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Para entrar en las pautas del análisis sociológico con respecto a la acción social,
es necesario adentrarse en el imaginario moderno y en particular en al menos tres
referencias que la identifican desde el punto de vista del fenómeno como tal.
Desde sus comienzos la sociología ha tenido como objeto de estudio y
reflexión la acción colectiva y los enfoques para abordarla han sido variados.
Los teóricos clásicos como Marx, Weber y Durkheim, coinciden en que las
acciones colectivas son modos de transformación social. Sin embargo, las
perspectivas para aprehender el fenómeno son diversas.
Para Marx, lo que está en la base de la modernidad es el surgimiento del
capitalismo y la burguesía revolucionaria, que llevarían a la expansión –sin
precedentes- de las fuerzas productivas, además de la creación de un tipo de
mercado con carácter mundial. En este sentido las transformaciones que la
modernidad ha producido se traslucen en los logros que la propia burguesía,
pondrían de manifiesto en el fin de las relaciones idílicas, patriarcales y feudales
del pasado. Sustituyendo así, las relaciones personales feudales por el nexo del
dinero, eliminando los fervores religiosos por medio del cálculo egoísta,
convirtiendo en definitiva, el valor de las personas en valor de cambio.
Por lo tanto, Marx, sostiene que la acción social se enmarca en las
estructuras del capitalismo y sólo la destrucción de éstas permite la solución (y
disolución) de las demandas colectivas. De este modo, las soluciones están
mediadas por la revolución social.
Por su parte Weber, entiende que la modernidad aparece en una estrecha
asociación con los procesos de racionalización y desancantamiento del mundo. Es
decir, se trata en buenas cuentas de procesos que señalan la inexistencia de
“fuerzas misteriosas” que operan para el mantenimiento del control social y, en
que las <cosas>, serán susceptibles de dominar por medio del cálculo.
En este sentido se trata de una forma especial de racionalización generado
y aplicado en occidente, pero con un valor y significado universales, que se
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1. Un primer enfoque sería una renovada perspectiva marxista que relaciona a las
nuevas formas de conflicto con las estructuras generadas por el desarrollo del
capitalismo tardío, de modo que la acción de la lucha de clases puede ser
develada por medio del propio sistema político.
En este sentido las contradicciones estructurales, en tanto, contradicciones
sociales y del dominio en los campos de los medios de comunicación, llevan a
modificaciones en el sustrato simbólico y de los medios instituidos.
Algunas críticas frente a este enfoque, plantean que se invisibilizan las
posibilidades de la heterogeneidad, la variedad de los actores y sus razones
particulares en la acción colectiva.
Esta teoría permite explicar cómo surge un nuevo movimiento social, pero
no permite dar cuenta de las “razones” o de sus “significaciones” y “repercusiones”
como tampoco de las estructuras imperantes.
5. Este último enfoque sería el de los “Nuevos movimientos sociales” que a su vez,
contiene dos raíces.