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NUESTRA OPINIÓN

Comité Nacional de Estudios de la Energía


11 de octubre del 2009

Liquidación a Luz y Fuerza del Centro, una medida


para privatizar el Sector de Generación y Servicio
Público de Electricidad y una oportunidad para unificar
a los trabajadores y al pueblo de México contra la
política neoliberal

A las 10 de la noche del sábado 10 de octubre, policías federales asaltaron 103 instalaciones entre
oficinas, almacenes, estaciones y subestaciones de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro
(LyFC) del DF, Hidalgo, Morelos y Puebla; al tiempo que desalojaban a los trabajadores en
guardia.

Calderón no desperdició la oportunidad y asestó un golpe para un emblemático instrumento de lucha


de los trabajadores de México y facilitar la privatización del sector eléctrico. Pero pronto los
trabajadores del país lo revertirán.

Hasta el día siguiente, publicaron en el Diario Oficial de la Federación y firmado por Calderón y
diez secretarios de estado, el Decreto de extinción del organismo descentralizado de suministro de
energía eléctrica.
La justificación, según Calderón, es que “su comprobada ineficiencia operativa y financiera”,
representa un costo tan elevado que “ya no resulta conveniente para la economía nacional ni para
el interés público”.
Los especialistas y trabajadores del sector sabemos que lo expresado en el Decreto es una mentira.
L y F, empresa que ocupa a 45,000 trabajadores, ha sido sometida al igual que CFE a una política
de estancamiento y ordeña, en cambio se han fomentado y autorizado, por instrucciones de la
Secretaría de Energía y la Comisión Reguladora de Energía (a las que Calderón ha dirigido desde
el sexenio anterior), plantas generadoras y mercados eléctricos privados y onerosos, y trasladando
nuestra riqueza a manos de capitalistas privados trasnacionales. Este crecimiento privado, afecta
gravemente a NUESTRAS EMPRESAS PÚBLICAS, propiedad de la Nación, CFE Y LUZ Y
FUERZA, que así las someten al interés del negocio privado y encarecen las tarifas a todo el
pueblo.

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Si el servicio de Luz y Fuerza no es satisfactorio y provoca reclamos ciudadanos, en lo
fundamental obedece a esta política gubernamental de empobrecimiento, de nula inversión y a la
manipulación intencional desde la administración de los importes en los recibos para crear
malestar y animadversión contra los trabajadores y su sindicato.
La medida estaba anunciada. El CNEE, desde el balance de los resultados electorales de julio
advirtió que se preparaba un nuevo golpe privatizador al Servicio Público de Electricidad. Signos
ominosos se anunciaban en la campaña de medios montada para desprestigiar ante la ciudadanía a
los trabajadores del SME como una “bola de corruptos y privilegiados que someten a la población
a un mal servicio y a unos cobros desorbitados”.
Calderón aprovechó el deterioro de la vida sindical en este gremio histórico, trinchera de lucha del
movimiento obrero y nacionalista y sobre todo, obstáculo real a la privatización del sector del
petróleo y la energía.
La soberbia calderonista y de la oligarquía que representa, no les permite entender el profundo
significado del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) como baluarte y emblema del sector
eléctrico, del sindicalismo y de la izquierda; cualidad con la que se rebasarán los errores internos
que ocasionaron el divisionismo electoral, que los panistas han querido capitalizar.
Con la rapidez necesaria y conciencia de clase, los trabajadores y las dirigencias han decidido una
tregua, que ha dotado al SME de nueva cuenta de un solo Secretario General y un solo Tesorero.
Han sido capaces de no caer en las provocaciones de la Secretaria del Trabajo para irse a la huelga
y ser reprimidos, han resistido a la legítima intención de recuperar SUS instalaciones, y han
rechazado las invitaciones para que pasen a cobrar sus jubilaciones y liquidaciones. Pronto van a
evidenciar la irresponsabilidad del gobierno de Calderón al dejar en manos inexpertas la operación
y mantenimiento de un sector delicado, complejo y estratégico para la economía y la vida
cotidiana de más de 25 millones de mexicanos.
De este modo, no tardará en provocarse la unidad nacional por un nuevo proyecto de nación, que
con alta probabilidad, se convertirá en el principio de la ofensiva de los trabajadores y las
organizaciones sociales de México, contra el neoliberalismo y su sistema capitalista, anhelada y
pacientemente esperada por un gran segmento en todos los estados de la república.

Alfredo Hernández Peñaloza Francisco J. Carrillo Soberón Mario J. Galicia Yépez


jhp.cnee@gmail.com franciscojcarrillo@hotmail.com gsilber24@yahoo.com.mx

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