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Maite Alvarado y Alicia Yeannoteguy

“La escritura”

La escritura es un código o sistema de signos grafico que permite la


representación visual del enunciado. Para que haya escritura es necesario un
código, un sistema de signos. Todas las escrituras pasaron por una etapa
pictográfica, en las que los signos eran icónicos. Siempre estos iconos querían
decir la misma cosa, lo que no sucede con la pintura que deja un margen de
interpretación mayor.

Breve historia de la escritura.

La escritura se inventa principalmente con el asentamiento del hombre, o sea,


del nomadismo al sedentarismo, a la agricultura y a la domesticación de los
animales.

Levi- Strauss sostiene que la escritura más que una herramienta de desarrollo
cultural, fue una herramienta de dominación y control de unos hombres sobre
otros.

Los documentos mas antiguos que se han encontrado son del 3500 A.C. Son
tablillas de arcilla grabadas con punzón, encontradas en la Mesopotamia.

Según Gelb lo que llevo a los sumerios (Civilización de Sumer, uno de los
primeros pueblos destacados en el cambio de la Prehistoria neolítica a la
Historia) a inventar la escritura fue el excedente en las cosechas provocado por
una innovación en el sistema de riego, esto dio como resultado almacenar los
sobrantes en depósitos, lo que llevo a la necesidad de contabilizar entradas y
salidas. Durante milenios, la escritura tuvo una función acotada al comercio y
la administración.

En el año 2000 A. C, los fenicios crean la primera escritura fonética, basada en


la reproducción de los sonidos del habla. Los griegos importan la escritura
fonética, le anexan las vocales e inventan el alfabeto. Este es el origen de la
escritura alfabética.

La escritura como tecnología

Platón esta en contra de la escritura, en El Fredo, le hace decir a Sócrates que


esta favorece al olvido.
La escritura, como memoria artificial, viene a reemplazar a la memoria
biológica, a liberarla de la pesada carga de tener que conservar todos los
conocimientos.

Solo la escritura necesita de un aprendizaje para poder recibir los mensajes


que nos envían. Tanto la producción como la recepción de mensajes escritos
requieren un entrenamiento largo y costoso en desventaja con otras
tecnologías de la comunicación como las audiovisuales, ya q nadie necesita
aprender a ver u oír.

Walter Ong afirma que la escritura es la más artificial de todas las tecnologías
de la palabra, simplemente porque fue la primera. Lo que luego hicieron la
imprenta, la maquina de escribir o la computadora, no fue más que amplificar
lo que ya estaba en la escritura.

La artificialidad de la escritura: se separa la palabra del contexto vivo de la


comunicación oral y la fija sobre una superficie, esto hace que el sujeto que fija
la palabra la vea como objeto, y por otro lado, al fijarla en una superficie con
materiales duraderos hace posible una comunicación diferida y a distancia.
Esto también promovió la reflexión, al tener la posibilidad de volver a leerlas,
repensarlas, modificarlas, comentarlas.

Cambios en el soporte

Se paso de la superficie rígida de la arcilla a los rollos de papiro en los que se


escribía con pincel. Alrededor del siglo I de nuestra era hubo un cambio
importante al pasar al codex que ya tenía formato de libro: eran folios, hojas de
pergamino.

Hasta el Siglo XII las palabras no estaban separadas en los textos, se


presentaban en un continuo similar al del habla, sumado a que no había
puntación. Tampoco estaba unificada la ortografía, por lo cual una misma
palabra podía escribirse de maneras diferentes. La unificación de la ortografía
es posterior a la invención de la imprenta.

Antes de la imprenta los libros eran manuscritos. En Grecia y Roma, la


producción de los libros se hacia en talleres donde los copistas escribían al
dictado; no había dos libros iguales y eran muy escasos en general. La forma
de publicación más frecuente era la lectura en voz alta porque la mayoría de
la población no sabía leer.

La imprenta

Produjo la posibilidad de producir copias idénticas de un mismo texto. También


el abaratamiento de los cotos en cantidad, los textos se multiplicaron t se
amplio el publico lector, esta aplicación de publico se encontró con la ausencia
de un publico alfabetizado. Las escuelas nacen en Europa entre el siglo XVI a
XIX por la presión que ejercieron los imprenteros y libreros par extender el
mercado.

Este publico que nace exige diversidad de textos por lo que aparecen el
periódico por ejemplo.

Lengua oral y escrita.

Relaciones entre oralidad, escritura y medios audiovisuales.

• El lenguaje es un fenómeno oral. Muchísimas lenguas inclusive en la


actualidad son habladas pero no escritas, el casi inverso es impensable:
la escritura no puede prescindir de la oralidad.

LO EFIMERO, LO FIJO.

El sonido es efímero, imposible de detener: cuando decimos “lapicera”, al


llegar a “-cera”, la primera parte de la palabra “lapi-“, ya dejo de existir. La
escritura, en cambio, fija las palabras, las vuelve inertes: puedo volver a leer la
palabra “lapicera” que he escrito.

La relación entre oralidad y escritura, memoria y olvido, aparece en Fredo.


Platón, su autor fue el primer filósofo griego en poner sus ideas por escrito.
Sabemos mediante el sobre el pensamiento de Sócrates, ya que este nunca
escribió.

El discurso oral es redundante, ya que las palabras se van esfumando, a


diferencia del escrito donde puedo releer.

DEPENDENCIA E INDEPENDENCIA DEL CONTEXTO.

Los discursos orales están muy apegados la situación en que se producen, la


cual es compartida por hablante y oyente, esto determina que quien habla
puede ir regulando su discurso a partir de observar las reacciones de su
interlocutor, quien a su vez puede interrumpir para hacer preguntas,
reformulaciones, etc. El texto oral es co-producido.

El texto escrito posee mayor autonomía. Plantea una dificultad a la hora de


escribir, hay que imaginar al lector, suponer que sabe y que no sabe, anticipar
sus posibles cuestionamientos.

Al hablar se realizan expresiones y pronunciaciones imposibles de plasmar en


un texto.
NATURALIDAD Y ARTIFICIALIDAD.

El habla es natural mientras que la escritura es artificial. Todo ser humano al


menos que tenga un impedimento psicológico o físico aprende a hablar sin que
nadie se lo enseñe de un medio sistemático. Por ejemplo, sabemos como armar
una oración en castellano por más que no podamos explicarlo. Poner una
lengua por escrito, es un proceso guiado por reglas consientes. Esto llevo a
considerar la escritura como una tecnología de la palabra.

Según Ong la escritura manuscrita es igualmente artificial y aun mas; porque


fue la primera que arranco a la palabra de la interacción oral y permitió fijarla,
posibilitando de esta manera el discurso diferido en tiempo y en el espacio.

TECNOLOGIAS AUDIOVISUALES. El desarrollo de nuevas tecnologías ha


modificado la relación oralidad y escritura. Las maquinas que permiten grabar
las voces las convierten en huella.

Guiomar Elena Ciapuscio.

“Tipos Textuales”

1) Introducción: Hacia una aproximación a los Tipos textuales.

Partiendo de la base de la necesidad del ser humano de


ordenar/jerarquizar/establecer tipos de objetos, acciones, se llega a establecer
una CLASIFICACION.

Ya Aristóteles en el Siglo III A. C. establecía una primera clasificación para los


textos de la poética y la retorica. Habla entonces de artes. Y de tragedia y de
épica, ligadas estas a la persuasión, la cual se hace a través de:

a) El carácter

b) La exaltación de las emociones de la audiencia

c) De la prueba o pruebas aparentes.

También habla de discursos entre los cuales enumera al discurso legal, el


deliberativo y el epidíctico.

2) Géneros discursivos.

Batjin. Concepto de discursivo: conjunto de enunciados relativamente estable y


ligado a una esfera social determinada. También define la lengua como un
sistema comunicacional de signos relacionados entre si. Como un patrimonio
social de una comunidad, base de la comunicación y medio del lenguaje.

Batjin clasifica los géneros discursivos en:


a) Primarios: Lenguaje diario

b) Secundarios: Lenguaje especifico (textos científicos, periodísticos,


literarios, etc.

3) Tipos Textuales: Tipología de Werlich.

