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LA ÉTICA PLATÓNICA.

EL INTELECTUALISMO MORAL

1 Las virtudes del alma

2 La virtud es cognoscible y enseñable

3 Crítica al relativismo de los sofistas

4 El máximo bien: la felicidad y la virtud

5 El conocimiento de la Idea de Bien y la relación con la política

1 Las virtudes del alma

La ética de Platón es eudemonista ( eudaimon= felicidad). El bien supremod el


hombre es el desarrollo auténtico de su personalidad como ser racional y
moral, mostrando un equilibrio en su carácter y en su vida. Ya vimos cómo
aparecía esto en el dualismo antropológico y en las tendencias del alma
humana.

El alma humana tiene 3 partes o tendencias que se vinculan a 3 tipos de


virtudes , pero sin embargo, en Platón aparecen 4 virtudes asociadas al alma:
la prudencia, el valor o fortaleza, la moderación o templanza y la justicia. ¿ Por
qué 3 tendencias del alma y 4 virtudes? Ya sabemos que la tendencia del alma
intelectiva es conocer y su virtud es la prudencia, la del alma irascible o fogosa
es seguir su ánimo, su voluntad, y su virtud es el valor, y sabemos que la
tendencia desiderativa debe buscar los deseos y placeres con orden y medida,
de modo moderado.

La justicia por tanto no queda vinculada a una tendencia , sino a las tres. La
justicia es la virtud de las 3 tendencias del alma. El alma es justa cuando cada
parte sigue la virtud propia, del mismo modo que la ciudad será justa cuando
cada clase social cumpla su cometido propio. El equilibrio de las tendencias es
la 4ª virtud: la justicia. Esta justicia es tanto el objetivo de la persona justa como
el objetivo de la sociedad justa.

Una vez que tenemos claro el objetivo debemos buscar cómo alcanzarlo.
Hemos de ser virtuosos , pero, ¿ sabemos qué es la virtud? ¿ Sabemos cuál es
el camino para llegar hasta ella?

2 La virtud es cognoscible y enseñable

Virtud traduce la palabra griega “areté”, que no tiene exactamente el mismo


significado que le atribuimos en la actualidad, contaminado por la herencia
cristiana. Se puede traducir siguiendo más fielmente el sentido griego por
excelencia. Esta excelencia tiene que ver con que algo se desarrolle y realice
su función propia de modo correcto. Así Platón habla de la virtud del zapatero
( hacer buenos zapatos) o del pescador ( pescar muchos peces). Puede ser
virtuoso un buen albañil o un buen constructor de barcos. En este sentido hoy
en día diríamos que ese jugador de fútbol es un virtuoso o que ese músico es
un virtuoso de la guitarra.

El problema es: ¿ puede haber una excelencia no de esta o aquella técnica,


sino de la ética y la política? Si el mejor alfarero es el que hace mejores vasijas,
¿ quién es el mejor hombre? ¿ Cuál es su virtud? Para Platón ya sabemos que
lo más propio del hombre es ser racional y moderado en sus placeres y en su
carácter, esa es la perfección de la conducta humana. Igual que llamamos
mejor alfarero al que sabe más de arcilla y barro, de sus grados de cocción y
de cómo darle forma, la mejor persona es la que conoce mejor las virtudes y
las aplica a su vida.

Sócrates afirmaba que estas virtudes se conocían y que nadie hace el mal por
ignorancia, como ya anteriormente comentamos, y Platón hereda de su
maestro esta concepción de los valores morales. Lo bueno, lo bello, lo justo, no
lo son porque los hombres lo consideren de ese modo. Algo nos gusta porque
es bueno, o porque es bello... Quién aprecia y sabe esto entonces tiene una
capacidad mejor de juzgar y comportarse. Los valores son objetivos y marcan
un criterio que seguir , una guía para comportarnos.

Al ser posible conocer estas virtudes, también podemos enseñarlas. Por medio
de la educación las personas perfeccionan y dirigen de modo correcto las
tendencias de su alma. Si no se consideraran enseñables estas virtudes, no
tendría sentido e importancia la educación para Platón. Y en esto Platón se
opone a los sofistas

3 Crítica al relativismo de los sofistas

Según los sofistas la virtud no es enseñable ni cognoscible. La felicidad de las


personas y los valores morales no dependen del conocimiento , sino del
disfrute de los placeres y no hay cosas tales como valores objetivos. La justicia
por ejemplo es algo que depende de lo que quieren las mayorías ( según el
sofista Polo o Calicles) y no es más que la imosición de la voluntad del más
fuerte. Hay escepticismo ( cada individuo busca su propio placer, felicidad,
virtud) y convencionalismo ( el grupo social determina en cada caso que lo
justo o lo bueno es lo que ellos consideran como tal).

Pero Sócrates primero y Platón después se opondrán a estas ideas. Si la


felicidad sólo está en la búsqueda y consecución de placeres, entonces para
Platón la vida humana es como la de la ostra o el buitre marino , dedicada sólo
a abrir y cerrar su enorme boca para engullir todo aquello que le produce
satisfacción. La ostra no piensa, discierne, ni distingue entre cualquier cosa que
pase flotando a su alrededor. Sólo se abre y engulle. Lo mismo le pasa al
hombre que pone la felicidad en el disfrute de los placeres: no posee
conocimiento, reflexión, criterio... no conoce lo bueno. Sólo conoce lo que la
mayoría dice que es bueno o lo que a él le parece que es bueno.

