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PROYECTOS Y ACTIVIDADES ECONOMICAS Y PRODUCTIVAS

-Ahorro y Microcrédito-

LECCIONES APRENDIDAS

ALTO COMISIONADO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS REFUGIADOS

Marcela Laguna Morales


Consultora de Género y Producción
ACNUR-Comitán
Comitán de Domínguez, Chiapas
Febrero de 1999

1.- Presentación

En el presente documento rescatamos las lecciones aprendidas en el sector de producción y género, para
enfrentar la nueva realidad del refugio en la perspectiva de la integración de la población refugiada en el
estado de Chiapas.

En la búsqueda de soluciones duraderas, el ACNUR-Comitán junto con las organizaciones no-


gubernamentales y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, delineamos una propuesta de carácter
económico que se concretó en el Programa de Ahorro y en el Fondo de Apoyo para Actividades
Económicas. Buscamos atender la problemática económico-productiva de la población, centrando el papel y
la visibilización de las mujeres en este proceso.

En los últimos años incrementó la participación de mujeres como beneficiarias y sujetos de diferentes
propuestas y proyectos productivos, con la participación de las organizaciones no-gubernamentales y la
Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados. La sistematización de las experiencias nos llevó a reformular
nuestra propuesta económica para la integración, centrando los aspectos de autogestión y autosuficiencia, y
marcando etapas que permitirían la apropiación del proyecto por parte de la población refugiada, a fin de
transitar gradualmente de la asistencia hacia el desarrollo.

Resultado de evaluaciones periódicas, sistematización de las mejores experiencias y procesos de


diagnósticos con los grupos productivos, consideramos de fundamental importancia fortalecer la
participación de las mujeres en una estrategia económica para la integración al estado de Chiapas. Este
fortalecimiento implica vincular actividades de capacitación, seguimiento, asistencia técnica, y la
formulación de proyectos en base a dos ejes que forman parte de un sólo programa: la articulación
adecuada entre el fomento del ahorro y el acceso al microcrédito.

Con la intención de asumir una perspectiva de género en los proyectos y actividades económicas con
mujeres, algunos de los criterios encaminados a una estrategia de empoderamiento personal y colectivo
han sido:

• Visibilización de la participación económica de las mujeres refugiadas mediante el diagnóstico y el


autodiagnóstico.
• Reactivación de la base productiva en que las mujeres participan, atendiendo sus necesidades
específicas como productoras.
• Promoción del ahorro y de otras formas de autoayuda entre mujeres.
• Focalización de las mujeres mismas como beneficiarias directas e indirectas de los proyectos, mediante
la generación de ingresos, ahorro, productos y disminución de sus cargas de trabajo.
• Metodología que involucre la reflexión sobre su problemática como mujeres en los diferentes ámbitos
de su quehacer social y económico.

2.- ¿Por qué proyectos económicos con enfoque de género?

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El refugio incrementa la participación de la población femenina en las estrategias de sobrevivencia
familiares y comunitarias. Los roles tradicionales son diversificados y ampliados con el fin de resistir la
condición de vulnerabilidad, afectando especialmente el tiempo de trabajo que las mujeres destinan a suplir
las necesidades de la familia.

La importancia de trabajar proyectos económicos con mujeres refugiadas deriva del reconocimiento de sus
roles en todo el proceso económico: producción, consumo, comercialización, acopio y ahorro.

El término de mujer campesina designa a las mujeres que viven en las zonas rurales y forman parte de
pequeñas unidades de producción agrícola especializada en cultivos tradicionales. En el caso del refugio,
las mujeres, en su mayoría indígenas y campesinas, son parte de estos sistemas de producción familiares
que en el desarraigo adquieren algunas características distintas a las familias campesinas tradicionales. Se
mencionan:

• Los refugiados en general rentan pequeños espacios para cultivar maíz y frijol en los que colabora toda
la familia en los ciclos productivos. Sin embargo, estas tierras son las más lejanas y de menor calidad,
incrementando con ésto el costo de producción, el desplazamiento de toda la familia para el trabajo en
el campo y el cansancio para atender la producción, todo ello en condiciones de inseguridad respecto a
la renta de la tierra.

• Al no disponer de tierra propia, es difícil implementar mejoras a mediano plazo y apropiarse de


tecnología con elementos de agricultura orgáncia, terrazas y en general, conservación de suelos y agua.

• Adquirir una conciencia de un manejo sustentable de los recursos naturales presenta difultades porque
implica modificación de prácticas culturales en ocasiones demandantes de mayor fuerza de trabajo, lo
que refugiados y refugiadas no están dispuestos a realizar, ya que implica mayor esfuerzo para una
tierra que no es propia.

• Las mujeres por lo regular tienen mucho menos posibilidad de acceder a los recursos productivos,
especialmente a la tierra y al crédito.

Al igual que la mayoría de mujeres que vive en comunidades rurales, las mujeres refugiadas son las
responsables de la reproducción social del grupo familiar. No solamente realizan actividades domésticas
que ayudan a la reproducción de la fuerza laboral familiar. En situaciones de alta marginación, las mujeres
refugiadas asumen la responsabilidad de la salud de los niños y las niñas, recorriendo usualmente grandes
distancias y enfrentando sistemas de salud poco ágiles, sobre todo cuando desconocen los procedimientos
administrativos.

En casos de emergencias, tienen que solventar gastos imprevistos, adquiriendo deudas o vendiendo a precios
muy bajos sus escasos recursos. También asumen la educación de los niños y las niñas y la transmisión de su
cultura y lengua tradicionales, aunado a la obligación de la castellanización para integrarse al país de asilo.

La mayoría analfabetas y muchas de ellas con dificultades para hablar el castellano, las indígenas
refugiadas tienen que realizar esfuerzos cotidianos extraordinarios para comunicarse e integrarse al país de
asilo. Además de su colaboración en la manutención del hogar y el saneamiento de la vivienda y su
entorno, las mujeres refugiadas realizan actividades productivas en el solar y en la parcela rentada para
procurar ingresos, ahorro y/o productos alimenticios.

Asímismo tienen una participación activa en la producción agropecuaria y en diversas actividades


generadoras de ingresos como la venta de su fuerza de trabajo en el corte de café y en viveros forestales, así
como en el comercio en pequeño (tiendas, costura, compra y venta de artículos y otras actividades
económicas), realizando por tanto funciones productivas y reproductivas.

