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Introducción
En el siguiente trabajo intentaremos analizar la teoría del valor-trabajo desde la perspectiva
de tres autores distintos. Siguiendo el orden cronológico, abordaremos en primer lugar esta
noción desde las teorías elaboradas por dos de los máximos exponentes de la denominada
“Economía Clásica”: Adam Smith (1723 – 1790, economista escocés) y David Ricardo
(1772 – 1823, economista inglés), y a continuación consideraremos el mismo tema
analizado desde la perspectiva del pensamiento de Karl Marx (1818 – 1883, filósofo,
sociólogo, economista y pensador socialista) realizando una comparación entre ambas
corrientes del pensamiento económico.
Adam Smith
Antes de analizar la concepción que este economista escocés tenía del concepto de valor,
caracterizaremos de una manera muy general su pensamiento económico. En su
obra fundamental, Una investigación sobre la naturaleza y las causas de la Riqueza de las
Naciones, Smith busca explicar el crecimiento económico a partir del concepto de “división
del trabajo”, cuyo regulador será el mercado. La especialización de la fuerza de trabajo
genera un incremento en la productividad que permite la acumulación de riquezas. Sin
embargo, sólo aquellas economías orientadas hacia la producción para el intercambio son
las beneficiarias, ya que las economías de subsistencias no son capaces de generar estas
innovaciones que elevan el nivel de producción.
Smith realizaba una distinción entre las actividades que resultaban útiles y productivas, y las que
no lo eran. En su teoría, los empleos productivos eran aquellos que
1. tenían como resultado la producción de objetos tangibles, que permitirían la acumulación.
2. generaban un “excedente” que se podría re-invertir en el futuro.
Desde esta perspectiva, actividades como aquellas destinadas a prestar servicios no son
consideradas como productivas, al igual que las actividades gubernamentales. Smith no negaba
que estas actividades fueran necesarias, pero remarcaba que no contribuían a enriquecer a la
sociedad.
A continuación entraremos en el análisis de la concepción del valor de Adam Smith. Dada
la importancia que el mercado tiene en su modelo económico, le resultará muy
importante averiguar la forma en que se establecen el valor económico de los diversos
productos. Para ello, lo primero que hará Smith será marcar una distinción entre los
conceptos de “valor de uso” y “valor de cambio”.
El valor de uso es aquella capacidad que tienen los diversos productos para ser utilizados,
la capacidad que tienen para satisfacer alguna necesidad del hombre. Smith no cree que el
valor
de uso de un producto resulte económicamente significativo, ya que existen objetos que
son muy útiles y que sin embargo no se intercambian. El valor de cambio, por otro lado,
es aquel que establece cuánto de un producto se debe intercambiar para obtener otro.
Permite establecer relaciones entre productos, y es por ello que resulta económicamente tan
significativo. La pregunta
es: ¿Cuál es el elemento unificador que permite comparar los valores de cambios de
diversos productos? Smith sostuvo que el trabajo era “la medida del valor”. Desde esta
perspectiva, la cantidad de trabajo invertido en un producto determina su valor. Sin
embargo esta definición es muy ambigua, y no logra explicar satisfactoriamente el
fenómeno de la formación de valor de un producto. Smith lo utiliza de un modo
esquemático, representando sociedades primitivas, pero al analizar sociedades más
complejas no considera que sólo mediante el trabajo se pueda establecer
el valor, ya que factores como el capital y la tierra también tienen influencia. De este modo,
Smith deja de lado la visión del “trabajo incorporado”, y en su lugar instaura la noción
de “trabajo ordenado” como la medida apropiada del valor de un producto.
Consideremos esta nueva concepción a la luz de un ejemplo: si para fabricar un
determinado producto se necesitan 10 unidades del factor trabajo, y tanto los empresarios dueños
del capital como los propietarios de la tierra exigen (“ordenan”) cada uno una retribución
equivalente a 10 unidades de trabajo, el valor final de ese producto será de 30 unidades de trabajo.
10 unidades del valor final serán utilizadas para pagar los salarios, 10 corresponderán a la
renta y
10 a la ganancia del empresario.
Esta división de la formación de valor de un producto en salario, renta y ganancia le
permitió a Smith elaborar el concepto de “precio natural”. El precio natural de los bienes (es decir,
su valor de cambio) estará dado por estos 3 factores, y cada uno de ellos tiene a su vez un
nivel natural dentro del precio natural de los bienes. El precio natural será aquel que alcance
para pagar,
ni más ni menos, la renta de la tierra, el salario del trabajo y la ganancia del capital.
Sin embargo, Smith observa que en el precio que los bienes tienen en el mercado no suele
cumplirse con esa definición. El precio de mercado suele ser distinto del precio natural, y es a
través de la competencia que se logra que estos niveles se acerquen. De esta forma, la acción del
mercado hará que los precios alcancen un equilibrio.
David Ricardo
David Ricardo fue un exitoso empresario inglés, que se interesó por la economía como
ciencia una vez que ya había ganado una considerable fortuna. Puede verse que utilizó
sus conocimientos de economía para defender los intereses de la burguesía industrial.
Ricardo muestra que la ganancia industrial se ve determinada por la ganancia agrícola, ya que los
insumos de la industria provendrán del excedente de la producción agrícola. Cuanta más
producción agrícola haya, mayores serán las posibilidades de obtener ganancia en la actividad
industrial ya que los precios de los productos agrícolas serán bajos.
Por lo tanto, cuando disminuya el margen de ganancia agrícola disminuirá también el
margen de ganancia que obtengan los empresarios industriales de la burguesía. Al disminuir los
alimentos producidos, su precio subirá, pero el empresario deberá seguir pagando con la misma
cantidad de alimentos a sus obreros, por lo que obtendrá menos ganancia. Sin ganancia, el
sistema capitalista entraría en una etapa de estancamiento; es por ello que Ricardo sostiene
fervientemente que, para evitar dicho estancamiento y permitir al sector industrial acumular
ganancia, se debe garantizar que exista una gran cantidad de producción agrícola disponible.
Existían 2 elementos que hacían que la cantidad de producción agrícola inglesa no fuera
necesaria. En primer lugar, el incremento del número de la población hacía necesario obtener más
alimentos. En segundo lugar, la teoría del rendimiento decreciente de las tierras. Con el tiempo, las
tierras se desgastaban y su productividad decrecía. Era necesario hacer cada vez más inversiones
para elevar la productividad de la tierra. La posibilidad era cultivar nuevas tierras, pero en Inglaterra
Ya no quedaban tierras sin cultivar
La solución propuesta por Ricardo es levantar la restricción a las importaciones de granos. Esta
cuestión generó gran polémica en el Parlamento (dominado por el grupo terrateniente
conservador) quien en principio decidiría no llevar a cabo tal medida, destinada a beneficiar a la
clase empresaria burguesa.
En cuanto a su teoría de valor, Ricardo intenta elaborar su teoría siguiendo los mismos pasos
que había tomado Adam Smith, intentando utilizar el “trabajo” como la medida para
establecer el valor. Ricardo sostenía que el precio del trigo estaba regulado por el trabajo
empleado en tierras de renta cero (recordemos que Ricardo escribe en un contexto en que
Inglaterra está cerrada a las importaciones y el rendimiento decreciente de la tierra hace que el
margen de ganancia agrícola sea muy bajo) por lo que no será necesario considerar a la renta
como componente del valor de un producto. Por su parte, el capital podía expresarse en factor
trabajo si consideramos a las maquinarias y demás insumos como trabajo acumulado o
incorporado, que agrega parte de ese trabajo al producto elaborado.
Sin embargo, Ricardo observó que su teoría era de un alcance limitado, ya que variaciones
en los tipos de salario monetario, o la acumulación de capital fijo, hacían muy difícil sostener su
teoría en espacios de tiempo prolongados. De igual manera, al no existir uniformidad entre el
capital fijo y variable necesario para elaborar distintos productos, la teoría también resultaba difícil
de sostener. Ante una elevación de los salarios, el valor de un producto elaborado
fundamentalmente por el trabajo directo de la mano de obra sería más vulnerable que el de un
producto realizado fundamentalmente a través de trabajo incorporado en capital fijo (es decir,
trabajo incorporado indirectamente).
Karl Marx
Para poder analizar el pensamiento económico de Karl Marx, es importante comprender
que el propio Marx no se consideraba a si mismo como un economista. Siempre se
definió fundamentalmente como un revolucionario, y en función de sus intereses y
objetivos políticos realizó trabajos y estudios en distintas áreas del saber humano,
utilizándolas como herramientas para su lucha política. De esta manera, atravesó la filosofía,
la sociología, y también la economía política. Es por esto que Eric Roll dice que se lo puede
considerar “mucho más (o mucho menos) que un economista”.
Como veremos, Marx construye toda su teoría económica sobre la base del molde
elaborado por la economía clásica. Asimismo, veremos que Marx es un pensador que
económicamente podríamos calificar de “positivista”, dado que la idea de “progreso” es
fundamental en toda su teoría.
El marxismo es una teoría económica que busca explicar la evolución histórica a través de
procesos económicos, especialmente a través de la denominada “lucha de clases” entre
dominadores y dominados a lo largo de las distintas etapas de la historia.
El hombre produce todos sus medios de subsistencia en sociedad. Marx parte de esta base,
negando el individualismo llamándolo despectivamente con el término “robinsonada”, ya que
incluso cuando un hombre subsiste solo en una isla tras un naufragio, ya tiene dentro suyo las
formas de producción social.
Partiendo de la premisa que el hombre produce sus medios de subsistencia en sociedad,
necesariamente se sigue que entre los hombres se establecen relaciones sociales que les permitan
producir esos medios. Esas relaciones sociales son lo que Marx llama “estructura económica” de la
sociedad, y es a partir de las características de esa base económica que se levanta toda una
“superestructura” de instituciones políticas y jurídicas, de ideas y modos de pensar. Marx sostiene
que todas estas formas sociales están determinadas por la base económica de la sociedad, es
decir, por las relaciones sociales de producción que están establecidas en un determinado
momento histórico.
Los distintos tipos de relaciones sociales de producción ofrecen distintas capacidades
productivas, y permiten aumentarlas hasta cierto punto. Sin embargo, en determinado punto las
fuerzas productivas ya no podrán seguir desarrollándose, puesto que las relaciones sociales
vigentes que les permitieron llegar a ese punto de desarrollo ahora resultan un impedimento para
continuar con el progreso.
De esta forma, Marx explica el cambio social a través de la necesidad de un cambio
económico. La evolución de un modelo social a otro se genera por un cambio en las relaciones y
modos de producción económica. Al cambiar la base económica de la sociedad, también es
necesario elaborar una nueva superestructura institucional, jurídica e ideológica que se adapte
correctamente a la nueva situación económica. La necesidad de un cambio llega cuando se
alcanza una contradicción interna dentro del sistema económico
Marx define al trabajo humano como “actividad deliberada dirigida a apropiarse objetos naturales
de una u otra forma”. A través del trabajo, el hombre produce objetos que tienen la capacidad
de satisfacer necesidades humanas; es decir, que esos objetos producidos tienen un determinado
“valor de uso”. Tienen valor ya que al usarlos se logra satisfacer una necesidad. El trabajo no es
la única fuente generadora de valor de uso, ya que se necesitan elementos naturales para poder
trabajar. Todo valor de uso tiene un componente de trabajo y otro de naturaleza.
El trabajo puede caracterizarse en trabajo particular, realizado por un individuo específico,
Y la suma total de los trabajos individuales de los distintos individuos que componen una
sociedad.
En este segundo aspecto, el trabajo adquiera una significación social, y el valor de uso
producido se convierte en parte del trabajo total de la sociedad. Se ha encontrado un
“arreglo social” que permitirá “distribuir” el trabajo de toda la sociedad.
El valor de uso no está determinado por el tipo de relación social a partir del cual está
elaborado. “Por el sabor del trigo no podemos decir si lo cultivó un siervo ruso, un pequeño
propietario francés o un capitalista inglés”.
El modo en que se genera la transformación del trabajo individual en una fracción de trabajo
social, está dado por las relaciones sociales de producción que imperan en cada sociedad, según el
modo de producción que utilicen. Al analizar el caso de una familia campesina patriarcal,
O el de una sociedad de hombres libres sin propiedad privada, Marx sostiene que allí el
trabajo individual de cada uno de los integrantes es considerado como un “órgano” de la
fuerza de trabajo a la que pertenecen, la familia o la sociedad en cada caso.
Sin embargo, en una sociedad capitalista con propiedad privada de los medios de
producción y empresas privadas, la generación de trabajo individual en parte del trabajo social no
puede darse de esta manera, puesto que no hay una identificación del individuo con el todo social;
por lo tanto, hay que conseguir dicha identificación de alguna otra manera.
El método utilizado por estas sociedades es asignarle a los productos, además de su valor de uso
que les es intrínseco por sus propiedades, un “valor de cambio” que permitirá intercambiar esos
objetos por otros, en una sociedad en la que rige el cambio privado. Los objetos tienen valor
de cambio porque se ha invertido en ellos una parte del trabajo social. Este valor de cambio
está medido por el tiempo de trabajo que se ha empleado para producirlo. No el tiempo
empleado para
un bien en particular, sino el “tiempo socialmente necesario” para producir ese tipo de bien.
También el trabajo, tiene un doble carácter en la sociedad capitalista, pues produce tanto valor
de uso como valor de cambio.
El valor de cambio es un requisito necesario para que pueda existir el cambio privado y la
sociedad capitalista. Si bien existen diferencias en los valores de uso de los productos, el sistema
ignora esas “diferencias materiales individuales” y crea una equivalencia general entre ellos; sólo a
través de este proceso puede existir una sociedad capitalista con cambio privado.
Con esta teoría del valor-trabajo, Marx se aleja de los economistas clásicos, ya que si el valor
de cambio de un bien está determinado por la cantidad de trabajo necesario para producirlo,
entonces el trabajo no puede tener valor, ya que él mismo es el patrón que determina el valor de un
producto, y no puede determinarse a sí mismo.
Cuando un capitalista compra fuerza de trabajo en el mercado, la paga por su valor de
cambio, determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario que incorpora el trabajador en
sus medios de subsistencia. Sin embargo, al utilizarla se apropia de su valor de uso, que genera un
nuevo valor de cambio, y que además puede utilizarse por más tiempo que el necesario para
producir los medios de subsistencia del trabajador. De esta diferencia entre el valor de cambio de
la fuerza de trabajo y el valor de uso, el capitalista obtiene la “plusvalía” que le permite
realizar acumulación de ganancias.
Sin este mecanismo, la apropiación de ganancias no sería posible, ya que el cambio de
mercancías no podría generar excedentes por si mismo. Si una persona con una determinada
cantidad de dinero cambia ese dinero por una mercancía, lo está cambiando por el valor de cambio
de esa mercancía. Si luego vuelve a cambiar esa mercancía por dinero con otra persona, el
valor
de cambio debe seguir siendo el mismo que cuando él adquirió la mercancía, por lo que
allí no puede generarse un excedente que permita la acumulación de capital. Pero el
capitalista, al cambiar su dinero por un valor de cambio cuyo valor de uso tiene la
propiedad de generar un nuevo valor de cambio (es decir, al comprar fuerza de trabajo
contratando obreros) ha encontrado
la forma de obtener ganancias.
El caso de la ciencia económica será el tema de la presente investigación, revisaremos las bases
epistemológicas de la teoría económica neoclásica y trataremos de proponer el esbozo de una teoría
diferente.
La motivación central de esta investigación es nuestra propia pobreza, sin embargo, no nos
avocaremos a una investigación empírica de este fenómeno, nos concentraremos en el análisis de las
teorías que pretenden explicar esa realidad económica. Las teorías, como cuerpos lógico deductivos,
no pueden ser tomadas aisladamente del contexto del pensamiento en que se desarrollan;
necesariamente, las bases éticas y filosóficas que las sustentan forman parte indisoluble de su
estructura lógica aunque no lo manifiesten explícitamente.
Así, la concatenación entre los principios éticos, las teorías económicas, la explicación de los
fenómenos y las consecuencias de la aplicación de las políticas económicas nos permite comprender
la realidad y la acción del hombre sobre ella, con una transparencia que cuando se toma la teoría
aisladamente es difícil de alcanzar.
De esta manera, se abren perspectivas de búsqueda teórica alternativa a los paradigmas
hegemónicos si comenzamos desde nuevas bases filosóficas y éticas la construcción de estructuras
lógico deductivas diferentes, quedando la dirimencia de su validez en la contrastación con la realidad.
En el primer capítulo exponemos como las políticas económicas neoclásicas en América Latina en los
últimos 50 años solamente han agravado nuestra pobreza. El paradigma económico que sustenta
estas políticas se muestra incapaz de explicar el fenómeno. Y como explicamos en ese capítulo,
según Thomas Kuhn, cuando una ciencia normal se contrapone a fenómenos inexplicables de
manera reiterada nos encontramos frente al caso de una anomalía que exige explicaciones desde
nuevas bases, sin embargo, la comunidad científica adherente del paradigma hegemónico tratará de
levantar hipótesis explicativas ad hoc para salvar la teoría, resistiéndose, así, al abandono de sus
convicciones.
En el segundo capítulo presentamos de manera sucinta las proposiciones fundamentales del
paradigma económico neoclásico. Comenzamos con las proposiciones de carácter filosófico, que
tienen en la función de utilidad uno de los supuestos axiomáticos fundamentales y veremos cómo
todo el cuerpo teórico de esta ciencia normal se sustenta en esta función. Luego, continuamos
resumiendo esquemáticamente los aspectos fundamentales de la teoría económica αneoclásica en
sus proposiciones económicas genéricas (0) y), como parte de lo que llamamosγnormativas ( ciencia
normal. El análisis lógico deductivo de esta teoría económica nos permite encontrar en la crítica del
tema del ocio el puente para un enfoque diferente del trabajo y el comienzo del esbozo de una teoría
alternativa.
Precisamente, la idea original para esta investigación surgió al estudiar el tema del trabajo en un
Seminario sobre Hegel . Fue, al reflexionar sobre la dialéctica del amo y el esclavo en La
Fenomenología del Espíritu, el momento en que surgieron las primeras ideas de esta tesis.
En el capítulo tercero emprendemos la búsqueda de una teoría económica alternativa a la ofrecida
por el pensamiento neoclásico. Iniciamos nuestro desarrollo con la presentación de un conjunto de
proposiciones filosóficas que nos ofrecen una concepción del Ser en su realidad, su proceso, su
finalidad y su sentido ético. Seguimos esta secuencia lógico deductiva y (9) que a nuestro juicio
esφllegamos a la proposición filosófica fundamental:
En el trabajo, el hombre no solo recrea lo que es, reproduciendo su existencia, sino que también
recrea qué es, modificando su propio Ser.
El trabajo es presentado, entonces, como el aspecto central que configura el Ser del hombre, en su
aspecto existencial y en el proceso del desarrollo de su propia naturaleza. Apoyándonos en esta
proposición filosófica fundamental, abordamos, en este capítulo, el cuestionamiento de la actividad
económica del ser humano, buscando críticamente su sentido teleológico. Así, presentamos un
conjunto de αproposiciones económicas generales 0 y entre ellas destaca la αproposición 0 (19) que
dice:
El σολετ de la economía es la reproducción ampliada de la vida humana como parte de la vida en
general.
El sentido, la finalidad, el σολετ de la actividad económica del ser humano dependerá necesariamente
de los supuestos éticos que hayamos asumido, por consiguiente, su encadenamiento lógico
deductivo nos llevará por diferentes caminos en función de esas primeras proposiciones éticas. Y así,
continuamos con αlas proposiciones económicas específicas 1 que desarrollan sintéticamente
algunos aspectos de la teoría de la exclusión.
En el capítulo cuarto nos avocamos a la construcción de nuestro modelo, y, como veremos, no parte
de una tabula rasa, sino que se apoya en los desarrollos teóricos previos para introducir nuevas
perspectivas. Por eso, recogemos y asumimos los planteamientos desarrollados por el Dr. Adolfo
Figueroa en Teorías Económicas del Capitalismo, en especial, el tema de la internalización de la
mano de obra en el modelo. Ello nos permite establecer que los bienes se convierten en insumos del
proceso productivo de seres humanos.
A diferencia de la teoría económica neoclásica y sus axiomas hedonistas, nuestra investigación parte
de otros supuestos filosóficos. Para nosotros la cuestión fundamental es la afirmación de la
recreación del hombre como proceso económico histórico de aquellas sociedades que despliegan sus
capacidades y amplían sus potencias. Así, tomamos como punto de partida, la tabla II.6 de la página
77 del libro del Dr. Figueroa, e introducimos una pequeña modificación para obtener el modelo de una
sociedad que sólo produce hombres y bienes de capital. Entendiendo la producción de seres
humanos en un sentido cualitativo, humanos con capacidades superiores. El desarrollo de nuestro
modelo nos permite llegar al siguiente gráfico que resume lo fundamental de nuestra propuesta:
Las proposiciones primeras tienen carácter axiomático, a ellas les exigimos una verdad por
coherencia. De esta manera, toda teoría, desde sus proposiciones filosóficas, debe necesariamente
respetar el principio de no contradicción, estableciendo una concatenación racional lógico deductiva.
La racionalidad de la teoría permite derivar proposiciones observables de carácter empírico y
establecer relaciones de causalidad respecto a la realidad. No obstante, la validación de la teoría,
según Popper, sólo puede verificarse por falsación, si la realidad observada no se adecua a las
proposiciones empíricas, entonces, la teoría es falsa, sin embargo, si la observación no contradice la
teoría, solamente podemos señalar que hay consistencia entre la realidad y la teoría, no se puede
afirmar que sea verdadera.
La política económica se derivará, entonces, de aquella teoría validada en la realidad y consiste en
aquellas acciones para modificarla.
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El profesor Figueroa nos dice, citando a A. Einstein lo siguiente:
o “detrás de las cosas tiene que haber algo profundamente oculto”
o “...una colección de hechos empíricos por muy abundante que sea, no puede conducir [a una
teoría].
o Una teoría puede contrastarse con la experiencia, pero no hay ningún camino de la experiencia a
la construcción de una teoría”
La pobreza
En primer lugar la pobreza en el Perú, luego la pobreza en América Latina y también la pobreza en el
llamado mundo subdesarrollado, es la motivación central que suscita esta investigación, el reclamo
por el derecho a existir como sociedad y como cultura (1)φes lo que nos mueve. Así, presentamos
como primera proposición filosófica de nuestro desarrollo, aquella que propone la preeminencia del
Ser, el derecho a existir, como cuestión fundamental a considerar:
Lo que es, es y no es posible no ser (Parménides)
Desde el fin de la II Guerra Mundial las potencias vencedoras organizaron su hegemonía y crearon
las instituciones necesarias para ejercerla, surgieron, así, entre otros organismos mundiales el Banco
Mundial, el FMI y la OMC como parte de una nueva institucionalidad global política y económica.
Las políticas económicas desarrolladas por estas instituciones han tenido como objetivo, según sus
propias declaraciones, el combate a la pobreza en países como el nuestro; y sabemos, además, que
la base teórica que sustenta estas políticas ha sido en términos generales el pensamiento económico
neoclásico.
Más de medio siglo después, los resultados de estas políticas se pueden apreciar en los informes del
Banco Mundial, más aún, en la última década en América Latina se ha aplicado de manera ortodoxa
este modelo neoclásico, tanto el Perú de Fujimori como la Argentina de Menen siguieron al pie de la
letra las recomendaciones de política económica del Fondo, y los resultados son los que estamos
viviendo en este momento.
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La población en situación de extrema pobreza en América Latina y el Caribe, según el Banco
Mundial, ha aumentado de 63 millones en 1987 hasta 78.2 millones en 1998, aunque según sus
optimistas proyecciones ésta descendería a 60 millones en el 2015. La situación es más grave aun en
el África al Sur del Sahara que aumenta desde 217 millones en 1987 hasta 291 millones en 1988. Lo
mismo podríamos decir del Asia del Sur que aumenta desde 474 millones en 1987 hasta 522 millones
en 1998. Creemos que las hipótesis ad hoc de la teoría neoclásica carecen de capacidad explicativa
en estos casos, más bien, pueden servir para explicar casos como el de China.
Para el utilitarismo los bienes son el insumo del bienestar y la felicidad. Aunque es necesario recordar
como Aristóteles no estaría de acuerdo con esta forma de buscar la felicidad, para él, por el contrario,
se debería buscar en la realización plena de la naturaleza humana.
Proposiciones Económicas Generales α(0)
Maximización de la Utilidad
La teoría económica, entonces, ha establecido de manera axiomática el supuesto de que la felicidad
es alcanzable con bienes, sea que lo señale de manera explícita o que lo sostenga implícitamente y
de manera subyacente.
El Utilitarismo desarrolla como doctrina que todo aquello que es útil es bueno, el objetivo supremo de
la acción moral es el logro de la mayor felicidad para el más amplio número de personas, maximizar
la función de utilidad será, entonces, ese objetivo supremo.
Y podríamos llegar hasta el límite de la saturación si no fuese porque estamos restringidos por la
escasez de recursos. Los mitos del Edén suponen la abundancia de bienes sin ninguna restricción, el
paraíso de la felicidad sería la maximización de la utilidad sin límites.
Restricción presupuestaria
La teoría económica neoclásica nos plantea que el individuo está sometido a una restricción para
alcanzar niveles mayores de utilidad, está sujeto a una cantidad limitada de ingresos y solo podrá
alcanzar la cantidad de bienes que ese ingreso le permita. Para ello, tiene que suponer que el dinero
y el precio son cuestiones de carácter universal, y que son formas de relación social que
corresponden a todas las formaciones sociales independientemente del lugar y de la época.
Y así obtenemos el conocido gráfico que todos hemos estudiado el cursos básicos de
microeconomía:
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Luego la teoría permite el análisis de variaciones de acuerdo con el aumento o disminución del
ingreso disponible, del cambio en los precios y otras variaciones según los impuestos, los subsidios y
el racionamiento. Permite analizar el efecto sustitución, el efecto renta y otros.
Pero lo fundamental de la teoría ya está planteado en la maximización de la función de utilidad sujeto
a la disponibilidad de ingreso.
La función de la demanda
Los factores de producción (tierra, capital y trabajo) permiten producir los bienes necesarios para
alcanzar la maximización de la función de utilidad y minimizar las restricciones del ingreso disponible
para alcanzar, así, el bienestar y la felicidad. Así obtenemos la función de producción:
Las relaciones tecnológicas establecen las proporciones necesarias de cada factor de producción
para obtener una unidad del producto y. La teoría continua definiendo los conceptos de producto
marginal, relación técnica de sustitución, rendimientos decrecientes y otros.
La maximización del beneficio
Consistentemente con la proposición filosófica de la función de utilidad del individuo consumidor,
ahora se propone la maximización del beneficio de la empresa, que en última instancia es el beneficio
de los accionistas que persiguen el incremento de sus ingresos para maximizar su función de utilidad,
es decir, el principio axiomático fundamental sigue presente.
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Los beneficios que obtiene la empresa se pueden resumir en el resultado de los ingresos totales por
ventas menos los costos totales. Después podemos continuar con las definiciones de costos fijos y
variables, corto y largo plazo, hacer análisis de estática comparativa, minimización de costos, costos
medios, costos marginales y otros.
La curva de oferta
Para obtener la curva de oferta hay que considerar la igualdad del precio y el costo marginal, en el
corto plazo se supone que el nivel de capital está dado y en el largo plazo se puede ajustar el tamaño
de planta.
Luego la teoría explicará el equilibrio de la industria a corto y largo plazo, el efecto de los impuestos,
la renta económica, los controles de precios, el monopolio, la discriminación de precios, el oligopolio y
otros.
