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ÉTICA Y DEONTOLOGÍA
PROFESIONAL

“El universo y la humanidad,


no son para nosotros
una realidad dada,
sino una tarea...”
TEILHAR DE CHARDIN

Estimados alumnos:
El estudio de la ética no es cortar las alas de un corazón creativo sino
frenar nuestros impulsos demasiados ambiciosos y entonces sí, si creemos y
nos autoconocemos lo suficiente para saber cuál es nuestra meta, simplemente
tomemos como escudo nuestra fuerza y sigamos arreglando el jardín que otros
con tanto espíritu empezaron o, comencemos a escarpir la tierra para que
nuestro propio jardín sea algún día lo que soñamos.
Como docente que circunstancialmente hoy me desempeño quisiera que
tú como alumno saques las conclusiones sobre mi rol de docente.
Durante un año aproximadamente guardé el capullo de una ‘mariposa
emperador’. Su construcción es muy peculiar. En una de sus extremidades
tiene una abertura muy estrecha por el cual el insecto fuerza su salida.
Es una maravilla el ver que cuando el gusano sale del capullo, éste
permanece tan completo como cuando contenía al insecto, y no se nota que se
rompan las fibras entretejidas. El gusano parece sufrir al salir a la vida; sin
embargo está preparándose, librándose de los líquidos para poder secarse y
desarrollar sus alas que luego lo permitirá volar. Toda ayuda le perjudicará, si
queremos torcer el curso natural.

INTRODUCCIÓN
Ética y Moral se consideraban una misma disciplina que procedía de la
filosofía según el planteo griego o el planteo de los medievales: “etika”, en los
griegos o “mos – moris” en los latinos. Más tarde, la ética propiamente dicha
que hacia a la reflexión sobre los bueno o lo malo como procedimiento
intelectual teórico (proceso de reflexión) se lo caracterizó como una actitud
científica: el hacer una teoría. Sin embargo, la moral quedó como objeto de
estudio de esta ciencia y se da en las conductas concreta de los hombres.
Por todo esto HACE QUE LA ÉTICA ESTUDIE LA APROXIMACIÓN A
LO BUENO Y A LO MALO PARA QUE ATRAVÉS DE LA MORAL –
OBJETO DE LA ÉTICA- SEA APLICADO A LAS CONDUCTAS

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HUMANAS A TRAVÉS DE LAS PRÁTICAS COTIDIANAS; ES DECIR, A


TRAVÉS DE NORMAS, ORDENANZAS Y LEYES, ETC...
Si alguien dice que ética y moral es una misma cosa, tampoco está
equivocado, ya que puede tomarse de esa manera; pero nosotros,
procederemos a los fines didácticos a dividirlos para entender el proceso de
reflexión del proceso de aplicación en las conductas concretas, que siempre
ésta está cargada de un saber ya aprendido de normas, que de una u otra
manera lo viene aplicando.
El hombre es un individuo social, que nace con estas potencialidades
morales y puede y debe proceder a reflexionar sobre ello como hombre libre
que es, por lo tanto cargado con valores de responsabilidad frente al otro
asumiendo las consecuencias de sus actos en una relación permanente y
necesaria entre las cosas, los animales, la naturaleza, con sigo mismo, con
otros hombres y con Dios. (Xavier Zuvirí)
El hombre es una criatura LIBRE con historias, tal es así, que el mismo
San Agustín (filósofo Tomista de la Edad Media), ha expresado: “qui creavit
sine te, non salvavit sine te” (Quien te creó sin ti no te salvará sin ti).
La profundidad de este pensamiento nos marca la dimensión que tiene la
libertad en el hombre.
Estudiar ética no es aprender algo nuevo, es reflexionar sobre nuestras
propias experiencia y adaptar nuestros propios saberes consecuencia de
nuestras conductas en nuevos saberes para modificar nuestras propias
convivencias. (vivir con los “otros”).

RESUMIENDO:
ÉTICA, SU TAREA ES:
 Investigar el contenido de lo bueno
 Pero no determinar lo que el individuo debe hacer
en cada caso concreto para que su acto pueda
considerarse bueno.

MORAL, SU TAREA ES:


 El problema práctico.
 Lo que el individuo tiene que resolver en su vida
cotidiana.

EL TEÓRICO: El investigador ha de resolver desde la conducta moral


efectiva.

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 Debemos determinar lo que es


¿QUÉ ES BUENO?
 Para saber lo que debe hacerse o no
 Según distintas teorías:
• Felicidad
• Placer
• Utilidad
• Poder etc.

DECIDIR Y OBRAR PROBLEMA PRÁCTICO MORAL

• Responsabilidad moral
INVESTIGAR • Con la libertad Problema ético
LA
RELACIÓN
 Obligatoriedad moral
 Realización moral
• Y el determinismo
Como empresa
Individual y
Colectiva

PROBLEMAS TEÓRICOS Y PRÁCTICOS:


• Se diferencian en el terreno MORAL
Pero no separados por una muralla insalvable

LA SOLUCIÓN ESTÁ
EN LA PRÁCTICA
MORAL MISMA

• TAREA DE LA ÉTICA: explicar, esclarecer o investigar


una realidad produciendo sus conceptos

• LA REALIDAD MORAL: varía históricamente en sus


principios y normas.

DOTRINAS FUERON NO INVESTIGACIÓN


ÉTICAS DEL JUSTIFICACIÓN Y
PASADO IDEOLÓGICA ESCLARECIMIENTO

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• LA ÉTICA PARTE DEL HECHO DE LA EXISTENCIA DE LA


HISTORIA DE LA MORAL

OTRAS
LA ÉTICA = CIENCIAS ENFRENTA HECHOS:
• Conductas humanas valiosas
• Hechos humanizantes

DEFINICIÓN: La ética no crea la MORAL.

Supone:
Principios
Normas No es la ética que
establece éstos
Reglas
LA ÉTICA:
• Se encuentra con una experiencia histórico-social en el terreno
de lo moral
• “LA ÉTICA ES LA TEORÍA O CIENCIA DEL
COMPORTAMIENTO MORAL DE LOS HOMBRES EN
SOCIEDAD
• Su OBJETO PROPIO, el sector de la realidad humana que se
llama moral: ACTOS HUMANOS, conscientes y voluntarios

REFLEXIÓN SOBRE EL SENTIDO


DE LA EXISTENCIA
Reflexionar sobre el sentido de la existencia es el deber fundamental del
hombre actual.
El hombre antiguo se basó en la mitología fundamentalmente y lo
teológico fue el centro de sus pensamientos. La existencia de un Dios o de
dioses siempre le sacó el sueño al hombre o le dio sentido a su existencia a
partir de ellos o a partir de ÉL
En la Edad Media; los grandes arquitectos medievales de sistemas
éticos no se planteaban esta obligación. Todos estaban de acuerdo en la
respuesta de: “¿Qué es el hombre?
El ambiente espiritual y social estaba impregnado de convicciones
fundamentales que eran evidentes sobre el modo de ser y el sentido de vida del
hombre: nacía de Dios y llegaba a ÉL por la purificación de sus pecados. Que
no era otra cosa que distinguir entre lo bueno que tenía que hacer y lo malo
que no debía hacer.

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El centro de la vida no era antropológico sino teológico. Todo pasaba


por los mandamientos de la LEY de Dios y las orientaciones de los
confesores.
Hoy: sólo una fracción está dispuesta a aceptar la respuesta ¿Qué es el
hombre?, los demás viven en la duda consciente sobre el sentido de la
existencia humana o la duda de la inquietud metafísica: las inquietudes que se
plantean al hombre sobre la toma de conciencia de su origen, sentido y fin de
su vida es un misterio que lo inquieta y prefiere no pensar. El pensamiento
metafísico parece diluirse en la realidad cotidiana cambiante y oscilante. Sin
embargo, el planteo del hombre pareciera tener sentido a partir del “hombre y
su circunstancia” (Ortega y Gasset), o como dice Javier Suvirí: “...mi relación
con las cosas, los animales, conmigo mismo, con otros hombres y con Dios”.
Lo importante, pareciera ser, tener que entender: “El camino de la
felicidad no va de la mano de los demás hacia ti, sino de la mano de ti hacia lo
demás”. (Abate Michel Quoist). El sentido pareciera encontrarse en el
encuentro con el “otro”

REFLEXIÓN TEÓRICA

“Soy humano y nada de lo humano


me es indiferente”
(Terencio, 194-159 a. C.)

EL HOMBRE FRENTE A LA HISTORIA


Todos advertimos que una época acaba y que las nuevas generaciones se
sienten postmodernas.
Hemos oídos hablar del postmodernismo, término ambiguo que nos
define mirando al pasado; -pero curiosamente vivimos en un tiempo y un
espacio que se caracteriza por “el vacilar de las cosas” (Juán José CEBRELI)
“...el mundo está oscilando, todo lo sólido se desvanece en el aire, nadie
encuentra ya su sitio, acaso porque no hay ni siquiera un sitio”.
Con la caída del Muro de Berlín, no sólo desapareció ese delicado y
peligroso equilibrio entre las dos grandes potencias del mundo
contemporáneo, sino que se esfumó la Unión Soviética, acabó el socialismo
marxista, después de un breve frenesí trastabilló occidente, con sus aliados,
sus protegidos y sus alineados y, de repente, el mundo resultó extraño,
inclasificable.
¿Qué hay de bueno y de malo en todo este proceso?, si analizamos este
interrogante nos damos cuenta para entender que es poco postmoderno, si
reclamos en ello valores, juicio ético, una explicación y un sentido histórico.

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Esto es lo contradictorio, que se caracteriza por más, por “...no se lo que


quiero, pero lo quiero ya”, quizás sea una contradicción transitoria. ¿Hacia
donde nos lleva esta transición? ¿Vamos hacia la indiferencia o hacia actitudes
fundamentalista? ¿Terminó la historia?

¿QUÉ SE ENTIENDE POR


POSTMODERNISMO?
Creo Que se ha querido definir de distintas manera. En realidad,
ninguna época se definió como “post” algo. La gente de la Edad Media no se
consideraba post-antigua, sino Moderna. Nosotros después los llamamos
MEDIEVALES desde la modernidad.
Definirse “post” algo significa no ver claro que hay adelante. Es
reconocer, de algún modo, que los grandes valores, las grandes ideas rectoras
de la humanidad ya no convocan. Los grandes proyectos de la educación
llevada a todos los ámbitos que permitiera elevar el nivel de la conciencia del
pueblo, de un oren social definitivamente justo, del triunfo de la razón sobre la
superstición... todas estas ideas que marcaron los dos últimos siglos, ahora han
dejado de suscitar interés. Quizás por la caída del marxismo, que representaba
todo eso... y la gente percibe que eso terminó. Pero no sabe qué viene después.
Es una época de transición. EL PROBLEMA ES QUE NO SABEMOS
HACIA QUE.
Podemos Decir que entonces llegan los que intentan llenar este espacio
vacío con promesas de una época mejor (New Age) o los que directamente
ven esto como el fin de la historia (Fukuyama); posiciones diametralmente
opuestas.