Aunque la participación económica de las mujeres campesinas e indígenas, permanece invisibilizada en las
cifras estadísticas, hemos encontrado que las mujeres refugiadas aportan entre un 30 a un 40% de los

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ingresos familiares si se cuantifica su aporte a la producción de granos y otros alimentos para la familia.
Sin embargo, todas las actividades de las mujeres tienen un carácter económico, porque:

a) Con su trabajo doméstico contribuyen a la manutención de la fuerza de trabajo de los esposos e hijos que
se emplean como fuerza de trabajo o en la parcela propia o rentada.

b) Abaratan el costo de la manutención familiar y de los salarios porque una buena parte de la canasta
familiar de alimentos y servicios es producida por ellas, ya que las mujeres directamente producen,
recolectan y transforman gran variedad de productos alimenticios.

c) Son una fuente suplidora de mano de obra barata. De acuerdo a la microregión, las mujeres refugiadas
son empleadas temporalmente en el corte de café, cosecha de cacahuate y otros cultivos comerciales.

Parte de la problemática que viven se deriva de su creciente participación en actividades relacionadas con
la producción en el ámbito de la generación de ingresos, y se estima que la responsabilidad del trabajo
productivo-reproductivo les ha incrementado significativamente las horas de trabajo, por lo que es
indispensable que la planificación de actividades, el acceso al crédito y a la capacitación y cualquier forma
de intervención directa tome en cuenta estas variables.

La calidad de vida de las mujeres rurales en general se ha deteriorado a consecuencia de las políticas de
ajuste estructural. Esto repercute en una disminución del gasto social y la consecuente escasez de servicios.
En el desarraigo y el desplazamiento, se agudiza aún más la situación de pobreza de las mujeres, porque
además de ejecutar el trabajo productivo-reproductivo, también se dedican a suplir servicios (salud,
educación, cargos comunitarios, etc.) bajo una permanente situación de administración de la pobreza.

Usualmente para la definición de políticas de apoyo a las mujeres rurales, esta participación se invisibiliza,
por lo que la distribución de recursos de apoyo a la producción y a la economía para el sector rural,
también arrastran sesgos de género. De este modo únicamente se apoya al sector masculino, dando por
entendido que toda la familia se beneficia mediante un efecto de goteo. Se ha evaluado que en general no
hay una repercusión directa en el ámbito familiar si únicamente se realizan proyectos económicos con los
hombres, y sí se aumenta la brecha de inequidad entre ambos géneros, tanto en el ámbito doméstico como
en el comunitario.

Los proyectos productivos y económicos para las mujeres refugiadas, que no consideran su situación
específica, han terminado con mayores responsabilidades para ellas sin cuestionar su subordinación, pues
agregan mayores cargas de trabajo.

Al no diagnósticar su situación integral, son vistas como receptoras pasivas u objetos de los programas.
Con esto se reproduce la tendencia macroeconómica de utilizar a las mujeres pobres como "colchón" de la
crisis económica y a ser el conducto mediante el cual cubrir las necesidades de las familias de menores
ingresos.

Consideramos que para la formulación de políticas de apoyo a las mujeres refugiadas en su quehacer
económico, deben de considerarse los siguientes aspectos:

• La jornada de trabajo productiva-reproductiva de acuerdo a la divisón sexual del trabajo.


• La situación de las mujeres en cuanto a estado civil, edad, número de hijos, etnia, escolaridad,
alfabetismo, y monolingüismo.
• La inseguridad e inestabilidad respecto al acceso y control sobre fuentes de ingresos.
• Recursos productivos disponibles (trapatio, parcela principal y recursos naturales).
• La necesidad de combinar la operación de los proyectos productivos con el acceso a los servicios
básicos y educación.
• Necesidades específicas de capacitación, asistencia técnica y acceso a recursos .
• Las limitaciones económicas, sociales y de género para su participación en los programas.

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3.- Propósitos y objetivos de programas y proyectos económicos para mujeres refugiadas

El objetivo general de los programas y proyectos económicos para mujeres refugiadas se encamina a que
las mujeres tengan acceso a recursos económicos y productivos en equidad respecto a los varones, y a
construir espacios para lograr cambios en las relaciones de género en perspectiva de empoderamiento de
las mujeres.

Lo anterior supone poner en el centro de las propuestas el que las actividades sean de beneficio de las
mujeres mismas y no solamente para la familia y/o la comunidad.

Los objetivos específicos los podemos definir como sigue:

• Determinar con las mujeres qué tipo de proyectos pueden beneficiarlas en función de su papel en la
sociedad y la posibilidad de integrarse a los proyectos, sin que eso sume mayores cargas de trabajo.
• Integrar sus necesidades específicas de capacitación, organización y recursos productivos, que les
permita transformar su condición de opresión por razones de género.
• En la búsqueda de soluciones durables, considerar el conjunto de las necesidades de las mujeres
desarraigadas como son: generar ingresos, acceder a servicios básicos, vivienda, agua, combustible,
atención médica, educación y tecnología apropiada y apropiable.
• Incluir procesos de diagnóstico y autodiagnóstico para detectar necesidades de capacitación, asesoría
técnica, tecnología y acceso a recursos así como para conocer las cargas de trabajo y las posibilidades
de incorporarse a diversos proyectos.
• Sumarse a la construcción de nuevas identidades y nuevos poderes para las mujeres, mediante prácticas
metodológicas que sustenten el enfoque de género.

4.- Actividades y lecciones aprendidas

Derivado de un procesos de evaluación y autoevaluación con los grupos de mujeres, detectamos que el tipo
de proyecto que usualmente se realizaron con ellas, incluyeron entre otros a los siguientes: ganado bovino,
hortalizas, molinos de nixtamal, granjas de cerdos, costura, talabarterías, artesanías, panaderías,
apicultura y granjas de conejos. En general estos proyectos generaron escasos o nulos ingresos, y no se
atendió técnica y financieramente la participación de las mujeres en la producción principal de granos.

Por otro lado, la mayoría era proyectos colectivos. En muchas ocasiones, la inversión realizada no
correspondió al número de participantes, porque la ganancia mínima se diluyó aún más al repartirla entre
las mujeres del grupo. En general, el acceso a los créditos para las mujeres era bajo respecto a los
hombres, y la recuperación de los créditos en su mayoría no superó al 30% de lo otorgado.

