bio, otros pretenden que existen diversas vías de acceso
a la verdad, y, por tanto, a un derecho natural, a una
idea de justicia, aunque no sean tan seguras y firmes como las que nos llevan a la sistematización del derecho positivo. Negar que esto sea posible, sería proceder como un ciego que dominara con la mayor técnica el método de Braille, es decir, el alfabeto y la lectura con los dedos, y que nos dijera que esa precisión y nitidez con que se presentan los signos táctiles, es muy superior a la de los signos visuales, para acabar al fin invitándonos a que abandonemos el empleo de los ojos. Así con la justicia; VI el hombre sigue empeñado en que la seguridad que le da el derecho positivo como objeto de conocimiento, no tie- ne por qué estorbarle su osadía de buscar por otras for- GIORGIO DEL VECCHIO Y EL PROBLEMA mas de conocer un derecho superior que sirva al primero DE LA JUSTICIA PENAL de correctivo y aún de sustitutivo en casos extremos. La pericia del tacto para el derecho positivo no lo lleva a prescindir de la posible torpeza de los ojos para mirar "La historia de las penas no es menos lo que no puede tocarse. deshonrosa para la humanidad que la de los delitos". Giorgio Del Vecchio
Diversas alusiones al tema, a través de sus obras, pe-
ro en especial dos recientes trabajos, resumen el pen- samiento del maestro italiano en torno de la justicia penal. El primero de ellos se denomina "Justicia divina y Justicia humana", que no es otra cosa que el discurso pronunciado por Del Vecchio en el XIII Curso de Estu- dios Cristianos en Asís, el 1o de septiembre de 1955 (ver- tido al español por la Revista de la Facultad de Derecho de México, 1956). El segundo se titula "El problema de la justicia penal" y tiene el subtítulo "Cárcel o resarci- miento del daño" y fue publicado en español por la "Revista Jurídica de la Universidad de Puerto Rico" (1957-1958). No disponemos de los originales italianos y así utilizaremos para estas notas las versiones que acabamos de citar. Los títulos de los dos ensayos son, como todos los del debemos sustituir aquella fórmula con otra: bonum ac- profesor Del Vecchio, una feliz síntesis de lo que en ellos tionis propter malum actionis" y advierte que esta máxi- se plantea y discute. ma no implica una renuncia a la lucha contra el delito, En "Justicia divina y Justicia humana" el autor trae sino que abre el camino a una acción más eficaz contra él. a cuento una hermosa y al par curiosa cita de un padre La objeción que Del Vecchio hace a la justicia penal de la iglesia latina que distingue tres especies de justi- es de todo punto de vista relevante. En efecto, la pena cia: "Justitia Dei, Justitia hominis, Justitia diaboli. Jus- tal como la entienden la mayoría de los códigos, no es titia Dei est reddere bonum pro malo; Justitia hominis ni ha sido nunca una anulación del delito cometido ni est reddere bonum pro bono, malum pro malo; Justitia un restablecimiento efectivo del estado anterior violado. diaboli est semper reddere malum pro bono". (Godofri- "Quod factum est, infectum fieri nequit". Pero es curioso dus abbas Admontensis, Homilía, domin, en Migne Pa- que esta idea se haya arraigado desde tiempo inmemo- trol. lat.). rial. En el segundo de los trabajos que comentamos, Del Si hemos de pronunciarnos sobre el texto en cuestión Vecchio muestra que esta idea del mal por el mal que tal vez haya que decir de las tres justicias descritas que ña inspirado al derecho penal, se encuentra desde los an- sólo sería estricta justicia la humana, siendo a su turno, tiguos hasta en los tratadistas más recientes. Aduce un en cambio, la justicia divina más propiamente amor y texto de Battaglini (Diritto penale, 1949), según el cual misericordia, y la justicia diabólica, real perversidad. la generalidad de los autores "concurren en la afirmación En esta conferencia Del Vecchio, quizás impresiona- de que la pena es un mal, un sufrimiento, un dolor" y do por el lugar mismo en que fue pronunciada, admite los canonistas Wernz-Vidal (1937) expresan que "la pena que una parte de la justicia humana consista en "de- puede ser definida como el mal que sufrimos por el mal volver el bien con el bien", pero rechaza enérgicamente que hemos hecho". la otra posibilidad descubierta por el abad Godofredo, Del Vecchio dice con razón que esta concepción de la es a saber, la que estima también