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SOCIEDAD BORDELINE PARA EL SIGLO XXI

PUNTO CERO: INTRO

El hombre es un animal que necesita interactuar con otros miembros de su propia especie. Es, por
tanto, un animal social. Tras miles de años de establecer complejas estructuras e intercambios el
resultado es una sociedad con serios síntomas de enfermedad: los movimientos antiglobalización,
las conspiranoias, las adicciones, King Mob, Philip K. Dick, Pocholo, Matrix, Tyler Durden, Homer
Simpson. De todos ellos se habla un poco a continuación.

Viendo la inminente Matrix Reloaded vuelve a intuirse la idea: hay otra falsa realidad dentro de la
ya falsa realidad. Para algunos, nada más cierto, y para unos pocos resulta hasta placentero. Que la
sociedad que nos rodea no es como la percibimos es una idea que ya hace tiempo que sale de debajo
de las piedras. Lo que está claro es que la realidad está por debajo de las expectativas creadas en el
siglo pasado. ¿depresión pop o idea de moda a punto de morir? A continuación, y a modo de
mejunje psicotrónico (al fin y al cabo hemos empezado hablando de Matrix), se samplea un poco
sobre el tema, se ofrecen algunos consejos (no exentos de demagogia y falsas evidencias) y se
recomiendan unos pocos autores y lecturas. Pistas aleatorias e inconexas para reconocerse en el
futuro y regocijarse a sabiendas de la sociedad estupefaciente en que vivimos (y a la que somos tan
adictos). ¿El futuro ya está aquí y no era como nos contaron ¿O sí?
SOCIEDAD BORDERLINE PUNTO UNO: SEA PARANOICO

God Blend the illuminati

“El gobierno americano y el israelí buscan las condiciones favorables para que se cumpla el
armagedón bíblico y la segunda venida de Cristo”. Esto lo dice Gregory Krupey (1) y podría colar
perfectamente como una afirmación actual. La cosa está en que fue escrita a mediados de los 80, y
ya entonces no era una idea nueva. En definitiva: que la mayor potencia armamentística de la
historia de la humanidad está controlada por una panda de visionarios religiosos a la búsqueda de
un Apocalipsis definitivo que traiga de nuevo a Cristo a la Tierra. Y luego todos felices y a comer
perdices. Pude hacernos reír o parecernos verosímil, pero podemos preguntarnos: ¿semejantes
majaderos pueden llegar a ejercer el poder?

La sospecha de que por encima nuestro alguien mueve los hilos no es precisamente nueva. Ahí
tenemos a los masones, los templarios, los cátaros, el Opus Dei, Fu-Manchú, el Fondo Monetario
Internacional, los extraterrestres, los illuminati, las grandes multinacionales, los protocolos de los
sabios de Sión. Un porrón de tipos que se reúnen en secreto y nos tienen controlados. Al parecer, el
periodista español Enrique de Vicente definió el término conspiranoia precisamente para aglutinar a
todos ellos y desde luego que acertó con la palabra.

¿Quién mató a JFK? ¿Es el Papa un holograma? ¿Qué contienen realmente los chococrispis y otros
desayunos y meriendas para niños? ¿En qué laboratorio secreto se gestó el SIDA, la neumonía
asiática o el síndrome del aceite de colza? ¿Pactó el presidente Eisenhover con extraterrestres?
¿Quién controla el clima? ¿Existe realmente Bin Laden o es un simple icono virtual creado por la
ultraderecha norteamericana? ¿Es Michael Jackson el anticristo? ¿Está Walt Disney congelado?
¿Las drogas nos liberan o son un medio de control? ¿Estuvo Sadam en el última edición del festival
Sonar de Barcelona? ¿Existe el Area 51? ¿Llegó realmente el hombre a la Luna? ¿Estamos
controlados por la red Echelon, por Bill Gates o por Berta (el mítico megaordenador de la
administración central del estado español)?

Sadam On Sonar 2003

Todas estas preguntas, con una capacidad de delirio más o menos variable (y/o genial) han sido
planteadas en algún momento de los últimos treinta años; y buena parte de estas elucubraciones
proceden de la más rancia ultraderecha, de la extrema izquierda, de vegetarianos faltos de proteínas
o de mentes enfermas y aburridas. Una auténtica avalancha de dudas, sobredosis de información y
desinformación que no sabemos muy bien si nos ayudan a descubrir la verdad, si realmente nos
confunden para no descubrirla o si simplemente se trata de memeces que basculan de lo divertido a
lo peligroso. Aparentemente, todas estas teorías conspiranoicas tienen su caldo de cultivo en
panfletos contraculturales (es decir, al margen de los medios de comunicación de masas) venidos de
los Estados Unidos. Otras crecen y se propagan como hongos gracias a internet, invento éste que a
estas alturas no sabemos muy bien si nos ofrece la libertad de expresión total (y virtual) o más bien
incrementa de manera exponencial la confusión. Algunas se encuentran al alcance de la mano, en el
quiosco de la esquina (todas esas revistas sobre ovnis, sucesos paranormales o filosofías new age) y
otras crecen por generación espontánea, como las leyendas urbanas o los bulos (incrementados
gracias a la internet antes citada y que ahora llaman fakes). Y, por supuesto, escarbando en las
librerías de segunda mano uno puede encontrar las más extrañas propuestas disfrazadas de
periodismo de investigación o manuales de autoayuda.

La avalancha de elucubraciones y sospechas es enorme y no ha parado de crecer desde la muerte de


Kennedy. No creo que sea el momento de discutir cada una de ellas; y muchas, de hecho, nos pasan
desapercibidad. Pero todas juntas, en definitiva, parecen estar diciéndonos que tengamos miedo,
porque nos hace maleables, o que seamos desconfiados, que algo de cierto habrá en todo ello. Que
dudemos de todo para, al final, no dudar de nada.

