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México DF a 12 de Octubre de 2009.

Ante los sucesos que han venido ocurriendo en nuestro país en las últimas fechas, con la ofensiva
cada día más abierta del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa en contra de los intereses del pue-
blo, misma que orilla a todos los mexicanos a encontrarse en una de las peores crisis económicas,
políticas, sociales, de seguridad, de educación, de salud, del campo y en general de las condicio-
nes de vida de nuestro pueblo, hemos decidido lanzar el siguiente.

MANIFIESTO.
Al pueblo de México.

A las organizaciones de trabajadores.

A todos los movimientos sociales alternativos al modelo impuesto por los gobiernos de los últi-
mos 25 años.

El día de ayer amanecimos con la noticia de la desaparición de Luz y Fuerza del Centro, empresa
paraestatal propiedad de todos los mexicanos, por la decisión de un apátrida que gobierna a nues-
tro país como producto de un fraude electoral. Esta ofensiva busca sin lugar a dudas allanar el
camino para la privatización, por un lado de la industria eléctrica nacional y por otro lado de la
inmensa red de fibra óptica que acompaña a las instalaciones eléctricas y que juega hoy día un
papel estratégico en el tema de las telecomunicaciones. Además se busca golpear a uno de los
sindicatos más fuertes del país, democrático y combativo, ejemplo de lucha en defensa de los in-
tereses de los trabajadores, pero a su vez, ejemplo también de la defensa de los intereses del pue-
blo más allá del bienestar gremial.

Felipe Calderón lanzó hace poco una serie de provocaciones para tratar de abonar el camino hacia
lo que hoy ya es un hecho (aunque puede y debe ser revertido). Primero tuvo una intervención
descarada desde el gobierno federal en la elección interna de la dirección del Sindicato Mexicano
de Electricistas, uno de los más democráticos que existen en todo el espectro del sindicalismo
nacional. Al ser derrotados por la elección de los trabajadores, negó la toma de nota a Martín Es-
parza, en una clara intromisión gubernamental en la vida sindical, violatoria de los derechos de
los trabajadores y de la ley. El gobierno esperaba el emplazamiento a huelga para poder interve-
nir con el ejército, decretar la requisa, la desaparición de la empresa y con ello lograr la desapari-
ción del sindicato. El sindicato no cayó en la provocación y decidió optar por la lucha en los cau-
ses legales que el mismo Estado determina, pese a que la misma huelga sería legal y legítima, op-
to por vías que no dieran pretexto a la intervención gubernamental en la empresa. Se retuvieron
las cuotas sindicales por parte del gobierno para seguir provocando al sindicato, pero éste de nue-
vo rechazó la provocación y mantuvo la lucha legal sin dar pretextos a la, tan ansiada por el go-
bierno, intervención del ejército, la requisa y la desaparición de la empresa. Ante todo lo anterior
y al ver Calderón que los trabajadores se mantenían firmes en su lucha pero sin caer en provoca-
ciones, saltó todos los cauces legales y se fue directo a la intervención militar y la desaparición de
la empresa, sin motivos.

No es extraño, el gobierno de Calderón, desde su imposición en el fraude electoral de 2006 ha


encontrado en la mano militar la única forma de sostenerse en el cargo, en contra de la voluntad
de la mayoría de los mexicanos. De la misma manera, el otro poder que lo mantiene es el mismo
que lo puso en la silla presidencial, el poder empresarial, el del dinero, el de los intereses domi-
nantes que han crecido al amparo de gobiernos corruptos aún sumiendo al resto del pueblo en las
peores condiciones de vida. Ellos son los primeros que festejaron, aplaudieron y apoyaron la ac-
ción del gobierno, ellos son los que esperan lucrar cuando se avance aún más en la tendencia pri-
vatizadora iniciada con la desaparición de Luz y Fuerza del Centro.

Al pueblo lo han querido manipular con argumentos como los “privilegios de los trabajadores
del SME”. Es claro que en un país en donde sistemáticamente se han venido violando los de-
rechos de los trabajadores y desapareciendo las mínimas condiciones de trabajo digno, en
donde los derechos ganados con sangre en la Revolución de 1910-1917 se han venido elimi-
nando, cualquier trabajador con condiciones mínimas de trabajo y vida diga es visto como
un privilegiado y cualquier sindicato que defienda a sus trabajadores en lugar de sacrificar-
los ante la patronal es visto como subversivo.

