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5027 PASOS ©
Los Derechos Reservados
Para todos los países.
Prohibida su reproducción total
o parcial, sin permiso del editor.
robertoflores77@hotmail.com
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El filme comienza del siguiente modo:
muralla de ladrillos prosaicos, añejos, tres o cuatro bancos ocupados por jóvenes. Éstos
se cruzan por una cámara –cuya perspectiva es la que vemos- que avanza lentamente.
estudian, traspasan el margen de los arcos del costado izquierdo, de ladrillo antiguo; la
construcción parece ser un monasterio remozado; tras los arcos un cuadrado, al medio
una pileta y rodeándola la construcción de arcos. El edificio posee tres plantas, pero la
cámara está nada más que cubriendo el pasillo, reptando lentamente hacia delante,
cámara. Cuenta números. Da la impresión que su rezo ha durado horas. Cinco mil uno.
Al final del pasillo, iluminado por los rectos zarpazos de un sol benévolo de primavera,
silueta de colores básicos poco a poco va mutando en trazos claros. La voz monódica
prosigue el conteo. Cinco mil quince. Cinco mil veinte. El joven viste jeans, zapatos
tiene el pelo rasurado. Mueve sus labios, entrega volantes a los jóvenes que pasan
cerca de sí. Pero no los observa. Parece rezar con los ojos abiertos, prendidos en el
ángulo de la cámara que se acerca. Cinco mil veinte. Cinco mil veintiuno. Mientras la
distinguiéndose otra, la del varón que recita un versículo bíblico cuyo contenido aún es
por sus labios apenas expresivos. Cinco mil veinticinco. Entonces quedan frente a
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transparente. Lo escuchamos repetir un mensaje sobre los tiempos postreros, pero
Una plaza; ambos sentados en un escaño. Hay sol (discos de luz descendiendo
- Yo tampoco. O sí, debe estar en un lugar, como todos los malos padres. Como
tu padre, supongo.
Close up. El muchacho le mira con dulzura. Su rostro se ilumina con la luz del sol.
Cercanías del Parque Forestal. Tarde soleada. Café X. Santa Lucía casi al llegar a
Merced. Santiago centro. Holz y Sanguinetti platican. El primero hojea una revista. Pasa
- Mina.
Pasa gente, la cámara a la revista. Negros del África, la foto de un escritor, letras tras
letras. El desierto de Atacama. Las montañas de Suiza. Otro café más. Holz cierra el
facsímil. Pensativo se echa sobre la silla, mano derecha en el mentón. El otro saca un
hecha por las manos de Sanguinetti, allí baila la flama minúscula. Humo.
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- Pues bien, vamos – los ojos de ambos, el humo entre medio, la cámara los
- ¿Qué manía?
- Bien, entiendo.
- Necesito tu ayuda.
- Sanguinetti, dejamela a mí. Yo debo tratarla, pero necesito tu apoyo. Busco una
pista.
- Por favor no te rías. El asunto es serio. Vamos, no me mires así: deseo construir
- …
- y…
Chile. Vive en un viejo departamento cercano al metro Bellas Artes. Es paciente del
doctor Holz hace ocho meses. Escucha a Edgard Varese, algunos músicos
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Magneto, los primeros discos de Luis Miguel, grabaciones desclasificadas de Los
pastas, cocina peruana. Diseña puzzles pequeños. Víctor la engaña con Piera, una
compañera de Agnes, pero ella no lo sabe. Agnes riega las plantas de su departamento
todos los días. Cuenta los pasos, cuenta las horas, los días en riguroso rosario.
Lee la Biblia con devoción extrema, sus tardes de lectura son interminables. Ora por
horas enteras, ayuna un día todas las semanas, dos días cada final de mes y cinco días
juntos cada año. Lee a Watchman Nee y escritos de cristianos orientales, también a
mísera. Los árboles rodean un campo próximo y allí medita. Pese a su juventud es
Pero no hemos hablado de los títulos ni de los créditos. Deberé indicar que éstos
aparecen cuando las voces del predicador y de la muchacha se unen. (Así como se
unen sus miradas, en rigor: son sus vidas las que se interceptan). Todo se va a negro.
Letras blancas en el margen inferior izquierdo asoman en fundido: 5027 PASOS. (Hay
música de violín) Le siguen los nombres de los actores, también abajo mientras Agnes
(Imágenes del Persa Bio Bio. Es sábado, día nublado. Holz viste abrigo oscuro. Se
interna por los pasillos de uno de los galpones de antigüedades. La cámara nos
oscuros pintados al óleo roídos por los dientes de los años. Olor a hierro y humedad; es
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- …Nilssen cruzó la frontera cuando la gente del Mossad le empezó a pisar los
verdad, una verdad que por cierto a esas alturas ya terminaba de armar: el
finalizar la guerra. La gente de Israel supo eso y, era obvio, los nazis
comenzaron a asustarse. Nilsson, perdón, Binder era un tipo que tenía cierto
Para salvar su vida escogió por una de las pocas alternativas que quedaban
Agnes riega las plantas de su departamento. Las ventanas, que se dirigen al sur de
posee medida; la muchacha derrama dos mililitros por cada macetero. Al dirigirse al
segundo macetero cuenta. “Cuatro mil cuarenta y cinco, cuatro mil cuarenta y
cerámico que contiene azúcar. “Y es que cuentas hasta las vueltas de la cucharilla
dentro de la taza, niña”, le recordaba Alfonso, - Alfonsín para los cercanos- “Claro, si
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chica, le decía ella, que una tarde hizo el experimento lo probaba tras cada vuelta.
Ahí están como muchas tardes, Agnes y Alfonso. Platican, toman café, él espía por
- No los tendrás querida. Nada más deja alucinar… como sabes que en una de
- Ay, claro que por supuesto que no, querida. Es que no he ido a la U estos días y
- ¿Sí?
Alfonso ha hablado más de la cuenta; mencionó una palabra prohibida. Rectificó, Agnes
tuvo forma de mentir de modo verosímil. La chica lo empujó con su mirada contra la
- Y qué querías, que te lo dijera sin anestesia; por favor niña, a veces mentimos
Entonces Agnes le pidió que se marchara. Esa noche no hizo más que poner en la mesa
de sus recuerdos todos los instantes vividos con Víctor y leerlos bajo la luz de la
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pálido; su mano sostiene dos dedos de un muñeco de toalla. El sonido de un bombo
electrónico. Luego música electrónica; Fruyti Loops en plenitud. Oscuridad, luego luces
violetas, rojas, blancas, dos jóvenes bailando en una disco, NO QUIERES QUE TE VAYA A
BUSCAR UNA CERVEZA, la mujer se arregla el pelo, arrima su oído a la boca del joven,
QUE TE DIJE SI QUIERES QUE TE VAYA A BUSCAR UNA CERVEZA, ella lo mira, la cámara
enfoca sus miradas, NO GRACIAS, QUIZÁS TOME UNA COCA, PERO DESPUÉS. Rato
aquí que ya vuelvo”. Él se dirige a la barra, tras el turno de dos tipos pide una cerveza
Fade in. El sol aún alumbra aun cuando son las seis de la tarde. Potrero cercano a la
casa de Emanuel.
- Cómo quieres que crea si reduces a un solo camino la posibilidad de creer: la fe.
La muchacha dejó de contar sus pasos desde ese día en que se encontró con el
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imagen, tan distinta a las imágenes de los chicos que frecuentaba, le llamaba la
atención por su misterio. “Es que es muy freak”, le dijo Alfonso, “mira cómo se viste,
como un perno cualquiera. Por Dios, niña, qué van a decir si te empiezas a juntar con
gente así”. Pero Agnes pensó ignorar los consejos de su amigo: La vida de Emanuel era
Las manos huesudas de un hombre de sesenta y tantos hacen rodar sobre su eje un
elemental con libreros en dos paredes. Un sillón negro en el que se recuestan los
pacientes, otro sillón oscuro en que está sentado él. La cámara muestra una fotografía
ubicada sobre su escritorio: Holz y sus dos hijos, Ian y Brígida, hace quince años, en el
lago Lanalhue. Paneo. Las llaves de su automóvil, una vieja libreta de tapas de cuero.
De nuevo el lápiz. El psiquiatra se pone de pie; al recorrer la sala una foto colgada en
una de las paredes cubre gran parte de la toma: Holz y Nilsson en la facultad de
lentes de marco oscuro y grueso; el segundo con el pelo cual brasas secas. Ninguno de
los dos sonríe. Nillsen sostiene en su derecha un grueso documento de tapas ajadas,
- Doctor…
- Claro. Bien, dime: ¿qué ocurrió para que dejaras de contar pasos?
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- Conocí a un joven. Él es evangélico. También predicador.
- En la facultad.
El doctor está enamorado de la chica. Más bien dicho atraído obsesivamente por ella:
Hace meses ha sentido su vida atada a esa frágil figura que no logra exiliar de su vida,
guardar distancia o cortar el esfínter de sus recuerdos para que no asome ella en la
memoria. Y muchas veces ha pensado besarla mientras ella está tendida con los ojos
- ¿Lo amas?
- Si no has sentido nunca nada como lo que estás sintiendo ahora, bien podría ser
amor.
podríamos llegar.
- Quizás la raíz de mis manías sea no saber amar, o las dudas frente al
sentimiento.
- La incertidumbre.
- Es también raro que fundamentamos la relatividad con una frase nada menos
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- Signo de nuestras dualidades e incoherencias. // Agnes, se hizo tarde. Ven a
del filme. Se habla de un tal Elías - que podría pertenecer al núcleo - de quien no haré
MADRE : Podrías llevarle una de tus camisas. Me da pena pensarlo con frío.
(Se acerca la anciana quien sale de la habitación contigua. Apenas puede moverse. La
madre de Emanuel le despeja el paso – corre una silla, traslada el escobillón, recoge un
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Víctor, el pololo de Agnes, ve a su amante todos los días, o la mayoría de ellos. Piera es
compañera de ambos. Agnes siempre intuyó algún perfume repelente en ella, un imán
que resbalaba con el suyo. Pero, más que esos asuntos de piel, las distancias se
produjeron entre ambas por las amistades que Piera frecuentaba. Entre ellas dos
figuras que ayudarán a armar una trama en la historia global: Damián – por
Víctor en una fiesta de segundo año de carrera. El círculo cercano a Víctor le había
nada pues se había fregado el juicio por un par de horas de tanta cerveza. Que un tipo
Agnes armó la trama con fragmentos de diálogo, con jokers inferenciales: el maricón
Damián, adicto a las fiestas de la Blondie, se había intentado tirar a Víctor cuando este
estaba raja de curado. Gótico, hijo de puta. Fue una volada del momento. Si ahueonao,
no te quiero ver más cerca de él, ¿escuchaste hueón? Si no es pa tanto, galla. Shai,
Primero pensó en mantenerse neutro o, lo que es distinto, apoyar las dos versiones,
hasta que el embrollo no dio más, sobrepasó círculos íntimos y perfiló como plática con
record de quórum y, más aún, fue comentario ineludible en los pasillos y salas de la
facultad. Entonces se alineó con Damián y con su teoría del chascarro de curado. Luego
Agnes quedó de mina grave, de hueona cuática; quizás fue su excusa para pelear en
serio y largo.
Es lo que pensó Víctor tras enterarse que Agnes salía con un estudiante de música. Se
Damián, a quien le había contado nada más ni nada menos que Piera.
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- Es un cuento de mina celosa.
Eso no indicaba nada, sin duda, pero el talante freak del muchacho, partiendo de los
- Qué cosas…
- Una buena tarjeta de memoria para el pc me sale por una gamba. Es poco.
- Tengo una tarjeta de red. Me la dejó el Pelao en parte de pago por unos libros.
¿Te interesa?
- La máquina del tiempo de la cual hablo fue diseñada por Nillsen a comienzos de
los años cuarenta, poco antes de que él fuese trasladado por el gobierno
papeles, pues el tipo fue obligado por sus superiores a investigar en otros
campos.
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- ¿Cuáles?
- Perdón, pero vos y yo sabemos que eso de la tecnología secreta nazi es parte de
me fue mencionado por Nillsen una noche, un poco antes de que partiese de
- ¿Bariloche?
- En efecto. Esta ciudad fue un refugio seguro para criminales de guerra. Pero
contacto comunitario.
- La Patagonia…
- No: Osorno.
Sanguinetti le queda mirando a los ojos. Éstos escapan de la superficie, tras el caudal
de cejas furibundas del psiquiatra. Vemos luego los ojos del primero. Acaricia su
mandíbula acostado en la silla del café. Me imagino que piensa la relación del ítalo
judío que tiene al frente con el nazi. El tipo que torturó a sus padres, posiblemente. Una
- Necesitaba obtener sus documentos. Tan pronto los tuviera en mis manos lo
denunciaría.
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Los ojos de Holz vibran. Saca de su chaqueta un pañuelo de tela y se aprieta las
narices. Una paloma se posa en la vereda, a un costado de la mesa. Traga dos migas
- Sanguinetti que querés que te diga. Cargo con una cruz imposible. Cómo poder
quitármela.
- Denunciá al asesino.
- Falleció hace diez años. Le seguí la pista desde que se mudó de Buenos Aires de
imprevisto. Cada día me proponía llegar hasta sus archivos, copiar el material,
- ¿Y por qué querés seguir buscando esos documentos Holz? ¿Para que al muy
Argentina?
- No me ofendas, boludo.
Antonio Zumarán mira por la ventana con una taza de café en las manos. Desde el
al patio del recinto. Lleva una chaqueta de cuero, sandalias, jeans ajados. La figura de
una vianda plástica que contiene rastrojos de melaza. Algunas moscas revolotean
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INTERIOR – OFICINA HOSPITAL PSIQUIÁTRICO – SANTIAGO – MEDIODIA
El doctor Zumarán deja el café en la mesa. Una enfermera entra a la sala. Tiene
que celebráramos.
LOURDES : Creo que es tiempo de que tomes una decisión. Estoy harta de ser
vivamos una segunda vida, escondidos del resto. No es tan fácil, llegar a casa un día y
decirles a mi mujer y a mis hijas que me voy. Imagínate, además, lo que dirá mi madre
y mis hermanos. (Mira por la ventana. El paciente de barba y pelo largo conversa con
Baquedano. Los andenes estaban vacíos. Te divisaba sentada, esperando el tren hacia
saludaste y cambiaste de andén. Dos trenes venían vacíos de ambos lados. Nos
besamos y no nos importó esperar el tren siguiente. De nuestros labios salía sangre. De
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pronto observé la gran muralla de la estación. Un dedo gigante escribía en la superficie
un signo del alfabeto griego. La sigma, decimoctava letra. Caímos al suelo cubiertos de
sangre, los pasillos se atestaron de gente que gritaba con desesperación. Hoy uno de
LOURDES : Desde cuando crees en Dios y sus ministros. Tus miedos te hacen
La cámara enfoca el rostro arrugado del doctor Antonio Zumarán. Luego los papeles
manchados con café, que extrañamente dibujan una Σ sobre ellos. Abajo, el profeta
orate vierte agua sobre la mollera de los enfermos que le rodean. En medio de la
ceremonia por intuición eleva la vista hacia el edificio, el ala sur, el cuarto piso. Su
mirada descubre la del doctor Zumarán. Éste, acusado por sus miedos, escapa del
Cuando Holz hablaba de una máquina del tiempo no hablaba precisamente de los
límites y sustancias que nosotros podríamos achacar a dicho logos. Su famosa máquina
silla similar a la de un odontólogo, pero con los elementos propuestos. Esto aparece en
conocieron en Buenos Aires, precisamente el día en que Holz posó para la fotografía
junto a Nillsen. Es más: quien capturó dicha fotografía fue Sanguinetti en una Kodak
jornada su amigo obtendría la carpeta más preciada, con los planos de algunos
proyectos científicos del nazi larvado. Nótese las carpetas que sostienen ambos en la
fotografía monumental que adorna la oficina de Holz. Éste jugaría al juego del
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equívoco; incitaría al viejo profesor a dejar sus papeles sobre el escritorio, él pondría
sus propios papeles y, de pronto, tomaría por presunta equivocación, los manuscritos
sagrados. Por eso lo de la cámara. Pero el alemán no era idiota; un elemento accesorio
usado esa tarde por Holz sorprendió al viejo: esa cámara americana. La desconfianza,
aprendida luego de vivir varios lustros portando una identidad espuria, le hizo
documentos, correría a la oficina del profesor Simon – también judío- fotografiaría los
archivos y luego los devolvería. Esto parece hasta aquí una mala película. El guionista
podría tomar como respaldo a su tesis aquella de Mario Vargas Llosa respecto de la
(Imágenes del Metro de Santiago. Los túneles iluminados por luces índigo, la marea
humana retornando a sus lugares, los rieles cual líneas escritas sobre la tierra, los
color beige, asientos anaranjados, series de ventanas en cuyo interior se proyectan las
sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo aquel que es nacido del espíritu.
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EMANUEL : Quienes nacen del espíritu son percibidos por el resto como un
ligero ruido, una pequeña brisa, que no es evidente, pero sabes que está. Esa brisa es
libre e incontenible.
AGNES : Pero, ¿es posible ser libre? Si eres libre del pecado, te amarras a
que significados. Pero somos más que una esencia. Espíritu, alma y cuerpo.
deberían tenerlas.
Padre que en seis días creó los cielos y la tierra? Si él usaba la palabra para crear, ¿en
qué dimensión del logos descansaba el poder? Cuando dices “te amo”, ¿dónde
negros, en las ocurrencias inexplicables está Dios. Pero no es el ser que todo el mundo
conoce, el pretexto para iniciar guerras, el ogro injusto que mata a millones de hambre.
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EMANUEL : ¿Te has asombrado al ver de pronto un paisaje monumental,
estrépito. Así es papá, no lo ves mas lo puedes sentir. // ¿A dónde viajas en metro?
AGNES : Tal vez. Pero mi prioridad es buscar esos espacios que nadie sabe
que pudieron ser y que están ahí en nuestra vista, aunque nadie repara en ellos. ¿No
has pensado en cómo los lugares impactan en nuestras vidas, con sus ecos, con sus
sombras al atardecer, con sus luces mortecinas? El banco de una plaza puede ser el
espacios de los que te hablo me atraen pues dentro del eje paradigmático pudieron
albergar muchos encuentros, infinidad de discusiones, tal vez algunos asesinatos. Pero
truncó ese escenario. ¿Y hacia dónde, entonces, se corren las historias, los personajes,
EMANUEL : Dios lo conoce todo, aún tus decisiones. Mas, ¿quién conocerá la
mente de él? Los mismos encuentros, tarde o temprano ocurrirán, quizás demasiado
tarde, a beneficio de los involucrados. ¡Cuántos hurtos evitó el Padre con la decisión de
conocido. (Silencio)
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AGNES : Estamos llegando. Esta es la estación Libertad.
preguntan por qué la estación Universidad de Chile posee tantos niveles y es, en
comparación a otras, más grande, tanto como una de combinación al igual que
sido construida precisamente para servir de conexión a la línea tres, vía que sería
marzo del año 1985 hizo cambiar los planes del entonces ministro de hacienda, quien
telúrico. La línea tres también tendría conexión con la estación Calicanto. Quien visita
este lugar puede darse cuenta de que existen paneles que cierran ciertos espacios,
La línea cinco también posee estos lugares. Por ejemplo, la estación San Eugenio,
ubicada entre las estaciones Ñuble y Rodrigo de Araya. Por motivos desconocidos su
instalación fue suspendida y hoy se levantan en dicho sector los talleres del metro.
Podríamos hablar de otras como La Gloria, San José de la Estrella – cuyo espacio está
destinado, no así la obra gruesa- la estación Arturo Prat, también en la línea cuatro,
tras la estación terminal (aunque algunos señalan que no es más que un pique de
La estación Libertad se ubica entre las estaciones Quinta Normal y Cumming en la línea
Catedral con Libertad, en el barrio Yungay. Lo curioso de esta estación fantasma es que
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Agnes y Emanuel pasan frente a ella haciendo sombras manuales sobre el vidrio: ahí
contemplan el espacio, los paneles que intentan ocultar el secreto, el polvo de las
escaleras que se divisan en las junturas de las tablas, las sombras del vagón en el
túnel. Los sitios urbanos prohibidos son como el cajón vedado de papá, pensó la
muchacha.
Antes de que el profesor nazi se trasladara de Santiago de Chile a Osorno, tras salir de
en la capital chilena fue tranquila y, diremos, hasta cordial, salvo por dos incidentes.
El primero fue el atraso desmedido que tuvieron sus pertenencias al cruzar en tren por
la frontera. Había pensado en que el traer éstas en avión aparte de encarecer los
coartadas que junto a otras armaran un camino hasta él. Y no convenía despertar
contiguo al suyo vivía una viuda de avanzados años, de misterioso actuar. Habitaba
dentro de su vivienda también su hijo poliomelítico, con quien a veces solía salir a
pasear por el parque durante tardes enteras. Ella tras la silla de ruedas, el muchacho
desvencijado sobre ella. Nillsen se encontró un par de veces con ambos en los pies de
la escalera del primer piso. No más de tres. Así es. La segunda ocasión la anciana le
solicitó ayuda para que cargara la silla de ruedas. Él, que no tenía apuro, accedió con
discretas ganas. Tomó la silla por el soporte de las ruedas pequeñas, en tanto la
anciana lo hacía desde las manijas superiores. Desde ahí observó al muchacho de
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La ventana de su cocina daba a la sala del departamento de la viuda. Nillsen
acostumbró a jugar con su pánico todas las tardes, espiando al enfermo niño de diez
ejercicio falló el día en que el llanto apagado del muchacho comenzó a teñir de un éter
de pavor el edificio.
- ¿?
- ¿No me cree?
- Sinceramente no.
- Bueno, está en su derecho. Pero yo, fíjese, creo en esas cosas. Ese niñito tiene
algo raro.
Al llegar a las escaleras, Nillsen se encontró con un tipo alto, corpulento, de pantalón
café y chaqueta castellana. Cargaba un bolso de cuero. Al voltear le miró a los ojos,
trasnochados y maduros, luego sopló una bocanada de humo al costado. Antes de que
diciéndole que trabajaba para Ercilla y deseaba platicar rápido con él. Era por el asunto
del impúber poseso. De primeras el alemán había negado cualquier conocimiento del
hecho, pero después de intercambiar algunas palabras, el periodista le había dicho que
sabía que la ventana de su apartamento daba a la sala del departamento en que vivía
el enfermo y su senil antecesora y que, infería, podía entregarle datos que ayudaran a
armar la investigación que hacía días venía realizando. Pero no le expresó que había ya
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tanto el muchacho, sujeto a vendas, expelía espuma por la boca, y que ésta acusaba
de la posesión al europeo que espiaba todas las tardes por la ventana de su morada.
periodista.
El Palacio de La Moneda tiene ciento treinta y seis pasos de largo y ciento veintitrés de
ancho.
Desde la puerta hasta el púlpito central ochenta y siete pasos y ciento ocho pasos
- Los ángeles del Padre suele acompañarse de uno más, que apoya la misión para
la que son enviados. Muchos de ellos toman forma humana, de modo que son
mismo apóstol Santiago reconocía que muchos sin saberlo habían hospedado
una vez más castiga nuestros sentidos, los somete a su Espíritu, que es
- ¿No sería más fácil que aparecieran tal cual son, tal cual los conocemos por
plegaria del Rico, de cuya mesa comía rastrojos Lázaro, hasta que falleció y fue
llevado al Infierno. Rogó a Abraham enviar al pobre mendigo con el dedo untado
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en agua, para que apaciguara su sed en medio del ardor del Hades. Luego de la
negativa, imploró destinara ángeles del cielo para que advirtieran a su familia
del tormento monstruoso del lugar. “Si no oyeron la ley y los profetas, tampoco
- ¿Cuándo?
- Conoces más tu vida que yo. ¿Por qué me preguntas? Tú deberías saberlo.
usted tiene un gran problema. Es lógico, todos los seres humanos cargamos con
- Cuando pequeña caminaste por una calle de edificios cenicientos y altos. Creo
verlos – él cierra los ojos, con sus dedos arma un puente entre sus cejas, inclina
casi se pone a llover, ninguno tiene paraguas, sientes dos gotas caer en tus
campesino no entiende. Duda, mas los ojos del anciano lo conminan a servir,
luego otro, el grito de una mujer, el ruido del motor furioso de un automóvil, el
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desconocido, el cielo comenzando a llover - Los ojos de Agnes empezaron
también a hacerlo.
Imágenes de la ciudad de Santiago. Atardece. Los árboles del Parque Ohiggins son
Emanuel observa desde un erial el juego de los niños en la plaza. Varios metros lo
cuando permanece con los ojos abiertos; su mirada parece traspasar la superficialidad
pretexto de ese mundo que contempla. La cámara lo rodea, sus manos a un costado,
no desaparece, aun cuando sale de su eje y camina en dirección a los niños. Hay
corriendo en cámara lenta, otros subiendo a una estructura de metal. Los pasos de
niño colgándose con fragilidad del hierro carcomido por el óxido; casi de modo
los pasos, la mano en alto de Emanuel, el cuerpo pesado del infante sobre la tierra, el
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NIÑO UNO : Se quedó dormido con el golpe.
EMANUEL : No se preocupen.
pequeño aún sangra). No se afanen niños. Todo se mejorará. (Al cielo). Gracias Padre,
pues has ocultado estas cosas de los sabios y entendidos y las has dado a los niños, sí
Padre, porque así te agradó. (Al niño) ¡Tú, despierta! (Luego impone su mano derecha
ojos, atónitos. Emanuel sonríe y deja al pequeño sentado en una banca. Luego se dirige
Los rostros de los muchachos, el rostro del herido casi indemne, la huella dejada por el
El doctor Zumarán camina con su bandeja de alimentos entre la mesas del casino en
que predomina la luz de los ventanales, los tonos blancos y amarillentos. Se ubica
delante de uno de ellos que da al patio casi vacío, pues a esa hora los enfermos
redondo y bajo éste una servilleta doblada en dos. Procede a comer; hay tristeza en
sus ojos; más lejos, al extremo del salón, los enfermeros ríen, el cocinero deambula
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por los fantasmas moldeados por el vapor de las ollas. El ruido de la sala parece ajeno
a si mismo, pues dentro carga un silencio ominoso y las voces de afuera se amplifican
por dos o tres. Se escucha el zapping a la televisión, las voces de niños, el lector de
norteamericano. Espectros humanos caminan por los pasadizos del comedor, son
observan por el ventanal; son ancianos, mujeres antiguas – vestidas a la usanza de los
años cincuenta- niños discapacitados con muletas, sillas de ruedas, baberos sucios,
uno arrastra con la mano su prótesis deforme. Él mira con pavor al resto de
comensales, trata de hablarles con su vista, pero cae en cuentas de que el espectáculo
nada más es contemplado por él mismo. Los seres apuntan al televisor. Él arruga la
oscura, pero luego de esa penumbra crece un signo luminoso que pronto ocupa toda la
pantalla: la Sigma, la décimo octava letra del alfabeto griego. Todo se va a negro. El
Empero las situaciones podrían mejorar por el lado de ambos y, no obstante, nadie hizo
nada para que así fuera. El afectado en doblegar su brazo ante las incitaciones del
perdón – nadie dijo que fuera fácil- y la afectada a dar vuelta la página, que es posible
que sea mucho más difícil que pedir perdón. ¿No te dignas ni siquiera a darme
explicaciones personales del asunto, es yo siempre tengo que buscarte para que
cosas no iban bien y qué, no soy quien ejerce dominación sobre los
que sentías por mí se te diluían en el alma, ¿por qué no me lo dijiste? Vamos, dime,
mira no tengo mucho tiempo, estoy ocupado, no fuiste tan hombrecito para
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prometerme el oro y el moro, vamos ahora dime algo, hueón estúpido, perro de mierda,
así no, mujer, sino te corto de inmediato, pero dime algo, Y QUÉ QUIERES QUE
lenta dos o tres veces frente a la mirada estupefacta del grupo de amigos que bebían
cerveza junto a él en el parque de la facultad. Él echaba humo por las narices, estaba
furibundo, sin embargo, al otro lado de la línea, la joven lloraba y sus lágrimas caían
también en cámara lenta sobre el croquis de una tarea que debía presentar la siguiente
semana. ¿Lloraba porque precisamente terminaba la relación antes de que ella le dijera
pero, acoplada a la costumbre, veía venir un vacío en su forma de vivir? Hasta ahora no
podríamos responder ninguna de las tres o es posible que aventuráramos, pero, ¿para
qué? Esperemos que la historia nos sugiera los detalles siguientes, las líneas
Hay túneles que conectan el cerro Santa Lucía – o Huelén, en su designación original-
con la Biblioteca Nacional: En este espacio, se decía, funcionó un convento hace siglos
atrás; el pasadizo podría conectar incluso hasta el Palacio de la Moneda, sede del
de sus líneas a la Avenida Matucana, la Quinta Normal y luego pasa por la avenida
Matucana 100 – un centro cultural, antigua estación de trenes- por el este. Se dice
además que existiría una de aquellas misteriosas grutas en el tramo del sector de La
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Farfana, en la populosa comuna de Maipú, al poniente de la capital, que llegaría a
desembocar al Templo Votivo y que, según cuentan, habría sido usado por las tropas
instalaría bajo la Gran avenida José Miguel Carrera, en la comuna de El Bosque, y que
Agnes camina hacia el sur. Puede escoger cualquier alternativa, pero al bajar las
tres pasos desde ahí a la Plaza Mulato Gil, y desde aquí a Merced sesenta y cuatro. La
calzada de una callecita llamada El Rosal tiene un ancho de nueve pasos; desde la
Veracruz catorce. Treinta y seis pasos desde allí hasta la esquina de la calle Padre Luis
de Valdivia. Cruzando la calle que posee nueve pasos hasta el restaurante Patagonia
diez pasos y de aquí hasta la Alameda, cincuenta y seis. La calle José Victorino
Lastarria posee nueve; desde esta esquina a la boletería oriente del Metro Universidad
Católica setenta y dos pasos. Desde aquí hasta la salida sur del metro cuarenta y
cuatro. Noventa y uno desde la salida sur del metro hasta la calle carabineros de Chile;
cincuenta y dos pasos desde aquí a la calle Portugal. Si uno camina por Portugal al sur
Marcoleta posee nueve pasos. Desde Portugal con Marcoleta hasta la puerta de la
Y qUIen era, no nada, diSCULpen cabros, siGAMos la fiesta, naDa malo, atados de mina,
seGUImos con otra botELla, y DÓNDe está la flaca, fue a BUScar unos cOHETes, pero
pIOla, que hay poCo. Podríamos iR a algúN laDo; FLACA, TE ESTAMOS ESPERANDO – le
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¿que no ME esCUchaS? ¡Y AHORA HUEONA ME ESCUCHAI! – y corta, y después- la
LaTas, al MesÓN, al MaKaLÜ, al CaRRera, nos vaMOs a Tu DepTO VÍCTOr y olVIda a esA
música urbana deformándose en los oídos, el suelo movedizo los empuja. Amargor en
la garganta, las cabezas laten con un frenesí que eclipsa. Caminamos desde el pasto
por la vereda movediza, puta que tomamos, me dejai un poco de tu pucho, nos
internamos por los corredores antiguos, el cielo opaco y anaranjado, la bulla de las
todo bien, en el estacionamiento, los árboles y sus ministros en el suelo, ramas, hojas,
chucha, la llave está en la mochila, Caro, la mochila, ¿dónde vamos? Al depto, claro,
tengo unas latitas en el freezer y unas cosas para picar, nos subimos al auto, yo al
medio, Nicol, tú al lado del Vitoco, acá está más piola, me estaba dando frío afuera,
dale no más, el golpe avisa, quiébrate, más, un poco, ahora dale pa delante, ahora
atrás, ya salimos. Debo llegar temprano, a las diez se va la Pao, y llega el grueso de
clientes; el cyber es algo que me distrae, casi no es una pega, me divierte sacar de
cigarros; pasaré a comprar unos Lucky, pero solo cuando me vaya. No tomaré más, al
menos por esta noche; Pedro a veces está justo a la hora del cambio de turno y
aunque no es vaca, no me interesa hacerme malas migas con él. Es una pega que me
agrada, además me da tiempo para terminar la tesis, una gran muralla que debo
sortear. El semáforo en rojo, sombras andantes cruzan sobre las luces, éstas
encandilan; ¿nos vamos por Alameda o tomamos Santa Isabel? El smog molesta las
narices, pero estamos acostumbrados, al menos quienes hemos nacido, acá, por Santa
Isabel, la música en los parlantes, señaliza hueón pa la otra, The Police, Every breth
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you take, un tema que ponía mi viejo en el departamento, cuando vivíamos en Ñuñoa;
no nos has contado los atados con tu mina; ¿es tan grave la hueona, pa que te trate
así? Filo no más, Vitoco; mira, ¿qué tal si nos vamos a tu depto y luego a la Punta
Juárez? Llamo a la Piera, la mina nueva y asunto arreglado. Olvídala, hueón, puros
accidente, cámbiate de pista, yo voy sólo por un rato, ¿la mano que aprieta?, no, pa
qué, es la pega, tengo que trabajar, pero piolita, entro a las diez, todavía hay tiempo.