***
(1) En La derecha cristiana, el sionismo y la llegada del penteholocausto, ensayo incluido en la
delirante antología de textos compilada por Adam Parfrey que es Cultura del Apocalipsis
(Valdemar, 2002).
SOCIEDAD BORDERLINE PUNTO DOS : CONFIE EN SU DEMOCRACIA

Como decíamos, aparentemente las teorías de la conspiración y las sospechas que de algún modo u
otro estamos controlados parecen provenir de mentes extravagantes. A continuación, y a modo de
ejemplo, podemos comentar tres obras que vienen avaladas por el éxito (de crítica y/o público) y
que a la vez son generosas mostrando modos de dominación en esta sociedad borderline (2) en la
que vivimos: el libro No Logo de Naomi Klein, el documental Bowling from Columbine de
Michael Moore y algunas ideas sacadas de La cultura de la satisfacción de John Kenneth Galbraith.

En 1999 la periodista canadiense Naomi Klein publicaba No Logo, el poder de las marcas (3). El
libro rápidamente se convirtió en un éxito de ventas (incluso en nuestro país), en un best-seller que
muchos han considerado como la Biblia de los movimientos antiglobalización. Klein describe de
manera ágil el funcionamiento de las grandes corporaciones y multinacionales, la explotación
laboral en el tercer mundo y algunas de las formas en que muchas personas muestran su irritación
antes estas situaciones. Si bien es cierto que en su parte final el libro se deja llevar por su militancia
y sus ganas de fomentar la movilización y el boicot, también lo es que toda la extensa parte inicial,
aquella en la que nos habla de la presencia de las marcas en nuestras vidas y de cómo absolutamente
todo puede ser absorbido por el mainstream y la moda, resulta una lectura reveladora.

En muchos colegios públicos de Estados Unidos son empresas como McDonals o Burger King las
encargadas de dar de comer a los alumnos. Además, en una muestra de generosidad, parte del
acuerdo incluye la colocación de vayas publicitarias de la empresa en los patios de recreo.
Pongámonos, pues, conspiratorios. Dejando de lado los posibles desequilibrios alimenticios que
puede provocar una dieta rica en grasas (4) , ¿Qué efecto puede tener estar sometido a un constante
bombardeo publicitario desde nuestra más tierna infancia? Además, en la actualidad la publicidad
de las marcas rehuye la letra (recuerden: leer es peligroso) y acuden al símbolo, unos símbolos que
pueden estar expresamente diseñados para incrustarse en nuestros cerebro. ¿Por eso las marcas son
el gran valor de las multinacionales?.

Otra idea la mar de interesante que lanza Naomi Klein es la existencia de los cazadores de lo cool.
Se trata de avezados investigadores sociales con la misión de buscar todo lo que pueda convertirse
en una nueva tendencia. El resultado es descubrir que la moda se gesta, realmente, en los barrios
más marginales de los EE.UU. De nuevo, sospechemos: el punk, la ecología, la imagen del Ché
pueden convertirse en moda (de hecho, así ha sido). Cualquier idea mínimamente peligrosa puede
ser desactivada sencillamente convirtiéndola en algo lo suficientemente moderno para ser lucido
con orgullo por miles de personas. La imagen reiterada diluye su significado. Podemos afirmar que
es una práctica que se ha llevado a cabo en numerosas ocasiones.

Pasemos al cineasta Michael Moore. Aunque ahora ha modernizado su aspecto, viendo su pinta de
orondo pueblerino yanqui nadie sospecharía que se trata, en la actualidad, del más celebre
hostigador de la perversión del sistema democrático estadounidense. Nacido en el corazón de la
llamada América profunda (Michigan, 1954), se convirtió en un personaje célebre, alabado y
criticado con pasión, cuando en la descafeinada ceremonia de los Oscar de este año proclamó:
“Tenemos un país donde un presidente ficticio nos lleva a una guerra ficticia por razones ficticias”.
La afirmación la espetó, entre aplausos y abucheos, al recibir el galardón al mejor documental por
Bowling for Columbine. La verdad es que nuestro hombre ha pasado de ser casi un desconocido (5)
a triunfar en las salas de medio mundo (incluidas nuestras pantallas, tan poco proclives al género
documental) con este documento que, a partir de la matanza en el instituto que da nombre a la
película, perpetrada por un par de estudiantes armados hasta los dientes, ataca sin piedad a la
Asociación Nacional del Rifle (y a su presidente, un patético Charlton Heston) y a la cultura de la
violencia propiamente americana.
Si bien es cierto que los documentales jamás son inocentes u objetivos, que allí donde se planta una
cámara la realidad deja de ser como es (efecto del que ni siquiera están exentos Felix Rodríguez de
la Fuente o Jacques Cousteau), la verdad es que Moore convence con su principal conclusión: en los
EE.UU. se ha utilizado desde hace años el miedo como principal medio del poder político y
económico para la dominación. Obviamente hay mucho de teoría de la conspiración en sus tesis, y
en la actualidad el aclamado documentalista prepara Fahrenheit 911, donde investigará los lazos que
unen a la familia de George W. Bush y Osama Bin Laden y cómo el Gobierno de Bush ha utilizado
los acontecimientos del 11 de septiembre para llevar a cabo sus planes. Cualquier día le pegan un
tiro pese a ser tan patriota como cualquier norteamericano medio.