Werlich entiende por expresiones textuales (textos) todas las expresiones


lingüísticas que se caracterizan por tener coherencia. Las clasifica en dos
grupos:

a) Textos Ficcionales y textos No- Ficcionales: los textos NO ficcionales


trabajan sobre una situación común al hablante y al oyente e implica
una situación que es única. Los textos ficcionales plantean una situación
creada y autónoma, a la cual se puede retomar una y otra vez, como
una novela o un cuento o un film.

b) Tipos Textuales: Los textos se caracterizan por la coherencia y la


completitud. Werlich propone bases textuales, el texto de pronóstico por
ejemplo, donde el texto se abre desde el titulo o el encabezado.

Clasifica los Tipos textuales:

b1) Base descriptiva: expresiones textuales donde los hablantes expresan


ocurrencias y cambios en el espacio, ejemplo “Había miles de vasos sobre la
mesa”

b2) Base narrativa: Expresiones textuales sobre ocurrencias o cambios en el


tiempo, ejemplo “los pasajeros aterrizaron en Nueva York en medio de la
noche”

b3) Base Expositiva: expresiones textuales sobre la descomposición o


composición de representaciones conceptuales del hablante. Pueden ser
sintéticas “Una parte del cerebro es la corteza” o pueden ser analíticas “el
cerebro tiene 10 millones de neuronas”.

b4) Base argumentativa: expresiones textuales que crean relaciones entre


conceptos o afirmaciones del hablante “La obsesión por la durabilidad en las
artes no es permanente”

b5) Base directiva: expresiones textuales que deben valer como indicaciones
de acciones para el comportamiento futuro del hablante “No cruzar la calle
cuando el semáforo esta en verde”.
Irene Klein “Propuestas de Escritura. Leer como escritor”.

Trama descriptiva.

La descripción del lugar.

Las descripciones así como los diálogos detienen el tiempo de la historia. Las
descripciones nos acercan a la ficción del relato, y vivimos las escenas como si
participáramos de ellas.

Consignas de producción.

Muchas veces los mismos nombres de los lugares permiten imaginar


características t construir espacios de ficción (Ej. EL mar de las tinieblas,
pensaremos en una tormenta, oscuridad, piratas, etc.)

Imágenes sensoriales.

Junto con las metáforas y las comparaciones contribuyen a comprometer al


lector con ese mundo de ficción. Funcionan como “efectos especiales” que
crean la atmosfera del lugar.

El observador.

Este selecciona los rasgos de lo que describe, los jerarquiza y relaciona


significativamente. Este observador puede ocupar distintas posiciones: el
observador se desplaza (…”primero entramos en el inmenso jardín, luego lo
cruzamos…”, o los observadores ocupan una posición fija y no participan de la
escena (…” la madre cortaba el pan con la cabeza gacha; el padre, sentado en
la mesa...”).

La descripción de los personajes.

Estas permiten que el lector pueda imaginárselos. Para que un personaje


resulte interesante es importante otorgarle cualidades distintivas.

Descripción Indirecta.

Una buena descripción debe mostrar sin decir, en lugar de decir que un lugar
es fantasmagórico y siniestro, hay que mostrarlo. Los personajes también
deben ser mostrados más que descriptos.

Maite Alvarado. “Problemas de la enseñanza de la lengua y la literatura”


Capítulo II. “La clasificación de textos”

La importancia de cotejar* diferentes tipologías. *comparar una cosa con otra.

Establecer una tipología textual, en caso de ser posible, sigue siendo una tarea
pendiente en la lingüística actual. –Ciapuscio-.

No existe una tipología que pueda considerarse plenamente satisfactoria. Toda


clasificación es un intento de interpretación del texto.

Los problemas

Formar usuarios competentes de la lengua implica:

-Desnaturalizar la relación con la lengua

-Favorecer operaciones de pensamiento ligadas a la formación de conceptos.

-Desarrollar habilidades metacognitivas (metacognitivas es el control de los


propios pensamientos).

-Promover la automatización de los procesos de nivel inferior implicados en la


producción y la comprensión de textos, a fin de disminuir el costo cognitivo que
ambas actividades demandan.

-Desarrollar la capacidad de adecuar el discurso a diferentes situaciones e


intenciones comunicativas.

-Promover el dominio de los formatos o géneros que organizan los


intercambios lingüísticos en distintas esferas de la práctica social.

¿Qué es clasificar?

El término indica la operación y el resultado de ordenar varios objetos dando a


cada uno un nombre y reuniéndolos en grupos. La finalidad es poder distinguir.
Esta facultad de complejiza cuando los objetos a distinguir son verbalizaciones
orales o escritas que responden a múltiples propósitos, producidos en múltiples
situaciones comunicativas y que presentan una gran variedad de contenidos y
formas, como es el caso de los textos.

Las clasificaciones de los textos.

Batjin demostró que los intercambios sociales se realizan a través de


enunciados orales o escritos bastante estables y, en muchos casos,
fuertemente convencionalizados.

Denomino géneros discursivos a estas unidades que se emplean en el


intercambio comunicativo.
“el uso de la lengua de lleva a cabo en forma de enunciados (orales y escritos)
concretos y singulares. Estos enunciados reflejan las condiciones especificas y
el objeto de cada una de las esferas no solo por su contenido (temático) y por
su estilo verbal (por la selección de los recursos léxicos) sino por su
composición o estructuración.

Debido a la extrema heterogeneidad de los géneros “no hay ni puede haber un


solo enfoque para su estudio”. Propone una clasificación muy amplia. Distingue
entre géneros primarios y géneros secundarios.

1) Géneros primarios (simples). Constituidos en la comunicación discursiva


inmediata. Lo cotidiano.

2) Géneros secundarios (complejos). Como por ejemplo: novelas, dramas,


investigaciones científicas, grandes géneros periodísticos, etc. Son más
desarrollados y organizados.

Clase Textual. Tipo Textual. (Ciapuscio)

Clase textual se aplica hoy a clasificaciones empíricas, clasificaciones


cotidianas. Por ejemplo “es un cuento” “es un chiste” “esta es una descripción”
“esto es un dialogo”.

Tipo textual se concibe como una categoría ligada a una teoría para la
clasificación científica de textos.

El hablante puede reconocer partes de una clase de texto o genero discursivo.

Las clasificaciones científicas de textos

Primera etapa. (Gramática del texto)

H. Isenberg plantea que cualquier tipología textual que pretenda tener carácter
científico debería cumplir cuatro condiciones: homogeneidad, monotipia, falta
de ambigüedad y exhaustividad.

Homogeneidad: una tipología es homogénea cuando se define una base


unitaria de tipologización y todos los tipos de textos se caracterizan de la
misma forma en referencia a esta base tipológica.

Monotipia: cuando no se permite la clasificación simultanea de un mismo texto


en distintos tipos de textos del mismo rango.

Falta de ambigüedad: cuando las sucesiones de frases que constituyen el texto


tienen diversas interpretaciones semánticas y/o pragmáticas, se forma que una
misma sucesión de frases pueda asignarse a distintos tipos de texto según la
interpretación.
Exhaustividad: cuando cada texto posible en ella puede asignarse a uno de los
tipos de texto existentes en esa tipología, es decir, cuando no existen textos
que no encajen en ninguno de los tipos establecidos.

Segunda etapa.(Lingüística del texto)

Iniciada en los años sesenta, se critica el reduccionismo puesto en práctica por


la gramática del texto al considerar el texto como una secesión coherente de
oraciones. La lingüística de orientación comunicacional considera insuficientes
las clasificaciones basadas únicamente en los rasgos internos de los textos y
toma en cuenta los factores externos (situación comunicativa, función, etc.)

En el marco de la lingüística textual existen dos líneas de investigación: una


orientada hacia el sistema, debido a la influencia del estructuralismo y el
generativismo, y otra orientada hacia el hecho comunicativo.

Los criterios de clasificación.

La lingüística del texto va a elegir una orientación decididamente pragmática,


basada sobre todo en la teoría de los actos de habla. Se comienzan a incluir
rasgos vinculados con el contexto situacional, y se identifican las clases de
textos con clases de acciones.

Según se adopte uno o varios criterios de clasificación, podemos hablar de:

a) Clasificaciones homogéneas, cuando se trabaja a partir de una base


tipológica única y homogénea bajo la forma de un modelo abstracto,
como es el caso de la tipología de Werlich

b) Clasificaciones intermedias, cuando se elige una base tipológica pero


que combina una base de rasgos heterogéneos, como ocurre, por
ejemplo, en las tipologías enunciativas y comunicativas. En relación con
esta forma de clasificar veremos el modelo de Barbará Sandig.

c) Clasificaciones heterogéneas, cuando se eligen múltiples criterios para


clasificar textos, como es el caso de la tipología de Brinker y la de
Heinerman y Viehweger.