Algunos de los proyectos tuvieron una marcada visión hacia el mercado, sin realizar estudios previos de
factibilidad social y económica, por lo que las mujeres no obtuvieron ingresos en relación a sus
esfuerzos. Estas se enfrentaron al intercambio desigual al incorporarse a un mercado controlado por
acaparadores o grandes productores, así como al encarecimiento de los insumos y los altos costos de
producción.

Los problemas generales que observamos durante el refugio guatemalteco en la implementación de


proyectos productivos con mujeres fueron los siguientes.

Desde lo estructural:

• El deterioro de los recursos naturales


• El intercambio desigual entre el campo y la ciudad
• La falta de acceso a la tierra
• Dificultades para que las mujeres accedan al crédito y lo controlen

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• El modelo de desarrollo basado en la utilización de insumos orientado al mercado versus el
autoconsumo, lo que provoca una pobreza creciente y descapitalización del campo

De las propias mujeres, de relaciones de género y de la organización de los grupos:

• Las mujeres producen pero no tienen poder de decisión sobre los productos obtenidos.
• Falta de autonomía de los grupos de mujeres para implementar y controlar sus proyectos
• Baja organización y cohesión de los grupos para ejecutar proyectos colectivos
• Dificultad para articular lo individual y lo colectivo en la planeación e implementación
• Dificultad para manejar los conflictos y ausencia de liderazgos democráticos entre mujeres

De lo técnico y administrativo:

• Falta de capacitación técnica, contable y administrativa


• Limitado acceso al crédito y en condiciones que no posibilitan la recuperación del mismo cuando se
otorga sin previo diseño de proyecto
• Falta de tecnología apropiada desde la perspectiva de las mujeres
• Tecnología que propicia la dependencia de insumos externos
• Dependencia de los recursos financieros externos
• Falta de rentabilidad económica y social
• Falta de viabilidad técnica
• Falta de autodiagnóstico para la elección de propuestas
• Financiamiento insuficiente para cubrir las necesidades del proyecto

Desde la visión de los promotores e instituciones:

• No concebir el triple trabajo de las mujeres (productivo, reproductivo y comunitario)


• Concebir que los proyectos productivos son la única vía para integrar a las mujeres refugiadas al
desarrollo, versus el potenciamiento del ahorro, la actividad productiva del traspatio y otros
mecanismos de autoayuda.
• El mito de que todos los proyectos tienen que ser colectivos en todas sus etapas
• La orientación al mercado antes que a la autosuficiencia
• Imposición de proyectos prediseñados

Algunas de las lecciones aprendidas mostraron que el impacto de los proyectos debe centrarse primero en
las mujeres y después en la familia. Las mujeres campesinas usualmente buscan acceder a proyectos con la
esperanza de obtener algún beneficio económico y no tanto un beneficio personal, ya sea en conocimientos,
mejoramiento de su autoestima o incremento de su capacidad para tomar decisiones.

Esto se puede mejorar si se incorpora la reflexión de género en el proceso de formulación, seguimiento y


capacitación. Así las mujeres identificarán las diferencias entre los beneficios personales en relación con los
familiares.

Además puede avanzarse si aplicamos metodologías con contenidos de género que incluyan la reflexión
sistemática sobre su situación y condición, aspecto que les permitirá analizar críticamente su realidad y
generar procesos de independencia, autonomía y empoderamiento.

Hemos notado que con su participación en el diseño de proyectos que toman en cuenta los elementos
anteriormente mencionados, las mujeres logran un conjunto de ganancias personales como una mayor
capacidad para tomar decisiones en los grupos y en la familia, la posibilidad de incrementar sus ingresos, o
de ahorrar en dinero o en productos. Estos logros permiten a las mujeres valorarse e incrementar su
autoestima a nivel comunitario y familiar y así avanzar hacia la modificación de estereotipos, ya que al ser
sujetos de atención de los diversos programas, se propicia una valoración comunitara de los roles
económicos de las mujeres.

Es innegable entonces la importancia de atender las necesidades económicas de las mujeres para contribuir

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a modificar su subordinación, mediante su participación en proyectos productivos y económicos que
respalden su contribución a la producción de alimentos.

Por tanto, es necesario construir propuestas integrales a partir de las dificultades y de las necesidades
expresadas por las mujeres, con los siguientes lineamientos:

• Vincular los procesos productivos y económicos con aspectos organizativos, especialmente en lo


referente a la promoción del ahorro en grupo como un mecanismo de cohesión y ayuda mutua, y
articulando el crédito en función de estudios de viabilidad de proyectos.
• La atención productiva al solar a nivel familiar también se debe de integrar a las estrategias de apoyo a
mujeres rurales, centrando la capacitación en agricultura orgánica y en manejo de técnicas sustentables
e integrales.
• Privilegiar en primera instancia la producción para el autoconsumo y gradualmente ir avanzando hacia
la generación de ingresos en la formulación de proyectos económicos.

Las siguientes actividades permiten avanzar en propuestas económicas para mujeres refugiadas:

4.1- El diagnostico y autodiagnostico

El diagnóstico productivo-reproductivo comprende los siguientes niveles de análisis:

a) Características generales de las mujeres refugiadas


b) El trabajo doméstico
c) El trabajo en el solar
d) El trabajo en la producción de granos
e) El trabajo pagado

a) Características de las mujeres

Para ubicar a las mujeres que participan en proyectos productivos y afinar nuestra estrategia, se realizó un
estudio que nos permitió visualizar que solamente una minoría de mujeres estaba siendo atendida por los
proyectos económicos, y que era necesario generar una estrategia más incluyente.

Uno de los resultados que se encontró, fue que las mujeres que participan en los proyectos están unidas o
tienen pareja. Esto se debe principalmente a que el universo de atención se ha centrado en esta población de
mujeres, cuyas edades son variadas, sin embargo, la mayoría se encuentra en edad reproductiva. Llama la
atención que mujeres jóvenes solteras y mujeres viudas, madres solteras o abandonadas no estaban incluídas
en los proyectos productivos.

Esto puede deberse a que siendo este sector de la población quien tiene que ocuparse de la sobrevivencia de
la familia, en ocasiones como único sostén del hogar, estén realizando actividades compensatorias a la
sobrevivencia como puede ser el trabajo asalariado. Si bien la mayoría de mujeres se encuentra en
situación de pobreza, es posible que las mujeres más pobres estén sin una atención de las instituciones
desde el punto de vista económico y productivo. Lo anteriormente mencionado nos deja como reto el
buscar incorporar mediante una metodología y seguimiento específicos, a mujeres en situación de mayor
vulnerabilidad, para que pueda ser mejorada su situación económica y productiva.