)γ(Proposiciones Económicas Normativas
El óptimo de Pareto
La eficiencia económica para asignar bienes permitiría que la sociedad en su conjunto alcanzase
niveles mayores de utilidad y por consiguiente una mayor felicidad total.
“Una situación económica es eficiente en el sentido de Pareto si no existe ninguna forma de mejorar
el bienestar de un grupo de personas sin empeorar el de algún otro.”
“El concepto de eficiencia en el sentido de Pareto puede utilizarse para evaluar las diferentes formas
de asignar recursos.” (Varian, 1994)
Según el principio de la optimización, los individuos tratan de elegir libremente las mejores pautas de
consumo de bienes. Y según el principio del equilibrio, los precios se ajustan hasta que la cantidad
demandada de bienes corresponde a la cantidad ofrecida. En La Riqueza de las Naciones, Adam
Smith desarrolló como tesis central que la mejor forma de distribución de la riqueza es aquella en la
que no interviene el gobierno, es decir, en condiciones de laissez-faire; se trata del principio de la
mano invisible del mercado que buscando los propios intereses de cada uno, todos los individuos
alcanzan el óptimo de la asignación de bienes.
Vilfredo Pareto (1848 – 1923) intento establecer una teoría de los sistemas sociales que permitiera
explicar su estabilidad, sus estudios lo envolvieron en las polémicas sobre la economía de libre
comercio y el proteccionismo, argumentando que el óptimo se logra sin intervención estatal en una
situación en la que no es posible mejorar el bienestar de alguien sin perjudicar el de otro.
El Bienestar
“La eficiencia en el sentido de Pareto es en sí misma un objetivo deseable, pues, si es posible mejorar
el bienestar de un grupo de personas sin empeorar el de otras, ¿por qué no hacerlo?”
“Pero normalmente hay muchas asignaciones eficientes en el sentido de Pareto; ¿cómo puede la
sociedad elegir una?”
“...el concepto de función de bienestar, que sirve para “sumar” las utilidades de los diferentes
consumidores.” (Varian, 1994)
Las funciones sociales de bienestar consiste en sumar las utilidades de los individuos, es decir, que la
asignación x se prefiere socialmente a la y:
“[La última ecuación] nos dice que el valor del consumo de un individuo más su ocio tiene que ser
igual a su dotación de consumo y su dotación de tiempo, valorado en función de su salario.”
“El salario no es sólo el precio del trabajo sino también el precio del ocio.”
“... el salario es el costo de oportunidad del ocio.” (Varian, 1994)
Más adelante este autor se pregunta ¿qué pasaría si alguien se saca la lotería? M aumentaría tanto
que surge la pregunta ¿Trabajaría o sólo se dedicaría al ocio? Él observa empíricamente que cuando
aumenta la renta monetaria disminuye la oferta de trabajo.
Luego, maximizar la función de utilidad sin trabajar sería preferible a hacerlo con trabajo, salvo el
caso de aquellos “locos” que les gusta trabajar.
Comentario crítico
Precisamente el tema del ocio nos tiende el puente teórico para establecer una primera gran
diferencia con el paradigma hegemónico en economía y a partir de ella comenzar a construir un
modelo alternativo, tomando al trabajo de una manera totalmente diferente a como lo hace la teoría
económica neoclásica.
Consistente y coherente con el supuesto axiomático fundamental sobre la función de utilidad, lo
deseable será, entonces, disponer sin limites, gratuitamente y sin trabajar de una renta tan grande
que la maximización de la utilidad alcance el infinito de sus posibilidades y que todo el tiempo
disponible pueda ser destinado al ocio. Será una situación de riqueza tan grande que el costo de
oportunidad del ocio no podrá ser alcanzado por ninguna oferta de empleo.
Así, la teoría y sus axiomas coinciden en este caso con la mitología de esta sociedad:
El Mito del Edén: el paraíso de la abundancia llegó a su fin por el castigo de Dios y el hombre fue
condenado a trabajar.
Según esta teoría una limosna suficiente permitiría que los miserables de nuestra sociedad alcancen
el Edén. O que todos los problemas de pobreza de África del Sur, Asia y América Latina se
solucionen con la donación de un pequeño porcentaje de la renta de los países desarrollados del
Norte. O que Foncodes y su asistencialismo sea el principal organismo estatal para enfrentar los
problemas nacionales.
Supóngase que el sistema globalizado no nos necesitara, que el tercer mundo estuviera lleno de
excluidos, entonces, solamente es necesaria una pequeña donación para que no ocasionemos
conflictos y “mal aspecto” con nuestra pobreza, así, el costo de la paz mundial sólo será una pequeña
suma de la inmensa riqueza del Norte.
Consumir sin trabajar sería el ideal de este Edén.
Recordando a Hegel
queφPor el contrario, nosotros, en base a los supuestos filosóficos planteamos, podemos decir que el
trabajo es lo que precisamente humaniza al hombre.
Más adelante, en el siguiente acápite, presentaremos de manera estructurada y en secuencia lógico
deductiva estos supuestos filosóficos.
El hombre tiene certeza subjetiva de ser, precisamente, hombre; pero su certeza no es aún un saber,
la idea que se hace de sí mismo puede ser todavía falsa. Para que esa idea de sí mismo sea una
verdad es necesario que revele una realidad objetiva, la idea de sí mismo debe ser reconocida por los
otros. Una verdad meramente subjetiva no es verdad, se necesita la adecuación de la subjetividad y
la objetividad. Por eso solamente otro sujeto podrá objetivar la subjetividad ajena, reconociéndolo.
Elevando, así, al rango de verdad la certeza subjetiva que el Yo tiene de sí mismo. La propia
Autoconciencia no puede realizarse de manera unilateral o solitaria.
Mientras el señor se ve atrapado por el apetito y el goce insatisfecho, nunca saciado y siempre
ocioso, servido por su esclavo, éste trabaja. Antes el siervo era una cosa, el señor lo cosificaba, ahora
el siervo vence al mundo con su trabajo y se humaniza en este acto.
El señor en el consumo aniquila o desaparece al objeto, el siervo en el trabajo refrena su apetito y
con su acción transforma el objeto, lo humaniza.
“Este término medio negativo o la acción formativa es, al mismo tiempo, la singularidad o el puro ser
para sí de la conciencia, que ahora se manifiesta en el trabajo fuera de sí y pasa al elemento
permanencia; la conciencia que trabaja llega, pues, de este modo a la intuición del ser independiente
como de sí misma.” (Hegel, 1998)
En el objeto trabajado el siervo puede contemplarse a sí mismo, en el fruto de su trabajo puede ver su
propia singularidad.
Pero le falta todavía el reconocimiento de la otra conciencia.
“... la sociedad igualitaria, la comunidad espiritual no se ha conseguido todavía y en cualquier caso
esta experiencia de intersubjetividad no ha conseguido realizar plenamente el Yo que es un Nosotros
o el Nosotros que es un Yo.” (Hegel, 1998)
El siervo logra la objetivación de su propia subjetividad trabajando o transformando el objeto, es decir,
suprimiendo su forma natural e imprimiéndole su humanidad. Trabajando destruye la naturalidad del
objeto, aquella vida de la que no quiso desprenderse, esa vida que no quiso arriesgar para afirmarse
como autoconciencia superior a la naturaleza.
En el trabajo el siervo objetiva su superioridad humana de una manera más perfecta que el señor,
que solamente desprecio la naturaleza arriesgando su vida.
“En el señor, el ser para sí es para ella otro o solamente para ella; en el temor, el ser para sí es en
ella misma; en la formación, el ser para sí deviene como su propio ser para ella y se revela a la
conciencia como es ella misma en y para sí.” (Hegel, 1998)
El señor ponía su esencia en el esclavo, otro; el siervo, por el contrario, tiene su esencia humana en
sí mismo gracias al temor; y por el trabajo su certeza subjetiva es la verdad objetiva de su producto.
“En el fondo queda algo que no ha sido todavía satisfecho, el deseo de reconocimiento y de sociedad
perfecta.” (Hegel, 1998)
,β, α, ε, φLa Economía Neoclásica como una formulación integral ( )γ
Hemos visto en este breve resumen lo fundamental de la estructura lógico deductiva en la teoría
económica neoclásica.
Las proposiciones primeras de carácter filosófico proporcionan los fundamentos de esta construcción
teórica, así de esta manera, el utilitarismo provee los primeros axiomas afirmando la felicidad como
búsqueda del placer o de la ausencia de dolor, el egoísmo como naturaleza esencial del hombre, la
cuantificación del placer por su intensidad, duración y proximidad, y la sumatoria de placeres
personales en una sociedad concebida como agregación de individuos.
Y se articulan coherentemente con proposiciones de carácter epistemológico que tienen a la base lo
fundamental del pensamiento empirista inglés y del neopositivismo, pretendiendo equiparar la ciencia
económica con el paradigma de la Física.
Surge así, por derivación lógica, la primera proposición económica general en la maximización de la
función de utilidad y coherentemente nos permite construir la curva de la demanda, para luego,
derivar desde la maximización de beneficios de la empresa la correspondiente curva de oferta. Sea
que lo expresemos como algoritmo matemático o como curva geométrica, esta construcción teórica
concatena sus proposiciones económicas con los fundamentos señalados.
La capacidad de predicción de esta teoría esta comprobada por infinitas observaciones del
movimiento de los precios y de las cantidades en los múltiples mercados de las actividades de la
sociedad moderna.
Y, finalmente, tenemos en el óptimo de Pareto la proposición normativa que nos orienta en la mejor
asignación de los recursos para alcanzar la felicidad.
Como vemos es un cuerpo teórico con una estructura lógico deductiva que no presenta fisuras de
coherencia y que además posee probada capacidad de predicción y explicación del fenómeno de los
precios y las cantidades de bienes.
No obstante, como señala Thomas Kuhn, los paradigmas de la ciencia normal sufren la subversión de
las revoluciones científicas, así por ejemplo, la astronomía Ptolemáica que también poseía similar
capacidad de predicción de los fenómenos fue subvertida por Galileo. En nuestro caso, el fenómeno
de la pobreza como anomalía inexplicada subvierte la coherencia de este sólido edificio.
Evidentemente, no pretendemos equipararnos con Galileo, solamente tratamos, con nuestro pequeño
cincel, de minar las bases de esta sólida construcción teórica neoclásica.
En la búsqueda de una teoría alternativa en la economía
La teoría económica neoclásica también puede eludir la contrastación con la realidad. Así, según Hal
Varian, la Economía no es comparable con la Física o la Biología como ciencias, piensa que una
mejor comparación sería con la ingeniería o con la medicina.
“Y como no puede existir una epistemología para la ingeniería, la economía no necesita de la filosofía
de la ciencia.
Economía es aplicación de la teoría económica a problemas de política económica.
Si definimos las políticas económicas como Doctrina, tomando la filosofía sólo como ética, entonces
tendremos una derivación lógica de las y éstas ,α a partir de las proposiciones económicas
γproposiciones normativas .φa su vez, se derivarán de las proposiciones filosóficas
Así, no habrá espacio para la contrastación con la realidad, de esta forma eludirían la crítica kuhniana
que les señala la anomalía de la pobreza. Ni siquiera hacen el esfuerzo de construir hipótesis ad hoc
para explicar los fenómenos que escapan a su cuerpo teórico, les basta su doctrina.
Sin embargo, tomando la filosofía como ética y epistemología, cuando la naturaleza del problema
exige que nos preguntemos sobre los fundamentos y las razones subyacentes al hecho observado,
las fronteras entre la filosofía y la ciencia se diluyen llevándonos a un enfoque holístico. La pobreza,
como hecho y como problema, exige que vayamos a los fundamentos mismos de la teoría
económica, sobretodo, cuando la ingeniería económica del Fondo solo nos muestra la evidencia de
sus fracasos, tenemos que ir a la búsqueda de sus razones subyacentes. Tenemos, entonces, que
hacer epistemología de la economía y estudiar la validez del conocimiento científico económico, de la
estructura de las teorías económicas, de la naturaleza de su método.
El método lógico deductivo que asumimos, nos lleva por un camino que comienza , para)φ(con las
proposiciones primeras, es decir, las de carácter filosófico continuar, luego, con las derivaciones que
se desprenden de estas.
Proposiciones:
)φ(Filosóficas
)ε(Epistemológicas
α(Económicas genéricas 0)
α(Económicas específicas 1)
)’α(Modelos
)β(Económicas empíricas
)γ(Económicas normativas
El Dr. Figueroa nos plantea la discusión sobre el carácter de la ciencia económica: ¿teórica o fáctica?
Y nos dice que las proposiciones α , de carácter axiomático y no observables por consiguiente,
permiten la derivación de las proposiciones β , que sí son observables empíricamente. Entonces, la
ciencia económica sería una ciencia fáctica, no obstante, las proposiciones observables β son
derivadas de proposiciones axiomáticas α. Luego se pregunta sobre la universalidad o singularidad
de estas proposiciones, adoptando una posición intermedia con las proposiciones α0 , de carácter
universal, y las αj , de carácter singular referido a una sociedad j dada en el tiempo y en el espacio.
Hemos definido, así, que las proposiciones β se obtienen por derivación lógica desde las α , sin
embargo, hay dificultades operativas para relacionarlas, por ello, con ayuda de las matemáticas
necesitamos construir modelos ’α de estas teorías generales, que sí permiten la relación.
Las relaciones de causalidad son establecidas en las proposiciones β , permitiendo, así, las
predicciones. Las variables exógenas de la teoría constituyen la causa, que se expresa en las
variables endógenas como efecto. Estas proposiciones β son empíricamente contrastables con la
realidad observada.
A continuación, sobre el criterio de verdad, el Dr. Figueroa nos dice:
es, en cierto grado,α”Como se ha señalado arriba, toda proposición arbitraria. Por ello, se dijo, es
axiomática.”
“¿Cuáles son los límites de la arbitrariedad?”
, que sí son empíricamente observables.”β”Esto lo dan las proposiciones
puede ser arbitraria pero lasα”La elección de una proposición ya no lo serán, pues éstas predecirán
relaciones de causalidadβproposiciones (relaciones de causa efecto) observables empíricamente.”
se genera así una hipótesis de causalidad sobre la realidad.”α”De
Con la realidad y por esta vía evaluar la β”Se puede entonces confrontar validez de la proposición.”
Entonces laβ”Si la realidad observada no conforma a la proposición , es falsa.” αteoría, es decir, el
conjunto de proposiciones
“Evidentemente, una teoría, que como sistema lógico es correcto, puede ser empíricamente falsa.”
, Sólo se puede decir que hayβ”Pero si la realidad observada conforma sea verdadera.”α . No se
puede aceptar que α‘consistencia’ con
Puede también ser derivada lógicamente de otra β”La razón es simple: “ (Figueroa, 1996)αteoría,
de otro conjunto
αNosotros proponemos una nueva 0 , desde la pregunta sobre el de la actividad económica. Para ello
hemos necesitado eliminar la fronteraσολετ de carácterφentre la ciencia y la filosofía. Entonces,
desde las proposiciones epistemológicas, derivamosεontológico y deontológico y desde las
proposiciones de teoría económica.αlógicamente las proposiciones
La contrastación con la , que establecenβrealidad observada se hará, entonces, con las
proposiciones las relaciones de causalidad.
, llevarán a la acción las políticas que seγFinalmente, las proposiciones desprenden de la teoría
desarrollada y su contrastación con la realidad.
Toda esta secuencia lógico deductiva puede desarrollarse de manera explícita por el investigador, o
de manera implícita. Vemos en la crítica del pensamiento económico neoclásico que los supuestos
filosóficos, deontológicos y epistemológicos que la sustentan no están presentes explícitamente, lo
cual no significa que no existan de manera subyacente. Es, precisamente, la falta de explicitación lo
que conduce a encubrir los fines de esa teoría económica.
Proposiciones Filosóficas )φ(
Introducción
La primera idea que deseamos presentar es la idea de Realidad, la cita de Parménides recoge de una
excelente y bella forma lo que queremos expresar. Tomar esta idea como punto de partida es crucial
para establecer el criterio de verdad, precisamos por ello, que siempre y en última instancia
estaremos referidos a lo Real como criterio de verdad, como criterio de adecuación entre el concepto
de lo real y lo real.
Lo que es, es y no es posible no ser
Pero, haciendo un paréntesis en el desarrollo de la exposición lógico deductiva, también hemos
escogido esta cita de Parménides como proposición primera por un motivo:
sentimos que nuestra existencia se encuentra amenazada, la pobreza absoluta que nos envuelve
amenaza nuestro futuro como Ser.
Sin embargo, estas palabras de Parménides nos llenan de esperanza porque nos dice que:
... no es posible no ser
Queremos leer esa imposibilidad del no ser en un sentido deontológico: no es posible que nos
nieguen la existencia, debemos negar esa posibilidad.
Cerrando el paréntesis y continuando, decimos:
La segunda idea fundamental que planteamos es la concepción del movimiento, al respecto existen
múltiples teorías, nosotros asumimos la idea de que el movimiento es inherente a la naturaleza del
Ser. El movimiento es proceso, entonces, el Ser es proceso.
Con esta segunda idea nos distanciamos de Parménides que concibe al Ser como inmutable y sin
movimiento y nos acercamos a Heráclito.
Luego, el proceso de la naturaleza nos lleva necesariamente al proceso de la vida, y este, al de la
vida humana. El proceso del Ser nos ha llevado hasta el Ser consciente de sí mismo: el hombre. Esta
idea del movimiento natural supone una idea más profunda:
la idea de recreación.
Pero ¿Cuál es la finalidad de la existencia? ¿Para qué existe el Ser? Las respuestas a estas
interrogantes son diversas, habrá algunos que le otorgarán una finalidad trascendente, otros, como
Parménides, le negarán toda finalidad. Nosotros asumimos que la finalidad del Ser es el ser mismo,
es el existir, como delσολετproceso de recreación perpetua, como proceso de reproducción. El
hombre es existir, es recrear su existencia.
Ahora bien, ¿En qué consiste la recreación de la existencia humana? Nosotros, tomándolo de Smith,
Ricardo y Marx, asumimos al trabajo, como el acto humano que recrea o reproduce la existencia del
hombre. Sin embargo, establecemos una precisión, no señalada explícitamente por los clásicos: el
hombre no solo recrea lo que es, reproduciendo su existencia, sino que también recrea qué es,
modificando su propio Ser.
En contraste con este desarrollo proposicional, la filosofía utilitarista y la teoría económica neoclásica
nos proponen otra cuestión, entonces debemos φcomparar la propuesta a αy su derivación a con
nuestra φpropuesta de una filosofía del trabajo b y su derivación αb.
Para ver el cuadro seleccione la opción “Descargar” del menú superior
La filosofía utilitarista nos propone la maximización de la felicidad para el mayor número de personas,
entendiendo por felicidad el placer o la ausencia de dolor como único objeto posible de la voluntad o
el deseo. De ello deducen la esencia egoísta de la naturaleza humana como fundamento de su ética
y una concepción de sociedad como agregado de individuos cuyo placer es susceptible de medida
sumatoria.
φPor el contrario, nuestra filosofía del trabajo b y la αalternativa teórica b que proponemos, nos
presenta caminos diferentes, cuya consecuencia será una explicación y un combate a la pobreza
desde nuevas perspectivas muy distantes de la exclusión actual.
Para ver el cuadro seleccione la opción “Descargar” del menú superior diferente, la racionalidad
económica que αLa Teoría Económica “T” propone un se deriva de estas proposiciones axiomáticas
es distinta a la racionalidad del homo economicus de la teoría neoclásica.
A partir de este supuesto, se podría desarrollar una nueva teoría positiva, como un criterio de
bienestarαsin embargo, en nuestro estudio tomaremos esta social, es decir, como una teoría
normativa, así como el óptimo de Pareto es tomado como la teoría normativa derivada de la función
de utilidad.
Desarrollo proposicional
Desarrollaremos, a continuación, un conjunto de proposiciones de carácter filosófico que comenzando
con cuestiones ontológicas, para establecer la naturaleza de las cosas y de la realidad, concluye en
una proposición deontológica, para establecer la ligazón entre el derecho a la existencia, al Ser, con
el derecho a la vida y al trabajo.
La existencia es el punto de partida de todos los razonamientos y la existencia es proceso perpetuo,
sin embargo, cuando la existencia se haya amenazada es necesario el juicio moral que reclama el
derecho a la existencia.
Desarrollo proposicional:
Lo que es, es y no es posible no ser. (Parménides)
Aunque tomo distancia de otros extremos del pensamiento de Parménides, como:
El Ser sin finalidad ni propósito. .)νοτσελετα(El Ser es sin fin
El Ser es completo, no cambia.
El Ser es perpetuo presente.
El mundo sensible es ilusión
El Ser es y existe (significado predicativo y existencial)
El movimiento es inherente a la naturaleza del Ser.
El Ser es movimiento, es cambio, es transformación perpetua.
El Ser es proceso.
El Ser en su proceso natural crea la vida y la continua recreando:
el proceso vital.
El Ser en su proceso vital crea al ser consciente de sí mismo: el hombre.
La finalidad del Ser es el ser mismo, es el existir, como proceso de recreación perpetua, como
proceso de reproducción.
El Ser Humano recrea su existencia, reproduce su existencia trabajando.
Las potencias o capacidades del hombre se ponen en acto en esta recreación: el trabajo.
El σολετ del hombre es la recreación de su existencia, la reproducción de su vida es la finalidad del
hombre. La reproducción de la vida del hombre tiene un significado esencialmente colectivo, el
hombre es un ser social, se reproduce como sociedad en todas las múltiples dimensiones de su
humanidad.
En el trabajo, el hombre no solo recrea lo que es, reproduciendo su existencia, sino que también
recrea qué es, modificando su propio Ser.
Deber ser:
El derecho a la vida se traduce en el derecho a reproducir la existencia y, por tanto, en el derecho al
trabajo.
Cualquier orden o sistema que excluya a los hombres del trabajo niega el derecho a la vida, niega el
mismo Ser.
Proposiciones Epistemológicas
La epistemología, entendida como la disciplina filosófica que estudia los criterios de validez del
conocimiento científico, la estructura de las teorías científicas, la naturaleza del método científico y el
lenguaje de la ciencia, tiene que estar sustentada en una concepción gnoseológica, en una teoría del
conocimiento.
Consideramos un error reducir la epistemología a la rigidez positivista de reglas metódicas, la filosofía
de la ciencia tiene que ir, necesariamente, más allá. El punto de partida es el contenido del saber
mismo, por eso comenzamos citando las primeras palabras de Aristóteles en la Metafísica referidas al
saber. El siguiente paso es definir cómo se resuelve el acceso a este saber, al respecto se ha
desarrollado una antigua polémica entre racionalistas y empiristas, sin embargo, Kant nos ayuda a
comprender la relación entre la cosa en sí y la conciencia que aprehende la idea de la cosa. No
obstante, es necesario definir que la relación entre sujeto y objeto no es estática, en ese sentido
Hegel nos introduce a la idea de proceso como el camino hacia el saber.
Si bien, estamos siguiendo un camino lógico deductivo en la presente exposición, estamos lejos de
plantear, simplemente, como criterio de verdad la coherencia de las proposiciones expuestas; nuestro
criterio de verdad está referido fundamentalmente hacia lo Real.
Aunque, es necesario que precisemos:
Para nosotros esta realidad no tiene el mismo significado que para los empiristas, según ellos, la
verdad reside en la cosa y ésta puede ser aprehendida directamente por los sentidos.
Nosotros, por el contrario, proponemos que el saber subjetivo y la verdad objetiva deben adecuarse,
la certeza de sí mismo y la verdad objetiva deben identificarse, nosotros suponemos que el hombre
se hace hombre por el trabajo, y la certeza subjetiva de su humanidad se ve reflejada y confirmada en
el fruto de su trabajo como verdad objetivada, su Yo se ha plasmado en ese objeto y el Yo se
reconoce en él.
La objetivación de la verdad es un punto medular de nuestra propuesta, todo aquello que el hombre
posee como autoconciencia solo quedará como certeza subjetiva al interior de sí mismo si no es
exteriorizada, si no es objetivada, si no es reconocida por el Otro. El hombre al ponerse en acto, al ir a
la práctica, extrae de su interior esa subjetividad y la transforma en verdad objetivada, entonces, su
Yo se ha plasmado en el fruto de su acto, y, así, puede ser reconocido por el Otro. Solamente cuando
nos encontramos frente a esa verdad objetivada podemos desplegar las múltiples facetas de la
intersubjetividad y avanzar, de esta manera, en ese camino infinito de la búsqueda del Saber
Absoluto.
Desarrollo proposicional
(Aristóteles, Met..)εµετσιπε(Todos los hombres por naturaleza desean saber 1 980b)
El saber en general, el saber filosófico y el saber científico con fronteras que se diluyen cuando se
aborda las cuestiones fundamentales, es esencial a la naturaleza humana.
Sin sensibilidad ningún objeto nos sería dado y, sin entendimiento, ninguno sería pensado. Los
pensamientos sin contenido son vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegas. (Kant, B75)
La relación entre el sujeto y el objeto es replanteada por Kant y resuelve, así, la polémica de esa
época entre empiristas y racionalistas.
La razón se despliega históricamente. La verdad se despliega en el tiempo y adquiere nuevos
contenidos. La razón se sustenta en el movimiento de la realidad. La realidad es portadora de la
verdad que se va desplegando históricamente. La relación entre el sujeto y el objeto no es un proceso
atemporal, es un proceso histórico. (Hegel, 1998)
El saber subjetivo y la verdad objetiva deben adecuarse, la certeza de sí mismo y la verdad objetiva
deben identificarse.
El hombre se hace hombre por el trabajo, la certeza subjetiva de su humanidad se ve reflejada y
confirmada en el fruto de su trabajo como verdad objetivada, su Yo se ha plasmado en ese objeto y el
Yo se reconoce en él.
El saber científico no es acumulativo en la historia, avanza de crisis en crisis derribando viejos
paradigmas y levantando nuevos. (Kuhn, 1998)
El sistema de ecuaciones es el mismo que en los acápites del anexo 2 (Aproximación al nuevo
modelo: Bases teóricas previas) salvo lo siguiente:
El proceso de producción de la industria “hogares” (P4) tiene los coeficientes que indican la mezcla de
bienes necesaria para reproducir a un trabajador y su familia, esto es el consumo necesario. Y el
consumo recreativo estaría dado por el proceso productivo de ampliación de capacidades humanas
(P5)
El proceso P4 consiste en la producción de bienes para el consumo necesario e indica la mezcla de
bienes necesarios para la manutención del trabajador y su familia. El proceso P5 consiste en la
producción de bienes para el consumo recreativo e indica la mezcla de bienes utilizados para la
ampliación de capacidades humanas.
Finalmente, el consumo necesario estará representado por el segmento OR’ del proceso productivo
P4 y haciendo la sustracción gráfica correspondiente obtenemos la Frontera de Excedente Económico
PMN.
Para ver el gráfico seleccione la opción “Descargar” del menú superior
FRONTERA DE EXCEDENTE ECONÓMICO
Este gráfico de la frontera de excedente económico nos permite analizar que solamente en el
segmento MN se logra la ausencia de exclusión porque se opera con pleno empleo, en cambio, en el
segmento PM se opera con una parte de los trabajadores excluida del trabajo.
La “Economía T”, según los supuestos que hemos desarrollado, llegaría a un punto cualquiera en el
segmento MN, debido a que es una economía dinámica, y, así, en el siguiente periodo la Frontera de
Excedente Económico crecerá porque se ha acumulado capital físico y capital humano.
Se satisface, de esta manera, la exigencia deontológica de la cual se derivó αla proposición 0 (19) de
la economía y que nosσολετsobre el dice:
de la economía es la reproducción ampliada de la vida humana comoσολετEl parte de la vida en
general.
