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La temperatura no depende de la
cantidad de materia ni promueve el cambio estructural de la misma. La temperatura mide en cierta
manera la energía asociada al movimiento o energía cinética de las partículas que componen la
materia bajo estudio. En la actualidad se utilizan comúnmente tres unidades de medida: los grados
Fahrenheit (°F), del sistema inglés, los los Kelvin (K), del sistema Internacional y los grados Celsius
(°C), unidad derivada de los Kelvin. De estos sistemas, el Fahrenheit está siendo sustituido por el
Celsius. El sistema en Kelvin se utiliza mayormente en las ciencias.
La escala Kelvin es similar a la escala Celsius. En ambas se divide en cien pedazos iguales el intervalo
entre la temperatura a la que se congela ya a la que se evapora el agua. La única diferencia real
entre las dos escalas son los valores en los cuales ocurren estos eventos. Por ejemplo, en la escala
Celsius se asigna el valor de 0 al punto de congelación del agua, mientras que en la escala Kelvin se
asigna el valor de 273.15K. Por otro lado en la escala Celsius se asigna el valor de 100°C al punto de
evaporación de agua, mientras que en la escala Kelvin se asigna el 373.15K. En la escala Kelvin la
temperatura menor posible, llamada cero absoluto, es 0 K. El cero absoluto equivale a una
temperatura de -273.15°C en la escala Celcius. Observa que cuando nos referimos a los grados Celsius
utilizamos la unidad de °C, mientras que cuando nos referimos a los Kelvin usamos la unidad K sin el
símbolo de grados. Esto ocurre porque la escala Kelvin es absoluta y debido a esto no se utiliza el
símbolo K.
Así que:
En ecuaciones se escribirían:
Ejemplo:
El punto de fusión de la sal de mesa ocurre a los 1,474°F. Expresa esta temperatura en Celsius y en
Kelvin.
Solución:
Primero convertiremos de Fahrenheit a Celsius
°C = 5/9 x (°F – 32)
°C = 5/9 x (1474 – 32)
°C = 5/9 x 1442
°C = 801°C