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“Al alma que está unida con Dios, el demonio le teme como al
mismo Dios. En ella el demonio está ya vencido y apartado muy
lejos.”3
1
Rivera, J e Iraburu, J.M. Síntesis de espiritualidad católica. Pamplona: Fundación Gratis Date, 2003 (6ta
edición); p. 213. En adelante: Síntesis
2
San Juan Crisóstomo en Síntesis, p. 205.
3
San Juan de la Cruz, en Síntesis, p. 212.
4
San Juan Crisóstomo, en Huber, G. “El diablo hoy. ¡Apártate, Satanás!”. Madrid: ediciones Palabra,
2004 (3ra edición), p.110. En adelante: El diablo hoy.
3
Introducción
En el presente trabajo, nos proponemos investigar sobre la influencia del diablo
en el desarrollo de la vida mística.
La pregunta que atravesará toda esta investigación, girará en torno, a poder saber
si los ataques del enemigo entorpecen nuestro camino de santificación o si más bien,
son una ayuda para conquistarla.
Los pasos que seguiremos son los siguientes: nos preguntaremos sobre el fin del
hombre y sobre los enemigos que tiene que harán lo posible para que no logre dicho fin.
Luego analizaremos algunos textos bíblicos que hablan de la existencia del diablo. Una
vez mostrada su existencia veremos cómo actúa y los elementos con que contamos para
salir airosos en la lucha. Y por último intentaremos responder a nuestro objetivo.
Somos concientes de la dificultad del tema y no pretendemos agotar toda la
doctrina en este breve ensayo, simplemente nos proponemos dar algunos indicativos a
tener a en cuenta para el desarrollo normal de la vida cristiana.
Pero el pecado que atenta contra el fin del hombre, no es algo abstracto, una
nebulosa realidad amorfa. Al contrario, es algo bien concreto, aunque oscuro, como
veremos más adelante. Tradicionalmente se habla de tres formas de manifestarse en la
realidad concreta del hombre: dos enemigos externos: el mundo y el demonio, y un
enemigo interior: la propia carne.
El mundo, entendido como:
5
Royo Marín, A. Teología de la perfección cristiana. Madrid: BAC, 2001 (9na edición); p. 281. En
adelante: Teología.
6
Síntesis, p. 174.
5
“…el ambiente anticristiano que se respira entre las gentes que viven
totalmente olvidadas de Dios y entregadas por completo a las cosas de la
tierra.”7
“De dos modos muy distintos nos hace guerra nuestra propia carne,
convirtiéndose en el mayor enemigo de nuestra alma: a) por su horror
instintivo al sufrimiento, y b) por su afán insaciable de gozar.”8
“Contestó Yahvé a Satán: `De acuerdo. Métete con sus posesiones, pero no
le pongas la mano encima´”9
7
Teología, p. 297.
8
Teología, p. 324.
9
Job. 1:12
6
“Respondió Yahvé a Satán: `Lo dejo en tus manos, pero respeta su vida´”10
“El Demonio es el gran ángel caído que, no pudiendo nada contra Dios,
embiste contra la creación visible, contra su jefe, el hombre, buscando que
toda criatura se rebele contra el Señor del cielo y de la tierra. La historia
humana es el eco de aquella inmensa `batalla en el cielo´, cuando Miguel
con sus ángeles venció al Demonio y los suyos (Ap. 12:7-9).”14
En el Nuevo Testamento es central la lucha de Cristo con Satanás. Tal es así que
el Jesús comienza la vida pública siendo tentado por el Diablo. Recurramos nuevamente
al libro de la Síntesis, en donde encontramos lo siguiente:
10
Job. 2:6
11
Cfr. Zac. 3
12
Cfr. 1Cro. 21:1
13
Cfr. 1 Re. 22:21-23.
14
Síntesis, p. 205.
7
26:18), y súbditos suyos son los pecadores: ´Quien comente pecado ése es
del Diablo´ (1Jn. 3:8; Rm. 6:16; 2Pe. 2:19).”15
Pero no todo es poder demoníaco, también está el poder mayor del Señor:
“Por otro lado está Jesús, dándonos en el austero marco del desierto la
muestra primera de su poder formidable. Ahí, desde el principio de la vida
pública, se ve que `el Hijo de Dios se manifestó para destruir las obras del
Diablo´ (1Jn. 3:8), y se hace patente que el Príncipe de este mundo no tiene
ningún poder sobre él (Jn. 14:30), porque en él no hay pecado (8:46; Heb
4:15). Este primer enfrentamiento termina cuando Jesús le impera
`Apártate, Satanás´. Lo echa fuera como a un perro.”16
“Con el paso de los siglos las dos ciudades no han cesado de luchar la una
contra la otra, empleando todo tipo de tácticas y la armas más diversas,
aunque no siempre con el mismo ardor ni con el mismo ímpetu.”17
15
Síntesis, p. 205.