Para acabar este apartado repleto de fe en la democracia, algunas ideas lanzadas por un economista
tan poco contracultural como John Kenneth Galbraith en La cultura de la satisfacción (6). Partiendo
del análisis del papel de los impuestos en el sistema político norteamericano y pasando por la
importancia de la industria armamentísca como motor económico del estado, se puede concluir una
aterradora conjetura: sólo votan los satisfechos con el sistema, usease, los que viven más o menos
bien. El resto es subclase y su propia dinámica los lleva a no participar de los procesos
democráticos. Por tanto, para garantizar la estabilidad del sistema sólo es necesario una mínima
mayoría electoral satisfecha. Vale, pero... ¿qué pasa con Europa? Pues que aquí tenemos Seguridad
Social y eso hace que la mayoría satisfecha sea más mayoría y de menos poder económico, cosa que
explicaría que de vez en cuando la socialdemocracia gane algunas elecciones. No seré yo quien
plantee dudas sobre nuestro sistema (al contrario) pero démosle la vuelta a la tortilla: la sanidad
gratuita y el sistema de pensiones también son un medio de control. De una manera u otra todos
estamos enchufados a Matrix.

***

(2) También conocido como Trastorno de Personalidad Fronteriza. No tratado médicamente, un


Borderline vive en un continuo vértigo emocional, experimentando estados anímicos totalmente
inestables y conductas autodestructivas.

(3) Klein, Naomi; No Logo, el poder de las marcas (Paidós, 2001).

(4) No sólo porque abunden las leyendas urbanas sobre pollos mutantes criados directamente para
ser hamburguesas, o las sospechas paranoicas de aditivos químicos pensados para hacer de nuestros
cerebros materia dúctil, sino porque una sociedad dividida entre obesos y anoréxicos es del todo
controlable. Suerte de nuestra dieta mediterránea.

(5) Aunque Roger and Me, su documental de 1989 sobre el efecto de los masivos despidos de la
General Motors en la población de Flint, ya había tenido cierta repercusión y notoriedad.

(6) Galbraith, J.K.; La cultura de la satisfacción (Editorial Ariel, 1992)


SOCIEDAD BORDERLINE PUNTO TRES : MIRE LA TELEVISIÓN

En un texto que pretende divagar, entre otras cosas, sobre lo mucho o poco que podemos vivir
engañados, sobre falsas realidades y paranoias animadas de ayer o hoy (7), no podía faltar la
llamada caja tonta: la televisión.
Forma parte de la teoría de la conspiración la idea de la existencia de máquinas para controlar la
mente humana. Mucho más frecuente es la idea de que la televisión es una especie de aparato
diabólico que, a base de rayos catódicos, reblandece nuestras neuronas y nos hace un poco más
maleables. ¿Resultará que la sospechada máquina de control mental es ya el principal
electrodoméstico doméstico?

En uno de los primeros episodios de Los Simpson (La odisea de Homer) el padre de la genial
familia perdía su empleo y se convertía en un parado que pasaba las 24 horas tumbado en el sofá
consumiendo televisión y cerveza, en una espiral de anuncios de la marca Duff y viajes a la nevera.
Desconozco si han experimentado ustedes lo mismo que Homer Simpson (8), la extraña apatía que
se siente pasando varios días seguidos viendo la televisión; mando en mano, hipnotizado, de María
Teresa Campos a Ana Rosa Quintana, de agresivas tertulias del corazón a avances informativos,
pasando por “mi esposa es ludópata” o el ensalzamiento épico de Pocholo Martínez-Bordiu. Por si
no se han percatado, hemos entrado en los pantanosos territorios de una patata caliente: la
telebasura.

Aznar, nuestro presidente de gobierno, se manifestaba hace unos pocos días muy preocupado por la
proliferación de contenidos basura. Se trata, obviamente, del más puro cinismo político y de la
clásica maniobra de distracción: no sólo por las muchas cadenas (públicas o privadas) que están
bajo su órbita mediática y partcipan de la fiesta trash, o por la extensa cobertura dada a la boda de
su hija (y que forma parte del mismo paquete que critica), sino porque la auténtica telebasura son
las manipulaciones puestas en evidencia demasiado a menudo.

Parafraseando Expediente X se formula la afirmación “La verdad está en la tele”. Expresión


demoledora ésta: lo que no se emite no ha pasado. Así hay guerras que aparecen y desaparecen a lo
largo de los años, como los personajes secundarios de un tebeo de superhéroes (que a veces entran
en el limbo del olvido hasta que algún guionista decide rescatarlos), y hay guerras que no son como
las vemos (o que ni tan sólo son). La otra televisión basura, la de explotar las miserias de nuestros
famosos (artificiales o no), encumbrar nuevo ídolos cargados de vicios (o de humanidad, que casi es
lo mismo), espiar el comportamiento de personas en una realidad simulada (y decidir sobre sus
vidas con un simple mnsaje de móvil), es evidente que forma parte del hipnótico atractivo de una
televisión que no debe demonizarse en exceso. Al fin y al cabo no deja de ser un reflejo (más o
menos fiel o distorsionado) de nuestros hábitos, comportamientos y estructuras sociales. No
hacemos lo que nos dice la tele sino que somos lo que nos muestra. ¿O es al revés? ¿O nos
recreamos con ello? ¿Nos hipnotizamos de nosotros mismos en un bucle sin fin?

No por casualidad hemos empezado este apartado con una referencia a la familia Simpson. Para
hablar de la televisión hemos tomado como referencia el propio medio (algo de lo más habitual, por
otro lado). Pero es que el electrodoméstico catódico también genera obras maestras. La sitcom
creada por Matt Groening enseña sobre nosotros mismos y nuestra sociedad más que muchos
sesudos tratados. Así que sea buena o mala nuestra adicción al sofá y al mando, cualquiera de
nuestros hábitos e inventos de la vida moderna pude ser conspiranoicamente cuestionado. En La
guerra invisible (9) Anton LaVey (conocido y circense satanista norteamericano) formula nueve
medios de control y distracción. Uno de los escogidos son los fines de semana alargados:
incrementan el gasto y fomentan la relajación. Y, por supuesto, aumentan el consumo televisivo y,
los lunes, las disfunciones emocionales.

