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n e t

Arte, comunicación y tecnicidad


Nuevas claves de la
visibilidad social y la creatividad
(seminario)

Profesor Jesús Martín-Barbero

Programa
(Universidad Javeriana,
Seminario de posgrado, Bogotá, 2003)

« La pareja arte/comunicación señala hoy no sólo un lugar


de divulgación o difusión de estilos y modas, de
configuración de públicos y mercantilización de formas,
sino un espacio de tensiones fecundas entre residuos y
emergencias, entre contemporaneidades y destiempos, un
espacio de desordenamiento cultural. Y es desde ese des-
ordenamiento que el arte puede seguir entregándonos, en
este desencantando cambio de siglo, el mínimo de utopía
sin el cual el progreso material pierde el sentido de la
emancipación y se transforma en la peor de las
perversiones. En su encuentro con la creación artística
actual, la experimentación tecnológica que posibilita la
red digital (net/art) hace emerger un nuevo parámetro de
evaluación y validación de la técnica distinto a su
instrumentalidad y su funcionalidad al poder: el de su
capacidad de siginificar que, junto con la “voluntad de
creación”, permiten al arte desafiar –y en cierto modo
romper– la fatalidad de una revolución tecnológica cuya
prioridad militar y usos depredatorios están amenazando
la existencia misma de nuestro planeta. »
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1. Del modernismo a la estética industrial

En el cambio de siglo anterior (1890-1920) el arte atravesó


una de su crisis más creativas en Occidente: el modernismo
despliega toda su capacidad subversiva cuestionando desde
las vanguardias no sólo los estilos sino los géneros artísticos,
sus modelos y los discursos que los legitimaban. Al mismo
tiempo, la fotografía y el cine des-ubican al arte con su
capacidad técnica de reproducción de la “obra”. La autonomía
reclamada por el arte implicará una doble ruptura: con el
formalismo y el localismo; y una doble proclama también:
la su universalismo y su capacidad/ tarea de emancipación
social. Por esos mismos años la revolución industrial en-
cuentra en el fordismo y la producción en serie la posibilidad
de un salto hacia delante y de un asalto, mediante la propa-
gación del consumo masivo, a la vida cotidiana de las ma-
yorías, a su modelización y moldeamiento. Las empresas
norteamericanas de objetos domésticos crean los departa-
mentos de estilo y a través de ellos instauran una ingeniería
del consumo mediante la cual se apropian de las propuestas
estéticas de la vanguardia para estilizar y embellecer lo cotidia-
no: el valor del objeto implicará no sólo una función sino

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también una forma que remite a la vez al deseo y a la ganan-


cia.

2. Del desdibujamiento al desencanto

Los avatares del proceso vivido por el arte en la segunda


mitad del pasado siglo dieron al traste con la muy diversa
gama de los optimismos; tanto de los propiamente estéticos
como de los sociológicos, tanto de los que creían en la inso-
bornable capacidad emancipadora del arte por sí mismo
–por su propia energía simbólica– como de los que creían
en su capacidad de fundirse con la vida, de disolverse en
ella transformando la sociedad. Lo que no implica que el
proceso vivido haya venido a dar razón a los apocalípticos:
el pesimismo a frankfurtiano tampoco corresponde a la expe-
riencia que el proceso nos ha dejado.

Frente a los de Frankfurt, que colocaron por entero la téc-


nica en el lado opuesto al del arte, esto es, en el de las
argucias de la dominación, W. Benjamin mira la técnica
desde las transformaciones del sensorium, de los modos co-
lectivos de percibir y sentir. Lo que en la técnica se transfor-
ma es la estética (del griego aysthesis) matriz tanto de la
sensibilidad como del arte. Si la reproductibilidad técnica
del arte significa su “perdida del aura” también posibilita su
salida al encuentro de las masas urbanas.

En los últimos años, el “vértigo general de la aceleración”


(Virilio), al confundir la compulsión de las experimentacio-
nes estéticas con la exaltación de lo efímero y desechable,
produce una estetización creciente de la vida cotidiana que
emborrona no sólo el aura del arte sino los linderos que lo
distancian del puro “éxtasis de la forma en la infinita proli-
feración de sus variaciones” (Baudrillard).