CUADRO NO. 1 Estado civil


ESTADO CIVIL No. de Mujeres Porcentaje

CASADA 21 80.77%

M SOLTERA 1 3.85%

SOLTERA 3 11.54%
VIUDA 1 3.85%

6
Suma total : 26
Fuente: Trabajo de campo. Encuesta realizada con 26 mujeres participantes en proyectos productivos.
(Sept. 1997) Bárbara Cadenas y Marcela Laguna.

Se observó la relación de número de hijos, un 42% tiene de 0 a 4 hijos, mientras que el 58% se ubica en
más de 4 hijos.

CUADRO NO. 2. NÚMERO DE HIJOS


No de Hijos No. de Mujeres Porcentaje
0
3 11.54%
2 4 15.38%
3 3 11.54%
4 1 3.85%
5 3 11.54%
6 4 15.38%
7 3 11.54%
10 3 11.54%
11 1 3.85%
1 3.85%
Fuente: Encuesta realizada a mujeres participantes en proyectos productivos (Sept. 1997). Bárbara
Cadenas y Marcela Laguna.

Lo anterior permite mostrar que la mayoría de mujeres tiene dobles o triples cargas de trabajo porque son
todavía muchos hijos los que hay que atender, incrementando la presión sobre su tiempo. Es muy poca la
participación de los hombres y de los hijos e hijas en el trabajo reproductivo, confinando a las hijas en
apoyo a las labores domésticas en los momentos en que las mujeres tienen que salir a capacitaciones, o a
atender la actividad productiva. Sin embargo, la mayoría de las mujeres tiene que realizar el esfuerzo de
hacer su trabajo en el proyecto productivo, llevando a los hijos e hijas más pequeñas con ellas.

b) El trabajo doméstico

Como se había mencionado, las jornadas de trabajo de las mujeres refugiadas suelen ser muy prolongadas.
Resultado de diversos talleres de autodiagnóstico con mujeres, detectamos que las mujeres gastan energía
equivalente a más de 18 horas diarias de trabajo, considerando que muchas de sus actividades las realizan
simultáneamente y que necesitarían hasta 28 horas al día para realizar su trabajo doméstico invisible.

Esto nos permite afinar nuestras estrategias, ya que usualmente no se consideran las cargas de trabajo
para el diseño y la formulación de proyectos para mujeres. Los resultados se muestran en el siguiente
cuadro:

CUADRO NO. 3. UN DIA DE TRABAJO EN LA CASA


ACTIVIDAD HOMBRE MUJER NIÑAS NIÑOS OTRAS
MUJERES
Hacer tortilla 0 4 4 0 4
Mantener el fuego .5 1 1 0 1
Lavar ropa 0 2 1 0 2
limpiar casa 0 1 .5 .5 .5
leñar 1 1 1 0 1
acarrear agua .5 2 .5 1 1
cocinar 0 2 .5 0 2
llevar comida 0 1.5 - 1 0

7
atender niños 1 12 3 0 1
costurar 0 1 0 0 1
cuidar enfermos .5 1 .5 0 1
TOTAL 3.5 28 12 2.5 14.5
HORAS
FUENTE: Talleres de Autodiagnóstico con mujeres refugiadas guatemaltecas en el estado de Chiapas.

c) El trabajo en el solar

La participación de las mujeres en actividades de traspatio o solar, ha sido crecientemente reconocida por
las diversas instituciones que apoyan a las mujeres en el ámbito de la producción. La estrategia de apoyo a
las actividades del solar, se ha convertido en un eje de trabajo para favorecer las condiciones en que las
mujeres realizan sus actividades, buscando mediante la capacitación, acceso a tecnología, semilla, crédito,
donación o fondo revolvente, visibilizar este esfuerzo y convertirlo en un factor de empoderamiento
personal para las mujeres que participan.

La importancia del solar puede observarse por la cantidad y calidad de alimentos que las mujeres
producen, generalmente en condiciones de baja tecnología y poca disponibilidad de capital. No obstante,
este espacio representa un potencial de autoconsumo y generación de ingresos sumamente importante,
especialmente en épocas en que el trabajo remunerado es escaso en las regiones. En el cuadro siguiente se
puede observar que las mujeres crían diveras especies menores, de las cuales, un porcentaje importante es
dedicado al autoconsumo, siendo un aspecto sumamente importante para la sobrevivencia de la familia.
Como dijera una de ellas:

“Además de lo que hacemos adentro de la casa, está el traspatio, tenemos que ir a traer el agua con
burro, viniendo nos ponemos a arreglar las hortalizas. Al medio día también encerramos a los
animalitos y les damos de comer. A veces tenemos que caminar bastante. Varias cosas tenemos que
repetir. Muchas cosas salen del patio y no nos damos cuenta.”

CUADRO NO. 4. PRODUCCIÓN ANIMAL EN EL SOLAR.

ESPECIE TOTAL FRECUENCIA

BURROS 7 1.3%
CABALLO 11 2.1%
CABRAS 1 0.2%
CERDOS 34 6.4%
CONEJOS 15 2.8%
GUAJOLOTES 10 1.9%
PATOS 1 0.2%
POLLOS 448 84.5%
VACAS 3 0.6%

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FUENTE: Trabajo de campo. Encuesta realizada a 26 mujeres participantes en proyectos productivos


(Sept. 1997). Bárbara Cadenas y Marcela Laguna.

En el cuadro anterior sobresale que la crianza de pollos es una actividad fundamental de las mujeres y que
podría diversificarse con otras especies menores, ya que un 84% representó la crianza de aves criollas. En
la mayoría de los casos, la explotación de aves se realiza en condiciones de baja tecnología, nula o escasa
prevención de enfermedades y sin protección adecuada. Por tanto, esta actividad tiene un potencial de
mejoramiento, una vez que puedan introducirse pequeñas mejoras en el solar, tal como la presencia de
cercas o mallas y la prevención de enfermedades.