16
Síntesis, p. 206.
17
Humanun genus, en El diablo hoy, p. 38.
8
luego a Cristo, para que no cumplamos nuestro fin, es la clave para poder vivir como se
debe vivir. Entender esto es elevarse del mero plano natural y ver tal como es la
realidad.
Al respecto dice George Huber:
“¡He aquí una visión de la historia que eleva nuestras miradas muy por
encima de los pequeños y grandes sucesos de la vida política, económica,
social y cultural de cada día y por encima de nuestras mezquinas querellas
entre cristianos!”18
18
El diablo hoy, p. 40.
9
1. La tentación
Según lo atestigua la Sagrada Escritura, lo propio del demonio es tentar. Este es
su oficio propio. Su tentación siempre busca dañar al hombre. Aunque es cierto que no
toda tentación proviene del maligno, también el hombre puede tentarse a sí mismo y a al
resto de los hombres. Pero cuando el hombre tienta, está subordinado al demonio, se
podría decir que es su ministro. Dejemos que santo Tomás lo diga de una manera
espléndida:
Para tentarnos se sirve de la carne y del mundo. Es muy difícil poder discernir
cuándo una tentación proviene directamente del maligno, porque, como dice Pablo VI:
“ uestra doctrina se hace incierta, por estar como oscurecida por las
tinieblas mismas que rodean al Demonio.”21
19
Tanquery, Ad. Compendio de teología ascética y mística. Buenos Aires: Desclée de Brouwer, 1930
(Traducción de la sexta edición francesa por Daniel García Hughes), n. 220.
20
S. Th. I, 114, 2. “El diablo tienta siempre para dañar, precipitando al pecado, y éste es el sentido en que
se dice que el tentar es oficio propio de los demonios; porque, aunque también el hombre alguna vez
tienta de este modo, lo hace como ministro del demonio.” (La traducción es de la BAC)
21
Pablo VI, 15.XI.1972, en Síntesis, p. 210.
10
Vencer una tentación demoníaca trae grandes ventajas al alma. Y para esto es
muy importante tener siempre presente que si Dios permite que seamos tentados, es para
que nosotros obtengamos mayor merecimiento. Y vencer una tentación, con la ayuda
del Señor, es humillar a Satanás, es hacer resplandecer más la gloria de Dios. A su vez
nosotros mismos nos purificamos, crecemos en la humildad, en el arrepentimiento, en la
confianza en Dios. Aprendemos, también, a estar siempre alertas, a desconfiar de
nosotros mismos, a esperarlo todo de Dios, a mortificar nuestros gustos y caprichos.
Nos empuja a la oración y crecemos en la experiencia.
Antonio Royo Marín, analiza cómo funciona la tentación a partir del relato
bíblico de la tentación a Eva. Estos son los puntos que señala:
a) se acerca el tentador;
b) primera insinuación;
22
Teología, p. 302.
23
Vida 30,9. En Síntesis, p. 210.
11
Las tentaciones del demonio se dirigen a los buenos, nunca a los malos, pues
estos no lo necesitan. A los pecadores les basta las tentaciones de la carne y del mundo.
Es suficiente para perderlos.
El bueno cuando es tentado sólo le queda una sola cosa que hacer: resistir. Pero
la resistencia no se debe entender como una actitud meramente pasiva, sino que también
debe ser activa. La resistencia activa puede ser directa o indirecta:
a) Resistencia directa: es cuando se enfrenta la tentación y se hace exactamente lo
contrario. Esta resistencia conviene aplicarle en toda clase de tentaciones, a
excepción de las que se refieren a la fe o a la pureza.
b) Resistencia indirecta: es la resistencia que no se enfrenta con la tentación, sino
que se aparta de ella. Esta es la conveniente contra las tentaciones contra la fe y
la pureza. Consiste en distraer la mente en otro objeto distinto.
Luego de la tentación hay diferentes formas de comportarse, que dependerá del
resultado de la batalla.
24
Cfr. Teología, pp. 302-305.
25
Síntesis, p. 211.
12
a) Si hemos vencido: hay que tener en claro que sólo fue posible por la ayuda de la
gracia, por lo que naturalmente surge una actitud de agradecimiento.
b) Si hemos caído: en este caso lo más importante de todo es nunca desanimarse, y
para esto hay que acordarse de la infinita misericordia de Dios y de que Él es Padre
que quiere que volvamos a Él, a pesar de haber caído. Y para ello es fundamental
recurrir al Sacramento de la Reconciliación.
c) Si quedamos con duda: conviene dejar pasar un tiempo para tranquilizarnos y no
cometer imprudencias. Una vez ya tranquilizados nuestra misma conciencia nos
mostrará nuestra situación.