Cuidado, parece que están los pacos en la otra esquina; chucha, doblo aquí, no es
manos arrebujadas de Holz. Las luces amarillas de la tarde de otoño ingresan por los
siempre. Siempre recuerdo la escena: su vestido blanco con blondas y una flor en el
manojos. Sonreía, sin embargo casi nunca lo hacía, sólo en contadas ocasiones.
perfumes de los paisajes que visitamos. Gigliola había llegado con su madre la tarde
anterior. Era primera vez que visitaba el sur de Chile. Apenas hablaba español;
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felizmente el italiano es parecido a nuestro idioma y no le costó mucho esfuerzo
aprenderlo.
que quisiera tan sólo con pensar en ella. Nunca necesité una madre física; o quizás sí
dolor; quizás por eso mi férrea amistad con gente entrañable, mi amor fraterno a mis
quien debe adaptarse a las circunstancias. El que nos falte algo siempre depende de
aquel lago del sur, de los matorrales circundantes, del agua misma. Fue una sensación
aquello.
AGNES : Fue hace dos años, más o menos. Una compañera de carrera me
invitó. Su tía rayaba la papa mucho con esa onda de las regresiones, de la medicina
natural y eso. Estuvimos en una sala muy fundamental, alfombrada; un grupo de cerca
de diez personas nos esperaba sentados en el suelo. Cubrimos nuestras vistas con
gafas de franela negra. Todo era silencioso. Luego nos hicieron pensar en el pasado, en
las cosas que nos gustaban, que nos traían agrado recordar. Vertieron en el ambiente
lata, no miedo pero algo de nerviosismo, quizás. Lo primero que recordé fue esa
las especias liberadas me hicieron viajar a dicho paisaje: creo que era el olor a pino, la
tierra mojada de invierno, la leña siendo abrazada por las manos del fuego.
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HOLZ : Te sentiste bien…
sentí también que otras personas en la sala también lo hacían. El sentimiento fue
vida?
viviendo en Europa y decidió venir a vivir a Santiago. Me pidió que le hiciera algunos
contactos y bueno, terminó trabajando free lance para algunas revistas de modas. Fue
HOLZ : Cáncer…
La cámara se dirige al rostro de Agnes. Sus ojos lagrimean. Racconto. (El filtro de la
imagen es distinto, todo para indicar que es un recuerdo de casi una década). Por el
forma de la puerta abierta- en el piso de parqué y parte del muro. Sobre éste, un lienzo
oscuro parece ocultar elementos colgados, cuadros, adornos, sabe Dios qué cosas. Nos
dormitorio de una joven. Ella yace acostada; no notamos su rostro, nada más una
revista: Negros del África, la foto de un escritor, letras tras letras. El desierto de
Atacama. Las montañas de Suiza. Una bandeja con leche y alimentos aterriza
suavemente en el cubrecamas.
bien salir un rato a caminar. El día está bastante grato, una bendición para ser día de
invierno.
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GIGLIOLA : Está bien. Aprovecharé de hacer algunas fotos mientras
gustaría estar contigo en el momento en que la descubras; así podría yo ver detalles
gustaría conocer Tierra del Fuego o Temuco, estar con los indios americanos, eso sería
más grato que caminar por los rincones de esta mala copia de ciudad europea.
AGNES : (…)
que te despejaras, que fuéramos a tomar un jugo. No tengo qué más ofrecerte.
Agnes en el sillón de pacientes de la consulta del doctor Holz. Todo vuelve a normal.
mal. Luego de varios exámenes le detectaron cáncer. El asunto era tan de cuidado que
las sesiones de quimioterapia vinieron pronto. Fue allí cuando empezó a perder el
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cabello. Para solidarizar con ella rasuré mi cabeza, era una forma de hacer su dolor
novela?¿dónde las infinitas escenas que pasaron raudas por la mente del creador y por
alguna razón no lograron persuadirlo, esgrimiendo éste otras quizás menos precisas o
palabras?
universo cóncavo, entonces hagamos vivir a las palabras fuera de él. Construyamos así
El piso de madera encerado hace poco, embadurna sus zapatillas humildes. Su pie
derecho marca el compás de una canción. Es lo que nos muestra la cámara. Violines,
metales diversos. Hay un clóset de color café que separa su dormitorio del contiguo,
escritorio, hay una silla de mimbre; las paredes son de cholguán, delgadas como sus
monedas, bolitas y palitos de fósforos cayeron de su cama al jugar, viajaron por esas
tablas a las junturas breves y cayeron abajo, a la tierra húmeda, compartiendo espacio
con la morada de las hormigas e insectos nocturnos. Una caja le sirve de velador; ahí
otro, un cuaderno de anotaciones y un bolígrafo Bic, color negro punta fina y una Biblia
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negra con concordancia, versión Reina Valera, año mil novecientos sesenta. Sobre los
pies de la cama dos chalecos doblados del mismo modo, bajo la cama las puntas de un
par de bototos asoman como dos animales negros tímidos. Por la ventana se ve un
moro y un limonero. Emanuel conoce en su cuerpo las huellas vetustas de sus ramas,
comprobadas cuando impúber. Bajo la sombra de esos arbustos y aun bajo la tierra
fértil de aquel pequeño campo descansan media docena de mascotas: peces, gatos, un
en tiempo. Si los árboles pudiesen hablar nos referirían las sentidas homilías del
entonces niño, quien Biblia en mano invitaba a su madre y abuela a cada funeral y
rogaba a Dios recibiera en sus brazos tiernos a esos animales, víctimas del sino del
tiempo y la enfermedad. Ahí está Emanuel, mira desde la habitación por la ventana
hacia el oriente, su pie siguiendo el compás de la música que no escuchamos, pero que
él parece percibir desde la lejanía. Suenan los débiles golpes sobre la madera del
- ¿Mamá?
quitado, entonces los invitados deben guardar el luto. La carne debe estar
sujeta al espíritu, sólo de este modo la oración puede llegar libre de pasiones al
- Así es hijo, considerando que el cuerpo es templo del espíritu. Hay que cuidarlo.
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- Oh, abuela querida, Dios te ha coronado de sabiduría y amor; tus retos son
- No, abuela. Mientras oraba recibí una palabra de ciencia. Creo que el Padre esta
- Le ruego, eso sí, que guarde prudencia. Nada más apóyeme en oración. Dígale a
mamá cuando llegue de sus compras que fui a visitar un enfermo. Ella
comprenderá.
La acritud en la boca, acerbidad dentro del estómago, la presión alta, frío en las
manos y pies. Debilidad corporal; la lengua laxa, los ojos transmiten vistas veladas de
todo cuanto recorren. Las amígdalas crecen como puños blancos dentro de la
carne resucita los juicios del espíritu. No hay ganas de nada, la oración es auto
impuesta, orad y velad para que no entréis en tentación, a la verdad el espíritu desea
mas la carne es débil; Satán acecha en el miedo, en las dudas, ofreciendo gloria fácil
con milagros fáciles, el poder de todos los reinos doblegando rodillas ante él,
te ha vencido hace dos mil años en la cruz del Calvario. Tus principados y potestades
Tierra// SOY HIJO DE DIOS, NO TENGO DINERO PARA PAGAR EL MICROBÚS, ¿ME PODRÍA
USTED LLEVAR? (el conductor le mira de pies a cabeza) Pase. DIOS LO BENDIGA
en la primera corrida de asientos, aferra su Biblia negra, sus manos ajadas por la
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EXTERIOR – PLAZA ALMAGRO – SANTIAGO DE CHILE – DIEZ DE LA MAÑANA
Cruzan luego la calle Santa Isabel, los senderos de la Plaza y se dirigen después en
dirección a la calle San Diego. El otoño mandó a botar con rigurosa respuesta las hojas
de los grandes árboles sobre el suelo, el pasto, el cemento próximo. El cielo está algo
nublado. Ambos se engalanan con abrigos; Holz luce uno ceniciento, el de Sanguinett,
SANGUINETTI : Qué querés que te diga. Estoy aquí porque soy tu amigo,
no porque crea que tus pendejadas tienen algo de coherente. Muchas cosas tengo yo
la bartola. Tengo datos concretos y quiero que vos me ayudés. ¿Está claro?
uniformes y pertrechos del ejército nazi en el persa del cual te hablé hace algún
han puesto al tanto del movimiento nazi que yace en la clandestinidad; pero es algo
raro. Diré: es algo parecido a la clandestinidad, pero estoy seguro que no lo es.
HOLZ : Los nazis siempre se han movido en el país con algún tipo
de facilidad. Esto tiene una razón histórica: la formación del ejército chileno es
eminentemente prusiana.
eso…
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HOLZ : Pero también hay otras causas: la inmigración de ellos a
comienzos del siglo XX. En menor grado su presencia en el sur por ciertas misiones
protestantes como la Luterana, por ejemplo. Hay estructuras de poder que les han
década del sesenta a radicarse aquí con la intención de fundar un sistema utópico con
las víctimas de la Segunda Guerra. Los gobiernos han sido criticados por la protección
abierta y los tráficos de influencias que hubo para proteger a la Colonia Dignidad. Pero
alemanes, en plena guerra, fueron abastecidos en pueblos costeros del sur del país.
hundidas en el sur de Chile. Una de ellas se puede ver a simple vista. Los gobiernos
chilenos de la época lo sabían, pero debían mantener en secreto dicho soporte: debían
ser amigos de ambos bandos o, en otras palabras, actuar con neutralidad sui generis.
amparo del cual vos me hablás fue coyuntural, como cuando los chilotes apoyaron a
boludo?¿Verdad creés que tengo cara de chambón? Por favor Holz, vos me
menospreciás, esto es una ofensa. Me largo, verdad Holz, no tengo ni el tiempo, ni las
SANGUINETTI : ¿No?
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HOLZ : Hay un tipo que contacté. Tiene una tienda de libros y
especies antiguas. Tiene en su poder algo que he estado buscando por mucho
tiempo…
SANGUINETTI : ¡No! ¡El mismísimo bigote del Furher! (El tipo ríe)
pecho). He llegado casi a la verdad, o al menos a la vía que me puede llevar a ella.
SANGUINETTI : (Le mira a los ojos. Luego baja la mirada y se toca la nariz)
No te creo.
HOLZ : Es cierto.
vos sos ingeniero y que verías si los documentos tenían algún valor técnico. No le di
certero es que los detalles que me dio de los facsímiles eran los que yo manejaba de
out).
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Zumarán conversa con alguien pero mirando por la ventana al patio del hospital. Los
orates deambulan como zombies con sus delirios a cuestas. El vidrio vibra como
sintiendo la suavidad de ellos, percibiendo el color, el olor, las ondas. Con sus
compañeras de clase hacía lo mismo. Estuvo hace un par de años aquí. La obsesión le
tenía en su fase terminal. Apenas comía el pobre. Estaba tan demacrado que daba
pena: tenía unos veintiocho años, era un tanto amanerado, se lo trataron de afilar
estaba, creíamos.
misterio.
persona. Se le ocurrió invitarlo a la cocina. El loco le vio el pelo a una chica y se quedó
allí, al lado de ella. La muchacha era nueva, le enterneció el asunto y no hizo mayores
cuestionamientos. En una de esas dice del alma: “quizás si yo hubiese nacido así, mi
había sido regalado por su madre. Él pensaba que por ser hombre. Entonces vinieron
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ZUMARÁN : Nunca más lo vi. Quizás dónde esté. Parecía que su trauma
ZUMARÁN : No, desde luego que no. Más bien de cómo las improntas
logran marcar la vida de un mortal y la mentira cerrada, esta vez de la familia postiza,
frustrados.
MENDIETA : (…)
menciono pues tuvo cierta repercusión médica y porque me consta que en algún lugar
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(La cámara se nubla y aparecen imágenes de citronetas, liebres de diversos colores,
dieciséis años que decían había dado a luz en un corral de animales, en los límites de
las comunas de La Pintana y Puente Alto. Estamos hablando de zonas campestres para
esa época.
setentas toda la comuna estaba formada por potreros y parcelas. Fui un par de veces a
muchacha delgada de pelo largo y rostro puro. Camina por los jardines y pasillos del
hospital). Al comienzo guardó intenso silencio, lo que hizo suponer al personal del
hospital que se trataba de una sordomuda o alguien que sufría de mutismo por alguna
razón traumática. La doctora Wolf, jefa del departamento de psicología, tomó el caso a
expresa petición de ella. Días después habló; decía llamarse María. Solía rezar en los
jardines en lenguas extrañas. Esto lo digo con conocimiento de causa: la doctora Wolf,
años después me confidenció detalles del caso. Bien, lo más asombroso asomó días
posteriores. Decía que su hijo se llamaba Yoshua y que prefería no inscribirlo pues para
MENDIETA : ¿Y él no lo tenía?
del planeta.
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ZUMARÁN : Esto pasó en marzo de 1976. Lo desconcertante sucedió
una noche: desde el ventanal del quinto piso hacia el oriente se pudo observar
comprobó que fue desvirgada en el acto de dar a luz- que coincidentemente apareciera
la estrella en el cielo, que hablara en lenguas extrañas, pero lo más conmovedor era su
voz, su mirada. En realidad parecía beata. Pero claro, la muchacha sufría un delirio de
algún tipo.
Se hizo un sumario, que tardó un par de semanas. Nadie pudo ver de qué modo
escapó. Como no tenían datos al final las pesquisas de la policía fueron inútiles. Se
piensa que efectivamente la mujer inscribió a su hijo luego de ocho o diez años, época
corresponde al hospital. Pero no nos consta. Debo confesar que a veces tuve ganas de
parecieran concertarse con las circunstancias; como si hubiese cierto acuerdo entre los
factores variables y los imponderables. La duda no es sólo mía, por cierto, el problema
incertidumbre haya tenido como opción posible que efectivamente la joven dijera la
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ZUMARÁN : Tal vez porque el que pregunta determina el dominio en el
que quiera que le respondan y también traza ciertos límites a la repuesta. Quizás
de siempre y desde nuestro dominio no existe lugar para lo sobrenatural que propugna
la religión…
hacerlo? ¿Qué puedo hacer si un ser con forma de ángel se aparece en mi consulta,
levitando, expeliendo energía por sus manos? No puedo sino, explicar el fenómeno
desde mi dominio, obviamente, pero hacer uso de mis pocos conocimientos de la Biblia
MENDIETA : Es cierto.
los delirios religiosos en Santiago sería un tema interesante. Pero bueno, hay que
gélido le espera oscuro como una sofisticada caverna; por segundos la claridad del
orates a veces parten la letanía de los automóviles, del viento, de las calderas del
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hospital. Se detiene en el ángulo del pequeño jardín que se ubica a un extremo del
gran patio. La cámara le enfoca mirando al este; luego ésta se acerca a él, quien
parece observar a un punto lejano; parece percibir frecuencias remotas de algún tipo.
La imagen nos refiere ahora a su rostro, su mirada permanece fija. Escucha el ladrido
de una jauría de perros; un poco más allá, tras la reja un grupo de animales persigue a
el cuello de su camisa y se incorpora. Luego sale raudo por el pasillo hacia la calle.
Las uñas cuidadas, casi transparentes en primer plano. Luego viene sobre ellas una
breve tilde de metal que las moldea con cuidado extremo. Hay luz de atardecer; los
haces del sol son fantasmas inclusivos en cuyo interior descansan los cuerpos del
elemental cuarto. El dedo pulgar y su corte, ligeramente extendido hacia el cuerpo; las
ágiles en su brevedad de acción. Las partituras dispuestas sobre una silla, dos libros
cama, su pie izquierdo pisa los tomos, la curvatura de su guitarra en el muslo, las uñas
escuchan tres golpecitos de madera. Entonces empieza la música; parece que ángeles
minúsculos revolotean donde se proyectan los haces del sol otoñal. Fernando Sor.
mismo.
- No. No puede ser lo mismo. De igual modo: si apoyo mi índice o pulgar sobre la
cuerda anterior (lo que se representa con una < sobre la nota) el sonido será
diferente.
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- Detalles de la interpretación…
- A cada cuerda un dedo, las marcas del intérprete sobre la partitura; los fortes,
- …creo que nos parecemos. Tú con tus detalles, yo con mis números.
cerrar esos ciclos, seguramente, nos lleva a la necesidad de oír música. ¿Sabías
- Te olvidas que mis dominios no son los mismos que los tuyos…
- Cuando golpeas un lápiz sobre una mesa con la misma frecuencia. Básicamente
nota.
- Ah… No es que haya sentido miedo, pero algo de turbación; quizás la misma
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- ¿Dónde encontraste esa joya?
obra. Bueno, el disco también tiene sus particularidades; es más bien una clase
- ¿Cuál?
- Experimento.
- He aquí el sucucho.
- ¿Cuál?
- Te juro que nunca había venido a esta galería. Muy pocas veces a San Diego.
- Aquí hay rincones que parecen de otra ciudad, o dicho de otro modo: a una urbe
paralela.
quizás qué personaje público, chucherías diversas. Con suerte puedes encontrar
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- Seamos breves, Holz, no me siento bien…
sol logra iluminar el piso similar al de un tablero de ajedrez, los pasillos en segundo
gente recorre matando el tiempo, a modo de diversión. Quienes deambulan por sus
reportada por ningún local externo; entrar a dicho laberinto borgiano es entrar al
último lugar posible. En el segundo piso, Armando Méndez Carrasco tuvo una librería
de viejo. Allí solía vender sus obras, siempre acompañado de una o dos mujeres
juguetes del siglo pasado, botellas de vinos de selección, adornos de bronce. Cierto
filtro amarillo, dado por una polvorienta ampolleta que cuelga de un par de alambres
desde el techo, ilumina el espacio. El viejo sigue anotando una palabra cuando
SANGUINETTI : Un placer.
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SANGUINETTI : Apenas nos asomamos por la ciudad, (observando alrededor).
Bonito boliche.
de los años cincuenta. Fue un afamado neurólogo sueco que hizo clases en Buenos
Aires, donde nos conocimos, y se radicó por algún tiempo en Santiago. Me han dicho
que su material, no todo por cierto, deambula por algunos rincones de Santiago.
Mientras Holz habla, Sanguinetti examina sin pasión los elementos expuestos en los
mesones de la tienda. Hojea algunos volúmenes ajados. Casi sin pensarlo, en un acto
reflejo, sus ojos apuntan a un diminuto cuarto cuyo interior se ve apenas pues la
HOLZ : En efecto.
VIEJO : Ah… Creo que nos estamos entendiendo. Espere, iré a buscar dos
sillas.
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del recinto con llave. Los psiquiatras se observan con cierta incertidumbre. El viejo
letrero de la ventana – que decía “Cerrado”- y al otear entre los elementos hacia
adentro, se disuadían de insistir. El Viejo había conocido a Binder de joven. Le refirió los
lanzado una batería de pequeños datos referidos al alemán. Amor con amor se paga,
habrá pensado.
Sanguinetti es ingeniero, le dijo Holz; queremos continuar la obra del doctor, para que
Tenemos el apoyo de alguna gente para continuar con los estudios referidos al tiempo;
Aires, pero no tenemos los planos que al menos nos den el inicio para proseguir con el
proyecto. Yo les puedo facilitar los originales de sus textos – dijo el Viejo,
seguramente, puede descifrar algunos trazos; él los esbozó con la ayuda de un físico
alemán que conoció cuando trabajaba para la causa en el campo de judíos. Hay
pudor decirlo, me dan ganas de pedir disculpas – Holz sonríe, Sanguinetti distiende el
rostro- pero bueno, ahí están, camaradas. El corazón y el intelecto me dicen que
flashazo, que había la posibilidad de que él y Holz fuesen partícipes del texto, como
personajes, luego su pensamiento derivó en estrépito: era probable que algunas líneas
de las “descripciones” les tentara en forma tangencial. ¿Qué era lo que el viejo
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pensaba de nosotros? Pareció haber cavilado Sanguinetti y por momentos se evadió de
la plática, por lo que el viejo le miró y le demostró algún grado de molestia. Además en
la lectura de los rasgos de Holz, algo no le cuadraba. No conocía por cierto su apellido,
sólo el de su acompañante, que sonaba a italiano o argentino. ¿Quién era ese tipo de
rasgos peligrosamente semitas? ¿Cuál era su apellido, dato que podía ser el inicio de la
Buenos Aires, ¿serían ambos los dos papanatas sionistas que sospecharon de él, que
solían espiarle, que intentaron expoliar sus documentos ese día en que su esposa se
quebró el pie al bajar de una escalera, o uno de ellos el estudiante homosexual amante
suyo, excusa para dejar la cátedra trasandina y venirse a vivir a Chile? ¿Qué quería
entonces, el muy hijo de puta, cincuenta años después? Con esta emoción, creyendo
en la segunda opción como la válida – quizás por qué descartando la primera (así es el
- (desencajado) No, desde luego que no. No sabía que él era del otro partido…
Los dos amigos argentinos se miraron nerviosos. Algo había funcionado mal – por mi
madre, qué boludez, si todo iba tan bien, pibe- y era urgente la elaboración rápida de
un plan y su accionar inmediato. Como dos guitarristas que se miran y saben llevar el
desarrollo de una canción, como dos futbolistas articulan la jugada perfecta en la zona
ígnea de juego, antes de perder la única posibilidad de pista, luego de años, atacaron
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casi al unísono: Sanguinetti le arrojó su palma abierta la cual cayó como el hormigón
lanzado con rabia por el albañil contra el bloque y Holz, que hacía tiempo no
palestino en Tel Aviv) le asestó un puñetazo en la boca del estómago; ambos con sus
encontrar el material, tarea nada de simple. ¿Qué si el libro de Binder, editado por el
Viejo, no se encontraba ahí, sino en la casa del tipejo? ¿Qué si aquel nazi alucinaba con
el texto y se equivocaba en la posesión de aquél, como tantos otros que dicen poseer
el cráneo del eslabón perdido de Darwin y no poseen más que calaveras arregladas de
primates comunes y silvestres? Bueno, si es que el lector quiere saber lo que sucede,
…sin embargo, tarde o temprano todo lo oculto ha de ser manifestado, y lo que se diga
en intimidad se hará sentir en las azoteas; pues es necesario que el hijo del hombre
venga en gloria y majestad a juzgar a las doce tribus de Israel, a separar a los corderos
de los cabritos, a disgregar la cizaña del trigo. Pero en esa época de la manifestación
vendrán muchos en nombre de Cristo diciendo “Yo soy”, mas no deis fe a ellos; o si
relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la
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VITOKO, SoLOOO dNUevo DICE : xuxa, ctm, t olviste?
nos jntmos
SHAI, MATRIZ PROJECT DICE : tnis que sprar 1 tanto, dme algs 2dos
XD
busk
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VITOKO, SoLOOO dNUevo DICE : xuxa
SHAI, MATRIZ PROJECT DICE : una weá re loca... veela dja ela2
VITOKO, SoLOOO dNUevo DICE : d + xuxa, tngo k salir. Yamm mnña xai cuidte
en sendos cristales de los anteojos. Todo es oscuro (es análogo a un programa literario
de entrevistas); el lcd del ordenador parece ser un tragaluz a un mundo paralelo; allí
revisa con insistencia los posteos antiguos de la sala Paranormal de el Antro o el foro
misterio, versiones subterráneas de la historia, las crónicas del papado, las profecías
de Nostradamus. Pero hace algún tiempo le rodeó una mágica obsesión relativa a la
religiosidad: comenzó a cotejar los vaticinios bíblicos sobre el fin de los tiempos y el
asunto le quitó por muchos días el tiempo requerido para la redacción de su tesis. En
sus obsesiones encontró en la red información sobre un tipo que decía ser el Anticristo
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y, al mismo tiempo, la reencarnación de Jesucristo en la tierra. La materia podía no
haber sido más que una línea de curiosidad entre la infinidad que surge en la mente de
El video, aparecido en Youtube, tenía muy pocas visitas; a saber siete u ocho.
pentecostales. Tenía una duración de diez minutos en los cuales desplegaba una
pidió por su hijo que yacía postrado en una silla de ruedas. En un comienzo él se negó
indica que no es el tiempo. Pero algún detalle –que no podría precisar con certeza- da a
indicar que la mujer viene desde lejos – quizás fuera de Santiago, muy probablemente-
asamblea que se dispusiese a orar; luego hizo señas a quien filmaba para que dejase
pantalla se va a negro; luego, dentro del mismo telón oscuro, aparece el ruido
provocado por líneas e interferencias rojas y azules, y retorna con dificultades la señal,
un tanto más opaca que denantes, pero con un detalle: se percibe que la máquina
aquí el momento más turbador del documento: el predicador abraza al pequeño, quien
parece un servatillo muerto en las extremidades recias del amante cazador, lo atrae
contra sí y procede a dar vueltas con él sobre el escenario. El lente de la cámara tiene
alguna dificultad para secundarlo en el movimiento, pero logra atraparlo en sus límites
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predicador platica en lenguas extrañas. Entonces, en un acto arriesgado, acompañado
de movimientos ásperos, deja descansar los pies del muchacho en el suelo en tanto
sigue sosteniendo el tronco del impúber y, mirando a los ojos de éste, lo azuza a que
camine sobre la tarima. Uno, al saber que el estado del muchacho es deplorable, nada
más siente vergüenza ajena del inminente fracaso público del predicador; es más, se
es tentado a cerrar la ventana del navegador y buscar otro video que satisfaga de
mejor grado. Pero a punto de la hazaña que no llegará, de acuerdo a las percepciones
humanas que se maneje en forma individual - que no difieren de uno y otro, salvo que
luego, con mirada penetrante le habla al enfermo y éste tensiona las extremidades
espacio. En realidad eso da miedo, también los gritos, el gemido de la mujer que se
mueve en el suelo, incrédula o, mejor dicho, en estado de shock por lo ocurrido. Luego
único, por cierto- de llamar a su cuñado para contarle lo sucedido. Ambos habían sido
lógica del mártir, prohibido. Pero estaban ahí, sentados en el segundo piso del café
húmedo que descansaba exánime en el asiento de su costado. Eran pocas veces las
que conversaban y las veces que lo hacían nada más tocaban liviandades expresadas
en monosílabos y frases matrices. Por eso les costó hablar, y las primeras palabras les
una plática madura. Pero más para él que hacía algún tiempo, deslizado por los
y el desgano, se había disuadido de no ser infiel, aunque ganas no le faltaran. Fue ahí,
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y sólo ahí, que comenzó a fantasear con las mujeres que por circunstancia coincidía,
con aquellas que revolvían de algún modo sus hormonas herrumbradas. Una de las
pocas que podían sobrepasar la selección era, precisamente ella, Lourdes, su cuñada,
quien trabajaba como enfermera de la Clínica Santa María. Por eso el cosquilleo, la
medios o en televisión. Él pidió un café capuchino y ella uno express. Le dio tedio
estar ahí. Era menos agraciada que en sus sueños, (quizás ostentaba una talla menos
impedimento para que no le gustase y gran parte del nerviosismo era producto
precisamente de eso. Pero los personajes que han deambulado como Pedro por su casa
mundo real y a él le pareció que era simplemente su cuñada, no la mujer que noche a
noche alimentaba sus sueños húmedos. Por eso pronto olvidó las fantasías nocturnas
disiparan entre las gotas de lluvia que caían allá afuera. Ella le refirió sobre temas de
trabajo y, aunque él hablaba poco, ella sintió que hablaba lo suficiente pues durante
mucho tiempo nadie le había prestado atención, tanto así como para hacerle preguntas
pertinentes de lo que hablaba. Luego de una velada en un bar del barrio Lastarria,
luego de una caminata por el parque Forestal él le tomó la mano, así, sin pensarlo en el
“chucha que estoy haciendo” y después la rendición absoluta; ella le propinó un beso,
cuerpo con cuerpo, las luces rojas, las sábanas ásperas, la piscola en los labios, el
Pronto la gente del sector sur de Santiago corrió la voz del hermano que sanaba a los
enfermos y echaba fuera demonios. Eso se ve en pantalla con la imagen de una señora
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que lleva a su hijo cojo por las polvorientas poblaciones, luego con la presencia de un
frontal de la casa de Emanuel hay cierta inquietud, gente humilde espera, en tanto la
abuela del muchacho lleva en sus manos una bandeja con algunas tazas saltadas que
dentro de sí contienen té; algunas mujeres que le visitan intentan ayudarle. Adentro
Emanuel tiene pena, ora arrodillado a los pies de su cama, se quita el agua de los ojos
con la yema de sus dedos ásperos de guitarra y madera. Pronto se levanta, se asoma
al dintel de la cocina y apenas mirando a su madre, que pica cebollas en ella, le dice
- Madre, dígales que no puedo atenderles. Que vayan esta noche a la capilla.
- (Mirándole con dulzura) Pero hijo, no sabes de qué lugares tan lejos vienen.
Piensa en ellos.
- Está bien.
dejan escurrir lágrimas por sus ojos, otros agachan la cabeza. Pero, señala, hará el
milagro a quienes crean y para eso es necesario que le empeñen, por breves instantes,
instrucción y con lenta premura, aquella que es propia de los ancianos e impedidos, le
entregan sus pertenencias; ahí el decrépito, con paso cansino, temblante, ahí la madre
con su hijo cojo, ahí la mujer tullida y horripilante. La abuela de Emanuel se emociona
por la fe con que obedecen y exclama en voz alta un gloria a Dios, alzando las manos
al cielo. Al traer las pertenencias al joven predicador éste las contempló con dulzura y
las aferró haciéndolas una sola contra su pecho. He ahí un detalle excéntrico de los
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cuerpo, el profeta que lee el corazón de Dios y lo declara en voz alta, lo hace público
mujer salió y entregó las especies a cada dueño, aun conmovida por el poder que
expelía del cuarto en que el sanador realizaba sus ayunos, la unción divina le dejó
enajenada y apenas abrió los labios echó a llorar mientras los ancianos caían rendidos
al suelo, u otros temblaban al tocar los ajuares ungidos por el enviado. Pero ¿quien
dice que todo no es más que una sugestión, que es producto de la ineptitud del vulgo
virtud de sacarles del sufrimiento próximo, volcando su atención a un futuro que nunca
arribará? Sí, esto no es más que un cuento, una estratagema barata que valida la
estructura bajo la luz de la razón. Los milagros no existen y, si hubiese ocasión de que
Cuando visito las construcciones que dejó, me pareciera que asistiera a una
plática con él; siento su espíritu en sus obras. Quizás eso no te parezca muy
“cristiano”…
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desarrollándose; pasaron nueve meses desde que le diagnosticaron el cáncer
hasta que partió a Italia para continuar el tratamiento allí. Tres meses más
ésta a la exposición que montó en la Estación Mapocho, otros tres meses para
que su novio llegara de Europa a buscarla. Pero el tres no es más que una
circunstancia en mi devenir…
- ¿Por qué?
naciste?
