LEY DE LA ATRACCIÓN

La gratitud

Para que la ley de la atracción funcione en su totalidad por un lado y que a su vez sea lo
más rápido posible hay que cumplir una cierta cantidad de postulados y pasos
recíprocamente.

Que quiero decir con esto: Como cuando uno hace una receta de cocina, no sólo hay que
poner los ingredientes, hay que tener en cuenta también la proporción de ellos y según
los casos hay ingredientes que tendrán cocciones distintas en tiempo y en temperatura,
para después en el momento adecuado finalizar la cocción de todos ellos juntos.

Hago esta analogía para explicar que en la ley de la atracción también hay que cumplir
con una serie de pasos en tiempo y en forma para que esta se ejecute convenientemente.

Nadie tiene la “receta” perfecta, porque nadie tiene la misma mente, es decir los tiempos
de cocción variarán por un lado de acuerdo a los pensamientos limitantes que todavía
perduren en nuestro subconsciente y por el otro lado con la voluntad y constancia que
apliquemos todos los “ingredientes” que la componen.

Si bien hay pasos que respetan un procedimiento cronológico como expliqué en otros
artículos: Primero hay que solicitar el deseo acompañado inmediatamente de la acción y
perseverancia sobre la misma. También influye y de sobre manera según los máximos
autores de la materia, el aplicar la gratitud a Dios, al universo o a quien ustedes quieran
en forma persistente, no sólo sobre la acción presente que estén ejecutando y sobre los
resultados que vayan obteniendo en ese momento, sino sobre cada circunstancia que les
suceda en el presente principalmente, pero también sobre cualquier recuerdo que les
venga en mente de cosas positivas y beneficiosas que les sucedieron en el pasado.

Con esto quiero decir que el acto mismo de agradecer no sólo el que estamos
acostumbrados de dirigir al próximo que nos brinda una ayuda o servicio, sino a Dios
principalmente, tiene dicha palabra “gracias” en sí misma, una fuerza terrible sobre la
ejecución del deseo que comunicamos al universo.

De tal forma que la gratitud que vayamos teniendo diariamente en nuestra vida sobre
cada hecho que se nos cruce por más insignificante que parezca, como agradecer que
hoy es un día soleado y hermoso, irradiará una energía positiva que de alguna forma
influirá para bien en el desarrollo de la vida de quien pronuncia dicha palabra con
sentimiento.

Es decir el hecho de que nuestro deseo se concrete tendrá que ver con la acción que
pongamos por delante, pero también su resultado y la rapidez del mismo será
directamente proporcional a la gratitud que apliquemos diariamente en nuestro vivir.

Obviamente Dios si bien quiere lo mejor para nosotros, no desea que estemos todo el
día leyendo afirmaciones o dando las gracias cada dos minutos, todo debe hacerse en su
justa proporción.

¿Y cual es esa proporción?.Aquí vuelvo a reiterar lo mismo, cada persona es un mundo

diferente y cada uno deberá encontrar su punto medio indicado.
Pero una forma de saber que se lo está haciendo correctamente es dar esas gracias con
sentimiento natural y no decirlo por decir, aunque también influye positivamente.
Incluso al decirlo en silencio, si se lo pronuncia con sentimiento es más potente que
gritarlo a los cuatro vientos sin corazón.

Pero el tema está no sólo en tener buenos resultados, sino que no sea una carga estar
dando las gracias más veces de lo que hasta ahora estábamos acostumbrados.

Así que depende de cada uno de nosotros buscar el camino más adecuado para
conseguir lo que deseamos. En la medida que lo vayamos practicando, cada vez
resultará más natural y fácil decirlo sin considerarlo una carga.

Por eso doy las gracias a Dios que me permite escribir cada día con mayor entusiasmo y
les doy las gracias a ustedes que siguen leyendo mis artículos, ya que si no hubiera del
otro lado un lector que me acompañe no tendría sentido el escribir.

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.