abierta contra la extorsiva tutela de la met poli, acababan los colonos ingleses de destruir las vallas poli ficas que se oponian al desarrollo teérico -evonémico de su pais, y se habian dado una constitucién republicana, ador- nada con las férmulas més generales y absolutas do la nueva literatura polities. ‘Todos los hombres son naturalmente li- bres e independientes y tienen ciertos derechos inalienabies: el goce de la vida y de la libertad y de la propiedad”. Esto hicieron decir los jefos de le revolucién americana a la eons- titueién del nuevo estado independiente de Virginia, euya clase trabajadora estaba formada de esclavos negros. Y casi un siglo después de esa declaracién era todavia Virginia un eriadero de esclavos para proveer de brazos a otros estados amerieanos no menos libres, donde Jos plantadores caleulaban si les convenia més gastar, consumir, una partida de negros jvenes en 7 6 en 14 aos! (Como no disealpar entonces que la eonstitucién federal de los Estados Unidos, algunos de los cuales no tenian esclavos, mirara la igualdad de los hombres como evidente por si misma? 4CSmo no explicerse que en Francia, de poblacién homogénea, cuna de los mas insigues cultores’ del derecho natural, Ia clase revolucionaria propen- diera en gran patte a medidas radieales y se creyera sinesra- mente encargada de establecer las condiciones definitivas de la felicidad universal? Desde luego los diputados del tercer estado, casi tedoa burgueses y abogados, exigieron que los representantes de los, ‘tres érdenes sesionaran juntos, reunidos en Asamblea Nacio- nal, en la cual se votaria por cabeza, no por orden como om lag’ antiguas reuniones. Y io consiguieron, en porffa con et rey y los reacios representantes nobles y eclesiésticos. Como el rey mostrara afin veleidades de resistencia al propésite de — 213 — dar al pais una constitueién, 1a jornada det 14 de julio lo hizo por al momento entrar en juicio. Hervia al mismo tiempo {a insurreccién de los campesinos contra los privilegios, resi. duos del régimen feudal, que'Jos tocaban mas de cerca: la caza, reservada para el placer de los sefiores, que arruinaba les cosechas; los peajes y demfis exacciones tradieioneles; las rentes que todavia saeaban algunos elérigos y nobles de sa toreida administracién de justicia. Ante los hechos consuma. dos, resignaronse los sefiores a la eadueidad de esos arcaicos privilegios, que fué formalmente declarada, como habia ya sido reconocida la igualdaq de los propictarios ante el puesto, Subsisticren por el momento los derechos feudales que se snponfan originados en un contrato, la renta sefioria) y el derecho percibido por los sefiores en oeasién de toda mu- tacién det propietario campesino. Se suprimieron las distin, clones de macimiento y la venalidad de los cargos. Y para voronamiento doetrinario de tanta obra, la Asamblen Nacionsl Constituyente proclamé los derechos del hombre y del ciu- dadano. “Los hombres uacen y permaneeen libres e iguales ex deroshos”?: dijo solemnemente. Y agregé, con el més puro candor: ‘Tos derechos naturales e impreseindibles del hom. bre son Ja libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresién'’. A renglén seguido votaba la Asambiea la ley Chapelier que, aboliendo las eorporaciones de gremio y pro- hibiendo toda asociacién de trabajadores, dejaba libre ol eam. po peta Ja expansién del eapitalismo y la formacién de wa creciente proletariado. La critica revolueionaria de la pro- piedad se manifestaba al mismo tiempo, en la expropiacién de Jos bienes del clero, que, declarados bienes macionales, fue- ron vendidos piblicamente y pasaron a manos de la burguesia ¥ de los campesinos. La supresién de las aduanas interiores, de Is gabela y de todos los impuestas indirectos perjudieialos al comercio, mostraron hasta qué punio primaban en los m6. viles del nuevo poder politico Ins necesidades e ideas de orden cconémico. Tan burguesa fué la constitueion de 1791, a pesar ae sus pomposas y grandilocucntes declaraciones, que estable. — 24 — 16 i n el derecho electoral, limiténdole a los Sindadanoe que pageran una coutibucion diveta eatalote por Jo menos al salario de 8 dias, lo que excluia del voto 8 Tos obreres, ademés de los sirvientes, expresamnente exclu dos; y para ser elestor directo, pues el sufragio era en dos grados, se requeria pagar una contribueién equivalente p\ To menos a 10 jornates. i no hubiera choeado eon resistencias del exterior, la re- votuston habria conestido en el establecimiento de la monar- qafa constitueional y en la emancipacién de la clase campe- sina, Pero desde que Ia Asamblea Nacional se manifest re- sueltamente revolucionaria, Jos nobles emigraron y fueron a pedir la ayuda extranjera, el rey intents eseaparse, la zeina puso en juego sus relaciones de parentsseo con 1a corto. do Viena, y el papa organizé la resistencia ala constituci ae del glero, que hacia a éste electivo y lo edepeneae ee ie Pronto el gobierno francés tuvo que hacer irente al alzamien- to reaccionario de los eampesinos del Oeste y a las fuerzas co- ligadas de las monarquias absolutas de Europa, en primer lugar de Austria y Prusia, muy atrasadas respecto de Francia en su desarrollo téenico-econémico y politico; no se hablaba allf todavia de Volkswirischaft (economia politiea o del pue- Blo) sino de Staatswirtschoft (economia del Estado). isa Tacha gigantesea contra las fuerzas reaceionarias de dentro y fuera dié expansién inmediata en el continente europeo a los principios de la revolucién burguesa e impuso a ésta sus caracteres de grandiosidad Lrégica. En la segunda asamblea revolueionaria, de In cual, a proposieién de Robespierre, se habian voluntariamente excluido los miembros de la Cons- tituyente, no predominaron ya, como en ésta, los terratenien- tes. A pesar del sufragio restringido, entraron en la Asam- bien legslativa numerotos representantes de la media y pe fia burguesfa, que, con menos mizamientos por los privi- Tigie, Reckgeron alieg eampesinos también de las eblgaciones Jlamadas de la feudalidad contratante, ¢ hicieron de ellos i bres propietarios. Coniised la misma asamblea los bienes de — 25 i ae emigrados, que conspiraban en el extranjero contra go Gl gobierno de su patria, y desterré a los eures refractarios al juramento de fidelidad a la ley francesa. Las alarmas de ia guerra exterior habfan ecumovido hondamente al pueblo de Francia. La guardia nacional de Parfs, reforzada por destaca, mentos de las provineiss, entré en abierta rebelién, establecis un Heder municipal revolucionario, asalté lags Tullerias y apre. 86 al rey, de quien se prohé que tramaba con los suberanos extranjeros Ja entrega y la humillacién de Francia. El rey fué depuesto y eonvocada una Convencién eonstituyente, ole. gida por el sufragio universal, con exclusion de los sirvientes 1 22 de septiembre de 1792, a las dos dias de reunida, la Convencién establecis en Francia la reptibliea y se avoeg en Seguida el juicio del rey, que fué condenado y ejeeutado poco después. Y, bajo la presién de la Comuna de Paris, en la Guat dominaba Ja pequefia burguesia y ol elemento obrero, la Convencién eondujo vigorosamente la guerra exterior y sla. boré una coustitueién y dieié leyes que por un momento dieron @ su obra tm cardeter popular y aun proletario, Ya en la Asamblea Constituyente habla Robespierre defendido el. su. fragio universal en los siguientes términos: “Todos los eiuda. danos, cualesquiera que sean, tienen derecho de pretender a todos los grados de Ja representacién. Nada es mas conforme 8 vuestra declaracién de los derechos, ante la cual todo pri. Yilegio, toda distincién, toda excepeién deben desaparecer, La Constitucién establece que la soberania reside en el pueblo, ent todos los individuos del pueblo. Cada individuo tiene, pues Gerecho de concurrir ala ley, por la cual esté obligado, ya ln administracién de Ia cosa piblica, que es la suya’”” Por ou at Beulo 4, la constitucién de 1799 daba el derecho de sufragio a todos los franceses mayores de edad, y Ia declaracién “le derechos que la encabezaba decia en su artfeulo 21; “La so- Giedad debe la subsistencia a los eiudadanos pobres, ya pro. poreiondndoles trabajo, ya proveyendo de medios de side tos que no estén en condiciones de trabajar”. Las malas co, Sechas, la guerra y la depresién del papel moneda habian cn — 216 — carecido mucho la vida del pueblo. La Conveneién traté de re- tediarls establesiendo por ley un precio méximo para los at tieulos de primera necesidad, y autorizé a la Comuna de Paris a cobrar un impuesto progresivo sobre la renta para Pee al al pueblo do trigo a un precio moderado, Pero se deere al mismo tiempo un salerio méximo, y, se defendié enérgicemen €l derecho de propiedad, amenazando con la pona de muerte & aulen piece el reparto de les blenes qoitador ai lero 9 atacara en forma alguna la propiedad territorial, eomerci e industrial. + so fué hecho en medio de la inexorable represién de las tentativs Tescsiouarig, y de sengeientas suntan dentro de la Convencién misma, lievada por los acontecimnen- tos a un paroxismo de emocién, en que se mezelaban el amor a Ia libertad y el temor a la sublevacién realista y la inva- sién extranjera. Pero lejos de paralizarse, In inteligencn rvehuionarin 7 ibié nuevo estimulo en esos momentos de prueba. Monge, Seana y creador de la geometria descriptiva, enseiid a fundir eafones gon el bronee de Tas campanes y extatus del antiguo régimen. Se aprendié en Francia a fundir d acero, hasta entonces importado; a proveerse de salitre pes pélvora, sacéndolo de la tierra impregnada de los establos. El convencional Carnot, gran matematico, dirigié eon genio Ja defense exterior. Guyton de Morvesty eonvensional tan: bien, se encargé can Dertholt, oto quimieo eminente, de dat ““outsos revolucionarios”” de fabrieacién de pélvora. La ‘‘fies- ta del salitre”, en que Tos eiudadanos expuseron su_pereia en la preparacién do ee indispensable medio de_dafeuss, fué, die Monge, una de las més hermosas de la revolucién, En’ 1794 se establecié, con fines militares, la primera ine telogréfica de sefiales, y se hicieron los primeros ensayos de aerostacién, is i todo re- El terrorismo, abiertamente proclamado como mi volueionario de gobierno, se debilits por sus propios excess, a7 ¥ en 1795, dominado ya ol peligro exterior por el heroico esfuerzo del pueblo francés, la autoridad gravito de nuevo como al principio de la revolueién, hacia la alta burguesia, nada conformé con un régimon que pretendia conferit ai pueblo el derecho al trabajo y el sufragio universal. Nuevos elementos habianse entretanto incorporado a la clase etpita- lista: las fortunas hechas en la proveeduria de los ejércitos ¥ en la adquisicién de bienes nacionales. La Bolsa fu6 re- abierta, el precio méximo del pan, abolido, y el lujo volvié & su esplendor, como estimulade por Ios Lreves affos de obs- curidad que le habia impuesto la austeridad republicana. Enormes y xepetidas emisiones de asignados, el papel mone. da garantido por los bienes uacionales, llevaton a grado infi- mo el valor representado por los signos monetarios ; los bille- tes de 100 francos, qua en 1792 valian todavia 72, ¥ en 1794 al caer el partido demécrata radical o jacobino, conservaban atin 1/12 de su valor nominal, bajaron en 1796 hasta 1/344, agio inteneiovalmente producido on provecho de los especu- ladores en tierras piblieas, que las pagaban asi a vil previo ¥_tevendian pronto en fracciones pequefias. Semejante go- ‘no no pudo pensar en poner en vigencia la constitueién de 1793, euya aplicacién habia sido postergada hasta después de Ja guerra; aquella gran carta fundamental era demasiado ade- lantada para la époea; eomprendia prineipios que aun hoy pasan por nuevos y atribuia al pueblo trabajador francés fa- euliades politica’ que en general éste no exigia entonces, ni era atin eapaz de comprender ni ejereer. Facil fué, pues, al partido dominante en 1795, cuando la Francia triunfante hizo la paz con algunas de las potencias enemigas, prescindir de la constitucién de 1793, qué nunca Hegé a ser ‘aplicada, y promulgar en su lugar otra que restablecia el sufragio ind: recto y calificado por Ja renta y el impuesto. He aqui las palabras del convencional Boissy d’Anglas, que informé en 1795 sobre la nueva ley electoral ei proyecto: “Si dais a hombres sin propiedad Jos derechos polftieos sin reserva, y ellos Hegan alguna vez a las baneas de los legisladores, exch. — 218 — tarin o dojardn excitar agitaciones sin temer su defecto ; esta- Dlecerén o dejardn establecer tasas funestas para el comercio y la agricultura, porque no habrén sentido ni temido sus de- plorables resultados... Un pais gobernado por los. propie ios esté en el orden social; aquel donde los no propietarios gobiernan esta en estado de naturaleza”’. Habiase alejado fa posibilidad de la vuelta del partido democratico al poder, mas no se consolidé lo suficiente el Directorio netamente bur- gués establecido por la nueva constitucién, ameuazado a de- Techa e izguierda por realistas y jacobinos. Y; como la revo- lucién inglesa del siglo 17, la francesa del siglo 18 termin6 por una dictadura militar, Ja de Napoleén Bonaparte, Bajo su imperio se fijaron definitivamente los resulta dos esenciales de Ja revolucién, 1. — EI paso de la propiedad del suelo a manos de la burguesfa y de wna numerosa clase de propietarios eampesi- nos. Ya la constitucién de 1795, hecha por los mismos que habian dirigido 1a liquidaciin de los bienes quitados al clero y ala nobleza, proclamaba que toda adjudicacién Iegalmente hecha de bienes nacionales, cualquiera que fuera el origen de éstos, no podia ser disputada al adquirente. Y esta prohibi- ciéa de investigar la paternidad de loa titulos se repitié en la eonstitucién gue en i799 instituy6 el Consulado, en la cons- titucién imperial de 1804, y fué ratificada_por la Carta en 1814, al ser restatirados los reyes borbones. E invariablemente ‘esas constitueiones declararun sagrado e] derecho de propie- dad! Como relacién civil entre los individuos, la propiedad era considerada intangible, pero el despojo y la confiseacién fueron también santos, porque habian sido hechos en nombre del Estado, Clase portadora del progreso hist6rico, la burgue- sia habia sabido dar la forma politica de ley a lo que reali- zado aisladamente por los ixidividuos hubiera sido un delito. Tal burgués de Francia no aparece ante los trabajadoes del eampo como terrateniente y empresario sino porque sus ai- — 219 — tecesores pertenecieron a 1a clase triunfente en Ia revolucién Ge 1789, Hasta ese punto se confunden en sus origenes el derecho privado y el derecho piiblico y dependen las relacio- hes entre los individaos de la situacién de cada uno de ellos Geutro del Estado! La propiedad es una relacién politica sus titulos cambian de manos en todas las grandes revolucio. ‘es, dislocéndose en el mismo sentido que la autoridad. Las tierras comunales, los bosques y pastos, que feffores ingleses, 1os nobles de Francia habtan omenzado a asurpar, fueron también devueltas a los campesinos y auto: tizado su reparto. Hsa revolucién agraria, presidida por la clase ‘quo entregé la tierra al cultivador, Zug et punto de pantie de Jun progreso répido en la téeniea agricola y en el movimiento demografico, El cultivo del trigo se extendié, al de le papa ocup6 desde luego medio millén de hectéreas, la vitia, la re- molacha, el lino y otras plantas industriales fueron desde en- tonces més y. mejor cultivadas, con el ardor propio del labra~ dor duefio de sus medios de produceién. Multiplicdronse los tmatrimonios y ereeié la poblacién francesa, a pesar de la enorme pérdida de hombres causada por le guerra exterior. Rompiendo las vallas tradicionales al desarrollo téenico.eco. némico, aquella revolucién politica habia poderosamente con- tribuido a clevar la vida del pueblo francés y a aumentar sus medios de alimentarte. __ 2. — Francia quedé econémicamente unifieada, su indus- tria y su eomercio libres de trabas internas. Encargada por la Asamblea Constituyente de preparar uy sistema nacional de pesas y medidas, 1a Academia de Ciencias elaboré el sistema métrico, establecido per la Convencién para toda Francia, Dentro de suis limites quedaba, pues, allanado el terreno para la competencia eapitalista, _ 8. —Cumpliése también ia unificacién juridiea, lo que fa- cilité las relaciones de los hombres de todo él territorio. Desde 1804 tuvo Francia un cédigo civil, y desde 1807 un eédigo de — 220 — comercio, ambos destinados principalmente a regular el régi- ‘men de log bienes y las relaciones entre propietatios. Las re- laciones entre éstos y Jos trabajadores asalariados no oeupan sing lugar insignificante on el genuino derecho burgués, euyo madelo es siempre el derecho romano. Tenia éste por objetivo egoncial el arreglo de ‘as relaciones de redistribucién de la ri- queza entre los amos de eselavos. Cuando la clase eapitalista llega a la preponderancia politica, no ve tampoco en el de- recho un medio de fomentar 1a produecién sino en cuanto ordena las relaciones entre dos duefios de eapital y mantiene 2 los proletarios en la obedieneia pasiva, dando rigurosa san- cin juridica al derecho de propiedad; la legislacién franeesa de principios del siglo 19 completé, pues, con un cédigo penal, represivo, sn voluminosa obra de derecho civil, restitutive, 4. _. El poder politico de 1a burguesia quedé definitiva- mente Teeonocido por una coustitueién. Pasadas las dictadu- ras revolucionarias, que termimaron en el despotismo de Na- poleén, volviése en’ 1814 a elegir una cfmara legislativa sin cuya aprobacién el gobierno no podia pereibir ios impuestos, que se votaban solamente por un afio, Mas no podia ser dipu- tado quien no pagase por lo menos 1000 francos de contribu- cién directa, ni elector quien no Megase pagar 300. Bra el voto ealificado de la primera constitucién burguesa, pero mu- cho més limitado a los ricos. Desde entonces la clase capita- lista tuyo en sus manos el control 0 ejetcicio directo del go- bierno. Los doctrinarios burgueses magnifiean la revolucién, Giciendo que de ella datan el reinado de Ja voluntad nacional y la soberanfa del pueblo. 