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Atreverse a pensar.
Un rasgo no negociable de un maestro sujeto.

Rafael Avila Penagos


Profesor titular UPN

En la Revista francesa “Magazin Littéraire” No. 309 de Abril de 1993 apareció un


texto firmado por el Profesor Michel Foucault, intitulado “¿Qu´est ce que les
lumières? cuya pretensión era la de hacer un comentario a otro texto de Emmanuel
Kant. Me refiero al muy conocido, muy citado, y muy trajinado texto llamado ¿Was
ist aufklärung?, el cual fue publicado por el periódico alemán “Berlinissche
Monatschrift” en Noviembre de 1784, es decir: dos siglos antes. Sobra decir que
estos dos títulos, traducidos al español, significan ¿qué es la ilustración?

No es claro si la pregunta la formuló el diario alemán a la manera de entrevista y


Kant ofreció su respuesta. O si tanto la pregunta como la respuesta son originales
de él. El caso es que, a diferencia de la mayoría de las encuestas periodísticas que
interrogan para conocer sobre una opinión ya formada, en este caso se preguntaba
sobre un tema para el cual no había aún respuesta pre-elaborada, y el interrogado
debería apostar una respuesta, corriendo los riesgos propios de esta aventura
intelectual.

En cualquier caso, la pregunta era tan atrevida y de tanta significación que, según
el Profesor Foucault, ese texto permite “la entrada, en la historia del pensamiento,
de una pregunta que la filosofía moderna no ha sido capaz de responder, pero de la
cual tampoco se ha podido desembarazar” (Ver texto electrónico, pg. 1).

1- Tres tipos de respuesta

La filosofía moderna ha intentado tres tipos de respuesta para tan imprudente


pregunta:

i) la ilustración puede representarse como perteneciente a una cierta era


(age) del mundo, que se distingue de otras por ciertas características
que le son propias, o que se separa de otras eras por algún
acontecimiento dramático.

ii) o puede ser imaginada como un conjunto de signos anunciadores de un


acontecimiento inminente que es preciso descifrar mediante una especie
de hermenéutica histórica.
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iii) o puede ser analizada también como un momento de transición hacia la


aurora de un nuevo mundo.

En el primer caso se trata de un pensamiento crepuscular que se configura al


atardecer, cuando los hechos ya han ocurrido y se pueden visibilizar para el análisis
o la interpretación. En los dos casos siguientes podemos pensar que se trata de un
pensamiento auroral que se atreve a leer los “signos de los tiempos” y se adelanta a
pronosticar o profetizar lo que está por-venir. El pensamiento crepuscular es como
el buho de minerva que despega al anochecer, y el pensamiento auroral es como los
pájaros que escuchamos al amanecer, que nos anuncian la aurora de un nuevo día.

2- Cuál es la posición de Kant?

En dónde se ubica el Profesor Kant para responder? ¿En el pensamiento


crepuscular o en el auroral? En ninguno de los dos. Según él la aufklärung no es ni
una era del mundo a la que se pertenece, ni un acontecimiento del cual ya se están
percibiendo los signos, y mucho menos la aurora de una nueva época.

El la define como una salida, como una vía de escape; ausgang en alemán, sortie en
francés, aunque curiosamente se traduce al inglés como “release” (liberar de un
contrato) y al español como “liberación”. ¿Salir de qué? O ¿salir de dónde? Y ¿para
dónde? O ¿liberarse de qué? Y ¿Para qué? Son las preguntas que se ocurren
espontáneamente.

La respuesta que ofrece Kant es la siguiente: salir del “estado de tutela”, liberarse
del “estado de tutela”. Cuando decidimos salir de este estado se produce la
“ilustración”, la iluminación, se nos ilumina el bombillo, se nos encienden las luces.
La respuesta ahora se torna más clara: se trata de un proceso cuyo punto de
partida es el “estado de tutela” y cuyo punto de llegada es la “auto-nomía”. Ni
signo de que se aproxima la noche, ni signo de que se aproxima el nuevo día. Es el
proceso que traslada de un estado de oscuridad a un estado de claridad. La
metáfora de fondo es la oposición entre las tinieblas y la luz.

3- Qué entiende por “estado de tutela”?

