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Coordinación: René Drucker Colín


Editora Responsable: Patricia Vega

Lunes 3 de agosto de 1998

ARTICULOS DE OPINION

Gerardo Bocco
Medio Ambiente y evaluación

Jalil Saab
Menos cretinos para el siglo XXI

Victoriano Garza Almanza


La esfera de Vernadsky

Victoriano Garza Almanza


La esfera de Vernadsky

En 1928, Vladimir Ivanovich Vernadsky escribía el prefacio a la edición francesa de La


biosfera, una de las obras cumbre del pensamiento ambiental contemporáneo, que publicó
en ruso en 1926 y en francés en 1929. En él señalaba: ``El propósito de este libro es llamar
la atención de los naturalistas, geólogos, y especialmente de los biólogos, sobre la
importancia de los estudios cuantitativos de las relaciones entre la vida y los fenómenos
químicos del planeta''.

El término biosfera fue introducido por el austriaco Eduard Suess en 1875, aunque la idea
fue planteada antes por Cuvier y Lamarck. Sin embargo, Vernadsky asumía que por bella
que fuera esa idea para la ciencia, no era ciencia, hasta que no fuera científicamente puesta
a prueba y validada. Esto fue lo que él hizo con sus estudios sobre la rotación
biogeoquímica de las sustancias de la Tierra: ``demostrar que la vida es un fenómeno
planetario''.

Considerado como el padre de la biogeoquímica, Vernadsky atendió en su juventud las


conferencias magistrales de Mendeleiev, creador de la tabla periódica de los elementos
químicos, y tuvo como tutor a Dokuchaiev, padre de la pedología (rama de la geología que
estudia la formación de los suelos).

Como químico especializado en mineralogía, Vernadsky tuvo que luchar consigo mismo
para abstraerse del especialismo y ``aprender a ver lo grande en lo pequeño''. En 1891, ya
aseguraba que la Tierra era un gigantesco laboratorio en el que los componentes químicos
migraban de un lugar a otro, y que esos movimientos eran una manifestación de la vida de
la superficie terrestre.

Para comprender la estructura de la Tierra como laboratorio, abordó la caracterización de lo


que llamó geosferas: atmósfera, hidrosfera y litosfera (corteza terrestre). Luego comprobó
que el mundo viviente es un factor que transforma el mundo mineral de la Tierra, y que de
esa interacción emergen los suelos, la atmósfera y la calidad de las aguas.

Al principio, Vernadsky pensaba que el tiempo era el elemento básico en la génesis de los
minerales. Años después mostraría que el hombre tiene una importancia significativa en los
cambios que sobre la corteza terrestre ocurren a corto plazo: ``El hombre ejerce una
influencia todavía mayor (que el tiempo), cambiando por completo el semblante de la
Tierra, y este cambio es cada vez mayor a medida que se desarrolla la cultura y se difunde
el influjo de la humanidad civilizada''. Afirmaba que el impacto del hombre sobre la
naturaleza era de tal magnitud que revestía un ``carácter cósmico''.

Anticipándose a los tiempos, observó: ``A medida que los conocimientos científicos
abarcan cada vez más la vida circundante, se difunde la preocupación sobre el futuro sobre
la protección para nuestros descendientes de las riquezas naturales y su aprovechamiento
prudente''. Así, enunció lo que hoy es el espíritu del llamado desarrollo sustentable.

También, como una idea vaga de lo que conocemos como reuso y reciclaje, Vernadsky
aseguraba que la humanidad se vería obligada ``a concentrar las menas y pasar muchos de
los recursos no renovables a la categoría de renovables''.

La firme voluntad y curiosidad científica de Vernadsky prevalecieron en el fragor de la


Primera Guerra Mundial y durante la Revolución rusa. En ese escenario fundó comisiones y
centros científicos, promovió estudios y dictó conferencias. Según Balandin, en noviembre
de 1919 leyó en la Universidad del Don, en Rostov, la conferencia Sobre la significación
del estudio de la materia viva desde el punto de vista geoquímico, que ya esbozaba su
ensayo La biosfera. Mientras, alrededor cam-peaban la guerra y el Ejército Blanco.

En La biosfera Vernadsky sentó las bases de un nuevo paradigma científico explicado en


160 tesis distribuidas en dos partes: La biosfera en el cosmos y El dominio de la vida.

Vernadsky fue uno de tantos científicos a los que Occidente sistemáticamente les ha
desconocido su aportación al mundo de la ciencia. Empero, en un tardío pero loable intento
por dar a conocer La biosfera a los estudiosos estadunidenses, los autores del prefacio de la
edición inglesa de 1998 justifican el escaso conocimiento de Vladimir Vernadsky en las
universidades occidentales al efecto de la Cortina de Hierro y a la guerra fría que se
sucedió después de la Segunda Guerra Mundial.

Colofón: ``El peor crimen en el mundo no es negarle alimento y albergue al animal


humano, sino privar al hombre de su legado de pensamiento y de la posibilidad de
expresarlo completa y constructivamente''. John D. Bernal

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