como justicia del hom- pena está plenamente equivocada, que con el mal de la bre el "devolver el mal con el mal". pena no se repara ningún daño y que el desorden produ- La verdadera justicia, dice Del Vecchio, es la justitia cido por el delito no desaparece con hacer sufrir al de- Dei que devuelve el mal con el bien. Y trae en su apoyo lincuente. elocuentes citas de las epístolas de San Pablo y de San Aquí Del Vecchio repite su anterior concepto de que Pedro y textos del Evangelio. al mal no puede responderse lícitamente con el mal sino Con base en ellas y en sus propias reflexiones rechaza con el bien. Pero ahora precisa en forma más estricta- la justicia penal actual que está basada en la idea de re- mente jurídica esta noble aspiración: "Al malum actio- tornar el mal con el mal, e inspirada en la fórmula de nis constituido por el delito, debe oponerse como exigen- Grotio: "malum passionis quod infligitur ob malum ac- cia de la justicia no tanto un malum pasionis, según la tionis". Todos los sistemas penales del momento, y desde antigua fórmula, sino un bonum actionis, o sea una ac- tiempos remotos, se han fundado en este Talión primi- tividad en sentido contrario a la del autor del delito, que tivo, y a él quiere oponer el filósofo italiano una idea anule o reduzca en cuanto sea posible los efectos del totalmente contraria. Así Del Vecchio expresa que " . . . delito". No niega Del Vecchio que en ello pueda venirle algún el sistema actual de penas. Reconoce Del Vecchio que no dolor para el delincuente, como ya es doloroso el remor- siempre es fácil medir el quantum de trabajo que el de- dimiento, pero en todo caso no es el mal del dolor el que lincuente debe por la naturaleza del daño causado. Pero se debe buscar con la pena. Pues "infligir dolor a otros, advierte que en el campo civil se ha llegado a progresos aunque bajo una especie de retorción, no puede ser por efectivos en este terreno, cuando la jurisprudencia, aún sí un fin lícito, a la luz del supremo ideal ético". sin normas precisas en qué apoyarse, ha podido estable- Del Vecchio se propone buscar en vista de la estricta cer una cierta valorización equitativa de daños aún no justicia esa sanción que merece el delito. Pero que sea patrimoniales. una verdadera negación del delito, no dialécticamente, a Como se ve, el autor de estos ensayos, como eminente la manera hegeliana, sino realmente. Esa sanción del da- jurista y filósofo que es, no confunde el aspecto jurídico ño perpetrado, es el resarcimiento de perjuicios por me- del problema penal con el aspecto sociológico del mismo dio del trabajo del delincuente, y del que deben ser bene- ni con el aspecto antropológico. Trata Del Vecchio de ficiarios tanto las víctimas directas (el ofendido o sus buscar un fundamento justo de la pena, fundamento que herederos) como la sociedad. El concepto de la pena del no se encuentra ciertamente ni en la teoría de la inti- derecho penal debe ser sustituido por el concepto de la midación ni en la teoría de la defensa social de Lombroso reparación de perjuicios del derecho civil. Hay que "ha- y Ferri, ni en la teoría de la defensa del Estado procla- cer brillar —dice Del Vecchio— la idea de una posible mada por Mussolini. gradual eliminación de las sanciones específicamente pe- Pero Del Vecchio ha sido un fervoroso defensor de la nales, siempre que las sanciones civiles adquieran corre- tesis de que el derecho es insuficiente como regla de la lativamente una suficiente eficacia". Y más adelante fun- vida, y por ello en la parte final del segundo ensayo ci- damenta su crítica al derecho penal vigente desarrollan- tado, se detiene a estudiar a una nueva luz los aspectos do el concepto del resarcimiento de perjuicios. Pues "sólo de la lucha contra el delito en sus formas preventivas y por una metáfora del todo impropia e ilusoria se califica no represivas. La sociedad ha reprimido hasta ahora el como reparación un sufrimiento frecuentemente cruel, delito con el verdugo y la prisión, según la frase de que no tiene nexo intrínseco alguno con el daño causado Mazzini. "Pero esto es la guerra —comenta Del Vecchio— ni sirve para disminuirlo en modo alguno". y lo que nosotros deseamos es la paz; la represión tirá- nica, y lo que nosotros deseamos es educación". En un más amplio desarrollo del tema, el maestro Al tratamiento justiciero con el reo hay