Por estado de tutela él entiende un estado de nuestra voluntad que nos lleva a
aceptar la autoridad de otros, como criterio de verdad para conducirnos en
aquellos dominios en donde es preciso hacer uso de la razón (rasonieren). Dicho de
otro modo: un estado de la voluntad que abdica del ejercicio de la razón y se
entrega ingenuamente, sin el beneficio del examen, a lo que dice o dice que hay que
hacer una determinada autoridad, no importa si esta opera en el campo religioso o
en el secular. O si viste un hábito religioso o un traje secular. Creer, o hacer
porque lo dijo el papa o el papá, porque lo dijo el cura o el maestro, porque lo dijo
El Tiempo o el Espectador, porque lo dijo el Presidente o el Ministro, porque lo dijo
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el Gerente o el Ejecutivo, porque lo dijo RCN o Caracol, o en el campo académico,


porque lo dijo Aristóteles, porque lo dijo Marx, o porque lo dijo Wittgenstein, etc.
son todos comportamientos y actitudes de “minoría de edad”, de situación de
tutela, de hetero-nomía.

Kant afirma que el hombre es responsable y, por tanto, cómplice de su estado de


tutela. Lo cual significa que el hombre no podrá salir de ese estado sino gracias a
un ejercicio de responsabilidad operado por él mismo sobre sí mismo. En
consecuencia se trata de un proceso que es, a la vez, una obligación moral y una
tarea. El ser humano tiene que ser el agente de ese proceso, o dicho de otra
manera: el proceso no puede ocurrir si el ser humano no se decide a ser el autor de
ese cambio. Es un asunto personal que requiere interés, valor y perseverancia. No
cualquiera se puede liberar de…Los cobardes y los perezosos no cuentan en este
caso. Para ponerse de pié el ser humano debe convertirse en sujeto proto-agónico,
es decir: en sujeto de lucha.

Como señal o como indicador por medio del cual puede reconocerse a quien ha
iniciado la salida, o la vía de escape de ese estado de tutela, Kant propone la
siguiente fórmula: Sapere aude que significa atrévete a pensar, o ten el coraje de
pensar con tu propia cabeza (razonieren). He aquí el rasgo no negociable de un
maestro sujeto. Si el individuo tiene el valor de servirse de su propio
entendimiento ha alcanzado la madurez, o la mayoría de edad. Si está aún
incapacitado para servirse de su propio entendimiento aún es inmaduro, y aún está
en la minoría de edad.

4- ¿Liberarse de qué?

Retomemos el verbo release del inglés. Este significa liberar a un arrendatario de


su condición de arrendatario, liberar al arrendador de su condición de arrendador,
y liberar el objeto del contrato de su condición de bien alienado. Liberarse del
estado de tutela significa, entonces, liberarse de la potestad de otro que puede
ser el padre (en el caso del hijo o hija) del esposo (en el caso de las mujeres) del
amo (en el caso de los esclavos) de un gobierno exterior (en el caso de los pueblos o
naciones) o de una idea no sometida al examen riguroso de la razón crítica (en el
caso de las creencias y sobretodo de los dogmas religiosos).

5- ¿Cuándo es libre un individuo o un colectivo?

Un individuo es libre cuando él mismo se ha dado su propia ley y se somete a la ley


que él mismo se ha fijado. Eso es lo que significa el vocablo “auto-nomos”: ser capaz
de auto-gobernarse.
El individuo que no se auto-gobierna es heteró-nomo, es decir es gobernado por
otro u otros.
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Un colectivo es libre cuando sus miembros han pactado sus propias leyes y luego se
someten a las leyes que ellos mismos han fijado. Un colectivo que no se auto-
gobierna es heterónomo, es decir es gobernado por otros colectivos.

Si el individuo o el colectivo puede dar razón de los principios que lo guían,


entonces está guiado por principios racionales y, entonces, y solo entonces, es
razonable obedecerlos. Ha comenzado a hacer uso de la razón, ha entrado en
razón. Sin principios racionales no es razonable obedecer, estaríamos en el terreno
de la arbitrariedad (hacer lo que me viene en gana) o regresaríamos al estado de
tutela.

6- Dos condiciones para salir del Estado de tutela

Kant define dos condiciones esenciales para que el hombre salga del estado de
tutela.

i) que se distinga claramente el campo de la obediencia del campo del uso


de la razón. ¡Obedezcan, no razonen! es la consigna de rigor que se usa
en el ejército o en la iglesia. De modo que es lo “normal” en esas dos
instituciones que, por otro lado, son las instituciones más arcaicas que
existen. La disciplina militar y la disciplina clerical están atravesadas
por la obediencia. Pero es también la consigna de los que inscriben al
pueblo en el lenguaje de la polis, como masas vociferantes que amenazan
el “orden” social.
ii) que haya un uso público de la razón, es decir: que el ejercicio de la razón
tome una forma pública, que pueda ejercerse la razón a la luz del día,
mediante argumentación y discusión pública. Lo cual significa que la
aufklarung se convierte en un problema político, un problema de la polis.

