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PROPÓSITOS PSICOLÓGICOS
Libro XXX
La Sabiduría de Mahoma
La Sabiduría de Mahoma
INTRODUCCIÓN
sol del jueves 15 de Julio del año 622, día en que Mahoma salió de la Meca para
ir a Medina. La Hégira está compuesta por el año lunar de 354 días,
intercalando uno de 355 días cada 30 años.
La disciplina consiste en 5 mandamientos: 6
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La Sabiduría de Mahoma
es el otro (el “Ángel” que es el “mí” divino y su otro “mí”, MISIONADO sobre
tierra) cuando ellos se unen en el mundo de la Presencia Imaginativa?
La narración que hace el visionario a su confidente en ese orden, es la 9
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La Sabiduría de Mahoma
Subhân a’llah
(Gloria a Dios.)
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La Sabiduría de Mahoma
LA SABIDURÍA DE MAHOMA
ello que el acto creador (al-amr) comienza con él, en tanto que prototipo
permanente, y termina con él, ya que en su existencia terrestre él fue el “sello”
(Khâtim) de todos los Profetas.” Se le llama “Sello de los profetas” porque no ha
habido más profetas después de él, hasta el final del ciclo presente de la
Humanidad. Ese papel de “sello” implica la síntesis, ya que el mensaje de
Mahoma resume y confirma los mensajes de los profetas precedentes. Por su
realidad espiritual, o sea “interior”, Mahoma se identifica necesariamente con
el Verbo Eterno; mientras que por su papel cíclico, la manifestación terrestre
del Verbo “termina” con él. Esa polaridad de los dos aspectos principial y
temporal del Profeta se sitúa en una “dimensión” cósmica diferente de aquella
de los dos “descensos” del Cristo, de los cuales el primero anunció el final del
ciclo presente de la Humanidad, mientras que el segundo abre el ciclo futuro.
En lo que concierne a la esencia de su sabiduría que es “singularidad”, es 15
preciso agregar que el primer número “singular” del que derivan todos los
otros, es ternario, por cuanto la unidad no se considera un número. La palabra
Fard significa “singular” y a la vez “impar”; así, el primer impar con que
comienza la serie de los números es el número tres, como lo hemos explicado
ya en “El Misterio de los Números” (Propósito Psicológico. Nº III). El primer
ternario metafísico es aquel del Conocedor (al-Aqil), de lo Conocido (Al-
Maqûl) y del Conocimiento (al-Aql); el primer ternario cósmico es aquel del
Cálamo (la esencia activa), de la Mesa guardada (la sustancia pasiva) y del
Libro universal (su producto común).
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La Sabiduría de Mahoma
recibió las “palabras universales” que contienen los nombres que Dios enseñó
a Adán. También se ha dicho que él tenía la naturaleza triple del símbolo
porque él mismo era en realidad un símbolo. El símbolo comporta una esencia,
una forma aparente y aquello que une ésta a aquella, de manera que la
significación lógica del símbolo coincide con la esencia ontológica del Profeta.
El hombre en su constitución natural está compuesto por los cuatro 18
puede vitalizar al cuerpo físico, de manera que un Maestro puede reunir así su
“aura” a su “Atma”. Es en cierto modo el Elías-Artista” de los Rosa-Cruces, el
“Emeth” de los hebreos, el hallazgo del “Fuego elementario” de los ocultistas.
En fin, es el “El-Tâam”, que quiere decir “el alimento”, aquella substancia vital
capaz de alimentar al buscador. Más que una aspiración y aún más que una
inspiración, es un don; es quizás incluso el maná de los hebreos en el desierto,
pero comprendido en el sentido espiritual.
Al contrario de numerosas religiones que condenan el acto de la carne, los 21
templo que es el cuerpo humano, de la misma manera que “Dios dispone del
orden que va del cielo a la tierra” (es decir, del grado supremo de la existencia
al grado más bajo, pues la tierra está en la base de la jerarquía de los
elementos)”. Esa declaración hecha en el Corán (XXXII-4) resume las viejas
concepciones mágicas que dicen que la tierra es el más inferior de los
elementos.
