Sunteți pe pagina 1din 118

POESÍA NARRATIVA ENSAYO CRÍTICA LITERARIA

ELCUERVO
REVISTA LITERARIA
RESEÑAS ARTICULOS ENTREVISTAS BIOGRAFÍAS NOTICIAS
© Revista Literaria El Cuervo Nº 5
Noviembre 2009

Diseño y edición: Lucas M. Vallejo

Web:
http://revistaelcuervo.blogspot.com

E-Mail:
colaboracioneselcuervo@hotmaill.com

Dirección postal:
Sr. Lucas M. Vallejo
Rca. Del Líbano 579 – Concepción del
Uruguay, Entre Ríos-Argentina

Se autoriza la distribución y reproducción de esta


publicación siempre y cuando se cite el autor y la fuente
de la que proviene.

Entre Ríos, Argentina


2009
Entre Ríos, Argentina
2009
Revista Literaria El Cuervo Nº 5

Índice
ÍNDICE ............................................................................................................................................................... 3
EDITORIAL...................................................................................................................................................... 4
POESÍA ............................................................................................................................................................... 6
LUIS ÁNGEL MARÍN IBÁÑEZ ........................................................................................................... 7
SANTIAGO BAO............................................................................................................................ 10
F. MARTÍNEZ ....................................................................................................................................... 22
ADOLFO MARCHENA ....................................................................................................................... 29
J. J. CAMERON.................................................................................................................................... 32
A N A P A T R I C I A M O Y A R O D R Í G U E Z .................................................................................. 36
SERGIO GAUCIN SALAZAR ............................................................................................................ 40
ARTURO ACCIO ................................................................................................................................. 46
LILIAN URIBE GUTIERREZ ............................................................................................................ 48
CYNTHIA RODRIGUEZ LEIJA........................................................................................................ 57
FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER ............................................................................................. 58
NARRATIVA .................................................................................................................................................. 70
DELFINA ACOSTA ............................................................................................................................. 71
FERNANDO FERNÁNDEZ-GIL ........................................................................................................ 76
HÉCTOR GOMIS................................................................................................................................. 84
CRITICA LITERARIA .............................................................................................................................. 86
ENSAYO SOBRE "CHACALES Y ÁRABES" por Héctor Zabala ......................................... 87
ALGUNAS CRÍTICAS A… por Héctor Zabala ............................................................... 94
UN MUNDO FELIZ por María Luisa Landman R....................................................... 103
EXISTENCIAL-ISMO por María Luisa Landman R. ................................................ 105
ÁFORAS ........................................................................................................................................... 108
BIOGRAFÍA ................................................................................................................................................. 111
FRANZ KAFKA ................................................................................................................................. 112
NOTICIAS ..................................................................................................................................................... 114
COLABORA YA ......................................................................................................................................... 117

87
Editorial


En esta quinta edición de El Cuervo que se difunde vía Internet, tenemos el agrado de
presentarles una vasta selección de poesía, como también una pequeña agrupación de
relatos tanto cortos como muy breves, así como una reseña sobre Ánforas (el nuevo
libro de Goya Gutiérrez. También queremos hacerles saber que la próxima edición de la
Revista Literaria El Cuervo será un número especial, más bien un anuario, que
recopilara a los autores publicados en nuestra revista durante el año 2009, y que será
publicado en formato libro vía Internet. Quienes no deseen participar en el anuario
deberán avisar a la revista por escrito.

Esperamos que esta edición sea de su agrado y esperamos con fervor, siga atento a
próximas ediciones.

Lucas M. Vallejo
Editor de la Revista Literaria el Cuervo
Poesía

“mientras sentirse puedan en un beso


dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!”
Gustavo Adolfo Bécquer


Luis Ángel Marín Ibáñez

LUNA Y SOL

En las murallas altivas del sol,


rezuman los soportes de la luna,
al recordar las sendas de esa luna,
hechizando los atrios bajo el sol.

Y es que las horas fueron una luna,


que refulgía los signos de un sol,
balbuciendo un arabesco en tu sol,
impreso sobre el rostro de la luna.

Ya la vida recostada en la luna,


a veces me conlleva a ese sol,
que fueron las caricias de tu luna.

Y el corazón no deja de ser sol,


ocultando las sombras de la luna,
mientras mi Alma se besa con el sol.

PALIMPSESTOS

Palimpsestos incandescentes
se izan al anochecer
en busca del musgo
—sollozante—
de los claroscuros tutelares

Delatando consignas
donde la doble inocencia
es el bastión
de las plantaciones órficas
refrendadas
por la oscuridad

Dando luz
al sentimiento plateresco
de unas dunas acentuadas
ennobleciendo el tríptico caudal
de los silentes monasterios

Y las edades despiertan


una a una
mientras las cicatrices se abren
sobre un calendario sin números
en el crisol de la fidelidad

Bajo una insumisión


de menhires encendidos
proclamando aguafuertes
—inembargables—
por el sudor vigilante
en los péndulos del candor

Blancos
al igual que la sonrisa
de los pájaros

Reafirmando la fijeza
—conjurada—
en las altas permanencias
donde galopan los caballos
de los espejos pluscuamperfectos
© Luis Angel Marín Ibáñez


Luis Ángel Marín Ibáñez nacido en Zaragoza en 1952, Licenciado en Filosofía y Letras por su
ciudad natal, poeta de vocación tardía comienza a escribir en 1998, su primer poemario
“Romances del Alma”, el cultural ABC lo define en estos términos “en estos versos Luis Ángel
Marín se erige como el creador por antonomasia, crea y recrea, su universo poético se fragua
como acontecimiento único “detiene el Tiempo en caracolas de agua”. Su segundo poemario
“Concierto de las horas pensativas” por su originalidad y gran calidad fue presentado en el
Ateneo de Madrid, invitado por el círculo cultural del mismo, en él funde la razón, el ensueño y
el delirio —realismo, surrealismo y creacionismo— en un crisol que denomina Integracionismo
a través de una técnica ultraísta, donde el simbolismo así mismo es un elemento fundamental.
El tercer libro “Los atabales del Silencio” es un doble poemario, la primera parte “Del Silencio a
la música” mantiene el proceso de integración con el Silencio y la música como elementos
fundamentales, mientras que el segundo “En la frontera de lo no visible”, hay una unidad en su
conjunto de corte existencialista, y su expresividad es más sobria, más lacónica. Ha sido
ganador del premio de poesía “Platero” de la Organización de Naciones Unidas 2006, al mejor
libro en español, con el poemario “Fragmentos de un mar que no es azul”, Premio Association
Internationale “La Porte des Poètes” de Paris, Premio “Camino Literario “2008” de la editorial
Novelarte en Argentina. Premio del Instituto Cultural Latinoamericano de Buenos Aires. Premio
Centro de Escritores Nacionales de Argentina 2009. Integrante de varias Antologías de la
lengua española. Correo: luisamariniba@yahoo.es
Santiago Bao

DESPLIEGUES (2007)
(selección)

(Premio de Poesía Fondo Editorial Rionegrino)

ENFRENTAMIENTOS

Qué manera
de enfrentarme al destino
con un cuchillo
que no corta nada.
Sangran los otoños antiguos
en esquinas
donde se arrastran
heridas abiertas
en combates desiguales
hacia la zozobra
de seguir estando
en el camino.

EL DESVÁN ABANDONADO

Siempre habrá cosas


que nunca dijimos
que cuelgan del destino
como murciélagos de polvo
palabras, larvas
de la memoria
encerradas con mil llaves
en desvanes abandonados
para zurcir
las horas inexorables
del implacable recuerdo.
BARROS

Desde aquella vez


en que no quisimos
inclinarnos y tocar
el barro de nuestros zapatos
fue que la misma vida
poco a poco
fue haciéndose intocada
huidiza como las flores
de las despedidas.

MEMORY

El polvo
de la memoria pura
es el terciopelo tierno
la tapicería del humo
de madreperla
la pátina de las fracciones
breves del tiempo
la ilusión del fragmento fino
conque están hechas
las inocencias que valen
las lloviznas dulces.

TIEMPOS MALDITOS

Tiempos malditos estos


en que los esclavos
temen romper sus cadenas
y hasta se preguntan
si son dignos de ellas
el amo y el esclavo
satisfechos
la ilusión perfecta
de un paraíso maldito.
VOLVEREMOS

Y los libros
y esa columna que se disuelve
en un jardín del otoño
Schubert
lo de las palabras y sonidos
de afuera
que están o se posesionan
de los de adentro
y lo que ya está
que viene de vaya
a saberse cuando
y bueno
el agua que hierve
en la pava
esa carta que llegó ayer
el pasto que asoma
por la ventana
las cuentas por pagar
un amigo
que se está muriendo
así tan de repente
la realidad
que le dicen.

LOS TRUENOS DE LA MEMORIA

Yo también me distraje
camino de la escuela
medias hasta la rodilla
guardapolvo blanco
por una piedrita luminosa
por un brillo
que me hacía retornar
por la calle arbolada
de naranjos amargos.
Yo también sentí el desamparo
de cosas que todavía
no se habían ido del todo
y se incorporaron a las frías
sombras de los desvanes
o los sótanos umbríos
y ahora
se aglutinan reservadamente
para congregarse otra vez.
Yo también oigo los truenos
sobre el río de la memoria
y espero la lluvia
que disipará la última lágrima
sobre la gran Madre Tierra
abierta que desde siempre
aguarda.

ESTADO DE RESULTADOS

Libros en la niebla,
algunas palabras rescatadas
por otros náufragos como yo,
pérdidas varias, duras,
amigos que extravían
para siempre la tabla
del sobreviviente,
algunos descuentos obtenidos
que se amortizan
con porciones del alma,
negaciones que intentan
aliviar olvidos,
arrastre de saldos
que la realidad no concilia.
Libros en la niebla,
balances que se pierden
incautos en el desorden
creciente del cosmos.

DESAPARECER
“Tu vida se acabará en tu muerte, no para ti: para ti
se acabó en tu vida.”
Antonio Porchia

Primero, los libros


se cubrirán de polvo,
después, algunas cartas
irán sin querer a la basura,
las fotografías se disiparán
en la oscuridad de los cajones;
más tarde, su nombre
se mencionará casualmente,
casi sin emoción,
como en un sueño
sus lugares se cubrirán
con las ruinas del verdín,
finalmente, nadie recordará
el día en que murió.

Del libro PENDIENTES

PARAÍSOS TERRENALES

Y en cualquier piso
aquel cuarto sumado
que habita un hombre
esclavo
o esa pocilga multiplicada
de pensiones
en donde sufre una mujer
esclava
para que el poderoso
pueda permanecer
sintiendo
la brisa placentera
en los jardines
del Paraíso
y bañarse pueda
en los ríos cristalinos
no de agua no
sino de lágrimas
de todos
los que padecen.

FORTUNA

La vida
nunca nos deja ilesos
pero el no haber extraviado
la llave que despliega
el mundo de los sueños
hace más soportable
mi permanencia
en este exilio.

BAILES

Recuerdo cuando bailabas conmigo


«I 'be got my love» grabación de Benny Goodman
y orquesta sobre el rojo embaldosado
del patio colonial,
ahora entre algunas sombras del cuarto menguante,
recuerdas,
noche de verano,
las puertas del living abiertas
desde la que contemplaban los retratos de Apollinaire
con la cabeza vendada,
Pound con sombrero, bufanda y bastón
caminando en las calzadas de Venecia,
Fijman 1971 en el Borda
enfrentando el misterio total,
los dibujos que Sabat hizo de Cortázar y Discépolo,
las hermosas estampas japonesas.
Qué bien entraban los saxos
y respondían los metales,
2 minutos 26 segundos, contrapunto exacto
en que se deslizaban nuestros cuerpos
a una rejilla del tiempo inolvidable,
perfume de las violetas en el jardín,
recuerdas,
la grabación de la orquesta del Hotel Savoy
de Londres cantando Anne Lenard
«Buenas noches mi amor».
Islas, cuadernos envejecidos
que incendian las antiguas pastas,
tapitas de cerveza, mesas al aire libre,
«Sueño de juventud», «La puñalada»,
filo de bandoneones que iluminan geranios
y jazmines,
bailes de la noche cristalina,
tu cintura, tus manos,
la quebradiza humedad
que en espirales de rocío
se desvanecía en tu pelo.
AUTOPSIAS

¿Qué habrá hallado


el bisturí - vengativo
cuando abrió el cerebro
del poeta Jacobo Fijman
en la morgue del Hospicio
en aquel verano de 1971?
¿ Qué puede encontrarse
en la disección prolija
del cerebro de un poeta?
¿ Los restos de una rosa,
los fragmentos del ala de un ángel
caído en las aproximaciones
que generan ciertas lágrimas
o la belleza indeclinable
de una estrella o pájaro
entrevisto en gravedad lunar?
O, tal vez, las destrucciones programadas
de los electroshoks,
la miseria del dolor
suministrado a los "otros"
y la tristeza de un cartel
que oscila con una brisa
que viene del absurdo
atado al dedo gordo de un pie
que dice: Jacobo Fijman,
72 años. Y yo agrego:
a quién Dios o algún ángel mensajero
rozó, como suele decirse,
en algún día señalado
a su espíritu abierto.

LIBERTAD

La libertad es un perro vagabundo”


Millor Fernandes

un pobre perro sarnoso,


mordiéndose la cola
comiendo de las sobras
durmiendo a los sobresaltos
en la intemperie
apaleado en todos los límites
sin distinciones sociales,
que orina en troncos de utilería,
que no puede siquiera morder
porque le quitan el bozal
sólo para que rebusque
su sustento en los basurales,
que hunde sus patas
en barros demasiado humanos,
que se sacude las pulgas indecentes
en “donde empiezan los otros límites”;
la libertad es un perro abandonado
que alguna vez he visto
huyendo con la cola entre las patas,
babeando una rabia
que no contagia,
corriendo infatigable
hacia una frontera misteriosa
como la vida misma.

SOBREVIVIENTE

No me salvé de morir
ahogado en el mar
porque nunca intenté cruzarlo
nadando y hacerlo finito
sino porque me dejé llevar
por las corrientes infinitas,
hábil nadador consecuente
con las mareas.
También me salvé del manicomio,
mar en el que casi naufragué,
cuando pude dejar a un lado
el peligroso hábito
de tratar de medir todas las cosas.
No vayan a creer,
no hay tantos poetas locos,
no es la imaginación
lo que nos pierde
sino la rutina de los inventarios,
la lógica constante,
el imperio de los balances
o el intelecto invulnerable.

De “Pendientes”, Ed. Salido, 2002


Cantos del río del Este (2009)
(Selección)

VENTANAS

A través del cristal húmedo


veo los árboles
multiplicados por la lluvia
y tu rostro,
río que corre
más allá de su forma.

PERFILES

Los tréboles se platinan


con la llovizna incesante.
Más allá,
un sendero se acuesta
en el bosque.

Nada se mueve.
La clara corteza del abedul
deja resbalar un tiempo de gotitas.
Más arriba,
en el gris profundo de la tarde,
se inicia la trama
de un recuerdo.

------------------------------------------------
Lloviznan
minúsculas moscas
de terciopelo gris.
En el muelle,
contra el atardecer,
esperas.
Llovizna con tardanza.

El barco late ausencias


y desde la lejanía,
tu pelo destella
con gnomos
de esmeralda.

Te contemplo
ausente,
sentada junto a un árbol,
mientras zurces
la trama
del universo.

Desde la galería
descubro
la espuma de la primavera
que como una cascada
se pulveriza en el parque.
Burbujas de mariposas
trepan
con la brisa
mientras en los rincones
del cuarto,
los materiales del sueño
se disipan.

------------------------------------------------

Suspendidos
de la niebla del canal
flotan vaporosos sueños.
Del pasado
y del corazón de la lluvia,
cae tu lágrima
dejando una cicatriz
en el río.

Un silencio cruza
el crepúsculo
y se enhebra
en el tapiz
de la calma.

---------------------------------

En el declive
de la tarde
mientras florecen
los ciruelos
y en el río saltan
las bogas de plata
la luna se prepara
para darle a tu cuerpo
el cuerpo de la noche.

--------------------------------------

Llueven girasoles
desde tu sonrisa,
cubriéndome el alma
de niños rebeldes.

------------------------------------------

CENAS

Junto al río de la noche,


tus manos
sorprenden al pan
que crepita vivo,
mientras le hablas
al fuego y tiembla el aceite
con el pescado de plata.

Del café,
surge tu voz
de azúcar dormida.

-------------------------------------
Un gallo invisible hechiza
el alba inconclusa.
Los sueños aún
hilan la gracia
de la noche.
Es la hora
en que tú aliento
roza mi sueño
y lo multiplica
en una avenida
de espejos.
-------------------------------------
Hay una jaula de maíz
en tus ojos
que inauguran
en las ausencias
la dulce prisión
de mi memoria.

----------------------------------

Llovizna
sobre el espejo del río,
desde la cocina
el pan insiste en nacer
para la desnudez
del vino
y nuestra celebración
simple que teje
la singular trama
de los días.

© Santiago Bao.


Santiago Bao nació en Septiembre de 1936 – San Fernando – Pcia. de Buenos Aires –
ARGENTINA. Publicó en libro “Trece poetas” (Bibliograma, Instituto Amigos del Libro, Bs.As,
1967), Antología del Empedrado II y Antología del Empedrado III (Libros del Empedrado,
Bs.As. 1997), Integra “Testimonios del presente” (Antología poética), Ed. La Luna Que…,
Bs.As. octubre de 2008. “Trabajos Forzados” (poesía) (Libros del Empedrado, Bs.As. 1997); “Al
otro lado” (poesía y prosa) ( Edit. Dunken, Bs. As. 1998; “En el desvío” (poesía) (L. J. Silver
Producciones Literarias, Bs.As. 1999). “Poesía ácida”, Ediciones El Candirú,Junín, 2002.-
(Antología). “Pendientes” (poesía) (R. Salido), Junín, Bs.As, 2002. “La máquina nocturna y
otros cuentos” (narrativa), (R. Salido), Junín, Bs.As., 2004. “Memorias del zoo”(poesía)
Ediciones Suárez, Mar del Plata, 2005. “Despliegues” (poesía y prosa). Premiado por el Fondo
Editorial Rionegrino en 1990, editado en 2007. “Cantos del río del Este” (poemas) Edit. La luna
que…Bs.As.,abril 2009. Finalista del Premio Internacional de Poesía “Miguel de Cervantes·,
Granada, 2004. Poemas premiados y editados en el libro “I poeti del Faro D’Argento (selección
Lenguas Extranjeras), Riposto, Italia, 1998; plaquetas: “Los amantes”, (Plaquetas del Herrero –
Ed. Radamanto, Villa María, Córdoba, 1998 y “Pequeños cantos del río del Este, (Antología),
Papirolas Nº 16, Bs.As. 1999. Ha participado en la III y IV Exposición de Poemas Póster-
Academia Iberoaméricana de Poesía- Fredericton, NB. Canadá, pertenece a dicha Academia.
Ha colaborado en diversas publicaciones del país y del extranjero. Se encuentran varios textos
en distintas revistas virtuales de Internet. Ha merecido cinco premios en poesía y uno en
cuento. Posee cinco libros inéditos.
Fulgencio Martínez

Del libro “León busca gacela”, y otros inéditos

EL MELANCÓLICO

¿Has tenido a veces la sensación


de que todos te miran
y te ven como el rey del grano de anís
en una reunión de diabéticos?

¿O te has sentido desnudo en un baile


de máscaras; y a lo peor era cierto
que, víctima de una broma, acudiste
allí para una carrera nudista?

¿No te has vuelto cuando dicen tu nombre


y es a otro a quien dirigen el llamado?
¿No estabas en las llanuras de Marathón,
pero no hay memoria de ti entre los héroes?

¿Te has muerto y estás abriendo un muro?


¿Acaso, desde la otra dimensión,
has visto, aquí, un tesoro secreto,
que ya para nada te sirve?

Todos los ojos, toda la belleza


en rueda de cola de pavo real.
Todas las doncellas errantes, solas
en un aeropuerto; todos los príncipes;
gloria y fortuna, lujo y placeres,
mundo y carne y diablo que los soporte.

REDES DE AMISTAD

Los que se mudan de rostro con un calzador


y administran varios foros.

Los que llevan sombrero para parecerse a un artista.


Los que, cuando te dan la mano, se citan a sí mismos.
Los que se constituyen en la excepción,
sin que asome en ellos un pensamiento escéptico.

Todos ésos no son mis amigos.

EL LECTOR DE BÉCQUER

El lector de Bécquer es una mujer


que tiene casi quince años.
Antes de dormir pone
sobre su almohada abiertas las rimas.

En ese decir que queda diciendo


se sumerge, y lleva en la memoria
las palabras precisas del poeta,
pero más aun, los puntos suspensivos.

LAS PALABRAS

Le rodearon
toda su vida
los brazos
de las palabras.

Fueron
su primera emoción.

De niño
quiso aprender
a pronunciarlas sin pecado.

Luego, adolescente
las amó y confió a ellas
su nombre propio.

- Del niño que aprendió


a pronunciarlas sin pecado,
le quedó la promesa
de que se mantendría fiel-

Las ilusiones pasaron


y la juventud pasó
silenciosa, definitivamente.

La madurez nerviosa y ajena


sobrevino como un temblor de tierra,
quedó en pie
la verdad del muchacho;

desolada y única verdad,


floreciendo en el más árido
de los desiertos: uno mismo.

PERSEVERANTIA

Como al humo de un cigarro,


a un dios a veces sonrío sin saber,
inconsciente del error feliz,
del acierto logrado
con perseverancia: única palabra
escrita en todos mis poemas.

DIBUJO DISCONTINUO CON TRAZO CONTINUO

Insiste el hombre en juntar palabras


hasta el amanecer,
y al amanecer llega
acompañado de grillos borradores,
de sirenas tintadoras
y de otros monstruos fabulocos
que la noche le deja.

Trabaja, ciego, con una redonda


voluntad de agujereado zapato.
Se empeña, fiel, como el que hace un dibujo
discontinuo con un trazo continuo.

Y, sin embargo, sabe


que la figura alzada no aparecerá
hasta que la luz borre su trabajo,
y reúna y salve unas pocas líneas.

Ojalá el esfuerzo de este día no sea en vano.


DEBER ELEMENTAL

(frente al terror)

He intentado, lo han intentado muchos,


imprimir unas manos blancas
en la roca del mundo,
como aquel hombre prehistórico
que dejó las huellas de las suyas
en la pared de una gruta.
Nos hemos vuelto a la madre elemental
no para hacer una plegaria
a las divinidades inexistentes,
sino para dejar testimonio
de la misma conciencia inconforme.

(inéditos, del poemario Desnudo en un baile de máscaras)

LA VELA DEL DEMONIO

a Luis Cernuda (2002)

En la sospecha de que tu voz recuerde


la voz del demonio,
ve ahí reunida tu familia erudita
con el Consejo de la ciudad. Dirimiendo
ante los jueces nocturnos la querella
de tu homenaje, al cumplir tú cien años.

Como el marino al que un caprichoso azar,


una nube divina lo devuelve a su patria,
volviste tú a la tuya
cuando te daban ya por muerto entre los muertos.

Temen los eruditos el misterio del que estaban guardados,


y te presentan reducido a una corona marchita.

Insultan, así, a la inteligencia


de la vida y a la historia,
que hizo sitio a tu muerte en tierra extraña.