5, — La elaboracién de leyes esoritas dejé de ser una acti- vidad ocasional, inspiracién o capricho de algim gobernante; la legislatura se hizo una institucién permanente, impersonal ; y descartado el origen divino de los preceptos legales, adqui Tieron éstos la plastieidad de ereaciones reconocidamente hu- manas. La ley no pretendié ser ya una {érmula eterna, previ6 la posibilidad y aun la necesidad de su reforma, y estatuyé la manera de realizarla, En Inglaterra, pais cuya constitueién wm est més en las costumbres que en f6rmulas eseritas, cl Par- lamento podia en todo tiempo modifiear o cambiar las leyes del reino, aun las mas fundamentales. Bn los Estados Unidos a constitueién sefialé desde un principio las vias para sa propia reforma. En Francia, a partir de 1789, no s6lo la vi Pida sucesién de diferentes formas de gobierno, sino el texto mismo de las constituciones revolucionaries, evidenciaron la naciente conciencia del carécter Lrausitorio de las leyes. Ape- nas reunida la asamblea legislativa ereada por la constitucién de 1791, y on ejercicio de una facultad que ésta le daba, eon- Yors la convencién constituyente, cuya obra, la eonstitueién de 1798, afirma que ‘un pueblo tiene siempze derecho de rever, reformar y cambiar su coustitucién y que una genera- cién no puede sujetar a sus leyes las generaciones futuras’”, Después, pesar de alguna efimera tentativa de restablecet en el gobierno el derecho divino, el valor de aquella declara- ei6n se ha acrecentado a medida que, con la renovaeién siste- matica de la téenica, se ha desarrollado la nocién del carse- ter evolutivo de las relaciones econémicas, Los principios politicas de la revolucién pasaron las fron- teras francesas y se arraigaron donde el desarrollo econémico habia preparado el terreno para ellos. En lucha con los mo- nareas absolutos del continente europeo, los franceses campea. ton por la libertad burguesa, y, ayudados por los liberales estranjeros, establecieron gobiernos constitueionales y el nue- vo derecho cicil en los paises del Rhin, en Holanda, en la alta y la baja Italia, Al colocar a su hermano José en el trono de Espaiia, Bo- naparte quiso dar también al pais una constitueién y reunié en 1808 una junta de notables que la redacté, Hxpulsados los franceses del territorio, las Cortes de 1812 yotaron otra cons. titueién, imitacién de la francesa de 1791, que ponia limites al poder del rey y daba un régimen politico uniforme al pats, hasta entonces simple aglomzracién de feudos en manos de un — 222 — rano. Pero, a pesar dq los inteligentes esfuerzos del des- Potisme iustrede fe: Casio Ai on al siglo 18 on favor del progreso téenico-econémico, no se habia formado aén on Bs- pafia una clase media capaz de exigir ni de sostener el régi- men constitucional de gobierno, Fernando VII pudo, pues, impanemente abolirlo, y el movimiento liberal de 1820, enca- bezado por Riego, fué violentamente sofocado por Ia’ inter. veneién de los monarcas absululos de Europa, Por um uio- mento le reaccién absolutista anulé en todas partes cuante pudo de la obra de la revolucién. El nuevo orden politico exa, sin embargo, tan necesario, que a mediados del siglo 19, des- pués de las conmociones de 1830 y 1848, toda la Baropa een. tral y oceidental estaba bajo el régimen constitucional bur- gués. Poco después de ser invadida Espafia en 1808 por los ejér- citos franecses, las colonias espafiolas de Amériea se alzaror so color de fidelidad al rey legitimo, en realidad para obtener sa propia independencia. Fué aquel un movimiento de hacen dados y comerciantes, a ctiyos designios sirvié ciegamente gran parte del pueblo, tan ineapaz entonces de toda actividad po. ities auténoma que no exigié la distribucién de tierras entre log trabajadores del campo. Como bajo Ja dominacién espa- fiola el suelo de Sud América continué siendo adjudicado en propiedad en enormes extensiones a los sefiores de la clase gobetnante, Mientras quo los Estados Unidos de Norte Amé- tiea se han desarrollado como un gran pais de ehacras, donde se ha reconocido a cada ocupante la propiedad de la tierra ne- eesaria para trabajar y vivir, Sud América es un continente de latifundios, donde los titulos de propiedad conseguidos en las eapitales por los especuladores y favoritos del gobierno han valido siempre mas que los derechos de los pobladores de la frontera. En cl Brasil, la fazonda corresponde al fundo chileno y a la estaneia de los paises del Plata. La aristocracia de terrateniontes forma en cada pais la- ‘tino-americano una oligarquia que, dividida en facciones, go: — 223 — bierna sin intervencién del pueblo, aunque afecta denomina- ciones y formas republicanas y democraticas. En Austria y Nueva Zelandia, colonias inglesas estable- cidas en pleno capitalismo, los primeros gobernantes se apar- taron del ejemplo de la libre colonizacién, norteamericana, cu- yo objetivo habia sido la radicacién de pobladores auténomos, no la inversién de capital. Para que ésta fuera desde luego posible y fructuosa en aquellos paises de tierras virgenes y despobladas, donde bastaba al inmigrante irse al eampo para poder vivir, se impidié a los trabajadores el acceso inmedia- to a las ticrras libres, declardndolas propiedad del Hstado y atribuyéndoles un precio ficticio, bastante alto para que los simples trabajadores no pudieran pagarlo. El productor ma- nual veiase obligado asta trabajar como asalariado, por lo menos e] tiempo necesario para ahorrar el importe del pre- cio arbitrariamente fijado a la tierra. Y ese dinero, rescate exigido al trabajador por dejarlo salir de la clase asalariada, encontraba su empleo eonsiguiente en el fomento de la inmi- gracién de trabajadores por el Bstado, Esta ereacién artifi- cial de un proletariado, por el doble procedimionto de difieul- tar el establecimiento de productores libres y favorecer el arri- bo al pais de brazos serviles, es lo que se ha Namado coloniza- cién capitalista sistemitiea, ‘Ha encontrado ella en Sud América su més vasta aplica- cién, favorecida por la incapacidad politica de la clase prole- taria nativa. Aqui el suelo habia sido acaparado por la clase alta, que contimia adjudicandose en la propiedad de las nue- vas tierras la parte del leén. Para valorizarlas, poniéndolas en condiciones de inmediata y féeil explotacién, se han cons- truido ferroearriles improductivos por cuenta del Estado, 0 ha garantido este alto interés al capital invertido en su cons- truecién. Para poblarlas, los gobiernos sudamericanos man- tienen en Europa agencias de propaganda de emigracién a estos paises, contratan con empresas de vapores el pasaje gra- tuito de los inmigrantes, reciben a éstos y los envian por cuenta del Estado al taller, al cafetal, ala chacra. Convenia a — 204 — Jos empresarios tener erédito fécil y barato, y.a este fin han fundado bancos habilitadores, Estados que estan ellos mismos eargados de deudas. Y cuando las turbias finanzas de la po- Iitica exiolla no proporcionan otros recursos, lo que sueede casi siempre, se recurre sin empacho, para tener] qué prestar, @ las emisiones de papel moneda’ depreciado, verdaderas confiscaciones de la propiedad de los grandes y pequefios te. nedores de numerario. Como la acufiacion de moneda feble, Tecurso fiseal de reyes semibarbaros, el envilecimiento del pa- pel moneda por medio de emisiones excesivas deprime los sa- larios reales, y es por esto uno de los métodos favoritos de los empresarios, aunque trastorna los principios de la misma eco- nomia burguesa. Complementa este sistema de gobierno, ten eiente a la produccién de gananeias y la acumulacién de ca: pital, una vasta re de impuestos indirecios que retiene en sus mallas gran parte de los salarios, al convertirse éstos en articulos de consumo para el trabajador. Gabelas sobre todo lo que necesita’ el pueblo para vivir eostean en estos Lstados el servicio de las deudas piblieas, los favores y despilfarros do Ia oligarquia, los rumbosos pretupuestos, y asi quedan ca- si intactos por el fisco las ganancias del capital, la renta de Je tierra, el enorme ineremento del valor del suelo. El resul- tado de la plutocracia sudamericana, es la ‘“‘civilizacién de Tujo”, el lento desarrolio de estos paises, la formacién de un proletariado urbano y rural, que polfticamente equipara en cierto grado estos pueblos nuevos a las viejas sociedades euro- peas donde se inieié la 6poca histérica capitalista, — 225 El Salariado ‘La maierna clase servil.-~Sy mavilldad.—Sus derechos eventuales. —La supuesta iguaidad do Ia aocledaa burguess.— ™ trabalo- mereancia.—Xl “valor del trabajador”.—Wetas formulas em Brollan todos los conceptos gonsrales de la protendida ciencia econémica burguess.— Vatiéndoss do o2as mismas formate: ‘Marx ha evidenciado 1a axplotacién capitalista,-~ Pero al el ‘lavo ni Ia fuerza de trabajo son mercancfas.— By trabafo es la vida gormal del hombre, —) salariado es una relacion histérica kcompicjs.—Bi grado de extlotacion del trabalo humano,—Lo ‘que nos importa eg el salario real. —Situacion da 1a clase asalae Tisda haste el siglo 17.— Sus teorfas sobre el galario hasta prine, plos del siglo 12.—Su dase fisloldgica y Dilégica.—Con el Progreso téenico moderno entra en juego la productividad det ‘trabajo. — Bj “elemento histérico y moral” on 12 determinacién 2 los salarios, — W2] salarlo por pleza.—WSalarios y precios : Soe 1198/1902 | eee : 0 El progreso del vestido del pueblo puede inferirse del ere- ciente consumo de materias textiles en los principales paises Bn Inglaterra el algodén consumido al afio por habitante 1860 egaba ya casi a los 20 kilos, lo mismo que se con- sunia oa el stio 1900; en Alemania se ha pasado de 340 gramos en 1836 a 6,30 kilos en 1898. El consumo alemin de Tana subié de 1,8 kilos por habitante en el afio 1871 a 3,3 kilos en 1895; el inglés, de 4,3 a 6,7 kilos. ‘Como indice de Ia satisfaccién de nuevas necesidades pus- de mirarse el enorme aumento del consumo de papel, que en ‘Alemania, por ejemplo, se ha elevado 1650 % entre los afios 1840 y 1895. ‘Todas estas cifras gencrales sefialan el mayor consumo, pero no indican la proporeién en que ha aumentado el de cula una de las diferentes clases sociales. Es muy posible que a la mas pobre categcria de habitantes poco le haya tocado de esos aumentos; es seguro también que para ar- ticulos de Injo el aumento de su consumo calculado por cabeza de Ja poblacién no signifiea sino que Ia clase rica gasta més; asi cuando decimos que de 1861 2 1895 el consumo anual do — 272 — a gnc TE ee a seda por habitante se ha elevado en Alemania de 30 a { gramos, Pero traténdose de productos como la came y @xficar, cuyo consumo anual por habitante se elevé en el Reit Unido en los afios 1883-1902 de 110 a 133 libras, y de 72 86 Hibras, respectivamente, es inadmisible que los cientos « miles de toneladas de mayor consumo total hayan podido » absorbidos por la poco numerosa clase riea, El enorme iner mento de las cantidades consumidas relativamente a la p blacién no se comprende sin el mayor consumo medio efecth de grandes eapas de ésta, y, por lo tanto, de buena parte do. poblacién trabajadora, Pesa en el mismo seutido el hecho ¢ que el consumo de pan por eabeza de la poblacién, una ver at ha Megado a Ja cantidad precisa, se mantiene estacionario. D 1883 a 1902 no aumenté, por ejemplo, en la Gran Bretafia Irlanda, aunque el precio del pan bajé en ese tiempo 10 9 ¥ los salarios en oro de 100 se elevaron a 130. El alojamiento es la necesidad en cuya satisfaccién I adelantado menos la clase obrera. La répida aglomeracién ¢ Ja poblacion en las ciudades y la elevacién de la renta del su Jo hau neutralizado, y con cteces, los progrosos del arte de | construceién. La habitacién es para el pueblo escasa y mal La euota anual de alguiler por habitante de Berlin, de J marcos én el afio 1709, ha pasado a sor de 165 en 1890, ue si por un lado puede expresar ol perfeccionamiento y ornamentacién de las casas, expresa seguramente por otro - enorme enearecimiento de 1a habitacién del trabajador. En ] ciudad francesa de Reims ee ealeula que el costo del alojt miento de una familia de 4 personas, que era de 160 francc en 1834, se ha elevado a 250 franeos en 1899. En Paris, 40.00 familias disponen de una sola picza; en las ciudades arget tinas ésta es la regla para las familias proletarias. Con, tod las medidas de higiene pGbliea han mejorado bastante | salubridad de les ciudades modemnas para que la mortalida general descienda notablemente en ellas, y Iegue en alguns a ser inferior @ la de los campos que las rodean — 273 — ‘Muchos son, pues, los indicios de 1a elevacién del nivel de vida de la clase productora asalariada. Pero en este sentido, [eudnto camino todavia por recerrer! Las estadisticas de Salarios se Tefieren casi todas a trabajadores organizados. jAleanzaré el mejoramiento de la situaci6n de éstos_ a los proletarios en general? No hay pruebas directas de ellos, se sabe, en cambio, que Ia vida de masas considerables es mise- rable, Todavia en 1898-1902, de cada mil hombres adultos 31 de cada mil mu- reeibian limosna en Inglaterra y Gales, y jeres, 29. En Londres, segan Booth, 30 % de 1a yoblacién no disponfa del minimum indispensable de subsistencia, y estaba condenada al principiar el siglo 20 a perpetua miseria fi % de los mayores de 65 afios caian légiea y pecuniaria; 45 en bravos de la caridad pablica. Sus datos han sido confir- mados por los estudio de Rowntree en York, otta ciudad inglesa, donde casi el 28 % de la poblacién no recibfa salarios suficientes para mantener su mera energia fisica, El obrero medio de la industria francesa dispone, al mes de unos 100 francos para 'enar todas sus necesidades. Eu Belgica, sein una reciente investigaci6n oficial, alrededor de 14 de la poblacién obrera recibe menos de 2 franeos por dia de trabajo. El 18° informe anual de Ja Oficina Federal del Traba- jo de los Estados Unidos, publicado en 1904, registra Jos da- tos de una encuesta sobre las entradas y los gastos anuales de 25440 familias obreras, que comprendian 124.108 perscnas y estaban domieiliadas en los principales centros industriales, yn proporeién zproximada a la importancia de cada uno de Gtos, So limité la encuesta a familias de asalariados cuyos galariog de conjunto no excedian de 1.200 pesos oro americano al afio, Como prucba de la exactitud de los datos suministra- se hizo simultdneamente una encuesta de los principales articulos ali- dan una idea mucho mas cios por mayor, dos los precios dos por las familias, sobre los precios por menor menticios, Los precios por menor exacta del costo de la vida obrera que los pre J fluctiian mucho menos que éstos, Estudia — 24 | x relatives por mayor y los per menor de 25 artfeulos o ¢ de articulos alimenticics en el periodo 1890-1903, se I contrado una oseilacién de 37,2 % en los primeros 3 de 15,4 % en los tiltimos. De la encuesta result6 una e anual total media por familia de 749,50 pasos oro amer de os cuales 79,49 % correspondian al salario del padre por eiento al trabajo asalariado de las madres, ocupadat exelusivamente en las tareas de su propia casa, 9,49 salavio de los hijos, 7,78 % a pensiones de huéspedes, y por eiento a otras fuentes. Bl gasto total medio por fa era de 699,24 délares al afio, dejando un excecente no ga: de, 50,26 pesos, 6 6,71 % de la entrada total, excedente Hegaba en los Estados del Oeste a 138,98 peso, 6 15,73 % Ja entrada total por familia. El alojamiento de las fam estudiadas era suficiente para que a cada indiyiduo toeara algo mas de una pieza, térinino medio que se elev 2 1,16 pieza por persona en los Bstados del Oeste. Bn exeedente de las entradas sobre los gastos anuales 10 se ine yeronj las cuotas de amortizaeién de hipoteeas sobre el hog ¥ que distribuidas entre todas las familias estudiadas 1 bieran aumentado en 7 pesos para cada una la suma am del ahorro. Se estudiaron aparte 11.156 familias ‘‘normales caracter izadas por constar del padre en el trabajo, la mad: no més de 5 nifios, ninguno mayor de 14 afios, no tener agi gado, pensionista, inquilino ni sirviente, y gastar regula mente.en alquiler, combustible, luz, alimento, vestido y varic Bn esta categoria el nitmero de personas por familia rec ciase a 3,69, mientras que en las familias estudiadas en g neval efa de 4,88; pero como Jas familias normales no tenic mas entradas que el salario del padre, el exeedente de s recursos pecuniarios sobre sus gastos se limitaba a 5,10 ¢ Todos éstos son términes medios que no expresan la situacic de cada familia en particular. En realidad, de las 25.440 fan lias estudiadas, sdlo 12.816 declaravon disponer al fin 4 afio de un exeedente de dinero que se elevaba a 120,84 pes — 25 — en término medio; 4.117 familias cerraban el afio con un dé- ficit medio de 66,58 pesos; y 8.507 familias habian gastado ‘todas sus entradas del afio. La situscién de la clase trabaja- dora norteamericana es con todo exeepeionalmente holgada, ¥ comparable sélo con la de los obreros de Australia y Nueva Zelandia. No puede decirse lo mismo de otros pafses nuevos. Segin 1 Boletin del Departamento Nacional del ‘Trabajo de la Re- pabliea Argentina, el obrero del puerto de Buenos Aires, viviendo en una pieza con su mujer y dos hijos, apenas al- canza a cubrir sus gastos mensuales con los 100 pesos papel argentino que cobra por 25 dias de trabajo. Hace pocos aiios, el ministro diplomAtico norteamerieano en este pafs explicaba la baratura de! trigo argentino por el miserable nivel de vida del proletariado rural. A prineipios del afio 1907 decfa el Sr, Sanz Escartin en el Senado espafiol: ““,Quién duda que en los momentos presen- tes en Madrid, dados los salarios de nuestros jornaleros, una familia de 4 6 5 individuos, que tiene que mantenerse prin- cipalmente de pan, necesita dedicar sélo a este gasto los 2/3 de su jornal?”” No podia deeirse sobre la situacién del obrero madrilefio nada mis grave. WL nivel de vida del trabajads: es inversamente proporcional a la parte de sus salaries que necesita para lenar las necesidades m4d animales, El esiadis- tico alemén Engel demostrd numéricamente hace varias dé- cadas que cuanto menores son Jos medios peenniarios de una familia, mayor es la parte de ellos destinada al alimento. Su Proposicién ha sido confirmada por diversos investigadores. En Francia, Cheysson y ‘Tequé han estudiado las cuentas de entradas y gastos de 100 familias; he aqui e6mo se distri- buian los gastos por persona segiin el monto de las entradas: — 276 — % GASTADO EN A Bnizada anuat om now | £28 per persona | Aus. bita- Ieaiefac- | panei (on franson) jo] ante [oagee-| para | Beg | 1 | so— 19 .| iso} az | ga | ga | see | ne goo aso. | tos | See | G7 | at | BA | ass s0— éoa | anes | ez | aoe | 52 | Sias | anos 1000 —1500 . 28,00 8,0 oT 8,1 458 | B42 zooo good» | gon | a2 | 7 | a8 | aie | eee La Oficina del ‘Trabajo de los Estados Unidos ha hecho a este respecto una encuesta mucho més vasta e importante, publicada en su Boletin de Septiembre de 1904, Reuniendo Jos datos de las 11.156 familias “‘normales”, que ya han sido definidas, ha. sonstruido los cuadros siguientes: bee rilldid Distribucién % de los gastos de las femilias normates, segtin el monto de sus entradas fe ~ [DE _CADA § 100 GASTADOS MMPLWARON EN Wamitiae con wna) At entrade anual de) pence | Alatiler wnt oe | tae vi | 50,85 | 16,99 menos do 200 $ | sos | seo | sar Passe 200.2 900. ,,| 4798 | 1802 | 366 | 609 | 113 | i877 300, 400%, { 4809 | isea | 1002+ 697 | aaa | 38n7 oa sin. | ags8 | ige7 | inge | soe | a1. | asso 600, 600.5, | 4616 | 1843 | 11.98 id | 1722 600, 700. | 4848 | 1848 | ess | Aaa | 19,99 700%, 8002), | 414d | 1817 | I raz | 2168 800 5, 90015, | 41g7 { 17,07 I 110 | 23,02 900 |, 1000: 7, | 39.90 | 17,58 | ri | 23,21 1000», 1300. | 38,79 | 17.88, { a6 | 23,69 1100 ;, 1200 | 7, | a788 | 18,59 | I 1200 © mas | 5, | 36,45 | 17,40 I I Media general . | 48,13 | 18,12 | t t — 21 : Como en el cuadro relativo a las cien familias francesas, vemos en éste disminuir el porcentaje de gasto on alimentos al aumentar los recursos de la familia, El porcentaje de gasto en alquiler es mas o menos el mismo, eualesquiera que sean las entradas. El de combustible baja al aumentar los Tedios pecuniarios de las familias, tal vez por mejor apro- vechamiento del calor. En el vesticio las familias mejor pro- vistas gastan proporeionalmente el doble que las més pobres. Y¥ a medida que aumentan las entradas de una familia, crece Ja parte proporeional invertida en gastos varios, la vida se eleva por sobre Ja satisfacciéu de los apetitos més apremian- tes, se haee més segura y regular, se matiza de nuevos gustos y necesidades. Al aumentar el mimero de nifios de la familia, aunque no disminuya el monto de sus entradas pecuniarias, la propor- cin de los gastos se modifica, y se accrea en gencral a la de Jas familias més pqbres. He aqui el euadro que lo demuestra, tomado de la misma fuente que el anterior: Distribueién % de lox gastos de las familias norm: namero de nifos 8, segan et ‘DB_GADA #10) GASTADOS BMPLRARON Farias oon , miley [Atauter |vestiao JC°mP*| tue | vation ‘Ningan nlf. | 40,83 | 90.8 476) iid | eat Uaniio...