- En otoño…
- (Sonriendo) Primera vez que alguien no me responde con una fecha. ¿No te
acuerdas?
- No.
- Veinticuatro.
- ¿Viejo?
- Oh, no quise decir eso, digo que pareciera que tuvieras más edad.
- Bueno, es lo que dicen mis documentos. ¿Por qué te interesa saber mi fecha de
nacimiento?
- No sé, es porque quizás juego con los números y tomo como punto de partida la
catorce pasos desde la entrada hasta el último muro y catorce desde la puerta a
la reja. Puedo estar toda la noche contándote sobre cómo dichos números
sus criaturas…
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- Emanuel, disculpa, estamos llegando.
Ellos, caminando por las cercanías del Barrio Lastarria. Es una tarde soleada de
Torreones…
- En efecto; las piedras, la torre, los escudos de armas sobre las ventanas;
- Tienes razón. Esa estructura fue diseñada por él. Era uno de los trabajos que
más le alegraban.
- ¿por qué?
- Veía que gente de todas las clases sociales pasaban por ahí, eso le colmaba de
gozo, pero aquél es, por decirlo menos, una actitud contradictoria.
pero tuvo cercanía con la clase obrera; fue uno de los fundadores del partido
- Más que eso: decía que a través de una arquitectura que fuese respetuosa del
espacio natural el hombre podía ser feliz. Sin embargo, se suicidó. Eso es lo
discordante.
- Es raro…
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- Desde una perspectiva quitarse la vida no es signo de infelicidad, todo lo
contrario: el hombre piensa que tras el umbral se puede ser más dichoso; no se
- Tienes razón, para alguien que cree que la vida es solo estos tres o cuatro
- Menos a Kulczewski, que pervive en las obras que dejó en Santiago, muchas de
- ¿Cómo así?
- Desde luego; conozco sus líneas como las líneas de mis manos, sus contornos,
- Está bien.
llegar en media hora. Posee la confianza de ella como para pedirle las llaves, so
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pretexto de avanzar en el trabajo de tal asignatura, y deambular con libertad por la
vivienda que posee habitaciones clausuradas, para ser exactos dos. Una de ellas la
que había sido usada por la hermana de Agnes el tiempo en que vivió en Santiago
siete veces desde el momento en que la conoció, sobre la razón por la cual dicho
espacio estaba vedado; todas esas ocasiones, o la mayoría, Agnes le había referido
las mismas palabras de siempre: “en ese dormitorio habita el dolor”. La muchacha
acostumbraba no frecuentar ese espacio y, todas las veces que cruzaba el umbral,
lo hacía por extrema necesidad, deseando enviar a alguien, si fuese necesario, con
el fin de evitarse la molestia. Pero esto nunca sucedía pues la chica no tenía en su
dicha tarea. En un tiempo en que las cosas anduvieron bien con Víctor, ni siquiera
hubiese sido indispensable, Agnes habría acometido la labor con el fin de mantener
Fue la misma pregunta que rondó por la conciencia del bujarrón en esa tarde; el
aire estaba algo denso, las manecillas del reloj parecían haberse derretido y el aire
pasos milimétricos y la cerveza que Alfonso encontrara hace unos veinte minutos
abochornado.
sistema que impidiera pudiese entrar. Esto, más que provocar alivio o un
“Sabía que estaría sólo, sabía que llegaría tarde y ¿dejar el misterio a vista y
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otro hemisferio de su raciocinio, esa especie de conciencia mala que aparece
nada, nada!
serio, fue un volón del momento, oh, no pensé que pudiese afectarte tanto, si
tan grave, dímelo, por favor, no me dejes con la duda, quiero saber por qué me
castigas.
Dos tipos altos, de rostro cobrizo y traje oscuro, salen de la sala de embarque
arrastrando sendas maletas. Cargan en su rostro gafas oscuras; los ventanales del
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aeropuerto otorgan cierto matiz onírico a la imagen; caminan erguidos por el pasillo
del edificio y pronto se dirigen a la salida. Allí, al cabo de esperar tres o cuatro minutos
suben a un taxi. La perspectiva de la cámara nos muestra a los dos visitantes sentados
GAVRIEL : Perdón...?
CHOFER : No, nada, pensaba en voz alta (Pausa) ¿De qué país
vienen?
La cámara enfoca las manos de Mikhael que sostiene un libro con el mapa de Santiago
de Chile; cuando lo abre asoma un papel cuadriculado escrito con lápiz de tinta. En él,
Gavriel observa lo que escribe, luego mira a los ojos de su compañero, pero parece
invierno, pero algunas charcas son percibidas por los pasajeros a la orilla del camino.
La nube cenicienta que acostumbra ser aureola sobre la cumbre de los edificios es
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apenas perceptible; tan pronto se van acercando al centro de la ciudad distinguen
plateado, lee sus inscripciones, luego lo abre y se lo echa a la boca; la cámara muestra
testigo de la caída de varios meteoritos. El más grande de ellos cayó en el sur de Perú,
El radio del impacto es de treinta metros, una medida considerable, teniendo en cuenta
consideremos que hace cincuenta mil años cayó un meteorito y produjo un cráter de
1250 metros de diámetro. Esta vez el impacto de un cuerpo que se calcula de tres
ABEL AGUAD : Así es Marcos, estoy aquí, como bien tú decías, en las
noticia del momento dice relación con el asesinato, en horas de esta madrugada, de un
interno el que fuera encontrado por sus propios compañeros en uno de los pasillos del
hospital. Las causas de muerte aún se están investigando, pero las versiones
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en el sector de su cuello, las cuales habrían sido producidas por terceros. Es una
entregando más detalles de lo que acontece en este sector del gran Santiago. No sé si
ABEL AGUAD : Bueno, durante las primeras horas de este día pudimos
conversar con algunos auxiliares del hospital y ellos nos indicaron que la situación les
tenía bastante asombrados. Decían que por lo general los internos son bastante
cercanas. El caso es más misterioso aún puesto que el enfermo, individualizado con las
interna, por lo que se están investigando distintas líneas de acción. El médico de turno
del Hospital, el doctor Luis Garaycochea indicó que se están prestando todas las
noticia.
días.
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La cámara los sigue; ambos despeinados, agitados, observan de cuando en cuando
hacia atrás, intentan ocultarse tras los árboles o letreros de los locales que se yerguen
en ese espacio de Santiago. No llevan nada en las manos, pero sus rostros, pese a la
qué estado físico, che, tanto tiempo sin correr; por ahí, pibe, salgamos por Nataniel y
transitan a esa hora del día en el espacio céntrico de Santiago; suben al bus. Ambos,
agitados esperan poder respirar con normalidad para reiniciar la plática; bajo la
chaqueta está el preciado documento que impide que Holz se siente con sencillez.
peligro. Si querés tenerlo guardalo vos, pero piola, que pueden habernos visto.
Holz le pasó el documento a su amigo y éste, con cuidado extremo lo apañó entre sus
ropas. Luego procedió a acariciarse el labio inferior y mirar el dedo con que lo hacía
por si algo se asomaba desde él. Tras un rato Sanguinetti percibió el trámite y se
preocupó un tanto.
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SANGUINETTI : Y, ¿qué pasó, moishe, algún percance?
HOLZ : Parece que el bolsero ése me dejó abombado con una furca
doctor.
SANGUINETTI : Oye y que tal si nos vamos por una birra a algún cabarulo,
por aquí, cerca de Bio Bio me han dicho que hay algunos.
SANGUINETTI : ¿Por qué no, hay unas troteras bastante buenas? Nos sirve
Antológicos, che.
SANGUINETTI : Yo invito, con que no nos salgan un par de trabucos por ahí
Shai en el ciber café que atiende en las noches, tras ir a la Universidad; deja su
desde dicho lugar – que se ubica frente a la estación de Metro Bellas Artes- hasta su
trabajo. Esa noche llegó quince minutos antes de lo acostumbrado y, al ver a Pedro
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cuadrando la caja, no le dieron ganas de entrar y prefirió hacer tiempo sacando un
la avenida José Miguel de la Barra, con sus ojos luminosos, le atisbaban indiferentes y
pasaban pronto. La caja de cigarrillos se tambalea entre sus manos, es decir, una
pensamientos de asueto. Un poco más al norte las mesas de los café cercanos al
Parque Forestal, un par de librerías, los semáforos, los lanzafuegos, el Palacio Bellas
Artes pintado por media docena de escupitajos luminosos, detrás, el caballo de Botero.
Despierta: chucha, tengo que llamar al Víctor, pero antes afinar algunos detalles. Tres
punkies que pasan por Monjitas le piden monedas; él no, no tiene, y entonces le
bolsean un cigarro y él para sus adentros, chucha, maracos, me cagaron igual, y ahí
tienes hermano, que te vaya bien, y pa más remate quieren fuego, hueones barsúos,
pa nunca más//
viniendo, menos mal. La policía preguntó por él. Les dije eso. Mejor; no quiero tener
dramas. Si llega a venir toma el teléfono y avísale a los tiras no más. Ese culiao es
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PEDRO : Tenís que trabajar no más. Si tenís drama con los horarios
SHAI : Gracias.
Tan pronto Pedro, el dueño del recinto, salió por la puerta de entrada a la calle José
Manuel de la Barra; el cielo de Santiago de Chile había sido cubierto por una sábana
maestro a controlar los equipos que estaban encendidos. El día sin altisonancias,
cansancio que uno tiene cuando no hace nada. Pronto se levantó y se dirigió al
Adentro las cosas no sobrepasaban la línea recta del día: todo como siempre, los
dependienta de una tiendita de música que solía pasar media hora por el local, antes
Minutos después ingresó un tipo delgado, menudo, con los ojos rojos y aliento a
cerveza. Se veía un tipo decente, por lo cual Shai no se cuestionó pedirle no ingresar al
local; le designó la cabina siete que, a su pesar, no tenía el equipo prendido y, antes de
de encendido. Shai no se hizo mala sangre y se dio media vuelta; el cubículo central le
esperaba.
Tras navegar un rato, de controlar los computadores mediante las quince pequeñas
cada cierto rato; en realidad, la mirada del sujeto era insistente sobre él, desde el
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primer minuto; la del cliente era una inspección de “yo te he visto de algún lado” o de
cibernauta le sugería la segunda opción, más que la primera. Pero él tenía una
facilidad: podía ser dios en esa aldehuela virtual. Hizo clic en la pequeña pantalla que
reflectaba los movimientos del PC número siete, ésta se maximizó, ocupando gran
un sitio porno para homosexuales, Hotmail y Facebook en el perfil propio. El tipo era
analizarlo, sin el miedo de que se pasara rollos de ningún tipo; y claro, era el mismo
tipo que alguna vez había visto en algún carrete de la facultad y que sabía, era íntimo
algo oscuros, como de la familia de los gallos que pasaban los fines de semana por
Ahí nada de prohibido, nada más que cadenas con PPTs subidos de tono, bien maracos
– seamos claros- y Spam. Shai sonrió reflejamente y tendió a mirar al sujeto, éste se
sintió percibido y al mirar devolvió la sonrisa, acto que incomodó al primero, tanto que
empaló los músculos de la cara, “no sea que este fleto piense que me está pichando”.
Un sorbo de Coca Cola, va a la carpeta Música, doble clic, se abre ésta y frente al
listado escoge un disco de mp3 de música anglo del ochenta; esperan en la barra de
herramientas dos ventanas minimizadas en las cuales trabajaba antes de que el amigo
de la cuática Agnes, la ex del Vitoko, llegara a revolver las aguas de este día
demasiado sosegado.
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Pasaron algunos minutos y Víctor, que estaba conectado a la red, pero sin Messenger
abierto – que es una lata, hueón, no avanzai nada y parecí pendejo chateando- al abrir
De: shai_pmatriz@gmail.com
Para: victor_gaudi@hotmail.com
una celebridad en la red. Más de cien mil visitas en dos semanas, un record y con
posteos de gente de todo el globo. Eso por un lado, lo otro, ven a verme o veámonos
mañana, pasó una weá super cuática. Vino el Alfonso, Alfonsín, el amigo de tu ex y el
culiao llegó entero de borracho. Pude cachar lo que chateaba con otro maraco y estaba
pa la cagá: peleó con su amiga Agnes, pero así, muy a concho, tanto que la mina lo
echó de la casa. Y ¿sabís por qué? El culiao se metió a un dormitorio “prohibido” que
cagá, se puso a llorar y lo vi por su web cam, culiao cochino se sonaba los mocos con
una hoja mugrienta que sacó del papelero. ¿Adivinai lo que vio en el cuarto y por qué la
mina se puso tan cuática? Ven a verme y tomémonos unas chelas, verdad, yo me rajo
por esta vez, y nos vamos al latas o al mesón. Ahí te cuento, es una weá re loca; te
conviene.
Nos vemos
Shai
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Tan pronto abrió el email y leyó el contenido, Víctor indagó por la hora en que había
sido enviado: sólo unos pocos minutos atrás. Sabía que Shai, al igual que él, no
acostumbraba a mantener el MSN abierto, pero supuso que, por la urgencia, había
hecho una excepción. Pronto abrió el programa y el único en línea era precisamente,
noticias?
SssssHHHhhHaIIIIIiiii LVOHL : d+
SssssHHHhhHaIIIIIiiii LVOHL : 12
buskr
única persona que tenía cerca de sí: Emanuel. Pero él no usaba teléfonos, ni correo
casa, en la comuna de Puente Alto. Agnes no conocía más allá del campus San
Joaquín de la Universidad Católica por el sur y por el poniente el metro Las Rejas. Salir
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de su casa y llegar a un punto lejano, que bordeaba los límites de la Región
Metropolitana, era dificultoso para ella que apenas sabía andar en microbús por las
noche incierta, apática y helada de la capital, que empieza con el retiro de los obreros
a sus casas, con la desnudez de las avenidas principales. Encima del largo microbús
Agnes observó el Santiago que no conocía, y con los matices góticos de la noche leyó
la ciudad con los ojos de Kulczewski; asomaron sus pensamientos pasados; el viaje por
tocando por primera vez en años los recuerdos que había acostumbrado a bypassear,
por comodidad o cobardía, no lo sabía aún. Su vida poseía los rasgos paranoides y
persiguen a todos, la animosidad de que todo parece funcionar, pero nadie lo hace de
modo satisfactorio. Era su diagnóstico sobre si misma, sin embargo, luego de algunos
para conocer el dictamen médico de sus afecciones, por miedo, pero no sabía a qué.
incertidumbre era más llevadera que la certeza, pues la primera admitía un espacio
para comodines intelectuales, pensamientos que rumiados por la mente, pudieran ser
trauma de la expectativa, casi como se llega a una deducción fútil tras algún problema
doméstico. Pero el pavor vino tras de él y pensó cambiar de pensamientos; ahí estaban
los números, tres paraderos, un poste cada cincuenta metros, las líneas continuas de
la calzada dos, por cada segundo, o una cada segundo si es que el microbús bajaba la
lavamanos, ella jugando con agua, recolectando cabello por cabello, e hilvanando en su
dedo las fibras castañas mezcladas con jabón. Ella en el espejo, con una máquina de
afeitar en las manos, temblando, con los ojos colmados de lágrimas, rasurando su
cabeza rayada en partes con las marcas de historias antiguas. Sus piernas colgando del
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asiento del microbús, su reflejo imperfecto en la ventana, la gente esperando en los
que la armonía de los sones actuaba hasta en las más minúsculas partes de su cuerpo.
secuencialidad brillante.
humano es menos gregario de lo que se piensa. Cada ser humano, en rigor, está
plegaria por reconocer esa necesidad, el volver al rumbo natural. Han criado a la
los protohombres que han muerto solos, aferrando sus luchas hasta el final o, mejor
el viento voltea las hojas secas del suelo, las caras tristes de los
ciudadanos olvidados por el poder, las primeras gotas se ponen frente al chofer en el
parabrisas, escupitajos del cielo, la sensación de miedo, pero no saber por qué, dónde
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están los pensamientos que lo provocan, es decir, la experiencia que los alimentó y en
qué parte o bajo qué mecanismos han sucumbido al olvido, la mente es tan intrincada
como las grandes ciudades y su red de inagotables avenidas. Las calles aquí son
pobres, la avenida Santa Rosa y sus galpones introductorios, las casas pareadas, las
plazoletas lúgubres – pájaros negros colgando de las ramas lánguidas de los árboles- la
tristeza…
AGNES : Oh, déjame verte, tienes un poco de sangre, Gigi, dime qué
hiciste…
GIGLIOLA : Qué quieres que haga, qué saco con tener todas largas y
esta corta.
GIGLIOLA : No.
buses, caminando consternados a sus casas, las gotas de la lluvia atosigando a las
charcas oscuras, los vidrios del microbús se comienzan a empañar según suben
80
Mendieta pronto comprobó que una red de silencios guardaba con severidad el
preguntar en forma directa por aquel episodio, sino de modo tangencial, sugiriendo
empleados más antiguos guardaban la historia del hospital con cierto recelo, quizás el
gana frente a la reserva de los paramédicos, también cerraría todas las puertas para
seguir investigando. El plan, ahora, era buscar una nueva estrategia para hacer frente
Zumarán le había sugerido. Luego de dos noches de búsqueda, tras una llamada al
psiquiatra y una conversación tensa con una vieja enfermera que le preguntó de mala
gana qué hacía él allí y tan tarde, cayó en cuentas que los papeles del día en que María
pacientes ese día y los siguientes. Con decepción Mendieta guardó los folios
amarillentos y se despidió del empleado que atendía y que guardaba sus elementos de
onces. Era temprano, aún la luz del día, sino en plenitud, al menos en resabios del sol
que había alumbrado antes, caminó sin rumbo por los pasillos del viejo hospital,
buscando quizás alguna pista providencial que le sacara del punto muerto en el que se
encontraba su indagación. Observó por los ventanales lejos, a la cordillera, lugar sobre
el cual imaginó el cometa mencionado por Zumarán treinta años antes. Sufrió una leve
corazonada: qué tan poderosos son los hechos como para que recuerden,
Preguntar, a alguien con más de treinta años en el hospital, si recordaba los días en los
cuales el cielo de Santiago había dejado mostrar el cometa West, a mediados de los
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años setenta; entonces alguien, que seguramente guarda con sentimentalismo dichas
joven que decía haber sido depositaria de la simiente del Espíritu Santo. Seguiría
inquiriendo, así como sin demasiada atención, hasta que el informante vertiera la
mayor cantidad de pistas posibles sobre el caso. Pero el entuerto era, en el buen
sentido de la palabra, sólo una posibilidad lejana entre muchas y, en el mejor de los
casos, perdería el tiempo, pues el ejercicio debería hacerse una y otra vez hasta
conseguir algo. La realidad pensada nunca es, de buenas a primeras, tal cual se
distintos desarrollos paralelos, al mismo tiempo? La respuesta es sí: eso podría darse
receptor. Entonces bien podrían escribirse novelas de versiones – hay casos, pero lo
peor es que los novelistas no han reparado en ello- o narraciones que tuviesen muchas
posibilidades de desarrollo – Rayuela, por ejemplo, aunque el azar, que en nuestro caso
no debiera correr en el desarrollo escritural, sino un destino que pareciera ser causal,
Mendieta está ahí observando parte de Santiago tras el ventanal, pero sus ojos no
espera. Por algún motivo, indeterminable en esta perorata, la vieja salió de su sitio y
encaminó sus pasos a Mendieta, quien no se percató de ella, salvo cuando ésta se
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- Le veo preocupado. ¿Espera a su señora? ¿Fue padre estos días?
- No.
- Sus ojos están tristes. Quizá pueda ayudarle. Muchos hombres como usted han
venido aquí por infinidad de razones. A veces sus ex novias han tenido hijos y
ellos, pensando en que nunca más las pueden recuperar, se echan a llorar.
Otros han venido a insultar a sus mujeres por haberse embarazado, otros, como
- …
- ¿Entiende mi pregunta?
- …
es muy interesante, pero estoy aquí por eso, por la pregunta que le formulé. Si
- ¿Perdón?
- Hablo de la Pura, una jovencita que llegó aquí al hospital hace unos veinticinco
o treinta años.
- …
- ¿Está bien?
- Sí, desde luego. Disculpe, en realidad no me siento del todo bien, pero no se
- Señor, no tengo tiempo ahora. Mi turno termina a las diez, si desea podemos
tomarnos un café; a usted le hará bien conocer esa historia. Excúseme, debo ir
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- ¿Por qué?
- Usted no puede decir eso; en mis pensamientos busco alguna palabra que me
- Hoy soñé con la imagen de un señor que los días en que estuvo aquí la Pura
muralla. No sé si venía por ella, pero la contemplaba con ternura cuando ella
visto el cometa…
- ¿Qué cometa?
- El Halley…
- Oh, sí, fue una confusión. Fue ese cometa que usted dice.
- Lo que pasó de verdad fue ver al tipo en el lugar en el que usted está. Él miraba
al patio.
mañana.
- Espere… No, mañana no puede ser. Comienza nuestra huelga. Venga hoy a las
diez.
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- Muy bien. A las veintidós en punto. Nos vemos. Gracias. Perdón, ¿cuál es su
nombre?
- Eso no importa.
85
Mendieta sorprendido, ligeramente
obnubilado por el momento epifánico, La enfermera se despidió de él con
siguió viendo la postal de Santiago, las una sonrisa, caminó desprevenida
sombras de los edificios sobre las hacia la mampara en cuya puerta
construcciones del oriente. Con las manos
se erguía un letrero de cartulina
heladas y luego de rato, retrocedió para
caminar por las escaleras hasta el patio. que decía “Entrar sólo personal
Transitó por el pasillo buscando la salida autorizado”, sacó un manojo de
cuando tuvo una ocurrencia surreal. Dio llaves, con una de las cuales abrió
marcha atrás, subió rápido las escaleras –
el abrigo embrollándose en medio de sus
la puerta. Tenía tanta práctica que
piernas ágiles- llegó al piso en el que había pese a la cantidad de metales
platicado con la vieja enfermera, caminó escogió uno casi al tacto y se lo
rápido hacia el ventanal y fijó sus ojos en la introdujo a la chapa, abriéndose la
muralla, próxima al nacimiento de la
ventana; con las uñas removió un poco de
entrada casi en forma instantánea.
las capas superficiales de pintura, en el Dio unos pasos, esperó que la
lugar en que ésta se mostraba más puerta se cerrara sola y se ubicó
defectuosa, y llegó a la primera, antigua, tras un estante, con el cuidado de
celeste. He aquí lo sorprendente: en ella,
dibujada con una punta, de un cuerpo
que afuera no se asomara ninguna
metálico presumiblemente, la figura de una sombra tras el vidrio catedral.
estrella de David asomando del olvido de Sacó su celular y buscó con las
los años, de la oscuridad del olvido. claves < > un nombre registrado
Mendieta consultó por inercia su reloj; éste
marcaba las siete con veinte minutos.
en su agenda. Cuando llegó a la
Afuera, a un costado de la caseta de letra D, seleccionó la opción
vigilancia un teléfono público le invitó a DOCTOR y luego SEND. Pronto
contactarse con Zumarán. Condujo su escuchó el teléfono en tono
diestra al bolsillo del pantalón y de un
grupo de monedas que pudo organizar en
ocupado, tiempo en el cual
su palma, extrajo dos. Discó el número del aprovechó de cerciorarse de que
celular del psiquiatra; mientras escuchaba nadie le estuviese espiando
el tono de espera pensó: es una tontera alrededor. Cortó y volvió a repetir
soberana llamar, aún no sé nada; lo que he
encontrado es un dato entre muchos y,
el trámite. Esta vez escuchó una
eventualmente, no tenga relación con lo voz de operadora diciendo: Este
que investigo. Antes de cortar de teléfono está temporalmente fuera
improviso, con la vergüenza de estar de la zona de servicio; esta es una
cometiendo una estupidez, escuchó el
sonido tras el aparato, alguien al otro
grabación de ENTEL PCS. Una
extremo había apretado OK, pero en pocos tercera ocasión intentó discar,
segundos cortaba. ¿Qué sonidos pudo pero su esfuerzo porque le
escuchar Mendieta en esa fracción de respondieran tras del teléfono fue
segundo, lapso en el cual Zumarán se
arrepintió de responder con un aló? Pues
inútil. Guardó el celular y procedió
bien: ruido de gente, el sonido de un motor a dirigirse a la oficina de turno.
y luego tuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.
Había llegado al conocimiento del Proyecto Matriz una tarde de verano, a una
los soplidos del aire y el sol se adhería a las paredes de las avenidas y
comida- se echó a morir. Dos meses más de nuevo el jaleo de los estudios, no
viajaría a Valdivia a ver a los tíos por líos de plata y tendría que vérselas con el
hambre y el alquiler del estudio luego de los problemas que tuvo con el
86
porque Shai al llegar quedó prendado de una chica dos años mayor que él, algo
antigua en el local. El jefe, que tenía treinta y cinco, era casado, pero pretendía
agraciada, lejos, la más rescatable dentro del grupo de empleadas del local.
cargaba con muchos amigos, encontró agradable al Shai, que no tuvo mejor
ocurrencia que decirle el primer día, el día en que la conoció, que era gay, sólo
posibilidad de atacar con todo. Y bien, ella que creyó en el invento, le contó que
tenía un pololo, pero que sospechaba que el hueón la cagaba con una mina que
trabajaba como promotora de una marca de ron. Varias noches, después del
trabajo, ella le invitó a tomarse un trago y él, con algunas copas de más la
cortaba las huinchas por tirar la chela agarrarla de la cara, darle un beso y
tocarle la campañilla con su lengua, hacerle mierda los labios a besos, tomarla
chucha, tenía que sostener la mentira, al menos hasta que la mina atinara y él,
de algún modo decirle, ¿sabís que? Parece que me estás volviendo hombre o
casa, que su mamá a esa hora ya estaba durmiendo y él dijo para sí, bueno,
esta es mía, pero después le dio lata, porque en verdad la quería, y el papel de
de la realidad. Pero igual fue, se acostó con ella y ella le hizo el amor – porque
no podía ser al revés; había que sostener de algún modo la mentira- y él súper
87
tímido, tanto que no pudo ni acabar, luego de los tres orgasmos de la mina y
con cuática: gritos, rasguños en la espalda, ojos blancos incluidos, líquido azul
en la boca. Chucha, qué penca, y se sintió como el mismísimo forro, hasta que
no aguantó más y en la mañana le dijo que en realidad no era gay, que lo había
hecho para ser su amigo y la mina se urgió caleta, le bajó toda la pureza y se
puso a llorar por haberle sido infiel a su pololo. Lo echó a punta de peluches,
empleado ejemplar del mes de junio de 2005, con foto sonriente y todo, que se
Sin finiquito, con el miedo de que el cabeza de músculo lo buscara por toda la
Pero los días habían pasado y él no tenía ya ganas de esas tortuosas aventuras
primo, Pedro, administraba un ciber que era de propiedad del padre de éste, es
decir su tío, y que necesitaba a un joven responsable que atendiera por ciertos
horarios, en los cuales Pedro tenía que ocuparse por su señora e hijo de tres
años. Así resultó todo, rápido y en forma milagrosa, es que otros cyber son unos
antros, sobre todos los que quedan en las galerías comerciales cercanas a la
arreglamos el turno, y podís sacar bebidas o ramitas, pero con medida – anotas
mínimo, pero ojo, la pega es muy, pero muy relajada y en el mejor de los casos,
puedes hacer lo que los hombres no acostumbran a hacer: dos cosas a la vez.
Pero estaba ahí, antes de que pasara eso, chato, tirado en el piso de flexit,
porque afuera hacía mucho calor, con el torso desnudo, el pelo mojado, tratando
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construida con un tarro de papas fritas y alambre, así a lo bestia, y claro,
encontró algunas, pero todas con seguridad habilitada y mierda, ahora cómo lo
hago; simple, lo que haría todo chilewariano: meterse al foro Internet y Redes.
Ahí encontró un generador de claves y todo listo. Con su Notebook IBM navegó
noche y día por el ciber espacio y claro, en una revisión por sus páginas
preferidas se topó con los videos del Proyecto Matriz. Entonces estudió la zaga
que la información leída esos días de ocio bien podrían se material para su tesis.
sintió ofendido, ningún tema lo había apasionado tanto como aquellos sugeridos
mismo, se dejó estar. Apremiado por el tiempo, noche y día pensaba en el gran
escollo de terminar. Por esta razón había congelado la carrera, a sólo dos
La cámara muestra el interior de un café con piernas, un tipo de locales que abunda
en Santiago de Chile. Chicas jóvenes ligeras de ropa, sólo cargando un micro bikini
sinuosos y contorneados; atienden tras una barra; los espejos en las paredes, luces
ultravioletas y rojas. Hay dos o tres parroquianos a esa hora en el tugurio. Entre
ellos Sanguinetti y Holz. Al comenzar habían pedido una cerveza cada uno; en la
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HOLZ : Vos tenés unos veinte y pico años…
CHICA 1 : Veinticinco…
marca.
HOLZ : ¿Si?
CHICA 1 : Bien. La bebida para nosotras sale por dos mil pesos y
eso consiste en que una puede bajar de la barra, estar al lado tuyo y podemos
pololear un ratito.
cerrar unos negocios con el pibe que vos ves allá, el que está con la morocha.
HOLZ : Esperá…
Holz se dirige al sitio en que está Sanguinetti. Éste platica animadamente con una
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HOLZ : No es menor, pibe, morrocotudas, como vos decís. ¿A
que bien pudo haber sido contaminada con la lógica del editor, es decir, la del viejo.
consulta.
amante?
pacientes se mejoran, esta vez no, y es, precisamente la mujer a la que deseo.
eso no está bien. Diculpame si te lo digo, pero es así; lo hago por tu bien. Olvídala,
dejá que se largue lejos. Si querés te ayudo con la máquina, pero cortá con esa
mina, Holz, el pasto tierno empacha al buey viejo. Cuarenta años no es poco,
moshe.
91
SANGUINETTI : No, gracias Holz, es mejor que nos marchemos. Capaz
que los nazis también visiten estos lares. Buenas minas, ¿no?
Holz saludó a la morocha, beso en una mejilla, beso en la otra; luego se largó con la
misma fórmula dialógica: como te llamás, que edad tenés, tenés hijos, ah, una hija
y ¿es tan estupenda como la madre? Y vos, ¿qué hacés en tus ratos libres? ¿Qué
texto de Binder con sumo cuidado; no quería contaminarlo con cenizas de cigarrillo
ni con la huella redonda del vaso shopero en el mesón; el fervor etílico había hecho
efecto, por lo mismo lo leyó con sueño, casi sin pasión, como si estuviese en una
ensoñación y largó un par de puteadas al nazi, tras lo cual golpeó el texto, llegando
Tomá el último sorbo y nos vamos, no quiero pasar vergüenzas con vos, ya no sos
un pendejo, entendé.
vamos.
Bien. Adelante campeón, y yo me llevo la joya nazi, vos estás muy borracho.