NEW AGE Y EL FIN DE LA HISTORIA


“Todo me es lícito,
más no todo conviene,
todo me es lícito
pero no todo edifica.”
(Corinto 10; 23)

La posición de Fukuyama es que no va a pasar nunca más nada, esto es


el fin del mundo. Todo va a quedar estático. Cosa que hasta ahora nunca a
ocurrido, ni creo que sea oportuno pensar. Me parece absurdo que la historia
pueda terminar así.
La New Age es un movimiento básicamente “light”, o sea que no se
compromete, no tiene ideas claras, no tiene ningún dogma, no tiene
autoridades, no tiene sede central... se ofrece como algo totalmente libre y

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abierto, aunque sin embargo no lo sea tanto. Tiene sus redes de influencia, su
organización, sus publicaciones. Hay una ideología detrás y, creo yo,
construida deliberadamente.
La New Age es un movimiento que representa un fenómeno
postmoderno: no tiene una definición respecto de las mayores cuestiones,
permite la contradicción interna y no le importa que haya contradicción. Hoy
una cosa se explica de una manera y mañana de otra. Uno puede creer en los
extra terrestres, en los dioses africanos, en el budismo... con tal “que le haga
bien”. Esta es la frase.

EL PENSAMIENTO DÉBIL
Llevar esto, que estamos leyendo, al campo de las ideas es lo que
podemos clasificar como “pensamiento débil”. Los pensadores de esta época
no apuntan a construir sistemas para explicar el mundo. Nadie se anima ya a
escribir un tratado. Se ha adoptado por una línea débil, donde las cosas se
pueden decir en forma de aforismo o de ensayos muy breves. Además, se
mezclan todos los géneros. Los críticos literarios se reivindican como
escritores, los escritores hacen filosofía, y los filósofos escriben poesías...

INDIFERENCIA O FUNDAMENTALISMO
Yo creo que la tolerancia es en realidad un valor de la modernidad, no
de la postmodernidad. Estos son tiempos de indiferencia, me parece. Y ustedes
dejan traslucir en sus expresiones en la clase. Podrían decir que la ética es
importante... o es una materia más; porque hay que ponerse a pensar
metafísicamente. ¿Quizás, están perdiendo el tiempo al profundizar una
reflexión que hoy nadie piensa? Quizás porque es fácil justificar: “si yo no lo
hago lo hará otro”.”Ya no quiero ser más tonto”...
Para SER tolerante frente a la idea del otro, uno tiene que tener las
propias. Cuando se llega a la indiferencia, al escepticismo total, nisiquiera se
es tolerante. La indiferencia puede engendrar una angustia que lleva a buscar
refugio, paradójicamente, en los fundamentalismos.
Yo creo que es así. Como decía Hegel, el escéptico termina SINDO
fanático. El que tiene una visión crítica, el que es tolerante, el que es
respetuoso del pensamiento ajeno, tiene más clara su posición. “No se puede
creer en los políticos” “no se puede creer en los curas” “... ningún funcionario
es confiable”... etc... La postmodernidad tiene características escépticas, lo
cual no niega que haya valores positivos.
Un valor, por ejemplo, es que hoy se puede hablar libremente de lo
religioso. Cosa que mientras ideológicamente imperó el marxismo, era
automáticamente sinónimo de reaccionario, feudal, partidario de inquisición.

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Uno se tenía entonces que cuidar y hablar como si supuestamente fuera


ateo. Hoy se puede decir: “yo lo veo desde el punto de vista cristiano”, “...yo
lo veo desde el punto de vista musulmán”, “yo lo veo desde el punto de vista
judío” “yo lo veo desde el punto de vista religioso, pero agnóstico... ” Es decir,
hoy cada uno puede manifestar su posición y se puede hablar de Dios. Esto es
positivo.
Los ídolos, los fetiches, los falsos dioses, los productos de
supermercado disfrazado de religión... son el riesgo que se corre. Pero hemos
recuperado al menos una dimensión para el diálogo, y si la New Age vende
productos alterados, eso no significa que la necesidad de la gente no sea
auténtica.
Para mí lo más positivo de este fenómeno es que muestra que en la
gente hay necesidad de Dios. Cosa que en la modernidad estaba como
reprimida.

EL PELIGRO SUTIL
El mayor peligro que hay ante esta situación es quizás, el replegarse
sobre uno mismo. Eso se lo ve muy claro tanto en la New Age como en otros
movimientos postmodernos. O sea, buscar la propia felicidad interior, el
equilibrio interno a condición de no mirar que pasa en nuestro alrededor.
Vivimos en un mundo que tiende a ser más injusto, por lo menos la
modernidad tenía como proyecto superar la injusticia. Este es un mundo donde
cada vez hay más pobres y muchos más pobres que antes.
A mí me parece que la postmodernidad tiende a que cada uno se refugie
en su burbuja, mire hacia adentro y no vea lo que pasa afuera, no vea al
prójimo. No vea al “OTRO”.
Creo que eso es lo más sutilmente peligroso: refugiarse en una especie
de egoísmo complaciente. Lo cual se da tanto en los que meditan para
olvidarse de los males del mundo, como en aquellos que disfrutan en una
especie de “dolce vita” sin preocuparse por ningún compromiso social.

LA SUPERCIE DE LAS COSAS


(Vaclav Havel. La Nación 22-08-94)
La típica ciencia moderna describió solo la superficie de las cosas, una
sola dimensión de la realidad. Y cuando más dogmáticamente la ciencia trató
la cuestión como la única dimensión, como si fuera la propia esencia de la
realidad, tanto más engañosa se volvió.
Acaso podamos saber infinitamente más sobre el universo que nuestros
antepasados. Ellos sabían algo más sobre él que nosotros, algo que a nosotros
se nos escapa.

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Lo propio es cierto respecto de la naturaleza y de nosotros mismos.


Cuanto más a fondo se describen todos nuestros órganos y sus funciones, su
estructura interna y las reacciones bioquímicas que se producen en ellos, tanto
más parece que no podemos aprehender el espíritu, el propósito y el
significado del sistema que estas funciones crean y que nosotros
experimentamos como nuestro yo único. De manera que disfrutamos de todas
las conquistas de la civilización moderna que han facilitado de tantas
maneras importantes nuestra experiencia física, sin embargo, no sabemos
exactamente que hacer con nosotros mismos ni a que recurrir.
El mundo de nuestras experiencias parece caótico, confuso. Los
especialistas pueden explicarnos cualquier cosa del mundo objetivo y, sin
embargo, nosotros comprendemos cada vez menos nuestra propia vida,
“vivimos en el mundo postmoderno en el que todo es posible y del que no
se tiene certeza de casi nada”.
“Por un lado la postmodernidad tiende a una atomización donde las
ideas flotan de manera indiferenciada, por otro lado parecería que en
constitución de lo social y lo humano (los límites temporales, la muerte) que
demandan síntesis. En esa contradicción se vive. Flotamos en islas donde las
ideas se adelgazan sin conjugar fuertes caminos transitables, pero por otro
lado existe las necesidades de nueva síntesis, alejadas de las viejas
ideologías”. (Betriz Sarlo, La Maga 10-08-94)

TEORÍA EPISTEMOLÓGICA DE LA ÉTICA


Como todo conocimiento humano, también el conocimiento ÉTICO
descansa en la colaboración de experiencia y pensamiento.
La experiencia que sirve de fuente al conocimiento ético –como decía
Aristóteles: “nada hay en el intelecto que antes no haya pasado por los
sentidos”- es doble: la INTERIOR y la EXTERIOR. Entre ambas suministran
los HECHOS de que ha de partir la ÉTICA.
La EXPERIENCIA INTERNA (Conciencia Moral) son los que
mantienen en movimiento lo mismo el pensar general humano en el dominio
moral que el cuestionamiento científico y la investigación de la ética.
La EXPERIENCIA EXTERNA de los hechos morales, se encuentran
con irradiaciones de la conciencia moral y jurídica en las variadas formas de
los ordenamientos morales, jurídicos y sociales de los derechos de los pueblos.
OBSERVACIONES: El que la experiencia elaborada por la razón sea su
fuente principal, diferencia la filosofía moral, como también se llama la
ética, d la teología moral, en cuanto ciencia, es el conocimiento racional
fuente. En efecto, la captación, explicación y conocimiento científico, es LA
INTUICIÓN DE LOS FUNDAMENTOS Y CONEXIONES DE LOS

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HECHOS Y FENÓMENOS QUE SE PRESENTAN A NUESTRA


CONCIENCIA Y A NUESTRA OBSERVACIÓN ESTERNA. Es decir, “... el
hombre y su circunstancia”; con esto quiero decir, que el hombre es y debe ser
responsable de las consecuencias de sus actos en forma consciente y
deliberada. La ciencia especial y, por tanto, también la ÉTICA es suma de
conocimientos sobre un campo objetivo en cuanto UNIDAD
CRÍTICAMENTE ASEGURADA de las conexiones de conceptos y de
fundamentación de estos conocimientos. También la ÉTICA, como cualquier
otra ciencia, debe reflexionar autocríticamente sobre la utilización de la
doctrina general de las ciencias (Lógica. Teoría del conocimiento,
Metodología), que es válida en su ámbito y en los problemas que de ahí nacen.
Las tareas principales que de ahí resultan pueden reunirse en los
siguientes puntos:
1. Tampoco la ética, como en general ninguna ciencia, puede pasarse
sin axiomas metafísicos, es decir, sin hipótesis no comprobables
empíricamente. Por eso el primer deber metodológico de toda teoría
ética que reclame valor científico está en que, por una parte,
establezca exactamente los axiomas de esta clase que usa, y por otra,
que dé exacta cuenta de su naturaleza criteriológica y metafísica.
2. Como toda ciencia, también la ética al establecer las bases de la
verdad moral y del orden moral, partiendo de la experiencia, ha de
tender a sus metas con ayuda del. Aquí el pensar trabaja
principalmente con juicios de conclusión, Tales juicios pueden ser de
dos clases: INDUCTIVOS, que se apoyan en conocimientos
obtenidos inmediatamente por análisis de la experiencia, y
DEDUCTIVOS: que se apoyan en conceptos cuya inmediata
fundamentación ha de buscarse en otro lado. Nosotros hemos
dedicado atención especial al análisis empírico-inductivo de la
experiencia.
3. Por otra parte, tampoco puede la ética, como en general ninguna
ciencia, prescindir del método de deducción. Debe elaborar la
esencia y el criterio de moralidad, sobre lo cual ha de fundarse,
teniendo en cuenta las circunstancias personales y sociales, del juicio
moral sobre la recta orientación personal de la vida y los rectos
ordenamientos de la sociedad. Eso se consigue mediante la
DEDUCCIÓN, es decir, formando juicios de conclusión a partir de
otros juicios: a saber, del juicio sobre criterio de moralidad en
conexión con los juicios sobre la calidad de las circunstancias
correspondientes.