} a74 | 188 aor | ana | ans Dow atioa >| dais | inet 4S | uit | ses ‘ros aifios. «| 4456 “| 1744 ' 445 | 110 | 928 Cuatro aifios. | 4549 | 18,76 423 | 108 | 1888 Cinco aifios | 47.24 asx | Loa | a631 Bs decir, con cada nuevo nifio que Mega al hogar aumen- ta proporeioalmente el gasto en alimento y un poco también en el vestido, y disminuye la proporeién de todos les otros, hasta el de alojamiento, — 278 — De las familias comprendidas en la investigaeién norte- americana, 2.567 dieron informes detallados sobre sus gastos hacia el aifo 1901, que registra en términos medios el euadro siguiente: \Alimento a ce BE Vestido ieee 14,08 Alguiler 12,95, Combustible . 4,19 ‘Muebles : 342 Seguros... ees 273 ‘Enfermedad y muerte . 267 Bebidas aleoh6ticas 1,62 Diversionos y vacaciones + 1,60 Hipotecas sobre el hogar ...-..2.---- 158 ‘Tabaco a : 442 ‘Organizaciones obreras o de otra clase 17 ‘Libros y periddicos 1,08 Las 1,06 Religion. 0,99 Impuestos a 075 Caridad -. os ot Otros objetos 7 687 100 Estas cifras dicen mucho sobre el nivel de vida y las costumbres de las familias obreras norteamericanas. Cuando so destina dinero a gastos de provisin, a libros, a vacaciones, a caridad, ¢s seguro que el régimen alimenticio ya no es la racidn uniforme y exigua ds los trebajadores mas pobres. Y, en efecto, consuinian al afio esas familias en término medio, ademés de varias clases de carnes, $ 9,49 de polos, 8,01 de peseado, 16,79 de huovos, 21,32 de leche, 28,76 dé manteca, y gastaban en aztiear més que en pan. No en todos los Estados norteamerieanos era igual el por- centaje de los diversos gastos de las familias obreras, sein — 279 — Jn gran encuesta de 1903. £1 slimento representaba el 45,37 or ciento de los gastos en los Estados del Sud sobre el Atlén- tico, y bajaba a 42,67 por eiento en los estados del Oeste. De un pais a otro varia la proporeién de ese gasto, segiin el precio de los alimentos y el monto monetario de los salarios. Para los afios 1880-82, Mulhall ha onsayado ealeular la parte de la entrada nacional total que diferentes naciones desti- naban a su alimento, y presenta como resultado las eifras si guientes: Ustados Unidos, 37,6 %; Reino Unido, 37,8 %; Francia, 40,1 %; Alemania, 51,8 %; Austria-Hungyie, 53.1 por eiento; Italia, 54 % ; Rusia, 60,1 %. Estas cifras, mucho menos dignas de eonfianza que las resultantes del estudio de los_presupuestos obreros, serfan el indice 2 la inversa do la rigueza y el bienestar dé esos divetsos pueblos. Y¥ el exceso de los nacimientos sobre las defunciones en Estados Unidos, Alemania e Inglaterra es mayor que en Hun- gria e Ttalia; la mayor proporeién del gasto en alimento no indicaria, pues, mayor poder vegetative de estos Wltimos pue- los, sino realmeute su pobreza, mayor, Esa gradacién del nivel de vida de los distintos indivi- duos y pueblos en un momento histérieo dado, seg’in sus en- tradas, segam su riqueza, nos da el cuadro de Ia elevacién de los individuos y pueblos a una vida mejor en el curso de sU existencia individual a nacional. La elevacién del nivel de vida en el desarrollo histérieo se traduce en la modificacién del porcentaje de tos diversos gastos. Junto con los salarios reales, crece e] margen de las entradas pecuniarias del trabajador que puede éste destinar a més altos fines. Progresan et. general las necesidades del obrero y sus medios de satisfacerlas, Ademés del pan, obtiene ‘un reciente suplemento de salario, para dar gusto a sus aptitudes y aspiraciones y desarrollarlas, ‘Todo hace suponer y esperar que este movimiento abarca- 4 capas cada dia més profundas de la poblaeién, hasta exten- derse a toda ella, y que las nevesidades del productor ten- — 280 — derém a acercarse cada vez més al producto integro de su trabajo, La formula de Thiinen, que hace depender el salario real tanto de lo que cl trabajadar necesita eomo de lo que produce, expresa ol cardetor extorsivo del salario. Un salario superior al prodteto sélo pueden darlo malos gobiernos y empresos en vias de bancarrota. La existencia de una clase ociosa y rica, el hecho de que en. la apreciacién de las necesidades del obrero, tanto como él mismo o mas aun, interviene su patron —y se sabe euén poco necesitan los trabajadores en opinion del capitalista_, prueban que en general el producto del tra- bajo excede at salatio. Pero al desarrollatse la capacidad econémico-politiea del trabajador asalariado y obrar éste con més autonomsia, sus necesidades se acerearn al producto de su trabajo, los dos factores de la férmula Thien tendorin a hacerse igueles, y cuando leguen a serlo, la formula habré perdido todo sen tido, sera Ia raiz euadrada de un cuadrado. Cada dia habré menos lugar para el parssitismo social, y, por fin, no podré hablarse de salario, — 281 — ‘ 1 1 ‘ 1 ! Las Formas Tipicas del Privilegio Bl Iuero inherente a la propiedad, — La dlvisibilidad y la movitiar de ésta disimulan el privilezio en la sociodad moderna, pero Drogroso econémico lo evidencia ¥ caracteriza sus diversas fo mas, La renta dol anolo, al desarrollarge el cullivo por arre datarios capitalistas, — ta el privilegio por exceleucia, — 2 entra en los precios? — Tl movimiento histérico de la venta d suelo agricola. — La renta urbana, — La reita absolute, — 3 interés, privilegio de ta prypledad mobiliaris, — Es la parte m: segura y coustante de las gamanclas brutas. — La tasa del iat 368 baja al distanciarce ésle del trabajo y del riesgo, — Fa también porque disminuyen las gananelas rutlnarias y tradici nales del capital. — Las gananciag del cmpresario las form en parte Ja remuneraciéa do sy, trabajo, — Monto relative & inrivilegio total. — ;Se concentra o se descentraliza la gropledac Como expresién de la supremacia polities de la cla: propietaria, Ja moderna propiedad privada de Ja tierra demas medios de produecién se acompafia de un privileg tradicional y hereditario, ajeno a toda actividad produetiv ¥ digmetraimente opuesto al salario. La renta, inherente a] propiedad del suelo y otros medios naturales de vida y é trabajo, y el interés, participacién del capital en Jas ganar cias obtenidas por tos que manejan la produceién y el cambic son las formas mas generales de ese privilegio, formas can biables entre si, valuindose la propiedad raiz en un capit que dé una suma de interés més 0 menos igual a la que aqu la da de renta, : 'Y¥ en virtud de la competencia burguesa, cualquiera qv sea la aplicaeién inmediata de los capitales,’ tienden éstos — 283 — recibir una tasa media de beneficios en todos los ramos de la produceién, ya se inviertan proporcionalmente mis en sala- rios que en animales, semillas, méquinas y materias primas, Ya, por cl contrario, se destinen en mayor proporcién a ad: quitir estos productos del trabajo pasado del hombre que # pagar tTabajo humano actual. En la sociedad moderna, muy Propiamente Hamada socizdad capitalista, toca, pues, a cada propietario una poreién de Iuero proporcional’ a la cantidad de trabajo humano, vivo o muctto, recién en ejereicio o ya incorporado a la materia, que sus titulos de propiedad le auto- rizan a manejar. Para el capitalista que realmente lo maneja y lo hace con éxito, el Iuero es mayor, a veces dé por mucho, ara el que se aventura en empresas superiores a sus fuerzas, no hay mayor luero, sino pérdidas; y al propietario que des. defia para si toda funcién téenieo-econémica o renuneia a ella, 1a propiedad le asegura, como entradas gratuitas, la renta y el interés. eee astas formas tipicas del privilegio moderno derivan de Jas prerrogativas de las clases dominantes de otras épocas, son los tributos que se pagan a Jos sefiores de hoy dia. ‘Transmisibles y divisibles entre las personas, los privile- gios inherentos a ia propiedad parecen segregarse de ellas y Tesultar naturalmente de las cosas. Se disimulan también en Ja sociedad actual tras la funcidn de Ja clase propietaria como directora de la técnica y la economia. El parasitismo de la clase gobernante resalta menos cuando ella tiene o admite en su seno a los que guian a los hombres ex. la produccién. Pero la division de ia burguesfa en rentistas y empresu- ios, y la creciente especializacién del trabajo entre los miem- bros de la clase efectivamente directora, agricultores, indus. triales, comerciantes, banqueros, evidencian a su vez el privi- legio del capital, y tienden a caracterizar sus diversas formas, de origen y evolucién uistintos, La renta del suelo es el tributo heredado det sefior feudal Por el terrateniente burgués, Exigia aquél de sus siervos tra- — 284 bajo y productos, y después dinero, por el uso del terreno, Aquella imposicién’ diserecionat y arbitraria ha debido regu: larizarse a medida que se ‘1a hecho més fécil para ol cuiti- vador cambiar de lugar, y al formarse toda una clase de empresarios agricolas en ‘campo arrendado. Ellog se encargan de dirigir a los trabajadores asalariados, y si invierten su capital en la produccién agricola, es en busca del lucro correspondiente. Del producto del suelo debe salir entonces, ademiis del salario de los jornaleros empleados, la recompensa del trabajo del empresario agricola y el beneficio del capital. Al desarrollarse, pues, el eultivo por arrendatarios capita- listas, la renta del suelo se destaca como el exeedente del Producto sobre el costo de produccién, incluyendo en este costo el Iuero ordinario del capital. \ La renta se cobra por el uso del “suelo en si’, de sus propiedades primitivas, de su armazén inorgénica, del aire que lo eubre, de la immedad que reeibe, det calor y la luz del sol, del lugar que ccupa en la superficie de la tierra cada porcién arrendada. E} subsuelo con sus riquezas minerales, las aguas con su fuerza motriz y su poblacién de peces, Jos manantiales con sus virindes propias son también fuentes de renta. El aire por si solo no lo es, gracias a lo difiril de encorrarlo; pero al aparecer en Alemania los primeros moli nos de viento, discutidse si pertenecia al emperador, al obispo 0 al barén, Forma la més exeluyente del privilegio, la renta del suelo esté absolutamente desligada de toda funcién ténieo-cco- udmica de los propietarios. ;Cudntos viven regaladamente en Paris do las rentas de sus tierras de la Pampa! Y euando los propietarios trabajan 1a tierra, sacan sus cuentas como si fuesen arrendatarios, y caleulan’ su renta tervitotial sepa. radamente de sus gananeias. ,Van acaso a ignorar su privi- logio de terratenientes porque dirigen el cultivo? La apropia- eién privada de una parte del medio tfisico-biolégico es un titulo tam evidente de privilegio que la renta se sobreentiende, aun euando ep apariencia nadie la pague. Y os al privilegio més seguro; la fertilided natural de la — 285 — tierra disminuye gi se 1a esquilma cou un cultive prolongado y mal hecho; pero la mayor parte de la renta dopende de fas condiciones permanentes © indestructibles del suelo. 4Cémo sé determina la renta? La capacidad del suelo para sustentar la vida de las plantas Gtiles y de los animales domésticos varia mucho de un punto a otro de la superficio terrestre. Requiere el trigo un clima templado; bajo la misma latitud, unas tierras reciben de la atméstera la humedad nevesaria mientras zonas enteras sufren la perpetua sequia; un lado de la montafia mira de frente al sol, ¢] otro est som- brio siempre; tal terreno, bajo y areilloso, exige para su cul tivo un trabajo inmenso, cuando ahi cerea una labor ligera obtiene de la planicie abundante eosecha. Y los hombres pueblan muy desigualmente los distintos puntos do esa variada superficie; on los centros de la indas- tria y del comereio, en las eiudades a donde son atraidos por el arte y la eiencia, 0 vetenidos por la politiea y la tradicién, personas y cosas <¢ acumulan hasta el punto de que el suelo es eseaso para habitaciones, talleres y almacenes. Bsas aglo- meracioues humanas veeiben su alimento y sus materias pri- mas de Ia campifia que las rodea, de campos mis apartados, de otros paises, de otros continentes. Comareas enteras tienen una poblacién tan densa que necesitan recibir de fuera la mayor parte de su alimentos y a proveerlas se destina e1 suelo de despobladas y remotas tierras. La ubiea- ¢ién de la poblacién influye, pues, tanto como Jas condi- ciones intrinsecas del suelo, en el empleo de éste. Cerca de Jos grandes mereados de viveres freseos, todo esté ocupado por las huertas y las lechorias, Mas lejos se cosechan los productos agricolas que se conservan y pueden sufrir largos ‘transportes. Con el mismo trabajo y el mismo gasto de capital, los distintos terrenos dan, pues, segin su fertilidad natural y su situacién, cosechas de valor muy diferente, por su calidad, su cantidad, y el transporte necesario para hacerlas llegar a los — 286 — mercados del consumo, Teds diferencia en més, lo el exce- @ente del producto de un eampo sobre el del meee produe tivo que se explote es lo que constituye la renta, el premio de la apropiacién privada de? suelo. : En las ciudades es mayor sun la diferencia a ventajas de los distintos lotes para construir habitacioves establecer fabricas, casas de negocio y depésitos, La demanda de sitios varia mucho de una calle y de un barrio a otro. segin la actividad del comercio, tas facilidades de embargue ¥ de trdusito, ta salubridad del suelo, 1a perspeetiva, Y. Partir de los terrenos de los suburbios, cuya renta casi se genfande con Ja 7 la tierra de huerta, los alquileres suben nzar alturas enor nt ck asa alesoats at yrmes en el centro comercial y en «Tal es la teoria de la renta, como la formulé el ban: inglés Ricardo, hacia 1815. Sogiin ella, la tente we eaten los precios, los cuales son determinades por el costo de pro- duceicn en las tierras menos productivas; y, en efecto, en la sociedad capitalista el trigo no es caro porque el cultivador Paga altos arriendos, sino a la inversa: los arriendos de los buenas tierras de pan levar son altos, porque la demanda de ‘ttigo es tan grande que exige su cultivo en tierras inferiores © més distantes. ¥ si un tandero por el metro cuadrado de una esguina muy concurrida paga veinte veces més de aL. quiler que por igual superficie en un barrio apartado, es pot que venderé alli, con los mismos gastos generales, veinte veces més, ¥ uo porque pretenda vender més caro.” En este sentido, puede decirse que la renta tr los precios, Jos cuales no bajarfan i lon terrateniented eau, siaran simplemente a su renta, pues ella quedaria a beneficio de wes empresarios agricolas y' de construccién. "ero este modo de decir trasunta demasiado la isis de los economistas fisideratas, que veian en la ests Gol nea un sobrante, un don gratuito de la naturaleza, y no mitaban s@ absoreién por los terratenientes eomo un despojo, La dow. — 237 — trina fisioerdtica de la venta ha hecho eseuela, y economistas de ‘ltima hora deseubren sobrantes, surpluses, por todas partes; so habla de un sobrante o renta del consumidor, que obtenemos, por ejemplo, al comprar por un peso un kilo de eafé, cuando si no pudiéramos conseguir mis que cien gra mos, estarfamos dispuestos a pagarlos a razén tal vez de 5 pesos el Kilo, Hasta ol trabajador asalnriado recibiria eomo ial un sobrante o renta, al ser pagsdo por eu primera hora de trabajo, la més agradable, lo misino que por la éltima la mis fatigante, Necesario es preeaverse contra esas equivocas intgeniosi- ages, dosvirtuando desde luego Ia que se refiere = I rena del suelo. Para ol empresatia la renta del suelo no es un factor det precio porque la paga en cambio de una ventaja equivalente sobre otros empresarios que, Pagando menor renta 0 no pagando renta alguna, no pueden, sin embargo, producir ni vender a més bajo precio que él. Para la comunidad consu- snidora, en. cambio, el previo total de los productos y servicios se encarece del total de la renta exigida por los propietarios del suelo, Si subsistiendg Ia técnica y lo economia actuales, Ja colectivided reeuperara In propiedad del suelo, la masa entera de productos que hoy toma la forma de renta seria en deneficio det pueblo. ¥ cn un mundo econdmico libre, el va- lor de las cosas se medirin por el trabajo medio socialments necesatig Para producirias, y no habrfa venta. Entretanto, 1a renta del suelo, principal expresia del privilegio, tionde constantemente @ subir. Para estudiar este movimients bistéries ya ne basta considerer un pais aislada Es cierto que en casi todos el precio del suelo aumenta. Pero al progreso en la téenieg del transporte ha extendido de: tal manera el eultivo en el munde que la reuta del suelo agricola se determina hoy por la competencia mundial. Ta renta sube porque, para satistacer las necesidades de la ereciente poblacién, el cultivo se extiende a tierras de me- nos fertilidad natural ¢ més distantes de los centras de eonsu- — 288 — mo, con lo que se aumenta Ja venttaja de las mas fértiles y mejor situadas; y sube més pronto cuande al aumento de le poblaeién, se agrega el aumento del consumo por habitante ¥ el desarrollo mis completo de cada individuo, lo que deter- mina también mayor demanda de suelo. Los diagramas que van a continuacign muestran la geveralidad de este Zenémeno histérieo: algunos se retieren al precio del suelo, pero se sabe que, en general, este precio es proporeional al monto de la renta. BL PRECIO MEDIO DE LA dBOTARMA De TIHRRA BN FRANCIA, SBGUN CIFRAS DE DiAVENIL 10 : Sigloa Sige 1 7 ~~ 289 — El franco valfa, sogém d’Avenel, en 1201-1295 cuatro ‘yeees y media més y en 1790 el doble que hoy. Reducids a unidades monetarias de valor ignal, la renta del suelo de Francia no ha subido, pues, tanto como lo indica el disgrama, ‘pero su ascenso ha sido asi anismo considerable. La gran de- presién a partir del afio 1300 puede relacionarse con la Gue- tra de Cien Aiios, Desde 1726-1750 el uscenso es continuo. Segtin Schmoller, en Alemania del Norte la renta del suelo se elevo al doble o el triple entre los affos 1780-1806, manttivose después estable, 0 bajé, hasta 1840, afio en que volvié a su movimiento ascendente, que la duplicé o triplies hasta 1875. Desde entonces hasta cl presente ha bajado 10 2 80 %, por obra de la competencia americana. Ein general, éta ha hecho sentir su influencia sobre la renta del suelo europeo destinado a los principales cultivos, ¥ tanto més cuanto menos defendido por derechos de aduana ha sido el privilegio de les propietarios. Tambiéu el precio total del suelo del Reino Unido de la Gran Bretafia e Irlanda, después de ascender répidamente durante los primeros tres cuartos del siglo 19, ha bajero a partir de 1875. Asf lo indica el siguiente diagrama, eonstruide con cifras de Giffen, que se refieren exclusivamente al valor del suelo, por haberse va- luado los edificios por separado: BL VALOR DEL, SUSLO DEL RIINO UNIDO unieces ge ea CTI gags 200, — 290 — Pero el suelo de Inglaterra, la parte ms poblada e indns- trial del Reino Unido, no ha bajado de precio ni en los dltimos afios, a pesar do la libre introduccién del trigo, Pais pequefio, de muchas y populosas ciudades, Inglaterra destina gran parte de eu trabajo rural ala produecién de viveres frescos, para la que sus tictras conservan y aumentan la ventaja de situacién que les ha dado y da ol desarrollo histérico moderno. Si la agricultura americana hubiera sido una simple pro. Jongacién de la europea y emplesdo los mismos métodos, y si sus productos no hubieran encontrado més medios de trans- porte que los ususles a prineipios del siglo 19, poco hubiera influfdo del otro Sado del Atlintieo