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Todo eso lo habían enseñado ya los Sabios de la India y del Tíbet en sus
lecciones sobre el sistema Yoga en el cual el elemento “tierra” es atribuido al
Chakra Muladhara, el Centro vital del plexo sexual, definido textualmente como
“Base de la Columna” o soporte raíz del Sushumna. El elemento “agua” se
simboliza en el Chakra denominado Svadhisthana. El elemento “fuego” en el
Chakra llamado Manipura, que está situado un poco más arriba que el anterior,
en el meridiano hígado-bazo y en relación con el plexo solar. En fin, el
elemento “aire” está situado en Anahata, el chakra que corresponde al plexo
cardíaco. Vemos, pues, que cada uno de los 4 elementos de la antigua física
está dispuesto en un “centro” respectivo. En cuanto a los otros chakras o
“centros de fuerza” del hombre, están simbolizados por los elementos
llamados supra-naturales, como el “Aeter” para el chakra Viccudha (emanación
de la tiroides), el “plano mental” para el Agna-Chakra (emanación de la
pituitaria) y el grado de la “Conciencia Universal” para el “Loto de los mil
pétalos”, el Chakra que da paso al Brahma-Rundra (Abertura Divina), el
Sahasrara Padma, emanación de la glándula pineal.
Mahoma debía amar a las mujeres a causa de la perfecta contemplación de 25
Dios en ellas 5, como acabamos de verlo. Pero a esto es preciso agregar que la
5 Mahoma habla de las mujeres en plural: annisâ, palabra que carece de una forma singular
correspondiente. Él dice: “tres cosas de vuestro mundo me fueron dadas dignas de amor: las
mujeres, los perfumes y la oración”. El término empleado es propiamente “las mujeres” (an-
nisâ) y no “la” mujer (al-mar’ah) lo cual alude al hecho de que las mujeres ocupan un rango
ontológico posterior al suyo, ya que, en efecto, la raíz de la palabra nisâ significa venir más
tarde o ser el último. Ahora bien, el Profeta amó a las mujeres precisamente en razón de su
rango ontológico y en tanto constituyen el receptáculo pasivo de su acto, por cuanto ellas se
sitúan en relación con él como la Naturaleza universal en relación con Dios. Es justamente
de la Naturaleza universal que Dios, por una proyección de Su voluntad y por el
Mandamiento (el Acto) divino, hace brotar las formas del mundo. Ese Acto se manifiesta
como acto sexual en el mundo de las formas constituidas por los elementos, como voluntad
espiritual en el mundo de los espíritus de luz, y como conclusión lógica en el orden
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discursivo, todo lo cual no es sino el Acto de Amor reflejándose en cada uno de los aspectos
del ternario primordial.
6Es, literalmente, la “existenciación” (takwîn) que se refiere a los “expiros” (anfâs) de la
Misericordia divina que “dilata” (naffasa) las posibilidades susceptibles de existencia.
7 Según la palabra del Profeta: “Decid de mi: el servidor de Dios y Su enviado, para que
vosotros no caigáis en la exageración que las gentes manifiestan con respecto a mi hermano
Jesús.”
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partir de los arquetipos. Es porque el perfume le fue dado digno de amor, que
el Profeta lo mencionó después de las mujeres.
Al seguir el orden que va de las mujeres a los perfumes y a la oración, el 28
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constituyen los gestos del fiel en la oración, y que reproducen las tendencias
naturales de las tres categorías de seres orgánicos, son principalmente tres: el
movimiento creador descendente que, por decirlo así, se aleja del Principio
para establecer los fundamentos del universo; enseguida, el movimiento
creador ascendente, que abre sucesivamente los grados de la manifestación a
partir de su base “material” y, en fin, el movimiento de expansión “horizontal”
que corresponde a la Manifestación en sus diversos niveles de actualidad.
Todo ello se encuentra en rigurosa correspondencia con las tres tendencias
universales que los hindúes llaman Gunas, de los cuales hemos analizado ya en
detalle su valor y sus funciones, particularmente en nuestro Propósito
Psicológico Nº IX. Esas “cualidades” que son: Sattwa (ascendente), Rajas
(expansiva) y Tamas (descendente) lo abarcan todo, desde las tres clases de
alimentos según la nutrición, hasta los caracteres idealizados de los seres
humanos.
