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XIV Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Salvador de Bahia, Brasil, 27 - 30 oct.

2009

La formación de postgrado de los dirigentes y funcionarios públicos


y la experiencia en las escuelas de gobierno

Doña Pilar Arranz Notario

Hoy el Estado está sometido a la dinámica y a los movimientos sociales, precisamente


porque se ha hecho responsable de las condiciones de la vida colectiva y ha asumido
funciones de organización de la sociedad, en mayor o menor medida. Las Administraciones
Públicas están, por lo tanto, llamadas a servir con objetividad al interés colectivo y a
garantizar la confianza en su actuación, la efectividad de su gestión y el respeto de los
derechos de los ciudadanos.

Ante este panorama, el papel de las escuelas e institutos de formación pública se muestra
esencial, al facilitar que los funcionarios adquieran los conocimientos y las aptitudes
necesarios para afrontar estos cambios. También es fundamental el papel de servir de lugar
de encuentro, a través de la intensificación de políticas de acercamiento y el trabajo en
común, de instituciones, profesionales y estudiosos de la Administración, lo que permite el
intercambio de ideas y de experiencias inspiradoras para la organización y el servicio público.
Y no menos importante es la incorporación paulatina de los últimos avances en materia de
selección y formación, así como la nueva cultura de gestión basada en el servicio y la
calidad.

La importancia de estos logros es elevada, ya que nadie discute que el mejor desempeño de
las tareas públicas está indisolublemente unido a la calidad en la selección y la formación de
los empleados públicos y es por ello que cada vez son más las voces que abogan por el
desarrollo de una carrera profesional ligada a la formación.

En el caso español y durante los más de cincuenta años de su existencia, el Instituto


Nacional de Administración Pública —INAP— ha venido prestando este servicio y con una
visión que, desde sus orígenes, resultó acorde con el carácter actual del servicio público. Así,
ya desde aquel 22 de septiembre de 1958, fecha de nacimiento de la Institución, denominada
entonces Centro de Formación y Perfeccionamiento de Funcionarios, se insistió en la
revisión de la formación de los funcionarios españoles, introduciendo en aquélla —casi
exclusivamente jurídica— una importante dinámica, más gerencial, a través del estudio de
las disciplinas de la Ciencia de la Administración.

En España, desde la aprobación de la Constitución en 1978, las Administraciones Públicas


han experimentado un complejo proceso de transformación que, en lo que a los recursos
humanos se refiere, ha culminado con la aprobación de la Ley 7/2007, de 12 de abril, del
Estatuto Básico del Empleado Público. Con esta norma se consolida un ciclo iniciado con la
Ley 30/1984, de 2 de agosto, de Medidas para la Reforma de la Función Pública.

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Con el objeto de avanzar en el desarrollo de la profesionalización de la carrera de los


empleados públicos, el Estatuto introduce como principales novedades la configuración de la
carrera profesional como un derecho subjetivo, la definición de un código de comportamiento
de los servidores públicos, la evaluación del rendimiento individual, la formación continua y la
actualización permanente de los conocimientos y capacidades profesionales como derecho y
deber de los empleados públicos y el reconocimiento legal de la figura del directivo público.

De este modo, se procede a considerar normativamente lo que ya era una realidad en la


práctica, logrando un importante avance en la función pública profesional y la mejora de la
carrera del servicio público.

Bajo este nuevo enfoque, la formación hace girar sus estrategias de desarrollo alrededor del
aprendizaje, la investigación y la innovación en orden a conseguir los objetivos permanentes
de eficacia y modernización administrativa. Pero también sirve de instrumento de motivación
del personal, de creación de cultura y valores y de transmisión y conservación del
conocimiento.

Asimismo, la concreta formación directiva se convierte, paralelamente, en uno de los campos


prioritarios de la acción formativa, correspondiendo al INAP un papel de especial relevancia
en la consolidación de esta nueva categoría profesional a través del refuerzo y la ampliación
de los planes de formación de los cuadros directivos de las Administraciones Públicas
españolas y, mediante sus programas específicos de cooperación, también de las
Administraciones Públicas iberoamericanas.