Modelos de clasificación.

La tipología de Werlich.

Esta sustentada en criterios sintácticos y semánticos, atiende


fundamentalmente a las estructuras internas de los textos y deja de lado los
aspectos relacionados con lo contextual. Distingue cinco bases: descriptiva,
narrativa, expositiva, argumentativa y directiva.
Base descriptiva: es la que un hablante elige para expresar lo que percibe en
el espacio y esta representada por una estructura oracional que contiene el
verbo “hacer” o “estar” en presente o imperfecto y un adverbio de lugar. Esta
oración es llamada por Werlich “oración registradora de fenómenos”, por su
referencia a lo espacial:

“Había una reproducción de Picasso en medio de la pared del living”.

“Las habitaciones se encuentran ubicadas a la derecha del hall de entrada”.

Base narrativa: es la que un hablante elige para dar cuenta del desarrollo
temporal/causal de las acciones. A esta base le corresponde una estructura
oracional con un tiempo verbal en pasado, un adverbio de lugar y un adverbio
de tiempo. Esta oración es llamada “oración denotadora de cambios y
acciones” por su referencia a lo temporal:

“Ayer se incendio un edificio en el microcentro”.

Base expositiva: esta base esta asociada a la formación y a la explicación de


representaciones conceptuales. Werlich diferencia esta base expositiva en
sintética y analítica.

a) Sintética: una estructura oracional que presenta verbos típicos de la


definición (el se llama/se denomina) y un predicado nominal. Llama a
esta oración “oración identificadora de fenómenos”

“Un sayo es una casaca holgada y si botones”

“Se denomina sátira a la composición poética cuyo objeto es censurar o poner


en ridículo a personas o cosas”

b) Analítica: base textual que presenta verbos del tipo de “tener”


(contiene/esta formado por). Esta oración se llama “oración enlazadora
de fenómenos”

“Cada molécula de agua esta constituida por dos átomos de hidrogeno y uno
se oxigeno”

“La población de Ecuador esta conformada por tres grupos étnicos: mestizos
(10%); aborígenes (89%); blancos (1%).”

“La sangre contiene una parte solida, una liquida y una gaseosa”

Base argumentativa: los hablantes eligen esta base para expresar un juicio,
una toma de posición. Le corresponde una estructura oracional con una forma
negada del verbo “ser” en presente imperfecto y un complemento adjetivo. La
denomina “oración atributiva de cualidad”.
“La estabilidad monetaria no es condición suficiente para asegurar el bienestar
de la gente”.

Base directiva: el hablante elige esta base para dar instrucciones, indicar
acciones para el comportamiento futuro del hablante o el destinatario. Se
caracteriza por la presencia del imperativo o el infinitivo. A esta oración la
denomina “oración exigidora de acción”.

“1) Poner las fichas sobre el tablero. 2) Seleccionar un color”.

La tipología de Barbará Sandig.

Esta tipología se inscribe en lo que hemos denominado tipos de clasificación


intermedia. Combina una serie de rasgos heterogéneos.

Considera fundamentales los rasgos:

+- hablado/ +- espontaneo/ +- monológico

+- hablado: toma en cuenta el canal, lo que hace posible discriminar texto oral
y texto escrito.

+- espontaneo: atiende a que el texto haya sido preparado, elaborado o que


sea improvisado, espontaneo. Este rasgo permite diferenciar textos orales que
han sido minuciosamente elaborados antes de ser dichos, como una clase o
una conferencia.

+- monológico: este rasgo permite diferenciar monologo y dialogo.

Considera que estos rasgos son necesarios pero no suficientes para distinguir
clases de textos, así que agrega:

+- dialógico: permite caracterizar que son monologicos pero que tienen la


formula textual de dialogo, por ejemplo las entrevistas escritas.

+- contacto espacial

+- contacto temporal

+- contacto acústico

Otros rasgos son:

+- construcción textual preestablecida: permite diferenciar textos que


responden a esquemas textuales o superestructuras muy convencionales,
como la crónica de un periodista.

Otro rasgo se selecciona con los temas:


+- tema preestablecido: como las recetas de cocina, medicas, sentencias,
contratos y no lo tienen las conversaciones espontaneas, fax, cartas.

En relación con las personas gramaticales distingue:

+- primer persona

+- segunda persona

+- tercera persona

+-formas impersonales

+-formas temporales restringidas

+-formas económicas

Ej.: A la autobiografía le corresponde el rasgo +primera persona, a un orden +


segunda persona y a una noticia periodística + tercera persona.

+- redundancia: redundancia lingüística: como los textos legales.

+- signos no verbales: considera la presencia o no de lo gestual en los textos


orales y lo icónico en los textos escritos.

+- participantes con igualdad de derechos: la posibilidad de que entre emisor y


receptor existan relaciones simétricas o asimétricas, se trata de relaciones de
poder y saber.

Las tipologías de orientación empírica.

A partir de los 80 comienza a cuestionarse la validez de las tipologías que no


reflejan el saber general de los hablantes.

Criterios que utilizan los hablantes para distinguir clases de textos: contenido,
situación comunicativa y función textual.

Hieneman y Viehweger parten del presupuesto de que existe una organización


mental de sistemas de conocimiento: saberes enciclopédicos, o conocimiento
del mundo; saberes lingüísticos; saberes relacionados con la comunicacional y
saberes sobre clases de textos.

La tipología de Brinker.

La lingüística de orientación comunicacional considera insuficientes las


clasificaciones basadas únicamente en los rasgos internos del texto. Clasifica a
partir de 3 criterios: función textual, situación comunicativa y estructura
interna de los textos.

Distingue cinco funciones:


Función informativa -+ textos informativos

Función de contacto -+ textos de contacto

Función apelativa -+ textos apelativos

Función obligativa -+ textos obligativos

Función declarativa -+ textos declarativos

En relación con la situación comunicativa:

Cara a cara

Teléfono

Radio

Televisión

Canal escrito

Cada institución social produce sus textos característicos, existen


convenciones propias de esos ámbitos que tanto los productores como los
receptores de los textos deben conocer para que su comunicación sea
adecuada y eficaz.

En relación con la estructura distingue:

Descriptivo

Narrativo

Explicativo

Argumentativo

RESUMEN

La teoría de la enunciación, la gramática del texto, la lingüística textual. Una


propone una clasificación a partir de una noción más abstracta de texto y otras
a partir de la realidad empírica.

Las primeras, orientadas al sistema, atienden fundamentalmente a las


estructuras internas de los textos y dejan de lado los aspectos relacionados
con lo contextual.

Las segundas, interesadas en el uso del lenguaje, consideran que una tipología
que pretenda dar cuenta de los textos que los usuarios de la lengua utilizan
para comunicarse tiene que incluir rasgos vinculados al contexto
comunicacional.

¿Qué es el código escrito?

Es un sistema de signos que sirve para transcribir el código oral, como un


medio para vehicular mediante letras la lengua oral.

¿Qué sabe un escritor del código?

El análisis de una lengua consta básicamente de tres partes: fonética y


ortografía, morfología y sintaxis y léxico.

Cuando hablamos o escribimos (y también cuando escuchamos o leemos)


construimos textos y, para hacerlo, tenemos que dominar muchas habilidades:
discriminar las informaciones relevantes de las irrelevantes, estructurarlas en
un orden cronológico y comprensible, escoger las palabras adecuadas,
conectar las frases entre si, construir un párrafo, etc. Las reglas fonéticas y
ortográficas, morfosintácticas y léxicas solo son una parte, la otra parte es la
formada por las reglas que permiten elaborar textos: las reglas de adecuación,
coherencia y cohesión.

Adecuación: saber escoger la variedad (dialectal/estándar) y el registro


(general/especifico, formal/familiar, objetivo/subjetivo) apropiados para cada
situación.

Coherencia: saber escoger la información relevante y saber estructurarla.

Cohesión: saber conectar las distintas frases que forman un texto


(pronominalizaciones, puntuación, conjunciones, etc.)

Corrección gramatical: conocer las reglas fonéticas y ortográficas,


morfosintácticas y léxicas de la lengua que permiten construir oraciones
aceptables. Este grupo incluye el conocimiento de la correspondencia
sonido/grafía (ratón, no es ratton, ni rarton).

Disposición en el espacio: saber como debe presentarse un escrito


(convenciones, márgenes, cabeceras, etc.).

