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En los

200 años
del sabio
Mutis

Breve mirada
a un pionero
de la ciencia
en la Colonia

Gabriel Fonnegra
Periodista.
Cuando España arribó a estas tierras sus naos traían, además de la espada
y la cruz, las formas más atrasadas de organización social del continente
europeo. Mientras en Holanda, Francia, Alemania e Inglaterra se gestaba
una nueva sociedad, las gentes en Iberia iban a contracorriente de la
historia. La neblina del Medioevo era el telón de fondo del diario vivir en
la Nueva Granada. Pero un gaditano, José Celestino Mutis, llegó a este
continente con lo más avanzado de la ciencia europea del momento: Galileo,
Kepler, Newton, Linneo y tantos otros. El trabajo de Mutis y su magna
obra, la Expedición Botánica, fueron el relámpago ideológico previo a la
tormenta de insurrección que terminaría por derrotar al imperio español.
Muchos de sus alumnos estuvieron después al frente de la gesta libertadora.
La vigencia histórica de Mutis permanece, más aún cuando hoy el imperio
de las barras y las estrellas pretende condenarnos a la oscuridad de la
ignorancia. Deslinde*

N
o tanto por el número y la exten- ñala Humboldt, “no sabía más que hacer
sión de los trabajos, como por la árboles genealógicos y recitar oraciones
diversidad de los objetivos, la Real religiosas”– a la corriente universal del
Expedición Botánica del Nuevo Reino de pensamiento burgués, sentando en esta
Granada, constituida el 1º de noviembre forma las premisas para la insurrección
de 1783 por Cédula del rey Carlos III de que dio la independencia al país.
España, aventaja, tal vez con creces, a las Al hacer el balance de la Primera Ex-
de México y el Perú. Orientada con pulso pedición neogranadina, ensayistas como
firme por el médico y sacerdote gaditano Diego Mendoza han destacado precisamente
José Celestino Mutis, la Expedición Botánica el último aspecto como su más significa-
no solamente echó los cimientos para una tivo logro: todos los discípulos del sabio
ciencia nacional, hoy todavía en ciernes, Mutis, anota Mendoza, “se cuentan entre
sino que iluminó también la inteligencia los creadores de la nueva nacionalidad
de los jóvenes neogranadinos con las ideas colombiana”. Pero tal vez haya faltado a
del progreso, la Ilustración, las ciencias los distintos tratadistas profundizar en
naturales y la empiria, abriéndoles la los aportes propiamente científicos de
puerta de la Europa civilizada. Fue aquel la Real Expedición, una faceta no menos
quehacer de cinco lustros una revolución importante.
cultural que aproximó a la intelectualidad Dejando a un lado el carácter eminen-
criolla –la que, en su mayoría, como se- temente artesanal de la investigación en

* Parte del presente artículo es el prólogo a la compilación hecha por el autor de los escritos de José
Celestino Mutis (Mutis y la Expedición Botánica, Bogotá, Santillana, 2008). Fonnegra amplió y actualizó el
artículo para la presente edición de Deslinde.
En los 200 años del sabio Mutis