Aunque, comprende: sólo les mueve la rutina


de conseguir un poco de dinero.
Su servil inconsciencia les bendiga,
el aire que les ata a su columna.

UN SUEÑO EN EL SUEÑO

León busca gacela


en la cima del mundo.

Un león,
un animal de crin dura y espejos
duros como el latido de la tierra
avanza solo por la luz del día,
recorre todo el día la sabana
majestuosa de fuego y de silencio.

A la hora de Venus, se detiene.


Mira al azul remoto, y a la nada
dora que transporta su cuerpo
más allá del río donde ve
reflejados sus tristes ojos,

y la inquietud que se abría paso


en su rostro tira de él,
echa abajo su casa
de fieras y le hace
soñar por un instante
reunido en la Esfinge.

UNA VICTORIA MORAL

Los días de enero trabajan el corazón


con duras materias de melancolía.
Aún es corta la mano que trae la luz
y el palacio del invierno aún nos tiene
sumergidos en la fragua de nuestras intenciones
que no aciertan apenas a romper un cristal.

Como los búhos rodamos torpes de día,


esperando la mancha de un filo caliente
o una tensión de pasos sobre carbón al rojo:

Nada nos duele más que permanecer


despiertos cerca de la telaraña
hueca y casta de la nocturna inquietud,
que gira acusadora en nuestra noria,
inaprensible como agua podrida.

Los linderos más altos nos demandan:


salid ya, los muertos, a tomar el aire.

Y el pecho fija su faldón al asiento,


torpes zancadas a impulsos tasados
desvanecen los prestos pies del afán.

Camino de retorno a la melancolía,


escribimos la oda a una victoria
moral, fácil contento para el poeta,
dura piedra de angustia para el hombre.

EL VASO

Tiene el vaso la frescura y la forma


que armoniza con el fluir de mi agua.

El vaso que busco toda la vida


está escondido y asoma entre borradores,
no aparecerá a escena antes ni después,
ni porque yo lo descubra.

Tiene el vaso la fiebre y el misterio


de una rama a punto de abrir flor.

El vaso que busco todo el camino


no tiene hora ni día, ni reclamo,
no aparecerá a escena antes ni después,
ni porque yo me ausente, y lo olvide,
ni porque yo lo descubra.

(del libro León busca gacela)


© F. Martínez


F. Martínez dirige la revista literaria Ágora. Ha publicado los libros de poesía: Trisagio, La docta
ignorancia, Libro del esplendor, Nueve para Alfeo, Cosas que quedaron en la sombra (que
obtuvo en 2007 el premio al Libro Murciano del año en la modalidad de poesía) y León busca
gacela (Editorial Renacimiento. 2009). Fue incluido en la Antología de poesía nueva, de Luis
Rosales y Hugo Gutiérrez Vega, editada en Madrid en 1982. Preside la asociación cultural
Taller de Arte Gramático.Autor del libro de cuentos El taxidermista y otros relatos de 1999. Es
colaborador de opinión del diario La Verdad de Murcia.
Adolfo Marchena

Poemas inéditos:

Poema después de la batalla


el jazz atrás Art Pepper
con su dogo la proclama
pegada a la farola papel
amarillento como arruga
en la encimera de la casa
vieja como rostro del tiempo
atrás en los pasos discontinuos.

De fondo sonido de televisión


mi madre dice que la puerta está
cerrada mi padre exclama que
la corriente pasa por debajo
como paraguas abierto la puerta
las manos buscando la trazada
el punto álgido del color de fondo
el olor a resina, mosquitera.

**************

Un minuto antes de finalizar


el programa de rehabilitación
las causas normales se yuxtaponen
el sonido de los pájaros la araña
recorriendo la cortina. Aterra el
sabor de la sangre cuando busca
la alternativa el motivo que lleva
al hombre más allá del rotativo
el periódico del día en el desayuno
junto al café con leche noticias
de alquerías y campos de fútbol
el azúcar de las drogas las guerras
la economía del Titanic junto al hielo.

Sueños, miedos, dolores


gritos, obsesiones en el psiquiátrico
de la nada el poema resplandece
como flor mientras los caballos
recorren los prados y los clavos
mueren en las paredes del tejido.

II

Mientras las madres recorren


las calles acequias favelas
lanzando piedras escupiendo
muertes residuales de la nada
el poema se compone a duras
penas en tinieblas del cansancio.

*********

Podéis decirme que vivo una vida


tranquila sin mérito alguno en cada
gesto de respiración podéis acallarme
con alfileres de fuego en la garganta
mientras la mirada enfoca damas de
otros siglos cartas escritas en comisarías
cárceles en la revolución de mi propia
tranquilidad donde ascienden las lombrices
de la tierra donde parece que no
pero siempre ocurre algo trascendente.

II

Decirme que vivo entre bosquimanos


la memoria tendida como ropa al viento
ser el hijo de una náusea ya descrita
escrita no filosofada en las páginas
blancas de la nada decirme mañana
será futuro en tu conciencia y pasarán
tranvías sin raíles mudos retenidos.

III

Decirme más allá de la conciencia


consecuencias de la vida encorsetada
no la mía entre miel y soles
decirme que me duermo tras la droga
en el dogma de los árboles imperios
cuya rueda fue molino decirme nada
es como aquello que gritaron los niños
abandonados en los alambiques.
© Adolfo Marchena


Adolfo Marchena, Vitoria (España), 1967; entre 1997 y 1999 dirigió los programas
radiofónicos Tocando el viento (Radio Plasencia Centro) y Peleando a la contra (SER Plasencia).
En 1997 organizó el I Encuentro Poético Cultural Amilamia. Codirigió la revista impresa
Amilamia y dirigió la revista Factorum y el fanzine Odaliana. Ha publicado los poemarios
Cartapacios de Lucerna (Ediciones Libertarias/Prodhufi; Madrid, 1992) y Proteo: el yo posible
(Ediciones El Sornabique; Salamanca, 1999), y textos suyos han sido incluidos en las antologías
Relatario (Talleres de Creación Literaria Fuentetaja; Madrid, 1992), Voces del extremo (IV).
Poesía y utopía (Fundación Juan Ramón Jiménez; Moguer, Huelva, 2002) y Asilo (antología de
poetas) (Ediciones Sin Retorno; Barcelona, 1999). También ha escrito el libro 683 Planta
Neurología (Editorial Remolinos), y La Reconstrucción de la Memoria (Revista Groenlandia). Ha
publicado textos en diversas revistas electrónicas y de papel (El coloquio de los perros, Letralia;
Río Arga, Los cuadernos del Matemático, Turia, etc.). Mantiene el blog literario “Literatura.
Recuerda recordar”: http://marchenaescritor.lacoctelera.net/. Ha sido traducido parcialmente al
francés, alemán y árabe. Su último libro publicado, conjuntamente al escritor Luis Amézaga, ha
sido La mitad de los cristales (Bubok, 2009).
J. J. Cameron

RECUERDOS DE FAMILIA

¡Una década sin verlos!


Dos lustros..., o diez años.
Pero no es tanto si se piensa
Que veinte antes los pasé con ellos.

¡Sí! Verdad que es hermoso,


Recordar a mis hermanos retozando por el prado
Y pisando los jazmines que adoraba mamalú.
–¡Niños!– enérgica nos reprendía por el daño cometido,
Y luego era Bob nuestro perro,
Reincidente en menoscabos que azuzaba sin castigo.
¿Qué habrá sido de los monstruos pandilleros del oficio?
Amigos sin receso cuando abrumaba algún aprieto;
Socios dignos de ilusiones que también fueron conmigo...
¡Y mi casa!
Qué encontraré a mi regreso
Cuando irrumpa bajo el techo,
Que vio irme aquel invierno
Presto a no volver jamás...
Digo:
Arbolito lisonjero
Que anidabas en tus verdes
Los trinares del jilguero,
Y el verdor de tu follaje
Insistía en embelesarme
Con vaivenes de cerezo.
¡Dios mío! Qué emoción indescriptible
Cuando adquiera nueva gracia
En los sitios donde pose.
Escucho...
¡Mauricio, ya está listo tu café!
II

El tren se acerca velozmente acrecentando mi vehemencia...


Estoy llegando.
Los andenes guardan citas que encumbró el alejamiento...
Compasión a aquellos seres
Con el pecho henchido en busca,
Que al pisar suelo nativo
No se hallen con los suyos.
Miro...

¡Rodolfo hermano!
Y bien, finalmente he regresado.
Me parece que fue ayer,
Vagabundo a la disputa
De jugármela por algo
Derribando la impotencia.
En cada sitio sentimientos
Por un pueblo, por un puente,
Advenedizo fui narrando
El por qué de mi partida,
Transeúnte de bohemios
De campiñas labrantías,
Alternando con los pobres
Menesterosos de la villa.
Con mi porte aventurero,
Pantalones a medida,
Masticando con mi acento
Extranjero a la cabeza.
–¿Chico Mauri, qué presientes si te beso?–
Ana vestidito de doncella,
Veinte otoños rozagantes
Que me entrega en cofradía.
¡Me enteré qué estás de novia!
Huelo brindis para agosto...
¡Tienes garbo de señora!

III

Mi casa... Mi familia...
No se que pasa inexpresable
Y me dice que aquí dentro
Está morando la tristeza...
Tanta dicha embriagadora,
Que quizás en mi torpeza
No he notado alguna ausencia...
¡Pero claro, Bob, nuestra leal mascota!
–No, hijo, no. Hace mucho lo perdimos–
Te suplico que me cuentes,
Porque ayer en el almuerzo
Tu mirada vi empañarse,
Levantándote de prisa
Y aduciendo que tu espalda,
Era víctima de esfuerzo
Produciéndote fatiga.
¿Mamá Lucía dime ya, qué te tiene tan llorosa?

–La aflicción es por tu padre


Que me tiene preocupada.
Últimamente se ha quejado
Por dolores que él intuía,
Y el doctor me ha ocultado
Ese mal que yo temía.
Una vaga incertidumbre me sorprende cada día–
Dos lustros..., o diez años.

¡Cuánto tiempo alcé el nidal!


Diez años que plegaron
Sus mejillas blanquecinas,
Arrugando la planicie
Marfileña de sus frentes...
Y yo no estaba.
¡Qué gran salto hasta los treinta verdad Mauricio!
Pienso...
¡Como si fuese tan fácil decir adiós!
Pobre vieja...
Se quedó marchita en su quebranto.
¡Después me casé y vinieron los hijos!
Cuatro pimpollos como vástagos de rosa...
El mayor me indaga sobre temas que no sé.
¡Nicolás! –le digo–
Sosiega tu infancia.
Si te viera tu abuelo...
–Papá, papá. ¿Cuándo sea grande...?–
© J. J. Cameron


J. J. Cameron. Primer premio certamen de poesía “día del escritor”
del círculo de poetas, entre ríos, argentina. Tercer premio certamen
de poesía “conservatorio literario de rosario”, santa fe, argentina.
Mención especial certamen de cuento corto “conservatorio literario de
rosario”, santa fe, argentina. Tercer premio certamen de cuento de
corto “homenaje a la poetisa Rosalía de Castro”, buenos aires,
argentina. Quinto premio certamen de poesía “homenaje a la poetisa
Rosalía de Castro”, buenos aires, argentina. Mención especial y
publicación de poesía en libro “voces hispano-hablantes certamen
Isaac Asimov”, buenos aires, argentina. Mención especial y
publicación de cuento corto en libro “voces hispano-hablantes
certamen Gustave Flaubert”, buenos aires, argentina. Mención de
honor y publicación en cuento, del sexto certamen nacional y primero
internacional de cuento y poesía “junínpaís2007”. Mención especial y publicación en cuento
homenaje 85 aniversario del abc del partido de corcubion, España. Mención especial y
publicación de poesía en revista “noticias de la musa”, buenos aires, argentina. Publicación
libro “cuentos dimensionales”, promocionado en la 35ª feria internacional del libro en buenos
aires, argentina (2.009). Primer premio cuento programa acompañando, décimo aniversario
1.998 - 2.008, certamen literario “rose mar y chomali gomez”.
Ana Patricia Moya Rodríguez

DESNUDO INTEGRAL

Miedo a desprender de este estuche de carne mi carácter de carámbano,


a someterme a las incomprensibles leyes generales del amor
cuando me encuentre un cepillo de dientes ajeno junto al mío,
a despedir a mi libertad de la que gozo sin condiciones
y a no conseguirla para identificar mis verdaderas raíces,
a no saber dónde situar mis pasos en un mundo de obstáculos,
a no hallar los sentidos de esta existencia que me encadenan aquí,
a no saber que es lo que hacen exactamente mis manos,
al mismo mundo donde habito y soporto la carga de heridas
cubiertas con tiritas de ilusiones, sueños y esperanzas.

Esta soy yo: una caja de temores, llenita de temores


con la única virtud de la paciencia, mi santa paciencia.

(Este poema es de “Bocaditos de Realidad”, Groenlandia, 2008)

DE RODILLAS, DELANTE DE MI CAMA…

De niña, tenía una cruz dorada clavada


en la carne; ahora, mis oraciones salpicadas
de culpa se reflejan en un rosario con cuentas
de lágrimas. Conciencia sin limpiar. Pedazos
ásperos que murmuro para mis adentros,
pecados de mi insignificante existencia.
Antes había terror: debajo de la cama estaba Dios.
Pero Dios no está. Ya no hay ni bondades ni castigos.
Tampoco creo en los poetas, ni en los políticos,
ni en las putas promesas de amor eternas
ni tampoco en los hombres ni en las mujeres.

Mis plegarias, cantos de desilusión en la noche


cómplice de mis bajones, asoman en estas manos
la gran evidencia. Sólo creo en mi misma.

Porque es lo único que me queda.


CAPERUCITA - REGALIZ

Qué tonta era Caperucita Roja.


Tierna chiquilla que hace dulces para la abuelita,
inocente cría que se tragó las mentiras del can feroz,
estúpida niñata que esperó al leñador para ser rescatada,
criatura gilipollas que concebía la vida como un pastel.

Yo so y versión adulta de Caperucita:


llevo siniestras ropas de luto,
un palo lleno de clavos oxidados
y caramelos de regaliz en los bolsillos;
arrastro el fantasma del miserable lobo
y un cadáver anciano de voluntad impasible.

Los manjares de azúcar intragables de mi canasto


- escondidos junto a un libro de filosofía, el tabaco
y la botella de vino - se pudren por el veneno.

Son regalos para los cuentistas:


abuelas, niñas, lobos y guardabosques
que me intentan engullir con sus fauces hipócritas.

DESPROPÓSITOS DE AÑO NUEVO

Seguiré fumando y bebiendo


venenos dulces.
Reafirmaré la maldición
de la bendita soledad.
Continuaré la huelga
de los platos vacíos al mediodía.
Lloraré a espaldas del mundo
entre mis sábanas:
jamás lo haré delante tu ya
(te vo y a despojar de ese puto placer).
Trabajaré como una burra
para obtener mi falsa independencia.
No haré deporte:
ya practico sadomasoquismo olímpico de rutinas.
Soñaré con el exilio imposible,
con el milagro del destino.

En mi lista de borrones desganados,


hay manchas que aquí no expongo.
No sé si hago esto por romanticismo tradicional
o porque mis dedos estaban aburridos.

Todo será igual que siempre.

(Estos poemas son de “Píldoras de Papel”)

I GOT YOU UNDER MY SKIN


I've got you deep in the heart of me
so deep in my heart
that you're really a part of me.

(Frank Sinatra)

A pesar de tus latigazos


en mi espalda,
amor, te tengo debajo de la piel,
corres por la sangre de mis venas de borracha a un ritmo de vértigo,
te has empotrado en ese trozo de carne
que sólo late,
desgarrándome las arterias con los dedos,
acariciando, dulce y cruel, esos recuerdos
que jamás en la vida podré borrar.

Sí, cariño, te tengo debajo de la piel;


de hecho, siempre has estado ahí…
…aunque yo, en ti, esté
rota y arrugada en el fondo de tu papelera.

(Este poema es de “Material de Desecho”)

SÍMBOLO DE MI IMPOTENCIA CONTRA EL MUNDO

Raparse casi al cero


es un placer indescriptible.
Mientras las tijeras y la maquinilla
cubren de pelos las baldosas del baño,
yo me resigno a mi realidad.

Es lo único de mí
que puedo cortar
con mis propias manos.

(Estos poemas son de “Yo soy lo que dicen mis manos”)

© Ana Patricia Moya Rodríguez


An a P at r i ci a M o ya Ro d rí g u ez ( Cór d o ba , 1 9 82) . Es tu d i ó Re l ac io n es L ab or al es
y es L ic e nc i a d a en H u m ani da d es p or l a Un i v er s id a d d e Cór d ob a . H a tr a b aj a d o
c om o ar q u eó l og a , pr of es or a de c las es p ar t ic u lar es , j o ye r a , i nf or m át ic a ,
i n ves t ig a dor a d e l ibr os a nt i gu os , e tc . A c tu a lm ent e, es t u d ia Mas t er , es
p lur i em pl ea d a as í c o m o dir ec t or a \ ed i to r a d e G r o e nl a n di a , Re v is ta de
L it er a t ur a , O p i ni ó n y Ar te e n g en er a l. H a p ub l ic ad o u n po em ar i o, t it u la d o
“ B oc a d it os d e R ea l i d ad ” ( G r o en l a nd i a, 2 0 0 8) , as í c om o un li br o d e r e l at os ,
“ Cu e nt os d e l a C ar n e ” ( G r o e n la n di a , 2 00 9) . Sus po em as y r e la tos ha n
ap ar ec id o en d i v er s os f an zi n es y r e v is t as , i m pr es as y di g it a l es , d e Es p a ña e
His p an o am ér ic a ( L a S ie g a, D u lc e Ar s é n ic o, L a B ols a d e P ip as , C i nos ar g o,
Des h on or is C a us a , P a l abr as D iv er s as , Ar ia d na , L e tr as , L i ter a túr a me , L ar a n za
Z i ty , C af é c o n Le tr as , S a i gó n, R ev is t a R em o li n os , Sh i bo l et h , Cr e at ur a, L ex ia ,
E n S e nt i do F i g ur a d o, Cr uc e d e C a m in os , L e tr a l i a\T i er r a d e L et r as , S P j is mos ,
Ma r g e n C er o, D e li r i o , P o e +, L aF an zi n e , Mi t ad D o bl e , Ay v e l ar , 3 A m ma g a zi n e,
A l o tr o l a do d el Es p ej o, etc .) , as i c om o e n d i ver s os bl o gs ( 2 3 P a nd or as , Ha nk
O v er \ R es ac a , d e V ic en t e Mu ñ o z Á l var e z y P atx i Ir u t zu n , P er d ó na me p er o te
am o , d e Da v i d G o n zá l e z, etc ) . Par t ic i p a e n l a R e vis t a d e L it er at ur a
In ter n ac io n a l L a M ás M ed u l a y en l a p ág i na W eb de l a r e v is t a A nd a l oc io .
O bt u v o un ac c és i t en un C o nc ur s o d e R el a t os In te r n ac io n a l. H a p ar t ic i pa d o en
l os T al l er es L it er ar i o s de Cr e ac ió n Eu t op i a 2 00 7 , F es t i va l de l a Cr eac i ón
J o ve n d e C ór do b a, im par t id os por Es pi d o F r e id e, J ua n J os é Mi l l as , e ntr e o tr os
es c r it or es . A l gu n os d e s us p o em as h an s i do p ub l ic a dos p or e l Ce n tr o d e
Es t u d ios P o ét ic os d e Ma dr i d e n s us d i v er s a s an to l o gí as . S us p o e m as han s i d o
tr a d uc i d os a l in g l és , a l c a t al á n y a l it a l ia n o. F or m a par t e d e l R E M E S ( R e d
Mu n d ia l de Es c r it or e s en Es p a ño l) y t i en e s u es p ac io en las Af i ni d ad es
E lec t i vas . P os e e l i br o s de p o es í a in é d it os : “ Mat er ia l d e D es ec h o ” y “ P í ld or as
de P ap e l ”. Es t á em pe za d o a es c r i b ir e l p r óx im o: “ Y o s oy l o q u e d ic en m is
ma n os ”. T i e ne n o ve l as y l i br os d e r e la t os , tam b ié n in é d it os . E n br e v e,
ap ar ec er á en tr es an t o lo gí as li t er ar i as , d os de p o es í a, y o tr a d e n ar r at i v a.
Dir ec c i ón de C or r eo E lec tr on ic o: yo s o yp er i qu i l l al os pa l o tes @ gm ai l.c om ;
an a _p a tr ic i a _m o ya @ h otm ai l .c om . Más in f or m ac ió n de la au t or a e n:
ht tp :/ / las af i n i da d es e l e c ti v as .b l ogs p ot .c om /2 00 8 /1 0/ a na - p atr ic i a. h t m l
Sergio Gaucin Salazar

TELEFÓNICA

Regálame la victoria de mi derrota


destruye hasta el amanecer mis pasos,
mis venas,
mis ansias,
y descubre un nuevo día,
un sublime tiempo,
minuto local, sin algo que existía.

Entonces a las 10:35 pasado meridiano


habrás cambiado el universo,
no habrás roto mi alma
sino el equilibrio universal.

Destruiremos, en un baño de lágrimas


a José Revueltas,
a Silvio Rodríguez
y un óleo musical
con, o sin sombrero.
Somos cómplices
porque soy para ti;
eres la autora intelectual
de sonreírle a una rosa en enero,
de vaciar el alma en un plagio amoroso.

Desgarro el rencor con lágrimas


para volverte a amar,
para seguir existiendo a posteriori,
para abrir la colección de recuerdos:
negros,
blancos,
fosforescentes y telefónicos.

MANZANA

Tienes en tu mirada el canto


de septiembre y de siempre.
Aún con amor pudiera...
no cuidarte,
no compartir
ni el cielo,
ni el vino,
la luna me recuerda la distancia:
inevitable polvo de olvido.

Manzana, proyecto de ternura,


de viaje al centro del amor,
al dulce de tus labios
y al recuerdo de tus ojos cómplices
de tu soledad,
de mi soledad.

Nuestros sueños son pasado,


nuestros recuerdos son presente,
no olvidamos nuestro amor
tan sin sexo, virtualmente bello,
tan sin ti,
conmigo hasta las semillas
del corazón, latente y vital.

IMAGEN LATENTE

Repaso de mirada:
te odio
te quiero
desaparécete
segundo inevitable
complicidad coleccionable
amor a primer instinto.

INVITACIÓN A LA PERMANENCIA

Estructurada de tinta y de sellos postales,


de música cubana y argentina,
de tango tus pasos,
tu mirada cosmopolita,
de nueva trova tus acciones concretas
(como seducir o besar)
metamorfosis hacia pleonasmos,
metáforas y sinónimos enfermos.
Vencedora de las páginas en silencio,
lágrimas nuestras que forman
lexemas y grafemas,
mayúsculas y frases, por ejemplo:
amémonos ahora hasta siempre.
Ternura fuera de tu cuerpo
de tan extraditable.

CÓMPLICE Y FLORAL

Pensativa y amada, flor prehispánica,


floral tu pensamiento y tu nombre,
no sabes pensar en ambos nosotros,
piensas en ambos ustedes;
soñadora de negro o de vacío,
inteligencia rosa, alma multicolor,
anhelante y anhelada,
frágil, te supongo,
orquídea, pétalos y besos inconclusos.