***

(7) Partiendo de la base que se trata de una temática de moda o frecuente, por mucho que ronde
junto a nosotros desde hace unas cuantas décadas y que, de hecho, la pregunta Qué es real sea parte
fundamental de la filosofía o la religión.

(8) De hecho, el patriarca de la familia Simpson no escapará de este círculo vicioso hasta iniciar una
mesiánica cruzada pública en contra de una señal de tráfico mal situada.

(9) Otro de los textos compilados por Adam Parfrey en Cultura del Apocalipsis.
SOCIEDAD BORDERLINE PUNTO CUATRO : SEA POLÍTICAMENTE CORRECTO

En uno de los pasajes del ya comentado No logo, Naomi Klein critica la cruzada de lo políticamente
correcto. Esta gurú de los movimientos antiglobalización considera que todo el debate sobre el
lenguaje no sexista, por poner una de las fórmulas que adopta, sólo ha servido como fórmula de
distracción para la izquierda. De hecho, en la defensa de lo políticamente correcto no es raro ver
juntas ideologías dispares.

En uno de los pasajes de Alicia a través del espejo de Lewis Carroll, concretamente el diálogo de la
niña con las flores, se formula la siguiente idea: las palabras significan aquello que quien manda
quiere que signifiquen. Que el lenguaje haya sido perfilado desde un punto de vista masculino tiene,
obviamente, sentido. Pero no olvidemos que por mucho que se pueda llegar a concluir que es un
ejemplo de dominación patriarcal, lo importante del lenguaje es que sirve para comunicarse y, por
tanto, busca la eficiencia. ¿Se imaginan este texto escrito de manera no sexista? ¿Merece el esfuerzo
de mujeres y hombres concienciadas y concienciados?

Otros frentes de la batalla por la corrección buscan el respeto hacia determinadas minorías o
respuesta ante determinados abusos. Nada más noble. El problema es que a menudo los esfuerzos se
centran no en las causas sino en los síntomas. Se rompen espejos, no realidades. Se pretende, a
veces, la prohibición de determinados libros. ¿Dónde está el límite? ¿Debe prohibirse, por ejemplo,
Lolita de Nabokov? ¿Debe censurarse a Groucho Marx cuando se dedica a humillar a Margaret
Beaumont? Se busca, con justicia, el respeto hacia los homosexuales, fomentando su clara presencia
pública, pero al mismo debe silenciarse a toda costa la existencia de mujeres masoquistas. Se
cuestiona constantemente la violencia en determinados contenidos con la excusa de que los niños
pueden acceder a ellos armados con el mando de la televisión, pero es que ésta no es, por
definifición, la mejor compañera de juegos de la infancia. La violencia es propia del ser humano,
por desgracia, y una generación criada desconociendo esa faceta pueda ser más controlable. Al fin y
al cabo, quién mató a la madre de Bambi? Walt Disney, un tipo violento.
SOCIEDAD BORDERLINE PUNTO CINCO : DISFRUTE DE LA LITERATURA DE GÉNERO

Para muchos, la ciencia-ficción no es más que un género de segunda división. Ya proceda de


modestos bolsilibros o de elaboradas producciones cinematográficas, tan sólo se trata de aventuras
en naves espaciales, verdosos enemigos y heroínas ligeras de ropa. Repasando a fondo por las
secciones y los suplementos culturales de nuestros periódicos se puede llegar a la conclusión de que
éste tipo de literatura es cosa de adolescentes o hedonistas en busca de evasión barata. La ciencia-
ficción está al margen de la cultura con mayúsculas o lo que es lo mismo: la ciencia-ficción es
contracultura (10).

¿Especula este género con el futuro? Cierto, pero son muchos los casos en los que en realidad el
cómo somos tiene mayor importancia que el cómo seremos, por mucho que la historia que cuenta
pueda situarse cientos de años en el futuro. Se podrían dar muchos ejemplos o acudir a nombres de
prestigio intelectual (George Orwell, Aldous Huxley) pero eso nos alejaría de la cultura en
minúsculas, mucho más divertido es escarbar entre títulos menos reconocidos.

Las novelas de J.G. Ballard y sus autopistas interminables, rascacielos en guerra civil, extraños
comportamientos sexuales o hecatombes sociales varias tienen como protagonista un ser humano
que es un muerto en vida agobiado por un entorno cada vez más frío, lleno de cemento,
deshumanizado, borderline. También podemos acercarnos a John Brunner y su apocalíptica trilogía
del desastre: superpoblación (Todos sobre Zanzíbar), violencia (Órbita inestable) y polución (El
rebaño ciego). Brunner, de hecho, se anticipó a la corriente ciberpunk con El jinete en la onda del
shock, escrita en un lejano 1975 pero que ya anticipa una realidad: el exceso de información en
realidad desinforma. Podemos citar a muchos autores más, y alargar este texto muchas páginas,
pero si se habla de ciencia-ficción y se especula sobre la realidad de lo que percibimos siempre se
acaba por recurrir a un nombre clave: Philip K. Dick.

Su nombre puede ser ahora popular gracias a las adaptaciones cinematográficas de sus cuentos o
novelas (Blade Runner, Desafio Total, Minority Report), pero hace treinta años sólo lo conocían los
aficionados al género. Ahora es un autor de culto y se le reivindica como parte esencial de la
literatura del siglo XX. No deja de ser curioso porque él siempre quiso ser un escritor "serio" y no
lo consiguió en vida. La biografía (11) de éste escritor de estilo apresurado y finales desconcertantes
contribuye a forjar su leyenda junto al puñado de obras maestras que escribió a lo largo de su vida,
destinadas la mayoría en su momento al mercado de papel de pulpa.