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LA CONCIENCIA MORAL
La conciencia moral como fuerza legisladora, prohibitiva, incitadora y
sentimental es el hecho de conciencia que se impone al hombre de modo más
inmediato y constante. Ello no en el sentido de que se haga continuamente
presente, sino en cuanto que, como ningún otro, se actualiza en duradera
repetición y tenaz insistencia. La conciencia moral no deja al hombre duda de
que es algo de naturaleza moral, pues plantea incondicionadas exigencias de
conducta sin que haya detrás coacción exterior de ninguna clase.
La conciencia moral, sin embargo, no es un saber de reglas
generales ordenadas. Newman, entre otros, ha puesto de relieve que el
hombre sin especial formación académica es capaz de hacer una exposición
coherente de los dictados generales de la conciencia. Es el caso particular, ante
la decisión a favor o en contra de una conducta determinada, donde se hace
presente la conciencia moral, y entonces se exterioriza ante todo amonestado.
Ello no significa que la conciencia moral no sea un saber permanente sopbre
el bien y el mal en general, sino que el hombre la experimenta de modo más
inmediato y urgente cuando veta y reprime determinada conducta. EL
HOMBRE EXPERIMENTA LA CONCIENCIA MORAL COMO FUERZA
DE FRENO.
Evidentemente, el prevenir y frenar presupone ya algo cuya
conservación y protección está en cuestión. En el dictamen de la conciencia se
da cuenta el hombre de que están en conflicto dos aspectos de sí mismos: SU
MEJOR YO, y otro YO CONTRARIO. En la oposición, la conciencia moral
como saber de aviso y freno se pone siempre, sin lugar a dudas, de parte del
mejor YO.

EL JUICIO DE CONCIENCIA
La conciencia moral se apoya, como hemos visto, en la intuición
racional pero inmediatamente se manifiesta como juicio (el llamado dictamen
o juicio de conciencia). El hombre experimenta la conciencia moral de
modo inmediato en el juicio de aprobación o censura de sus propias
acciones, sobre cuya bondad o maldad, justicia o injusticia le informa.
También puede imponerle igualmente un juicio sobre las obras ajenas, pero no
cabe duda de que la conciencia se manifiesta ante todo como regla de la propia
conducta. La experiencia atestigua también que la conciencia formula su
dictamen lo MISMO ANTES QUE DESPUÉS DE LA EJECUCIÓN, lo
mismo antes o después de la decisión por determinado comportamiento; antes
de la decisión o ejecución avisa, aprueba, permite; después, acusa, juzga,
perdona. La experiencia nos dice, que la conciencia formulará su dictamen,
quiera o no el individuo; éste puede ciertamente intentar imponer silencio a la

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voz de la conciencia, temporalmente incluso con éxito, pero a la larga tendrá


siempre que oír su juicio de aprobación o censura.
Al haber descrito el dictamen de la conciencia como juicio, surge al
momento la pregunta de qué clase de juicio sea. Evidentemente, el juicio de
conciencia sólo puede pertenecer a la clase de juicios en la que se mueve todo
conocimiento, a saber, del conocimiento humano del bien y del mal con
respecto a determinada forma de conducta, que constituye el objeto de su
decisión. Los juicios en cuestión pueden ser JUICIOS DE INTENCIÓN
(aprióricos), JUICIO DE HECHO y JUICIO DE CONCLUSIÓN.

JUICIO INTUITIVO: se captan inmediatamente las verdades evidentes


en sí misma.
JUICIO DE HECHO y de CONCLUSIÓN: se captan los hechos de
experiencias o las verdades que se siguen de los hechos de experiencia a la luz
de las verdades evidentes en sí misma.

EL DICTAMEN DE LA CONCIENCIA ES UN JUICIO DE


CONSECUENCIA BASADO EN UN JUICIO INTUITIVO Y UN JUICIO
DE HECHO.
Ejemplo: En un juicio intuitivo se capta una verdad ética
inmediatamente inteligible: “a cada uno lo suyo”.
En el juicio de hecho, las circunstancias características de una conducta:
he aquí un objeto valioso que alguien ha perdido y le pertenece.
En el juicio de conclusión, la calificación moral de tal conducta: retener
tal objeto es injusto.

EL FRACASO DEL PROYECTO


CULTURAL DE OCCIDENTE
Este proyecto tenía que fracasar, y tenía que fracasar en el plano ético.
Desde el siglo XVII pero sobre todo desde el siglo XUIII, con Kant, por
ejemplo, se defendió una justificación racional independiente para toda la
moral. El peso cultural de esta pretensión de autonomía resultó excesivo.
Desde el punto de vista ético-teórico condujo a la paradójica conclusión de
que toda elección moral pende en última instancia de una elección radical más
allá de toda razón. En Kant esta elección radical quedó enmascarada por los
conceptos de LIBERTAD, IMPERATIVO, REINO DE LOS FINES, los cuales
se combinaron con una concepción no cuestionada de lo ÉTICO
TRADICIONALÑ: “cumplir las promesas”, “decir la verdad”, “dar una
limosna al carenciado”, “mantener los precios comerciales”.

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La contradicción consiste en exigir fundamentación racional de


cualquier acción moral. Por un lado y, por otro, en atenerse a las reglas de
conducta tradicionales. (Marta López Gil, Obsesiones Filosóficas de fin de
siglo, p. 19)
EL MODELO TEÓRCO DE LA ILUSTRADO DE LA ÉTICA EXIGE
LEGITIMACIÓN RACIONAL Y UNIVERSALIDAD.
Me pregunto: ¿y la historia?; ¿y las diferencias culturales?; ¿y la
realidad del otro y de lo otro?. Naturalmente que el pluralismo y la defensa de
la validez de los diversos discursos –por ejemplo, el discurso feminista-
parecen peligrosos desde la ética. Pero ya no en el sentido tradicional del
relativismo o del subjetivismo. Dejemos estas etiquetas. Resultan peligrosas
porque lo diferente, la otra cultura, la mujer, pueden ser reconocidos como
diferentes pero, entonces, como marginales y marginados.
Kant defiende un proyecto moderno. Vattino, Lyotard, Baudrillard,
atacan ese proyecto. ¿Cuál es nuestro proyecto? ¿Por qué cargar con las penas
–es cierto que también con las glorias- de un euro centrismo?
Si se fuerza la exigencia de legitimación es fácil que esa legitimación no
sea sino efecto de una manipulación del mismo sistema que exige disciplina,
productividad, rendimiento, competitividad.
LA ADVERTENCIA POSTMODERNA ES EVITAR EL GESTO
UNIVERSAL DE LA FUNDAMENTACIÓN –ESA AMPULOSIDAD DE
UN SUPUESTO PENSAMIENTO LIBRE DE COERCIONES-, ejercer la
autocrítica, de construir o desmontar las nociones modernas para dejar al
descubierto sus elementos irracionales, relativizar la cultura de occidente. Es
cierto que es esa una misma cultura la que elaboró la noción de
postmodernidad y la realizó con el debilitamiento de su concepción de raz+ón
de razón, sujeto, historia. Pero al proponerla nos está dando elementos para
producir nuevos efectos históricos, nos está dando la oportunidad de construir
teóricamente, como dice muy bien el pensador peruano Aníbal Quijano: “una
nueva utopía que asocie razón y emancipación”. (“Modernidad, identidad y
utopía en América Latina”, Imágenes desconocidas, Bs. As. CLACSO, 1988.
pp 17-19)

MODERNIDAD Y CRISIS
La Modernidad en tanto concepto podría caracterizarse así:
1. La totalidad del pasado constituye una historia universal, un proceso
unitario, que da sentido a la noción de “progreso”.
2. La transitoriedad del tiempo, la fuerte conciencia temporal, conduce a
nociones tales como “presión del tiempo”, “nuestro tiempo”. “urgencia
para estar a la altura de los tiempo, “espíritu de la época”.

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3. La continua renovación de la ruptura con el pasado agrega a la


constelación las nociones de “revolución”, “emancipación” y “crisis”.
4. La auto legitimación racional es una exigencia ineludible a pesar de la
vivencia de la transitoriedad del tiempo y la siempre renovada ruptura
con el pasado y la tradición.
5. La negación de todo modelo, de toda ejemplaridad, conduce a la
subjetividad como protagonista central y principio rector. (Habermas, J.
El Discurso Filosófico de la Modernidad, Madrid, Taurus. 1989. Cap.
I.).

Esta incompleta enunciación revela ya contradicciones y, sobre todo, la


crisis que es propia del ideal moderno: ni la subjetividad lo puede ser todo
–aparece siempre el extrañamiento, y lo otro con respecto a sí misma- ni la
normatividad que la razón tiene que extraer de sí misma puede eludir el
problema de una auto legitimación o autofundamentación.
Si sostengo que la crisis actual se identifica con la crisis de esa
constelación conceptual que constituye la modernidad es:
• Porque la crítica a la modernidad .que, por otra parte, la acompañó
siempre- ya no nos incita a superar, disolver o neutralizar
contradicciones que han perdido vitalidad dialéctica.
• Porque percibimos el fracaso de una filosofía cuyo referente último
es el sujeto, un sujeto supuestamente capaz de:
 Ser protagonista de una historia sustantiva cuya
densidad ontológica reside en ser un camino progresivo
de autoconciencia y, entonces, de liberación.
 Ser actor de la crítica racional, de la cientificidad
objetiva y de una normatividad última.

