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concentración y estaba segura que en ese lugar que
había elegido era el ideal.
Gilbert estaba de pie apoyado en una de las
esquinas del armario, se fijaba en la silueta esbelta de
Claire, y miraba sus cabellos negros y brillantes como
el azabache, recogidos atrás de la nuca por un lazo
ancho marrón.
Gilbert en la postura que estaba apoyado, lo
hacía varonil y embellecía su físico aún más de lo que
era. Sus ojos azules buscaba la mirada de azabache de
Claire.
Hacia diez años que estaban casados, habían
abandonado la idea de tener hijos que tanto deseaban
haber tenido. Era la primera vez que se iban a separar
por algún tiempo. Claire y Gilbert habían nacido en
París.
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Claire abrió su bolso que lo tenía sobre la
mesita de noche y sacó su barra de labios, la abrió y fue
hasta el espejo del armario y se retocó ligeramente, y
después peinó sus cabellos. Gilbert estaba muy
enamorado de ella, avanzó dos pasos y se puso detrás de
Claire abrazándola por la cintura mientras que la besaba
en el cuello repetidas veces. Claire lo miraba por el
espejo sonriendo y al mismo tiempo acariciaba la cabeza
y cabellos rubios de su esposo.
El timbre de la puerta sonó dos veces. Claire
trataba que Gilbert la soltara y entre juegos y risas
seguía besándola.
El timbre volvió a oírse dos veces más, Claire
se deslizó de los brazos de Gilbert y con voz amorosa le
dijo.
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- Sí claro, lo está esperando - Respondió amablemente -
Entre por favor.
- ¿ Viene también usted ? - Preguntó el señor Sapier.
- ¡ Oh ! no, yo no puedo porque empiezo mi jornada
después del medio día, pero ya me gustaría ir.
Hizo su presencia en la entrada, Claire con el
bolso colgado en su hombro izquierdo, y llevando en su
mano derecha las llaves de su automóvil.
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Se dirigieron a un automóvil Renault gris que
había aparcado en la puerta. Claire abrió el maletero
para que se metieran las maletas, seguidamente abrió las
dos puertas delanteras y en su asiento dejó caer el bolso.
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Claire estaba junto a ellos escuchando la conversación e
intervino diciendo.
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dormir más? - Dijo mientras que le daba un abrazo
fuerte.
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Gilbert se cruzó de brazos y con cara de resignación le
respondió.
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- Él tenía veinte años y yo diecisiete y desde entonces
no nos hemos separado.
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poco de fruta. Hace quince días estuvimos mi esposa y
yo el fin de semana.
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- Eso sí que lo puede hacer mi esposo, por lo menos
comeremos fruta de nuestra tierra - Respondió ya más
relajada.
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Cogió la carretera central que salía de París hacia otras
direcciones.
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niña con las ramas de estos árboles que se desdoblan por
encima de la carretera ? - Dijo totalmente horrorizado.
Claire tuvo que avanzar varios pasos hasta llegar al
lugar donde estaba la niña. La niña le sonrió con mirada
traviesa y perturbadora, y seguidamente desapareció
ante la mirada exaltada de Claire.
El Señor Sapier avanzó unos pasos y se puso
junto a Claire mirándola con preocupación.
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- Si le soy sincero, no, porque yo no he visto a esa niña
cuando usted me la ha señalado, creo que todo está en su
imaginación, y perdone que me dirija a usted de ese
modo.
- ¿ Porqué me ha dicho que he debido de confundir a la
niña con las ramas de los árboles ? ¿ Cree que una niña
se puede confundir de esa manera. Dijo Claire algo
molesta.
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- Me alegra mucho de que tenga usted de mi, esa
opinión.
- Vamos al automóvil y olvide este incidente, ¿ Ha visto
la hora que es ? y todavía tenemos que pasar por
Fontaine Bleau y cruzar el pueblo para llegar a la casa.
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- ¿ Quién eres, dime tu nombre ? ¿ Porqué eres una niña
y tienes voz de anciana ? - Por favor no me atormentes
más, te lo suplico - Claire lloraba suplicando a la niña,
cubriendo con sus manos el rostro.
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La niña mantenía en su cara diabólica una sonrisa de
malicia que hacía ver sus intenciones satíricas. Dejó de
sonreír y dirigiéndose a Claire le dijo con voz cruel.
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La niña miraba al señor Sapier con mirada
perversa y mostraba dientes largos y afilados. Claire al
verla se llevó una mano a la boca impidiendo que saliera
un grito de su garganta, pero no pudo impedir que la
niña diera un salto y con sus largas uñas rotas lo cogiera
por la nuez tratando de arrancársela de cuajo. Mientras
que la niña gritaba y solamente Claire la podía oír.
- ¡ Esto por todo el mal que me has causado tu y tu
familia, molestándome día y noche !.
El señor Sapier luchaba contra algo que no
veía pero que trataba de acabar con él. Con una mano
protegía su garganta, con la otra intentaba coger a Claire
para que lo ayudara, la cara la tenía a punto de que le
explotara de hinchada y roja, los ojos se le iban a salir
del hueco, la boca la tenía abierta y de su garganta salía
un ruido ronco. Quería avanzar pero no podía, la
respiración le iba desapareciendo.
Claire mientras tanto seguía el hecho
escabroso que estaba cometiendo ese ente. Iba de un
lado a otro buscando la manera de acabar con eso pero
la ansiedad se había apoderado de ella y empezó a gritar
muy fuerte.
En esos instantes se escuchó la sirena del
coche de la policía, Claire al verlo empezó a saltar en
todas las direcciones agitando sus manos mientras que
pedía auxilio. La niña estaba como loca queriéndose
llevar con ella la vida del señor Sapier, pero decidió
bajar al suelo y mirando a Claire le dijo con rabia.
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- Dile a este que se vaya pronto de aquí y no vuelva más
a la casa, ahora te tengo a ti para hacer lo que yo quiera
contigo.
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la central pidiendo más ayuda y la presencia de los
bomberos y la ambulancia. El otro policía preguntó.
- Es...mío.
- ¿ Son ustedes familia ?.
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en llegar ¿ A qué se dedica usted ? - Le preguntó el
policía.
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- ¡ Es terrible ! - Respondió Gilbert exaltado.
- Está aquí la policía esperando a que llegue otra unidad,
y los bomberos.
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- ¿ A quién llamaba usted ?.
- A mi esposo, le he contado lo que ha sucedido - Le
dijo Claire algo más tranquila.
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- No sólo me estoy refiriendo al accidente sino a esa
niña que ha aparecido de repente en la carretera - Dijo
con voz apagada.
- ¿ A quién se la compró ?.
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- ¿ A donde quiere usted llegar ?, dígame exactamente
lo que piensa.
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- ¿ Porqué ? ¿ Que tiene que ver eso con usted ? - Dijo
el señor Sapier levantando los hombros.
- ¿ Ha oído usted hablar de los espíritus ?.
- ¿ Que quiere usted decir con eso ? - Dijo el señor
Sapier frunciendo el entrecejo.
- Pues que existen, ¿ y si ese matrimonio mayor no
estuvieran enterrados donde deben ?.
- Señora Candrier, por favor no sé hasta donde quiere
usted llegar, antes le he dicho que no creo en nada de
esto ¿ No es usted escritora ?.
- Si, y también médium.
- ¡ Aaah ! yo pensaba que la persona que escribe libros
no se dedica a estas cosas tan ... raras.
- Pues no se debe usted alarmar, porque una cosa puede
ir unida con la otra, y yo me dedico a las dos.
- El señor Sapier guardó silencio, y miraba a Claire de
lado observándola, examinándola, tratando de ver en
ella algo diferente a las demás personas.
- Entonces señor Sapier usted no cree en los espíritus ?.
- Si le digo la verdad no, hemos estado muchos años
viviendo en esa casa con mis hijos cuando eran más
pequeños y jamás sucedió nada. Para mí el que está
muerto no se levanta más.
- Por supuesto que el cuerpo no se levanta más, pero el
espíritu está viajando continuamente con mucha rapidez
y se mueve de un lado para otro - Dijo Claire afirmando-
Repuso - Pues no es así como usted dice, porque jamás
se muere y el que se tiene que ir añora mucho a las
personas queridas que ha dejado, muchas veces son las
que vienen para vivir con ellos un tiempo hasta que más
tarde se van para siempre.
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- ¿ Entonces es usted médium ? - Preguntó el señor
Sapier riendo.
- ¡ Ya le he dicho antes que sí.
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- Sí es cierto - Dijo Claire sin más.
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- Por el sólo hecho de que usted no le gustaba - Dijo
Claire segura.
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- En el pueblo hay de todo, de nada escasea, cuando
vaya a la gasolinera pregunte, porque ellos abastecen
esa clase de combustible.
- Claro que sí, es por eso que estoy aquí, ¿ quiere que
entremos para que le muestre cómo funcionan los demás
utensilios ? - Dijo el señor Sapier con cortesía.
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escaleras que daban al piso de arriba. A la izquierda se
encontraba el gran salón - comedor todo equipado con
muebles algo usados. Dentro del salón había una puerta
que daba a la cocina, había otra puerta que daba al
sótano y al lado había un pequeño aseo.
El Señor Sapier estaba mostrándole a Claire
donde estaba el contador de la luz y el del agua y en
esos instantes se escuchó un gran estruendo que hizo
girar el rostro de Claire algo asustada. Miró al señor
Sapier y le preguntó.
- ¿ Ha oído eso ?.
- ¡ Va !, no es nada, ha tenido que ser el golpe de una
puerta, Cómo la de fuera está abierta ha debido haber
corriente de aire - Respondió el señor Sapier ajeno a lo
que Claire había oído.
No había acabado de decir esta frase que otro
estruendo se volvió a escuchar tan fuerte que hizo
temblar los cristales del pasillo y la lámpara del salón se
movió de un lado a otro.
Claire al ver lo que ocurría se protegió la cabeza con sus
manos y cogiendo al señor Sapier por un brazo le dijo -
muy asustada.
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Claire se tranquilizó y volvió a la normalidad
y puso mucha atención a todo lo que el señor Sapier le
estaba mostrando. Claire se fijó en un cuadro que estaba
colgado al lado de la chimenea pintado al óleo con el
rostro de un hombre mayor de cabellos largos y blancos,
también tenía una barba larga. Claire sólo hacía que
mirarlo, le intrigaba ese rostro de mirada perversa, tenía
la nariz larga y gruesa, sus facciones eran duras y a los
dos lados de la boca se le pronunciaban dos arrugas
espesas. Para salir de duda Claire le preguntó al señor
Sapier.
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antes de entrar dentro de la casa miró por los
alrededores, cómo estaba lleno de vegetación, habían
pájaros que iban volando y se posaban en las ramas de
los árboles, también se oyó maullar a un gato. Claire
sonrió y dijo para sí. Voy a estar rodeada de toda clase
de animales.
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- Cojo un sendero que hay aquí enfrente que lleva hasta
la estación y en media hora estoy allí.
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- ¿ Ha oído esta vez ?.
- Sí, y ha sido fuerte el crujido que se ha sentido, pero
no tenga miedo porque el viento cuando aquí sopla lo
hace fuerte - Respondió el señor Sapier mientras que se
levantaba del sillón y miraba en dirección al techo.
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- ¿ Qué ocurre ? - ¿ Qué está pasando ?.
- ¿ Qué pasa ?.
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Claire lo esperó abajo de las escaleras del primer piso
hasta que volvió, no se atrevía a subirlas no fuera a ser
que el gato saliera y se le tirara encima.
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- ¡ Ay mi mano !, me la ha destrozado este animal -
Gritaba el señor Sapier.
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comer o bien esperar para ver cómo terminaba la guerra
entre el señor Sapier y el felino. Ella se dijo para sí.
- Lo tiene claro, encerrado con un gato salvaje. Seguro
que va a dimitir cuando esté todo arañado y destrozado.
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diferencia alguna entre los dos. Los dos se estaban
comportando del mismo modo, como dos animales
salvajes.
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Claire bajo a la cocina y puso en el fuego la cacerola
con pasta para que se hiciera, mientras se hacía dijo para
sí.
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- Señora Candrier, no le voy a dar mi mano porque las
tengo ensangrentadas y es desagradable tocarla, ¿
verdad que lo comprende ?.
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marcha. Estaban dando una película de la historia de los
Reyes de Francia. Se sentó y se dispuso a comer, se dio
cuenta después que necesitaba líquido para beber, fue
hasta la cocina y miró dentro del frigorífico si había
alguna bebida fresca. Quedaba una botella de cerveza de
las de litro y otra de gaseosa empezada. Cogió la botella
de cerveza y la abrió girando el tapón, se sirvió de un
vaso y lo llenó llevándolo a la mesa y la botella de
cerveza también.
Llevaba medio plato de pasta comido cuando
de pronto se oyó la voz ronca de alguien que estaba
cerca de ella, se giró para mirar sobresaltada y al ver la
figura tan desgarbada que había en la entrada del salón
gritó desmesuradamente mientras que se ponía en pie.
- ¡ Haaaaaa !
- ¡ Señora por favor !, perdone si la he asustado.
- ¿ Quién... es usted ?.
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- Soy el guardabosques, la puerta está abierta y el
automóvil que hay fuera no pertenece al señor Sapier, es
por eso que he entrado para saber quien había dentro.
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- Sí, y lo he presenciado, ha sucedido mientras que
veníamos el señor Sapier y yo aquí, es que me ha
acompañado hasta la casa, para enseñarme cómo
funcionaba todo.
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- ¿ A qué se refería antes cuando me dijo que por aquí se
ven cosas raras ? - Le volvió Claire hacer la misma
pregunta de antes.
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Salió fuera de la casa, abrió la puerta del
automóvil y puso la llave en el contacto y dio marcha
atrás. El garaje estaba a la izquierda de la casa, era un
cuarto que habían construido sin puerta. Dentro habían
muchos utensilios que no servían para nada, una rueda
de automóvil pinchada, una bicicleta vieja, dos sillas de
madera que les faltaba a una, una pata y a la otra el
asiento y un bidón pequeño vacío. El garaje no era muy
grande y para que el automóvil entrara tenía que tocar
con las ruedas delanteras todos estos trastos que no
servían para nada.
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- ¿ A qué cosas terroríficas te refieres ?.
- Exáctamente no lo sé, porque no me lo ha querido
decir, por miedo a lo que le pueda suceder a él.
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- ¡ Cariño, lo que piensas no es eso ! este hombre tenía
miedo de verdad ¡ Es cierto lo que te digo, tenía mucho
miedo !.
- ¡ Vamos a ver ! ¿ Qué puede haber de malo en ese
lugar en dónde estás ? si todo lo que hay son pinos y
plantas preciosas.
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- Espero que no te dé mucho trabajo, y que lo que sea
salga pronto.
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- Hace pocas horas que vivo en ella pero, hay cosas que
quiero cambiar.
- ¿ Como qué ?.
- Los cuadros, en particular hay uno que está pintado al
óleo con el busto de un hombre mayor, parece que sea
de época antigua, cuando lo miro me dan escalofríos.
- Cuéntame algo.
- Cariño ahora tengo que dejarte porque ha sido un día
muy ajetreado el que he tenido y tengo que vaciar las
maletas y poner toda mi ropa en orden dentro del
armario - Respondió Claire con voz cansada.
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- Un beso cariño y hasta pronto.
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la puerta. Antes de llegar volvieron a llamar de nuevo
con mucha insistencia, el timbre temblaba.
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había visto perfectamente entre dos árboles, vestía de
negro, era alto y delgado.
Subió al piso de arriba y entró en el cuarto de
baño despojándose de la toalla que cubría su cuerpo,
seguidamente peinó sus cabellos mirándose
detenidamente en el espejo, con asombro vislumbró un
rostro que estaba cerca de ella y que pertenecía a la niña
que había visto en la carretera, estaba riendo y la miraba
con altanería y arrogancia. Claire dio un grito mientras
que ponía sus dos manos en sus pechos. La cara la tenía
descompuesta y los ojos parecían que iban a salir de sus
huecos. La niña con una mano la cogió por la barbilla
levantando su cara y le dijo con voz de anciana rabiosa.
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Claire la miraba a través del espejo, sus facciones eran
las de una niña pero en realidad parecía un monstruo. Su
mirada era oscura y perversa, sus dientes y sus labios
afilados como un cuchillo de sierra.
- ¿ Te irás de aquí ?.
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casa en donde vivía, y quizás habían más cosas que
Claire no sabía, hasta que no llevara más tiempo.
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ella lo que quisiera y le preguntó mirándola de frente y
con la cara alta.
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paredes, iba de una pared a otra pegándose golpes en los
brazos y en la cabeza hasta que cayó al suelo perdiendo
el conocimiento tras la mirada sonriente y agresiva de la
niña. Miró a Claire con fuerza y la fue levantando hasta
que se quedó en pie, seguía sin conocimiento con los
pies torcidos puestos en el suelo, con los brazos caídos a
lo largo de su cuerpo, se iban moviendo hacia atrás y
hacia adelante. De su garganta salió un grito sin
necesidad de abrir la boca. La niña tenía el poder y el
control de Claire. Sólo con mirarla la fue poniendo
contra la pared hasta que se quedó su cuerpo recto pero
la cabeza la tenía doblada a la derecha de su hombro. La
música de la radio aún seguía, la niña no la pudo
soportar por más tiempo y lanzó una mirada perversa a
la radio y explotó en el aire cayendo a trocitos por el
suelo del salón.
Lentamente fue Claire abriendo los ojos hasta
que se dio cuenta en el estado en que estaba, vio a la
niña que se encontraba frente a ella mirándola con una
sonrisa de maldad tenebrosa.
Claire con sus manos tocó su cuerpo desnudo y entonces
empezó a recordar lo que había sucedido con la niña en
el cuarto de baño. Vio que estaba delante de ella con la
intención de volver hacerle más daño.
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porque la niña estaba dispuesta por lo que se advertía, ir
hasta el final de todo.
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niña dando grandes carcajadas parecidas a las de una
anciana de ciento cincuenta años.
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sucedido pero se lo imaginaba. El espíritu de esa niña
era maligno y cruel, pero le había dejado una pista
importante para acabar con ella o para que se fuera a
otra parte.
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- ¿ Diga ?.
- ¡ Buenas noches mi amor !, ¿ Estás escuchando las
noticias ?.
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- Por favor cariño no me hagas más preguntas ahora -
Insistió Claire con voz cansada.
- Muy bien, pues este fin de semana voy a verte, aunque
no puedo porque tengo que estudiarme bien el examen
que tengo el lunes, pero estoy dispuesto a no aprobar si
no sé que te está sucediendo - Respondió Gilbert con
decisión.
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una espesa luz. Claire miraba por detrás de los cristales
del balcón. ¿ Porqué la niña le había prohibido de que
fuera allí ? ¿ Qué era lo que se escondía ?. De hecho era
un lugar misterioso donde por la noche podrían suceder
hechos escalofriantes. Eso era lo que ella pensaba, y
recordó las palabras del guardabosques.
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dispuso a bajar las escaleras sin hacer ruido, cuando
estuvo abajo miró de lejos por la cristalera del pasillo,
parecía que todo estuviera en calma. Más confiada se
fue acercando poco a poco a la cristalera para mirar de
cerca, que era lo que se podía ver en el jardín y los
alrededores. Miraba confiada y de inmediato saltaron
sobre los cristales dos perros lobos, con las mandíbulas
abiertas, mostrando sus colmillos largos y afilados, los
ojos en la noche les brillaban como cuchillos de dos
filos. Estaban abiertos de patas y de manos queriendo
traspasar los cristales.
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Claire estaba con el semblante rojo a punto de
estallarle, tenía una calor que no la podía resistir, se
dirigió hasta el balcón y abrió las puertas de par en par,
necesitaba con urgencia tomar aire porque se estaba
asfixiando. Se cogió a los hierros de la barandilla y
cerró los ojos tratando de aspirar todo el aire posible que
pudiera. Se escucharon voces de varios hombres que
gritaban. Claire abrió los ojos espantada de nuevo y
miró en la dirección que se oían. Vio que venían
corriendo dos hombres hacia su casa llevando cada uno
en la mano un palo grueso. Ella sintió miedo por los dos,
se iban a enfrentar a dos fieras rabiosas que sólo
deseaban poder devorar a quien se pusiera por delante,
no apartaba la mirada de ellos, iban llegando a donde
estaban los animales que con los ladridos que daban y
aullidos no se habían percatado de la presencia de los
hombres, hasta que no estuvieron muy cerca y por las
voces que iban dando contra los dos animales uno decía
con voz desgarrada.
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oía. Los quería avisar del peligro que estaban corriendo
enfrentándose a los dos animales sólo con un palo.
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- ¿ Porqué no viene nadie a socorrer a estos dos
hombres? - Decía gritando.
Al fin no lo pensó más y abrió la puerta del dormitorio
con mucho miedo y se asomó por encima de las
escaleras para ver el peligro que había desde allí, pronto
se dio cuenta que tenía que seguir encerrada por el
peligro que corría fuera. Pues los cristales se iban
bamboleando haciendo chasquidos fuertes.
Entró en el dormitorio con las manos puestas en la
cabeza buscando una solución. La luz de la mesita de
noche hacía un rato que la había apagado y dentro no se
veía nada, sólo se escuchaban los gritos desesperados
que daban los dos hombres y el rugir de los perros, ellos
querían huir y no podían porque estaban cogidos por las
garras de los animales. Claire estaba segura de que no
debía pasar mucho tiempo para que los animales
devoraran a los dos hombres. Estaba desesperada, había
perdido hasta la razón, pues en su mente ya no le
entraban ideas, el miedo que sentía era aterrador.
Reaccionó de un modo inesperado y encendió la luz de
la lámpara que colgaba del techo, de esa manera había
luz en el jardín porque salía por el balcón, corrió para
mirar y se cogió a la barandilla mientras que le gritaba a
los perros.
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cerca, los perros se percataron de lo que los hombres le
querían hacer, y huyeron corriendo sin dejar rastro.
Claire fue a prisa hasta la puerta del
dormitorio y la abrió, bajó las escaleras rápidamente y
dirigiéndose a la puerta de la casa la abrió, y encendió la
luz de fuera, salió y fue a donde estaban los cinco
hombres. Los tres últimos que habían llegado trataban
de incorporar a los otros dos que habían sido atacados
por los perros.
Claire les dijo con la cara descompuesta.
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- Cuando vi a los dos perros que arañaban los cristales
queriéndolos romper, me llene de terror y me fui al piso
de arriba encerrándome en mi dormitorio con llave, el
móvil lo olvidé aquí abajo - Respondió Claire desolada.
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- ¿ Lo sabe ? ¿ Quién se lo ha dicho ? - Preguntó el
hombre extrañado esperando una respuesta.
- ¿ Quién... vive en la casa de arriba ? - Preguntó Claire
desviando la pregunta.