Carlos III –“el Diocleciano del imperio


español”, tal como lo llamó Laureano
Gómez– se viera constreñido por las
adversas circunstancias a llevar adelante
una política de reformas, sino más bien
porque las condiciones prevalecientes en
la arena mundial conspiraban a favor de
la rebeldía, patrocinando por doquier los
afanes de independencia y el ideal repu-
blicano. Las colonias americanas habíanse
tornado en hervidero de revolucionarios
que se movían muchas veces al socaire
de entidades científicas promovidas por
la América hispana de aquel entonces, un la Casa Real, como fue el caso de nuestra
rincón “apartado del mundo racional con Expedición Botánica.
dos mil leguas de distancia”, tal como la Francisco Antonio Zea, Francisco José
miraba el sabio Mutis, la utilidad científica de Caldas, Jorge Tadeo Lozano, José Joa-
de la Expedición sobresale día tras día quín Camacho, Eloy Valenzuela, Miguel
con mayor relieve, principalmente por la Pombo, José María Carbonell, Enrique
grandeza de quien fuera su director. No Umaña, José María Salazar y otros muchos
exageraba Guillermo Hernández de Alba de los mejores intelectuales que habían de
(Documentos para la historia de la educación figurar en los anales de la Independencia,
en Colombia, Bogotá, Editorial Nelly, 1976) integraron la nómina de la Expedición
al escribir que Mutis constituye “la per- Botánica. Varios hacían parte, al mismo
sonalidad científica más completa hasta tiempo, de la primera Sociedad Patrió-
ahora inscrita en la historia nacional”, tica fundada en la Colonia. Y casi todos
quizá no superada por ninguno de sus conformaron la planta de los primeros
contemporáneos en la América hispana semanarios que aparecieron en la Nueva
y colonial. Granada.
Es un hecho que el nacimiento del
periodismo colombiano está ligado estre-
chamente al derrotero de la Expedición.
La ciencia, ¿una
Se podría decir que el Papel Periódico de
premisa para la Santafé de Bogotá, de 1791, El Correo Curioso,
insurrección? Erudito, Económico y Mercantil, de 1801, El
La victoriosa Guerra de Independencia Redactor Americano, de 1806, y el Semanario
dirigida por Washington y el fermento que del Nuevo Reino de Granada, de 1808, dieron
ya agitaba a Francia irradiaron por fuerza al proyecto de Mutis rostro, expresión y
un vasto influjo en el mayor imperio del voz. El sabio Mutis dio a conocer allí su
orbe, cuyo mando empuñaban ahora las Arcano de la quina. Jorge Tadeo Lozano,
galantes y agalibadas manos de la dinastía apartes de su Fauna cundinamarquesa y
borbónica. Influjo de un alcance profundo, de su lúcida Memoria sobre las serpientes.
ciertamente, pero no tanto porque en la Y Francisco José de Caldas sus notas so-
Corte de Madrid ciertos intelectuales de bre física, fitogeografía y astronomía y
cariz liberal estuvieran situados en altí- su trascendental Discurso educativo. Los
simas posiciones, ni porque el mismo rey hombres de la Expedición fueron el alma

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y nervio de las publicaciones pioneras Suprema Inquisición de Castilla y logró


sobre ciencia y reforma educativa. convencer a los jueces de que el sistema
Al echar un vistazo a la Real Expedi- copernicano ya era aceptado hacía tiempos
ción, ¿no resulta contradictorio que una por toda la comunidad científica.
empresa cuyo financiamiento provenía Hay épocas, como la del Renacimiento,
del tesoro peninsular terminara labrando en las que los avances científicos se con-
como al sesgo el terreno para la indepen- vierten en caldo de cultivo para la agita-
dencia? ¿O que un súbdito del monarca, ción política. Tal fue el caso de Galileo,
como lo fue el sacerdote Mutis, fuera el físico florentino que a la cabeza de una
maestro por excelencia de la generación especie de logia, la llamada Academia de
rebelde? ¿O que un plan concebido osten- los Linces, dio en retar nada menos que al
siblemente en pro de la administración Romano Pontífice, y en el núcleo mismo
colonialista del rey Carlos III acabara por del poder. Galileo salió en defensa de
moldear en sus adeptos una conciencia Copérnico, visto como heresiarca por la
americana empapada de ideas libertarias, inflexible jerarquía, y tropezó también con
a punto tal que Humboldt pudo afirmar, la Inquisición. Le fue peor que a Mutis,
tras su visita al Nuevo Reino, que “la pues el sagrado tribunal le dio casa por
juventud americana está en un estado de cárcel hasta la hora de la muerte.
efervescencia espiritual que no se conoce El nombre del astrónomo polonés se
en España”? escuchó por primera vez en la capilla de La
Bordadita, todavía existente en el Colegio
Mayor. Fue el primer grito a somatén en
La reforma filosófica la gran marcha hacia la Independencia.
La lucha por el predominio de la cien- La República de Colombia tiene excelso
cia en los sistemas de enseñanza llevó padrino, ¡el gran Copérnico!
a Mutis a proponer que se implantaran Mutis y sus discípulos libraron ade-
cátedras de matemáticas, medicina y más la batalla contra el idealismo y la
química en el Colegio Mayor del Rosario, escolástica en los terrenos de la reforma
un claustro regentado por seglares desde educativa, aprovechando que poco antes,
1664 pero imbuido de dogmas teológicos, en 1767, habían sido expulsados los pa-
y a sostener los principios newtonianos dres jesuitas de todos los dominios del
y el sistema heliocéntrico de Copérnico,
audacia que lo enfrentó con los teólogos
del convento dominicano y con el santo Al echar un vistazo a la
tribunal de la Inquisición. Real Expedición, ¿no
En julio de 1774, en el Colegio del Ro-
resulta contradictorio
sario, Mutis pronunció la célebre tesis en
defensa del astrónomo polonés Nicolás que una empresa cuyo
Copérnico. Fray Juan José Rojas, regente financiamiento provenía
del convento dominicano, convertido del tesoro peninsular
en Universidad de Santo Tomás, y el terminara labrando como
comisario de la Inquisición, presbítero
al sesgo el terreno para
Díaz Quijano, se encargaron de llevar al
atrevido catedrático ante los santos tribu- la independencia?
nales, acusándolo de propagar doctrinas
heréticas. Mutis elevó su querella ante la