EL PROCESO PRODUCTIVO.-
APROVISIONAMIENTO DISTRIBUCION
DE FACTORES (INPUTS) DE BIENES Y SERV. (OUTPUTS)
PROCESO DE TRANSFORMACION
(TECNOLOGIA)
LA ORGANIZACIÓN DE LA PRODUCCION.
CLASES:
S/ EL VOLUMEN DE PRODUCCIÓN:
• Fijos
• Variables
S/ EL HORIZONTE TEMPORAL:
• A corto plazo
• A largo plazo
• Reales
• Previstos
S/ SU RELACION CON EL PRODUCTO:
• Directos
• Indirectos
EL UMBRAL DE RENTABILIDAD:
C I
I
Ct
Cf
Q0 Q
Cf
PM = -------------------------------- P – Cvu
LA PRODUCTIVIDAD.
PRODUCTIVIDAD EN LA EMPRESA:
TECNICAS:
ESTUDIO DE METODOS: Observación y análisis de todos los métodos y formas de realizar una
tarea, tanto actual como prevista, para idear métodos más sencillos y simplificados, reduciendo así
los costes.
LA MEDICION DEL TRABAJO: Sirve para determinar el tiempo necesario para desarrollar una
tarea eficientemente y establecer una norma para que dicha tarea se realice en el tiempo previsto
LA GESTION DE LA CALIDAD.-
La calidad suele referirse al grado en que las características obtenidas se acercan a lo previsto. La
calidad se mide por:
• Standares o normalización
• Por muestreo
La calidad es objetivo fundamental.
La calidad va a depender de muchos factores.
El control de calidad supone la inspección de la producción final.
Los costes de controlar la calidad son menores que los costes que provoca la falta de calidad.
COMPETITIVIDAD Y CALIDAD:
Una empresa es competitiva cuando sus costes permiten establecer unos precios en posición de
ventaja relativa respecto a la competencia. Esto es así, en parte, por dos motivos:
En competencia perfecta, los precios quedan condicionados por la oferta y por la demanda.
No basta con abaratar los costes cuando se hace rebajando la calidad del artículo o servicio
ofrecido por la empresa.
REDIMENSIONAMIENTO DE LA ACTIVIDAD.-
EFECTOS:
Entendemos por corto plazo, ese momento del tiempo en el cuál no es posible modificar la cantidad
disponible de algunos factores, a esos factores los denominamos factores fijos; mientras que sí es
posible modificar la disponibilidad de otros factores, a los que llamamos, factores variables.
Es importante entender que el corto y el largo plazo no hacen referencia lineal a una cantidad tiempo
cronológico, sino que el concepto de corto y largo plazo se encuentra relacionado a la capacidad de
la empresa (unidad de producción) para modificar la disponibilidad de factores.
Veamos esto con un ejemplo. Supongamos que nuestro empresario es un panadero de un barrio y
atiende sólo a ese barrio, es decir es un productor de pequeña escala (tanto en tamaño de mercado
como de acceso a capitales). Supongamos también, que de un momento a otro, aumentada la
demanda por pan. El panadero de nuestro ejemplo, puede dedicar más horas de su propio trabajo a
fabricar pan, por lo que comprará más insumos y eventualmente puede contratar un ayudante. En el
corto plazo los factores variables de la función de producción de nuestro panadero, son las horas de
trabajo, y los insumos variables que utiliza en la producción del pan (harina, sal, levadura, agua, etc.).
Se nos hace difícil pensar que este empresario pueda duplicar la planta, su panadería, en el corto
plazo. Vemos así, que los factores de capital se mantienen fijos en este momento del tiempo.
Por otra parte, podemos pensar que en la ciudad que contiene al barrio de nuestro panadero, existe
una planta industrial dedicada a la elaboración de todo tipo de productos de panadería. El tiempo que
necesita esta planta para responder al incremento de la demanda por pan, es muy diferente al de
nuestro panadero artesanal. Es decir, esta planta rápidamente puede extender los turnos del personal
empleado actualmente; puede incorporar con facilidad más personal; adquirir con rapidez la mayor
cantidad de insumos necesarios para la producción. Además, si todo eso no fuera suficiente, tiene la
posibilidad de ampliar la planta, porque suponemos que su disponibilidad de capital es mayor que la
del panadero artesanal.
Este ejemplo muestra como los conceptos de corto y largo plazo, dependen de la capacidad de cada
productor para modificar todos sus factores. En general, para simplificar el análisis, se suele suponer,
que en el corto plazo, todos los factores de la función de producción son fijos, menos el trabajo, que
es el único factor variable. De esta manera, aumentar la producción, solamente es posible mediante
la adición de unidades de trabajo.
Sumario: El presente artículo propone un nuevo enfoque teórico del cambio tecnológico y sus
consecuentes implicaciones de política. El concepto de competitividad empresaria aquí asumido se
vincula estrechamente con la capacidad de generar innovaciones o cambio técnico. Una breve
discusión sobre el concepto de tecnología y el conocimiento tecnológico da lugar a la presentación de
una visión alternativa del “modelo lineal tradicional”. Además, el análisis del cambio técnico es
abordado desde el punto de vista de los factores generadores, por lo que se establece una clara
diferencia entre la “capacidad productiva” y la “capacidad tecnológica” de las empresas. Por último, se
hace referencia al rol de la política tecnológica y sus áreas de actuación.
I. La Competitividad y el Cambio Tecnológico
Tradicionalmente, los estudios relacionados con el cambio técnico así como también, muchas de las
recomendaciones generales de política para el progreso tecnológico estaban basados en el
denominado “modelo lineal”. Este modelo señala que el cambio técnico es el resultado de la
existencia de investigación científica básica, de la cual se deriva la posibilidad de realizar
investigación aplicada. Esta investigación aplicada, a su vez, posibilita la realización de desarrollos
experimentales que dan lugar, finalmente, a la innovación tecnológica y su difusión. En términos
gráficos:
1 3
Capacidad
Tecnológica
El eje vertical representa las capacidades productivas e indica que, en la medida en que más
avanzadas sean las tecnologías aplicadas mayores serán las capacidades productivas alcanzadas y
ello estará también asociado a mayores niveles de productividad (producto por trabajador en relación
al capital por trabajador). La aplicación de tecnologías atrasadas y más simples indica menores
niveles de capacidad productiva y menor productividad. Ello, sin embargo, poco refleja respecto del
grado de capacidad tecnológica. La capacidad tecnológica, que se representa en el eje horizontal del
diagrama, está ligada a la capacidad de generar el cambio técnico o innovar. Mientras mayores sean
las capacidades tecnológicas mayor será el grado de creación tecnológica, o la posibilidad de generar
cambio técnico (o innovaciones). En este caso la implementación de nuevas tecnologías será
“creativa”. Si las tecnologías son, por el contrario, adoptadas “pasivamente” ello indica que los niveles
de capacidad tecnológica son bajos. Así, en la zona 1 de la figura se combinan bajos niveles de
capacidad productiva y bajos niveles de capacidad tecnológica, lo que indica la aplicación de
tecnologías atrasadas y la imposibilidad de mejorarlas “creativamente”. Si las tecnologías aplicadas
son de avanzada pero no se aprende “creativamente” de ellas y por ende, no hay lugar para el
cambio técnico, se estará en la zona 2 de la figura. La zona 3 indica un alto grado de capacidad
tecnológica combinado con baja capacidad productiva; es decir que aunque las tecnologías sean
relativamente atrasadas, éstas son implementadas de manera creativa y por ende, son susceptibles
de ser mejoradas. Por último, en la zona 4 se combina la situación ideal de elevada capacidad
productiva y elevada capacidad tecnológica en donde no sólo se aplican tecnologías de avanzada
sino, que se aprende creativamente de ellas, por lo que existe la posibilidad del cambio técnico.
Habiendo señalado esta diferencia entre capacidad productiva y capacidad tecnológica, observamos
que aparece una clara implicación: una alta capacidad productiva en las empresas no
necesariamente implica acumulación de capacidades tecnológicas que den lugar al cambio técnico ni
al desarrollo tecnológico. Por el contrario, es sólo la acumulación de las capacidades tecnológicas la
que da lugar al cambio técnico y el desarrollo tecnológico.
Así las empresas, en sus intentos por alcanzar competitividad, pueden decidir acumular sólo
capacidades productivas o también capacidades tecnológicas o una combinación de ambos tipos de
capacidades. Lo importante es que sólo la acumulación de capacidades tecnológicas es la que
asegurará la posibilidad de generar cambio técnico y por ende, competitividad.
Ahora bien, ¿en qué aspectos del accionar de la firma pueden ocurrir la generación y la acumulación
de estas capacidades tecnológicas impulsoras del cambio técnico? En otros términos, ¿cuáles son las
posibles fuentes de cambio tecnológico y de competitividad en una firma?
El cambio tecnológico en una firma, puede provenir de las distintas funciones que ejerce la misma. La
figura siguiente muestra las principales funciones de una firma y sus relaciones con los elementos
propios del contexto:
Ciencia y
Tecnología
I&D
Técnicas
Gustos
En la figura se señalan por un lado, aquellos factores que constituyen fuentes de cambio tecnológico
dentro de la empresa misma tales como, por ejemplo, “Investigación y Desarrollo” y “cambios
organizacionales”. Y, por otro lado, se señala cómo el contexto en el que la firma opera (conformado
por las diversas instituciones, la ciencia y tecnología, las características particulares del mercado,
etc.) influye sobre las distintas funciones de la firma. El sentido de las flechas indica el sentido en que
se producen los cambios: por un lado, existen interrelaciones entre las diversas funciones de la firma
y por otro, entre ellas y aquellos factores que, dentro de la empresa, afectan tales funciones. En el
caso de las características del entorno las flechas indican que el origen del cambio es unidireccional
dado que, en principio, el entorno macro-sectorial constituye un “dato” para la firma, que no puede ser
1
modificado por ella . El “management” o “gestión general” figura como el núcleo central de la
estructura dado que supone que es el elemento que coordina e interrelaciona todos los aspectos que
entran en juego para el funcionamiento de la empresa.
Dentro de nuestro modelo, el diagrama anterior permite identificar las posibles fuentes del cambio
técnico empresarial y por ende, los potenciales factores de competitividad en una firma. Estos
factores de competitividad, entonces, se encuentran en aquellas partes o aspectos del operar de la
firma en que puedan existir y desarrollarse capacidades tecnológicas. Como consecuencia, el logro
del cambio técnico y una mayor competitividad puede resultar de la capacidad para realizar cambios
en los productos producidos, en los procesos productivos, en la organización de los mismos y en la
gestión o “management”, en general.
VII. La Política hacia el Cambio Tecnológico y su Aplicación
Dado nuestro modelo conceptual del cambio tecnológico cabe destacar una clara implicación de
política. Dado que la firma es el ente fundamental en donde el proceso de cambio tecnológico tiene
lugar, su rol en materia de decisión de política es de importancia crucial. Es decir, dentro de un
esquema de política que tienda a favorecer la creación de capacidades tecnológicas, las firmas no
deben ser consideradas como meras receptoras de tal política. Por el contrario, junto con los
organismos de aplicación de la política (tales como los ministerios de economía y los consejos o
ministerios de ciencia y tecnología), la empresa debe ser el tercer actor central en la decisión de
política.
Por un lado, una política tecnológica puede fijar ciertos lineamientos estratégicos sobre la
forma en que se facilitará la generación y acumulación de capacidades tecnológicas. Por
ejemplo, decidir si se basará en esfuerzos locales de aprendizaje tecnológico o si se basará en
la transferencia de tecnologías desde el extranjero, con un complemento de capacidades
locales que permita la absorción de ese conocimiento tecnológico transferido. En función de
esta elección estratégica, podrá decidir sobre la aplicación de instrumentos de política
específicos.
Por otro lado, y más allá de la estrategia elegida, la política deberá actuar en aquellas áreas en donde
las firmas encuentren obstáculos para hacer posible la acumulación de capacidades tecnológicas. En
efecto, las firmas, especialmente si son pymes, pueden encontrar ciertas limitaciones para ello. Por
ejemplo, la inversión en investigación y desarrollo por teoría, posee resultados inciertos en cuanto a la
generación de innovaciones y por ello, es un gasto que no siempre las pymes están en condiciones
de llevar a cabo. En segundo lugar, éstas pueden no encontrar en el mercado recursos humanos
suficientemente calificados como para absorber y acumular el conocimiento tecnológico necesario
para hacer posible la generación de cambio técnico. En tercer lugar, pueden no encontrar en el
mercado de servicios tecnológicos la infraestructura adecuada que apoye y estimule la generación de
capacidades tecnológicas al interior de la firma.
De ello se deriva que son tres las grandes áreas de actuación de una política tecnológica: 1) el
financiamiento de actividades tecnológicas en las empresas; 2) la formación y la capacitación
de los recursos humanos y 3) el desarrollo de la infraestructura tecnológica. La infraestructura
tecnológica se compone, a su vez, de tres elementos básicos: i) las instituciones que ofrecen
servicios de metrología, calidad, normas, etc.; ii) las instituciones de investigación, tanto
públicas como privadas (universidades, centros de investigación y desarrollo, etc.) y iii) la
asistencia técnica y las actividades de extensión.
Así el financiamiento de las actividades tecnológicas, que debe responder estrechamente a las
necesidades de la demanda de las empresas, puede por ejemplo ser asistida mediante mecanismos
de “bonos” a la demanda o mecanismos de fondos compartidos (“matching grants”), entre otros. La
política hacia los recursos humanos debe apuntar a la formación y capacitación que permita la
generación de conocimiento tecnológico local y el aprendizaje del nuevo conocimiento tecnológico
implícito en la transferencia de tecnologías desde el extranjero. Por su parte, la política hacia el
fortalecimiento de la infraestructura tecnológica, debe considerar instrumentos adecuados para
promover la oferta de servicios tecnológicos en función de la demanda empresarial y también, puede
facilitar la asistencia técnica para acompañar a las empresas en el proceso hacia la innovación.
Planteamiento general
Los cambios en el nuevo orden internacional han propiciado el replanteamiento de las condiciones
organizacionales entre el capital y el trabajo. La competencia comercial a nivel internacional,
encabezada por tres potencias industriales (Estados Unidos, Alemania y Japón), subyace de una
nueva estructura fundamentada en la regionalización de las economías que exige buscar alternativas,
tanto de innovaciones organizacionales como de innovaciones tecnológicas que garanticen el
incremento de la productividad del proceso de trabajo. De esto depende que un bloque comercial
determinado supere en la competencia comercial al otro.
A grosso modo, cada bloque comercial representa un modelo de proceso productivo que, a la luz de
la competencia en la década de los años ochenta, ya mostraba sus aciertos y limitaciones ante la
nueva condición de la economía internacional. La apertura de las economías, la saturación de
equipos básicos de producción en el mercado y el descenso de la demanda, fragmenta mucho más al
mercado imponiendo fuertes retos a la productividad de las empresas. De tal forma que en lo
sucesivo se requerirá garantizar la disminución de los costos, alimentar al mercado y conquistar
nuevos círculos de consumidores cuya demanda está especificada. Es decir, que la competencia
económica entre las empresas y las naciones se vuelve mucho más compleja.
Un aspecto que, en la perspectiva de este trabajo, es importante considerar, es que en la década de
los años ochentas el neoliberalismo parecía constituirse en el paradigma dominante que no sólo
definiera las formas que rigen las relaciones políticas, sino también las económicas y las sociales.
En ese sentido, es entendible cómo se cifró la atención en el éxito de la economía norteamericana,
puesto que su proyecto político, económico y social exaltó las virtudes de individualismo que
impregnó y definió las formas de relación entre el capital y el trabajo, es decir, las relaciones internas
del proceso productivo. De tal forma que, la incapacidad de ese sistema para superar la crisis
económica, que presiona sobre Estados Unidos desde principios de los años ochenta, sugiere de
antemano que su modelo productivo no dio los resultados esperados.
Sus formas de contratación individual, la intensificación del trabajo, la falta de calificación de sus
trabajadores, y por ende, la incapacidad para incorporar innovaciones organizacionales no elevaron la
productividad al nivel requerido para que Estados Unidos mantuviera la primacía económica que
todavía poseían a principios de los años setentas.
Por otra parte, se advierte a dos sociedades que emergieron como potencias económicas después de
la Segunda Guerra Mundial, las grandes perdedoras militares, Alemania y Japón, que en alianza con
Italia conformaron el bloque fascista que aspiró a conquistar el mundo. Aquí vale la pena recordar que
estas dos sociedades, crecieron con el respaldo financiero de los Estados Unidos, pero, sobre todo,
con base en una alta tecnificación de los procesos de trabajo (innovación organizacional y
tecnológica), que con el apoyo de un Estado benefactor lograron reconstruir sus economías hasta
ocupar los lugares más importantes a nivel internacional. Así, podemos pensar que de estos dos
proyectos de reconstrucción, principalmente del japonés, emergió el modelo de producción que hoy
constituye el paradigma productivo que, hoy por hoy, inspira a los países competidores, desarrollados
y subdesarrollados, para implementar, fundamentalmente, las innovaciones organizacionales que
resuelvan la cambiante y adversa situación económica.
En ese contexto, es necesario identificar las características generales de cada uno de los modelos de
relaciones laborales, para así extraer algunas conclusiones preliminares en cuanto a los diferentes
elementos que intervienen en el proceso de trabajo, y principalmente, lo concerniente al papel que
juegan los recursos humanos en la promoción de nuevas formas organizacionales que eleven la
productividad.
Tres aspectos que se requieren considerar como premisas en el tratamiento de las nuevas relaciones
laborales, son:
1. Que el movimiento obrero a nivel internacional se encuentra prácticamente derrotado, por lo que el
trabajador ya no cuenta con las instancias que le permitían, colectivamente, resistirse a la
explotación. Por lo que aparentemente, no debiera existir elemento alguno que impida que el capital
redefina las relaciones capital-trabajo, es decir, que restructure el proceso productivo a partir de las
nuevas necesidades del capital.
2. Que el aspecto tecnológico es preponderante para marcar nuevos ritmos de productividad, de tal
forma que si uno de estos dos modelos no cuenta con la capacidad suficiente para introducir
innovaciones organizacionales en el proceso de trabajo, quedará rezagado en la competencia
comercial.
3. Que el aspecto de la cultura, en general, y el de la cultura laboral, en lo particular, le asigna una
nueva dimensión al papel que jugará el factor humano. De tal forma que el reto fundamental para el
capital será el cómo comprometer al factor humano con los requerimientos de productividad y calidad
que exige el nuevo contexto económico internacional.
Los modelos organizacionales “clásicos”
A principio de este siglo predominaron dos teorías, que de hecho, guiaron la lógica organizacional del
proceso de trabajo: se trata del fordismo y el taylorismo. Las dos vertientes tuvieron como objetivo
primordial el elevar la productividad, y por lo tanto, en lo esencial, elevar la tasa de ganancia. El
aporte fundamental que hacían estas teorías de la productividad era el control que se imponía a la
mano de obra bajo los principios de tiempos y movimientos. Con esto se logró de manera más clara el
paso de una explotación absoluta a una relativa.
Es decir, que en lo sucesivo, el capital mantendría un mejor control sobre el proceso de trabajo, a
partir de la mano visible7 de la dirección que intentará introducir elementos innovadores a nivel
organizacional, y también tecnológico, para elevar la productividad. Evidentemente, la progresiva
introducción de la tecnología en el modelo organizacional del trabajo que se impulsó, a partir de estas
teorías, marcó otro ritmo que hizo más sencilla la instauración de un control de tiempos y
movimientos. En ese sentido habrá que distinguir entre la elevación de la productividad por causa de
la innovación tecnológica y el aumento de la productividad, promovido por el mayor control del
proceso de trabajo, que es en el que cifraremos la atención de este trabajo. Se trata, entonces, de
diferenciar entre los efectos que tiene la introducción de tecnologías duras y las tecnologías blandas
que llaman la atención sobre el papel que juega la participación de la mano de obra en la planificación
de las nuevas estrategias organizacionales.
Por un lado, el taylorismo8 se caracterizó fundamentalmente por la especialización de los
trabajadores en una actividad concreta del proceso de trabajo, obvio, esta especialización
corresponde a la misma naturaleza de la división social de trabajo sobre la que emergió la estructura
productiva capitalista. En ese sentido, la emergencia de la teoría de la producción taylorista
representa la solución que el capitalismo da en una etapa determinada en la que se requiere elevar la
productividad; más concretamente, el controlar el proceso de trabajo a partir de los principios de
tiempos y movimientos, definiendo su ritmo conforme a objetivos predeterminados.
Esto reflejó, a nuestro parecer, dos cuestiones fundamentales: una, que se hacía evidente la
separación entre el trabajo directivo y el trabajo concreto, entre cuadros gerenciales y trabajadores;
dos, que en un contexto de resistencia de los trabajadores a la explotación, el capital intenta controlar
la acción del trabajo. Así, el taylorismo viene a resolver la posible independencia del productor directo
en el proceso de trabajo. De ahí que en lo sucesivo, la productividad irá en aumento en la medida que
se eliminen los tiempos muertos, por lo tanto, el control de los tiempos y movimientos impone una
progresiva especialización de cada posición en la línea de montaje. La permanencia del trabajador en
una posición específica es lo que propicia una mayor especialización del trabajo, y por tanto, desde
esa óptica, su posibilidad para incrementar la productividad.
En ese sentido, por lo que toca a las innovaciones organizacionales que en lo sucesivo se incorporan
en el proceso productivo, tendrán como referente básico los principios tayloristas que permiten
establecer medición entre tiempo de trabajo y volumen de producción. Pero, sobre todo, el controlar el
comportamiento productivo, a nivel individual y colectivo, en un lapso determinado de tiempo. Es
decir, que se trata de una relación muy estrecha entre la especialización del trabajador y el tiempo en
que logra cierto volumen de producción.
Por su parte, el fordismo se caracteriza en que, basado en los principios tayloristas,9 promueve la
especialización del trabajo, y por tanto, la elevación de la productividad a través de la incorporación
de tecnología al proceso de trabajo. De hecho, esta estrategia del capital es lo que hace al trabajador
un apéndice de la máquina. La línea de montaje, y por tanto, la organización del trabajo, queda
estructurado a partir del ritmo y los requerimientos de la maquinaria utilizada en el taller, fábrica o
industria. La acumulación del taylorismo y el fordismo determina la nueva disciplina industrial que en
lo sucesivo sustentará la esencia de la organización del trabajo. Por ello, las proposiciones que Taylor
y Ford hacen a las teorías de la productividad revisten vital importancia al hacer posible la idea de
tiempo asignado. A través de la línea productiva, Ford aporta el concepto de tiempo impuesto que se
refiere a la especialización de las funciones, la fragmentación de las tareas y la medición de tiempos y
movimientos.
Este modelo original (basado en una producción en masa sobre líneas de montaje rígidas, con
necesidades de poca calificación para dotar de mercancías rígidas) entra en auge conforme se van
multiplicando los mercados, tanto a nivel internacional como nacional. El desarrollo industrial y la
expansión del mercado de trabajo propicia y respalda una producción en serie que pretende atender
la demanda de las masas. Esta situación de auge llega a su crisis al momento en que emergen
nuevas potencias económicas (Alemania y Japón) que le disputan la supremacía a la economía
norteamericana, y cuando el modelo individualista sustentado en los principios taylor-fordistas entra
en crisis en los años setenta.
El llamado neofordismo llega a su término por provocar la erosión de las relaciones entre el capital y
el trabajo que, en retrospectiva, afectaron los niveles de productividad.
El individualismo norteamericano había concedido demasiadas atribuciones al capital: una
contractualización a largo plazo de la relación salarial, sin restricción al derecho empresarial al
despido, programación de los aumentos salariales indexados a los precios y a la productividad en
general.
Es decir, que en el periodo que corrió del fin de la 2da. Guerra Mundial a los años setenta, se eliminó
toda iniciativa entre los trabajadores para proponer alternativas en el proceso de tra- bajo que
garantizaran la elevación de la productividad.
La crisis del fordismo en los años setenta, del neofordismo, es la causa de un marco de
competitividad donde se hace evidente que su lógica no alcanzó a elevar la productividad al grado
requerido por el nuevo orden internacional, en el ámbito económico. Las empresas norteamericanas
que adoptaron ese modelo productivo entraron en un proceso de endurecimiento tecnológico que no
modificó en lo sustancial el proceso de trabajo, se privilegió a la innovación tecnológi-ca sobre la
organizacional.
Así, entendemos la lógica de los cambios que en la etapa del posfordismo se intentan implementar. El
posfordismo es un intento de restructuración del modelo de producción que las empresas
norteamericanas, fundamentalmente, intentan introducir para recuperar el terreno perdido en la
competencia económica contra capitales extranjeros, principalmente japoneses y alemanes. Tres
principios sobre los que se basa esta propuesta son: 1) distribuir el trabajo en “islotes” y pequeños
grupos de trabajo, rompiendo con la lógica de los puestos individuales y las actividades parcializadas;
2) romper la lógica unidimesional de la línea de montaje e instaurar una nueva organización del
trabajo a través de minilíneas; y 3) remplazar la banda de ritmo fijo. Se trata, ahora, de incorporar
cambios a nivel de la organización del trabajo, de innovaciones organizacionales, y no tanto de
incorporación de tecnología, aunque evidentemente también son muy importantes.
Los nuevos propósitos de la economía norteamericana y británica, que anteriormente se sustentaron
en el modelo neofordista, intentan ahora responder a una demanda profundamente imprevisible, que
en un contexto de crisis económica a nivel internacional, exige atender nuevas condiciones tanto de
calidad como en cantidad; por lo que resulta imprescindible implementar suficientes innovaciones en
el proceso de trabajo, tales que permita atender la diversificación del mercado. Es por esto que la
administración norteamericana es influenciada por la experiencia del modelo japonés, de su éxito,
que se basa, grosso modo, en el principio de “justo a tiempo”.
El dilema para el posfordismo está cifrado en el rompimiento que supone el modelo, en cuanto a la
marginación participativa de los trabajadores en el proceso de trabajo. Por ello, el reto para el capital
es la creación de una nueva cultura laboral que comprometa a los trabajadores con los objetivos de
productividad que hoy imperan en el mercado.
Se reconoce, entonces, la necesidad de “humanizar” las relaciones con el factor humano productivo.
Este cambio significa la transición de la producción en masa a la especialización flexible que prioriza
la creciente y permanente segmentación del mercado. Este intento es producto del fracaso de tres de
las empresas más poderosas de Estados Unidos y del mundo entero, como es el caso de Steel
(productora de acero), General Motors (industria automotriz) e IBM (industria de la electrónica); estas
super-empresas tuvieron su crisis en situaciones que fueron aprovechadas por empresas mucho más
chicas, con alta tecnología y con gran capacidad de establecer una producción flexible.
Así, en lo sucesivo, la productividad se impulsará a través de:
1.- Empresas medianas y pequeñas más o menos especializadas.
2.- El sustento de la oferta territorial del trabajo calificado para una rama específica.
3.- Una producción orientada con flexibilidad a la demanda.
Esto marca una clara tendencia de la grandes empresas hacia su restructuración en unidades
semindepen- dientes dentro de una estructura flexible, en todos los terrenos. En cuanto a sus
recursos humanos, financieros, activos y de producción. Por eso es factible afirmar que el
posfordismo no significa otra cosa que el intento de apropiación de la experiencia del modelo
japonés.
El modelo japonés: el nuevo paradigma
Es evidente que tanto el modelo de producción de Alemania como de Japón toman como base los
fundamentos de la productividad propuestos por Taylor y Ford, sólo que intentan eliminar los factores
político-culturales que resultan nocivos para garantizar la participación y por tanto el compromiso de
los trabajadores. En ese sentido se entiende la sugerencia de Bell, respecto al rompimiento existente
entre la política y la economía, entre la cultura y la economía, donde según su interpretación la crisis
cultural, en la que nosotros incorporamos la crisis económica, se debe a la exacerbación del
individualismo.
