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CAPITULO 17 A
(C. F. REISZ, miembros del grupo y extractado de varias fuentes)
DETECCION DE INCENDIOS
Detección humana
Detectores de humos.
Los detectores son unos dispositivos que captan un determinado fenómeno (en
nuestro caso humo) y cuando el valor de ese fenómeno sobrepasa un umbral
prefijado se genera una señal de alarma que es transmitida a la central de
control y señalización de una forma muy simple, generalmente como cambio de
consumo o tensión en la línea de detección.
Clasificación
Los detectores de humos suelen clasificarse en seis grupos:
Fotoeléctricos
• De haz de rayos proyectados.
• De haz de rayos reflejados.
lónicos
• De partículas alfa.
• De partículas beta.
De puente de resistencia
De análisis de muestra
Combinados
Taguchi con semiconductor
Muchos incendios como los que involucran mobiliario fino, comienzan con
humareda en lugar de llama. Los detectores ópticos de humo “puntuales”,
utilizan el efecto Tyndall de “dispersión de la luz” de las partículas de humo.
Estos detectores generalmente tienen un diodo emisor de luz situado dentro de
una cámara laberíntica, diseñada de tal forma que el diodo detector o foto
detector no pueda ver en forma directa la luz emitida.
Detectores fotoeléctricos de humos
También se les denomina detectores ópticos de humos. Su funcionamiento se
basa en el efecto óptico según el cual, el humo visible que penetra en el aparato,
afecta al haz de rayos luminosos generado por una fuente de luz, de forma que
varía la luz recibida en una célula fotoeléctrica, y se activa una alarma al llegar a
un cierto nivel.
Con este tipo de detección se han de evitar cambios en las condiciones de luz
ambiental que puedan afectar a la sensibilidad del detector. Esto se puede
conseguir manteniendo el detector en un receptáculo estanco a la luz o modula
do la fuente de luz.
El humo formado por partículas volátiles, que tienen la particularidad que por su
condición aerosolada, su tamaño y los compuestos químicos que la forma, junto
con la temperatura que les da condición ascendente y una mínima cantidad de
humedad existente en cada una de las partículas, ingresa a esta cámara
laberíntica a través de unos filtros de porosidad controlada contra insectos y
polvo, distribuyéndose homogéneamente dentro de dicha cámara, hasta que la
luz emitida por el diodo se disemine (como el efecto de los faros de un automóvil
en la neblina) y haga operar un elemento foto sensitivo, originando una alarma,
solo si la cantidad de luz que se ha diseminado supera un cierto grado de
densidad óptica (generalmente 0,067% de incremento de la densidad óptica por
cada pie lineal [30,4 cm.]).
Estos detectores son sensible a las partículas sobre calentadas, pero no aun
encendidas de la cubierta o vaina exterior aislante de los cables de PVC y
pueden, debido a ello, proveer una detección temprana de los fuegos humeantes
de origen eléctrico.
Del mismo modo que en los incendios con humo visible, los fuegos suelen
producir grandes cantidades de humo invisible en la forma de partículas
aerosoladas de muy pequeño tamaño, aun en la etapa incipiente de un principio
de incendio.
Funcionan del siguiente modo: el cristal semiconductor del tipo n (negativo) lleva
embebidas dos resistencias calefactoras que mantienen el semiconductor a unos
250º C para que aumente el número de electrones libres. Esa temperatura sirve
también para evitar la condensación de vapor de agua en la superficie del
semiconductor. La caja externa del semiconductor es generalmente dióxido de
estaño con una superficie muy porosa en la que están atrapadas moléculas de
oxígeno. Cuando el sensor está expuesto a una atmósfera que contenga un gas
oxidable (reductor), sus moléculas reaccionan con el oxígeno atrapado,
originando una liberación de electrones en la superficie conductora. Entonces
diminuye la resistencia de esa superficie y se dispara una alarma. Según unos
ensayos realizados por Bright, encontró que este tipo de detector se activó y dio
la alarma sólo 1 vez en 26 incendios de prueba. No discrimina bien entre gases
o vapores de ciertas sustancias y humos
Los detectores situados en las zonas empleadas para conducir el aire ambiental
no se emplearán como sustitutos para proteger unas zonas abiertas porque:
DETECTORES DE TEMPERATURA
Para aquellos fuegos cuyo elemento iniciador pueda ser la radiación térmica (calor), se
podrá utilizar una serie de detectores de “temperatura” de los que se conocen al menos
10 de diferente tecnología, pero que se pueden clasificar en dos grandes subgrupos
como:
Cierto tipo de incendios, sobre todo los que involucran petróleo, naftas,
gases inflamables, solventes, producen llamas desde el principio del incendio.