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3. Razón técnica: más allá de la instrumentalidad, otra


racionalidad

El lazo que anuda el proyecto metafísico de pensar el ser al


proyecto de la razón moderna es el orden. En ambos regíme-
nes de saber (epistemes), el orde deja de ser el objeto del pen-
sar para convertirse en el lugar desde el que se piensa. El
orden es la categoría fundante de un saber –experto, especialis-
ta– basado en el clasificar y el separar, operaciones a partir de
las cuales la modernidad nos propone un mundo liberado
de la ambigüedad y la inseguridad a que nos someten la
contingencia de lo natural y lo social, pero también despro-
visto de sentido.

Desde la metafísica occidental la técnica no es pensable


sino como instrumento. Pero, ¿y si la técnica no fuera “cien-
cia aplicada” –aplicación de teorías a necesidades prácticas–
sino en su más pleno sentido tecno-logía? (Luján). Pues la
técnica no es un exterior a la ciencia, productos posteriores. ¿O
es que acaso los fines (y los intereses) que guían el desarrollo
tecnológico no tienen nada que ver con el desarrollo de la
ciencia? Lo que la tecnicidad pone en juego no es sólo eficacia
operativa sino nuevos sensorios y lenguajes que, al rearticular
nuestras percepciones de espacio y tiempo, transforman
nuestras más básicas relaciones con el mundo, y hasta el propio
mundo. Estamos ante una razón que no es sólo cuestión de
medios sino de fines: los del saber estructuralmente implica-
dos en el transformar (Quintanilla). De ahí la importancia
estratégica, decisiva, de pensar la técnica desde lo que la fun-
da, desde su racionalidad o modo propio de comprensión y
producción de lo real (Broncano, González Quirós).

Ya Heidegger en su Pregunta por la técnica liga ésta a un


mundo que se constituye en imágenes más que en valores.

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Si algunos de los rasgos más relevantes del “sentido del ser”


característico de nuestra época se enuncian de modo parti-
cular en la experiencia estética, ésta pasa hoy especialmente
por las mediaciones que introducen unas tecnologías, cuyo
sentido “no es ya tanto el dominio de la naturaleza por las
máquinas sino el del desarrollo de la información y la co-
municación del mundo como imagen” (Vattimo).

También para Habermas el fondo de la crisis remite a la


quiebra de las "imágenes del mundo" producida por el di-
vorcio entre ingredientes cognitivos e integración social.
Desconexión que remite a la hegemonía de la razón instru-
mental cuyo modelo se halla en el movimiento de la tecnología
como ideología. Lo que no impide a Habermas distanciarse
de Adorno para reconocer que si la técnica se está convir-
tiendo en “la forma global de producción”, ella “define
entonces toda una cultura, proyecta una totalidad, un mun-
do”.

Es el propio proceso de complejización –“suerte de obliga-


ción de complicar, mediatizar, numerizar, y sintetizar todos
los objetos sin distinción” (Lyotard)– el que distancia la
razón de las exigencias humanas de identidad, seguridad,
felicidad, ante la que aparecen como exigencias de simplici-
dad y, por lo tanto, como signos de barbarie. Pero es en ese
mismo movimiento de distanciamiento producido por las
condiciones de la existencia en la edad de la técnica donde Vatti-
mo ve emerger una razón otra “que, siguiendo el curso de
su propio desarrollo y persiguiendo cada vez más intensa-
mente sus propios fines, parece arribar a una verdadera y
propia fabulación del mundo: lo que la ciencia conoce son
objetos que ella –cada día más mediada por la técnica– cons-
truye”.

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4. Nuevas imaginerías y nuevos regímenes sociales de la


visualidad

El ver, y su trazo en la imagen, han arrastrado la condena


platónica al mundo del engaño y la apariencia hasta hace
poco. Pero desde la historia del arte (Francastel), primero,
desde la semiótica y el psicoanálisis (Panofsky, Gombrich)
después, y también desde la fenomenología y la antropolo-
gía (Merleau-Ponty, Gruzinski), la imagen esta siendo
reubicada en la complejidad de sus relaciones con las menta-
lidades y los imaginarios.