Nacido en 1928 e hijo de una familia rota, traumatizado desde el principio por la muerte (por
desatención) de su hermana gemela, al poco de nacer, y dominado por una madre posesiva que lo
llevó a mil psiquiatras, la vida de Philip K. Dick fue un constante trasiego de divorcios,
hiperactividad creativa impulsada por la necesidad de dinero y largos periodos de desequilibrio
mental de toda índole (esquizofrenia, paranoia, depresión), por no hablar de su adicción a los
fármacos (combinaba con fruición el consumo de anfetaminas y antidepresivos) y sus escarceos, a
finales de los 60, con las drogas psicodélicas.

Nuestro hombre era, desde luego, un paranoico. Ya en la década de los 50 sospechaba que el FBI y
la CIA lo espiaban; atribuía dicho control al hecho de que en alguna de sus novelas había dado con
algo que era real y que el gobierno quería ocultar. Sospechó que su segunda esposa trataba de
asesinarle y consiguió, tras acusarla de maníaca depresiva, que ésta acabara internada en una
institución mental durante un breve periodo de tiempo. Muchos años antes del escándalo Watergate
desconfiaba de Richard Nixon, quien parecía trazar una vida paralela a la suya, y durante algún
tiempo creyó que la KGB llenaba telepáticamente sus sueños de cuadros abstractos de Kandinsky.
La crisis, o revelación, definitiva acaeció en 1974 (12) y ya no le abandonó hasta su muerte: se
obsesionó con el símbolo de los primeros cristianos (un pez dorado) y empezó a sufrir trances
místicos en los que su cuerpo era poseído por una presencia que bien pudiera ser lo que entendemos
por Dios, tenía revelaciones sobre el pasado e incluso predijo la enfermedad mortal de su hijo
(salvándole la vida). En 1976 se acabaron estas visitas y, tras un intento de suicidio, decidió dedicar
el resto de su vida a transcribir su monumental y alucinada Exégesis: miles de páginas de
revelaciones religiosas. Un infarto acabó con su vida en 1982.

Con una biografía como ésta resulta claro que Philip K. Dick no estaba bien de la cabeza. De todas
formas, locura y genialidad a menudo han ido de la mano y fruto de ello son muchas de las novelas
y cuentos de este escritor paranoico siempre obsesionado por saber si el mundo en que vivía no era
real: universos paralelos en los que Alemania y Japón ganaron la segunda guerra mundial (mientras
un escritor revela lo contrario); vidas que son el sueño de los muertos; drogas para vivir en el
engaño, para ser controlado o para liberarse; androides que desean ser más humanos que la especie
humana; nuevos Mesías de aspecto cibernético; planetas manicomio; falsas guerras que sirven para
tenernos ocupados; la esquizofrenia como modo de viaje en el tiempo. Un puñado de títulos como
Ubik, Una mirada a la oscuridad, El hombre en el castillo, ¿Sueñan los androides con ovejas
eléctricas?, La penúltima verdad, Los tres estigmas de Palmer Eldricht o Tiempo de Marte que
suponen un maravilloso torrente de ideas de las que llevamos rato hablando.

***

(10) También es coleccionismo. Resulta sorprende comprobar los precios que alcanzan en el
mercado de la segunda mano algunas agotadas ediciones y títulos de ciencia ficción. Ríanse de la
filatelia o la numismática.

(11) Son varias las biografías que se han escrito; una de ellas (Yo estoy vivo y vosotros estáis
muertos, de Emmanuel Carrère) ha sido recientemente editada por Minotauro en nuestro país.

(12) Este periodo de su vida está narrado por el genial Robert Crumb en la historieta La experiencia
religiosa de Philip K. Dick, incluida en el tercer álbum de la colección de Obras Completas de
Crumb (Ediciones La Cúpula).
SOCIEDAD BORDERLINE PUNTO SEIS : LEA TEBEOS
En 1954 el psiquiatra Frederic Wertham publicó el sensacionalista tratado La seducción del
inocente. En él se culpabilizaba a la industria de los comic-books de ser la causa de una juventud
rebelde y de la violencia de la sociedad. La preocupación de muchos padres acabó por desencadenar
una comisión de investigación del senado norteamericano. Los tebeos eran un demonio que se había
infiltrado en el seno de la feliz familia de los 50 y atacaba a sus retoños. Aunque sobrevivieron esta
caza de brujas (con la triste aplicación de la autocensura), lo cierto es que los cómics quedaron
marcados para siempre con el estigma de lo peligroso. En la actualidad han perdido gran parte del
respaldo popular pero también se han convertido en un extraño reducto, una subcultura alejada de
los mass media que cobija en su interior buenas muestras de libertad creativa (ya sea a través de la
autoedición o incluso bajo el sello de las grandes editoriales). Así que mejor aprovechar mientras
dure. Por mi parte paso a recomendar un autor, un personaje y una obra independiente hecha aquí.

Nacido en Glasgow en 1960, podemos calificar a Grant Morrison como unos de los gurús del poder
de la imaginación y un autor de culto que curiosamente combina su papel de infiltrado en
colecciones de éxito (en la actualidad se ocupa de los X-Men, tras el éxito de su JLA (13) ) con
obras más personales. Criado, como tantos otros, al amparo de revistas británicas de los 80, como
2000 AD (Zenith) o Crisis (The New Adventures of Hitler), pronto dio el salto a los EE.UU. con
una exitosa visita al manicomio donde se interna a los enemigos de Batman (Arkham Asylum) y
recuperó un superhéroe olvidado, Animal Man, a base de filosofía new age (y un final cercano al
Philip K. Dick de El hombre en el castillo). Además de alguna historia unitaria (Mata a tu novio, El
misterio religioso) el aviso más serio se produjo con Doom Patrol (La patrulla condenada) un grupo
de culto al que dotó de extraños personajes y enfrentó, entre otros, a hombres tijeras que recortan la
realidad o a una Hermandad Dadá a la búsqueda del cuadro que se comió París. El terreno estaba
preparado para Los Invisibles.