- El señor Montsir, pero no me ha respondido a lo que le
he preguntado, ¿ De quién tiene usted miedo?.
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Se dirigió al salón y cogió el teléfono móvil
por si algo pudiera ocurrir, ya no iba a pasar más lo de
antes e iría con él a todas partes. Apagó la luz del salón
y llegó a la galería, miró por los cristales para ver si veía
algo raro, después de comprobar de que todo estaba en
calma fue subiendo las escaleras despacio una por una.
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Claire pensaba y también lo que soñaba. La discusión
que se formó fue grande, todos iban en contra del ojo
que miraba a Claire. Según los otros que la miraban
cómo dormía Claire pertenecía a la niña porque era la
que la había visto primero. Se decían insultos, palabras
groseras y se maldecían de un modo que daba
escalofríos de oírlo, las palabras que utilizaban era de lo
más sucio. Los gritos que daban eran tantos y fuertes
que despertaron a Claire que dormía plácidamente. Se
movió en la cama y se cambió de postura dándose la
vuelta.
Se escuchó una voz desagradable que dijo.
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Salió del dormitorio y entró en el cuarto de
baño y tomó una ducha de agua templada. Cuando hubo
acabado no se detuvo para mirarse en el espejo que
estaba encima del lavabo porque aún tenía en su mente
la visión de la niña, la había dejado traumatizada pero
quería hacerse la valiente, no podía mostrar que sentía
un gran pavor, porque la niña estaría mirándola por
algún lugar de la casa. Le tenía preparada una sorpresa
que la dejaría sin fuerzas para actuar. Ese mismo día
empezaba la guerra entre ellas dos.
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- Creo que cinco no tenemos pero dos ó tres es posible -
Respondió el empleado extrañado.
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- Perfecto, ahora póngale pilas a todos - Dispuso Claire.
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sentada una señora de mediana edad que tenía sobre su
regazo durmiendo dos cachorros de perritos, uno era
negro y el otro blanco con manchitas marrones. La
dependienta dejó con cuidado a los dos cachorros sobre
la silla y dijo a la clienta que acababa de entrar.
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de la madre. Claire no evito poder estrecharla contra su
pecho. Estaba decidida a quedársela, necesitaba la
compañía de la perrita, seria su alegría.
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- ¿ Sabe quien vive en la gran mansión que hay en la
colina ?.
- Un señor rico que todos lo conocemos por el nombre
de señor Montsir. Es un hombre misterioso que esconde
cosas extrañas, se dice que tiene poderes para hacer
daño a quien se le atraviese por medio - Respondió la
dependienta hablando despacio y acercándose al oído de
Claire.
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los llevaron al hospital para curarlos de las heridas -
Dijo Claire con miedo a que alguien más la oyeran.
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Claire se quedó sin palabras, dio unos pasos con
nerviosismo, la tendera la observaba extrañada sin saber
que decir y haciendo un gesto con su mano derecha le
preguntó.
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- Por supuesto que sí, las dos nos necesitamos - ¿ Qué le
da de comer ?.
- Come de todo, tiene una boca que devora lo que le
pongan, hace pocos días que les estoy dando este pienso,
que es fundamental para su crecimiento - Dijo la
dependienta al mismo tiempo que alcanzaba un paquete
de una estantería.
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- La tendré, no se preocupe, es posible que dentro de
poco tiempo vuelva para contarle algún suceso -
Respondió Claire con resignación.
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Entró dentro del automóvil con Luna y la dejó sentada
en el asiento continuo, mientras metía el automóvil en el
garaje.
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gran jarrón que servía de adorno, y que en su interior
habían flores altas y secas. Al ver esto Claire se
enfureció y fue corriendo a la cocina donde había dejado
la caja con los transistores, los sacó todos. El que había
puesto en el cocina se oía alto. Puso otro en el salón en
la misma emisora, también el volumen estaba al
máximo. Todo lo hacía rápidamente, pues no tenía
tiempo que perder. Y los otros los repartió en los
dormitorios de los invitados, en el piso de arriba. Entró
en su dormitorio y conectó la radio despertador, y el
volumen lo subió al máximo. Al sótano era la primera
vez que bajaba sola, pero estaba llena de valor y quería a
todo coste terminar cuanto antes con tanta insolencia
que había por parte de ese espectro cruel, y cómo se
había dado cuenta que la niña se alojaba en ese lugar, la
última radio que le quedaba la fue a poner allí. La casa
parecía que tuviese altavoces, hasta las paredes
retumbaban, pero quería probar de este modo para ver si
llevaba alguna ventaja.
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abandonaba la casa. No quiso pararse más y subió las
escaleras rápidamente, apagó la luz y cerró la puerta del
sótano.
Luna la estaba esperando llena de pánico, su
cuerpecito temblaba aceleradamente, la cogió entre sus
brazos y la protegió contra su pecho. Al instante recordó
que le había prometido la noche anterior a Gilbert que lo
llamaría para contarle muchas cosas malas que le había
sucedido. Dentro del bolso estaba su móvil, quería
cogerlo y salir fuera de la casa para llamarlo, fue al
salón, el bolso se lo encontró abierto, miró dentro y vio
que el móvil le había desaparecido. Claire se desesperó
y lanzó al aire un grito desgarrador - ¡ Noooooo !.
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hechas con carbón. Iba leyendo - Déjame vivir aquí, te
prometo que te dejaré tranquila.
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mostrando su enorme vientre que le molestaba para
caminar. Se alegró de verlo por el momento tan fatal que
estaba pasando.
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- En el cementerio, como todo el mundo - Respondió
con voz medio cortada.
- Dígame la verdad y no tenga miedo, es necesario que
yo lo sepa.
- ¿ Por qué ?, ¿ Qué piensa usted hacer ?.
- No se lo puedo decir, pero necesito saberlo.
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- Señora, me está haciendo preguntas que yo no quiero
responder, ¡ Si supiera el miedo que siento en estos
momentos ! no me preguntaría nada, tampoco para usted
es bueno de que sepa tanto acerca del señor Montsir -
Dijo con pavor.
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no digamos el personal que trabajan dentro - Dijo
mirando por todo su alrededor con inquietud.
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entonces que se dio cuenta de su reacción y aflojó las
manos, y besó su diminuta cabecita. El guardabosques
observó lo sucedido y le dijo señalando a la perrita.
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la niña que la miraba sonriendo con maldad en un rincón
del techo de la cocina.
- ¿ Diga ?
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Claire no pudo más y explotó a llorar, del pecho le salía
una gran congoja que no podía parar. La voz de Gilbert
se le oía acelerada preguntando.
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- Sí, eso es, pero creo que no está sola, hay algunos más
con ella.
- Pues vas a necesitar ayuda de otras médiums, ¿ No
crees ?.
- No, esta vez voy a resolver el problema yo sola.
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- Blanca con manchitas marrón claro, le he puesto de
nombre Luna, es preciosa y muy buena, ahora es un
cachorro - Dijo Claire muy contenta y animada.
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que a ella tanto le molestaba, no podía soportar por más
tiempo su mirada cruda, seca, rígida y vigilante.
Claire tenía los ojos que se le iban a salir del sitio, su tez
estaba blanca como el papel, su cuerpo se movía que
parecía que fuera de mimbre sin poderlo controlar, sus
manos giraban por lo alto de su cabeza como espirales.
Cogió con fuerza el cuadro por el grueso y
viejo marco y lo descolgó de la gruesa alcallata oxidada
donde estaba, y lo empezó a golpear en el borde de la
chimenea mientras que lanzaba gritos diciendo.
102
Volvió a recobrar la tranquilidad en pocos instantes y
rápidamente pensó en Luna, sintió miedo por ella y fue
hasta el sillón donde la había dejado y con asombro vio
que no estaba. Empezó a buscarla por todo el salón y en
la cocina, mientras que la llamaba.
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Entraron los jóvenes, Claire estaba incómoda por lo
desarreglada que tenía la casa y dijo excusándose.
- ¿ Qué estudiáis ?.
- Yo estudio para empresario - Respondió el joven.
- Yo artes - Dijo a continuación la joven.
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escultura sus secretos más íntimos y también todo lo que
pensaba puestos al descubierto, pero que muy pocos lo
sabemos o no nos damos cuenta, yo la primera.
106
Los dos jóvenes la miraban pensativos sin comprender
que razones podría tener, pero ninguno se atrevió a
preguntarle nada puesto que era algo personal.
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Tanto Pierre como Marie la miraron extrañados mientras
que la observaban detenidamente.
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Marie se mantuvo firme, pero miraba fijamente los ojos
negros de Claire que se movían, sin parar de mirar a
todos lados.
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invadía ante la fuerte mirada de Claire que no paraba de
observarlo con una sonrisa benévola.
110
cafetera ancha de cristal que contenía café hasta la
mitad, también tres tazas grandes y cucharilla y un
azucarero lleno de azúcar en terrón. Depositó la bandeja
encima de la mesa del salón. Claire la miró satisfecha
por la atención que había tenido, y le gustó mucho que
Marie se ocupara de ese menester, en esos instantes,
sintió el cariño maternal que nunca pudo dar porque el
destino no le concedió hijos.
- ¿ Donde trabajas ?.
- En la zapatería que hay en la gran avenida, muy cerca
de la tienda de muebles donde trabaja Pierre.
111
- Vitry está a siete kilómetros de París ¿ Cómo es que
no te has quedado a trabajar en la ciudad ? en París
tienes más posibilidades de trabajar mejor que en
Fontaine Bleau ¿ No te parece ? - Le dijo Claire sin
comprender mucho la razón que la había llevado hasta
allí.
112
- ¿ Qué puede suceder si un día venimos a las dos o las
tres de la madrugada ? - Preguntó Pierre algo
desorientado.
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para que estéis tranquilos sin que no os pueda suceder
nada desagradable.
114
- Es mejor que entréis de ese modo, pensando que
estaréis bien aquí - Agregó Claire.
- Nosotros nos vamos ahora y volveremos si es posible
antes de que se haga noche, traeremos nuestro equipaje
y todas nuestras pertenencias ¿ Claire le parece bien ? -
Dijo Marie.
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- ¿ A qué pacto te refieres ? - Preguntó Claire con sangre
fría mientras que la miraba con deseo de acabar con ella.
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respetado ? - Gritó la niña mientras que con sus uñas
rotas arañaba la puerta de la casa.
118
cabeza y la lanzó por el suelo del pasillo como si de una
hoja de papel se tratara. Cuando su cuerpo chocó con la
pared quiso incorporarse rápidamente, pero la niña se lo
impedía, era rápida como el rayo, en su forma infantil
engañaba por la agilidad que utilizaba.
119
tratase. Claire era consciente de todo lo que podría
suceder en un instante si la niña apercibía en ella sólo
un poco de temor. Sin dejar de mirarla, con severidad
fue moviéndose muy despacio y con astucia, hasta que
consiguió salir del pequeño trecho donde la niña la había
metido. Fue caminando despacio hasta llegar al salón.
Luna la estaba esperando escondida debajo del sofá
llorando. Se agachó y la cogió entre sus brazos besando
su cabecita y acariciándola hasta que paró de llorar.
La niña se presentó ante Claire, la miró con odio y se
dirigió a la puerta que daba al sótano, la abrió y bajó las
escaleras encerrándose dentro dando un portazo.
Ahora sabía Claire que la niña también vivía en el lugar
más bajo de la casa, era posible de que ese fuera su
lugar.
Tenía que bajar cuando recobrara las energías que había
perdido con tanta lucha psíquica, y debía encontrar su
escondite, seguro que tenía uno en algún rincón del
sótano.
Cerró los ojos para aspirar mejor el aire que venía con
aroma a rosas. En el jardín habían rosales que daban
rosas de diferentes colores, también se levantaba alto y
espeso un árbol de jazmín, sus flores también repartían
su perfume en el ambiente, dando un bienestar
agradable.
120
Se había quedado medio dormida con Luna en los
brazos. La sacó del sueño una llamada de teléfono.
Abrió los ojos y se puso en pie y entró en la casa llegó al
salón y descolgó el teléfono.
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- ¿ Encontraste el móvil ?.
- Sí, lo tenía dentro del bolso.
- Entonces no es lo que tu pensabas, sino que lo metiste
sin darte cuenta, creo que fue eso - Dijo Gilbert
totalmente convencido.
- No, ya te dije el otro día que la niña que anda por aquí,
me lo escondió - Respondió Claire algo contrariada.
- Bueno amor no te enfades, yo sólo quería darte una
solución.
- ¿ Sabes que esta noche vendrán para quedarse a vivir
aquí dos jóvenes ? un chico y una chica - Dijo Claire
algo más alegre.
122
- Cariño, también hay alguien además que tú que no está
de acuerdo con lo que he hecho - Respondió Claire
medio en burla y medio en serio.
- ¿ Quién es ? necesito que me digas su nombre - Exigió
Gilbert.
- ¿ De verdad quieres saber quién es ?
- Sí - Respondió Gilbert con firmeza.
- Es mejor que no te diga nada porque no me ibas a
creer.
123
Claire comprendió perfectamente la reacción de Gilbert,
de alguna manera lo entendía, pero no estaba totalmente
satisfecha con la reacción que había tenido. Demasiado
mal lo estaba pasando para que él la llamara y le diera
un sermón, sin saber que estaba sucediendo.
124
Necesitaba tomar aire fresco y con Luna en los
brazos volvió a salir de la casa, y se dirigió al pequeño
huerto que había, y los pocos árboles frutales donde
abundaba la fruta, estaban cargados, a punto de coger,
cerezas y albaricoques. Estaba cogiendo un ramillete de
cerezas cuando de pronto la sorprendió una voz varonil
que estaba detrás de ella.
- ¡ Buenas tardes señora !.
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- Buenas tardes - Dijo Claire con amabilidad - Pues
hasta la noche no esperaba a nadie.
- Me han comentado que es usted escritora ¿ No es
cierto ?.
- ¿ Quién se lo ha dicho ? - Preguntó Claire sorprendida
puesto que nadie de allí lo sabía.
- Un día me encontré paseando por el bosque al señor
Sapier, él fue quien me lo comunicó me habló de usted,
de que escribía y de que iba a venir a vivir aquí.
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- ¿ Mal ?.
- Así es.
- ¿ No puede revelar nada más ?.
- Sobre drogas, y otras cosas que la llevaron al suicidio.
- ¡ Ah ! el tema es delicado.
- Mucho, es por eso que aquí necesito tranquilidad y no
la tengo.
- ¿ Qué quiere decir ? - Preguntó Arthur frunciendo el
entrecejo.
- Creo que lo sabe.
- Por favor señora Candrier, soy un caballero, si lo
supiera no se lo hubiese preguntado.
127
Arthur miraba el rostro de Claire, empezó por la frente,
los ojos, la nariz, la boca y la barbilla, ella estaba
incómoda por la manera que él, la estaba mirando y sin
poderlo aguantar más le preguntó.
- ¿ No me cree verdad ?.
- Por supuesto que no le voy a decir que no la creo
porque estoy delante de una señora, y jamás diría algo
que fuera nefasto para contrariarla.
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- Más o menos, piense que estamos viviendo en el
campo y tanto de noche como de día se oyen ruidos
extraños pero por la noche aún más, cuando parece ser
que todo duerme, hay muchos animales nocturnos que
viven de noche - Le respondió Arthur reconfortándola
para que se le fuera el miedo.
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- Le quiero hacer recordar que tengo un marido, y que
los dos nos amamos mucho - Le advirtió Claire como
recordatorio para que no fuera más adelante.
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- Gracias por este detalle que ha tenido, espero no tener
que llamarlo para nada - Claire miró la tarjeta, y el
número de teléfono, y la metió en el bolsillo del
pantalón del chandal.
131
lejos de mi, eso me molestó ¿ Sabe ? ¿ Porqué tiene
miedo de que hablen mal de usted ?.
- No le voy a hablar con rodeos e iré directamente a la
cuestión. Hace un año y medio tuve la desdicha de
perder a mi esposa y a mi única hija en un accidente de
automóvil, desde ese tiempo hacia acá estoy sufriendo
mucho, no hay día y noche que no piense en ellas dos,
pero sobretodo a quien no puedo sacar de mi cabeza es a
mi esposa. Estoy atormentado por todo lo que me rodea,
y daría todas mis riquezas por saber quien fue el mal
nacido que provocó el accidente y después se echó a la
fuga - Arthur terminó de hablar mirando al suelo, por
sus mejillas resbalaban dos lágrimas.
132
- Cuando las miró y las toco creo que quien tengo entre
mis brazos es a ella, y lloro con mi rostro pegado en las
caras de las muñecas.
133
que me ocurren, y el miedo mío es que ellos les pueda
suceder algo irreparable.
134
- Perdone Arthur pero tengo que enseñarles las
habitaciones que van a ocupar, todavía no las han visto.
- Me hago cargo y los dejo, y a usted Marie le digo que
aquí tiene a un amigo para todo lo que necesite, mi
morada es esa gran mansión que se puede ver entre los
pinos. Un día daré una fiesta para celebrar la llegada de
los nuevos vecinos. ¿ De acuerdo ? - Repuso Arthur
muy cortés.
- Por mi sí, las fiestas me gustan y seguro que asistiré -
Dijo Marie mostrándose muy contenta y nerviosa a la
vez.
135
enamorado. Rompió el círculo que había y se dirigió a
su modesto coche, abrió el maletero y sacó las
pertenencias de Marie depositándolas en la entrada de la
casa. Quiso ser correcto y volvió a donde seguían ellos
tres. La única que había seguido todos sus pasos fue
Claire que rápidamente se dio cuenta de la situación.
Sintió pena por Pierre, por todo el bochorno que estaba
pasando y por lo ridículo que se podría sentir, pero es
que el amor que sentía por Marie sólo lo sabía él, y
nunca se atrevió a decírselo a ella. Pierre se acercó a
Claire y le dijo con voz lánguida.
136
Llegó hasta su coche y subió en él. Marie trataba de
alcanzarlo con pasos ligeros mientras que le decía
gritando para que la oyera.
137
veía a la legua que era una muchacha demasiado
inocente e ingenua. Ahora tenía un problema que quizás
ella no había visto, Pierre no estaba para llevarla al
pueblo cada día donde trabajaba. No sólo era una
situación mala para ella sino también para Claire porque
se sentía responsable. No se le iba de la mente el
comportamiento que Arthur tuvo hacia Marie, no creía
seriamente que él se hubiese enamorado de ella, porque
le dio a entender minutos antes de conocerse, que seguía
enamorado de su esposa. Él había maquinado algo que
escondía y que no era del todo claro.
138
contenían café con leche, le ofreció una a Marie con una
sonrisa.
- ¿ No se ha declarado nunca a ti ?.
- ¿ Se refiere a su amor por mi ?.
- Eso es.
- Jamás he visto a Pierre que estuviese enamorado de
mi, puede que quizás sea porque yo no lo estoy de él, y
nunca lo podría estar, porque ante todo es un gran amigo
- Respondió Marie mirando fijamente a los ojos de
Claire.
139
- ¿ Usted cree que le gusto a Arthur ? - Le preguntó
Marie con espontaneidad.
- ¿ Te gusta a ti ?.
- Creo que si, y me doy cuenta de que me dobla la edad,
pero es difícil resistir a su encanto y seducción -
Respondió Marie con satisfacción.
140
- No lo conozco de nada, puesto que solo hace unos días
que vivo aquí, ayer fue cuando lo vi por la primera vez,
igual que tu - Respondió Claire cogiendo la taza vacía
que Marie había dejado encima de la mesa.
141
Claire no salía de su asombro por lo rápido que Arthur
había actuado. Tenía delante de ella a Marie que en esos
momentos radiaba de felicidad y que sólo pensaba en lo
bien que le iban a ir las cosas a partir de esos instantes.
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moviese pero no era así, porque viento no había y miró
girando en su redonda a los demás árboles, y todos
estaban tranquilos y reposando.
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Al ver Claire lo que le estaba ocurriendo perdió el
control de sí misma, sujetada al árbol grito con voz
desgarradora.
145
- ¿ Porqué te portas tan mal conmigo ? ¿ No sientes un
poco de pena por mi ? - Le preguntó la niña con voz
desgarrada.
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yo tenía - Dijo la niña riendo a carcajadas que Claire oía
cómo hacían eco.
147
-¿ Me estás diciendo que tu madre está en la gran
mansión ? ¿ Tú también estás allí ? ¿ Las dos estais con
tu padre en el lugar que vivíais antes ?.
- No puedo hablarte de esto, tienen que ser los vivos,
alguien como tu y otras personas que ejercen el poder,
es quien lo tienen que descubrir - Respondió la niña
atemorizada.
- ¿ Porqué le tienes tanto miedo a tu padre ? Cuando te
hablo de él te transformas en una figura rara ¿ Porqué ?.
- Ya antes te he dicho que sois vosotros los vivos quién
lo tenéis que averiguar, te lo podría decir pero después
tendré revancha con el hechicero, que vigila el día y
sobretodo la noche.
- Te entiendo que no me quieras aclarar nada - Le dijo
Claire - ¿ Cómo te llamas ?.
148
yo - Dijo la niña mientras que se disponía a separar las
ramas que tenía atada a Claire.
- Te prometo que haré todo lo que pueda - Respondió
Claire con la voz casi apagada.
149
- Si va a la gran mansión tiene que llamar por teléfono
antes, y el señor Montsir le dará cita - Dijo el
guardabosques informándola.
- Mi intención era de llegar hasta arriba, pero ahora no
me encuentro con ánimos de subir.
- Desea conocer la gran mansión, ¿ no es cierto ?.
- Sí, me gustaría saber como es.
150
que mantenía con el gato. Salieron rodando campo abajo
los dos, pero aún con eso, el gato pegó un saltó y un
fuerte alarido y salió corriendo como si llevara fuego en
la cola.
151
la miraba con desespero, seguía todavía muy agitado y
nervioso, le dijo con voz cansada.
- Son sólo unos arañazos, pero iré a una fuente que hay
más abajo de su casa, me lavaré la cabeza allí -
Respondió no dándole mucha importancia.
152
Claire estaba acostumbrada a tratar con espíritus
mandándoles a la luz, pero este de la niña era
imprevisible e indomable, de pronto podía estar en un
sitio que en otro, es lo que se le llama un espíritu burlón,
que se divierte mucho haciéndoselo pasar mal a los
vivos, son rebeldes y no aceptan de que están muertos,
aún que saben que lo están.
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154
Fuertes maullidos de dos o de muchos gatos se oían no
muy lejos de la casa. Este maullar espantoso hizo que
Claire mirara por los cristales para ver si advertía algo.
Los gatos se escondían dentro de los árboles, con el
movimiento de las ramas pudo ver a varios gatos que se
agarraban con uñas a las fuertes ramas.
155
- ¿ Sabes que hoy he tenido un día maravilloso ?