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La Sabiduría de Mahoma
Se puede leer en el capítulo IV del Corán (aleya 1): “ÉL ha creado a Adán 36
a Dios”, lo que significa en definitiva que la gloria de todo aquello que loa y de
todo aquello que es loado, regresa solamente a Dios: “A Dios regresa toda
realidad (amr)” (Corán, XI-123) Esta palabra comprende tanto lo condenable
como lo loable y no existen sino lo uno y lo otro, como lo hemos citado ya en
nuestro Propósito Psicológico XXVIII sobre “Los Sufíes”.
Al-Qashânî explica que el mal no es más que una relativa privación del 40
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teoría del sistema Yoga que enseña a no hacer juicios apresurados, y esto
porque en realidad no hay “Bien” ni “Mal” en sentido intrínseco, sino que todo
es Maya, ilusión, espejismo. Y, como lo enseñaba Krishna, el Gran Instructor de
la India: decidlo en bien o decidlo en mal, pero pronunciad el Nombre divino...
Hemos visto ya, que el Orden divino es uno en lo múltiple y que el Corán 41
anuncia: “Es Él quien os ha creado de una sola alma… etc.” Asimismo, Isaac le
dice a su padre Abraham, que se disponía a sacrificarlo: “Oh, padre mío, haz lo
que se te ha ordenado”. Ahora bien, simbólicamente el niño es la esencia de su
generador, de manera que cuando en un sueño inspirado Abraham vio que
inmolaba a su hijo, él vio en realidad que se sacrificaba a sí mismo. Y cuando
rescató a su hijo por la inmolación del carnero, él vio que la realidad que se
había manifestado bajo la forma humana, se manifestaba bajo el aspecto del
carnero. Así pues, la esencia del generador se manifiesta bajo la forma del niño,
o, más exactamente, bajo la relación del niño.
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Al reemplazar a la víctima humana, el animal sacrificado “ayuda” al
hombre a reconciliarse con el Cielo. Por otra parte, el sacrificador favorece al
animal haciéndolo partícipe de la función sacerdotal del hombre, mediadora
entre el “Cielo” y la “Tierra”. Así como el judaísmo perpetúa ritualmente el
sacrificio de Abraham con la inmolación del carnero, el sacrificio de Abraham
prefigura para los cristianos el sacrificio del Cristo que se perpetúa a su vez en
el rito eucarístico. El objeto a sacrificar no puede ser reemplazado sino por
aquello que lo contiene esencialmente. Si el hombre es superior al animal por la
participación activa de su Inteligencia, el animal es en otro sentido superior al
hombre por su naturaleza primordial, es decir por su fidelidad a su norma
cósmica. Es en ese sentido que el animal noble revela un aspecto interior y
supra-racional de la esencia misma del hombre; todo lo cual constituye “el
orden lógico” del sacrificio, asegurando la ganancia para el hombre y
“compensando la pérdida” en el animal.
Muhyi-d-Din Ibn’Arabî en su capítulo sobre “La Verdad en el Verbo de 43
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que nacería un profeta israelita que lo destruiría; es por eso que ordenó matar a
todos los niños varones israelitas. Según su significación espiritual, ese
asesinato en masa cometido con el fin de destruir al profeta, dio lugar a que la
vida de cada niño asesinado con esa intención afluyera a Moisés, ya que fue
suponiendo que era Moisés que cada uno de ellos fue asesinado; ahora bien,
como no hay ignorancia en el orden cósmico, la vida o “espíritu vital” de cada
una de esas víctimas debía necesariamente regresar a Moisés.
El espíritu vital (ar-rûh) es intermediario entre el alma inmortal y el 47
8 Ver a este respecto el libro de Frithjof Schuon: “De la Unidad trascendente de las
religiones”. p. 68.