Te capturo bella con luna y piel


fuego y fugaz.

Cómplice instantánea
que me sorprende usted o tu,
desangrando mi presente,
y llueve de tus o sus o nuestros ojos.

OTRAS VOCES

La noche no se desvela,
duerme de día
te busco en los bares
te encuentro en la iglesia
la noche es de ambos
y al amanecer la dividimos,
a ti te toca el día
a mi la esperanza
de llegar a tu corazón
repartido en dos:
una parte para dios
otra para la luna.

NOCHE NACIENTE

Las nueve cero cinco,


lejana e indefinible
perceptible apenas,
ausente de color
amor posible-imposible.

Vamos con la muerte


al matrimonio y al patrimonio,
vamos con la noche
al amor condicionado,
a la luna cada quien por su lado
y supongo
a esta hora y en este lugar
que nos amamos de verdad.

La noche trae la muerte


que lleva un poco de ti y mucho de mí,
de ti lleva tus ojos infinitos y tu mano,
nuestra mano tuya,
de mí te lleva a ti
a mis sueños tuyos despiertos
a mi desnudo corazón y a mi pluma desangrada
que fluye en el recuerdo de nada
ni siquiera de ti que eres nieve y roca
paisaje por lo tanto de la más belleza,
de toda la soledad acumulada,
de la totalidad y de toda la angustia
posible del Aconcagua.

CORAZÓN DE NOSTALGIA

Razón y fuego van siempre,


por la vida misma y por la vía férrea,
por una calle de San Salvador.
¿A dónde nos lleva el corazón y el sur,
maldita sea?
Que importa,
con nosotros el corazón y la razón
en cada piedra del destino,
en Belén, Bangkok,
en tus azules ojos,
en tu negra piel,
en esta noche nostálgica,
en la puta que baila en la eternidad
del templo del morbo
o en la mañana que viene.
No estamos perdidos en esta fría montaña
a falta de brújula
está nuestro corazón
acostumbrado:
al sureste mexicano, a la nieve de Ottawa
o al tango de Buenos Aires.
Estaremos juntos:
corazón, razón y nostalgia,
Chihuahua, cardiólogos, espías y recuerdos.
Hoy esta noche.

FUTURO VERDE O ROJO

Transportes Unidos del Mundo


llévenme a donde no pasa el tiempo,
donde los murciélagos son el símbolo
de la pasión,
y a donde caminemos por las tinieblas
con la luz verde que es la única
en esta época y en esta lluvia roja que viene
de donde nadie puede ir solo,
únicamente de dos en dos,
donde niñas y muchachas pasean
por el campo tan rojo y
hablar es romper el silencio púrpura.

Donde el riesgo de morir


es más bello que el de vivir,
pues a través de la muerte
se avanza por las caderas
y las tentaciones que sufren
cárceles militarizadas por desconocidos invasores
de más allá del agua y del ferrocarril.

La destrucción es inminente,
el verde se apaga con la lluvia roja,
el caos en el espejo nos salva
de parir un milenio sin independencia,
quiero lácteos y ferreterías,
cristales y lágrimas,
globos y sinsabores para agregar a mi vida
todo lo que le falta para completar
la excursión al fondo de una mujer
increíblemente hermosa.

GAUCIN Salazar, Sergio. Caída Libre. Primera edición. Durango, México: ICED, 1998.

© Sergio Gaucin Salazar


Sergio Gaucin Salazar, Nació en Ciudad Juárez, Chihuahua, el 30 de
octubre de 1973, a los 5 años junto con su familia se fue a radicar a
Vicente Guerrero, Dgo., donde estudió la primaria y la secundaria, el
Bachillerato lo estudió en Villa Unión, Poanas, Dgo., terminó la
Licenciatura en Educación en la Escuela Normal Rural de San Marcos,
Loreto, Zacatecas, en esta entidad trabajó tres años y se cambió a
trabajar al estado de Durango en donde lleva trabajando hasta la fecha
en la docencia, cursó estudios de Maestría en Pedagogía en el Centro
Pedagógico de Durango, es autor del poemario “Caída Libre”. Correo
electrónico: sergio081973@yahoo.com.mx
Arturo Accio

TE RECORDARE SUICIDARTE POR UNOS CIGARROS

Ahora tengo una casa cerca de un lago


parece que todo se ha ido a la mierda,
el zumbido de la nevera me hace creer que no estoy muerto;
duerme conmigo la mujer
a la que escribí los mejores poemas del mundo,
recuerdo cuando íbamos a conciertos,
fumábamos marihuana,
comíamos gelatinas de marihuana,
galletas de marihuana,
el mundo era un lugar inagotable;
hoy luce tan silencioso e inútil
como un esqueleto que cuida un tesoro en una gruta,
pensé que el infierno sería caótico
pero es una cosa horrible, pacifica, sonriente;
afuera el viento cruza entre los álamos
no me atrevo a salir a caminar por la noches como antes
sólo a mirar a través del espejo anhelando mas cigarros.

RECONOCER

Leo todas las palabras al revés


y es como si me quisieran decir algo,
la ciudad esta llena de mensajes en un espejo oscuro
que no logro descifrar,
mi mente esta volcada en un halo negativo,
sólo así logro fundirme con la tristeza
que suena en los audífonos,
susurra en las entrañas,
mueve las sombras;
el pulso acéfalo continua y yo ya no quiero,
flaqueo hasta ver a Láquesis desenredándose
quedando desnuda entre mis brazos
con sus tijeras escribe en ellos;
reconócelo tonto rencoroso yo nunca me equivoco.
DICE EL MUNDO

Nice dice que me siguen los locos


y los cuerdos que quieren dejar de estarlo

en las lecturas ciertamente no faltan de esos

Juan dice que soy un emocional


que me mantengo al filo de una ecuación suicida

despejando ésta incógnita aritmética terminaré colgado

Viry dice que juego un juego perverso


perder sabiendo que voy a ganar

tal vez el destino existe, quizá sea inevitable, no lo sé

Hugo dice que no tenga miedo


que existe un Dios bueno en el firmamento

sólo que creo que no es mismo para todos

Esta bien
eso dicen sus mundos
pero el que yo escucho dice que no deje de hacerlo.

© Arturo Accio


Arturo Accio (1975) Activista Literario. Ha publicado una decena de libros, entre los que
destacan, Sinfonia para Perdedores (Secretaria de Cultura Jalisco) , Poesias Muertas y
Mutilaciones Espirituales (Eugenesis). El lenguaje del Abismo (Marfuz Ecuador) Les Courts (
Zediciones, Ecuador) . Autodefinido como buscador de imágenes alternas de la realidad.
Lilian Uribe Gutierrez
A LA ORILLA DEL MURO

Un día cualquiera
tú miraras el ancho cielo,
un día cualquiera
se apagara una estrella
a la orilla del muro,
y tú continuaras tu vida.
Dónde quedaran sus huellas?
donde se observa la tumba
cubierta de hiedras
o bajo el elevado árbol.
Entonces se cantaran los himnos
de las guerras,
que cubrirán la tierra
de negro luto,
y tú continuaras tu vida.

NOSOTROS

Nosotros seremos los héroes,


se verán nuestra fotos
exhibidas en los muros,
seremos un ejemplo
para el olvido.
Por nuestros nombres
se harán revelaciones,
y por nuestras tumbas
los poetas escribirán sus versos.

Las Madres

Donde esta tu cuerpo


cíclope de la guerra,
acaso se helo tu voz
sobre la montaña?.
Esta tarde el libro de la infancia
ya no se lee,
se quedo en el patio
donde durmieron los inocentes.
La pantalla del T.V.
quedo muda
después de la guerra.
El padre que bendijo el matrimonio
deshizo los sueños
y los dejó agonizantes en la frontera.
Sus únicos y viejos zapatos
quedaron cerca del corral de los cerdos.
Se prendieron nuevamente los fogones
en los hornos de barro
para hacer el pan de maíz.
Y entre la hierba de Zahlah
quedó su aroma
perfumando las gotas del rocío.
Las balas golpearon su cabeza
como si fuera la de un toro salvaje.
Las madres buscaron incesantes
al borde de la frontera,
los restos de sus hijos.
Sembrando flores
cultivaron espinas,
mientras caían los ojos
fijos en los fogones,
las flores que llevaron
al Campo Santo
quedaron inertes
sobre las alambradas.
Habrá que encender nuevamente
el horno de barro
para hacer el pan de maíz.

AUSCHWITZ

Por el frío campo de Auschwitz


va el tren,
tocando el silbato de la muerte,
los ojos se asoman impávidos
a las ventanas,
el tiempo corre
sobre los rieles.
Una niña pregunta a su madre
mientras el humo a lo lejos
invade los campos
de negro presagio,
donde nos llevan madre ?
no lo se hija, pero estaremos juntas
siempre juntas .....
y mi padre y mis hermanos
donde están?
no lo se hija.
Nos harán daño ?
porque lloras madre?
no lloro hija, es la alegría
de volver a ver a dios nuevamente.

BEIRUT

Municiones de azufre
pájaros sangrientos
sobre los cielos de Beirut
el gas paraliza los nervios,
y el reino de los niños
es entonces,
el juego de los tanques
y los soldados de plomo.
Beirut....
un valeroso hombre
dispara su fusil a las aves de hierro,
las líneas se dibujan
en los límites.
Beirut, una pantalla
de casas que se incendian,
¡ Beirut bloqueada!,
!Beirut en alerta!
para los asesinos
Dios aun arde bajo el cielo.

Dedicado a Bosko Brikic y Admira Ismic

Todo pasa y nada queda


la paz y el amor
se quiebran,
estallan la ilusiones,
Bosko y Admira
Admira y Bosko,

caminan tomados de las manos


bajo el oscuro cielo de la noche.
La frontera es entonces
un solo paso,
una huella infinita hacia la muerte
en esta fría guerra,
pero las balas no perdonan
Bosko muere.
El arquero ha equivocado la flecha
y ella herida de muerte se arrastra
llorando junto a la tierra
para alcanzar el cuerpo de su amado,
y tendida bajo las estrellas
a solas con la luna
como mudo testigo
extiende sus alas
y emprende el vuelo
sobre los campos de Sarajevo.

BOTÓN

cuando haya muerto


la voz del silencio
y los sueños naveguen abortados
ya no habrán palomas de viento
en nuestras manos,
el cielo se cubrirá de rojo intenso
y no habrá vida en el secreto de las
horas,
una vez mas flotaremos
como aves en cierne,
y jugaremos a ser hombres
como hemos nacido.
Amor, el botón esta perdido
quien lo encuentre,
tendrá dos segundos para amar,
tendrá dos segundos para perdonar
y ser perdonado.
entonces no seremos los de antes,
y no habré alcanzado
a ver el ultimo crepúsculo,
ni la araucaria que tanto amo,
no importaran los caminos
y todo será distancia,
pero estaremos tranquilos
de no haber olvidado el botón
en el paquete de caramelos
de algún niño.
Hijo

te sembraran de datos hijo mío,


y ya no reconocerás la aurora,
tu mente será tan pequeña
como la cerradura
de la puerta hacia la muerte,
entonces todo aquello que he creado
lo quemaran tus ojos,
lo destruirán tus manos
y mi recuerdo será una pequeña tarjeta
dentro de tu cuerpo,
te harán portar armas
y cantar canciones electrónicas.
te sembraran de datos hijo mío,
y yo no estaré para ayudarte,
te irán quitando una a una
las mas profundas emociones
y será tu corazón
un montón de cables retorcidos
y las palabras serán código
en tu boca.
Te dejare mi pequeño,
el amor, el camino y el silencio
y tu no podrás reconocerlos
ni gozar del aroma de las rosas.
Te sembraran de datos hijo mío
y ya no reconocerás la aurora.

ORIENTE

Se pasean las blancas palomas


se han llenado las ciudades
de banderas,
y junto a las ruinas
y a las tumbas,
el Dios del Islam canta,
canta a la tierra envejecida,
canta al pueblo herido,
los niños han devuelto la sonrisa
al viento,
un aire profético se presiente,
mientras la luna se borda
sobre los cerros.
LIBERTAD

Me hablas de libertad
y allá afuera la luna
se viste de manos entrelazadas,
de silencios,
de miradas mustias,
de ráfaga de pájaros sangrientos.
me hablas de libertad
mientras la greda de los hombres
se deshace lentamente,
se confunde, se hace pólvora
en algún perfil de hierro,
y te escribo ausente
con la palabra siempre,
con la palabra nunca,
con la palabra patria
doblegada entre los dedos.

© Lilian Uribe Gutierrez


Lilian Uribe Gutierrez, nacida en la ciudad de Santiago de
Chile, Miembro de la Red Latinoamericana de Escritoras,
Dedicada a las artes en general y en la investigación de las
culturas étnicas latinoamericanas, realiza variadas ponencias en
Cuba, México, Brasil y Argentina. Principales Publicaciones:
Revista Escriben (1982), Antología Marga-Marga (1983) Chile,
Textos (1983) Chile, Revista Alpha de la Universidad de los
Lagos- Chile (2000), Antología de Escritores siglo XX, Chile.
Antología de Poetas de Valparaíso (2001), Chile. Los Dientes en
las Practicas Culturales y Ceremoniales Indígenas –Revista
Facultad de Odontología Universidad de Valparaíso-Chile, Diario
Al-Vihda La Takia – Siria ( traducida al Arabe). Revista Novum,
Universidad de Guadalajara-México, Antología Mujeres sin
Capullo, Editorial Abrace Uruguay, La Voz amordazada – Guión Tetral Chile –Argentina,
Marcos, Hijos de la Tierra (2007) Editorial España, “La Vaca Palica escribia palotes” (2008).
Cynthia Rodriguez Leija

LA CASA SE AGIGANA

Hoy soñé en la cicatriz del espejo, cada figura permanece en su nacimiento con la herida
de lo simultáneo, lo que cae sobre nuestras manos y queda intacto porque así lo hemos
querido, porque así lo hemos creído.
Hoy soñé en la cicatriz del espejo, la soñé hermosa en su filtro terrestre, hermosa de
polvo –partículas del tiempo-, hermosa de miedo, miedo, es lo que resta del sueño.
La soñé. Espejo, olor antiguo de la imagen, la unica cicatriz visible, animal sin imperio,
flexible por la simple gravedad del movimiento.
Sueño: Vi el principio, cuando este cuerpo se unía a los ojos desnudos de unos niños,
hablaban de cavernas (oscuridad tras la cortina del tedio), hablaban con
paciencia, lloraban con paciencia.
Sueño: Vi el principio de la serpiente en la galaxia, la vi desde el árbol de la manzana.
La noche me llovía, la eternidad se burlaba besándome los zapatos, los caminos,
la cara. Me besaba, nos besaba, de niños, de niños la eternidad nos besaba.
Sueño: Me sueño y estoy plantada en el mundo, en el patio de mi primera casa, plantada
en el río, en el norte, en un follaje inexistente. Plantada. De pie permanezco.
De niños la casa se agiganta, enorme casa de borracho, de carpintero, de viejo, de amigo
niño,
lejano niño. La casa se agiganta sin flores, con árbol de manzana, con noche, con niños,
sin flores.

Las ruinas de mis pobres visiones me arrancan los ojos y la cicatriz deja de serlo,
desaparece del
espejo. He perdido toda la admonición de los días, la ciudad me cuenta del último beso
de esos
niños. Ya nadie duerme en el arco de la plaza, ya nadie sueña, no soñamos. El principio
solo grita
lo que fuimos

LA LEJANIA DEL SILENCIO

Aquí es donde me cuentas de la muerte


es aquí donde observamos el movimiento de las horas.
Dueños de la tarde
enumeramos las coronas de los reinos abandonados
recordamos las oscuras extremidades de la ciudad
balbuceamos sobre las piedras que detienen el movimiento
De la historia]
nos vemos en la imaginación
observamos a distancia nuestros hombros
y todo concluye en el lugar del destierro
en el lugar donde el partir es una acción de torpeza
donde el camino es mentira
donde la tentación acaricia unos pasos
Apresurados]
la consigna es llegar
a cualquier parte pero llegar
repetidamente
y puede ser que jamás nuestros pasos se detengan
puede ser que nuestra voz sea una imagen congelada
y puede ser
que en breve
misteriosamente
en la fijeza de la tarde
me converses
desde la lejanía del silencio.

HABITAR LOS PUENTES

No come
se queda sentado frente al espejo del hambre
se retuerce en la lluvia quieta
y parece reventar con sus ropas mojadas
-humedad aborto del río-
parece reventar en la belleza del monte.
No aparenta
es la piel de la distancia
es la piel de la tierra
la historia advertida
el resultado de una invención ajena.
Sobrevive al espectáculo de la noche
camina
da sus primeros pasos amenazantes
sobrevive
en la ciudad de las torres los lobos también están hambrientos
el hambre es distinta
sobrevive
come
su sombra se enferma de comer
arde la tierra
la lluvia muere en el acto de la tarde nublada
no sueña
este habitante ha devastado su niñez
adquiere un nombre distinto
lo murmura el silencio del puente su nombre
su nombre tiene el aspecto de un fantasma.

© Cybthia Rodríguez Leija


Cynthia Rodriguez Leija, nació en Nuevo Laredo, Tamaulipas, en 1974; ha sido becada por el
Fondo Estatal para Proyectos Infantiles en el estado de Tamaulipas, ha publicado en diferentes
revistas como El Canguro Bolsón, editada por la SOGEM, Fronteras, El Cuento, Laberinto,
Cariátides, A Quien Corresponda y en un colectivo de la Colección El Ala del Tigre, Oscuro
Zodiaco.
Francisco Jesús Muñoz Soler

LA LENTA HUIDA DE LAS HORAS


“Huye sin percibirse, lento el día,
y la hora secreta y recatada
con silencio se acerca…”

FRANCISCO DE QUEVEDO

1-

En entrañable escenario de urbano desierto


retirado en la paz que de su claridad mana
a través de sus profundas y alargadas ventanas
mi música callada y mis argumentos,
intento llenar de dicha mi ánima, fortalecerla
con baños de contemplación y ricos recuerdos
aderezados con bellos y canoros ritmos
intenso soñar de vibrantes y espumosas olas
“que mejora la lenta huida de las horas.”

2-

Alimento engañado para orugas en silencio


germino en fugaces días, aunque no me lo creo
a pesar que saludo a la parca en confianza
nos conocimos en puntuales y amargos eventos
pero ha ido aminorando su distancia
conforme le crece su capa de mortaja
“que barnizará con el sedimento de mi limo.”

3-

Vencer ese temor de miserias y espantos


ese espacio tenebroso de desconocidas ascuas infinitas
que nutrimos al dictado que todo lo iguala
cuándo me enfrente le diré, serás mi consuelo
llévame a tu mar de continuas pérdidas
allí encontraré sustento, la gracia
“que elevará mi ánima con pies de barro.”

ANCHO, PROFUNDO, DENSO, CORPÓREO

Ancho, profundo, denso, corpóreo,


unidad en sí mismo, forjador de territorio,
amazónico cobijo y transportador pródigo
del material del que se construyen los sueños.
Escenario de ensoñaciones de sofistas y aguirres,
de curso lento, abrupto, demoledor, sereno
proveedor y fagocitador de imperios,
de enigmáticos dorados terrenales y eternos.
Unos transitan por ambiciosas arterias
impulsoras de deforestación y miserias
emporio del hoy de unos pocos
ciénaga pútrida de un mañana de todos
otros encuentran la llave del punto G de los diafragmas
espacio donde se cultivan etéreos placeres
esos que para gozarlos es necesario creer que existen,
sueños de bogadores de espacios con sentido y calmos.
................................................
Hallar el limo forjador de la abertura del punto enigmático
donde la cuajadura del alma transciende cercana
y sentirse humano genera el sentido mágico
de lo fugaz y lo eterno a la vez.

¿NO SÉ SI ME LLEVARÁ A LA ROCA?

“De nuevo Amor, bajo sus párpados oscuros


fijando en mí las tiernas miradas de sus ojos.”

ÍBICO

¿No sé si me llevará a la roca?


para en mi ignominioso desespero
precipitarme en las gélidas engullidoras
voraces acólitas de Afrodita encantadora
nutricio magma de vencidos por hechizos
que diestros se creían de engaños,
deseo no divisar jamás Leucadia
que ya tuve ración de brebaje
por Cipris extendido en mis entrañas
con temerosa prudencio cedo a las miradas
que fulgen con haces de ternura inextricable
en el íntimo recinto de mi alma,
no sé si me llevará a la escapada
la hermosa luz que bulle bajo los oscuros
pero no quiero perecer en la hondonada
que fija la monótona cerviz de la indiferencia
no seguiré sentado cual Penélope sin Ulises
y la gran fealdad espante las miradas.

LLEGAR A ESE PUNTO DIFUSO DONDE PODER

“Los dioses saben lo venidero, los hombres lo acontecido,


y los sabios lo que se cierne”
FILÓSTRATO

Llegar a ese punto difuso donde poder


tomar distancia sobre uno mismo
observando al sustentador incardinado
transitando encrucijadas de meandros…
Ser receptor de las vibraciones de lo que se cierne.
Recibir el misterioso zumbido y trasladarlo
al depositario de mi inherente legado
para que cuide mis emociones y pasos
eligiendo el curso adecuado
para el devenir de mis futuros años.
Que al dejar mi incorpóreo estado
ya surcando el longevo camino deseado
la despensa de mi galera se colme
de los más nutritivos conocimientos
afluentes de gozo y tersura para mi espíritu.
En esos parajes de acontecimientos
hallar lo hermoso, lo noble, lo magnífico
saborearlo sin premura, tomándome mi tiempo,
y al llegar a puerto se elevasen las riquezas
que mi alma ansía sobre los silos de Ítaca.
5

LA AURORA

“La aurora llega y la noche la recibe en su boca


porque allí no hay mañana ni esperanza posible”
FEDERICO GARCÍA LORCA

I- AURORA EN LA BAHÍA HUDSON

Hay auroras que surgen en las noches más hondas


exhaladas por el detenido tiempo de las ondas
dónde el alba descansa en el vientre de las nieves
configuran formas y danzas de hálitos de vida,
de espectrales espíritus que retozan en los páramos
como chiquillos cárdenos atravesando chamanes,
acrisola la nebulosa de la vastedad de la intemperie
guiando con su cotidiana experiencia los silencios
de la oscura claridad del paraíso del crepúsculo.

II- AURORA EN LA DESEMBOCADURA DEL RÍO HUDSON

Hay auroras que surgen en la claridad más terrible


en alba engañada por artificiales luces
enjambres de cemento de teñidos cielos,
reino de leyes, prisas y cotidianos llantos de angustias
donde los números caminan en silencio
devorando familias en fríos cuencos de cieno.
Hudson que desembocas sin esperanza posible
para los veintiséis mil niños que mueren cada día
acoge la verdadera luz de la espiga.

EL IMPERCEPTIBLE DETERIORO DE LOS DÍAS

El imperceptible deterioro de los días


suave puñal seccionador de vida
que líquidamente huye y se derrama
en fugaces percepciones ambarinas,
hálitos plenos de consciencia eterna
de inmortalidad sin limites ni medidas
que se afanan en sublimes grandezas
desde minúsculas y frágiles resonancias,
el declinar pausado de breves potencias
proyecta ansias hacia ánimas celestes
allí de donde proviene el sumo intangible
que da cobertura a la silenciosa existencia
esa que rogamos magnifica y eterna
mientras las fuerzas nos piden descanso.