LA CONTRACULTURA DE LOS AÑOS 70


George Steiner es uno de los pensadores de comienzo de la década del
’70 que señalaron la fragilidad de la idea y del ideal de cultura, dibujaron la
noción de “CONTRACULTURA” y abrieron ese abanico de preguntas propias
del carácter contestatario de aquella óptica y de aquella época. ¿Qué de bueno
hizo el humanismo por las masas oprimidas? ¿Qué poema detuvo alguna vez
la barbarie de los campos de concentración y del terrorismo?. Un pensamiento
filosófico o un teorema matemático, ¿no ayudan, acaso a los que arrojan
NAPALM mirando hacia otra parte?
Pues bien, esta aproximación de la nociómn clásica de cultura que
considera que esta se halla como la Judith de EL CASTILLO DE BARBA

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AZUL de Bartók, cuando pide que se abra la última puerta que da a la noche
es uno de los hitos teóricos que conducen a nuestra época, la de la disolución
de categorías y principios que ordenaron la vida del hombre occidental, la que
puede hacer suya la pérdida de la capacidad metafísica de “soñar hacia
delante” y de asumir como propia la helada frase de Jean Anouilh, en su
antígona, “la sucia esperanza”. Hoy, como en la década del ’70, la filosofía
traiciona todo un pasado: el que creyó en un programa mesiánico y utópico, y
abandona el “fuerte deseo de duración”, fuente principal de la cultura clásica.
En lugar de ello encara posibilidades de autodestrucción y, sin embargo,
asume y entabla el debate con lo desconocido. No poca cosa, por cierto, ni
entonces, ni hoy. “Cf, por ejemplo Steiner, G. En el Castillo de Barba Azul,
Madrid. Gedisa, 1991”.
Bibliografía: Marta López GIL: ONSESIONES FILOSÓFICAS DE FIN DE
SIGLO. Ed. Biblos, Año 1993. Bs. As.
EL HOMBRE MODERNO
Me atrevo a afirmar que el hombre contemporáneo es protagonista de
una época de desorden, y retomo un pensamiento de Baudrillard, J., -de su
trabajo Cool Memories, Barcelona, Anagrama. 1989. p. 52-, que dice: “No hay
antepasados, no hay patrimonio... no hay capital. Tuvimos que acumular
durante siglos y, con la misma evidencia, tenemos que lapidarlo todo en una
sola generación.”
Este protagonismo es herencia que se recibe del siglo XVII en el cual:
 Aceptada la separación de la moral de lo teológico.

Y así cobra vida el proyecto:


 Justificación racional independiente de la moral

Frente a este planteo, me parece ilustrativo considerar al hombre


contemporáneo descendiente de “el idiota”, personaje conceptual este que,
en palabras de Gilles Deleuze, es el Yo, el cojito, el pensador privado,
opuesto al profesor público y que, a diferencia de éste, -nos dice en Qu ¨est
– ce que la philosophie?, París, Minuit, 1991, pp. 60-61, elabora nociones a
partir, no de lo siempre enseñado, sino de fuerzas innatas que por derecho
cada uno tiene en sí mismo.
Pero ese hombre individualista, -propio del “cogito ergo sum”- que
estamos describiendo, está sometido a controles racionales de alcance
planetario (universal). Además pareciera ser lógico, y las ciencias y las
tecnologías nos demuestran que:
El orden del mundo ajustado a razón es cálculo divino, Dios ha dejado, tras
su huída, su juicio.

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A partir de esto:
• ¿Qué pasa con la acción humana?
• ¿Apatía o remordimiento?
• Estos interrogantes tienen varias posibilidades o
ninguna. Esta última es una posibilidad más.
• Creo que hay cominos alternativos, veamos:
NIETZSCHE: representa “un más allá del bien y del mal”, es decir, la
negación de la moral convencional, salvo la que tenga de “error útil. Se
transforma en el inmoralista creador de valores.
ARISTÓTELES: propone, “la tradición de las virtudes forjadas a partir
de una naturaleza humana”. Nos plantea el equilibrio que ha de tener el
hombre: Sabio-prudente.
KANT: nos plantea “el universalismo de una razón que se cree
autónoma”. Se nos muestra como el “ilustrado moderno”.
Estos tres personajes conceptuales de repente los veo frente a un
sociólogo:
FRANCESCO ALBERONI: sociólogo italiano, se enfrenta sin quererlo
ni decirlo con estos personajes.
Frente a estos tres personajes y al sociólogo contemporáneo me
surge un interrogante: ¿Cómo concebir valores morales nuevo para la
modernidad que estamos viviendo?
Alberoni Nos dice: no estamos marchando más allá del bien y del mal,
ni dándole cumplimiento a la profecía nietzscheana, ni a la actitud de
INDIFERENCIA de algunos es la adecuada. Pero no se trata de
“encantar” nuevamente al mundo ni de liberar al deseo.

UNA SOCIEDAD NO PUEDE VIVIR SIN VALORES


¿Cómo Lograrlo?:
Nuestra sociedad, conflictiva y escéptica, los genera también a partir de
la experiencia de la pérdida, de la catástrofe, de la indigencia.
La ética para Alberoni es una respuesta vital, una modalidad de
supervivencia, una más plena producción de existencia que tiende a la
felicidad.

Hoy la vivimos a la ética como un problema y como un malestar, con un


oscuro sentimiento de culpa y con una dolorosa inquietud, la cual deriva de las
consecuencia imprevisibles que puedan tener LAS ACCIONES NO
SOLIDARIAS que derivan del circuito ciencia-tecnología-industria-política.
Alberoni, al tratar de comprender el origen:
1. del bien y del mal

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2. de los fines último


3. de los imperativos morales

Distingue entre los que llama:


1. civilizaciones culturales:

. El Cristianismo, el Judaísmo, el Islam, etc.


. Ellas tienen la respuesta a su dilema éticos en sus
libros canónicos. No tendrían sentido en estas
comunidades hablar de “crisis de valores” o de
“crisis de razón”.

LA SOCIEDAD MODERNA
Lo que caracteriza al mundo moderno occidental es el no ser una
civilización cultural.
No cuentan con instituciones que custodien la promesa de una vida
con sentido y alimentan la esperanza al introducir lo extraordinario en la
vida ordinaria.
• En la sociedad moderna se vive sin consuelo el abismo entre la
vida cotidiana por un lado y el valor, el sentido y, lo esencial
por otro.
La secularización (transferencias de bienes eclesiástico a personas o
entidades públicas con fines utilitarios o profanos.) característica de la
sociedad de consumo destruye todos los valores y convierte al
consumismo en un estilo de vida, la de un hombre unidimensional (pag.
61)
Con Nietzsche: la racionalidad se convierte en una calle de mano única
(aparece el inmoralista) la razón enmascaró cada caída. Y al hacerlo, acentuó
la vulnerabilidad de las democracias occidentales.
La pregunta es: sin fines que escapen al imperativo científico-
tecnológico y económico: ¿Cómo pudo subsistir la sociedad moderna? (Af,
Alberoni, F. Las fuerzas del bien y del mal. Barcelona, Gedison, 1986.)
ALBERTONI, F. La razones del bien y del mal. Barcelona. Gedison. 1986.
Alasdair Mac Intyre. Autor inglés de TRAS DE LA VIRTUD, Barcelona,
Critica, 1987, cf. Pp. 59-60; 63-64 y 3000, aceptó a diferencia de Alberoni la
ruptura del proyecto moderno, con esta actitud se hacen inteligibles las
dificultades de nuestra cultura.
Ahora podemos decir que lo moderno puede caracterizarse desde el
punto de vista de la ética como una lucha casi siempre enmascarada o
“racionalizada”, contra principios morales inconmensurables e incompatibles

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desde el punto de vista racional –de una supuesta razón autónoma-, y


mandatos inmorales que en realidad, -enmarcados éstos también- no hacen
sino expresar preferencias sin criterios, sin justificación racional posible. La
genealogía de Nietzsche muestra que lo pretendía ser un llamamiento a la
objetividad racional no era sino expresión de sentimientos morales internos
particulares. El imperativo moral kantiano es el encubrimiento más logrado de
ello.
Kierkegaard, en su obra Enten-Eller muestra las contradicciones que
hoy son partes de las contradicciones modernas. Se quiere justificar
racionalmente la moral; pero se lo hace recurriendo a una “Elección Radical”,
esto es sin RAZÓN. ¿Cómo puede ser una elección radical, esto es, sin
RAZÓN, fuente de obligación y autoridad?.
Kierkegaard hace lo mismo que Kant: combina la elección radical, -en
el caso de Kant, de un imperativo categórico-, con una concepción
incuestionada y tradicional de lo ético: cumplir la promesa, decir la verdad, ser
benevolente. Ahora bien, esa incoherencia es el desenlace lógico de querer
proveer a la moral de fundamento racional y justificación a toda costa. Se
exigió mucho, se perdió todo.
Creo que hoy, o se sigue con las aspiraciones ilustradas o se declara que
el proyecto ilustrado estuvo no solo errado sino que en sí mismo llevaba su
fracaso. La exigencia de legitimación fue tal de justificación racional última
ahistórica, acultural que no pudo cumplirse.
LA ALTERNATIVA ARISTOTÉLICA:
¿NIETZSCHE o ARISTÓTELES?
“Tras la virtud” opta por la tradición moral en que es medular la
enseñanza de las virtudes, la cuestión es que en esta tradición los listados de
ésta –que corresponde a diferentes conceptos de lo que el hombre es- son
incompatibles: Homero, Aristóteles, los medievales. ¡Cómo dirimir?,
reaparecen los mismos “conflictos interminables” a que dio lugar el
racionalismo ilustrado. Si la virtud se entiende como la disposición o
sentimiento que producirá en nosotros la obediencia a ciertas reglas será
previo, pero es algo que nuestra cultura individualista no puede asegurar.
Y si decimos que una virtud es una cualidad humana adquirida cuya
posición tiende a permitirnos alcanzar aquellos bienes que son intrínsecos
a las prácticas de la actividad humana cooperativa y socialmente
establecida, y que los componentes de cualquier práctica son la justicia, la
valentía y la honestidad, el “salto de fe” que lo supone se pone en
evidencia. Cf. Bernstein, R. Perfiles Filosóficos. Siglo XXI, “¿Nietzsche o
Aristóteles?”. El Cap. IX del libro de Mac Intyre tiene el mismo título.