En relación al destino de los animales de traspatio, se detectó que en el caso de los cerdos, la mayoría es

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dedicada a la venta, mientras que las aves se destinan primordialmente al autoconsumo. El caso de los
cerdos es controversial, ya que en general se ha encontrado que la producción de cerdo no es rentable, sin
embargo, un alto porcentaje de mujeres cría esta especie en su solar, para lo cual se tendría que contar con
técnicas alternativas que a la vez que mejoren la producción, abaraten los costos, específicamente en lo que
a alimentación se refiere. En este sentido, es urgente una estrategia técnica para el manejo de cerdos de
traspatio y pensar si habría que eliminar la introducción de granjas de cerdo mejorado para mujeres o bien,
que antes de introducir nuevas especies y formas de explotación animal, se realicen rigurosos estudios de
factibilidad social, técnica y financiera. Esto es debido al fracaso de la mayoría de este tipo de proyectos
por su inviabilidad económica y social y por prolongar la jornada de trabajo de las mujeres, no solo en el
trabajo en sí de la granja, sino también por el desplazamiento que implica para las mujeres. A
continuación se presenta la información respecto al destino de los animales en el traspatio.

CUADRO NO. 5 DESTINO DE LOS ANIMALES

TIPO DE ANIMAL Número de Animales Venta Autoconsumo o uso familiar

CABRAS 1 1
CERDOS 16 14 2
CONEJOS 4 4
GUAJOLOTES 2 2
PATOS 1 1
POLLOS 23 1 22
VACAS 1 1
total 59 16 43

Fuente: Trabajo de Campo. Encuesta realizada a 26 mujeres participantes en proyectos productivos (Sept.
1997). Bárbara Cadenas y Marcela Laguna.

“Los trabajos que nosotras realizamos en el patio, son siembras que hacemos. Metemos ahí a nuestros
pollos. Aseamos los corrales, regamos las plantillas “.

El trabajo que las mujeres realizan en su traspatio es de carácter permanente y tiene mayor importancia en
el tiempo de escasez de trabajo asalariado o bien, de escasez de alimentos, ya que la mayoría de los
productos del traspatio es de autoconsumo.

Como se notó arriba, el cerdo constituye una estrategia de generación de ingresos, pero no se cuantifica el
tiempo de trabajo que se destina al cuidado de los animales, ni el consumo de maíz que suele ser elevado
en razas mejoradas.

En en un encuentro de mujeres productoras, se encontró que durante toda la semana las mujeres destinan
por lo menos entre 1 y 2 horas diarias al traspatio durante todos los días de la semana, como se puede
observar en el siguiente cuadro.

CUADRO NO. 6. NUESTRA SEMANA EN EL TRASPATIO


DIA AL AMANECER MEDIODIA
lunes soltar los animales limpiar los corrales meter los animales
darles su alimento traerles agua, regar darles de comer
las plantillas
martes * * *
miércoles * * *
jueves * * *
viernes * * *
sábado * * *
domingo * * *

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Fuente: Encuentros de mujeres productoras

d) El trabajo en la producción de granos básicos

Otro de los ámbitos en que las mujeres refugiadas tienen una activa participación laboral, es en la
producción de granos básicos en la parcela rentada, prestada o a nombre de los hijos. La importancia de la
participación de las mujeres en la producción de granos básicos ha sido escasamente estudiada. Datos
preliminares demuestran que en general, su fuerza de trabajo representa desde un 20 hasta un 30% de los
jornales familiares empleados en la milpa, como se observa en el
siguiente cuadro.

CUADRO. NO. 7 LA SIEMBRA DE MAIZ Y FRIJOL


JORNALES MUJER % HOMBRE % NIÑOS Y NIÑAS
Preparar la tierra 10 80 10
Siembra 30 30 40
Fumigar 30 70 0
Limpiar 30 30 40
Fertilizar 20 60 20
Doblar 25 (mano) 50 (machete) 25
Tapizcar 25 25 50
Acarreo 20 60 20
Desgrane y selección de 60 0 40
semilla
majado y almacenamiento 25 25 50
25 50 25
prensado de mazorca 20 60 20
Trabajo con frijol 80 5 15
Totales MILPA 26% 45% 29%
Totales 80% 5% 15%
FRIJOL

Fuente: Talleres de diagnóstico y autodiagnóstico con población refugiada y técnicos de México y


Guatemala.

Las principales labores que las mujeres realizan son el abonado, el desgrane, la fumigación (acarreando
agua para la bomba), el deshierbe, la selección de semilla, la tapizca y la siembra. Sin embargo, en
intensidad, es el desgrane, el que más trabajo ocupa de las mujeres, actividad que al estar asociada a la
elaboración de tortilla, no es considerada como un trabajo productivo. El desgrane se realiza manualmente y
durante todos los días. Por tanto, esta actividad podría ser facilitada mediante la introducción de
desgranadoras mecánicas por campamento. El nivel de intensificación del trabajo de las mujeres en la milpa
depende de un conjunto de factores como la microregión, la situación económica de la familia, la etnia y el
estado civil.

Este tipo de diagnóstico nos permite formular con mayor precisión los contenidos de los programas de
capacitación en función de quien realiza las diferentes actividades en la milpa. En el siguiente cuadro se
analiza la participación de las mujeres en las distintas labores culturales.

CUADRO NO. 8 TIPO DE LABORES DE CULTIVO Y JORNALES DE LAS MUJERES.


TIPOLABOR No. de Mujeres Promedio de jornales al año

10
ABONAR 15 2.60
ACAHUALEO 5 3.80
(Limpia de terreno)
DESGRANE 14 39.50
DOBLAR 5 6.20
FUMIGAR 16 2.88
LIMPIA
(Deshierbe) 6 6.00
QUEMA 5 2.00
SELECCION 9 2.33
SIEMBRA 4 4.50
TAPIZCA
(Cosecha) 14 4.50
74.31
FUENTE: Trabajo de Campo. Encuesta realizada con 26 mujeres participantes en proyectos productivos
(Sept. 1997). Bárbara Cadenas y Marcela Laguna.