PARECE QUE ESTO SOLO

“Cuando lo mismo sueño que estoy solo


tiendo la mano para no ver el vacío.”
GASTÓN BAQUERO

Parece que estoy solo


en eterno soliloquio, lejos, muy lejos
de la gran luz de la isla, en penumbra
hacendosa, constructora de silencios
profundos y huecos como mi vacío
fría trampa que me envuelve
como un pertinaz sueño, con caricias
de embeleso que me llevan y me traen
hacia caminos de palmas, fantasmas
de silenciosas ubres que amamantan
el silente rostro de la Nada.
Si, parece que estoy solo
viviendo en un mundo de tinieblas
disidente de un orden cierto, pero sueño
ya no me queda ni el silencio
ni la gran luz que provoca las sombras
de los mangos, si yo era Gastón
Baquero.
8

CUBA

“Lo imposible es posible, los locos somos cuerdos.”


JOSÉ MARTÍ

Cómo virgen en cofre por Acrisio encerrada


a la espera de infinita posibilidad,
escanciando la quietud del tiempo
que ni los más voraces huracanes traspasa.
Metáfora del iniciado camino de sus poetas
origen de esperanza sin vértigo ni pausa,
buceadores de lo remoto, taladradores de lo estrecho,
macheteros de manigua que embosca los orígenes.
Insularidad a Poseidón arrebatada en la aurora
primigenio espacio de esplendor desterrado
en abisales reductos de crisol de lumbres,
Dánae pariendo fuegos germinadores de verticales luces
fecunda semilla de arquitectura de mares y cobre,
fértil limo de palmas y sinsontes,
alabastro oriental de prístina luminosidad
de senderos cuerdos de albas imposibles.

CON UN IMPERCEPTIBLE HÁLITO DE VOZ

“No tardarás, susurró, no tardarás


pero el mundo es un nicho cerrado.
...........................................
un simple nicho olvidado después de una explosión.”
Con un imperceptible hálito de voz
despidió la madre al hijo de sus entrañas
apenas un entrecortado y emocionado susurro
acompañó sus caricias y su envolvente mirada
con la que quiso retener sus esencias en vano
su internacional marcha a la guerra de África,
a ese lugar donde volaron sus desvelos
acompañados de rezos, temores y esperanzas
que se acrecentaron con cada día tachado
en el calendario de su espectral estancia,
encada sobresalto de teléfono superado
y en cada tránsito del cartero por la cuadra,
interminables días de acuchillados jirones de dolor
de incomprensibles y pavorosas angustias
depositadas en un lejano nido olvidado.

10

ESPECTRAL DANZA DE INCLEMENTES CUELLOS BLANCOS

“El mascarón bailara entre columnas de sangre y números


entre huracanes de oro y gemidos de obreros parados.”
FEDERICO GARCÍA LORCA

Espectral danza de inclementes cuellos blancos


sobre durísimos huesos de red,
bajeles de auríferas bodegas
que sobre turbias y famélicas aguas
y abismos sin fondo caminan.
Centuria sin aprendizaje ni respuestas
a las columnas de menesterosas sangres
viscoso lubricante de sedientas codicias,
Pantagruel insaciable de festines de caudales
donde vomitan todas las arterias.
Bajo la malla de calcio donde danzan
los bebedores de inocentes lágrimas
brotan tubérculos de brazos de sombras,
sepias de envolventes tentáculos
de tinta cegadora de niños pobres.
Laberinto de tumultuosa caída sin fondo
de relojes sin manecillas, ni norte,
incesable despeñadero de orbitas
claras de huevos con que montan merengues
los danzantes de pies de plata.
Rugen millones de ciegas hormigas
obreras aspirantes a mundos celestiales
de inalterable fe y obediencia debida,
gemidoras sin consuelo de los detalles
que configuran huracanes de colmillos de oro.
11

HERMOSAS MANOS, PEQUEÑAS Y GRANDES A VEZ

Hermosas manos, pequeñas y grandes a vez


que sobre mi cara se posan y mi boca acunan
para que las bese repetidas veces
mientras con su mirada que habla
me haces saber que mi amor recibes
y que el tuyo hacia mí camina
para transformarse en mi segunda piel.

12

AUNQUE TENGO MOMENTOS DE ALEGRÍA

Aunque tengo momentos de alegría


siento que no vivo mi propia vida,
que estoy secuestrando mi tiempo
sepultándome de futilidad y pérdida,
para evitar que esa sensación
que empieza a enmohecer mis sueños
no corroa mis entrañas
de frustración y rabia,
por todo lo que estoy dejando
de vivir y disfrutar
en mi única y frágil vida,
necesito asumir los necesarios riesgos
para subir mis montañas
cometer mis errores
y contemplar mis propios atardeceres,
no quiero sentir la necesidad
de volver atrás en mi vida
cuando llegue a la edad
que sabré que pronto
me estaré muriendo,
por no haber puesto el valor
el tesón y la indispensable entrega
para tener la certeza
de haber gozado la plenitud
de mis propios días.
13

LA DENSA CORPOREIDAD DE MI MEMORIA

La densa corporeidad de mi memoria


bulle en el hermoso caldero
donde se cuecen los olores
de mis realidades y sueños,
es tanto su bagaje y la fina línea
entre verdad y ensoñación
es tan imperceptible
que se han mezclado
formando un magma
tan verdadero y lúcido
que no se podrían rescatar
sus sabores y texturas originales.

14

SI LOS SONIDOS DE LAS PALABRAS

Si los sonidos de las palabras


sus ecos, entonaciones y matices,
se hubiesen podido mantener en el tiempo
suspendidos, levitando en un espacio
intemporal, anaeróbico y modélico,
entonces podríamos rescatar
originales versos en su contexto,
de sus encapsulados descansos,
con toda la riqueza de sus léxicos
en su punto, con su acento
de la mismísima boca
que lo expulsó de sus adentros,
satisfacer nuestros tímpanos
con la orfebrería de Góngora
a la maravillosa ironía de Quevedo.
15

QUISIERA HALLAR LOS SALMOS ADECUADOS

Quisiera hallar los salmos adecuados


para recitarlos como chaman navajo
repetirlos hasta parir los vocablos,
que de mi boca saliesen andando
y que formaran una voz propia
genuina, original y mágica,
que sus constantes entonaciones
multiplicasen la magia de las palabras
y sobre su riqueza sustentar los pilares
de mi creación literaria,
hallar dispersas esencias
desde el sol de mi radiante España
en el imaginario de mi Arizona
cargada de chamanes, silabas, sabores y palabras.

16

EN ESTOS PÉRFIDOS TIEMPOS DE AÑAGAZAS

“¡Al poeta despídanlo!


No entra en el juego
se pasa el día cavilando.”
HEBERTO PADILLA

En estos pérfidos tiempos de añagazas


a velocidad de un vértigo que nos desgaja
nos rebanan la íntima critica sustancia
con descargas de cortante densidad,
con adecuados impactos que se sobreponen
a las respuestas de nuestras ansías
de conocer, de objetar, de interpretar
la música de los sentidos de las palabras.
En este espectral escenario sin sueños
no hay espacio para el improbable juego
de reflexionar sobre las artimañas
que producen los números de colores
que ficticiamente cobran añadidos valores
en bellos paneles de asépticos ejercicios
que opacan la sangre fértilmente derramada
de insignificantes y justos perdedores.
En estos tiempos difíciles sin alma
no hay hueco en los anaqueles para deudores,
para la cavilación de pausados insensatos
siempre intentando hallar el significado,
la esencia, en vez de aceptar el juego
que marca la inexorable y pétrea inercia
sólida base del perfecto mundo plano
donde tanto molesta las aristas de los poetas.

17

CAMILLE

Desde la incógnita y desamparada tumba


Donde se pierde el tiempo y el espacio
De la consciencia vertebradora de memoria
Desde la innominada fría reclusión
Donde los huesos forjaron cenizas
Y germinó alimento cárdenos labios
Desde cielos de arrojes invisibles
De imaginados días sin escenarios
De moldeadas tallas sin cincelado
Desde la lejana cercanía de la sangre
Páramos de colmillos inclementes
Desgarrada Gaia de eclipse lunar
Desde los vitrales de su lumínica gloria
Cenit de emociones de hermosas formas
Plácet de sensuales curvaturas en el arte
Desde los vértices de un tiempo excluyente
De la consustancial libertad inmanente
Del carácter apresador de movimientos
Desde plenilunio del agudo detalle
Atalaya transmisora del proporcionado énfasis
Que ilumina la cara oculta de los seres
Desde la certeza del sendero de búsqueda
Fragante melodía de un tiempo futuro
Alejado de las huellas de sus valientes pasos
Desde la paterna y desbordada alegría
La decidida complicidad de sueños e ideales
A partir de la pila de agua bendita, Camille.
© María Luisa Landman R.


Francisco Jesús Muñoz Soler, nacido en Málaga el 24 de
Diciembre de 1.957, ciudad que a resguardado sus días. Es
miembro de la Red Mundial de Escritores (REMES), del
movimiento. Poetas del mundo, también a publicado en las
Revistas de Literatura digitales Artepoética, Remolinos,
Encontrarte, Cinosargo, Letras Nuevas, Palabras de Tramontana,
Amigos de la Urraka, Divague, El Laberinto de Ariadna,
Herederos del Caos, Perito, 40cheragh , Urraka Internacional, Es
hora de Embriagarse, Voces de Hoy, Almiar/Mar de Poesías,
Letras, Ariadna-RC Laberinto La Rosa Profunda, Nevando en la
Guinea, Espíritu Literario, Laberinto de Torogaz, Pensamientos
Likidos, Dulce Arsénico, Contra la Oscuridad, Buracos Quentes,
Carrollera, Palabras Salvajes, Antaria, Mondo Kronhela, Efory
Atocha, Album Nocturno, Imaginante, Poesimistas, Nueva Literatura, Antología Literaria Actual,
La Botica, Radio Sentidos, Radio Web Mundial, Colectivo Clepsidra, Comunidad P. La Revista,
Azul@rte, The Big Thimes, Isla Negra, Árbol invertido, Caminos de poesía, Papirolas, Arte
pasión y locura, Plataforma Placa, Otros rincones, Letras de Chile, Realidad Literal, Literarte,
Botella de Náufrago, Sinalefa, Cañasanta. Bibliografía: 2009- Restauración. 2009- La isla
infinita. 2008- El sabor de las palabras. 2008- En tiempos de prodigios. 2007- Caminar para
sentirme vivido. 2006- Áspero tránsito. 2000- Intentando conocer el mundo. 1998- Elijo mi
libertad. 1998- La mágica unidad de mi vida. 1998- Veinticuatro poemas de amor. 1996- Frágil
grandeza. 1987- El sentido de ser. 1983- Significación. 1980- Juventud primera.
Narrativa

"En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se
diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido
para no aceptar las cosas tal como me son dadas"
Julio Cortázar


Delfina Acosta

EL CLUB DE LOS MELANCÓLICOS

Levanté la mirada y caí rendida de desolación. Cuán grande era la casa, con sus
habitaciones desnudas y húmedas por donde corría el viento frío de la tarde de agosto.
Un agosto ventoso y huraño.
Pensé, no sé porqué, en mi amigo Antonio, que estaría - seguramente - aguardando las
campanadas de las cinco de la tarde para ir a misa, y salir luego de ella, a las siete, entre
los empujones de la gente apurada; distraído él, con los ojos marcados por profundas
ojeras, se dejaría empujar. Pobre...
Nada podía hacer ya Antonio; los oficios religiosos no le servían, sin embargo prefería
el olor a incienso de la iglesia, que le producía un modo distinto de tristeza a aquella
otra, tan bien conocida desde sus veinte años (ahora tenía treinta y cuatro), aquella
tristeza que le hacía reclinar su cabeza sobre el respaldo del sofá, mientras Frank
Sinatra cantaba “A mi manera”, y un hilo de conversación, entre él y su propio yo, se
apagaba en el momento de encender un cigarrillo.
Sonó el timbre.
Era Consuelo, con su crisis de asma. Parecía una aparición frente al portón de mi casa.
Un estornino amarilláceo que la escuchó estornudar levantó el vuelo hacia el cielo;
deseé entonces (siempre he sentido una profunda aflicción por los asmáticos) que los
pulmones atormentados por la asfixia de mi pobre amiga se liberaran, y su carga fuera
llevada por aquel pájaro que partía, aleteando con fuerza y vitalidad, hacia la claridad
del firmamento.
La hice entrar. Y me contó. Y se sabe que contar es reunir los muebles ajados de la
casa, el polvo de los pedestales, el desaparecimiento del repartidor de gas, la humedad
de la tarde, los ácaros de las gavetas, la pérdida de los biblioratos, todo, en suma, en un
suspiro largo, que de por sí lo dice todo. ¿No es cierto, acaso?
Ah..., le dije tomándole de las manos, que estaban frías. Caminamos.
Le comenté que la semana pasada había sufrido un nuevo ataque de melancolía.
Los ataques suelen ser terribles. Pareciera que la enfermedad bajara hasta mí desde la
rama pálida del jazminero que crece junto a mi ventana; peor aún, pareciera que la
misma rama se metiera en mi interior; suelo sentir cómo caen de mi boca aquellos
jazmines salivosos las veces que hablo. Hablo para quejarme, sin saber qué me duele,
ni dónde, aunque me duele y mucho.

Ay, vivo tan sola. Cuando enfermo no está nadie en la casa para prepararme un té de
chamomilla o tilo, ni para decirme que quizás estoy exagerando, ni para prometerme
que ya pasará este ruido molesto de puertas que se abren, rechinantes, en mi interior,
aunque no hay modo de cerrarlas pues se sabe que ellas obedecen a los espíritus
rebeldes.

Por las puertas abiertas entra no solamente la lluvia, con un olor a sal de alta mar, sino
las formas delgadas de algunas personas a quienes no conozco y que me observan con
atrevimiento; ellas ven en mi melancolía la asquerosa figura de un araña; me es tan
fácil darme cuenta de que aquellas personas sienten temor de mí, pero allí están,
embelesadas con mi estado melancólico que avanza sobre sus patas peludas (sus pobres
y horribles patas de arácnido) en una enloquecida huida hacia cualquier parte, porque,
insecto al fin, la observación de tantos ojos humanos moviliza su instinto de
conservación, su pánico a los zapatillazos...

Consuelo notó mi abatimiento. Ya se sabe que dos personas tristes no hacen más que
mirarse y suspirar por lo mucho que se entienden y lo poco que pueden hacer el uno por
el otro.
- Te queda bonito ese rouge purpurino. Y esa blusa celeste combina con tus zuecos,
porque los corchos... - me dijo, y había en su voz aquel sonido de violín que subía de
tono o se languidecía según el nerviosismo con que el arco hacía vibrar las cuerdas.
Ah... la obra de arte de sus pobres bronquios.
Hace tiempo se me había ocurrido una idea. Y se la comenté.
Mis amigos, marcados por la depresión o la melancolía, solían aparecer por mi casa con
frecuencia. Formaría el club de los melancólicos, entonces. La decisión estaba echada.
Los requisitos, exagerados desde luego, los escribí en un papel que guardé dentro de
una carpeta. Estas extravagancias (¿o debo decir locuras?) se me ocurrieron: Amar el
arte en cualquiera de sus expresiones. Concebir la vida como un disgusto, un desaire,
un piano de cola que cargamos sobre las espaldas a donde quiera que vayamos, sea
lluvioso o húmedo el estado atmosférico; entender la perra vida como una forma de
existir donde el suicidio podría considerarse, un domingo, a la hora cinco, como una
oportunidad de escape. Esquivar a los felices, que suelen hacer la existencia
imposible con sus chistes groseros y sus risas que ruedan como pelotas de tenis hasta
nuestros pies. Resumir el mundo en la forma de un tren de infinito viaje, sin posibilidad
de bajarse en alguna estación, con un paisaje a propósito de un tren para suicidas: un sol
negro alumbrando los cactus de brazos deformados y los cuervos volando encima de
un silo abandonado y oscuro del cual el pueblo, superticioso, prefería no hablar.
Consuelo se entusiasmó con la idea.
- Estás loca, pero nunca dudé de tu genialidad - dijo.
El club se formó como se forma cualquier club.
Cada sábado, la casa se convertía en el refugio perfecto de mis amigos.
Caían a las cinco en punto. Antonio hablaba y no paraba, y todos los escuchábamos en
silencio, o sea, en estado de rendición. A mí, no sé por qué, se me presentaban en la
mente hongos gigantes y una fila de hormigas rojas que el viento de la calle no
conseguía barrer, cuando él hablaba. Antonio iba secando el sudor de su frente con un
pañuelo de satén, y eso le daba, por momentos, cierta importancia de catedrático o de
pastor anglicano, aunque la realidad es que sólo hablaba y hablaba, tapiándonos. Pero
cierta vez, en el punto más desordenado de su perorata, dijo algo que nos emocionó:
“Algún día seremos felices. Se los aseguro”.
Felicitas, de cara redonda y blanca, levantaba la mano a menudo pidiendo turno para
hablar; su ansiedad provocaba un descontento generalizado dentro de los miembros del
club; ella no les hacía caso (no podía hacerles caso, mas bien) y allí estaba, dale que
dale, contando, mientras se comía las uñas, que quería un novio para espantar su
soledad. El novio no aparecía, decía, porque su imagen de artista plástica impresionaba
a los caballeros acostumbrados a tratar con las mujeres simples, tranquilas, de
maquillaje tupido y faldas muy cortas, que tenían en la cabeza la idea de una sola
aspirina para encarar el mundo.
“Tomo alprazolán tres veces al día con agua carbonatada; la mitad de la angustia se me
va con el medicamento”, decía, y nos miraba durante un largo rato a los ojos como
pidiendo absolución. Casi todos los integrantes del club consumíamos medicina de
receta controlada pero no nos atrevíamos a contarlo. ¿Temor a qué? No lo sé.
- Te quedarás solterona - le decía Margarita, con el orgullo de su cutis de loza y la
liviandad de su cabellera rubiácea; un gajo de su cabello espinoso usaba para pasarlo a
menudo por su largo cuello. Tic nervioso. Margarita hacía terapia con un sicólogo, sin
resultado, porque casi todas las entrevistas pasaban por un juego de seducción. Pero
¿por qué iba con vestidos de profundo escote y un despilfarro de perfume en sus axilas
a las sesiones sabiendo a lo que se exponía? Los sicólogos y psiquiatras suelen
enamorarse a menudo de sus pacientes. Eso se dice.

Santiago, alto, con bigote breve, poeta de los raros, ya llevaba veinte años en la
melancolía. Era adicto a la cafeína. Abriendo y cerrando con cuidado las puertas de las
gavetas de mi cocina, se preparaba una jarra de café, apenas llegaba. Y luego,
ligeramente eufórico, se presentaba en la sala, se sentaba en su butaca preferida, la de
respaldo con forma de exágono. Al rato prendía un cigarrillo y leía una obra literaria.
Cuando leía su poema, los demás empezaban a hablar en voz baja. Esas impertinencias,
esos cuchicheos, ese zumbido de abejorros eran un desacato a las reglas y me
disgustaban bastante. Una tarde de filosa llovizna, Santiago leyó un soneto alejandrino
dedicado a Van Gogh; cuchicheaban los miembros del club, y era tal el desorden, que
me largué a llorar.
El sábado siguiente nos sorprendió con el silencio.
Estoy buscando que madure un poema dedicado a los cocuyos. No tengo nada para hoy;
lo siento - dijo. Y nos quedamos mirándonos absortos. Como sea, extrañábamos su
figura alta inclinándose en un acto de reverencia ante cada rima de su poesía.
En fin; las cosas caminaban solas. Creo que fuimos progresando.
Empezamos a buscar la manera de ser razonables. Covenimos en que un tiempo no
mayor de veinte minutos era más que suficiente para las exposiciones.
Consuelo vino contenta un día. “Se me pasó el asma”, dijo. Y agregó: “La fraternidad
del ambiente ha hecho un milagro sobre mis bronquios. Estoy curada. Adiós a la
cortisona, a la efedrina y a las sesiones de inhalación de sustancias volátiles”. Nunca
más apareció. La aguardábamos sábado tras sábado; sonaba el timbre, nos apiñábamos
junto a la ventana sacando las cabezas, y no, no era ella, sino otro miembro del club.
Ah... la ingratitud de los melancólicos.
Juan, de mirada sombría y uñas largas, nos sorprendió durante una sesión
comentándonos que prefería la compañía de los gatos a la de una mujer. Era buen mozo
y ganaba algo de dinero vendiendo pinturas de peces, de limazas y de cámbaros, cada
domingo, frente a los portones de la gente rica.
Se sabe cómo funciona la operación o la venta: el artista, vestido de indigencia, pasea
con sus obras por las veredas de los millonarios, y ellos, seducidos por los colores
refulgentes de la pintura, compran los cuadros sin pensar.
- No; yo no me caso - suspiró Juan.
- No es bueno que el hombre esté solo - dijo Felicitas, quien estaba secretamente
enamorada de él. Su voz tenía la emoción del escándalo.
- Pero yo no estoy solo; tengo a mis gatos. Son todos tan hábiles. No hacen más que
aguardarme pacientemente cuando salgo a la calle en busca de dinero. Y me reciben
con sus artes y sus maneras milenarias que yo sólo sé corresponder con un largo silbido
- respondió.
Sin embargo, a partir de ese día, Juan empezó a observar a Felicitas con más claridad.
Eso lo descubrió el club al instante. Sus ojos se posaban a menudo en su blusa
transparente bajo la cual sus senos se mantenían muy apretados dentro de unos
corpiños negros.
Una tarde los vimos llegar juntos. Y tomados de la mano. Y era que llegaban y no
llegaban porque se echaban chistes y bromas y otros cuentos que los desternillaban de
risa; demoraban una eternidad sus pasos para observarse mejor y pincharse.

El hecho, mejor dicho el noviazgo, ameritaba un ágape, brindis. Así lo decidimos.


