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Opinión
Por otro lado, aparte de los que sufren lo evidente y grotesco, nos encontramos nosotros,
consumiendo alimentos transgénicos cuyos efectos a largo plazo, todavía no se conocen,
con unos hábitos culturales de consumo diseñados para moldear nuestra vida, hasta
llegar a los valores estándar de nuestro consumo diario. Sin embargo, esta idea no es
nueva, a mediados de 1860, el “Voit-Kotmass” promovía el consumo de proteínas. La
idea era que los trabajadores de las fábricas, los vagabundos o soldados estabilizaran su
energía y optimizaran sus capacidades para rendir más, y por tanto, producir más.
Posteriormente, en 1900, llegó la “nueva nutrición”, hablando de micronutrientes que ya
se conocían (con el tiempo llamados vitaminas) creándose una relación entre la
ejecución, expectativa de vida y hábitos de consumo de alimentos.
Hasta este punto, todo parece estar más o menos bien, sin embargo, después de la
Segunda Guerra Mundial se realizaron una serie de estudios sobre las condiciones de
vida, la producción agrícola, las reservas de comida, los sistemas de racionamiento y los
esfuerzos científicos realizados para medir y moldear los alimentos y las necesidades
del cuerpo de una manera apropiada.
¿Qué se buscaba con esto? Crear una corriente de pensamiento para las masas, en donde
no había cabida para estudios alternativos, porque la finalidad era la diseminación de un
conocimiento “científico”, que mentalizara a los ciudadanos y generara una creencia
popular en la raíz de la conciencia colectiva. De hecho, con éste propósito se ha
organizado simbólica y lingüísticamente todo un régimen alimenticio y culinario. De
este modo, abordan la carencia de alimentos, utilizando éste conocimiento nutricional
para llevar a la población hacia un complejo cambio de sus hábitos.
Con respecto a los menos favorecidos, debemos luchar porque los alimentos que reciban
tengan los nutrientes adecuados para cubrir sus necesidades básicas y que estos países
tengan capacidad de producción propia, para no depender de las importaciones de
alimentos del extranjero.
Finalmente, debemos tener una actitud de búsqueda constante, ser selectivo en lo que
leemos y escuchamos, sin importar la fuente, cuestionar todo como norma, leer, analizar
y luego divulgar nuestros hallazgos para construir un mundo mejor.