Aquí, el método de detección requiere de la “visión” de la radiación producida por
las llamas. Los detectores de llama son utilizados especialmente en
instalaciones petroleras, extracción de hidrocarburos dentro del continente o en
plataformas de extracción fuera de puerto, marítimas, hangares de aviación,
destilerías, refinerías, áreas abiertas de producción.
Los elementos en general, no han sido diseñados para "durar" por siempre ni
están equipados para evitar que las condiciones ambientales los deterioren o
modifiquen su capacidad de "detectar", debido a que la polución existente en
cada lugar de instalación, a la corta o a la larga inferirán un daño paulatino e
incremental, que en algún momento se reflejara en la "falla" del equipamiento.
NORMAS DE INSTALACIÓN
Código de practica
Detector para Áreas (tipo Spot)
Ubicación.
La persona que esta diseñando una instalación deberá tener en cuenta que el
humo deberá viajar desde él punto que origina el fuego hasta el detector, antes
que la condición de alarma pueda ser sensada. Al evaluar cualquier lugar o
edificio en particular, deberá primeramente determinarse todo posible foco de
incendio. A partir de estos puntos de origen deben trazarse los diagramas de
recorrido posible del humo. La ubicación más económica de los detectores de
humo es aquella que incluye los puntos de intersección común de los diagramas
de recorrido de humo a través del edificio. Una vez qué los puntos de
intersección mencionados estén protegidos, se considerara por separado las
demás áreas aisladas que formen parte de la trayectoria del humo.
Dado que el humo ha sido definido como "La totalidad de las partículas en
suspensión, visibles o invisibles, producidas por la combustión", los laboratorios
de prueba requieren que todos los detectores de humo "respondan" cuando la
densidad óptica alcance cierto nivel.
3.- Espaciados
A. Indicación de "problemas"
B. Indicaciones de Alarma
C. Alarmas innecesarias
1. Detección Temprana;
2. Cobertura razonablemente aceptable;
3. Vigilancia selectiva acorde con el riesgo alarmable.
Los detectores de llama que actúan por sensado del espectro infrarrojo de la
llama, tampoco visible a los ojos o en algún caso acompañados por la visión
parcial de algún componente del "iniciador" de un incendio, son más lentos en la
detección, aunque son en general omnidireccionales o cardioides en su lóbulo
de detección y con un alcance también de hasta los 15 metros. Se los utiliza
generalmente en plantas fabriles del tipo textil, donde se "devanan" hilos que
producen desprendimiento de "pelusas" o en instalaciones de producción de
chiperas forestales o aserrines en la industria primaria de producción de materia
prima para la fabricación de productos celulósicos o pastas de papel, durante el
proceso inicial de fragmentación de la madera o en lugares similares. Su
finalidad generalmente es prevenir de fuentes de llama o brasas tales como la de
los cigarrillos, o cualquier otro implemento utilizado por el ser humano en su
labor cotidiana y que pueda generar fuego. Por lo general requieren de una tarea
de limpieza periódica ya que no disponen de ningún elemento que mida la
suciedad depositada sobre su "nariz" detectora.
Para aquellos fuegos cuyo elemento iniciador pueda ser la radiación térmica
(calor), se podrá utilizar una serie de detectores de "temperatura" de los que se
conocen al menos 10 de diferente tecnología, pero que se pueden clasificar en
dos grandes subgrupos como:
Otro tipo de detector de temperatura fija, son los de "termocupla", que generan
una pequeña corriente eléctrica que al llegar a un valor (en aumento)
predeterminado dispara una alarma Los detectores bimetálicos y los de
termocupla, son del tipo "puntual", asignándoseles la protección de áreas
superficiales desde los 100 mts.2 y hasta 225 mts.2 cada uno (dependiendo de
la altura del techo o cielorraso) También hay detectores lineales de temperatura,
integrados por dos conductores aislados individualmente, pero retorcidos en
pares "binados", cuya longitud puede ser de hasta varios cientos de metros.
Estos cables detectores de temperatura, son comúnmente utilizados en
aeronáutica, para colocación en los mazos de cables de la instalación ubicada
dentro del fuselaje de los aviones, por donde pasan las corrientes que accionan
servomecanismos y cuya temperatura debe estar estrictamente controlada y
además en túneles de cables de alimentación industrial, a fin de detectar
recalentamiento de estos cables.
CABLE DETECTOR
TERMICO LINEAL
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CRITERIOS DE DISEÑO Y DISTRIBUCIÓN ESTRATEGICA
DETECTORES DE HUMO
Para ello, se deberá seleccionar el detector de humo, que este de acuerdo con:
Existen varios tipos de detectores de humo, pero los más comunes son del tipo
de "Ionización" y los "Fotoeléctricos".