92
Rápido cumplimentaron el trámite. Sanguinetti se llevó de un brazo a su amigo;
bajo la chaqueta del primero el libro que contenía, según Holz, el plano para
nos vemos preciosa con la lengua floja como trapo, el copón shopero que casi se
cae al suelo, las risas de las muchachas del café, disculpá preciosa, mi amigo está -
minucia. Escapan, por cierto, a la obra tradicional, cuyo soporte es el papel; eso, no
obstante, no las hace menos literarias, salvo que se considere otro detalle en su
anteriores: el soporte. Originalmente la literatura fue oral. Hoy existe esa variedad,
concepto con lo escrito. Qué si damos un paso más allá y sugerimos hacer una
novela, no en un libro sino que en las murallas de una ciudad. Deberíamos, por lo
demás, hacer un itinerario de cómo ha de ser leída; el creador debiera sugerir una
estrategia de lectura, que es lo que hace todo autor cuando escribe, perdón,
cuando crea un texto. Pero podría dar plena libertad al lector, llevándolo a lo que
estudiosos llaman ser un lector activo, capaz de crear una propia y personal
por el autor podría ser más libre que otras – la idea de texto como un tutor laissez -
escribir una obra que no cabe dentro de las clasificaciones tradicionales. El soporte
93
era informático. La obra se llamaba “El disco duro del señor tanto” y era
cuento previo era que el fulano le había vendido a él, por apuro, un PC antiguo, casi
obsoleto cuyos archivos habían sido borrados por el dueño. Cuando él lo llevó a su
domicilio, sus cercanos se burlaron de él, denostándolo por comprar una chatarra
efectivamente las carpetas habían sido borradas, pero debido a la inexperticia del
dueño en los temas relativos a la computación, nada más los borró y dejó en la
expectativas- de saber lo que contenía el índex de ese viejo computador. Era lo que
El asunto es que cómo lee uno dicho documento. Algunos lectores tomarán el
lenguaje, es decir, sí, pero lenguajes de distinto tipo. Fotografías, música, PDFs,
PPTs, Softwares, dibujos graficados en Paint, en fin, todo lo que uno podría guardar
en sus archivos y que sólo tiene conciencia de ello cuando debe formatear el disco
amante bien podría ser relacionado con una obra literaria en cuanto a construcción
de una verdad. A esta verdad “mentira” llamaremos (verdad), así, con paréntesis.
La obra literaria es una (verdad) para quienes la leen, pero la diferencia está es que
“juego”: él sabe que eso no es la realidad, sino una “mentira”, es decir, una
(verdad) sea creída el autor recurrirá a sus argucias, al aparataje que tenga en sus
manos, sino, como último punto el silencio. Refirámonos a dos “novelas exógenas”:
94
la llegada del hombre a la luna y el ataque a las torres gemelas. He aquí dos claros
ejemplos de cómo un grupo de poder de una gran potencia – que podríamos afirmar
al orbe con el propósito de concretar sus crueles propósitos. Es, en todo caso, el fin
por el que uno miente. Existe cierta diferencia entre estos montajes y el de carácter
pues esto implicaría, por definición, poseer ayuda sobrenatural; lo que hace es
lograr un efecto que logra cautivarnos, que nos hace creer que detenta poderes
carece de este aspecto, al menos en lo que todos pensamos. He aquí una hipótesis:
contexto nos dice eso; pero que suceda un milagro, científicamente comprobable:
que cambien las coordenadas, que cambie la “realidad”: también mudará nuestra
y coexisten con nosotros. Personas que se visten como su artista predilecto, que
vez, son parte de una obra mayor, (escrita) por elites que dominan el mundo.
¿Dónde están los límites de la verdad y la (verdad)? Con tomar conciencia del
limítrofes.
95
INTERIOR – EMBAJADA DE ISRAEL – SANTIAGO DE CHILE – MEDIA TARDE
están sentados; el primero tras su escritorio, los dos en sendos asientos; la cámara
está a contra luz por lo cual vemos nada más que sus sombras y como telón de
fondo la ciudad de Santiago de Chile. Las manos de uno de los hombres en primer
por su arte, que han sido tomadas a distancia, son algo borrosas.
propósitos del Concilio. Todas las cosas tienen su advenimiento. Era lo que todos
atentados de Ammia, en Buenos Aires, los actos y palabras xenofóbicas que se dan
historia; es, en rigor, cerrar un ciclo. No hay nada que esconder; aunque es obvio
MIKHAEL : No fue muy difícil sacar las vistas; empero dar con el
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GRAVRIEL : El Concilio llegó a su nombre luego de años de estudios,
hacer algo desde aquí, pudiera ser que quisiera prestar colaboración.
beneficio.
GAVRIEL : …
MIKHAEL : …
EMBAJADOR : ¿?
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EMBAJADOR : Entiendo sus procedimientos, pero no sé a ciencia cierta
Torah y los profetas, que el Mesías saldrá de dicho árbol. Debemos procurar que esa
lo que ha sido anunciados por la ley y los profetas, tener los pormenores por la
Chile, que poseen relación con el Concilio. La temática está siendo tratada de
teórico.
EMBAJADOR : ¿?
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GAVRIEL : El descendiente de la tribu de Judá tiene descendencia;
mujer. En rigor, una mujer inmaculada, que no ha conocido varón, será la madre del
actualidad vive solo; su familia está dispersa; posee un hijo y una hija, pero
de eso previsto por nuestros profetas. Pero, ¿por qué en Chile? ¿No expresaban los
punto geográfico a Polonia a comienzos del siglo; el acto coincide con la profecía.
luego de todo estamos acá, para cumplir con los requerimientos de la Nación.
La cámara termina con un close up del Embajador, para luego hacer un corte y
llegar nuevamente a las fotos encima del escritorio; en una de ellas Sanguinetti
platicando con Holz en un café cercano al Parque Forestal; el último hojea una
revista. Negros del África, la foto de un escritor, letras tras letras. El desierto de
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La imagen tiene la textura de una fotografía captada por una Lomo Kompakt
Lomografía, en rigor.
cámara está delante de ellos y percibe cómo van creciendo mientras avanzan. Los
árboles mueven sus ramas con el viento. Es medio día de un día invernal, nubes
adultos, señoras, algunos niños. Entre ellos Emanuel. Es él quien ocupa el centro
del rectángulo de la cámara, hasta quedar en primer plano. Se detiene, luego todos
también lo hacen y miran con pavor hacia delante, algo que está de espaldas a la
cámara. El rostro apretado del predicador; los niños estallan en llanto, luego todos
Poco antes Lourdes le había invitado a su casa; su esposo había viajado hace algún
tiempo hacia Haití, lugar en el cual cumplía labores militares para las fuerzas de Paz
conciencia que llevaba por no pasar mucho tiempo con la familia) le había
comprado un estudio de soltero en las cercanías del barrio Brasil. Sólo vivía con ella
su hija Tiare, con quien compartía secretos, incluido el affaire que durante meses
intentaban sostener sobre la base de redes de argucias para que los familiares y
amigos no se enteraran.
100
Días antes del hecho, Lourdes había organizado una pequeña cena íntima para
sumido en el miedo de que la relación entre ellos saliera del secreto y se instalara
como una incómoda verdad en su círculo cercano, había cortado relaciones con ella,
sala. Adentro Lourdes esperaba a Zumarán ataviada con un vestido negro ajustado
y un peinado brillante, sencillo, que hacía lucir su cuello hermoso. Ésta le ofreció un
Antes de cenar Lourdes le anunció que su hija le tenía una sorpresa, a propósito de
que cumplía años en dos días más. No tenías qué molestarte, le dijo él; hubiéramos
esperado celebrar en casa; pero no, le respondió ella, no es lo mismo a solas que
con gente, tú sabes, sino, ¿cómo demostrarnos afecto?; y él, entonces, preocupado
gusta ser tan osado, podrías haberle no dicho a ella, uno también tiene vergüenza y
dignidad, con qué valores va a crecer, por Dios; ella: qué cómico, tú, hablando de
la piel que las formaba era tersa y blanca. Mientras la muchacha bailaba Zumarán
sus valores por un rato. Imaginó que ese cuerpo que se movía se chocaba con el
suyo y su piel podía sentir la tersura de la carne joven de ella, quizás pensó que la
cuello perfumado y su sexo lograba abrir la concavidad perfecta y húmeda que cual
nido esperaba ávida entre sus piernas. La ensoñación fue magnífica, casi un
orgasmo no deseado, tanto que Lourdes tuvo que señalarle que Tiare había
terminado.
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- Disculpa, estaba en otra.
- ¿Te gustó?
- ¿Sí?
- ¿Cualquier cosa?
- Sí.
Con malicia le expresó- quiero que me des la cabeza de ese loco que te
atormenta.
- ¿Qué dices?
- Que lo mates. Sólo de ese modo podremos vivir libre nuestro amor.
- ¿Lo harás?
- …
- No será difícil. Todo el mundo creerá que fue otro loco y asunto arreglado.
Los días previos Zumarán había sido perseguido por sus sueños y circunstancias;
conciente de que el secreto que guardaba con Lourdes tarde o temprano reventaría
y le sugirieron pedir licencia médica por lo que creían era stress. La petición de la
mujer pareció ser una clave para continuar la mentira; el doctor pensó en el
mecanismo para cumplimentar el acto, sin prever las consecuencias, sólo pensando
102
los demás. He aquí una demostración de estado paupérrimo de su condición; de ser
que todo se transformaba en una pequeña bola de nieve que poco a poco crecía
Ese día llegó a la hora acostumbrada, dejando el automóvil en casa; esperó el día
automóviles catalíticos terminados en dos y cero- por la pésima calidad del aire-;
quedaría unos momentos más para ordenar papeles, misión que solía cumplir un
día cada dos semanas, por lo que pensó no resultaría sospechoso. La tarde había
Esperó el cambio de turno; sabía que la entrada sur a los pabellones era
tarde al turno de tarde. El empleado que le antecedía varias veces conversó con
Zumarán, expresando era perjudicado por la actitud del tipo, ya que en ocasiones le
había esperado media hora o más, tratando de no dejar solo a los enfermos. La
repuesta de Zumarán fue clara: usted se retira a su horario. Yo veo qué hago
aún no llegaba y su puesto estaba vacío. Las enfermeras tomaban onces ocupando
más del tiempo habitual, tras inyectar a los pacientes el calmante vespertino. El
doctor caminó con facilidad por los pasillos y se dirigió al baño. Ahí sacó de su
maletín los guantes y los ubicó en sus manos que empezaban a transpirar; el bisturí
modo podía sentir que lo portaba. Salió del baño; los pasillos seguían vacíos. Tras
dar unos treinta pasos llegó a la habitación de Elías; la providencia había permitido
que se encontrara solo y que los dos compañeros de cuarto hubieran sido
103
trasladados. Hasta el momento todo era perfecto para concretar los planes que
tenía en mente.
Elías dormitaba y cuando Zumarán abrió la puerta pensó que era el ángel de Jehová
que venía a buscarlo. Pero luego de incorporarse distinguió la sombra del doctor y le
saludó con afecto, casi con amor de hermano. Esto descolocó al director del hospital
- Perdóname, Elías.
- Perdón de qué.
- Creo que no entiendes: he venido a otra cosa. No hay tiempo para dialogar.
Zumarán sacó el bisturí del bolsillo de su pantalón y le pidió a Elías que cerrara los
los párpados y tragó aire, mientras el doctor aferró con la diestra el arma y con la
reptar por el cuello hasta la sábana áspera. En agonía, sus labios empezaron a
silencio inquieto de la tarde. El doctor retrocedió, se sacó los guantes y envolvió con
éstos el bisturí cubierto de sangre. Caminó nervioso por el pasillo hacia la salida;
pensó en Mondaca, seguro que llegaría tarde, se lo encontraría por la vereda del
jardín; imaginó tomar otra salida, pero reflexionó: no puedo dejar nada al azar; éste
es el causante del fracaso de los planes. Siempre pensó en salir por la entrada sur,
Retomó el itinerario común a su salida y sintió alivio estando en él. Pasó por la
portería, se despidió del guardia y caminó por Independencia una cuadra hacia el
sur. Ahí tomó un taxi que le llevó hasta su casa. En ésta intentó llamar a Lourdes
para informarle lo acontecido, pero luego se disuadió, pensando en que debía evitar
toda acción que pudiese ser rastreada, en caso de que fuese sindicado como
sospechoso.
104
Su señora le despertó a las tres y media de la madrugada; el médico de turno le
- …
- Lo comprobé con mis ojos. Fui uno de los pocos que entró. Luego de mí no
de la policía.
- Elías…
hora de turno.
- Gracias, doctor.
- Nos vemos.
105
Su mujer, quien le observaba preocupada, le preguntó qué pasaba. Él le refirió la
Ella pensó que la afección se debía a la noticia, a su rango dentro del hospital, no al
responsables. Todo seguirá igual; ningún director puede prever que suceda
pabellón en el que había estado horas antes. Al ver los elementos que habían sido
testigos de la trayectoria de su macabro plan, se sintió acusado por ellos; todo tenía
una tonalidad de delirio; apenas sentía sus pies. En shock se encontró con
marcaban con cinta amarilla el lugar en que estaban lanzados los guantes.
crimen debiera ser relativamente fácil. Estimando la hora de data de muerte, ésta
106
pruebas preliminares todo indicaría que la sangre de dichos elementos es la del
occiso.
dejado Zumarán en la tarde; todo permanecía igual, salvo por un detalle: el dedo
índice del profeta poseía sangre, con la cual había escrito algo sobre el
cubrecamas.
Era cierto, pero Zumarán pronto descubrió con pavor una nueva lectura al grafema
lado de él era la Σ, el signo que durante días venía asomándose en sus sueños y
calma, está todo bajo control. Después del café le haremos unas preguntas
Zumarán fue a la oficina del doctor Garaycochea y éste le preparó un café cargado.
Apenas hablaron, pues Zumarán parecía sumido en una especie de ensoñación que
107
Zumarán; a todas luces le parecía desproporcionada, por lo cual le preguntó sobre
qué tipo de relación tenía con el paciente. El director hilvanó algunas palabras sin
sentido ante lo cual Garaycochea no quiso seguir indagando pues pensó que hablar
haría más daño a Zumarán; era mejor que descansara, que pasara el trance de
mejor modo. Una hora más tarde llegó un periodista acompañado de un asistente,
Los detectives le visitaron una hora más tarde y le embadurnaron con preguntas.
Qué dónde estaba a esa hora, que qué pensaba él del paciente, que cuál era la
relación entre ambos, que cuándo fue la última vez que lo vio y cuáles fueron las
últimas palabras que le refirió. En todas ellas guardó coherencia con la trama que
había trabajado mientras sorbía el café, tras contemplar el cuerpo del fallecido.
Percibía cierto tono de desconfianza en los ojos de los detectives, sentía que ellos
Al salir del interrogatorio conversó con el médico de turno, señalándole que tomaría
el día libre y que retornaría mañana, a liderar las investigaciones; le pidió que
despedirse, este último sintió que Zumarán lo hacía con un sufrido hasta siempre,
ubicados en el centro de Santiago. Tras beber algunas cervezas llamó por fin a
Ésta le indicó secamente sobre el trámite ante lo cual Zumarán cortó de improviso,
acusando su miedo. A esa hora los exámenes de laboratorio confirmaban que los
restos, habían sido usados para cometer el crimen; pero no sólo eso: las pericias
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encontradas con las cotejadas en el banco de huellas y que pertenecían al director
detective llamó a Martínez - quien había estado, literalmente, todo el día trabajando
en el lugar de los hechos- para informarle de los resultados de los análisis. Este
psiquiátrico y que necesitaban ubicarlo pronto, por lo cual solicitaba que un grupo le
hiciera guardia en su domicilio y otro, rastreara las cercanías del teléfono público
desde el cual había hecho la llamada a Lourdes. La mujer había dejado entrever en
parqueo, razón por la cual el funcionario encargado anotó su patente, papel al cual
adosó la boleta de pago que superaba los cinco mil pesos. Al salir por Rosas y
doblar en Amunátegui, hacia el sur, se percató que un Peugeot 206 le seguía con
una baliza que latía y teñía de rojo el espacio próximo. Rápido aceleró y dobló por
Compañía, continuando en línea recta hasta llegar a las cercanías de la Plaza Italia,
autos próximos. Al verse rodeado descendió del vehículo, dejando éste en medio de
la calle; los policías le siguieron en automóvil hasta que el doctor ingresó por las
esa hora transitaba por el lugar. Luego de unos minutos en que la policía pareció
haberle perdido el rastro, se agregó a la gente que esperaba el vagón con dirección
a la estación Escuela Militar. Pero se equivocaba: tras sus espaldas a dos metros
celular sonó y él, luego de dos o tres repiques, autómata apretó OK pero luego se
querer, hacia atrás, se percató que los policías lo esperaban y tras la mirada
109
pavorosa de él, trataron de abrirse paso entre la multitud para acercársele. Sin
esperó que el vagón se acercara, pese a los gritos apagados que sonaron en sus
oídos, se lanzó contra él, sintiendo que el mundo entero explotaba y reventaba en
su cuerpo.
- No. Son seres celestiales con forma corporal. Individuos como usted, como
- ¿Cuándo?
- Pronto.
La viuda Elizabeth vestida de negro. El cielo celeste intenso. Los mausoleos blancos
refulgen de cara al sol. Contrapicado. El abrigo recibe una gota de agua del extremo
del tallo de una rosa. La rosa es blanca. El viento hace con el largo pelo de la
anciana lo que hace la corriente del arroyo con las algas de agua dulce. La cruz
incrustada en la tierra como los clavos sumergidos en la carne del Maestro; acá la
carne es tierra, como en el origen, como en el final de los días de un hombre, polvo
dolor; pero, ¿por qué asumir la lectura de ese modo, predisponiendo al personaje a
determinada emoción? ¿No podría estar alegre una mujer, a los pies de una tumba
cuya cruz soporta de modo cansado la gravedad del aire? ¿Por qué ha de estar
Pues bien, aquella viuda está ahí; contemplando esa tumba como quien sostiene los
anciana es su madre; luego de un rato llora. Su lloro, sin embargo, es peculiar pues
carece de los gestos propios de la lamentación, a saber: los ojos arrugados, la boca
agacharlo. Ella nada más eructa lágrimas por los ojos; alguien podría interpretar
110
como que la mujer ha llorado tanto que ya no le va ni le viene el dolor y, de acuerdo
quien en busca del Altísimo había peregrinado por la cordillera hasta perderse sin
dejar rastro. El recuerdo de María en la entrega del cuerpo, de sus lágrimas, de los
Una rosa sostenida por una mano frágil es dejada sobre un montículo de tierra.
- ¿A CUÁLES TE REFIERES?
- A DIARIOS Y TELEVISIÓN.
- ¿NADA?
VASO.
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- DISCULPA. BUENO, PARA CONTARTE LO DE ALFONSO EN LA CASA DE TU EX.
- YA…
- ¿A CUÁL?
- …
- HUEÓN, A VER, CON MANZANAS: AGNES SUBIÓ Y BAJÓ AL FLETITO ÉSE POR
- ¿ESTÁS SEGURO?
- SÍ CLARO.
- ¿?
- ES QUE ESA WEÁ DE QUE LA MINA HIZO UNA TREMENDA CUÁTICA PORQUE
- RARO. (Piensa un rato. Luego sorbe un poco de cerveza cuya espuma queda
pegada en su labio superior. Pasa la manga con el fin de secarlo). HAY UNA
- ¿HACE MUCHO?
112
van acercando al cuarto en el que vivió su padre y, de modo espontáneo entran,
siguiendo la misma dialéctica del juego. Pronto caen ambos en la cama, ella
encima de él, la música suave, besos, abrazos; el reflejo de la luz que traspasa
la ventana y que reflecta en los elementos albos; hay cierto tinte celestial en la
toma, todo pareciera ser un buen sueño, un trozo de existencia llevado a cabo
en un gran valle de nubes, una especie de placenta gaseosa. Las manos de ellos
bajo la cama, una medalla que apenas asoma por el velador entreabierto, un
reacciona, como despertada con brusquedad del trance, se despega del cuerpo
- CLARO.
- ¿EL POLOLEO?
- NO, MAS BIEN EL HECHO DE QUE ELLA TUVIERA ESA MANÍA. TE APUESTO
- POCO MENOS.
CUENTO NO ERA TAN CUÁTICO CON ELLA. COMO QUE CONTABA LOS PASOS
113
QUE SÍ ES QUE TENÍA LIBRETAS CON ANOTACIONES DE SUS CUENTAS. YO SE
- ¿COMO CUÁL?
CUENTO ES ANTERIOR?
114
- ¿Y ESO SE SUPONE QUE FUE ANTES O DESPUÉS DE QUE CONOCIERA AL
EVANGÉLICO?
OTRA CHELITA?
están sentados; el primero tras su escritorio, los dos en sendos asientos; la cámara
está a contra luz por lo cual vemos nada más que sus sombras y como telón de
fondo la ciudad de Santiago de Chile. Las manos de uno de los hombres en primer
por su arte, que han sido tomadas a distancia, son algo borrosas.
llevar a la presa. Binder podría estar vivo. Sus ahorros no han sido sacados de los
bancos de Ginebra por sus herederos; eso es señal de que está vivo, pese a su
edad.
padre.
115
EMBAJADOR : ¿Son datos certeros o zarpazos de luz en el cielo?
estaríamos aquí.
sugieren que todos estos operativos no representan más que una cortina de humo
frente a los problemas políticos que enfrenta la nación; otros, asimismo, como una
del orbe.
interesarnos.
curiosidad.
itinerario forjado por los datos que poseemos. Deseamos usted nos cubra con su
procedimientos que rodean a este tipo de eventos. Nosotros nunca hemos pasado
por aquí; si nos pasa algo, nada más éramos turistas, dos estudiantes israelíes que
hombre detallista sé qué cosas hacer y cuáles no. Soy tan cuidadoso que diríamos
que sé los pasos que hay de aquí a la sala de mi casa o desde este lugar al primer
teléfono público.
Manquehue Telefonía.
116
EMBAJADOR : Me sorprenden. Son más profesionales de lo que yo
costado y treinta y cinco de frente. Desde la puerta hasta el púlpito central ochenta
mismo idioma.
mas no lo es. Mis padres sufrieron el rigor del régimen nazi. No pocas veces me he
tentado a visitar el sur del país para iniciar algún tipo de investigación, pero mi
cargo me lo impide. Les deseo éxito. Ojalá puedan encontrar a Nillsen y llevarlo a
búsqueda.
trivialidades, pues no duraron más que una despedida común y corriente. Tras
El mismo negro del cielo de Puente Alto; algunas luces como ojos felinos que
acechan en complicidad con la oscuridad atemorizante. Las luces de los pasillos del
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autobús se han ido apagando de acuerdo a cómo han descendido los pasajeros.
Faltan pocos kilómetros para que el recorrido finalice y pareciera ser que el
panorama que se observa del entorno, lo anunciara con evidencia extrema. Los
la figura de Agnes en la ventana del vehículo. Ella observa de vez en cuando las
descendido y ha sido devorado por la oscuridad. Sus músculos acusan los efectos
salida de los cuerpos tibios. Los vidrios ya no lucen empañados, salvo las ventanas
sentarse en el último asiento. Ella aceptó pues el tipo poseía un semblante cortés y
se veía libre de intenciones secundarias. Le preguntó a qué lugar iba y ella rápido y
de modo casi reflejo respondió a Puente Alto. Sí, pero a qué punto específico. Ella:
consultorio. Más bien cerca de unos potreros, le replicó Agnes, mirando hacia fuera,
referencias va a ser difícil llegar; aquí en Puente hay muchos sectores como el que
usted me cuenta. Si me diera más datos le podría dejar cerca; hay tiempo todavía
preguntar, total no tengo apuro. El hombre, entonces, le miró con rostro algo
sorprendido tras lo cual dirigió sus ojos al reloj de cuarzo que sobresalía sobre el
espejo retrovisor. Pero mire la hora que es, señorita, ¿no cree usted que es un poco
osado que se aventure por las calles de este sector? Puente Alto es cosa seria, me
118
parece que usted nunca ha venido por aquí, le dijo un preocupado chofer, ante lo
cual Agnes respondió con algo de afección: quizás tenga usted razón, si es así, no
sé qué hacer, aunque me urge dar con mi amigo. ¿Cómo se llama él? Tal vez
conozca a su familia (el chofer). Emanuel, respondió la chica; pero Emanuel qué –
agachó para mover el aro del volante que casi apretaba su estómago; miró adelante
y movió la cabeza. Después habló: pero hija, dígame algo con que lo pueda
identificar, ¿qué hace?, ¿es estudiante?, ¿qué hacen sus padres? La voz de Agnes:
evangélico, señorita? ; claro (ella). Él: haber empezado por ahí. Fíjese, que yo soy
por un milagro?
- No. Nada más quería platicar algunos asuntos con él; todas las veces que lo
- Aleluya, alabado sea Dios. Recibir el rema de Dios es lo más importante que
Espíritu.
- Gracias por sus palabras – ella sonrió y luego bostezó tapando su boca con la
manga de su chaleco.
de aquí.
Llegaron luego de veinte minutos de viaje, tras un llamado telefónico que hiciera el
119
que los devotos que colmaban la parroquia pudiesen salir para entrar a recibir el
portento que requerían, razón por la que estaban ahí, pese a lo inclemente que
Agnes se despidió del chofer y éste le bendijo con palabras dulces que agradaron a
cuello aprisionado y caminó rápido hasta la capilla, caminando entre los cuerpos de
los gritos, las oraciones paralelas de los fieles, la música ritual de un órgano
espíritus que no lograba pesar del todo; creyó ver seres espirituales oscuros
sobrevolando el lugar, pero activando su racionalidad pensó que aquello era efecto
del humo y las luces tenues intermitentes producidas por el movimiento de las
permiso a mujeres y ancianas que aspiraban ver lo que sucedía allá adentro.
Subiendo a un madero volteado en el suelo cenagoso del patio pudo ganar algunos
una de las ventanas no cubiertas por las cortinas blancas bordadas. Allí vio a
Emmanuel vestido con un traje plomizo gastado y corbata bermeja mal anudada.
Hablaba de Daniel, el personaje bíblico; lo hacía con vehemencia, casi con el alma
fuera de sí, con distinto desplante al del tímido muchacho que solía platicar con
ella.
Luego de un rato impuso manos sobre las frentes de las personas que pasaban al
altar tras esperar su turno en una fila constituida por centenares de personas;
ancianas, niños de días, hombres lisiados. Una mujer le trajo a un niño en silla de
ruedas; ella temblaba entera y, en ese estado, acercó su rostro al oído del
predicador; éste inclinó su cuerpo para oírle en medio de las oraciones y le dijo
algunas palabras mirándole con dulzura a los ojos. Ella comenzó a llorar y él,
120
descendiendo de la tarima, le acurrucó entre sus brazos. Pidió que dos asistentes
un líquido de tono lácteo tras lo cual alzó sus brazos al cielo, elevando una oración
ubicar tras de segundos de intento. Cerró finalmente los ojos y liberó una oración.
su madre grita, el público encolerizado asiente con voces tales como “amén”,
tomándolo del tronco, se lee en sus labios “calma, más despacio, muchacho”. El
asombro hace presa al tumulto que atesta el recinto y el terreno próximo; muchos
caen de rodillas al suelo otros se postran sobre sus rostros, convictos de pecado,
lloran liberando sus culpas. Agnes desciende rápido del madero retrocede pasando
tesis y nuestras reuniones más bien versaban sobre los tópicos que nos eran
interesantes a ambos.
121
- ¿Podríamos decir que ustedes eran amigos?
- No. Nuestra relación era cercana, pero desde un punto de vista profesional.
- ¿Por qué usted llamó a Zumarán ese día de su muerte y justo a esa hora?
- Sé que el doctor falleció el día en que visité el hospital Barros Luco, pero
desconozco la hora.
- Bueno, para que recuerde: Zumarán falleció el cinco de julio alrededor de las
veinte horas. Nuestro equipo recuperó el celular del difunto y se registra una
- Sí, llamé al doctor Zumarán para indicarle un dato que confirmaría cierta
más se le ha logrado ubicar. Yo traté de ubicar los archivos del hospital para
- No precisamente. Minutos antes había platicado con una mujer que conoció
a la Pura.
- ¿La Pura?
saber al doctor ese dato, pues en mi búsqueda me encontré con que todos
122
conocía a la susodicha no era ningún dato nuevo; me entrevistaría con ella
- Sí, él me dio su número. No era algo que hiciera con frecuencia, pero como
buen profesor guía seguramente pensó que eso sería lo correcto para tener
- …
tema?
- Nnno. Entienda usted que nunca se me iba ocurrir que estaría involucrado en
este caso, por esto mismo no agudicé mis sentidos para ver algo más allá de
- Es cierto. Pero mi pregunta va a que si usted vio algo raro; si no lo vio, podría
- Prosigo. ¿No notó algo raro en la última plática que usted sostuviera con él?
- ¿No le mencionó él sobre algo que le aparecía con insistencia? Algún nombre
propio, un sustantivo.
- (…)
123
- Zumarán era reservado en sus pensamientos. Rara vez los verbalizaba. Creo
descansaba en su escritorio.
- Usted ha respondido con la mecánica que deseo que replique. Es cierto que
hay gente que no expresa lo que siente, pero lo que dice, por más lejano que
corazón y el pensamiento.
- Claro.
minuto.
hipótesis.
- ¿Cuál?
124
- Claro, pero días después pudimos refrendarla. Lo seguimos un fin de semana
barba. ¿Entiende?
- (Conminado) Desde luego, recuerde que usted habla con alguien con
- A los internos.
- ¿Qué le dijo?
- Era un muchacho adoptado, que no supo hasta casi los veinte años que lo
- …
- Piense.
- ¡!
- (Expectante) Dígame.
- Exacto.
religiosa?
125
- Sí, así es.
- ¿Walter?
- (Pensando) Este… sí, puede ser; coincide con los datos que manejaba.
- ¿A quién a Elías?
- A Walter.
cigarros.
- ¿Está seguro?
- ¿Qué le dijo?
recapitular.
- Por supuesto.
- …
- …
- ¿?
126
- Quizás la escuchó estos días en sus visitas al hospital.
- No.
brochas.
- ¿Sí?
- Walter desconfiaba de Elías, eso lo supe por una enfermera. Por eso creo que
consumado el acto.
- ¿Por qué?
más mínimos, saben dónde estamos, por qué autopista corremos, en que
- ¿Al gobierno?
- …
- Por alguna razón Zumarán mató a Elías y puede que con ayuda de Walter.
127
- Especulo. ¿Por qué rasurar por la fuerza al otro orate dos semanas antes del
verdad.
- A estas alturas del partido desconfío, al igual que Walter, de todo el mundo.
asunto es más serio de lo que creía usted, estimado. Déjeme decirle que
CUAL NO PARTICIPÉ?
Por la vereda norte de la calle Merced, caminan Sanguinetti y Holz tras cruzar sin
dejando la caja que carga en el suelo. Saca una cajetilla de cigarrillos que guarda en
el bolsillo interno de su chamarra. Está algo agitado, seguro por caminar a tranco
rápido por las calles céntricas de Santiago de Chile, subir y bajar casi sin descanso
128
escaleras por edificios derruidos, cenicientos, tapiados con las cenizas del aire
rápido hace arder el adminículo pero se le resbala entre los dedos. Aquél cae al
golpe (Sanguinetti mira a Holz y éste asiente moviendo la cabeza en forma vertical)
Con prestancia se agacha a recoger el aparato que ha saltado lejos. Por milésimas
de segundo habita en un mundo donde gobiernan las piernas, donde los edificios
son más altos y el piso más imperfecto de lo que parece. Sin conciencia realiza un
rito de producir una minúscula flama con la rueda metálica del encendedor. Ahí está
- Bueno, no por acá, pero relativamente cerca. Trabajo en el ciber que está en
esa esquina.