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Además, las prácticas de las virtudes del Sabio supone un telos (un fin,
esencia, forma) de la vida humana que trasciende todo bien relativo. Esto es lo
que hoy no se puede aceptar teóricamente. Sería recaer en una metafísica en
desuso. El inmoralista vuel a escena. ¿Cómo afirmar hoy una “naturaleza
humana”? ¿Cómo aceptar un discurso que no se haga cargo de su
etnocentrismo: “para mí, Aristóteles, ciudadano ateniense, varón y
libre”? ¿Cómo aceptar, entonces, un orden moral “objetivo”?. Para evitar
al inmoralista, puedo defender la phonesis, la inteligencia reflexiva y
sabia, contingente pero seguramente certera, para dar forma a un juicio
moral adecuado, no reglas apodícticas en el sentido kantiano. Como todo,
queda en pié comprometernos con un telos del hombre, ya que en ello se
basará esa reflexión producto de la experiencia. A Mac Intyre le queda una
salida: recurrir a las “tradiciones vivientes narradas” que marcan la conducta
del hombre occidental: posibilidades futuras que el pasado ha puesto a
disposición del presente. Tendríamos que hacer entonces una genealogía
histórica a la manera de Foucault, para no caer en una mera recepción acrítica
del pasado. Porque ha habido, como dice Richard Bernstein, tradiciones
vivientes que se han utilizado para legitimar la inferioridad moral de algunas
razas (la negra, los indios en América Latina), de las mujeres, los pobres y
marginados. De nuevo: ¿cómo decidir entre tradiciones vivientes?.
Aparece el ilustrado en boca de Habermas: EL UNIVERSALISMO
RELATIVIZA LA PROPIA FORMA DE EXISTENCIA, LA TRADICIÓN
PROPIA, Y DA LUGAR A OTRAS FORMAS DE VIDA, A LOS OTROS, A
LOS EXTRAÑOS, QUE NO RESULTARÁN TALES SI NO NOS
OFUCAMOS EN LA DEFENSA DE LA UNIVERSALIZACIÓN DE LA
PROPIA IDENTIDAD, CONSCIENTE O INCONSCIENTE. (“Conciencia
histórica e identidad postradicional”, en identidades nacionales y
postnacionales, Madrid, Tecnos. 1989. p. 217)
Es curioso: esta defensa del universalismo y, entonces, de la
universalización de la ética, tiene el mismo objetivo que el antiuniversalismo:
la conciencia de la diferencia infinita, como diría Levinas, del otro.. Así es
como Mac Intyre afirma que la universalización y la exigencia de igualdad
universal oscurecen la particularidad de las tradiciones. También el
ahistorisismo aristotélico parece dirigir su discurso a los griegos, a los
bábaros, a los esclavos. Pero con respecto a ellos muestra la garra de la
exclusión.: el discurso no le está dirigido.
Hegel diría que hay que tener cuidado con la universalidad abstracta,
que como la demanda abstracta de la libertad por parte de la Ilustración
desemboca en el terror. Terror frente a lo otro. Terror excluyente. Pero hay
otro tipo de universalidad, no la de Kant, sino la de una comunidad en la

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que los participantes comparten un sentido de la vida, LO QUE DA LUGAR


A LA MORTAL y a la POLÍTICA en toda su concreción.
La ETICIDAD (Sttlckeit) que es intersubjetiva y comunitaria. Sin
embargo, aquí hay un peligro: las democracias deben reconocer las
comunidades pero sin permitir por ello caer en nacionalismos totalitarios; esto
es lo que teme Habermas, aunque sea cierto que la Ilustración sólo vió el
aspecto de la universalización que homogeniza. Por eso confía en la estrategia
de lo que llama “ética del discurso”: el discurso representa una forma de
comunicación exigente en la medida en que su fin es lograr el entendimiento
entre los hombres, por lo cual apunta más allá de las formas de vidas
concretas, es decir, se extiende a una comunidad ideal de comunicación que
incluye a todos los sujetos capaces de lenguaje y acción. ¿Se garantiza así, me
pregunto, como la sugiere Habermas, el Ilustrado, una formación de la
voluntad común, transparente para sí misma, que da satisfacción a los
intereses de cada indiividuo sin que se rompa el lado social sustancial que une
a cada uno con todos? (“¿Afectan las objeciones de Hegel a Kant también a la
ética del discurso?, Escritos sobre moralidad y eticidad, Barcelona. Paidos,
1991, pp. 110 – 111.)
Su amigo Rorty diría que Habermas, el metafísico, no pudo resistir la
tentación de conectar la inremediable contingencia y finitud del hombre con
una instancia que le dé sentido extrahistórico, esa comunidad ideal de
comunicación afirmada contrafácticamente y que, justo por ello, asegura un
espacio desde el cual normalizar.
Habermas, encarnando al ilustrado pero yendo más allá, considera que
la moral debe cumplir dos tareas:
1. Hacer valer la intangibilidad del individuo
exigiendo igual respeto para todos, y
2. proteger las relaciones intersubjetivas de
reconocimiento recíproco por las que los
individuos se mantienen como miembros de una
comunidad.

La justicia, en sentido moderno, se refiere a la libertad subjetiva de


individuos “únicos”. En cambio, la SOLIDARIDAD nos permite a la
felicidad de individuos involucrados en una forma de vida
intersubjetivamente compartida. No se puede ni se debe separar ambos
aspectos. Pero, a su vez, la vulnerabilidad del individuo y de sus formas
de vida socioculturales exige el control de la moral. Control protector y
no otra cosa es la moral. La ética de Habermas motivada por Hegel se
construye kantianamente. Y, aunque no se mantiene en el plano

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deontológico de la justicia a la manera de Kant –la formalidad del “tú


debes”- extendiéndose a la totalidad concreta de las formas de vida, no
cae en lo que para Habermas son las tenazas de la metafísica del
neoaristotelismo. Pero el neoaristotelismo de Mac Intyre tampoco
accede a caer en esas tenazas. Mientras tanto, acá ha habido un curioso
intyercambio de palabras. Rorty llama a Habermas “metafísico” porque
no se mantiene en lo histórico contingente, Habermas llama a Mac
Intyre “metafísico, porque propone una vuelta a las virtudes.
Habermas está embarcado en un camino cuyo propósito es
asegurar la validez, y no sólo la vigencia, de las normas éticas y del
derecho. Y esto significa aceptar un momento de la idealidad. Rawis
hará otra cosa: justiificará en su teoría de la justicia el derecho hechando
mano a dos conceptos clave:
1) el de “posición original” equivalente
al de “estado de la naturaleza” del
contractualismo clásico, y
2) el de la “persona moral” entendida
ésta como autonomía.

En la posición original, los individuos colocados “bajo un velo de


ignorancia”, sin calcular qué será su vida, haciendo abstracción por
tanto de intereses y circunstancias particulares, se pondrían de acuerdo
en dos principios básicos para la democracia:
LA LIBERTAD Y LA DIFERENCIA
Uno apunta a la igualdad y el otro a homogeneizar las diferencias sin
obstruir las libertades individuales. Pues bien, lo que me interesa
señalar es que para el personaje del ilustrado, y en el decir de
Habermas –aunque Rawis sostenga que estas nociones están
entrañadas en la conciencia democrática y que, por tanto, no se
necesita recurrir a principios últimos-, así como la voluntad general
roussoniana no puede identificarse con la suma de voluntades
particulares, ni la autonomía kantiana reducirse a la expresión de las
convicciones individuales, tampoco la autonomía rawisiana se puede
considerar mera autonomía fáctica (Cf. Cortina, A. Ética mínima.
Madrid. Tecnos 1986. p. 185 ) .Abandonar, pues, la facticidad para
elevarse, y digo bien “elevarse”, a la validez.
Es cierto que ese elemento universal llamado razón, fuente de
nuestras obligaciones morales, fue parte de un vocabulario necesario
para construir las modernas democracias, pero debemos prescindir
hoy de él porque se ha vuelto no falso, sino obsoleto.

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“SOLIDARIDAD” es, para Rorty, el ironista liberal, un elemento


retórico. Si se lo convierte en un problema filosófico, en tema de
análisis conceptual, se buscarán justificaciones racionales, como la
de “comunidad comunicativa”, que pudieron haber tenido un sentido
orientador, pero que en tiempo de incredulidades resultan
contraproducentes: se corre el riesgo de que solidariedad pierde su
carácter de exhortación e invite a un escéptico cuestionamiento.
No la comunidad ideal de comunicación, sino el dolor y la
humillación, la carne sufriente, es la que podrá unirnos el día en
que nos convenzamos de que la raza, la religión y las costumbres
particulares son cosas de poca importancia.

ESPACIO DE REFLEXIÓN
1- ¿Por qué la reflexión sobre el sentido de la existencia es un
problema del hombre moderno y no del hombre medieval?
2- ¿Cómo caracterizamos al mundo de hoy y cuáles son los datos
históricos que nos indican esas características?
3- Explique qué es el postmodernismo y las ideologías que ocupan
el lugar del vacío en la reflexión del hombre.
4- ¿Qué es un pensamiento light?
5- ¿En qué consiste el peligro sutil que esconden estas ideolog{ias
(relacionarla con la lectura de la página 10)

LA VIDA ES UNA TRAMA ENREDADA


Vivir Es con-vivir. Otra vida no hay. Vivir como uno “MISMO” es un
pensamiento que tenemos que reflexionarlo, no creo que sea tan así porque
eso nos lleva A LA EXPRESIÓN “salva tu alma” O LA EXPRESIÓN DE
Descarte, que dice: “Cogito ergo sum”. Si esto es una abstracción, una
construcción a partir de pedazos sueltos de relaciones que ayuden a diseñar
nuestra existencia, es otra cosa. Porque la experiencia nos dice que lo más
interior de nuestro Yo está constituido por las relaciones, por esas otredades. Y
con-vivir es compartir reglas, normas, leyes, ordenanzas, costumbres, modos,
maneras; es decir, valores. Y esto implica formar, informar y capacitar con
actitudes concretas de nuestra COPNCIENCIA MORAL.

Taller de reflexión:
1. “Uno nace y ensaya un camino, sin saber por qué, pero
sigue esforzándose, lo que sucede es que nacemos juntos
con muchísimas gentes, al mismo tiempo, todos
entremezclados; es como si uno quisiera mover los brazos

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y las piernas por medio de hilos, y esos hilos se enredasen


con otros brazos y otras piernas... y es como si cuatro o
cinco personas quisieran tejer una alfombra en el mismo
bastidor, cada uno quiere bordar su propio dibujo”.
Fragmento de la obra de Willism Faulkner
Trabajo individual
1. La Alfombra es una metáfora, ha realidad hace referencia?
2. “Bordar su propio dibujo es otra metáfora, a qué realidad
hace referencia?
3. Explique lo que dice al expresar “Uno nace y ensaya un
camino, sin saber por qué pero sigue esforzándose.

Trabajo Grupal:
Aunar criterios para construir una norma de cómo estudiar entre
todos y sacar mayor rendimiento de aprendizaje.

DEBATE
Sacar Una conclusión final.

QUÉ SE RECOGE DE LA VIDA COTIDIANA?


