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Guatemala, sábado 05 de marzo de 2005 - 21:38 horas

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Opinión:

Niños superdotados, ¿por dónde empezar?

Buenos vientos parecen asomarse al Ministerio de Educación actualmente. Se han
tomado nuevas decisiones...

Por: Hugo Cardona Castillo

En Iberoamérica, alrededor del 2.5 por ciento de los niños son superdotados. Un reciente reportaje de la
Revista Domingo de Prensa Libre, da cuenta de cientos de niños superdotados que, en Guatemala, no
tienen la oportunidad de desarrollar sus habilidades naturales, fundamentalmente porque en los centros de
enseñanza no se tienen ni las condiciones materiales, ni el personal formado para darles el apoyo
necesario para ese fin.

Como un agravante, un reporte del World Council for Gifted and Talented Children señala que muy por el
contrario de lo sensato, los niños superdotados “son maltratados porque no parece que tengan muchas
probabilidades de tener una educación adaptada a sus características de aprendizaje y a la rapidez del
mismo.”

El experto Alfonso Quiñónez señala, como una ironía, que los niños superdotados “son un dolor de cabeza
para la familia y hasta para la sociedad” y que “casi siempre la familia y la sociedad son un dolor de cabeza
para ellos.”

De acuerdo con Eunice Soriano, “una capacidad de expresión verbal por encima del nivel de su edad es un
síntoma bastante revelador, así como una vívida imaginación, la concepción espacial y la necesidad de
investigar y aprender constantemente.” Por otro lado, generalmente no se someten a ninguna autoridad que
no les parezca racional y democrática, no se conforman con las cosas en el status quo y tienden a ser
desobedientes cuando las órdenes no les parecen basadas en razones convincentes. Tienen alta madurez
emocional y con frecuencia, gran capacidad de liderazgo. No necesariamente se trata de niños que
obtienen las mejores notas en todas las materias en la escuela, porque esa necesidad es inferior a su visión
temprana de un universo de magnitudes mayores.

La diferencia entre la percepción popular y el descuido de la educación y los manantiales de potencialidad

de los niños genios, da como resultado que en muchos casos paradigmáticos son personas que viven poco,
son inadaptados y muy frecuentemente incomprendidos. Ese abismo triste y grande entre dos realidades,
hace que muchos niños superdotados lleguen a mutilar su potencial, en su afán por no parecer extraños y
para no sufrir la descalificación de sus compañeros y lograr formar amigos.
Una actitud más responsable y menos egoísta de la sociedad, nos pondría frente a un oasis inagotable de
oportunidades, y estamos hablando de grandes oportunidades, es decir de oportunidades superiores. En
palabras del especialista Clímaco Cano, los niños genios deberían “en un futuro pararse sobre nuestros
hombros y mirar más allá, proyectando lo que estamos haciendo más lejos, más rápido y más
profundamente”.

Varios países han diseñado, exitosamente, programas altamente especializados para niños superdotados,
por ejemplo Rusia, Israel, China, Estados Unidos. La práctica en esos países ha demostrado que los
programas no resultan ser lo caros que se han estigmatizado, especialmente si se compara con lo
extraordinariamente caro que saldría no hacerlo.

Buenos vientos parecen asomarse en el Ministerio de Educación actualmente. Se han tomado buenas
decisiones que, entendemos, no van a resolver los problemas acumulados durante siglos en nuestro
sistema educativo, pero que están, esperamos, sentando buenas bases para acciones audaces en el futuro
inmediato. Es decir, no se puede esperar mucho tiempo. Considerar la necesidad impostergable de abordar
el tema de los niños superdotados, debería ser una acción inmediata. Hay muchos ejemplos exitosos en el
mundo, quizá no en el mundo subdesarrollado, pero bueno... ¿a quién se debe emular?, en todo caso, ¿a
quien imitarían los genios...?