Esta formación resulta esencial, pues esencial es el papel que los directivos públicos están
llamados a realizar en nuestras sociedades cambiantes, dado que este dinamismo alcanza
también a nuestras Administraciones Públicas y sus procesos de reforma no pueden
realizarse sin la participación de los empleados públicos. En la figura del directivo público se
concretan precisamente la organización, planificación y gestión de esos cambios y demandas
sociales, personificando a una Administración Pública que sirve con objetividad a los
intereses generales de la sociedad.

En el entorno actual, por lo tanto, el perfil del personal directivo del sector público debe
sustentarse en competencias de liderazgo y de gestión del cambio, en la capacidad para
dirigir a las personas, para innovar y para negociar con una amplia multiplicidad de agentes
sociales.

La necesidad de disponer de personal directivo con un grado adecuado de conocimientos,


una capacidad de análisis de la realidad cambiante, unas aptitudes para dirigir y motivar a los
recursos humanos y para tomar decisiones en situaciones complejas, es, hoy por hoy, una
característica común a todas las organizaciones. Las organizaciones públicas y privadas
prestan un especial cuidado a la formación de su personal de dirección, en la medida en que
consideran que se trata de un factor estratégico de la actual sociedad del conocimiento y que
ocupa un lugar privilegiado en la promoción de los derechos del conjunto del personal de la
organización.

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En la actualidad, el personal directivo del sector público trabaja en una nueva realidad. La
función de dirección es presa de los cambios rápidos, de las incertidumbres y de las
peticiones contradictorias y múltiples por parte de los actores más diversos. El personal
directivo requiere una formación que le permita evolucionar en este entorno, pero siempre
orientado hacia la obtención de resultados. Para poner en funcionamiento programas de
formación adecuados es necesario identificar tres tipos de necesidades en el seno de las
organizaciones: las necesidades de la organización, esto es, los objetivos estratégicos que
se propone alcanzar; las necesidades de rendimiento, o lo que la organización espera de su
personal para responder a sus necesidades; y finalmente, las necesidades de aprendizaje,
esto es, lo que las personas tienen que aprender para cubrir las necesidades de rendimiento.
De esta forma, la formación se convierte en una herramienta para mejorar el servicio ofrecido
al ciudadano.

Considerando todas estas cuestiones, el INAP ha cuidado la formación de los dirigentes y


funcionarios públicos desde el mismo instante de su selección como integrantes de la función
pública.

El personal seleccionado para la dirección del sector público está llamado a dirigir el cambio,
desarrollando para ello, como el personal directivo de la empresa privada, competencias de
liderazgo y de innovación. Dada la necesidad, para este cambio, de un personal directivo con
un grado adecuado de conocimientos, una capacidad de análisis de la situación cambiante,
unas aptitudes para dirigir y motivar al personal de la organización y para tomar decisiones
en situaciones complejas, se ha ido adecuando, con el objeto de realizar una selección
acertada de los nuevos perfiles profesionales requeridos por la Administración, el temario y
las pruebas de los procesos selectivos para el acceso a los Cuerpos Superiores de la
Administración Pública española.

Como último paso en el proceso selectivo del personal que puede ocupar las funciones
directivas de la Administración Pública se diseña el curso selectivo, que es además la
primera formación brindada por ésta para el desarrollo y mejora de las habilidades de las que
los directivos públicos deberán hacer uso en el desempeño de sus funciones.

En el nuevo marco de modernización de la Administración Pública, se han potenciado los


cursos selectivos como medio privilegiado para conseguir que las pruebas y programas
selectivos de acceso a la Función Pública se orienten a la selección y evaluación de
habilidades y aptitudes realmente asociadas a los puestos de trabajo que se vayan a
desempeñar. Es por ello que, en los últimos años, con los cursos selectivos se ha pretendido
completar la formación inicial de los nuevos funcionarios por la doble vía del complemento
práctico de los conocimientos teóricos acreditados en la fase de oposición y de la transmisión
de los valores que impregnan la vida administrativa, con un objetivo múltiple: proporcionar a
los alumnos un conocimiento homogéneo sobre las áreas temáticas que tienen un contenido
transversal en la actividad administrativa, ofrecerles una formación práctica adaptada a las
necesidades de los perfiles profesionales públicos, mejorar su conocimiento en otros idiomas
distintos del materno y dotarles de una formación en valores que tenga como referencia las
exigencias de la ética pública.