Se hace difícil hablar de la que es considerada la obra más personal del guionista escocés. La
edición española ha avanzado a trompicones, con largas interrupciones cuando la historia tan sólo
empezaba a tomar forma. Los invisibles son una célula anarquista, un comando de activistas
revolucionarios de estética cool liderados por King Mob que lucha contra un raza de invasores seres
dimensionales que tiene a la humanidad bajo control, aunque ésta no lo sepa. Muchos han opinado
que The Matrix es un plagio de esta obra. Lo sea o no, Grant Morrison también la concibió como
una experiencia mágica, además de psicodélica, para él mismo: cuando en el tebeo devoran el rostro
de King Mob, la cara del escritor fue atacada por un insecto; cuando el mundo del personaje se
desmoronó, la novia del autor escocés le abandonó para luego acabar muriendo de una extraña
infección; cuando el guionista decidió que el protagonista tuviera pareja, él mismo conoció a una de
idéntica a la presentada en el tebeo (14). La última creación de Grant Morrison se llama El asco y
versa, entre otras muchas cosas, sobre una organización secreta dedicada a limpiar, sin que nos
demos cuenta, la basura que generamos.

Buena parte de las obras más personales de Morrison han sido editadas al amparo del sello Vértigo
de la DC Comics. No son las únicas obras de calidad que han publicado, ni mucho menos, pero
dentro de nuestra temática de futurismo paranoico que ya está aquí bueno es recomendar el
Transmetropolitan de Warren Ellis y Darick Robertson. La historia de un periodista cabronazo
(inspirado en el demoledor Hunter S. Thompson (15) ) enfrentado al presidente de los EE.UU. (El
Sonriente, que en realidad tiene a Blair como reflejo) en un futuro cercano superpoblado y
neurótico: inteligencias artificiales drogodependientes, alucinadas modas (cirugía estética
alienígena), proliferación de sectas y religiones a cual más alucinada, brutal estratificación social,
televisión omnipresente y mucha basura.

¿Y todos estos tebeos han de ser de ingleses y venir desde los EE.UU? Pues no necesariamente: la
sociedad borderline española también ha inspirado buenas viñetas y el ejemplo que hemos escogido
es Dinero, Revista de poética financiera e intercambio espiritual realizada por Miguel Brieva y
editada por Ediciones Doble Dosis. Coge prestada la imaginería feliz de los 50, el futuro inocente
que soñaban para final del siglo XX y la palabrería propia de la propaganda ideológica, Dinero es
un maravilloso catálogo de eslóganes cínicos para el capitalismo hiperdesarrollado de nuestros días.
Miguel Brieva también colabora en Recto, (dos números editados números hasta la fecha) junto a
otros dos tipos a los que es bueno seguir la pista: Miguel B. Nuñez y Paco Alcázar.

***

(13) La Liga de la Justicia de América, el supergrupo de la DC del que forman parte iconos del
comic-book como Superman, Batman o Wonder Woman.

(14) Grant Morrison explica todas estas experiencias en el libro de entrevistas de Mark Salisbury
Los secretos de los guionistas de comic book (La Factoría de Ideas, 2001).

(15) Hunter S. Thompson es el periodista politoxicómano que escribió, entre otras cosas, esa
especie de libro de viajes lisérgico y autobiográfico que es Miedo y asco en Las Vegas, obra cumbre
del periodismo gonzo.
SOCIEDAD BORDELINE PUNTO SIETE : FLIRTÉE CON LECTURAS PELIGROSAS

Si han tenido el valor y la paciencia de llegar hasta aquí ya se habrán dado cuenta de que hace rato
que del terreno de la especulación social se ha pasado a las pistas y recomendaciones bibliográficas.
Tras reivindicar un género (la ciencia-ficción) y un medio (los tebeos), el penúltimo apartado de
este caótico artículo prosigue con ese hábito tan poco moderno como es la lectura; y lo hace
recomendando velozmente a un escritor de actualidad, unos cuantos ensayos (sin los que estas letras
no hubieran sido posibles) y la más imprescindible de las revistas españolas.

Últimamente el nombre de Chuck Palahniuk aparece hasta en la sopa. No es para menos tratándose
del autor de una novela fundamental: El club de la lucha (llevada al cine de manea ejemplar por
David Fincher en 1999). La verdad es que Palahniuk tiene una cara que da como miedo, y se intuye
que algo propio impregna a sus personajes. Si no han leído el libro (o visto la película)
protagonizado por el caótico Tyler Durden no sé a que esperan para descubrir la caótica odisea de
un adicto a los productos Ikea y a las reuniones de enfermos terminales que acabará implicado en
una conspiración de despojos sociales dispuestos a destruir la sociedad capitalista a base de reventar
rascacielos. Creemos que no se trataba de una profecía de Nostradamus.

La obra literaria de Palahniuk ha continuado con Superviviente (narrada por el gurú mediático de
una secta suicida a punto de estrellar el avión en que viaja), Asfixia (un adicto al sexo que vive en
un parque temático y ha sido criado por una madre situacionista, su mejor novela junto al Fight
Club) y la reciente Nana (un relato de género sobre la muerte súbita de los recién nacidos). La
biografía de este escritor nacido en Oregón en 1964 no está exenta de momentos cuando menos
inquietantes (el asesinato de su padre), pero sus novelas describen muy bien el caos del individuo
hipocondríaco en una sociedad borderline.

Si todo lo leído hasta aquí les parece extraño, alucinado o sencillamente peligroso bueno es reseñar
los tres textos teóricos en lengua castellana que han inspirado (probablemente demasiado) todo lo
aquí vertido: pOp cOntrOl, Cultura del Apocalipsis y ¡Vida Mostenca!.