¿Adivina quien ha venido a la tienda esta mañana, y ha
comprado dos pares de zapatos de los más caros ? - Dijo
Marie utilizando palabras adivinatorias.
156
Yo no me encontraba incómoda sino todo lo
contrario, me encontraba muy bien teniéndolo delante
mío, y de la manera como me miraba, parecía un
enamorado de veinte años.
157
matrimonio ? - Le preguntó Marie con la intención de
oír decir sí.
158
una expedición se tratara, había una inmensidad tan
grande que no se podía subir o bajar las escaleras.
159
Por el cuerpecito de Luna iban corriendo las cucarachas
y el animalito seguía llorando sin saber que hacer. De
pronto Claire rodeó la cabeza y la vio que estaba llena
de todos esos bichos, y fue corriendo a quitárselos.
Tenía a Luna cogida con sus manos en el aire, la sacudía
todo lo que podía pero esos insectos estaban cogidos a
su pelo blanco, lloraba sin cesar y se retorcía
queriéndose sacar todas las cucarachas que había
cubierto su cuerpo.
De súbito escuchó Claire unas carcajadas despiadadas y
crueles con voz deformada, entre persona y animal.
Rápidamente miró a lo alto de las escaleras y vio que la
niña estaba mirando con burla, todo lo que estaban
pasando.
160
cochambrosos insectos. La que peor estaba era Marie
que no sabía si subir las escaleras o bien bajarlas. La
niña estaba riendo con una malicia que le nublaba la
mirada, y esperaba a Marie que subiera las escaleras.
161
Marie había alcanzado el bosque corriendo en dirección
a la gran mansión, mientras que iba pidiendo socorro a
gritos. Claire miraba cómo se iba alejando en la noche y
perdiéndose entre los árboles, entre rayos y truenos y
con una lluvia que caía torrencial. Necesitaban que
alguien fuera para acabar con todos aquellos bichos, no
podían entrar en la casa hasta que no estuviera limpia.
Claire oía ladrar a los perros de la gran mansión
respondiendo a los gritos de auxilio que iba dando
Marie, sintió miedo por ella, no fuera ser que los perros
estuvieran sueltos y la atacaran.
162
- ¿ Donde iban a esconderse ?- Se dijo para sí. Lo más
creíble es que pudieran estar escondidas entre el techo
del sótano.
163
La niña levantó la cara de la máquina y echó una mirada
escalofriante y llena de rencor a Claire, y dirigiéndose
con un tono de voz agudo le dijo.
164
rápidamente empezó a correr sin control por el
despacho, cuando se encontró con la pared la subió
hasta la mitad y corría a gran velocidad por las cuatro
paredes. Claire estaba en el medio, con la mirada
perdida, viendo pasar corriendo a la niña. Estaba ya
harta de tanta insolencia y de aguantar a esa niña
estúpida y rebelde, estaba segura que tenía una razón
para comportarse de ese modo, ella la quiso ayudar
desde el primer momento pero, era un espíritu burlón y
vengativo que lo único que quería era quedarse sola en
la casa, también habían otros espíritus con ella que no
habían encontrado la luz, y que estaba segura que
deberían vivir también dentro de la casa. A partir de
ahora la iba a tratar de diferente manera, se acabó de
hablarle bien y de tratarla mejor, se había asustado
mucho con las cucarachas que le había mandado, y las
retiró también cuando ella quiso.
Lo sentía más por la pobre Marie que aún
todavía no había regresado, estaba a punto de volverse
loca, también le daba mucha pena la pobrecita Luna, era
sólo un cachorro y lo estaba pasando terriblemente mal,
le había tocado vivir junto a ella una terrible pesadilla
pero, no dejaría que la niña ni nadie le hiciera el menor
daño.
165
- ¡ Baja de ahí niña tonta ! - Eres despreciable - ¡ Estás
ridícula !.
166
que era lo que sucedía. En ese instante el teléfono sonó,
Claire bajó las escaleras con Luna en los brazos, cuando
llegó a donde estaba el teléfono lo descolgó con la mano
derecha y con la izquierda sostenía a la perrita.
167
- ¡ Buenas noches Claire ! no tema por Marie porque
está bien.
- Arthur dígale que se ponga al teléfono, porque le
quiero preguntar algo más - Respondió Claire algo
decepcionada y con voz cansada.
- No está, se ha ido para su dormitorio - Dijo Arthur
firmemente.
- ¿ Que quiere decir con que se ha ido a su dormitorio ?
¿Es que ella tiene un dormitorio ahí en su casa ? - Le
preguntó con asombro.
168
El viento se había vuelto a levantar y la tormenta volvía
a aparecer, de nuevo las ramas de los árboles estaban
pegando en los cristales de los dos ventanales. Luna
cogió miedo y no terminó de acabar la ración de pienso
que Claire le había puesto, y fue a sentarse junto a los
pies de ella.
169
de los cristales varias figuras oscuras clavadas en los
vidrios y sólo podía percibir varios puntos luminosos
que la miraban.
170
De pronto se escuchó en la puerta de la entrada el
maullar de muchos gatos y sus uñas que arañaban la
puerta, estaba rodeada de felinos que al parecer estaban
aterrados por la fuerte tormenta y se querían refugiar
dentro de la casa. Eso era lo que Claire pensaba, sentía
pena por todos los gatos que vivían en el bosque y por lo
mal que lo estaban pasando. La tormenta estaba con
toda su fuerza y los rayos eran cada vez más grandes y
fuertes y con más intensidad, los gatos estaban rabiosos,
por los maullidos que daban se podía apreciar que su
furia era aterradora. Rápidamente se agarraron también
a la cristalera de la galería, cada vez venían más, seguro
que el bosque se había quedado sin ellos para ir a la casa
de Claire.
171
- ¡ Tenemos que ser las dos valientes ! pronto vendrá la
luz y todo habrá acabado - Le decía a Luna.
172
que había quedado a cera quemada, y la luz media que
daba la vela.
En un lateral de la chimenea habían más
troncos de leña que había ido a buscar por la tarde al
garaje, se había prevenido de combustible antes de que
la tormenta empezara, pues la veía venir. El cielo había
oscurecido antes del anochecer, y por el horizonte, ya
iban apareciendo relámpagos sin mucha intensidad.
La llama que daba la chimenea, se avivó más,
y ya podía ver mejor, lo que sucedía dentro. Pudo ver
mejor a los gatos que rodeaban la casa, se acercó a los
ventanales con mucha cautela, podía verles mejor los
ojos que la miraban con desespero, sus dientes y uñas
afiladas.
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y con mucho empuje para hacer y conseguir todo lo que
ella se proponía.
Gilbert había dejado en el suelo a un lado de la
entrada su maletín, para poder abrazar y besar con ganas
a Claire, a su gran amor. Los dos estaban enlazados en
un fuerte abrazo que seguían de besos y de caricias. Era
la primera vez que se habían separado para tantos días y
para ellos parecía de que fuera una eternidad.
Les hizo despertar de ese sueño de amor que
tenían, los débiles ladridos de Luna que los hacía a la
presencia de Gilbert. Él intentaba poner en orden los
cabellos negros y largos de Claire, también ella hacia lo
mismo con el cabello rubio y rizado de Gilbert.
175
- ¡ Es bueno, es mi marido, no te enfades con él !.
176
- ¿ No estás exagerando ? - Preguntó cogiendo con sus
manos el rostro de Claire, al mismo tiempo que le daba
un beso en los labios.
- ¡ Mira las marcas que han quedado en los cristales, en
todos los cristales ! si te fijas bien, hay manchas de
sangre que se han hecho ellos mismos al querer entrar
por las ventanas, y por los cristales de la galería,
también la puerta tiene que estar deplorable, mañana con
luz del día se verá bien ¿ No me crees ? - Dijo Claire
frunciendo el entrecejo.
177
acompañado de un zarpazo, le arañó, haciéndole varias
heridas, en la mano derecha que la había dejado
reposando en el suelo.
178
Para subir al piso de arriba se ayudaron de la vela que
había encendida. Claire la cogió, y con la vela en la
mano, fue ella la primera en subir las escaleras, seguida
de Gilbert que iba teniendo cuidado donde ponía los pies
para no caerse.
179
cuando por la noche se tenían que alumbrar con un
candil - Respondió Gilbert, estrechándola entre sus
brazos - No estamos acostumbrados a la vida de antes -
Repuso, mientras que salía del baño y se dirigía a la
puerta de al lado que estaba cerrada.
180
- No, y es largo de explicarlo ahora, sólo se ha quedado
una joven pero, tampoco es seguro que se vaya a quedar
- Respondió con voz cansada.
181
soportar tantas rarezas y crueldad, que el espíritu de la
niña estaba cometiendo con ella.
- Si, es él.
182
- ¿ Lo conoces ?.
- Lo he visto una vez, hace dos días.
- ¿ Qué impresión te ha causado ? - Le preguntó
entrando ya los dos en el salón.
- La impresión no es mala, eso es lo peor - Respondió
Claire sentándose en un sillón.
183
mismo tiempo de ver la cara de, desasosiego que se le
había puesto.
184
- Más le vale, puesto que mi mujer, sólo es mía - ¿ En
qué lugar dices que está el deseo del señor Montsir ? -
Preguntó algo desconcertado.
185
- Le he dicho algo, pero tan claro no, porque me
expongo a mucho.
- ¿ Cómo sabes tu tanto del señor Montsir ?.
186
- Eso es lo que quiero sacar, y lo voy a descubrir.
- ¿ Aunque pongas tu vida en peligro ? ¿ Eso es lo que
quieres hacer ? - Le dijo enfadado.
187
- Mira, son las tres de la madrugada, y quiero dormir un
rato, ¡ Porque vaya nochecita ! - Respondió Claire
levantándose del sillón, y estirando los brazos.
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también negra de seda natural, y los zapatos de charol
negros brillantes.
190
- Si, señor, inmediatamente - Respondió la sirvienta con
voz recia y seca.
191
un candelabro de plata, de cuatro largas y gruesas velas
encendidas y lo fue a depositar sobre una mesa del
mismo estilo del sofá.
192
el monte se veían con más fuerza, y los truenos hacían
retumbar los cristales de las ventanas, que parecía fueran
a estallar en cualquier momento.
193
- Es que jamás he tenido novio, ni nadie que me hable
del modo que tú lo haces, me doy cuenta que conoces
bien a las mujeres. ¿ Es verdad que estuviste casado ?
¿Y que tu esposa y tu hija murieron en un accidente ?.
194
En esos instantes Marie recordó las palabras
de Claire. Que un hombre de su edad y de su clase no
buscaba para casarse a una joven virgen, sino a una
mujer que realmente estuviese enamorado de ella.
- No, en absoluto.
- Te trataré cómo a una gran señora, y dejaré que
mandes y ordenes al servicio, pero por causas justas.
Debes de guardar distancia con los criados, no debes de
hablar con las doncellas sino es para darles una orden.
¿ Lo sabrás hacer ?.
195
poner separación de bienes, por si algún día te hartas de
mí, y me quieres dejar, puedes irte pero sin nada - Dijo
mirándola fríamente.
196
Marie lo observaba detenidamente. Le gustaba cómo
hombre, pero según su corta experiencia, había algo, un
misterio quizás que ella no sabía ver.
197
mostrando que empezaba para ella, una nueva y feliz
vida.
198
Al llegar al primer piso, habían dos pasillos largos que
al final se unían a la redonda. Una alfombra roja, cubría
el suelo. La sirvienta fue por el pasillo de la izquierda,
había un silencio que a Marie la hizo estremecer, y
miraba extrañada dos armaduras de hierro que hacían
guardia de pie. Se quedó parada frente a una observando
si había alguien dentro. La sirvienta se giró al sentir que
no la seguía, y se detuvo mirándola con un gesto de
paciencia. Marie advirtió que la estaba esperando y sin
dejar de mirar la armadura fue hasta ella.
199
ella estuviera haciendo, el carácter rígido que parecía
que tenía, su mirada fría, seca, y desgarradora. Tampoco
sabía cómo era el timbre de su voz, puesto que no había
hablado nada las dos veces que Arthur la llamó.
200
concretas. En el otro extremo del dormitorio había una
cómoda con tres cajones, y las manetas doradas del
mismo estilo, un espejo arqueado y trabajado con
dibujos de flores pequeñas a su alrededor, también
encima de la cómoda habían tres perfumes diferentes de
marca francesa, y a la derecha un peine y un cepillo
color marfil para los cabellos. Delante de la cómoda
había una silla del mismo estilo.
201
Marie la seguía con la mirada todo lo que hacía, escuchó
el ruido del agua cómo caía, y fue hasta el cuarto de
baño para ver que pasaba. Al ver la bañera que ya estaba
a medio llenar, salió aprisa para asesorarse - ¿ El agua
de la bañera para qué era ? - La sirvienta estaba sacando
de un cajón de la cómoda ropa interior que iba
desdoblando y dejando sobre uno de los sillones. Estaba
abriendo el armario ropero cuando Marie se le acercó y
le preguntó bastante desconcertada.
202
- ¿ Que está sucediendo aquí ? - Gritó Marie con
desespero mientras que corría para llegar a la puerta de
salida.
- No intente salir, puesto que la puerta está cerrada. Son
cerca de las tres de la madrugada y, yo tengo que ir a
descansar - Dijo la sirvienta mientras que sacaba del
armario un vestido con aire juvenil.
203
con los cabellos alborotados por el viento que hacía.
Algún relámpago que otro aparecía en el horizonte, los
iba siguiendo, esperando ver con su rayo de luz alguna
casa que estuviese cerca. Sabía que la casa de Claire, no
estaba lejos, se podía ver por encima de la copa de los
árboles el balcón de su dormitorio, pero estaba segura de
que, aunque pudiese gritar con fuerzas no la oiría. De
pronto, un rayo cayó a la derecha del horizonte, con
rapidez pudo ver, dos estatuas altas y blancas en la
lejanía, y también le había parecido ver, lápidas blancas,
y una forma de mujer vestida con un camisón blanco
que flotaba por el aire, con los cabellos largos y
revueltos.
204
meñique. Las palpitaciones que sentía en el pecho eran
grandes, y cada vez el corazón le latía más aprisa.
205
que guardaba un gran misterio y desaliento, que ella
desconocía, donde se sentía atrapada. Cuando realmente
enloqueció fue al querer salir del lujoso dormitorio, y la
puerta estaba cerrada. Se trasladó rápidamente hacia el
balcón y lo abrió con mano temblorosa buscando allí
una salida.
La sirvienta trataba sacarla del balcón e introducirla en
el dormitorio, tanto a buenas cómo a malas, era delgada
y de manos huesudas, en ella más que fuerza había
nervio, un nervio que al coger a Marie de los brazos le
producía dolor.
206
que descansar, y tengo que estar de pie mucho antes que
usted !.
207
- Señorita, está luchando contra unas fuerzas que
desconoce, si es usted lista e inteligente, puede vivir
aquí muy bien, mientras que no haga preguntas.
208
- En el carácter, por supuesto que no.
- ¿ Sabe que creo ?.
- No.
- ¡ Aaaahhhhhhh !.
209
Arthur cambió de gesto, y también de timbre de voz, la
sonrisa apareció en su boca, necesitaba a Marie, no la
podía dejar escapar, ahora que tenía una hermosa presa
en sus manos, tenía que ser astuto para que ella no se
diese cuenta de nada. Había demostrado ser sutil y
perspicaz.
210
- Por supuesto, la señorita tiene que tomar su baño antes
de irse a dormir, la relajará y se sentirá mejor.
211
feliz con el trabajo que hacia, vendiendo zapatos en una
zapatería. Recordó con nostalgia a Pierre, era un obrero
cómo ella pero, la amaba de verdad.
212
- ¿ Que está ocurriendo ? yo no quiero casarme contigo,
es más, cuando hable con mis padres les diré todo lo que
me está sucediendo, toda la verdad, e irán a la policía.
- ¡ Entonces, tu no me amas !.
- ¡ Por supuesto que no, querida ! ¡ no seas ridícula !. He
amado y amaré hasta el final a mi esposa. Ja, ja, ja.
¿Cómo te podría yo a ti amar, si eres casi una niña y de
baja cuna ?.
La sirvienta salió del baño, y dijo mirando a Arthur.
213
Arthur, no perdía un detalle de sus movimientos, y
cuando la vio persignarse hizo un ligero movimiento de
cabeza, levantó los hombros, y sonrió levemente. Marie
entró en el cuarto de baño seguida por la sirvienta, que
se había arremangado las mangas del uniforme hasta los
codos. Nada más entrar, se puso delante de ella
desabotonando su vestido. Marie hizo un gesto brusco
con las manos para que no la tocase.
214
En el fondo del estudio un hombre de raza negra estaba
sentado de espaldas en un taburete, delante de él había
una figura que estaba trabajando de mujer, con barro. A
la derecha de esta figura había una fotografía en grande
de una novia vestida de blanco encaje que posaba en
uno de los jardines de la gran mansión. Su parecido
físico era muy semejante al de Marie, y también de
cuerpo, eran bastantes parecidas. Sus cabellos largos y
rubios, estaban recogidos atrás en la nuca por unos
gruesos rizos, sobre su cabeza había una diadema de
diamantes, lucía unos pendientes pequeños, y una
gargantilla también de diamantes que hacía resaltar aún
más su belleza, con el tono de sus ojos azul cielo.
Sostenía en su mano derecha una rosa blanca, y su mano
izquierda la tenia graciosamente puesta cómo si
estuviese pidiendo algo, con una sonrisa.
215
señor de la oscuridad que es el que manda - Dijo con
voz profunda y despiadada. Su mirada oscura y mitad
nublada, la fijó en la de Arthur que sonreía con
crueldad.
- Sólo con mirarla sé que lo es, para eso tengo buen ojo,
aparte de que ella me lo ha asegurado, es una joven
inocente.
216
manos cómo hojas que caen del árbol, y las recoge con
sus gruesas y peludas manos, y las aprieta fuertemente
hasta que las aplasta y las hace migas, si alguien le
miente, y se siente defraudado, actúa de este modo.
- Tu lo conoces ¿ No es cierto ?.
- Si.
- ¿ Cómo es ?.
- ¿ Realmente lo quieres saber ?.
- Eso es.
Lumba dejó de trabajar en la figura de Helene, la
espátula que tenia en su mano derecha, la dejó sobre una
mesa cuadrada de madera, donde habían otros utensilios
que los usaba para trabajar. Lo primero que hizo fue
mirar frente a él, después a su izquierda, seguidamente a
la derecha, y por último miró hacia atrás. Sus
movimientos eran inquietos, y mostraba gran
nerviosismo, no estaba seguro de que no lo oyera el
señor de la oscuridad, puesto que siempre estaba al
acecho, mirando que alguno de sus esclavos no lo fueran
a vender.
217
oscuridad, puede coger muchas formas, puede aparecer
igual a un gran señor, pero siempre vestido de negro,
cuando adopta esta forma es apuesto y educado, todo
depende de lo que venga a exigir.
218
Arthur lo miraba y no comprendía su reacción puesto
que venia de África, y estuvo viviendo todos esos años
de hechicero en la selva practicando vudú.
219
blanco y abundante, que reposaba sobre sus hombros. Su
frente la rodeaba una cinta o un trozo de tela usada que
llevaba atada por detrás de la nuca, en la cinta me
sorprendió ver pintado un ojo que parecía mirar en todas
direcciones. Sólo llevaba cómo atuendo un taparrabos.
Era anciano pero su cuerpo estaba joven, no tenia
arrugas por ningún sitio. Yo lo miraba embelesado
manteniendo a la serpiente que acababa de matar en mis
manos, no sabía que decir, tampoco le tenía miedo, pues
me miraba, creía yo con admiración.
- ¿ Para qué ?.
- Quiero hacer de ti un gran hechicero.
- ¿ Eso que es ? - Le pregunté inocentemente.
- Ya lo verás, según vayan pasando los años, te verás
más y más fuerte. Si quieres ser un hombre rico, lo
serás, si quieres ser guapo, lo conseguirás, si lo que
deseas es que las mujeres caigan rendidas a tus pies,
también lo lograrás. Todo lo que te propongas lo vas a
conseguir.
220
- Mi familia espera cada día el dinero que me dan por
las serpientes, ¿ podré seguir cazando ?.
- Por supuesto que si - Me respondió con una sonrisa.
Tardé varios meses en ir a verlo, no sé porqué
fue de ese modo, quizás porque no sabía de qué se
trataba, y no le di importancia. Ocurrió un día que yo
estaba cerca de la cueva haciendo mi trabajo y me
encontré de cara con él. Otra vez me volvió a
impresionar cómo la primera vez que lo vi. Seguía igual,
con el cuerpo joven, los cabellos de anciano, y la larga
barba blanca que tapaba su garganta.
221
cobre un brebaje encima de la leña que ardía. Me
acerqué al caldero humeante y pude aspirar una olor a
hierbas que me dejaron medio atontado, el mareo me
vino seguidamente después y me caí encima de una piel
de tigre que había extendida en el suelo, y que la hacia
servir cómo cama y para sentarse. No recuerdo el
tiempo que estuve drogado por esas hierbas que aspiré.
222
llegué a recoger otra gran fortuna prestando mis
conocimientos para todos estos actos.
Para mi compré un hotel de dos pisos, era un hotel de
lujo donde sólo iban gente de dinero, de mi país cómo
de otros lugares, que llegaban, unos para vacaciones y
otros para negocios. Yo me convertí en un hombre rico
de la noche a la mañana, vivía una vida de lujo,
derrochando dinero en todo lo que me gustaba.
223
hermanos, y hable con el señor de la oscuridad. Le
supliqué que no hiciera ningún daño más, y que ya había
bastante con los sufrimientos que pasaron mis padres.
224
- Está buena, y caliente, que es cómo me gusta.
Seguidamente se levantaba y se iba diciéndome.
225
babas, sus dientes eran muy pequeños, más que las
encías negruzcas, que casi los cubrían. Su cabeza era del
tamaño de una calabaza mediana, con mucho pelo negro
y muy corto. Encima de la cabeza le había salido dos
cuernos, cómo de diez centímetros cada uno. Estaba
completamente desnudo, el pecho y las espaldas las
tenía pobladas de pelo sudoso. No tenía ni brazos ni
piernas, parecía que las tuviera cortadas por encima de
las rodillas, también peludas, y la olor que desprendía
era horrible. Empecé a dar arcadas, hasta el punto que
me salía por la boca un líquido blanco, que no pude
analizar que podría ser.
Estaba delante de mi exigiéndome cada vez más y
recordándome, que había sido él, quién me había hecho
rico y poderoso, y que si no hacia su voluntad me lo
quitaba todo, y me quedaba pobre y débil cómo antes lo
era. También me dijo que yo no iba a salir bien
amparado, porque cuando él cogía a alguien era para
siempre. El alma le pertenecía, y la mía era de él.