Sobre la toma de decisiones respecto al producto del trabajo, las mujeres comentan:

“Participamos en la cosecha, y el hombre decide el dinero y la venta. Y si no nos da para la ropa,


nosotros lo utilizamos para la medicina pues de los niños. Pues qué pasa en una comunidad: los
hombres discuten y toman acuerdos, y nosotras no pedimos la palabra y no hablamos, y nos metemos
en un rincón de oyentes. Y esa no es una participación, nosotras pues debemos entender que somos
parte de la familia y en las tomas de decisiones. Es la educación que nos dieron desde que nacimos; si
es varón hay que matar a una gallina para darle a la mamá. Vamos a la escuela y es igual, el hombre
es diferente a la mujer. ¿Cómo pensamos cambiar esta situación? El trabajo de la casa no se ve, en el
campo y en el traspatio tampoco se valora; que da alimento y producción para la familia y la
comunidad. De plano es importante que desde la familia empecemos a cambiar pues, que las mismas
mujeres valoricemos nuestro trabajo y lo que somos nosotras, y entonces pues participar.”

e) El trabajo pagado

El papel económico de las mujeres también puede ser visibilizado si investigamos los tipos de empleo
remunerados en que las mujeres participan, realizando con ésto la llamada “jornada redonda”. Como
puede observarse en el siguiente cuadro, un 70% de las mujeres de la muestra ha realizado algún trabajo
que le generó un ingreso.

Las principales actividades que provéen un ingreso estacional o esporádico a las mujeres son el corte del
café, los jornales en la milpa y el trabajo en el vivero. Llama la atención que el jornal peor pagado se ubica
en el corte de café, el cual generalmente es a destajo. Asimismo llama la atención que un alto porcentaje
de mujeres ha obtenido ingresos mediante el trabajo en los viveros, lo cual demuestra la importancia del
proyecto de trabajo asalariado COMAR-ACNUR y de la política de cuotas de participación por género que
se ha establecido en los últimos años. También cabe decir que es el trabajo del vivero el mejor remunerado
(por ser el salario mínimo) y que emplea considerablemente mayor número de jornales al año.

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CUADRO NO. 9. TRABAJO REMUNERADO
Número y Precio de Jornales en que se emplean las mujeres

TRABAJO REMUNERADO Jornales al año Precio del jornal

CAFE
4 12
24 10
28
(15.22%)

MAIZ 15 20
(8.15%)

VIVERO 12 19
12 19
18 22
18 22
18 22
18 22
45 19
141
(76.63%)
Fuente: Trabajo de campo. Encuesta realizada a 26 mujeres participantes en proyectos productivos
(Sept.1997). Bárbara Cadenas y Marcela Laguna.

Sobre el trabajo remunerado, en el Encuentro de Mujeres Productoras se expresó lo siguiente:

“Ocupamos nuestro tiempo para trabajar. En el mes de febrero y marzo cortamos jocote, se levanta el
cacahuate a veces en los campos. A veces en las casas nos dicen que vayamos a planchar ó lavar y nos
pagan, y solo eso es valorado, y lo demás que hacemos en casa no es valorado. Ya las mujeres apoyan a
los hombres cuando van a sembrar, acarreando agua. A veces los hombres pues no reconocen nuestro
trabajo, no lo valorizan. ".

f) El trabajo comunitario

Aunado a los trabajos anteriores, la participación social y comunitaria, requisito para acceder a servicios de
salud, saneamiento ambiental, asistencia alimentaria y trabajo asalariado, se resienten por las mujeres en
duras y excesivas jornadas de trabajo para compensar el peso de una economía deteriorada.

5.- Formulación de propuestas sobre la base de los diagnósticos y autodiagnósticos

El diagnóstico de los proyectos productivos impulsados con las mujeres nos permitió concluir que el diseño
de una estrategia económica con perspectiva de género tendría que considerar los siguientes componentes:

-Involucrar la metodología de los autodiagnósticos productivos-reproductivos para conocer la situación


integral de las mujeres en todo el ciclo económico de sus diversas actividades.

-Diseñar proyectos que contemplen e integren la promoción del ahorro en grupo, el abasto, el consumo, y
la reactivación de la actividad productiva en que las mujeres tengan un papel fundamental, así como el
acceso al microcrédito y a la capacitación con elementos de género.

En el refugio guatemalteco, a través de un programa piloto, pudimos observar que la educación y la

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organización para el ahorro son elementos indispensables en una estrategia de fortalecimiento de la
economía de las familias y comunidades refugiadas, especialmente para las mujeres, ya que el manejo de
los recursos que ellas mismas generan les permite incrementar su visibilidad comunitaria y acceder a la
toma de decisiones en la familia y la comunidad.

5.1.- Articulación del ahorro y del crédito

Usualmente los programas de asistencia y desarrollo no incluyen la articulación entre recursos internos y
recursos externos dentro de sus estrategias. En base a la experiencia en Chiapas, consideramos que ambos
elementos tienen que interactuar para solventar de manera más integral las necesidades de la población
refugiada, especialmente de las mujeres. Implica un proceso de transición y ruptura del asistencialismo
hacia la autosuficiencia.

La estrategia de incorporar procesos de ahorro en grupos y entre comunidades, permite que las propias
mujeres valoren los recursos que ellas generan mediante su trabajo visible e invisible; además permite que
tengan mayor poder de negociación. Al mismo tiempo de que se capacitan, tienen posibilidad de acceder
a préstamos provenientes de su ahorro para situaciones de emergencia o micro-proyectos, y a organizarse
en torno a su propio dinero.

Este aspecto tiene un elemento de reeducación, ya que el fomentar que las mujeres manejen dinero,
trastoca los roles tradicionales de las mujeres. Sin embargo, el empoderamiento de las mujeres no es
automático al manejo de recursos, sino que ésto supone trabajar explícitamente con las mujeres la reflexión
sistemática de su situación de subordinación y las formas en que el ahorro grupal les permitirá superarla.

5.2.- Componentes del ahorro

La estrategia de educación para el ahorro y el consumo tiene como base los siguientes componentes:

a) Eje económico. En tanto las mujeres y las comunidades están inmersas en una economía
monetarizada, el ahorro en dinero es una forma de conservar sus recursos y frenar la pérdida de la
riqueza que produce su trabajo, provocando su descapitalización.

b) Eje organizativo. El ahorro en colectivo es un proceso organizativo que permite el desarrollo de


liderazgos y la toma de decisiones a nivel grupal; además facilita los procesos de comunicación y
capacitación. Es un instrumento para analizar los problemas específicos de las mujeres.

c) Eje educativo y de capacitación. El ahorro en grupo es un instrumento educativo en sí mismo, ademá de


que se aprovecha el espacio y tiempo del ahorro para prepararse teóricamente y fortalecer la participación
de las mujeres. En este espacio se suman esfuerzos para desarrollar habilidades técnicas, administrativas y
organizativas que contribuyen a su empoderamiento.