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La Sabiduría de Mahoma
del agua que “Dios ha creado toda cosa viviente”, lo cual se relaciona con la
Sabiduría implicada en el hecho de que Moisés haya sido puesto en una arca y
abandonado en el Nilo. Ibn’Arabî hace notar que el arca (at-tâbût) corresponde
al receptáculo humano (an-nâsût), y que fue por medio de ese cuerpo que
Moisés debió asimilar del río Nilo su conocimiento, es decir su pensamiento y
sus facultades de sensación e imaginación, pues estas no podrían transmitirse
al alma humana sin la previa existencia de ese cuerpo compuesto por los 4
elementos. En cuanto al término at-tâbût, digamos que corresponde a la Thebah
hebraica, cuyo simbolismo (Universo, Mundo, Globo, Arca, Cofre, Bajel) hemos
detallado igualmente con amplitud; el Arca, sin embargo, no debe tomarse en
el sentido de un simple barco, sino como una “reserva”, una “matriz”, etc.
Es solamente cuando llega a ese cuerpo del cual dispone por orden divino, 50
“forma” en el sentido cualitativo. Todo ello según la ley que hace depender la
existencia del generado de aquella del generador; la existencia de las
finalidades de sus principios; la de lo condicionado de sus condiciones; los
efectos de sus causas; las conclusiones de sus pruebas; y las cosas verdaderas
de las verdades que la definen. Y como cada uno de esos pares de términos
forman parte del mundo, Dios, coordinando esos complementarios, gobierna al
mundo por el mundo. En virtud de todo ello, Dios no es una causa en el
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aduciendo que su forma de origen es wilâh, que quiere decir que la humanidad
se vuelve hacia Dios buscando protección y asistencia en sus necesidades,
como un niño que se vuelve hacia su madre.
Sin embargo, para la teosofía ismaelita ahí no se trata solamente de la 57
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La Sabiduría de Mahoma
sin salida que es el pecado de la idolatría metafísica, porque sólo esa simpatía
hace de nosotros un ser permeable a la luz de las teofanías. Hay entre los
hombres numerosas formas de rechazo a los Nombres divinos, desde el
ateísmo puro y simple, hasta el fanatismo y la misma ignorancia con todas sus
variantes, todas las cuales provienen de la infinita Tristeza divina aspirando a
encontrar para todos sus Nombres desconocidos un servidor compasivo.
En el Fuçuc… (II, pág. 128-129), se hace referencia al siguiente hadîth: “En el 63
día de la Resurrección, Dios se epifanizará a las criaturas bajo una forma que
ellas habían negado, entonces les dirá: Yo soy vuestro Señor. Pero, ellas
responderán: ¡Nosotras tomamos refugio en Dios contra ti!. Entonces Dios se
mostrará a ellas bajo la forma correspondiente a sus respectivas creencias y
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La Sabiduría de Mahoma
anteriores a Ibn ’Arabî, podría recibir de éste mismo alguna luz sobre ciertos
puntos enigmáticos, como, por ejemplo, el ritual de iniciación que figura en
una pequeña novela ismaelita, donde se le explica al novicio que deberá
guardar su Nombre porque ese Nombre será su Dios: “Tu Nombre es tu Señor
y tú eres su vasallo”. Así, el saber del gnóstico consiste en aprender a practicar
la fidelidad a su propio Señor, es decir al Nombre divino del cual está
investido en su ser esencial, pero consiste al mismo tiempo en escuchar el
siguiente precepto de Ibn’Arabî: “Sé pues en tu alma como una materia para
todas las formas de todas las creencias”. Quien sea capaz de ello es un ’ârif, un
Iniciado, es decir “uno que ve por Dios en Dios con el ojo de Dios”.
Si la experiencia del Profeta ha sido meditada y revivida como prototipo 66
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11Algunos comentadores no ignoran que aquí se trata de los tres Ángeles: Gabriel, Miguel y
Serafiel que se aparecieron bajo la forma de bellos adolescentes.