Esa misma noche me armé de valor para hablarle, pues
ya no quería seguir siendo su esclavo, y se lo dije,
arriesgando mi vida, pero mi vida para mi ya no tenía
ningún valor, es más, preferiría estar muerto, a ser
mandado por telepatía, que era la forma que más
utilizaba para comunicarse conmigo a distancia, para
que hiciese lo que él quisiera, su voluntad era la mía.
226
daño. No sé hasta donde él puede mantener su palabra,
puesto que si piensa o decide hacer otra cosa, lo hará.
227
- ¡ Te digo que no lo sé !, y no me hagas más preguntas
sobre este tema, porque ya, te he puesto al corriente de
todo - Respondió Lumba excitado, y mostrando mucha
inquietud. Se puso a dar pequeños paseos por el estudio,
totalmente ausente del trabajo que tenía delante.
Arthur lo observaba con impaciencia.
228
una sola manera de saberlo, y lo iba a llevar a cabo
inmediatamente, la idea lo seguía atormentando cada
minuto que pasaba. La llave que llevaba en el bolsillo de
su smoking era una llave maestra. La sacó y la introdujo
en la cerradura y abrió la puerta. Con la luz de la luna
que entraba por los cristales de la ventana del balcón,
pudo ver, que Marie no ocupaba la cama. El
nerviosismo se apoderó de él y, rápidamente le dio al
interruptor de la luz, y la encendió. La buscaba por toda
la habitación, sin resultados, miró con desesperación
dentro del cuarto de baño, sin que hubiese huella de ella.
Se quedó pensando donde podría estar, y pensó en el
balcón, fue con pasos largos, y su semblante cambio al
verla que se hallaba sentada en un rincón, con la barbilla
apoyada en las rodillas, y sus manos cruzadas por
delante de las piernas. Llevaba puesto el camisón que la
vieja sirvienta sacó para que se lo pusiera, los pies los
tenía descalzos. Se movía de un lado a otro cómo si se
estuviese balanceando, con la mirada ausente. Arthur
llegó hasta ella, se agachó y cogiéndola por los brazos le
dijo con voz tranquila, para no alterarla.
229
Cuando estuvieron dentro del dormitorio, Arthur cerró la
ventana del balcón. En un lateral de las cortinas, había
un grueso cordón color verde que colgaba, era el timbre
para llamar a alguien del servicio. Cogió el cordón con
su mano derecha y estiró dos veces.
230
con sus manos trataba de poner bien sus cabellos
blancos.
231
baja que hay en el sótano, y te encerraré allí para
siempre, ¿ estamos ?.
232
- ¿ Para qué haces venir a tus dos criadas ? - Se dignó a
preguntar haciendo un esfuerzo por levantar la cabeza
para mirar a su secuestrador.
233
dejándote a ti en segundo lugar, ¿ me lo sabrás
perdonar? - Dijo con una sonrisa sarcástica.
234
natural, que hasta el sutil Arthur, no lo iba a notar.
Había sido una joven valiente sagaz y emprendedora,
¿ Porqué ahora se iba a venir abajo, que tenía un nuevo
mundo ante ella para explorar ? ¿ No quería vivir
lujosamente con todas las comodidades ? pues iba a
empezar a partir de esos instantes.
235
En esos instantes la puerta del dormitorio se abrió, y
entraron Berta y Gertrudis cerrándola tras de si. Arthur
las podía ver por el espejo, observó unos instantes a las
dos sirvientas, que vestían de riguroso negro, como él
exigía, los botines que portaban también eran negros,
sobresalían las puntas por debajo de los uniformes, los
cubría un delantal negro de raso brillante. Sus cabellos
los habían peinado cuidadosamente, y en sus rostros no
habían rasgos de cansancio por no haber dormido.
Las dos esperaban una al lado de la otra con las manos
cruzadas a la altura del estómago esperando órdenes.
236
- ¿ Para qué ? - inquirió con la voz quebrada por el
miedo que sentía.
237
- Es virgen.
238
- ¡ No la toquéis, dejarla en paz ! ¡ Marie sal de esa
casa!.
239
- Las nueve y media - Respondió Gilbert, dejando a un
lado de la cama a Luna. Alargó su mano y acarició el
cuello de ella, y pasó seguidamente sus dedos por entre
los cabellos de Claire, hasta llegar a la nuca dándole un
ligero masaje.
Claire tenía los ojos cerrados, saboreando relajada el
masaje y el contacto suave y delicado de la mano de
Gilbert.
240
- Hablabas entre sueños, te levantaste dos veces, fuiste
hasta el balcón, y lo abriste, a todo esto seguías
manteniendo una conversación con alguien. Las dos
veces salí contigo, miré y no vi a nadie, y cerraba cada
vez el balcón cuando volvía a la cama. ¿ Porqué ? ¿Hay
algo que te preocupe cómo para que hagas
sonambulismo ?.
241
Tenía una chancla puesta, y la otra la estaba buscando,
sobresalía la punta por debajo de la cama, miró a Luna
que era la causante de todo, seguía al lado de Gilbert, la
perrita miraba todos los gestos que Claire hacía con
carita de inocente.
242
Gilbert se entretuvo en hacer una hoguera en la
chimenea, pues el viento y la lluvia caída la noche
anterior había dejado fría la casa.
243
- ¿ Crees que no te he contado toda la verdad de lo que
me está ocurriendo ?.
244
Claire seguía sentada en el mismo lugar, tenía abrazado
a Gilbert fuertemente entre sus brazos, haciéndole
caricias, dándole mimos, y besos.
245
de ese mundo confuso que pensaba que era, y al mismo
tiempo cruel.
246
- Yo así lo creo, pero nunca se puede saber. ¿ Estás
preparado para escuchar lo que me dijeron ?.
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es habitada por demonios. ¡ Sálvanos a nosotros y te
daremos más información ! - Me dijeron.
248
¿y si nos duchamos los dos juntos ?, iríamos más
rápidos ¿ no ?.
249
galería, y de súbito escuchó cómo se cerraba de un golpe
la puerta que daba al sótano. Luna dio un salto, y fue
corriendo a ponerse junto a los pies de su protectora, con
lloros bastantes fuertes, su cuerpecito de bola de nieve
temblaba a un ritmo acelerado. Claire tenía su mirada
puesta en la perrita, y al mismo tiempo en la puerta del
sótano. Estaba segura que la niña había estado toda la
mañana escuchando la conversación que Gilbert y ella
mantuvieron. Luna seguía a sus pies, llorando, la cogió
en brazos y trató de calmarla, pero sus pensamientos no
eran de dejarla sola, pues los latidos de su corazón iban
rápidos, y le podría ocurrir un desenlace producido por
su propio miedo, y aparte que Luna veía a la niña,
cuando trataba de llegar hasta donde se encontraba
Claire, la misma olor que desprendía a ocre, la perrita la
sentía a larga distancia, y se ponía a llorar.
250
- Está ahora en el sótano - Afirmó con la mirada puesta
en la puerta vieja de madera, comida por la carcoma.
251
- Amor, siento mucho lo que ha sucedido, tu sabes que
yo no soy así, pero no sé lo que me ocurre dentro de esta
casa, estoy inquieto, esta noche apenas he dormido
vigilándote a ti.
252
- Si, es cierto, pero te costaba trabajo declararte, dabas,
una de cal y otra de arena. ¡ Reconócelo !.
- No te puedes imaginar, lo loco que iba por ti, es que
me traías de cabeza, llevaba un disloque, un montón de
ideas que no sé de donde las podía sacar. Me invadían
los miedos porque pensaba que te perdía.
253
- Pues, en que Pierre está muy enamorado de Marie,
pero ella, no lo está de él, es su mejor amigo.
- ¡ Ah !. Si supierais las mujeres realmente lo que
queréis, nos daríais menos trabajo a los hombres, pues
nosotros lo vemos fácil o, sencillo a lo que a la
conquista de una mujer se refiere, pero, vosotras lo
ponéis difícil ¿ Porqué ?.
254
Supo cuando el editor le pidió que escribiese una
colección de obras relacionadas con la intriga, entrando
en un mundo interno, donde no iba a ser fácil para ella.
255
- Arthur es un hombre muy rico, y Marie viene de una
familia obrera, se está pagando sus estudios con el
dinero que gana con su trabajo y, al conocer a Arthur y,
conocer también su situación, los ojos se le han llenado
de millones. ¡ Que quieres, es una chica que sólo tiene
veintidós años, y sin ninguna experiencia de la vida !.
256
Abrió rápidamente la puerta, había de pie un joven con
una caja de metal ancha, larga de quince centímetros de
altura. El joven que vestía con un uniforme blanco, en el
ribete del bolsillo del pecho de la chaqueta, había
bordado con hilo rojo el nombre del restaurante, París,
de Fontaine Bleau.
257
- Si, somos nosotros, y también es esta la dirección,
pero, no hemos pedido comida a domicilio, íbamos a ir a
comer a un restaurante pero se nos ha hecho tarde, y lo
habíamos aplazado - Le aclaró Gilbert al joven.
258
Gilbert metió su mano en el bolsillo de su pantalón y
sacó un puñado de billetes de francos, doblados, buscó y
extrajo uno de cinco francos, y dándoselo al joven le
dijo.
259
llevasen comida para dos. Habrían pagado el menú que
había en la caja de metal, sólo por curiosidad de ver qué
era lo que había dentro, pero Claire no accedió, no fuera
a ser que fuera una pésima sorpresa. No ponía en duda
que el cocinero que preparó el menú no lo hiciese bien,
y seguro de que habían pedido una comida exquisita,
pero la niña tenía malas intenciones y podrían encontrar
revueltos entre los alimentos unas cucarachas, o quizás
arañas o incluso, moscas muertas o ratas. La ansiedad
tan grande que tenía de vengarse de ella, era enorme.
Estaba haciendo todo lo posible para que abandonara la
casa, pues desde que ella llegó, pensaba que su
existencia era un calvario.
260
15
261
- Pueden sentarse en esta mesa - Dijo la camarera
señalando una donde había un mantel de papel, dos
cubiertos, dos copas, y dos servilletas de papel de un
tamaño grande.
262
- Cariño, las lentejas están exquisitas, hacía tiempo que
no las comíamos pues siempre voy a lo rápido, porque el
tiempo está contra mi - Argumentó Claire.
- Pues entonces no hemos hecho mal en venir a comer
aquí.
263
- Pues si no quiere que se lo diga a ella, se lo diré a
usted - ¡ Salgan de aquí con ese perro ! - Este es un
establecimiento para personas - Recalcó el necio
hombre.
264
Cuando llegaron al coche, las ventanillas estaban de la
misma manera que ellos las habían dejado. Claire estaba
segura de que la niña había intervenido, y era la
causante de ese hecho.
Gilbert miraba una ventana y otra, sin dar crédito a lo
que sus ojos estaban viendo.
265
- ¿ Me estás manteniendo de que no es verdad lo que te
estoy diciendo ? - Preguntó algo enojada.
- Amor, demasiado sabes que creo todo lo que me dices,
pero esta acción es sobrenatural, y el poco conocimiento
que tengo sobre el tema, se me escapa, no puedo creer
igual que tu, perdona si me sonrío.
De pronto pasó junto a Claire un aire frío, y en su oído
izquierdo zumbó un estruendo que era una voz ronca y
desgarrada.
- ¡ Haaaaaauuuuff !
266
mediana edad. Entre estos, caminaba la niña a paso
lento. El vestido lo llevaba rasgado y sucio, los pelos
alborotados, la mirada oscura y perversa, la boca medio
abierta, los labios secos y cortados, los pies sucios y
descalzos.
267
- ¡ Vete ! no te voy a dar nada - Dijo Claire dándose la
vuelta, tapando su parte delantera a Luna, con el cuerpo
de Gilbert.
- ¿ Quieres decirme de una vez, que está sucediendo ? -
Gritó Gilbert inducido por los nervios.
268
- ¡ No tenias que haberte movido de París !, que idea
tuviste más desastrosa al querer venir a vivir a esa casa
que sólo nos está dando problemas.
- Los problemas, me los están dando a mi, porque tu no
vives en esa casa, pero te aseguro que voy a sacar toda
la podredumbre que guarda en su interior - Contestó
Claire algo más calmada, pero con enfado.
269
Le advirtió ella señalando con el dedo a una anciana que
a paso lento cruzaba por un paso de peatón.
16
270
Claire estaba a su lado con cara de asombro y con el
entrecejo fruncido, moviendo la cabeza de un lado a
otro.
- ¿ Puedes tocar que hay detrás ? - Preguntó con la
paciencia desgastada.
- ¡ Trato de averiguarlo, no me atosigues ! - Respondió
con voz trémula - Repuso - ¡ Ya lo tengo, sé lo que es !.
271
- Cariño, tranquilízate, todo este desorden lo ha llevado
acabo la niña - Le respondió totalmente desolada.
272
la cama. Parecía que acabara de salir de un manicomio,
con los cabellos en la frente tapándole los ojos, con la
cara descompuesta por el pavor que estaba sintiendo, y
que le era difícil controlar.
273
- ¿ Qué ?.
- Que si sabes cómo es tu nombre.
- Deja de decir tonterías, y vuelve ha dejarlo todo tal
cómo estaba ¿ Me has oído, Candrier Gilbert ? - Recalcó
con destreza.
274
había visto en la calle con la cara transformada, sucia, y
el vestido desgarrado, es lo que una médium dice un
alma en pena. ¿ Pero porqué no se dejaba ayudar ? Todo
esto y mucho más era lo que Claire quería aclarar y
descubrir. Marie también necesitaba ayuda, aunque no
había hablado con ella, estaba segura que si no lo estaba
pasando mal, no tardaría. Claire tenía una gran fuerza
interior fuera de lo normal, era esa fuerza que se
convertía a veces en una voz que le decía todo el trabajo
espiritual que tenía que llevar a cabo.
275
- Yo lo voy hacer para mi, necesito algo caliente. Las
lentejas que comimos en el restaurante ¿ Donde estarán
ya ?.
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- Ahora sin televisión no podrás mirar las
informaciones, ¿ Te comprarás otra ? - Le preguntó
abrazándola y despidiéndose de Claire.
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278
nerviosismo creció y su mano tembló al coger la llave
para darle la vuelta, abrió la puerta.
279
- ¿ Dónde está ? - Preguntó Claire con la voz apagada.
En su garganta tenía un nudo que no podía tragar, e hizo
un esfuerzo de dolor para que le bajara la saliva.
- En París, en la morgue. Mañana a partir de las nueve
puede usted ir para reconocer su cadáver.
- Tomen asiento por favor - Dijo Claire anegada de
lágrimas.
Los dos agentes se sentaron cada uno en un sillón, con
el tronco del cuerpo echado hacia delante, con la gorra
del uniforme en las manos. Claire se fue a sentar en el
sofá frente a ellos.
- ¿ Saben cómo ha sucedido ? - Preguntó inundada por
el dolor.
- Hay varios testigos que lo presenciaron, y todos
coinciden en las mismas declaraciones - Dijo el policía -
Iba conduciendo a ochenta o cien por hora, por una
carretera que no se podía, la autopsia revelará las
causas.
- ¿ Venía de aquí ? - Le interrogó el policía.
- Si, habíamos cenado, y poco después me dijo que se
tenía que ir, porque mañana a las ocho de la mañana
tenían una reunión los conductores de trenes, con los
delegados - Dijo secándose las lágrimas.
280
- Señora ¿ Había bebido su marido algo de alcohol
durante la cena ? - Le preguntó uno de los policías con
tacto y suavidad.
Con tanto aturdimiento que tenía en la cabeza, y tanto
pesar, miró al policía tratando de recordar, al fin afirmó
con la cabeza y después dijo.
- Abrió una botella de vino. Cenamos de primero sopa
pero no bebió, se sirvió una copa que fue tomando a
pequeños sorbos con el filete de carne nada más - ¿ Que
han dicho los testigos que presenciaron el accidente ?.
- Tenía que pasar por dos columnas de piedra, pero
calculó mal y se fue a estrellar contra una de las
columnas. El automóvil ha quedado para chatarra, y
perdone que se lo tenga que decir de esta manera - Dijo
el policía con pesar - Su marido recibió un golpe mortal
con el parabrisas.
Claire tenía sus manos puestas en la cabeza y lloraba por
lo bajo desconsoladamente.
281
- ¿ Creen ustedes en los espíritus ?.
282
El policía que escribía en una libreta las declaraciones
de Claire le preguntó algo inquieto.
283
- Señora, si se encuentra usted con ánimos puede
responder a mi pregunta, y sino, lo puede dejar - Le
aconsejó el policía.
- Prefiero ... responder - Dijo Claire - Hace algo más de
un año, su esposa y su única hija perdieron la vida en un
accidente de automóvil, en la carretera que pasa por
delante de la gasolinera, entrando en Fontaine Bleau.
- Sí lo recuerdo - Interrumpió el policía - En la patrulla
que mandaron para este accidente mortal, iba yo con
otro compañero. Fue horrible de ver a esas dos criaturas
chafadas entre chatarra y hierros - ¡ Continúe señora por
favor ! - Repuso el agente.
284
Claire despedía a los dos agentes de policía en la puerta.
Subieron en el coche y se alejaron de allí.
No podía creer que Gilbert hubiese muerto, por más que
lo pensaba, no se hacía la idea. Esperaba escuchar el
teléfono sonar, y oír la voz alegre y juguetona del que
había sido su gran amor, jamás amaría a otro hombre,
pensaba sentada en un sillón llorando amargamente.
Se culpabilizaba del accidente, si no lo hubiese dejado
marcharse sólo a París. ¡ Él que tenía tanto miedo por lo
que a ella le pudiese ocurrir !. No se podía percatar que
la muerte estaba jugando con él, y lo estaba acechando a
que estuviera sólo para cogerlo y llevárselo con ella.
¡Era demasiado guapo, y simpático, tenía carisma ! Era
un hombre que se dejaba amar, era por esa razón que
Claire lo amaba, y lo amaría hasta que los dos se
encontraran en el más allá, en la eternidad. Allí jugarían
cómo cuando eran adolescentes y se perderían entre
jardines repletos de rosales para besarse a escondidas.
285
De pronto el teléfono sonó. Claire corría todo lo que sus
pies le permitían para llegar hasta donde estaba el
auricular. Sus pensamientos les decían, cuando
descuelgues el teléfono escucharía la voz de Gilbert
diciéndole - ¿ Cómo está mi amor ? - ¿ Dígame ? - Dijo
al mismo tiempo que descolgaba el teléfono con la mano
y la voz temblorosa.
286
18
287
sentía era grande, pero no se podía esconder detrás de su
desgracia, sería demasiado egoísta si lo hacía.
Sabía a fondo fijo que Marie estaba en peligro, y que la
necesitaba. Sentía fuertes palpitaciones en su pecho, y
había veces que parecía cómo si la ahogaran. Tardaría
mucho tiempo en reponerse y recobrar la ilusión que
había perdido con la pérdida de Gilbert, su gran amor.
Esas palpitaciones que sentía y que había veces que le
faltaba la respiración, lo achacaba a que Marie la
llamaba de tal manera que su voz retumbaba en su
pecho, haciendo eco.
Corría prisa de que acabase pronto todo. Desde el día
que estuvo con Gilbert comiendo en el restaurante, y
también el mismo día de su muerte no había visto a la
niña, estaba segura de que ese espíritu había provocado
el accidente. Recordaba una y otra vez el momento en
que la vio en la calle totalmente horrible y destrozada,
pidiéndole algo que Claire en esos instantes no
comprendió que era. No sólo pedía una vida, también
pedía la vida de los dos. Su intuición y su fuerza hizo
que no se fuera con él, esa noche, aunque esto ella se lo
estuviese reprochando a cada momento.
288
cogido mucho miedo por todo lo que le había ocurrido
con el espíritu de la niña, era tan pequeñita y buena que
no se sabía defender contra nada, esto era lo que hacía
que Claire estuviese siempre con ella, y la llevara a
todas partes. Su interés porque se hiciese adulta era
grande aunque crecer, no crecería mucho, pues venía de
dos razas pequeñas. Era por esa razón que Claire la
protegía tanto.
289
lateral de la izquierda de la gran mansión, no paraban de
ladrar cuando veían que un automóvil se aproximaba.
290
en su muñeca derecha tenía una pulsera que pertenecía
al mismo conjunto.
Calzaba zapatos anacarados de medio tacón.
291
a Marie y le sonrió haciendo un leve movimiento de
cabeza. Marie no le correspondió y se puso a hablar con
el matrimonio que había a su lado, se le notaba
claramente de que estaba nerviosa, y no sabía como
actuar.
292
- Si.
- Hablará con ella después de que haya anunciado que
nos vamos a casar.
- ¿ Porqué no ahora ?.
- Claire, soy sumamente, extremadamente galante con
las mujeres, no haga usted de que yo pierda la paciencia.
Cuando doy una orden se cumple ¿ me entiende ?.
- No y espero que me lo explique para que yo lo
entienda.
- Por favor Claire, es usted una mujer inteligente ¿ No
cree que debería retirarse ? - Le replicó con el rostro
transformado por la ira.
- Señor Montsir ¿ Porqué me tiene miedo ? - Le
preguntó Claire mirándolo de frente de la misma manera
que él la miró a ella antes.
- Ahora señora Candrier, no haga gestos o intenciones
de querer llegar hasta donde está Marie. Todos estos
amigos que ve aquí, me respetan porque saben que soy
un señor, no me obligue a que me porte mal con usted
delante de todos.
293
- Señora, le pido por favor que se marche
inmediatamente de aquí.
- Si me da una razón convincente, lo haré.
- No tengo que darle ninguna, lo único que quiero es que
se vaya de mi casa.
- ¿ Ve usted en esta gran mansión a su esposa ?.
- ¿ Que quiere decir ?.
- Eso, si ve a su difunta esposa.
- Me niego a hablar de tal tema, eso a usted no le
incumbe.
- ¿ Y a su hija la ve ? - Preguntó Claire queriendo llegar
hasta el final, aunque sabía que no lo iba a conseguir,
pero le quería asegurar a Arthur que no le tenía miedo y
que para ella él, era menos que nada. Era por eso que
Arthur estaba tan indignado porque nadie se había
atrevido jamás hablarle y a plantarle cara como Claire lo
estaba haciendo.
294
- ¿ Dónde está ?.
- Tiene cogida mi casa, pero también viene a la suya, y
va a ver a su madre. Me dijo que no le gustaba lo que
usted le estaba haciendo, y que lo detesta, lo detesta
tanto y con mucha furia, que no sé por dónde va a
disparar su enloquecimiento, es tal, que hace estragos
enormes en mi vida.
295
Arthur se reunió con ellos en esos instantes. La cólera
llevaba encendido su rostro, pero trataba de desimularlo
todo lo máximo que le era posible. Con voz trémula se
dirigió a los padres de Marie diciéndoles con una sonrisa
apagada.