Una vez en la calle una persona me dijo: “Descubrí: que si no fuera por
los otros seríamos muy felices.”
Este pensamiento me hizo pensar profundamente y quise llegar a la
profundidad del pensamiento y comprendí, es imposible pensar así. Hay otros.
Y esto es la primera evidencia. A medida que crece la abstracción, como nos
enseñara Piaget, va el niño descubriendo la mayor de las abstracciones, el yo
mismo. Pero esa misma red de comunicaciones (“conversaciones” dice
Maturana) que se producen gracia a los valores compartidos, elementales
vasos comunicantes, gracia a esta red que me enrieda es la que me permite
comunicarme con tigo compañero de aula, contigo hermano, madre, padre,
con tigo mujer y con tigo alumno,.
Si no existiera la trama del lenguaje que son las mismas palabras para
todos no podría decirte mi palabra más profunda, la más personal.
Pero al decir lo más mío en un lenguaje que es universal, que es de
todos he tribilizado el contenido de mi expresión.
Dependo, por tanto de ti carísimo alumno, de ti. De tu lectura, de tu
comprensión. Tienes que romper la malla del lenguaje universal, uniforme,
trivial y superficial y buscar en los silencios, en los trechos que brotan entre
las palabras, aquello que quiero decirte pero que al decírtelo dejo de decirte.

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Si desecho la uniformidad de los nexos comunicativos, me callo, me


caigo. Si me limito a ella, me pierdo. Por eso apelamos a los místicos, a los
poetas a los de expresión extraordinaria para que nos ayuden a salir de lo
ordinario, a recuperar lo más privado, lo más interior.
Al respecto comentaba Octavio Paz en “Las peras del olmo”: Todos o
casi todos, nos enamoramos; sólo Gracilazo convierte su amor en églogas y
sonetos... El artista trasmuta su fatalidad (personal o histórica) en un acto
LIBRE... Toda creación transforma las circunstancias personales o sociales en
obras insólitas. El hombre es el olmo que da siempre peras increíbles.
Crecemos sobre la base de valores compartidos. El amor, por ejemplo.
Nadie inventa el amor. Uno nace y se encuentra con que “hay amor en el
mundo”. Luego uno se pliega a ese saber y lo hace suyo, o mejor dicho,
invierte esas sensaciones y emociones relativas a otras personas, en el valor
AMOR que no es propio, que es de todos y de esa manera expresa lo propio a
través de lo ajeno y le da realidad.

LA ÉTICA ES UN APRENDIZAJE COTIDIANO


UN HOMBRE MORAL ES SABIO

La ética también se aprende


cuando cultivamos el valor de la esperanza
y podemos aplicar que:

“EL PORVENIR ESTÁ EN LAS MANOS


DE AQUELLOS QUE SEPAN DAR
A LAS GENERACIONES DEL MAÑANA
RAZONES PARA VIVIR Y ESPERAR”
Concilio Vaticano II

Todo hombre nunca deja de ser un alumno de la universidad de la vida.


Siempre se está aprendiendo. El Talmud dice: “¿Quién es sabio? El que
aprende de toda persona. Sabio no es el que sabe, sino el que está en
constante proceso de aprendizaje”. Aprende, no solo el que va a la escuela o
a la universidad; sino todo ser humano que dispone de un alma abierta al
asombro, a la posibilidad de crecer, de enriquecerse por dentro. Porque
aprender es eso; no es repetir nombres, ni citar libros, ni hacerse el culto.
Aprender, lo dice el verbo: es aprehender eso que la vida te ofrece en gente, en
acontecimientos, momentos varios. Es beber en las fuentes de la sabiduría
humana, para luego saber producir la propia sabiduría.
El alma estalla en deseos de vida, de calle, de sol, de vientos, y a uno les
fuerzan a encerrarse entre paredes y libros, y por más computadoras, videos o

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televisores que se le pongan por delante, el estudiante bien sabe que todo lo
que ese señor llamado maestro o profesor quiere es arrebatarle el presente,
llenarlo de pasado, que son los conocimientos, para mejor lanzarlo al futuro.
Por eso coinciden tan mal alumnos y maestros, hay que decirlo. Funcionan en
direcciones opuestas.
La juventud, divino tesoro, aunque no sepan latín lo que quiere es
cumplir con el mandato de “carpe diem”, disfruta del día. Otra frase dice:
“colige virgo rosas” “muchacha recoge las rosas que encuentras en tu
camino”.
La escuela, la cultura, el saber, requieren un sacrificio, sí, tal cual, el
sacrificio de una parte de tu tiempo joven y ardoroso, de tu presente: “no se lo
que quiero pero lo quiero ya”, de tus terribles ganas de solo bailar, charlar,
cantar y pasarla bien. Yo mismo, maestro, recuerdo a mis maestros, y recuerdo
a mis alumnos. El día del estudiante me trae nostalgia de rabonas, de miedos,
de amigos, de excursiones, de exámenes temblorosos y el copiado casi
obligatorio. Después, en calidad de docente, cuando veía a los alumnos que se
copiaban en plena tarea, me hacía el zonzo, y cuando terminaba la hora, me
daban la hoja y yo ahí mismo les escribía “Se copió!” “Y si vio que me
copiaba, ¿por qué no me quitó la hoja antes?”, protestaba el alumno. “Porque
así mientras copiabas, ibas aprendiendo algo”, replicaba yo sonriendo. Me
querían matar, por supuesto. ¿Qué, nunca quisiste matar a un maestro?. No te
sientas culpable, es sumamente natural. El maestro parece ser nuestro
enemigo, porque nos sacas lo que queremos hacer cuando nos encarcelan en
cuatro paredes y entre libros. Es enemigo, roba el tiempo m{as lindo de la
vida con el pretexto de que tenés que crecer y llegar a ser alguien.

TALLER DE REFLEXIÓN:
Les voy a contar una historia que me pasó en un curso de post grado en
una universidad donde me tocó desarrollar temas de Bioética: “La libertad”.
Los estudiantes eran profesionales de la salud, la mayoría gente madura, y
contaban con títulos previos, ya que mi curso era en carreras de especialidad.
Le dije el primer día “Señores, en el examen todo lo que tendrán que hacer es
traer consigo los libros que se deben leer, según el programa, y ahí, con el
libro abierto, seleccionaremos algunas páginas y ustedes me las explican. Esto
es todo”. Y le di una bibliografía (una lista de libros). Cuando llegó el examen
cada uno se presentó con algunos de los libros, y de ahí leyó, y luego resumió
y analizó su lectura. Uno de ellos, cuando le tocó el turno, trajo libros, pero
ninguno pertenecía a la lista. Lo miré azorado, pero lo dejé hacer. Finalmente
le dije: “Y decime, ¿no trajiste... en fin, algunos de los libros que figuraban en
la lista bibliográfica?. Me contestó: “No, francamente no, porque entendí a

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través del curso que debíamos ejercer la libertad en nuestras elecciones,


entonces yo busqué mis propios libros...” La miré en silencio. Según las reglas
clásicas, no debía aprobarla. Según el contenido del programa, “La Libertad”,
y lo predicado durante ese curso, el alumno tenía el derecho intelectual de
hacer su propia bibliografía. Lo aprobé. Pero le dige: “Mire, para su bien
futuro, no vuelvas hacer esto con otro profesor porque correrías el riesgo de
ser bochado... ¡ No tomes la libertad tan en serio!”

Trabajo individual

 ¿QUÉ ES LA LIBERTAD PARA USTED?

 ¿CREE QUE TIENE QUE VER CON LA


RESPONSABILIDAD?

 TRATE DE ESCRIBIR SU OPINIÓN EN POCAS PALABRAS.


Debate:

Tratar de sacar una conclusión en común

EL SER HUMANO

“El hombre no piensa con el “cerebro”,


el hombre piensa con su carne y con sus huesos;
con su sangre, su estómago, su medio ambiente,
su opulencia, su miseria, su grandeza o su
bajeza espiritual; con sus miedos o sus esperanzas...
El hombre piensa “EN” y “DESDE” su EXISTENCIA...
El hombre piensa COMO VIVE”

Cuando me pregunto por ¿qué es el ser humano? Estoy indagando en el


fundamento, busco su esencia y ese verbo ES se refiere a la existencia griega o
a la latina del verbo esse (existir), a su significado; es decir, al sentido
interpretativo. Por lo tanto SER significa: identidad específica, sustancialidad,
eso que permanece para justificar el cambio de alguien, en este caso de un
HUMANO: con sus cualidades expresivas, con su manifistaciones única e
irrepetible que se da en un proceso evolutivo.
Cuando hablo del significado del ser humano no es lo mismo que
cuando me pregunto por ¿quién soy?. Son dos significado que no se refiere a
lo mismo.

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Al querer contestar que es el ser humano me estoy refiriendo a la unidad


bio-psico-social en una circunstancia especial (el hobre y su circunstacia
MARCEL) que implica un compromiso libre y responsable con un proceso de
transformación cultural. Cuando me pregunto por ¿quién soy? Estoy buceando
en la metafísica. Pero es más previsible preguntarle por ¿Quién soy? Y
siempre la respuesta nos refiere: “tú eres aquello”.
“Es la mente la que tiene pensamientos y sentimientos, no Yo. Nacimiento,
crecimiento, decaimiento y muerte pertenecen al cuerpo y no a Mí. No soy el
cuerpo, no tengo cuerpo. No soy la mente, no tengo mente. No soy el hacedor,
no soy el gozador. Soy pura conciencia que no conoce disolución. Eso que
brilla antes y después de cada pensamiento y sentimiento es mi Yo, conciencia
sin objeto. El mundo brilla por Mi luz, si no nada es. Soy la luz en la
percepción del mundo. Brillo también como una bendición en el sueño
profundo y cuando el objeto deseado es alcanzado”.
El secreto está en el espacio entre dos pensamientos, entre dos
preguntas. Asumir ese pensamiento creador, ese vacío elocuente y sabio, nos
conecta con el fin de todas las preguntas. Y además nos permite vivir la
experiencia última: la conducta humanizante.
Esta conducta humanizante nos remite metafísicamente al ser humano al
valor diferencial que pone la conciencia que pregunta por su propia identidad,
sabedora de la muerte personal irreparable y, simultáneamente, intuición y
anhelo superior de más luz, conocimiento e inmortalidad.
La búsqueda de la identidad son conductas concretas que generan
respuestas concretas y hacen a la con-vivencia y la posibilidad del encuentro
cierto con el “Otro” cuando soy capaz de establecer la ALEGRÍA, la
conciencia de la humildad, la gratitud por la solidaridad, la libertad
responsable que respeta , renacimiento a un amor siempre renovado, paz y
servicio. Cuando falta, en individuos o grupos, aldeas o regiones, una sola de
estas realizaciones, el proyecto humano está en ciernes, en sombra; todavía no
ha llegado en toda la grandeza y belleza del espíritu armonizador que nos
constituye, y que a la vez asegura que encontraremos lo que nunca perdimos.
Cuando una sola de estas realizaciones luce por su ausencia, la pregunta por el
ser humano nos llena de temor, vergüenza y desconsuelo.
Estos valores constituyen los pilares del templo interno, desde donde
todo ser humano, como única aspiración, siente el impulso elevado e
incontrolable, inofensivo y solidario de su conducta humana y humanizante
que reverencia a la vida.