Justo en el momento en que la humanidad comienza a hacer uso de la propia razón,


es cuando se requiere la crítica de la razón que es la definición de las condiciones
bajo las cuales es legítimo el uso de la razón para determinar lo que se puede
conocer, lo que se puede hacer y lo que se puede esperar. Fuera de estas
condiciones la razón se adentra en el terreno de la ilegitimidad. Y el uso ilegítimo
de la razón conduce, como de hecho ha conducido, al dogmatismo y a la
heteronomía.

7- Ilustración y modernidad

Dice Foucault: “Se que frecuentemente se habla de la modernidad como una época
o, al menos, como un conjunto de rasgos característicos de una época. Suele
situársela en un calendario en el que aparece precedida por una premodernidad,
más o menos ingenua o arcaica, y seguida por una enigmática e inquietante post-
modernidad. Siguiendo este razonamiento me pregunto si la modernidad constituye
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la continuación y el desarrollo de la Ilustración o si hay que verla como una ruptura


o una desviación en relación con sus principios fundamentales” (ib. Pg.3).

El mismo se responde lo siguiente: “Haciendo referencia al texto de Kant me


pregunto si no se puede considerar a la modernidad más bien como una actitud que
como un período de la historia” ( Ib.). Con actitud quiere decir un modo de relación
con y frente a la actualidad. Una manera de pensar y sentir, de actuar y de
conducirse, algo así como un ethos.

“Por lo tanto, más que querer distinguir el período moderno de las épocas pre y
post-moderna, creo que sería mejor indagar sobre cómo la actitud de modernidad,
desde su propia formación, se encuentra en lucha con actitudes de contra-
modernidad” (Ib. Subrayado mío).

En resumen: no un período situado a mitad de camino entre la pre y la post-


modernidad sino una actitud ante el presente, ante lo contemporáneo. Un tipo de
actitud que interroga y problematiza la relación con el presente y con el
movimiento de las cosas, que no se limita a seguir el curso del tiempo como lo hace
la moda.

8- El trabajo de sí sobre sí mismo

Finalmente me interesa destacar una veta de análisis que recupera Foucault en la


obra de Baudelaire (S. XIX). Es curioso que un poeta romántico, condenado
inicialmente por la supuesta inmoralidad de sus obras sea considerado por
Foucault, como una de las fuentes de reflexión de la modernidad. Por qué?
Baudelaire se había dedicado a analizar e interpretar el “dandismo” de la época,
una especie de doctrina de la elegancia, de la que hacían gala los “dandys”, hombres
muy refinados en sus maneras de vestir, aunque un poco afectados.

Pues bien, Baudelaire muestra que los “ambiciosos y humildes discípulos” de la


doctrina de la elegancia estaban sometidos a “una disciplina más despótica que las
más terribles de las religiones”. Es decir que, para figurar como tales, los dandys
requerían una forma de ascetismo para trabajarse a sí mismos.

“Para Baudelaire la modernidad no es simplemente una forma de relación con el


presente, es también un modo de relación que hay que establecer consigo mismo. La
actitud voluntaria de modernidad está ligada a un ascetismo indispensable. Ser
moderno no es aceptarse a sí mismo tal como se es en el flujo de los momentos que
pasan, es tomarse a sí mismo como objeto de una elaboración ardua y compleja ” (ib.
Pg. 4 subrayado mío).

Comienza aquí un giro muy importante en el pensamiento de Foucault que no hará


sino acentuarse al final de su vida, se abandona el énfasis exclusivo en el
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exteriorismo del enfoque del poder, y se le da cabida a las técnicas que actúan
directamente sobre la interioridad.

9- Interioridad y reflexividad

Es aquí donde se sitúa toda la problemática explorada en “la hermenéutica del


sujeto” y donde comienzan a abundar categorías como “las prácticas de sí”, “las
técnicas de sí”, “las tecnologías del yo”, como dispositivos complejos utilizados por
diversas culturas, en diferentes momentos de la historia, para generar condiciones
de reflexividad . O para decirlo a la manera de Jorge Larrosa, para generar “la
experiencia de sí”.

En este sentido, considero que la construcción del maestro como sujeto, requiere
de la multiplicación de escenarios en donde pueda ocurrir la reflexión de sí mismo
sobre sí mismo, en función de la re-formación o trans-formación de sus prácticas y
de su modo de articulación con el contexto histórico y cultural.

RAP, Sept. 30-2008

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