que sobrepo- italiano muestra entre otras cosas la irónica situación ner en muchas ocasiones el tratamiento del amor y de la de la justicia penal hasta hoy vigente que en lugar de misericordia. Y Del Vecchio cita a Santo Tomás para permitir al autor del delito resarcir el daño causado, lo quien "misericordia non tollit justitiam, sed est quae- encierra por lo general en una prisión o lo priva de la dam justitia plenitude". vida haciendo de todas maneras imposible que se resta- blezca efectivamente la justicia. El trabajo remunerador * * * y productivo del delincuente es la única forma de que éste devuelva a la víctima y a la sociedad lo que les ha Estas ideas del Profesor Del Vecchio pueden constituir quitado con su delito. Mas nada de esto se consigue con el comienzo sistemático de una reforma del derecho pe- nal, tal vez más honda y trascendental que la llevada a clase de penas que no resarcen ningún daño, ni resta- cabo por Beccario en el siglo XVIII. Todo depende de que blecen ningún orden naturalístico. Pero sí, en cambio, a su valor intrínseco se aune cierto clima espiritual que imponen el orden del imperativo mismo que se juzga las haga ideas fuerzas, con vigor suficiente para abrirse emanado de Dios. Por "eso la pena ha sido siempre Neme- camino y terminar por imponerse. Pero parece que ellas sis, divinidad vindicadora. coinciden con otros conceptos que hoy están madurando Tal vez en la misma medida en que los actuales jue- (y que han venido a reemplazar concepciones invetera- ces se han aburguesado y burocratizado, en que se han das), no por nuevas, ciertamente, sino por que han en- "oficinizado", han perdido también este sentido religio- contrado un ambiente propicio. Tales son el ecumenismo so de la justicia que administran. Y la actual crisis de en la Iglesia Católica y la solidaridad internacional fren- la justicia penal en todo el mundo podría quizás expli- te a la antigua concepción de la soberanía absoluta de carse por esta "fuga de los dioses" como dice Heidegger, los Estados. antes que por el soborno y el prevaricato. Porque según La teoría vindicativa de la pena con su viva alusión Bismarck, en frase que cita Radbruch, "una fuerza hu- al Talión primitivo, es por otra parte obediente a una mana que no advierte en sí una justificación desde arri- ba, no es suficientemente vigorosa para llevar la espada concepción religiosa de la sociedad y del cosmos. No se del vengador". olvide que el derecho es de por sí un imperativo y cuando se habla del derecho natural se puede considerar éste o Por cierto que el maestro Del Vecchio no elude la como un mandato directo de Dios, o como una realidad eventualidad de que aun impuesta la reforma que él pro- valiosa impresa por Dios en la misma naturaleza de las pone, tenga que seguir en algunos casos aplicándose la cosas, de la cual se deduciría y derivaría después el co- pena en el viejo sentido, y así expone: "Conviene hablar rrespondiente imperativo. de vigilancia (por el estado del trabajo del delincuente) antes que de coacción, puesto que ésta quedaría sola- Es, me parece, debido a esto, como el concepto vindi- mente implícita, hasta que el deudor (delincuente) des- cativo de la pena ha tenido tan larga vigencia en la plegara voluntariamente su actividad al fin antes expre- historia humana a pesar de que hace tanto tiempo el sado. Únicamente en la hipótesis contraria estaría a mi hombre abandonó la idea del Talión material. Es que juicio, justificada la imposición coercitiva de determina- creemos que con la pena restauramos no el orden natu- dos trabajos, con una correspondiente disminución más ral, sino el orden lógico de todo imperativo jurídico que o menos grave de la libertad". ordena una conducta, y si ésta no se lleva a cabo, im- A mi modo de ver, esta coerción tiene todos los ras- pone una sanción. gos de las penas tradicionales que aunque no produzcan No es de pensar que si la humanidad mantuviera muy dolor, buscan restablecer el orden lógico de cumplimiento firmes convicciones de que el derecho es sólo el derecho que lleva en sí todo imperativo. positivo, habría conservado igualmente la idea vindica- tiva de la pena. Es porque de hecho piensa que el delin- cuente viola un imperativo divino, un mandato trascen- dente al mundo y que se origina en las fuerzas misterio- sas y sagradas que lo gobiernan, por lo que aplica esa