sobre Is..renta del suelo agricola, Ha sido ef progreso téenico del transporte y 1a mecdnica agrieola lo que ha permitido extender en pocos afios el cul- tivo a una evorme superficie virgen, y ofrecer cn los mereados europeos una cantidad de granos més répidamente ereciente gue la demanda, Yn eonsecuencia, han dejado de ser cultivadas tiefras inferiores del Reino Unido y de otros paises, a las cuales Ia baratura de los filetes les quita en gran parte la veutaja de su proximidad a los grandes ‘mercados y la baja de los precios de los productos agricolas ha desvalorizado tam- bién buenas tierras que, por les cireunstancias tradicionales de subdivision de la propiedad, no se prestan, en Europa al em- pleo de las méquinas. Como la expansién agricola americana ha obrado sobre Ia renta del suelo agricola de Europa, actiia sobre la renta del suelo agricola en general todo progreso téenico, aplicable a cualquier terreno, que permita sacar do la unidad de super- ficie mayor producto con el mismo gasto. Una rotacién més inteligente de los cultives, una distribucién mejor de los abo- nos, equivalen a un ensanche del territorio, y atenusrian el privilegio de los terratenientes, si la poblacién no aumentase ni clevase sus necesidades. en proporcién. Pero el aumento de la poblacién es hasta ahora més cons- tante y regular que el progreso téenico. Las nuovas facilida- des de aprovechamienta del suelo pronto son neutralizadas — 291 — por las erecientes necesidades, y hay que intensifiear el eul- tivo, se hace necesatio aplicar 2 In unidad de superficie mayor capital y ms trabajo para axranearle una eosecha més abun- dante, y recuperan entonces toda su fuerza los factores de la HL VALOR DEL SUBLO EN SNGLATERRA, EN MILLONES DE TABRAS, SIGUN CIFRAS Di GIMIEN " canoe £8 1 2 renta, Cuanto mas trabajo humano y capitalizado se ineorpora ‘8 cada heetdrea, tanto més importa que las circunstancias naturales de ealor y de riego en esa hectarea sean favorables. Cuanto mayor es la masa de los productos por unidad de superficie, tanto mis grande es la ventaja de las tierras més préximas a los meteados de consumo. Y como al mismo tiempo que la superficie cultivada se extiende, la intensidad media del cultivo aumenta en el mun- do, la tenta mundial del suelo aumenta sin cesar, ‘He aqui los datos de un terrateniente alemén acerea de sus propias tierras de Hannover: — 292 — LA RENTA DE LAS TIDRRAS DPL COND# GORTZ-WRISBERG Y BL PRECIO DEL CENTENO (REPRESENTADO POR LA LINEA INFERIOR). CCMRAS RBLATIVAS 09] 100 ane 3 16a 17 0% we Llamando 100 a la renta de Ia tierra y al precio del cen- teno en 1597, vemos la cifra relativa de la rerita_ascender regularmente hasta Degar a 500 en. 1806, cuando la del precio del conteno, después de haber salvado una ligera depresién a ‘97, se remonta a 284, Y desde entonces hasta el afio 1860 la renta asciende rapidamente « pesat de que el precio del con- teno sufre una ligera baja. Bs porque en la altima époea se ha cosechado de 3 a 5 veces mas grange por hectérea, YY si la intensificacién general del cultivo, al sumentar la masa media del producto agrieola por la unidad de super- ficie, eleva la renta de las tierras en euanto depende de su situacién, el abaratamiento del transporte eleva la renta de Jas tierras en cuanto depende de eu fertilidad, haciendo valer agn la de las mas apartadas de fos centros de poblacién, Por es0, si a partir deb gran comereig mundial de granos, ha bajado algo la renta det suelo agricola de Europa, princi. palmente donde es libre la importacién de alimentos y mate- rias primas, tanto mas rapide ha sido el aseenso de ia renta y del precio de la tierra en las zonas cultivadas de América. HE] suelo agricola argentino ha centuplicado de precio en algu. nas déeadas. Sin hablar de Tas provineing de Buenos Aires y — 293 — Santa Fe, donde estén las tierras més valiceas, la elevacién de a renta del suelo ha sido y continia rapidisima en las otras partes del pais, Donde los gobiernos nacional y provineiales vendian de treinta a diez afios atrés enormes latifundios por algunos centavos Ia hectarea, ésta vale ahora de 20 a 50 pesos Hn la region del sur de la provincia de San Luis se hicieron durante el perfods 1881-1895 diez y nueve ventas de tierras pOblieass que abarearon 1.303.477 heetareas, a razén de 50 centavos la hectdrea. En 1908 se han vendido partieularmente en la misma zona 24.935 heetérvas a $ 19,4 cada una. La parte de la corteza terrestre que se Hama territorio argentino apenas se ha modificado ; su extensién, sus condicio- nes geolégicas y climatéricas son las mismas que hace cincuen- ta anos, Pero de entonces acd Je inmigracién europea puchla estos territorios, los cultiva, y junto con las obras de su arte, ere un nuevo y cnorme privilegio para los que, de un modo u otro, han sabido apropiarse el suelo, La expansién de la vida, el progreso histérieo, qua se hace sin ellos o & pesar de ellos, enriquece cada dia mis a los terratenientes argentinos, wae En las eiudades de los paises modernos la renta del suelo sube més répidamente aun que la de las tierras agricolas de Amériea. En Londres, a dos millas a la redonda de la iglesia de San Pablo, la tierra ha aumentado mil veces de valor en los “iltimos 150 afios —— dice Thorold Rogers, En el centro de Berlin el metro cuadrado costaba 49 centésimos de marco en el siglo 18, de 2 a 4 mareos en el afio 1800, de 72 a 430 mareos en 1865, y 1.200 marcos en 1895. Al empezar a edificarse en Jos suburbios de Berlin el mato cuadrado valia de 5 a 6 marcos, en 1900 costaba de 50 a 180 marcos. El precio de un metro cuadrado de la tierra no edifieada de Paris ha sido come sigue: Sisto 18, 9.56 frances oH, ot . 8 28.00 1850 0, 23900 |, El alza de la renta de In tierra. es enorme en las eiudades americanas, Se ha estudiado el precio de cierto cuarto de acre sito cerea de la embocadura del rio Chicago. En 1830, al fun- darse la ciudad, valia 20 pesos, y en 1893-94, cuando estaba ¥a inclufdo en el centro de los negocios y del tréfico de aquel gran emporio, 1.250.000 pesos. BL, PROOIO DEL, NPT) CUADRANO De NERRA EN LA RSQUE SANDE LAS CALties Cube Y DAOARGH Dm Lk CHUDRS ‘De BUENOS Altis (Frente Sud y Osrte) ua] an "a : J g El ineremento del valor del suelo en Buenos Aires es también muy grande. Tomo come ejemplo el de uu lote de terreno, la evolucién de euy9 precio ho podido estudiar en los Mitulos de propiedad. En los iltimos treinta afios el valor del is — 295 — terreno se sextuplicé, sin que se mejoraran ni aumentaran las viejas construcciones que lo eubrian. A. excepeién de Tas ¢loa- cag y del empedrado de la calle, todo ese aumento de previo correspondié puramente al de la renta del suelo, Y se trat de una casa situada en wn barrio de mediocre importancia, donde, relativamente a casi todas las otras partes de la ciudad, la tierra se ha encarecido poco. En log barrios de los bancos y oficinas de grandes empresas, en las ealles de activo comer- ‘cio por menor, en las avenidas principales y los barrios ele- gantes, ha sido muchfsimo mayor el incremento del valor. del suelo debido a la aglomeracién de la poblacién, a Is multipli- cacién y Tefinamiento de sus necesidades, a las nuevas vias de transporte de cosas y personas que centralizan en la ciudad. a industria y ©] comercio de una vasta zona cada dia més poblada y mas riea, a la atraccién educativa y artistica de la metrépoli, factores todos completamente ajenos a la actividad de los duefios del suelo, que ven elevarse sus entradas aunque se ausenten a otra ciudad u otro pais, donde malgasten en la holgazaneria la renta de terrenos que mmea han visto o cuya ubjeseién tal vez ignoran. Tal es la marcha historia del privilegio de la renta del suelo, El se apodera de una poreién creciente del producto del trabajo humano, 2 medida que lo poblacién aument se centraliza en las eiudades, que sa extiende e inte cultivo. Mientras el suelo sea explotado por empresarios indi- viduales subird esta renta difereneial, determinada por la distinta productividad de las tierras. Y' una vez ocupado todo el snelo habitable y aprovechada toda la superficie, 4qué ‘puede oponerse, si subsiste la propiedad privada del’ suelo, a que a la renta diferencia! se agregue una renta absoluta, tributo exigido por el uso de todo terreno, aun del menos productivo, renta que afiadiéndose al costo de produccién en las peores tierras, seria desde Iuego, y para todos los empre- sarios, un factor del precio? Si los hombres vegetaran eter- namente bajo el régimen de la propiedad privada del suelo, — 296 — cabria limite al privilegio de los terratenientes? Bn Ivlanda i pacblo he yesponcido con la emigracion en masa laa ones de los sefiores del suelo. Pero geuani errs toda esté poblada como Irlandat... Pgereteelece eee Desde que hubo en el mundo pobres y rieos, éstos a aquéllos medios de produecién, exigiéndoles an eee ‘una parte del producto de su trabajo. Bl barbaro: que recibia. de su jefe une vaca en usufructo debia devolvérsela con la ceria al fin del aiio, el campesino que sembraba. trigo prestado, reembolsaba al prestamista doble cantidag de grano. Mientrag Jas relaciones econémicas de los hombres no salieron de un efreula estrecho, Tos préstamos de dinero, fueron eseasos, to le luego ex ellos la forma i lo devuelto sobre fo prestado, ose ceeeaea ,__ En la era moderna, al desarrollarse con el pro: ée- nico los medios de trabajo necesarios para cada hombre, al aumentar el nitmero de hombres que cooperan bajo una misma direceién, al extenderse y complicarse las relaciones econé- micas, al acumularse eapital, gracias al predominio politico de la clase propietaria, en manos ineapaces, por debilidad 1 holgazanerfa, de dirigir su aplieacién, el crédito ha ensanchado enormemente su esfera de accién y no hay medio de trabajo ni objeto de cambio que uo se obtenga mediante él. Pero el Préstamo inmediato y direeto de los objetos claborados por el hombre se ha hecho cada vez més excepeional, avi como st premio en mereanefas. De los produetos de la industria hue mana casi no se alquilan ‘sino las casas y demfs valores fijados al suelo; su alquiler se determina eomo el de cualquier otra forma de eapital, y se confunde vulgarmente eon la renta del suelo, En los otros casos, el capital se presta de ordinario bajo la forma de dinero, de un titulo abstraeto, euantitativa. mente Himitado, a la direccion del trabajo de los hombres, a la posesién de objetos de valor, Con ese dinero adquiere’ el prestatario los medios de trebajo o los articulos de comercio — 27 — ¥, paga los salarios necesariue para su empresa. Y al fin del tiempo estipulado, recibe el prestamista su dinero més el in- eremento convenido, su tanto por ciento de interés El interés es la expresién mas general del privilegio de la propiedad mobiliaria, woe Como la renta del suelo, el interés surge del capital sin trabajo por parte del propictario. Hs cierto que la propiedad de bienes rouebles esté expuesta a riosgos que no amenazan en Jo mfnimo la propiedad territorial, Al colocar su dinero 2 interés necesita, en consecuencia, el capitalista preocuparse ms de las cireunstancias del easo que el terrateniente al atrendar su bien rafz, Y ese eriterio mis agudo con que juzga las aptitades téenico-ccondmicas de los que solicitan su dinero en préstamo y la seguridad de una inversiOn, asi como la sigilancia que debe ejercer para reducir los riesgos de toda inversién y de todo préstaino, constituyen cierta actividud econémica. No es, por lo tanto, el interés, un privilegio tan puro y abseluto como la renta del suelo. Pero lo es bastante para que se le mire précticamente como una entrada inde- pendiente de todo trabajo, y se le caleule aparte de las ganan- cias por los empresarios duefios de su capital, como si operaran con capital prestado. Aun en una obrita alemana de economia rural dirigida a los campesinos empresarios encontramos pro- posiciones como ésta: ‘Si en lugar de invertir su capital en una explotacién rural, lo prestara a otros o comprara con él titulos de renta, obtendria sin pena ni trabajo una entrada pecuniaria bajo’ forma de intereses; se sobreentiende, pues, que también el cultivador propietario quiere sacar los intere. ses usuales del capital invertido en su explotacién agricola”, ademés de In remuneracién de su trabajo. Mirado como un ‘tem constante del costo de produeeién, el interés ha adquirido una respetabilidad de que no gozb antes, cuando los préstamos de dinero eran menos pata tines inmediatos de produccién, que de consumo. Ante el doloroso — 298 — cuadro de la divisién de los griegos on ricos y pobres, acree- dores y deudores, se teorizé entonces contra el interés del dinero, haciendo notar que éste es estéril, naturalmente im- productive. Mas tarde, la iglesia eristiana, aliada de los no- bles y duefia de inmensos dominios, condend también el interés, cobrado entonces principalmente ‘por usureros y mercaderes judios. A diferencia del dinero, la tierra da frutos, se decfai ¥ se justifieaban asi los privilegios de la propiedad feudal, al mismo tiempo que se desautorizaban las exigencias de la na~ ciente clase adinerada. Al movilizarse y transformarse la propiedad de la tierra y pasar ésta en gran parte a manos bur- gnesas, en las cuales se acumulabsn al mismo tiempo grandes Tiquezés mobiliarias, se observé desde Tuego, en defense del interés, que con el dinero se pueden comprar tierras y obtener renta. Y al antigno argumento de la improductividad del dinero fuése substituyendo Ia ficcién de la productividad esponténea del capital, la idea de un interés “natural”, “alegal”, premio de la abstineneia, de la espera. El mismo Enrique ‘George, tan elocuente en sus denuneiaciones de la renta del suelo, funda muy seriamente le legitimidad del inte- rés en que las vaeas paren, y es mis apreciado el vino afiejo. ‘Los te6rieos burgueses insisten en la utilidad de los me- ‘dios artificiales de produccién, en la mayor eficacia que el capital confiere al trabajo humiano, Pero el progreso téenico- econémico es la adaptacién de la labor humana a las erecien. tes necesidades de la “especie, Para satisfacerlas, ejercemos nuestra accién actuai, nuestro trabajo vivo, sirviéndonos de recursos materiales ya acummulados, del trabajo pasado incor- porado a las cosas. Y ni aun asi conseguimés elevar la pro- Guecién a la altura de las presentes exigencias. 4Cabe entonces una apologia més paradéjiea del interés gue deducirlo de la abstinencia, de la espera? La inaecién no produce nada; la simple conservacién de las cosas, lejos de producir, cuesta, Hay que buscar, pues, fuera de las eosas, la razén de ser Gel interés, Los medios de produccién y los objetos de cam- bio no son eapital por sf mismos; no lo'son la maquina de la — 299 — costurera, ni el bote y la red del poseador, ni el dinero con que subviene campesino a las uecesidades de su familia hasta la préxima cosecha. Para ser capital, los medios de pro dueeién y de cambio tienen que acumularse on manos de una clase propictaria, mucho més numerosa, a la_cooperacién forzada y obtiene asi ganancias en las cuales, junto con la recompensa del trabajo de direceién téeuiico-econémiea, va comprendido el fruto del privilegio, el beneficio Iiquido de Ja explotaciin, B1 interés no resulta de las cosas, sino de una relacién histériea de sujecién entre los hombres, de la existen- cia de una clase gobernante acaudalada y de una clase tra- bajadora servil. EI capital produce interés porque su posesiou permite obtener ganancias a expensas del trabajador. El interés es la parte més segura y constante de las ga- naneias brutas; ‘ha sido Hamado ganancia neta, para significar su independencia de los riesgos y trabajos del empresario. Y on efecto, cn cuanto sn crédito exté garantizado por los bienes del prestatario, el prestamista recibe el intorés preestablecido, cualesquiera que sean las ganancias o pérdidus de la empresa en que ha sido puesto en movimiento su capital Pero si el interés de eada porcién de capital es indepen- diente de la habilidad o el desacierto con que sea manejada, Ja tasa general del interés en un lugar y una época determi- nados depende del_monto regular de las gananeias. Donde y cuando las ganancias son altas en general, el interés es alto, o vemos asi mucho ms elevado que en Europa en América, donde hay relativamente poca riqueza acumulada y vastisimo campo para la aplicacién de capital. La tasa del interés ha hajado en el curso de la Historia, y tiende todavia a bajar. He aquf algunos de los datos qua ilustran esta proposicién: el interés era de 50 a 80 % entre los_barbaros, de 12 a 18 % on la Grecia elasiea; en Roma, Marcus Brutus cobré hasta 48 % a los provineianos; 50 % — 300 — daban los préstamos de grano en la Edad Media; 10 a 20 % fué el Nmite Jegal del interés en las ciudades italianas del siglo 13; en Francia, segiin d'Avenel, la tasa del interés ind de 20 % hasta el siglo 15, y bajé después a 8, 6 y 5 %. Desde Enrique VII hasta Jacobo 1, la tasa legal ‘del interés en Tn. glaterra fué de 10 %; se redujo a 6 % a mediados del siglo 17, y a5 % al comenzar el siglo 18. En 1737, titulos ingleses de 3 % se cotizaban ya a 107. Hacia 1770’ en Holanda, el gobierno hacia empréstitos al 2 %. Las guerras de la inde- pendencia americana y de la revolucién francesa determi- uaron el alza del interés. De 1789 a 1820 e} interss subié a 6 y 9 %, bajé de 1820 a 1842 hasta 344, y ascendié de nuevo hasta llegar a 4% -5' % en 1871, afio en que reanudd su movimiento deseendente hasta fines del siglo 19. Tos titulos de deuda pablica inglesa darén 234 hasta 1913, y 2% desde 1918 hasta 1923. En los paises donde més abunda el capital al interés ha bajado de 10% a 2% % en los Gltimos qui- nientos afios, Se puede ereer — dice Schmoller — que asi como en el siglo 18 el interés bajo hasta 8 %, y en el siglo 19 hasta 2%4-2%6 %, Megaré a estar a 2-114" % en el siglo 20. Estos distintos intereses enumerados difieren no s6lo en su tanto Por ciento, sino también en su cardeter. Alternan en Ja serie el préstamo usurario para el consumo, hecho a prin- cipes © a miserables, con el préstamo para fines productivos regulado por las condiciones del mereado monetario universal ; Ya operacion de crédito accidental y arriesgada, realizada por el capitalista mismo, y la inversion segura y tranquila, por medio de un banco que otros administran. Los modernos’ titu- los de deuda pibliea, cuyos réditos se pagan con regularidad, son files de enajenar en cualquier raomento en la Bolsa, ¥ casi equivalen a dinero siempre disponible, depositade en cuenta corriente; se comprende entonces que sea bajo st interés. El descenso aparente del interés resulta, pues, en parte de la separacién cada vez mas completa entre el privilegio de la propiedad mobilisria y los riesgos y euidados que ella implica, Al hacerse cada vex més privilegio puro, librandose — 301 — : de 10s elementos accesorios gue 10 abyltan, el interés baja, 10 que coincide eon la formaciém de wii numerosa clase de ren- tistas euyo ‘nico trabajo consiste en cortar cupones, No se ocupan siquiera en colocar el capital que poseen por tradicion em manos de quien lo aplique directamente a la industria 7 el comercio. Es el gremio de banqueros e] que redistribuye a crédito, con més 0 menos acierto, la posesién del capital entre Jos hombres actualmente aptos para dirigir la produecién y el cambio, TUE LBaja también la tase del interés en cuanto es la ex presién del privilegio puro de los propietarios de capital? eNecesitan ‘stos, para arrancar el mismo tributo, disponer de un capital cada vez mayor? Se lo