Y ya para terminar nuestro apartado sobre las tentaciones, dejemos que Iraburu y
Rivera iluminen la doctrina expuesta con ejemplos bien concretos sobre cómo procede
el demonio en las tentaciones:
“A la persona especialmente llamada por Dios a una vida retirada y
contemplativa, el Demonio le tentará llamándola a una vida excelente,
pero más exterior, por ejemplo, al servicio de los pobres. Y si el Señor
destina a alguien a escribir libros espirituales, el Diablo le impulsará, con
apremios difícilmente resistibles, a que se dedique a la predicación y a la
atención espiritual de muchas personas, y a que de hecho deje de escribir.
A estas personas el Padre de la Mentira no les tienta con algo malo, pues
sabe que se lo rechazarán, sino que procura desviarlas del plan exacto de
Dios sobre ellas con algo bueno, es decir, con algo que, siendo realmente
bueno – el servicio a los pobres, la predicación, la dirección espiritual–, no
permitirá, sin embargo, la perfecta santificación de la persona y su plena
colaboración con la obra de la Redención.”26
2. La obsesión
Si bien la simple tentación es la forma más corriente que utiliza Satanás, no
quiere decir que sea la única. Existen dos formas más: la obsesión y la posesión.
La obsesión es utilizada en las almas muy elevadas espiritualmente, a las que la
simple tentación no les causan ningún daño.
Define la naturaleza de esta forma de tentación demoníaca Royo Marín de la
siguiente forma:
26
Síntesis, p. 212.
13
“Esta obsesión íntima puede revestir las más variadas formas. Unas veces
se manifestará en forma de idea fija y absorbente sobre la que parecen
concentrarse todas las energías intelectuales; otras por imágenes y
representaciones tan vivas, que se imponen como si se tratara de las más
expresivas y abrumadoras realidades; ora se referirá a nuestros deberes y
obligaciones, produciendo hacia ellos una repugnancia casi insuperable,
ora se manifestará por la inclinación y vehemente deseo de lo que es
preciso evitar, etc.”28
El mejor remedio para evitar este tipo de tentación, como siempre en este caso,
es la oración y la humildad de corazón. Junto con la protección de la Santísima Virgen y
el uso de los Sacramentos y sacramentales.
En cambio la obsesión externa es la que afecta a los sentidos exteriores. Suele
ser más impresionante, pero es menos peligrosa. Los cinco sentidos son objetos de este
tipo de ataques.
27
Teología, p. 308.
28
Teología, p. 309.
14
Royo Marín, se pregunta sobre las causas de estas obsesiones29 y llega a mostrar
que son cuatro:
1- la permisión de Dios;
2- la envidia y soberbia del demonio;
3- la imprudencia del obsesionado; y
4- la propensión natural del obsesionado.
Pero, como siempre en estos temas la última palabra está en la Gracia de Dios.
Dice el libro de la Síntesis:
“Las obsesiones diabólicas, sobre todo las internas, pueden hacer mucho
daño a los cristianos carnales; por eso Dios no suele permitir que quienes
todavía lo son se vean atacados por ellas.”30
3. La posesión diabólica
Es la forma con la que el demonio tienta al hombre en donde entra realmente en
el cuerpo de su víctima y le maneja desde dentro. Es la más impresionante de todas las
formas de actuar del demonio, pero es menos peligrosa que la obsesión.
Su existencia es indiscutible. Hay muchos testimonios de ella en las Sagradas
Escrituras y también en toda la historia de los hombres. También se pueden apreciar
datos muy valiosos en los libros de liturgia. A su vez, todo esto, va acompañado que no
envuelve inconvenientes ni metafísicos, ni físicos, ni morales.
32
Teología, p. 314.
33
Síntesis, p. 213.
16
34
Cfr. Mt. 17:21 y Mc. 9:29.
35
Cfr. Gn. 3:15.
17
36
El diablo hoy, p. 55.
37
1Co. 10:13.
18
Bibliografía consultada
• Lewis, C.S. Cartas del diablo a su sobrino. Santiago de Chile: Andrés Bello,
2004 (2da reimpresión). (Este libro no fue citado en el presente ensayo).
19
Índice
Introducción ______________________________________________________________ 3
Fin del hombre: la santidad. Enemigos del hombre: pecado, mundo, diablo y carne. __ 3
Índice ___________________________________________________________________ 19