TRANSGREDIR

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Esto sólo puede suceder dentro de un orden, y muy estricto. La


trasgresión requiere una valla a saltar y a saltear. Sin valla, sin valla no hay
trasgresión. Hay caos y aburrimiento.
El cauce es el único que puede dar lugar al correcto fluir del agua, y
también a su desborde. Rafael Alberti escribió sobre ese niño ansioso de
aventura, sometido al orden:
“Las horas prisioneras en un duro pupitre
lo amarran como un pobre remero castigado
que entre las paralelas rejas de los renglones
mira su barca y llora por asirse del aire”
¿Sin el orden podrías crecer?
Cuando hay que transgredir puedes darte el lujo, la fascinación del
pecado, como decía Pablo de Tarsos, de transgredir. Sólo se es transgresor
frente a murallas, límites, fronteras.

LA CORRUPCIÓN
Cuando Judas vendió a Jesús por treinta monedas de plata cometió un
acto de corrupción. Es decir, quebró o rompió los límites de la ley moral
(corrompere: quebrar), al traicionar y vender la libertad de Jesús. Esa fue una
transacción comercial, cuestionable por su inmoralidad. Por otra parte, cuando
el cura Girolamo Savonarola –filósofo y teólogo dominico- trató de poner coto
a la corrupción desatada en Florencia, Italia, durante el siglo XV, la iglesia
florentina lo encarceló, torturó y, finalmente, lo condenó a la horca.
Cinco siglos más tarde, nadie se atreve en la argentina a enjuiciar
seriamente la corrupción, que es una forma solapada de delincuencia y abarca
pequeños y grandes robos. Y se la debe denominar “delincuencia” porque al
vender y obtener favores en el ámbito oficial se está robando al país (las
coimas en el cenado...)
Por otra parte, a la corrupción a niveles inferiores se llama “coima” y, a
nivel corporativo, “ilícitos”. Entonces “coimear” a un inspector de tránsito
para que ignore una infracción de tránsito” en el fondo es igual que coimear a
un funcionario para que apruebe una licitación. Corromper o ser corrupto son
prácticas activas o pasivas que se intercalan.
¿Por qué existe la corrupción? Porque la idea de “ser bueno”, moralmente se
desvanece. La persona tiende a ser buena para conseguir la felicidad. Así nos
han enseñado.
Pero la moral racional o empírica, la que se practica con el marco teórico de la
filosofía kantiana, parece temblequear.

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Hay tres modificadores de los valores morales que preparan el terreno


racional para delinquir. El primero es el “DEBER”, ya que DEBER y NORAL
van juntos. Cuando el DEBER pierde fuerza, la MORAL se debilita.
El segundo es la ambición desmedida de acopiar, juntar, ahorrar de
manera formicante, como las hormigas. Pero cuando esa necesidad desmedida
se intensifica, allí aparece la codicia.
El tercer factor es la obsesión de obtener placer material a toda costa.
Un placer que cuesta dinero y que, para obtenerlo rápidamente, exige
“coimear”. Los medios e comunicación inflaman este hedonismo que destruye
las fibras morales del individuo. Como la danza de la frivolidad, tan arraigadas
en las clases dirigentes, coleccionistas de placer. Así vivimos, en una sociedad
hipócrita, donde la justicia parece también estar implicada en esta
deshonestidad que carcome todo lo que encuentra a su paso.
Sobre este punto, la historia señala que la primera Ley sobre corrupción
fue puesta en práctica por los ingleses en 1854, y se denominó “Corrupt
practic act”. Ellos sabían que la corrupción había sido un mal pandémico que
abarcaba –y aún abarca- todos los estratos sociales. Todo esto demuestra que
la universalidad de la corrupción se transmite como una enfermedad a través
de los siglos.
La justicia argentina, enferma en sus raíces rectoras, juega un papel
preponderante. El compromiso social con el pueblo está amenazado. La
rectitud como virtud básica para ejercitar el respeto mutuo, sucumbe.
Esta moda crónica de ser corrupto introduce un nuevo elemento: el
“cabildeo”, que promueve la corrupción en el país al desviarse de los
mecanismos normales para tratar de obtener leyes, decretos o licitaciones de
modo poco claros. El concepto del “cabildeo” es facilitar las aspiraciones de
los intereses creados, cuyo fin es el enriquecimiento rápido. El país no tiene
todavía la sofisticación necesaria para descubrir estas manipulaciones
comerciales de trastienda que llevan a un monopolio incontrolable.
¿Qué hacer ante este debate moral? Sin duda, exigir las declaraciones de
bienes de toda la dirigencia política. Y, por supuesto, lograr un sistema judicial
ajeno de toda sospecha y políticamente casto. Por último, tendríamos que
recordar las palabras del poeta satírico Juvenal, en Roma, entre los años 55 y
60 a. C., quien al referirse al tema preguntó “Y...¿quién custodia a los
custodios?”

LA LIBERTAD ES
ALGO RESPONSABLE
Sabemos que existe nuestra declaración de principios. Somos libres
muros derribados. Que nadie venga con autoritarismo a dictarnos las leyes de

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la vida. Es cierto que todos besamos igual, y andamos con manuales iguales
de erotismo prefabricado, y calzamos las mismas zapatillas e ingerimos las
mismas hamburguesas sin colesterol, y pensamos a coro que la humedad es la
que mata, que el feminismo ha liberado a la mujer de lavar solamente platos, y
ahora también trabaja 15 horas fuera de su casa, y en sima tiene también que
dialogar con los nenes porque así lo ordenó el psicoanalista de fin de mes
(antes no tiene tiempo, pobre)... Pero somos libres. Pensamos todo eso por
libertad, por inteligentes que somos.
El tema es: ¿Ahora qué hacemos?. Ahora que sabemos que somos
libres, que los libretos preexistentes han desaparecido, ahora que nadie puede
pronunciarse autoritariamente sobre nada. ¿ahora qué hacemos? ¿Cómo
hacemos para establecer parámetros, límites, normas, cauces, pautas?
Qué es la libertad? ¿Qué cada uno haga lo que quiera? ¿O que cada uno
haga lo que deba?. Sólo si es que acepta esta última definición, la libertad es
algo responsable, un medio para hacer algo responsable, para realizar
algún proyecto, mío, emergente de mi persona, y que lo transformo en mi
deber. El deber que me debo a mí mismo, eso es la libertad. Deber es mi
responsabilidad. Entonces, ¿ahora qué hacemos. Establecer nuestros deberes,
desde nosotros mismos, desde el pensamiento y la relación recíproca. No hay
roles preestablecidos.
Este e nuestro tiempo en el que todos debemos ser creativos: crearnos
nuestro puesto en la familia, en la sociedad y hasta en el cosmos. Dios sigue
existiendo, pero nadie es admitido como su emisario, coronado de autoridad.
Hasta la palabra de Dios en la escritura requiere que tú las leas, que tú las
intérpretes, que tú la Internalices.
Siempre tú te haces a ti y a tu rol, tu orden y tu disciplina (Yo y mi
circunstancia, Marcel). En el afán de la libertad, nos liberamos de todo y de
todos. La igualdad se aplica a todos los campos: nadie es más autoridad que
yo, y en todo caso si lo es, lo puede confrontar con otros y decidir yo quién es
más autoridad y por cuanto tiempo, en medicina, o en arquitectura o en
astronomía.
Pero en materia de vida, ¿quién es autoridad? Nadie,
absolutamente nadie. Inclusive se abatieron las tablas de la ley que repartía
papeles a papá para distinguirlo de mamá, a la mujer para diferenciarla del
varón, ya que cada cual por su condición sexual merecía otro puesto en la
familia, en la sociedad, y en general otro papel, que significa actuar de manera
especial, sentir, pensar:
La mujer: la mujer – ternura – el corazón – la dulzura – la caricia.
El varón: el varón – la dureza – el trabajo – la severidad – el
cerebro.

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No va más, grita la ruleta de los roles inexistentes. A la liberación


femenina la acompaña la liberación masculina. Ellas empezaron la revuelta:
quieren ser como ellos, iguales. Ellos continúan la revuelta: quieren ser como
ellas, iguales. En aritos, en mamadera, en la cocina, y dicen que ya se están
viniendo las faldas masculinas. Se vive tan aceleradamente... Pero la libertad
es algo responsable, un instrumento para hacer algo responsable, para realizar
algún proyecto, mío, emergente de mi persona, y que lo transformo en mi
deber. El deber que me debo a mí mismo, eso es la libertad. A nadie mas,
porque deber es, frente a mí. Esa es mi responsabilidad.

LA LIBERTAD ES UN APRENDIZAJE
COTIDIANO
Más que tener algo en común, siempre, podemos hacer algo en común;
pero lo viviremos de distinta manera, cada uno desde su perspectiva, pero
podríamos compartir-lo como objeto entre Tú y Yo.
Para ello hay que educarse, para saber compartir algo sin absorberlo
en la furiosa y famélica textura del yo y del tener.
Humanamente optamos por la libertad, y contra natura decidimos ser yo
y tú, con un mundo en común, in contaminado por el mundo que cada uno es
en exclusividad no compartida con nadie. Ahí se aplica la responsabilidad.
Adán y Eva comparte el fruto de un árbol, Primero comió ella, luego le
sirvió a él. Quería com-partir. La libertad de elegir, de dar, de recibir. Pero se
disocian en la responsabilidad. El dice –ante el interrogatorio- que la culpa es
de ella; ella dice: que la culpa es de la serpiente.
Desde el punto de vista causalista, “tienen razón”. Cada uno señala al
otro como causa. Renuncian a la libertad.
LA LIBERTAD ES UNA ELECCIÓN. Elección De responsabilidad.
Requiere, como todo lo humano, un proceso de educación, aprendizaje,
pedagogía.
Erich Fromm tiene un libro llamado “El miedo a la libertad” (Ed.
Paidos) y en el que nos hace ver que hay una libertad negativa, la que niega la
prisión, las cadenas, los mandatos ajenos y una libertad positiva, creadora.
Salir de la cárcel, por ejemplo, es un fin para el que está adentro, una
necesidad de negación de aquello que lo tiene encerrado. Pero una vez afuera,
aquella libertad logra se le vuelve medio para algún fin. Este es el momento de
la libertad positiva. Tienes que hacer algo con tu libertad. TIENES QUE
APRENDER A SER LIBRE, porque si no serás sometido por cárceles no
visibles que atrapan tu cerebro, tu alma, sin que te des cuenta.
La libertad, pues, no es un fin en sí sino, repito, un medio para que con
ella puedas construir tu vida según tus deseos, tus anhelos, tus ideales.