12 Nota Edición Intenet. Andrei Rublev (c. 1360-c. 1430), es uno de los más grandes pintores
rusos del arte iconográfico, de quien se sabe que fue monje en el “de Troitsky-Sergieva (de la
Trinidad y san Sergio) y en el de Andronikov, donde permaneció algunos años. Trabajó con el
gran pintor de estilo bizantino Teófanes el Griego, quien habría sido su maestro. Se sabe que
en 1405 colaboró en la realización de los frescos de la catedral de la Anunciación de Moscú y
durante el año 1408 en los frescos e iconos de la catedral de San Demetrio en Vladimir; pero
la única obra que se le atribuye con certeza es el célebre icono comentado en este Propósito,
al cual se le ha denominado “La Trinidad del Antiguo Testamento” (1410, Galería
Tretyakov, Moscú). El estilo de Rublev se caracteriza por la utilización de colores profundos
y puros, la fluidez de las líneas, las expresiones delicadas con un sentido de intensa
espiritualidad. Es el representante del primer estilo que puede considerarse auténticamente
ruso y que consiste en un refinamiento del bizantino tradicional que es más angular. Fue
muy ampliamente imitado durante los dos siglos siguientes.
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La Sabiduría de Mahoma
tradición iconográfica que aparece en la Iglesia rusa hacia el final del siglo XV
con el célebre icono de Andréi Rublev, icono que fue pintado bajo la dirección
de San Nikon (Nicolás), discípulo de San Sergio. Incluso, es posible que el
discípulo haya ejecutado aquí un testamento espiritual del secreto de San
Sergio sobre la Trinidad. Si no se puede decir que esa tradición iconográfica sea
completamente ignorada en Occidente, al menos es significativo que ella no
aparezca sino en los lugares relevantes de la tradición bizantina (San Vital en
Ravena, San Marcos en Venecia, Santa María la Mayor en Roma).
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La Sabiduría de Mahoma
nos habría hecho esperar alguna recurrencia del mito del andrógino, la
espiritualidad de nuestros místicos, que contempla ese secreto de la divinidad
compasiva cuyo acto creador es una emancipación de los seres, es reconducida
esotéricamente, en el Islam mismo, a la aparición de un Eterno-Femenino como
ser de la divinidad. La anamnesis o recuerdo de la Sophia Aeterna, procede en
este caso de una intuición perfectamente explicitada por nuestros autores, a
saber, que lo Femenino no se opone aquí a lo Masculino como el patiens al
agens, sino que contiene y reúne en sí los dos aspectos, receptivo y activo,
mientras que lo Masculino no posee más que uno. Esa intuición se expresa con
toda claridad en el siguiente dístico del Mathnawî de Jalâloddîn Rûmî:
La Mujer es el Rayo de la Luz divina
13Esa inscripción sería de Chilon, uno de los 7 Sabios de Grecia que vivía hacia el 560 antes
de nuestra Era.
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La Sabiduría de Mahoma
femenino sin la mediación de una madre, como Eva que fue creada de Adán y
en situación pasiva con relación a él, era necesario que existiese un Masculino
procreado de un Femenino sin la mediación de un padre, tal como Jesús fue
procreado de María. En la persona de María, el Femenino está investido de la
función creadora activa a imagen de la Sophía divina. De manera que la
relación de María hacia Jesús es el anti-tipo de la relación de Eva hacia Adán.
Es así que, como dice Ibn’Arabî, Jesús y Eva son “hermano y hermana”
mientras que María y Adán son los padres. María accede al rango de Adán y
Jesús al de Eva. Es superfluo señalar cuan diferente es esta tipología, de aquella
de la exégesis cristiana corriente. Lo que se expresa en esa cuaternidad, donde
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La Sabiduría de Mahoma
14Esa dependencia de Jesús con respecto de Maryam ha sido meditada igualmente en los
medios gnósticos de Occidente durante el medioevo (Alphandéry:, “El gnosticismo en las
sectas medievales latinas”, Congreso de Historia del Cristianismo, París, 1928.) La teosofía
de Ibn’Arabî instituye así, en el corazón de su sofiología, un tipo de cuaternidad que sería
preciso analizar e insertar a continuación de aquellos que han sido estudiados por C. G.
Jung, (Aion, Untersuchungen zur Symbolgeschichte. Zurich, 1951).
