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Análisis institucional
S/Georges Lapassade
(APUNTES Y RESUMEN DE CLASE)

El análisis institucional en Francia mantiene dos tendencias en la actualidad, lo

que se contrapone a la posibilidad de entrelazar las investigaciones francesas y el
análisis institucional de los sociólogos que utilizan el concepto de institución a
partir de Talcott Parsons.

A saber: “La antítesis polar de la completa institucionalización es la anomia;

la ausencia de complementariedad estructurada del proceso de
interacción…Ahora bien, este es un concepto límite que no describe un
sistema social concreto. De la misma manera que hay grados de
institucionalización, hay también grados de anomia. La una es el reverso de
la otra.”

“Una institución es un complejo de integraciones de rol institucionalizadas

que tiene significación estructural en el sistema social en cuestión…es una
unidad de la estructura social de orden más alto que el rol, y ciertamente se
constituye por una pluralidad de pautas de rol interdependientes o
componentes de ellas… Una institución tiene pues, que ser distinguida de
una colectividad. (ya que ésta) colectividad es un sistema de roles
específicos concretamente interactivos. Una institución, es un complejo de
elementos pautados como expectativas de rol que puede aplicarse a un
número indefinido de colectividades.”
“El sistema social”

Sea cual fuera la respuesta al problema, ninguna de las dos tendencias

actuales forma parte de la sociología institucionalista en el sentido habitual de
término. La razón principal reside en que para los <institucionalistas> actuales en
Francia, la institución no constituye un objeto social entre otros (como los grupos,
las organizaciones, los movimientos sociales, la sociedad global, el Estado, etc),
como tampoco significa un signo de retorno al sociologismo que excluye
simultáneamente a lo económico, lo político, lo ideológico o lo psicológico. En
suma la institución es un objeto de conocimiento.
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Cuáles tendencias?
a) A partir de los años 40’s, psiquiatras innovadores adoptaron el hospital como
objeto de estudio, es decir, su estructura, sus canales de comunicación y de no
comunicación. Esta corriente, muy acentuada en Francia y en países
anglosajones, y luego también en Italia, ha dado origen a la psicoterapia
institucional. En forma paralela se inició una corriente de pedagogía institucional,
que se haya ligada a la corriente psicoterápica y a la autogestión pedagógica.
Diferenciado en sus orígenes por la referencia al psicoanálisis (corriente
psicoterápica) o a la psicosociología y a la sociología (corriente de la autogestión)
que finalmente se institucionaliza bajo la forma de asociaciones y práctica de
enseñanza en universidades.

b) A partir de 1962, aparece el análisis institucional como método de intervención

sobre el terreno, y no ya solamente como método terapéutico o pedagógico. El
campo de intervención es casi siempre el medio universitario (asociaciones de
estudiantes, de profesores, de pedagogos), lo que está muy en sintonía con la
revuelta de mayo del 68.
A fin de subrayar el aspecto de intervención, por oposición a la sociología
“sobre el papel” (análisis abstracto no directo), se da el nombre de socioanálisis al
análisis institucional “en situación” (análisis concreto y directo).

Análisis institucional y socioanálisis

1. En términos generales, el análisis institucional tiende a designar un método de
análisis social a base de observación y de documentos, centrado en el concepto
de institución. Por ejemplo, algunos sociólogos estudian las instituciones
educativas o psiquiátricas, confiriendo una gran importancia a lo que dejan de lado
a veces las encuestas tradicionales, a saber, la especificidad de la <reproducción>
de las relaciones sociales en tal o cual forma social <instituida> o
<institucionalizada>.
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En otro campo, el de la sociología urbana, el análisis de las relaciones entre

la ideología y la práctica urbanística por un lado, y por otro las instituciones,
constituye otro de los polos de investigación.

2. En sentido estricto, el análisis institucional es un método de intervención en la

práctica social de los grupos; de las organizaciones en el sentido de la sociología
de las organizaciones; y de las instituciones, en el sentido clásico. Se habla por
tanto de socioanálisis.

¿Qué fin persigue el socioanálisis y en qué categorías sociales se interesa?