Le quieren vender al pueblo la idea de que hay que luchar en contra de los privilegios pero no lo
hacen luchando contra los privilegios del gran capital, de los grandes empresarios y sus inmensas
e insultantes fortunas. No lo hacen tampoco luchando en contra de los privilegios de la alta buro-
cracia gubernamental, que ha crecido de manera exponencial durante el panismo. Lo hacen lla-
mando privilegiados a los trabajadores que tienen un contrato colectivo que, más o menos, les da
condiciones de dignidad. Llaman privilegiados también a los jubilados y pensionados del SME,
pues en este país las jubilaciones y pensiones ya no son de hambre, sino más bien de exterminio y
no pueden soportar que después de dejar una vida trabajando en una empresa nacional, los traba-
jadores puedan aspirar a ser retribuidos en su justa dimensión.
Ofrece el gobierno calderonista el anzuelo de hasta dos años y medio de sueldo para quienes se
entreguen a la propuesta gubernamental. Este vil chantaje, ejercido en tiempos de crisis económi-
ca, pretende lograr sacar provecho de la desesperación de hombres y mujeres que, ante lo preca-
rio de las condiciones de vida actuales, se dejen llevar por el canto de las sirenas y acepten trai-
cionando a sus compañeros de trabajo, a su materia de trabajo y al pueblo, al lado del cual siem-
pre han luchado. De poco les servirá. Estamos seguros que la inmensa mayoría de los trabajado-
res electricistas no tienen la menor intención de aceptar esta propuesta.

Pero además, hablando de privilegios e inequidades, lo que no han dicho los medios es que nin-
guna liquidación de los compañeros electricistas, por más años de trabajo que tengan en la em-
presa, superaría el sueldo de un mes de cualquier ministro de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación. Es decir, ni en dos años y medio de trabajo, estos trabajadores “privilegiados” logarían
ganar lo que ganan en un mes nuestros ministros. Y todo ese dinero lo obtienen por no hacer nada
en concreto en casos tan graves como Atenco, Oaxaca, el gober precioso y muchos más. Cobran
más de dos años y medio de trabajo de un electricista en un mes por prostituir la justicia mexica-
na y ponerla al servicio de los intereses más obscuros. Y hablando de pensiones de privilegio,
ministros y presidentes de la república, no importando los escasos resultados de sus gestiones o
incluso sus malos manejos, tienen pensiones vitalicias con cargo al erario público. Los presiden-
tes “trabajan” 6 años y tenemos que mantenerlos el resto de su vida. Esa es jubilación de
privilegio.

Claro, estos grupos son intocables para la cúpula en el poder y Calderón ni por asomo se atrevería
a cuestionar sus privilegios. Lo que hay en el fondo del ataque al SME, a parte de las intenciones
privatizadoras de la oligarquía nacional, es un ataque concreto contra las formas de vida de los
trabajadores y contra aquellos sindicatos que las defiendan. Si hoy un trabajador del SME gana
en promedio $6 000 al mes y es visto como un privilegiado ¿Cuál es el sueldo que considerará
justa la cúpula empresarial mexicana?, ¿Cuál es la vara con la que habrá de medirnos al resto de
los trabajadores?