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El interés de la Administración Pública española y, en concreto, del INAP por brindar una
formación inicial de calidad lleva a la constante mejora de los cursos selectivos a través de
frecuentes novedades. En 2008, esta enseñanza se ofreció a más de 800 alumnos (de los
cuales 156 eran alumnos que aspiraban a ingresar en los Cuerpos Superiores), que fueron
formados, durante un total de casi 3.600 horas (de las que 1.270 estuvieron dirigidas a esos
Cuerpos), por un colectivo integrado por más de 600 profesores de las distintas disciplinas
administrativas.

En las próximas ediciones se desea introducir en los cursos selectivos una nueva
metodología de la formación, reforzada con la creación de un claustro de profesores, y la
coordinación integral de los módulos temáticos en los que aquélla se reparte.

Esta nueva metodología de la formación implicará la revisión de los materiales entregados a


los alumnos de los cursos para el seguimiento de éstos; un mayor dinamismo en las clases
presenciales, buscando así una participación activa del personal que recibe la formación; la
ampliación de la formación e-learning; un mayor desarrollo del método del caso, así como del
empleo de las herramientas específicas que los futuros empleados públicos habrán de utilizar
en sus puestos de trabajo.

Este desarrollo de la formación inicial ya se ha materializado especialmente —y continúa


mejorándose con cada edición— en los cursos selectivos del Cuerpo Superior de
Administradores Civiles del Estado, dado que los miembros de este Cuerpo, de carácter
multidisciplinar, están llamados a realizar tareas directivas y predirectivas de gestión,
gerencia, asesoramiento y estudio de políticas públicas, desarrollando su actividad en el nivel
directivo y predirectivo en los distintos órganos centrales y territoriales de los Ministerios y de
los Organismos Públicos de la Administración General del Estado español y en los diferentes
ámbitos de actuación de la actividad pública (presupuestaria, contratación, gestión de
recursos humanos, formación…).

Los Administradores Civiles del Estado constituyen, en suma, un colectivo especialmente


capacitado para llevar a cabo con éxito la gestión pública al más alto nivel y un desarrollo
importante de esta capacitación se logra, precisamente, mediante una correcta formación
inicial, potenciada mediante los períodos de prácticas con asistencia en los distintos
Departamentos Ministeriales, Delegaciones de Gobierno, empresas públicas y la estancia en
Escuelas Europeas, destinos en los que el futuro directivo entra en contacto con los
principios de una técnica de aprendizaje novedosa como es el “coaching”, que, mediante la
implantación de dos pasos consecutivos, “actuar” (una vez reunida toda la información, hay
que actuar de una forma sostenida en el tiempo) y “medir” (en todo momento es
imprescindible comprobar el acercamiento al objetivo marcado o el alejamiento del mismo),
permite reconsiderar objetivos estratégicos y apreciar los recursos disponibles para alcanzar
la meta marcada.

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Igualmente, la formación inicial del otro cuerpo superior cuya selección gestiona el INAP, el
Cuerpo Superior de Sistemas y Tecnologías de la Información de la Administración del
Estado, ha sufrido en los últimos años modificaciones —de naturaleza semejante a las
realizadas en el curso selectivo de los Administradores Civiles— con el fin de alcanzar los
mismos objetivos de formación específica y desarrollo de las habilidades profesionales para
el proceso de modernización administrativa, pues dicho cuerpo, cuyas funciones se
desarrollan habitualmente en el entorno de las tecnologías de la información y las
telecomunicaciones, se muestra fundamental en la organización pública actual, dado que sus
miembros, destinados a asumir responsabilidades en la dirección de las unidades
administrativas relacionadas con estas áreas tecnológicas y de los proyectos informáticos y
de telecomunicaciones, se convierten en los impulsores del necesario cambio tecnológico en
la Administración Pública.

Es innegable, por tanto, el interés que el sistema formativo inicial adquiere para una
Administración Pública moderna en la que el papel del directivo público resulta tan
trascendente, especialmente cuando el proceso de mejora de ésta requiere un profundo
conocimiento de la organización para entender y orientar los procesos reales, objetivo
claramente cubierto con esta forma de aprendizaje.