296
- ¡ Acaban de llamar desde su casa para que vaya lo más
pronto posible !.
- Vivo en la casa que hay más abajo, les ruego que pasen
un día para recoger la maleta de Marie y todas sus
pertenencias.
297
- Hija mía, tienes que estar más alegre, hoy es un día
feliz para ti, y también para nosotros - Dijo el padre de
Marie con una sonrisa ancha.
298
quiera, para que vea que todo es fruto de su
imaginación.
- ¿ Habla en serio ?.
- Más que nunca. ¿ Lo acepta ?.
- Sí, lo acepto ¿ Para cuando será ?.
- Para dentro de quince días, Marie y yo ya estaremos
casados, y vendrá a tomar el té con nosotros, visitará
conmigo toda la casa, y se quedará tranquila !.
- Lo estaré cuando haya visitado el sótano.
- ¡ El sótano ! ¿ Porqué ? - No hay nada allí - Respondió
sorprendido y alarmado.
- Señor Montsir, en su fiesta he estado mirando por
todos lados para ver si lo veía, y no lo he conseguido
¿ Dónde está ?.
- ¿ Quién ?.
- El hechicero que ha traído de África ¿ En donde lo
esconde ?.
- No sé de quien me está usted hablando.
- ¿ Ah no ? ¿ Hace vudú ?.
- ¿ Qué ?.
- ¡ Qué si hace magia de la mala, que si así fuera, podría
matar a distancia !.
- ¿ Cómo se ha llegado usted a enterar de todo esto ?.
- La manera no importa, lo que realmente me interesa es
hablar con él. Sólo que hable diez minutos sabré, si es
bueno o malo.
- ¿ Quién ha sido el chivato que se lo ha dicho ? ¡ Lo
voy a castigar severamente por meterse en mis asuntos.
299
- No me lo ha dicho nadie, en el pueblo se comenta, por
lo visto lo han visto con usted comprando regalos en una
tienda.
- No es cierto, eso no ha ocurrido jamás, se lo está
inventando usted para poder sacarme muchas más cosas,
pero créame que no lo va a conseguir.
300
19
301
Se encontraba en la cocina preparándose algo
ligero para cenar. El llamador de la puerta se escuchó
dos veces, Luna avisaba con sus pequeños e infantiles
ladridos de que alguien había llegado queriendo invadir
el hogar.
Vació de la pequeña sartén al plato una tortilla francesa
de dos huevos y fue rápidamente a abrir la puerta.
302
Claire se puso en pie y fue hasta la cocina, extrajo de un
cajón del armario un tenedor y lo puso dentro del plato
donde había puesto la tortilla. Llenó un vaso de agua del
grifo y lo llevó todo a la mesa del salón. Luna se había
puesto de pie, y tenía sus dos manos puestas en las
rodillas de Pierre, movía la cola sin parar por lo contenta
que estaba, lo recordaba la noche que estuvo allí con
Marie. Buscaba que Pierre la acariciara, hasta que lo
consiguió.
- ¿ Pierre donde vives ahora ? - Le preguntó mientras
que se iba comiendo la tortilla despacio.
- Todavía estoy en el mismo lugar, pero sólo para una
semana, tengo que buscarme otro sitio para dormir, es el
ultimátum que me han dado - Dijo al mismo tiempo que
jugaba con Luna engrescándola.
- Sabes que puedes venir aquí, arriba está la habitación
que había preparado para ti.
Hubo tres minutos de silencio, sólo se le oía a Luna
engrescada mordiendo la mano de Pierre.
- ¿ Sigue Marie viviendo aquí ? - Preguntó con voz algo
agitada por la pregunta que acababa de hacerle.
- No querido, sólo durmió aquí una noche, la segunda la
pasó en casa del señor Montsir.
303
para sentarse en una silla cerca de la mesa donde Claire
estaba cenando.
304
- Aún no lo sé, tu desconoces totalmente este mundo, y
lo tendría yo que pensar y estudiar bien para que nada
falle.
- Claire, ¿ Cuando dice este mundo al que yo no
conozco a qué se está refiriendo ?.
305
enferma, maligna y diabólica. Se trata del mismo
diablo, no podemos saber la oscuridad y diabolismo que
oculta dentro de su mente para hacer maldades.
- Usted lo sabe de cierto ¿ o es que lo supone ?.
- ¡ No me supongo nada, lo reafirmo !.
306
- ¿ Que te ocurre, porque no dices nada ? ¿ tienes miedo
Verdad? - Repuso Claire con sutileza.
- Claire ... ¿ Usted ... cree que yo la puedo ayudar en
este peligroso y quizás mortal rescate ? - Balbuceó.
- ¡ Estoy segura que si !, y te reto, a llevar la misión más
importante y peligrosa de tu vida.
- ¿ Porqué está tan segura sino me conoce ? Sólo nos
hemos visto dos veces.
- Amas a Marie ¿ No es cierto ?.
- Así es, pero estoy tratando de olvidarla, porque me
demostró, que por mi ella no sentía lo mismo. Entonces
pienso ¿ Porqué pierdes el tiempo ?.
- Sí, tienes razón, pero piensa que cuando todo esto
acabe será distinto. Ella es una chica ingenua, y con
mucha fantasía. Buscaba al hombre atrevido, valiente,
un ser superior, y todo esto lo vio en el señor Montsir,
por su caballerosidad, por el magnetismo que tiene con
las mujeres, y por otras cosas más que utiliza con el
género femenino.
- Claire, ¿ Me quiere usted decir que ella me amará ?.
- Sí, y estoy segura, cuando más tarde se dé cuenta de su
error.
- ¿ Porqué está tan segura ?.
- La ingenuidad, y la fantasía habrán muerto en ella, por
el sufrimiento y martirio por el que habrá pasado,
entonces, verá en ti a su liberador. Recuerda, que todo
esto es un secreto que queda entre tu y yo.
- Si, por supuesto. Claire, ¿ No cree que debería de
hablar con la policía y contarle todo lo que está
ocurriendo ? - Dijo llevándose las manos a la cabeza
alisándose el pelo.
307
- Eso después, ahora no encontrarían pruebas de nada.
Marie por lo que sea, que ignoro lo que es, está callando
y pasando por el tubo. Tal cómo es este hombre la ha
tenido que amenazar de muerte para que calle.
308
- ¿ No tenía familia ? - Interrumpió Pierre con asombro.
- No, estaba sóla en el mundo. La niña de sus ojos eran
blancas grisáceas. Nadie la iba a visitar porque decían
que no pertenecía a este mundo por lo rara que era.
- ¿ No salía a la calle ?.
- Si que salía, iba a hacer sus compras acompañada de
su viejo y negro bastón, pero pronto volvía a su casa.
Recuerdo que habían vecinas que se cruzaban con ella y
no la saludaban, pero Isabela que era cómo se llamaba,
decía - Buenos días Angelines, de esta manera la vecina
la saludaba obligada, dándose cuenta que la había
reconocido, quizás en la manera de pisar o en el olor que
desprendía.
- ¿ Era ciega y las reconocía ?.
- Si, tenía un sexto sentido muy desarrollado, conocía a
las personas por la olor que desprendían, y por el ruido
de sus pasos.
- ¿ Cómo era la casa de Isabela, fue usted alguna vez a
visitarla ?.
- Fui muchas veces. Pierre no me llames de usted,
prefiero que me tutees ¿ De acuerdo ?.
- Sí Claire cómo quieras, sigue por favor que me gusta
la vida de esta anciana.
- La iba a ver a escondidas de mi madre, aunque me lo
tenía prohibido.
- ¿ Porqué ?.
- Pues, porque decía que hablaba con los muertos, y que
los veía.
- ¿ Era verdad ?.
309
- Por supuesto que si. Me gustaba ir a su casa para
hablar con ella. La puerta nunca la tenía cerrada con
llave, y cuando yo la habría y entraba me decía.
- Clarette, coge una silla y siéntate cerca de mi, que hoy
te voy a contar un corto pasaje de mi vida ¿ sabe tu
madre que estás aquí ?.
- No, le respondía yo - Bueno, sólo estarás un ratito y
después te irás.
- ¿ No te daba miedo de quedarte a solas en la casa con
esa anciana ?.
- No, porque Isabela era amable y tranquila. Era
invierno y la chimenea la tenía encendida, porque era
donde se hacía su comida, no tenía otra clase de cocina.
En casa de mis padres y en las otras casas, tenían
cocinas de carbón, pero este sistema era complicado
para ella, y era por eso que tenía chimenea de leña.
310
- Claire no entiendo porqué a ti no te causaba miedo
siendo una niña ¿ Cuantos años me has dicho que
tenías?.
- Siete, y estuve yendo a su casa hasta los diez años, que
fue cuando mis padres se cambiaron de ese pueblo para
irnos a vivir a París.
- ¿ Y después supiste algo de ella ?.
- No, nada más, pero ella me enseñó todo lo que sé.
- ¿ Con sólo siete años te hablaba de los espíritus ? -
Dijo Pierre asombrado.
- Así es.
- ¿ Que te contaba Claire ?.
- Me hablaba del más allá. Me dijo al principio de ir a
visitarla, que yo era un alma libre, y que podría entrar
por donde me lo propusiera.
- ¿ A qué se refería ?.
- Al mundo invisible, al mundo de los muertos, a lo
desconocido, al más allá.
- ¿ Cómo te enseñó Claire ?.
- Me contó que ella estaba casada, y que tenía un hijo y
una hija, y eran aún pequeños. Su marido era espiritista,
pero jamás lo dio a conocer a los demás porque estaba
en aquella época mal visto, pero ellos dos lo ejercían
dentro de su casa a puerta cerrada. Tenían conexión con
los familiares y conocidos que habían muerto, hablaban
con ellos, y les daban luz a los que no tenían.
311
que no ha encontrado la luz, o sea, su lugar. Entonces
hay que hablarles y decirles, que sigan la luz y no se
tuerzan. Algunos escuchan y lo hacen, otros siguen
caminando sin rumbo.
- ¿ Isabela te hablaba a los siete años de todo esto ?.
- Si Pierre, a los siete años, a los ocho, a los nueve, y a
los diez.
- ¿ A qué hora ibas a verla ?.
- Siempre por la tarde, pues durante el día iba al colegio.
- ¿ Por las noches cuando te ibas a dormir, no te causaba
miedo estas historias ?.
- Si, al principio si, pero lo superé. Un día se lo dije, y
cogiéndome las manos me dijo con suavidad - ¿ Te doy
miedo yo ? . No le respondí - ¿ Tu crees que estoy viva
o muerta ? - Viva - Le dije - ¿ Y si no fuera así ?.
312
- Todo está en tu mente, cómo tu lo has dicho, depende
de cómo lo pienses y utilices los pensamientos.
- ¡ Ya ! - Dijo Pierre moviendo la cabeza y apretando los
labios.
- El marido de Isabela tuvo un accidente laboral, y
estuvo muerto durante cinco minutos. Cuando regresó a
su casa del hospital, que transcurrió una semana, le dijo
a Isabela su mujer - Los cinco minutos que dicen los
médicos que estuve muerto, no es así. Me he reunido
con mis padres, ellos están juntos y los vi felices. Me
han dado noticias malas para nosotros y nuestros hijos.
He visto mi muerte real, moría de un infarto. Te vi muy
afligida con nuestros hijos a medio criar. Más tarde, o
sea, dentro de cinco años aproximadamente estallará una
guerra, nuestro hijo se irá a combatir y nunca más
volverá porque lo mataran. Tu te quedarás ciega por
causas que no he podido ver. Nuestra hija se volverá
rebelde, y no querrá saber nada de ti, se irá lejos a otro
país, y nunca más sabrás de ella. Te encontrarás sóla
aquí en la tierra, pero yo velaré por ti, el día que tu
mueras te estaré esperando.
- ¡ Que dolor más grande, saber todo eso de si mismo y
de los tuyos ! ¿ No te parece Claire ?.
313
Claire asintió lanzando un suspiro. Cruzó las manos y
las puso en la frente, con los codos apoyados encima de
la mesa. Pierre la observaba en silencio, con mucho
respeto. Claire, levantó la cabeza y se sacudió los
cabellos haciéndolos girar de un lado a otro. Miró a
Pierre lo atento que estaba mirando cada movimiento
que hacía.
- Claire, ¿ Tu madre se llegó a enterar de estas visitas
que le hacías a Isabela ?.
- Un día se me escapó, y se lo tuve que decir, se enfadó
mucho conmigo y me prohibió rotundamente de que la
volviera a ver, pero yo seguía yendo. Me fascinaba todo
lo que me enseñaba, pues para mi fue mi maestra.
- ¿ Que fue lo que pasó Claire ?.
- Era un día por la tarde, me había despedido de ella
hasta el día siguiente. Salí de su casa y había oscurecido.
Me paré para dejar pasar a muchas mujeres ancianas
que, iban vestidas de negro, en fila de dos, en la mano
derecha sostenían un cirio blanco encendido, y se
dirigían a la iglesia. Las estuve observando un rato, el
tiempo que tardaron en desaparecer de allí, por la calle
abajo. Fui corriendo a mi casa para contárselo a mi
madre - ¡ Mamá ! - Le dije - Ven a ver a muchas
mujeres ancianas que van con vestidos negros, y
descalzas por la calle, llevan en su mano una vela blanca
encendida .
- ¿ Cuando las has visto ? - Me preguntó completamente
desconcertada y con cara de incrédula.
- Hace sólo diez minutos, habrán llegado ya a la iglesia.
314
- Claire, cariño, estás confundida, lo has debido soñar
¿Donde has estado ? ¿ De donde vienes ahora ?.
- De la casa de Isabela, al salir las he visto de frente.
En esos instantes recapacité de haberle dicho
del lugar de dónde venía, pero ya era demasiado tarde.
- Te digo cada día que no la vayas a ver - Me dijo
enfadada - ¿ Te habla de los muertos ?. No sabía yo que
responderle y le dije.
- No lo sé
- ¡ De qué te habla, responde ! - Me dijo sacudiéndome
por el brazo.
- De ... de ... muchas cosas - Respondí con voz trémula.
- ¡ Dime que son esas cosas ! - Me preguntó con voz
chillona.
- Ya no sabía que responderle, pues mi madre es
autoritaria en carácter y tenía miedo a que me castigara,
y me diera también un cachete. Ella me miraba alterada
esperando a que yo respondiera, tenía que decirle algo, y
buscaba en mi cabecita una respuesta contundente. De
pronto le dije - Me invita a tomar leche caliente con
chocolate, todas las tardes, para que le haga compañía,
porque está muy sola.
- ¡ Ah ! ¿ No te habla de su marido ? - Me preguntó más
tranquila soltándome el brazo, que se me había quedado
dormido, de tanto cómo me había apretado - Un día me
dijo que su marido había muerto, pero nada más.
- Claire, ¿ Tu madre se lo creyó ? - Pregunto Pierre
emocionado.
315
- Si, las madres creen todo lo que sus hijos les dicen,
pero me volvió a repetir de nuevo que no la fuera a ver
más.
- ¿ Y no fuistes ?.
- Si, al día siguiente, yo quería saber cada vez más y
más. Fue este día que le conté a Isabela con tranquilidad
porque ella me comprendía, le comenté lo del día
anterior con las ancianas que vi. Ella estuvo unos
minutos sin hablar con los ojos puestos en mí, cómo si
me estuviera viendo. Seguramente que pensaba en lo
que yo le acababa de decir.
316
- Claire ¿ Que edad tenías ? - Preguntó Pierre
interesándose, con cara de afligido.
- Ocho años, ocho y algo más.
- ¿ Enfermaste ?.
- Si, y estuve a punto de morir, cuando iba a cumplir los
nueve años.
- ¿ Cuando los cumples ?.
- ¿ Que ?.
- ¡ Qué cuando cumples los años !.
- -¡ A si ! La noche de Reyes.
- ¿ Es posible que fueran los Reyes Magos quién
hicieran el milagro para que no murieras ?.
- Si, es posible - Respondió Claire con una sonrisa.
317
Pierre se llevó su mano izquierda a la boca, y se cogió el
labio inferior y lo apretó sin darse cuenta con la boca.
Miraba a Claire con ojos de terror. Ella intervino, para
tranquilizarlo.
- Son espíritus que viven aquí.
- Dices ... que ... viven ... contigo ... ¿ Espíritus ?.
- Si, desde siempre, pero ahora más - Dijo sin darle
importancia.
- ¿ Dices que hay una niña que ocupa esta casa ?.
- Si, y tengo que ponerte al corriente de quién se trata
para que de esa manera, me puedas mejor ayudar.
- Creo ... que ... yo ... no estoy preparado para afrontar
este delicado trabajo.
- Ahora no, pero lo estarás, verás que cuanto más entres
en el mundo de los espíritus, más te gustará, y después,
por nada lo vas a dejar.
318
- Hay veces que va, pero algo que seguramente es
dañino, que estoy segura que lo es, porque algo maligno
deben hacer el hechicero y Arthur con el espíritu de su
madre. Es por eso que he llegado a la conclusión que es
un espíritu rebelde se va enfadada de la gran mansión, y
viene aquí peor. No quiere a su padre, lo detesta.
- ¿ Cómo sabes todo eso ?.
- Porque la niña me lo ha contado.
- ¿ Hablas con ella cómo lo haces conmigo ?.
- Prácticamente si, cuando está de buen humor.
- Y cuando no lo está ¿ Cómo es ?.
- ¡Umm! Es peligrosa, puede hacer mucho daño, puede
sacar bichos, y lo que sea para vengarse, me ha lanzado
varias veces por el suelo, después se ríe dando
carcajadas diabólicas.
319
Cuando estos dos espíritus estén liberados, se irá de esta
casa para siempre.
- ¿ Entonces el daño que va haciendo es para que el
espíritu de su madre sea libre ?.
- Así es, se manifiesta con ruidos y con violencia, para
llamar mi atención, e intervenga.
- ¿ Cómo sabes tu que el espíritu de su madre está mal ?
¿ La has visto a ella ?.
- No, pero la niña me lo dice. Su padre está haciendo
cosas raras, feas y malditas con este espíritu inocente, es
lo que se entiende por un espíritu sumiso y sufrido.
- ¿ Que crees que está haciendo ?.
- No lo sé, pero lo sacaré todo a la luz.
- ¿ Se lo has preguntado a la niña ?.
- En una ocasión, y se puso muy violenta, su reacción
fue terrible, parecía que pasaran dos huracanes a la vez,
destrozando todo lo que se ponía por su paso.
320
tiene por devorar y destruir todo lo que es inocente, es
enorme, se vestiría de ángel para engañar.
- ¡ Lo mismo es un ángel !.
- Si, pero un ángel maligno.
- Es a esa clase de ángeles que yo me refería ¿ Cómo ha
podido Marie caer en sus garras ? Yo la tenía por una
chica inteligente y sensata, que sabía lo que hacía.
- No podemos decir que no sea inteligente, lo que pasa
es que ha vivido poco, y tiene poca experiencia de la
vida. Es muy joven, ella vio en Arthur su liberador, su
príncipe encantado. No hay que olvidar que es ingenua y
soñadora. Ha sido una presa fácil para él.
- ¿ Pero él, que gana haciéndole daño queriéndola
destruir ?.
- Todo lo hace por su mujer, la difunta.
- ¡ Claire, de verdad que no te entiendo !.
- Para ti es difícil de entender, pero para mi es fácil.
Confía en mi, tenemos que sacar a Marie de las garras
de su peor enemigo, antes de que acabe con ella o, antes
de que podamos lamentar una tragedia irreparable.
- Otra vez te vuelvo a repetir ¿ No será mejor de que
vayamos a la policía y se lo contemos ?.
- ¡ El qué le vamos a contar ! ¿ Que ha dado una fiesta
para pedir la mano de Marie ? ¿ Y que se quiere casar
con ella ?. Es normal, lo hace a la vista de los demás, si
le decimos esto a la policía, se echarán a reír. Todo
sucede dentro de la gran mansión a puertas cerradas.
- ¿ Y si decimos que ha traído de África a un hechicero
que hace magia de la mala y está viviendo en la gran
mansión ? ¿ Que te parece ?.
321
- Pierre, las cosas no son así, el puede tener en su casa a
quién quiera, puede decir que es un invitado o amigo.
322
- Mañana es muy precipitado para que me venga, pero al
día siguiente estaré aquí por la tarde con todas mis
pertenencias, y hablaremos del tema del alquiler.
- De eso no vamos a hablar, puesto que no pienso
cobrarte nada, vamos a trabajar los dos en equipo, ¿ De
acuerdo ?.
- Si, muy bien, lo veo bien. ¡ Vamos a ver cómo se me
va a dar todo esto - Dijo moviendo la cabeza, sin estar
muy convencido.
- Poco a poco te iré poniendo al corriente, y sin que te
des cuenta estarás trabajando con fuerza.
- ¿ Seguro que será así ?.
- Cierto.
20
323
Marie apenas habló, ni sonrió. Sus padres que eran los
que más pendientes estaban, y no se separaban de ella,
no advirtieron nada, puesto que en Arthur, veían que era
un gran señor con mucha ética, y además era muy rico.
Sólo pensaban en la suerte que su hija había tenido al
conocerlo.
324
- Señorita, yo sólo soy una doncella, si desea saber más
cosas, se lo pregunta al señor.
- ¡ Lo detesto con todas mis fuerzas ! ¿ Sabes Berta ?.
- Si, señorita.
325
las nueve se sirve el desayuno, tiene sólo cinco horas
para dormir.
- No me acostaré hasta que haya hablado con mis padres
- Dijo Marie firmemente.
326
atrás y volver. El pasillo lo iba subiendo con dificultad,
apoyando firmemente los pies en el oscuro suelo, y las
manos en las paredes. Volvió por donde había bajado,
tocaba el muro pegando con las palmas de su mano con
una gran tensión, palpaba al mismo tiempo para
encontrar la junta de la puerta, y gritaba llamando a
Berta repetidas veces con voz agitada.
- ¡ Berta ! ¡ Berta ! ¡ Ábreme por favor !.
Paró de golpear la pared cuando oyó la voz suave y
tranquila de Arthur, que dijo - Querida ¿ Qué ocurre ?.
327
Salía la luz que había en el dormitorio iluminando la
mitad del pasillo, dejando en el suelo marcada la sombra
de Arthur. Marie sabía que no podía escapar de las
garras de él. Le estaba ocurriendo lo mismo que la
noche de la tormenta cuando fue a pedir ayuda. Las
piernas y los brazos se le quedaron helados y flojos,
tenía la sensación de estar en el interior de un
frigorífico, como estaba segura de que allí no tenía
escapatoria fue bajando a paso lento apoyándose con las
manos en la pared.
- Entra querida, este pasillo ha sido siempre muy frío.