admite generalmente ¥ se relaciona la baja del interés puro con la baja de las ganancias en general. Pero la realidad de este movimiento deseendente de la tasa de las ganancias no esté probada. Para ello seria menester una investigacién complicadisima, por la diversidad infinita de las empresas, por la dificultad de conocer el monto del capital de cada una y Ja propor cxacta de sus ganancias, Si al aumentar la poblacién la técnica se extendiera sin perfeccionarse, y los grupos econémicos que forman los hom- bres simplemente se multiplicaran y quedaran yuxtapuestos, como una colmena a otra colmena, sin vincularse més estre: chamente entre sf, ni organizarse en unidades més grandes, el producto total del trabajo humano sélo aumentaria en 1a misma proporcién que el nimero de trabajadores, y aun en menor proporeién, al extenderse el cultivo a suelos menos pro- ductivos. ‘Tal considers Ricardo la marcha normal de los cosas, aunque en su tiempo la moderna transformacién de ls téenica habia ya comenzado; todo el aumento de 1a productividad del trabajo industrial no compensaba, a su juicio, el rendimiento cada vex menor de] trabajo agricola, opinién’ muy explicable en Inglaterra, antes de la navegacién a vapor, del ferrocarsil, de la téenica agricola americana, y de la abolicién de la adusna — 302 — Para los granos. En el encarovimiento del paa, que imponia el alza de Jos salarios sin que mejorara por eso Ie. vida de los trabajadores, y en la elevaciOn fatal de la rents del suelo, vi6, en conséeuencia, Ricardo dos causas de depresién de las ganancias del capital, cuya tasa debia bajar aunque éste au. mentara s6l0 en 1a misma proporeién que el numero de trabo- adores, y con mayor motivo si la progresién de su aumento era més rapida. Siendo cada vez menor relativamente ol capital total la masa de productos a distribuitse entre los eapi- talisias como ganancia, necesariamente tenia que bajar la tasa de ésta, y, en consecuencia, la del interés. No puede darse una explicacidn més sencilla Ge este fenémeno, ni tampoco mAs exacta en cuanto son exactas sus premisas, Con esta limitacién podemes acepterla, La elevacién abso- lnta y relativa de la renta total del suelo, y, de otro lado, la elevation absoluta, sino también relativa, del salario total y’ Iss limitaciones puestas.por Jos trabajadores mismos y por la ley a la explotacién del trabajo humano, estrechan el margen de @anancias de lod empresarivs en caunto ellas no provienen de aptitudes superiores de invencién y organizacién. De esta reduccién de las ganancias rutinaries del espital, basadas ea los bajos salarios reales y la prolongaei6n de la jornada, resulta el descenso de la tasa del interés, la, atenuacién del privilegio tradicional det capital. ___, Esto no obsta a que los privilegiados de Ia propiedad mobi. liaria reciban cada aio, como tribute, mayor mento absolute de mercazcias 9 de dinero, mientras’ el espital aumente on mayor proporeién que lo que baja la tasa del interés. Dado el aumento de la poblaciéu trabajadora y Ja elevaciin general de los salarios, nada hace creer, sin embargo, que el monto de} interés total tienda a crecer con reaction al monto del sa- lario total, aoe Las ganancias del empresario suelen confunditse con las formas tipicas del privilegio, porque ©) trabajo de direccion ‘Genico-econdmica est ordinariamente vinenlado a la propie- — 303 — dad. ¥en cuanto dichas gonancias brutas no pasan de la renta de las tierras cuya explotacién el empresario dirige y del interés det capital que administra, se confunden realmente con el privilegio iradieional. En lo que lo exeeden, las ga- nancias del empresario provienen de su avidez en la’ explota- cidn del trabajo humane, y también de su propio trabajo realmente produetivo, de su eapacidad creadora en el campo de la téenica y la economia. Esto se ha cvidenciado desde que el desarrollo ‘Je las instituciones de crédito separa con cre- ciente frecuencia la propiedad de Ie tierra y del capital de su posesién inmediata, de su manejo directo en la produccién; y también al ensancharse las empresas y multiplicarse y en- Sancharse las funciones de direceién téenico-econémica dentro de cada una de ellas. ‘Poea desde nego al empresario la vigilaneia, més o me- nos inmediata y directa, de los trabajadores a sus érdenes. Este trabajo, correlative del earéeter forzado, coereido, de la cooperacién, ‘del contraste entre el trahajador como produe- tor inmediaio y el proletario de los medios de produecién”, es mas importante cuanto mas grande os este contraste, y, eoma dice Marx, ‘‘aleanza a su maximum en la explotacién de es- clavos”, El proletario, euyo tiico sustento para si y su familia es el jornal, y que puede ser despedido en cualquier momento, mas libre y més responsable que el esclayo, no exige tanta vigilaweia como éste, diferencia que se acentia con el salario por pieza. La inspeceién de la cantidad y la calidad del tra- bajo de cada productoy asalariado ocupa, sin embargo, buena parte del tiempo del_patrén y el de los eneargados y eapata- ees que lo seenndan. La vigilancia de sus subordinados por los direetores de la téeniea y la ecouomia es una funsién indis- pensable en la sociedad eapitalista, una dura y odiosa bli gacién de la cual no pueden deseargarse sino en parte sobre empleados asalarindos, En Ia direceién téenico-econémiea propiamente dicha, en la determinacién de lo que hay que hacer con las cosas y e6mo hay que hacerlo, tienen los empresarios una funcién — 304 — mis alta, basada ya no en su prepotenela, sino en su instrue- cién, En cuanto ésta es patrimonio exclusive de la clase Propietaria, en la misma funcién de direccién téenico-cco. némiea hay un privilegio, contra el euel luchan la divulea: eién de los conccimientos 'y la posibilidad para wn ereciente nlimero proporeional de personas de adquirir todo grado de idoneidad. Y al multiplicarse los puestos directivos’ tlenados por empleados, el monto de sus sueldos contribuye a dar la medida de lo que on las ganancias del empresario es propia. mente la remuneracién de su trabajo de direecién, “El Sueldo del director es, o debe ser, simplemente el salario de una especie determinada de trabajo habil, euyo precio so regula, como el do cualquier otro, en el mercado de trabajo", No puede un estanciero pretender que los cien mil pesos que sca al affo de su estancia son la recompensa de su trabaje, Si otra estaneia dirigida por un mayordomo, a sueldo de 500 6 1000 pesos mensuales da a sus propietarios las mismas 0 mayores ganancias que aguélla, Y hay que denunciar como una torpe mistifieacin el papel directivo de eiertos hombres de negocios cuyos nombres aparecen en los conecjos admi. nistrativos de infinitas y variadas empresas, Un diario de Nueva York preseutaba recientemente al piblico un. prodiz gioso personaje director de 100 sociedades andnimas, dos que participaban de las ganancias de 70 empresas en su caréeter de directores, y diez y nueve bastante hébiles para figurar en el directorio de 30 a 65 sociedades. En el curso del desarrollo histérico, la funcién directive Gel empresario se hace més importante que su funcién de igilancia, al aumentar Id responsabilidad del trabajador ser. vil ¥ progresar la téenica y la economia. Y este progreso tiende a acclerarse; de més en mas rapidamenie se trans. forman Jos procedimientos y las relaciones de los hombres en el trabajo. Quien se estanea, quien no hace més que imitar VieJos modelos, es cada dia més incapaz para empresario. Las gananeias de éste dependen cada vez mis de su jnicia. tiva, ©, por lo menos, de su capacidad para adaptarse a la — 305 — I inieiativa do otros. Si no promueve el ineesante movimiento de invencién técnica y de reorganizacién econémica, debe seguitlo al dia, so pena de perecer. Al desarrollaise la resis- teneia obrera a la explotacién, ya no se trata simplemente para el empresario de extraer de sus empleados, segan la costumbre, eierta cantidad de trabajo no pago; necesita cada vez més mejorar constantemente los medios y proce- dimientos del trabajo, para hacerlo més productive; sus ganancias consisten de mas en mas en lo que Marx ha llamado supervalia relativa, en oposicién a la supervalia absoluta, resultado de lq explotacién rutinaria y tradicional. “Bl trabajo de excepcional poder productive obra como trabajo elevado a potencia, o en espacios de tiempo iguales erea valores més altos que el trabajo social medio de a misma especie’. Al acelerarse el progreso histérico, las ganancias de los empresarios tienden a formarse cada vez més de esos nuevos valores creados por la mayor produeti- vidad del trabajo, al mismo tiempo que bajan y tienden a desaparover las ganancias tradicionales y rulinarias del capital. En qué grado las ganancias del empresario son el premio de su iniciativa es lo mis difieil de reconover, porque Ja iniciativa es precisamente la funcién técnico-econémica que menos puede y suele ser lenada por empleados asa- lariados. En la misma acumulaciéa de capital, la funeién del em- presario tienda a ser distinta de la de] simple privilegiado y pardsito, Este acumula porque no puede consumir todo lo que Je redittia su capital, aquél porque la competencia le impone el easanche ¥ el perfecvionamiento de su planta; el rentista hhace manefar por otros el naevo capital que, a no ser asi, se hacinaria inforine y estéril en sus manos; en las del empre- sario el capital nuevo aparece incorporado desde luego al apa- rato de la produceién, com uno de los factores de su desenvol- vimiento. ‘Después de haber desechado como insoluble la euestiga del grado de explotaciéa: del trabajq humano, vamos a admi- — 306 — tir la del monto relativo deb i " vo deb privilegio total? Se ha int Sxpreor en users Ta proporeén ea que ls entradas de Ta blac a de un pais provienen, respectiva Privilegio y del trabajo. Para Inglaterra ee han dade toc, més 9 menos aproximadas, las siguientes efras. : Rotradas es of Bs ag we La complejidad de las ya un obstaeulo grand. su propia tierra, la del Pouerlast jEntre las de P | quien de es - culo en 1878 para Prusia que sélo 82.6% de les eeteains fetrespondien el caahaio, 0 entre las del trabajo puto, como -nte ciertos apologistas del capital? Y Jas muchas y copiosas entradas personales resultantae del i Toe erat Steldos, favores y pensiones en que so invierten puestos, jcorresponden ‘a las entrad; L JE Impueses, corey ntradas del trabalo o a éDénde colocar los 40,000 franc ra de otras gangas, percibe al afio eada diputado atest La centralizacién de la i la industri reas cada ver mis grandes ha ‘hecho pensar que la propie. ‘nel mismo sentido y tiende a conee x e ntrar: en manos de un niimero de persones relativamente menor, Ha contribuido a dav a esa suposiciée mayor apariencia de verdad la moderna acumulacié; mm de in f algunos magnates dol capital, eter ‘ia y cl comereio en em- Pero la constitueién de las grandes empresas bajo Ja — 307 — Jorma do sociedades anénimas por acciones se ha Beche al mismo tiempo tan caracteristica J general, que por sf solo mismo eraalla eonelusién apresurada sobre 1a evolueion Te Gerna de la propiedad, En ings. pais hay una etadisticn completa de las sociedades anénimas existentes y menos aun completa de Vie Senedores de gus acciones. Suelen tambien Setas concentrarse cn pocas manos; Pero em. paises como el sees uido y Francia, donde les sociedades anduimes & Keine por miles y sus copitales por miles de muilonet, Cae ae gue buen nomero de las acoioucs de uruchas de ellas estan desparramadas en vastas y profundas capas de la pobla- thon, Bernstein da al respecte algunos ejerap!os : ‘el eapital del create inglés del hilo de coser, fondado en 1898, lo formar sind eNs00 csionsstas; las, acsiones del sindicato de le nilan- soa tina estaban distribuidas entre 6.454 personas; 6) cans dort anchester pertenese a 49.000 propieterios, y la gran cast Ge provisiones Té Lipton 2 74.262. No est probado que € mimero de propietarios de le tiers jigminaya en ningwin pais. Ha los Estados Unidos, los tetitadores propietarios eran 2.984.208 en el afio 1580. F CUNT ST! al terminar ¢ siglo, En Prancia, pais de pequer propiedad, segdm la estadistica de las sacesiones Jel af 1905, Pre Ge de los fallecidos dejaron wna herencia de valor ‘ecuniarig declarado, Hs cierto que esas hereucias, clasifiea- veepor su monto, se dividian ea forma muy desigual: 30,89 Yo soe ers no pasiban, de 260 frances}, 26,E 9 eran, en lem no medio de 1.2% 7,20 % Uegaban a 4.828 frances; 1144 % a 21.428 francos; jas herencias mas waligsas s¢ redu- ‘cian rapidisimamente en néimero, de modo que mientras los 370.301 individuos de las cuatro ‘eategorias mas modestas ha- ian dejado 1.621 millones de fraycos, los 14.718 de Jag cate: foriay mi altas, unk infima winoeta, dejeban 4125 millones. gorins Titras indican la evorme desigualdad dela, reparticién sts Suen y también que Ya ssayon parte de le poblae’en de fa dalea tranessa dispone de algunos recursos acumulates, Dugg seguramente los adultos sanes weseen mss que él tér- — 308 — amino medio de los falleeidos, muchos de 1 , mu 8 cuales if © personas deerépitas. carinii La estadistica de las ea; : vajas de aborros muestr: a de lag Hbretan de depésto erece mucho mis sas. que la poblaci Li i , mente gue Is Gu, He aqui les cifras sobre el ahorra eee cere Sha Pe = rename | Marga [Meg eateas ams Buna RS 1835 . 20.646, : a ae s = ine 7 Las cajas postales de ahorro, i : Z , establecidas desde 1861 Ja Gran Bretaila e Trlanda, han tenido en esos paises ol i vimiento siguiente: bie —— 1 Ano ‘émery de Ubretag | Monto medlo del dep6sito or ilbreta (en ehalinee) 1885 3.600.000 2 por 5.118.995, ear 0 8.439.288 a 38.190.080 32 ‘En 1906 Jas otras cajes de ahorros britinicas tenian 1.760.999 libretas, de v io casi ae aaa le un valor medio casi doble del de las = a Francia el ahorro no prefiere hasta alora las cajas postales, pero presenta en conjunto el mismo rapido inere- joeato. He aqui la estadisties de say calus no, postales: — 309 — Sora mien ea tonne “Te cori wate | ine dos MOREE HES ie | 561.440 131 i ie A 1880 2.841.104 2 = = oe i Simultdneamente ereefan los depésitos y el nimero i i en las cajas pestales de ahorros, que 285 1008 tontan en Francia 4.794.874 libretas, de un monto medio de 277 francos. i ‘He aqui la marcha de Iss eajag de ahorros en Ttalia> aioe os Monto medio dei éenésito The oo ato | Bore ae tan | RPG Pa ago. S. 3.299.316 EH ae a = ios 3. | 6.740.138 231 ce igs bitantes, las libretas 1907-08, por eada eontenar de habitantes, : is ies do stress ex Alea 29 on lo Gran Brey tein, 22 en Francia (1906), 21 en Aust, 22 en Tain $8 en Suiza, 48 en Dinamarca, 35 en Bélgica, 30 on i $B an Noranger 38 on, Suecia, 0°en Hangria yen Row fi averiguan, los paises nuevos donde estas cosas se , auovinaento del ahorro ex somefante, Bl ime eatvo de depositantes en las eajas de ahorros de Australia ha tado on el presente siglo como sigue: — 310 — + Depositantes por gait Re i De Aflos 19001. =e 1905.6 | Pon > 191611 pee iste bid Tu Victoria el mtimera de depositantes se elevaba en el Pegg TT? #471 Yo ¥ on Sud Australia 55,8 % de le pee acién, Al interpretar 1a estadistiea del ahorro, debe conside- mings 1 eostumbre de abrir euertes de ahorro i nombre te ‘Biiios, lo que reduce of auimero real de adultos y te incluidos en [as anteriores cifras. De todas maneras Ia estadistica de las eajas de ahorros qaeibuye a probar que, enalquiera que soa la. desiguoldet ec las fortunas en la sociedad actual, el nimero relate te Fee eas due algo poseen tiende @ atimentar, T” esas poqus es Sumas reunidas forman enormes eapitales: lav eahee iy are de Alemania administraban en 1908 unos eatoree rod millones de mateos, capital mayor que ol de todos los bau ponezeiales juntos de aquel gran pals, y que el de todos se bancos hipotecarios. Qué ‘diee respecto de la distribucién do la propiedad i itadistica del impuesto sobre la renta? Que ent ised a bia en Thelsterra mas 300,000. familias con’ una entre, annal de 180 a 1000 dibras esterlinas, y en 1881 el nimern aumgento de Ia poblacién fué en esos treinta cfios solamente de 30 %. ¥ a times del sigio, Giffen caleulaba on ellen ix medio el namero de contribuyentes de esa eategurin, Prusia'en 1854, eon 163 millones de habicantes, g6lo tenia 44407 personas cau una ontrada anual de inis ae Sono sere gs? 402 1894-95 el niimero de esas personas se habia 31 ‘tadistiea prusiena, contimta ereciendo el_mimero “de low eontribuyerie. de Tat eaupuvina infriotes, De 18%6 a 1800 el miimero de personas obligadas por el impuesto sobre Ie rent, 6 decir, eon une entrada anual de més de 900 mareos, anmenté en Prusia 20,56 9%, mientras que el de Tas entradas de 2.000 a oe eerie tosh Oe ane ios 1893 y 1902 el movimiento, ex " dada ‘por aeconed y demés’peroonss Guttlioay Sut. como ue: rsonas fisicas 1808 eke ke 99023000 marcos mug Seer sunsso 7 bs a scons, 46 7 zosooi000m | a Fi mis ae 100000”, ; a is taron categorias de rentas més modestas aument en i dice ate 56,27 y 43,04 % Tespectivamente, much{- simo més que Ja poblacién. nn pare Sajonia, ol més industrial de los Hstedos alemanes Ja clasificacion de los contribuyentes en’ los afios 1879 y ha sido como sigue: 300 a 800 marcos . 800, 3300 8300 ,, 9600 amis de 9600 i jlicacién del impuesto el punto de partida de pl ; sobre tas entvaday ef on Sajonia’ mucho me bajo, gue on Pras, vemos en este cuadro, bajo la influencia de la eleva- — 312 — cién general de los salarios, disminuir Proporcionalmente Ja ands thfima categoria de coatribuyentes, Fl aumento absoluto y relativo del nimero con entradas que exceden de cierto ‘minimum parte ala formacién de una m manuales ¢ intelectuales, empl ‘o por empresas privadas y ¢u n de personas se debe on rumerosi clase de trabajadores leados a sueldo por e) Estado va remuneracion es mayor que » al menos para Prusia, la estadis- tica del impuesto complementario sobre los bienes, al cual estén, sujetas las personas vuyo haber pasa de 6000 vaste Hn 1902 el ntimero de duefios de casa y personae solas Gos Ragaron impuesto sobre la renta fué de 3,76 millonos Con exelusién de las personas juridieas, los contribuyentes se escalonaron como sigue: Fageron impuesto sobre ‘gow cusies pagoron nea Toh,,tmpuesto Contrituyentes | “iaen fates pagares rede souel ca pobre fos Bien 90020009 marcos . [eae To team 2 | RR | BR més de 100.000 |) 8.488 2.786 Us decir, una gran parte de las pertonas de entradas més modestas eran propiéturios, En este cuadro res mero de las distintas el impuesto sobre la renta en Prusia rica? 1905, el diario “Vorwaris”, de Berlin, dijo que ‘aires Te Poblacion de Prusta era de unos 40 millones tos contribuyentes fueron 4.393, 219, esto es s, sélo el 121 % de Jos habitantes tonfan una entrada anual de ands de 800 “as — 313 cos, proporeién que, comprendiende « les familias de log eon- tnbuyentes, se elevaba a 38,3 %, Y esos contribuyentes se Gividian asi: 3.889.171, con nna entrada smal de 900 a 8.000 mareos, pagaron en conjuntc 56,800,000 marcos; mientras que Jos 601.437, con una entrada superior a 3.000 marcos, pagaron 431200.000 marcos, Si se piensa que o la diferencia de las entradas corresponde una diferencia mucho mayor en la pro- iedad privada de las personas de la une y la otra categoria, ge comprender4 atin mejor la desigualdad eon que esta Tepar- tide Ja riqueza, Entretando, nada prueba que aumente el atimero rela- tivo de personas totalmente desposefdas. Bs eierto que inmen- sag tiquezas estén en manos de pocos individuos, a quienes Jes confieren legalmente un privilegio exorbitante y monstruoso. ‘Pero frente a ollas esta el ereciente haber difundido en gran des capas de la poblacién, haber que adquiriré més fuerza expansiva a medida que se generalicen en el pueblo las apti- ‘tndes y los habitos de asociacién. ‘No puede hablarse de concentracién de la riqueza en el sentido de empobrecimiento absolute de la masa trabajadora, sino en el de su empobrecimiento relative. Al aumentar en fl titimo siglo Ja riqueza total mucho més rapidamente que la poblacién, las grandes fortunas han aumentado de ndmero y han erecido cada una enormemente, sin que por eso hayan Gisminsido los Teents0s de que disponen Jus ottas eapas 5°- ciales, 7 aunque éstos hayan ea absoluto aumentado. Este complejo movimiento de la distribucion de la ri- quoza, en cuanto ella pueda dedueirse de la de las entradas, Se deseabre en la estadistica del impuesto sobre Ia renta del Gran Ducado de Baden, eetudiade comparativamente en 10s afios 1886 y 1896, admitiendo, lo que es verosimil, que no jaya variado durante ese tiempo en sentido desfavorable ta sitnacién pecuniaria de le parte de Ja poblacién libre de ese impuesto. Bn 1686, sobre une poblacién de 1.600.000 habitantes, 317.196 personas pageban en Baden impuesto sobre las en- tradas, es decir, 19,61 % de la poblacién, suponiendo que — 34 — todos egos contribuyentes fuesen personas fisicas; 1a propor- cin habrfa sido mayor si no stuvioran inclufdas en la eitea, eomo simples personas, sociedades por acciones u otras personas juridicas. Fn 1896 la poblacién hab{a ascendido a 1,725,000 habitantes, y el méimero de contribuyentes al smpuesto sobre Ia renta a 397.028 personas, esto es, a 25.01 % de la poblacién, lo que, si se comprende ‘a los miembros de las familias contribuyentes, da una proporeién de més de 70 por ciento, La entrada total sujets al impuesto se clave en, el mismo tiempo de 403.294.900 marcos a 545.890.500. mar- 40s, at0 <8, =. do, mientras que el aumento de la poblacion jo solamente de 20,83 %, ‘iat 3%, ¥ de 25,16 % el de los ‘eamos ahora e6mo se dividfan los contribu: eategorizs, y cémo varié el monto absolute y ae proporeional de lag entradas de cada clase de eoutribuyentes, 1886 SLASES |covmievrenres|sus ENTRADAS sao | t27.s62.100 | an5s Bs) Rae | 2g | 82.948. 