- ¿Sos estudiante?
- Claro – el muchacho sorbe el cigarro y desvía con sus labios el humo para
- Desde luego.
muy bestia ya no nos quiere dejar llevarla. Qué sacamos con subirnos ahora
a un colectivo si estamos tan cerca del destino. Vení con nosotros, tomá la
caja.
129
- (Recoge la caja que pesa más de lo que él cree. Comienza a caminar) ¿Viven
cerca?
- Este engendro sí; tiene su estudio y oficina en Merced casi al llegar a José
Victorino Lastarria.
- Periodismo.
- Sí, o más bien lo tecnológico, todo lo que tenga que ver con computadoras,
- ¿Y eso?
- Somos investigadores.
- ¿Qué investigan?
130
- (Ambos ancianos se miran. Holz luego de codificar los ojos de su amigo,
casa.
no pagarme, me da lo mismo.
- Sí, me di cuenta.
- Hemos estado investigando sobre una máquina creada por un científico na…
- Nacional…
- …
- ¿Conocés la Internet?
- Desde luego.
- Claro.
- …
131
- el video Obedece a la Morsa es creación de un navegante anónimo usando
- En los cigüeñales de los tractores Lanz Bulldogs modelo 45, año 1942 en
adelante.
Lastarria. El viento movía en las veredas las hojas de los árboles como si fuese una
procesión anárquica; éstas golpeaban las paredes, los fierros de los postes, los
enanos amarillos escupe agua. El edificio no distaba de ser igual a aquellos que
gótico en sus ángulos; el smog había acariciado con sus manos sucias las murallas
conjunto de departamentos a los que se ingresaba por una reja simple. Holz abrió y
antes que Sanguinetti pasara entró el joven periodista a sugerencia del segundo. En
el acceso izquierdo les esperaba una escalera; subieron por ella; el olor a humedad
era patente, demasiado obvio para ser invierno, diríamos hasta insultante; y
SAMUEL HOLZ
PSIQUIATRA
puerta para igualarlo con la del refrigerador de lugar donde beben los dos amigos.
132
- CUANDO ENTRÉ IGUAL ESTABA CACHUDO. IMAGÍNATE, DOS VIEJOS, ESA CAJA
CHANCHO.
- EN TODO CASO.
- PERO, CREAR UNA MÁQUINA DEL TIEMPO, ¿NO TE PARECE UN VIL ENGAÑO?
PARECE CHANTA.
RECUERDOS.
133
- ALGO ASÍ, PERO EN LA VIDA PERSONAL PROPIA. ES, EXPLICADO ASÍ,
- ¿?
134
- CHUCHA, FUERTE LA COSA.
- ERA FÍSICO.
- POR QUE EL TIPO HIZO EL MISMO RECORRIDO QUE HIZO LA MAYORÍA DE LOS
SANTIAGO Y…
- ¿Y QUÉ?
RARO.
- CLARO.
- ¿POR QUÉ?
135
- SÍ, DESDE LUEGO. PERO QUEDAMOS AHÍ, EN UNA MERA ESPECULACIÓN, UNA
PSIQUIATRA.
- CLARO.
- NO. DESDE LUEGO QUE NO. ESO SERÍA MUCHA COINCIDENCIA. PERO EL
- BUENA IDEA.
- SALUD. OYE, UNA PREGUNTA, ASÍ COMO DE CURIOSO. ¿POR QUÉ A LOS
- …
- PRIMERO PENSÉ QUE ERAN MARACOS, SÍ, LA DURA. IGUAL ME DIO UN POCO
ELLOS.
- YO PENSÉ LO MISMO.
136
- NO, FLACO, PERO IGUAL CACHO QUE VAN A ESPERAR EL MOMENTO PARA
- CLARO.
FRECUENCIA.
COMPRARON ESA MAÑANA DEL ENCUENTRO ERAN LOS QUE LES FALTABAN.
MISTERIOS.
- BUENO, AMOR CON AMOR SE PAGA. LO QUE SÍ, ES MEJOR QUE NO VAYAS
SOLO.
137
- SI VOY ACOMPAÑADO VAN A SOSPECHAR.
- RARA LA HUEÁ. BIEN, AL FRENTE, POR CALLE MERCED HAY UNOS BARETOS Y
PASA ALGO.
- BUENA IDEA. CAPAZ QUE LO DE LOS VIEJOS SEA PURO CUENTO Y QUIERAN
PURO VIOLARME.
CHELA?
- DE MÁS.
caso del asesinato de Elías y el suicidio del doctor Antonio Zumarán, al indagar que
inscripción dejada por el occiso en la sábana, les daba a entender que el caso no
los investigadores- había un mensaje importante que develar. Pero el tema parecía
en la que trabajaba, tuvo que cubrir una huelga de trabajadores de la salud que se
extendía por cerca de diez días, en las dependencias del Hospital Barros Luco.
carteles y lienzos con mensajes contrarios a la gestión del gobierno. Preguntó a los
manifestantes sobre quién hacía las veces de vocero del grupo. Un hombre entrado
en años le señaló a una enfermera vieja que hablaba por celular, parapetada en la
138
muralla de entrada al hospital. Esperó que la mujer terminara con el ritual y tan
explicó los motivos por los que estaba ahí. La enfermera pareció recibir sus palabras
con una emoción neutra, lo cual, si bien no incomodó al periodista, le produjo cierto
respondió que estaban ocupados con la sección de deportes, por lo cual sería
hizo Aguad, sin sobresaltos y por vez primera tras el encuentro, sintió que su
periodista pensó que era un tipo que se le acercaba a pedir fuego o a solicitarle
alguna información. El hombre vestía bien, por lo que no se asustó sino que miró el
- Cuénteme.
información dada con la fisonomía de quien tenía frente así; sin embargo, le
fue imposible.
tesis.
139
- (Los sentidos del periodista se despertaron) ¿Está muy apurado? ¿Podemos
charlar?
Rápido cruzaron la Gran Avenida y se sentaron en uno de los bancos que había
espacio de la ciudad éstas se abrían, permitiendo que el sol hiciera contacto con
la tierra.
- Fui detenido por los detectives que investigan el caso. Sospechan de mí;
piensan que sabía del plan para asesinar a Elías. Recién me soltaron ayer y
- Sí. Pensaron que ocultaba algo, no se conformaron con lo que les dije. Por
eso me golpearon.
- ¿Por qué dudan tanto? ¿Es que usted verdaderamente tuvo participación en
los hechos?
sábana la letra M.
- …
- No sé cómo defenderme. No tuve nada que ver con el asesinato, pero las
sábana. Esa verdad me libraría. Le dije al detective que dicha letra bien
140
- ¿Cree usted que él participó en el crimen?
- …
- Gracias. Esto parece una vil novela. Imagínese, no basta con decir la verdad,
sino que las circunstancias se concierten para que otros la crean. Es una
pesadilla.
- Sí, estimado.
pesadillas y alucinaciones?
- No, nada más le noté algo demacrado, así como mal dormido.
- ¿Está seguro que no le contó nada a usted del contenido de esos malos
sueños?
escritorio de Zumarán.
141
- El historial de Google en su equipo señala búsquedas que poseen relación
- Creo que me preguntó alguna vez qué me sugería un signo. Pero en estos
son, por decirlo menos, exiguas, aportan muy poco. Creo que, si pensamos
ingenua- piensa igual que yo. Usted no debe preocuparse, señor Mendieta,
grandes, porque saben que usted tiene mayores estudios y es, socialmente,
más importante que ellos. Pero valen mierda, eso es decir la verdad.
chaqueta-
ς σ
- ¿Dos signos?
142
- Desviación estándar, densidad superficial de carga. Creo que tiene otra
utilidad más…
- Piense, Mendieta.
- Profesionalmente no.
- Aguad. Espere.
- Dígame.
- He omitido un dato…
- …
- ¿Sí?
- Sí.
- Desde luego.
Σ
- ¿Ve usted lo mismo que yo? - le preguntó el periodista.
- Pues yo veo una M, que invertida bien podría ser una doble V. Hemos llegado
- Claro…
- Pero eso no me excluye de ser uno más de las cuatro lecturas existentes.
143
- Mondaca, Walter y que Elías hubiese escrito un tres a la usanza de los
profeta bíblico- e indicar con ese número que Mondaca, Walter y yo somos
- Más el autor material, el doctor Zumarán que no se contaría dentro, por ser
misma.
- No, salvo lo mínimo que le expresé (pausa). Pienso que ella tiene mucho qué
- Desde luego.
- Zumarán, días antes de fallecer, me sugirió como base para iniciar mi tesis,
llamada que hice desde aquél teléfono público (Mendieta apunta con su
interesante.
- El tema ¿tiene relación con el proceso por el que estaba viviendo el doctor?
144
- (Piensa) Si hay que determinar cierta filiación, diría que ambos casos, el de
Delirio Mesiánico.
- Yoshua… (reflexiona).
- Es un nombre hebreo del cual deriva Jesús, uno de los nombres del Hijo de
Dios.
- Desde luego.
- Le escucho.
interferencias en un radio. El joven, que está justo en medio, observa el edificio que
contrapicado. Parece en trance, pues sus ojos no dejan de fijarse en algún punto del
Palacio de Gobierno. Quizás mira más allá de él, en una perspectiva supra
pueblos les deben obediencia y respeto. Pero dicha obediencia y respeto no es,
digámoslo, militarista, sino afectiva. Uno debe amar a quienes gobiernan. Eso desde
las bases: el alumno con su profesor, el profesor con su director, los obreros con sus
jefes, los hijos con los padres. Nadie escoge sus autoridades, ¿o tú lo crees?
democracia.
AGNES : Es cierto…
145
EMANUEL : Llegará el día en el que la autoridad sea un perfume
que expelen los poros de nuestros líderes. No será necesario votar por ellos, nada
más, los que mediante voz fuerte dicen saber algo, pero lo desconocen; quienes son
capaces de hacer las cosas a su manera y dominar sobre la gente para su beneficio.
lo que no se ve. En la actualidad vemos como siluetas todas las cosas, pero llegará
AGNES : ¿Por qué la gente opta por seguirte? ¿No es eso algo
ególatra?
es libre de leer la realidad como quiera, pero es posible que lo haga prejuiciado por
sus demonios.
con amor de por medio. Pero también actuemos con el nivel de las circunstancias,
Creo que propugnaría que todos se dieran la mano y que solucionaran el problema
de la pobreza, que los jóvenes estudiaran gratis y que cada obrero tuviera un sueldo
digno.
mientras que la gente luche por el poder. Las ansias por el poder, ahogan todo
esfuerzo por justicia // ¿No logras ver las llamas por las ventanas?
146
AGNES : ¿Dónde?
allá adentro!
EMANUEL : …La sangre de las víctimas del fusil correr por los patios
de entre las arenas del desierto, de entre las rocas del mar, desde los pantanos de
los bosques sureños y se unen en la ciudad triste y sombría. Ahí vienen, con su
sonido de multitud (cierra los ojos con miedo, está como en un trance).
quiere advertirlo.
CORTE.
Ambos. Quizás no los mismos tras los múltiples diálogos gatillantes, pero ellos, al fin
Transitan por el cordón industrial sur de la ciudad, avenida Santa Rosa, con sus
de los motores, el bramido de las poleas de los colosales sistemas. Afuera el frío
ataca sus pieles, pese a sus atavíos gruesos; el cielo, con sus puños plomizos es
más cercano, ligeramente pigmentado con manchas negras. Han caminado largas
cuadras y nada más parecen absortos, cada uno en su mundo interno, que es,
quizás como dos agujeros negros, misteriosos, indescifrables. Tal vez en esta parte
147
acumulación, un módulo de estado – no de acción- dentro de la trama general, pero
sigue:
HOLA
MI NOMBRE ES OSCAR LUCERO
LES POL FAVOL QUE NO SE MEMO-
ENTRE USTEDED LAS CICATRICE
NILA CANTIDAD DE LUNARE ANOTENCE
ENTRE U
Es Emanuel quien la invita a Agnes al lugar, una derruida muralla que tapia la
superior, por lo que posee arriba puntas de vidrios para que alguien no se atreva a
nuestros datos, el lugar dónde vivimos, a qué hora salimos de casa, a qué hora
sus mentiras y hará marcar a todo aquel que quiera comprar o vender con su
marca.
148
potencias del cielo a lo que los exegetas actuales refieren a aviones o misiles.
para no asustar a los seguidores del Padre. Otros aspectos los expresó en metáfora
para que nada más los escogidos pudiesen entender, pues los del Camino sufrían la
persecución de los romanos. A eso hay que sumar que lo que leemos es una
hablado a través de los siglos. ¿Quién ha determinado el canon de ella? ¿Sobre qué
EMANUEL : Exacto, pero aún así lo que has dicho, lo dices a través
de tu experiencia y ésta es válida para ti. Para otro puede que no sea visto del
las fábricas de este sector en los tiempos de la Unidad Popular. Fue exonerado
político y luego torturado por los aparatos de Pinochet. Ese recuerdo le trastornó.
149
EMANUEL : ¿Por qué lloras?
CORTE.
Mikhael y Gavriel se vieron enfrentados, por primera vez, a las graves evidencias de
que sus pasos eran seguidos por alguna organización contraria a sus planes, tal y
como el embajador de Israel en Chile lo previera. Por esta razón, antes de partir al
paralelas, las que, a diferencia de lo que podría pensar el lector, tenían como base,
documentación, hay que precisarlo, era general e inexacta pero esto no significaba
en absoluto que fuese apócrifa. Asumieron como desafío consagrar aquellos dos
días siguientes para distraer del propósito central a sus rastreadores, indagando
pistas que les hicieran dar con el paradero de los descendientes del presunto hijo de
David. La tarea, vista desde afuera, bien podría considerarse estéril a los ojos de
estudio del caso, hicieron que los agentes cumplimentaran la labor como quien se
Las fotos del doctor sobre la mesa de la habitación del hotel, iluminadas por la luz
natural proyectada por la ventana. Ahí, caminando por las calles cercanas al Barrio
Lastarria, ahí leyendo el diario en el mismo café. Sobre la mesa también una
carpeta que agrupa una decena de hojas con el tráfico telefónico de su consulta, su
todos a estas alturas manejan y no es misterio para sus más cercanos: su filiación
profesional con Nillson. Pero hay un detalle que los agentes no logran dilucidar, el
porqué de sus eventuales llamadas al sur del país. Sabe que sus hijos – Ian y Brígida
- habitan en un punto de aquél (el primero bien podría ser el “padre” putativo del
150
proferida por Jehová en el Génesis bíblico), pero las comunicaciones telefónicas no
refieren al contacto con ellos, al menos de acuerdo a lo que ellos infieren. No han
comprobado a ciencia cierta esto pues trabajar en un país extranjero siempre tiene
sus limitantes: trabajar a espaldas de las autoridades locales – ellos son, para los
altamente sospechoso, pues pensaron que la chica poseía una relación más cercana
descartaron esto pues ninguna de las llamadas había sido respondidas por ella; el
¿Quién era Agnes? Pronto pareció surgir en la cabeza de los dos enviados hebreos.
detalles que son los que el lector conoce y cuya repetición sería redundante de
realizar. Quizás el detalle que más les llamó la atención – y no desde una
perspectiva profesional, sino más bien anecdótica- fue su cercanía con un joven
מתבודדo “el solitario”. El muchacho fue motivo de bromas de parte de los israelitas,
Minutos después de tomar el café en el dormitorio del hotel, un botones les acercó
el diario que Mikhael había pedido por citófono minutos antes. Aunque manejaban
perfectamente el español hablado, para ninguno era grato leer documentos en otro
se dirigió al baño, procedió a leer los titulares y la bajada de cada noticia; leer más
151
sería abrir las puertas al tedio. A poco avanzar se encontró con una nota que
avaladas, según sus colaboradores, por papeles médicos. Un aspecto que llama la
motivos de conciencia.
de Santiago”.
Imágenes:
principio de Alzeimer.
152
3. La humilde parroquia de la cual el predicador es pastor. A comienzos de año
Gavriel llamó a Mikhael en tanto escuchaba que éste se cepillaba los dientes. Lo
hizo con algún grado de premura, tal vez asombro. No supo el porqué de la
matutino y dirigió sus ojos a la parte del texto que éste le apuntaba. Platican en
hebreo.
- Ja, el Solitario.
- ¿Es predicador?
bobalicón y palestino.
- ¿Puede servirnos esta historia? (Mikhael, tras decir esto mira a los ojos de su
colega)
- …
- ¿Entiendes?
- Claro.
- Recuerda: confundir.
DEL MESIANISMO.
solicitó llamar un taxi. Rápido se abrigaron y esperaron el móvil en la sala del hotel.
153
Gavriel desplegó el diario que llevaba en la diestra y, sentándose, se dispuso a
releer la noticia referida a el Solitario. Se detuvo por alguna razón en el nombre del
gorra verde se les acercó y les preguntó si eran ellos los que necesitaban
Ambos se miran, nerviosos. Subieron al auto pidiendo que el chofer les llevara a
- …
- ¿Aló?
- Sí, te escucho.
- ¿Quién, Herminia?
- Un tipo que dice ser estudiante de medicina. También tuvo acceso al centro
154
- Sí, doctor, tal y como usted me la refirió.
- …
- …
- Sí, doctor.
- Doctor…
- ¿Sí?
- Confío en usted.
- Adiós, mujer.
- Adiós.
trazado por Nillson en tanto trabajaba como represor del gobierno nazi a inicios de
expeler el color exacto al más mínimo impulso entregado por la consola master,
desde la cual se programaba el “viaje”; diez cilindros que contenían una variada
gama de hedores, que individuales o mezclados entre sí, producían gran parte de
las fragancias posibles de ser percibidas por el ser humano. Éstos se dispusieron en
155
los bordes del respaldo del cuello y, al igual que el anterior dispositivo, obedecían a
audífonos grandes que, ubicados en los oídos de los pacientes emitían sonidos
sugerentes que eran controlados por cuatro pulsadores que representaban, tono,
volumen, profundidad y zumbido hipnótico, una aplicación que podía ser usada toda
vez que las anteriores no llevaran al individuo al estado alfa requerido para el viaje.
Pero estos adminículos no eran sino el aspecto accesorio de la máquina del tiempo.
de la narración de este filme a saber: seis electrodos que emitían ligeros impulsos
eléctricos y que debían disponerse en la cabeza, pecho y brazos del paciente. Los
Terminaba el portento una especie de cápsula que aislaba los elementos con el
que permitía que el doctor que manipulaba el aparato pudiese ver la reacción del
Sanguinetti. Pero éste le aconsejó que era necesario experimentar con gente ajena,
por los peligros y consecuencias que pudieran no prever desde la orilla del
presente. Hay que seguir esa ética nazi, pibe, le dijo Sanguinetti, hay que
asegurarse. Tenés razón, le replicó Holz. Esperamos la respuesta del chileno, ¿te
Sanguinetti se dirigió al baño a lavarse las manos. Ambos estaban exhaustos, pero
extremadamente satisfechos, tanto que exultaban alegría por sus poros, reían,
bailaban; aunque el lugar parecía haber sido víctima de un tornado silencioso pero
efectivo, una inusual luminosidad – aquella que otorga el triunfo final ante un
medio. El dueño de casa recordó que tenía en el mueble antiguo una botella de
156
champagne que le había obsequiado su hijo Ian tras el viaje de éste a Francia, a
fines de los años noventa. Se agachó y al abrir el mueble, sobre las botellas de
fotos: muchachas ligeras de ropas, mucho más jóvenes que él, todas en papel
fotográfico y en blanco y negro. Rápido las agrupó y las acomodó en el rincón más
oscuro del mueble, lejos de toda vista. Mientras lo hacía recordó que dichas
imágenes las guardaba en una valija que, a su vez, descansaba en el ropero, bajo
los abrigos de invierno. La reflexión añadió aún más pavor al incidente, tanto que
infinitos trozos. Alguien había indagado en sus cosas, era evidente, razonó.
árboles, la gente pasar, como telón de fondo el Museo de Bellas Artes. Están así por
un par de minutos, cada uno absorto en el otro. La música sugiere una especie de
cortocircuito, como un tema compuesto por Pedro Aznar para el filme Hombre
decir, el de un matiz oro con filtros azules y plomizos. De pronto, el muchacho sale
cerrando los ojos, teniendo conciencia del momento preciado. Luego Emanuel la
aferra contra su pecho y acaricia sus cabellos. La cámara, en detalle, muestra sus
uñas casi transparentes y largas. En íntima magnitud pronuncia las palabras que
se liberan a continuación, pero hay una especie de eco, en medio de una inusual
Los ojos de Emanuel botan lágrimas. Cierra sus ojos y refugia su rostro en el cuello
157
- Algunos familiares de Elías presentaron evidentes señales de esquizofrenia,
constató que la familia entera solía oír voces y, en algunos casos puntuales –
religioso o místico. Usted, de hecho, tiene más autoridad en el tema que yo,
señor Mendieta.
“delirio” proviene del latín de – lirare, que significa “salirse del surco”.
- ¿Surco?
- Claro, lo que hace el agricultor al abrir la tierra para plantar sus semillas.
- En efecto.
- (Algo incomodado) Bueno, es nada más que una lucubración, es algo que
que creemos.
158
- Puede ser, pero si hablamos de dos personas que comparten al menos un
investigador.
- …
lugares que otro ser que comparta su misma pasión. Ya no son dos frente a
seis millones, sino frente a quinientos mil, por decirle un número, que bien
ciudadanos llanos.
- Claro. Por eso no sería, a mi modo de ver, raro que Elías y Yoshua fuesen
- Así es (pausa). ¿Le habló el doctor Zumarán sobre las visitas que recibía
- Este, ehmmm. Aguad: recuerde que mis visitas nada más se remitían a unos
labios de los detectives durante mi detención. Él era visitado por uno o dos
esporádicas.
159
- Si yo le mostrara una fotografía de él, ¿usted lo reconocería?
- Señor Aguad, le reitero, nunca lo vi, sólo lo conozco por las referencias que
hacer milagros.
- Bueno, muéstremelo.
- Tiene usted razón. Haga usted una lectura libre de la nota. Luego expréseme
- Está bien (se acerca el diario a los ojos y lee la totalidad de la crónica. Luego
- Le escucho, Mendieta.
- Esta anciana.
- ¿Cuál?
- La de la imagen dos.
- A ver, déjeme visualizar (se cerciora de la retratada que apunta el dedo del
- Es Elizabeth.
- ¿La conoce?
160
- Es probable que Elías haya pertenecido al mismo grupo religioso del
- Manuel, pero… (pausa) bien pude haber escuchado mal. No es difícil puesto
- ¿Emmanuel o Manuel?
- Claro.
complejo?
- (Pensativo) ¿Coincidencia? (se muerde las uñas y luego mira con cara de
curiosidad al periodista).
- (Trata de agotar la reflexión sobre los datos para llegar al punto al que Aguad
dominios.
usted no posee, y no le culpo por eso. Se dice que quien sabe más es, a final
- ¿Sí?
- La explicación de la imagen dos señala que la señora que está detrás del
161
- Emmanuel, Elizabeth, Elías y María. Cuatro nombres bíblicos. Una buena
coincidencia.
- Este…
ser que se produzca alguna relación que vaya más allá de la simple
simbolismo?
Pero, por lo que sé, María tuvo un hijo y a él le llamó Jesús, que fue, de
- ¿Quién, Mendieta?
- Esa vieja enfermera que se acercó a mí aquella noche en que visité por
suicidó.
- Ah, usted está hablando de Herminia. ¿La enfermera con quien conversé
- Exacto.
conclusión anterior.
162
- Ah. Sí, tiene usted razón. Dicho apelativo tiene algo de parecido con Jesús,
firmemente que hay una clave que podría servirnos para desentramar el
- ¿Cree usted que el caso pueda ser una especie de… conspiración?
- No. Eso sería exagerar, pero bien podría ser un entramado que tiene su
sentido en algo que no hemos logrado percibir del todo. Eso le favorece a
usted.
- Desde luego.
Es posible que mañana me haga un tiempo para visitar a alguien que tengo
en mente.
- ¿Un sacerdote?
- No. Un teólogo. //
cualquier precio.
- Se lo agradecería eternamente.
163
Pero había algo que le hacía desconfiar de Holz, un detalle repelente que no lograba
conciliar con su ojo crítico y le llevaba a tener los sentidos alertas, la guardia
de orden espiritual. Recordó la leyenda urbana que el viejo almacenero del barrio le
morada de Holz: un niño endemoniado había vivido por esos rincones y asustando a
pensaba. Quizás uno de los espíritus que atormentaba a dicho muchacho – que, de
estar vivo, debería tener unos setenta años- rondaba al judío y eso provocaba en
Holz y así como por costumbre de esos días dirigió sus ojos al departamento del
psiquiatra, justo cuando un viejo de bigotes, jockey y chaqueta ploma, salía de las
cambió de vereda, y persiguió al senil individuo para conocer de cerca sus pasos
que, de acuerdo a lo que veía en tanto fue esporádico cliente del ciber donde
cuadras tras su presa, hasta que ésta se internó en una callecita mínima en cuyo
PRIVADAS. En la breve arteria descansaban media docena de autos; los pasos del
perseguidor y perseguido eran amplificados por los ecos del sonido que
reverberaban en las murallas de los edificios cercanos. Quizás por eso el vejete fue
alertado, pues a sus dos pasos, sentía otro par tras de sí multiplicados. Por eso se
volteó para ver quién le seguía, frente a lo cual Shai, en rápida maniobra cambió su
semblante en otra dirección para mirar de reojo al hombre y que éste no lograra
postizo.
164
Rápido hizo una relación de su encuentro y las confrontó con las imágenes del viejo
que había sido asiduo visitante del ciber. Estático, con los músculos empalados,
sorbió saliva y sólo cuando un automóvil le tocó la bocina para ingresar a la calle,
despertó del embrujo de saber que había conocido a un hombre que siendo
- Deben tener harta fe ustedes, porque este lugar es bien peligroso. Hay que
- Sí.
- Oigan, no es por nada, pero ese gallo es increíble – el tipo sacó un pañuelo y
se lo pasó por la boca- Fíjense que mi suegra fue a verlo una noche a una
esperaba como una cuadra para llegar. Mi mamá, como es ancianita, pasó
sin problemas, porque acá en Chile las viejitas no hacen fila. (Pausa) Ella
tenía los dedos doblados por la artritis. ¿Pero saben? (tiende a quebrársele la
- ¿Quién dicen los hombres que es él? – le preguntó Mikhael con sincera
curiosidad.
165
- ¿Y quién piensa usted que es? – preguntó Gavriel, mirando a sus ojos por el
espejo retrovisor.
Dios viviente. // Esta es la casa, señores, la de color blanco, ahí, donde está
el grupo de personas.
Chile – expresó Gavriel, extrañado del paisaje, en tanto miraba por el vidrio
hacia fuera.
- Claro, señores. Lo que pasa es que a ustedes, los extranjeros, les muestran
solo los lados bonitos de esta ciudad. Pero como verá, aquí hay pobreza, esa
es la realidad. Pa llá pa Las Condes no, pero pa este lado se huele la miseria.
Es cosa de que vayan un poco más allá y van a encontrarse con tomas y
- En nuestro país también hay pobreza// Bueno, gracias hay tiene. Quédese
con el cambio.
- Gracias señores. Que Dios los bendiga – les dijo sonriente el hombre. Rápido
jugaba con un balón en los alrededores, pero cuando los dos agentes cruzaron por
su campo de juego improvisado detuvieron la esférica. Protegían del polvo sus ojos
con gafas negras gruesas, aun cuando los rayos del sol apenas se colaban entre las
los dos, en el punto medio del frontis. El movimiento pareció alertar a las personas
que esperaban en ese lugar, al extremo que los ojos de ellos se posaron sobre los
dos foráneos, con una emoción cercana a la desconfianza. Tras pocos segundos
sobre las líneas y detalles de la construcción, dieron tres o cuatro pasos y trataron
166
- Buscamos a Emmanuel – dijo Gravriel quien acomodaba un dispositivo
- Debieron haber empezado por ahí. Por favor, aguarden unos momentos. Iré a
buscar al hermano.
con el predicador. Minutos más tarde, en tanto hacían un diagnóstico del lugar
mente, el anciano que les recibió nuevamente se les acercó, esta vez con un
semblante renovado, casi bordeando los límites del regocijo. Les hizo pasar a la
habitación última, para lo que tuvieron que atravesar un largo pasillo que estaba
con agua turbia matizaban el piso. Al final del pasillo les esperaba solitario el
predicador cuyo rostro terso parecía refulgir con la luz que reflectaba una ventana
cierto manejaban sus relaciones desde el punto de vista racional, la imagen del
predicador hizo temblar dichos paradigmas y por primera vez sintieron una
- Los esperaba.
- No. Son ustedes – el predicador sonríe y aferra con ambas manos sus
167
- Hermano…
Hay algo de inquietud en sus corazones. Cuando Dios nos envía a una misión
no tenemos conciencia de todo. Por eso Dios los mandó hoy acá.
del gran plan divino. Les reitero: no están aquí por casualidad – dijo
Emmanuel, coronando las palabras con una sonrisa dulce que inspiraba paz.
Manuel…
- Vienen de Israel, el pueblo escogido por Dios. Pero son ángeles de Adonai.
- Hermano…
- Totalmente. Creo que usted está confundido. Es cierto que hemos venido de
ese lugar y… le pediría que guardara con reserva este dato, pero no somos
ustedes.
- …
que ustedes pagaron puede salvar el día y tener para los remedios que su
168
madre requiere… ¿no se dan cuanta que una pequeña acción puede mover
- Somos agentes del Estado Israelí, no somos ángeles; por favor, no lo diga a
nadie.
consentiremos en el nombre.
- El Padre, el Creador del cielo y de la Tierra (el rostro del predicador. El sonido
Todo se va a negro).
Caminó por las calles aún mojadas y dispares de la avenida San Diego. Los
pena, desplazándose en la ciudad que bien podría representar con sus edificios
mausoleos; las construcciones del centro de Santiago suelen ser de color plomizo;
el color del hormigón desnudo, nada más tiznado por el aire tóxico. Las hojas de los
El periodista Abel Aguad comprueba la dirección que tiene anotada en una boleta
con neutralidad esa ensalada de dientes chuecos y ocres que asoma desde la
169
cámara le enfoca en contrapicado, es decir, de frente hacia arriba. Así prende el
intenso; cada color más cargado en este contexto. Un perro fisgoneando los tachos
portón estaba entrejunto. Apenas musitó un “permiso” casi sin volumen y entró por
el delgado pasillo que separaba a las casas. El olor a comida aún se percibía en el
acento peruano; avanzó diez metros, hasta llegar a un pequeño jardín en que
puerta, pero antes recordó apagar el cigarrillo que fumaba y arrojarlo en un rincón.
El frontis de la morada poseía color café, sin embargo, el paso de los años y el
Tras unos minutos de espera abrió la puerta un anciano delgado, vestido con ropas
desteñidas y cuyos ojos claros ostentaban una ligera película pálida; se desplazaba
- Buenas tardes, con quien tengo el gusto – preguntó el señor, con un ligero
acento extranjero. Tendió a mover la cabeza para escuchar algún ruido allá
afuera.
estimado señor?
- (Sonríe) Vaya, tanto tiempo eso, casi treinta años atrás, más o menos.