328
Marie no sabía que hacer, estaba tan acelerada que
miraba por todo su alrededor, sin saber que miraba ni
que buscaba. Estaba en el dormitorio de Arthur o, en
uno de sus dormitorios lujosamente decorado, con
muebles de época, en la pared que estaba enfrente había
desde el techo hasta el suelo un gran espejo de tres
metros aproximadamente de alto y también de ancho era
un espejo cuadrado. Se sobresaltó cuando sintió que
Arthur le quitaba el camisón blanco de raso, y lo dejaba
caer en el suelo, por encima de sus pies, dejando al
descubierto su cuerpo desnudo.
- ¡ Maravilloso, es idéntico ! ¡ Parece que las dos fuerais
gemelas !.
329
Sonaron con fuerza dos golpes en la puerta - ¡ Están
llamando ! - Dijo Marie separando a Arthur de ella, con
la esperanza de que alguien la fuera a liberar.
- No puede ser, nadie puede llamar a esta hora, has oído
mal - Dijo Arthur cogiéndola de nuevo para llevarla a la
cama.
330
- Querida, ponte el camisón, ahora vendrá Berta para
que te acompañe a tu dormitorio y recuerda, no digas a
nadie lo que esta noche ha pasado aquí, no intentes
contar nada a tus padres, la vida de ellos dependen de ti.
¡ Recuérdalo ! - Dijo Arthur ayudándola a ponerse el
camisón.
331
- ¡ En esta vida todo se puede comprar con dinero, y a
mi, el dinero me sobra ! Y lo que me estoy proponiendo,
lo voy a llevar a cabo.
- No es posible que quieras decirme que una persona que
está muerta la vayas hacer venir porque tienes dinero. ¡
Está muerta y no hay nada más !.
- Te crees inteligente ¿ no ?. Pues que sepas que no lo
eres, de lo contrario no estarías ahora aquí - Le habló
con desprecio hasta comprobar que Marie lloraba.
332
Cerró el interruptor de la luz al salir del dormitorio, y
echó dos vueltas de llave y la guardó en el bolsillo de su
largo uniforme.
333
- Si no hubieses interrumpido habría sido mía - Dijo
Arthur con voz seca y potente, muy cerca del oído de
Lumba.
- Demasiado sabe que ahora no puede ser, pero podrá
hacerla suya después que el señor de las tinieblas haya
consumado una noche con ella. Las quiere vírgenes.
334
Lumba con mirada perturbadora, el semblante serio y las
pupilas hacia arriba tapando la mitad el párpado superior
le preguntó - ¿ A qué se refiere ?.
335
- Puedes hacerlo, pero me tenías que haber pedido
permiso.
- Dos que ejercen la misma profesión, y que trabajan
para el mismo patrón, es comprensible que no haya
tapujos entre ellos. ¿ No te parece ?.
- Puede ser, podría ser.
- Pues para esa noche estará tu bella y encantadora
Helene preparada para recibirte en sus brazos.
- Estoy deseando de que llegue ese momento. Me voy a
dormir que sólo tengo tres horas.
336
Marie había cogido una tostada, y la untó con
mantequilla y mermelada de frambuesa. Trataba de
comer para no inquietar a sus padres, tenía que pasar por
las mayores aberraciones, por todos los ultrajes que
Arthur la quisiera someter, para que a su familia no le
sucediera nada. Estaba segura de que Arthur cumpliría
sus amenazas, y las llevaría a cabo con la crueldad más
horrible que pudiera haber.
337
Marie se limitó a sonreír, bajo la mirada torturadora de
Arthur que no le quitaba ojo de encima.
338
El largo y ancho mercedes desapareció en la carretera
seguido por la mirada triste y llorosa de Marie.
339
automóvil. La voz de Arthur la hizo temblar, y a punto
estuvo de caer al vacío.
- ¿ Querida, que miras ?, entremos dentro, pues puedes
coger frío.
- Quiero pasear por el bosque, necesito que me dé el aire
fresco, hace muchos días que estoy encerrada y no
salgo.
- No seas niña y obedéceme, una dama no camina por el
bosque, y además, no tengo tiempo de ocuparme de ti,
tengo que marcharme inmediatamente, pero a la noche
estaré de regreso aquí.
- ¡ Vamos querida, entremos !.
340
- Berta, te vas a ocupar todo el día de la señorita, para
vigilarla hasta que yo vuelva esta noche. Si desea ir a la
biblioteca, acompáñala todo el rato que quiera estar, no
te separes de ella ni un sólo instante. Si te pide visitar la
terraza de la gran mansión, vas con ella, pero no debe
salir fuera a los jardines - ¡ Esas son mis órdenes hoy
para ti !.
- El señor será complacido cómo desea - Asumió Berta.
- Me voy querida, pórtate bien - Susurró Arthur con la
boca pegada al rostro de Marie. Le soltó el brazo
quedándole marcada alrededor su mano. Sonrió al ver la
marca roja, y miró a Marie asintiéndole con la cabeza
contento de poderle demostrar el poder que ejercía sobre
ella. Besó su frente - ¿ Lo has comprendido querida ? -
Dijo al despedirse. Marie asintió, con los ojos
enrojecidos por las lágrimas.
21
341
- Te llamo para una tontería pero estoy seguro de que no
lo es cuando te diga de que se trata.
- ¡ A ver dime !.
- Hoy a las cinco de la tarde, va haber un concurso de
cachorritos, en Nemours. Luna es preciosa, y estoy
seguro de que ganaría.
- ¡ Pierre, cómo has podido pensar en eso ! a los
cachorritos hay que presentarlos lavados y bien
peinados, a Luna la he lavado sólo una vez, desde que la
tengo.
- La quieres mucho, y se que harás todo lo posible para
estar esta tarde en el salón de concursantes con ella.
- ¿ Pierre ... Donde estás ahora ?.
- En mi trabajo, te he llamado porque sé que te gustaría
presentar a Luna, es un cachorro precioso.
- Gracias por gustarte la idea, pero ya es tarde, si me lo
hubieses dicho un día con antelación la hubiera
preparado.
- Sólo son las doce del mediodía, si lo quieres lo puedes
hacer. Nemours está a una hora de aquí, con el coche
llegas rápidamente.
- Está bien Pierre, no quiero desairar esta idea brillante
que has tenido. ¿ Donde dices que se celebra el
concurso?.
- En el mismo sitio de siempre, en la plaza mayor.
- De acuerdo, esta noche cuando vengas te contaré cómo
ha transcurrido todo.
- ¡ Eso es, hasta luego !.
342
lavar y peinar con gracia a la perrita, aunque la idea no
le gustaba, pero no quería hacerle un feo a Pierre que
tanto interés se había tomado para que Luna ganara el
concurso.
A las tres de la tarde cogió el automóvil, Luna iba
sentada en el asiento de al lado, blanca bien peinada
cómo un copito de nieve.
343
- ¿ De aquí no ha podido ser ?.
- No, de un amigo.
- No ha debido de informarla bien, pues hoy el concurso
que hay y que acaba de empezar es de perros grandes,
son de ataque, perros entrenados para la defensa
personal.
344
- ¡ Vaya por favor detrás de ese hombre alto, delgado y
vestido de negro, que va corriendo, me ha robado a mi
perrita !.
Claire corría también detrás del policía, le palpitaba el
corazón a cien por hora, no estaba dispuesta a perder a
Luna por nada del mundo ¿ Quien sería ese hombre
miserable que se dedicaba a robar cachorros ? Luna era
un gran tesoro que ella tenia, y nadie se la iba a
arrebatar.
- ¡ Cojan a ese hombre que lleva la perrita ! - Seguía
Claire gritando mientras que corría, sin apenas poder
respirar. Con la mano izquierda sostenía el bolso, y la
mano derecha la llevaba puesta en su pecho cómo si
quisiera mantener el corazón en su lugar.
El policía corría y hacía sonar su silbato dándole el alto
al ladrón.
La gente que circulaba y que venían de lejos,
intervinieron al darse cuenta de lo que pasaba. El ladrón
al verse acorralado, dejó caer a Luna en el suelo, y
siguió corriendo hasta que se perdió entre la gente.
Un transeúnte que fue testigo de la escena cogió a Luna
y la apoyó en su pecho con una mano. Cuando el policía
llegó al lugar, esperó que Claire también llegara.
- ¡ Pobrecita mía ! - Dijo Claire al coger a Luna, que
estaba temblorosa y llorando de miedo en sus brazos.
- ¿ Lo conoce usted ? - Dijo el policía con voz cansada
de tanto cómo había corrido.
- No señor, no sé quién es - Replicó Claire dándole
besitos a Luna en su cabecita, para tranquilizarla.
- ¿ Porqué razón quería llevarse su perrita ? ¿ No lo
conoce de nada ? - Volvió a recalcar el policía.
345
- No señor, ya se lo he dicho, pero intuyo quien lo ha
debido mandar.
El agente extrajo del bolsillo trasero de su pantalón una
libretita y un bolígrafo.
- Señora, dígame el nombre de esta persona, para que
quede su nombre registrado en comisaría.
Claire negó con la cabeza mirando fijamente los ojos
pardos del policía que esperaba con agotamiento un
nombre.
- No voy a decir nada, pues todavía no estoy segura,
pero cuando realmente lo sepa pondré una denuncia.
- Muy bien, está en su derecho de hacerlo o no, pero le
aconsejo que es mejor que lo denuncie lo más pronto
posible, para que esto no le vuelva a suceder más.
- Lo tendré en cuenta, gracias por todo lo que ha hecho
por mi.
- Es normal señora, cuido de la ciudadanía, es mi
trabajo.
346
imitar su voz en el teléfono ?. Quién lo hizo estaba al
corriente de que Pierre iría a vivir con ella. ¿ Y para qué
querían a la perrita ?. Pues lo que iban buscando era
quitarle a Luna ¿ Para qué ?. Quería llegar a su casa y
serenarse, más tranquila vería las cosas mejor, y en su
cabeza entrarían ideas más claras. También deseaba
poder ver a la niña, era un espíritu que iba de un lado a
otro, y estaba al corriente de lo que se hacía y se decía
en varios sitios. Si la veía tenía que estar de buen humor
para responder a las preguntas de Claire.
347
- Tranquila ... Claire ... tranquilízate. ¡ No vayas a
pensar que voy yo también a caer en una trampa !.
También mis deseos son de poder sacar a mi madre de
donde está, me dijiste que lo harías. ¿ Cuando lo harás ?.
- Sabes que estoy esperando el momento, tengo que
entrar en la gran mansión, y romper el maleficio que han
hecho, ahora hay dentro mucho poder, poder malo y
destructivo. Estoy yo sola luchando contra esas energías
malignas ¿ No quieres decirme nada ? ¿ No me quieres
ayudar ?.
- ¡ No sé como va a acabar el espíritu de mi madre, ni
quien se lo va a llevar !. Es mejor que yo calle.
- ¿ No crees que si me dices lo que sabes todo terminará
antes ?.
348
Claire al llegar a su casa se encontró con Pierre que le
estaba esperando en el jardín, apoyada su espalda en un
lateral de su coche, la maleta y una bolsa oscura de
deporte que yacían en el suelo a un metro de él. Hizo un
saludo con la mano al ver llegar en su automóvil a
Claire. A través del parabrisas ella le correspondió.
El coche lo metió directamente en el garaje,
dejando una plaza para que entrara el coche de Pierre.
- ¡ Hola Pierre ! ¿ Hace mucho tiempo que esperas ? -
Lo saludó. A Luna la dejó en el suelo para que corriera
en el jardín, y oliera todo lo que encontraba a su
alcance.
- Hace treinta minutos que estoy esperando, pero no
importa, la noche es clara, y aquí fuera se está bien.
¿Has ido de compras ? - Le preguntó.
- No. ¿ Sabes que me podían haber robado a Luna ?.
- ¿ Quien ? - Preguntó alarmado con los ojos muy
abiertos.
- Al mediodía recibí una llamada telefónica. Era un
hombre imitando tu voz, y haciéndose pasar por ti. Me
dijo que hoy a las cinco de la tarde había en Nemours un
concurso para cachorros, y que fuera a llevar a Luna
para que concursara, yo no quería, pero insistió tanto
que no me pude negar para no dejarte mal.
- ¿ A mi ?.
- No al otro que se hacia pasar por ti. ¿ Me sigues ?.
- Si, si ahora lo entiendo.
.- Me acerqué a la taquilla para preguntar en qué salón
se celebraba el concurso para cachorros. De súbito un
hombre alto, delgado y vestido de negro me sacó de la
taquilla y me arrebató de los brazos a Luna.
349
- ¿ Para qué ?.
- No lo sé, salió con ella corriendo entre la gente. Yo
gritaba y gritaba todo lo que mis pulmones daban de sí.
Llamaba a la policía a gritos, y pidiendo auxilio. Vino
un agente en mi ayuda y corría tras de él, dándole el
alto, y la gente que pasaban también contribuyeron a
que dejara a la perrita en el suelo. Él huyó, tenía mucho
miedo, me di cuenta por su manera de correr.
Pierre escuchaba haciendo movimientos de cabeza,
asombrado y también aturdido por el hecho que le había
sucedido.
- ¡ Estoy alucinando ! ¿ Sabes Claire ? ¿ Quién ha
podido imitar mi voz ?.
350
22
351
perdedores, y tu has perdido conmigo ! - Gritaba con
tanta fuerza que su saliva salpicaba a la cara del
desgraciado hombre.
- ¡ Qué me va a hacer, que va a hacer conmigo Señor
Montsir ! - Decía llorando y desesperado. Señor
Montsir, le he pedido mil veces perdón ! ¿ Dígame que
puedo hacer para reparar el mal que he causado ?.
- ¿ Que tienes preparado para él, Lumba ? - Dijo Arthur
sarcásticamente con una carcajada.
- La sangre de este - Dijo Lumba - no la quiere el señor
de la oscuridad. Si se la damos, sabe con certeza de que
nos estamos burlando de él, y su venganza será terrible.
- ¡ Entonces que podemos hacer con este !.
- Por el momento lo dejaré atado con estas cadenas que
hay incrustadas a la pared, y ya veremos después.
- ¿ Porqué estás tan seguro de que la sangre de este no le
puede gustar ? - Preguntó Arthur arqueando una ceja.
- Prefiero no dársela, por lo que pueda suceder. De lo
que si estoy seguro es de que le gusta la sangre de los
cachorro, y de este todavía más, por pertenecer a alguien
que trabaja en el sitio contrario.
- ¿ Y porqué de este ?.
- Porque pertenece a una hija de la luz.
- ¡ Señor Montsir, deme otra oportunidad, se lo pido de
rodillas ! - Gritaba el hombre delgado con voz
desgarradora - Esta vez no fallaré, le quitaré el cachorro
a esa estúpida mujer.
- ¿ Sabes lo que te digo gran imbécil ? ¡ que el estúpido
y que no sirve para nada eres tu !. Ella ahora estará
pendiente del animal. Es muy lista, incluso estoy seguro
352
que sus pensamientos están dirigidos aquí, a mi persona,
¡ Es muy astuta !.
- ¡ Señor Montsir por favor ! iré al bosque, dentro viven
muchos animales, le traeré un cachorro. ¡ Por favor se lo
pido, deme otra oportunidad y verá que no le voy a
defraudar !.
353
acechaban, puesto que sus madres vigilaban para que
nada les ocurriera.
El hombre delgado sabía que del bosque no iba a salir
vivo. Tampoco nadie lo iba a echar a faltar, pues había
elegido vivir una vida corrupta, indecente y miserable
desde hacía años, y es por eso que iba a acabar mal.
Eligió morir en el bosque degollado por las dos perras,
mejor que en la mazmorra atado con cadenas, y dejado
allí para siempre.
354
Lumba fue quién preparó todos los elementos que
necesitaba. La Luna iluminaba con su gran resplandor,
en un cielo cargado de estrellas, siendo una noche
serena.
El gran círculo con las velas encendidas, y Arthur y
Lumba dentro totalmente desnudos los dos, pues la
magia que Lumba iba a trabajar exigía este
requerimiento, mostrarse a la naturaleza desnudos igual
que nacieron. Dentro del círculo había posado en el
suelo un gran bol ancho, estaba lleno en sus tres partes
de sangre de un cerbatillo que Lumba había salido al
bosque a cazar para esa noche.
Arthur esperaba con impaciencia y al mismo tiempo con
la cara llena de alegría, esa noche representaba para él,
lo mismo que el día que se casó con Helene, era cómo
volver a casarse de nuevo.
Lumba estaba preparado para iniciar a Arthur en la
magia del poder. Sus manos las colocó por la palma en
el pecho de Arthur. Los dos se miraban fijamente a los
ojos. Se oyó cómo del bol bebían. Arthur hizo un gesto
para mirar quién se estaba bebiendo la sangre. Lumba
movió la cabeza prohibiéndoselo, y empezó a decir
palabras que sólo entendía él, pues las pronunciaba en el
argot de los hechiceros. Las frases que había aprendido
de su maestro. Arthur no sabía qué querían decir todas
aquellas palabras mitad habladas y mitad cantadas con
una voz potente y al mismo tiempo oculta, entre la tierra
y el más allá.
Arthur tenía que seguirlo pronunciando y cantando con
él. La ceremonia duró más de una hora.
355
- Ya eres también tu un hechicero - Anunció Lumba
separando las palmas de sus manos del pecho de Arthur
- ahora te llamaré hermano, y tu a mi también.
Arthur tenía un especial interés por ver que era lo que
había ocurrido con el bol. Se llenó de sorpresa al
comprobar de que estaba vacío y señalando con la mano
le dijo a Lumba.
- ¿ Ha sido el señor de la oscuridad ?.
- Si.
- ¿ Porqué no me has dejado que lo conozca ?.
- Es una orden que he recibido de él, que todavía no sea.
- ¿ Cuando lo podré conocer ?.
- Cuando se ponga delante de ti y te hable.
- No he entendido nada de todas esas palabras que he
pronunciado contigo. ¿ Vale lo mismo aunque no las
entienda ?.
- Valen, ahora tu tienes los mismos conocimientos y
poderes que yo ¡ hermano !.
- Ahora mismo, no siento ni sé más de lo que sabía
antes. Espero que me hayas dicho la verdad.
356
momento, el gran momento de vengarse, por haberlo
tratado igual que a un esclavo.
- Tenemos que volver a la gran mansión, mis deseos se
hacen cada vez más grandes por tener entre mis brazos a
mi dulce Helene - Dijo Arthur con voz excitante y el
pecho acelerado dándole fuertes palpitaciones al
respirar, mientras que salía del círculo de velas.
357
- Ahora mismo no tengo las ideas en su lugar para
responderte, creo que algo ha debido suceder en mi
cerebro, siento miedo, y no tengo fuerzas para seguir.
- Recuerda que ofreciste a Marie al señor de la
oscuridad. Cuando la reclame que será de inmediato, la
cogerá para él. No quiere que te cases con ella. La
quiere sólo para él.
- Pues si esos son sus deseos, serán cumplidos.
- ¿ Lo amas ?.
- ¿ A quien ?.
- Al señor de la oscuridad.
- Si ... creo ... que si - Respondió Arthur con la voz
debilitada.
- Pues ahora quiere otra cosa de ti y de mi.
- ¿ Qué ?.
- Quiere que tu y yo durmamos en el mismo dormitorio
en ataúdes negros. ¿ Te gusta la idea que ha tenido ?.
- Viniendo de él, si - Contesto con la voz pesada.
- ¿ No estarás abatido por algo ?. Te noto cansado y
poco dispuesto. ¿ Te encuentras bien ?.
- Es cierto de que tengo pesadez, pero debe ser debido al
poder que he recibido. ¿ Estoy en lo cierto ? - Dijo
apagando las velas y recogiéndolas.
- Por supuesto, estás en lo cierto - Contestó el hechicero
apoyado en la ventanilla del automóvil, mirando con una
sonrisa cómo hacía de criado.
- Helene ... Helene ... - Musitó Arthur.
- ¿ Has dicho algo ? - Preguntó Lumba poniendo el oído
esperando una respuesta.
- No. Nada señor - Contesto sin pensarlo.
358
- Tienes que ir pronto a encargar los ataúdes. ¿ Que te
parece mañana ?.
- Si señor así lo haré.
359
más, tirano de su tiempo. Tanto dinero tenía que creía
poder comprar el mundo, su ignorancia lo había cegado.
Lumba lo iba reteniendo cogido por el brazo derecho,
parecía un tigre de bengala caminando con el vientre
arrastrando por el suelo para satisfacer sus más grandes
deseos.
23
360
encenderla, miraba de un lado a otro comprobando que
podría ser. Los golpes hacía un segundo que habían
cesado, no le dio más importancia imaginando que
quizás lo hubiera soñado. Apretó el botón de la perilla
con su dedo pulgar y apagó la luz. El sueño se le había
pasado y puso sus dos manos cruzadas por detrás de la
cabeza, cerró los ojos procurando dormir. Por los
cristales del balcón entraba la luz de la luna y la
habitación quedaba medio iluminada. A la izquierda de
la cama se hallaba el armario, con dos puertas a los dos
lados y un espejo en medio.
361
Se vio sorprendida al ver a Pierre que entraba en el
dormitorio con el pijama rasgado, los cabellos
alborotados y la cara blanca.
362
golpes pequeños o arañaduras, provenían de esta parte
de la pared donde está el armario.
- Aquí en esta habitación no había sucedido nada antes,
puede que sea porque no he venido tanto - dijo mirando
la pared por el hueco del armario.
- Otro suceso que creo que no es producto de mi
imaginación - Dijo Pierre palpándose el pecho y el brazo
izquierdo.
- ¿ Cual ?.
- Cómo te he dicho, el ruido me despertó y no me pude
dormir. La luna iluminaba el dormitorio, y yo miraba el
techo, he visto o he creído ver varias sombras reflejadas
en él y se paseaban de un lado a otro. ¿ Puede ser ?.
- Es posible pero, esto último lo desconozco. ¿ Cómo
eran esas sombras ? - Preguntó Claire frunciendo el
ceño.
- No te sabría bien decir, pero creo tenían formas
humanas, de personas mayores. ¡ puede !.
363
pesado mueble le hubiese caído encima del cuerpo. El
ropero quedó tirado a lo largo del suelo.
364
Los gritos y lamentos aún se oían más fuertes, y
provenían de la pared donde había estado el armario
colocado muchos años. Esos gritos lo aterraba, se tapaba
los oídos con las palmas de las manos, sin saber que
hacer.
Claire se encontraba en el pasillo al filo de las escaleras
apaciguando los gritos e insultos de la niña y sus
seguidores. Pierre no podía más y bajó las escaleras de
dos en dos buscando un martillo, o un objeto punzante
con peso para picar la pared y echarla abajo. Primero
fue a la cocina y abrió todos los armarios y cajones
buscando ese objeto, iba dislocado sacando cacerolas y
utensilios y los tiraba al suelo, hasta que se dio cuenta
que en la cocina no había herramientas que sirvieran
para derribar la pared.