800 600806, ae; | aiaae.s00 | bee ¥8,000:9. 200 ize | @6.085.200 | “gs 10:000-18 500 dso | a0-718.509 | bas 20-00-24. 000 as f 4.sr7-000 | 1p Vint 25-000-20.000 ong | bcaas.coa | O82 TX 30-000-89-000 0,08 3.540.000 088 E #-00048 000 a2 | a.se6.000 | oss RE 200074: 000 003 | @ 164.000 | 108 HI 75.0009/000 ooo | 1.435.000 | Ou 2AM 100.000.148.009 oot | 2.695.000 | o.85 XI 160-000-199. 000 ooo | xs09:0n0 | Das XV 200-060 ¥ mds Dot | 6.884.000 | 1:70 Total 100 403.294.900 Marcos Arraintes, | clento /O dismi ae t | | 1 son900 186.468, 100] 25,48 i 1.0001.400 90:263.900 | 36'54 mt Lb00a-800, 112/968.000 | 20.87 Tv ono. 00 6.240.800 | 1020, ¥ _5.a00g 800 49.064:700 | "B99 YE 10-099419.500 2iazes00| 5.10 vit 20/0002 800 6.166.500) 113 Van 25.000-29.000 anton | 078 WE 40.000-38:000, 61372000] 137 X.49°000-49;000 a3 Zt 0,900-47.000 3s XI _751000-99.000, oa XE 100°000:48. 000 105 XIV 150.000489,000 31592,000 | 0165 XV 200.000 7 mas 12/481 000 | 2.29 Total .......397.025/190 [648.800.6000 | — ‘Vemos que durante la década 1886-1896, aunque el nii- mero absoluto de contribuyentes de las clases mis modestas aumenté en Baden considorablemente, y la entrada anual media para cada persona de la primera clase ge elev6 de 630,39: 8 659,52 marcos, el mimero relativo 0 proporcional de perso- nas de las cinco primeras clases bajé de 99,31 a 99.22 % ¥ sus entradas, que en 1886 eran 87,22 % de la renta local, deseen- dieron en 1896 2 84,98 %. Al mismo tiempo las 10 dltimas clases, las fortunas de mayor euantfa, aumentaron de nfimero algo m4s répidamente, pasando del 0,69 % al 0,78 % del total e contribuyentes, y sus eritradas abarcaron 15,02 4% de la renta total, mientras que silo comprendian el 12,87 % 10 afios antes. Hubo, pues, cierta concentracién de la riqueza, sin em. Pobrecimiento absolute del pueblo. — 316 — Laffo 1838 al 4% mngq de la riquezs , ¥ aun aumen. pueblo. ¥ para — 317 — El Desorden y la Tirania del Capital a slevucton del pueblo trabajador no resulta del capitallsino, sinc do la moderna lucha de clases. — La competencia capitariata 28 claga y destructiva. — Division del trabajo. en la fabriea y #2 la sociedad, — La lucha por' el clionte. —- La especulactin, sy Eas erhis. — La desocupacion. — 1] imosopollo. — Reaves al absurdo la propiedad privada de Jos medivs de produccion, En eaanto Jos salsriog reales suben y la propiedad se difunde en la sociedad moderna, ello no resulta de tendencia alguna humanitaria propia del capitalismo, El aumento de de productividad del trabajo no obra automfticamente sobre Jos salarios en un sentido favorable. Por el contrario, mien. tras el capital opera sin trabes, su tendencia a deprimir et nivel de vida de los trabajadores es constante y universal, En su aspecto més revohucionario y progresive, el capi. talismo es la Iucha por la ganancia; para conseguirla, todo medio es bueno @ los ojos del empresario normal, Y arras- trado por la competeneia, su primer impulso es hacer dine. to agravando la explotacién. La jornada se alarga enton- ces hasta comprender tada el tiempo que el productor ma. nual puede materialmente tenerse de pie; los dias de fiesta tienden a desaparecer; se trabaja de noche, sin més u-gen- cia que la de acumular capital; se intensitiea eh trabajo, ¥ se desaloja al mismo tiempo a los hombres de toda tarea moderada, reemplazdndolos coy sus mujeres ¢ hijos, los eua- Jes, aunque sea para ellos excesiva, deben haceria por un salario menor; se evita toda gasto de instalacion que no Prometa ganancias, aun los indispensables para la yalud y la — 319 — seguridad de los trabajadores; se aloja y alimenta a los obreros de una manera indecente, si toca a éstos aer bués- pedes de su patrén; se condena a los asalariados a una vida inferior, deprimiendo sisteméticamente los jornales. Cuando Jos trabajadores no reneeionan, el resultado de la presiée capitalista es inzalible: en 1796, al acerearse a grandes pasos el capitalisimo britdnico a eu apogeo, la miseria de la clase obrera inglesa era tan grande que fu necesaria la ley de pobres que ordené eomplementar con la caridad pablica ei salario del trabajo, La produceién para el cambio, el papel creciente del inero en las relaciones humanas han substitufde en muchos hombres a la sana preocupacién por las necesidades de la familia la fiebre del enriquevimiento a toda costa; la religisn del capital ha hecho clases enteras de fanaticos, para quienes Ja mentira y el fraudo son sagrados, la eodieia la principal virtud, y los sacrificios humanos, necesarios para Ia mayor gloria de su dios. Los economistas son log tedlogos de esa religién; sélo es bueno a sus ojos lo que se puede registrar en contabilidad por partida doble; miran con ojeriza, como un estorho 2 sus sabias doctrinas, los hogares del campo que consumen directamente algo de lo que producen y no cal- culan Ja renta de su habitacién. ,Qué importa si esas familiag viven felices, cultivan el suelo con inteligencia y amor, y obtienen de é1 abundantes frutos? Lo esencial es determinur el tanto por eiento de ganancias, el rendimiento neto, y x0 ‘no es posible para gentes tan fuera del orden natural de las cosas que consumen leche y legumbres gin evarlas a tasar al mercado. Asi también para los fanaticos del capital la elevacién de los salarios es un desperdicio, en intinitas pequefias eorrientes de consumo, de bienes que podrian acu: mularse y aumentar la riqueza “‘nacional’’. Estas tendencias ¥ coneepeiones, que hicieron, prictica y teéricamente, de las maquinas y demés progresos téenieos una gran causa de miseria para el pueblo, han tenide su eco inconseiente en sombrias doctrinas histéricas aparecidas poco después, No ha visto Buckle en la fertilidad natural del terreno la causa — 320 — de la servidumbre de la masa de poblaciéy mperios antiguost A su juicio, el” indo habia sige rane Portuese aliments de arror, en su pais, muy abundant parato;s ¥ las castaa sorviles’ de Hgipto han side mena pore g¢ nutrian con ditiles y otros’ productas, farenaae O fultivades, superabundantes. Lia introduccién ae we nuevo gultivo, que da mayor efieacia @ su labor, influitia rosamente sobre la libertad de los hombeen odenaa Islands, la profunda miseria del pueblo deta, once puide, del wultivo de la papa, que a igualdad de suvete Permite mantener doble poblaeién que el trige, a Sélo la cficiente resistencia obrera a la explotacién, la , en cuanto depende de los empre- HExiOS S| PTOPoue acrecentar suis ganancias, no aliviee Ig Sent Ge Jos hombres, ni aumentar Ia masa de los productos — 32 Asi también el progreso econémico capitalista es el resultado imprevisto de la competeneia, tan imconsciente. tan eiega y destructiva como la lucha por la vida, que con- dace a la seleceién natural y la evolucién de las especies. Para exaltar las condiciones de eardcter, edueacién ¢ inte- Yigeneia necesarias a un buen empresario, se hace notar que segtin Gotar, en Francia, y Wells, en los Estados Unidos, de cada diez empresas sélo una tiene éxito; ya en su primer afio de vida desaparecen muchas; las quiebras se multipli. can, y las firmas se ompujan y desalojan unas a otras, en la apretada multitud de los registros de comercio. Muchas de Jas que conservan su lugar, viven miscrablemente, sin la menor perspectiva de desarrollo, ;Cudn grande es el papel de Ja fatalidad brutal on la civilizacién capitalista! Ella exige enorme desperdicio de esfuerzo, con su séquito de dolores, en mumerosas empresas frustradas, pars que pros- pereni unas pocas. No es el cuadzo de los infinitos gérmenes que nacen para una muerte prematura, como eondicién de la adaptacién inconseiente de los sobrevivientes? En el mundo capitalista quien tiene dineré o lo consigue prestado es duefio de hacerse empresatio, Sin necesidad de dar prucbes de su aptitud, pénese el eapitalista a ditigir el esfuerzo de los hombres en un sentido cualquiera, a tuertas © @ derechas, al azar de su informacién y de sus’ inclinacio- nes y relaciones personales. ‘De ahf la anarqufa y el desorden reinantes en la econo- mia general, en contraste con el riguroso sistema observado en una bien dirigida unidad industrial o comercial. _ la division del trabajo en la fébrica obedece al conoci- miento exacto del nfimero de hombres y del tiempo de tra- ‘bajo necesarios para cada tarea determinada. Una propor- cién semejante se guarda en la tienda entre el mimero de vendedores, el de embalzdores, el de cajeros y el de repar- tidores, — 322 — ease cect EL mundo capitalista en su conjunto no esté manejado con tanta imteligencia, Distribuides al acaso, segin el acierto © Ia fantasia de los empresarios, ombres y cosas no se adap- tan a las nocesidades colectivas sino por la ruinosa elimi- nacién de las empresas inadaptadas. Donde bastarfa una £&- briea o una tienda, establécense dos o tres; veiute carros distintos Negan_a distribuir la misma clase de pan en la misma cuadra. Y asi malgastan preciosas fuerzas no sélo el comereio por menor ¥ la produceién diseminada en unidades de menor cuantia, sino también las inversiones redundantes ¥ superfluas del gran capital. Hay en Buenos Aires dos re- des telefénicas, euya instalacién y funcionamiento por sepa- rado han costade y caestan evidentemente mucho més que los de una; y ese doble gasto de enstruceién y explotacién no responde absolutamente al bien de los abonados; los de la Union Telefonica estén tan lejos de los de la Cooperativa Teleféniea como los de dos ciudades sin conexi6n. El servicio es més caro para todos, y quien necesita utilizarlo en toda su extensién tiene que consultar dos guias y ocupar dos apa- retos y dos hilos distintos y pagarlo mids caro atin. Ast ‘también se han hecho en la ciudad, por distintas empresas, varias canalizaciones eléctrieas, que proveen de energia graduada diversamente; el reguitado de ese gran despilfarro es que los aparatos que utilizan la fuerza de una de esas redes no sirven para las otras y viceversa. Y en materia de ferrocarriles, la libre iniciativa y 1a competencia capitalistes han covducido en la Reptiblica Argentina a la construecién de tres sistemas de vias férreas, de tres distintas trochas; log vagones que cireulan por uno’ de esos sistemas no pueden circular por ninguno de los otros dos; donde hay una sola via, la comunicaeién ferroviaria es incompleta con los otros puntos del pais; donde hay dos o tres, cuesta doble o triple del costo normal. {Cuan enorme serd el monto proporcional de ese desperdicio cuando en los Estados Unidos, ouya inmensa ted ferrovieria es toda de una misma trocha, se caleula que 200 millones de pesos se ahorrarian al aiio si todos los ferrocarriles se manejaran desde un centro! Ux —~ 323 — Profesor de Wisconsin dice que ‘“‘no es una apreciacién extravagante la de que Jo perdido en la competencia ferro- earrilera en los Estados Unidos desde el prineipio de las vias férreas hasta el presente hubiera sido suficiente para proveer de mansiones confortables a toda la poblacién norteameri- cana, después de destroir todas las casas hoy existentes’”, La explotacién individualista de los ferrocarriles ingleses oeasiona un despilfarro de 30 millones de Jibras esterlinas al afio, Al crecer la unidad industrial y extenderse las relacio- nes econémnieas, la organizacién del trabajo por la inieiativa ¥ la competencia privadas es cada ver més ruinosa. Ha sido necesario que de 40 grandes refinerias de azivar existentes en los Estados Unidos 18 quebraran con grandes pérdidas para que se combinaran las restantes en una sola empresa que, cerrando todavia otras fabrieas més, ha podido proveer ampliamente a la demanda, Si los méviles ordinarios del eapital son tales que no eonducen al progreso téenico-econémieo sino en medio det desorden y la ruina, sus procedimientos no reconocen lim tacién alguna en su furiosa puja por la ganancia, Todos los medios son buenos para dosalojar y hundir al competidor. El mas vulgar es la publicidad, que ha tomado pran vuclo al desarrollarse los medios de comunicacién entre los hom- bres, Los avisos de comercio han Megado a hacerse uni plaga, que cubre con sus manchas todas las saperficies vis. bles en la ciudad, Mena los diarios de montiras ¢ inepeias, impone al*correo la tarea de distribuir montaiias de inttiles ¥_engafiosos impresos, degrada al hombre usindolo como cartel ambulante, y afea al mundo, maneillando con horribles anunejos los paisajes més hellos, Un inmenso trabajo mus- calar y mental se emplea en esa obra de mezquiaa sugestién, euyo objeto no es informar sobre las eualidades roales de Jas cosas, sino indueir de cualquier manera al consumo de — 324 \ | | ciertos productos, muchas veees adulterados noeivos, ¥ siempre muy encarecidos por esa misma publicidad. ;No se ha ealeulado que sin los gastos en avisos muchos articulos y servicios podrian obtenerse a mitad de precio? : Al eosto de los anunciog, que por su profusién y ubieui- dad son una ealamidad piblica, hay que agrogar el de los enjambres de agentes enviedos ‘por las fébrieas y casas do comercio para quitarse los clientes unas a otras. 1.a memoria de Ia Asociacién Protectora de los Agentes Viajeros de Norte América decfa, en 1908, que 350.000 agentes viajeros habian perdido su empleo al consolidarse las empresas de los principales xamos en grandes sindicatos. ;Pero euéntos nuevos agentes, para otros ramos y otras empresas habrian entrado en eampafia? ary Se ha hecho tan auémala la organizacién do la produe- cién y el cambio ep el mundo eapitalista, que los méviles de a3 acciones parecen invertidos. No se habla @el trabajo, sino de los negocios. El cambio toma el aspecto de un fin en si mismo, Es como si no se produjese para satisfacer las necesidades humanas, sino para vender. ¥ asf como masns enormes de mercanefas se claboran en las fébricas sin destino conocido, sin la seguridad de responder a una demanda, en la esperanza de colocarlas ‘molestando”” a los comerciantes con agentes, ¢ importunando al piitlico con avisos, otra categoria de capitalistas encuentran en el acaparamiento de Jos productos ocasiones de ganancia. Y se los amontona en cantidades, sin tener para ellos aplicacién, a fin de ocasionar una eseasez artificial y ganar con el alza del provio, Cuando esia especulacién se basa en una previsién inteligeate, y por ejemplo, antes de una mala cosecha determina el alza del trigo, corrige en cierto grado la irregularidad de la produe- cién restringiendo de antemano el consumo y adaptindolo a Ia escasez futura; en eonsecueneia, la carestin no es tan grande; al clevar artificialmente el precio antes de la mala eosecha, se impide que se eleve después de ella tanto como subirfa de no intervenir la especulacién. — 325 — La especulacién, sabia reguladora del consumo y de los precios, es, sin embargo, inseparable en ¢) mundo capi- talista “de ‘la especulacién loca y criminal praeticada por ayentureres sin coneiencia; para distinguirlas no disponernos de mAs dato que el de su éxito, En su temeridad Jos especu- ladores neaparan artioulos de consimo diario del pueblo, como los granos ¥ el aziiear, productos de primera impor: tancia para la vida diaria de la industria, como ¢l algodén. Trastornan asi por un momento e su capricho la demanda y la oferta, y alteran los precios sin més base que los eéleutas de su fantasia; primero sufre el consumidor la elevacion # saltos de los precios; la vida se encareee, y la industria es paralizada a medias por obra de la especulacién. Y enando indueidos por el valor aparente de sus productos, los agri- eultores han extendido desmesuradamente sus cultivos de remolacha, de caiia 0 algedén, y hay una buena cosecha, fobreviene 1a banearrota de los especuladores y el dertumbe de los precios, aun por debajo del costo de produceisn, con grave dafio de les productos auténticos. Como en los precios por menor de los més ordinarios articulos hay grandes diferencias aun enire tiendas muy veeinas, en los precios por mayor hay violentas oseilaciones de uno @ otro momento. La Bolsa, centro de informacién sobre la produceién y las transacciones, es también el feco de donde irvadian a ls plaza del pais y aun al mercado unive sal, las influencias mas desquiciadoras e inopiuadas. Y alli no se juege solamente con el precio de los productos exis- tentes. Se espeenta también a plazos, sc compra y vende lo que no se ha producide todavia, y se encuentra un tuea pretexto de juego aun en lo que no se ha de producir jamss, ‘Allf acude el empresario honesto yt previsor a enbrir, mediante una operacién a plazo, el riesgo de baja del valor de la materia prima que elabora en ese momento, ;Para ese riesgo desaparecido, cuantos riesgos nuevos! Todo un mnndo de hombres de presa firancieros, de profesionales de la especn- lacién, se agita en el recinto vido de ganancias féciles. La Bolsa, érgano de coordinacién de la economia capitalista, — 326 — punto de cita de la riqueza, que se presenta y cizeula alli bajo la forma abstracta de titulos, es el centro de atracciin de los apetitos mas violentos, el teatro obligado de Ios més tmdaces ¥ desesperades saltros al bien de los hombres en general. Ni Jas més altas cimas Gel mundo capitalista se subs. traen a la insensata y voraz especulacién. Con la seyeridad de su disciplina, con la austeridad de su aspecto, con ta majestad del poder omnimodo del dinero, los beneos se dan fl aire de virtad y energin necesario pata las empress de erédito, 4C6mo