Y el brindis se organizó solo. Aparecieron las palomitas de maíz, el olor de las papas
freídas, el calor de las empanadas recalentadas, los tragos de gaseosas, los helados que
Antonio fue a comprar de la esquina con una sonrisa fresca en el rostro. Nos divertimos
tanto.
Los novios estaban radiantes. Y yo estaba feliz. Me ponía de buen humor que se
amaran, así, a su manera. Ella reclinaba su cabeza sobre los hombros de Juan, y él se
entretenía con sus cabellos.
A veces se besaban en la boca. Y entonces todos jugábamos a que volvíamos
inmediatamente las caras hacia otro lado, para escondernos de aquellas escenas
atrevidas.
Ah..., qué diversiones de niños, aquellas.
El noviazgo de Juan y Felicitas era un logro, una orquídea florecida repentinamente en
un tronco amenazado por las plantas biofritas, el mejor puntaje del club de los
melancólicos.
Pero hubo otra sorpresa.
Antonio y Margarita cayeron un sábado, media hora después de las cinco, con la
novedad de que deseaban casarse.
- ¿Cómo? - dijimos.
Ellos se abrazaron fuertemente por toda explicación.
Alguien fumó y tosió aparatosamente. Yo quise hacer un análisis de la situación,
magnífica, ciertamente, pero compleja e inesperada desde el sentido común, pues
respondíamos a una mentalidad, a un perfil psicológico, rasgados por la angustia y la
neurosis. Pero preferí callar. La melancolía era, por lo visto, una caja de Pandora.
Ah... Margarita empezó a moverse al compás del tema musical “Imagine” de los
Beatles. Se veía feliz y bella y sobre todo triunfante. Arrojó su gorra con visera azul
sobre una rinconera. Fue abriendo su blusa a rayas, botón por botón. Pasó varias veces
su mano larga y blanca por su vientre, y como por arte de magia, la forma de la
criatura, su hijo escondido bajo la faja desenrollada lentamente, reveló un embarazo de
tres o cuatro meses.
“Ah...”, dijimos todos. Y nos entró un sentimiento inexplicable.
Un niño se añadía a nuestras vidas.
Y éramos sus padres y sus madres.
A la noche, Consuelo me llamó. Otra vez le habían vuelto los pitidos. De nuevo sus
bronquios se llenaban de mucosidades. Había un estornino en sus pulmones.
Algo parecido al miedo agitó mi corazón.
No sabía qué decirle. No le iría a contar, por supuesto, que en los últimos tiempos me
hallaba recuperada. Eso sería una descortesía.
- Vuelve a las reuniones - le aconsejé.
Un sí, una aceptación suya que sonaba al piar lastimero de un gorrión caído de su nido,
oí del otro lado del tubo.
El sábado siguiente un clima de armonía iba y venía por las paredes de la sala.
Santiago leyó un soneto de su creación. Y lo aplaudimos aunque no nos agradaron
esos endecasílabos suyos que cabalgaban sin musicalidad, pasando del trote a la
estampida. Pero fue él mismo, quien oyéndose, cayó en la cuenta de la falta, del
imperdonable error, pues dijo: ¡Qué desastre!
A veces pensaba que debía tomarme una vacación, ir a algún sitio donde el clima fuera
beneficioso para las grandes fumadoras como yo. Pero no. Acababa quedándome en la
casa, y hacía como que no me quedaba, los sábados, cuando los miembros del club
tocaban desesperadamente el timbre una y otra vez.
Solía escucharlos.
“Se habrá pegado un tiro”.
“No digas eso”
“Deberíamos llamar a la policía”.
Y no; no llamaban a la policía, por suerte.
Sábado tras sábado, allí estaban, insistentes cual llovizna callejera. Cuando llovía, se
metían debajo de sus paraguas negros; eran nuevas aves oscuras engendradas por esta
naturaleza anárquica marcada por la contaminación de la atmósfera y el gran agujero de
la capa de ozono.
Me enloquecían con los continuos timbrazos. Una tarde no pude más y abrí la puerta.
Entraron. No me dijeron nada. Comprendieron mi conflicto. Este es el estilo de gente
como nosotros en cualquier trato.
Ahora faltan diez minutos para que ellos lleguen.
Debo estar hermosa esta tarde porque me sacarán una fotografía para colgarla luego en
la pared de piedras de jade de la chimenea. Un color especial, cuando las leñas son
consumidas lentamente por el fuego, se va desplazando (casi con vida, pareciera) por
la chimenea ecológica. De hecho, ella es algo así como el sitio de Dios en mi casa.
El epígrafe lo escribí yo misma y será leído por Santiago cuando se descubra
oficialmente la foto: Guadalupe Sánchez, Presidenta del Primer Club de los
Melancólicos.

© Delfina Acosta


Delfina Acosta. Nació en Asunción (1956), pero su infancia y su juventud pertenecen a Villeta,
donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Su primer poemario Todas las voces,
mujer... obtuvo el Primer Premio ‘Amigos del Arte‘. En relación con este libro cabe mencionar
que el mismo figura entre las obras más consultadas de la Biblioteca Virtual de Cervantes.
Integró durante mucho tiempo el Taller de Poesía ‘Manuel Ortiz Guerrero‘y dio a conocer
algunas obras poéticas en publicaciones colectivas del citado Taller. Publicó el poemario La
cruz del colibrí, que lleva prólogo de la poetisa Gladys Carmagnola. Reunió sus cuentos que
obtuvieron premios y menciones en concursos literarios en el libro El viaje. Su obra
Romancero de mi pueblo ganó el segundo premio ‘Federico García Lorca‘. Romancero de mi
pueblo lleva prólogo del crítico y poeta Hugo Rodríguez- Alcalá. Dio a conocer un poemario
llamado Versos esenciales, dedicado íntegramente a honrar la memoria del gran poeta chileno
Pablo Neruda. Fue presentado al público paraguayo en 2001, en la embajada de Chile en
Paraguay. Varios ejemplares del poemario se encuentran en exposición permanente en la casa
museo Isla Negra. El PEN Club del Paraguay otorgó al libro el Primer Premio destacando su
elevado vuelo lírico y su lenguaje universal. Su último libro, que ahora edita Portal de poesía,
lleva el nombre de Querido mío: y es best sellers en Asunción, ha recibido el premio ‘Roque
Gaona 2004‘.Sus obras (cuentos y poesías ) están incluidas dentro de numerosas antologías
nacionales y extranjeras. Es columnista del diario ABC Color; hace comentarios literarios sobre
los escritos de los poetas y narradores paraguayos en el Suplemento Cultural del mismo diario.
Dirige el Taller de Poesía de la Manzana de la Rivera.
Fernando Fernández-Gil

FUGACIDAD

Era inmensamente pequeño. Se había tumbado en la toalla para tomar el sol pero, al
despabilarse de una breve cabezada, comprobó que de forma misteriosa se había vuelto
realmente diminuto. Tanto, que a su lado los granos de arena parecían inamovibles
rocas, y la más leve de las brisas le arrancaba del suelo como si se tratara del más
cruento de los huracanes.
Ser personita tan pequeña no era nada fácil. Mucho desierto, poco alimento;
continuamente tenía que lidiar con hormigas y avispas. Para defenderse utilizaba una
astilla como lanza, y logró hacerse un camastro con una de las muchas colillas que
salpicaban la playa, durmiendo todas las noches ahí, a la intemperie.
De vez en cuando el mar depositaba sobre la arena negros pegotes de alquitrán: Para
nosotros son solo una molestia en el pie si los pisamos, pero para él eran trampas
letales. En cierta ocasión se quedó pegado en uno de ellos y por poco no consiguió
salvarse.
Una mañana, al despertarse, comprobó que un arquitecto anónimo había levantado a su
lado un inmenso castillo. Pronto se hizo dueño de él, se coronó rey del lado oriental de
la playa y sometió a todos sus habitantes. Las hormigas y las avispas dejaron de ser un
problema y pasaron a conformar un poderoso ejército (tropas terrestres y fuerzas
aéreas), con el que guerreó incansablemente, buscando expandir las fronteras de su
reino.
Solo las Tribus de los Escarabajos, vecinas inmediatas de sus territorios, opusieron
cierta resistencia a su avance; mas terminaron siendo sometidas después varias
campañas que demostraron el genio militar del monarca y que sembraron las arenas de
innumerables cadáveres.
Tras ello el avance fue rápido e imparable. En muy poco tiempo logró conquistar la
totalidad de la playa, que quedó arrasada debido a su falta de clemencia. Comunidades
enteras fueron masacradas o reducidas a la esclavitud. Las lombrices fueron desterradas
a territorios secos en donde sucumbieron muy pronto. Al regresar victorioso a su
castillo adquirió el título de Rey de las Cuatro Partes del Universo, se hizo proclamar
Dios encarnado, y empezó a concebir la construcción de un grandioso palacio digno de
su persona.
Pero ya hace tiempo de todo esto.
Las olas lamieron el castillo hasta deshacerlo por completo; las obras del palacio nunca
llegaron a comenzar; se dice que el monarca murió a manos de sus propias tropas.
El palo de un helado, que anteriormente se irguió cual inmenso monolito, recuerda los
principales hitos de su reinado. Ahora se encuentra semienterrado, pero tampoco tardará
mucho en desaparecer. Quizá en la próxima marea.
RELATOS HIPERBREVES

MANCHA ROJA SOBRE FONDO GRIS

Un asesinato en el aparcamiento del museo de arte contemporáneo.


El cuerpo yacía retorcido, cual títere arrojado con rabia.
La sangre deslizóse pegajosa por el suelo de cemento, formando un halo de violencia
alrededor del cuerpo.

Mancha roja sobre fondo gris. Autor: Anónimo (por el momento).


La exposición duró hasta que el juez ordenó el levantamiento del cadáver.
Los visitantes contemplaron la obra con arcadas de asombro y satisfacción.
Fue todo un éxito de público.

LA ESFINGE

...Y la esfinge de Giza cobró vida.


Se levantó, haciendo crujir sus milenarias articulaciones. Lanzó un rugido que hizo
temblar a las pirámides y, de un zarpazo, le arrebató la vida a cientos de turistas.

Estaba terriblemente hambrienta, nerviosa y enfadada, después de haber soportado


durante decenas de siglos el ser la gran prisionera de las arenas.

Avanzó sobre la ciudad de El Cairo, arrasando todo a su paso, cercenando incontables


vidas aleatoriamente, descubriendo al padre de todos los horrores, mientras buscaba
hasta en el más mínimo rincón a aquellos antiguos dioses que la habían condenado. Los
muy cobardes huyeron hace ya tiempo, temiendo su despertar.

Mariposas

Un cuerpecito mísero cuyos huesos se rompían solo con rozarlo, iba envuelto en vendas
para que las corrientes no le erosionasen, la luz del sol podría hacer hervir la sangre
dentro de sus venas, sólo permitía que le hablasen en susurros, lejos de él, no fuera que
el estridente chirrido de la voz humana (él lo definía como chirrido), le reventase el
alma.
Se dedicaba a leer, desde la ventana, la historia que narraban las hojas de los árboles;
una y otra vez, siempre la misma, se la sabía ya de memoria, pero no dejaba de
descubrir pequeños detalles en cada lectura que la hacían cada vez más emocionante.
Eso le convertía en un sabio aún sin haber ido siquiera a la escuela. Igualmente se puede
ser cosmopolita sin haber viajado nunca.
Consumía así su vida, sentado frente a los grandes ventanales, en un gran butacón de
terciopelo ajado y arropado por mantas de lana y penumbra. Dormía por la mañana y se
levantaba a la tarde. La noche entera la dedicaba a recordar todas aquellas historias que
nunca le contaron.
Un día se levantó con el vientre hinchado, con las extremidades rígidas, y con unas
ojeras que contrastaban duramente con la palidez de su piel. Tenía una fiebre altísima.
El doctor le auscultó; le auscultó por hacer algo, puesto que no sabía muy bien qué
hacer. Se encontraba muy mal. No hizo falta que lo dijese para que la gente lo supiera.
En realidad, nunca había hablado. Seguramente ni supiese hablar, pero aquello en
realidad no lo sabía nadie. Finalmente hizo un ademán con la cabeza, suplicando que
todo el mundo saliese de la habitación y le dejasen solo. La gente lloraba con mucho
cuidado de que las lágrimas no se derramasen sobre el suelo, por si el sonido del
impacto reventaba sus tímpanos.
Hacia la medianoche, el vientre del niño, convertido en un gran capullo de seda, se
rasgó. Y todo se llenó de coloridas y frágiles mariposas.

LAS RELIQUIAS

El maestro pidió a su discípulo que buscase dentro del gran cofre una aguja con la que
poder coser un remiendo a su corazón.
Entonces el discípulo fue al gran cofre, lo abrió, se puso a rebuscar, y sacó una lágrima
de payaso, un pétalo marchito de rosa, un miedo de niño, un compendio de mentiras, un
espejo roto, una foto quemada, un copo de nieve, una insinuación de mujer, una pluma
de ángel caído, un ojo de cíclope, una carta cerrada, una epopeya inacabada, un hueso
de santo, un rayo de luna, una confesión terrible, un pajarillo muerto, un suspiro de
gigante, un mechón del pelo de Dios, una campanilla afónica, una expresión sin rostro,
un pañuelo húmedo, una ampolla de veneno, un cetro de faraón, unas gafas mal
graduadas, una inspiración divina, una oración pagana, un cristal opaco, una pesadilla
bañada en sudor, un ulular de búho, una uña de gato, una maqueta del cielo, un muñeco
manco, una peluca desaliñada, una melodía para sordos...
Y justo cuando desistió de buscar se pinchó con la aguja sin darse cuenta, y se fue
desinflando poco a poco, derramando por un microscópico agujerito su alma, hasta que,
mucho tiempo después y estando ya en los huesos, la tenue, cálida, suave y acogedora
luz de las lámparas del monasterio fueron desecando su cuerpecito de desalmizado hasta
convertirlo en una momia en vida.
El maestro terminó por coserse la herida con la espina de una sirena; pero no tardaría en
sufrir fuertes fiebres y en morir a causa de la infección.

Su corazón fue embalsamado y guardado dentro del gran cofre, junto al resto de las
reliquias olvidadas.
METAMORFOSIS

Amplia y sobria habitación, tapizada de negro. En el centro de la escena tan solo una
mesa, sobre la que reposa un marco con la foto de una mujer en blanco y negro; dos
sillas a ambos lados de ésta, y a la izquierda, una puerta también negra, que se
disimula con la pared.
Se abre la puerta; entra un niño pequeño, de unos ocho o diez años. Empieza a
investigar la habitación con la mirada, en completo silencio. Aún la sobriedad del
mobiliario, parece buscar algo que no termina de encontrar. Se ha ido acercando
lentamente a la mesa, y cuando ya está a su lado, se percata de la foto. Parece
contrariado. Su expresión cambia. Contempla durante largo tiempo el marco
desgastado y la dama bicromática, hasta que no aguanta más y, tapándose la cara con
las manos, estalla en llantos silenciosos.

Desde la sala de butacas el público observa la escena, inmóvil, frío, rígido, como cientos
de muñecos de cera, estatuas graníticas, réplicas del Escriba Sentado, tan atentos y
concentrados que en un momento dado y de forma escalonada se olvidan de sus
impulsos vitales, produciéndose en el interior de todos ellos un espectáculo más
elevado, más sublime que aquel que están contemplando, un proceso de tragicómica
metamorfosis que les terminará convirtiendo en espectadores post-mortem.

Y desde bastidores el director observa extasiado el efecto de la obra sobre la sala, y en


la escena, aunque ya no hace falta, el niño sigue llorando.

EL CICLO DEL HOMBRE

El fuego de las fraguas se reflejaba en la broncínea piel de los herreros.

A cada golpe en el yunque sus monstruosos cuerpos vibraban; vibraba incluso la tierra
que pisaban, y toda la tierra que pisaba otra mucha gente que nada tenía que ver con el
Hierro, rey violento de la Humanidad.
Todo el mundo se encerraba en sus casas cuando el sol se ocultaba tras los montes,
momento en el que aquellos cuerpos sudorosos y gigantes salían de las herrerías,
pasándose la noche entera merodeando por las calles y observándolo todo con una
expresión furiosa y unos ojos encendidos como brasas candentes. ¡Ay del insensato que
no estuviera a resguardo de los herreros una vez que la luna ya hubiera emergido!
Porque estaba condenado a morir en el fuego de las fraguas.

Un día el Hierro fue derrocado, y los herreros tuvieron que exiliarse. Las chimeneas de
las herrerías dejaron de llenar el cielo de enfermedades; las calles volvieron a llenarse
de gente a la noche, y los niños empezaron a jugar alrededor de unas fraguas ya frías y
abandonadas.
La tortura se tornó sonrisas, y la miseria, felicidad.
Comenzó así otra vez la Edad de Oro. De nuevo arrancaba ese ciclo vital condenado a
repetirse eternamente.

La Edad de Hierro y los herreros terminarían volviendo tarde o temprano.

DIMINUTAS Y DELICADAS CAMPANAS

Érase una vez un pueblo sin campanario, ya que fue destruido en la guerra; y érase
también un alcalde emprendedor (a la par que nostálgico) que quería un campanario
para el pueblo.
Un día, dicho alcalde hizo reunir a todos los vecinos en la plaza mayor, y anunció que
era su intención mandar construir un inmenso campanario, de kilómetros de alto. Una
gran ovación inundó el aire, puesto que la ilusión generada fue inmensa. ¡Por fin el
pueblo iba a tener campanario de nuevo...!
Grande e ilustre fue el desfile de arquitectos que plasmaron en papel los planos del
proyecto, y aún más grande fue el entusiasmo con el que los albañiles locales se
pusieron a trabajar.
No digo las cantidades diversas que fueron necesarias para su construcción, puesto que
nadie me creería.

Pasados cincuenta años, y justo cuando estaba a punto de finalizarse la magna obra, el
nuevo alcalde (nieto del alcalde anterior) tuvo la brillante idea de utilizar las estrellas
como campanas, ya que el campanario resultó ser tan tremendamente alto, que era
posible tocarlas con la mano.

Pero, al ir a tocar delicadamente las estrellas, se produjo un inmenso desgarrón en el


oscuro paisaje de la noche; y el cielo se cayó encima del pueblo, envolviéndolo como si
fuera un manto azul marino.
Desde entonces los vecinos conviven con un millón de diminutas y delicadas campanas.

Sed

La momia llega tambaleándose. Se agacha, crujen sus doloridas articulaciones, que se


doblan mohosas, hunde el rostro embalsamado en las cremosas aguas del Nilo, y se
pone a beber de ellas con la furia de la bestia que lleva dentro. Lentamente va
recuperando tanto su antigua forma primigenia como su poder tiránico, aquel mismo
con el que cierta vez mantuvo a todo un pueblo bajo la sombra teocrática de su égida, y
con el que ahora intentará someter al mundo entero.

Al fin y al cabo todos estamos hechos de lo mismo: Un noventa por ciento de agua y
una décima parte de arenas del desierto, productos fácilmente obtenibles y recuperables.
VALLEJO Y SU REFLEJO

Por primera vez en su vida, Vallejo se miró al espejo,


y esto es lo que ocurrió:
El reflejo del espejo conoció a Vallejo,
y a Vallejo le sobresaltó el reflejo.
Porque lo que Vallejo vio en el espejo,
fue el reflejo de un viejo pellejo.
DECÁLOGO ESENCIAL A SEGUIR PARA CONVERTIRSE EN UN
LOADO ESCRITOR DE RELATOS DEPRIMENTES

-1 Tenga siempre a los poetas desarraigados como autores sagrados y el acto


pecaminoso de Larra como heroico. Estos dos aspectos no le proporcionarán enseñanzas
prácticas, pero es un buen comienzo para empezar a afirmar las bases de su
transformación.

-2 Enamórese cuanto antes si es que no lo está ya. Enamórese profundamente con la


convicción de que esa persona es el amor de su vida, y de que sin ella usted no podría
vivir. Pero resulta esencial que tal amor sea imposible de alcanzar... Una vez
conseguido esto, intente que el insano sentimiento, día tras día, sea cada vez más
profundo en vez de disminuir, y consiga también que la persona amada le tome una gran
repulsión. Cuanto más veces la vea y más tiempo pase pensando en ella, mejor.

-3 Haga todo lo que sea necesario para que nazca en usted una infinita sensación de
soledad. Cuelgue el teléfono a sus familiares y nunca les visite, hasta que se olviden de
usted. No tenga ningún amigo en el cual apoyarse o, en todo caso, que sean sólo unos
pocos y que los vea el menor tiempo posible. Mate a su perro. Sea descortés con las
visitas. Descuídese, buscando un aspecto de dejadez: No se afeite en varios días ni se
peine nunca más. Salga poco de casa.

-4 No escuche el trinar de los pájaros al amanecer. Si lo hace, que al menos la ave esté
encerrada en una jaula, o en su defecto que sea el graznido de los cuervos.

-5 Invoque a Dios dos o tres veces al día, sabiendo de antemano que no servirá de nada.

-6 Lleve una vida nocturna. Acuéstese a mediodía y despiértese a la noche. Que la cena
sea su desayuno, y viceversa. Convierta el lado oscuro de la luna en su nueva musa. La
oscuridad suele afectar muy significativamente al estado de ánimo.

-7 Adéntrese en la desesperación artística y en la obsesiónese con la idea de que no está


haciendo nada de provecho. Piense siempre que sus escritos son horribles e infumables.
Tal cosa le desmoralizará en grado sumo y le obligará a escribir forzosamente textos
cada vez más deprimentes.

-8 Esfuércese para que sus sonrisas siempre vengan acompañadas de lágrimas.

-9 Muéstrese y compórtese lo más excéntricamente posible para que la gente se ría de


usted.
-10 Beba de vez en cuando: Que beber para usted, si sigue estas normas, no es del todo
malo. Pero hágalo sobre todo cuando su nivel de frustración sea medianamente
aceptable, puesto que tal frustración, y el alcohol expedido por la bebida consumida,
crearán en su cerebro una amalgama grisácea y amarga de tintes artísticos, muy apta
para ser plasmada en el papel.

© Fernando Fernández-Gil
Héctor Gomis

LA MANCHA

Ese día yo me encontraba en la oficina, mirando absorto una mancha verde que había
salido en el techo. Era una mancha alargada y serpenteante, y me pareció ver en ella la
silueta de un viejo delgado y barbudo apuntándome con el dedo. Pasé horas mirando
aquella mancha, intrigado con aquel señor de barbas que no dejaba de señalarme. Traté
de imaginar por qué me miraba de aquella manera, ¿sabría quizá algún secreto sobre mí
que ni yo conocía?, ¿me acusaba tal vez de algo imperdonable que hubiera hecho? No
tenía idea de la causa, pero la mancha me intrigaba y me repelía a un tiempo.

Intentando sacar de mi cabeza aquella imagen, bajé la mirada, encendí el monitor de mi


ordenador y me dispuse a continuar con mi trabajo. Estuve un buen rato repasando la
contabilidad y realizando algunas gestiones al teléfono, era un trabajo tedioso, pero no
me importaba, mientras mis dedos tecleaban mecánicamente, el recuerdo de mi mujer,
tal como la había dejado al marcharme a trabajar, dormida y desnuda en la cama, me
reconfortaba. Era la mejor imagen del día, el hermoso cuerpo de mi mujer bañado por el
sol de la mañana. Seguí trabajando con aquella imagen flotando en mi mente, ya
tranquilo y feliz, cuando mis ojos se desviaron un momento hacia el techo. El viejo de
la pared me devolvió una mirada torva. Allí seguía, observándome y señalándome
impasible, con una sonrisa burlona en su rostro que parecía mofarse de mí. Un
escalofrío recorrió mi espalda al volverlo a ver.

Me levanté y moví una planta de sitio para tapar aquella visión, pero fue aún peor. Ya
no veía la mancha, pero sabía que el viejo estaba ahí, esperando, vigilándome y
apuntándome con su huesudo dedo. Volví a traer a mi cabeza la imagen de mi mujer, y
traté de recodar el momento en el que me quedé apoyado en el quicio de la puerta,
observándola mientras me tomaba un café. Ese fue un momento delicioso, y
rememorándolo pude olvidar por unos segundos el miedo irracional que estaba
sintiendo por culpa de aquella mancha. El café caliente en mis manos, el silencio de la
mañana, mi cama, y durmiendo en ella todo lo que quería en este mundo, eso era más
fuerte que cualquier temor estúpido.