Al sótano nunca había bajado, y pensó que en
ese lugar era posible que encontrara lo que buscaba. Se
deslizó rápidamente hasta la puerta del sótano y la abrió.
Dio al interruptor de la luz y bajó las escaleras de dos en
dos. Empezó a revolver todo lo viejo que había y que no
servía para nada, debajo de una mesa de madera llena de
carcoma vio que salía por un lado un pico, era para
trabajar la tierra pero también servía para romper una
pared.
Lo cogió por el mango de madera y subió corriendo las
escaleras, y después las otras que daban al piso de
arriba. Cuando se cruzó por delante de Claire, ella se
quedó sorprendida, pues parecía que fuera a matar a
alguien.
Entró en su habitación y empezó a golpes con la pared.
Se volvió loco dando golpes, y más golpes hasta que la
365
pared iba cediendo y cayendo a trozos. Su sorpresa fue
grande al descubrir que había otra pared detrás y que
entre pared y pared había una zanja de un metro de
ancho.
366
Claire también estaba enloquecida. Por los golpes del
pico que Pierre daba en la pared y por el ruido que hacía
al caerse el muro, sabía con seguridad que por lo menos
una de las paredes la había echado abajo. Desconocía
los motivos pero, si lo había hecho tenía una gran razón.
367
- Están por todos lados. ¿ Porqué antes me dijiste que
habías visto sombras de figuras humanas en el techo ?.
- Es lo que creo, pero tampoco estoy seguro a un cien
por cien.
- ¿ Te sorprendió verlas ?.
- ¡ Mucho, muchísimo, ya te dije !. Pero lo que me
despertó fueron los golpes, que luego me di cuenta de
que salían de la pared. ¿ Vas hablar con la policía ?.
- No creo que ya puedan hacer algo, pues han pasado
muchos años, y es posible que quién cometiera el
crimen haya incluso muerto. No quiero más líos, ya
tengo bastantes con esto. Lo que si vamos a hacer es
enterrar todos los huesos para que esos espíritus
encuentren la paz.
- ¿ En el cementerio ?.
- No creo que nos lo permitan hacer. Aquí hay mucho
campo. Meteremos todos los huesos y los mechones de
pelo en una bolsa de tela. Haremos un agujero profundo
en la tierra y la meteremos dentro.
- Claire, he oído decir a alguien que los espíritus para
que encuentren la paz si han sido asesinos, tienen que
hacerles justicia, porque de lo contrario cuando muera
quién lo asesinó va tras el espíritu, y la guerra entre ellos
no tiene fin . ¿ Es cierto eso ?.
- Si, pero es muy posible, que desde hace años vayan
persiguiéndose en el astral.
- Que mundo ¿ no ?.
- Es parecido al que ahora estamos viviendo aquí en la
tierra, si alguien nos debe algo vamos tras de esa
persona y no paramos hasta que nos pague ... ¡ Basta !
368
¡Llévate contigo todos esos espíritus ! - ¡ Pronto
terminará todo el mal que hay en la gran mansión ! -
Dijo agitada gritando a la niña cuando de un salto se
quería tirar a Pierre. Con los ojos enrojecidos, y la boca
torcida por la maldad.
- ¿ Qué ha ocurrido ? - Preguntó Pierre sobresaltado.
- La niña, cómo no había bastante con ella se ha traído a
un ejército - contestó Claire sin darle mucha importancia
para que Pierre no se asustara más de lo que ya lo
estaba.
369
está tan violenta conmigo porque desde el principio vi
que se trataba del maligno que hace el mal a través de su
espíritu.
370
dos extremos donde están los brazos de Jesucristo
miraba a la niña, mientras que caminaba lentamente
hacia ella, con su mirada clavada en la de la niña, que
cada vez su cara se iba transformando en un animal feo
y peludo. Sus gruñidos eran terribles, cuando abría la
boca para dar estallidos, mostrando sus largos dientes
afilados y encías sangrientas.
Al llegar Claire a donde ese monstruo cruel estaba, ella
le dijo con voz firme y serena.
- ¡ Apártate de mi camino, y quémate en el infierno hijo
de satanás !.
371
Claire estaba viendo todo lo que le ocurría a Pierre,
pero, no podía intervenir en esos instantes pues, el
demonio le tenía cortado el paso. Ella caminaba segura
con el crucifijo a la altura de su rostro. Le quedaban sólo
cinco pasos hasta llegar a la bestia que no había parado
de berrear y dar grandes aullidos, retorciéndose en la
desesperación porque sentía que Claire era más fuerte, y
tenía mucho coraje y lo iba a destruir.
372
Cuando Claire se disponía a dar el último paso, el
crucifijo se juntaría con la cara malvada del demonio y
en ese momento podrían suceder cosas terribles. La
bestia estaba pendiente del pie derecho de Claire al
mismo tiempo que rugía amenazándola con las manos
abiertas para clavar sus afiladas uñas en la cabeza. Al
levantar el pie, Claire tocaría las pezuñas del demonio, y
lo que era peor, es que este tendría que besar el
crucifijo.
El desafío era terrible a vida o a muerte pero Claire
sabía que no había otro camino para deshacerse de la
bestia maligna, y confiaba con mucha seguridad y las
esperanzas vivas, que pronto acabaría para ella ese
sufrimiento, cuando la bestia fuera destruida.
373
Pierre había recibido un tremendo golpe en la cabeza y
en todo el cuerpo, trataba de ponerse en pie si podía, se
quejaba de dolor llamando a Claire para que fuera en su
ayuda.
La niña se había quedado junto a Claire
mostrándose más tranquila. Claire se volvió hacia ella, y
poniéndole el crucifijo delante le dijo.
374
- Los espíritus, y el mal estaban dentro de la casa pero,
ya se han ido. Trata ahora de incorporarte, has recibido
un fuerte golpe pero te pondrás bien.
375
- Me podría haber sucedido algo, que no hubiera podido
contar, quizás la muerte. ¿ No es cierto Claire ?.
- Si. Pero Dios ha querido de que no sea así y vivas -
Contestó haciendo un movimiento de cabeza.
- ¿ Has estado tu en peligro en algún momento ? -
Preguntó ajeno a lo sucedido.
376
- La cristalera de la galería la ha hecho saltar en mil
pedazos cuando abandonó la casa.
- ¿ Salió por los cristales ?.
- Si, y llevaba tras de él una cola de fuego que daba
miedo.
- ¿ Crees que volverá ?.
- No. Ahora está en la gran mansión. ¡ Pobre Marie lo
que le espera !.
- Me dijiste que la íbamos a rescatar, ¿ Cómo podremos
hacerlo ahora que el maligno está allí ? ¿ Llegará a
adueñarse del alma de ella ?.
- No lo creo, de todas maneras nosotros llegaremos a
tiempo y la traeremos aquí, pero tenemos que esperar
porque está a punto de ocurrir algo muy fuerte.
- ¿ Cómo lo sabes ?.
- Intuición mía - Siguió diciendo - Sólo quedan unas
horas para que amanezca. Iré temprano al taller de
cristalería para que vengan a tomar medidas de la
galería. También avisaré al albañil para que cierre esta
zanja.
- ¿ No piensas hacer nada sobre lo que había dentro ?.
- Nosotros no tenemos nada que ver con esos
desgraciados que emparedaron, ve a saber cuando.
Mañana limpiaremos todo esto bien, y los huesos los
iremos a enterrar al campo para que estos espíritus
encuentren la paz.
377
24
378
amorosos, él llegaba a consumir con ella el acto sexual.
Se sentía más feliz y su manera de tratar al servicio
había mejorado, así es que la obsesión que tenía por
Marie había también cambiado, pero no la dejaba por
eso salir de la gran mansión. Él no sabía exactamente
que era lo que le ocurría, estaba ausente de pensar en
algo que se lo pudiese producir. Su pensamiento lo tenía
demasiado puesto en Helene y en todo lo que habían
vivido esa noche.
El dormitorio de Arthur había cambiado todo el
decorado. Al día siguiente de hacer el pacto con Lumba,
y con el demonio encargó dos ataúdes negros siguiendo
el mandato del hechicero.
La cama y los muebles estilo Luis XVI habían
sido llevados a otro dormitorio de invitados, y en su
lugar se habían puesto los dos ataúdes. En uno dormía
él, y en el otro Lumba. Al preguntarle Arthur porqué
tenía que ser así, Lumba le dijo que lo hacía para velar
sus sueños y estuviera cada noche con su adorada
Helene.
Las gruesas cortinas doradas de los dos balcones, las
quitaron, y en su lugar cubrieron los balcones con un
grueso tisú negro, al igual que las paredes y el techo.
Para iluminarse cuando Lumba lo creía necesario,
encendían dos gruesos cirios negros que habían
instalado en cada extremo de los ataúdes.
Lumba se había adueñado y el demonio aún más del
alma de Arthur, y por las noches mientras dormía y
soñaba con su dulce Helene. Lumba le hacía vudú para
que le dejara por escrito ante notario, sus bienes y todas
379
sus riquezas, y que hiciese todo lo que le mandara por
telepatía.
Lumba creía al principio de conocer a Arthur que, se
había desviado del camino de la oscuridad, y nada más
acabara el trabajo que había ido a hacer, acabaría todo
ahí para él. En el fondo sabía que no era verdad, puesto
que su alma le pertenecía al señor de las tinieblas desde
hacía muchos años, y le estaría perteneciendo toda la
eternidad.
380
Berta tampoco ignoraba nada, y se mantenía al igual que
todos sus compañeros lejos del señor Montsir y de
Lumba. Entre Gertrudis y Berta no hacían comentarios,
quedándose al margen de lo que sucedía. Sólo se
limitaba Berta a cuidar de Marie. Ahora no era el señor
Montsir quién le daba órdenes, sino que era Lumba que
con mirada penetrante y voz recia y seca le
recomendaba. Sobretodo que Marie no saliera de su
dormitorio, y que la vigilara las veinticuatro horas.
Berta era una mujer mayor, y la peor parte se la había
llevado ella. Tenía miedo de quedarse dormida y de que
Marie se escapara. Su final ya lo sabía si esto ocurriese
aunque ya todo le daba igual, incluso prefería que
acabaran con ella lo más pronto posible, pues esa
situación no la podía seguir llevando por más tiempo,
pues se quedaba dormida hasta de pie. Marie la miraba
con pena cómo luchaba con su propio cuerpo para seguir
despierta. Era consciente por lo que Berta estaba
pasando y aunque tuviese la oportunidad no iba a huir,
pues jamás se perdonaría y se sentiría culpable de la
muerte horrible que le darían, quizás la dejarían cómo
un día dijo Arthur encerrada en un cuarto del sótano
hasta que muriese.
381
Lumba lo seducía con palabras amables que resultaban
ser diabólicas.
382
amigo Lumba Jepson. Sería yo feliz de que todas mis
riquezas las manejara él, cómo dueño único.
383
El notario no estaba tranquilo ni seguro en la gran
mansión. Era la primera vez que iba por exigencias de
Arthur. Lo miraba, y también veía en él, la misma
manera de mirar que Lumba.
25
384
El servicio estaba aterrorizado, apenas comían ni
dormían para no enfurecer al nuevo amo que, los
vigilaba continuamente pasando revista, uno por uno.
385
vestidos que habían pertenecido a Helene. Una sonrisa
maliciosa apareció en sus gruesos labios. Descolgó el
vestido de novia que Helene lució el día que contrajo
matrimonio con Arthur.
386
débiles brazos, queriéndola proteger de algo realmente
malo y terrible.
- Berta, ¿ porque quiere el hechicero que me ponga el
vestido esta noche ? - Preguntó Marie entre sollozos.
- Señorita, no lo sé exáctamente pero, si fuera lo que me
supongo, es cruel - Respondió con los ojos bañados por
las lágrimas.
387
de ese modo por la disciplina que tenían que llevar todo
el servicio que trabajaban en la gran mansión.
26
388
eran realmente ciertos, y que hacía que Arthur temblara
al escuchar historias que le producían un gran terror.
También estaba ya harto y temeroso de tener que dormir
en el ataúd al lado de Lumba, con una oscuridad
absoluta. De soñar con Helene cada noche lo mismo lo
llevó hasta la desesperación, no la tenía en físico que era
lo que él pensaba y lo que Lumba le había prometido. Se
veía defraudado, despojado de todos sus bienes y sin
que nadie lo quisiera.
389
concretamente, incluso sentía asco de él mismo, los ojos
sólo los tenía para llorar.
390
Sin que Arthur se lo esperara sintió en su mejilla un
revés procedente de la mano del hechicero que le hizo
girar la cara y sangrar el labio inferior.
391
corrían por los campos despavoridos dando grandes
ladridos. Los animales se habían descarriado y corrían
sin rumbo huyendo quizás del mal que, hacía tiempo lo
estaban oliendo.
27
392
llamarla a su móvil para comprobar cuanto faltaba para
la entrega.
Luna dormía plácidamente a sus pies, y tenía
su cabecita encima de un pie de Claire, de esa manera se
encontraba mejor, sin perder el tacto.
393
Luna ya conocía los movimientos de Claire, y
rápidamente se puso en pie mirándola a que se levantara
de la silla y subiera las escaleras a su dormitorio. Al
llegar al primer piso se podía bien apreciar la respiración
de Pierre durmiendo.
394
En el dormitorio la única luz que entraba por los
cristales del balcón, era la de la media luna menguante,
qué majestuosa brillaba a medias en el cielo. En el
dormitorio cómo en toda la casa, estaba todo tranquilo,
el único sonido que se apreciaba era la respiración de
Luna durmiendo.
Claire seguía con los ojos cerrados, y por los dos lados
de la cara, le resbalaban dos gruesas lágrimas que iban
llegando al final de sus mejillas.
De pronto el dormitorio se fue iluminando hasta quedar
una luz débil pero perceptible acompañada de una voz
que Claire reconoció al instante y que jamás olvidaría.
395
Claire sintió que el corazón le salía de la caja. Quiso
esbozar un grito de alegría, pero su garganta no
respondió impidiéndole escuchar su voz. Quería hablar
pero no podía. Su cuerpo se había quedado adormecido,
hizo un gesto para levantar las manos y tocar el rostro
tranquilo y bello de Gilbert, pero sus musculos no
respondieron. Dentro de si sentía una rabia e impotencia
que la observara en aquellos instantes. Sentía que su
cuerpo y todos sus miembros pesaban toneladas que era
imposible de mover. Tenía allí delante al que había sido
y seguiría siendo su gran amor. Probaba de mover la
cabeza de un lado a otro para comunicarse de ese modo
con él.
Lo miraba, y lo miraba, aún más porque era lo único que
iba a tener de él. Lo aceptó cómo un regalo que Dios le
acababa de hacer.
Seguía inmovilizada pero, por dentro tenía una gran
fuerza que la empujó a querer mover la boca para
hablar, pero de su boca no salía palabra alguna. Trataba
de mover los ojos, pero había una fuerza superior a la
que ella poseía que no la dejaba. Sus lágrimas habían
llegado hasta la almohada dejándola mojada.
Jamas antes le había sucedido este incidente cruel en su
cuerpo, con otro espíritu delante.
396
- Presta atención a lo que te voy a decir - Siguió
diciendo Gilbert sin perder la sonrisa graciosa que le
caracterizaba - Esta noche es el terrible desenlace y caos
en la gran mansión. Cuando yo desaparezca te podrás
levantar. Llamarás a la policía, puede que lleguen a
tiempo antes de que ocurra lo que tu siempre pensabas
que sucedería con Marie. Estaré a tu lado en cada
momento, amor.
397
pertenece al señor Montsir - Dijo con la voz todavía
balbucienta.
- ¿ Quién ha dicho usted que es ? - Preguntó el policía
tranquilo y sin pausa.
- Se lo vuelvo a repetir, viuda de Candrier - Recalcó con
voz lenta.
- ¿ Y que dice que ocurre en casa del señor Montsir ?.
- No puedo darle detalles pero, si no se dan prisa se van
a encontrar cadáveres esparcidos por toda la casa.
- ¿ Cómo sabe usted eso ? ¿ Desde donde nos llama ?.
- Desde mi casa, que es la vivienda que está situada más
abajo de la gran mansión.
- ¡ Ah si ! ¿ Es usted la escritora ? - Seguía preguntando
con lentitud.
- Exacto.
- ¿ Ha visto algo extraño en la gran mansión ?.
- Oiga, ¿ Usted no es policía ? - Dijo Claire algo
nerviosa.
- Por supuesto señora, pero antes de que nos
desplacemos allí a estas horas de la noche, queremos
estar seguros de que está ocurriendo algo inevitable.
¿ Me comprende ?.
- Si desde luego, yo los he prevenido y ahora hagan lo
que quieran.
- Señora, el señor Montsir es un hombre respetuoso, y si
nos presentamos allí para ver que es lo que ocurre en su
casa, con la mano que tiene, que lo puede mover todo,
se nos cae el pelo, si lo vamos a molestar a estas horas,
eso es lo que le quiero hacer entender.
- No puedo explicarme mejor de lo que lo estoy
haciendo, hagan lo que quieran, buenas noches -
398
Terminó diciendo Claire, y dejó seguidamente el
teléfono en la horquilla.
Pierre estaba de pie escuchando, vestido, y con los
brazos cruzados haciendo un movimiento de cabeza.
- ¿ Se niega la policía a ir a la gran mansión ? - Preguntó
frunciendo el ceño.
- Tienen miedo de ir y que no se encuentren con nada
grave. Eso es lo que me ha dado a entender el policía -
Dijo Claire mirando a Pierre pensativa.
- ¿ Sabes tú lo que está sucediendo ?.
- Cuando has oído a Luna ladrar, lo hacía a Gilbert, Ha
estado en mi dormitorio y me ha dejado este mensaje -
Replicó con los ojos llenos de lágrimas.
- ¿ Qué podemos hacer ?.
- Voy a hacer lo que tu has hecho, vestirme para estar
preparada.
- ¿ Crees que vendrá la policía ? - Preguntó Pierre
arqueando una ceja.
- Supongo que si, aunque se mantengan lejos. Es el
trabajo de ellos - Dijo Claire levantándose del sillón y
saliendo del salón dispuesta a subir las escaleras para
entrar en su dormitorio y vestirse.
399
28
400
que tenía valor y coraje, se acabó de estar siempre
escuchando con la cabeza baja repitiendo a cada instante
- Si señor lo que el señor mande.
401
El vestido de novia había sido colgado en la
misma percha, en el armario, por Berta. La diadema y
los pendientes de diamantes, los había colocado a un
lado del tocador. Marie se había puesto el mismo
vestido que llevara antes, y abrazada a Berta las dos
esperaban.
402
- ¡ Demonio, no dejaré que te la lleves, has de mi lo que
quieras, puesto que soy vieja ! - Gritaba Berta apretada
al cuerpo de Marie.
403
Lumba la miraba con crueldad y sanguinismo, movía la
cabeza con los labios apretados. Alargó una mano para
cogerla de un brazo y levantarla del suelo. En esos
instantes se escucharon fuertes golpes que daban los
demás criados al otro lado de la puerta del dormitorio y
gritos que decían.
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404
estuvieran abiertas de par en par y todas las luces
encendidas. Desde fuera podían oírse los chillidos que
estaban dando el personal del servicio, parecía una casa
de locos donde cada uno la estaba formando a su modo.
La policía decidió de ir seguidamente de que Claire
terminara de hablar por teléfono con ellos. Claire no
quiso esperar a que el coche de la patrulla llegaran, en
caso que lo hicieran. Marie estaba en peligro y la tenían
que sacar de la gran mansión cómo fuera, iban para
liberarla del malvado Arthur y del cruel hechicero.
Claire y Pierre cruzaron el umbral con pasos
agigantados, iban corriendo, y subieron las anchas
escaleras de mármol rosa del mismo modo. Cada vez los
gritos se oían más cerca, Claire seguida de Pierre
llegaron al pasillo, delante de una puerta estaba el
personal del servicio que trabajaban en la gran mansión.
El mayordomo pegaba golpes con el puño cerrado, y
decía en un tono de voz alto.
405
- ¡ Quiero hablar con Marie ! - Repetía Claire una y otra
vez, pero el griterío que tenían los criados acallaban su
voz.
Pudo coger el brazo de Gertrudis, que colaboraba con
sus compañeros levantando la voz y los brazos pidiendo
que se abriese la puerta.
- ¡ Señora ... está ocurriendo una tragedia ! - Dijo
Gertrudis alborotada al reconocer a Claire.
- ¿ Donde está Marie ? - Preguntó sofocada.
- ¡ Pensamos que está en este dormitorio, si no se la han
llevado a otro lugar !.
- ¡ Necesito hablar con ella y sacarla de aquí ! -
Reafirmó Claire tratando hacerse paso entre los criados.
- ¡ Esta puerta la echo ahora mismo abajo ! - Gritó el
mayordomo.
Claire se había colocado delante de la puerta, y con las
dos manos abiertas, llamaba y llamaba dando fuertes
gritos.
- ¡ Marie ! ¡ Marie soy Claire ! - Repetía continuamente.
406
- Eres una insignificante mujer en mis manos. ¿ Cómo te
atreves a hablarme en ese tono ? ¿ No sabes quien soy ?
- Dijo con palabras, pero que eran más gruñidos.
- ¡ Alguien despreciable, cobarde, y rastrero ! ¡ Que
tiene un cruel pacto con el mal ! ¡ Se bien quien eres !.
- Grrr ¡ Maldita mujer ! ¿ Quieres acabar igual que esa
estúpida criada que hay muerta en el suelo ? - Dijo
arqueando las dos cejas y mirada cruzada, mientras que
con violencia abría más la puerta para que viera que lo
que decía era cierto.
407
lo esperara salió de detrás de Claire y pegó al hechicero
un gran empujón que lo echó hacia atrás, pegando con el
trasero en el suelo. Pierre no era muy alto pero si hábil,
y en cinco zancadas llegó a donde estaba Marie. Ella lo
miraba cómo hipnotizada y no supiera quien era.
408
-¡ Maldito hechicero ! - Decía dándole patadas en donde
podía - ¡ Te voy a matar, voy a acabar contigo, falso
embustero !.
Lumba soltó la garganta de Pierre, y con mirada llena de
odio, se giró. Su fuerza era descomunal, incontrolable.
Había levantado a Arthur por los hombros dispuesto a
estrellarlo contra la pared, echando por la boca mil
aberraciones.
409
otra arma y se echó encima de Arthur tratando de
quitárselo.