El Pop Control de Miguel Ibañez (16) es una fría operación de cirugía social (sin anestesia) que
enseña (deleitando) el carácter pop de la ultraviolencia y la deshumanización tecnificada, la
fascinación por la bomba atómica, los psicópatas, las conspiranoias, la sangre como espectáculo de
masas y el hombre máquina de destrucción masiva. Muy en la línea de este indispensable ensayo
del barcelonés Miguel Ibañez, pero con un discurso mucho menos estilizado, robótico y
homogéneo, es la amplia compilación llevada a cabo por Adam Parfrey en Cultura del Apocalipsis
(17). Su objetivo es mostrar a la luz la variedad de alucinados textos que aparecen al amparo de la
prensa radical y underground norteamericana: necrófilos, psicópatas, integristas, visonarios
posmodernos, paranoicos, adalides de un nuevo no sé qué. Pese a tener algún texto demasiado
cabezón se trata de una lectura como mínimo sugerente.

¡Vida Mostenca! (18) es el último libro a recomendar. Su autor, Jordi Costa, es casi sin pretenderlo
(o quererlo) el teórico de referencia de la cultura basura en nuestro país (gracias a su labor como
experto cinematográfico, su libro Mondo Bulldog (19) y la organización de la exposición Cultura
Basura en el CCCB de Barcelona). Quizás a modo de recuerdo de lo que la literatura medieval
conocía como bestiarios (manuscritos repletos de descripciones e imágenes de animales reales o
fantásticos, o quizás emulando los libros naturalistas de Felix Rodriguez de la Fuente, Jordi Costa
realiza un exhaustivo pero no concluyente sampler sobre lo mostrenco (20). Personajes
disparatados, inconexos, desconocidos o populares que conforman, todos juntos, la versión
actualizada y cibernética de aquellas biografías de santos y mártires con las que educaron a nuestros
padres, en esta ocasión (sería muy injusto no recordarlo) magníficamente ilustradas por Darío
Adanti.

Y ya para acabar, el fanzine definitivo: el Mondo Brutto, dedicado a la actualidad bizarra para
brutos mecánicos. Se trata de un generoso mamotreto de cadencia trimestral que está a punto de
cumplir las treinta entregas (toda una proeza) fruto de la entrega de entes crípticos (como Galactus,
Dildo de Congost, Grace Morales o Joe D’Allesandro) de prosa dicharachera (pero con enjundia) y
envidiable archivo gráfico. Una avanzadilla pop (como los Invisibles de Grant Morrison) que gusta
platicar de temas como la juventud, la unidad de los demócratas, la tolerancia, el suicidio, los
mormones, Camacho, Escribá de Balaguer, el fetichismo, la frivolidad, la bomba atómica o lo
español como ideal bizarro (21). Festejando la salud de esta imprescindible publicación (sin olvidar
su lista de correo) nos adentramos en la recta final de la confusión entendida como una de las bellas
artes.

***

(16) Ibañez, Miguel; Pop Cotrol: Crónicas post-industriales (Colección Parapapel, Ediciones
Glénat, 2000).
(17) Parfrey, Adam (ed.); Cultura del Apocalipsis (Colección Intempestivas, Valdemar, 2002).
(18) Costa, Jordi y Adanti, Dario (ilustraciones); ¡Vida Mostenca! Contracultura en el infierno
postmoderno (Colección No ficción, Ediciones La Tempestad, 2002).
(19) Costa, Jordi. Mondo Bulldog: Un viaje al universo basura (Colección Pandemonium, Ediciones
Temas de Hoy, 1999).
(20) El adjetivo mostrenco, según la Real Academia Española: "que no tiene casa ni hogar, ni señor
o amo conocido; Ignorante o tardo en discurrir o aprender; persona muy gorda y pesada.
(21) De nuevo, según la R.A.E: "valiente, generoso, lucido, espléndido".
SOCIEDAD BORDERLINE PUNTO OCHO : REDACTE CONCLUSIONES
Desde la preadolescencia, allá por la mitad de la educación primaria, nos enseñaron que las cosas
tienen una introducción, un nudo y un desenlace. Y que había que acabar las redacciones con un
apartado de conclusiones. Siempre fue la parte más plasta de este método educativo y la primera de
nuestras ansiedades: "para qué volverlo a decir otra vez". "¿Para qué repetir si la gracia está en el
nudo? ¿Para qué sintetizar si soy un bordeline?". Una muestra más de que somos casi idiotas, pero
aprovechables, como la sociedad en la que hemos crecido.

Pese a que todos inferimos lo básico, no olvide seguir estos consejos cuando desee extraer
conclusiones: busque lo raro, escarbe en su nostalgia, recorte, pegue, coloree (en definitiva,
intertextualice), examine la pornografía diaria, consuma con moderación y recuerde que algunos
testigos confirman que el Papa murió por combustión espontanea hace un par de años. Felicidades:
conoce la verdad.
SOCIEDAD BORDERLINE ANEXO A : LIMITA LA IMAGEN
Hará cosa de tres semanas alguien (no apunté el nombre, disculpas pués) reenvió una traducción del
Comic Code a la lista de correo Mlcomics. Desde aquí mi gratitud al traductor anónimo. He creido
que era un buen documento anexo al texto que he colgado fragmentado estas semanas. Les recuerdo
que el Comic Code es la censura que se auttoimpusieron los comicbooks estadounidenses tras el
escándalo generado por la publicación de La seducción del inocente. Nadie lo ha derogado y hasta
hace dos días aparecía en la portada de la gran mayoría de tebeos mainstream.

