Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Es evidente que el eje circular puede reivindicar siempre las funciones de un primer
analogado del campo antropológico. Pero no es concebible una antropología racional
que se mantenga en la inmanencia circular sin hacer referencia a entidades exteriores al
material antropológico. Así, la antropología toma siempre, de hecho, en cuenta,
contenidos dados fuera de esa inmanencia circular, es decir, contenidos de naturaleza no
humana, como puedan serlo el medio ecológico o astronómico. Y se toman en cuenta
estos contenidos no humanos no solamente a través de la presencia emic que estos
contenidos alcanzan en las diversas sociedades investigadas (por ejemplo, los mitos
sobre el arco iris o sobre las Pléyades) sino también por la influencia etic en ellas de
aquellas realidades naturales sobre los contenidos «circulares».
Tal sería, traducida a estos términos, la propuesta, no sólo de la filosofía hegeliana (por
su división en filosofía de la naturaleza y filosofía del espíritu) sino también la
propuesta del materialismo cultural (por su distinción entre naturaleza y hombre).
Pero esta reducción, dados los supuestos que ella implica (y principalmente el postulado
de rectificación sistemática de todos los contenidos emic del campo antropológico que,
desde su condición emic piden, por una suerte de argumento ontológico, la referencia a
entidades numinosas que no cabe reducir al eje circular ni al radial) no puede tomarse
como un punto de partida, a lo sumo, ello sería un punto de llegada.
Un teólogo podría entender el eje angular como un eje no vacío, desde luego, sino
poblado por dioses, arcángeles o ángeles, con decisiva influencia sobre los asuntos
humanos (por tanto, con significado antropológico real y no solo imaginario); un
ufólogo podría interpretar el eje angular como poblado principalmente por «sujetos
extraterrestres» cuya pertinencia antropológica se fundamentaría en la supuesta
influencia que tales sujetos habrían tenido o tienen en la vida y el desarrollo de la
cultura humana (estos sujetos habrían enseñado a los hombres acaso el lenguaje, el uso
del fuego o incluso el de la energía nuclear).
La teoría del espacio antropológico que aquí mantenemos, y que es una teoría
materialista, considera mitológica la pretensión de realidad de los sujetos teológicos,
angélicos o demoníacos, y considera no probada suficientemente la realidad de los
sujetos extraterrestres, ateniéndose por tanto a los únicos sujetos no humanos que hoy
día son admitidos unánimemente por todas las ciencias biológicas, y particularmente
por la Etología (que considera a los animales dotados del sistema nervioso como sujetos
inteligentes y no como sistemas automáticos o máquinas).
Por tanto, el eje angular de nuestro espacio antropológico, considerado desde una
perspectiva etic estará constituido por las interrelaciones que los hombres mantienen
con ciertos animales en la medida en que estas interrelaciones (cuando los animales
desempeñan las funciones de númenes) configuran un sistema sui generis de conceptos
organizados principalmente en torno a las religiones características de las más diversas
sociedades humanas (desde la perspectiva emic de la mayor parte de estas sociedades
los númenes se aparecerán como fenómenos muchas veces distintos de los animales
linneanos, a veces como espíritus puros –angélicos, demoníacos–, aún cuando
supondremos que tanto los animales no linneanos –los extraterrestres– como los
espíritus puros son transformaciones culturales de animales linneanos y del propio
hombre).
Habida cuenta de la influencia mutua que se da entre los tres ejes, de tal forma que los
cambios acaecidos en uno de ellos repercuten en los otros y dado también que un
concepto puede llegar a modificarse esencialmente según el eje al que sea referido, el
espacio antropológico se nos muestra como un instrumento de análisis enormemente
fructífero, que permite no solo diferenciar conceptualizaciones muy diversas de las
determinaciones antropológicas, sino también discriminar y discutir distintas teorías y
doctrinas de la antropología filosófica.