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rey Carlos III, paradójicamente por las reno: “Todo el objeto del plan se dirige
instigaciones de otro cura, conocido en a sustituir las útiles ciencias exactas en
la historia como El Barbidiño, partidario lugar de las meramente especulativas,
de Voltaire y de la Ilustración francesa. Y en que hasta ahora lastimosamente se ha
hasta la tradicionalista y pacata Santafé perdido el tiempo”.
terminó sacudida por los vientos de li-
bertad que soplaban desde Madrid. Allí
se dio a la luz, si bien no fue llevado a la La Flora neogranadina
práctica, el famoso Plan educativo del criollo La Flora neogranadina, la más extensa de
Francisco Antonio Moreno y Escandón, cuantas producciones llevó a cabo la Expe-
fiscal de la Real Audiencia, que, muy en dición Botánica, pasó por mil vicisitudes.
el estilo de Mutis, preconizaba la idea de Ya los señores José Pabón e Hipólito Ruiz,
la universidad pública, la educación en a quienes fuera encomendada en 1777 la
manos del Estado, no de la Iglesia, y la Expedición Botánica del Perú, comenza-
masiva difusión de las ciencias naturales, ban a publicar los primeros volúmenes
principios que repetirá Mutis en su Plan de la flora y quinología del virreinato
general de los estudios médicos, de 1805, y limeño, como también lo hicieron poco
de los que asimismo se hará eco Francisco más tarde Sessé y Cervantes en México,
José de Caldas en su Discurso educativo, Malaspina en Madrid y Baldó en Cuba,
de 1808. cuyas Expediciones se crearon en 1787,
Para plasmar en pocas palabras el 1789 y 1796, respectivamente. Mutis, por
espíritu de las reformas educativas en el contrario, rehusaba dar su obra a la
pleno imperio colonial y el movimiento de imprenta: “Toda averiguación requiere
renovación que acompañó a la Expedición tiempo, paciencia y proporción”, había
Botánica, caben aquí las pronunciadas por dicho. Tal actitud le originó más de un
el arzobispo-virrey Caballero y Góngora conflicto con las autoridades de Madrid,
al hacer referencia a la propuesta de Mo- si bien, por fortuna, contó siempre con el
respaldo de Antonio Caballero y Góngora
y de otros influyentes virreyes.
Al morir Mutis el 11 de septiembre
La lucha por el predominio de 1808 –va a hacer doscientos años–, la
de la ciencia en los monumental obra, que comprendía 5.393
sistemas de enseñanza dibujos, 2.945 a todo color, correspon-
llevó a Mutis (…) a dientes a 2.696 especies, cada una de ellas
con su respectiva descripción en latín, no
sostener los principios había sido publicada. Su sobrino, el criollo
newtonianos y el Sinforoso Mutis, se dio entonces a la tarea
sistema heliocéntrico de de sistematizar el vasto trabajo, la cual
Copérnico, audacia que lo se vio forzado a interrumpir al estallar
enfrentó con los teólogos la guerra con España. En noviembre de
1816, y por mandato expreso del llamado
del convento dominicano y Borbón Infame, el rey Fernando VII, el
con el santo tribunal de la general Morillo confiscó todo el material
Inquisición. de la Flora neogranadina, inventarió una
parte en 104 baúles, que remitió a Madrid
con su lugarteniente Pascual Enrile, y

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decidió sacar el resto a subasta pública.


En el curso de tal maniobra se extraviaron
casi todas las descripciones de Mutis y
otros valiosos documentos.
48 de las cajas enviadas a España
contenían el herbario de la Expedición,
recolectado por Mutis, Eloy Valenzuela
y Caldas y por el grupo de herbolarios
comisionados. Comprendía unos 20.000
ejemplares. Las quince cajas con minerales
se perdieron en su totalidad.
Cerca de 150 años permaneció la Flora
acartonada en el Jardín Botánico de Madrid.
Sólo en años recientes fue publicada al fin,
por un convenio cultural suscrito entre
los gobiernos de Bogotá y Madrid.