CÓDIGO PARA CUESTIONES EDITORIALES


DISPOSICIONES GENERALES, PARTE A

1) No se representará un delito de forma que se pueda sentir simpatía hacia el criminal, se promueva
la desconfianza hacia las fuerzas de la ley y el orden o se suscite el deseo de imitar a los
delincuentes.
2) Ningún cómic mostrará de forma explícita los detalles de un delito o el método para llevarlo a
cabo.
3) Nunca se mostrará a policías, jueces, funcionarios o instituciones respetables de manera que se
pueda perder al respeto hacia los mismos.
4) En caso de mostrarse un delito, será como una actividad sórdida y desagradable.
5) No se mostrará a los delincuentes de forma glamurosa ni ocupando una posición que cree deseos
de emularlos.
6) El Bien siempre triunfará sobre el Mal y el delincuente será castigado por sus actos.
7) Se prohibirán las escenas de excesiva violencia. Se suprimirán las escenas que muestren torturas
brutales, peleas injustificadas y excesivas con armas de fuego y armas blancas, agonía física y
delitos sangrientos y truculentos.
8) No se mostrará formas únicas o inusuales de esconder armas.
9) Se desaconsejarán las escenas donde mueran agentes de la ley como consecuencia de actividades
criminales.
10) Nunca se mostrará abiertamente un secuestro. El delincuente o secuestrador siempre será
castigado.
11) Nunca se rotulará la palabra "crimen" con una tipografía mayor que el de otras palabras del
cómic. La palabra "crimen" jamás deberá aparecer sola en una portada.
12) Se restringirá el uso de la palabra "delito" en títulos y subtítulos.

DISPOSICIONES GENERALES, PARTE B

1) Las portadas de las revistas nunca utilizarán en los títulos las palabras "horror" y "terror".
2) No se permitirán las escenas de terror, excesivo derramamiento de sangre, actos sangrientos y
truculentos, depravación, lujuria, sadismo y masoquismo.
3) Se eliminará cualquier ilustración morbosa, desagradable o truculenta.
4) Sólo se publicarán historias que traten sobre el Mal cuando exista una finalidad moralizante y
dicho Mal no se muestre de manera que pueda herir la sensibilidad de los lectores.
5) Se prohíbe toda escena que trate sobre muertos vivientes, torturas, vampiros y vampirismo,
espectros, canibalismo o licantropía, así como cualquier instrumento relacionado con lo anterior.

DISPOSICIONES GENERALES, PARTE C

Se prohibirán todos aquellos elementos o técnicas que, aunque no se mencionen explícitamente en


el presente documento, sean contrarias al espíritu y propósito de este Código y se consideren
violaciones del buen gusto y de la decencia.

Sobre los diálogos:


1) Se prohíben las blasfemias, las obscenidades, las indedencias, la vulgaridad y toda palabra o
símbolo que haya adquirido un significado indeseable.
2) Se tomarán precauciones especiales para evitar referencias a defectos físicos y a deformidades.
3) Se aceptará el lenguaje coloquial pero se evitará abusar del mismo y se empleará correctamente
la gramática siempre que sea posible.

Sobre la religión:
En ningún caso se permitirá que se ridiculice o se ataque a un grupo étnico o religioso.

Sobre la indumentaria:
1) Se prohíbe todo tipo de desnudez y el exhibicionismo indecente o indebido.
2) No se aceptarán ilustraciones sugerentes ni picantes, ni tampoco posturas sugerentes.
3) Se dibujará a todos los personajes con ropa socialmente aceptable.
4) Se dibujará a las mujeres de forma realista y sin exagerar sus atributos físicos.

NOTA: Se debe tener en cuenta que toda prohibición que haga referencia a la indumentaria, el
diálogo o los dibujos en general se aplicará tanto a la portada como al contenido de una revista.

Sobre el matrimonio y el sexo:


1) No se presentará el divorcio de forma humorística, ni tampoco se tratará como algo deseable.
2) No se representarán ni se sugerirán relaciones sexuales ilícitas. No se aceptarán escenas de amor
violentas ni desviaciones sexuales.
3) Se fomentará el respeto a los padres, los valores morales y la conducta decente. La comprensión
por los problemas amorosos no es motivo para la distorsión moral.
4) Las historias de amor y romances recalcarán el valor del hogar y la santidad del matrimonio.
5) Nunca se tratará la pasión o el interés amoroso como forma de estimular los bajos instintos.
6) Nunca se mostrará ni insinuará tentaciones ni violaciones.
7) Se prohibirá tajantemente la perversión sexual o cualquier referencia a la misma.

CÓDIGO PARA CUESTIONES PUBLICITARIAS

Las siguientes normas se aplicarán en todas las revistas publicadas por miembros de la Comics
Magazine Association of America, Inc. El buen gusto será el principio que regirá la aceptación de
los anuncios.
1) No se aceptarán anuncios de alcohol y tabaco.
2) No se aceptarán anuncios de sexo o libros sobre el mismo.
3) Se prohíben los anuncios con dibujos, ilustraciones o postales que reproduzcan desnudos totales
o parciales.
4) Se prohíben los anuncios de armas de fuego y armas blancas.
5) Se prohíben los anuncios de fuegos artificiales.
6) No se aceptará anuncios sobre juego o material impreso relacionado con el mismo.
7) No se permitirá anunciar en ningún producto desnudos o posturas picantes con intención de
practicar el proxenetismo. Las personas deberán aparecer vestidas y con buen gusto.
8) En la medida de lo posible, los anunciantes deberán asegurar que lo que se afirma en sus
anuncios se ajusta a la realidad y no puede dar lugar a interpretaciones erróneas.
9) Se rechazarán los anuncios de productos sanitarios, farmacéuticos o higiénicos. Los anuncios de
dichos productos que estén avalados por la American Medical Association o la American Dental
Association serán aceptables siempre que no infrinjan ninguna norma de este Código.

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