En ese sentido, se hace entendible el éxito del modelo japonés.
Este modelo de producción se conoce bajo el nombre de modelo “toyota” o modelo “ohnista”, y se
fundamenta en dos principios básicos:
1)la producción de “justo a tiempo”
2) la “autoactivación”.
Evidentemente, este modelo de producción promueve la incorporación de altos niveles de tecnología
en el proceso de trabajo, pero también queda respaldado por la cultura japonesa proveniente del
periodo de posguerra.
Las condiciones económicas fijaron los retos que tanto gobierno como empresarios vencían ya a
principios de los años setenta. Esto impuso una lógica que guiaría a la producción a ofertar las
pequeñas cantidades que demandó el precario mercado japonés de los años cincuenta. De ahí que el
principio del “justo a tiempo” implique otra serie de elementos que redondean el alto grado de
adaptación del modelo japonés, así como su gran capacidad para bajar los costos. El “justo a tiempo”
impone una disciplina de “inventarios cero”, tanto de materia prima como de productos terminados,
este es el primer elemento que determina la reducción de los costos.
A la vez, el principio de los “inventarios cero” es lo que otorga la lógica a la idea de “empresa mínima”,
que hoy emerge como el principal objetivo de la modernización productiva. Se trata de una estructura
con una alta propensión a flexibilizar los volúmenes de producción, así como a variar el tipo de
producto. Para ello, desde el momento en que se concibe el esquema de una empresa se definen
estrategias para evitar los excesos tanto de personal como de equipo.
Estos son los principales puntos que Occidente ha intentado copiar del modelo japonés, y que hasta
cierto punto incorporan, a través de una política administrativa predeterminada, controlable podríamos
decir. Esto es lo que Ohno concibe como un modelo adaptado a la producción de volúmenes
limitados de productos diferenciados y variados.
Pero existe otro factor que posiblemente represente la esencia del éxito japonés, se trata del factor
humano, y por lo tanto, de la cultura laboral que impera en el Japón. Si a algún factor de la
producción se le debe el mayor mérito en el mantenimiento de un alto grado de productividad, con el
respectivo grado de calidad requerida actualmente, es al papel que juegan dentro del proceso de
producción los trabajadores japoneses. Se trata de un relación de trabajo en la que existe un
compromiso negociado que reditúa en una alta participación por parte de los trabajadores; ya sea
para controlar la calidad, ya sea como fuerza innovadora para mejorar los procedimientos en la
organización del trabajo. Aquí radica realmente la fuerza del modelo japonés. Evidentemente, el
compromiso asumido por parte de los trabajadores está respaldado por el compromiso empresarial en
cuanto a la remuneración.
Un sistema de remuneración basado en la productividad colectiva, rompiendo el individualismo,
propicia el compromiso del grupo para garantizar el volumen y la calidad. Una remuneración de retiro
que garantiza la reproducción material del trabajador después de su “vida productiva”, promueve
mayormente su compromiso con los objetivos de la empresa, esto es, con el tiempo efectivo de
trabajo. Esto hace que, el trabajador japonés tenga un alto grado de participación en las innovaciones
organizacionales que repercuten favorablemente en los objetivos de productividad que hoy imperan
en las nuevas condiciones de la competencia internacional.
El mismo aspecto de la innovación tecnológica recae en la mano de obra, que en el caso japonés, al
contar con un alto grado de capacitación, fortalece la potencialidad de los trabajadores para proponer
mejoras en los sistemas de calidad. Entonces, los requerimientos de diversificación en la producción,
que sólo se sustenta en una estructura flexible, depende en mucho del compromiso de los
trabajadores con la empresa. Ese constituye el desafío de los empresarios y naciones que piensan al
revés.
De tal forma que, si la tendencia de hoy apunta hacia incorporar al trabajador activamente, con una
disposición de polivalencia en un marco de automatización y alta calificación de la mano de obra,
habrá que pensarse en la oportunidad de un trabajador altamente participativo. Esto provocará, para
beneficio de las empresas, la reconformación de las estructuras de poder y autoridad al interior de las
unidades productivas, donde se tendrán que construir nuevos estilos de liderazgo, que permita y
motive el incremento de productividad.
Gran ejemplo ofrece la experiencia del modelo de producción japonés, aunque hoy, también ellos
resien- tan la presión de una economía internacional conflictiva.
RESUMEN EJECUTIVO
Este resumen ejecutivo considera los principales aspectos contenidos en el Estudio sobre
innovación y estructura de propiedad de las empresas españolas elaborado para la Dirección
General de Política de la Pequeña y Mediana Empresa del Ministerio de Industria, Turismo y
Comercio. De acuerdo a ello, se presenta una síntesis de la motivación, objetivo y situación de cada
una de las categorías del análisis evaluadas, es decir: el problema interno de asimetría informativa
que se puede generar en la empresa debido a su estructura interna y el efecto que el mismo puede
tener sobre las inversiones y resultados de la innovación empresarial. Finalmente se
presentan las principales conclusiones obtenidas del estudio teniendo en cuenta la situación de las
empresas españolas tanto en la composición de su estructura de propiedad y capital interna como
en sus resultados e inversiones innovadoras.
La evolución de la economía ha hecho que en las empresas la búsqueda por extraer el máximo
provecho de sus potencialidades pasara de absorber únicamente las ventajas de su entorno,
siendo en muchas ocasiones el mercado el que actuaba como mecanismo de control de la
competencia empresarial, a que en la actualidad, las empresas decidan distinguirse de sus
competidoras explotando al máximo tanto las oportunidades que les brinda el entorno como las
potencialidades internas de su misma organización. Existe un reconocimiento del insuficiente papel
del mercado y los precios para guiar las decisiones de inversión y financiación y del importante
papel de la estructura empresarial interna y de la regulación de la misma en la toma de decisiones
más transparentes dentro de los agentes que la componen (Salas, 2002). La “empresa clásica”
ha evolucionado convirtiéndose en la “moderna corporación” donde la especialización de las
funciones cobra mucha más importancia que en el pasado y donde aparecen mayores
problemas relacionados con las asimetrías informativas y los conflictos de intereses por parte de los
individuos que forman la organización.
La incorporación de personal externo a la propiedad en las tareas de toma de decisiones
empresariales puede hacer surgir problemas debido a la divergencia en los objetivos buscados por el
propietario no gerente y por el gerente no propietario (Berle y Means, 1932; Jensen y Meckling,
1976; Hermalin and Weisback, 1991; Rodríguez-Sanz, 1996, entre otros). La separación
efectiva que se produce entre propiedad de la empresa y control de las decisiones gerenciales,
como consecuencia de la dispersión del accionariado entre muchos accionistas y la delegación de
la capacidad de decisión en el gerente profesional, lleva a que se den problemas de
apropiación de rentas de control por parte de los gerentes los cuales actúan en ventaja respecto a
los propietarios (Jensen y Meckling, 1979; Galve y Salas, 1992; Milgrom y Roberts, 1992; entre
otros). Es por ello que los propietarios pueden llegar a incrementar el control sobre las acciones
tomadas por los gerentes o a mejorar el sistema de incentivos sobre los mismos con el único objetivo
de hacer que la divergencia de intereses tienda a disminuir, de forma que acaben convergiendo en un
objetivo común beneficiando tanto a propietarios como a administradores.
Por otra parte, la apertura a un mercado cada vez mayor con la incorporación de España en la Unión
Europea y la necesidad de ampliar el ámbito geográfico de la demanda están haciendo que las
empresas hayan comprendido la necesidad de llevar a cabo la adopción de estrategias que hagan
favorecer el resultado y la expansión de la empresa. Todas estas estrategias pasan por la necesitar
de fomentar su capacidad de innovación, hasta el punto de llegar a la “innovación continua”
que implica que, en las organizaciones la innovación no tenga un punto final, es decir, que no se
formule para alcanzar una meta determinada, sino que se incorpore a la propia estrategia de la
empresa, institucionalizándose.
Considerando la importancia que la gestión y la organización de la empresa pueden tener en la
inversión empresarial y más concretamente en la actividad innovadora de la misma, vemos la
necesidad de analizar las características de su estructura de propiedad: quién posee y cómo está
distribuido el control de la toma de decisiones, la naturaleza de este control, el porcentaje de capital
que poseen los gerentes, los grados de concentración de la propiedad, entre otras cuestiones. Son
innumerables las características que pueden motivar a que se adopte una buena gestión de los
recursos tanto financieros como físicos de la empresa y ello será determinante para conseguir
unos buenos resultados en el proceso innovador de la misma, lo cual determinará su crecimiento y
su futuro.
Objetivo del estudio
Así, en el presente trabajo se analiza el efecto que diferentes cuestiones relacionadas con la
estructura de propiedad y control de las empresas poseen en las decisiones de incurrir en
inversiones de I+D, así como el efecto que esas mismas cuestiones tienen en la obtención de un
resultado formalizado de dicha innovación. Como se analiza en los apartados referidos al marco
teórico de nuestro tema, existe una relación directa entre la estructura de propiedad y los
mecanismos utilizados para paliar los posibles problemas de agencia surgidos por la
separación de funciones entre propiedad y control en puestos de toma de decisiones
empresariales. Es por ello, que mediante el análisis de los mecanismos de control de los
problemas de agencia sobre las decisiones de inversión en innovación y los resultados de dicha
innovación, se observará si existe algún efecto de la estructura de propiedad en el proceso
innovador de la empresa manufacturera española para el período 1990-2001.
Contexto
Es necesario tener en cuenta a la hora de estudiar este tipo de cuestiones las características del
tejido empresarial español, un tejido diverso con empresas de muy diferente tamaño (Paricio,
1993; Melle y Raymond, 2001; entre otros). En España juegan en el mercado empresas
tradicionales marcadas por una dimensión reducida que cuentan con pocas oportunidades
de crecimiento e inversión en proyectos con valores netos positivos y empresas que han
experimentado un gran crecimiento que poseen una mayor dimensión que poseen oportunidades
de inversión mayores respecto a las anteriores. Estas empresas compiten con empresas de
naturaleza multinacional y de naturaleza pública, empresas que se caracterizan por poseer
dimensiones mayores y en ocasiones por poseer una marcada concentración en su estructura de
propiedad y en la mayoría de casos con una composición de la participación en el capital muy
diferente a las de propiedad nacional no pública. Según Galve y Salas (1993), las empresas de
tipo familiar poseen una menor dimensión que las empresas no familiares a fin de mantener el
control, pero la menor dimensión no tiene porque repercutir negativamente en la rentabilidad
porque, para un tamaño dado, la empresa familiar parece ser más eficiente que la no familiar,
compensándose así el impacto negativo de un menor tamaño cuando existe una relación positiva
subyacente para todas las empresas entre tamaño y resultados.
Además, tal como muestran los datos y como se ha apuntado por diferentes autores (Galve y
Salas, 1993; Rodríguez-Sanz et al. 1994; Crespí y García-Cestona, 2002) la estructura de
propiedad de la empresa española no se ajusta a los estándares de la separación entre
propiedad y control y de existencia de un elevado número de pequeños inversores, como sería el
caso americano. El caso español se incluye dentro del modelo europeo o continental, en el que
predominan la concentración de la propiedad y la presencia de propietarios en puestos de toma de
decisiones. En cuanto a la actividad innovadora de las empresas españolas, se observa un
reducido número de empresas que lleven a cabo inversiones en I+D y un menor número de
empresas que obtengan resultados de dichas inversiones.
Análisis
Entre los mecanismos de control más analizados en la literatura, en nuestro trabajo se han
analizado los mecanismos relacionados con la concentración de la propiedad, la presencia de
propietarios en puestos de toma de decisiones, la financiación con deuda, la presencia de
propiedad de naturaleza extranjera o pública, así como la posible influencia de que la empresa
decida entrar en el mercado bursátil. Si bien este tipo de mecanismos llevan a la reducción de los
problemas de agencia propios del riesgo moral dado en las asimetrías informativas entre gerentes
y propietarios, podrían tener una serie de desventajas sobre las inversiones en innovación
asociadas tanto a la reducción de la acción por parte de los administradores o gerentes como a
la propia naturaleza de este tipo de inversiones (riesgo excesivo, inversiones a largo plazo, alta
probabilidad de fracaso, intensivas en mano de obra, impredecibles).
Cada vez más, las empresas están incorporando en sus estructuras empresariales diferentes
formas de organizar su actividad interna. En ellas juega especial relevancia la toma de
decisiones empresariales y quién es el sujeto que lleva a cabo dicha labor dentro de la
empresa. La apertura a un mercado cada vez mayor con la incorporación de España en la Unión
Europea y la necesidad de ampliar el ámbito geográfico de la demanda están haciendo que se
adopten estrategias que hagan favorecer el resultado y la expansión de la empresa. En
consecuencia, las empresas españolas están empezando a tener unas mayores dimensiones y una
competencia mayor en los mercados en los que opera, hecho que les obliga a incorporar a nuevos
miembros dentro de los equipos directivos con el fin de dotar de mayor especialización a las
diferentes tareas que se desarrollan en ellas.
La incorporación de personal externo a la propiedad en las tareas de toma de decisiones
empresariales puede hacer surgir problemas debido a la divergencia en los objetivos buscados por el
propietario no gerente y por el gerente no propietario (Berle y Means, 1932; Jensen y Meckling,
1976; Rodríguez, 1996, entre otros). La separación efectiva que se produce entre propiedad de la
empresa y control de las decisiones gerenciales, como consecuencia de la dispersión del
accionariado entre muchos accionistas y la delegación de la capacidad de decisión en el
gerente profesional, lleva a que se den problemas de apropiación de rentas de control por parte de
los gerentes los cuales actúan en desventaja respecto a los propietarios (Jensen y Meckling, 1979;
Galve y Salas, 1992; Milgrom y Roberts, 1992; entre otros). Es por ello que los propietarios pueden
llegar a incrementar el control sobre las acciones tomadas por los gerentes con el único objetivo de
hacer que la divergencia de intereses tienda a disminuir, de forma que acaben convergiendo en
un objetivo común beneficiando tanto a propietarios como a administradores.
Por otra parte, en los últimos años, las empresas han comprendido la necesidad de fomentar su
capacidad de innovación, hasta el punto de llegar a la “innovación continua” que implica que, en
las organizaciones la innovación no tenga un punto final, es decir, que no se formule para alcanzar
una meta determinada, sino que se incorpore a la propia estrategia de la empresa,
institucionalizándose.
Existe una amplia literatura reciente que trata de estudiar los determinantes de la innovación. Esta
clase de estudios se podrían clasificar en estudios de naturaleza macroeconómica, que intentan
explicar las potencialidades que tienen diferentes unidades geográficas en materia de innovación, y
estudios de naturaleza microeconómica, que tratan de analizan los determinantes internos de la
empresa para explicar el esfuerzo y resultado innovador. En los estudios de corte microeconómico,
algunas cuestiones como el efecto del tamaño o dimensión empresarial, la madurez de la
empresa, el grado de cooperación con otras empresas o la financiación, tanto interna como
externa, han sido analizadas en detalle. Sin embargo ha habido pocos estudios que traten de
explicar el efecto de variables como la estructura de la toma de decisiones o de la propiedad,
consideradas dadas o inobservables, y que podían influir en las decisiones de invertir en la
empresa.
La capacidad de una empresa para innovar depende de una serie de factores, de tal forma que la
existencia o no de los mismos influye favorable o desfavorablemente en el proceso de
innovación. Dichos factores se podrían agrupar en los siguientes grupos:
1.- Existencia de condiciones favorables en la estructura de la demanda o en la dimensión del
mercado, en el ciclo de vida de los productos que fabrica o en la evolución de los medios
científicos y técnicos que pueda utilizar.
2.- Los recursos de la empresa destinados a ingeniería, diseño, investigación y
comercialización.
Además, las condiciones favorables anteriores y la capacidad técnica de la empresa deben estar
integradas en el marco de una estrategia innovadora, y entonces intervienen:
3.- La gestión y organización de la empresa.
4.- Su voluntad en diferenciar sus productos o procesos de los de sus competidores.
Adicionalmente, cuando se estudian los mecanismos de control para paliar los posibles
problemas de agencia surgidos por la separación entre propiedad y control en los puestos de
toma de decisiones, se observa que éstos tienen relación directa con la estructura de
propiedad de las empresas. De esta manera, del análisis que aquí se realice, se podrán extraer
conclusiones sobre si este tipo de mecanismos juegan un papel determinante en las decisiones de
invertir en innovación y de obtener un resultado innovador por parte de las empresas
analizadas.
Es necesario tener en cuenta a la hora de estudiar este tipo de cuestiones las características del
tejido empresarial español, un tejido diverso con empresas de muy diferente tamaño (Paricio,
1993; Melle y Raymond, 2001; entre otros). En España juegan en el mercado empresas
tradicionales marcadas por una dimensión reducida y empresas que han experimentado
un gran crecimiento que poseen una mayor dimensión. Estas empresas compiten con
empresas de naturaleza multinacional y de naturaleza pública, empresas que se caracterizan por
poseer dimensiones mayores y en ocasiones por poseer una marcada concentración en su
estructura de propiedad. Según Galve y Salas (1993), las empresas de tipo familiar poseen una
menor dimensión que las empresas no familiares a fin de mantener el control, pero la menor
dimensión no tiene porque repercutir negativamente en la rentabilidad porque, para un tamaño
dado, la empresa familiar parece ser más eficiente que la no familiar, compensándose así el
impacto negativo de un menor tamaño cuando existe una relación positiva subyacente para
todas las empresas entre tamaño y resultados.
La economía clásica tenía como objetivo el estudio de los mecanismos mediante los cuales los
agentes económicos podían hacer máximas las potencialidades del entorno. En las últimas
décadas ha resurgido una literatura que pretende estudiar dichas potencialidades a nivel de la
empresa. Esta literatura de carácter microeconómico pretende analizar no tanto las ventajas
adquiridas del entorno geográfico o competitivo de las empresas, sino las que nacen en la
organización interna de la misma, descubriéndose la importancia de aspectos relacionados con la
estructura de la organización, como la propiedad o el modo de estructurar la toma de
decisiones empresariales. Rompiendo algunos esquemas de la economía clásica, se han
propuesto metodologías analíticas y desarrollado teorías para facilitar la comprensión del modo de
organizar la toma de decisiones, tomándose el estudio de una economía basada en las
organizaciones (Organizational Economics) como mecanismo alternativo al puro “mercado”.
En los siguientes apartados se realiza un breve apunte de las principales teorías y algunos
conceptos que enmarcarían la literatura basada en la propiedad, el control y la potencialidad de los
recursos internos de la empresa.
Principales teorías de la literatura de propiedad y control de la empresa
La Teoría Económica de las Organizaciones acoge a una serie de teorías que se centran en el
estudio de las diferentes características de la organización y la toma de decisiones
empresariales, de forma que la estructura de la propiedad y control y el diseño organizativo
influyen sobre la eficiencia productiva. Es decir, dos empresas de igual tamaño pero diferente
estructura de propiedad pueden tener diferentes resultados si los costes organizativos de una son
mayores que los de la otra.
Entre las teorías que componen la teoría económica de las organizaciones destacan
principalmente la teoría de las burocracias jerarquizadas, la teoría de los costes de transacción y la
teoría de la agencia.
Teoría de las burocracias jerarquizadas: Esta teoría parte del hecho que la gran empresa
se estructura generalmente por niveles jerárquicos que constituyen a la vez instrumentos de
coordinación y transmisión de información e instrumentos de control y supervisión jerárquica. La
jerarquía realiza imperfectamente estas funciones de manera que, con frecuencia, el grado de
imperfección y con él la eficacia global de la empresa, varían en función del tamaño y la situación
de control de la empresa.
Teoría de la agencia: Se trata de una de las ramas más influyentes dentro de la teoría
económica de las organizaciones. Su aplicación a la empresa donde existen diferentes tipos de
propietarios, accionistas y acreedores que se relacionan a su vez con un administrador no
propietario, reconoce expresamente el conflicto de intereses que existe entre todos ellos y recurre
a los contratos para tratar de superarlo, respetando los límites impuestos por la información
disponible. La estructura contractual elegida incide directamente sobre la eficiencia
afectando a la función de producción, debiéndose contemplar como un elemento más de la
misma. Aproximarse más a la gran empresa real requiere no sólo reconocer los objetivos en
conflicto de propietarios y gestores cambiando la función objetivo de la empresa, sino que
además es necesario incorporar una nueva formalización de la función de producción (Jensen y
Meckling, 1979).
Podríamos definir una “relación de agencia”, según Salas (1996), como la relación que surge
cuando una persona, denominada principal, encarga a otra, denominada agente, la realización de
una tarea o la toma de decisiones en beneficio de la primera, a cambio de una remuneración y
otorgándole amplia capacidad de decisión. La parte fundamental que explica la relación de agencia
es la asimetría informativa, dado que el agente dispone de información especializada sobre su
trabajo a la que el principal no tiene acceso.
Contrariamente a lo que sucede en los contratos explícitos, en los contratos implícitos el principal
no puede conocer con precisión la cantidad y calidad de trabajo de un agente y, por tanto, no
puede establecer los incentivos en función de ello. Ello le obliga a aumentar los recursos invertidos
en el control de los agentes. La tasa de rentabilidad de los recursos invertidos en el control de
agentes disminuye después de cierto nivel y, en la mayoría de los casos, no es rentable tratar
de controlar todos los comportamientos oportunistas implícitos. Por ello, se define el “coste de
agencia” como la pérdida de eficacia en la toma de decisiones debida al hecho que el principal no
sabe si el agente ha tomado su decisión final por ser la más eficiente o si, por el contrario, pudiera
haber tomado otra más eficiente pero no lo ha acabado haciendo.
Uno de los problemas relacionados con la asimetría informativa y motivacional es el riesgo moral
(Holstrom, 1979). El riesgo moral es un problema de incentivos. Ocurre cuando una persona no
es recompensada por lo que hace o cuando no tiene que pagar todos los costes de sus actos.
Podemos identificar una situación de riesgo moral como una situación en la que concurren las
siguientes circunstancias:
En primer lugar, debe haber una potencial divergencia de intereses entre las partes. Los
conflictos de intereses no siempre aparecerán, ni lo harán con todas sus dimensiones. Incluso
los diferentes intereses individuales pueden, desde luego, estar bastante bien armonizados en
determinadas circunstancias. No obstante, los conflictos ocurrirán con frecuencia, aunque sólo
fuera porque la escasez de los recursos significa que lo que tiene una persona no puede tenerlo
otra, lo cual ocurre siempre que existe separación entre propiedad y gestión de la empresa.
En segundo término, debe haber bases para intercambios provechosos u otra forma de
cooperación entre los individuos que activen los intereses divergentes. Hasta este punto, los
simples arreglos de mercado funcionarían: la divergencia de intereses es un factor presente en
casi todos los intercambios y, sin embargo, los intercambios suelen realizarse bastante bien, sin
que se vean interferidos por el riesgo moral.
En tercer lugar, debe haber dificultades para determinar si, en la práctica, los términos del contrato
han sido respetados y para exigir su cumplimiento. Estas dificultades aparecen con frecuencia,
porque el seguimiento de las acciones o la verificación de la información transmitida es costoso o
imposible, existiendo asimetrías informativas.
Jensen y Meckling (1976), apuntaban ya los problemas que podrían surgir por la no identidad
entre directivos o administradores, debido a las discrepancias en sus funciones objetivos, las
posibles asimetrías informativas y los problemas de riesgo moral. Entre otras podríamos decir que
las causas de dichas discrepancias se dan básicamente porque:
Los administradores:
Los gerentes poseen un conocimiento mayor que los propietarios. Los inversores tienen
información de carácter limitada o imprecisa, hecho que hará posible que los gerentes intenten
orientar sus decisiones con el objetivo de favorecer sus propios intereses, aún a costa de reducir
el valor de mercado de las acciones de la empresa y, por lo tanto, la riqueza de los accionistas.
Tienen un conocimiento mayor en muchos campos, lo que podría hacer que se
involucrarán en proyectos de inversión más punteros, que un propietario con un menor
conocimiento no vería viable.
Debido a que no son propietarios, no están identificados con el gasto, por lo que puede que lleven a
cabo proyectos arriesgados dándose problemas de sobreinversión.
Los propietarios:
Las dos razones anteriores pueden llevar a problemas de subinversión en muchos casos, y de
pérdidas de eficiencia por no llevarse a cabo proyectos de alto riesgo y resultado no claro.
Dotación al gerente de parte del capital de la empresa: Este mecanismo actúa como incentivo
para que el gerente opte por una actitud más involucrada en la empresa, con el fin de que las
funciones objetivos de la dirección y la propiedad sean más similares. Según Azofra et al. (1995), el
análisis de la relación entre la participación directiva en el capital y los resultados de la empresa
constituye un test de gran importancia a la hora de contrastar las denominadas hipótesis de
convergencia y atrincheramiento. Mientras la primera de ellas preconiza un incremento en el
rendimiento empresarial conforme aumenta la participación directiva en el capital
produciéndose la convergencia de intereses entre dirección y propiedad, la segunda mantiene
que a partir de cierto umbral dicha tendencia se invertirá ya que los gerentes utilizarán su mayor
participación en la empresa como mecanismo de “atrincheramiento” y protección frente a las
amenazas e intereses del resto
de accionistas.
“Control minoritario”: existe una notable dispersión del accionariado en las grandes
sociedades, de manera que éste es efectivamente “anónimo” y marginalmente irrelevante para el
funcionamiento y decisiones de la sociedad. Se trata del accionista inversor que se preocupa por el
rendimiento y el riesgo de su cartera de inversiones, pero mucho menos de influir en cómo se debe
gestionar cada empresa. Hay una separación entre accionistas, propietarios y gestores que
deciden sobre cómo se emplean los recursos de la sociedad. Sólo recientemente la aparición de
inversores institucionales, con paquetes significativos de acciones e incentivos para supervisar,
ha propiciado la formación de estructuras accionariales algo más concentradas.
Las principales características asociadas a las empresas europeas son las siguientes:
En las empresas del modelo continental (entre ellas, la española) la separación entre la
propiedad y la gestión es menos apreciable, siendo frecuente que los propietarios
participen activamente en la toma de decisiones. Al atenuarse la divergencia de intereses, los
costes de agencia debidos a la separación de la propiedad y el control en las empresas europeas
podrían alcanzar cotas inferiores a los de las empresas estadounidenses, pero surgen otros
problemas como son la elevada concentración de riesgos, la posibilidad de no aprovechar las
ventajas de la especialización (iniciativa directiva, inversiones específicas, etc.) cuando a la
empresa se le presentan oportunidades rentables de crecimiento (Burkart et al., 1997) o la
expropiación de las rentas de los accionistas minoritarios por parte de los mayoritarios (La Porta et
al., 1999).
Relación entre estructura de propiedad e innovación: Literatura empírica previa
De este modo, entre los trabajos que analizan la relación entre estructura de capital y
oportunidades de crecimiento destacan los de Smith y Watts (1992) y el de Lasfer (1995). En el
primero de ellos se analiza como la decisión de financiación, por una parte, y la política de
remuneración a los directivos, por otra, pueden influir sobre las inversiones y oportunidades de
crecimiento a disposición de la empresa, obteniéndose una relación negativa entre las
oportunidades de crecimiento y endeudamiento, hecho que ofrece la posibilidad de regular los
conflictos de agencia que les afectan. El trabajo de Lasfer, por su parte, confirma la influencia
positiva del apalancamiento en aquellos casos donde la empresa no dispone de oportunidades
valiosas de crecimiento, en línea con lo propuesto por Jensen (1986) y Stulz (1990). Asimismo,
Himmelberg et al. (1999), analizan mediante la aplicación de datos de panel, los determinantes del
valor de la empresa, argumentando que la heterogeneidad inobservada genera una
correlación espúrea entre propiedad y oportunidades de crecimiento.
