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LA MUJER EN COLOMBIA, HECHO Y DERECHO.

Solo hasta el siglo pasado, a la mujer en Colombia le fueron reconocidos sus derechos de
libertad y voto, dejando (en teoría) de lado, el sometimiento y obediencia al hombre, e
interpretándose plenamente como un ser humano. Desde este punto de vista, analizaremos
cómo desde una explicación religiosa y antropológica, el rol de la mujer en Colombia y en el
mundo, se ha convertido en una convención cultural de inferioridad respecto al hombre.

En el inicio de la creación, según el libro sagrado, la biblia, existieron el hombre y la mujer,


Adán y Eva: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra,
los creó"1, luego les otorgó el paraíso para que vivieran allí cumpliendo su ley divina; hasta
que Eva desobedeció las indicaciones y advertencias de Dios y quedó vetada junto a su
marido, del paraíso: " Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer y que era agradable
a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de si fruto y comió; y dio
también a su marido, quien comió así como ella".2 De esa manera, la mujer Eva, por ser
iniciadora del pecado original, quedó siempre a la dependencia del hombre, fuera del Edén.

Sin embargo, hay quienes no creen en la veracidad de estos hechos, así que miraremos la
supuesta superioridad del hombre a partir de otra perspectiva.

Los primeros grupos humanos primitivos, para sobrevivir, tenían que realizar tareas como
conseguir alimento y refugio; y fue así como se estableció que físicamente el hombre era el
más fuerte para estas tareas, además de la caza; así que a las mujeres les correspondían tareas
sencillas y de menos requerimiento físico. A partir de esta concepción, el papel del hombre se
hizo más importante y fundamental para la subsistencia y organización social, cuyo poder era
determinado por la fuerza física.

De cualquiera de las dos concepciones, la forma como se ha concebido el rol de la mujer hasta
hace poco tiempo, ha sido el mismo, la mujer se ha visto como la sombra infaltable del
hombre de modo tal que su proceso de reconocimiento social ha sido más lento.

En Colombia solo hasta los inicios de la segunda mitad del siglo pasado, se le reconocieron a
la mujer, la libertad de pensamiento, el sufragio individual, el acceso pleno a la educación y la
participación laboral en campos ejercidos generalmente por hombres.

Peor a pesar de ello, y aunque nos refiramos al siglo XXI, todavía en países en desarrollo
como Colombia, el reconocimiento generalmente ha sido por debajo del hombre, porque la
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LA MUJER EN COLOMBIA, HECHO Y DERECHO.

mayoría de las mujeres se han acostumbrado (como si fuera producto de un estigma en sus
memorias) a pensar anteponiendo el valor del hombre sobre su valor individual.

Por ejemplo son muy pocas las mujeres que tienen cargos de lato rango social, además en la
sociedad colombiana existe un gran porcentaje de mujeres madres cabezas de hogar sumidas
en la pobreza absoluta.

En el marco legislativo de la república de Colombia, la mujer y el hombre son iguales ante la


ley, pero, ¿cuántas mujeres gobiernan nuestro país?, muy pocas, o ¿cuántas son grandes
empresarias?, una mínima proporción.

Con esto no quiero aludir a una contraposición o como dirían las presentadoras de farándula,
guerra de sexos, ni tampoco dejar por encima del hombre a la mujer o viceversa; muy por el
contrario a lo que voy es a resaltar el valor de la mujer en nuestra sociedad colombiana y no
precisamente como madre, esposa o ama de casa, sino como complemento en igualdad de
condiciones, de los hombres.

Pero son las mujeres, quienes deben dejarse conocer ante el mundo, generando movimientos
idealistas que rompan con el esquema de la mujer esclava de la sociedad; que se muestre
como líder y cabeza ideológica de nuevas concepciones; que interprete su papel integral,
como el de un ser capaz de mover masas, de mujer luchadora e inquebrantable.

Porque a la sociedad se le debe quitar la concepción errónea de forjar y/o emprender un


desarrollo basado en diferencias, ya sea económica, ideológica o entre hombres y mujeres, ya
que ha dejado de ser una costumbre para convertirse en un estado de pensamiento.

Porque en lugar de vivir con diferencias, hay que hacer la diferencia.

Y porque solo cuando se es consciente de lo que se tiene (derechos, ideales, proyectos,


sueños…) entonces se es fuerte frente a una sociedad continua y cambiante.

Bibliografía

SOCIEDAD BÍBLICA COLOMBIANA. La santa Biblia. Versión Reina Valera.


Panamericana Formas e impresiones. Santafé de Bogotá-Colombia. 1998

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