Arthur ya con el puñal en mano se dio la
media vuelta y entre luchas se lo clavó a Lumba en el
vientre, en ese mismo instante Lumba no sintió ningún
dolor y siguió luchando tratando quitarle el arma. Arthur
esta vez se la clavó en el estómago, aquí fué cuando
Lumba se dio cuenta de que ensangraba, pero seguía
luchando con fuerza, una fuerza que para Arthur era
difícil de dominar. Volvió a clavarle así en su cuerpo
diez veces más, y cuando vio que ya estaba en el suelo y
no se movía quiso salir del dormitorio tambaleándose,
los brazos y el cuerpo los llevaba a todos lados y
arrastró con él a uno de los cirios que estaba encendido,
y en esos instantes los cirios que ardían cayeron sobre
los ataúdes, y rápidamente se prendió la tela y de ahí
pasó a las cortinas, todo ocurrió en un segundo. La
madera de los ataúdes ardían como si de un papel se
tratara.
Arthur tenía cogido en su mano derecha el
puñal. Su locura ya no tenía límites, había perdido todo
control. Su nariz sangraba, y su boca también, las manos
las tenía ensangrentadas, buscaba la salida pero con la
locura que llevaba no la encontraba y el humo hizo
oscuro el dormitorio. La puerta estaba cerrada con llave
que Lumba guardaba en el bolsillo de su pantalón. El
estaba herido de muerte y poco podía hacer por salvarse,
y el humo acabó por asfixiarlo, y su cuerpo empezó a
arder, estaba envuelto en llamas, y se fue quemando con
todo lo que había en el dormitorio.
410
Arthur salió a grandes penas por la puerta que conducía
a la puerta oculta, del dormitorio donde había estado
Marie. El fuego también a él lo perseguía, y llegaba con
largas lenguas por el pasillo hasta que llegó al
dormitorio y se prendió. La puerta la había cerrado
Gertrudis con la llave maestra. Después de que sacaran
el cuerpo de Berta.
411
recuerdos y frecuentada por gente de la alta sociedad, se
venía totalmente abajo por las llamas.
412
era tremendo en un mes y medio, todo lo que tuvo que
padecer, viendo que muerte llegaba de un momento a
otro, por un sacrificio al diablo.
413
alrededor de Claire, Pierre y Marie, por encima de sus
cabezas. Claire advirtió que se trataba de los espíritus de
Arthur y el hechicero persiguiéndose el uno al otro. De
esa manera estarían hasta que sus almas no encontraran
la paz. Vio cómo dos rayos oscuros se alejaban
cruzándose entre sí, pegándose latigazos y
desaparecieron por las alturas del cementerio.
30
414
Dos días después de lo ocurrido, la policía se
presentó en casa de Claire para tomarle declaración de
los hechos.
415
El comisario y su compañero se miraron. El comisario
levantó los hombros al mismo tiempo que hacía una
mueca. Su compañero asintió.
- Señora Candrier ¿ Quiere ser más explícita ? - Dijo el
comisario haciendo un gesto con la mano.
- Si desde luego, voy a ser lo más clara posible con
ustedes - Dijo removiéndose en su asiento, y quitándose
con la yema de los dedos algo que le molestaba en el ojo
derecho.
- La noche que mi marido murió en el accidente - Dijo
Claire respirando profundamente - Dos policías vinieron
a darme la trágica noticia, en la declaración les dije que
ese día habíamos estado molestados por los espíritus que
vivían en esta casa.
- ¿ Quiere decir que esta casa está ocupada por
espíritus? - interrumpió el comisario con las pupilas
puestas en las de Claire.
- Estaba. Si le cuento todo el relato no vamos a acabar
en un mes, porque la historia es larga.
- Entonces. ¿ Quién veía los espíritus, su marido o
usted? - Dijo el comisario moviendo la cabeza sin
comprender.
- Yo. Los veía, y los seguiré viendo yo, porque nací con
esa facultad. Cómo les iba diciendo, ya presté
declaración a dos de sus compañeros, y los puse al
corriente de mi mediumnidad.
- A ver a donde quiere llegar porque todavía no la
entiendo.
- La noche que ocurrió la tragedia en la gran mansión
estaba yo acostada pero, no tenía sueño. Tenía la luz
apagada ... y el espíritu de mi esposo que en gloria esté,
416
vino y me habló. Me dijo lo que iba a suceder esa misma
noche en la gran mansión. Me advirtió también de que
los llamara a ustedes. Eso es todo.
417
- ¿ Desde hace mucho tiempo ?. Que me responda él por
favor.
- Dos semanas aproximadamente - Respondió Pierre con
las manos apoyadas en sus rodillas, y mirada lánguida.
- ¿ Conocía usted a la señorita Marie Lembrier ?.
- Si. Trabajaba en Fontaine Bleau. En la gran avenida en
una tienda de zapatos y, yo también en la misma
avenida en una tienda de muebles. Éramos grandes
amigos, ella también iba a vivir aquí.
- ¿ La señorita Lembrier y usted juntos ?. Quiero decir,
¿ en la misma habitación ?.
- No. Solo éramos amigos. Marie tenía una habitación y
yo otra.
- ¿ Que causa la llevó a la gran mansión ?.
418
escalón y subía otro, pero daba igual porque el pasillo
de arriba y las escaleras estaban repletas de grandes e
inmensas cucarachas. Ella me pedía que la ayudara, pero
es que yo no podía subir, le repetía una y otra vez que
bajara las escaleras. Cuando al fin bajó dando saltos,
salió huyendo de la casa, y al salir por la puerta me dijo
- Que iba a pedir ayuda al señor Montsir.
419
- ¿ A qué niña se refiere ? - inquirió el comisario algo
confuso.
- Al espíritu principal que habitaba esta casa, a la hija
del señor Montsir - Respondió al mismo tiempo que
afirmaba con la cabeza.
- ¿ La niña que murió en el accidente con su madre ?.
- Esa.
- No debe de ser fácil para usted seguir a los espíritus, y
que la sigan - Dijo el comisario comprendiendo la
situación de Claire.
- Estoy acostumbrada - Dijo con un suspiro.
- Quiero que volvamos ahora a la señorita Lembrier. He
oído de que iba a contraer matrimonio con el señor
Montsir ¿ Es cierto ?.
- Si. Pero esa es otra historia - Dijo Claire cerrando los
ojos y cubriendo las sienes con sus dedos tratando de
relajarse - Repuso pasado treinta segundos - Cuando la
señorita Lembrier esté recuperada de este trauma, se lo
podrá contar ella misma.
- Esta mañana la hemos ido a ver a casa de sus padres
donde se está recuperando, nos recibió su padre el señor
Lembrier. Nos ha comentado que su hija Marie se
encuentra mal, y no está para prestar declaraciones.
Creo que este asunto, nos va a llevar varios meses de
investigación, cómo todos los que presentan grandes
problemas. ¿ Ha podido usted hablar con ella ?.
- Todavía no, espero a que se recupere porqué lo
sucedido es muy fuerte y estará traumatizado para
mucho tiempo.
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31
421
Habían transcurrido seis meses de la tragedia
ocurrida en la gran mansión. Pierre iba con frecuencia a
visitar a Marie, y le hablaba de cosas que la hiciera reír,
pero jamás le comentaba nada sobre Arthur ni de lo que
ocurrió.
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Pierre seguía enamorado de Marie, y se lo demostraba
día a día con su paciencia y su entrega total. Sabía que
tardaría dos ó tres años, en que ella le dijera el sí quiero.
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se quedaban vacías, hacía una llamada al supermercado,
y daba una lista de lo que necesitaba y se lo llevaban.
424
Luna dormía en una pequeña alfombra a un metro del
fuego. Abrió los ojos cuando Claire se sentó en la
mecedora, la estuvo observando unos instantes y optó
por levantarse e ir con ella, era consciente de que Claire
se encontraba muy sola, y sólo se tenían la una a la otra.
Se puso de pie con las manos en las rodillas de Claire
pidiendo que la subiera en su regazo. Cuando lo
consiguió empezaron sus juegos habituales mordis-
queándole las manos, al mismo tiempo que le daba
besitos. Todavía era cachorro, sólo tenía nueve meses, y
no crecería más. Pesaba entre tres y cuatro kilos, para
Claire era un alivio tenerla. Con la perrita jugaba largos
ratos y le hacía olvidar sus penas.
425
- Pues que siempre he pensado preguntarte si sabes que
es la ouija. ¿ Qué tontería no ? preguntarte eso a ti.
- ¿ Y tu sabes lo que es la ouija ?.
- Sólo de oídas, pero por lo que me han comentado,
tiene que manejarla y dirigirla alguien que sepa. Me han
contado casos de gente joven e inexperta que se sienten
atraídos por ese juego, yo lo llamo así porque no sé
exactamente lo que es.
426
- Parecido a este hecho conozco varios. La curiosidad es
la peor enemiga para un espíritu, detesta que se le
observe, y aún menos que vengan a reírse personas sin
cualidades psíquicas, porque todo este mundo es
desconocido para ellos, y entran sin saber en la psique
de los espíritus. Es peligroso hacer la ouija sino se sabe
hacer o sino se tiene respeto.
- ¿ Has hecho tú alguna vez la ouija ? - Preguntó Pierre
llevando sus manos a la cabeza para alisar su abundante
pelo.
- Cuando era joven la hacía yo sola, o con otros
médium. Jamás dejé que entraran en estas sesiones
personas que no tuvieran cualidades. Hace bastantes
años que no la práctico, no lo necesito.
427
directamente con la psique del espíritu, si es que quiere
venir cuando se le llama ¿ Nos preparamos ?.
- ... Si ... ¿ Crees que no me voy a desvanecer si siento o
veo algo que no estoy acostumbrado ?.
- Todo es empezar, y tienes que ir acostumbrándote,
porque te veo con muchas facetas de médium. Vamos a
la mesa del comedor - Dijo Claire depositando a Luna
en el suelo.
- ... no ... hay luz, ¿ es bueno que no la haya ?.
- Mejor así - repuso mientras que se sentaba en la silla
que ocupaba la mesa.
Pierre se sentó a su lado , pero Claire le recomendó que
se sentara frente a ella.
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condiciones, me refiero a que no esté demasiado
transformada por el mal.
429
La veía cómo a tres metros de la chimenea de pie y
mirando hacia donde él estaba. No podía ver con
claridad que ocultaba su rostro.
- Pierre, coge un leño ardiendo y ven a donde yo estoy.
- ¿ Que coja qué ? - Contestó Pierre desconcertado sin
entender lo que Claire le decía.
No tuvo tiempo a que Claire le sugiriera nada más,
porque estaba detrás de Helene, que se volvió hacia él, y
lo cogió de un puñado por las solapas del batín, y lo
lanzó al otro extremo del salón. Pierre cayó de bruces
contra la pared, se quejaba de la cabeza y llevaba sus
manos para comprobar que no tuviese una herida, al
mismo tiempo que decía asustado. ¿Que está pasando
Claire ?.
- ¡ no te muevas ! - Gritó de nuevo.
- ¿ Porqué ? ¡ Dime que me está pasando ! esta maldita
luz tendría que haber venido hace ya rato !.
430
no tenía la culpa de cómo se comportaba su espíritu. Un
hechicero que trabajaba para el mal, la había satanizado.
Para que Helene encontrara la paz tenía que arder para
que su espíritu se purificara y encontrara la luz.
431
haciendo el gesto de inclinarse de medio lado en el
borde de la chimenea para coger un tronco de pino que
ardía y que ella pudiese manejar - Dijo a media voz -
Pierre, ¿ Luna está contigo?.
- Si Claire, la tengo en mis brazos - Respondió Pierre
con voz floja para no asustar a un espíritu que él no veía,
y que seguro estaba allí.
432
árboles y desapareció en el aire. Claire la seguía con la
mirada y dijo.
433
fui a cerrar la puerta y me lanzó a tres metros, supe que
se trataba de su espíritu. Estaba seguro que no se trataba
de los espíritus que nos encontramos sus huesos
emparedados en el muro de mi dormitorio.
- También tienes tu dotes de médium, de lo contrario no
hubieses llegado a esa conclusión tan rápidamente.
- No sé exactamente si lo mío es esa energía que tu
tienes de médium, y que está trabajando contigo las
veinticuatro horas, yo no veo a los espíritus como tú -
Dijo quitándose con una mano toda el agua que le
chorreaba por la cara, las orejas y la barbilla. Luna
también estaba mojada, pero menos, porque Pierre
cubría su cuerpecito con el de él, sólo su cabecita la
tenía al descubierto.
- Estoy segura que tu también eres médium, de lo
contrario el espíritu de Helene no se hubiese fijado en ti.
Puedes ser médium sin ver a los espíritus, no todos los
médium los ven, pues para eso hay que ser videntes.
434
- Claire ¿ Has visto el espíritu de Arthur ? - Preguntó
Pierre sin mirarla, con la vista puesta en lo que quedaba
de la gran mansión.
435
sus enemigos, aquí en la tierra, es una guerra que jamás
acabará entre el bien y el mal.
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437
Estaba en los pensamientos de Claire de
hacerles un gran regalo para que de ella se acordaran
siempre, igual que ella jamás los olvidaría - Ojalá sean
felices y tengan los dos una larga vida - les deseaba.
Una mañana temprano Claire salió de la casa y llevaba
con ella a Luna, montaron en el automóvil, y la
dirección era París. El piso que había compartido diez
años con su gran amor Gilbert, iba para recoger todas las
pertenencias de ellos dos, y recuerdos que habían vivido
con ellos tantos años, se los llevaba a la casa de
Fontaine Bleau. La ropa, chaquetas, pantalones, camisas
y jerseys juntos con los varios pares de zapatos, los
llevó a una parroquia para que lo repartieran entre los
pobres.
El piso lo dejó amueblado cómo ellos lo tenían a punto
de ser habitado de nuevo. Antes de salir del dormitorio
echó la última mirada, en sus oídos resonaban las
palabras dulces y cariñosas que Gilbert, le decía cuando
los dos se estaban amando. La visión de los dos le venía
y le era difícil mantenerse quieta allí delante, la energía
de Gilbert aún seguía allí viva. Acarició el dormitorio
con sus manos cómo si estuviera acariciando el rostro
cálido y risueño de Gilbert, sus ojos estaban inundados
por las lágrimas. Se hubiese quedado esa noche a dormir
en la cama donde ellos tanto se amaron infinidades de
veces, pero tenía que regresar a la casa. Esa noche tenía
que acabar el último capítulo de la biografía que estaba
escribiendo de Gilbert y de ella, le había prometido al
editor que dos días después se le entregaría. Estaba
contenta porque pudo escribir pasajes de su vida cuando
438
era muy feliz, cuando pensaba que a Gilbert lo había
puesto Dios en su camino para que caminaran juntos, les
dio un soplo y se enamoraron.
439
un nudo y un lazo, era de un tisú grueso, blanco, con
florecitas rojas y amarillas, y unas zapatillas cerradas
marrones.
Luna dormía plácidamente estirada encima de su
alfombra frente a la chimenea. Desde que había
empezado las grandes nevadas ese era su lugar.
El timbre del teléfono sonó. Claire retembló al
escucharlo, estaba sumergida en el panorama que
ofrecían los campos, y en sus pensamientos. Sonó dos
veces más hasta que llegó y descolgó.
- ¿ Diga ?.
- ¡ Claire feliz año ! - Era la voz de Pierre.
- ¡ Feliz año Claire ! - Se oyó seguidamente la voz de
Marie.
- Feliz año para vosotros. ¿ Cómo estais ? - Dijo Claire
más animada.
- Bien, bastante bien - Dijo Marie - Repuso - Hemos
pensado Pierre y yo de ir esta tarde a hacerte una visita,
sabemos que estos días no te has movido de la casa,
también, queremos darte una sorpresa que sabemos te va
a alegrar.
440
-. Hasta luego cariño - Dijo Claire poniendo el teléfono
en el horquilla.
441
despegaron, Claire les dijo manifestando su alegría, y
cruzó por delante de su pecho, la chaqueta beig de lana
que llevaba puesta, y debajo una blusa de seda azul
marino haciendo juego con la falda y mocasines.
- ¡ Entrar dentro, que aquí fuera hace frío !.
Las facciones de Marie seguían igual de bellas, pero con
más firmeza en su mirada y cuando sonreía. Claire
desde el primer día que la vio advirtió en ella una mujer
de gran fortaleza y gran luchadora.
- ¿ Hacemos café ? - Ofreció Claire sentada en un sillón,
y Pierre y Marie en el sofá.
- Para nosotros no, no hace mucho que hemos
terminado de comer y de tomar café - Dijo Marie con su
sonrisa habitual. Vestida con traje de chaqueta gris, y
jersey blanco de cuello alto.
442
- Nos vamos a casar dentro de tres meses.
- ¡ Oh ! ¿ Sabéis la fecha ya ?.
- El veinticinco de Abril - Contesto Pierre - Repuso - En
estos tres meses tenemos que darnos prisa a encontrar
una vivienda, tan difícil cómo está.
443
rodeó con su brazo y besó su mejilla húmeda por las
lágrimas. Pierre le susurró con cariño.
- ¿ Te esperabas esto ?.
Marie negó con la cabeza.
- Esta era mi sorpresa - Dijo Claire paseando cada una
de sus manos por la cabeza de Pierre y de Marie.
- Claire, ¿ Piensas quedarte aquí en esta casa ? - Dijo
Pierre.
- Así es, este es mi lugar, vivo en medio de la
naturaleza. En primavera y en verano es maravilloso con
tantas flores que me rodean, los árboles empezarán
pronto a echar sus hojas nuevas, y poco después sus
flores, y perfume que inunda el valle a tomillo y
romero, incluso ahora que es invierno hay un paisaje
digno de una postal.
- Habíamos hablado Marie y yo de que tu fueras una de
los testigos de nuestra boda - Dijo Pierre sosteniendo el
manojo de llaves en su mano derecha.
- Claire se había bien acomodado en el sillón, contenta y
satisfecha de la donación que había hecho tan justa.
- Si, yo también deseo de ser testigo de vuestro enlace, y
disfrutar vuestra felicidad. Y os deseo de todo corazón
que seáis siempre felices como lo fui yo. Y ojalá que los
hijos que tengáis los enseñéis a saber caminar por la
vida, y a que sepan defenderse de todo mal.
444
- Quédate a mi lado - Le dijo Marie cogiéndolo de la
mano.
Claire esperaba atenta a oír lo que Marie le quería
confesar.
- El primer día que te vi - Dijo Marie haciendo una
pausa para tragar saliva - me pasó por la cabeza que me
hubiera gustado haber sido tu hija, lo imaginé varias
veces como hubiese sido mi vida a tu lado. ¡ Te vi con
tanta personalidad y seguridad en ti misma !.
- Me alegra mucho que me hayas contado este pequeño
secreto tuyo. Si Gilbert y yo hubiéramos tenido hijos,
ahora tendrían la edad vuestra, así es que
simbólicamente sois cómo mis hijos.
- Claire ¿ Piensas mucho en tu marido ? - Dijo Marie
después de mirar unos instantes un cofre de madera
color marrón que posaba encima del buffet del comedor.
- Si, no hay día que no recuerde un hecho de nuestra
vida.
- ¿ Están sus cenizas dentro de ese cofre ? - Dijo
señalando con la mirada.
- No. Un día las llevé al Sena y las eché al río - Dijo
Claire mirando el cofre.
- ¿ Te lo dijo en vida ? ¿ fue su voluntad ?.
- Nunca habíamos hablado de la muerte, éramos
demasiado felices para pensar en eso.
445
- Él siempre lo está. Noto su presencia en cada rincón de
esta casa, y su aroma me persigue, es cómo tenerlo
conmigo pero no lo puedo tocar. Eché sus cenizas al río
Sena porque nació en París, amaba París, y Pígale.
Íbamos muy amenudo a cenar a un restaurante de este
Boulevard donde había un pianista que tocaba, y una
joven principiante cantaba canciones de Edith Piaf. Son
muchos y muy buenos recuerdos los que compartimos
juntos.
- ¿ Fué un buen amante ? - Preguntó Marie.
- Si, muy bueno, aunque en este terreno no conocí a otro
hombre, creo y estoy en lo cierto que era el mejor.
Pierre advirtió en los ojos de Claire dos lágrimas que
resbalaban por sus mejillas. Cogió entre sus manos la
mano de Marie, y le susurró.
- Cariño, no le hagas más preguntas sobre Gilbert.
- No importa Pierre - Dijo Claire - Esto sirve para
recordarlo, mis lágrimas no son de pena.
- Me hubiera gustado conocerlo - Siguió diciendo Marie
- Tendría que ser un hombre muy interesante.
- Si, lo era, y aparte de ser interesante, era amable, jovial
y muy simpático, siempre me hacia reír, aunque el
hecho fuera pequeño.
- Sigues enamorada de él, y cuando una mujer lo está
como tú, es que él valía la pena.
- En esto estás en lo cierto. Pero tu también tienes suerte
de tener a tu lado a Pierre, y de que os vayáis a casar.
- Claire ¿ En qué calle de París está el piso ? - Preguntó
Pierre para romper la conversación que las dos
mantenían. Desde que Marie le empezó hablar de
446
Gilbert, los ojos de Claire estaban encharcados por las
lágrimas.
- Número ciento cinco, Rue Le Blanc, distrito dieciséis.
Es un ático precioso con mucha luz, y además, que es,
un barrio tranquilo. El piso está equipado de todas las
comodidades, pues es de alto standing, vais a estar muy
bien. Y además que los sábados está el mercadillo a la
vuelta de la esquina, donde se puede comprar de todo.
Desde carne, pescado, verdura y fruta de la mejor
calidad, y también ropa para vestir.
- Claire, es un precioso y valioso regalo que nos has
hecho, jamás tendremos ocasión de recompensarte este
maravilloso gesto tuyo.
- Ojalá os entendáis cómo Gilbert y yo nos
comprendimos, y ojalá vuelvo a repetir que seáis felices.
A Marie le resbalaba una lágrima por la mejilla. Jamás
en la edad que tenía había conocido a alguien tan
generosa cómo Claire, y al mismo tiempo humilde, pues
con todo lo que sabía, siempre se quedaba a la misma
altura que la persona que tuviese delante, para no
intimidarla.
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33
448
orgulloso padre que miraba de un lado a otro el rostro
de los invitados.
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Los ladridos de Luna la sacaron de la historia en que
estaba sumergida profundamente. La miró y vio que se
había puesto en pie, y ladraba moviendo su cola. Claire
se levantó de la silla y fué a ver que era. Desde que llegó
la primavera se veían algunos excursionistas que
cruzaban el ancho campo, y pensó en que fuera un grupo
que estaban atravesándolo.
Llegó a donde estaba Luna que seguía
ladrando contenta. Miró fuera, y su sorpresa fué
extremadamente emocionante cuando vio la silueta
juvenil de Gilbert, que esperaba con el hombro apoyado
en el filo de la puerta. Su sonrisa era encantadora, y su
mirada dulce. Claire tenía los brazos caídos a lo largo de
su cuerpo, y los ojos inundados por las lágrimas, sus
labios temblaban de emoción.
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- ¡ Que el amor te conduzca al lugar que te mereces
cariño ! - Decía Claire con las lágrimas que le goteaban
por encima del vestido a la altura de su pecho.
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