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La Sabiduría de Mahoma
y la causa, son femeninos, por lo tanto se puede admitir que esa frase atribuida
al Profeta sea gramaticalmente incorrecta, por cuanto él ha querido sugerir a
cambio que lo femenino es el origen de todas las cosas 15. En efecto, todo
aquello que se refiere al origen y fuente de una cosa, es designado en árabe por
el nombre Omm, “madre”, y éste es por excelencia el caso de un hecho de
léxico que devela una realidad metafísica superior, puesto que uno no puede
dejar de pensar en el “ôm” tibetano, que es igualmente la fuente de todas las
cosas. Ese bij-mantram “AUM” fue ya suficientemente analizado en nuestros
textos anteriores como para no tener que regresar a él.
15 Esos términos connotados son: dhât (Esencia- el Si); dhât ilâhîya (Esencia divina), origen y
fuente del ser; ’illa, la causa; qodra el poder que manifiesta el ser; sifa, la cualificación divina,
el Atributo, aquello que está manifestado. Asimismo, Qâshâni hace notar que el Corán habla
de un “alma única” a quien le fue dada una compañera y que de esa pareja ha provenido la
multitud de los seres humanos, aunque “alma” (nafs) es incluso un término femenino.
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La Sabiduría de Mahoma
16 La Palabra fanâ’ no designa ni la destrucción de los atributos que califican la persona del
Sufí, ni su transferencia a una estación mística que aboliera su individualidad para
confundirla con el llamado “universal” o con la pura Esencia inaccesible. La palabra fanâ’ es
la “cifra” (ramz) que simboliza tanto la desaparición de las formas que advienen de instante
en instante, como su sobre-existencia (baqâ) en la substancia única que se pluraliza en sus
epifanías. En ese sentido fanâ’ no es contradictoria con una actividad de la criatura sino que
es, más exactamente, un aspecto de esa actividad, siendo el otro su persistencia (baqâ’) en el
Ser Divino. Como la creación es un encadenamiento de teofanías en que no hay causalidad
de una forma a otra, cada creación es el inicio de la manifestación de una forma y la
ocultación de otra. Esa ocultación (ikhtifâ’) es el fanâ’ de las formas de los seres en el Ser
divino Único y, en el mismo instante, su Baqâ’, es decir su sabre-existencia o su
manifestación en otras formas teofánicas, incluso en mundos y en planos de existencia no
terrestres. Aquí se puede decir que “esto es el otro mundo” o más bien que “el otro mundo
es ya esto”. Evidentemente, estamos muy lejos del sentido religioso confesional dado al
“otro mundo”, ya que no hay ni final ni término del mundo, pues el otro mundo no se hace
presente sino a partir de este mundo.
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centro del conocimiento más bien que del amor. El corazón (qalb) en Ibn’Arabî,
como en el Sufismo en general, es el órgano por el cual se produce el verdadero
conocimiento, la Gnosis de Dios, la intuición comprehensiva de los misterios
divinos; es, en suma, el órgano de todo aquello que se puede comprender bajo
la designación de ciencia esotérica (’ilm al-Bâtin). El corazón es el órgano de
una percepción que equivale a experiencia y gusto íntimo, y si bien el corazón
se ha relacionado generalmente con el amor, para el sufismo el centro propio
del amor es rûh, es decir el neuma, el espíritu. Por cierto, se nos recuerda
constantemente que, aunque haya cierta conexión, aquello que se señala no se
refiere al órgano de forma cónica localizado en el lado izquierdo del pecho,
sino a una modalidad en el fondo ignorada.
Aquí es preciso pensar en la importancia acordada a esa noción del 96
corazón por los místicos de todos los tiempos en diversos países, tanto por los
místicos del cristianismo oriental (la Plegaria del corazón, el carisma de la
cardiognosis), como por los místicos de la India. Se trata de una “fisiología
sutil” elaborada “a partir de experiencias ascéticas, extáticas y contemplativas”
expresadas en lenguaje simbólico. Lo cual no quiere decir que tales
experiencias no sean reales, como lo hace notar acertadamente Mircea Eliade,
ellas lo son, pero no en el sentido de la realidad de los fenómenos físicos.