responden entretanto a la eonfienza depo- sitada en ellos? Manejando con la mayor soltura el dinero propio y el ajeno. Su negocio es prestar dinevo y prestan todo et eapital propie, todo el dinero que reviben a plazo fijo, y casi todo el depositedo en cuenta corriente, dinero ‘que los baneos estén obligados a devolver en cualquier mo- mento, Después de recalear la dificultad de investigar el monto real de dinero que los banqueros ingleses tienen en caja para hacer frente a sus compromises, citaba Jovons hace treinta afios un estudio segtin el cual ese encaje no pasaba del 7 % de los depésitos y obligaciones a la vista. Y agregaba: ‘La estructura entera de nuestro vasto eomer- cio estriba ast en la improbabilidad de que los comerciantes y otros clientes de los baneos necesiten simultéuea y repen- ‘inamente, algo como la viggésima parte del dinero" que tic- nen detecho de pedir en cualquier momento”. Actualmente en Norte América ls reserva de Jos bancos ordmaries no pasa del 6 % de los depisitos, y es del 12% % en Jos de mayor responsabilidad, ‘Una ‘reserva demasiado alta hace peligrar las ganancias; wna demasiado baja es un Tiesto de insolvencia®” —diee wn tratadista. Y el clamor por divi- dendos altos hace que este ‘iltimo sea el tnico riesgo. Hasta ahtora no se ha visto Hiquidar un baneo por prudencia exee- siva en los préstamos. ;Cudntas veces, en cambio, para ruina de la comunidad, vemos derrumbarse empresas de erédito arrastradas por su concupiscencia! = 327 — La especulacién en erédito da rienda suelte a toda otra forma de especulaviim, yQuién no se hace empresario, qaién no ensancha sus negocios cuando se le ofrecen tantas faci- Tidadesy ;Quién no compra cuando es tan viva la ilusién de vender ganando? Y las ganancias futuras se deseuentan con la mayor confianza. Los precios suben, la gran demanda de trabajadores eleva también los salarios, la tierra lega a valores nunea vistos. E] alza de los precios estimula a su vez la especulacion, la produesién se hace sin medida, descansa més y més en el erédito, euyo grade tiltimo’ de elastieidad es puesto a prueba, Llega un momento en que Ja cartera de los bancos est4 vepleta de documentos, pero sa encaje monetario eg reducidisimo; y entonees cualquier leve indice es la sefial del derrumbe, de la erisis que inte- rrumpe periédicamente la fiebre de Iucro del capital, Que una firma importante no sbtenga en el momento preciso el nuevo crédito, el erédito supremo que necesita, y suspenderd pages, con grave trastorno para otras firmas, Todos elaman entonees pot més dinero, cuando ya los baness, exhausts, sobre aviso, exigen la devolueién de sus erédites, para hacer frente a la demanda de sus depositantes, Las quicbras se suceden. Sobreviene el pénico; acreedores chicos y grandes ge agolpan a la puerta de os baneos a retirar sus depésitos ¥ Jos mas comprometidos de éstos, ineapaces de hacer frente a la corrida, cierran sus puertas, Asi en octuhre de 1907 hay en Norte América $64 bancarrotas, con un pasivo de 139 Ynillones de pesos, de loa cuales 144 millones son ei debe de veinte bancos en quiebra. Por el momento, lo inico qué encuentra demanda en grande eseala es el dineeo; el interés es altisimo, y Jos que disponen de moneda contante y su- nante pueden adquirir a vil precio toda clase de propiedad. No sélo se desinflan los valores ficticias ereados por 1a espe. eilaciin, sino que dajan también los valores reales ereadog por el trabajo auténtico, para satisfacer yerdaderas necesi- dades, Es que muchas casas de comercio desaparveen, In industria y el transporte se paralizan y queda mucha gente desocupada, A la bajo general de los precios contribuyen, — 328 — ademés de la liquidacién forrosa de grandes maios de mereadertas, por una parte la detencién de todo ensanche del _aparato industrial y del transporte, por otra, la dismi- nueién ida de la capacidad de consumo del pueblo. En ins crisis fos salarice, on general, Dajan, y- aun los trabajadores que conservan sus salarios dela época de prosperidad ven mermar gus entradas por la interrupcién parcial del trabajo, Al momento Algido de la crisis sigue una depresién mis o menos prolongada de tas transacciones, durante ta cual se Viquidan as locuras e ilusiones del pasado préximo, los precios vuelven a su quicio, y se robustece el encaje de los ‘yeneos, No tarda entonces an volver la animacion, y la especulacién renace para preparar la proxima crisis Con independeneia de los fenémenos favorables 0 adver- 508 del medio fisico-biolégico, la vida colectiva esta, pues, su- jota en Jas sociedades modernas a muy grandes alternativas, Periédicamente sobrevienen crisis que se propagan de un pais a otro hasta heeerse mundiales, y esto constituye uno Ge los caracteres propios de la era ‘vapitalista, Antes las desgracias colectivas eran las epidemias, las guerras, los terremotos, las epizootias, el hambre después de las malas coseehas. Ahora aos dafendemos major de Ja peste nosotros mismos y a nuestros animales, Ja guerra es excepeional, la facilidad de las comunicaciones y de los transportes evita los peores grados de la carestfa, Estamos en cambio entre- gados a mereed de los apetitos 'y eaprichos de) capital, y. por su obra, cada diez, quinee 0 veinte afios, la tierra se cubre de ruinas, cl hambre se deja sentir en’ medio de la abundancia, hay’ menos matrimonios y nacitientos, suben la morbilidad y la mortalidad, los suicidios se multiplican ast como los erimenes, Las nuevas fuerzas produetivas, resul- tautes de nuestra compenctracién von el medio fisico-biols- gico y de la extensién de la cooperacién entre los hombres, manifiestan asf con violencia que la clase burgnesa ya no es por sf sola capaz de manojarlas, patentizan que el pro- greso téenico-ccondmico a que hemos Regado ex incompatible con el cardcter forzado de la cooperacién. Necesario es que — 329 — la clase trabajadora selga de la pasividad. Nuestra accion consciente e internacional ha aumentado tanto, xe han exten- dido y complicado a tal punto las relaciones sociales, que ya no es posible seguir adelante sin mayor profundided de la cenciencia histéciea, ni sin difusién en el pueblo, eee Del desorden y ta tiranfa capitatistes, nada afeets a le clase trabajadora tanto como las alternativas de trabajo exeesivo y desocupacién forzosa, Sin més recursos que la remmneracién diaria de su trabajo, el proletario tiembla ante la perspectiva de no encontrar ompleo para sus brazos; ¥ el régimen burgués, con sus ciclos de exaltacién y de marasmo, hace que ese temor no sea sino demasiado fundado, Ya los frecuentes cambios de patrén y de lugar, ponen cons- tantemente cierto mimero de produetores fuera del trabajo. Las transformaciones de la técnica desalojan a los obreros de un yam, sin que por eso les haya side preparada ocn. pacién en otro, De esta manera, en muchas industrias norte- americanas, durante los afios 1888-1900, de 15 a 62 % de los trabajadores perdieron su empleo. Empresas se i visan para realizar grandes obras en que ocupan ejércitos de trabajadores, y una vez terminado el puerto, el canal 0 al ferrocarril, ésos ejércitos son licenciados sin 1a menor Preoeupacién por la suerte de los individues que los forman. Los trabajos de estacién, como las cosechas, que para los campesinos auténomos eneajan ordenadamente en Tes tareas del afio, toman en la agricultura capitalista el aspecto de ocupaciones transitorias para bandas de traba- jadores forasteros. La naturaleza misma del régimen burgués, en el cual el productor manual no aparece como persona, como un fin en sf mismo, sine como cosa o medio de produecién, hace que se considere tan necesaria la existencia de un ejército de trabajadores, como la de tierras en berbecho ¥ encajes mone- tarios en los bancos, Sin esa reserva de brazos siempre dispo- —~ 330 — nibles, sin Ia posibilidad de reclutar trabajadores pronto y por breve plazo, el capital perderia la movilidad que tanto necesita en le ¢aza del hucro, Hasta las modas y las fiestas tradicionales, elevando momentdneamente la demanda de ciertos articulos, son causa de grandes oscilaciones en la tarea de algunos gremics, imponiéndoles por momentos un trabajo excesivo y super- flno, para dejarlos después en ta inaceién meses enteros. 'Y¥ esa irregularided permanente de la ocupacién de tos trobajadores tiene en las crisis sus peores momentos. La des- ocupacién Hega entonces a su maximum, y tanto mas acen- tuada enanto menor es al niimera relative de productores auténomos, cuanto mas centralizados estan en un pais la pro- duecién y el conercio y més absoluto ¢s el dominio del capi- tal, Durante Ja crisis de 1893-94, los desocupados en los Es- tados Unidos s¢ calculaban por millones. En 1907, la wtima crisis, la paralizacién industrial comenz6 antes del crack fi- nanelero, En septiembre el trust del cobre eonvino ya con las otras empresas del ramo en teducit la produecién a me nos de la mitad; las grandes compafias eléctricas despidie- ron el 14 % de sus empleados, y las dos principales fAbricas de vagones redujeron el personal a Ins dos terceras partes. Después muchas fSbricas y talleres pararon por completo; otras, como las hilanderias de Nueva Inglaterra, trabajaban s6lo euatro dias por semana, En las ciudades no se empren- dieron mas construcciones, en los bosques del sud y deh nor- oeste el trabajo se suspendié, Los ferrocarriles paraton sus obras, disminuy6 el mimero de trenes y fué despedida una parte del persona} de traceién. Multitnd de empleados de comereio quedaron sin empleo. Los vapores salfan para Eu- ropa cargados de emigrantes. A fines de diciembre, las uniones gremiales del Estado de Nueva York, que informa. ron al respecte, tenfan desocupados 32.7 % de sis miembros, En febrero del afio siguiente ealealébanse en 180.000 los des- ocupados de la ciudad de Nueva York, y en 130.000 los de Chicago. Y Is erisis norteamericana repercutia en Inglate- — 381 — el continente europeo. Entre los obreros ingleses. orga- nizados la proporeion de desoeupades, comparada con la del aio anterior, ha sido como sigue: witios. 1907 1908 Fin de Julto . BI B® 5» Agosto 4% = 89% Soptiemisre 1% Aw A partir de julio de 1907, en las ageneias piblicas de colocaciones de Alemania la oferta de trabajo ha excedido a la de 10s mismos meses de los afios anteriores; en mayo de 1907, para 100 plazas vacantes, ofreciéronse 100,7 personas mientras que en mayo de 1908 se elevaba a 161,5 el mime- ro de solicitantes; en noviembre de 1907, aeclarada Ja crisis, y también como siempre, al comenzar el invierno las ofertas Ge trabajo se elevaban ya a 149.7 para 100 vacantes, y en noviembre de 1908 la desocupacién se habia agravado hesta, dar 212,4 ofertas para 100 demandas. Un censo hecho casa ‘por casa por lee uniones gremiales de Berlin con la ayuda del Partido Socialista, ha mostrado que a 13 de febrero de 1909 habia en la eiudad 101.300 personas sin trabajo. Entre Ja masa desorganizada y flotante de los trabaja- Gores no adiestrados Ia proporcién de los desocupados ¢s siempre mucho mayor, Multitudes proletarias quedan de ese modo en las crisis, por meses y por afios, desprovistas da modios normales de vida. Hombres jvenes y vilidos son arrojados con sus familias a la més negra miseria, rodeados Ye poderosos medios de produecién que nadie pone en movi- miento y de almacenes repletos de mercancias sin salida Pululan los vagos y mendigos, y la masa desposeida y haw. brienta es pasto del vieio, In enfermedad y la muerte ‘Y esta inmensa calamidad colectiva, este mal moderno de la desocupacién, pesa exclusivamente sobre la dase trs- bajadora, a la cual sus mismos directores y explotadores consideran irresponsable de las locuras y los erimenes del capital. — 332 — Dentro de las formas Imrguesas de le propicdad, la des- tructiva competencia capitalista no encuentra su fim y so remedio sino en el monopolio, A éste tiende, y lo ha esta- ‘Dheeido ya para grandes ramas de la produecién en los paises de evolucién téenicoecondmica més adelantada. Tos grandes sindicatos capitalistas lamados trusts representan un grado superior de organizaciéa del trabajo. Dentro de su campo de accién, cada uno de ellos suprime ei choque y la inter- ferencia de las empresas, combinando sus fuerzas produeti- vas en un haz de efectos convergentes. Pero como resultade de ese mismo proceso de integravién, la ticanfa del capital se deja sentir y se patentiza mas que nunea. Prescindamos de los procedimientos mediante los cuales s¢ forman los sindicatos, la ruina sistemétiea de las empresas contrarias, la intimidacién, la confabulacién con empresas de otros ramos, el incendio si es necesario, las formas mas bér- baras y desieales de competencia, Una vez, consolidados, los trusts operan con la voracidad y la inconsciencia de monstruosos pulpos, cuyo tnico mévil es la absorcién de dividends. Es cierto que no empeoran la situacién de los asalariados que emplean; la Federacién Americana del Trabajo ha declarade que, como organizacién de trabajadores, nada tiene que objetar a los trusts. Sélo en cuanto éstos puedan reducir Is produceién y disminuix el nvimero de los trabajadores empleados, ejercerian una accion, deprimente de los salarios, Y clevan los trusts, en ierto modo, @ la clase asalstiada incorporando a los inven- tores 4 ella. Segtin un documento oficial del affo 1907, la mayor parte de las solicitudes de patentes son presentadas en los Estados Unides por los grandes sindivatos capitalistas, el trust del acero, las grandes compailias eléetricas, el trust de la maquinaria agricola y el de los automéviles, que emplean a sueldo eentenares de inventores para estudiar el perfeceionamiento de los procedimientos y medios de tra- bajo. Ni se comprende-qué puede hacer con su invento un inventor independiente sino vendetlo al trust del ramo por el precio que éste quiera darle. Igual suele ser la influencia, ~ 3a — Titoge todo la eonsagracién de un muevo y prawtishen pri: vilegio. 4 Puede acaso ecompetirse econ un trust que, como el Torreamericano del petréleo, ubarea el 86.5 Je dete Produceién del ramo? En Saint-Louis Aparecié hacia 1896 una vefinerfa Brdependiente; video entonces al trust ender ait el petréleo Fer Centtvos el galén, mientras el precio wetn: en el resto del Tstado de Missouri era 12,6 centavos exactamente e] doble Toduvia en el sud de California el trust ten algin devil qe don; Pues alls vende a 7,2 centavos ol galon ao petrdleo Ae uleva de su refineria de San Irancisca, on esta ciudad ‘misma, donde es duetio absoluto del moreedo® exige un precio de 124 centavos, 4Qué queda de la iberiat ae trabajo en su misma acepeién burguesa? Se comprende el poder inmenso de los hombres y cama- {illas que estén al frente de esas colosales ¥ tnieas empresas, Una de las grandes libertades politicns tmodernas es Ia de no ante da ag mbuestos votados ‘por un parliament represen. {ante de las clases propietarias o de tle at pueblo. En los Sindicatos capitalistas apareee ahora una tonic absoluta de autocracia que sujetaa sus extorsiones al mundo entero, Por Su Propia inspiracién, bajo su exclusiva responsabilidad, ellos is Temedio que pagarles su precio. En los #kos 1809-1805, al Gubir el precio del petréleo brute de 27 a 7 centavos, el trust norteamericana ha elevado el Precio del petréleo refi- nado de 93 a 12,1 centavos; es decir, encarecié log Productos listos para el consumo mucho mas de lo que habia subido e} Theol Predueto brute. 4Hay en la terra soberee oat absoluto que Morgan, jefe dal trust que, con 1500 cai ve. de F mejores meticano de capital, se ha apropiado las mas vasies hechos y por hacer en Ia industria del acero? Del capitalista Harriman se ha dicho en un documento oficial que pase ie por mar de Nueva York a Nueva, Orleans, y de Gsta por ferre carril a San Francisco, embarearse alli para China, y despude Toler 8 América por otro camino, pasar a Ogden. por una Gualquicra de tres diferentes Iineas’ ferroviarias, y de it jue nabs o Kansas City, siempre en un vapor o'ei un tren aus le perteneeo o que, en tiltima instancia, 61 ditige, ¥ ahora extiende su influencia mucho mis alld, ‘pues accha ae ore elegido director del Ferrocarril Central de Nueva York. De Ge hombre depende estrechamente le suerte de la mullite de trabajadores que hacen el transporte en medio continente ; Gl maneja come cosa suya intereses fundamentaler dome nacidn entera. Por su exclusiva voluntad © iniciative, levanta grandes empréstites para absorber a otras emprests; jeual Ro seré entonces su influencia personal sobre la rewniner cin y el ascenso de los empleados, sobre los fletos? En sus den nrepenebolios la vida ‘éenico-econémica entora. Si pue- den proporcionar vagoues a un solicitante von preference a otto, transportar en seguida Ia carga de uno mientras queda Ja de otro en un desvio, dar a sus favoritos veutajas ome ciales para el embarque y desembarque, clasificar Ia carga 2 su capricho, pueden dectetar la fortuna o la vuina de end cargador, de eada empresa, Cosscientes de su propio poder, los monopolios so res otan nize sf y tieden a hacense concesiones reciprocas 7 8 combinarse intimamente. Las rebajas especiales de fiste, de més trascendencia que los de muchos parlamentos. Se sabe que con un capital de 97.250.000 pesos, el trust ameri- cano del petréleo gané 34 millones en el afio 1896 y mas de $1 millones en 1903; pero respectn de los afios 1807-1002 Jos jueces y las cortes han sido impotentes para averiguar nada; nando le estorban, el trust quema sus libros de cuen- tas, y los Ileva de tal manera que sus mas altos funcionarios Mamados a declarar, no han podido explicar el origen o el destino de muchos millones de pesos, Sumas enormes pasan misteriosamente en sus libros de un nombre a otro, y apa- recen ya en el debe, ya en vl haber de empleados cuyo asom- bro no ha tenido limites al ser interrogadas acerca de esos créditos y deudas de millones que ellos no conocian. 4A qué peligros de expropiacién dolosa no se exponen, los hombres que invierten sus pequofios haberes en grandes empresas mauejadas de esa manerat La camarilla de dir tores puede determinar una baja de las acciones, para apode- rarse mas completamente de todas ellas. El monopolio eapi- talista, resultado de Ia eoncentracién de grandes riquezas en pocas ‘manos, tiende a agravar esa eoncentracién. El manejo incondicional de secciones enteras del apa- rato social de la producciéu por capitaiistas avidos e insa- ciables altera también y corrompe la misma politica bur- guesa. Antes los reyes concedian. los monopolios; ahora los monopolios hacen a los reyes. Molestado por las averigua- ciones de Roosevelt, le ha recordado Harriman que habia sido hecho presidente ‘con su dinero. Los grandes sindieatoa compran, cuando les haee falta, el voto de los legisladoves fieles a la religion del capital, Dan acciones en cambio de la ‘buena voluntad’’ con que se les conceden franquicias. En Norte América se reavciona ya contra la sujecién del gobierno a los trusts, En Francia el esedndalo de Panamé terminé eon la condena de un ministro. En Sud América las grandes compafiias toman a gueldo a hombres. infiuyentes en la politica eriolla, Se va al directorio de los sindicatos a buscar ministros, y ser abogado de los grandes monopolior ferroviarios establecides por el capital extranjero es una — 338 — probabilidad més de Megar a presidente. 