La quinología
“Toda la historia de la Expedición y
sus ideales se realizan mejor en las quinas clases medicinales y las no medicinales,
que en su restante obra fitográfica”, ha con grave daño para la farmacología de
subrayado el padre Enrique Pérez Arbe- las fiebres palúdicas, una epidemia en las
láez. Y en verdad, no sólo por lo extenso regiones tropicales, y hasta se le incriminó
de las observaciones, sino también por al cuidadoso Mutis el haber sido causa
los resultados, de enorme importancia del enredo, originado, según parece, en
práctica para la farmacología de entonces, el empaque defectuoso de las muestras
e incluso de importancia económica como remitidas a Suecia.
producto de exportación, los estudios de En octubre de 1772, el mismo año de
Mutis sobre el género Cinchona significan su ordenamiento sacerdotal, Mutis había
quizá lo más representativo de su obra. ya descubierto los arbustos de quina cerca
Tampoco en este campo las investi- de Bogotá. Cuatro años después consiguió
gaciones pudieron avanzar sin vencer separar tres especies, a las que apellidó
miles de tropiezos. En 1737, Carlos de la blanca, roja y amarilla. En 1784 amplió
Condamine, residente en Quito, dibujó por la clasificación a cinco especies y en 1788
primera vez el renombrado árbol de Loja, se encontró con que también al norte del
descrito por él mismo en su Memoria de ecuador abundaba la quina anaranjada,
1738. Carlos Linné, padre de la sistemática “primitiva” o de Loja, la más aprove-
moderna, incluyó la nota de La Condamine chable desde el punto de vista oficinal o
en su Genera plantarum de 1742. medicinal. El 10 de mayo de 1793 apareció
Mutis tuvo noticia de la quina en 1761, en el Papel Periódico de Santafé de Bogotá
recién llegado a Bogotá, por boca del su opúsculo El arcano de la quina revelado
comisionado del rey, Miguel de Santiste- a beneficio de la humanidad, muchas de
ban, quien había encontrado ejemplares cuyas conclusiones fueron revisadas no
cerca de Popayán. En un comienzo, sin obstante por el incansable investigador
embargo, todo era confusión entre las en los últimos años de su vida. La obra

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definitiva, editada por Sinforoso Mutis Granada y de los mapas levantados por
con el título de Historia de los árboles de la él, por Caldas y por Moreno y Escandón.
quina, vio la luz en 1809, un año después O de los planes presentados por Mutis a
de la muerte del sabio gaditano. En ella, las autoridades para la explotación del
el promotor de la Expedición aumentaba petróleo, de sus ideas para modernizar
a siete las especies neogranadinas, distin- la navegación por el río Magdalena, de
guiendo con absoluta precisión las cuatro los conceptos avanzados que en materia
oficinales o medicinales. de economía política preconizara Pedro
El papel de la quinología mutisiana Fermín de Vargas, o de la Sociedad Pa-
se mide finalmente por la importancia triótica de Amigos del País, una especie
comercial que el producto cobró en la de logia fomentada por Jorge Tadeo
época. Partiendo de Conejo, la factoría Lozano y que nos muestra de paso al
en Honda, los champanes cargados de Mutis estadista.
cortezas bajaban por el río hasta Car- Mucho podría escribirse sobre la ex-
tagena, donde la quina era embarcada periencia del sabio gaditano en el terreno
hacia Europa. En 1792, España importó de la mineralogía, que lo llevó a sugerir al
de sus virreinatos casi 360 toneladas. De rey la contratación de maestros fundidores
estos años data el Real proyecto del estanco en los países más avanzados de Europa,
de quina y sus establecimiento, ambiciosa como también la instalación de laborato-
monografía redactada por Mutis. rios para el ensayo de los metales según
el método de Gronster. O de su informe
sobre la explotación de las salinas, las
Una empresa especies y el té de Bogotá. O sobre sus
multifacética conocimientos médicos, materializados
Mucho podría hablarse de los estudios en las completas listas de instrucciones
astronómicos efectuados por Caldas en para el combate de la viruela y el palu-
el Observatorio de Santafé. Mucho de la dismo, llamado por Mutis “epidemia de
paciente exploración adelantada por Mutis calenturas”. O sobre la tarea artística de
sobre la vida, el sexo y las costumbres de Francisco Javier Matís, considerado por
las hormigas, años enteros de reflexiones Humboldt “el mejor pintor de flores del
y desvelos extraviados en las bodegas mundo”. O de los dibujos del momposino
de un velero que debía entregar media Salvador Rizo, director de la primera Es-
docena de baúles llenos de manuscritos cuela de Pintores que existió en la Nueva
a un destinatario en Suecia, Carlos Linné. Granada.
Otro tanto de los apuntes geográficos y La Real Expedición fue, en síntesis,
fitogeográficos de Caldas, en que venía una portentosa labor que reclama con-
laborando cuando Pablo Morillo inte- tinuadores de la estirpe científica de
rrumpió de golpe su destino. Mutis y de la talla humana de quienes
Mucho podría comentarse también ofrendaron su vida por la república y por
de los viajes de Humboldt por la Nueva la independencia.

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