DIFERENCIAS ENTRE ORALIDAD Y ESCRITO

La comunicación oral es inmediata en el tiempo mientras que la escrita es


diferida. Estas primeras características se denominan contextuales, porque
hacen referencia al contexto (espacio tiempo). Las características
pertenecientes al segundo grupo son las textuales ya que hacen referencia al
mensaje (el texto) de la comunicación.

Diferencias contextuales:
Canal oral:

a) Canal auditivo

b) El receptor percibe los distintos signos del texto sucesivamente

c) Comunicación espontanea.

d) Comunicación inmediata en el tiempo y el espacio

e) Comunicación efímera. Los sonidos son perceptibles solamente en el


tiempo en que permanecen en el aire.

f) Utiliza mucho los códigos no verbales. Cualidades de la voz y


articulaciones (risa, llanto, expresiones como “ah” “uh”, etc.)

g) Hay interacción durante la emisión del texto.

h) El contexto extralingüístico posee un papel muy importante.

Canal escrito.

a) Canal visual

b) El receptor los percibe simultáneamente.

c) Comunicación elaborada. El emisor puede corregir y rehacer el texto sin


dejar rastros. El lector puede escoger como, y donde quiere leer el texto.

d) Comunicación diferida en el tiempo y en el espacio.

e) Comunicación duradera. El escrito como testigo y registro de los hechos.


Las letras se graban.

f) Lo utiliza poco (códigos no verbales).

g) No hay interacción durante la composición.

h) El contexto es poco importante. El autor crea el contexto a medida que


escribe el texto.

Vigner.

Apoya la concepción que considera que el oral y el escrito son dos códigos
diferentes y autónomos que vehiculan la misma lengua. Este sostiene que la
producción y comprensión del escrito no dependen del código oral. Afirma que
desde sus orígenes el escrito fue concebido para almacenar información y no
para grabar la palabra.
Scinto.

Modelo equipolente. Elaborado por el círculo lingüístico de Praga, postula que


el código oral y el escrito tienen características estructurales comunes aun
desarrollando funciones distintas y complementarias en la comunidad
lingüística.

Scinto defiende este modelo porque es el que mejor explica la relación escrito-
oral desde todos los puntos de vista.

Vigner como Scinto defienden la autonomía del código escrito respecto al oral.
El primero desde la óptica de la didáctica e la expresión escrita y el segundo
desde el campo de la psicolingüística.

Resumiendo: en el mismo canal escrito podemos distinguir, entre otros


matices, los escritos para ser leídos de los escritos para ser dichos. Cada uno
de estos subcanales requiere la utilización de recursos lingüísticos y
estrategias comunicativas propias.

Barthes- Greimas-Bremond-Gritti-Morin-Metz-Todorov-Genette

“Análisis estructural del relato”

1- LAS FUNCIONES. “La determinación de las unidades”

A partir de los formalistas rusos se constituyen como unidad todo segmento de


la historia que se presente como el término de una correlación. El alma de toda
función es lo que le permite fecundar el relato con un elemento que madurara
mas tarde al mismo nivel.

Todo en un relato ¿es funcional? Todo, hasta el menor detalle. Esto no es


cuestión de arte (por parte del narrador), es una cuestión de estructura: en el
orden del discurso. Todo tiene un sentido o nada lo tiene. El arte en el sentido
informativo del término es un sistema puro, no hay unidad de perdida.

La función es desde el punto de vista lingüístico, una unidad de contenido: es


<<lo que quiere decir>>. Algunas unidades funcionales pueden ser inferiores
a la frase, sin dejar de pertenecer al discurso.

2- Clases de unidades.

Surgen desde un principio dos grandes clases de funciones: las unas


distribucionales, las otras integradoras. Las primeras corresponden a las
funciones de Propp, retomadas en especial por Bremond, a ellas reservaremos
el nombre de funciones. Su modelo es clásico a partir del análisis de
Tomachacski: la compra de un revolver tiene como correlato el momento en
que se lo utilizara.

La segunda gran clase de unidades, de naturaleza integradora, comprenden


todos los indicios. Los indicios son unidades verdaderamente semánticas pues,
contrariamente a las “funciones” propiamente dichas, remiten a un significado,
no a una <<operación>>.

Funciones e indicios: las primeras corresponden a una funcionalidad del hacer


y las otras a una funcionalidad del ser.

Algunos relatos son marcadamente funcionales (como los cuentos populares)


y, por el contrario, otros son marcadamente “indiciales” (como las novelas
psicológicas).

Funciones: sus unidades no tienen todas la misma importancia; algunas


constituyen verdaderos nudos del relato (o de un fragmento del relato); otras
no hacen mas que llenar el espacio narrativo que separa las funciones
<<nudo>>: llamamos a las primeras funciones cardinales o núcleos y a las
segundas, teniendo en cuenta su naturaleza complementadora, catálisis. Para
que una función sea cardinal, basta que la acción a la que se refiere abra (o
mantenga o cierre) una alternativa consecuente para la continuación de la
historia, que inaugure o concluya una incertidumbre.

Catálisis: funcionalidad puramente cronológica (se describe lo que separa dos


momentos de la historia). Las catálisis no son unidades consecutivas, las
funciones cardinales son a la vez consecutivas y consecuentes.

Las funciones cardinales son los momentos de riesgo del relato; entre estos
polos de alternativa, las catálisis disponen zonas de seguridad, descanso, lujos;
estos lujos no son inútiles. La catálisis puede tener una funcionalidad débil pero
nunca nula. La función constante de la catálisis mantiene el contacto entre el
narrador y el lector. No es posible suprimir un núcleo son alterar la historia,
pero que tampoco es posible suprimir una catálisis sin alterar el discurso. En
cuanto a la segunda gran clase de unidades narrativas (los indicios) forman
parte de una relación paramétrica (elemento que se mantenga a lo largo de la
duración de una pieza musical), cuyo segundo termino implícito, es continuo,
extensivo a un episodio, un personaje o a toda una obra. Sirven para
identificar, para situar en el espacio.

Los indicios tienen siempre significados implícitos; los informantes por el


contrario, no los tienen, al menos al nivel de la historia, son datos puros,
inmediatamente significantes. Los indicios implican una actividad de
desciframiento, los informantes proporcionan un conocimiento ya elaborado, su
funcionalidad es también débil pero no nula.
Nudos y catálisis, indicios e informantes, son las primeras clases en que se
pueden distribuir las unidades del nivel funcional.

Algunas unidades pueden ser mixtas.

Las catálisis, los indicios y los informantes son expansiones, si se las compara
con núcleos: los núcleos constituyen conjuntos finitos de términos poco
numerosos, están regidos por una lógica son a la vez necesarios y suficientes.

3- La sintaxis funcional.

Los informantes y los indicios pueden combinarse libremente entre si.

Una catálisis implica necesariamente la existencia de una función cardinal a la


cual conectarse, peor no recíprocamente. Las expansiones son suprimibles,
pero los núcleos no.

Propp defiende absolutamente la irreductibilidad del orden cronológico: el


tiempo es, a sus ojos, lo real y, por esta razón, parece necesario arraigar el
cuento en el tiempo.

Aristóteles al oponer la tragedia a la historia atribuía ya la primacía a lo lógico


sobre lo cronológico.

Lévi- Strauss “el orden de sucesión cronológica se reabsorbe en una estructura


matricial (de raíz) atemporal. El análisis actual tiene a descronologizar el
continuo narrativo.

La temporalidad no es sino una clase estructural del relato (del discurso).


Desde el punto de vista del relato, lo que nosotros llamamos el tiempo no
existe o, al menos, solo existe funcionalmente.

Tres direcciones principales de investigación:

Bremond: es mas propiamente lógica: se trata de reconstruir la sintaxis de los


compartimientos humanos utilizados por el relato, de volver a trazar el
trayecto de las “elecciones” a las que tal personaje, en cada punto de la
historia esta fatalmente sometido.

El segundo modelo es lingüístico, Lévi Strauss, Greimas: la preocupación


esencial de esta investigación es descubrir las funciones oposicionales
paradigmáticas, las cuales, conforme al principio jakobsoniano de lo
<<poético>>, <<se extienden>> a lo largo de la trama del relato.

La tercera vía, esbozada por Todorov, instala el análisis a nivel de las


<<acciones>> (es decir, de los personajes).
Una secuencia es una sucesión lógica de núcleos unidos entre si por una
relación de solidaridad: la secuencia se inicia cuando uno de sus términos no
tienen antecedente solidario y se cierra cuando otro de sus términos ya no
tiene consecuente. La secuencia comporta siempre momentos de riesgo y esto
es lo que justifica su análisis.

