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En Roma para poder ejercitar una acción, preciso ser ciudadano romano y
paterfamilias; las mujeres , mientras existió la tutela , podían litigar con
la auctoritas de su tutor. Pero además de ésta capacidad de carácter
general, debían estar legitimados los litigantes para poder entablar un
determinado proceso. El actor debía tener una acción a su favor, es la
legitimación activa, y en el demandado, cuando ha perturbado un derecho
real o no cumple como deudor se considera legitimación pasiva. El
procedimiento se entiende como una sucesión de actos jurídicos, que se inicia
con el ejercicio de la acción y conduce a la sentencia. Desde siempre el
que ejercita una acción debe efectivamente, recorrer una serie de
trámites sucesivos, hasta conseguir la sentencia. El procedimiento que nos
ocupa (de las legis actiones) su vigencia se remonta a los origenes del proceso
arcaico , anterior a las XII tablas, y se utilizó hasta la mitad del siglo II a.c.,
teniendo como característica esencial la división del proceso en dos fases
una In Iure, ante el magistrado, y otra posterior apud iudicem, que tiene
lugar ante el Juez. Pertenece a la esencia del proceso civil romano la
publicidad. Las actuaciones procesales de los procedimientos romanos se
celebraban en lugares público. Hasta el siglo IV de Cristo debía ejercitarse
únicamente en los días fastos, quedando excluidos los días nefastos, ya que
éstos últimos eran dedicados a solemnes fiestas políticas y religiosas , o
aquéllos en que los particulares tenían tareas que realizar; así se
consideraban los días de mercado. El idioma procesal era el latín,
comenzándose en el siglo IV, a usarse el griego. El actor debía ejercitar
su acción e iniciar de este modo el proceso ante un magistrado competente.
La competencia de un magistrado venía determinada, en principio,
por la pertenencia a la circunscripción territorial del demandado, lugar de
nacimiento o domicilio de éste; es decir, su residencia habitual. A pesar de ello
si alguien es citado por un pretor de otra jurisdicción estaba obligado a
comparecer.
En Gayo 4.11, nos dice que las acciones que estaban en uso entre los antiguos
se llamaban acciones de la ley, ya sea porque nacieron en la ley, pues
no existían todavía los edictos del pretor , de los que han salido después
tantas acciones, ya sea porque se amoldaban a los términos de las leyes, por lo
que se cumplían con el mismo inmutable rigor con que se cumplían las mismas
leyes.
De ahí que quien al reclamar por unas cepas cortadas mencionaba la palabra
“cepa” en su acción decían los jurisconsultos que perdía el pleito, ya que debía
decir “árboles”, pués la ley de las XII tablas, en virtud de la que competía la
acción por las cepas cortadas, hablaba genéricamente de “árboles”.
Las tres primeras eran declarativas, tendientes a elucidar un hecho y las dos
restantes eran ejecutivas, tendientes a hacer efectiva una sentencia.
Producida que sea la sentencia en las legis actiones, dos son las actitudes que
se pueden adoptar, cumplir con la misma o no cumplir, si se adopta ésta
segunda posición, el procedimiento permite hacer uso de las dos legis acciones
ejecutivas: l) Legis Actio per manus iniectionem, (acción por aprehensión
corporal) y Acción por toma de prenda (Legis Actio per pignoris capionem)
Respecto de la primera debemos tener cuidado de no confundirla con la manus
iniectio extraprocesal , que procedía contra quién se resistiera al ser llamado
en juicio, en la In Ius Vocatio.
La acción que estamos tratando es una de las más antiguas, juntamente con la
legis actio per sacramentum , o acción de la ley por apuesta
sacramental.
El actor tenia que solicitar del magistrado In Iure la entrega del deudor,
para llevárselo a su casa preso, si es que no presentaba un fiador, un vindex.
En las XII, Tablas, 3.4-6 y en una exposición de Aulo Gelio 20.1 46-47,
encontramos que se puede tener al condenado o confessus preso en su casa,
durante 60 días encadenado. El peso de las cadenas no debía exceder de 15
libras, se le debía suministrar alimentos, al menos una libra diaria de
harina. Durante esos 60 días debía llevarlo en tres días sucesivos de mercado
al comitium y proclamar en público la existencia de la deuda y la cantidad a la
que ésta ascendía. Luego de llevado por tres días de mercado, si nadie pagaba
la deuda, y con los otros posibles acreedores que verificaran sus créditos,
era llevado trans tiberim, y vendido como esclavo, la ley de las XII tablas
establecía que se lo dividía en tantas partes como acreedores hubiere, esta
norma se remonta a una época antiquísima, pero conociendo el sentido
práctico que ha todo aplicaban los romanos, podemos deducir que lo que
realmente se repartía era el producto de la venta.
La ley Poetelia Papiria del año 326 A.C., abolió la prisión por deudas, atento a
una rebelión de los nexis, deudores obligados por el nexum, donde se
establece que no se podrá ejecutar el cuerpo de los deudores, sino que
la ejecución ira sobre sus bienes.
Por último haré una referencia breve a la otra acción ejecutiva usada en Roma
y conocida con el nombre de Legis Actio Per Pignoris Capionem (Acción por toma
de prenda). Para algunos el carácter de acción de la ley es dudosa.
Los casos en que puede ser utilizada ésta legis actio tiene un marcado origen
sacral y público que se remonta a la ley de las XII Tablas. Gayo 4.28, dice que se
da contra el que habiendo comprado una res para sacrificarla a los dioses no
pagó el precio, contra el que no paga el alquiler de una caballería, siempre que
tal alquiler se hubiese destinado a un sacrificio a los dioses. El soldado que no
recibía sus haberes podía tomar en prenda un objeto del que tenía que pagarle,
el dinero de los haberes se llamaba “metal militar”. También el soldado podía
tomar en prenda un objeto del que tenia que pagarle para comprar el caballo,
dinero que se llamaba “metal ecuestre”, o cuando no se le pagaba el
dinero para comprar el forraje del caballo, que se llamaba ”metal de
forraje”. Para todos éstos casos cuando se tomaba la prenda se
pronunciaban palabras solemnes por eso se estimó que era una acción de la ley.