5.3-. Objetivos específicos de un proceso de ahorro grupal con mujeres refugiadas:

Lograr que las mujeres integren una visión de su quehacer económico.


Disminuir el intercambio desigual entre el campo y la ciudad, conservar los recursos y formar circuitos de
capital en la comunidad.
Fortalecer la capacidad económica de las mujeres para emprender procesos de desarrollo sustentables y no
dependientes.
Promover y revalorar formas de ayuda mutua entre mujeres.
Visibilizar el trabajo de las mujeres.
Fomentar el hábito del ahorro frecuente.
Fortalecer la participación crítica y la autonomía de las mujeres.
Crear las condiciones para que las mujeres cuenten con fondos propios para resolver emergencias a través
de préstamos internos.
Reaprender a trabajar en grupo y resolver problemas comunes.
Impulsar espacios propios de las mujeres para reunirse, aprender, conocer otras mujeres y convivir.

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5.4.- El crédito y el microcrédito

Como otra parte fundamental de una estrategia económica para población refugiada, consideramos que el
acceso al crédito para las mujeres es un asunto de equidad económica y social, considerando la
descapitalización en que han vivido. Este componente, junto con el ahorro, tendrá que articularse en una
propuesta integral en la que ambos componentes tiendan a reahabilitar, potenciar y transformar la base
económica y productiva de las mujeres refugiadas.

Los criterios que proponemos para la formulación de proyectos a ser apoyados con el crédito productivo,
así como para el acceso al mismo son:

Asegurar que las mujeres solicitantes de crédito participen en grupos de ahorro y cuenten con porcentajes
de ahorro respecto del crédito solicitado, para transformar las relaciones de dependencia entre el capital
interno y el externo.
Diseñar participativamente los proyectos a los que será aplicado el crédito, con elementos claros sobre el
control de la administración del proyecto por parte de las mujeres.
Detectar las actividades productivas que las mujeres realizan y apoyarlas, antes de introducir nuevos
proyectos que probablemente resulten una carga adicional para ellas, requieran mayor inversión y por
tanto, impliquen mayor probabilidad de fracaso técnico y económico.
Definir proyectos ecológica, económica, tecnica y organizativamente sustentables.
Disminuir los insumos externos.
Diversificar la producción.
Privilegiar el autoconsumo frente al mercado.
Buscar que los proyectos destinados al mercado tengan ganancias concretas para las mujeres.
Buscar distribuir el poder entre todo el grupo a través del conocimiento para todas las mujeres.
Potencializar colectivamente al grupo.
Fortalecer la organización de los grupos.
Asegurar capacitación práctica y durante toda la implementación del proyecto, no sólo al inicio.
Incluir capacitación agroecológica.
Intensificar el seguimiento para evitar que los hombres pretendan incidir en las decisiones y para que las
mujeres se apropien de la administración y toma de decisiones.
Trabajar el enfoque de género con hombres y mujeres sobre responsabilidades en la casa y toma de
decisiones familiares y comunitarias.
Buscar mecanismos para que las mujeres visibilicen sus conocimientos en la comunidad y con ésto
fortalecerlas.
Valorar las habilidades técnicas de las mujeres e introducir pequeños elementos adicionales para
posibilitar la independencia de productos químicos.

6.- INDICADORES

6.1.- PROYECTOS PRODUCTIVOS

Incremento de alimentos para el consumo familiar (producción, compra, cambio, recolección - animal y
vegetal).
Tipo de alimentos que se lograron producir y que no se producían.
Mejoramiento de la alimentación de las mujeres.
Diversificación de la producción.
Tipo de tecnologías apropiadas asumidas.
Número y porcentaje de proyectos generados mediante auto-diagnósticos productivos-reproductivos.
Número de estudios de oferta real y potencial elaborados, proyección de costos de producción, precios de
venta y ganancia en proyectos para el mercado.
Tipo de habilidades productivas de las mujeres que se consideraron para el proyecto.
Incremento del ingreso económico y obtención de ganancias económicas en proyectos productivos.
Disminución de horas de trabajo para las mujeres.
Ampliación del tipo de actividades apoyadas por los hombres y demás integrantes de la familia.

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6.2- AHORRO

Adecuación de los mecanismos de ahorro de las mujeres.


Formación o surgimiento de nuevos grupos de ahorro.
Número de mujeres participantes en los grupos de ahorro.
Permanencia y número de participantes en los grupos de ahorro.
Número de préstamos dados y el uso de los mismos.
Préstamos a proyectos productivos autofinanciados con el ahorro.
Número de mujeres jefas de familia en los grupos de ahorro (mayor o menor en proporción).
Mayor participación y aporte de los miembros de la familia en facilitar el trabajo de las mujeres.
Distribución de beneficios, de acuerdo a los aportes y compromisos.
Socialización de la toma de decisiones en los grupos de ahorro y la comunidad.
Solicitudes e ideas de proyectos surgidas de los grupos.
Incremento de mecanismos de ahorro, acopio y resguardo de alimentos.
Disminución de consumo de productos chatarra.
Aumento del ahorro en dinero o en especie.
Apropiación por parte de las mujeres, de la organización de su tiempo.
Realización de actividades sin la presencia de asesores.
Uso racional de recursos locales en la ejecución de los proyectos.
Disminución en la compra indiscriminada de insumos externos.
Generación de tecnología apropiada o alternativa a la región.
Compras colectivas o tiendas comunitarias.
Organización para la venta de productos.
Vinculación con otros grupos.

6.3.- ORGANIZATIVOS

Elaboración de documentos de proyectos, por las mujeres mismas.


Utilización y manejo de los formatos de seguimiento a los proyectos implementados.
Solución de problemas enfrentados durante la ejecución de proyectos o al interior de los grupos.
Presencia de miembros de grupos de ahorro en los espacios de decisión y representación grupal y
comunitaria.
Número de mujeres que opinan y deciden.
Tipo de decisiones tomadas colectivamente.
Participación de las mujeres en gestiones y/o capacitación fuera de la comunidad.
Número y tipo de actividades concretas realizadas para propiciar la relación y el intercambio de
experiencias con otros grupos y con las organizaciones de mujeres.
Liderazgo compartido.
Nivel de cohesión o desintegración.
Deserción de las mujeres en los grupos.
Obstáculos que se superan para promover la organización de las mujeres.
Fortalecimiento de grupos, organizaciones de mujeres formales e informales, tradicionales y nuevas.
Fortalecimiento de las relaciones con organizaciones similares, con organizaciones de la comunidad y con
organizaciones regionales.
Nivel de conciencia de las mujeres respecto a la organización como un medio para incrementar su poder de
negociación y solucionar necesidades prácticas y estratégicas.