El extraño hilo que enlaza los pensamientos me llevó a unos instantes antes de que me
tomara aquel café, cuando lo estaba preparando, y luego saltó a unos minutos después,
cuando salí de casa, y de repente me asaltó la duda de si apagué el fuego de la cocina
después de hacer el café. Siempre he sido muy maniático con esas cosas, y jamás se me
había olvidado hacerlo después de usar la cocina, como tampoco nunca salí de casa sin
haber echado antes el cerrojo, pero en ese instante me era imposible recordar el haber
cerrado la espita. Decidí llamar a casa y avisar a mi mujer para que lo revisara. Marqué
el número de mi casa y esperé, pero nadie respondió. Nervioso, me levanté del sillón y
paseé por la habitación con el teléfono al oído. Me sentía impotente y tenía miedo de
que algo hubiera pasado por mi culpa, no me lo perdonaría nunca. Mientras esperaba
una respuesta del otro lado de la línea, una mirada furtiva se me escapó hacia el techo.
El viejo seguía allí. Su expresión parecía más cruel que antes y su sonrisa más siniestra.
Su dedo se mantenía firme ante mí. Se estaba riendo de mí, se burlaba de mi angustia.
Parecía conocer las dudas que me mortificaban y se regocijaba. Una cuarta llamada y
seguía sin contestar nadie. El temor se había transformado en certeza, estaba seguro de
que algo malo, horrible, había pasado en mi casa, y el viejo surgido de la mancha estaba
ahí para recordármelo y disfrutar con mi sufrimiento. En un ataque de ira, me subí a una
silla y arañé la mancha con mis dedos. Me arranqué dos uñas y dejé mis yemas en carne
viva, pero logré arrancar la mancha de la pared. Cansado me dejé caer en el suelo y me
puse a llorar

Minutos después, el teléfono sonó. Era la voz de mi mujer.

© Héctor Gomis
Critica literaria

“El mundo podría existir muy bien sin la literatura,


e incluso mejor sin el hombre”
Jean-Paul Sartre


Ensayo Sobre “Chacales y Árabes”

Por: Héctor Zabala

La obra técnicamente es muy buena. Tiene indicios como el del látigo del segundo
párrafo, anticipando el desenlace del diálogo entre el jefe chacal y el extranjero del
Norte. Logra una tensión permanente porque los chacales rodean al extranjero, lo
sujetan por la ropa, ejercen una continua amenaza que nadie garantiza que no pueda
terminar en tragedia para el pobre hombre que sólo intentaba dormir.
Pero la pregunta clave es: ¿Quiso aquí Franz Kafka escribir un cuento de árabes y
chacales? En principio, convengamos que la narración es de género fantástico: los
chacales no hablan por más inteligentes que sean.
Partiendo de este detalle, entiendo que todo el cuento es una metáfora. Se refiere a un
pueblo sometido y en parte maltratado que vive en tierras de otro pueblo, dominador y
arrogante, aunque a veces también condescendiente.
Kafka conocía como nadie a judíos y cristianos. Era un hombre muy culto y perspicaz
que había nacido en un hogar en el que se observaban las tradiciones judaicas pero en
medio de una comunidad cristiana dominante. Su propio padre tenía una clientela
cristiana, sus hermanas y él habían asistido a colegios alemanes, etc. Además, conocía –
era consciente– de la lucha ancestral, solapada y a veces no tanto, de judíos y cristianos
en el viejo continente. Era absolutamente conocedor del amor-odio entre ambos
pueblos. De las actitudes ambivalentes de los cristianos respecto de los judíos que
vivían entre ellos y viceversa. Sabía de los pogromos pero también de la tolerancia y
colaboración entre unos y otros. También del resentimiento y de la desconfianza
mutuas.
¿Quiénes son entonces los árabes del cuento? Los cristianos europeos.
¿Y quiénes los chacales? Los judíos europeos.
¿Qué es el oasis? Europa.

Varios indicios me llevan a esta conclusión:


1) Juntos pero separados. En el cuento, chacales y árabes viven juntos pero separados.
Exactamente como convivían judíos y cristianos en la Europa de Kafka. “¿No es ya
bastante desdicha que debamos vivir exilados entre semejante gente”, dice el chacal
viejo. Es decir, compartían como a medias un territorio y tenían hasta un cierto tipo de
contacto pero hasta ahí nomás. La hospitalidad del árabe es conocida y hasta proverbial;
y puede ser que Kafka jugara también con eso, algo como: te recibo y serás bien
atendido pero mientras estés dentro de casa.
2) Dominador y dominado. La posición del árabe es dominante (como la del cristiano
europeo): impone la regla y tiene el látigo para hacerla cumplir; además ocupa el oasis
(Europa), al que van también los chacales (los judíos despreciados), pero estos se
acercan como merodeando. El chacal es una buena alegoría del judío europeo de
entonces, el tipo que no termina de afincarse del todo porque sueña con ser
independiente, libre. En cuanto a lo demás, lo que está fuera de Europa, es como un
desierto: está fuera del oasis, fuera de lo que pueda servir para la subsistencia de un
pueblo como el judío de entonces, pueblo relativamente débil que indudablemente la
pasaba mal, muy mal.
3) Purificador e impuro. La actitud de los chacales en el cuento es casi religiosa,
mística, lo cual se compadece con la tradición del judaísmo. Lo importante para los
chacales es por sobre todo la pureza del alimento. Algo que es una constante bíblica y
judaica. Son tradiciones antiquísimas que todavía continúan entre muchos judíos
ortodoxos modernos. No hay más que leer el Levítico [1] o el Deuteronomio [1] para ver
la importancia que la pureza del alimento significa para el pueblo judío. Los árabes del
cuento serían los cristianos, los que contaminan los alimentos al no seguir los estrictos
lineamientos bíblicos ni rabínicos, los que comen parte y dejan lo demás a los chacales
(judíos) a modo de carroña. Un verdadero escándalo. Los chacales son los que entonces
se sienten obligados a purificar los alimentos; casi como una obsesión. No, los árabes
(los cristianos) no deberían intervenir en los asuntos de los chacales (los judíos), nos
dice su jefe. Como buen viejo es también el que mejor conserva las tradiciones de su
pueblo y aclara: “Queremos que los árabes nos dejen en paz; aire respirable... no oír el
quejido de la oveja que el árabe degüella; que todos los animales mueran en paz; para
ser purificados por nosotros, sin interferencia ajena... Pureza, queremos sólo pureza...”
4) Amor-odio. Al igual que en la Europa de cristianos y judíos, en el cuento juega la
constante del amor-odio entre árabes y chacales. Hay mucho resentimiento de ambas
partes, pero también hay admiración y hasta cierto tipo de amor o de respeto que tratan
de tapar con el aparente desdén hacia el otro. Los chacales no odian completamente a
los árabes, al menos no al extremo de correr el riesgo de contaminarse: “No queremos
matarlos. No habría bastante agua en el Nilo para purificarnos”, aclara el jefe chacal.
Por su parte, el árabe comenta de los chacales: “Por eso los queremos; son nuestros
perros; más hermosos que los vuestros”. Y al final del cuento le dice al extranjero: “Lo
has visto. Maravillosas bestias, ¿no es verdad? ¡Y cómo nos odian!” Sin embargo, ese
amor del árabe no le impide castigarlos con latigazos sin un motivo justificable. El
árabe está encantado con esa ambivalencia, es consciente de ese amor-odio, quizá hasta
un poco más que los propios chacales.
5) Las contradicciones de ambos pueblos. Los cristianos europeos acogían a los judíos
en sus comunidades pero después se quejaban sin mayor motivo y les hacían sentir su
desprecio. Cosa parecida hace el árabe cuando les trae expresamente un alimento
sustancioso (un camello muerto) pero después juega, con bastante perversión, con
echarlos a latigazos. Los chacales, en tanto, devoran lo que les trae el árabe pero igual
siguen resentidos por el maltrato. Análogamente, la actitud de los judíos europeos era
por entonces parecida a la de los chacales del cuento: se consideraban un pueblo
distinto, casi independiente, pero consentían en usar toda oportunidad material que se
les presentaba aunque viniera de infieles cristianos. Y además no les impedía
mantenerse en una actitud permanentemente resentida y quejumbrosa contra los mismos
que los protegían y les permitían prosperar.
6) La actitud mesiánica. Los chacales, al igual que los judíos, tenían la esperanza de
liberarse de la opresión. ¿Qué representa entonces el extranjero del Norte? Obviamente,
el Mesías. Alguien que los chacales suponen superior a los árabes. Un Mesías guerrero,
no uno pacífico. Esto fue siempre tradición judaica y desde tiempos antiquísimos.
Alguien que acabara de una vez y por todas con la opresión del pueblo judío.
7) Verdad y comedia. Pero en Kafka no puede faltar la ironía descarnada; la idea de que
nada puede solucionarse, se haga lo que se haga, se intente lo que se intente.
El jefe de los chacales tiene un plan, pero es un plan infantil. Le trae al desconocido del
Norte una tijera para que extermine a todos los árabes; un elemento que ni siquiera es un
arma aunque en ocasiones podría funcionar como tal. Pero es una tijera oxidada,
inservible. De todas maneras, la tarea sería impracticable para el pobre extranjero
porque los árabes son muchos. Simplemente sería una locura intentarlo. Quizás
entonces lo que Kafka haya querido decirnos es que los planes mesiánicos del judaísmo
de entonces (1916) eran absurdos. Simplemente una especie de comedia que sólo servía
para mantener una fe, una esperanza, generación tras generación, pues la tijera llevaba
siglos pasando de chacal a chacal, aunque ya había perdido el filo por completo.
El más consciente de esta comedia que ambos grupos interpretan (y aquí viene lo
terrible de Kafka) es el árabe. No el jefe chacal, el que más conoce las tradiciones.
Quizá en parte porque el árabe es conocedor de su propia fuerza que lo hace arrogante,
quizá en parte por considerar al chacal como un incapaz de liberarse en serio (y tal vez
hasta un poco cobarde) pero también porque ve la cosa desde afuera y sabe que el
intento es absurdo: “...todo el mundo lo sabe; mientras existan árabes esas tijeras se
pasearán por el desierto, y seguirán vagando con nosotros hasta el último día. A todo
europeo se las ofrecen, para que lleve a cabo la gran empresa; todo europeo es
justamente aquél que ellos creen enviado por el destino. Esos animales alimentan una
loca esperanza; bobos, son verdaderos bobos”.
Esto último también sería una metáfora. El cristianismo de entonces, tal como el árabe
del cuento, también era arrogante: veía el pensamiento mesiánico judaico con
compasión, como algo inútil, como algo bobo o loco, porque para el cristiano el Mesías
ya había venido y no podía haber otro.
Una última reflexión. Para quien quiera ver algún signo ofensivo en la palabra chacales,
es conveniente recordar que no era ese el punto de vista de los hebreos antiguos, que es
aquí lo que interesa, ya que Kafka se refiere a tradiciones muy viejas (“...hace tanto,
tanto que te esperábamos; mi madre te esperó, también la suya, y una tras otra todas
sus madres, hasta llegar a la madre de todos los chacales”).
La palabra chacales (siempre en plural, nunca en singular) aparece catorce [2] veces en la
Biblia y ésta es una fuente confiable en cuanto al verdadero significado del vocablo para
los antiguos. El del capítulo 30:28-29 de Job quizá sea el más significativo al respecto:
“Entristecido anduve por todos lados [...] Hermano para los chacales vine a ser, y
compañero para las hijas del avestruz”, dando a entender la gran aflicción del patriarca
Job, quien se sentía abandonado, triste. Nótese que Job no se avergüenza en llamarse a
sí mismo hermano de los chacales.
Los chacales para los patriarcas y profetas bíblicos no connotaban animales peligrosos
ni crueles ni indignos, simplemente se los relacionaba con situaciones tristes o con
lugares no muy aptos para la habitación humana (parajes desolados), que ocupaban por
timidez o por cierta desconfianza natural hacia el hombre (vgr. Jeremías 49:33: “...tiene
que llegar a ser albergue de chacales, un yermo desolado hasta tiempo indefinido”).
Incluso al chacal hembra se lo consideraba como una excelente madre (“Aun los
chacales mismos han presentado sus ubres. Han amamantado a sus cachorros...” [3] ),
en evidente contraste con lo que pensaban esos mismos hebreos del avestruz en ese
mismo versículo de Lamentaciones 4:3 (“...la hija de mi pueblo [Jerusalén] se hace
cruel, como los avestruces en el desierto”) y también en Job 39:13-15, donde a dicha
ave se la califica de mala madre.

[1]
En particular Levítico, capítulo 11, y Deuteronomio, capítulo 14.

[2]
Las catorce referencias bíblicas sobre los chacales son: Job 30:29, Salmos 44:19,
Isaías 13:22, 34:13, 35:7, 43:20, Jeremías 9:11, 10:22, 14:6, 49:33, 51:37,
Lamentaciones 4:3, Miqueas 1:8 y Malaquías 1:3. Corresponden todas al Antiguo
Testamento, que es el que interesa en este caso.
[3]
Lamentaciones 4:3.
CHACALES Y ÁRABES
(del libro Un médico rural, 1916)
de Franz Kafka

Acampábamos en el oasis. Mis compañeros dormían. Un árabe, alto y blanco, pasó a mi


lado; había estado ocupándose de los camellos y se dirigía a su tienda.
Me eché de espaldas en el pasto; traté de dormir; no podía; un chacal aullaba a lo lejos;
volví a sentarme. Y lo que antes estaba tan lejano, de pronto estuvo cerca. Me rodeaba
una multitud de chacales; ojos que destellaban como oro mate y volvían a apagarse;
cuerpos esbeltos que se movían ágil y rítmicamente, como bajo un látigo.
Por detrás de mí, uno de los chacales se acercó, pasó bajo mi brazo, se apretó contra mí,
como si buscara mi calor, luego se colocó enfrente y me habló, con los ojos casi en los
míos:
–Soy, con mucho, el chacal más viejo. Me alegra grandemente poder saludarte por fin.
Ya casi había perdido toda esperanza, hace tanto, tanto que te esperábamos; mi madre te
esperó, también la suya, y una tras otra todas sus madres, hasta llegar a la madre de
todos los chacales. ¡Créelo!
–Me asombra –dije, olvidándome de encender la pila de leños preparada para ahuyentar
con el humo a los chacales–, me asombra mucho lo que dices. Sólo por casualidad he
venido del lejano Norte y estoy de paso por vuestro país. ¿Qué queréis de mí, chacales?
Y como alentados por estas palabras, tal vez demasiado amistosas, estrecharon el cerco
en torno de mí; todos jadeaban con la boca abierta.
–Sabemos –comenzó el decano– que vienes del Norte; en eso residen nuestras
esperanzas. Allá existe la comprensión que no encontramos entre los árabes. De esta fría
arrogancia, bien lo sabes, no se puede arrancar la menor chispa de comprensión. Matan
animales para comérselos y desprecian la carroña.
–No hables tan alto –dije–, hay árabes que duermen aquí cerca.
–Realmente, eres un extranjero –dijo el chacal–; si no, sabrías que ni una sola vez en la
historia del mundo un chacal ha temido a un árabe. ¿Por qué habríamos de temerles?
¿No es ya bastante desdicha que debamos vivir exilados entre semejante gente?
–Puede ser, puede ser –dije–, no quiero juzgar asuntos que están lejos de mi
competencia; parece una enemistad muy antigua; debe estar en la sangre; tal vez sólo
termine con la sangre.
–Eres muy sutil –dijo el viejo chacal; y todos jadearon más ansiosamente; agitados, a
pesar de estar inmóviles; un olor rancio, que a veces me obligaba a apretar los dientes,
emanaba de sus fauces abiertas–. Eres muy perspicaz; eso que has dicho concuerda con
nuestra antigua tradición. Así es, haremos correr su sangre, y terminaremos la lucha.
–¡Oh! –dije, con demasiada vehemencia quizás–; ellos se defenderán; con sus armas de
fuego los matarán a miles.
–No nos comprendes –dijo él–, es una condición bien humana, que según veo también
existe en el Norte. No queremos matarlos. No habría bastante agua en el Nilo para
purificarnos. Nos basta ver sus cuerpos vivientes para salir corriendo, hacia el aire puro,
hacia el desierto, que por eso es nuestra morada.
Y todos los chacales del círculo, a los que se habían agregado mientras tanto muchos
otros que venían de más lejos, hundieron los hocicos entre las patas delanteras, y se los
frotaron para limpiarse; parecían querer ocultar una repugnancia tan espantosa, que sentí
deseos de dar un gran salto sobre sus cabezas y escapar.
–Entonces, ¿qué os proponéis hacer? –pregunté, tratando de ponerme de pie, pero no
pude: dos jóvenes bestias me habían aferrado con los dientes la chaqueta y la camisa por
detrás; tuve que quedarme sentado.
–Te sostienen la cola –explicó con serenidad el chacal viejo–, una señal de respeto.
–¡Soltadme! –exclamé, volviéndome alternativamente hacia el viejo y hacia los jóvenes.
–Naturalmente, te soltarán –dijo el viejo–, ya que es tu deseo. Pero tardarán un poco,
porque han mordido profundamente, como es su costumbre, y ahora deben aflojar
lentamente los dientes. Mientras tanto, atiende nuestro pedido.
–Vuestra conducta no me ha predispuesto demasiado a atenderlo –dije.
–No reproches nuestra torpeza –dijo él, y por primera vez recurrió al tono lastimero de
su voz natural–, somos unas pobres bestias, sólo tenemos nuestros dientes; para todo lo
que queremos hacer, lo malo y lo bueno, sólo disponemos de nuestros dientes.
–Bueno ¿qué quieres? –le pregunté, no muy reconciliado.
–Señor –exclamó, y todos los chacales aullaron; lejanamente, remotamente, me pareció
una melodía–. Señor, tú debes poner fin a esta lucha, que divide el mundo en dos
bandos. Exactamente como eres tú, nuestros antepasados nos describieron al hombre
que llevaría a cabo la tarea. Queremos que los árabes nos dejen en paz; que el aire sea
respirable; que la mirada se pierda en un horizonte purificado sin su presencia; que no
oigamos el quejido de la oveja que el árabe degüella; que todos los animales mueran en
paz; para ser purificados por nosotros, sin interferencia ajena, hasta que hayamos
vaciado sus osamentas y pelado sus huesos. Pureza, queremos sólo pureza –y aquí
lloraban, sollozaban todos–. ¿Cómo soportas este mundo, noble corazón y dulce
entraña? Porquería es su blancura; porquería es su negrura, un horror son sus barbas;
basta ver las órbitas de sus ojos para escupir; y cuando alzan el brazo vemos en sus
axilas la entrada del infierno. Por eso, señor, por eso, ¡oh, amado señor!, con la ayuda de
tus manos todopoderosas, degüéllalos con estas tijeras.
Y respondiendo a un movimiento de su cabeza, apareció un chacal, de uno de cuyos
colmillos colgaba un pequeño par de tijeras de costura, cubiertas de antiguo herrumbre.
–Bueno, ya aparecieron las tijeras, iy ahora basta! –exclamó el guía árabe de nuestra
caravana, que se había deslizado hacia nosotros con el viento en contra y hacía restallar
su enorme látigo.
Todos huyeron con rapidez, pero a cierta distancia se detuvieron, estrechamente
apretados entre sí; todas esas bestias se reunieron en un grupo tan rígido y apiñado, que
parecía un pequeño hato, acorralado por fuegos fatuos.
–Así que tú también, señor, has contemplado y oído esta comedia –dijo el árabe, y rió
tan alegremente como lo permitía la sobriedad de su raza.
–¿Tú también sabes lo que quieren esas bestias? –pregunté.
–Naturalmente, señor –dijo él–, todo el mundo lo sabe; mientras existan árabes esas
tijeras se pasearán por el desierto, y seguirán vagando con nosotros hasta el último día.
A todo europeo se las ofrecen, para que lleve a cabo la gran empresa; todo europeo es
justamente aquél que ellos creen enviado por el destino. Esos animales alimentan una
loca esperanza; bobos, son verdaderos bobos. Por eso los queremos; son nuestros
perros; más hermosos que los vuestros. Fíjate, esta noche murió un camello, lo hice
traer aquí.
Aparecieron cuatro mozos que arrojaron ante nosotros el pesado cadáver. Apenas lo
depositaron, los chacales elevaron sus voces. Como arrastrados por otras tantas cuerdas
irresistibles, se acercaron, titubeantes, frotando el suelo con el cuerpo. Se habían
olvidado de los árabes, olvidado de su odio; la presencia del hediondo cadáver los
hechizaba, borraba todo lo demás. Ya uno se prendía del cuello, y con el primer
mordisco llegaba hasta la aorta. Como una diminuta y patente bomba aspirante, que
quisiera con tanta decisión como pocas probabilidades de éxito apagar algún enorme
incendio, cada músculo de su cuerpo se estremecía y se esforzaba en su tarea. y pronto
se entregaron todos a la misma tarea, amontonados sobre el cadáver, como una
montaña.
Entonces, el guía los fustigó una y otra vez con su cortante látigo, vigorosamente.
Alzaron la cabeza, en una especie de paroxismo extasiado; vieron ante ellos a los
árabes; sintieron el látigo en los hocicos; dieron un salto hacia atrás, y retrocedieron
corriendo, hasta cierta distancia. Pero la sangre del camello ya había formado charcos
en el suelo, humeaba, el cuerpo estaba abierto en varios sitios; volvieron; nuevamente
alzó el guía su látigo; detuve su brazo.
–Tienes razón, señor –me dijo–, dejémoslos seguir con su tarea; además, ya es hora de
levantar campamento. Lo has visto. Maravillosas bestias, ¿no es verdad? ¡Y cómo nos
odian!
Algunas Críticas a la Obra
“Los Últimos Días de Pompeya”

Por: Héctor Zabala

“Los últimos días de Pompeya” 1 es una obra de género realista; entendiéndose


por tal a toda creación literaria que busque respetar las leyes naturales.
En efecto, en esta obra no aparecen fantasmas ni hadas ni cosas parecidas. Si
bien en el último capítulo del Libro II aparece el mago y sacerdote de Isis, Arbaces,
“mostrándole” el futuro a Iona (una de las heroínas), el asunto no alcanza para
calificarlo de fantástico. La circunstancia de que ambos se encuentren en el peculiar
palacete del mago y que Arbaces intente seducir a la chica mediante el estupor y el
miedo (y quizá hasta con la ayuda de algún alucinógeno), más allá de que la imagen
profética después no se diera, hacen de la escena más que dudosa para considerarla de
género fantástico.
La novela intenta mostrarnos cómo era la vida de los antiguos romanos. La
trama y el desarrollo son buenos, aunque por momentos el relato se torna un tanto
pesado, cosa no necesariamente atribuible a la manera de escribir del siglo XIX;
máxime que para 1834, época en que fue escrita, ya había literatos de pluma muy grácil
como Edgar Alan Poe, sólo por dar un ejemplo.
Pero más allá del estilo del autor, que fue objeto de crítica por muchos, he
hallado varias inexactitudes en esta obra de Edward George Bulwer-Lytton, cuya
historia se desarrolla en Pompeya (Campania, Italia) durante el año 79 de nuestra era. El
24 de agosto de ese año la erupción del Vesubio destruiría esa ciudad junto con la de
Herculano.
Estas inexactitudes deberían servirnos de alerta sobre el peligro que corre un
autor que intenta una novela histórica o de trasfondo histórico sin estar suficientemente
informado.