- En efecto – (Pausa) Hace una relación rápida con el cuerpo que tiene al
170
cuentas de que está ciego. Traga saliva para continuar- He venido a saber de
Leonard Berger cargaba con alrededor de ochenta años. Arribó a Chile en los años
Varsovia. El leit motiv de su ministerio fueron las misiones. Tuvo conocimiento de las
Lejos de la gloria de esos años, vivía solo y olvidado en ese conventillo de la ciudad
de Santiago. Aguad, con un nudo en la garganta, no tocó ningún tema que pudiera
parecer sensible al misionero, remitiéndose a los temas religiosos que eran, a final
de cuentas, los que le interesaban. Así caminaron con paso sosegado por las calles
- Perder la vista ha sido una oportunidad del Padre para percibir las cosas con
- No, desde luego que no, pero existen textos teológicos traducidos al Braille.
171
- (Pausa) ¿Podemos sentarnos en algún lugar? El tema que quiero platicar con
Nada más caminaron dos cuadras, Berger con alguna dificultad sorteando las
breves lagunas sobre el cemento, y llegaron a las escaleras del templo estilo
romano bizantino ubicado en Prat con Santa Isabel. Aguad se sobrecogió por la
verla desde cerca y hacerlo con la sensibilidad que le envolvía en ese trance.
Ayudó al anciano a subir por las escaleras, pero de modo accesorio: el ex misionero
inmisericorde. Berger pidió unos minutos para platicar con Dios; el periodista revivió
la imagen vívida de aquel ministro de rodillas, que con rostro arrugado pedía por
imposibles hacía casi treinta años atrás. Las lágrimas asomaron por sus ojos, pero
rápido pasó la manga de su chaqueta por ellos. Admiraba la fe de los que vivían en
Luego de veinte minutos, el viejo se levantó y, buscando con su oído y olfato, llegó
triangulada cuya base posee algunos detalles bíblicos que no soy capaz de
172
- Qué puede ser tan grave para que me hayas buscado. Nadie suele hacerlo,
- A mediado de los años setentas una mujer joven, de unos quince o dieciséis
dijo que había parido al interior de un establo y que tras dicho proceso fue
- Mmm…
- Interesante.
ejemplo, que se llamaba María, que su hijo debía llamarse Yoshua; días
joven y su bebé.
- Abril o mayo. Pero no logro recordar bien (pausa) ¿Usted esperaba que le
dijera 25 de diciembre?
- No, en absoluto. Esa fecha es una antigua festividad del dios Sol que luego
estudiosos sindican la época de nacimiento del Niño en otoño. Esas son las
médico?
- La joven huyó del lugar con su hijo. Pero no tenemos dirección o datos
referenciales que nos puedan llevar hacia ella, salvo las descripciones físicas
que realizan unos pocos funcionarios del hospital que trabajaban por esos
173
- ¿Te acuerdas la fecha en que supuestamente nació el denominado Mesías?
- Otoño de 1976.
- Así es… (Pausa) ¿Usted cree, de acuerdo a sus conocimientos, que pueda
- (Risas) Lo dices con algo de miedo (pausa). Para Dios todas las cosas son
ojo le verá.
Biblia?
- Desde luego. Se presume que los habitantes del planeta podrán observarle,
- No, me temo que no. Cuando Jesucristo subió a los cielos, tras sus
gente que le veía subir por los aires, dijeron a los seguidores que del mismo
- Es decir, usted me habla de que él vendrá desde el cielo… ¿no habrá una
174
- En este punto, la profecía podría ser interpretada de diversas maneras.
Podría darse el caso de que tras la manifestación pública del Mesías él arribe
- ¿En un avión?
- Decirlo de frentón podría ser una herejía, prefiero que usted llegue a las
- Está bien (Pausa). ¿Podría repetirse el proceso que tuvo Jesús en su primera
venida?
- Sí, no hay nada que no lo indique de ese modo, con tal de que se cumpla lo
- ¿Qué aspectos bien podrían ser los comunes al primer nacimiento, estimado
profesor?
- Ah… lo primero es que debiera ser concebido por el Espíritu Santo, que su
- Profesor…
- (Estático de pavor) …
- …
- Por favor, no se quede en silencio, eso me indica que algo pasa en su mente.
175
- Mmmm… sí, creo haber oído de eso en las noticias de la radio. ¿Se habló
- Sí, profesor. Aquello tuvo repercusiones notables. Verá: ese es el caso del
cual le hablo, pero lo del asesinato del orate, es sólo un capítulo más del
- Quizás sí seamos esos seres y Dios o sabe él quién diantres estén leyendo
nuestros actos, ahora mismo sin que nosotros podamos darnos cuenta.
- Desde luego. El destino de los hombres ha sido escrito por Dios, y por más
lo cual nunca lo diría así, tan abiertamente. Podría ser objeto de sanciones
- Mmmmm (pausa). Elías era el nombre del loco que murió a manos de
Chile. Se dice que el paciente conocería cierta verdad relativa al médico, por
176
poco que sé me podría dar una luz de qué importancia pudiera tener dentro
de la historia global.
un profeta bíblico. Algunas veces fue visitado por dos o tres jóvenes. Uno de
- ¿Su hermano?
- ¿Cuál, Aguad?
- Días previos a su muerte uno de los internos, premunido con una tijera, le
cortó el cabello.
despertar del coma y pregunta:) ¿siente usted los ladridos de los perros allá
afuera?
- ¿Aguad?
afuera, se percata que una jauría de canes – diez o quince perros – parece
esperarle, mostrando sus dientes blancos y filosos. Sin regirse por protocolos
177
- ¿Tiene miedo?
- Profesor (se acerca a él); parecen hienas. Perdón… (hace una pausa en la
abismo al mar.
- ¿Demonios?
- Sí, hijo, espíritus del maligno que deambulan entre nosotros, esperando
- No.
- …
- Es cierto; no sería capaz (pausa) Si usted se siente tan protegido, ¿por qué
reparó en los ladridos de los perros? ¿qué significado tienen para usted,
profesor Berger?
- Usted me hablaba del voto que había sido profanado por uno de los
ilógica, por lo demás; sepa usted que mientras nuestras palabras son
que decimos. Pero aunque la relación fuese ilógica, la dije por algo; mi alma,
Hay algo entre las jaurías y los profetas. Lo sé, tengo certeza en aquello.
178
- No lo sé, al menos desde mis dominios. Si usted lo dice, seguramente lo
señala con autoridad y estoy de acuerdo con creerle (haciendo una pausa)
Aunque tal vez tenga vínculo con alguno de los involucrados en la muerte de
interesantes.
Shai y Víctor se encontraron ese día temprano, frente a la Plaza del Mulato Gil.
ayuda de la pista radical que asomaba. Imaginó a su antigua novia, Agnes, cerca de
razón por la cual ella se alejó de su lado, sin motivo evidente. Recordó el estudiante
que alguna vez le contó vagamente, en esas disquisiciones que son un paréntesis
de líneas más importantes del texto, que Holz no le cobraba por las sesiones y se
estremeció al pensar que el costo de dichas reuniones bien podía ser la satisfacción
de sus sórdidas pasiones, aunque, seguro ella, no lo sabía del todo. Un leve
creyó que efectivamente la amaba y que deseaba poder estar a su lado. Sin
embargo, luego al pensar que retornar a los brazos dulces de ella era, también,
y pronto nada más permitió que sus labios sorbieran pena y amargura – exiliado el
cariño y el afecto- por Agnes, la mujer que fue su novia por cerca de dos años.
Se dieron la mano y luego un beso en la mejilla; Shai con el cuerpo empalado por el
frío de la madrugada de plática y cerveza, sin poder pegar los ojos y con la mente
músculos parecían alimentados de él; con barba de tres días, ojos rojos, y un
179
peinado construido por el azar de un movimiento húmedo de manos, Víctor le notó
extraño, y se lo hizo ver. No era, en rigor, el aspecto, era una especie de aura, la
acostumbraba a descubrir. Rápido pensó que se trataba del trámite que realizarían
luego y eso pareció darle sentido al juego de la interpretación. Era lo que tras unos
plan para abordar a Holz y desenmascarar sus propósitos oscuros: Víctor se ubicaría
en una librería de calle Merced, preguntaría por libros – Goodman, Jormaka, Palladio
conjunto de edificios antiguos en los que Holz habitaba y de cuyo interior salían,
desfallecer, los nervios de un niño que asiste al colegio por primera vez. Se
preguntó si era mejor dejar todo cual estaba, olvidar el incidente y hacer de cuenta
que nunca esas vidas se había interceptado; pero el pensamiento era aplastado por
otro deseo anterior, el de llegar a la verdad del misterio de Agnes, razón por la que
ahora ser el mejor investigador, demostrarse a sí mismo que su vocación era la que
había aferrado. Quizás tenía pendiente esto cuando esperó que alguno de los
residentes abriera la reja y solicitar que la dejara abierta para entrar; el anciano le
venia al pasar. El primer escollo ya había sido superado. Shai volteó y se percató
que su amigo le observaba desde la librería, simulando leer un tomo antiguo. Olvidó
180
sus miedos; pisó con fuerzas el cemento con sus zapatos gruesos y produjo una
ráfaga de pisadas, intentando subir al tercer piso; todo parecía en orden, salvo por
titubeando en golpear o tal vez otear empujando ligeramente la puerta. ¿Qué podía
observar? A estas alturas cualquier detalle bien podría servir para desentramar el
misterio, una intriga que tomaba ribetes ciclópeos y poseía un entramado que día a
día presentaba nuevas posibilidades. Un adolescente bajó rápido por las escaleras,
pero no se percató de su presencia pues conversaba por teléfono. Pronto saltó las
escaleras y se perdió por la vereda que daba a la reja de entrada. Golpeó la puerta,
un poco más debajo del espacio en que se incrustaba la placa de bronce con el
nombre del doctor. Nadie contestó, aunque repitió el trámite cuatro veces.
Abandonado el miedo ingresó con cautela, avanzando cuatro pasos pero dejando
estudio, el sillón del psiquiatra, la gran fotografía del doctor nazi y a un costado de
él Holz y Sanguinetti; sintió sus miradas vivas y escrutadoras sobre él. Un pavor
extremo le sobrecogió y no tuvo valor para seguir avanzando. Sólo atinó a seguir
mirando, en los límites de lo que los tres psiconalistas no hubiesen reprochado, pero
el nombre de Holz. Nada más que el sonido de los objetos movidos por el viento le
crueldad de los forajidos: libros desarmados, desencajados desde sus lomos, folios
doblados en el suelo, las paredes con consignas escritas en líneas rojas, los
181
existencia de la máquina y, sobrepasando a grandes zancadas los muebles
qué pasa, me pasé rollos, disculpa, VÍCTOR VEN, PASÓ ALGO INESPERADO, RÁPIDO,
ALGUIEN VINO AL DEPTO DE HOLZ, DEJARON LA CAGÁ, voy, ¿es muy grave?, NO SÉ,
cruzando, una señora está a punto de abrir, te corto, nos vemos enseguida.
Shai reconoció partes de lo que pensaba pudo haber sido la máquina del tiempo en
la entrada del baño del departamento y supuestas partes del texto de Binder
tapando el excusado; ahí estaba, intentando descifrar los planos cuando llegó
desolador. También percibía en los poros o en el espíritu el aire revuelto del espacio.
¿Q U É PA S O AC Á? – Víctor.
supuraciones al líquido salado del océano – (cámara lenta, camina él, ampolletas,
=)(/ . . . .
(toctoc- to toctoc-to toctoc-to) ¿no viste nada? - levanta la funda del estanque del
wc, se agacha, busca algo, luego su mente NO MUEVAS NADA PUEDE SER
182
- nada. ¿qué pudo ser?
/con ellos. Por favor, ¿qué desea?/ hay dos sujetos extraños en el edificio. Al parecer
No quiero tener problemas con la justicia/ no los tendrá/ es que digo que… lo de las
igual que media docena de bolsas de camisa, con papeles periódico y oficio
doblados; nos acercamos, o más bien dicho, una mano se acerca a ellas - detrás la
cámara- las exilia del gobierno del polvo, las ofrenda al suelo – el polvo eleva una
etérea cabellera alrededor de él- y ahí vislumbramos lo que son, pues algunas se
tablas del suelo separadas por milímetros. El rayo de luz de sol de atardecer sobre
la superficie cercana. La cama, bajo ésta los zapatos; el perfume de la pobreza, las
hormigas. Dos piedrecillas de riachuelo. Letras escritas a máquina sobre los papeles
amarillos. Letras escritas a mano sobre los espacios circunscritos para las
respuestas. Casi perfectas, grafemas en imprenta, huellas de lápiz pasta Bic punta
delgada.
Hay un hálito de violencia en los gestos de las manos. Pronto devuelven con rapidez
ropero, pero alejados de sus líneas sacras; ya no está el color llano del polvo sobre
183
Audiencia de Formalización de Cargos señor Pedro Mondaca.
avenida Eisntein número 3124, de oficio paramédico. Por favor, señor Mondaca,
Castro, carné de identidad 12. 165.335- k, auxiliar paramédico egresado del curso
gesto. Una mueca que pareciera ser incoherente con la batería de gestos
sin mayor preocupación mueve el micrófono que está frente de sí. Se escucha el
crujir de una rodilla anciana, el clamor de una puerta cuyas bisagras no están bien
Zumarán, cuyo trágico destino nos ha convocado en virtud de los cabos sueltos que
184
hubo terceras personas en la muerte de Elías … …. …. Paciente del hospital
hipótesis según las cuales el señor Zumarán sería el culpable de la muerte de dicho
podio.
MONDACA : Ninguna.
vez?
contacto con él era el que todo obrero tiene con los ministros de su patrón.
pregunta) Ehmmm.
quiere llegar. Esto no es una obra dramática en la que usted, cual autor, sugiere una
185
ABOGADO 1 : (Molesto) ¿Cómo lo sabe? ¿Cómo puede usted
comprobar que lo que nosotros estamos hablando alguien, alguna vez, lo leerá
excusas. He hecho un clic de modo involuntario en algún lugar del discurso. De ahí
he saltado a otro.
trascendencia, hasta que brotó por sus labios y retumbó en el aire). Pero bueno,
terminemos de una vez. Sigamos con lo propio. Ruego a usted, señor abogado,
respuestas y si, no obstante desea proseguir con su artilugio verbal, haga como los
MONDACA : Al tiempo.
186
ABOGADO 1 : Ah (contrariado) Y… ¿fue un día normal, es decir, llegó
mucha gente. Por decirle un caso: ni siquiera mi pareja lo sabe. Es más, le diré que
enseñanza media. Contaba con quince o dieciséis años en el cuerpo. Para esa época
nada más vivía con mi padre – mi madre había ya fallecido- y un hermano mayor
187
JUEZ : Prosiga, señor Mondaca…
primer bloque de clases de la jornada de la tarde, que va de las dos hasta las tres y
clases. Nunca fui un mal estudiante; diré que tuve ciertas facilidades de los
profesores. Pero ese no es el tema: ese día pedí permiso para ir al baño.
salud, pero las veces que me enfermo son horribles. Esa vez no estaba enfermo. Le
diré que tampoco tenía demasiadas ganas de ir al baño, pero sí estaba algo tenso,
mixionar u obrar…
corriente de aire del pasillo logró despabilarme un poco. Eso fue antes. Llegué al
baño y, como es mi costumbre, prefiero ir a una caseta que mear – perdón- hacer
en el urinario colectivo. Estaban todas desocupadas… las casetas, digo. Y, creo que
ABOGADO 1 : ¿Por qué dice “me quedé leyendo”? ¿Eso quiere decir
muralla…
Quizás ustedes no me crean, pero es así. Sentí un pavor estrepitoso. Una angustia
que me agarraba los músculos. El colegio estaba vacío. Corrí a la sala. Mi mochila
estaba ahí, bajo la superficie de la mesa, todas las sillas arriba. Un guardia me
sorprendió temblando.
recinto?
188
MONDACA : No. Se quedó mi bolso. Es ése.
MONDACA : En efecto.
MONDACA : No.
estoy en el rol de decírselo: sus preguntas deben estar en función del caso; aquéllas
magistrado. Es difícil, empero, determinar qué es lo atingente al caso y qué no. Eso
189
ABOGADO 1 : (Disculpando su lapus) Perdón, la forma verbal “tenía”
“extrañas”?
MONDACA : Decía que hacía las cosas con desgano y poca pulcritud.
tenía una virtud que no vio en ningún otro trabajador: mirar con empatía a los
orates internos (pausa). Pienso que algo de locura, entonces, hay en mí. Quizás mi
con Elías?
creyente?
Siempre fui distante de las cosas de la fe, náufrago en las aguas de la racionalidad.
190
MONDACA : Precisamente no.
ABOGADO 1 : ¿Entonces?
los misterios.
extremadamente especial.
que vivían en el hospital. Ese conocimiento bien pudo él extraerlo de las pláticas
que llevaba a cabo con ellos en sus reuniones en el patio, pero también por su
capacidad para leer más allá de lo que podían revelarle las personas. Yo creo que
esa razón que está sometido a estas circunstancias. Señor magistrado, es todo lo
¿Por qué el narrador siempre tiene que decir la verdad? ¿Por uno como lector cree a
pie juntillas que todo lo declarado por él sea ley; no es un “ser humano” como
191
hombre, profeta o vidente. Desde esta perspectiva, si el narrador posee dichas
Llegó a las tres cincuenta y cuatro minutos de esa madrugada de día viernes, con el
sueño olvidado, y el frío algo benévolo de un invierno que a medida que pasaban
los días escupía sus últimas bocanadas gélidas; he aquí uno de esos intervalos de
mar. Los inviernos en Santiago son cabrones, dictadores del cielo y las aguas que
Agnes, sin embargo, había disfrutado de la democracia del clima; qué estupidez.
sala, como un fantasma. Era una cortina delgada, más bien un visillo; el olor de las
frutillas sobre el frutero encima del refrigerador; el sonido de insecto del tubo
fluorescente de la cocina. El tic tac del agua que cae de la llave a un vaso dentro
del lavaplatos; un zancudo revolotea en la ampolleta del pasillo. Pero las frutillas
El teléfono de Agnes sonando. Ella a la cocina primero, abre el caño y deposita agua
por la orilla del velador y ayudada nada más que por la luz de la ampolleta del
pasillo, toma el celular y, antes de contestar, observa la pantalla verdosa. Hay cinco
esperó que el marcado cesase de modo de ganar algunos minutos para pensar
sobre quién podía ser. Pero contestó, ayudada de esas extrañas corazonadas que le
venían en momentos de tensión, el tercer ojo que solía molestarla como un extraño
192
- ¿Aló?
- Lo presentí.
- …
- Sí.
- Por casualidad.
estuve medio día afuera y necesito descansar. Quizás otro día, pero sólo
quizás.
Tuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
uuuuuu
pusiese ver el rostro amurrado de Víctor. Estaría mordiéndose los labios, echando
puteadas hacia adentro y luego, suspendida, con los ojos penetrando más allá de la
pantallita verde, se sienta en la cama y hace algo que en realidad muy pocas veces
193
– no más de cinco en toda su historia con el aparato cabrón- había realizado:
Windows real media player, estaba él, frente a dos ceniceros robados de un bareto
del Barrio Brasil, junto a su compañero Shai navegando en una amena plática – esos
melancólicas de por medio), abrazos, no tení un poco de fideos para hacer; nada
más lejos del cuadro sufrido que la muchacha, ex novia de Víctor había imaginado.
disfrazar las copas, el cigarro, la risa en los labios, el aliento de Shai acercándose al
del psiquiatra, tampoco algún dato sobre los misterios sobre los que estaba
hurtado de otro bar, esta vez del Barrio República- el vaso llano – la hueá mula,
sacar a gamba; es que soi visita, el shopero lo usa papá mono no más - y los
mejores CDs del dueño de casa en el suelo, además de recortes de diarios, revistas,
algunos libros amarillentos que hablan del tema que habían estado hablando esos
la mecánica del lugar. Pero no era nefasto, sino productivo a rabiar, así como las
seguidora del profeta llamado Emanuel y paciente del judío doctor Holz, a su vez
Emanuel, investigado por los ojos escrutadores de Gavriel y Mikhael, lectores del
194
diario en el que se habló de Zumarán, el más probable asesino de Elías y amante de
Aguad, periodista que fue estudiante de Berger, anciano teólogo bautista, quien
que alguna vez visitó María junto a su cercana Elizabeth, madre y progenitora de
Ahí los dos, Shai y Víctor, tomando cerveza, platicando de la vida, esa madrugada,
esas reminiscencias sentimentales que le quedan a las mujeres, más cercanas a sus
siete contactos, cuatro mensajes de textos – spam todos- la pantalla verde de Nokia
antiguo; veinte repiques – cuál de todos más estúpido – calidad Midi, demo de
órgano infantil, sonido mántrico de las luces de árbol de pascua- pero en sus manos
el ladrillo negro, cíclope de ojo verde y luminoso es, en ese instante, su único
contacto con el mundo (los pensamientos: el viaje por avenida Santa Rosa, las luces
fluorescentes del bus, la capilla y la gente ávida intentando ver al joven profeta,
amplificado en los números que cuentan paralelamente mientras vive. Pero ahora
- Yo tampoco. O sí, debe estar en un lugar, como todos los malos padres.
tiempo más.
- ¿Por qué?
195
- El Padre trabaja en sus tiempos, no en los nuestros. Muy pronto verás al Hijo
de Dios bajar sobre las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron
- Soy el más insignificante del Reino de los Cielos, he recibido por misericordia
- No, no soy Víctor, soy Shai – tose afirmando la voz- él ahora está en el baño.
¿Estás bien?
- Sí. Él me llamó hace unos minutos atrás. Pensé que le pasaba algo. Nada
más quería saber cómo estaba. Quizás fue muy cortante con él. Soy así. Pero
a veces lo lamento.
ocurrió llamarte y me pidió el teléfono, pero nada más para saber eso
(pausa). Es raro igual porque son como las cinco de la mañana y estamos
- Puede ser (pausa). Bueno, dile que se cuide y que espero que esté bien, de
verdad.
- No, no es necesario; para qué va a ocuparte más de los minutos que tiene
en el barrio.
Víctor con el oído cerca del celular de Shai, escuchando la plática de éste con
Agnes, tratando de encontrar pistas aisladas; en medio de las copas han dibujado
196
ninguna les satisface: ocupar una de las ventanas del departamento de Agnes para
pistas que pudieran entregar la revisión de documentos, fotos, material íntimo. Pero
estaba claro que eso era muy difícil; Víctor no podría entrar como antes, cuando
sostenía su relación puesto que Agnes, seguramente, era molestada por la tenia del
fatídica Ley de Murphy- él debería partirse en dos, una para estar con ella y otra
contenido, cosa que podría demorar infinidad de horas. La opción más cruda era,
Sin embargo, había dos pasos más que poder dar y que sacarían a los personajes
del delirio por dilucidar la historia de los otros adyuvantes y coadyuvantes: espiar a
quedado solo en la casa para estudiar, pero también para espiar a un tipo que vivía
cerebro enrollado y no tendría por qué estar intruseando las cosas en casas ajenas.
Tras el último sorbo de cerveza pensaron que la opción primera era la más cercana
y factible: Víctor no se comunicaba hace meses con Alfonso, pese a que estudiaban
pensado y, con premura. Presentían que el caso del predicador pronto se destaparía
197
y, con el acto, las luces de prensa traspasarían a los ámbitos privados de Agnes y
tras de sí, el experimento llevado a cabo por Holz y Sanguinetti. Pero no era más
rondando el plano de lo real o tal vez la saliva del dios Baco haciendo efecto en el
Rato después Shai y Víctor se encontraron, frente a la Plaza del Mulato Gil. Habían
- Más que las chelas, son las preocupaciones. A veces siento que amo a
Agnes.
“Cuando llegó aquí, la vecina era muy jovencita. Tenía, a ver… unos diecisiete años.
No más. La mamá de ella era muy dominante. Lo primero que creímos era que la
guagua era de la mamá, usted sabe, la viejita que está ahí, calladita, mirando lo
que pasa con los ojos perdidos. Pero no. Ahí supimos que el bebé era de la niñita.
Qué terrible, ¿no? Tan chica y con un crío. Aunque pa qué le digo, si aquí eso
siempre había pasado: vea usted, camine por las calles. Si cabras de hasta trece
años se preñan fácil. Pero esa vez la cosa fue distinta porque la muchacha era
delgadita, así como un palito y parecía como de diez años. Sin mentirle le digo, se lo
mercado; ella empezó haciendo costuras a mano, porque eran tan pobres que
precio y a mí me daba pena. Imagínese, si nosotros somos pobres, cómo ella habrá
sido (…)
por horas y horas, tomando una mamadera de esas populares, ¿las conoció usted
198
alguna vez? Era una botella de bebida con un tete en la boquilla. Así la pasaba ese
muchacho. Era tan tranquilo que la gente creía que era enfermito; si parecía que no
era normal, porque cuando creció era flaquito y chiquitito; no jugaba como los
demás muchachos del barrio. Se los quedaba mirando, sentado desde una banca de
Cuando más chiquitito le decían el mudito. Apenas hablaba. Ya cuando mis niños lo
invitaban a tomar onces yo pude darme cuenta recién que tenía lenguaje. ¿Se dice
Cuando fue creciendo seguía siendo raro, así muy pa dentro; decían que
daba pena y les caía bien; era bien hacendoso y lo más, aplicado. Se sacaba buenas
notas y los profesores lo estimaban harto. Eso sí que era, inteligente. Si una vez yo
tuve un problema con una radio a pilas en que escuchaba un programa de tangos
los domingos en la tarde, bien bueno el programa, es que mi papá era fanático
cuando estaba en vida y ahora yo igual, entonces él supo que la radio se había
echado a perder porque los niños le dijeron. Me dijo que si podría abrir la radio para
ver por qué fallaba. Yo en realidad no quería que la abriera porque podía quedar
más mala de lo que estaba, pero también pensé que no tenía plata para llevarla a
un técnico. Además me dio pena decirle que no, así que le presté un cuchillo con
punta pa que la abriera. La miró por todos lados, así serio como era, me pidió un
hilito de cobre como esos que uno le colocaba a los fusibles cuando se quemaban y
herramientas del patio. No sé qué mariguanzas hizo y al rato me pidió que probara
la radio. Yo estaba media asustada con que se fuera hacer un corte de luz, pero
igual, a lo sangre pato la prendí y viera usted que prendió al tiro. Todos quedamos
Una vez mi Manolo se me enfermó con una fiebre muy fea; se me ponía morado,
tiritaba entero. Aquí, usted sabe, siempre andamos al tres y al cuatro y al Pepe no le
pagaban todavía, así que teníamos al chicoco a pura aspirina. Estábamos despiertos
en la madrugada cuando vino él, eran como las tres y media y me pidió ver al
199
Manolo. Como eran amigos le dije que claro altiro, pero igual encontré bien raro que
viniera a esa hora. El Pepe le echó la talla, que acaso se le había echado a perder el
reloj y él, serio como era, le dijo que el Padre le había mandado a sanar al Manolo.
El Pepe se puso pálido y como que le dio miedo, como si el cabro fuese un fantasma
y apenas le salió el habla para decirle que pasara. Nosotros miramos desde la
puerta de la pieza del Manolo lo que el chiquillo hizo. Como que se puso a rezar
que pareció así como cuando explota una bomba. Se apagó la luz y verá usted que
yo de tan nerviosa como que me asusté y me puse a llorar. El Manolito como que se
había cambiado. Me pidió agua y me preguntó por qué estaba llorando. A todo esto
la luz volvió a poco rato. Después como que le bajó todo el hambre y se acordó que
ese día había cocinado lentejas con arroz y me dijo que si le podía traer. Mi viejo se
asombró más porque estaba súper malo pa comer, si con suerte le dábamos una
gracias, pero no cachamos altiro lo que había pasado, sino cuando pasaron hartos
minutos, porque el Manolo se levantó al baño y dijo que estaba cansado de estar
acostado. Así que se puso la ropa y se fue al living a ver tele, pero quedó renegando
porque a esa hora daban puros programas de esas cuestiones de máquina para
hacer ejercicios, así que sacó su cuaderno y se puso a dibujar. En ese rato el Pepe
estaba casi tiritando, porque sabía que el muchacho de la vecina era medio brujo y
yo creo que después de esa noche, como que el Pepe cambió de mentalidad y fue
de a poco acercándose a la iglesia que antes iba su mamá. Ahí le dijo a la gente que
iba que conocía a un muchacho que hacía milagros, pero eso fue hace mucho
tiempo, harán más de diez años. Como que la sanación del Manolito fue el primer
200
Las manos blancas de una mujer sobre una perfecta falda color jade. Un anillo de
corcheas en intervalos de tres o cuatro notas; entonces deja de ser ambigua y nos
Lourdes siendo interrogada por un policía, en tanto una funcionaria del mismo
LOURDES : Nada.
POLICÍA : Ya veo.
logrará, menos con alusiones religiosas a la vida. Ésta es como es, no cómo
muerte de Zumarán, por favor hágamelo saber. De este modo todo será más simple
vidas; la vida de por sí es amarga (pausa). Ese día anterior a la muerte habíamos
secretaria.
Hummm…
201
POLICÍA : Patricia, por favor, traiga un vaso de agua para la
señora.
acontecería con Zumarán, es decir, tuvo alguna corazonada antes de los luctuosos
acontecimientos?
cuando yo vivía con Mario, el padre de mi hija. Ellos se distanciaron la vez que
el día?
LOURDES : No. Creo que esta es la repuesta más capital que puedo
202
LOURDES : Si osa alzarme la voz voy a tomar el derecho de guardar
POLICÍA : Ah, está bien (pausa). ¿Qué haría si le dijera que tengo
antecedentes manipulados.
POLICÍA : Mmmm…
las circunstancias en las cuales falleció el doctor Zumarán; yo diría que soy la más
interesada en que se resuelva el caso, para que de una vez por todas el ambiente
vuelta que está acostumbrado a hacer) Hasta el momento sabemos que alguien
suicidó.
LOURDES ; He sabido que los guantes que usó el asesino tienen las
huellas de Zumarán…
LOURDES : No,
investigación?
indagando; él tiene sus contactos entre nuestra gente. No es ningún mérito. Lo que
203
POLICÍA : Bien, estoy de acuerdo con usted, pero somos entes
continúo con lo profesional. ¿Sabía usted que el tipo de látex del que estaban
fabricados los guantes no permiten que las huellas dactilares queden impregnadas?
No sacamos nada con decir que el doctor ocupó dichos guantes si no podemos
demostrarlo.
pensar eso. Discúlpeme, pero los antecedentes que usted nos aporta son menos
que lo que nos entregaría un auxiliar de aseo que hubiese conocido al doctor de una
LOURDES : ¿Si?
LOURDES : Sí.
del turno?
LOURDES : Supongo que sí, sobre todo las veces que me tocaba
204
interrogada. ¿Sabía usted que Zumarán escribía obsesivamente todo lo que le
pasaba?
del todo).
seis deben apuntar hacia una misma… verdad, llamémosla así. Creemos que
puedo colaborar. Es posible que los medios de prensa sepan más que yo.
policía, no el juez que debe ponderar las declaraciones de sus interrogados. ¿Qué se
205
POLICÍA : Está bien. Esta vez no diré absolutamente nada. Dejaré
POLICÍA : ¿Perdón?
del todo completo… Sólo se completará cuando el lector pueda leer e interpretar. Si
pesan sobre usted. Por favor, si es una persona prudente, no intente transgredirlas.
investigar el caso.