Por otra parte, realizando un pequeño repaso por la literatura que relaciona el ratio Q de Tobin con la
variable “propiedad gerencial”, se observa que la creación de valor no mantiene una relación de
tipo lineal con la propiedad, ya que el valor de la empresa experimenta aumentos y descensos para
diferentes proporciones de propiedad en manos de los directivos. Entre los estudios que analizan
este aspecto, encontramos varios de ellos que obtienen una relación en forma de U invertida (Mørck
et al., 1988; McConnell y Servaes, 1990; Holderness et al., 1999).
El estudio de Kole (1995) examina las diferencias en los trabajos comentados anteriormente y
concluye que las diferencias en el tamaño empresarial pueden conducir a diferencias en las
conclusiones de este tipo de trabajos. Adicionalmente en ellos no se está teniendo en cuenta el
problema de la endogeneidad que posee el uso de la variable “propiedad gerencial” como
variable explicativa, que apunta Jenser y Warner (1988).
Leech y Leahy (1991) llevan a cabo un estudio con datos de empresas británicas que tiene por
objetivo describir la estructura de propiedad de una muestra de empresas grandes y llevar a cabo
un análisis econométrico de sus causas y consecuencias en términos de control e incentivos.
Consideran que la estructura de propiedad y el grado de concentración de la misma tienen un
importante papel en el crecimiento de la empresa, de forma que a través de un modelo de
regresión en el que se incluyen variables relacionadas con las funciones de utilidad de la dirección y
de los accionistas o propietarios, se concluye que la posibilidad de crecimiento de la empresa
depende de la concentración de la propiedad y el control que posee el directivo. Los resultados del
tipo de control indican que, ceteris paribus, aumentos en el control por parte de la propiedad llevan a
incrementos en el grado de valoración de la empresa, en los beneficios y en los dividendos a los
accionistas, así como, tasas mayores del crecimiento de las ventas y de los activos netos. En
cuanto a la concentración de la propiedad, una menor concentración llevará a mayores ratios de
valoración, beneficios marginales y a un mayor crecimiento de los activos.
Así también, para el caso de la concentración de la propiedad y su relación con proyectos
empresariales encontramos el trabajo de Zhang (1998), el cual analiza el efecto de la
estructura de capital sobre las decisiones de inversión cuando la empresa posee una gran
concentración de la propiedad en un accionista adverso al riesgo. Según él, se produce un
problema de subinversión debido al problema de aversión al riesgo por parte de una propiedad muy
concentrada caso que no parece observarse en presencia de una propiedad diversificada en
estructuras atomizadas de accionistas.
Para el caso español Galve y Salas (1993) realizan un estudio empírico con el objetivo de
analizar la composición accionarial de la empresa española y comprobar si existen o no
diferencias en los resultados financieros, atribuibles a la naturaleza del colectivo de propietarios que
controlan la sociedad, detallando el mecanismo a través del cual se traslada la influencia de la
propiedad-control sobre los resultados. Se evidencia una relación positiva entre
concentración de la propiedad y los resultados obtenidos por la entidad. Por otra parte, en el
trabajo de De Andrés-Alonso et al. (2000), con el objetivo de estudiar la incidencia de la
decisión de endeudamiento y de la estructura contractual sobre el valor de mercado de las
empresas, se concluye que existe una influencia nociva en la concentración de la propiedad en
presencia de oportunidades de crecimiento y no se prueba una relación positiva entre la
participación accionarial de los consejeros y la creación de valor en ausencia de oportunidades.
Hasta este punto se ha analizado la literatura de estructura de propiedad y su efecto sobre el
crecimiento de las empresas. Sin embargo no existen a penas trabajos, por lo que conocemos, que
se interesen por el papel que puede jugar la estructura de propiedad de una empresa y la forma en
que se encuentra constituida y gestionada, sobre decisiones tan importantes como la estrategia
innovadora a seguir. Tan sólo en los trabajos de Kraft (1989), Love et al. (1996), Dixon y
Seddighi (1996), Acs y Isberg (1991), Hall (1992) y Chiao (2002), y Francis y Smith (1995) se
analiza algún aspecto relacionado con la estructura de propiedad entre otras cuestiones a la
hora de estudiar la actividad innovadora. Así en el primero de ellos, se analiza una muestra de
empresas escocesas, llegando a la conclusión de que la propiedad de naturaleza extranjera
tiene un efecto positivo en la probabilidad de que una empresa situada en Escocia obtenga
innovaciones de producto. El trabajo de Kraft, introduce la idea formulada por la teoría de gerencial
(managerial capitalism), parte de la idea de que los directivos sin participación del capital
están más orientados hacia la obtención de un mayor crecimiento empresarial que los directivos
con participación en el capital. Según él, el crecimiento además de otras cuestiones está
constituido por la innovación empresarial. Partiendo de este argumento se esperaría un efecto
positivo de la acción de los directivos. Sin embargo, según él, se tendría que tener en cuenta el
efecto que provocaría una mala gestión o una gestión demasiado arriesgada sobre el empleo del
directivo que podría llevar a que él prefiriera no asumir grandes inversiones inciertas con el fin de
mantener su puesto de trabajo. Por ello se analiza el incentivo de dotar al directivo de parte del
capital y se observa como éste tiene un efecto positivo sobre la obtención de innovaciones de
producto. En el trabajo de Dixon y Seddighi, realizado para una muestra de empresas
inglesas, se analiza el efecto de la naturaleza de la propiedad (nacional o extranjera) resultando
tanto en este trabajo como en el de Acs y Isberg independiente de la innovación llevada a cabo por
la empresa. Hall analiza el papel de la deuda en la inversiones de I+D, concluyendo que las
empresas prefieren financiar con deuda los activos físicos y utilizar los fondos propios para financiar
activos más arriesgados como serían aquellos relacionados con las actividades innovadoras
empresariales. Siguiendo las hipótesis de Hall, Chiao realiza un estudio de la influencia de la deuda
sobre las inversiones en capital físico y las inversiones en I+D, obteniendo que en las empresas
pertenecientes a sectores de oportunidad tecnológica baja se observa como la financiación con
deuda es un recurso tanto para financiar activos físicos como proyectos arriesgados; en cambio, en
el caso de las empresas de alto contenido tecnológico se observa como la deuda sólo se utiliza
para financiar capital físico. Finalmente, el trabajo de Francis y Smith analiza la relación empírica
entre la estructura de la propiedad empresarial y la innovación. Ellos contrastan la hipótesis que
las empresas con un control difuso en su propiedad son menos innovadoras que las empresas
con una concentración de la propiedad mayor por parte de los directivos o por parte de inversores
externos. Sus resultados son consistentes con el hecho que la propiedad concentrada y el
control por parte de los accionistas son efectivos para mitigar los costes de agencia y de
contratación asociados con las inversiones relacionadas con el proceso innovador de la empresa.
BASE DE DATOS
La base de datos empleada para analizar el efecto de la estructura de propiedad y control
sobre el proceso innovador empresarial es la Encuesta sobre estrategias empresariales
(ESEE) que elabora la Fundación Empresa Pública por encargo del Ministerio de Industria,
Turismo y Comercio. En la actualidad, la ESEE es cofinanciada por dicho Ministerio y diversas
instituciones (Fundación Empresa Pública y BBVA), además de recibir ayudas concretas de
otras como la Consejería de Economía y Empleo de la Comunidad de Madrid y Endesa. El
Programa de Investigaciones Económicas de la Fundación Empresa Pública diseñó la
encuesta, supervisa su realización anual y mantiene la base de datos.
Respecto a sus contenidos informativos, la encuesta está orientada a captar sobre todo
información sobre las estrategias de las empresas, es decir, sobre aquellas decisiones que
adoptan sobre los instrumentos de competencia a su alcance, como es su comportamiento
competitivo internacional. Estos instrumentos se consideran en un sentido amplio y abarcan
desde los más flexibles, de frecuente variación en el corto plazo (precios), hasta los que
requieren plazos de tiempo más dilatados (gastos de I+D).
Una de las características que diferencia a la ESEE de otras estadísticas sobre empresas es su
objetivo explícito de generar información con una estructura de panel, si bien, como más
adelante se detalla, al respecto se plantean ciertos problemas, dado que las empresas de la
encuesta no son siempre las mismas, debido a su inevitable proceso de nacimiento y
desaparición. Al ser las empresas entidades complejas que experimentan cambios que
modifican su naturaleza jurídica, ha sido necesario llevar a cabo un registro lo más sistemático
posible de estas incidencias. La ESEE recoge un abanico bastante amplio de decisiones que
implican alteraciones extraordinarias en la vida de las empresas, y que es necesario controlar para
asegurar la comparabilidad interanual de sus datos: fusiones, absorciones, escisiones,
expedientes de regulación de empleo, segregaciones de plantilla o de activos materiales, etc. Por
otra parte, esto ha obligado a un esfuerzo específico de depuración y validación de la
información suministrada por las empresas para asegurar su calidad y consistencia temporal.
Toda la información contenida en la ESEE está sometida a controles de validación y de
consistencia lógica, sin que en ningún caso se proceda a la imputación de valores cuando hay falta
de respuesta de la empresa.
Respecto a su cobertura, la población de referencia de la ESEE son las empresas con 10 y más
trabajadores de lo que se conoce habitualmente como industria manufacturera. El ámbito geográfico
de referencia es el conjunto del territorio nacional, y las variables tienen dimensión temporal anual.
Una de las características más destacadas de la ESEE es su representatividad. La
selección inicial de empresas se realizó combinando criterios de exhaustividad y de muestreo
aleatorio. En el primer grupo se incluyeron las empresas de más de 200 trabajadores, a las que se
requirió exhaustivamente su participación. El segundo grupo quedó formado por las empresas con
empleo comprendido entre 10 y 200 trabajadores, que fueron seleccionadas por muestreo
estratificado, proporcional con restricciones y sistemático con arranque aleatorio. Se trata de un
muestreo aleatorio de los cruces de las 21 actividades manufactureras de la Clasificación Nacional de
Actividades Económicas (CNAE) a dos dígitos y cuatro intervalos de empleo: 2-10, 21-50, 51-100 y
100-200 trabajadores. En el primer año, 1990, se encuestaron 2.188 empresas seleccionadas con los
criterios indicados.
Posteriormente, se ha puesto especial atención en mantener su representatividad respecto a la
población de referencia. Los esfuerzos se han orientado, por una parte, a reducir en lo posible el
deterioro de la muestra inicial, evitando el decaimiento de la colaboración de las empresas y, por
otra parte, a incorporar cada año a la encuesta todas las empresas de nueva creación mayores
de 200 trabajadores y una muestra seleccionada aleatoriamente que representa
aproximadamente el 5 % de las empresas nuevas entre 10 y 200 trabajadores.
La ESEE cuenta con alguna que otra debilidad. En cuanto a su contenido está orientada a
captar fundamentalmente información sobre las estrategias de las empresas, lo que nos ha
hecho posible relacionar características de la empresa, como son su tamaño, edad, sector de
actividad, el ámbito geográfico del mercado y aspectos relacionados con su esfuerzo o
resultado innovador determinantes para nuestro estudio. Sin embargo, como indica Melle
(2000), la explotación de la ESEE para analizar aspectos financieros presenta, al propio
tiempo, dos puntos débiles: en primer lugar, la información económico-financiera obtenida
mediante una encuesta ofrece una fiabilidad menor que la de otras bases como la de los
registros mercantiles, la Central de Balances o la Comisión Nacional del Mercado de Valores, y en
segundo lugar, al ser una encuesta diseñada para medir fundamentalmente aspectos
estratégicos de las empresas, contiene pocos indicadores que permitan evaluar sus decisiones
financieras. Precisamente por ese motivo no se han podido contrastar determinadas hipótesis
sobre la estructura de capital de las empresas que exigían la cuantificación de algunas
variables para las que no existía información en la ESEE.
Para observar el efecto del control externo ejercido por el mercado bursátil se analizará una
variable dicotómica que toma valor la unidad cuando la empresa cotiza en bolsa y valor nulo en caso
contrario.
Otro tipo de control externo o indirecto que influye sobre las decisiones tomadas por el gerente es la
utilización de financiación externa o en forma de deuda. Para observar el efecto de dicho
mecanismo se analizará la ratio del porcentaje de financiación con deuda respecto a la financiación
total de la empresa.
Como hemos comentado con anterioridad, las dos situaciones más propicias para encontrarnos con
problemas de agencia en la toma de decisiones empresariales son la incorporación de personal
externo a la propiedad en puestos de dirección (situación que designaremos como manager
control) y la situación en la que la propiedad se encuentra repartida entre muchos propietarios de
manera no significativa (situación de control difuso), en contraposición al caso de una
concentración elevada de la propiedad (situación de control efectivo) y propietarios en puestos de
toma de decisiones (Situación de ownership control), en la que la posibilidad de encontrarnos con
problemas de agencia quedan minimizados. Según el gráfico 1, en que se realiza un análisis de
la evolución del porcentaje de empresas que poseen una situación de concentración elevada de
la propiedad y propietarios en puestos de toma de decisiones, se puede observar como un gran
porcentaje de empresas, entre el 50% y el 60% presentan una estructura de propiedad y control
que permite paliar sus problemas de agencia. Además, se puede observar como este porcentaje
ha experimentado un aumento, si bien muy ligero, a lo
largo de los años analizados. Para analizar más detenidamente la aplicación de
estos mecanismos, en los siguientes subapartados se realiza un estudio de los mismos
teniendo en cuenta aspectos tan importantes como el tamaño o la madurez empresarial de
las empresas analizadas.
80
70
60
50
40
30
20
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
Sin distinguir entre tamaños, se observa que este mecanismo de control es utilizado por
parte
de aproximadamente el 40% de las empresas manufactureras españolas, con una
tendencia ligeramente decreciente a lo largo de la década de los años noventa.
>39 años
entre 33 y 39
entre 27 y 33
entre 17 y 27
entre 11 y 17
entre 7 y 11
entre 5 y 7
<5 años
0 20 40 60 80 100
100
90
80
70
60
50
40
30
20
Galicia
Murcia
Cataluña
Cantabria
10
0
Canarias
Andalucía
Asturias
La Rioja
Com.Valenciana
Castilla Mancha
Madrid
Castilla León
Extremadura
País Vasco
Navarra
Aragón
Baleares
Cabría esperar que aquellos sectores con un alto contenido tecnológico incorporaran personal
especializado en los puestos de toma de decisiones. Para observar más detenidamente este
8
hecho se analizan los diferentes sectores en función de su oportunidad tecnológica .
Como se observa en el gráfico 5, aquellos sectores que poseen una oportunidad tecnológica
mayor poseen porcentajes más elevados de este mecanismo. Si bien podría pensarse que
en estos sectores pudiera existir una mayor necesidad de personal especializado en la
toma de decisiones, la evidencia empírica demuestra que los propietarios participan en la
toma de decisiones proporcionalmente al comportamiento tecnológico de la actividad de la
empresa. Por último, analizando la evolución a lo largo del tiempo todos los sectores
parecen haber experimentado un incremento en la incorporación de propietarios en
puestos de toma de decisiones.
1998
1994 oport.alta
oport.media
oport.baja
1991
0 20 40 60 80 100
Concentración de la propiedad
Con el fin de realizar un análisis de la evolución a lo largo de los años de la muestra
del mecanismo de control basado en la concentración del capital, centramos ahora nuestro
análisis
en el porcentaje de empresas de la categoría “control efectivo”, es decir, aquellas
empresas que poseen una concentración del capital mayor al 50% en manos de una sola
persona o grupo de empresas.
100
90
80
70
60
50
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
>39 años
entre 33 y 39
entre 27 y 33
entre 17 y 27
entre 11 y 17
entre 7 y 11
entre 5 y 7
<5 años
0 10 20 30 40 50 60
Del mismo modo que se hizo con la incorporación de propietarios en puestos de dirección, para
el mecanismo de concentración de la propiedad se presenta el gráfico 8, con el fin de ver la
utilización de dicho mecanismo en las distintas CC.AA. La primera conclusión a extraer es la
gran concentración que experimentan las empresas españolas en todas las CC.AA. Como se
puede observar en el gráfico no parece encontrarse un comportamiento homogéneo en la
evolución de la concentración de la propiedad teniendo en cuenta la comunidad autónoma.
Existen comunidades como es el caso de Baleares, Aragón o Navarra que experimentan un
descenso en la concentración; sin embargo otras comunidades como Canarias o el País Vasco
han llevado a cabo medidas de incrementos de concentración de la propiedad en sus
empresas.
100
90
80
70
60
50
40
30
20
Navarra
La Rioja
Canarias
Andalucía
Galicia
Madrid
Murcia
Asturias
Cataluña
10
0
Aragón
Baleares
Cantabria
Com.Valenciana
Castilla Mancha
Extremadura
Castilla León
País Vasco
Gráfico 9. Empresas con control efectivo según oportunidad tecnológica del sector de
actividad
1998
1994 oport.alta
oport.media
oport.baja
1991
80 85 90 95 100
Otro de los mecanismos más utilizados como control a la gestión de los directivos es
la utilización de financiación externa. Este mecanismo es un mecanismo de control indirecto
ya que no es la propiedad la que controla las acciones de los directivos, si no que se trata del
que
Cuadro 1. Porcentaje de financiación en forma deuda sobre la financiación total, año 1994
Tamaño empresarial Media N Desv. Típ.
<= 200 trabajadores 59,53% 1.173 0,244
>200 trabajadores 55,79% 594 0,212
To 58,27% 1.767 1
0,234
tal 8
Gráfico 10. Evolución del % de empresas con financiación en forma de deuda en función de
la forma jurídica
Otras
Coop.Trabajo
SAL
SL
SA
E.Individual
90 92 94 96 98 100
1994 1998
2000
Se observa, por tanto que prácticamente todas las empresas requieren financiación externa
para realizar sus inversiones. La menor utilización de financiación externa por parte de la
empresa individual en comparación con las otras formas jurídicas podría deberse a la debilidad
de la estructura financiera de la empresa de reducida dimensión. De Obesso y Saiz (1999)
destacan tres de los principales motivos de dicha debilidad: la rigidez del mercado español para
incorporar recursos a largo plazo a la PYME, mientras que la gran empresa cuenta con
mayores posibilidades de acceder a la Bolsa de valores o de captar capitales; el difícil acceso
de las PYME a instrumentos de financiación alternativos a la bancaria, como la emisión de
9 La variable forma jurídica clasifica a las empresas teniendo en cuenta su forma legal. Las
diferentes categorías que la
componen son: empresa individual, sociedad limitada, sociedad anónima, sociedad anónima
laboral, cooperativa de trabajo y otras.
empréstitos o pagarés, de coste inferior a los créditos y, por último, los mayores costes y
menores períodos de amortización para las operaciones financieras tradicionales de las PYME.
La dificultad de evaluar la viabilidad de los planes de inversión de la PYME se sustituye por la
exigencia de garantía real o personal y primas de riesgo adicionales.
Otro de los mecanismos que podría ser utilizado por las empresas para mitigar posibles
problemas de asimetrías de la información sería la utilización del mercado bursátil o el
mecanismo de cotización en bolsa. Como podemos ver en el gráfico 11, existe una diferencia
notable en el porcentaje de empresas que deciden incorporarse al mercado bursátil teniendo
en cuenta el tamaño empresarial. Se observa, como era de esperar, que las empresas de
mayor tamaño poseen un porcentaje mayor de empresas que cotizan en el mercado bursátil
aunque este porcentaje parece haber descendido a lo largo del tiempo. En cuanto a las
empresas de tamaño menor se observa que aumenta el porcentaje de empresas que cotizan
en el mercado bursátil pero hay que tener en cuenta que el porcentaje es muy reducido.
Gráfico 11. Porcentaje de empresas que cotizan en bolsa en función del tamaño empresarial
40
35
30
25
20
15
10
5
0
1990 1994 1999 2000
La variable INNOV es una variable dicotómica que toma valor uno cuando la empresa
lleva a cabo gastos de investigación y desarrollo en cada uno de los años y valor nulo
en caso contrario. Mediante el uso de esta variable podremos analizar cuales son los
determinantes de
la decisión de llevar a cabo inversiones en innovación. Con el fin de analizar la intensidad
en el
esfuerzo innovador llevado a cabo por la empresa se construye la variable EFFORT,
variable que presenta la proporción de gastos de I+D por empleado realizados cada año en la
empresa.
Tal y como comentábamos en apartados anteriores, una de las características que más
importancia tienen en la estructura de propiedad de la empresa es el grado de concentración
de la propiedad. La variable SHARE muestra el efecto del porcentaje de participación del
accionista mayoritario. Altas tasas de concentración de la propiedad en pocas manos actuará
como mecanismo de control de los problemas de agencia nacidos por la no identidad de control
y propiedad. Este mecanismo tiene asociada una serie de desventajas, debido al incremento
del riesgo por parte de los propietarios, menor liquidez en mercado y menores oportunidades
para negociar los valores empresariales.
Con el fin de analizar la influencia del control indirecto ejercido sobre las decisiones
empresariales de la financiación externa o en forma de deuda, se incluye la variable DEBT la
cual muestra la ratio de financiación en forma de deuda sobre la financiación total de la
empresa. Algunos autores encuentran un efecto ambiguo en la utilización de financiación
externa como mecanismo para solucionar los problemas de agencia (Hall, 1992; Chiao, 2002).
Desde un punto de vista teórico, la teoría de los costes de transacción y la teoría de la agencia
argumentan que la financiación con deuda puede desanimar a que se lleven a cabo actividades
innovadoras. La teoría de los costes de transacción analiza el hecho que la intangibilidad y la
especificidad de las inversiones tecnológicas aumenta los costes de transacción y disuade el
llevarse a cabo la financiación con deuda. La teoría de la agencia muestra que el alto riesgo de
ese tipo de actividades y la aparición de asimetrías informativas causan problemas con la
financiación en forma de deuda (en Galende y De la Fuente, 2003). Un aumento en el nivel del
endeudamiento puede llevar a que se incrementen los conflictos entre los tenedores de la
deuda y los accionistas. Sin embargo, este aumento puede llevar a que se mitiguen las
diferencias entre los accionistas internos y externos y la dirección de la empresa, además de
incrementar la información disponible para llevar a cabo previsiones de la actividad económica.
Jensen y Meckling (1976) argumentan que la financiación en forma de deuda podría llevar a
que se adoptaran inversiones con un riesgo excesivo. Según ellos, los accionistas preferirán
cubrir los gastos de inversiones arriesgadas con financiación externa debido a que el resultado
final recaerá sobre los tenedores de la deuda. En cambio, los tenedores de la deuda no
ofrecerán financiación para proyectos arriesgados con el fin de recuperar al final el valor de su
contribución.
Para observar el efecto del control externo ejercido por el mercado bursátil se analizará la
variable dicotómica STOCK, variable que toma valor la unidad cuando la empresa cotiza en
bolsa y valor nulo en caso contrario.
Por último, se incluyen dos variables para analizar el efecto que tiene poseer una composición
de la propiedad de naturaleza extranjera o pública. Así se incluyen dos variables dicotómicas
EXT y PUB, que toman el valor uno cuando la empresa posee participación de capital
extranjero o público y valor nulo en caso contrario.
Destaca el bajo valor de la media en la variable ESF, que recoge los gastos de I+D
por trabajador en el año analizado. Ello nos da muestras del bajo esfuerzo que realizan
las empresas españolas en inversión en I+D, si bien se observa un incremento considerable
en el tiempo. En cuanto a la media del tamaño y la edad de las empresas consideradas,
cabe destacar el hecho de que estamos hablando de empresas de gran tamaño (278
trabajadores de media), que se ha mantenido prácticamente estable con el paso del
tiempo, y con una media de edad de 23 años.
Por último, con respecto a este cuadro destacar el valor nulo de la mediana en muchas de
las variables de nuestro estudio, lo que nos da muestras de la gran homogeneidad de
las empresas españolas, principalmente en el caso de las variables de estructura de
propiedad (SHARE, EXT, PUB y OWN). En cuanto a las medianas de las otras variables es
destacable el bajo valor de la mediana en las variables tamaño y esfuerzo innovador muy por
debajo de los valores medios de dichas variables.
En cuanto a la variable que nos indica si la empresa cotiza o no en bolsa (COTIZ), destaca
el hecho de que prácticamente el total de las empresas que cotizan en bolsa realizan
inversiones en innovación. Por otra parte, como era de esperar la categoría de la variable
oportunidad tecnológica (OPORT) que presenta un mayor porcentaje de inversión en I+D es
la categoría “oportunidad tecnológica alta”, obteniéndose que la mitad de las empresas de
dicha categoría tienen gastos de I+D. Por último, el cuadro muestra el análisis para el
ámbito geográfico del mercado principal (MARKET). Se observa cómo a medida que aumenta
el ámbito geográfico el porcentaje de empresas que realizan inversión en innovación
aumenta. Comparando los dos años analizados, vemos que no se produce un incremento
en todas las categorías de esta variable como ocurría en la mayoría de las otras variables
analizadas en el cuadro. Así en los ámbitos geográficos más amplios “conjunto nacional”,
“extranjero” y “España y extranjero” en lugar de experimentar un aumento del porcentaje,
como en principio cabría esperar, se produce un descenso del mismo.
Si analizamos el cuadro 4 en el que se presenta el porcentaje de empresas que afirman
haber obtenido un resultado formalizado de la innovación realizada, destaca el reducido
porcentaje de empresas que registran patentes, patentes en el extranjero o modelos de
utilidad en los años analizados, si bien el mismo experimenta un leve aumento con el paso del
tiempo.
En cuanto a las distintas categorías de empresas analizadas, en relación a la variable
forma jurídica (FORM) destaca el hecho de que la categoría “empresa individual”
presente un porcentaje nulo para los dos años analizados. Los mayores porcentajes los
encontramos en las categorías “sociedad anónima” y “cooperativa de trabajo” para los dos
años analizados. Como comentario adicional en cuanto a la variable FORM destaca que
todas las categorías, excepto la “sociedad limitada”, experimentan un aumento de empresas
con resultado innovador con el paso del tiempo.
Con respecto a la variable que nos indica si la empresa cotiza o no en bolsa (COTIZ),
destaca la diferencia de los porcentajes en los dos años analizados, si bien en los dos
años las empresas que no cotizan en bolsa tienen un porcentaje reducido, es interesante
observar el gran aumento que experimenta el porcentaje de aquellas empresas que
cotizan en bolsa y obtienen un resultado formalizado de la innovación realizada con el
paso del tiempo. Prácticamente la totalidad de empresas que pertenecen a esta categoría
obtienen un resultado de la innovación realizada en el año 2000.
Como era de esperar e igual que ocurría en el cuadro 3 (gastos de I+D) los porcentajes
en relación a la variable oportunidad tecnológica del sector (OPORT) aumentan a medida
que aumenta dicha oportunidad tecnológica, es decir, la categoría que presenta un
mayor porcentaje de empresas con resultados de la innovación es “sector oportunidad
tecnológica alta”. Con respecto a la comparación entre los años analizados, aunque aumenta
el porcentaje para la categoría inferior a lo largo del tiempo, no es así para las categorías
superiores.
Por último, en relación al ámbito geográfico del mercado principal (MARKET), destaca que
la categoría menor “ámbito geográfico local” presentaría un porcentaje mayor que la
siguiente a ella “provincial” y lo mismo ocurre con la categoría “extranjero” y la
inmediatamente superior “España y extranjero”. Destaca, como era de esperar, que a
lo largo del tiempo estos porcentajes aumentan para cada una de las categorías analizadas,
excepto para las categorías “ámbito geográfico regional” y “ámbito geográfico nacional”.