En cualquier caso, para que la organización pública avance en su pretendida mejora de


servicio al ciudadano, el aprendizaje de los empleados públicos —desarrollen o no funciones
directivas— ha de ser constante. Es por ello que el INAP, como el resto de escuelas y
centros homólogos, dedica gran parte de su actividad a la formación continua. En concreto,
más de 1.000 actividades formativas —que se aproximaron a las 37.000 horas lectivas— se
realizaron en el transcurso de 2008 con el fin de formar a más de 23.300 alumnos. De esta
oferta, 22 fueron las acciones dirigidas exclusivamente a personal directivo —que también
pudo optar a realizar muchas de las restantes actividades formativas—, siendo sus
beneficiarios más de 450 alumnos, que, durante un total de casi 1.400 horas, recibieron la
formación de un profesorado formado por más de 162 especialistas.

En el caso del Instituto Nacional de Administración Pública de España, esta formación


continua, si bien amplia en cuanto a su contenido —y, naturalmente, también en cuanto a su
oferta—, incide en algunas materias que, por su trascendencia, requieren de un amplio
conocimiento por los empleados públicos. En concreto, durante los últimos años se viene
prestando una especial atención a la utilización de las nuevas tecnologías de la información,
el aprendizaje de lenguas extranjeras —como medio de intercambio y coordinación con otras
Administraciones Públicas del entorno; no hay que olvidar la permanente colaboración que
mantienen el INAP y otros centros y escuelas homólogos como la European Administrative
School (EAS), el European Institute of Public Administration de Maastricht (EIPA), o institutos
europeos como la Ecole Nationale d’Administration de Francia (ENA), la National School of
Government del Reino Unido, la Scuola Superiore della Pubblica Amministrazione de Italia
(SSPA) o la Bakoev de Alemania— y la implantación de las políticas públicas transversales
promocionando las medidas de igualdad entre mujeres y hombres, la conciliación de la vida
laboral y familiar, la lucha contra la violencia de género y la integración de las personas con
discapacidad, aumentando la concienciación y sensibilidad social en estos aspectos tan
importantes para alcanzar una verdadera igualdad de todos los ciudadanos.

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Junto a estas materias, se atiende específicamente a la formación continua del personal


directivo a través del diseño de programas capaces de desarrollar sus habilidades
profesionales, incidiéndose así en materias como la Unión Europea —como marco en el que
se desarrolla la política y administración españolas—, la ética y los valores deontológicos en
el ejercicio de las funciones del puesto de trabajo —como código de conducta del empleado
público—, la gestión y el liderazgo —como medio de modernización y dinamismo de la
Administración— y el “management” adaptado a las funciones del puesto de trabajo —como
metodología para la mejora de la eficiencia a través de la gestión sistemática—. Como
referente dentro del ámbito de la formación pública directiva e impulsor de una gestión
moderna que, dentro de la naturaleza propia de la Administración Pública, favorezca el uso
de las nuevas técnicas de dirección y el desarrollo de las habilidades directivas destaca el
Máster en Gestión Pública Directiva, en el que se ha implantado el método del caso como
sistema formativo.

Toda esta formación continua, ya sea la dirigida a los directivos como la impartida al resto de
los empleados públicos, se ofrece a través de actividades formativas de distinta duración.
Así, el INAP ofrece jornadas (cuya duración es inferior a las 10 horas lectivas y que permiten
una primera y sencilla apreciación, por el alumno, de la materia impartida), cursos básicos
(cuya duración oscila entre las 10 y las 29 horas lectivas), cursos de formación específica
(que van de las 30 hasta las 99 horas lectivas) y cursos de especialización (en los que se
dedican 100 o más horas lectivas a la enseñanza de la materia considerada).

Junto a este sistema tradicional de aprendizaje, el INAP viene practicando otro —el ciclo de
conferencias— cuya especialidad es doble: por un lado, incide en la materia seleccionada
mediante breves sesiones separadas en el tiempo que analizan los detalles más diversos del
asunto considerado, ampliando de este modo la visión sobre el tema; por otro, se ofrece no
sólo a los empleados públicos, sino también a los ciudadanos, acercando así la especificidad
de la función pública y la propia Administración a los destinatarios de los servicios de ésta.
Esta práctica ilusionante está recibiendo un fuerte impulso en el último año por parte del
INAP, que organiza ciclos de duración variable, con conferencias semanales, sobre temas
tan actuales como la crisis económica internacional o la gestión de las políticas públicas
culturales.

