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El currículo en la Reforma.

Concepciones Educativas y Competencias.

Mc. Sergio Antonio Becerra Zepeda.

¿Qué concepciones de aprendizaje son congruentes con el enfoque por


competencias?

Entre las distintas concepciones de aprendizaje que encontramos en la


propuesta de Pere Marquès (UAB, 1999) podemos asumir la existencia de
grandes vínculos entre estas y el enfoque por competencias. La razón es
sencilla: toda concepción educativa, en la práctica, permite desarrollar el
conjunto de conocimientos, habilidades y destrezas, tanto específicas como
transversales, para satisfacer plenamente las exigencias sociales (acepción
para competencias de la ANUIES). ¿Cómo entonces, podemos hacer una
asociación eficaz? Es necesaria una revisión y una reflexión un poco más
detallada sobre los elementos del currículo que han sido institucionalmente
abordados en el marco de la reforma curricular.

Cito institucionalmente, porque estos son los cauces operativos en los que
debe ocurrir el desempeño de las actividades escolares. Es importante este
reconocimiento, puesto que el trabajo en el aula, no puede depender de
apreciaciones equivocadas, tampoco debe descansar en prácticas “eclécticas”,
intelectualmente limitadas y limitantes; bajo un supuesto eclecticismo suele
descansar cómodamente la incompetencia profesional que no sabe a dónde
va, pero lleva consigo –a ningún lado- a nuestros estudiantes. Se requiere
conocer, comprender y aplicar: tener dominio.

La RIEMS, a través de la definición de un marco currícular común enfrenta el


problema de la desarticulación académica de los planes y programas de
estudio, este marco, esta basado en desempeños terminales: competencias
con atributos específicos, reconociendo que una competencia es más que
conocimiento y habilidades. Implica la capacidad de responder a demandas
complejas, utilizando y movilizando recursos psicosociales (incluyendo
habilidades y actitudes) en un contexto particular. Aquí, lo esencial es que los
jóvenes encontrarán en las diversas escuelas la posibilidad de formarse
conforme a las competencias comunes identificadas para todo el bachillerato.

Pero la desarticulación académica entre planes de estudio no es el único


problema que el nuevo currículo debe resolver, este es un apartado
administrativo importante y complejo, que debe estar en equilibrio con otro de
importancia similar en el dominio académico: la pertinencia y relevancia de la
educación. La primera se refiere a la cualidad de establecer múltiples
relaciones entre la escuela y el entorno, la segunda, a asegurar que los jóvenes
aprenden aquello que conviene a sus personas, pero también a la sociedad
que les rodea.

“Se debe reconocer que los distintos componentes curriculares tienen objetivos
concretos —que incluyen el formar para la vida, el trabajo y los estudios
superiores— que no deben perderse de vista, y que todos ellos deben poder
responder a las circunstancias y los cambios sociales y económicos que se
registren en el país.”1

Nuevamente el currículo perfila el enfoque a través de competencias: Las


competencias orientan la intervención educativa al logro de capacidades en el
aprendiz y a conseguir que paulatinamente el alumno adquiera niveles
superiores de desempeño. Esta perspectiva no se refiere únicamente a
desempeños manuales, operativos, como algunos de los que serían requeridos
en el ámbito de la educación tecnológica. Se incluyen las competencias
lingüísticas, esenciales para la comunicación humana; las habilidades sociales,
de cuidado de sí mismos, y las competencias morales que permiten el
desarrollo personal y la convivencia armónica; las competencias también hacen
referencia a las habilidades de pensamiento de orden superior, a la resolución
de problemas no sólo prácticos, también teóricos, científicos y filosóficos. Un
planteamiento de esta naturaleza es sumamente proclive a desarrollarse en el
marco de una perspectiva constructivista de la enseñanza, que elimina de las
prácticas educativas la memorización no significativa, favorece el aprendizaje
basado en resolución de problemas, que parte de su identificación y la
aplicación de las herramientas necesarias para su resolución. Además confiere
un papel sumamente importante al desarrollo de capacidades de aprendizaje
autónomo y se nutre fuertemente del trabajo colaborativo.

Estos elementos nos permiten atender la pregunta inicial de estas notas. El


currículo definido por la reforma, tiene como base psicológica el
Constructivismo, siguiendo a Marquès: J. Piaget, en sus estudios sobre
epistemología genética, en los que determina las principales fases en el
desarrollo cognitivo, elaboró un modelo explicativo del desarrollo de la
inteligencia y del aprendizaje en general a partir de la consideración de la
adaptación de los individuos al medio. Pedagógicamente se nutre del
Aprendizaje significativo (D. Ausubel, J. Novak) este, postula que el aprendizaje
debe ser significativo, no memorístico, y para ello los nuevos conocimientos
deben relacionarse con los saberes previos que posea el aprendiz. Frente al
aprendizaje por descubrimiento de Bruner, defiende el aprendizaje por
recepción donde el profesor estructura los contenidos y las actividades a
realizar para que los conocimientos sean significativos para los estudiantes. El
componente social-filosófico tiene sustento en las teorías del enfoque
sociocultural de Vigotsky quien considera los aprendizajes como un proceso
personal de construcción de nuevos conocimientos a partir de los saberes
previos (actividad instrumental), pero inseparable de la situación en la que se
produce.

1
Desarrollo de competencias en el Bachillerato General. DGB/DCA 10 2008

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