Rondaba el ambiente el rumor de que un par de viejos había visitado el local del
Persa Bio Bio; no poseían el talante de los interesados reales y eso les generó un
razones, cuidarse las espaldas de los semitas y su revancha atávica, coordinada por
cuando los líderes recibieron la noticia del robo del libro de Nillsen no les pareció
habían oteado a dos jóvenes de rostro cobrizo y complexión recia; hablaban con
206
acento extranjero: leían el diario y preguntaron por una gorra. Son espías, declaró el
dependiente a uno de los ayudantes que ordenaba la bodega. Por qué lo sabes, le
preguntó éste; nada más que un presentimiento, señaló. Desde ese minuto, llamó a
Cabrales, el tipo que atendía el otro local, al extremo sur del recinto y, como se
- Qué hay…
- ¿Nos conocemos?
- ¿Habla español?
- Perdón, decimos por que la norma que usted utiliza incluye palabras usadas
en España.
- Sí.
- Inténtelo.
algunas conclusiones.
- Something.
207
- Our in Usa. Do you know Usa?
- No. Only for pictures, and the television. Dou you travel or is in bussines?
- Bussines (pause).
- Yes.
- Mmmm… cómo…
- Mmmm, no crea que somos fanáticos de este tema. Nada más estamos aquí
ayudante de ventas, más que sentir enojo por la animadversión de los visitantes al
Fuhrer y sus seguidores, sintió cólera por no llevar el diálogo al puerto que tenía
planificado en sus pensamientos; la vida bien podría tener los giros que posee la
personajes sin que se quiebre el verosímil; más bien conviene dejarse guiar por las
historia así como de pronto uno se deja guiar por la vida misma: sin ideas
Ahí los dos, el personaje que cree pensar el dependiente y éste, percibiendo al
variopinto entramado de cuerpos que rodean el lugar, los dos israelíes de rostro
cobrizo, recios, el vendedor de estatura media, gesticulando con las manos. Se los
luz cenicienta del sol filtrada con las nubes, mezcla de smog y agua evaporada.
208
Pasa un viejo y se los queda mirando; distingue los rasgos de los espías. Tal vez el
bombear más rápido (han dicho una palabra que le interesa) se queda revoloteando
por ahí, viendo libros usados, elementos de desecho, pero con la oreja atenta al
ambiental incorporado, logra percibir más la bulla amorfa del espacio, que la plática
precisa del trío. Por eso cuando los dos israelíes se separan del dependiente, el viejo
– que ustedes supondrán al igual que quien redacta estas líneas es Holz- va tras de
él y en el lugar en el que ingresa, así como no quiere la cosa indaga por elementos
tiendita de San Diego, y tras su arribo en un día de invierno al sucucho del cual
huelga que habría de durar varios días, varias horas y varios segundos (se expresa
de este modo pues hay gente que vive en unidades distintas: los atrasos se cuentan
cama, Emanuel había dejado el alma en su oración matutina y, con las piernas
empaladas y el cuerpo rígido de frío sintió la presencia del Espíritu Santo quien le
oscuridad de la muerte venteaba sus maldiciones sobre los pacientes que allí
pernoctaban. Los ángeles que le esperaban - dos hombres normales vestidos con
pantalones oscuros y camisa blanca, le esperaban en la entrada del cuarto piso; tan
209
pronto le vieron, le saludaron con dulzura, ministrándole sendos besos en las
dormía una pequeña de breves cinco años. Sobre sí descansaba una estampa
cruzando la puerta cerrada, junto a los ángeles. Apenas hacen una venia a la
Muerte, ésta parece despertar del letargo de madrugada y se pone de pie; tiene los
ojos azules y, al detenerse en éstos, uno parece perderse en una especie de océano
nefasto, con olas gigantescas y bravías. Pero el resto de su aspecto es normal, aun
diríamos que hasta atractivo; viste un abrigo de paño color café claro, traje plomizo
alturas, se echa a volar por la ventana; el trío – sin detenerse en la actitud del
pared; apenas lo logra, desencajando con mucha dificultad el orificio del borde, del
sus ojos y extiende su mano hacia el rostro de la muchacha – afuera algo indica que
la Muerte inquieta su vuelo y las aves del cielo perciben el entuerto chillando con
biengjert num ban lotmi etrarme has.. ber menatam bi foltro alcamer … bio, bio,
210
bio, petran mer; aportramins ab, mertram, veromapa ...) – el rostro de los visitantes
eléctricos (las pantallas de los monitores del nivel se apagan, prenden y dibujan
en los oídos de Emanuel hasta hacerse insoportable y tras el ruido máximo un silbo
apacible y delicado.
El predicador se incorpora, enjuga sus ojos con las manos aún tremolantes; está en
su dormitorio. La cámara hace tomas circulares de él quien dibuja una leve sonrisa
éste; pareciera ser que contempla el retorno de sus dos acompañantes, en tanto
vuelan por los aires a las moradas celestes desde donde salieron hace un par de
horas atrás.
“Nada más queríamos “Esperé a mi amigo que “Yo salí así como que no
saber de él, verá: hace un es conocido de uno de los quiere la cosa porque mi
poco más de dos doctores, a decir verdad, mina me estaba llamando
hace caleta de rato, y la weá
semanas les hice, es el dueño de este
de mi celu – que está pa la
decir, le hice un trabajo al departamento, el señor… cagá- no tenía señal,
psiquiatra, él me invitó a Gold… (pausa) Holz, eso entonces bajé rápido y
su estudio, que viniera es. Es un psiquiatra de recién , en las escaleras la
porque trabajaba en una origen judío. Mi amigo weá funcó y pude
investigación. Es por eso vino a verlo por uno de responderle a la Pola y ella
que vine aquí, los trabajos que estaba super chata porque pensaba
acompañado de mi amigo haciendo en compañía de que no quería responderle la
hueona y así, vi la puerta
y, como no salía, tuvimos un amigo de él, otro entre abierta y un hueón
la ocurrencia estúpida de psiquiatra. Eran viejos y medio viejo – o sea pa mi
entrar, pero vea usted: la como mi amigo se que tengo dieciséis – yo
puerta no está forzada, demoraba, puta, pensé cacho universitario o de esa
no violamos la entrada, que le había pasado algo. onda- que estaba afuera,
pasamos porque la Lo encontré dentro del pero filo, si es normal, si el
puerta estaba entrejunta, departamento y así como viejo todos los días tiene
bueno, ¿así se dice? Y así entré, qué iba a saber mucha clientela, aunque
estos días andaba medio
justo que llegaron que no estaba el tipo. Yo raro, se juntaba con otro
ustedes. No tocamos pensé que mi brother viejo grande, de voz ronca, y
nada, se lo aseguramos y necesitaba mi ayuda y con ese culiao trasladaban
nosotros no sabemos lo por eso entré, pero jamás caleta de weás en cajas y ahí
que pasó, verdad. imaginé que íbamos a no atendieron mucha gente.
Estamos así tan encontrar semejante Yo pensé que estaba de
asombrados como desorden. Les juro: no vacaciones. A veces le daba
la cara pa saludarlo, es que
ustedes”. tenemos nada que ver
era el doctor de mi hermana
con el cuento”. que tiene diecinueve y la
atendía desde los trece más
o menos.
211
EXTERIOR – PARQUE FORESTAL – SANTIAGO DE CHILE – TARDE
Agnes y Emanuel caminan por el parque; el sol es benévolo, como algunos benditos
días de otoño en que el astro ilumina por montones pero no castiga con su rigor
angélicas.
voyerista, el escritor, que se ubica en la otra orilla para mirar, pero es reacio al
AGNES : Nadie mira por mirar; lo que decimos por muy objetivo
aunque el peso de lo que llaman destino sea contrario. Para esas personas las cosas
del espíritu le son provechosas, no por una mera razón instrumental, o como
212
por una razón simple. Temen perder su atención, su devoción. Decir no es también
Mis obras hablan por mí // Este fin de semana hay un concierto de la Filarmónica de
conmigo?
ambos.
que aparece en una película de Subiela, “Hombre Mirando al Sudeste”. Creo que es
ésa.
intertextualidad.
Novena de Beethoven.
Ambos ríen. La escena termina con ambos detenidos en el camino, entre los
árboles.
213
Los Tribunales de Justicia de Santiago de Chile tienen cien pasos de largo por otros
frontis por ciento treinta y cinco de fondo. La Academia Diplomática ciento cuarenta
de frente por ochenta de fondo. El puente que une las calles Manuel Rodríguez y
Abel Aguad camina por la vereda sur de la Plaza Brasil. Había viajado a Brasil a
que uno podría imaginar, fue apoyada por una revista independiente y no por la
radio en la que laboraba. Con las imágenes aún frescas del hecho surrealista – una
llamar a Mendieta, uno de los involucrados en el caso Elías, para informarle de los
andaba bien. Aún pensando en esto, le pidió juntarse en las cercanías de la Plaza
Brasil. Se encontraron frente a uno de los puestos se una breve feria de artesanías
que se emplaza en el costado este de la plaza. Mendieta estaba más nervioso que
la última vez que Aguad platicó con él; apenas había avanzado en lo del tema de su
tesis y la sensación era que no la terminaría, entregándose al abismo del fracaso sin
oponer resistencia alguna. Pero en medio de la oscuridad había llegado por albur,
intérprete pueda designar- a uno de los grupos facebook titulado “yo también me
quedé pegado en la tesis”. No había sido una búsqueda, lo reconocía, y ese hecho,
ocioso se le ocurría crear un grupo así por facebook, reflexionaba, pero en tanto
aceptó la invitación e ingresó a ese mundo virtual, pudo leer los pensamientos
214
escritos por los trescientos o cuatrocientos miembros y se enteró que se
el caso del asesinato de Elías – por más lejos que su participación estuviese de la
acción delictiva- decidió formar parte de dicha comunidad. Una noche de insomnio,
parecidas por lo demás al resto de noches vividas por él en esa espera angustiosa
de la resolución del caso, leyó el muro de uno de los miembros del grupo; el
Y estuvo ahí, pegado a la frase por quizás cuánto rato, tanto que el hervidor – que
hacerlo debía desenchufarse- evaporó casi la totalidad del agua destinada para su
café. Mierda. Y el plástico casi fundido. El reloj marcaba una hora. Miró hacia la
ventana abierta del sexto piso de su departamento. Las luces del fragmento de
ciudad titilaron con lástima hacia él. Empezaba a perder poco a poco las nociones.
¿De quién era el muro escrito con tan capital declaración? Era de un estudiante de
pre grado llamado Shai. Ya el nombre le pareció extraño y sorbiendo el café, con la
cabo de un rato, ya sabía la mitad de la vida del joven y eso le trajo pavor; ¿qué si
alguien desconocido también por azar husmeaba en sus filiaciones íntimas por
sus amigos respecto a él? Se sintió, de pronto, el personaje de una novela leída por
un tipo al otro lado, en una dimensión que ni él mismo sospechaba. En eso estaba
cuando recibió el llamado de Aguad. Le explicaba que había llegado hacía poco
215
desde el extranjero y, antes de impostar otro tono de la voz, le espetó con cierto
pavor o angustia – la relativa al sentirse observado por otro tras la línea- dándole
señales de vida, compartiendo el sentir de que los límites del tiempo ya no corrían
para él con un estoy relativamente bien con una variación fonética en el verbo. Era
lo que Aguad notó y procuró rumiar las horas posteriores tras la plática telefónica.
era una cuestión patente, perceptible a la primera oída; era un matiz, un perfume
- Bueno.
- (Piensa tras lo cual suspira cansado) Bien, dentro de lo que se puede, señor
Aguad.
- ¿Tiene hora?
- (Le mira con los ojos ligeramente más abiertos que lo normal) ¿Por qué me
pregunta eso?
- (Perplejo) No, por nada. En realidad nada más quería saber la hora. ¿Le
molestó mi pregunta?
Compréndame.
216
- No lo dudo (pausa) Es ahí, al frente.
- Había pasado a otros bares de aquí, lugares más oscuros, por cierto.
- El Entrelatas está un poco más allá, en Alameda con Cienfuegos, ¿se refiere
- Bueno.
parecer más grande de lo habitual, dejaba ver su reflejo en los ventanales del local.
Al entrar media docena de personas voltearon para ver a los visitantes; viendo nada
más que dos siluetas y tras de sí una pantalla anaranjada. Pronto escogieron lugar –
una mesa ubicada al costado de una muralla norte- se sentaron y pidieron dos
cervezas heladas, las que al cabo de unos minutos, les trajo el mozo, acompañado
- No. Déjeme invitarle; que esto sirva de apoyo a usted, esperando que todo
- ¿Desea escuchar?
- Hace unos pocos días Lourdes, la enfermera que en suposición era amante
de Zumarán, declaró ante la policía. Los antecedentes que puso aportar son,
se puede lucubrar sobre pistas aisladas. O sí, pero sólo hacer literatura.
- Mmmm…
217
- Sí, desde luego; la vi un par de veces en la oficina de Zumarán. Era su
- Eso no me consta. Por lo que pude percibir no existía entre ellos una relación
más cercana que la que demostraban. Eso de que tenían cierta filiación
- ¿Está seguro?
- Sí. Seguro.
- Claro.
- No, señor Aguad. Ni siquiera pasó por mi cabeza (pausa). ¿Esta seguro?
- Sí. Seguro.
- ¿Cómo lo supo?
- Tras los acontecimientos conversé con gente del hospital, entre ellos
una mujer bastante segura. Estaba muy afectada con lo del incidente.
- ¿Afectada de qué?
Zumarán. Después de tantos años es lógico que sintiera algo de pena por
menos por dos aspectos: por un lado por el castigo que puede recibir y, por
218
otro, porque siente, tras haber hecho la maldad, que ha ofendido a su
madre.
- Mmmmm…
ocasionaba la muerte del paciente ni del director del hospital, sino a otras
razones.
para afirmarlo.
parece ser la de una muralla inexpugnable (pausa). ¿Le parece extraño que
- (Con los ojos más abiertos que de costumbre) ¿Qué es lo que puede
- Eh… sí, desde luego. Este, primero: la presencia de Yoshúa, el primo de Elías;
- ¿No supo cómo fue acallada “la voz del que clama en el desierto”?
- ¿?
extraño suceso que consideré lo más insólito en mis diez años de profesión.
219
con antelación en Colombia. Cuando llegué al poblado de Lourenço la gente
estaba volcada en las iglesias, pidiendo a Dios clemencia por sus pecados.
- En efecto. Por eso necesité llevar el texto. Pero además porque me quedó
emociones.
- No le creo.
esa noche de literal angustia leí el texto y, como no tenía una estrategia de
- Creo haberlos leído alguna vez, en mi infancia. Creo haberle comentado que
de los jesuitas,
220
- Un personaje notable. Leí que en su ministerio no hizo un solo milagro, pero
cuatro evangelios.
básicamente los mismo, pero con detalles que abren el objeto a otras
dimensiones semióticas. Mateo escribe un texto para los judíos, Marcos para
eminentemente gentil…
- ¿Gentil?
- ¿Fue martirizado?
- Trágico, por cierto (sorbe algo de cerveza. Forma aros sucesivos con la
humedad de la base del vaso. En eso queda prendido unos minutos hasta
221
- La forma en que murió Elías. ¿No le parece algo coincidente con lo que nos
preocupa?
las señales que anticiparon el advenimiento del Cristo; discúlpeme que hable
armar el argumento.
- Continúe…
- Una de ellas era una antigua profecía aparecida unos quinientos años antes
- …
Juan el Bautista – el Elías que había de venir, de acuerdo a las palabras del
muerte del Bautista fue inducida por la amante de Herodes, a su vez, esposa
- ¡!
exhalar del aire caliente de sus pulmones logra remover las cenizas que
- …
- …
222
INFILTRADO DE LA POLICÍA, QUIERE HACERME PARTÍCIPE DEL MONTAJE
- Por favor, Mendieta, baje la voz. ¿Qué prueba quiere que le haga? No trabajo
excepción; no estoy aquí para que el poder me ponga la pauta y leerla frente
traumático viaje.
- Usted lo ha dicho.
- Creo que las líneas de investigación están trazadas. No hay miedo que nos
intertextualidad.
223
- Eso es complicado. Hasta el momento, de acuerdo a lo que usted señala, ella
incidente.
- Puede ser. La idea es recrear sus actos previos al asesinato. En eso usted me
para la vida contemporánea. Están allí, usted los puede ver: cámaras en los
Si hay alguien que controla Facebook, ese alguien también podría controlar
el mundo.
Internet.
224
- En realidad eso no nos sirve de mucho. ¿No conoce a alguien que pudiera
ayudarnos?
- ¿Cercano de la Universidad?
serie de exámenes médicos que no hacían sino refrendar su sanidad, por medios
que superaban a las explicaciones que los hombres de ciencia podían exponer. En
Nadie se explicaba cómo se había ocasionado ésta, aún cuando hubo testimonios
ambiente. Estaban las otras declaraciones del equipo técnico del recinto que
mediante los archivos de sus equipos y aún las cámaras de seguridad, indicaban el
225
Mientras esto sucedía, una serie de incidentes con características sacrílegas
el cuadro simbólico del cual se hablaba más arriba – a saber: las fotografías de los
evidentes, nada más fueron tratados como especulaciones por parte de los
guardó hermético silencio sobre lo que había acontecido durante esa noche.
dichas horas. Es decir, podría virtualmente reconocerlas. Una psicóloga, enviada por
era una facultad que no se perdía, señalaba la psicóloga, sólo debemos dar
siente y piensa. Así fue. La psicóloga con voz pausada le explicó que debían conocer
226
Pero luego de reiterar unas cuatro veces el ejercicio, con lapsos prolongados de
tiempo entre uno y otro, sentían que la niña quedaba inquieta, con los ojos
nerviosos como dos insectos que persiguen con su rotación furiosa la luz de la luna.
Los médicos dedujeron que algo andaba mal y debían llegar a ese punto, pero
Luego del ejercicio sólo una cosa quedaba clara: dentro de las fotografías faltaba la
imagen de alguien o algo, elemento clave para entender los pormenores del milagro
antes que permitiesen salir a la niña para continuar con su recuperación absoluta
Católica – cuatro mujeres y un hombre- caminó por los pasillos del cuarto nivel, en
del grupo, la muchacha volteó la mirada para ver quién se aproximaba y pronto, un
a tal punto que comenzó a emitir fuertes ruidos, acompañados de convulsiones que
fueron entendidos por los médicos que se acercaron a socorrerla como señal de que
lugar en los jardines de la casa de la muchacha, un día viernes por la tarde. Uno de
añoso palto y la piscina. Ella miró aquellas prendas con extrañeza y luego, al llegar
He ahí dos pistas, nada más sugerente, nada más irasciblemente misterioso. La
227
- Fui a colaborar con él en un proyecto. Estaba la puerta entreabierta, por
abogado defensor creo que tenemos las pruebas para que no los formalicen,
en tanto trabajo con la policía para llegar a los responsables del atentado.
- ¿Un atentado?
- Sí.
- ¿Usted lo dice por los rayados escritos en los muros del departamento?
departamento de Holz.
- Ja, ja, ja. Usted se olvida que estando cercado el sitio del suceso, bien puedo
ningún reparo.
- Sin embargo yo, señor abogado, sé de los objetivos, sentires e ideales del
228
- ¿Sí? ¿Lo duda?
del juzgado).
Al inicio de la década del 90, Steve Jackson, diseñador nacido en Estados Unidos en
éxito de ventas y una de las muestras claras de que el plan de un Nuevo Orden
rigor, era el de controlar el mundo. La leyenda señala que los servicios secretos
juego titulado INWO (Illuminati New World Order) y, amenazado por la verdad que
material investigativo del equipo liderado por el diseñador. Recién en 1995, y luego
cartas, cada una de las cuales, anuncia los estados y calamidades del mundo en el
Los naipes, dramáticamente, han anunciado con inusitado rigor, algunos hechos
refrendar con ajustada acotación las páginas de la Biblia, en lo que respecta al libro
de Apocalipsis.
anterior, son:
229
Simbólicamente implicaría una disminución de los derechos de los ciudadanos, a
favor del crecimiento del poder representado por líderes con características
de autorregulación. La imagen que aparece en el naipe sugiere dos torres sobre las
cuales asoma una especie de rostro cadavérico formado con humo. Expertos
teólogos y ex satanistas señalan que dicha faz está claramente relacionada a los
interpretación que algunos dan a las figuras vistas en fotografías de las Torres
mediante el fuego sería una especie de sacrificio de los Illuminati a esta divinidad
del fuego.
dos torres, una de las cuales – la de la derecha- exhibe una gran explosión. Existe
una torre más lejana – abajo, a la izquierda- en cuyo extremo superior se erige el
ojo que todo lo ve, símbolo del poder del grupo del cual estamos hablando. Si uno
compara esa imagen descrita, con la que maneja nuestro imaginario colectivo de
los ataques al World Trade Center, se dará cuenta que son prácticamente idénticas.
cuando se sugiere que esto fue obra de un cerebro terrorista. Estamos hablando
que dicha premonición, incluida la imagen, se realizó seis años antes de los ataques
en New York.
Pentágono visto desde los aires; se observa la nube de humo anaranjada salir desde
para impactar en el lugar. Existe en Internet un documental que echa por tierra la
participación de terroristas en esta escena; sin embargo, aun cuando estas fuerzas
230
no hubiesen planificado este ataque, la premonición hecha por Steve Jackson en su
entender el pensamiento de los Illuminati, Jackson incluye en una de sus cartas una
entendiendo en esa época que las armas biológicas iban a ser usadas,
eso: a través de esta premonición se nos indica que esta institución promoverá la
texto vaticina una epidemia cuyo advenimiento no será percibido, pero con el correr
del tiempo, sus efectos serán desastrosos. El resto es nuestra interpretación: ¿no
letras negritas? ¿No crece el cáncer, en sus diversos tipos, a pasos agigantados
alrededor del mundo, diezmando lentamente a muchos quienes nos rodean? ¿no
será esto, señor lector, la epidemia silenciosa nos habla Steve Jackson en su juego
231
6. REESCRIBIENDO LA HISTORIA : El liderazgo Illuminati tenía claro que las
Reeducando, amoldando la mente de los ciudadanos, de tal modo que todo lo que
dijeran los gobernantes pudiese ser obedecido por ellos, sin cuestionar. ¿No le
parece extraña la abulia del pueblo norteamericano? ¿Acaso protestan cuando algo
acrecentando el capital de los grupos de poder? Es porque creen la historia que han
reescrito los Illuminati desde 1911, quienes empezaron de las editoras que
Hay muchos otros naipes que pertenecen a INWO y que no hemos anexado a los
información ocupa este espacio dentro de la totalidad del texto con su propósito.
cercaban el lugar – la consulta de Holz – sacando a dos jóvenes bien vestidos que, a
232
policiales, se cubrían el rostro, y bromeaban nerviosamente entre sí – chucha, como
en las noticias/ parece que las cagamos- y ellos acercaban sus oídos a las pláticas
que susurraban los cercanos. Ahí se enteraron que la policía intentaba ubicar al
quien curiosamente manejaba el número del celular de psiquiatra que, sin mediar
descendiente de David – traidor nazi del pueblo judío? Más bien la pregunta era
acento de sus voces, el modo de caminar, sus formas de vestir, lo sugerían. Pero no
era nada más que una reflexión rápida. Lo que sí debían hacer Mikhael y Gavriel
era, de algún modo, seguir la pista de los muchachos (irlos a ver al lugar de
detención, esperar que salieran en libertad) y, de ese modo, conocer los propósitos
que tenían al irrumpir en la vida de Holz. Pero todo debía parecer un accidente, una
casualidad; mostrar el menor interés, llegar a sus vidas y preguntar. Ya tenían otra
línea de investigación. En tanto esperaban que la policía saliera del lugar – fijándose
librería que se ubicaba en la vereda frontal. Desde ahí un joven de lentes negros
tomos.
- No, nada más pasábamos por este lugar – Gavriel sigue oteando al otro lado
233
- Uno de los tipos que llevaron en la patrulla estuvo aquí hace un par de
horas.
- Lo había visto un par de veces. Era pololo de una chica que vive en el otro
edificio, verá usted, allá a la vuelta, por José Victorino Lastarria. También, por
- ¿Voyerista?
- Sí. Uno de ellos estuvo aquí hace un rato atrás. Pololeaba con una chica que
solía visitar la consulta del psiquiatra judío. Él venía a comprar libros aquí.
- ¿Perdón?
234
- No, les decía que tienen pinta, el aspecto… the form.
- ¿Por qué les interesa saber lo que sucedió? ¿Tienen algunos intereses
creados?
- (Mikhael observa a Gavriel, desea mentir pero no puede. Algo había pasado
luego del encuentro con el predicador, días atrás y el ejercicio del ardid ya le
Somos contratados por una persona que desea levantar un juicio contra él.
- No le pedimos que se inmiscuya en la vida de él, sino, más bien, que nos
señale aspectos de su vida cotidiana, cuáles son sus ritos. Eso es todo.
algunos libros de psiquiatría que el dueño del local trae de sus viajes a
intimidad.
lucubrando, puesto que no me consta al cien por ciento que ambos jóvenes
hayan terminado su relación- era paciente del psiquiatra. (Se detiene y fija
sus ojos en un punto x de la librería, pero no mira hacia fuera, sino, hacia
- No. Se tapó la boca para replicar. Me fue imposible. Además en ese rato ya
- Sí.
235
- Podría ser, pero ellas carecen de sonido. Quedarían básicamente en el
mismo punto (pausa). Si desean, podemos verlas, pero tendría que ser al
La fotografía de perfil mostraba su rostro cortado por la mitad. Ella miraba hacia
fotografía sacada con una cámara de teléfono celular de poca resolución. Si uno
conocía a la mujer, en todos sus contornos, claramente podía distinguir éste, sin
embargo, para alguien que no, el rostro de ella mostrado parcialmente en el retrato
En la pestaña Muro, había una decena de mensajes escritos por los contactos de
ella – unos veinticinco- entre los cuales se contaban los que siguen:
cumpleaños.
Feliz, feliz en tu día, amiguita que Dios te bendiga, que reine la paz en tu vida y que
Me recordé del cumpleaños de la Tiare... :D quiera Dios que lo pase bien ¿Van a
hacer algo?
236
Hola Lourdes, amiga mía. Te me perdiste y no sabia ni tu email. Estuve
cuando era muy pequeña, verdad. No puedo creer que ya tenga dieciséis años.
Felicidades.
Mándame fotos para re – conocerla (ja, ja, ja) . Un besito. Te quiero mucho amiga y
no te me desaparezcas de nuevo.
¡ 16 ! wua es algo súper loco. Es increíble cómo pasa el rato, recuerdo que ese día
Lourdes!!!
Besitos
Shao
CONTACTOS,
EXTRAORDINARIOS ABRAZOS
Hola Lou!
237
Me reconforté mucho al saber de que estás muy bien. Mándame tu fono pa que nos
comuniquemos.
El Facebook contenía nada más que una foto; en la imagen: Ricardo con pantalones
amasados blancos, zapatos Pluma y camisa rosada abierta hasta el tercer botón
superior; una rabiosa cabellera coronaba su cabeza y, en el rostro unos lentes Ray
espectador (la perspectiva del fotógrafo) sino en algún objeto o ser ubicado arriba y
a la izquierda de él. Ella viste jeans nevados, alpargatas de diversos colores, camisa
cuadrillé – como las que solía usar Lindsay Wagner en “La mujer Biónica” - y un par
de cuadernos y carpetas en la izquierda. El lugar bien podría ser los jardines de una
universidad y, en efecto, los elementos del contexto así lo sugerían: los azulejos
circulares del piso, los dos jóvenes de barba y chaleco con dibujo de alpacas detrás,
Ubiergo en una de las murallas cercanas. ¿Qué sugerían los rostros de aquellos dos
amantes cuyas manos entrelazadas sugerían un romance en flor y tras de esto una
mujer, con los ojos tristes; el volar de un ave por la facultad, la discusión de dos
amantes, los carteles que insultaban a la dictadura demoníaca? ¿Por qué subir esa
fotografía a su Facebook, no podría haber sido una en la cual apareciera con su hija,
y clara?
los usuarios de la red, quizás una desinteligencia de la mujer, o tal vez, un detalle
fríamente planeado. No cabía otra labor más que leer entre líneas, investigar a
238
quienes escribieron en el Muro de la mujer, descifrar cada mínimo detalle de la
- Chucha, son más de los que yo creía. Y, ¿por qué el contacto? ¿el tipo está
- Pa que ésa, Víctor. Anormal, pero sin patologías. No sé por que chucha salió
el tema del predicador. Parece que el culiao me habló super achacado sobre
- No estí…
dentro. Me invitó a tomar un café cerca del forestal. Le hablé de ti, de Agnes,
- Pero ojo: no podemos entregar así como así nuestro esfuerzo. Aun no
sabemos quién es. ¿Cómo sabes si no es un tipo que trabaja para Holz?
- ¿Tú crees?
239
- No hay que bajar la guardia. Todo ha sido extraño desde un tiempo hasta
entramado. ¿Te preguntó por qué investigábamos o, mejor dicho, por qué
investigas?
cuento con el asunto de la tesis. Ahí el tipo se mandó el carril: qué buena
científico.
- ¿Y si no?
- (Pausa) ¿Te das cuenta dónde hemos llegado? Te pedí nada más que me
dijeras quién era ese culiao con el que mi mina me estaba cagando y ahora
- No. No podría vivir con la duda, saber a quién amé durante tanto tiempo y
- Para mí todo es un montaje. Puede ser que hayan ideado esta especie de
seguros- que ese tipo es un pervertido, pero de ahí a que sea perseguido por
la justicia hay una enorme distancia. ¿Quién lo podría perseguir y por qué?
- Claro.
240
- Se me ocurrió que uno de ellos era Holz, pero los otros ¿quiénes eran?
Nillsen…
- Claro.
pudieron obtener.
- ¿Y cómo?
- Es lo que dijeron. Pero no nos consta. ¿Cómo sabes si es parte del plan, de la
241
ir apartando los puntos Holz estaba siendo investigado dicha investigación
- Sí, sería útil, pero también imposible (piensa) ¿Pero este viejo no es usuario
asiduo de Internet?
- Sí, pero en la red, uno no es uno, sino el personaje que crea, una forma de
- Está bien, en eso estamos de acuerdo, pero aún así quien crea sugiere, entre
- Sí, puede ser, pero el discurso no será más que una obra inorgánica,
las funciones: el lado serio de uno, el lado lúdico, para ser infiel, para simular
odiosos spam.
- Sí… (se lleva las manos a la cabeza y su rostro queda mirando al suelo). ¿Y
amigo.
- Ahí está el cuento: creo que peligrosamente nos estamos disgregando del
nuestros abordados y para eso llegar a alguien que nos provea información,
242
por ejemplo: si pensamos que Holz no sufrió un atentado sino que todo fue
- Claro, seguro que después nos darán el dato que detuvieron a dos tipos
- Tendríamos que preguntar a alguien de afuera, algo así como de los locales
cercanos a Merced (Se pone de pie y observa por la ventana los automóviles
- ¿Dónde?
- De más. Un par de veces fue a comprar unos libros, es buena tela el flaco.
- Claro.
- ¿Crees tú que pudo haber visto movimientos raros antes de que nosotros
llegáramos?
243
- Sí. Puede ser. Conoce casi todas las historias del barrio. Te acuerdas cuando
vocación.
- Cuéntale lo que estamos viviendo, con eso se hace millonario. Historia más
- Puede ser.