Ej. De secuencia: Ofrecer| aceptar| prender| fumar

La secuencia es una unidad lógica amenazada: es lo que la justifica a mínimo.


Pero también esta fundada a máximo: encerada en sus funciones. Constituye
una unidad nueva, pronta a funcionar como el simple término de otra
secuencia más amplia. Una secuencia no ha concluido cuando ya,
intercalándose, puede surgir el término inicial de una nueva secuencia: las
secuencias se desplazan en contrapuntos, funcionalmente, la estructura del
relato tiene forma de “fuga”: por esto el relato se sostiene a la vez que se
prolonga.

4- LAS ACCIONES.

Hacia una posición estructural de los personajes.

En la poética aristotélica la noción del personaje es secundaria y esta


enteramente sometida a la noción de acción.

Más tarde el personaje toma una consistencia psicológica y paso a ser un


individuo, una <<persona>>, un “ser”, y deja de estar subordinado a la
acción.

El análisis estructural se resistió fuertemente a tratar al personaje como a una


esencia, Tomachevski llego hasta negar al personaje toda importancia
narrativa, punto de vista que luego atenuó.

Propp los redujo a una tipología simple fundada, no en la psicología, sino en la


unidad de las acciones que el relato impartía.

El análisis estructural muy cuidadoso de no definir al personaje en términos de


esencia psicológica lo definió no como un ser sino como un participante

Greimas propuso describir y clasificar los personajes del relato, no según lo que
son, sino según lo que hacen (de allí su nombre de actantes).

Tres grandes ejes semánticos: comunicación, el deseo (la búsqueda) y la


prueba.

4- La narración. “La comunicación narrativa”.

El relato como objeto es lo que se juega en una comunicación: hay un dador


del relato y hay un destinatario.
Tres conceptos:

La primera considera que el relato es emitido por una persona (el autor). El
relato (en particular la novela) no es entonces más que la expresión de un yo
exterior a ella.

La segunda concepción hace del narrador una suerte de conciencia total que
emite la historia desde un punto de vista superior. El narrador es la vez interior
a sus personajes (puesto que sabe todo lo que sucede con ellos) y exterior
(puesto que jamás se identifica con uno más que con otro)

La tercera concepción, la más reciente (Sartre) señala que el narrador debe


limitar su relato a lo que pueden observar o saber los personajes. Todo sucede
como si cada personaje fuera a su vez el emisor del relato.

La narración (o código del narrador) conoce dos sistemas de signos: personal y


apersonal.

El apersonal es el modo tradicional del relato dado que la lengua ha elaborado


todo un sistema temporal propio del relato (destinado a suprimir el presente de
quien habla).

Hoy escribir no es contar, es decir que se cuenta, y remitir todo el referente a


este acto de locución. Parte de la literatura contemporánea ya no es
descriptiva sino transitiva y se esfuerza por realizar en la palabra un presente
tan puro que todo el discurso se identifica con el acto que lo crea, siendo así, el
logos reducido – o extendido- a una lexis.

EL ANALISIS DEL RELATO SE DETIENE EN EL DISCURSO.

En todo relato la imitación es contingente, la función del relato no es la de


“representar”, sino el montar un espectáculo que nos sea aun muy enigmático,
pero que no podría ser de orden mimético; la <<realidad>> de una secuencia
no esta en la sucesión “natural” de las acciones que la componen, sino en la
lógica que en ellas se expone, se arriesga y se cumple.

El origen de una secuencia no es la observación de la realidad, sino la


necesidad de variar y superar la primera forma que se haya ofrecido al
hombre, a saber, la repetición: una secuencia es esencialmente un todo en
cuyo seno nada se repite; la lógica tiene aquí un valor liberador. El relato nos
hace ver, no imita.

Gloria Pampillo y otros. “Una araña en el zapato”

Capitulo 8. “Introducción a los relatos de vida”


Principios del siglo XX se renovaron las jerarquías de los actores de los
acontecimientos públicos, se empiezan a importar los actores sociales
anónimos, los grupos minoritarios e incluso opositores a las políticas
dominantes.

Los testimonios de protagonistas más o menos anónimos no fueron las únicas


fuentes que comenzaron a tenerse en cuenta. También se incluyeron en esta
categoría cartas, diarios íntimos o fotos familiares, todo aquello que registrara
la vida cotidiana.

El investigador tiene que aceptar que las fuentes tienen más saberes que él
mismo. Lo que se pretende realizar es la integración de la subjetividad a
estructuras o procesos sociales complejos.

Para la escuela de Batjin el sujeto es siempre social y el lenguaje es el campo


donde se manifiesta la conciencia como conciencia social. Lo ideológico se
manifiesta mediante el lenguaje.

Batjin concibe el lenguaje como esencialmente dialógico, que todo enunciado


esta orientado hacia un destinatario.

Lo que las personas cuentan son relatos, en este sentido hay un elemento que
adquiere protagonismo: la narración.

Batjin defiende los géneros discursivos como “tipos relativamente estables de


enunciados” dentro de ellos distingue:

Géneros primarios o simples: comunicación cotidiana, inmediata.

Géneros secundarios o complejos: son reelaboraciones de los géneros


primarios. Son de comunicación más desarrollada y organizada. Por ejemplo:
escritos de las aéreas artísticas, científicas y políticas.

Los hablantes organizan sus experiencias de vida como anécdotas, pequeñas


narraciones, es decir, relatos.

Adam propone una serie de criterios que definen al texto narrativo desde una
perspectiva lingüística y pragmática. Para este lingüista, la existencia del
sujeto –ya sea animado o inanimado, siempre ubicado en un tiempo
(momento)- y de los predicados –lo que se dice que hace este sujeto o lo que
ocurre, ya que este puede ser agente o paciente- en una sucesión de tiempo
organizado en función de la búsqueda de un fin, es un relato. Cree que estos
componentes deben darse en conjunto y no de manera aislada. Estos
componentes son la sucesión de acciones, la unidad temática y los predicados
transformadores.

El narrador selecciona y organiza las acciones a partir del motivo de interés.


Las narraciones suelen comenzar ubicando temporal y espacialmente los
hechos, así como los personajes. Todo relato contendrá también una
evaluación final, explicita o implícita.

Las narraciones orales y el tiempo.

La narratología reconoce el tiempo de la historia, la secuencia temporal de los


acontecimientos que se narran, y por otra, el tiempo del relato, la distribución
temporal que se realiza al contar una historia.

El narrador oral es creativo como lo que es un escritor contemporáneo.


Además organiza los hechos según un orden cronológico. Según Portelli, esta
alteración puede realizarse de tres maneras, o usos, como el autor denomina:
de atrás para adelante, el de la lanzadera o el de la rueda.

El modo de la lanzadera: el relato se arma entretejiendo diferentes historias


que sirven a un fin, se puede vincular con las anacronias. El narrador altera el
orden temporal de los hechos adelantándose por medio de prolepsis, o
retrocediendo por medio de analepsis.

El modo de la rueda: se vincula con un relato en el que hay un tiempo base en


el que se narra un acontecimiento del cual se aleja, tanto por medio de
analepsis como de prolepsis que incluyen diferentes temas, pero siempre se
vuelve al momento que representa el hecho principal.

“El como”

El tiempo que le otorga a los acontecimientos que narra o la velocidad en


términos de narratología: la pausa, la elipsis, el resumen.

El resumen y la elipsis permiten acelerar la narración.

Escenificación: reproduce, por medio del discurso directo, el dialogo como si


estuviera sucediendo, es decir, que el tiempo de los hechos es igual al tiempo
del relato. Esto da mayor credibilidad a lo que se cuenta.

La inscripción del tiempo.

El tiempo es un transcurrir, una continuidad, una serie de instantes que pasan


uno detrás de otros (días, semanas, años). El hombre necesita ubicar los
hechos que se suceden en por ejemplo edades, épocas “La edad media” o “La
época de la escuela primaria”.

Portelli afirma que “ubicar un acontecimiento en el tiempo requiere que se


rompa el continuo y se lo vuelva discreto”.

El relato –tanto el relato individual como el que corresponde a una sociedad-


crea un tiempo especial y saca los hechos de la cronología ordinaria. Por eso se
utilizan formulas para indicar este “recorte”: “Había una vez”, “Antes de la
guerra”.