M. Eliade en “Yoga, inmortalidad y libertad”, evoca la tradición hesicasta que 97
tal como podemos verlo en un libro zahabî, cuyo autor, ’Athâr Ah-madîya
(Shîrâz, 374 h.), fija en un diagrama el siguiente esquema: Serafiel, el Espíritu
divino supremo (Hadarât wâhidîya) es la columna superior de la derecha del
Trono y cima mayor del Jabarût, luz amarilla. Gabriel, Inteligencia divina
universal, es la columna superior de la izquierda del Trono y cima menor del
Jabarût, luz blanca. Migue1, Alma divina universal, es la columna inferior de la
derecha del Trono y cima mayor del Malakût, luz roja. Azrael, Naturaleza
divina universal, es la columna inferior de la izquierda del Trono, cima menor
del Malakût, luz verde. Esos simples ejemplos bastan para demostrar la
extrema complejidad de estos esquemas y de sus variantes, y que son también
muy semejantes a los “planos” relacionados con el mecanismo de la Qabbalah
que ya hemos estudiado en nuestros textos precedentes.
Regresemos ahora a nuestro análisis sobre el corazón y sus cualidades 100
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La Sabiduría de Mahoma
material a las imágenes creadas por medio del arte. Que al contemplar una
imagen o un icono, se reconozca y se perciba a su vez, como una visión divina,
la visión del artista que creó esa imagen, eso depende de la creatividad
espiritual, es decir de la himna 18 con que el artista ha investido su obra. (Ver la
“misión de los artistas” en nuestra obra “El Arte en la Nueva Era”, Libro VI de
la serie de los Grandes Mensajes.) He ahí un término que exige comparaciones
para medir la decadencia de nuestros sueños y de nuestras artes.
17Es sin duda por ello que numerosas Iglesias del culto católico-romano, han conservado (de
preferencia encima del altar) el triángulo con el Ojo de Dios, símbolo típicamente
Francmasónico que representa la visión universal del Gran Arquitecto del Universo.
18Himnna es el poder misterioso llamado así por Ibn Arabî. Es el poder de una intención tal
que proyecta y realiza, en cuanto “esencifica” un ser exterior con respecto a quien la concibe.
Los Gnósticos llaman himnna, igualmente a esa energía creadora que corresponde entre los
Mutakallimûm al ikhlâs y que los Sufíes designan más a menudo como Hodûr. Pero,
cualquiera que sea el nombre que le demos, esa facultad no puede ser comprendida sino por
aquellos a quienes les ha sido conferido ese don y lo han experimentado; pero éstos son en
pequeño número.
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litúrgica, tal como la medita el Místico, se reparte en tres fases: la primera, que
abarca los tres primeros versículos (aleyas), es la acción del fiel hacia o en su
Señor; la segunda, que consiste en la cuarta aleya, es una acción común y
recíproca entre el Señor y su fiel; la tercera acción, que corresponde a las tres
últimas aleyas, es una acción del Señor hacia y sobre su fiel. En cada una de
esas aleyas, la Presencia divina ante la cual se presenta el fiel y que él mismo
trae al presente, es atestiguada por una respuesta divina que vibra con sordina.
Aquello que enuncia esa respuesta no es una ficción poética o retórica que
asumiera arbitrariamente el papel de “hacer hablar” a la divinidad. En
realidad, la respuesta divina no hace más que enunciar el acontecimiento de la
Plegaria tal como ocurre bajo el aspecto del ser que la dirige; ella enuncia la
intención y por el simple hecho de que alcanza su objeto, la intención
formulada es asumida. Tal como puede considerarlo la fenomenología, ese
enunciado divino es, pues, rigurosamente exacto.
Ya hemos visto, desde los inicios de este Propósito, las respuestas que 107
cada vez en ella el voto del Ser Divino aspirando a crear el universo de los
seres para revelarse y conocerse a Sí mismo en ellos. Se trata, en suma, del voto
del Deus absconditus o del Theos agnostos, aspirando a la Teofanía conforme al
voto expresado por la Divinidad aún escondida en la soledad de su
desconocimiento “Yo era un Tesoro oculto, he aspirado a ser conocido...”. De
manera que cada instante de toda oración, es una recurrencia de la Creación y
una Creación nueva.