4Qué de extraiio ‘que la influencia de los monopolios se deje sentir hasta en la politica internacional? Grandes son, pues, las aberraciones de Ie sociedad mo- derna. Tia estevilidad acompafia en ella a la riqueza. A la par del rapido progreso técuico va un tremendo desorden en el trabajo. La economia establece mil vineuios entre los hombres; pero esta trabaz6n resulta de la guerra de todos contra todos, Viven en pax las diferentes unidades politicas, mas su solidaridad es tan débil que en el Rio de la Plata se amuncia como una buena nueva la pérdide de cosechas en Norte América. Basta a veces para arrojar a un pueblo contra otro los menguados intereses del capital. La pro. piedad individual, otrora simple complemento necesario a la personalidad, se ha hipertrofiado hasta constituir un pri- Yilegio monstruoso, E51 monopolio, tiltima consecuencia ‘del individualismo burgués, supedita la poblacién entera como productora y consumidora, a wnos cuantos magnates, Por su misma magnitud la propiedad privada de los medios de produceién queda reducida al absurdo. Y a abolirla tiende @l movimiento histérico, implantando en su lugar la propie- dad colectiva, que dard nuevo vigor a los pueblos, regulari- zara el progreso téenico, y hara las relaciones econémicas tan conscientes y equitativas como los hombres seamog capaces de- la eooperacién libre. — 339 — EI Gremialismo Proletario La moderna lucha de clases. — wtre asaiariados y empresarios, — Diferencia entro los antiguos gremios y las uniones obreras Sremisles, — Desarrollo de la organizacion de oficlo o do in- Gustrla. — Los sindfeatos obreros en los diversos pafses cap! falistas, — Relaciones internaclonales dentro del gremilo. — Vinculacién de los diversos gremios proletarios entre st: en Te cindad, la Bolsa o Camara del Trabajo; en el pais, la conte: éeraci6n obrera nacional o regional; en él mmwil9, los congresos ¥ los seorctariados obreros Internactonales—Las hucleas Bi trato colectivo, — El sello gremiul. — Cardetor woarcitivo do Ja accién gremial prolotaria. — Limitaciones de la accién pro. piamente sindical. — Sw probablo ampliacién futura, Divididas ain en clase propietaria y clase asalariada, en directores que se atribuyen la suma de} poder econémico y en la distribucién del producto se apropian la parte del le6n, y trabajadores a quienes ee niega todo dereclio y toda autonomfa, Jas sociedades humanas mis avanztdas en el ea- mino de la Historia no pueden seguir adelante sin el antago- nismo de esas clases, dolorose pero saludable desgarramiento interno, Siempre bajo la amenaza del hambre y de Ia extrema explotacién a que conducen los extremos de la competencia y de la codicia capitalistas, ievantase el proletariado en defen- sa de sus condiciones elementales de vide. Lo preoeupan des. de luego problemas de una urgencia inmediata, su alimento, su reposo, la salud y el desarrollo de la familia. Pronto, sin embargo, le constante tensién de espiritn propia de la inse- = 341 guridad de su situacién y el cuadro cambiante de la civiliza- eign moderna Io elevan a enestiones més remotes y mis vas- tas. Siente entonces su situacién de clase desposeida como una permanente injusticia, plantéase el problema de su emancipa- cidn; y viendo en la propiedad individual de los medios del trabajo colectivo 1a causa de su servidumbre, comprende In necesidad de establecer la propiedad colectiva, para concluir con la explotacién del hombre por el hombre. Ta moderna lucha de clases adquiere entonces toda su grandeza. Por ea- cima de la satisfaceién de las apremiantes necasidades del pueblo, ella tiende a la consecucién de las mas altas aspiracio- nes sociales de orden y progreso. Como ideal de una clase opri- mida, el ideal proletario es el de 1a igualdad y 1a libertad més perfectas. Como ideal de uns. clase laboriosa, disciplinada en la luche. diaria con In necesidad y cn la transformacién inten- cional de las cosas, el ideal proletario se traduce en una accion prictica que revoluciona la Historia por métodos positivos, tanto més eficaces cuanto que no abandonan el terreno de la realidad. YY el incontrarrestable movimiento inspira en todos los campos de actividad humana poderosas corrientes que conver- gen a su mismo fin, La clase servil enarbola la ensefia mas hermosa que haya aparecido en la Historia, y combate por su triunfo con las armas m4s inteligentes. Estamos en un momen. to do fuerza y ennoblecimionto de la Humanidad, eee La moderna lucha de elases asume, desde Tuego, la forma de conflictos entre asalariados y empresarios. Materialmente reunidos en el taller o la fabrics, con cuyos jefes entran on directo y Aspero contacto, e3 contra éstos que los trabajadores ejercitan primero su fuerza colectiva, mirando muchas veces: a los hombres que dirigen la técnica y la economfa como a la peor personificacién del capital. Tova, en efecto, a los patro net el papel antipético de vigilaates y latigueadores de los hombres de trabajo, y aparezen a ojos de éstos como eausantes — 342 — ¥ usufruetuarios exelnsivos de su miseria y sus fatigas. Bn la incipiente coneiencia polities con que el proletario inicia su lucha de clase, no se presentan todavia con gran fuerza las formas abstractas ¢ iadirectas del privilegi El gremialismo proletario es la forma inicial, casi instin- tiva, de la moderna Iucha de clases, y en ese sentido su forma fundamental; de ella derivan los otros modos de accién prole- taria, Ws la forma inmediata de la reaccién obrora contra la combinacién de los empresarios para mantener baja la recom- pensa del trabajo, acuerdo siempre sobreentendido entre los que manejan el capital. “Los patrones —deefa Adam Smith a mediados del siglo 18—, estn siempre y en todas partes en una especie de con- venio téeito, pero constante y uniforme, de no elevar los eala- rios a mayor altura de lo que estfin. Es cierto que rara vez of- mos hablar de este convenio, porque es el estado de cosas acos- tumbrado, natural, por decir asi, del cual nadie habla. Los patrones también entran a veces en convenios particulares para deprimir los salarios por debajo de lo que estén, conve nios mantenides siempre en ¢l mayor silencio y secreto hasta al momento de su ejecueién.”” Bl sentimiento y la préctica de la solidarided obrera ante el patrén se maaifiestan primero ocasionalmente en alevin ta- ler, del cual se extienden a otros talleres del ramo, después a los de otros ramos, a los establecimientos todos de la ciudad ¥ del pais, paralelamente a la extensién del eapitalismo indus- trial, y ala necesidad para los asalariados de resistir en masa compacta a la explotacién. Y la unién proletaria, accidental y transitoria ea el primer memento, pront pasa a ser wna Or- ganizacién permanente. see Las modernas uniones gremiales difieren fundamental mente de los gremios en que estaba dividida la poblacién in- dustrial de las ciudades de i Edad Media, Ba las antiguas corporaciones de oficio la figura central era el maestro, duefio de los medios de trabajo, y del producto, que vend{fa por su — 343 — cuenta, Lo que caracteriza, por ol contrario, a los trabajado- res que ahora se congregan en grupos por afinidad de tareas 5 que son asalariados, proletarios, que operan con medios de trabajo de propiedad del eapitalista, y que no aportan a Ja produccién, ai tienen mas que vender, que la fuerza y le ha- bilidad de sus brazos. Segin los esposos Webb, que han es tudiado a fondo el gremialisma proletario en Ia tierra clésiea del capital, no hay un solo ejemplo de que una antigua cor- poracién inglesa de oficio se haya transformado en una moder na “‘trade union”. Al lado del antiguo gremio en deeadencia, bajo la presiéa de la manufactura eapitalista, ha aparecido ¥ crecido la unién obrera gremial, tanto més pronto cuanto mas lejos ha estado el trabajador de poder adquirir en propiedad sus medios de produccién. Dentro mismo del antiguo gremio haba toda una jerarquia euyos grados eran necesarios, igua- les y abiertos para todos. El compaiiero w oficial se conside- Taba Uamado a ser el igual o el sueesor de su patrén, y podia razonablemente pretender la mano de su hija. Como una supervivencia de esos tiempos, todavia hoy, segtin los esposos Webb, los ayudantes de los biladores de Lancashire, que éstos pagan y entre los cuales se reclutan, no tienen organizacién gremial auténoma, aunque tan adelantada esté la agremia- cién en esa industria; es Porque los ayudantes adultos, casi tan diestros como los hiladores, esperan pasar en cualquier mo mento # la categoria de éstos y disfrutar de sus veniajas, Fué necesario que los maestros enriquecidos cerraran sus fila cada vez més y estorbaran la elevaciOn de los menestrales hasta sn categoria para que naciera un antagonismo permanente entre unos y otros, preludio de las luchas gremiales de hoy dia. Y el grado de maestro, meta accesible en un principio a todos los hombres del gremio, era al mismo tiempo la més alta ambi- cin que estos podian abrigar. Ir més alld era tan imposible como salir de su orden, de su clase, en una sociedad enyos mis grandes privilegios se trasmitian exclusivamente dentro de la nobleza de sangre, La organizacién proletaria gremial se desarrolla en un — 344 — campo infinitamente més vasto y més abierto, més progresivo y variado. En permanente revolueién, la téeniea y la economia modernas desintegraron los antiguos oficios en infinidad de ocupaciones parcelarias, sujetas a perpetuo cambio y subdivi- mn, que apenas exigen aprendizaje y no tienen 1a’ extensiGn Ri la esfabilidad que pueden caracterizar a un gremio. ;Qué queda del carpintero tradicional desde que Ia madera se corta, cepilla, moldea y machihembra con maquinas? ;¥ son acaso zapateros los obreros de las iébricas de ealuado, uinguno eapaz de hacer un zapato? Més que gremios las modernas unicnes obreras son grupos de trabajadores momenténeamente afines por trabajar la misma materia prima, o, lo que es mas transi- torio afin, en la misma fabrica. Los Hmites de esos grupos entre si son tan movibles y confusos que en grandes organiza- ciones obreras se discute si los trabajaderes que las forman se han de elasificar segin la oeupacién personal (Beruf) o sogtin Ia especie de empresa o explotacién (Betrie) en que estan ocupados. De abi también la dificultad de cada gremio para definirse 2 si mismo. Hace un siglo el meeénico maquinista lo hacia todo en sa _tamo, desde les moldes de madera hasta armat en la fébrica la maquina que habia construido con sus manos. Después el oficio se ha subdividido mucho, y eu el taller mecdnico las miquinas se han diversificado. Intervienen on la fabricacién muchos obrercs que no saben manejar sino una de ellas, ineapaces, por lo tanto, de substituirse reciproca- mente. En 1900 Ia Asociacién Internacional de Mecénieos (machinists) de Norte Amériea dié de su propio oficio una definicién de once Tineas impresas, que comprendia a todo obrero competente en el toro o en la cepiliadora o en la méquina de dar forma o en la de agujerear, ete, Tres aiios ms tarde, en su convencién de Milwaukee, el mismo gremio hizo su definicién mis eléstiea, incluyendo en ella a obreros aun més especializados, con lo que se elevaron al némero de 25 las grandes categoria de trabajadores comprendidos en ol oficio. ¥ en 1905 la Asociacién extendié su jurisdiccién a toda — 345 — ersora que en la fabricacién de méquinas trabajo con una méquina no absolutamente automatiea, y haya pasado ono por el aprendizaie del oficio, siempre que sea eapaz de ganar el salario normal para su clase de trabaio. Todos Ios produc tores empleados en Ja fabriea de maquinas son, pues, consi. Gerados del gremio de mecéinicos, excepto los peones ¥ los que ationden mecanismos tan automAticos como unn sietra o una mamuina de hacer la rosea de lag tuercas, Ante la répida evo- Iucién téeniea de 'a ‘ltima déeada, con sus nuevas y variadas herramientas especiales que permiten a un obtero eualauicra hacer trabaios antes reservados para los meednicrs expertos 10s organizadores del gremio de maquinistas merdnicos son los primeros en reconorer la dificultad de decir en qué consiste el trabajo de maguinista, y de impediz que los empresarins porwan partes de la obra en manos extrafias al oficio, “"En mi opinién. —decia en 1903 el presidente de la Asociacién—, na tesslveremos del todo el nrablema hast aue hayamos adqui- tido completo contralor del taller mecénico, y estemos en el caso de tratar respecto de todos los que trabajen en él.” A cue la divisién de los trabajadores en gremios sea atin ‘ands indecica contribuyen poderosamente Ins grandes miara, ciones modernas de trabajadores, De la mezela de los hombres resulta la de sus procedimientos y la demanda de nuevos ar- teulos de consumo, todo lo cual acclera en los paises nuevos la readaptacién de la técnica. Y el inmigrante desprendido de la tradicién, sin preocupaciones de rango ni vinewlos de agrupacién, acepta presuroso todo nuevo modo de trabajo que Je permita elevar su nivel de vida. Para su propio desarrollo, por su misma salud, las unio- nes gremiales proletarias estén, pues, abiertas a todo nuevo miembro que les aporten las nuevas modalidades de la divisién del trabajo o el aflujo de operarios extranjeros. ¥ por su mismo cardcter de organizaciones de clase dentro de una eocfedad en que no son siempre heredados el papel de lox individuos ni los privilegios de que disfrutan, y en la cual es posible el paso de las personas de una clase a otra, las — 345 — modernas uniones obreras estén siempre expuestas a perder a aquellos de sus miembros bastante capaces v enérieos nara elevarse a la eategoria de empresarios, eventualidad probable sobre todo en Jos paises nuevos, de gran aumento de pobla- cién_y répido imerementy del capital. Hit tos sindicatos proletstios carecen, pues, de Ia individus- Tidad y de la consistencia de las antiguas corporaciones de gremio. Tanto mayor es en cambio la amplitud de su con- ciencia de clase, del sentimiento de solidaridad que une 3 todos ellos. Lejos estén los trabajadores modernos del estado de espiritm de aquellos panaderos de Colmar que, a partir de 1495, lueharon diez afios para imvedir cue en la proce: sign del Corpus otras corporaciones qe oficio marcharen tan cerea como ellos del santisimo sacramento. Y como las rela- eiones todas de los hombres, la expansiva simpatia de clase del proletariado moderno se extiende cada dia mis alld de las fronteras. La orgonizacién gremial proletaria sigue en su des- arrollo las grandes Tineas cue le marean, por una patie, su carécter de entidad igualitaria ge lucha, por otra, la nece- sidad de su extensién y consolidacién nacional e internacional Su forma més simple es el club o centro en) cue se reunen los trabajadores de un ramo y de una ciudad. Sin comisién permanente en sus comienz0s, esas oreanizacionos primitivas se avocan en sus asambleas todos los asuntos. Cuando disponen ya de nm local v tienen una eaia ane guar- dar, designan una comisién, mnehas veces a la suerte o por rignroso y obligatorio turno entre los miembros; pero este rudimento de érgano ejecutivo apenas abrevia las tarzas de la asamblea, que delibera y resnelve afin sobre las cuestio- nes de detalle y esta bien informada mientras se trita de asuntos locales de una colectividad no muy extensa. No asi Jos gremios principales de las grandes ciudades modernas, ni donde se concentran en grandes masas los prodtctores — 347 — asalariados de un ramo, Ni la voz ni el ofdo humanos per- miten hasta ahora deliberar ¢on eficacin en asambleas de miles de personas, ni cada una de éstas puede estar al cabo de las cireunstaneias de cada caso particular acerea del cual haya de tomarse una determis jacién, Imposible que los 8.500 obreros sastres de Buenos Aires, ni los 15 6 20 mil trabaja- dores metalirgicos de la casa Krupp en Fssen, rennidos en masa, deliberen con acierto, Necesariamente predominaria en esas multitudes la opinién de los hombres de vor mas estemtérea y desaforado gesto. Las tumultuosas reuniones de miles de zapateros, tanto en Londres eomo en Leicester, se han mostrado ineapaces de discutir con eficacia los intereses del gremio, A esta altura del desarrollo, todos los trabajadores de un tamo no pueden ya intervenir directamente en el mart Ge los asuntos colectivos, y, divididos en grupos, tienen nece- sariamente que elegir delecados 0 representantes, enearzados de ser sus portavoces o deliberar por ellos. Esta nevesidad de institueiones representatives surge ton més fuerza aun al vincularse permanentemente las serapaciones obreras del mismo oficio de toda una regién © de todo un pais, evolucién impuesta a los gremios prole- tarios por la moderna extensién de las relaciones econémicas, Las uniones obreras de hoy dia no pueden cn manera alguna fonservar el cardeter de corporaciones locales corradas, ‘propio de los gremios de la Edad Media. La actual facilidad del transporte extiende a través de las distancias la compe- tencia entre los productores afines, determinando hacia el lugar de los trabajadores més favorecidos ya-el aflujo de meteancias producidas eon menor costo, ya el de hombres dis- Puestos a trabajar a mas bajo precio. Para que su esfuerzo sea eficiente, Ia organizacién obrera tiende, pues, a abarcar en Ja misma unidad provincial, nacional o internacional a los trabajadores todos del mismo ramo. Y al extenderse, la estruc- tura del gremio se complica, Una de sus secciones asume el Papel de Srrano coordiuador de ta aeeién de todas, y la comisién local pasa a ser al mismo tiempo la comién — 348 — general. La funcién directiva toca a la seoeién local més importante, 0 es adjudicada por turno a cada seccién. Reeién en 1909 han desistido los obreros toneleros franceses del cambio anual de la sede de su liga central, por no ser Propicio ese cambio al desarrollo de la organizacién. Aumentan entre tanto las tareas de la éficina central de la liga, y, al elevarse el niimero de seceiones coligadas, se hace preciso designar uno o més funcionarios permanentes del gremio, que es preeiso también pagar de un fondo cen- tral, Comienza asi a formarse dentro de los gremios prole- tarios una clase de secretarios y administradores de profe- sién, eneargados también de la redaccién de la propaganda escrita. Son hombres salidos de las filas, ordimariamente provistos de antemano de una educacién superior a la corriente del gremio, y que en el ejercicio de sus trabajos de oficina desarrollan sus aptitudes y se ealifican cada vez mas. Los mineros de las hulleras de Inglaterra han elegido muchos de sus seeretarios generales entre los hombres que controlan las pesadas del carbén. Son muchas ahora las ligas obreras que designan a sus empleados en certamen de competencia. Mientras los secretarios obreros son elegidos por el voto general de los miembros de la liga, y no tienen a su lado sino un comité local, formado por hombres de escasa expe- tiencia y educacién especial y poco conocidos de la masa del Gremio, la autoridag de aquellos funcionarios es muy pro- pensa 2 degenerar en una dictadura, a pesar de todas las Teglamentaciones escritas que se quiera oponerles, y dol referéndum 0 voto general. Bajo esa informe democracia plebiseitaria, sin embargo, han aleanzado gran desarrollo ‘algunas de las uniones gremiales inglesas, La Sociedad de Caldereros y Coustructores de buques de hierro, establecida en 1832 y que en 1896 contaba 40.776 miembros, era el modelo del género. Ella comprendia a todos los hombres del ofici® y extendia su dominio a todos los puertos de eonstrue- cin. Aun en los afios de mas profunda depresién del ramo, ella presté a sus socios sus beneficios de distinta indole con toda liberalidad, y habia acumulado al mismo tiempo un — 319 — fondo de reserva de 175.560 libras esterlinas; sin perder en nada su carécter

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