Las inexactitudes de la obra:

1) “...un hombre de aspecto serio y de elegante porte, con el que se había encontrado
dos veces en su camino, le dirigió una mirada dubitativa y le tocó el hombro:
–Apaecides –dijo, haciendo un gesto rápido con las manos, que era la señal de la cruz.”
(Libro I, capítulo VIII)

El texto no expresa con claridad si el cristiano Olintho hace la señal de la cruz en


dirección a Apaecides o si la hace para sí, pero tanto en un caso como en otro estaría
fuera de contexto histórico (los primitivos cristianos no la practicaban) y además no
tendría ningún sentido. Apaecides no era todavía un catecúmeno (postulante al
bautismo cristiano) sino un sacerdote de Isis. Tampoco tendría lógica que Olintho se
persignara para alejar un supuesto mal (a modo supersticioso) porque su intención
era la de charlar amigablemente con Apaecides sobre la doctrina cristiana.
La primera referencia a la señal de la cruz data recién del año 230 y la debemos
a Tertuliano. No hay constancia histórica de que los cristianos de los dos primeros
siglos utilizaran ese rito, introducido tardíamente en el cristianismo. Tal práctica no se
encuentra en el llamado Nuevo Testamento ni en otros textos de escritores cristianos de
los siglos I y II. Incluso el propio Tertuliano refiere que aun en su tiempo se la
practicaban a los candidatos al bautismo, quienes eran marcados con una señal de la
cruz en sus frentes durante la formación de su catecumenado. Tertuliano no dice que tal
rito se lo practicara el cristiano a sí mismo sino que más bien se lo practicaba a otros y
en esa sola circunstancia especial. La idea era la de bendecir, antes que la de
persignarse. De todos modos, esto ocurría en el siglo III, nunca tan temprano como a
fines del siglo I, época en que se sitúa la novela.

2) El egipcio Arbaces, sacerdote de Isis, trata de convencer a su discípulo Apaecides de


que el cristianismo es un plagio:

“–Esa fe –comenzó– es un plagio extraído de una de las muchas alegorías inventadas


por nuestros sacerdotes antiguos. Observa –añadió, señalando un rollo de pergamino–
en estas viejas imágenes el origen de la Trinidad cristiana. Ahí tienes representados tres
dioses: Dios, el Espíritu y el Hijo. Date cuenta de que el epíteto que se aplica al Hijo es
el de “Salvador”. Fíjate también que el símbolo en que se resume su calidad humana es
una cruz. Aquí tienes la mística historia de Osiris, cómo fue condenado a muerte, cómo
fue enterrado y cómo, causando un asombro general, resucitó de entre los muertos...”
(Libro II, capítulo IV).

La comparación con el misterio de Osiris es muy ingeniosa, pero el


inconveniente estriba en la palabra Trinidad y en la idea misma. El término Trinidad no
se encuentra en la Biblia, por lo que es muy improbable que los primitivos cristianos
conocieran la idea. De hecho la palabra es de origen latino, es decir ni hebreo ni griego,
idiomas originales de tales escrituras. Además la Trinidad no fue establecida como
doctrina cristiana en el siglo I sino mucho después.
Más allá de que algunos aseguren, sin fundamento fidedigno, de que la Trinidad
era una verdad incuestionable entre los primeros cristianos, la realidad histórica
determina que el tema fue planteado por diferencias doctrinarias tan tarde como en el
siglo IV y que se necesitó que un emperador todavía pagano (si es que alguna vez lo
bautizaron 2), Constantino I, el Grande, ordenara un concilio para decidir sobre la
naturaleza de Dios, pues la grey cristiana estaba fuertemente dividida en ese tema
fundamental.
Fue en el Concilio de Nicea (año 325) que se discutieron las posturas del
trinitarismo y del llamado arrianismo. La primera defendida por el obispo Alejandro y
el diácono Atanasio, ambos de Alejandría. La segunda, por el presbítero Arrio, de
Alejandría, y el obispo Eusebio de Nicomedia.
El concilio, al que asistieron más de trescientos obispos, quedó dividido en tres
corrientes doctrinarias:
a) La trinitaria, que decía que Padre e Hijo eran de la misma sustancia y ninguno
precedía al otro en existencia.
b) La arriana, que afirmaba que eran de naturalezas distintas y que el Padre había
precedido al Hijo, pues éste había sido creado por aquel.
c) La semiarriana, que defendía una postura intermedia: ambos serían de la misma
naturaleza y si bien el Hijo no habría tenido un inicio temporal igual debía
considerarse al Padre como precediéndolo en existencia.

La mayoría del concilio se inclinaba por la postura c), pero finalmente el


emperador Constantino se decidió por la postura a), con el fin de evitar un cisma que
probablemente perjudicara la estabilidad del Imperio. Como Arrio y Eusebio se negaran
a firmar, su doctrina fue declarada herética y se decretó la quema de sus libros. Más
tarde fueron perdonados y les fueron devueltos los honores eclesiásticos pero Arrio
entretanto murió en circunstancias extrañas.
Como vemos, muy lejos estaban los primeros cristianos de tener como credo
absoluto el de la Trinidad, aun ya avanzado el siglo IV. En el siglo I, época en que se
sitúa la novela, ni siquiera se había planteado el asunto, razón por la que el egipcio
Arbaces no habría podido decir lo que está entrecomillado.

3) El autor narra una reunión de cristianos a la que asiste Apaecides en calidad de


observador o de curioso, conducido por Olintho:

“La puerta se abrió. Doce o catorce personas se sentaban en un semicírculo, en silencio,


al parecer absortos en sus pensamientos; en la pared opuesta se veía un crucifijo
toscamente tallado en madera.
Cuando Olintho entró, levantaron todos la cabeza sin pronunciar palabra. El propio
nazareno, antes de aproximarse a ellos, se arrodilló súbitamente, detuvo su mirada en el
crucifijo y comenzó a mover los labios, dando a entender a Apaecides que estaba
orando. Realizado este rito, Olintho se dirigió a la congregación...” (Libro III, capítulo
III).

El origen del crucifijo data del siglo VI y ni siquiera se conoció inmediatamente


en territorio italiano, pues su creación se debe a artistas bizantinos muy posteriores a la
caída del Imperio Romano de Occidente. No hay ningún objeto de este tipo de los siglos
I al V hallado por los arqueólogos ni tampoco referencia bibliográfica alguna de que tal
objeto se usara antes del siglo VI.
En cuanto a la cruz como símbolo (sin la representación del cuerpo de Jesús de
Nazaret) data de época menos tardía (siglo III o IV), pero muy posterior al año 79 en
que se sitúa la novela. La cruz era en aquel tiempo todavía un elemento oficial de
tortura y ejecución, instrumento para nada simpático entre los antiguos. La cristiandad
tardó bastante en decidirse a adoptarla como símbolo sagrado.
En cambio, sí había distintos tipos de cruces en otros cultos. Por ejemplo entre
los hinduistas (esvástica), budistas (sauvástica), egipcios paganos (gamada), etc., pero
correspondían siempre a símbolos religiosos no cristianos.

4) Nydia, la tesalia ciega, le dice en privado a su amigo y protector Glauco, el ateniense:

“...¡Oh, háblame de Grecia! Aunque sea una pobre tonta, te comprenderé. Y creo que de
haber permanecido en aquellas tierras, de haber sido una joven griega cuyo feliz destino
hubiese sido amar y ser amada, yo misma, con estas manos, habría armado a mi amante
para luchar en un nuevo Maratón, en una nueva Platea...” (Libro III, capítulo IV).

Estas palabras proponen la liberación de Grecia, que por entonces (siglo I) era
territorio del Imperio Romano, pues Nydia hace un franco paralelismo con la invasión
que sufrieran los griegos cinco siglos antes a manos de otro imperio: el Persa.
La frase es muy patriótica y poética, pero dicha a un ateniense suena tragicómica
en boca de una mujer de Tesalia. Máxime cuando ambos contertulios no podían ignorar
el triste papel que le tocó a esa región en las guerras médicas, época a que se refiere la
ciega. Los tesalios, justamente por estar al norte del estratégico desfiladero de las
Termópilas, no sólo no se aliaron a los atenienses y espartanos para defender el país
sino que encima debieron unirse a los numerosos invasores extranjeros. Difícilmente
una tesalia real hubiera tenido cara para expresar lo que el autor le hace imaginar y decir
a su personaje Nydia.

5) Un diálogo entre un viejo cristiano, Medón, y el recién bautizado Apaecides se


desarrolla en parte así:

“–¿Es cierto, como dicen, que tú viste el rostro de Cristo? [dice Apaecides]
–El rostro que resucitó de entre los muertos. Has de saber, joven prosélito de la
verdadera fe, que yo soy aquel sobre el cual has leído en los pergaminos de los
Apóstoles. En la ciudad de Naím, en la lejana Judea, vivía una viuda, pobre de espíritu y
de corazón entristecido, porque de todos los alicientes que existen en esta vida sólo le
restaba un único hijo. El hilo que unía a la mujer con la vida quedó roto y el aceite se
secó en las vasijas de la viuda. Colocaron el cadáver en el féretro y, ya cerca de las
puertas de la ciudad, donde la multitud se amontonaba, el silencio prevaleció sobre los
lamentos funerarios, porque el Hijo de Dios pasaba por allí. La madre, que seguía al
féretro, lloraba... El silencio, y todos los que miraban se daban cuenta de que su corazón
estaba destrozado. Y el Señor se apiadó de ella, tocó con sus manos el féretro y dijo
‘Levántate y anda’. Y el muerto resucitó y vio el rostro del Señor. ¡Oh, qué expresión
más serena y solemne..., qué inexpresable sonrisa..., qué mirada llena de comprensión y
ternura, llena de la benignidad de Dios, había en sus ojos, que disipaban las sombras de
la tumba! Me levanté y hablé. Estaba vivo y me lancé a los brazos de mi madre. Sí, yo
era un muerto redivivo. La gente gritó, las trompetas funerarias entonaron alegres
canciones y por doquier se oía el mismo grito: ‘Dios ha visitado a su pueblo’. Yo no
pude oírlo..., no sentía nada, no veía nada, excepto la faz del Redentor.” (Libro IV,
capítulo IV).

La narración es muy conmovedora y repite parte de lo dicho por el discípulo


Lucas en el capítulo 7 de su evangelio (aunque el evangelista no nombra a ningún
Medón), pero adolece de un defecto imperdonable que no podía haber cometido un
natural del lugar, como era el hijo de la viuda: Naím no quedaba en Judea.
La aldea de Naím 3 estaba en Galilea, a muy corta distancia de Nazaret. Para
llegar a Judea, había que atravesar todo el distrito de Samaria y los antiguos eran muy
puntillosos en estos asuntos de geografía. El caso es tan absurdo como si un natural de
Buenos Aires dijese en Estados Unidos que la capital de Argentina está en la Provincia
de Córdoba. La confusión del autor quizá provenga de que en el libro de Lucas se dice
al final de la anécdota: “Y estas noticias respecto a él se extendieron por toda Judea y
por toda la comarca” (Lucas 7:17). La expresión se extendieron no significa que dicha
aldea estuviese comprendida en Judea sino que apunta a señalar que la fama de Jesús de
Nazaret se difundía por las regiones cercanas.
El otro asunto, también inconcebible, es que el personaje habla de los
pergaminos de los Apóstoles. Éste es un error que tampoco hubiera podido cometer un
cristiano del primer siglo, versado en las escrituras. La anécdota de la viuda de Naím
sólo se encuentra en el evangelio de Lucas, pero Lucas no fue apóstol de Cristo. Era un
médico, discípulo cristiano como tantos, pero nunca apóstol. Es más, Lucas ni siquiera
conoció a Cristo directamente. Todo lo relatado en su libro le fue contado por terceras
personas (ver Lucas 1:1-4).

6) En los funerales de Apaecides, el narrador dice:

“Seguían después los sacerdotes de Isis, descalzos, con sus níveas túnicas y agitando
hojas de maíz...” (Libro IV, capítulo VII).

Sabíamos que los antiguos romanos habían alcanzado una gran extensión
territorial, ¡lo que no sabíamos era que entre tanta conquista también habían descubierto
América quince siglos antes que Cristóbal Colón!
El párrafo es absurdo. El maíz (Zea mayz) es una planta gramínea de origen
americano. Y ésta es la razón de por qué no se la nombra nunca en obras clásicas de la
Antigüedad ni del Medioevo, tales como La Ilíada, La Odisea, la Biblia, Las mil y una
noches, etc. Sencillamente, el maíz era desconocido en el Viejo Mundo antes del siglo
XVI.

7) Después del arresto de Glauco, uno de los personajes dice en un diálogo:

“–...Dudo que esos nazarenos fuesen tan tolerantes, en caso de que su doctrina se
convirtiera en religión estatal, si cualquiera de nosotros patease las imágenes de sus
deidades, blasfemase de sus ritos o negase su fe.” (Libro IV, capítulo XVI).

Quien habla es un romano pagano, pero es obvio que parece un escritor cristiano
de tiempos posteriores. Jamás un pagano del primer siglo hubiera podido hablar de
imágenes de deidades cristianas.
Es decir, más allá de la intención del autor de hacer una ironía alegórica de lo
que sería el exaltado catolicismo posterior, lo cierto es que los cristianos (nazarenos) del
primer siglo no tenían imágenes en su culto y esto lo sabían perfectamente sus
contemporáneos paganos. A tal punto era así, que el propio autor le hace decir a Clodio
apenas unos párrafos adelante:

“–En cuanto al ateo, deberá enfrentarse sin más armas que sus manos al formidable
tigre...”

Al decir “ateo” se refiere al cristiano Olintho. Los romanos de aquel tiempo


llamaban ateos a los cristianos porque para ellos era inconcebible que un acólito creyese
en un dios sin estatua. La deducción era simple: para los paganos si no había
representación física, no había tal dios; ergo, eran ateos, no creían en nadie. 4

8) Hay un largo párrafo en ese mismo capítulo XVI del Libro IV que es una especie de
diálogo interior pues entremezcla hechos con pensamientos de Glauco. Casi al final del
párrafo se dice:

“...Y, sin embargo, ¿quién hasta el final de los tiempos, mucho después de que su
cuerpo se reintegrase a los elementos, iba a creerle inocente y a defender su buen
nombre? Al recordar su entrevista con Arbases y los muchos motivos de venganza que
concurrían en el corazón sombrío de aquel hombre terrible, ¿no era lógico creer que era
la víctima de algún ardid misterioso y bien elaborado, cuyo origen y huellas intentaba
descubrir sin éxito? Este pensamiento le absorbió [a Glauco] más que ningún otro. ¿Y
en cuanto a Iona? Arbaces la amaba: ¿podía su rival haber provocado su ruina? Su noble
corazón se vio más atormentado por los celos que por el temor. De nuevo, emitió otro
lamento.”

En ese momento Glauco todavía no había adoptado el cristianismo. Era un


griego pagano que vivía en Pompeya. Ni siquiera había hablado aún con Olintho.
¿Cómo iba a pensar en el final de los tiempos? Este concepto proviene del cristianismo
(o, si les parece mejor, de una concepción cristiano-judaica); no consta en la antigua
religión grecorromana.

9) Sosia, esclavo del egipcio Arbaces, dice a Nydia en un diálogo:

“–No me tientes. No puedo liberarte. Arbaces es un amo espantosamente severo. ¿Quién


sabe si acabaría alimentando a los peces del Sarno? Ay, entonces todos los sestercios
del mundo no podrían devolverme la vida...”

Hasta aquí muy bien. Pero el autor arruina todo cuando le hace decir
inmediatamente:

“Mejor ser un perro vivo que un león muerto.” (Libro IV, capítulo XVII).

La ingeniosa comparación del perro y del león se encuentra en el libro bíblico de


Eclesiastés (capítulo 9, versículo 4). No era un refrán romano ni griego y la Biblia
todavía no estaba difundida entre los no cristianos de la antigua Roma. Mucho menos
después de la destrucción de Jerusalén (año 70). El llamado Antiguo Testamente era
absolutamente desconocido entre los paganos del primer siglo; mucho más para un
esclavo como Sosia que no tenía ningún contacto con los seguidores de Cristo.

10) En un momento, el narrador escribe:

“...En aquel momento, volvieron a oírse desde el palacio iluminado los dos versos más
rotundos de la canción de los juerguistas:
Nos importa un rábano los dioses
y no los aceptamos en la vida.
Y antes de que murieran estas palabras, los nazarenos, impulsados por una súbita
indignación, eliminaron el eco del canto pagano con las estrofas de uno de sus himnos
favoritos, que entonaron a voz en cuello.” (Libro IV, capítulo XVII).

Más allá de que el posterior himno que se transcribe no se encuentre en ninguna


escritura bíblica ni libro de cristiano primitivo alguno y es una obvia creación del autor
(lo cual es perfectamente válido en literatura), los juerguistas simplemente hablaban de
los dioses como género y con seguridad de sus propios dioses paganos. Los cristianos
eran apenas un puñado de hombres, insignificantes para que unos borrachos se
acordaran de ellos y de su Dios. El propio autor habla de unos catorce en una reunión en
Pompeya (ver lo trascripto en el punto 2), ciudad que tendría entre diez y doce mil
habitantes.
Pero hay otro problema mayor: es muy poco creíble que un grupo cristiano del
primer siglo se dedicara a desafiar de ese modo a unos juerguistas en medio de una
ciudad hostil.
Los cristianos primitivos eran valientes cuando debían serlo, pero no hay
constancia histórica de que fueran imprudentes. No se ponían a discutir o a desafiar de
la forma en que lo presenta el autor. No hacían de su fe una competencia, sólo les
interesaba predicar y llevar a la gente lo que entendían como la palabra de salvación.
Usar un cántico cristiano para tapar una canción denigrante hacia dioses ajenos (además
de promotora del vino y del amor carnal) está fuera del contexto histórico. El propio
Jesús de Nazaret les había recomendado: sean inocentes como palomas pero cautelosos
como serpientes (Mateo 10:16).

11) Un detalle inadmisible es que Nydia pudiera escribir, si bien lo hizo con un punzón
sobre una tablilla de cera y no con tienta. Quizá el hecho en sí no sea tan sorprendente si
nos atenemos a que los padres hicieron por la educación de esta niña ciega todo lo que
estuvo a su alcance (Libro IV, capítulo XVII). Lo verdaderamente extraño es que Nydia
pudiera hacer un escrito tan largo como el que aparece en el Libro V, capítulo III: unas
mil cien letras en castellano, que no supondrían muchas menos en griego.

12) En el circo el director del espectáculo hace luchar a los gladiadores dos veces en el
mismo día (Libro V, capitulo II). Esto es claramente absurdo. Una lucha de ese tipo,
contra otro profesional de nivel similar, implicaba un esfuerzo agotador.

13) El autor narra lo siguiente en el apogeo de la erupción del Vesubio:

“El aire se mantuvo tranquilo durante unos minutos; la antorcha de la puerta refulgía en
la lejanía. Los fugitivos aligeraron el paso, llegaron a la puerta, pasaron junto al
centinela romano y el resplandor de la luz iluminó su rostro lívido y se reflejó en su
brillante casco, sus duras facciones permanecían serenas en medio de tanto horror.
Permaneció inmóvil y erguido en su puesto.”

Hasta aquí muy bien, pero el autor “la embarra” con lo que sigue:

“Aquella hora de dura prueba no había alterado la maquinaria que regía la mayestática
crueldad del sistema romano y que anulaba la iniciativa racional y la libertad del
hombre. Y allí siguió, ajeno a los elementos desencadenados, porque no tenía permiso
para abandonar su puesto y ponerse a salvo.” (Libro V, capítulo VI).

Esto es melodrama puro. Echarle la culpa de la posible muerte del centinela al


“cruel” sistema romano es absurdo, máxime de parte de un escritor que era a la vez un
político. Cualquiera que haya hecho el servicio militar sabe que esto es así y que lo fue
siempre, antes y después de los romanos, y sin importar que el centinela esté sirviendo
al rey más déspota de todos los tiempos o a la república más democrática del mundo: un
centinela jamás puede abandonar su puesto sin orden superior. No es un empleado que
terminado el horario de trabajo tiene derecho a decir “hasta mañana”.

14) En los últimos capítulos (en especial en el VII del Libro V), Nydia pese a ser ciega
atraviesa gran parte de la ciudad en medio del desbarajuste que supone la erupción del
Vesubio, con gente gritando y corriendo hacia todos lados, nubes tóxicas,
construcciones que se derrumban y obstáculos esparcidos por todas partes. ¿Puede ser
creíble esto?

1
Del novelista y político inglés Edward George Earle-Bulwer-Lytton, Primer Barón de
Lytton (Londres, 25/5/1803 – Torquay, 18/1/1873). En inglés: The Last Days of
Pompeii (1834).
2
La tradición asegura que Constantino I, el Grande, finalmente fue bautizado en su
lecho de muerte por el propio Eusebio de Nicomedia. Es decir que un arriano habría
bautizado a un pagano que fue el principal sostenedor del trinitarismo (¡oh, paradoja!).
Hay que recordar también que Eusebio de Nicomedia era pariente del emperador.
3
La aldea de Naím (o Naín o Nein) todavía subsiste. Se encuentra a unos 10 km escasos
al sudeste de Nazaret.
4
Algo similar pasó con los españoles cuando tomaron contacto con los guaraníes: como
este pueblo amerindio no tenía ídolos, lo supusieron ateo (siglo XVI). Tiempo después,
los monjes jesuitas descubrirían que no era así.

© Héctor Zabala


Héctor Zabala. Villa Ballester (Pcia. de Bs. As.), 1946. Reside en
Capital Federal. Contador público nacional (UBA). Narrador y
ensayista. Jefe de Redacción de REVISTA SESAM, publicación
literaria virtual con miles de lectores en 51 naciones. Jurado en
certamen de la SADE (Caseros, 2009) y en dos certámenes
internacionales (2007 y 2008) de la Sociedad de Escritores de
San Martín. Premio Internacional en el III Encuentro Teórico del
Género Fantástico ANSIBLE (La Habana, Cuba, 2006). Finalista
en el Concurso Internacional de Minicuento Fantástico “miNatura
2006” (Madrid, España). Tres Primeros Premios Nacionales
(SESAM 2005, Poetas del Encuentro 2005 y 2008). Cuatro
Menciones Nacionales (SADE, 2006, OPYC 2005, Poetas del Encuentro 2006 y 2007). Varias
revistas literarias han publicado en internet sus cuentos premiados o reeditado algunos de sus
artículos.
Un mundo feliz

Por: María Luisa Landman R.

