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Creemos que muchas cosas que pasan a diario como lo es la trata de blancas, la
prostitución obligada, el maltrato físico y demás acciones que afectan la integridad
humana no tienen lugar en nosotros o en nuestro país, es decir que no existen en
nuestro entorno, pensamos que es algo irreal que solo vemos en la televisión y
las noticias pero no esto no es ajeno a nosotros, es una realidad que muchas
veces se tapa a nuestros mismos ojos, y día a día crece sin cesar con un poder
que no lo controla mucha gente si no que tienen unos pocos usándolo para su
beneficio pero sin caer en cuenta que eso conlleva a la degradación de la
sociedad.
Tampoco creemos que en pleno siglo XXI todavía exista la esclavitud, muchos de
nosotros aun pensamos que fue abolida hace muchísimo tiempo pero no, aun hay
esclavitud, sigue siendo vigente, es real. Es una realidad perversa que aun nos
agobia. Es algo tan verdadero que día a día vemos y escuchamos por todos lados
noticias y reportes de estas cosas que parecen no ser posibles, pero no hacemos
nada por evitarlo.
Siete mujeres menores de edad o niñas pueden llegar a producir 80.000 millones
por mes.
Hay muchos niños y niñas sueltas, niños de la calle, muy pobres, necesitados,
fáciles de llevar y hacer desaparecer, o bien se los compra por poco dinero a
padres muy pobres y re cargados de hijos que mantener y se los revende a los
proxenetas de los prostíbulos.
Pero en realidad hoy nos preguntamos ¿Cuáles son las variables que propician
esta realidad?
Vivimos en una cultura de lo superficial que nos infantiliza y nos resta o bloquea la
conciencia crítica y el contacto con la realidad.
En esta red organizada del crimen, hay buscadores y captadores que buscan a
sus víctimas, hacen contacto, tratan de ganar su confianza y la de su familia,
ponen avisos, frecuentan zonas donde hay muchas jovencitas, prometen buenos
trabajos, buenos sueldos, estudios, prometen la salida de la miseria para toda la
familia y en poco tiempo, de ese modo captan a las víctimas a las que prometen
cuidados, amparo, una vida mejor. Esta parte del trabajo lo hacen los captadores y
los reclutadores.
Luego viene el viaje, (que la víctima deberá pagar o en su defecto contraer una
deuda), viaje hacia ese destino ilusorio, entonces aparecen los transportistas.
Después del viaje alguien las recibe y la lleva a algún lugar para vivir. Como la
víctima debe pagar por todo esto: viaje, transporte, hospedaje, comida, están
también los prestamistas que proveen de dinero con altos intereses, y embarcan a
la víctima en una deuda que con el tiempo se hace impagable y en la que las
jóvenes hipotecan su vida.
Las mujeres, las niñas, y los niños también, son llevados a un burdel, donde se las
prepara para el nuevo trabajo, se les enseña y se las entrena, esto quiere decir
que se las somete a violaciones reiteradas. O bien, se los usa para la mendicidad
en la calle. En general, viven en esas casas-burdeles, están aislados de la
población del lugar, salvo a través de su trabajo, no se comunican con sus
familias, reciben muy malos tratos, abusos y tortura de toda índole, golpes,
violaciones, palizas, a muchas jóvenes y niñas, que no se disciplinan, se los
encadenada en alguna cueva y se los deja sin comer, para evitar su huída. Son
duramente castigadas si no obedecen. Los traficantes de personas dominan con el
terror, las familias están amenazadas, si estas mujeres tienen hijos, están
amenazados de secuestro, o bien son secuestrados, sometidos, vigilados...
comienza un camino de difícil retorno.
Los explotadores evitan que se establezca cualquier tipo de vínculo afectivo que
las ayude a liberarse, también por eso se las cambia de lugar y se las lleva de un
punto a otro de la república. Están controladas y son pocas las que sobreviven
para contarlo.