- ¿Te ubica, así como para que vayamos a preguntarle? Capaz que sea un
- No, si el tipo me ubica; hemos estado en varios carretes juntos. Incluso una
vez que nos vimos en un bar de República me pidió prestada una luca, pero
sí hace como tres años. Me debe una, así que vamos seguros.
nicotinoso, luego agrega) Oye y, ¿qué es del tipo del foro, el médico que
- Chucha, lo habíamos olvidado. ¿Te dai cuenta que nosotros dos somos
- (Indiferente a lo que dice su amigo) Tenemos que hacer algo. Él tiene datos
no, nos proporciona información para desarmar esta madeja. Buena idea,
244
Nerupla, mientras también en el transcurso de estas horas nos contactamos
gravedad rompen la fragilidad del silencio humano, el caparazón dura del secreto,
Sucedió una tarde de sábado. El sol parecía girar sobre su eje, como parte de un
caminaba por el jardín, persiguiendo a Martín, un gato que poseía como mascota y
padre, cuya alma gozaba día a día con ese hecho, leía el diario sentado en la
pocos metros de la terraza, más bien en el antejardín. Leía la página las postreras
leía, sujeto con una muñeca de la pequeña, pues el viento fresco corría con cierta
las oficinas en Estados Unidos habían agendado la reunión con el ingeniero Clayton
a lo que ella le contestó que sí, que dicho encuentro se realizaría la semana
su hija que, intuitivamente dejaba de jugar con el gato y retornó a buscar la muñeca
segundos hasta que su madre, quien volteó sin premeditación alguna su rostro
245
hacia ese lugar de la casa. Percibiendo el incidente gritó despavorida. El padre,
inconsciente por un par de minutos. Al llegar la ambulancia abrió los ojos y encontró
instante, demostraba paz absoluta. Sus labios, luego de haber sido hospitalizada y
García abre la caja que contiene el juguete. Los médicos la contemplan con
circunspección.
Riedemann?
original.
246
DOCTOR GARCÍA : Usted, como médico tratante, doctor Sotomayor,
alguna opinión…
lúdicos con que la paciente solía interactuar antes de caer en coma. Lo del corte
acción a los padres para que la pequeña, que sufrió en la internación su corte de
la muñeca, ¿por qué en este momento logró afectar de ese modo a sus sentidos y
no antes?
elementos nuevos pudo apreciar la chica para que pudiese reaccionar con
Pienso que la plática que él sostuvo pudo ayudar a que ella actuara de esa manera.
quien estuvo conversando a esa hora- y nos repitió los detalles de la conversación.
247
DOCTOR SOTOMAYOR : Doctor, ¿a qué se refiere con “anómalos”?
aquéllos? Pues bien, tenemos dos detalles importantes: primero, la reacción similar
que frecuenta todos los días? ¿La conversación de su padre con su secretaria sobre
de esta mañana? El diario que leía el padre de nuestra pequeña paciente. Yo creo
trajo. Sin embargo tuvo que hacer un enorme esfuerzo por recordar cuál fue la
última noticia que leyó y qué plana quedó expuesta a los ojos de ella.
refiere?
eso me consta.
248
DOCTOR DIEZ : Tal vez las imágenes. Por favor, doctor García,
estudie las imágenes, cotéjelas con las pistas de los síncopes anteriores de la
paciente…
DOCTOR GARCÍA : Espere, déjeme ver (el doctor extrae del bolsillo
escrutar las imágenes. Abre los ojos con asombro). Doctor Riedemann, por favor (le
su cara. No tiene sus lentes a mano y eso obnubila un tanto su visión). Interesante.
puerto.
fotografía.
relación, a ver si logro rápidamente hilvanar los cabos, es decir, digo, este… que el
términos. Es lógico pensar de ese modo. Hay una relación fenotípica entre el
común, ¿por qué remitir la recuperación sólo al detalle relativo a que hay una
relación icónica entre las dos visiones – valga la redundancia- ? ¿No podría existir
249
uno o varios aspectos que hayan despertado la conciencia de la muchacha que
predicador, por favor, doctor, compruébelo. Los zapatos de obrero que contempló la
chica en su casa, son por decirlo menos, idénticos a los que se contemplan en la
foto.
los cabos con las pocas pistas que nos entrega el caso, lo cual me parece notable,
toda vez que confrontemos, ya con esa hipótesis, la imagen de este sujeto frente a
padre de ella, habría recuperado el habla. Pero hay una duda que no logro sacar de
mis pensamientos, y voy a ser sincero con ustedes al declararla: ¿la muchacha, el
usted que dicha inquietud podría deberse a otras razones, y no precisamente a que
recuperación?
250
DOCTOR SOTOMAYOR : Desde luego. Y nuevamente estamos en foja
cero.
propuesta con antelación: no podemos matar ninguna hipótesis antes de que sea
comprobada. Sugiero que presentemos esta postura al padre y que, ayudados por
reacción y nos podrá confirmar o descartar qué vio, sintió o palpó esa madrugada
doctor Diez, el que la pequeña haya visto esos elementos, por ahora no nos
interesa. No porque ese detalle sea irrelevante, sino porque representaría una
consolidada, seguramente ella verbalizará por qué reaccionó de esa manera frente
casa…
haré guardia. Nos juntamos aquí, estimados médicos, en media hora más. ¿De
acuerdo?
instalaba una máquina expendedora de café. Depositó una moneda y luego apretó
Luego de pasar frente a los umbrales de dos o tres habitaciones, sabiendo que la
psicóloga aún se encontraba platicando con la paciente, dirigió sus pasos hasta el
251
calles- le esperaban impasibles. El día estaba nublado y el movimiento de las calles
era ligeramente menor que en otros días. Sin embargo, al mirar a los pies del
aquí.
PSICÓLOGA : No se preocupe.
mujer. Ahí sus ojos, los labios perfectamente delineados con rouge, las líneas del
rostro casi perfectas, pero un matiz no logra calzar con su percepción anterior de la
encuentra ahí, solo, caminando por las galerías del enorme recinto. Todo está en
silencio y, aunque es de día, esa solemnidad del no- ruido y la vastedad del espacio
le hacen sentir pavor. El viento golpea los elementos y produce sonidos indecibles,
252
estadio. Y ahí, en la sombra helada del espacio, sus ojos distinguen los camarines,
riesgo, por eso el enfrentar el pavor de la oscuridad. Cuenta los pasos que hay de
un camarín a otro, también los que separan éstos al umbral que da a los asientos
del estadio. Lee las inscripciones grabadas a fuerza de clavos o navajas sobre la
superficie del cemento y, aunque una mano de pintura nueva intenta acallar los
gritos escritos, los descifra con esfuerzo por el delgado hilo de luz que se cuela por
una rejilla. Anota en una libreta el número de pasos, el contenido de las frases
- (Al intercomunicador) Juan, por favor acércate al camarín del ala norte. Trae
refuerzos.
muerte del orate interno del hospital psiquiátrico, menos con el suicidio del
doctor Zumarán.
- ¿Está segura?
- Desde luego.
- No.
253
- Para pedir respeto, ustedes tendrían que tratar con respeto. Esto me obliga,
por mí.
- Como usted lo desee, señora. Pero antes queremos invitarla a ver y oír un
un Data Show que habían preparado horas atrás, el cual era alimentado por un
Lourdes con recados a Zumarán: ... ¿Te parece el próximo fin de semana? …
Decide de una vez, ella o yo. ¿Te olvidas de que controlo tu vida y tus
tras lo cual aparecía la filmación del automóvil de Lourdes cruzar por avenida
finalizar ingresando a un motel, en cuya entrada se yergue otra cámara que capta
también posee una cámara adentro. Ellos sobre la cama, se desvisten, hacen el
amor con las luces encendidas, el televisor del cuarto proyecta las imágenes de un
viaje en tren; ella sobre él, él sobre ella, acróbatas del amor, pecadores en el filo del
254
acantilado. Todo se va a negro. El cuaderno de anotaciones de Zumarán, la cámara
Me atormenta pensar en que los pasos que estoy dando me llevarán tarde o
temprano a la destrucción misma. He transado los valores de hogar, los
principios recibidos como médico y eso me acongoja. Mi destino me
persigue, estoy contra la espada y la pared. Ella no me deja vivir tranquilo; a
causa de ella he sido reducido a un bocado de pan.
Después los mensajes de texto enviados por Lourdes al celular de Zumarán, las
fotografías de ellas entrando una y otra vez a su despacho, los papeles escaneados
de las notas que dejaba ella en el escritorio de él, los perfiles de Lourdes en Second
Life, los mensajes libidinosos de una quinta cuenta de correo electrónico, las fotos
la última imagen del video proyecta en el telón blanco la letra sigma, décimo octavo
dos israelíes. De más está decir que, a los ojos de los estudiantes, los dos tipos que
platicaban con Nerupla eran, quizás, dos compradores eventuales de textos – nunca
los habían visto por ahí- por lo que no se incomodaron en quedarse ahí, a vista y
paciencia de los tres, tras el ventanal, toda vez que adentro el dependiente les
255
de libros, ojeando algunos tomos, concentrado en la acción. Luego la figura del
desordenado- platicando con él; en tanto los israelíes observaban con atención,
Nerupla hacía una especie de relato de lo que se estaba viendo, lo que pareció a los
alertar a Garvriel, quien, sorpresivamente despegó sus ojos del monitor en que veía
movimiento de cabeza del israelí, miró al trío y se encontró con la atenta mirada de
protagonista de una especie de reality que seguían de buena gana los espías y, el
postrer, pensando con miedo que Nerupla se había concertado con los jóvenes
entretenido las imágenes y le indicó con la mirada que afuera pasaba algo que
frustraba sus propósitos. Pensando rápido, Mikhael miró en uno o dos segundos las
vías posibles de escape, sin que lo percibiera Nerupla, aunque los tipos de afuera
alertaran la totalidad de sus sentidos, entendiendo que algo raro estaba pasando.
Incorporándose, Gavriel en un acto enérgico empuñó las manos y con fuerza las
dirigió al pecho del vendedor quien retrocedió y tras chocar con el estante atestado
de libros, cayó a suelo, casi sin poder reaccionar. Garvriel y Mikhael se dirigieron
salieron corriendo por Merced con dirección al oriente. Shai y Víctor, pensaron que
los misteriosos visitantes habían robado en la librería, por esto, armados de valor
superlativo, corrieron tras los dos, intentando darles captura. Sin embargo, tras tres
o cuatro minutos de persecución, los espías lograron zafarse casi sin dificultades y
- Y, ¿qué querían?
256
- ¿Eran policías? – pregunto Shai, recuperando el aliento. Aún permanecían
dentro de la librería, a la espera del dueño del local quien, habiendo sido
- ¿Qué?
- Espías.
están siendo estudiadas por la policía, pero el abogado nuestro no nos dijo
- Ya, y…
257
- Tú lo has dicho. Bueno, a todo esto el tipo le decía la esta mariguanza la
que decía ser suizo, pero en realidad era un nazi que había escapado de
- Expónela.
- Resulta que Holz tenía una paciente, la Agnes, ex polola de este hueón. ¿La
ubicai?
- Sí, de más. A veces venía a ver algunos libros. Otras se los prestaba pa
callao.
- De más.
- Si por eso andaba con este hueón, ¿no vis que entre enfermos se entienden?
258
- ¿En qué había quedado?
- Sí. Era media rara. A veces llegaba a la puerta y luego retrocedía, pero sin
- Claro, la Agnes tenía algo que los psicólogos llaman manía. Ella contaba
pasos.
- ¿Ah, sí?
- De más, quizás por eso a veces se devolvía, seguro que para contar los
como te iba diciendo, yo creo que Holz quedó pillo, porque la mina asistía a
eso el tipo se interesó en los planos del nazi, lo vio como la última
- Sí, algo. La verdad es que nos enteramos porque el Shai cuando antes
- Buena pregunta – dice Víctor – ahí hay una historia pa que escribas otro
libro.
- Resulta que entre el Víctor y la Agnes las cosas ya estaban guateando, como
- Sí, igual era medio complicado estar con una galla así. Justo se dio que por
ahí tuve onda con otra compañera y ahí quedó la cagada, pero no tanto.
Esos días, sí, apareció un hueón evangélico por la facultad. Repartía unos
259
flayer sobre el fin del mundo. Mi mina hizo buenas migas con él, tu sabís, la
- Y tú te pusiste celoso…
- No sé, verdad que no sé. Fue una cuestión rara; una mezcla de duda, celos,
como rabia porque te cambiaran por un hueón así. Quedé como “pa dentro”
- O tal vez sublimado la manía. Es difícil que haya desaparecido del todo.
tenía miedo que metiera a la Agnes en alguna secta cuática, que quedara
- ¿la dura?
- ¡Qué freak!
- Sí, de más, pero no solo eso. Hay un vínculo entre el predicador y el loco que
- ¿Sí?
especialidad de psiquiatría.
260
- De más, el cuento es que el detalle nos puede ayudar a desentrañar el
con las luces intermitentes rojas fraccionando el espacio próximo. Dos tipos
esperaban afuera de la librería. Vestían casa azul y cargaban en sus diestras dos
armas calibre 22. Los jóvenes se pusieron de pie; Shai pudo ver un poco más
allá, en tanto esporádicos autos cruzaban por la calzada. Cierto jaleo dentro de
carro; dos individuos se acomodaban en la fila trasera. Con mayor esfuerzo Shai
dependiente.
datos que usted proporcionó. Por favor, acompáñenos al automóvil para realizar
el reconocimiento.
Nerupla les siguió, intentando reconocer a los sujetos mientras cruzaba; éstos se
Sus ojos pidieron clemencia, pero ya era tarde. Los policías pronto cerraron las
puertas del automóvil, y tras despedirse del vendedor, alcanzándole una tarjeta
les bajaron del vehículo y, ayudados por dos jóvenes detectives, les dejaron en
una pequeña sala oscura, cuyo olor a encierro y polvo insultaba a la dignidad.
261
Los dejaron ahí por cerca de dos horas, lapso en el cual no se dirigieron una sola
palabra, de acuerdo a las instrucciones dadas por sus superiores en estos casos.
Cerca de la medianoche apareció Martínez cargando dos sillas que ingresó con
cierta dificultad y que ubicó cerca de la muralla opuesta a la puerta. Daría inicio
lo puso en la boca sin mediar delicadez, casi con ademanes bestiales, tras lo
a nuestra gente. Era cosa de que dijeran algo, que presentaran sus documentos
involucrados.
MIKHAEL : ¿?
GAVRIEL : ¿?
proporcionarnos la información que manejan. Amor con amor se paga, ¿no les
parece?
pondremos difíciles. ¿Qué hay si les digo a un grupo de periodistas que hemos
encontrado delinquiendo a un par de espías israelíes? ¿No sería esa una afrenta
nuestro país, los tendría como los hazmerreír del pueblo al cual odian a muerte?
información básica.
262
MARTÍNEZ : ¿Ah, sí? Y… eso que llegaron hace catorce días
atrás.
internacionales.
MARTÍNEZ : ¿?
nuestra nación; así como nosotros hay otros mensajeros dispuestos en cuatro
lugares del planeta, con las presunciones de que el ser al que persiguen sea,
nazi. Por eso siguen a Holz, por su cercanía con Nillsen a quien conoció en la
263
MARTÍNEZ : Entiendo (el detective arroja el pucho de cigarro que
Holz conserva la línea familiar del rey David y, de acuerdo a la Ley y Los
MARTÍNEZ : No sé si creerles.
recinto.
264
GARVRIEL : Él es escritor y parece nutrirse de historias en la
escritorio.
tomó detenidos?
investigaciones sobre Samuel Holz. Lo que pudimos comprobar era que uno de
consulta?
una duda, ese muchacho Víctor del cual me habla, ¿les pudo proporcionar
dinero gana, cuáles son sus aficiones y horarios en el día. Verá usted que son
el equipo que investiga el atentado al domicilio de Holz, sin embargo, sé que les
serán útiles los datos que ustedes me proporcionan ahora. Lo vamos a dejar
265
GAVRIEL : Gracias, detective Martínez.
pueden chiflar sin más ni más? Si no quieren hablar, sus hechos hablarán por
ellos.
labios; restaban pocas horas para dar con el paradero e Holz y se sentían algo
darían con el paradero del judío y, tras de sí, el resto de la madeja que bastaba
afiebrado, no había comprado el pan para las onces- encontró en la puerta una
266
- ¿Por qué no pidió permiso para hacer la inspección? Suele suceder que
arquitectura, damos facilidades para que los estudiantes puedan hacer sus
no y eso me achaca ene. Por eso pensé que era más simple meterse a la
mala, total podía tomar mis apuntes rápido y me evitaría estar viniendo el
- ¿Eso le dijo?
- Sí.
instrumental apropiado.
accesorios requeridos?
- Lo siento, de verdad.
- Gracias.
- Don Alfonso, por favor, nuestras puertas quedan abiertas, pero le reitero:
cuando desee hacer una tarea relativa al campo en que se está preparando,
267
pero no lo haga de otro modo, pues de lo contrario, nos veremos en la
procedimiento.
- Gracias.
religiosas que por años fueron objeto de su devoción irrestricta, arrojándolas, como
estas críticas y vivía el día observando las fotografías del periódico, completando en
su mente los paisajes sugeridos por aquéllas. Nunca en la vida había viajado tras el
bendiciones que era su hogar. Pero sentía miedo, y esa emoción le parecía extraña,
pues nunca había sido demasiado temeroso de hechos o entes; ni siquiera alguna
desoladores, que era muy distinto que sufrir aquéllas. Ahora cada tarde,
del recuerdo los momentos amargos de esa etapa que había vivido. Su esposa
268
pequeña y las pláticas eran cada vez más cortas, más políticas, más triviales. Pero
era normal, pensaba él; compartían el amor por la misma hermosa persona, era
estúpido entrar a filosofar sobre quién merecía más devoción; las cosas del amor
cuñada y sus dos hijos. Él, luego de renunciar a su trabajo, vivía de las rentas que le
instalaba en el norte del país. Preparó una taza de café que dejó reposar en el
el diario que solía acompañar sus noches y sus días; ajado por el trajín, mostró su
contenido ayudado por la blanca luz que se colaba por los ventanales de la
habitación. Ahí, la foto del predicador y la gente que, seguramente, rogó por la
ceremonial cotidiano- se detuvo en la primera fotografía. Era raro, pero nunca había
absortos. Era raro pero sus rostros demostraban mucha paz, y una pureza inefable.
aquél compuesto por personajes bíblicos relatados por los sacerdotes y sus proezas
de fe, no era tan lejano a su realidad próxima. Al terminar de sorber el café, sintió
motores y rápido decidió, con férrea voluntad, cruzar la frontera de la ciudad que
desconocía.
269
Mendieta permanece sentado frente a una mesa ubicada a un costado de una
ventana que da a una de las calles del Barrio. Está algo nervioso por lo que mira
y los dos estudiantes, a saber, Shai y Víctor. ¿Por qué? Temen por la integridad de
han coludido con Nerupla quien les filma desde el segundo piso del departamento
de una amiga del poeta que da precisamente justo a la ventana en que está
sentado Mendieta. Nerupla a su vez manipula un micrófono con zoom el que le sirve
rechazado con diplomacia. Aun quedan algunos minutos para el encuentro y a Shai
se le ha ocurrido revisar el correo electrónico, así, como que no quiere la cosa. Sabe
que hay un noventa por ciento de posibilidades que reciba emails con las noticias
de TVN o publicidad de Vinos Chilenos y otro tanto, quizás un ocho por ciento, que
su bandeja de entrada aloje un odioso forward, ese correo basura que se envía con
la opción “responder a todos”. Pero esta vez el bendito dos por ciento llenó de
celular y eso golpeó de gozo a Shai; el contenido del correo electrónico indicaba que
relación rota por la actitud infantil de Alfonso. Había quedado de reunirse a las cinco
de la tarde con Víctor y ya eran las cinco con cinco minutos; afanosamente Shai
trataba de comunicarse con Alfonso, pero éste, al parecer, tenía el celular apagado
o bien, estaba fuera de la zona de servicio. Víctor, al ver la hora, caminó rápido al
270
revés para los planes. Se dirigió al encuentro con el tesista frustrado, le extendió la
- Sufro de claustrofobia – dijo Víctor- ¿No le molesta que nos podamos sentar
junto a la ventana?
- ¿Cómo ha estado?
- ¿Cuáles?
- Pienso que lo que ustedes hayan podido investigar me puede ser útil tanto a
mí, como a los que están involucrados en el caso, por ejemplo Mondaca, el
mente.
- Me lo imaginé distinto…
- ¿Cómo?
- Ah, gracias, eso me trae cierto alivio. Pasados los treinta la edad y la panza
estar aquí a la hora acordada, sin embargo, aún no aparece. Debe haberle
cambiemos de mesa?
- Claro.
271
Una cuadra más al oriente, sentado en la berma de la calle Namur, Shai intentaba
por última vez contactarse con Alfonso, recibiendo la misma odiosa respuesta de la
Mendieta, caminó con rabia en dirección al Bar X. Faltaban tres pasos para llegar,
trámite.
- Aló.
- ¿Shai?
poder saludarte.
La voz afeminada del tipo se escuchaba algo distorsionada por lo que Shai dejó de
caminar y se ubicó frente a la entrada del bar. Desde su asiento Víctor le contempló
quizás tratando de decirle a Shai chucha hueón, llegai tarde y más encima te ponís
a hablar por teléfono. Pero de reojo, poco a poco se fue percatando que la plática
telefónica iba mudando el rostro de Shai de una manera que jamás había
contemplado. Los énfasis de sus afirmaciones, la apertura enfática de sus ojos, los
saltos de algarabía por sí mismos eran anormales. Eso lo tranquilizó, pensando que
alborozado Shai irrumpió en la mesa; Víctor oteó reflejamente el segundo piso del
- Casi, me falta la tesis. Ah, verdad que estamos en las mismas. ¿No han
pedido nada?
- Sí, antes de que llegaras habíamos pedido un vino. ¿Qué te sirves tú?
272
- Una chelita no más.
cámara a la mesa donde los tres se encontraban. Pero tras la rápida visión, sus ojos,
¿para qué? Debía buscar una manera para neutralizar dicho micrófono, sacar
podían darse el lujo de bajar la guardia. Seguramente, Mendieta era parte de una
red de espionaje, ¿quién estaba detrás de todo esto? Sacó su celular, lo acercó al
- Lo descubrieron.
Mendieta se ha incomodado con esa primera irrupción de Shai. Por qué la necesidad
maniobra distractiva del joven cuasi periodista: asomaba entre sus prendas
luego del vino había pedido café; su actuación era a todas luces, la de un
gentleman, por eso la salida no despertó desconfianza en los amigos. Una vez en el
- Creo que han visto que cargo un micrófono. Si gusta lo voy a guardar y usaré
273
Al salir, le esperaban Shai y Víctor, sentados, escrutando cada centímetro de sus
atuendos.
- Alfonso me dijo que viene en camino. Consideré que su presencia es útil para
- ¿Quién es él?
- ¿Holz?
- Claro.
- Sí. Verá: Holz trataba psiquiátricamente a Agnes. Ella tenía algunas manías
acciones, no sé, contaba las gotas que escupía la llave del lavamanos, las
pensar que robó aquellos manuscritos. Seguro por eso empezaron a recibir
amenazas. Ahora bien, eso no es todo: yo supe de esta máquina porque una
274
- Un plato el pibe… Bien, ellos me contactaron para que les ayudara con lo de
la máquina.
- El día que fuimos a verlo, ya casi listo, el departamento de Holz había sido
- ¿No les parece raro ese contacto entre Holz y ustedes? ¿Por qué
creyó que un cabro así podía ser más crédulo que otro con distintas
características.
- El día en que me encontró en la calle llevaba una polera del Proyecto Matriz.
- No.
- La historia, señor Mendieta no termina sólo ahí: resulta que nos enteramos,
- Bien, le escuchamos.
275
Holz y Sanguinetti en una habitación amplia, iluminada; ésta posee piso y muros de
madera. En el centro del espacio la máquina. Tras las ventanas las praderas verdes
Es mediodía; faltan muchas horas para que se largue a llover. Sus ropas ajadas nos
los muestran distintos, aun sus rostros tienen un tinte marcadamente melancólico,
opuesto al semblante lleno de vida que mostraran en el transcurso del filme. Luego
la cámara hace un close up de Holz y éste, mirando por la ventana, parece sumido
en una larga espera, tan aletargada como el ritmo de las cosas allá afuera, en las
mueve el alambre que cierra el objeto y no encuentra sino hojas secas y una rama
todas sus ansias de adultez. En plano general la pradera, al final la casa y la senil
Dos extranjeros vestidos con pantalón negro, camisa blanca y corbata de color
cálido. Aún tienen frescas las imágenes de la ciudad de Santiago, sus colores y
matices. Bajan del vagón, cargan sendas pequeñas maletas, cruzan el andén; sobre
durante años. En una de las valijas el arma nueva, proporcionada por sus superiores
276
Volvemos al bar. El ex amigo de Agnes llega al lugar despeinado, con el aspecto de
ALFONSO : Hola.
MENDIETA : Un placer.
quisicosa algo complejo que, en realidad, para quienes manejamos los códigos de la
habría presionado a ultimarlo, ya que éste sabía que eran pareja y eso, les traería
más que elaborar su tesis, pero pasado el tiempo no había escrito ni un solo reglón.
ALFONSO : Ya…
establo cercano a la comuna de Puente Alto. Llegó al hospital Barros Luco, tras dar
277
VÍCTOR : No es broma; el hijo se llamaba Yoshua, y debería tener
llamado…
uno no puede hacer tesis nada más que con historias interesantes- sino por
ALFONSO : Le entiendo…
dirigí al recinto, motivado por esa línea de investigación. Platiqué con algunos
funcionarios antiguos – que eran los menos, pues el resto había jubilado o habían
indagar en la biblioteca del hospital en el que archivan los datos clínicos de los
mentalmente esa época y las circunstancias. Entonces apareció una enfermera que
me refirió la historia con detalles. Justo lo que necesitaba saber. Minutos después
llamé a Zumarán para narrarle los pormenores de lo sucedido. Sentí que había
recibido mi llamada, es decir, apretó el botón para contestar, pero luego cortó. Me
pareció que estaba en un lugar cerrado con mucha gente, una galería comercial,
278
alguna construcción parecida. Intenté llamarle de nuevo, pero esta vez la señal se
había perdido.
descartar ningún detalle, para que ustedes puedan entender a cabalidad este
Zumarán. Eso, en realidad, no era cierto pues mi filiación con él poseía caracteres
de café). Pero hubo otro detalle que jugó claramente en mi contra: Elías, el orate
aparte en esta plática- dibujó con su dedo una letra griega que, desde cuatro
lápiz?
Σ
ALFONSO : ¡!
Zumarán durante sus últimos días; por lo mismo investigó sobre él, tratando de
279
momento de reconocer el cadáver de Elías, y ahí, entonces, empezó la divergencia
en la interpretación.
la escribió.
culpables, por la inicial de su apellido, pero también otro tipo, Pedro Mondaca, que
contactos de Zumarán –. También Walter otro interno que no simpatizaba con las
rectos?
estos acontecimientos?
calamidades que uno puede imaginar. Por lo mismo, el personal del tren urbano
bomba escucharemos por altavoces X-10, si hay un asalto a una boletería X- 5, que
280
SHAI : Exacto. Prosigo. A1 o A2 significa llamado al jefe de
estación, esto según la vía; X7 dispositivo de ruido, X11 convocatoria a los guardias,
en ese lugar…
cumplió. En uno de sus textos indicó que había soñado que el dedo de Dios,
del metro estación Baquedano. Él, al igual que nosotros, o que los detectives,
mayor.
SHAI : Claro.
Aguad, el periodista que siguió desde un comienzo los pormenores del caso, me
doctor en divinidades.
281
teología nos presentó un camino, no las conclusiones mismas, así que puedes estar
tranquilo.
confirmó Agnes.
previeron que tarde o temprano llegaría a esos lugares porque aún no había sido
inscrito, requisito clave para ser ciudadano. Seguramente esperaron años para
que se repitieron las circunstancias y estamos leyéndolas a la luz del texto bíblico.
Soy ateo y prefiero entender que esto fue una batería de coincidencias.
hacerlo. Nuestro estudio se ha centrado en los hechos que hemos tenido más a la
mano.
de violación, que fueron consignados por algunos diarios de la época. Aquí los
282
tengo. No vemos las fotografías de él, sino solamente las iniciales de su nombre,
una viejita que vive hace mucho tiempo en el barrio. Con mínimos datos visité la
Biblioteca Nacional y revisé diario por diario hasta dar con los documentos que
ustedes pueden ver. En uno de esos casos la víctima fue la menor M.R.A.I. de
dieciséis años, la hija de una empleada doméstica que trabajaba para el doctor.
las instancias para hacer cumplir en dicha época, lo escrito por la Ley y Los
perfección con lo que aparece en los evangelios: Emanuel es el Jesús del Nuevo
testamento, Elías es Juan el Bautista, a la vez primo de Jesús, María, la madre del
destino del primo de Jesús: Juan el Bautista fue decapitado por un rey a solicitud de
la amante de éste, que vio en el un escollo para perpetuar una relación sentimental
ilícita.
además, con la llegada de Internet vio otro mecanismo para sublimar sus deseos
bestiales.
que dieron con autora intelectual del asesinato de Elías, me indicó que sus hombres
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interceptaron el teléfono de Holz y dentro de las llamadas que hacía y recibía,
concebido al Salvador.
medicina empezaba a seguir la pista del caso y eso no le convenía pues llegarían a
en serio o simbólicamente.
simbólica. Eso.
ALFONSO : Tengo una teoría, armada con los datos que he ido
MENDIETA : Expóngala.
de páginas.
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ALFONSO : En él aparecen las fotografías en que solía viajar al sur
del país y las pocas veces en que pudo jugar con su hermana Gigliola. Había un
número que ella no podía pronunciar, que lo obviaba a la hora de contar: 1991.
VICTOR : ¿1991?
universidad. Primero pensé que tenía que ver con los números aislados uno y
días en que la dictadura de Pinochet tomó el control del país. Yo creo que ese año
ella supo que su padre, el militar con quien sale en las fotografías de niña, padre
época, en cajas de cartón que arruma en uno de los armarios del cuarto que da a la
ventana de Holz.
La cámara muestra al grupo reunido alrededor de la mesa del restaurante. El silencio es capital,
pavorosamente incómodo. La luz anaranjada que se cuela por la ventana, posee un tono demasiado
artificial, casi surrealista. Nerupla, con lágrimas en los ojos ajusta levemente su cámara y por primera
vez en muchos años siente la desolación de la incertidumbre, el mismo sentimiento de los sujetos
reunidos allá adentro, la misma emoción que posee el espectador de esta escena. Pronto comienza a
sonar, in crescendo, los compases de la obra de Haendel, la sinfonía número cuarenta y dos de El Mesías
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y vemos el rostro de Aguad mirando el de Martínez con la misma compunción que el resto de los
personajes. Luego el padre de la pequeña que recibió el milagro tras un árbol, contemplando
con lágrimas en los ojos a Emanuel que predica con Biblia en mano a un grupo de jóvenes
sentados en los pastos de una plaza. El doctor Sotomayor caminando junto al Reverendo
Leonard Berger frente a la iglesia de los Benedictinos; Agnes escribiendo una carta en el
comedor de diario, hurgando en los papeles guardados en cajas del ropero del cuarto
trozos y, como si fuesen mil mariposas, las arroja por la ventana y lentamente éstas vuelan
por los aires en tanto ella ríe de gozo como nunca antes lo ha hecho. Los dos espías israelíes
uno apunta lejos y el otro ríe, aplaudiendo la acción, en lo que representa una fiesta de
carta que abre despavorido. El contenido del sobre no es más que un papel
blanco, ajado en sus extremos. Sus labios y mejillas palpitan. Luego llora
instaladas para la ocasión-, sonríen como dos enamorados, ella celebra los
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suelo, la orquesta, conmovida por el momento teofánico, parece con
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