6. METODOLOGÍA ECONOMÉTRICA
Dado que nuestro objetivo se centra en el análisis del impacto que diferentes variables
que describen la estructura de propiedad y de control pueden tener sobre la inversión de
I+D y sobre el resultado conseguido de la misma, deberemos tener en cuenta diferentes
modelos a la hora de analizar cada uno de estos dos aspectos de las actividades
innovadoras empresariales.
6.1. Modelos para analizar la probabilidad de llevar a cabo inversiones en
I+D
Aunque existen muchos estudios que contienen modelos que analizan los determinantes
de la decisión de invertir en I+D a nivel empresarial (Beneito, 2003; Crépon et al., 1996;
Dixon y Seddighi, 1996; Galende y Suárez, 1999; Geroski y Pomroy, 1990; Love et al.,
1996; entre otros), hay muy pocos que incluyan variables relacionadas con la estructura de
propiedad y control de la empresa.
Teniendo en cuenta las hipótesis que nosotros queremos contrastar, el modelo que se
acabará estimando seguirá la expresión siguiente:
Y por último, dada la importancia de la estructura del mercado en el que opera la empresa,
se
ha incluido la variable dicotómica MARKET. Esta variable muestra el efecto que tiene
la decisión por parte de la empresa de expandir su mercado a un ámbito geográfico mayor
sobre
la actividad innovadora realizada. Esta variable también explica el efecto que tiene la
demanda
de mercado en las decisiones relacionadas con el proceso innovador y las diferentes tipos
de competencia a la que se enfrenta dependiendo si el mercado posee un ámbito
geográfico superior al mercado nacional. La literatura empírica en muchas ocasiones
aproxima está idea analizando el efecto de la actividad exportadora sobre las actividades de
innovación realizadas.
el cual contiene las mismas variables explicativas que las incorporadas en el modelo
anterior.
Las variables explicativas del modelo son las mismas que las que se han incorporado en
los modelos presentados previamente, si bien añadiendo la variable EFFORT que
recoge el esfuerzo innovador de la empresa.
la I+D
Finalmente, el cuarto modelo implementado en nuestro estudio está centrado en el análisis del
output de I+D y está basado en los trabajos desarrollados por Griliches. La Función de
Producción de Conocimientos fue originalmente desarrollada por Griliches (1979,1986) y es
visualizada como un función de tipo Cobb-Douglas que incluye diferentes factores de
producción de conocimientos como son los gastos de I+D llevados a cabo por la empresa
(Pakes y Griliches, 1984; Hausman et al., 1984; Acs y Audretsch, 1988; Crépon y Duguet,
1997; Blundell et al., 1995).
Uno de los modelos para datos de recuento más comúnmente aplicados es el modelo de
regresión Poisson, en donde el número de eventos, teniendo en cuenta una serie de
regresores X, se aproxima mediante el uso de una función de densidad con una distribución de
tipo Poisson. Siguiendo el trabajo realizado por Hausman, Hall y Griliches (1984) o el manual
de Cameron y Trivedi (1998) podríamos formular el modelo poisson con datos de panel como
el siguiente:
donde wi es el peso que se le da a i en el panel, si no especificamos ningún peso wi es
igual a la unidad.
Además para tener en cuenta el problema de la sobredispersión en los datos observados,
se ha pasado ha estimar un modelo negativo binomial.
Para analizar con más detalle como influye la naturaleza de la propiedad sobre la probabilidad
de llevar a cabo inversiones relacionadas con la I+D en la empresa, se ha llevado a cabo el
análisis del modelo 1 bis, el cual incluye dos variables explicativas adicionales, que la empresa
posea propiedad extranjera (EXT) y que la propiedad sea pública (PUB). Podemos observar
como el efecto de este tipo de variables es significativo y positivo. La explicación se podría
encontrar que en los dos casos nos encontraríamos con un tipo de propiedad que no posee un
control directo sobre la actuación del directivo, ya que en los dos casos se tratan en la mayoría
de casos de propietarios que dejarán en manos de la dirección cualquier tipo de decisiones, no
teniendo ésta sobre sus espaldas la asunción del riesgo y sabiendo (dada su mayor
experiencia) que para las oportunidades de crecimiento empresarial resulta sumamente
importante el llevar a cabo inversiones en innovación, por lo que decidirá llevarlas a cabo. Este
resultado es similar al obtenido por los autores Buesa y Molero (1996), que realizan un estudio
para una muestra de empresas madrileñas, donde la probabilidad de llevar a cabo innovación
era mayor en el colectivo de empresas que poseían un control extranjero o público.
Con respecto a las variables que la literatura define como de estructura interna, se observa a
grandes rasgos como son significativas y con los signos que cabría esperar dada la literatura
existente para este tipo de análisis. Como era de esperar, tanto el tamaño (SIZE) como la edad
(AGE) de la empresa presentan un parámetro significativo y positivo, por lo que se concluye
que a mayor tamaño y mayor edad de la empresa, mayor probabilidad de incurrir en gastos de
I+D. Este resultado es acorde a los obtenidos por muchos autores. Respecto al tamaño
empresarial, nuestro resultado muestra la influencia apuntada por Schumpeter (1942), y otros
estudios con un resultado positivo en la relación entre tamaño e innovación (Scherer, 1992;
Scherer y Ross, 1990; Love et al., 1990; Cohen y Kleeper, 1996; Crépon et al., 1998; entre
otros). Para el caso español, existen muchos estudios que confirman el efecto positivo del
tamaño sobre la innovación empresarial (Beneito, 2002, 2003; Busom, 1993; Fariñas y Huergo,
1999; Gumbau, 1994, 1997; Labeaga y Martinez-Ros, 1994; Molero y Buesa, 1996; entre otros)
los cuales han llegado a la misma conclusión que Schumpeter, especialmente en el caso de los
sectores manufactureros. Existen trabajos teóricos que argumentan que las empresas de
mayor tamaño cuentan con potencialidades como son la obtención de economías de escala, la
disminución del riesgo, mayor mercado o mayores posibilidades de apropiación (Fernández,
1996) que avalarían el resultado obtenido.
La variable edad (AGE) también ha sido uno de los determinantes más contrastados por la
literatura llegando en la mayoría de las ocasiones a la conclusión extraída por nosotros, de que
a mayor edad empresarial mayor probabilidad de incurrir en gastos de I+D. Se trata de una
variable que se usa comúnmente para medir la experiencia y el aprendizaje de las empresas,
factores relacionados con los recursos organizativos y la experiencia y el conocimiento
acumulado. Existen algunos autores que verifican el impacto positivo de la edad sobre la
actividad innovadora para el caso español (Busom, 1993; Gumbau, 1997; y otros). Sin
embargo, existe un trabajo de Molero y Buesa (1996) el que nos muestra como las empresas
de menor edad dedican más recursos a la innovación, por lo que algunos resultados contrarios
podrían ser encontrados en la literatura.
En cuanto a la variable oportunidad tecnológica del sector se observa como aquellas empresas
que presentan una oportunidad tecnológica baja (LOW) tienen menor probabilidad de llevar a
cabo I+D que las de la variable dicotómica omitida (oportunidad tecnológica media) y por el
contrario, resultado que era en principio esperable, las de mayor oportunidad tecnológica
(HIGH) poseen una probabilidad mayor de incurrir en gastos de I+D. Muchos autores han
obtenido también estas mismas conclusiones: la pertenencia a un sector de actividad de
complejidad tecnológica alta es determinante a la hora de innovar (por ejemplo, Scherer, 1965;
Kraft, 1989; Cohen y Levin, 1989; Paricio, 1993; Gumbau, 1994, 1997; Coronado y Acosta,
1999).
Por último, la variable que refleja el ámbito geográfico del mercado principal en el que opera la
empresa (MARKET) recoge el efecto que sobre la decisión de invertir puede tener el hecho de
que una empresa haya decidido ampliar su mercado a un ámbito mayor. Esta variable recoge
diferentes cuestiones. En primer lugar, nos encontramos con el hecho de que las empresas
que se clasifican en las categorías de mayor ámbito geográfico (nacional y extranjero), en
principio, se tratarían de empresas de mayor tamaño e incluso que pertenecen a una etapa de
madurez mayor. Adicionalmente, esta variable recoge el efecto de la demanda sobre las
decisiones de invertir en mejorar el producto, de forma que en ámbitos geográficos superiores
12
iguales al ámbito nacional, son determinantes las innovaciones de producto . Juegan un
importante papel aquí las condiciones de enfrentarse a un ámbito geográfico mayor: la
competencia internacional es más diversa y difícil que la de ámbitos geográficos más
reducidos, debiendo mejorar sus capacidades internas a través de gastos de publicidad o
innovación más arriesgados con el fin de conseguir una cuota de mercado segura.
Observamos que se trata de una variable significativa y con parámetro positivo. Este resultado
corrobora el obtenido en otros estudios como el de Dixon y Seddighi (1996), Mansfield
(1981,1986), Geroski (1990), Love et al. (1996) y Gumbau (1997), Crépon et al. (1998).
En cuanto a las variables que nos muestran la separación entre propiedad y control (OWN)
y la cotización en bolsa (STOCK), parecen no poseer ningún efecto significativo sobre la
intensidad de la inversión en I+D empresarial por trabajador en el caso de la industria
manufacturera española.
La naturaleza de la propiedad (modelo 2 bis) parece ser significativa en el caso de la
propiedad extranjera. Los resultados muestran que a mayor porcentaje de propiedad
extranjera en las empresas (EXT), mayor es la proporción de inversión en investigación
y desarrollo por trabajador en la empresa. Según Busom (1993), la participación de capital
público o de capital extranjero en la empresa puede afectar a las inversiones
relacionadas con la I+D de la empresa, debido a dos aspectos principalmente. El primero
de ellos, sería el facilitar el acceso a la información tecnológica y/o a los mercados de
capitales o a la financiación. Los inversores extranjeros pueden llevar a cabo
diversificación de riesgos y, por tanto, estar más predispuestos a invertir en proyectos
de investigación. En cuanto a la propiedad de naturaleza pública (PUB), parece no tener
ningún efecto significativo sobre la intensidad de inversión en innovación realizada por la
empresa.
Las variables que nos dan a conocer las características internas de la empresa muestran los
resultados en principio esperables. Así, el tamaño empresarial (SIZE) parece tener un efecto
significativo y positivo sobre la intensidad de la inversión en I+D de la empresa (González y
Jaumandreu, 1998; Gumbau, 1997; Paricio, 1993). De igual forma la edad empresarial (AGE)
afecta de forma significativa y positiva, a medida que la empresa se va haciendo más madura
el esfuerzo que dedica por empleado a la inversión en investigación y desarrollo aumenta.
Las empresas pertenecientes a sectores de oportunidad tecnológica elevada (HIGH) parece
tener una mayor intensidad en inversión en innovación como cabria suponer. Este resultado
está en línea con los resultados obtenidos por otros autores para el caso español (Busom,
1993; Gumbau, 1997; Paricio, 1993). Resultado que no parece observarse para el caso de las
empresas pertenecientes a sectores con menores oportunidades tecnológicas (LOW).
Por último, el poseer un ámbito geográfico del mercado elevado (MARKET) tiene un efecto
significativo y positivo sobre la intensidad del esfuerzo innovador empresarial. Nuestro artículo
obtiene el mismo resultado que el trabajo realizado por González y Jaumandreu (1998) también
para el caso de las manufacturas españolas. Las empresas que tienen un mercado mayor o
igual al ámbito nacional tienen mayor gasto en I+D por empleado que las empresas que operan
en mercados menores al ámbito geográfico estatal. En el trabajo de Crépon et al. (1998) se
incorporan algunas variables relacionadas también con la estructura de mercado en la que
opera la empresa, encontrando también un efecto positivo de la cuota de mercado alcanzada
por la empresa y de la diversificación competitiva sobre la intensidad de la innovación
realizada.
Tras haber visto la influencia de las diferentes variables de estructura interna y de propiedad y
control sobre las decisiones de innovar, pasamos ahora a analizar los resultados obtenidos de
la estimación del modelo que analiza la influencia de dichas variables sobre el resultado
formalizado de I+D. Como una primera aproximación y con la misma metodología utilizada por
otros autores llevamos a cabo la estimación de dos modelos de elección discreta para explicar
el efecto de las variables internas y de estructura de propiedad sobre la decisión de formalizar
el resultado de innovación obtenido por la empresa, el logístico y el probabilístico (cuadro 7).
Como se observa en la estimación obtenida del modelo, la variable esfuerzo en I+D (EFFORT)
es significativa y con parámetro positivo, resultado que era de esperar, por lo que a un mayor
esfuerzo en I+D se obtendrán mayores resultados en I+D, en el sentido de que aumentará la
probabilidad de que la empresa haya patentado alguna innovación o haya registrado algún
modelo de utilidad, resultado similar al obtenido por otros autores (Love et al., 1996; Beneito,
2003; entre otros).
Como nosotros esperábamos, la variable interna que explica el tamaño empresarial (SIZE)
presenta en la mayoría de modelos un parámetro significativo y positivo, mostrando que a
medida que la empresa crece en tamaño mayor es la probabilidad de que obtenga un resultado
formalizado de la innovación llevada a cabo. Este resultado sería acorde al encontrado por
muchos autores que analizan la relación entre el tamaño empresarial y la capacidad de obtener
resultados de la innovación realizada en las empresas españolas (Coronado y Acosta, 1999;
Gumbau, 1997; Paricio, 1993; entre otros muchos). Los resultados obtenidos por nosotros
difieren de los obtenidos por Martinez-Ros y Labeaga (2002) los cuales obtienen que el tamaño
no tiene el efecto schumpeteriano esperado sobre la probabilidad de obtener innovaciones de
producto.
La oportunidad tecnológica del sector de actividad (HIGH, LOW) no parece ser significativa en
este modelo. El hecho de pertenecer a diferentes sectores de oportunidad tecnológica tiene
una influencia significativa en la decisión de llevar a cabo innovaciones (dada la significatividad
de esta variable en el modelo de decisión de innovación), pero no parece influir en un mejor
resultado de dicho proceso innovador. Este resultado sería contrario al obtenido por Coronado
y Acosta (1999) los cuales obtienen que la probabilidad de obtener un resultado innovador es
mayor en las empresas que pertenecen a sectores con una complejidad tecnológica elevada.
Con respecto al ámbito geográfico del mercado principal (MARKET) se observa como éste
afecta de forma significativa y positiva a la probabilidad de obtener patentes. Aquellas
empresas que poseen un ámbito geográfico del mercado nacional o superior poseen mayores
probabilidades de obtener patentes o modelos de utilidad. Para el caso español, el trabajo de
Martínez-Ros y Labeaga (2002) parece no encontrar ninguna relación entre la concentración
del mercado en el que opera la empresa, el poder de mercado relativo y la probabilidad de
obtener innovaciones de producto.
De la misma forma que en los modelos anteriores, se ha procedido a estimar un modelo que
contara con las variables que recogen la información de la naturaleza del control de la empresa
(EXT, PUB), observándose como ninguna de dichas variables resulta significativa para tener
mayor probabilidad en registrar resultados de innovación.
Para evaluar la bondad del modelo se lleva a cabo el análisis del estadístico que contrasta la
hipótesis nula consistente en que los parámetros sean nulos. Este estadístico muestra la
diferencia entre el logaritmo de verosimilitud para el modelo completo y el modelo que solo
incluye el término constante. Se puede observar que el estadístico chi-cuadrado presenta una
significatividad elevada, lo cual nos da muestras de la adecuación de este tipo de modelos en
nuestro análisis.
7.4. Modelos de intensidad de los resultados formalizados de la I+D
Dado que los resultados obtenidos son muy similares para los dos modelos de
recuento, vamos a comentarlos de forma general. En primer lugar, se observa como la
inversión en I+D por trabajador realizada (EFFORT) presenta un parámetro significativo y
positivo en la mayoría
de modelos presentados. Este resultado corrobora al obtenido por otros muchos autores
los cuales observan que el esfuerzo realizado en materia de innovación tiene un efecto
directo sobre el número de patentes, patentes en el extranjero y/o modelos de utilidad
obtenidos por la empresa (Cincera, 1997; Crépon et al., 1998; Hausman et al, 1984;
Licht y Zoz, 1998; Martínez-Ros y Labeaga, 2002; entre otros muchos).
La cotización en bolsa (STOCK) parece presentar un efecto ambiguo. Así, se observa como en
las estimaciones realizadas con el modelo de poisson el efecto es claramente positivo siendo el
mismo signo que se obtenía en los modelos de inversión, de forma que las empresas que
cotizan en bolsa obtienen mayores resultados de las inversiones realizadas. Efecto que no
parece observarse para las estimaciones realizadas con la negativa binomial.
En cuanto a las variables que nos dan muestran de la diferente naturaleza en la composición
de la propiedad, extranjera (EXT) y pública (PUB), se observa como para el caso de la
propiedad extranjera parece obtenerse un efecto negativo. Este resultado no estaría de
acuerdo con el trabajo de Molero y Buesa (1994) los cuales mediante una muestra de
empresas innovadoras madrileñas encontraban que la propiedad extranjera favorecía a que se
obtuvieran innovaciones de producto.
Por último, en cuanto al ámbito geográfico nacional o internacional del mercado (MARKET) se
observa como claramente éste tiene un efecto significativo y positivo en todos los modelos
analizados. Este tipo de ámbitos geográficos de mercado más competitivos obligan en muchos
casos a invertir en protección de las innovaciones como freno a competidores directos o
indirectos, cosa que en principio parecería más sencilla en un ámbito geográfico más reducido.
Este resultado es similar al encontrado por Blundell et al. (1999), según los cuales aquellas
empresas que operan en mercado de ámbitos geográficos mayores tienen ventajas
relacionadas con la mayor facilidad de difundir las innovaciones realizadas, lo cual hace que
este tipo de ámbitos geográficos del mercado incentive a que se lleven a cabo mayores
resultados de la innovación realizada en la empresa. Licht y Zoz (1998) también encuentran
que las actividades exportadoras parecen ser uno de los determinantes más importantes de la
propensión a patentar. Resultado no acorde al obtenido por Kraft (1989) quien para una
muestra de empresas del sector metalúrgico no encontraba ningún efecto de la actividad
exportadora sobre las innovaciones de producto obtenidas por la empresa, aunque se debería
de tener presente que la naturaleza de las innovaciones de producto en muchas ocasiones se
trata de innovaciones de tipo incremental las cuales en su mayoría no son patentadas. Aunque
no se trata de la misma definición de las variables, existen autores que introducen en sus
modelos variables relacionadas con la estructura del mercado en el que opera la empresa
encontrando efectos significativos y positivos para la cuota de mercado empresarial (Blundell et
al., 1999; Martínez-Ros y Labeaga, 2002; entre otros).
Adicionalmente y siguiendo el análisis realizado para los otros modelos, se ha incluido en las
tablas los estadísticos de significatividad global del modelo. Como se puede observar el
estadístico Wald es significativo en todos los casos, lo cual nos indica que la buena elección de
las variables incluidas en el modelo. Además, en cuanto a la utilización de datos de panel se ha
incorporado el estadístico que compara el modelo con el tratamiento de datos de panel y sin él
y se observa que es correcta la utilización de este tipo de modelización.
La diferencia observada, tanto en los signos como en la significatividad de las variables, entre
los resultados obtenidos en las estimaciones de la Poisson y del Negativo Binomial, tiene su
explicación econométrica. Debido a que nuestros datos muestran un claro exceso de ceros en
el caso de la variable dependiente (los coeficientes de sobredispersión de los modelos
Negativos Binomiales son estadísticamente significativos), la estimación más adecuada y
precisa sería la del modelo Binomial Negativo.
Si lleváramos a cabo una comparación entre los resultados obtenidos en los modelos de
intensidad del esfuerzo (tipo Tobit) y los modelos de obtención de resultados, observaríamos
que prácticamente las variables poseen el mismo efecto en los dos casos a excepción de la
edad y la cotización en bolsa. Y se podría acabar concluyendo que las variables relacionadas
con la estructura de propiedad de la empresa parecen tener un efecto claro sobre las
actividades empresariales relacionadas con los diferentes aspectos del proceso innovador.
Cuadro 5. Resultados del modelo de decisión de llevar a cabo inversiones en I+D
LOGIT MODEL (Modelo 1) LOGIT MODEL (Modelo 1 bis) PROBIT MODEL (Modelo PROBIT MODEL (Modelo 1
1) bis)
VARIABLE ODDS ODDS ODDS ODDS
COEFFIC. Z=b/s.e. COEFFIC. Z=b/s.e. COEFFIC. Z=b/s.e. COEFFIC. Z=b/s.e.
RATIO RATIO RATIO RATIO
SIZ 1.00214 0.00214 14.71*** 1.00186 0.00186 9.22*** 1.00113 0.00113 11.42*** 1.00092 0.00092 8.00***
E (0.00 (0.00 (0.00 (0.00
AG 015) 020) 010) 012)
E 1.02872 0.02832 7.70*** 1.29475 0.25832 6.93*** 1.01619 0.01606 7.51*** 1.01546 0.01534 7.30***
OW (0.00 (0.00 (0.00 (0.00
N 368) 373) 214) 210)
SH 0.00046 -7.68582 -5.67*** 0.00020 -8.5396 -5.09*** 0.02165 -3.8328 -5.80*** 0.00941 -4.66573 -5.07***
AR (1.35 (1.67 (0.66 (0.92
E 638) 725) 128) 109)
DE 0.99126 -0.00878 -2.46** 0.98921 -0.01085 -3.48*** 0.99482 -0.00519 -2.83*** 0.99367 -0.00635 -3.53***
BT (0.00 (0.00 (0.00 (0.00
ST 357) 312) 183) 180)
OC 0.47138 -0.75210 -2.90*** 0.51184 -0.66974 -2.23** 0.64837 -0.43330 -3.02*** 0.68560 -0.37747 -2.20***
K (0.25 (0.30 (0.14 (0.17
EX 949) 014) 359) 126)
T 3.06400 1.11972 2.54** 2.42047 0.88396 2.04** 1.86696 0.62431 2.85*** 1.77142 0.57178 2.35***
PU (0.44 (0.43 (0.21 (0.24
B 157) 284) 907) 280)
HI 2.61392 0.96085 5.38*** 1.77025 0.57112 5.60***
GH (0.17 (0.10
LO 852) 197)
Dependent INNOV INNOV INNOV INNOV
Variable: 13153 5805 13153 5805
Observations 2643 2609 2643 2609
N:
Individuals -4704.85 -2623.59 -4709.455 -2628.28
N: 706.99 (0.0000) 466.74 (0.0000) 702.93 (0.0000) 507.86 (0.0000)
Log likelihood
Function: 4018.12 729.47 4160.99 775.02
Cuadro 6. Resultados de los modelos de intensidad de esfuerzo en I+D
TOBIT MODEL (Modelo 2) TOBIT MODEL (Modelo 2 bis)
LOGIT MODEL (Modelo 3) LOGIT MODEL (Modelo PROBIT MODEL (Modelo PROBIT MODEL (Modelo 3
3bis) 3) bis)
VARIABLE ODDS ODDS ODDS ODDS
COEFFIC. Z=b/s.e. COEFFIC. Z=b/s.e. COEFFIC. Z=b/s.e. COEFFIC. Z=b/s.e.
RATIO RATIO RATIO RATIO
EFF 1.00054 0.00054 5.14*** 1.00073 0.00073 5.73*** 1.00030 0.00030 5.71*** 1.00041 0.00041 5.93***
ORT (0.00 (0.00 (0.00 (0.00
SIZ 010) 013) 005) 007)
E 1.00041 0.00041 4.73*** 1.00348 0.00347 3.43*** 1.00023 0.00023 4.61*** 1.00019 0.00019 3.68***
AGE (0.00 (0.00 (0.00 (0.00
OW 009) 010) 005) 005)
N 1.00273 0.00273 0.75 1.00244 0.00244 0.64 1.00189 0.00189 1.01 1.00130 0.00130 0.62
SHA (0.00 (0.00 (0.00 (0.00
RE 363) 383) 195) 210)
DEB 0.00671 -5.00334 -2.72*** 0.00141 -6.56164 -2.82*** 0.08334 -2.48487 -2.52** 0.03421 -3.37513 -2.79***
T (1.84 (2.33 (0.98 (1.20
STO 200) 037) 798) 822)
CK 0.99309 -0.00693 -2.40** 0.99253 -0.00750 -2.19** 0.99640 -0.00361 -2.27** 0.99584 -0.00417 -2.25**
EXT (0.00 (0.00 (0.00 (0.00
PUB 289) 343) 159) 185)
HIG 0.64803 -0.43381 1.44 0.84171 -0.17232 -0.49 0.80250 -0.22002 1.35 0.91662 -0.08706 -0.46
H (0.30 (0.34 (0.16 (0.18
LO 073) 977) 253) 901)
W 2.11810 0.75052 1.88** 1.40190 0.33783 0.84 1.45010 0.37163 1.92* 1.40190 0.18691 0.86
MAR (0.39 (0.40 (0.19 (0.21
KET 965) 442) 334) 617)
Interc 0.10770 -2.22844 -1.18 0.88619 -0.12082 -1.15
ept (0.19 (0.10
Dependent RESULT RESULT RESULT RESULT
Variable: 13123 5775 13123 5775
Observations 2639 2598 2639 2598
N:
Individuals -2789.8299 -1484.9632 -2790.4585 -1485.7804
N: 169.79 (0.0000) 130.85 (0.0000) 181.72 (0.0000) 137.42 (0.0000)
Log likelihood
Function: 1447.58 232.96 1346.19 226.00
Cuadro 8. Resultados de los modelos de capacidad o intensidad de obtención de un resultado formalizado de la I+D
POISSON MODEL (Modelo 4) POISSON MODEL (Modelo NEGBIN MODEL (Modelo 4) NEGBIN MODEL (Modelo 4bis)
4bis)
VARIABLE COEFFIC. STANDARD COEFFIC. STANDARD COEFFIC. STANDARD COEFFIC. STANDARD
Z=b/s.e. Z=b/s.e. Z=b/s.e. Z=b/s.e.
EFF -0.00001 0.00002 -0.58 0.00010 0.00004 2.47** 0.00015 0.00004 3.98*** 0.00043 0.00007 6.03***
ORT 0.00083 0.00004 18.50*** 0.00074 0.00005 13.83*** 3.08e-06 0.00003 0.09 0.00018 0.00007 2.62**
SIZ -0.00256 0.00156 -1.64 -0.00128 0.00219 -0.59 0.00485 0.00219 2.21** 0.00213 0.00276 0.77
E -4.60526 1.09411 -4.21*** -4.95200 1.92872 -2.57** -3.9154 1.28949 -3.04*** -6.50941 1.88533 -3.45***
AGE -0.01213 0.00069 -17.67*** -0.01223 0.00096 -12.73*** 0.00122 0.00170 0.71 -0.00240 0.00229 -1.05
OW 0.37880 0.13046 2.90*** -0.22166 0.200614 -1.10 -0.08339 0.19310 -0.43 -0.28272 0.25358 -1.11
N 0.78500 0.13655 5.75*** 0.87049 0.28338 3.07*** -0.07367 0.19365 -0.38 -0.21509 0.28260 -0.76
SHA -0.77365 0.09881 -7.83*** -0.23119 0.14009 -1.65*
RE 0.80829 0.42720 1.89** -0.15514 0.33180 -0.47
DEB -0.19943 0.11112 -1.79* 0.38140 0.14066 2.71*** 0.18677 0.11348 1.65 0.16224 0.14327 1.13
T -0.42865 0.04906 -8.74*** 0.07803 0.06681 1.17 -0.25055 0.12320 -2.03** -0.18066 0.15704 -1.15
Tal como muestran los datos y como se ha apuntado por diferentes autores (Rodríguez et
al.
