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EMBRIOLOGÍA DEL APARATO GENITAL FEMENINO

Tal y como queda reflejado en los artículos referentes a la embriología del aparato genital
masculino el determinante de la diferenciación sexual de los genitales internos es el sexo
cromosómico, definido en el momento de la fecundación según el embrión resultante sea XX
o XY.

La presencia del testículo o del ovario definirá los caracteres sexuales propios del hombre o
de la mujer, respectivamente. Por lo tanto, las primeras fases del desarrollo embrionario
sexual son comunes para los dos sexos.

Dicho esto, queda claro que podemos dividir el desarrollo embriológico en la mujer de la
misma forma que en el hombre: una primera fase indiferenciada y común a los dos sexos y
una segunda fase en la que se produce la evolución propia hacia el sistema genital femenino
(el hecho de que el origen del rincón sea también común hace que algunos autores se
refieran al aparato genitourinario). Veamos la etapa 1.

Etapa 1. Sistema genital indiferenciado

Ya se habló en el artículo dedicado al aparato genital masculino del origen común de las
estructuras que posteriormente experimentarán una diferenciación en cada uno de los sexos.
Además, es curioso resaltar que algunas de estas estructuras se comparten en el desarrollo
embriológico del aparato renal. Remitimos al lector a los artículos de embriología del aparato
genital masculino.

Lo más fascinante de esta fase del desarrollo sexual es el hecho de que el embrión sufre los
mismos cambios en el aparato genital independientemente de que sea masculino o
femenino. Es como si la naturaleza hubiera diseñado un mecanismo mediante el cual se
consigue la máxima eficacia con el mínimo gasto: hasta que no comienza la secreción
hormonal, con un mecanismo común es más que suficiente. Posteriormente, las hormonas
se encargarán de incidir de forma diferente en cada uno de los órganos diana haciendo que
la evolución sea muy diferente aunque el origen inicial sea exactamente el mismo.

TRANSFORMACIÓN A SISTEMA GENITAL DIFERENCIADO

En la etapa 2 continúamos estudiando la formación de los genitales externos e internos,


llamándose a esto "transformación al sistema genital diferenciado". Veamos cada parte.

Genitales internos:

Durante la séptima semana de gestación, la gónada empieza a asumir características de


ovario o testículo, en el caso de que el feto posea cromosomas XX (sexo femenino). En su
evolución hacia ovario, tendrán lugar una serie de cambios celulares en su interior. A los 3-4
meses de gestación, la masa celular interna se convierte ya en óvulos jóvenes. Se formarán
una capa externa nueva y una capa interna permanente. La capa externa se transformará
para dar lugar a los folículos ováricos que contienen los óvulos. Es importante señalar que la
mujer nace con una dotación determinada de folículos, lo que hace que llegue un momento
en que estos folículos se "gasten". Esto coincide con la menopausia. El hombre, en cambio,
puede fabricar espermatozoides toda la vida. Esta programación respecto al número de
folículos se realiza durante esta fase del desarrollo embrionario.

Por su lado, hacia la séptima semana (cuando el embrión mide entre 10 y 15 mm), los
conductos de Müller empiezan a desarrollarse. Alcanzan el seno urogenital hacia la novena
semana y sus extremos se fusionan dejando un lugar que formará la cavidad útero-vaginal.
Al diferenciarse la gónada hacia ovario, el sistema de conductos de Müller formará los tubos
uterinos o trompas de Falopio, el útero y gran parte de la vagina.

A su vez, el ovario se desplaza temprano desde su lugar de origen y se sitúa junto al canal
útero-vaginal en desarrollo (canal que se está formando a partir de los conductos de Müller),
al nivel de lo que serán las trompas de Falopio. Se creará un sistema de ligamentos a partir
del tejido que queda entre dos estructuras cercanas. Estos ligamentos impedirán el descenso
del ovario más allá del abdomen, quedando situados en el interior de la pelvis.

Genitales externos:

Si bien hacia la octava semana se produce la diferenciación sexual, no es hasta el tercer mes
cuando el desarrollo progresivo de los genitales externos adquiere características, en este
caso femeninas.

A partir de las mismas estructuras comunes se obtiene finalmente la vulva (que contiene
aberturas separadas para la vagina y la uretra) y la vagina.

Los labios menores se forman a partir de los pliegues que forman los bordes del seno
urogenital. El himen es el resto embrionario del conducto de Müller.

El clítoris se forma a partir del tubérculo genital, protuberancia del seno urogenital; los labios
mayores se constituyen a partir de las protuberancias genitales, situadas a ambos labios del
seno urogenital. El aspecto de los genitales externos se completa alrededor del tercer mes.

No sólo durante el desarrollo embrionario) sino también durante el resto de la vida, muchos
sistemas influyen y/o, se relacionan con el sistema sexual reproductor.

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