6.4.- EMPODERAMIENTO

Tipo de habilidades desarrolladas por las mujeres.


Tipo de decisiones que toman en el grupo, en la familia y en la comunidad.
Incremento de la capacidad de negociación y gestión.
Mejoramiento de la salud personal.
Incremento de la autovaloración personal.
Nivel de conciencia crítica de su subordinación.
Incremento en el acceso y control de recursos.

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Incremento del poder de negociación sobre el ingreso, el ahorro y la producción.
Incremento de la visibilidad económica del quehacer productivo y reproductivo de las mujeres.
Reconocimiento de la importancia de la organización y espacios entre mujeres.
Identificación de necesidades resueltas por el proyecto y capacidad de evaluación y planeación.
Cambios en la división sexual del trabajo.
Número y porcentaje de mujeres beneficiadas de los estratos más pobres.
Fortalecimiento y potenciación del rol económico de las mujeres.
Capacidad de negociación con instituciones, sobre objetivos y métodos de intervención.

7.- Instituciones Especializadas

-Asociación de Empresarias Mexicanas, A.C. (ADEM)


Calle Flores Magón No. 1145, Colonia Zaragoza, Veracruz, Veracruz 91910
Tel. (29) 37-20-97

-Asociación Ecologista Viva Natura, A. C.


Calle Reforma No. 140, Col. Morelos, Uruapan, Michoacán
Tel. (452) 412-43

-CADHAL
Calle Espinoza Oriente No. 851, Monterrey, Nuevo León 64000
Tel. (8) 343-25-30

-Centro de Apoyo al Movimiento Popular de Occidente, A. C. (CAMPO)


Calle Ramos Millán No. 871, Sector Hidalgo, Guadalajara, Jalisco 44280
Tel. (3) 826-75-29

-Centro de Capacitación en Ecología y Salud para Campesinos (CCESC)


Apartado Postal 241, Calle Cinco de Mayo No. 21, Barrio de Mexicanos, San Cristóbal de Las Casas,
Chiapas
Tel. (967) 400-79, 806-97

-CECISOL, A. C.
Calle Monte Albán No. 507, Colonia Narvarte, México, D.F. 03020
Tel. (5) 672-98-91

-Centro de Estudios para el Desarrollo Rural, A. C. (CESDER)


Apartado Postal 47, Colonia Contla, Tlatlauquitepec, Puebla 73900
Tel. (23) 18-03-21

-Centro de Estudios Sociales y Ecológicos, A. C. (CESE)


Calle Narvarte No. 50., Colonia México, Morelia, Michoacán 61600
Tel. (434) 233-68

-Chi’iltak, A. C.
Calle Flavio A. Paniagua No. 20-B, Barrio del Cerrillo, San Cristobal de Las Casas, Chiapas 29220
Tel. (967) 838-68

-Desarrollo Sustentable para la Mujer y la Niñez, A. C. (DESMUNI)


5ª Calle Norte Poniente No. 101, Comitán, Chiapas
Tel. (963) 20838

-Grupo de Estudios Ambientales, A. C. (GEA)


Calle cerrada de Tochtli No. 10, Colonia Santo Domingo de los Reyes
México, D.F. 04360

16
Tel. (5) 619-09-35

8.- Bibliografia

Aranda Bezaury, Josefina (Comp.), Las mujeres en el campo. México, Universidad Autónoma Benito
Juárez de Oaxaca.

----------------------, “Políticas públicas y las mujeres campesinas en México”. Trabajo presentado en el


Seminario de Antropología de la Mujer. CICAE/El Colegio de México, mayo 1990.

Arizpe, Lourdes y Botey, Carlota, “Las políticas de desarrollo agrario y su impacto sobre la mujer
campesina en México”, en León, Magdalena y Deere, Carmen Diana de. La Mujer y la Política
Agraria en América Latina. Bogotá, Editorial Siglo XXI, 1986. pp. 133-149.

Batliwala, Srilatha, Empoderamiento de las mujeres en Asia del Sur: Conceptos y prácticas, traducción de
J. H. Bain. 2o borrador. Roma, FAO, El Departamento de Educación para Adultos del Pacífico
Asiático del Sur y por la Campaña Liberación del Hambre/Acción para el Desarrollo, 1993.

Bartra Roger, “Teoría del Valor y la Economía Campesina: Invitación a las lecturas de Chayanov”, Revista
Mexicana de Comercio Exterior, Vol. 25, No. 5, mayo 1975. pp. 517-524.

Calva, José Luis, Crisis agrícola y alimentaria en México 1982-1988. México, Fontamara, 1988.

Campillo, Fabiola, “Sesgos de género en políticas públicas para el mundo rural”. Ponencia en el IV
Congreso Latinoamericano de Sociología Rural. Santiago de Chile, 1994.

Campaña, Pilar y Lago, Soledad, “....Y las mujeres también trabajan”, Resultados de Investigaciones, No.
10, Santiago de Chile, Grupo de Investigaciones Agrarias, 1984.

Costa Leonardo, Nuria (Coord), La mujer rural en México. Cuaderno No. 7. Situación de la mujer en
México: Aspectos Económicos. México, Comité Nacional Coordinador para la IV Conferencia
Mundial sobre la Mujer: Acción para la igualdad, el desarrollo y la paz, 1995.

Moser, Caroline, “La planificación de género en el tercer mundo: Enfrentando las necesidades prácticas y
estratégicas de género”, en Guzmán, V. y Portocarrero, P. (Comps.), Una nueva lectura: Género
en el desarrollo. Lima, Perú, 1991.

Zapata Martelo, Emma y Cañada M., Rocío, “La mujer y las políticas públicas: Una negación a su
condición de género”, en Navarro, et. al (Coord.), Enfoques y perspectivas en el desarrollo rural.
México, CEDERU, Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas, 1991.

Zapata Martelo, Emma, González Mercado, Marta y López Arellano, Blanca, Mujeres rurales ante el
nuevo milenio. México, CEDERU, Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas, 1995.

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