También por su forma, tamaño, operatividad y ubicación, se los clasifica como
"puntuales", para "Ductos" de aire acondicionado o ventilación y "lineales" para
áreas extensas de gran altura.
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DETECTORES DE HUMO DE IONIZACIÓN.
Este tipo de detector de humo, sensa con mas facilidad las partículas
aerosoladas de la combustión de pequeño tamaño, como el producido por
fuegos lentos y humeantes en su principio. Por lo general, disponen de dos
cámaras, una exterior a la cual acceden los gases de la combustión o el humo y
una cámara interior completamente hermética.
Los homologados cuentan con sello UL. Se los fabrica para circuitos de conexión
de dos o cuatro hilos, y para montaje en base fija,. La base es generalmente de
material aislante, para colocación sobre caja octogonal o sobre cielorraso. El
detector esta encapsulado y se fija a los contactos de la base mediante un
encastre a pistón con efecto bayoneta por rotación.
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DETECTORES DE HUMO FOTOELÉCTRICOS
En este tipo, el humo visible oscurece el haz de rayos luminosos proyectado por
el emisor disminuyendo la luz recibida en la célula fotoeléctrica del receptor
situado a distancia. Consta de un emisor de luz y su receptor correspondiente de
célula fotoeléctrica, situados ambos en los extremos de la zona a proteger. Su
distancia puede llegar hasta 100 metros con una anchura de 15 metros, lo que
da protección para un máximo de 1.400 m2. También reciben el nombre de
detector óptico de humos lineal.
También prevalece una razón lógica para no utilizar los detectores puntuales y
sí los "lineales", cuando se trata de depósitos, almacenes, pabellones de
procesos industriales, donde el denominador común, son las grandes
superficies, con techos sumamente altos.
a) Transmisor de haz de luz, que generalmente cuenta con un lente frontal del
tipo "Fresnel", o condensador (concentrador del haz) y
b) Receptor de haz luminoso, integrado por una célula fotodetectora
(fotovoltaica o fotoconductora) que esta conectada a su vez a un procesador
de señal que discrimina entre la disminución incidental leve del haz luminoso
y la interrupción total del mismo debido a algún obstáculo o por la falla total
del emisor de luz.
Las pruebas realizadas por los laboratorios mas prestigiosos, han fijado
requerimientos mínimos en cuanto a la ubicación y cantidad de detectores por
superficie. Los valores básicos consensuados, parten desde un área abierta con
cielorraso plano, de tres metros de altura, donde si el ambiente esta vacío y al
mismo tiempo encerrado entre cuatro paredes, (de cualquier superficie no
superior a 2500 mts2.), la norma establecida fija lo siguiente:
Ningún detector podrá instalarse a menos de 0,30 Mts (1 pie) de distancia desde
la intersección de cualquier pared lateral y el cielorraso y de instalarse sobre la
pared lateral, será por debajo de los 0,30 mts. por debajo del cielorraso;
ANEXO 1
Evaluación del riesgo de incendio. Método de Gustav Purt
Introducción
Este método de evaluación fue presentado por el Dr. Gustav Purt en el sexto Seminario
Internacional de Detección Automática de incendios del IENT.
Este método puede considerarse una derivación simplificada del método de Max
Gretener (2), y para el cálculo de sus coeficientes es recomendable disponer de las
tablas del citado método que se encuentran traducidas al castellano en la Ordenanza
de Prevención de Incendios del Ayuntamiento de Zaragoza; así mismo es
recomendable disponer del Catálogo CEA, traducido por Cepreven (3).
Definición y objetivo
Toda medida de protección contra incendio tiene por objeto reducir el peligro de
incendio en un objeto determinado. Prescripciones legales de diversa índole, relativas a
la construcción y proyecto de edificios, materiales de construcción, instalaciones
eléctricas y de calefacción, talleres, etc., tienden a dicho fin. Se trata esencialmente de
medidas preventivas que tienen como finalidad los puntos siguientes:
El riesgo del contenido está constituido por el daño a las personas y a los bienes
materiales que se encuentran en el interior del edificio.
Los dos riesgos están hasta tal punto unidos el uno al otro que, por una parte, la
destrucción del edificio lleva consigo también, generalmente, la destrucción de su
contenido mientras que, inversamente, la carga térmica liberada por su contenido
representa, muy frecuentemente, el principal peligro para el edificio. De todos modos,
estos dos riesgos pueden existir también independientemente uno del otro. Así un gran
riesgo para el edificio puede no representar más que un riesgo insignificante para el
contenido, pudiendo ocurrir también que el contenido sufra un perjuicio muy importante
antes de que se produzca un daño apreciable en el edificio.
De ello resulta que el riesgo total no puede representarse por un sólo valor numérico.
