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El documento habla sobre la paz como un don de Dios pero también como un esfuerzo humano. Donde hay actitudes discriminatorias o injustas, se acumula potencial violencia. El autor también discute los "pecados sociales", como la desigualdad entre grupos y clases, y cómo estos pueden dividir incluso a la iglesia. San Juan Pablo II llamó a la unidad fraternal para contrarrestar las divisiones ideológicas y sociales.
El documento habla sobre la paz como un don de Dios pero también como un esfuerzo humano. Donde hay actitudes discriminatorias o injustas, se acumula potencial violencia. El autor también discute los "pecados sociales", como la desigualdad entre grupos y clases, y cómo estos pueden dividir incluso a la iglesia. San Juan Pablo II llamó a la unidad fraternal para contrarrestar las divisiones ideológicas y sociales.
El documento habla sobre la paz como un don de Dios pero también como un esfuerzo humano. Donde hay actitudes discriminatorias o injustas, se acumula potencial violencia. El autor también discute los "pecados sociales", como la desigualdad entre grupos y clases, y cómo estos pueden dividir incluso a la iglesia. San Juan Pablo II llamó a la unidad fraternal para contrarrestar las divisiones ideológicas y sociales.
La paz no es un regalo que viene del cielo empaquetado, es un don
y un ofrecimiento del seor pero es conquista humana; tiene que
ser resultado corresponsable de nuestra conducta. Donde quiera que nuestra actitud sea discriminatoria, prepotente, dominadora, injusta, se acumula potencialmente una violencia de respuesta a esta violencia primera que se infringe a la gente. Obispo Samuel Ruiz, Mediador en el conflicto Zapatista. Una de las primeros ensayos que publiqu en este blog trata acerca de mi intencin de delinear una Antropologa del pecado. En dicho ensayo sostengo una hiptesis especfica tanto en el catolicismo como en la otras vertientes del cristianismo es nuestra calidad de pecadores. Eta hiptesis se apoya en una cita del Eclesiasts que dice lo siguiente: Todo est odo. Teme a Dios y cumple con sus mandamientos, porque en esto consiste ser hombre. (Ecl 12:13). Si bien en ese escrito se comprende el pecado como algo exclusivamente personal, reserv para esta ocasin una especie de pecado que toma distancia de esa concepcin, obligndonos a reestructurar nuestra interpretacin del hombre, en tanto pecador. Si es posible una antropologa del pecado, sta debe considerar los llamados pecados sociales. Qu son los pecados sociales? Siguiendo el mismo lineamiento del escrito anterior defino pecado como la transgresin voluntaria de preceptos religiosos; lo que para los hebreos () tiene una acepcin parecida al acto de errar, ofendiendo con ello a Dios mismo. El pecado cobra objetividad frente al acto. En el escrito anterior conluyo lo siguiente: Un hombre se conforma a travs de sus actos; estos actos no son slo morales sino inclusive psicolgicos, lingsticos o simplemente conforme a su naturaleza. Asumiento que si es posible una antropologa del pecado, sta tendra un corte teleolgico; contrario a las antropologas que se han hecho en los ltimos aos (partiendo del evolucionismo hasta el estructuralismo). Dejaremos la cuestin de si es posible una antropologa teleolgica para despus y los inconvenientes que sta acarrea para los estudios antropolgicos hoy en da. Aquel pecado que lleva por nombre que clama al cielo, entendiendo por ello el homicidio involuntario, el pecado carnal contra la naturaleza (sodoma), el oprimir al pobre, el defraudar al obrero de su jornal, basado en el catecismo de la Iglesia, guardan ciertarelacin con los llamados pecados sociales. Pero me temo que no es suficiente, ni aclara nada al respecto. El pecado social viene a colacin con el advenimiento de las llamadas ciencias sociales cuya fundacin se debe a pensadores como Auguste Comte, Karl Marx, Max Weber, mile Durkheim, etc. En un ensayo homnimo, Augusto Sarmiento profundiza con mayor rigor el contexto cannico previo que le da origen y validez a esta idea de pecado Social. Uno de los antecedentes ms significativos se basa en la exhortacin apostlica Reconciliatio et Paenitentia, del que ahora es Santo, Papa Juan Pablo II. El documento est fechado el 2 de diciembre de 1984, de modo que haba pasado seis aos despus de haber sido Papa, habr tenido unos 64 aos (aprox. ). En el documento el Santo Papa intenta dar razn al respecto de la reconciliacin y la penitencia en la misin de la Iglesia de su tiempo y se encuentra dirigido al Episcopado, al Clero y a los Fieles. Comienza aludiendo un pasaje del Evangelio segn San Marcos que dicta: arrepentos, y creed en el evangelio.(Mr. 1:15). Lo que propiamente significa es acoger la impronta de Cristo, de la adopcin como hijo de Dios y, en consecuencia, de la fraternidad. Habamos hablado al respecto de que el concepto de pecado obedece a la disposicin que dicta la Ley mosaica en los diez mandamientos; pero con el advenimiento de Cristo la Ley queda desplazada por la Fe. Segn esto antes que llegara la fe por la fe se refiere a Cristo-, ramos prisioneros de la ley y esperbamos encarcelados que se manifestara la fe. La ley nos sirvi de acompaante para conducirnos a Cristo y as poder recibir la salvacin por medio de la fe. Pero al llegar la fe, ya no necesitamos acompaante. (Gal 3:23-25). Frente a ello Cristo contesta: Amars al Seor tu Dios con todo tu corazn, con toda tu alama, con toda tu mente y con todas tus fuerzas [] y segundo: Amars a tu prjimo como a ti mismo (Mc 12:30). El amor a Cristo incluye al prjimo, de all la importancia del amor fraternal. El llamado de San Juan Pablo II es un llamado a la unin fraternal, contrario a la divisin que se ha propiciado. Recordemos que estamos a cinco aos de que la Guerra Fra, una guerra que si bien no merece tal apelativo puesto que no existe un conflicto blico evidente, s dividi al mundo en dos bloques: el comunista, representado principalmente por la Unin de Repblicas Socialistas Soviticas y el capitalista, representado principalmente por Estados Unidos. Las preguntas que estn en el aire son Qu debemos hacer los catlicos en este clima de divisin ideolgica? Debemos intervenir o debemos tomar una postura neutral frente al conflicto ideolgico? Tambin recordemos las duras crticas que se le hicieron a la Iglesia por su tibieza frente al exterminio juda en la Alemania Nazi. 1
Sumado a ello se encuentra la desigualdad de grupos, clases sociales, pases; la discriminacin por motivos religiosos, econmicos, polticos, tnicos, etc. Por lo que no es muy difcil adivinar que en el seno de la misma iglesia se gesten este tipo de divisiones que hieren su propia unidad. La raz de dichas divisiones se encuentra contenida en el concepto mismo de pecado. Para aliviar el pecado es necesario una Penitencia y sta ser necesaria slo si el penitente la ve necesaria para la reconciliacin entre l y sus hermanos; con motivo de la absolucin de sus pecados, labor que cae en Cristo, pues slo Cristo es redentor. Slo as la herida ha de cicatrizar.
1 Ampliamente recomendable es la pelcula dirigida por Costa-Gavras, Amn (2002) en donde se narra la historia de Kurt Gerstein en sus intentos por denunciar ante el Vaticano las atrocidades que el partido Nazi realiza con el gas Zyklon B en los campos de concentracin.