La lucha del pueblo de México no debe ser en contra de los privilegios de los trabajadores elec-
tricistas, la lucha debe ser por entender que lo que ellos tienen son derechos, no privilegios,
y que nadie se los ha regalado, que han sido frutos de décadas y generaciones de lucha por
mejores condiciones laborales y de vida. Que debemos luchar por igualar las condiciones de
los trabajadores, pero no tomando como referencia a los más explotados en esta sociedad
desigual, sino tomando como referencia a los compañeros trabajadores que mejores condi-
ciones han conquistado para exigir al menos homologar al resto de la clase trabajadora en
estos derechos, sin restarles nada, sumando a los demás. Y que si el gobierno quiere comba-
tir la desigualdad, le sugerimos que homologue con los sueldos de los obreros del SME, los
sueldos de todos los cargos públicos del país, desde el trabajador de una dependencia gu-
bernamental hasta el presidente de la República, pasando por ministros, diputados, senado-
res, gobernadores. Entonces sí, que nos digan si los trabajadores electricistas son privilegia-
dos y de esa manera además podrían lograr los recursos que tanto dicen necesitar.
Pero el problema de fondo es que no sólo se ha atacado al SME. Esta es la última de las felonías
del gobierno usurpador. Los ataques han sido muchos y sistemáticos. Desde las violaciones a los
derechos humanos en las brutales campañas represivas en Atenco y Oaxaca, pasando por todos
los abusos cometidos por el ejército en la “guerra contra el narco”. Se ha atentado contra la se-
guridad social de todo nuestro pueblo con las reformas a las leyes del IMSS e ISSSTE, así como
la última propuesta de poner en riesgo las pensiones con el uso gubernamental de las AFORE. Se
han aumentado exponencialmente los precios de la canasta básica, congelando los salarios y afec-
tando el poder adquisitivo de todo el pueblo de México, lo que se podía comprar hace 10 años
(que tampoco era mucho) con los sueldos que se tenían hoy es solo parte de la nostalgia y el re-
cuerdo de tiempos que se ven cada día más lejanos. Se ha atentado en contra de la educación
pública con las famosas RIES y los recortes indolentes a la educación en México. El campo
mexicano ha sido prácticamente desmantelado. Tienen al sistema de salud pública al borde de
una quiebra que no tardan en anunciar y por lo pronto el servicio es de pésima calidad para todos
los mexicanos. El sistema de impartición de justica es un lastre que solo beneficia a los poderosos
y se convierte en una muralla insalvable para todos los mexicanos que, desde abajo quieran acce-
der a la justicia. Han regalado la soberanía nacional a potencias extranjeras, principalmente los
Estados Unidos y de la soberanía alimentaria no tiene caso siquiera acordarse, pues es un fantas-
ma de nuestro pasado. Dilapidaron por años los altos precios del petróleo y hoy quieren vender a
inversionistas privados la saqueada empresa para que puedan terminar de medrar con lo que que-
da de ella. Proponen subir impuestos a los pobres para combatir la pobreza, mientras los grandes
capitales están exentos en regímenes especiales en dónde terminan pagando una bicoca por sus
exorbitantes ganancias pero además después les es devuelta la mayor parte de su pingüe contribu-
ción.

México es hoy el país más desigual del mundo, teniendo a varios de los hombres más ricos del
orbe viviendo a unos cuantos kilómetros de comunidades que igualan en miseria a las más sa-
queadas de África. El futuro de nuestros hijos es desolador y nuestro presente es un cúmulo de
adversidades. Por si todo lo anterior fuera poco tenemos en la primera magistratura nacional a un
presidente ilegítimo surgido de un fraude electoral que únicamente nos viene a dar en la cara, co-
mo una bofetada, la muestra de que en su “sistema democrático” nosotros no contamos y que nos
podemos organizar e incluso competir bajos su propias reglas, pero el tablero es de ellos, el árbi-
tro es de ellos y ellos inventaron el juego, así que no nos piensan dejar ganar.

¿Qué podemos hacer?

Tenemos sin lugar a dudas y con carácter de urgencia que cambiar el tablero, el árbitro y el modo
mismo del juego. Ya hemos jugado muchos años en la cancha que a ellos les favorece. Es hora de
imponer nuestras propias condiciones y de pasar a la ofensiva, de cambiar la estrategia, de avan-
zar.

Hoy el nuevo momento histórico que abre la lucha en defensa del SME no puede circunscribirse
únicamente en dicha defensa pues tendríamos una falta de visión sobre la oportunidad histórica
que tenemos ante nosotros. Tenemos que defender al SME, a Atenco, a la APPO, a todo el sindi-
calismo, las condiciones de trabajo que se han venido prostituyendo, la educación pública, la sa-
lud pública, todo el sistema de seguridad social, el derecho a la vivienda, la igualdad, la redistri-
bución de la riqueza, la soberanía nacional, la soberanía alimentaria, el campo nacional, la seguri-
dad pública, el sistema de impartición de justica, la democracia participativa del pueblo y un lar-
go etcétera.