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fue muy bien percibido por Proclo en la plegaria del heliotropo 20. Ese sentido
cósmico se encuentra en dos especies de homologaciones, de las cuales una
consiste para el orante en representarse a sí mismo como siendo el Imâm de su
propio microcosmo. Otra consiste en homologar los gestos rituales de la
Plegaria cumplida en privado, con los “gestos” de la Creación del universo o
macrocosmo. Esas homologaciones dejan sobrentender el sentido de la Plegaria
creadora, puesto que preparan, fundan y justifican el desenlace visionario.
Precisamente como creación nueva, ella es siempre una nueva epifanía (tajâlli),
en que la Imaginación creadora al servicio de la Plegaria, progresa hacia el
desenlace en la concentración de todos los poderes del corazón, la himma.
La primera de esas homologaciones hace intervenir la idea del Imâm que 110
en el uso corriente es “aquel que guía” o “aquel que está delante” de los fieles y
con respecto al cual éstos regulan sus gestos en la celebración de la Plegaria. La
segunda homologación de la Plegaria con el acto iniciador del cosmos que se
renueva de instante en instante, no hace más, en suma, que corroborar la
primera. Esta última se fundamenta en las actitudes del cuerpo en el transcurso
de la Plegaria ritual, tal como han sido prescritas: estación de pie (qiyâm),
inclinación profunda (rokû’) y prosternación (sojûd). A partir de eso, podemos
ver con toda la claridad deseable aquello que son la Plegaria del hombre y la
Plegaria de Dios, es decir su sinergia, su connivencia, la co-presencia de la una
y la otra, o también de la una para la otra.
Ese movimiento del pensamiento puro, que transfiere el universo de los 111
creación del Pleroma como teofanía primordial, corresponde fase por fase el
servicio divino (’ibâda) del fiel, por cuanto los tres movimientos que éste
impone a su cuerpo, reproducen los movimientos de la Creación. En efecto, los
gestos y actitudes del cuerpo durante la Plegaria, reproducen exactamente los
“gestos” de Dios creando y manifestando al mundo y al mismo tiempo
manifestándose a Sí-mismo en él. La Plegaria es así una recurrencia de la
Creación existenciadora, puesto que Ibdâ e ’Ibâda son homologables por el
hecho de que la una y la otra proceden de una misma aspiración e intención
teofánica. La Plegaria de Dios es su aspiración a manifestarse a Sí-mismo, como
en un espejo que Lo ve también, puesto que ese espejo es el fiel de quien él es el
Señor, y a quien ha investido de uno de sus Nombres. La Plegaria del hombre
realiza esa aspiración, por cuanto el orante que se ha convertido en su espejo,
ve esa “Forma de Dios” en el santuario más íntimo de sí mismo. Sin embargo,
jamás podría ver la Forma de Dios (sûrat al-Haqq), si su propia visión no fuera
la Plegaria de Dios (Salât al-Haqq) que es la aspiración teofánica del Deus
absconditus.
Es preciso entonces que cada uno se pruebe a sí mismo y discierna su 114
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La Sabiduría de Mahoma
Oración, significa que no está realmente presente con su Señor; incapaz de oír
y de ver él no es realmente un mosallî, un orante, ni alguien que “tiene un
corazón, que presta oído y es un testigo ocular” (Corán, XL,36). El llamado
“método de oración” de Ibn’Arabî comporta así tres grados: presencia,
audición y visión; y quienquiera que falle a uno de esos tres grados, permanece
fuera de la Oración y de sus efectos que están ligados al estado de fanâ. Hemos
visto que esa palabra no significa un “aniquilamiento” de la persona, sino la
ocultación de ésta para sí misma y tal es la condición para percibir el dhikr, es
decir el responso divino, la acción del Señor poniendo a su fiel ante su
Presencia.
Uno no se sorprenderá, pues, de que la Sabiduría del Profeta Mahoma 115
Agosto de 1958
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