Portelli llamara “nivel” a cada línea sintagmática, y “modo” al “patrón que


elabora cada narrador para combinar los acontecimientos de su vida en niveles
homogéneos”. A su vez estos niveles y modos se reúnen en tres estratos
verticales básicos:

a) Institucional, que hace a acontecimientos ligados al gobierno, partidos,


sindicatos, elecciones: el contexto histórico nacional e internacional y a
motivos ideológicos.

b) Colectivo, que hace a la vida de la comunidad, como huelgas,


catástrofes naturales, rituales, participación del grupo en
acontecimientos ligados con el nivel “a”

c) Personal, que hace a la vida privada y familiar. Nacimientos,


casamientos, empleos, viajes o la participación personal en
acontecimientos relacionados con los otros dos niveles.

Estos niveles se entretejen y comunican unos con otros pero en cada relato
prevalecerá un modo.

Portelli explica “fechar un acontecimiento no es simplemente colocarlo en una


secuencia lineal, sino escoger en que secuencia lineal ubicarlo”.

Se puede afirmar que los modos en que incide el tiempo en los relatos de vida
son múltiples e involucran diferentes aspectos. En el nivel del relato, tanto por
el orden de los hechos como por la duración que se le atribuye a cada uno de
ellos; en función de la situación enunciativa, en referencia al tiempo otorgado
para hablar como a la distancia con respecto a los hechos narrados; así
también en las diferentes formas que el narrador puede ubicar temporalmente
los acontecimientos.

Gloria Pampillo y otros. “Una araña en el zapato”

Capitulo dos. “Los recursos del relato”

Historia, relato, narración.

Genette distingue tres instancias: la historia señala el conjunto de


acontecimientos que se cuentan; el relato, el discurso oral o escrito que los
pone en palabras y la narración, el hecho o acción verbal que convierte la
historia en relato.
Historia designa una instancia conceptual que no tiene existencia efectiva,
constituida por acontecimientos que se organizan en un orden cronológico
ideal que jamás podría ser trasladado a la linealidad del relato. La noción de
historia señala un concepto, no un objeto, según Genette designa, el
significado o contenido narrativo; relato señala el discurso pronunciado, el
texto concluido, el producto material constituido por signos lingüísticos que
conforman un todo significante, que es también denominado por las teorías del
análisis estructural como “enunciado” o “texto”. El termino narración es
propuesto para referir “al acto narrativo productor y, al conjunto de la situación
real o ficticia en que se produce ese acto”

En los textos narrativos históricos o periodísticos, la historia tiene una


existencia previa; es la narración, el acto que produce un ser histórico
concreto, la que transforma esa historia en un relato o texto narrativo.

Los recursos del narrador

Recursos discursivos: TIEMPO, MODO Y VOZ del relato.

El tiempo del relato

Para Genette, los núcleos narrativos de una historia suponen siempre procesos
que generan cambios y esta evolución se opera dentro de un lapso. Todo
cambio presupone por lo tanto una sucesión en el tiempo, una cronología.

El tiempo del relato a su vez, puede modificar el tiempo ordenado de la historia


con alteraciones de diverso tipo.

Los tecnicismos:

“tiempo de la historia”: esta por definición, ordenado a partir de una


secuencialidad lógico casual

“tiempo del relato” señala la particular organización del tiempo que un


discurso narrativo realiza en relación con el “tiempo de la historia”.

Las alteraciones del tiempo según Genette: ORDEN, VELOCIDAD, FRECUENCIA.

Orden

Alterar la secuencia cronológica de la historia; en busca de determinados


efectos de sentido. Adelantando acontecimientos que en la historia suceden
después o interrumpiendo el fluir de los hechos.

Analepsis (retrospecciones) y prolepsis (anticipaciones).

Genette define analepsis como “toda evocación fuera de tiempo de un


acontecimiento anterior al punto en que se encuentra la historia”
Generalmente mientras el tiempo base del relato es el perfecto simple, las
analepsis están marcadas por el uso del pretérito pluscuamperfecto. La
analepsis recupera datos de hechos que funcionan en el relato como
explicación a los desajustes que la conducta del personaje manifiesta.

La prolepsis es una alteración en el orden del relato que implica un adelanto,


una anticipación de sucesos en relación con los que se narran en el tiempo
base. Implica un adelanto que el relato hace de sucesos que acontecen
efectivamente en la historia. NO son premoniciones del protagonista, ni
sueños, ni esperanzas, tampoco amenazas o promesas.

Velocidad

En el análisis de la velocidad, los dos tiempos de referencia son, una vez mas,
el tiempo de la historia y el tiempo que el relato le adjudica al lapso temporal
que ha constituido como objeto. “durante seis meses”, “muchos años después”
“Vivieron felices muchos años”.

Este tipo de disparidad entre la velocidad del tiempo de la historia y el del


relato da lugar a cuatro clases de alteraciones: ESCENA, PAUSA, RESUMEN,
ELIPSIS.

En la escena, el tiempo del relato es casi igual al tiempo de la historia. Se


relaciona de inmediato con el dialogo de personajes.

En la pausa los hechos de la historia están detenidos. El relato multiplica los


indicios del lugar o de tiempo, o merodea en la caracterización de algún
personaje. Son casi siempre descriptivas, pero no toda descripción implica una
pausa. La pausa es, para Genette, el tipo de “descripciones que emprende el
narrador deteniendo la acción e interrumpiendo la duración de la historia”.

La duración del relato en el resumen es menor a la que los hechos tienen en la


historia, implica una condensación del tiempo y su efecto se percibe en la
velocidad con que la historia puede avanzar, a menudo varios años en unos
pocos renglones.

La elipsis, es un recurso que implica la ausencia del relato. Este recurso


silencia o evita la narración de acontecimientos que evidentemente han tenido
lugar en la historia pero que no se narran. Genette sostiene que este tipo de
elipsis se acerca a los resúmenes rápidos en los que la velocidad no es
totalmente igual a cero. Estas elipsis aparecen con formulas tales como
“después de dos años” o “en la primavera siguiente”. La elipsis se utiliza
generalmente como una marcada intencionalidad estética.

Frecuencia.
Genette llama frecuencia narrativa a la relación entre la cantidad de veces que
un dato aparece en el discurso y las veces que sucede en la historia. El ejemplo
mas ilustrativo es el del crimen que en una novela policial es narrado por cada
uno de los implicados, pero en el polo opuesto también es posible que un
hecho que se repite, pero sucede cada vez en su unicidad como el levantarse
del sol, sea narrado una sola vez.

Son estas variaciones las que clasifica en 3 categorías:

Relato singulativo, es un enunciado narrativo que da cuenta una sola vez de un


hecho singular.

Relato repetitivo, la narración reiterada de un hecho que en la historia sucede


una sola vez

Relato iterativo, el relato es un único enunciado de un hecho que se repite en


la historia. La utilización de este recuerdo es frecuente en la descripción (“casi
siempre” “a menudo” “cada diez minutos”).

Tiempo de la narración.

El tiempo del narrador es en realidad el presente de la enunciación ficcional, el


tiempo en que el acto de narrar se lleva a cabo.

Gloria Pampillo y otros. “Una araña en el zapato”

Capitulo tres. “La mirada en el relato”

Al leer una obra de ficción -dice Todorov- no tenemos una percepción directa
de los acontecimientos que describe; al mismo tiempo percibimos, aunque de
otra manera, la percepción que ellos tienen de lo que cuentan.

El concepto de focalización.

La focalización es definida por Mieke Bal como la relación entre los elementos
presentados y la concepción a través de la cual se presentan, entre la visión y
lo que se ve, lo que se percibe, o sea, la perspectiva sensorial o ideológica a
partir de la cual se presentan los sucesos y los personajes.

El punto de vista se construye desde un lugar físico, ideológico, psíquico, que


recorta un fragmento de realidad.

El focalizador.

Bal llama “focalizador” al sujeto de la focalización, al agente que percibe.


Puede corresponder a un personaje de la historia o estar afuera. Si los agentes
que focalizan son personajes de la historia que se esta narrando, se trata de
focalización interna, cuando el agente que percibe esta situado fuera de los
hechos, esta focalización es externa.

No siempre una misma focalización se mantiene a lo largo de relato, también


es posible que una focalización varié. La focalización es una cuestión de
predominio, y en algunos casos puede modificarse frase a frase.