Asimismo, es oportuno destacar la formación general impartida al personal no ya directivo,


sino predirectivo. La importancia concedida a esta enseñanza por el INAP muestra el alcance
que la Administración española otorga a la constante modernización de la organización
pública: no es posible una profunda transformación de lo público si no se involucra a todos
sus elementos con independencia de su posición en la organización. De entre las actividades
formativas predirectivas sobresalen los nuevos cursos de políticas públicas sectoriales.

A lo largo de los epígrafes previos se han desgranado el espíritu y las especificidades de la


formación que facilita el Instituto Nacional de Administración Pública de España. Es
innegable que la más perfecta formación de los empleados públicos conducirá a una
Administración Pública más dinámica y mejor prestadora de servicios a los ciudadanos,
imagen esta exigida por nuestras sociedades actuales.

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No se trata, pues, únicamente de formar a los funcionarios para la promoción de su carrera


laboral —objetivo motivador que, lógicamente, también se persigue—, sino de ofrecer a las
sociedades modernas la Administración que merecen: una Administración eficaz, eficiente y
de calidad.

Por todo ello, entre los distintos proyectos del Plan Director que durante los próximos años
guiará la actuación del INAP se encuentran algunos tan transcendentes como la reforma
para el acceso a los Cuerpos Generales de la Administración General del Estado, el
desarrollo del ya iniciado nuevo programa de directivos y la formación continua orientada a la
carrera, todo ello acompañado de una nueva política de investigación, cuyo objetivo es
profundizar en materias como los recursos humanos, la gestión pública, la modernización
pública o la administración electrónica.

El objetivo general de la reforma para el acceso a esos Cuerpos Generales no afectará


únicamente al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, sino también al
Cuerpo Superior de Sistemas y Tecnologías de la Información de la Administración del
Estado y a los restantes Cuerpos dedicados a funciones de gestión, de apoyo administrativo
o auxiliares cuya selección compete al INAP, tales como el Cuerpo de Gestión de la
Administración Civil del Estado, el Cuerpo de Gestión de Sistemas e Informática de la
Administración del Estado, el Cuerpo General Administrativo de la Administración del Estado
o el Cuerpo General Auxiliar de la Administración del Estado. Esta reforma, que tendrá entre
sus actuaciones a desarrollar más importantes la renovación del curso selectivo —en
aquellos Cuerpos en los que se exija su realización para el ingreso en la función pública—,
se iniciará con la reestructuración del proceso selectivo para el acceso al citado Cuerpo
Superior de Administradores Civiles del Estado, dada la importancia de éste como grupo
destinado al desempeño de funciones directivas y predirectivas en la Administración Pública.

Por otro lado, el desarrollo del ya iniciado programa de directivos, exigirá el estudio de las
diferentes metodologías formativas y tendencias existentes al respecto en el ámbito público y
privado; la permanente mejora de la contratación de las distintas actividades formativas,
mediante la valoración de los cuestionarios de calidad cumplimentados por los alumnos a la
finalización de aquéllas; la continuación de los seminarios en políticas públicas con alta
repercusión política y social, destacándose temas como la igualdad, la violencia de género, la
extranjería…; el impulso de una “Red de Directivos Públicos Locales” y el desarrollo del
programa de formación de directivos iberoamericanos en los centros de formación de la
Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo —AECID— en
Iberoamérica y en las sedes españolas, así como la elaboración y desarrollo de una “Red de
Directivos Iberoamericanos”, continuando de este modo la colaboración en la formación de
los empleados de las Administraciones Públicas latinoamericanas.

En cuanto a la formación continua orientada a la carrera, se desea avanzar en la


implantación de las plataformas e-learning, la intensificación de la enseñanza de idiomas, la
mejora de la coordinación de las actividades de formación continua desarrolladas en la
Administración General del Estado, el diseño de un nuevo modelo de acreditación de
actividades formativas y la adecuación de la formación al nuevo modelo de carrera
profesional implantado por el Estatuto Básico del Empleado Público.

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Como culminación de toda esta actualización formativa, se implantará una nueva política de
investigación, cuyo objetivo es, como ya se ha adelantado, el estudio y fomento de aquellas
materias de trascendencia en la función pública, tales como los recursos humanos, la gestión
pública, la modernización pública o la administración electrónica, pues toda Administración
necesita conocer el entorno político, social, cultural, económico e institucional en el que se
desarrollan las múltiples y crecientes interacciones para poder programar y actuar
adecuadamente.