"Un Mundo Feliz"... Allá vamos; guiados (más bien, avasallados), por esta
globalización que no respeta etnias ni credos; todo se hace en pro del progreso y el
desarrollo, buscando firmar la mayor cantidad de Tratados de Libre Comercio (TLC), en
aras de la macroeconomía que busca y distribuye objetos y artículos baratos, sin parar
mientes en la calidad, porque sólo persigue satisfacer la demanda; sin interesarse por el
perjuicio que crea en los propios territorios, dejando mano de obra desempleada,
personas que no tienen más cabida en la sociedad porque todo lo que hicieron, durante
años, de generación en generación, de pronto se ve truncado, pues ya no es rentable su
actividad, porque se importa lo mismo, o casi lo mismo, a un tercio de su valor y de su
calidad...
Esta sociedad moderna (avanzando decidida hacia Un Mundo Feliz), crea parias en su
propia tierra; crea delincuentes, psicóticos e inadaptados, pues la juventud percibe y
ansía cantidad de objetos y artículos de lujo, que podría brindarle confort y estatus
social, y, sin embargo es incapaz de conseguirlos por la vía del trabajo y del esfuerzo.
Sobran los trabajadores y escasean los empleos, por lo que, los que existen, dan una
remuneración que no alcanza ni siquiera a cubrir la canasta alimenticia básica...
Acá, en esta "nueva sociedad incipiente de Un Mundo Feliz", falta el soma, sin duda;
falta que los políticos y estadistas se saquen la careta y el discurso de "la igualdad
social" y empiecen a hablar de Alfas, Betas, Deltas y Épsilons (pues, de que los hay, los
hay)...
Pues, en esta novela futurista, Aldous Huxley nos introduce magistralmente, como
siempre, en un mundo donde todo está bajo control, los seres humanos se fabrican en
probetas de acuerdo a su especialización y a las necesidades que se van dando: los alfas
son los individuos que piensan o dirigen, los betas son colaboradores de segunda, que
no pueden pensar demasiado y rara vez opinar, y así, se va descendiendo, bajando hasta
llegar a los que "realizan los peores trabajos". El soma es una droga que se distribuye
según las necesidades de cada cual, mediante un control efectivo y directo, de modo tal
que todo el mundo esté feliz con su dosis y nadie se rebele contra su condición ni
perciba sus circunstancias. Sólo tornillos, tuercas, golillas y pernos de una gran
maquinaria, donde todo está bien...
El arte, la expresión artística y cultural con que la gente, la humanidad, se defiende de
esta avalancha de despersonalización y falta de libertades, es la única herramienta con la
que se cuenta si se quiere torcer el destino e impedir que se instaure definitivamente Un
Mundo Feliz (no por nada el gran Aldous Huxley le da esta posibilidad en su segundo
libro: "Nueva Visita a Un Mundo Feliz", en donde "el salvaje" tiene toda la
responsabilidad de invertir las cosas y encauzarlas a recuperar una humanidad en
extinción).
Existencial-Istmo

Por: María Luisa Landman R.

Todo es complejo en este libro; nada está librado al azar.

La palabra existencialismo se desglosa en todo lo que contiene este poemario: ex-iste-n-


cia-l-isTmo... A las sílabas finales les agregué una “t”... Según el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Castellana, istmo significa: “lengua de tierra que une dos
continentes o una península con un continente” .
Nací en Valparaíso, Chile, después de un terremoto, por lo que los hospitales estaban
colapsados y mi madre tuvo que ir a dar a luz al Sanatorio Valparaíso (que, como tal, no
contaba con maternidad); el mismo que vio morir a mi abuelo, Antonio Rodríguez
Calleja, médico muy querido por la gente, en España y en Chile. Él, con su mujer y sus
4 hijos (en ese lote está mi madre), tuvieron que huir de España y abordar el Winnipeg
que puso Pablo Neruda para los refugiados de la guerra civil española.
Consecuencia de esto, en 1991 adquirí la segunda nacionalidad española, en virtud de
un tratado bilateral que existe entre Chile y España.
Yo pretendo ser el “istmo” que une Sudamérica con Europa o Chile con España...
El contenido del poemario:
Inercia: Falta de voluntad para cambiar el destino o el karma; depresión.
Solipsismo Realista: La innegable historia del “solos llegamos y solos nos vamos”... La
imposibilidad cierta de no poder transmitir un sentimiento, sensación o razonamiento al
“otro”...
La Débil Razón de la Existencia: Los sueños que se mezclan con la validez de las
razones.
Qué Más Da: “¿Ser o no ser?”
Teoría de la Realidad: Confusión de ideas cuando no hay un sentido verdadero ni
líderes ni ideologías.
Apart-Head: Grupúsculos, sectas y sectarismos.
Amaneceres: Cuando todo es cuestionable la existencia se vuelve un absurdo.
11 de Septiembre de 1973: Una herida que no cierra; una yaga que duele. El pasar de la
niñez a la adultez de GOLPE.
Teoría del Conocimiento: Queja contundente contra la despersonalización, la falta de
libertad y la burocracia antidemocrática.
Teoría de la Relatividad: Paradojas.
En definitiva: es más filosofía, ontología y sociología, que poesía...
Es un grito de alarma.
Un aviso de alerta.
Un pedido de auxilio.
Paradójicamente, la primera poesía se llama “Esperanzas” y la última “Fe”... Nada
está librado al azar.
© María Luisa Landman R.


María Luisa Landman R. Nací en Valparaíso, Chile, el 14 de
agosto de 1966. Viví desde los 7 años en Buenos Aires, en
1989 me radiqué en Santiago de Chiles. Escribo desde los 13
años (novelas, cuentos, poesías, ensayos, obras de teatro,
etc., etc., etc.). He viajado a Argentina, Brasil, Perú y por el
Norte, Centro y Sur de Chile. Mi madre llegó en el Winnipeg, a
través de la gestión de Pablo Neruda (soy chilena-española).
La familia de mi padre proviene de Odessa, Rusia.
Bibliografía: Páginas Nostálgicas, poesías, 1979. Jonathan
(Dios-Ha-Dado), obra teatral, 1980. Existencialista, poesías.
1981. Para un dulce adolescente que sueña en encontrar palomas", poesías, 1981. Nostálgica,
poesías, 1982. Mística (philosophia), poesías, 1982. Cuaderno de Iquique, poesías, 1983.
Tributo, poesías, 1983. Piedras y Crisoles, poesías, 1983. El Libro de la Niebla, poesías, 1984.
El Sol... Luz Fueguina, poesías, 1984. Poesía Infantil, poesías, 1985. Obituario, poesías, 1985.
Ser-Sintiendo, revista literaria artesanal, 1985. Salvaguarda, poesías, 1985. Teatro de la Calle,
obra teatral, 1985. La Bitácora, poesías, 1986. Sidernauta, novela, 1988. Ontología Poética,
poesías, 1990. Ontogénesis Galáctica, poesías, 1983-1994. Obituario, poesías, 1994. Elegía,
poemario, 1998-2005. De Este Lado del Mundo, ensayo, 2004. Existencial-Istmo, poemario,
2004. Luz, Penumbra, Oscuridad, poesías, 2004-2005. Encuentro de Mundos Perdidos, novela,
2005. El Mascarón de Proa y Otros Cuentos, cuentos, 2004/2005. Concurso de Ensayos,
novela,2006. Universos Paralelos, cuentos, 2005. Aerografía del Tiempo, poesías, 2004-2005.
Arcoiris, libro de cuentos ilustrado, 2009. Varios cuentos y poesías desparramadas por todos
lados sin clasificar...
Ánforas

Ánforas
Goya Gutiérrez
Editorial Devenir, 2009

Este nuevo libro de Goya Gutiérrez resulta ser una interesante obra para disfrutar de una tarde de lectura.
Pero antes de seguir ablando de la obra debemos conocer a su autora:

Goya Gutiérrez (Zaragoza, 1954) es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad


de Barcelona, ciudad donde vivió de 1968 a 199. Durante años se dedicó a la enseñanza
pública, como profesora de secundaria. Actualmente reside en Castelldefels y forma parte
del grupo de poesía Alga También desde el año 2007 coordina un ciclo de lecturas poéticas
en el centro de Barcelona.
Sus poemas y trabajos críticos han sido recogidos y publicados en varias revistas y diarios
especializados. Hasta la fecha ha publicado: Regresar (1995), De mares y espumas (2001),
La mirada y el viaje (2004) y El cantar de las amantes (2006).

Pero ahora, Goya Gutiérrez ha sacado al mundo editorial un quinto libro (más que un quinto libro, un
quinto hijo, por que es esto lo que resulta ser esta elaborada obra que demuestra el trabajo que empeña su
autora en el ámbito literario). Este mismo se titula Ánforas, con el cual nos lleva por nuevos rumbos de la
poesía, en los que las imágenes borrosas pasan a ser claras, en el que el sueño es memoria y la memoria es
poesía, y dejar en claro la existencia de la muerte.
Es esta una obra que demuestra la conciencia que tiene el poeta de una doble ser poético, un doble existir,
un yo y un tú que conviven para escribir y leer, y reescribir y releer las obras que pronto un yo y un tú
mucho más lejanos repasaran en su conciencia. Pero esta no es solo una obra de ser y existir, sino también
de vivir, una obra que nos llama a vivir y escribir, talvez más que nada un ejemplo.

Aquí selecciono algunos poemas contenidos en la obra de Goya Gutiérrez:

EN SU ELEMENTO

El mar alquitranado
Los negros agujeros de las alas
Pero también miserias pequeñas

Como agujas

II

La palabra impotente
O la más demagógica
O la que intencionadamente finge
O aquella que diciendo exuberante
Calla
Porque nada es total
Y todo ello en la palabra existe

III

La relatividad no sabe de absolutos


Jaqueca o desconcierto por un instante
Y una aspirina efervescente
Lo más leve
Para no quedar fuera de la órbita

De tu planeta

EN EL REGRESO

II

El sol volverá a consumir su odisea


Un día más un viaje un libro ilimitado
Y ese imparable goteo en la clepsidra
Donde se agolpa el agua queriendo huir y unirse
A la arena al barro o a la arcilla

Se hará búcaro silabeo en sus labios


Palabras en la lengua del ánfora
Metáfora e imagen en su vientre como hebras
De seda de metal de vidrio opalescente

Lecho donde albergar el líquido lenguaje


XVIII

Quiero ser tu tejido tu metal tu vidrio


Tu materia ofrecida
Después de haber aprendido a contemplar
El misterioso sueño proyectado en las cosas
Después de haber tocado su límite y principio

Después de hallar la hebra de seda con que bordar


La otra mariposa que nunca ha sido
En esa dulce venda
De infinitas verdades relativas

Después de que me lleven al lugar


Donde se nombra donde amanecerá en el espacio
De la página que te respira en la que aspiro
Crecer dentro de las palabras que como migas
De hermosa hogaza me harán
Llegar a ti

En el regreso
Biografía

"Haz lo que ames, porque así amarás lo que haces"


Anónimo


Franz Kafka
(1883-1924)

(Praga, 1883 - Kierling, Austria, 1924) Escritor checo en lengua alemana. Nacido en el
seno de una familia de comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente
cultural alemán, y se doctoró en derecho. Pronto empezó a interesarse por la mística y la
religión judías, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su
adhesión al sionismo.

Su proyecto de emigrar a Palestina se vio frustrado en


1917 al padecer los primeros síntomas de
tuberculosis, que sería la causante de su muerte. A
pesar de la enfermedad, de la hostilidad manifiesta de
su familia hacia su vocación literaria, de sus cinco
tentativas matrimoniales frustradas y de su empleo de
burócrata en una compañía de seguros de Praga,
Franz Kafka se dedicó intensamente a la literatura.

Su obra, que nos ha llegado en contra de su voluntad


expresa, pues ordenó a su íntimo amigo y consejero
literario Max Brod que, a su muerte, quemara todos
sus manuscritos, constituye una de las cumbres de la
literatura alemana y se cuenta entre las más
influyentes e innovadoras del siglo XX.

En la línea de la Escuela de Praga, de la que es el


miembro más destacado, la escritura de Kafka se
caracteriza por una marcada vocación metafísica y una síntesis de absurdo, ironía y
lucidez. Ese mundo de sueños, que describe paradójicamente con un realismo
minucioso, ya se halla presente en su primera novela corta, Descripción de una lucha,
que apareció parcialmente en la revista Hyperion, que dirigía Franz Blei.

En 1913, el editor Rowohlt accedió a publicar su primer libro, Meditaciones, que reunía
extractos de su diario personal, pequeños fragmentos en prosa de una inquietud
espiritual penetrante y un estilo profundamente innovador, a la vez lírico, dramático y
melodioso. Sin embargo, el libro pasó desapercibido; los siguientes tampoco obtendrían
ningún éxito, fuera de un círculo íntimo de amigos y admiradores incondicionales.
El estallido de la Primera Guerra
Mundial y el fracaso de un noviazgo
en el que había depositado todas sus
esperanzas señalaron el inicio de una
etapa creativa prolífica. Entre 1913 y
1919 Franz Kafka escribió El proceso,
La metamorfosis y La condena y
publicó El chófer, que incorporaría
más adelante a su novela América, En
la colonia penitenciaria y el volumen
de relatos Un médico rural.

En 1920 abandonó su empleo, ingresó


en un sanatorio y, poco tiempo
después, se estableció en una casa de
campo en la que escribió El castillo; al
año siguiente Kafka conoció a la
escritora checa Milena Jesenska-
Pollak, con la que mantuvo un breve
romance y una abundante
correspondencia, no publicada hasta
1952. El último año de su vida encontró en otra mujer, Dora Dymant, el gran amor que
había anhelado siempre, y que le devolvió brevemente la esperanza.

La existencia atribulada y angustiosa de Kafka se refleja en el pesimismo irónico que


impregna su obra, que describe, en un estilo que va desde lo fantástico de sus obras
juveniles al realismo más estricto, trayectorias de las que no se consigue captar ni el
principio ni el fin. Sus personajes, designados frecuentemente con una inicial (Joseph K
o simplemente K), son zarandeados y amenazados por instancias ocultas. Así, el
protagonista de El proceso no llegará a conocer el motivo de su condena a muerte, y el
agrimensor de El castillo buscará en vano el rostro del aparato burocrático en el que
pretende integrarse.

Los elementos fantásticos o absurdos, como la transformación en escarabajo del viajante


de comercio Gregor Samsa en La metamorfosis, introducen en la realidad más cotidiana
aquella distorsión que permite desvelar su propia y más profunda inconsistencia, un
método que se ha llegado a considerar como una especial y literaria reducción al
absurdo. Su originalidad irreductible y el inmenso valor literario de su obra le han
valido a posteriori una posición privilegiada, casi mítica, en la literatura contemporánea.
Noticias

“Dichoso mes que entra en Todos los Santos y sale con San Andrés”

ANDRÉS NEUMAN GANA EL PREMIO ALFAGUARA NOVELA

El escritor argentino residente en España Andrés Neuman obtuvo hoy, con su novela
"El viajero del siglo", el Premio Alfaguara en su XII edición. Dotado con 175.000
dólares, éste galardón está considerado uno de los de mayor prestigio entre los
otorgados a una obra inédita en lengua española. Andrés Neuman, novelista, poeta y
escritor de cuentos, nació en 1977 en Buenos Aires, aunque reside en la ciudad española
de Granada desde joven. Considerado uno de los autores más prometedores de los
últimos años, a los 22 años publicó su primera novela, "Bariloche", a la que siguieron
otras obras, tanto novelas como libros de cuentos o poesía. "El viajero del siglo" es una
obra extensa, compleja y de ambición literaria en cuyas páginas hay "un cierto temblor
de irrealidad", afirmó el chileno Carlos Franz, miembro del jurado, una vez anunciado
el fallo. "Es una novela posmoderna en la que hay un esfuerzo por hacer una novela
clásica desde nuestro tiempo", dijo Franz. Para este miembro del jurado, se trata de un
ambicioso experimento que propone volver a mirar el siglo XIX con la perspectiva del
XXI y está escrita por "alguien que conoce la tradición literaria". A través de la
comparación entre el pasado y el presente, analiza conflictos actuales como la
emigración, el multiculturalismo, las diferencias lingüísticas y la emancipación
femenina. Andrés Neuman pretende establecer en "El viajero del siglo" un diálogo entre
la Europa de la Restauración y los planteamientos de la Unión Europea; entre la
educación sentimental actual y sus orígenes, entre la novela clásica y la narrativa
moderna. Neuman, quien siempre ha defendido que forma y contenido son
"indistinguibles"; lo ha demostrado tanto en sus novelas: "La vida en las ventanas", y
"Una vez Argentina", como en los tres libros de cuentos que ha escrito: "El que espera",
"El último minuto" y "Alumbramiento". Como poeta, el autor galardonado ha
publicado: "Métodos de la noche", "El jugador de billar", "El tobogán", "La canción del
antílope" y "Mística abajo". También ha editado colecciones de haikus –poesía
tradicional japonesa- como "Gotas negras"; y series de sonetos. El jurado de este
premio, al que se han presentado un total de 523 manuscritos procedentes de España y
de Latinoamérica, estuvo presidido por Luis Goytisolo y formado por Julio Ortega, Ana
Clavel, Ignacio Polanco, Gonzalo Suárez, Juan González y Carlos Franz.
Fuente: EFE

KODAMA RECUERDA SUS VIAJES CON BORGES

A María Kodama se la ha llamado en muchas ocasiones "los ojos de Borges". Como


compañera, María Kodama le servía (sí, parece que "le servía de algo") de lectora y
también de guía por el mundo, describiéndole las cosas que veía cuando viajaban
después de que Jorge Luis hubiera perdido la vista. Como testimonio de sus viajes, ha
quedado una colección de 130 fotografías, que se ha reunido en un tomo llamado
"Atlas" y que a partir de hoy se expone en el Instituto Cervantes de Berlín. "Borges
había viajado mucho cuando tenía entre 18 y 20 años y muchos de los sitios a los que
íbamos no eran para él un descubrimiento. A veces era él quien me describía las cosas
que yo estaba viendo", dijo Kodama que sostiene que Borges siempre tuvo una memoria
prodigiosa, entre otras cosas obviamente. Cuando volvían a Buenos Aires, los
periodistas interrogaban a Borges sobre sus viajes y escribían sobre las cosas que él
había "visto" ante lo que él hacía bromas posteriormente con Kodama. A Borges, según
Kodama, le gustaban dos tipos de lugares: aquellos que parecían un laberinto y aquellos
que estaban llenos de reminiscencias literarias. Una de sus ciudades preferidas era
Venecia, que le parecía un laberinto y además está rodeada de agua, lo que, para
Borges, confería al lugar un aire mágico. Otra era Nueva York, llena de referencias a
Walt Whitman. París, en cambio, es una ciudad que, a diferencia de lo que ocurre con
otros escritores hispanoamericanos, brilla por su ausencia en la obra de Borges. "Al
principio asociaba París con la tilinguería porteña", dijo Kodama que luego paso a
explicar el argentinismo "tilinguería" que es una palabra que describe una forma
especialmente vulgar de esnobismo. De España, la encantaba Toledo, Ronda y
especialmente Granada, donde Kodama, que nunca antes había estado allí, vivió una
experiencia en cierta medida reveladora de la manera que tenía Borges de ver el mundo.
"A la entrada de La Alhambra hay un poema ("Dale limosna mujer/que no hay en la
vida nada/ que sea desgracia mayor/ que la de ser ciego en Granada"). Si hubiera sabido
lo que decía no se lo hubiera leído pero empecé a leerlo y no hubo forma de parar. Fue
horrible", explica. Por esto, hay que repasar la lectura antes de leer en público.

Fuente: EFE

SUDAMERICANA DEBERÁ INDEMNIZAR POR PLAGIO

Una de las editoriales líderes de Argentina, Sudamericana, pidió disculpas y acordó


indemnizar a la independiente Ediciones Al Arco por haber utilizado en un libro que
publicó el año pasado el mismo título que el de la primera obra editada por el pequeño
sello en 2003. El acuerdo judicial alcanzado por las partes incluye una nueva edición de
2.000 ejemplares de "De puntín", la antología de cuentos de fútbol que Al Arco publicó
hace seis años, que correrá por cuenta de Editorial Sudamericana. En un comunicado
difundido hoy, Sudamericana señaló que "ante la publicación de una antología de
cuentos en noviembre de 2008 bajo el título 'De puntín' y existiendo una recopilación o
antología de cuentos vinculados al fútbol editada por Ediciones Al Arco en 2003 bajo el
mismo título, Sudamericana y el autor de la antología, Diego Grillo Trubba, hacen saber
que fue una mera coincidencia". La editorial Sudamericana presentó "las disculpas
públicas a Ediciones Al Arco y los lectores por las confusiones que se hubieran podido
suscitar". "Sudamericana y Grillo Trubba reconocen el dominio del título 'De puntín' a
Ediciones Al Arco, que continuará usando el nombre de la obra en el futuro, por lo que
próximamente Ediciones Al Arco lanzará una nueva edición del libro 'De Puntín'",
agregó. Ediciones Al Arco, el primer y único sello argentino de literatura deportiva,
señaló a su vez que además de la coincidencia del título el libro que publicó en 2003 y
el que distribuyó Sudamericana el año pasado "se encuadran en idéntico género:
antología de cuentos de fútbol". La editorial independiente dijo que sacará a la venta en
los próximos días una nueva edición de "De puntín", al que considera como su "libro
más reconocido", que consta de once cuentos de distintos autores, tiene prólogo del ex
futbolista y entrenador Jorge Valdano y contraportada a cargo del escritor uruguayo
Eduardo Galeano.

Fuente: EFE
Colabora Ya
COMO COLABORAR

• En esta Revista se puede publicar casi cualquier tipo de colaboración:


Poesía, Relatos, Crítica Literaria, Artículos y *Reseña de libros, siempre y cuando
se ponga en claro el tipo de colaboración que se envía.

• La colaboración será mandada como datos adjuntos.

• Para la extensión de los trabajos se tendrá en cuenta las siguientes


especificaciones:
Para Poesía, un mínimo de 3 poemas y un máximo de 10.
Para Narrativa, un máximo de un cuento o fragmento de novela que no excedan las 15
páginas. (en casos especiales se podrá pública una novela corta que no exceda las 40
páginas).
Para Artículos y crítica literaria, un mínimo de una página.

• Los colaboradores deberán adjuntar también un pequeño resumen Biográfico


de no más de 8 líneas, conteniendo lo más importante de sus datos. También pueden
suministrarnos una foto suya o imagen artística para adjuntarla a su colaboración (La
Foto o la imagen artística no son obligatorias).

• Los trabajos se pueden enviar a nuestro correo:


colaboracioneselcuervo@hotmail.com

• Esta Revista se reserva el derecho a publicar sólo las colaboraciones que se


mantengan dentro de las especificaciones requeridas (Ortografía, calidad de los
trabajos, Originalidad, formato sencillo, etc), en un buen estado y no contengan errores
de envío. Se sugiere a los colaboradores enviarnos siempre una breve reseña
biográfica para saber la procedencia y la trayectoria del mismo.

• Esta Revista no esta obligada a publicar toda colaboración que nos envíen.
Pero se tratará en lo posible de atender la mayoría de los trabajos, teniendo en cuenta,
ciertos criterios de calidad y originalidad para satisfacer el interés de nuestros lectores.

• La revista se Edita Bimestralmente.

• Esta revista no infringe con los derechos de autor, cada colaborador es


totalmente dueño de su autoría.

• Cada Número quedará archivado permanentemente en la sección:


"Ediciones anteriores".
• Los colaboradores podrán mandarnos sus trabajos cuantas veces lo deseen.

Nota: Para aquellos que deseen que la revista haga una reseña de su obra sea poesía,
narrativa, ensayo o Revista, le pedimos que se ponga en contacto con el director de la
revista por medio del siguiente correo electrónico:
http://lucasmvallejo@hotmail.com

Lucas M. Vallejo
Director de la Revista Literaria El Cuervo

La Revista Literaria El Cuervo


Número 5
Se terminó de diagramar el 24 de Noviembre de 2009
en la ciudad de
Concepción del Uruguay, Argentina.

S-ar putea să vă placă și