Pero para Platón el hombre es esencialmente un ser racional, sin negar la


importancia de deseos y voluntad, pero encauzándolos y dirigiéndolos en su
vida. Por eso el máximo bien es la perfección del ser humano , su realización
( ¿ Qué quiere decir que alguien se realiza como persona? Esto es la
virtud para Sócrates, el perfeccionamiento). Esto implica un mayor grado de
realidad, cuando me realizo... Implica también actividad y tendencia a un ideal.
Me siento realizado cuando he alcanzado una meta , un objetivo, cuando me
he perfeccionado... Y esto es lo que significa seguir las ideas , que las ideas
sean objetivas significa que impulsan a actuar como metas, ese es su principal
valor. Eso es lo que vincula el intelectualismo moral heredado de Sócrates con
la Teoría de las Ideas propia de Platón. Y con su idea de bien y felicidad.

4 El máximo bien: felicidad y virtud

El sabio es el que tiene más conocimiento y también quien tiene más felicidad.
Conoce los valores morales, las ideas , y tiene una vida acorde con esto. El
cultivo del conocimiento y el equilibrio de las partes de su alma, de su carácter,
es lo que hacen del sabio el hombre más feliz. No es más feliz aquél que logra
saciar todos sus deseos, entre otras cosas porque la esencia del deseo es la
imperfección , la continua insatisfacción y búsqueda de nuevas sensaciones...
El deseo nace para Platón de la carencia. Cuando deseamos poseer algo es
porque no lo tenemos. Y si ponemos la felicidad en la satisfacción de deseos
nunca estaremos totalmente contentos. Cada deseo conecta con otro deseo,
cada satisfacción busca una satisfacción mayor... Quien quiere riquezas nunca
estará contento con lo que posee, siempre querrá tener más... Quien quiere
poder y honores siempre querrá tener más y más y , una vez que tenga todo el
poder, temerá perderlo a manos de otros y seguirá sin poder ser feliz.

El sabio sabe que no puede poner la felicidad en esas actividades y


tendencias ajenas y extrañas. La búsqueda del conocimiento y la verdad, el
equilibrio en su alma y su carácter, esos son los mayores bienes a los que
puede aspirar el ser humano. Lo demás son falsos bienes, apariencias ,
fantasmas huecos de contenido. Lo único que logran es el desequilibrio del
alma, el desequilibrio de las personas.... Y ya sabemos que el desequilibrio de
la persona acaba produciendo el desequilibrio de la ciudad, pues la persona es
fundamentalmente un ser social, un ciudadano. Frente a esto hay que hacer lo
que ya indicaba Sócrates, cuidar del alma de cada uno de nosotros... Ese es el
sentido de la ética socrática y su relación con la política. Y también el de
Platón.

Su ética objetiva e idealista plantea un modelo utópico de ciudad basado en


las tendencias que hay en cada persona. Si la persona es justa en su interior,
la ciudad será justa, si no, será injusta.
5 El conocimiento de la idea de Bien y la relación con la política

El modelo político de Platón es ante todo un ideal. Lo que busca no es


presentar un modelo que de hecho se debe aplicar en el gobierno, sino una
crítica a las instituciones políticas de su tiempo. No se debe ver como algo
realizable y , de hecho, poco importa al propio Platón que su modelo sea
factible o no, que sea posible o no. Lo que le importa es presentar un modelo
de ciudad y organización política que sirva para mejorar las existentes, así
como también un modelo de conducta que sirva para mejorar los
comportamientos concretos de sus ciudadanos.

Estamos ante una propuesta utópica, ideal. Y así funcionan también las Ideas
o valores morales, como IDEALES. La idea de Bien es el modelo al que se
debe tender. Una búsqueda objetiva del conocimiento, una tendencia hacia el
cumplimiento de la justicia y el orden, un interés por la búsqueda de lo mejor
para todos los ciudadanos en lugar de lo mejor para uno mismo, el
enriquecimiento personal. Platón quiere que el gobernante se enriquezca no a
través del dinero y los placeres, sino del conocimiento de la filosofía. No
materialmente, sino como persona. Y es así como el perfeccionamiento de la
persona produce el perfeccionamiento de la ciudad.

De este modo vemos como se enlazan en la filosofía platónica los aspectos


ontológicos ( las ideas existen como realidades independientes),
epistemológicos ( las Ideas son cognoscibles y son el mayor grado de
conocimiento y objetividad), antropológicos ( el ser humano está compuesto de
alma y cuerpo, tendencias intelectuales y físicas) , éticos ( cada tendencia del
alma tiene su perfección, su virtud, y el hombre como totalidad tiene también su
virtud, la justicia) y políticos ( la justicia en la ciudad tiene que ver con qué cada
no de sus miembros se comporte de un modo correcto , en especial, sus
gobernantes).

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