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Para ello es menester pensar, crear objetivos y caminos. Se hace camino


al andar, es cierto, pero para andar hay que tener adónde ir. Es decir, un
proyecto. Y algún plan de trabajo, de esfuerzos para alcanzar la realización de
ese proyecto.
Nosotros, dice Fromm, queremos liberarnos de yugos ajenos, pero
tenemos miedos de asumir un yugo propio, un compromiso por el cual valga
la pena vivir.
Hay que superar el miedo ése, que es miedo a quedarse solo, a huir de la
masa, a ser uno mismo. HAY QUE APRENDER A SER LIBRE.

LO EGOCÉNTRICO
Vivimos Momentos egocéntricos, en un mundo oscilante, cambiante y
de incertidumbres: el egoísmo reina aquí, Cada uno se relaciona
fundamentalmente consigo mismo. Esto es un palacio, dice el niño, y es válido
para él. El signo, en cambio, es un estadio superior de captación y relación.
Dice Jean Piaget en su libro “El criterio moral del niño”: “El símbolo
es individual y motivado. Para que el signo suceda al símbolo es necesario
que una colectividad borre de la imaginación de sus individuos aquello
que tiene de fantasía personal y elabore una serie de imágenes
obligatorias y comunes, de acuerdo con el código de las propias reglas”.
El egocéntrico, enseña Piaget, vive con símbolos, rituales, regulaciones,
repeticiones, que tiene un sentido particular para él; sólo para él.
Crecer es entrar en el mundo de los signos, que son las reglas que valen
para todo un grupo de gentes, y que te comunican con ese grupo de gente por
cooperación o colaboración.
Así, se pasa del “me gusta”, “se me antoja”, “así quiero yo que sea”. Al
estadio superior de lo objetivo que puede ligarnos, de lo que es en sí, o en
otros términos, para todos nosotros.
Pero, ¿cómo salirse del egocentrismo?
Estas reflexiones de Piaget nos conducen a observar el mundo
contemporáneo en el que se dan, diría, regresiones a un egocentrismo de
primera infancia en mucha personas o, al menos, en múltiples vivencias de la
persona.
“Así me parece a mí”, dicen muchos, y se encierran en sí sin dar lugar
ni brecha a cualquier confrontación con lo que le parece a otros.
Haber Entendido que ser uno mismo es caer en una especie de eclipse de todos
los demás, y manifestarse en el delirio personal, ha producido las grandes
crisis interhumana de este siglo saliente. Y las grandes in-comunicaciones.
La gente vive como encapsulada. Cada uno habla de sí mismo
ignorando al prójimo, al “OTRO”, aunque lo ame. Más que hablar, hay que

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aprender a escuchar. Eso sería el otro-centrismo, centrarse en el otro, y salirse


del encierro en el ego personal, y sus símbolos.
Ergo: los signos con los comunes, lo que tenemos en común tú y yo
para sumar el nosotros, y eso en común es lo que nos comunica.

VALORARNOS
PARA VALORAR AL OTRO
Sobran Políticos en la práctica politiquera, sin principios ni valores; solo
somos justificadores de lo injustificable; y no damos lugar a los líderes que
realmente necesitamos; mientras el ritmo del “cambalache” es más real que
nunca; el mercachifle que solo pretende vivir al día; los profesionales que
abundan sin ninguna fe; los periodistas ineptos y vanidosos, que buscan
remarcar el malestar social sin horizontes de grandeza, prolongando la agonía
de nuestras necesidades en acciones ya sin esperanzas y continua el parloteo
del loro en la oscuridad sin historia al igual que el púlpito que rechaza el
prójimo encarnado por la abstracción de los conceptos universales.
Es imprescindible crear una dimensión espiritual capaz de elevar
nuestra oportunidad histórica a la altura de los valores. Necesitamos mirarnos
desde otro punto que cambie esta perspectiva ‘postmoderna’. Busquemos esa
dimensión espiritual para que podamos partir desde nuestra propia valoración.
Busquemos la identidad propia, la integración solidaria y la innovación
en el amor como propuestas de desarrollo creativo a nuestro alcance
inmediato. ¿Quién soy? ¿Cuál es mi grupo? ¿Respondo a lo nuevo con lo
nuevo? Estas son hoy tres propuestas concretas personales que no pueden ser
postergadas y hacen a nuestra propia ubicación.
Se ama lo que se conoce. Por lo tanto, “conócete a ti mismo”; este es el
principio del camino y la meta es el “Otro”.
Del conocimiento de nuestra real identidad; de la calidad de nuestra
integración en los grupos en que participamos solidariamente –familia,
escuela, empresa, etc.- y de la capacidad de innovación en el amor que
otorguemos a nuestras decisiones ante los cambios constantes que nos rodean,
debe surgie la responsabilidad del crecimiento hacia la adultez de amar nuestra
propia vida en la aventura de la conciencia, en la solidaridad del compromiso
con los otros y en la creatividad de amar que imprimamos a nuestras acciones.
Primero valorarnos en nuestra propia dimensión espiritual, ello
permitirá integración e innovación en los movimientos sociales que generan
nuestras acciones y pensamientos diarios.
Respetarnos en lo que ya somos por participar en este milagro en la luz
que es la vida consciente, más allá del egoísmo, la vanidad personal y el
desaliento depresivo.

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Sin esperar que lleguen los gobiernos ideales que soñamos, “los
príncipes azules”, el fin del dinero o la “conspiración de Acuario”.
Actuar ya, como uno mismo, valorando lo que somos y lo que podemos
llegar a ser. Afirmamos en la dignidad de lo esencial, no en lo pasajero de la
coyuntura. Los primeros movimientos liberadores son siempre internos.
En el desierto crónico del “no” sólo puede florecer el cactus de la
desvalorización y del aislamiento. Es cuando las espina del mal trato y de la
ignorancia ocupan el lugar del sabio capaz de usar hábilmente el instrumento
de su inteligencia.

LA DEONTOLOGÍA
Definición etimológica: del término griego Deon: deber y del término
logos: tratado. Significa: “ciencia o tratado de los deberes. (Diccionario de la
Academia)
Jereny Benthan (filósofo inglés) S. XVIII conjunto de deberes que se
imponen “in concreto” en una situación social determinada.
Actualmente el vocablo se usa: “los deberes que se usa cuando: “los
deberes que se imponen en una actividad profesional (es) en razón de la
naturaleza misma de esta actividad.”
“Los principios deontológico son los principios que dictan las reglas de
acción necesarias para el ejercicio de una profesión, profesión que se dirige al
hombre considerado como sujeto, donde el objeto no es la materia y el FIN un
producto económico, sino un servicio que pone en relación a una persona con
otra considerada por sí misma”.
La deontología –dice Ferrater Mora- no es sin embargo, una ciencia
normativa pura, sino una ciencia empírica pura, sino una ciencia empírica que
se ocupa de la determinación de los deberes dentro de las circunstancias
sociales y, en la intención de Benthan, de la indicación de los deberes que
deben cumplirse si se quiere alcanzar el ideal del mayor placer posible para el
mayor número posible de individuos”.
El nuevo orden está signado por:

 El desarrollo científico-tecnológico
Eticidad  La democratización de los regímenes políticos
moderna  La relación científica
 La libertad civil

La dimensión filosófica dominante no es ahora:


 El de la naturaleza

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 Ni el de Dios
 Sino el del hombre en tanto subjetividad
trascendental,
 Cogito activo del conocimiento (crítica a
Descartes)
 Agente moral autónomo.

La verdad consiste en el poder de transformar el mundo por el dominio


de la praxis (relación propuesta por Xavier Zuvirí) o acción política,
económica y social.
Toda filosofía moderna converge a la reflexión sobre la ciencia y
sobre la pol{itica, las dos fuerzas mayores en la razionalización y
liberación de la vida histórica.

NECESIDAD, COACCIÓN Y OBLIGATORIEDAD MORAL


La obligatoriedad no puede entenderse en el sentido de una rígida
necesidad causal que no deja cierto margen de libertad. (deontología y
teleología) (buscar la relación del deber en función de un fin necesario)

 Ejemplo: Si alguien, al comentar el


comportamiento de “Y” en otro tiempo y
otra sociedad (por ejemplo, en la sociedad
griega antigua) “Y” se vio obligado a actuar
así, de acuerdo con las ideas dominantes y
la sociedad de su época, (al tratar –por
ejemplo- a un esclavo como una cosa y no
como una persona).

La expresión “se vio obligado a”: NO TENDRÍA UNA


SIGNIFICACIÓN MORAL
Podemos sustituirla por una expresión más propia: “Fue
determinado a obrar así”. Pero este tipo de determinación no es la
obligatoriedad moral.
Otro Ejemplo:
 Cuando alguien se ve obligado a actuar en
forma distinta de cómo lo hubiera hecho, si
no se hubieran dado circunstancias o
condiciones imprevistas que le impidieron
decidir y obrar en la forma debida.

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¿Cuáles son los rasgos esenciales de la obligatoriedad moral que


permite distinguirla de otras formas de obligación o imposición?
¿Cuál es el contenido de la obligatoriedad moral o también: que
es lo que estamos obligados a hacer o tenemos el deber de hacer?
 NO HAY PROPIAMENTE COMPORTAMIENTO MORAL SIN

CIERTA LIBERTAD
 ÉSTA NO EXCLUYE LA NECESIDAD, LA SUPONE Y SE

CONCILIA DIALÉCTICAMENTE

 SI YO ESTUVIERA DETERMINADO CAUSALMENTE AL HACER


“x” HASTA EL PUNTO DE NO PODER HACER MÁS QUE LO
QUE HICE, SI NO QUEDARA OPCIÓN ALGUNA PARA OTRA
ACCIÓN:
 TAL TIPO DE DETERMINACIÓN CAUSAL, O NECESIDAD,
NO TIENE NADA QUE VER
CON LA OBLIATORIEDAD MORAL.

 OBLIGATORIA Y DEBIDA
LA CONDUCTA  ES UNA VOLUNTAD LIBRE
MORAL ES  FRUTO DE UNA CONVICCIÓN INTERIOR
 DEBE RECONOCER COMO FUNDADA Y
JUSTIFICADA

 SE HALLA OBLIGADO A COMPORTARSE


 CONFORME A UNA REGLA O NORMA DE
SUJETO ACCIÓN
 EXCLUIR Y EVITAR KLOS ACTOS PROHIBIDOS
POR ELLA

LA OBLIGATORIEDAD MORAL:

 IMPONE
 DEBERES
 AL SUJETO

TODA NORMA FUNDA UN DEBER

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