Bal señala que, si bien la imagen que el lector recibe del objeto viene
determinada por el focalizador, esta imagen habla del focalizador mismo. Una
cuestión interesante que analiza con el tema de la focalización es la de los
objetos que son perceptibles solo para uno de los personajes (la visión de un
fantasma, por ejemplo). El lector en estos casos puede conocer visiones del
mundo de un personaje que los demás integrantes de ese mismo universo
ficcionado no conocen.

Resultan interesantes también los casos de variación en el punto de vista por


la evolución del personaje (pensar algo como q será lindo, luego ver q no lo es
e ir cambiando esa percepción).

Clasificación de los aspectos del relato.

La clasificación de Todorov identifica tres tipos de relaciones posibles entre el


narrador/perceptor y el mundo interior del personaje y las analiza siempre
como relaciones de conocimiento, de saber:

Narrador > personaje (la visión por detrás). Es la característica del relato
clásico. El narrador sabe más que su personaje, podríamos llamarlo como lo
hace Genette “punto de vista de Dios o de Sirio”. Este agente focalizador es un
sujeto que se convierte en el sujeto de todas las percepciones. Puede percibir
acciones que suceden simultáneamente en distintos lugares, sabe lo que sus
personajes sienten y piensan constantemente.

Narrador = personaje (la visión “con”). El narrador cuya percepción de las


cosas que focaliza es igual a la que podría tener el personaje, es característico
de la literatura moderna. Lo que a Todorov le interesa señalar en este caso es
la imitación del “saber” del narrador que se opera en esta época en
comparación con el relato clásico.

Narrador < personaje (la visión “desde afuera") el narrador sabe menos que
cualquiera de sus personajes. Puede describirnos lo que ve u oye, pero no tiene
acceso a ninguna conciencia.

Gloria Pampillo y otros. “Una araña en el zapato”

Capitulo 4. “La voz narrativa”


Toda historia es referida por un sujeto y dirigida a otro, es producto de un acto
de enunciación, un acto narrativo.

Al concepto de “situación narrativa”, se le puede agregar que así como el


narrador asume una perspectiva (focalización) respecto de lo que narra,
también construye una imagen del destinatario, a quien dirige y en función del
que articula su discurso.

La situación narrativa como sistema de enunciación.

En dichos enunciados, el locutor se señala a si mismo como sujeto, postula


luego a otro sujeto como aquel a quien dirige su discurso y , finalmente,
expresa una cierta relación con el mundo, un modo de referir.

Cuando se habla de situación narrativa se hace referencia a la situación


comunicativa representada en el relato, a la situación ficcional que se da entre
narrador y narratario. La situación narrativa duplica la situación comunicativa
real en la que un autor destina un discurso (escribe un cuento) para un lector.
No es la situación real la que interesa al estructuralismo sino la situación
ficticia que se inscribe en el texto narrativo, en el relato. Así, autor y lector
quedan fuera del análisis.

Todo relato implica un “yo que cuenta”, presupone siempre un “yo te


cuento…” o “yo te digo…” en tanto, retomando a Benveniste, el relato no
puede concebirse sino como un acto de enunciación realizado por un sujeto y
dirigido a otro.

Según Genette: “la elección del novelista no es entre dos formas gramaticales,
sino entre dos actitudes narrativas: hacer contar la historia por unos de sus
personajes o por un narrador extraño a dicha historia.

Genette sistematiza los tipos de relación que el narrador entabla con el mundo
narrado y elabora una clasificación.

Narrador /Voz homodiegética: en tanto el narrador se nombra a si mismo y


pertenece de alguna manera al universo que se narra (como personaje o como
testigo)

Narrador /Voz heterodiegética: en tanto narra los acontecimientos desde


afuera del mundo narrado, cuenta acerca de otros.

Narrador/ Voz autodiegética: es el que sostiene que cuenta hechos que le


sucedieron a el.

Las huellas del narrador.

La presencia del narrador es obvia en los relatos homodiegéticos, en los que


los narradores son el centro del universo narrado. No siempre los narradores
aparecen seguros de lo que narran. A veces dudan acerca de los hechos de la
historia. Tanto cuando el narrador enfatiza sus afirmaciones como cuando
manifiesta sus dudas esta marcando su presencia. En otros casos el recurso de
la ironía es el que marca la presencia del narrador.

Las marcas del narratario.

Las marcas no suelen ser tan evidentes. Así como el narrador de un relato esta
siempre implícito, con el narratario sucede lo mismo y hay marcas, a veces
sutiles, que pueden rastrearse en el texto. Estas se manifiestas de distintos
modos, por ejemplo, en el grado de saber que el narrador le adjudica o a través
de formas de manipulación que el narrador utiliza para convencerlo, advertirlo
o producir en el algún efecto.

Discurso del narrador y discurso de los personajes.

Genette dice que en un relato no hay más que palabras del narrador y palabras
de los personajes.

En el relato canónico, la voz del narrador esta claramente diferenciada de la de


los personajes y la entrada de estas se marca en el texto, a través de ciertos
signos: los dos puntos, las comillas, el guion de dialogo. En muchos casos,
evidencia lo contrario: el control que el narrador ejerce sobre las voces del
relato.

Es la voz del narrador la que convoca la presencia de los personajes y la que


introduce sus voces. Puede decirse que las voces de los personajes siempre
están estructuralmente subordinadas a la del narrador.

A esta vinculación directa del discurso de los personajes con el discurso del
narrador se llama “discurso directo”: el narrador da la palabra al personaje y la
introduce a través de verbos como “decir” “alegar” “explicar” “exclamar”.

En la “reproducción indirecta” es el narrador –con mayor control de la


narración- el que refiere lo que los personajes dicen.

El uso predominante del discurso indirecto no hace más que reforzar la idea de
que el mundo es aquello que el personaje percibe.

Cuan do se habla de autonomía del discurso del personaje –propia del estilo
directo- se entiende una autonomía relativa pues el narrador no deja de ejercer
su control al determinar los momentos y las modalidades de aparición de las
voces de los personajes.

Otra voz sobre la voz.

Saussure tratara de aislar los elementos que lo conforman del marco en el que
este se realiza, es decir del contexto o medio social. Desarrolla así la idea del
lenguaje como un sistema de signos arbitrarios, cada uno se ellos formado por
un significado y un significante. Distingue la lengua del habla. La lengua es la
matriz con todas las realizaciones posibles, virtuales, sincrónicas, de la cual el
hablante selecciona las opciones y las organiza en una sucesión lineal. El
habla, la realización individual, no interesa como ciencia.

Para la escuela de Batjin el sujeto es siempre social y el lenguaje es el campo


donde se manifiesta la conciencia del sujeto como conciencia social, por lo
tanto se interesara por las expresiones concretas de los sujetos producidas en
contextos particulares.

Lenguaje y dialogismo.

El grupo de Batjin considera que el lenguaje no es un sistema de signos


abstractos sino en uso. Un signo siempre esta cargado por una valoración, por
una ideología. Las palabras, además de denotar objetos, están saturadas de
evaluaciones sobre ellos. La valoración del sujeto se manifiesta de diferentes
maneras –la entonación, el ritmo, la modalización, entre otras- y solo será
comprendida en un contexto.

El entorno o contexto verbal, como lo denomina este grupo, se compone de


tres elementos: el horizonte espacial común, o sea el lugar donde se realiza la
emisión; el conocimiento común de la situación y la evaluación compartida de
la misma. Batjin afirma el carácter ideológico de todo enunciado.

Los géneros discursivos

“cada enunciado separado es, por supuesto, individual pero cada esfera del
uso del lengua elabora sus tipos relativamente estables de enunciados, a los
que denominamos géneros discursivos”. -Batjin-

Es posible reconocer géneros discursivos específicos de los ámbitos jurídicos,


de la esfera periodística, del ámbito académico, Batjin distingue los “primarios
o simples” generalmente orales, inmediatos, propios de la comunicación
cotidiana, informal (la conversación, la carta) y los “secundarios o complejos”
generalmente escritos (tratado científico, discurso histórico, ensayo
sociopolítico). Los géneros artísticos son géneros secundarios. El relato
ficcional, por ejemplo, seria la reelaboración de un género primario: el primitivo
relato oral.

La polifonía en la novela.

La novela es para Batjin un género en evolución constante, muy dispuesta a


incluir múltiples visiones del mundo que representa y a la crítica de
estereotipos. Considera que en el interior de cada novela se agita una multitud
de discursos sociales que mantienen diálogos entre si. Por eso las llama
“dialógicas o polifónicas”. Batjin piensa la narración como “orquestación de
voces narrativas”, representativas de los diferentes discursos sociales.