En un conjunto social, caracterizado por su unidad de organización con
vistas a una eficacia, existen diferencias entre los miembros o las categorías que
las componen. También existen contradicciones. Por ejemplo, la diferencia de
sexos, cuando sirve de base a una oposición de status (la mujer peor pagada o
con menos poder que el hombre), acarrea una contradicción entre la igualdad
formal, oficial y la desigualdad real, oficiosa, del hombre y de la mujer dentro de la
producción.
Otro ejemplo, en un conjunto, en que hay diferencias de filiación política o
de adscripción ideológica entre los miembros de una organización, estas
diferencias se mantienen veladas habitualmente tras la unidad del proyecto común
y por tanto de acción, sin embargo, pueden determinar el colapso cuando se llega
a la contradicción total, si ciertas adscripciones implican un rechazo de los
objetivos fundantes de la organización. Lo más habitual es que los intereses de los
individuos y de las categorías sociales involucradas en aquel conjunto social, que
paradójicamente participan de su unidad, estén en permanente conflicto y lucha.
Lo interesante es que a pesar de estos conflictos se puede mantener la unidad de
grupo, de una organización o conjunto social.

Esta unidad se debe comprender de manera dialéctica:

a) Un conjunto social posee una <unidad positiva> que expresan sus
objetivos, sus finalidades, su función oficial: producir autos, formar niños
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etc. Es decir, se trata de un primer momento en que la unidad es calificada

como positivo porque, en efecto, producir autos o formar niños constituyen
objetivos reconocidos universalmente como legítimos, e incluso
indispensables.

b) Un conjunto social, en cuanto unidad positiva, viene negado por cada

subconjunto o categoría social implicada en esta unidad, ya que los
objetivos oficiales, comprenden de hecho una pluralidad de objetivos o de
intereses particulares articulados entre si. (los objetivos de los accionistas
de una empresa no son los mismos que el de los empleados; los objetivos y
los intereses de la dirección de una asociación no son los mismos que los
de la <base> o de una parte de ésta, etc). En suma, las particularidades de
status, de ingresos, de poder, edad, sexo, etc, llevan a que el producir autos
o formar niños sean objetivos un tanto imaginarios, frente a los objetivos
muy concretos de las diferentes categorías involucradas en estas tareas
comunes. Esta es la primera negación, la que amenaza con desmantelar la
unidad positiva, haciendo prevalecer los intereses y objetivos particulares.

c) Pero el conjunto social no puede funcionar más que si esta primera

negación viene negada a su vez, por la existencia de formas sociales más o
menos estables, más o menos aceptadas por todos, indispensables si la
idea contenida en el primer momento (unidad positiva) quiere realizarse
concretamente bajo la forma de <autos> o de <formación educativa>. La
negación de la negación no consiste en afirmar como únicamente válida la
unidad positiva en sí, sino en negar activamente las negaciones que alteran
la unidad del conjunto social. Este momento de la negación de la negación
es el de la organización, de la distribución de las tareas más o menos
<funcionales>, del plan más o menos <racional> del programa.
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En este proceso generalmente activo (excepto en el caso de que el conjunto

social no defienda más que su propia supervivencia) se observa que los tres
momentos se hallan siempre presentes. En efecto la negación de la negación no
puede operar más que reanudando de una forma determinada el contenido del
primer momento, a fin de hacerlo actuar a su vez sobre el segundo. La unidad que
se obtiene pues, es provisional y nada tiene que ver con la persistencia de la
unidad positiva. Dicho de otra forma, si la construcción de autos o la formación
educacional de niños son hechos positivos y que no se someten a discusión, los
modos de organización de la empresa de autos o de la escuela son mucho menos
evidentes y universalmente aceptados.
El criterio de eficacia no es el mismo para todas las categorías sociales (y
de la constatación de este hecho parte la sociología de las organizaciones para
intentar armonizar los conflictos). Pero sobre todo, el criterio de eficacia no es el
único criterio; en definitiva, no es criterio más que para las categorías sociales que
extraen, el mayor beneficio de los objetivos proclamados oficialmente. Las demás
categorías adoptan como criterio implícito o declarado la lucha de clases.
El análisis parte de esta otra comprobación. Es decir, la labor del análisis
consiste en escuchar la palabra social liberada (durante el tiempo crítico del
análisis) y en devolver a los actores el <negativo> de la imagen o del cliché que se
forman de si mismos y de la sociedad. Se trata de hacer que el no-saber se revele
como el verdadero motor de la práctica social, como el principio dinámico de todas
las instituciones.