Un estudio utilizable prácticamente requiere por lo menos dos sumandos distintos, a
saber, la componente del riesgo del edificio y la del riesgo del contenido. El
razonamiento siguiente nos muestra claramente que tal distinción es indispensable:
efectivamente, la finalidad del sistema consiste en deducir, de la evaluación del riesgo,
las medidas de protección contra incendios, necesarias en cada caso. Si, por ejemplo,
el riesgo del edificio predomina, las medidas adecuadas son diferentes de las que hay
que tomar cuando el riesgo del contenido es mayor.
En el primer caso, se puede tolerar cierto margen al incendio; pues lo importante, sobre
todo, es que no se supere un límite determinado. Si la posibilidad de intervención
humana no está en condiciones de garantizarlo, el inmueble está en peligro por lo que
se impone la adopción de una instalación de "sprinklers". Si se trata por el contrario de
conseguir la evacuación de las personas en un tiempo determinado o de la
conservación de instalaciones de valor muy elevado, de bienes preciosos o
irreemplazables, el objetivo no puede ser alcanzado, por regla general, más que con
una instalación de predetección. Pero semejante diferenciación solamente es posible si
representamos el riesgo total por la suma de dos componentes. Esto se obtiene de una
manera práctica, con la ayuda de un gráfico sobre el cual se llevan los dos valores
como abscisas y ordenadas respectivamente. A cada combinación de riesgo para el
edificio, GR y para el contenido IR, corresponde así un punto preciso en el gráfico. Este
diagrama comprende zonas correspondientes a las diferentes medidas de protección.
Estas zonas determinan si el riesgo es tolerable o si son necesarias instalaciones
automáticas de extinción o de predetección, o incluso las dos conjuntamente.
La situación desfavorable y gran extensión del sector corta fuegos (B) considerado.
Largo período de tiempo para iniciar la actuación de los bomberos y eficacia de
intervención insuficiente comprendidos en el coeficiente de tiempo necesario para
iniciar la extinción (L).
O en el mismo caso, ¿hasta que punto existe un peligro inmediato para los bienes, bien
porque presenten un gran valor, o porque sean irreemplazables o particularmente
sensibles a los productos de extinción?
Y también, ¿en qué medida el humo incrementa, todavía más, el peligro para las
personas y los bienes?
El estudio de estos tres factores de influencia nos da la siguiente fórmula:
I R = H. D. F. (formula 2)
H = Coeficiente de peligro para las personas. Para determinación son importantes los
siguientes puntos:
Es evidente que los hospitales, las residencias de ancianos y las casas de maternidad
representan un peligro particularmente elevado para las personas. También los hoteles,
especialmente los de construcción muy antigua, pueden presentar un peligro
acrecentado. Este peligro es frecuentemente, todavía mayor debido a que la
señalización es insuficiente, La tabla 8 muestra los valores numéricos atribuidos.
D = Factor de peligro para los bienes. Hay que tener en cuenta; por una parte, la
concentración de bienes y la posibilidad de reemplazarlos (bienes culturales, pérdidas
que constituyen una amenaza para la existencia de la empresa, etc.) y por otra, su
destructibilidad. La tabla 9 indica la clasificación.
Valores del coeficiente D correspondiente a la destructibilidad
Diagrama de medidas
Después de haber calculado los valores de GR y de IR, se llevan como ordenadas y
abscisas, respectivamente, al diagrama de medidas. A cada combinación de GR y IR
corresponde un punto en una zona determinada del diagrama de medidas que
reproducimos.
La orientación suministrada por el diagrama de medidas, no es más que una primera
etapa. Será necesario examinar después, si los datos prácticos obtenidos permiten
considerar de manera válida la instalación de un sistema de protección contra incendio
o si por el contrario, se impone una mejora de las medidas de prevención. Además el
diagrama de medidas indica simplemente, por ejemplo: "instalación automática de
extinción" o "Predetección". Pero sin precisar el sistema más adecuado en cada caso.
Si se trata de un sistema automático de extinción hay que determinar cuál es el que
debe emplearse: Instalación de "sprinklers" (húmeda o seca), instalación de inundación
total o bien instalación de extinción por CO2. En determinados casos será necesario
considerar también los más recientes procedimientos de extinción tales como espuma,
polvo seco o compuestos halogenados.
En cuanto a las instalaciones de predetección la elección del sistema es también muy
importante. Existe en efecto una gran variedad de detectores, entre otros por ejemplo,
los de ionización, los de llama, detectores ópticos de humos (absorción y luz difusa).
Junto a su comportamiento ante los fenómenos que acompañan al fuego, es necesario
examinar las posibilidades eventuales de falsas alarmas
Bibliografía