En pocas palabras tenemos que defender todo…

Por otro lado, los que detentan el poder, además de hacerlo de manera ilegítima e ilegal, lo hacen
para ellos. Hay quienes les llaman ineficaces, no es una cuestión de eficacia, ellos vienen entre-
gando buenas cuentas a quien los puso en el poder que no fue el pueblo y han sido eficaces en
golpearnos a todos y con ello privilegiar a unos pocos. El problema es que sus intereses no son
los nuestros, no son los de la mayoría del pueblo trabajador. Los dueños del dinero tienen su go-
bierno. Es hora de crear el nuevo gobierno popular.

Mientras ellos pretenden festejar el bicentenario de la Revolución de Independencia y el centena-


rio de la Revolución, con ceremonias huecas, fatuas, de oropel, nosotros, los trabajadores, tene-
mos el deber histórico de mantener la tradición de lucha de nuestro pueblo y de imprimirle a estas
efemérides la fuerza transformadora de una nueva generación de mexicanos que estemos a la al-
tura de lo que la historia espera de nosotros y seamos capaces de cambiar el rumbo de la nación.
Que en las próximas páginas de nuestra historia, la lucha de los compañeros del SME no pase
solo como la lucha de un gremio por sus condiciones de trabajo y su materia de trabajo, sino co-
mo han pasado los grandes movimientos de Cananea y Río Blanco, como precursores de una
transformación general de la sociedad, como el ¡Ya basta!, que tanto nos hace falta y el detonan-
te de una nueva sociedad, con nuevas relaciones entre los mexicanos.

Es decir tenemos que llamar a una nueva ofensiva para transformar a nuestra sociedad, a las rela-
ciones que en ella confluyen, a la estructura de la misma. El pueblo no puede seguir a la defensi-
va soportando los ataques del gobierno de unos cuantos y tratando de sobrevivir ante la adversi-
dad. El pueblo debe tomar su futuro en sus manos y luchar por una sociedad más justa y más
equitativa. La lucha debe ser de las masas y en ella la organización de las masas debe jugar el pa-
pel protagónico. Por todo lo anterior proponemos.

Hacer un llamado al SME para que convoque a la creación de una Coordinadora Nacional
Popular, en donde podamos confluir todos los esfuerzos y formas de lucha en la discusión
de las acciones a seguir y del nuevo modelo de sociedad que tenemos que construir a par-
tir de la lucha de nuestro pueblo.

Ir construyendo, en todos los lugares en que sea posible, escuelas, fábricas, oficinas, colonias,
el campo, etc. Asambleas Populares que discutan la actual situación nacional, las condi-
ciones de vida de nuestro pueblo y las acciones que habría que llevar adelante para trans-
formar la situación.
Las Asambleas Populares que se construyan deberán nombrar representantes ante la Coordi-
nadora Nacional Popular, la cual será la máxima instancia de dirección y organización de
la lucha.

Convocar a lo inmediato, en apoyo a los trabajadores del SME, desde dichas Asambleas Po-
pulares a no pagar la luz en las zonas donde brindaba el servicio Luz y Fuerza del Centro,
en virtud de que el contrato de luz se tenía con dicha empresa y al haberla extinguido el
gobierno no tenemos contrato con CFE y no hay porque pagarle el servicio.

Se debe llamar a la realización de un Referéndum Revocatorio en todo el país para quitar el


mandato a Felipe Calderón Hinojosa y a los demás poderes del actual gobierno, en donde
además se pregunte el pueblo de México sobre la necesidad de cambiar el modelo econó-
mico nacional y las formas de gobierno en México.

Si el mandato popular fuera la renuncia de Calderón y el resto del gobierno, así como el cam-
bio de modelo económico y de las formas de gobierno en México, debemos convocar a lo
inmediato a una Huelga Nacional para obligar al gobierno usurpador a abandonar el poder
y dejarlo momentáneamente en manos de la Coordinadora Nacional Popular hasta que se
establezca el nuevo orden político y económico para México.

Una vez logrado lo anterior se debe convocar a un nuevo constituyente, para crear una nueva
Constitución que represente un nuevo pacto social entre todos los mexicanos.

Las tareas tal vez suenan superiores a nuestras actuales fuerzas, pero sin lugar a dudas estamos en
un momento histórico en donde las condiciones se irán transformando de manera exponencial y
tenemos que estar a la altura de las circunstancias. La lucha tiene que ser por rescatar a México
de las manos que tanto lo han saqueado, menos que esto es regatear esfuerzos a la misión históri-
ca que la realidad nos demanda.

MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO DE MASAS.

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