1994; Alonso y De Andrés-Alonso, 2002) la estructura de propiedad de la empresa española
no se ajusta a los estándares de la separación entre propiedad y control y de existencia de
un elevado número de pequeños inversores, como sería el caso americano. El caso español
se incluye dentro del modelo europeo o continental, en el que predominan la concentración de
la propiedad y la presencia de propietarios en puestos de toma de decisiones. En cuanto a
la actividad innovadora de las empresas españolas, se observa un reducido número de
empresas que lleven a cabo inversiones en I+D y un menor número de empresas que
obtengan resultados de dichas inversiones.
Por último, las variables que explican la estructura interna de la empresa o la estructura del
mercado al cual pertenecía la empresa ofrecen los resultados que en principio cabria esperar.
Una mayor dimensión, madurez y mayores oportunidades tecnológicas del sector de actividad
al que pertenece la empresa posee un efecto positivo y significativo sobre la actividad
innovadora de la empresa española. Finalmente, las variables de estructura de mercado
presentan importancia en el análisis, pudiéndose concluir a favor de una influencia positiva de
una mayor competencia en las decisiones empresariales relacionadas con el proceso
innovador.
2.2.6. Fordistas-Tayloristas.
L a reciente reestructuración del ámbito de trabajo en los Estados Unidos desafía a los
investigadores de la sociología del trabajo a describir la forma en que se ha difundido y
analizar sus consecuencias para la viabilidad de la organización obrera y la subsistencia y
oportunidades de los trabajadores. Instancia de un cambio social estructural fundamental, la
reestructuración del ámbito de trabajo compele a los sociólogos a reconceptualizar el
ámbito del trabajo, las relaciones de empleo, y la organización del trabajo, conceptos
originados en los años ’50 con la cristalización del modelo burocrático de trabajo y
relaciones de empleo.
En el presente trabajo, comienzo por describir la evolución del modelo burocrático de lugar de
trabajo, relaciones de empleo y organización del trabajo que ha prevalecido en la investigación
estadounidense en la sociología del trabajo desde los años ’50 (sección 2). A continuación, defino
“Reestructuración del lugar de trabajo” y discuto sus implicancias conceptuales y empíricas para el
desarrollo de la anomia y la desigualdad económica en los lugares de trabajo en Estados Unidos
(sección 3). Pasando a la organización del trabajo (sección 4), evalúo el impacto de la anomia
(sección 4ª) y la desigualdad económica (sección 4b) sobre las posibilidades de revitalización del
movimiento de los trabajadores en EE.UU., que se ha deteriorado desde los años ’50, y propongo
una agenda de investigación sociológica sobre la revitalización del movimiento trabajador.
Concluyo (sección 5) con sugerencias para futuras investigaciones en sociología del trabajo en los
EE.UU., orientadas a estudiar el impacto de la reestructuración del ámbito del trabajo sobre el
destino de la autodeterminación de los trabajadores en el siglo XXI.
Burocracia, organización del trabajo y la sociología del trabajo
En los años ’50, la imagen burocrática del ámbito de trabajo dominaba la sociología del trabajo
en los EE.UU. (Simpson 1999; Miller and Form 1951). Siguiendo a Max Weber, sociólogos como C.
Wright Mills (1951) concebían al ámbito de trabajo como una enorme institución formal consistente
en una estructura de autoridad piramidal y una compleja división ocupacional del trabajo, con
tareas sumamente especializadas. Según Bendix (1956), Gouldner (1954) y Seashore (1954), este
ámbito de trabajo burocrático era también reforzado por una ideología administrativa que
legitimaba la estructura de autoridad, y consistía en potentes grupos de trabajo informales en la
fábrica y las oficinas que servían para integrar (o des-integrar) trabajadores al ámbito de trabajo, e
influenciaban la productividad de éstos.
En términos sociológicos, el ámbito de trabajo burocrático se había tornado la arena central en la
cual tenían lugar los procesos de movilidad social (Mills 1951). El status ocupacional jerárquico de
la burocracia constituía la estructura por medio de la cual los trabajadores aspiraban a ascender en
la escala laboral, y como consecuencia obtener niveles más altos de status a través de sus vidas
como trabajadores adultos en una carrera a largo plazo con un único empleador.
Este sistema burocrático de movilidad social, a su vez, daba por sentada una relación de empleo
burocrática, que consistía en un mutuo compromiso a largo plazo entre empleador y empleado: el
empleador esperaba proveer al empleado capacitación y oportunidades de carrera dentro de la
compañía así como beneficios complementarios cuya generosidad aumentaba de manera
directamente proporcional a la antigüedad del empleado en la compañía, a cambio de la lealtad de
éste y de contar con una fuerza de trabajo estable y productiva.
Para los trabajadores no administrativos, los términos de la relación burocrática de empleo a
menudo se formalizaban y reforzaban por medio de un contrato entre el empleador y una
organización obrera industrial local. La organización local representaba a todos los trabajadores no
administrativos, sin importar sus ocupaciones, en ese ámbito de trabajo en particular. En general
estaba afiliada a una organización nacional, que intentaba estandarizar las condiciones de trabajo
y empleo para ese tipo de industria en particular. La organización nacional generalmente estaba
afiliada a la federación obrera nacional, AFL-CIO (Miller and Form 1951; Stern and Cornfield 1996).
El ámbito burocrático de trabajo, incluyendo las relaciones burocráticas de empleo, descansaba
sobre el dominio de las corporaciones estadounidenses en la economía mundial y la existencia de
un movimiento de trabajadores poderoso. Aún más, las expectativas de movilidad social
ascendente por parte de los empleadores dependían de la persistencia económica y social de la
gran corporación burocrática, de su equilibrio estructural, y del mutuo compromiso a largo plazo
entre empleador y empleado.
La imagen burocrática del lugar de trabajo, que algunos han dado en llamar “Fordista/Taylorista”,
ha guiado la mayor parte de la investigación sociológica sobre el trabajo, los trabajadores y los
ámbitos de trabajo desde los años ’50 (Miller and Form 1951; Cornfield and Kane 1998; Kallenberg
and Berg 1987). Al mismo tiempo, los investigadores han depurado y adaptado la imagen
burocrática del ámbito de trabajo de cinco maneras diferentes. Primero, junto con la publicación en
1971 del libro International Labor Markets and Manpower de Doeringer y Piore, los sociólogos
tomaron prestado de los economistas el concepto de “mercado internacional del trabajo” a fin de
especificar más profundamente los mecanismos formales por medio de los cuales la estructura y el
funcionamiento de las grandes corporaciones burocráticas moldeaba las carreras individuales e
influenciaba los resultados finales del mercado de trabajo (ver por ejemplo Edwards [1979] y el
número especial de agosto de 1983 de Work and Occupations sobre “Capital, empleo y trabajo:
determinantes estructurales de desigualdades ligadas con el trabajo”). En segundo lugar, la
publicación de Labor and Monopoly Capital de Braverman en 1974 estimuló un enorme debate y
un gran volumen de investigaciones acerca del impacto de la burocratización sobre el proceso de
trabajo, la distribución de habilidades y poder, y las tendencias en el nivel de habilidades y poder
del trabajador en el ámbito de trabajo burocrático (ver, por ejemplo, Smith [1994] y el número
especial de noviembre de 1990 de Work and Occupations sobre “El significado y la medición de la
habilidad”). En tercer lugar, la publicación en 1977 de Men and Women of the Corporation de
Kanter, en conjunción con la elevada percepción pública de la desigualdad social que derivaba de
los movimientos por los derechos civiles y de mujeres de los’60 y ’70, abrió un torrente de
investigaciones sobre desigualdades de género y étnico-raciales en la integración social en el
trabajo, “techo de cristal” en el ámbito laboral, y desigualdad en las oportunidades de carrera en las
organizaciones (ver por ejemplo Federal Glass Ceiling Commission [1995], Reskin and Roos
[1990], Wilson et al [1999], y los números especiales de noviembre de 1992, mayo de 1997 y mayo
de 1998 de Work and Occupations sobre desigualdad de género, segregación ocupacional por
sexo, y trabajo). En cuarto lugar, la publicación de Work and Family in the United States de Kantor
en 1977, junto con el aumento de la participación en la fuerza de trabajo de mujeres casadas y
madres en los EE.UU., contribuyó al surgimiento de una línea de investigación creciente sobre la
relación mutuamente causal entre ámbito de trabajo y familia. Esta línea de investigación ha
demostrado el mutuo impacto de cada institución sobre las diferencias de género y las similitudes
en el bienestar emocional y las oportunidades de carrera de los trabajadores, en especial aquellos
que están casados, son padres, o ambas cosas (ver Holtzman and Glass [1999 ] y el número
especial de noviembre de 1996 de Work and Occupations sobre “Trabajo y familia”). En quinto
lugar, con la globalización económica y la publicación en 1979 de Work, Mobility and Participation
de Robert Cole, una comparación de actitudes frente al trabajo y carreras organizacionales entre
EE.UU. y Japón, la investigación sociológica ha estudiado de manera creciente las diferencias
cruzadas entre naciones en el impacto de los valores sociales y la economía política nacional –por
ejemplo, capitalista, corporativa, socialista, etc.- sobre las actitudes frente al trabajo, las relaciones
de empleo, y los procesos de movilidad social (ver por ejemplo Abramo et al [1997], Abramo
[1998], Brayfield and Adler [1997], Cornfield [1994-1995], kenney et al [1998], Van der Berg et al
[1998], el número especial de febrero de 1997 de Work and Occupations sobre “Dinámica de los
ámbitos de trabajo en Asia” y el número especial de agosto de 1997 de Work and Occupations
sobre “trabajo en América”).
En suma, la imagen burocrática del ámbito de trabajo ha sido modificada por los sociólogos en
respuesta a importantes tendencias económicas, sociales y demográficas. No obstante, los
investigadores que utilizan la imagen burocrática del ámbito de trabajo han tendido a conservar su
“balance estructural”: una estructura burocrática estática que es relativamente insensible a las
presiones externas en pos del cambio. Más aún, los investigadores que han utilizado esta imagen
han tendido a adoptar su “determinismo” implícito: los trabajadores tienen escaso o ningún control
sobre el inexorable impacto de la burocratización sobre su bienestar y su subsistencia. Algunos
investigadores, sin embargo, han empezado a cuestionar los supuestos de balance y determinismo
en la imagen burocrática del ámbito de trabajo introduciendo el concepto de “entidad” humana,
esto es, acción individual o colectiva intencional, especialmente a la luz de la reestructuración del
ámbito de trabajo, que desafía la viabilidad del ámbito burocrático como modelo para la
investigación social (Cornfield 1997b; Hodson 1995; Simpson 1989; Smith 1997).
Reestructuración del lugar de trabajo, anomia y desigualdad económica
En términos históricos, la reestructuración del ámbito de trabajo desafía la viabilidad de éste
como modelo para la investigación social. El desafío deriva de las modificaciones “post-
Fordistas/Tayloristas” de la estructura de autoridad, división ocupacional del trabajo y relaciones de
empleo del modelo burocrático que acompañan la reestructuración del ámbito de trabajo (Simpson
1999; Vallas 1999; Vallas and Beck 1996). Más aún, los gerentes corporativos reestructuran el
ámbito de trabajo a fin de obtener mayor flexibilidad para la toma de decisiones y costos de
producción más bajos como respuesta a la creciente competitividad económica global de la
industria. En resumen, la reestructuración del ámbito de trabajo es un desafío para el modelo
burocrático que resulta en parte de la decadencia del dominio corporativo estadounidense en la
economía mundial.
En términos sociológicos, la “reestructuración del ámbito de trabajo” es una transformación
tridimensional de la estructura del ámbito de trabajo: 1) devolución de la toma de decisiones;
casualization de las relaciones de empleo; y 3) cambio de la negociación colectiva por medio del
gremio o sindicato obrero de los términos del contrato de empleo, a la negociación individual sin
sindicato. “Devolución de la toma de decisiones” es la descentralización de la estructura de
autoridad de la firma, en la que la toma de decisiones gerenciales y administrativas se disemina
entre una gama más amplia de trabajadores no administrativos organizados a tal efecto en equipos
de producción, círculos de calidad, programas de involucramiento del personal, etc. Como tal, el
traspaso de la toma de decisiones no sólo descentraliza la autoridad, sino que también simplifica la
división ocupacional de la labor al interior de la firma. “Casualization de las relaciones de empleo”
es el desarrollo de un horizonte a corto plazo y un compromiso acotado en el tiempo entre
empleador y empleado, en vez de la relación de empleo burocrática a largo plazo, recíproca y “full
time”. La casualization cobra diferentes formas, incluyendo trabajo part-time y temporario, trabajo
eventual, manejo de múltiples trabajos y outsourcing de tareas. El “cambio de la negociación
colectiva por medio del gremio o sindicato obrero de los términos del contrato de empleo, a la
negociación individual sin sindicato” se manifiesta en la decadencia de la participación gremial en
los EE.UU.: de su punto máximo de 35,5% en 1945, el porcentaje agremiado bajó a 13,9 % en
1998 (U.S. Bureau of Labor Statistics 1979: 507 and 1999b). La decadencia de los sindicatos
obreros en los EE.UU. es consecuencia de varias causas económicas, tecnológicas, sociales y
políticas que discutiré en la siguiente sección de este paper (para reseñas ver Cornfield [1991] y
Stern and Cornfield [1996]).
Uno de los grandes desafíos para los investigadores de la sociología del trabajo consiste en
documentar empíricamente el alcance de la reestructuración del ámbito de trabajo en la economía
nacional. Ello es desafiante porque no hay suficientes datos longitudinales como para dar
seguimiento a la forma en que se ha difundido a lo largo del tiempo la reestructuración del ámbito
de trabajo en los sectores económicos e industriales y en las firmas.
De las tres dimensiones de la reestructuración del ámbito de trabajo, el cambio de la negociación
colectiva por medio del gremio o sindicato obrero de los términos del contrato de empleo a la
negociación individual sin sindicato es el más fácil de documentar a partir de la caída de la
actividad gremial, ocurrida en todos los principales sectores industriales y ocupacionales a
excepción del empleo gubernamental (Bureau of National Affairs 1999; Cornfield [1991]; Stern and
Cornfield [1996]). En contraste, la devolución de la toma de decisiones es prácticamente imposible
de documentar a lo largo del tiempo debido a la ausencia de datos longitudinales a largo plazo.
La tendencia a una mayor casualization de las relaciones de empleo sólo puede documentarse
parcialmente con datos longitudinales sobre mantenimiento de múltiples empleos y empleo part-
time. El porcentaje de empleados que trabajan en múltiples trabajos descendió de 5,5 % en 1956 a
4,5 % en 1974, y luego ascendió a 6,0 % en 1998 (Jacobs 1997: 68-69; U.S. Bureau of Labor
Statistics 1983: 114, 1999: 221). El empleo part-time como un porcentaje del empleo aumentó de
14,0 % a 17,7 % entre 1968 y 1998 (Jacobs 1997: 45; U.S. Bureau of Labor Statistics 1999ª: 184).
Independientemente del alcance de su difusión, la reestructuración del ámbito de trabajo
consiste en tendencias contradictorias respecto de su impacto sobre la integración social en el
ámbito de trabajo (Smith 1998). Por un lado, la devolución de la toma de decisiones tiene como
finalidad aumentar la integración de los trabajadores al ámbito de trabajo involucrándolos en un
rango más amplio de decisiones productivas satisfactorias y aumentando su compromiso,
satisfacción laboral y productividad. Con la devolución, la investigación sobre la formación de las
actitudes frente al trabajo ha virado de su tradicional énfasis sobre la relación entre el empleado y
su rol laboral inmediato, hacia un nuevo énfasis en la dinámica del trabajo grupal. La investigación
sobre la dinámica del trabajo grupal ha empezado a evaluar el impacto del tamaño del grupo y su
composición social sobre la satisfacción obtenida en el trabajo, el compromiso, “el comportamiento
ciudadano organizacional”, y el desarrollo de la confianza en el ámbito del trabajo (ver, por
ejemplo, Bolino 1999; Hodson 1997; Jones and George 1998; Kirkman and Rosen 1999; Lau and
Murnighan 1998; Tsui and Farh 1997). Es poca la investigación que ha evaluado el impacto de la
devolución sobre los niveles de productividad.
Por otra parte, la casualization y la decadencia de los sindicatos implican un deterioro de la
comunidad en el ámbito del trabajo y una atenuación del control social en el mismo –lo que Emile
Durkheim denominó en términos generales como anomia. ¿Cuán anómico es el ámbito de trabajo
reestructurado? Sólo últimamente los investigadores han comenzado a tomar en cuenta esta
importante pregunta. La anomia creciente implica una disminución del control social y un potencial
creciente para el crimen y otros tipos de “comportamiento desviado” entre los trabajadores afligidos
en el ámbito de trabajo (ver por ejemplo Baxter y Margavio [1996], Hodson [1999], Leather et al
[1999], Robinson and O’Leary Kelly [1999], Smith [1998] y el número especial de febrero de Work
and Occupations sobre “crimen y el lugar de trabajo”). En su informe especial sobre el
achicamiento de América, el New York Times reporta a partir de su encuesta de opinión de 1995
que aproximadamente dos tercios de los que respondieron a la encuesta sentían que los
empleadores y los empleados se habían vuelto menos leales los unos con los otros en los últimos
diez años, y que los colaboradores eran más competitivos que cooperativos el uno con el otro. Más
de la mitad de los encuestados sentían que un estado de ánimo de disgusto se había desarrollado
en muchos ámbitos de trabajo (New York Times 1996: 55).
La reestructuración del ámbito de trabajo, en especial la casualization y la decadencia de los
sindicatos, podría también estar asociada a la creciente desigualdad económica en los EE.UU. Es
escasa la investigación que se ha orientado a responder esta importante pregunta (ver por ejemplo
Barker and Christensen [1998] y Stern and Cornfield [1996]). Un aguzamiento de la falta de
equidad en el ingreso ha coincidido con la reestructuración del ámbito de trabajo. De acuerdo al
U.S. Bureau of the Census (1999), el coeficiente Gini –un indicador estadístico de primer orden- se
incrementó en un 15 % entre 1967 y 1997.
Datos recientes sugieren que los trabajadores que poseen arreglos no standard o alternativos en
sus empleos tienden a tener condiciones de empleo inferiores en comparación con las de los
trabajadores full-time. En 1997, de acuerdo al U.S. Bureau of Labor Statistics, 53,9 % de
“trabajadores no eventuales”, en comparación con sólo 20,7 % de trabajadores eventuales y 7,0 %
de empleados temporarios de agencia estaban cubiertos por seguros de salud provistos por el
empleador; 44,2 % de trabajadores no eventuales en comparación con sólo 14,8 % de trabajadores
eventuales, 10,4 % de empleados temporarios de agencia y 3,6 % de contratistas independientes,
estaban incluidos en un plan de jubilación provisto por el empleador. Más aún, para 1997 los
ingresos semanales promedio de los trabajadores eventuales full-time eran entre un 12 y un 23 %
más bajos que aquellos de los trabajadores full-time no eventuales para ambos géneros y
principales grupos étnico-raciales (U.S. Bureau of Labor Statistics 1998ª y 1998b).
Por otra parte, si bien los sindicatos están en decadencia en los EE.UU., la paga por hora de los
trabajadores agremiados ha superado a la de los trabajadores no inscriptos en los sindicatos entre
un 22 y un 32 % entre 1973 y 1998 (Bureau of National Affairs 1999: 19). Los beneficios del
sindicato en términos de salario fueron aún mayores para las mujeres y los trabajadores negros:
entre 1973 y 1998, la paga por hora de las mujeres y los trabajadores negros agremiados superaba
a la de los no agremiados entre un 15 y un 51 %; para los varones blancos, el salario medio por
hora superaba al de los no agremiados por sólo un 8 a 19 % (Bureau of National Affairs 1999: 21-
21).
Para sintetizar, es necesaria más investigación orientada a difundir la reestructuración del ámbito
de trabajo y su potencial para aumentar la anomia en el lugar de trabajo y la desigualdad
económica. Estas, a su vez, tienen una importante incidencia en la investigación sobre la
revitalización del movimiento de los trabajadores.
Tabla 1. Porcentaje de norteamericanos adultos que “aprueban a los sindicatos” por género, raza,
región y partido político, 1981-1999
1981 1999
Género
Mujeres 59% 71%
Varones 58% 61%
Raza
No-blancos 63% 78%
Blancos 53% 64%
Región
Sur 49% 65%
Medio oeste 54% 72%
Oeste 54% 64%
Este 60% 62%
Partido Político
Demócrata 59% 83%
Independiente 55% 64%
Republicano 47% 50%
Aprendizaje y rutina.
Ambiente y selección.
Competencia central entre: micro, pequeña y gran empresa.
Lo que en este artículo se propone es que los planteamientos más sólidos de la teoría de la
evolución biológica pueden ser de suma utilidad para el análisis de problemas y, en general, de
objetos de estudio de la administración de empresas. La teoría evolutiva es uno de los enfoques
conceptuales de las ciencias sociales menos difundido; por ello, el objetivo de este artículo es
identificar el estado de la cuestión del pensamiento evolucionista, desde sus orígenes más remotos
hasta los autores más contemporáneos e influyentes, en ese contexto, se destaca el papel
protagónico de Schumpeter y su legado. A partir de estos planteamientos conceptuales se
mostrará el herramental adecuado para estudiar determinados problemas de la administración de
empresas.
Los autores evolucionistas suponen que el único método de evolución económica es el de la
regeneración de los espacios vacíos dejados por las viejas industrias, eliminando, por descontado,
la regeneración de la tecnología obsoleta, la cual se va acumulando y transformándose en
desperdicios. Por ende, el flujo de la productividad del capital formado por el progreso cada vez se
reduce más debido a la decreciente disponibilidad de capital natural, como consecuencia del uso
desmedido de los recursos naturales. Asimismo, los procesos de crecimiento económico se
caracterizan por los constantes efectos de retroalimentación entre las distintas variables
consideradas, estableciendo un proceso causal continuo que genera tendencias de crecimiento o
de decadencia donde una vez que se establece un ciclo, éste se vuelve muy difícil de romper y
frecuentemente se requiere de una intervención externa mayor para modificarlo.
Los precursores de la teoría de la evolución biológica en el estudio de las ciencias sociales
La teoría de la evolución fundamentalmente se enfoca en el uso de las analogías o conceptos de
la biología para analizar el comportamiento de las instituciones y sistemas sociales. La relación
entre las ciencias sociales y la biología, de la cual las ciencias sociales toman conceptos y
esquemas de análisis desarrollados para el estudio de la evolución de organismos y sistemas
biológicos, tiene sus orígenes en el periodo de los fisiócratas en el siglo XVIII. Posteriormente,
durante el siglo XIX algunos auto- res de la Escuela Histórica Alemana, como Wilhelm Roscher y
Gustav von Schmo- ller, particularmente en su Methodenstreit (Discusiones en torno al Método)
hicieron constantes referencias a los aspectos biológicos al analizar las relaciones entre las
empresas, los sistemas económicos y el entorno en el que éstos subyacen.
A inicios del siglo XX Thorstein Bunde Veblen, en su libro The Place of Science in Modern
Civilisation (El lugar de la ciencia en la Civilización Moderna, de 1919), in- tentó desarrollar una
teoría socioeconómica de la evolución basada en los principios darwinianos de herencia, variación
y selección. Veblen consideró a los instintos, con- venciones, hábitos e instituciones como las
unidades de herencia, mutación y selec- ción en las sociedades humanas. Para Veblen la
evolución de las sociedades y de las organizaciones implicaba la modificación de las preferencias
individuales conforme la sociedad adquiría nuevos conocimientos o desarrollaba nuevas ideas y
conceptos. Para este autor los individuos, las organizaciones y el entorno social estaban en un
continuo cambio motivado por su interacción. A diferencia de Marx, para Veblen la evolución
estaba indeterminada, pues sufría múltiples forcejeos, movimientos late- rales y retrocesos, por lo
que estaba, finalmente, sujeta a decisiones azarosas y de la cambiante voluntad humana.
Alfred Marshall, uno de los más destacados miembros fundacionales de la corriente neoclásica de
economía en los inicios del siglo XX, reconoció la necesidad de que la economía explorara el uso
de los principios de la teoría de la evolución biológica (v.g. admitió el carácter estático de los
conceptos extraídos de la mecánica clásica), aunque opinaba que era demasiado complejo el
aparato analítico necesario para tal objetivo. Su análisis enfatiza los cambios irreversibles de la
actividad económica, sugiriendo la presencia de un tiempo real distinto del tiempo mecanicista,
propio de la economía neoclásica. Para él, las mismas condiciones en momentos distintos no
producen los mismos resultados y, además, muy probablemente, nunca se vuelven a dar esas
mismas condiciones. Un aspecto a destacar en su obra es el proceso de ajuste de la empresa a
largo plazo puesto que, si bien no hay una referencia explícita a la metáfora biológica, sí ha sido
utilizado posteriormente por los evolucionistas para explicar el proceso de selección en la
sociedad.
En este proceso las empresas y las comunidades de individuos cambian de dimensión y su
número varía. Por ejemplo, si el precio de los productos de una industria aumenta, la producción
y tamaño de las empresas en expansión también lo hacen,se retarda el declive de las empresas
en recesión y crece el número de empresas. Si el precio de los productos disminuye, lo hará la
producción, se acelerará la caída de las empresas en recesión, se postergará el crecimiento de las
que estén en expansión y, muy probablemente, disminuirá el número total de empresas. Las
causas por las que unas comunidades crecen y otras no, así como por qué unas sobreviven y
otras desaparecen, se debe, para este enfoque, a la existencia de un ciclo de vida de las
organizaciones que está asociado al de la tecnología. En la primera fase del ciclo, en donde hay un
fuerte crecimiento de la demanda, generalmente las empresas son de ta- maño reducido y generan
recursos limitados. La segunda fase es de declive, donde se disponen de más recursos, pero faltan
los incentivos. La tercera fase es de madurez; en ella se dispone del marco y de los recursos
adecuados y proliferan las pequeñas innovaciones de proceso o de producto.
Para los autores evolucionistas las ciencias sociales se estructuran en función de sis- temas
dinámicos, complejos e interdependientes que se despliegan en un tiempo his- tórico e irreversible.
Para estos científicos, los agentes deben tomar decisiones cuyo impacto sólo se evidencia luego
de un tiempo considerable: en contextos de incerti- dumbre e interacciones holísticas entre los
agentes y las variables agregadas. Como lo señala Jiménez Herrero (1996), la visión global,
holística y macroscópica intenta ver por qué el conjunto es más que la suma de las partes y de
explicar las relaciones dinámicas de las partes en el todo, del todo en las partes y del todo en las
totalidades. Este enfoque se interesa particularmente en la relación entre el Hombre y la Natura-
leza en su complejidad, en su totalidad y en su dinámica propia.
Los trabajos de Alfred Marshall y Thorstein Veblen se complementaron con las in- vestigaciones
de Joseph A. Schumpeter (a partir de 1912). Este economista de origen austriaco definió la
evolución en términos de los cambios que tienen lugar en el seno de las organizaciones; colocó al
cambio tecnológico en el centro de la evolución y al empresario como el ente innovador de las
empresas. Intentó hacer compatible el concepto del equilibrio general walrasiano con la evolución.
Para el enfoque schumpeteriano son los empresarios y/o los consejos de administra- ción los
encargados de modificar el estado de las cosas: en su afán por incrementar ganancias, modifican
rutinas y, al hacerlo, crean nuevas trayectorias de evolución para las cuales hay que crear
nuevos hábitos y nuevas instituciones. En el caso de las grandes empresas las decisiones se
asumen por los consejos de administración u otros cuerpos colegiados, quienes son los
responsables de generar nuevas trayectorias de evolución. La noción del empresario, como
tomador único e infalible de decisiones, es un enfoque obsoleto que no tiene aplicación en el seno
de las grandes empresas; cosa que en su día Schumpeter no fue capaz de prever.