Si ya no se escribe ni se pinta como antes, es porque tam-


poco se puede ya ver ni representar como antes. Y ello no es
reducible al hecho tecnológico, pues son los lugares y las fun-
ciones de las prácticas culturales de la memoria y del saber
(Debray), del imaginario y la creación (Gubern), las que
están siendo trastornadas por una visualidad electrónica
(Lévy, Machado) que ha entrado a formar parte constitutiva
de la visibilidad cultural, esa que es a la vez entorno tecnoló-
gico y nuevo imaginario capaz de hablar culturalmente, y
no sólo de manipular tecnológicamente (Renaud).

En nuestra periférica Latinoamérica el logocentrismo ya


no puede impedir que nos hagamos preguntas como éstas:
¿cómo penetrar en las oscilaciones y alquimias de las iden-
tidades sin auscultar la mezcla de imaginarios desde los que
los pueblos vencidos plasmaron sus memorias y reinventa-
ron una historia propia? (Bartra, Monsiváis). ¿Cómo enten-
der la recuperación actual de los imaginarios populares por
las imaginerías electrónicas de Televisa en las que, el cruce
de arcaísmos y modernidades que hacen su éxito, sino des-
de los nexos que enlazan las sensibilidades a un orden visual
social en el que las tradiciones se desvían pero no se aban-
donan, anticipando en las transformaciones visuales expe-

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riencias que aún no tienen discurso? (Gruzinki, Richard,


García Canclini).

Aunque atravesados por las lógicas del mercado los me-


dios y las tecnologías de comunicación constituyen hoy es-
pacios decisivos de la visibilidad y del reconocimiento social.
Pues más que a sustituir, ellos han entrado a constituir una
escena fundamental de la vida pública (G. Sunkel), a hacer
parte de la trama de los discursos y de la acción política
misma; ya que lo que esa mediación produce es la densifi-
cación de las dimensiones simbólicas, rituales y teatrales
que siempre tuvo la política.

Por las imágenes pasa una construcción visual de lo social, en


la que esa visibilidad recoge el desplazamiento de la lucha
por la representación a la demanda de reconocimiento. Lo
que los nuevos movimientos sociales y las minorías –las
etnias y las razas, las mujeres, los jóvenes o los homosexua-
les– demandan no es tanto ser representados sino recono-
cidos: hacerse visibles socialmente en su diferencia. Lo que
da lugar a un modo nuevo de ejercer políticamente sus
derechos.

5. La técnica en la época de la virtualización del arte

La relación del arte con la técnica sufre una mutación


cuando la digitalidad y la conectividad pone en cuestión la
excepcionalidad de sus objetos (las “obras”) y emborrona la
singularidad del artista desplazando los ejes de lo artístico
hacía las interacciones y los acontecimientos. En alguna
medida, hasta los museos son tocados por la con-fusión que
afecta al valor de los objetos y el sentido de las prácticas
artísticas. Pero hay que aclarar que de lo que se trata aquí
no es del acceso virtual a los museos, sino del arte que se hace
desde, con y para, la web, del arte en red de talleres abiertos (P.

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Robert), de la densa y fecunda complicidad entre experimen-


tación técnica y estética. Lo cual no puede, sin embargo,
invisibilizar que la creación no se confunde con el mero ac-
ceso, que interactividad no es navegación programada, que
la web representa una nueva modalidad de cooptación que
pone al arte en manos de la industria y el comercio, que al
hacer pasar todo lo nuevo por la misma pantalla la web
torna aún más difícil diferenciar y apreciar lo que de veras
vale; y que la instantaneidad del acontecimiento artístico
comprime la duración hasta el punto de volverlo irrescatable
del flujo, esto es, radicalmente efímero e insignificante. Pero
toda esa realidad no anula la enorme posibilidad de performa-
tividades estéticas que la virtualidad abre no sólo para el
campo del arte en particular, sino también para la recrea-
ción de la participación social y política que pasa por la
activación de las diversas sensibilidades y socialidades hasta
ahora tenidas como incapaces de actuar y de crear, y de
interactuar con la contemporaneidad técnica.

Bibliografía

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http://www.altermedia.org/
http://home.freeuk.net/bonehive/main.html
http://www.fournos-culture.gr/English/links.html

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