Como se apuntó al comienzo de esta exposición, el Estado no es una instancia


absolutamente ajena a la sociedad, a la que está llamada a servir a través de la
Administración Pública. Si se pretende ofrecer un servicio eficaz, eficiente y de calidad, la
mejora de la Administración ha de pasar necesariamente por una conversión paulatina pero
continua que transforme a la entidad pública en un organismo ágil y eficaz que, no obstante,
continúe sujeto a esos límites garantes que aseguran su buen hacer en la situación de
privilegio ante la que se encuentra en muchas de sus actuaciones con los ciudadanos. El
modo de alcanzar ese complicado pero necesario y, actualmente, sin duda, ineludible
equilibrio entre agilidad y garantía pasa por el conocimiento profundo tanto de la organización
pública como de su funcionamiento. Este discernimiento recae, principalmente, en el directivo
público, llamado a establecer una nueva cultura de gestión basada en el servicio y la calidad.
Esta nueva figura necesita, no obstante, de una correcta formación, teórica y práctica, inicial
y continua, que le acerque no sólo a la naturaleza de lo público, sino también a la habilidad
organizativa; es aquí donde el papel de los centros e instituciones de formación pública se
revela como fundamental.

Los objetivos del Instituto Nacional de Administración Pública español han sido, desde sus
orígenes, la formación y el perfeccionamiento de los empleados públicos. Hoy, más de
cincuenta años después, nos reafirmamos en esas metas sabedores de que los medios para
alcanzarlas han ido variando al igual que la sociedad en la que vivimos. Hasta el momento la
experiencia ha sido exitosa, lo que, lejos de acomodarnos en nuestras funciones, nos exige
continuar con nuestro esfuerzo de mejora de la selección y formación de los directivos y
demás empleados públicos como responsables del progreso de la Administración en la que
trabajan y de la sociedad a la que sirven.

BIBLIOGRAFÍA
Gilley, Jerry W. y Boughton, Nathaniel W. (1996), "Stop Managing, Start Coaching!:
How Performance Coaching Can Enhance Commitment and Improve Productivity", Chicago,
Irwin.
Moore, Mark H. (1995), "Creating Public Value: Strategic Management in Government",
Cambridge, Harvard University Press.
Sánchez Morón, Miguel (2008), "Derecho de la Función Pública", Madrid, Tecnos.
Smith, Ronald D. (2005), "Strategic Planning for Public Relations", Mahwah (New
Jersey), Lawrence Erlbaum Associates.
VV.AA. (2004), “Estudios para la reforma de la Administración Pública (Edición dirigida
por Fernando Sáinz Moreno)”, Madrid, Instituto Nacional de Administración Pública.
Martín Rebollo, Luis (2008),“Leyes administrativas”, Navarra, Editorial Aranzadi, S.A.

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RESEÑA BIOGRÁFICA
Doña Pilar Arranz Notario, nacida el 2 de marzo de 1961 en Madrid (España), es Licenciada
en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en
Dirección General por la Escuela de Dirección de Empresas de la Universidad de Navarra
(IESE Business School). Pertenece al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado
desde 1992.

Ha sido Jefa de División de Coordinación de Recursos Humanos de la entidad pública


empresarial adscrita al Ministerio de Fomento “Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea”
(AENA) de 1992 a 1996, Subdirectora General Adjunta de Personal del Ministerio de
Administraciones Públicas de 1996 a 1998, Subdirectora de Gestión de Personal en la
Entidad Pública Empresarial “Correos y Telégrafos” de 1998 a 2000, y Directora de
Formación y Estudios de Navegación Aérea de la sociedad técnica de la Dirección General
de Aviación Civil “Servicios y Estudios para la Navegación Aérea y la Seguridad Aeronáutica,
S.A.” (SENASA) desde 2000 a 2008, año en el que fue nombrada Directora General del
Instituto Nacional de Administración Pública, cargo que ocupa en la actualidad.

Cargo actual: Directora General.


Nombre de la institución: Instituto Nacional de Administración Pública.
Dirección postal: Calle Atocha, 106 28012 – Madrid (España).
Número de teléfono: 91 – 2739148
Número de fax: 91 – 2739160
Dirección de correo electrónico: direccion@inap.map.es
Página web: http://www.inap.map.es

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