A partir de los trabajos de Milton Friedman (1953) el enfoque neoclásico y sus versiones
derivadas, inverosímilmente consideraron que la evolución ocurre en un am- biente estático (y con
una función y objetivo atemporal o inmutable en el tiempo), donde no existe interdependencia
alguna entre el entorno y los agentes que radican en él, y que todo tiende a un equilibrio estable e
inmutable debido al surgimiento de un orden natural espontáneo. Autores de esta interpretación
están identificados con la Escuela de economía de Chicago, y entre sus más destacados
exponentes figuran Milton Friedman, Gary S. Becker, Jack Hirsleifer y Gordon Tullock y A.
Friedrich von Hayek de la Escuela Austriaca. La limitante básica del análisis de la Escuela de
economía de Chicago y de la Escuela Austriaca de economía es que no consideran la interacción
entre los distintos tipos de organismos ni la interacción entre éstos y su medio ambiente.
El legado de Schumpeter al estudio de la administración de empresas
Contrario a lo que han escrito autores de la Escuela de economía de Chicago, Schumpeter (1912)
consideró que una organización que se rija por parámetros capitalistas nunca deja de moverse,
por tanto, es imposible estudiarla a partir del postulado de estacionalidad. La persecución de las
utilidades y la acumulación de capital con- ducen a un aumento en el crecimiento. El impulso
fundamental que alimenta dicho crecimiento proviene de los nuevos bienes consumibles, los
nuevos métodos de pro- ducción, nuevos mercados y nuevas formas de organización de los
individuos. El proceso de cambio es cualitativo, pero también cuantitativo. Prueba de ello es que las
viejas industrias constantemente son reducidas en su alcance, e incluso algunas han
desaparecido y han dado paso a otras nuevas. El resultado no ha sido únicamente una expansión
cuantitativa de las organizaciones, sino también un cambio cualitativo en las estructuras. La
creación de nuevas empresas y la desaparición de las viejas es lo que para Schumpeter es la
destrucción creativa.
La destrucción creativa schumpeteriana se refiere a que para, crear algo nuevo, es necesario
destruir gran parte o la totalidad de lo viejo. Bajo este enfoque, la historia de la humanidad puede
clasificarse en dos tipos de etapas: a) las de cambio incre- mental; y b), las de cambio de
paradigma tecnoeconómico. En las primeras se ha mejorado lo existente hasta llevarlo casi al
límite de sus capacidades; una vez que ha estado muy cerca del límite, las deficiencias de la
tecnología, de la organización y del sistema socioeconómico se han vuelto patentes y con ello ha
iniciado una frenética búsqueda para identificar y evaluar caminos alternativos de evolución. Las
segundas se refieren a una nueva concepción para enfrentar los problemas y los métodos para
solucionarlos.
Cuando estas condiciones tienen lugar en una sola industria o región se habla de un cambio de
trayectoria tecnológica; cuando se da en toda la sociedad, se trata de un cambio de paradigma
tecnoeconómico (Freeman y Pérez, 1988). En ambos casos se trata de una modificación de los
problemas que se consideran relevantes y de lo que se cree que son las formas correctas de
solucionarlos. Al darse un cambio de para- digma o de trayectoria, algunos o varios de los
conocimientos, rutinas e instituciones desarrollados bajo el paradigma anterior se vuelven
obsoletos por ser contrarios a las prácticas que ha impuesto la nueva trayectoria o paradigma para
poder ser instru- mentado.
Por ende, la destrucción creativa se refiere a una forma de competencia sustancialmente distinta
a la que se pudiera encontrar en la teoría neoclásica. Lo que Schum- peter (1912) propone es un
proceso que relega al equilibrio puramente competitivo. En virtud de lo anterior, la amenaza real
para una organización está constituida por la introducción de una nueva tecnología por un
competidor. Las innovaciones en los productos y la tecnología en la producción de los mismos, los
mercados y los méto- dos de organización se suceden en forma de olas. Los empresarios son
atraídos hacia el uso de tecnología de punta y los productos más innovadores; a la postre, estos
as- pectos se convierten en el motor del crecimiento económico que conllevan a generar una
expansión de los mercados. Durante esta fase de acelerado crecimiento econó- mico, el capital
(v.g. los empresarios y/o los consejos de administración) es atraído hacia los motores de
crecimiento e ignora otras variantes o posibilidades. A menudo, los nuevos empresarios inician
nuevas tecnologías y crean empresas que sirven para colocar productos en nuevos nichos del
mercado o emular a los mismos pioneros.
La formulación de varias alternativas de evolución, que superen las deficiencias de la línea de
evolución seguida hasta el momento, es un proceso que requiere de un periodo de entre cinco a
quince años. El proceso de selección de la nueva alternativa dominante (nueva trayectoria
tecnológica o nuevo paradigma tecnoeconómico) es un proceso que toma otra década. Por tanto,
el tiempo que transcurre entre la detección de los límites del crecimiento de un paradigma o
trayectoria, y su sustitución por otra mejor adaptada a las nuevas condiciones, es un proceso que
toma de diez a veinti- cinco años.
Ha sido una constante que, cuanto mayor haya sido el éxito del paradigma o trayec- toria anterior
y cuanto más radical sea el cambio propuesto, mayor tiempo tardará en darse la transición. La
destrucción creativa de Schumpeter sugiere que la industria tiene patrones de ciclos de vida de
desarrollo caracterizados por un rápido creci- miento inicial y una reducción subsiguiente del
crecimiento, y en algunos casos, un declarado declive. Una industria crece rápido, hasta que llega
a saturar el mercado, na vez que este periodo llega a su fin; por lo que el crecimiento de la
demanda del producto se relaciona con el ingreso y el crecimiento de la población en la medida en
que crezca la competencia con nuevos productos y nuevas tecnologías que entren al mercado y
sean capaces de atraer a los consumidores.1
La propuesta general de Schumpeter enfatiza que el sistema económico se mueve empujado
por los nuevos bienes de consumo, los nuevos métodos de producción y de transporte de las
mercancías, los nuevos mercados y de las nuevas formas de or- ganización industrial que
generan las empresas. Señaló la diferencia entre el simple mejoramiento de tecnología y el
movimiento lateral de procesos nuevos; para él, un sistema que utilice sus recursos óptimamente,
con el paso del tiempo podría resultar inferior a otro sistema que no se desempeñe tan
óptimamente, pero que sea más in- novador. Sin embargo, Schumpeter no fue capaz de identificar
que se puede innovar sin necesariamente destruir. La supervivencia es posible (incluso si se
continúan si- guiendo los viejos cánones con los que se ha procedido) si se muestra adaptabilidad
al cambio.
La teoría de la evolución biológica contemporánea
En la década de los setenta algunos economistas revivieron el interés por incorporar al conjunto de
herramientas del análisis económico el uso del análisis de la evolución biológica. El autor pionero
de este enfoque fue Nicholas Georgescu–Roegen (1967 en adelante).2 Sus principales
aportaciones se centraron en las implicaciones de la Ley de la Entropía en el análisis de las
organizaciones, las nociones sobre la escasez absoluta y sus contribuciones sobre la integración
de conceptos de la termodinámica en la economía. En 1971 este autor publicó su The Entropy
Law and the Economic Process (La ley de la entropía y el proceso económico). Para
Georgescu–Roegen (1978) el crecimiento de las organizaciones está caracterizado por
redistribuciones cuantitativas dentro de un espectro de bienes cualitativamente constantes. Esta
apre- ciación se fundamenta en los principios termodinámicos, en virtud de que bajo la óptica de
las ciencias físicas no es posible la creación de materia y, por lo tanto, el proceso de producción
en realidad es un proceso de transformación de la materia a 1 Una excepción importante a lo
dicho por Schumpeter fue planteada por Burns (citado en Booth, 1998: 13) cuando indica que “la
economía, comprendida como un sistema, no experimenta un retroceso en el crecimiento, pero ello
no implica que las industrias lo hagan inevitablemente”. Esta consideración im- plica que las
nuevas industrias van regenerando el crecimiento que han dejado las antiguas industrias: en
adición a lo anterior, la incorporación de nuevos sectores que aportan tecnología y producción a la
economía hacen que ésta se expanda, y con ello se evite el declive de la misma.
2 Para un profundo conocimiento de la obra de Georgescu–Roegen se recomienda
especialmente ver Carpintero (2006) y Naredo (2003 y 2006). través de la manipulación de la
mano del hombre (si bien sí hay una degradación energética, sustentada en el principio de la
entropía). Por tanto, el crecimiento de las empresas es un proceso que conduce a la
producción de bienes nuevos, en los que implícitamente hay una homogeneidad cualitativa; de
ahí que el proceso económico se caracterice por generar redistribuciones cualitativas dentro de
un ámbito de bienes cualitativa y cuantitativamente cambiantes.
La generalidad de los países hace un uso complementario de ambas vías, aunque en proporción
diferente. No existe ningún país que se autoabastezca absolutamente de tecnología a este
respecto. Se ha comprobado que cuanto mayor sea el nivel de desarrollo económico de un país
mayor es también la importancia de su sector tecnológico o conjunto de actividades de I+D. Parece
ser que España es la excepción (1).
Desde la perspectiva del análisis económico, la concepción de la tecnología como conocimiento,
de acuerdo con la definición que antes se ha dado, es bastante reciente.
Hasta mediada la década de 1970 el modelo explicativo de la innovación adopta un carácter lineal
y el análisis se centra en la búsqueda de los factores determinantes de los resultados tecnológicos
de las empresas.
El modelo lineal fue concebido como un proceso que evoluciona pasando por distintas etapas:
investigación, invención, innovación y difusión. A su vez, la investigación pasaba por diversas
fases: conocimientos científicos básicos, conocimientos tecnológicos e ingeniería práctica.
Debido a esta hipótesis de linealidad, la I+D se consideraba el principal indicador de las actividades
de innovación.
Así, los datos disponibles para el análisis de la innovación se podían resumir en tres grandes
categorías:
Inputs en I+D, recogidos en los países de la OCDE conforme a la metodología del Manual de
Frascati.
Datos relativos a patentes, cuyo conjunto más importante está formado por los registros de la
Oficina de Patentes de Estados Unidos, de la Organización Mundial de la Propiedad
Industrial (OMPI) y de la Oficina Europea de Patentes.
Datos bibliométricos, que reagrupan las publicaciones y citas científicas a partir,
fundamentalmente, de la base de datos elaborada por el Institute for Scientific Information
de Philadelphia (Estados Unidos).
Las limitaciones de estos datos son conocidas (2). Las cifras de I+D no reflejan los resultados de la
innovación y, por otro lado, tienden a subestimar la actividad innovadora de las pequeñas
empresas, ya que numerosas empresas innovan con éxito con relativos pocos recursos para la
I+D. Los datos sobre patentes son limitados porque no todas las empresas siguen la misma política
en materia de depósitos. Además, informan de la fase de invención pero casi nunca de su
comercialización y, por tanto, del impacto económico de la misma. Por último, los datos
bibliométricos sólo informan de la investigación básica, pero no del proceso de innovación.
Un segundo modelo, opuesto al modelo lineal, es el desarrollado en los años ochenta, denominado
modelo interactivo, que implica cambios radicales para la gestión tecnológica de las empresas o el
diseño de la política tecnológica por parte de las administraciones públicas. Este modelo se basa
en la idea de una interacción continua entre los distintos partícipes y elementos presentes durante
todo el proceso de innovación y la comercialización posterior de resultados. Incluso una vez que el
producto esté plenamente introducido en el mercado, este proceso sigue mediante el
perfeccionamiento y diversificación de los productos y procesos de producción de las tecnologías
utilizadas. Mientras que en el modelo lineal destacan solamente las actividades tecnológicas del
departamento de I+D, el modelo interactivo destaca la capacidad tecnológica de la empresa en
general, considerando la gestión empresarial como un proceso estratégico y corporativo en el que
tendrá que estar implicada toda la empresa, incluidos sus distribuidores y clientes. La capacidad
tecnológica de una empresa se basa en su “saber hacer” y tiene una dimensión tácita y
acumulativa. La transferencia tecnológica es considerada como costosa y difícil, y el entendimiento
de nuevas tecnologías cuesta mucho tiempo y recursos humanos. El modelo interactivo considera
la innovación como un proceso dinámico o interrelacionado con efectos de retroalimentación
continuos entre las distintas etapas y, además, todo este proceso se desarrolla en un ambiente
cambiante (Malerba/Orsenigo, 1995), donde los protagonistas y competidores reaccionan a cada
uno de los cambios.
Por otra parte, debido a la multiplicidad descrita de las fuentes del aprendizaje, las oportunidades
del desarrollo tecnológico difieren muy sensiblemente de unas industrias a otras. Esas
oportunidades, que pueden resultar cambiantes a lo largo del tiempo, dependen del estado o nivel
de la ciencia y la técnica relevantes para el caso, del ritmo en el que se desplace en cada campo la
frontera del saber, del grado de dificultad que, para el aprendizaje, poseen las tecnologías de cada
rama industrial o de servicios, de la amplitud de las empresas, de la presión de la competencia
entre ellas y, finalmente, de factores aleatorios que hacen que descubrimientos casuales abran
ventanas de oportunidades para nuevos desarrollos.
Entre las razones últimas que dirigen la gestión empresarial, unas de ellas, imprescindible para
llevar a cabo un esfuerzo innovador en su actividad es que los resultados del esfuerzo innovador
se traduzcan en algún tipo de beneficio para el que los realiza. Ese beneficio dependerá, entre
otros factores, del grado de apropiación privada de los resultados. Las tecnologías difieren en
cuanto al grado en que pueden ser apropiadas y en cuanto a la forma o medio para conseguirlo.
Todas poseen aspectos propios de los bienes públicos y características susceptibles de ser
apropiadas privadamente, pero en proporciones que varían en gran medida según las tecnologías.
También los medios para proteger un resultado frente a la imitación o para valorizarlo previamente
son diferentes según la tecnología que se trate —patentes, secretos, modelos, regularidad
innovadora, tiempo de adelanto, curva de aprendizaje, capacidad comercializadora, etc. o una
mezcla de todos ellos—. La apropiabilidad influye de forma directa en el nivel del esfuerzo
innovador de las empresas para un nivel dado de oportunidades tecnológicas.
Esta línea de trabajo propuesta por Pavitt y otros investigadores del SPRU-Sussex es de máximo
interés para avanzar en la comprensión de las relaciones entre la estructura industrial y las
características de la innovación —y es un punto de referencia fundamental en este trabajo—.
Estos modelos permiten fundamentar con un mayor rigor algunas de las ideas centrales de
Schumpeter, en particular la de la competencia como un proceso y no un estado y que, por lo
tanto, hay ganadores y perdedores y, además, aleatoriedad. También incorpora la idea de que
existe un trade-off entre eficiencia estática asociada a la competencia general y la eficiencia
dinámica asociada a la competencia restringida.
G. Dosi (6) trata de construir un modelo capaz de explicar los determinantes del cambio
tecnológico que permitan comprender las maneras en que ciertas tecnologías se conforman como
dominantes y las vías en que evoluciona y en un contexto que también cambia y evoluciona.
Construye lo que él llama un “modelo de estructura débil” en el cual el comportamiento y estrategia
de las empresas aparecen determinados por las condiciones estructurales —las de la propia
empresa, las del sector y las del régimen tecnológico—, que definen los grados de libertad que
tienen las empresas para la acción. Es un modelo jerarquizado que permite unir el tratamiento
microeconómico del comportamiento innovador y la dinámica del sistema en su conjunto.
Dosi va a criticar las principales teorías que tratan de explicar los determinantes del cambio
técnico: la teoría de la demand-pull (7) y la teoría de la technology-push (8) . Ambas muestran una
incapacidad para dar cuenta de buena parte de los resultados obtenidos a partir de los análisis
empíricos realizados sobre tecnologías y sectores concretos.
La crítica a las teorías de demand-pull, más allá del cuestionamiento del marco teórico de
referencia, se centra en tres aspectos:
1. Éstas suponen un concepto de pasiva y mecánica reactividad del cambio técnico respecto
a las necesidades expresadas en el mercado. Sin embargo, las necesidades potenciales
son infinitas y es difícil explicar en qué momento se van a satisfacer. Por otra parte, no
explican qué es lo que pasa entre el reconocimiento de la necesidad por el productor y el
resultado final de un nuevo producto. La tecnología y la ciencia aparecen como una “caja
negra” con infinitas posibilidades.
2. Son incapaces de definir el porqué y el cuándo de ciertos desarrollos tecnológicos en lugar
de otros.
3. Ignoran los cambios que tienen lugar en la capacidad inventiva con el paso del tiempo, sin
guardar una relación con los cambios en el mercado.
Por lo que se refiere a las teorías de la technology-push su limitación es justamente la inversa.
Incorporan mal la importancia de los factores económicos en la dirección del proceso de
innovación. Su esquema básico parte de una visión unidireccional de las relaciones ciencia-
tecnología-producción, donde la primera componente es una fuerza exógena.
Para construir un modelo alternativo parte de la consideración, como firmes, de una serie de
resultados obtenidos a partir de los análisis empíricos de los procesos de innovación:
1. Los inputs científicos juegan un papel creciente en el proceso de innovación.
2. Las actividades de I+D presentan una creciente complejidad que hace que el proyecto de
innovación sea objeto de planificación a largo plazo por las empresas y otros agentes, lo
que hace pensar en la hipótesis de una innovación como respuesta de los productores
frente a los cambios en las condiciones de mercado.
3. Existe una significativa correlación entre esfuerzo de I+D y output innovador en muchos
sectores. También se observa una ausencia de correlación entre mercado y patrón de
demanda por un lado, y output innovador por otro.
4. Una parte importante de la innovación se origina en el learning-by-doing y está incorporada
en personas y organizaciones.
5. La creciente formalización institucional de la investigación, aun conservando una
naturaleza intrínseca incierta, indicaría la existencia de un conjunto de elecciones
tecnológicas que son conocidas ex-ante.
6. El cambio técnico no ocurre al azar sino que: a) su dirección es definida por el estado de
las tecnologías en uso; b) la posibilidad de que empresas y organizaciones consigan
avances tecnológicos es función, entre otras cosas, del nivel tecnológico conseguido por
ellas previamente.
7. La evolución de tecnologías a lo largo del tiempo presentan regularidades y una de ellas es
que normalmente pueden definirse sendas (pautas) de cambio en cuanto a algunas
características económicas y tecnológicas de los productos y procesos.
Dosi plantea como objeto central de análisis el “sistema tecnológico” (9) y sus relaciones con las
variables económicas.
Un paradigma tecnológico acota los problemas abordables en su marco y encauza las soluciones a
esos problemas. De esa forma impone fuertes restricciones en cuanto a las direcciones que el
cambio técnico tiene que seguir o abandonar. La dirección del progreso técnico aparece como
solución de los problemas y necesidades que se van planteando dentro de un paradigma,
enfocando los esfuerzos en la exploración de las oportunidades tecnológicas que éste ofrece y
ejerciendo un poderoso efecto de exclusión con respecto a otras posibilidades alternativas.
En consecuencia, con eso los teóricos de la Teoría Evolucionista, definen la trayectoria tecnológica
como “el patrón de solución normal de los problemas dentro de un paradigma tecnológico (12) “.
Cada paradigma tecnológico posee unos procedimientos y mecanismos de búsqueda propios y
una “lógica en el tipo de soluciones” encontradas, que caracteriza el desarrollo tecnológico de las
tecnologías a lo largo del tiempo. De ahí sale una idea de progreso, dentro de un paradigma, como
el resultado de las mejoras de los trade-offs entre todas las dimensiones que lo configuran: campo
de aplicación, tecnología material, propiedades físico químicas a explotar, dimensión tecnológica y
económica, etc.
Un nuevo paradigma surge de la ciencia, pero no directa y exclusivamente, sino que en ella
intervienen elementos de selección y discriminación de carácter económico, institucional y social.
Estos elementos de selección actúan como un filtro que determinan las características del
paradigma. Según Dosi, los filtros más generales son las valoraciones de “factibilidad,
comerciabilidad y rentabilidad” y, sobre todo, las grandes opciones tomadas por el Estado.
La dirección del progreso técnico normal es analizada por Dosi como el desarrollo de trayectorias
tecnológicas cuya senda está determinada por la forma normal de resolución de los problemas que
le es propia a cada paradigma. O dicho de otra forma, cada paradigma determina unas trayectorias
tecnológicas que son la expresión de la matriz de trade-offs que se establecen entre las variables
relevantes de ese paradigma. Esas trayectorias configuran un conjunto de estándares tecnológicos
para un considerable período de tiempo.
Tanto para Nelson y Winter como para Dosi el entorno económico y social juega un papel de
selección de la trayectoria tecnológica seguida. El entorno no modifica las posibilidades contenidas
en una tecnología ni modifica una trayectoria tecnológica determinada, pero discrimina y
selecciona las trayectorias dominantes basándose en diversos criterios. De tal forma, sobre la base
de un flujo de innovaciones, el entorno determina la vía a través de la cual el uso relativo de las
diferentes tecnologías cambia con el tiempo.
En concreto Nelson y Winter toman en consideración elementos del mercado —el beneficio— y
extra-mercado en su modelo general del entorno de selección. Destacan la importancia creciente
de los segundos respecto de los primeros como son los elementos político-institucionales,
financieros, comportamiento de los consumidores, etc., particularmente en relación a algunos
sectores. Insisten en la necesidad de matizar las relaciones entre innovación-beneficios teniendo
en cuenta la especificidad de cada sector y la importancia de la relación imitación-beneficios. Los
trabajos sobre innovación desde la perspectiva sectorial incorporan una dificultad añadida,
precisamente por la especificidad de cada sector, dificultad subsanada, por trabajos que buscan
tipologías sin discriminaciones sectoriales, lo que concede un interés especial a este tipo de
trabajos. Esta es la orientación que se le ha dado al que aquí se presenta.
imagen1
Fuente: Elaboración propia a partir de estudios
NOTAS
[1] La distancia tecnológica que nos separa de la cuota europea es enorme. Concretamente el
ratio de esfuerzo tecnológico español tan solo supone un 46% del que tienen, en media, los países
de la UE, y un 33% del que registra EE.UU, España muestra un desnivel en términos de I+D, muy
superior al que corresponde a su posición económica. Así, adviértase que la renta per cápita de
España se encuentra bastante más próxima a la media de la UE: en torno al 85 por ciento, medida
en paridad de poder de compra.
[2] Schmookler descubrió que, en 1953, las patentes y los gastos en I+D estaban muy
relacionados en dieciocho importantes grupos industriales, con el 85 por 100 de la variación
interindustrial de patentes pendiente explicada por la variación en los gastos en I+D. Utilizando una
muestra de las mayores 500 empresas industriales norteamericanas en 1955, el análisis de
regresión de Scherer (1965) indicó una relación casi lineal entre el número de personas dedicadas
a la I+D en 1955 y el número de patentes concedidas a una empresa en 1959 (el intervalo de
cuatro años refleja el tiempo medio de registrar y procesar solicitudes).
En otro estudio, Comanor y Scherer (1969) compararon tres medidas de la actividad innovadora en
cincuenta y siete empresas farmacéuticas: el volumen de ventas de los nuevos productos en los
dos años posteriores a su introducción, el número de personal dedicado a la I+D y el número de
patentes obtenidas. Manteniendo fijo el tamaño de la empresa, la correlación entre las patentes y
las otras medidas relativas a los factores y a la producción de invenciones fue positiva y
significativa desde el punto de vista estadístico. McLean y Round (1978), siguiendo el esquema de
estudio de Comanor y Scherer, investigaron la correlación entre las tres medidas de factores que
intervienen en el proceso de investigación y desarrollo —la relación gastos en I+D-ventas,
empleados en I+D-mano de obra total y empleados profesionales-mano de obra total— y la
producción medida por los nuevos productos, o los nuevos productos ponderados —donde la
ponderación reflejaba sus ventas relativas— Su muestra contenía 980 empresas industriales
australianas durante el período 1971-1972. Para toda la muestra, los coeficientes de correlación
fueron positivos y altamente significativos. La correlación mayor entre los factores y la producción
se obtuvo cuando los primeros se midieron por la relación empleados en I+D-mano de obra total.
Mansfied (1968) descubrió, para un tamaño de empresas dado, una relación estrecha a largo plazo
entre los gastos en I+D y el número total de invenciones importantes resultantes. El estudio de
Comanor (1965) sobre la industria farmacéutica alcanzó, con su muestra, una conclusión similar.
Pavitt y Ward (1971) encontraron, con datos de trece industrias norteamericanas, una elevada
correlación entre la intensidad de la I+D (la relación fondos para la I+D-ventas) y las tasas de
innovación técnica, medidas por la tasa anual esperada de introducción de nuevos productos como
porcentaje de las ventas. Descubrieron asimismo, con datos de diez países de la OCDE, una alta
correlación entre los gastos en investigación y desarrollo industrial a nivel nacional y la innovación
tecnológica, después de corregir las diferencias en población.
[3] De hecho, G. Dosi no la introduce en la obra de 1984 que venimos citando (Technical Change
and Industrial Transformation) pero la incorpora en el artículo citado, ibid., p. 17.
[4] Vid. Pavitt (1984a) y (1984b)
[5] R.R. Nelson y S.G. Winter, “ Neoclassical vs Evolutionary theories of economic growth: critique
and prospectus”, The Economic Journal, diciembre, 1974, pp. 886-905; R.R. Nelson y S.G. Winter,
An evolutionary theory of economic change, Cambridge (Massachusetts), Harvard University Press,
1982.
[6] G. Dosi, Technical Change and Industial Transformation, Londres, MacMillan. Press, 1984
[7] La idea fundamental que subyace en esta teoría es que la invención es una respuesta a las
oportunidades de obtención de beneficios. Así, se piensa que las industrias en crecimiento
generarán más actividades inventivas que las que están en declive o estancadas. Una industria en
crecimiento necesita más bienes de equipo, lo que brinda a los proveedores con máquinas nuevas
o perfeccionadas la oportunidad de obtener beneficios. Este hecho crea, a su vez, un incentivo
para realizar invenciones de este tipo. En una industria estancada, la demanda de nuevo equipo se
limita a sustituir el equipo obsoleto o deteriorado y, por lo tanto, hay menos incentivos para
desarrollar nuevas máquinas.
En la demand-pull se supone que el comienzo de una innovación procede del personal de
comercialización o de producción de una empresa, y que la respuesta proviene del personal
investigador. Dicho de otra manera, los miembros de las empresas que tratan directamente con los
clientes o que están relacionados con la fabricación de sus productos plantean un problema, y el
personal investigador proporciona la solución.
[8] En ésta teoría se considera al personal investigador de una empresa como el indicador de las
innovaciones. El personal investigador comunica a la organización matriz los progresos
relacionados con el conocimiento científico básico para una posible comercialización. De aquí se
derivan dos importantes consecuencias: 1) Una empresas con un gran centro de investigación
dispondrá de una ventaja respecto a otra con instalaciones más reducidas, ya que su personal
podrá examinar un campo más amplio de la base científica para posibles aplicaciones comerciales.
2) La velocidad de las actividades innovadoras dependerá de los progresos realizados en la base
científica, lo que indica que en las áreas que la base científica subyacente es estacionaria, la
innovación tiende a ir más despacio que en aquellas áreas en las que ésta está creciendo. Este
panorama del proceso de innovación supone que una empresa que es capaz de financiar a un
gran número de investigadores se halla, de nuevo, en dicha posición más favorable que otra que
no lo puede hacer.