Los relatos polifónicos implican debate, confrontaciones de discursos, que es lo


propio del debate ideológico social. La polifonía supone discursos que se
cruzan, que dialogan, que se cuestionan en el sentido de que ninguno es
dominante.

A este tipo de novela polifónica, Batjin opone otro tipo de relatos –monologicos-
en los que hay una voz hegemónica, que impone sus valoraciones, que puede
hacer entrar otros discursos –ceder la palabra- pero siempre organizados desde
esa hegemonía, esa superioridad. En el relato monológico hay un discurso
predominante.

Irene Klein “Propuestas de escritura. Leer como escritores”

El texto narrativo.

“El relato comienza con la historia misma de la humanidad; no hay ni ha


habido jamás en parte alguna un pueblo sin relatos” –Barthes-

La narración es una de las formas básicas de la comunicación.

Con textos narrativos hacemos referencia a todas esas narraciones, sencillas y


naturales, que producimos en la comunicación cotidiana. Llamamos textos
narrativos a los chistes, los mitos, las leyendas, los cuentos populares que no
tienen autor.

Bajo el nombre de literatura, clasificamos las demás narraciones complejas,


como cuentos y novelas a las que un escritor da forma y trabaja.

Los tres tipos de narraciones tienen características y estructuras diferentes,


pero obedecen al mismo imperativo, que es, desde un punto de vista
semántico, el relatar, fundamentalmente, acciones y, desde un punto de vista
pragmático, el de relatar solo acciones o sucesos interesantes. Solo narramos
hechos que se desvían de una norma, de cierta expectativa o de ciertas
costumbres. Es indispensable que lo que se cuente despierte interés. La
expectativa nace cuando el suceso narrado se complica y que se mantiene
tensa hasta conocer su resolución.

Bajo todo texto narrativo, subyace una estructura convencionalizada que,


como narradores cotidianos, nos es familiar. Esto es así porque poseemos el
esquema narrativo que llamamos superestructura narrativa.

Superestructura de la narración.
Todo lector, apenas iniciada la lectura o la escucha de una narración, espera
un conflicto, un nudo o complicación del suceso, como también su resolución.
La complicación y la resolución constituyen el núcleo del texto narrativo, que
llamamos suceso. Cada suceso tiene lugar en una situación determinada y en
determinada circunstancia, que denominaremos marco. El marco y el suceso
forman el episodio, y una serie de episodios, la trama.

Junto con estas categorías superestructura les aparecen la evaluación, que


corresponde a la opinión o valoración del narrador frente a la trama, y la
moraleja (como en la fabula), en la que el narrador extrae una lección de la
historia.

El discurso narrativo.

En toda narración, debemos considerar dos aspectos: la historia y el discurso.


Toda narraciones, es a la vez, historia y discurso. Historia, porque evoca cierta
realidad o acontecimientos que podrían haber ocurrido en la vida real.
Discurso, porque existe alguien, un narrador, que le relatara a alguien una
historia y que la relatara a su manera.

El relato es, por un lado, los acontecimientos referidos (historia) y, por otro, la
manera en la que un narrador nos lo hace conocer (narración).

Narrar y describir.

“no puede narrarse sin describir, aunque si describir sin narrar”.

Discurso narrativo: predominan los verbos (acciones que describen objetos en


transformación) y, e segundo lugar, los nombres (adjetivos y sustantivos:
objetos al margen de sus transformaciones).

También los verbos tienen un significado descriptivo. La descripción produce


una pausa, se detiene y asistimos a la descripción de un paisaje, de una
escena en la que hablan los personajes o el autor.

Ritmo narrativo de un relato: narración y descripción corren parejas.

El tiempo de la narración.

Generalmente, se trata en pasado: el tiempo pretérito es el tiempo canónico de


la narración, porque se supone que narramos lo que ya sucedió. Ese tiempo,
que llamamos pasado, es un pasado en relación al momento que estoy
narrando. Narro en pretérito perfecto simple las acciones.

El pretérito pluscuamperfecto indica acciones anteriores que estaba en primer


plano; el condicional anticipa acciones o estados posteriores a una acción
pasada.
El presente que aparece en una narración (en pretérito) remite al presente del
narrador, o sea, al momento en el que el narrador escribe la historia.

Textos narrativos.

1- El relato autobiográfico.

El relato autobiográfico cuenta la vida de una persona. El pronombre en


primera persona representa, a la vez, al narrador y al protagonista de la
historia. El tiempo presente hace referencia al momento en el que se escribe y
recuerda; el pretérito, al momento en el que transcurrieron los hechos que
cuenta (pretérito imperfecto, pretérito perfecto).

2- La biografía.

En el relato biográfico, un narrador externo cuenta la vida de una persona.

3- La anécdota o el recuerdo.

La anécdota es el relato de un hecho significativo para el narrador.

4- La carta familiar.

En este tipo de carta, es importante analizar la situación comunicativa: los


elementos que identifican la relación de proximidad entre el emisor y el
destinatario de la carta (nombres propios y seudónimos, acotaciones entre
paréntesis, la lengua informal). EL narrador es, a la vez, protagonista de los
hechos que cuenta.

5- La crónica.

Es un relato de hechos detallados que son noticia

El acontecimiento.

La crónica relata hechos interesantes: hechos que constituyen un


acontecimiento, es decir, que significan una ruptura con la norma considerada
habitual. Un acontecimiento no puede prolongarse mucho en el tiempo; sino
se convierte en norma.

La superestructura del relato periodístico.

El discurso periodístico es muy similar al de un esquema narrativo. A diferencia


de otros textos narrativos, la crónica, concentra su información en el titulo, el
copete y el primer párrafo. Estos elementos aparecen en los demás textos
narrativos de forma paulatina. El objetivo de la crónica es permitir que el lector
lea y comprenda superficialmente las noticias leyendo solo los puntos
principales.

Macroestructura y comprensión lectora.

La macroestructura de la crónica responde, a lo que se llama ordenación por


importancia. Los hechos o informaciones principales aparecen primero.

-que paso (un robo)

-quienes (un grupo de delincuentes)

-cuanto ($500.000)

-donde (en la zona céntrica de Córdoba)

-cuando (el 11 de julio)

-como termino (escaparon tras tirotearse con la policía, uno de ellos fue
herido).

Luego se narran los hechos cronológicamente: “el camión recoge el dinero, los
delincuentes amenazan a los empleados...)

Como es el titulo el que resume la información más importante, decimos que


es macroproposicion o tema del texto.

El titulo como macroproposicion.

Algunos sintetizan la información (“Roban 500.000 pesos y escapan”), otros


llaman la atención o provocan curiosidad. Los hay formales, informales,
apelativos, informativos, humorísticos, creativos, incluso, poéticos.

Para titular, hay que pensar en el tipo de lector que leerá la crónica.

Historia y discurso.

La historia es aquello que es contado, el referente, el acontecimiento real del


que da cuenta la crónica, y el discurso su relato. Este relato puedo alterar el
orden de los hechos, realizar retrospecciones y anticipaciones que rompen la
linealidad temporal de la historia.

Los segmentos de la historia.

*segmento descriptivo: que marca una pausa en la trama narrativa para


describir la atmosfera de una escena, un individuo o un grupo.

*segmento diagonal: en el que se reproducen las palabras de alguien.


*segmento de opinión, se caracteriza por el uso del presente, que remite al
momento de la escritura y a la presencia del periodista que evalúa lo que
narra.

Irene Klein “Propuestas de escritura. Leer como escritores”

SEGUNDA PARTE. “El texto narrativo de ficción”.

El cuento.

En el cuento encontramos segmentos narrativos, descriptivos y expositivos. El


texto expositivo puede contener, a su vez, zonas narrativas.

La ficción se hunde en la realidad y la interroga. Es una manera de internarse


en el mundo para develar su misterio o intentar iluminar una parte. El trabajo
no consiste en decir cosas, sino en mostrarlas. Todos coinciden en considerar
el conflicto como la esencia de la cuentidad.

¿Qué nos permite distinguir a la narración de un hecho cotidiano de la


narración de un cuento?

La diferencia radica, básicamente, en la construcción del significado que arma


el cuento, significado en el que confluyen todos y cada uno de los recursos
narrativos, como también el léxico, la sintaxis y hasta los signos de puntuación.
El discurso literario del cuento semantiza el mundo: descubre y dota al mundo
de nuevos significados.

Irene Klein. “La narración”

Capitulo 1. Primeros estudios sobre el relato literario.

“El formalismo ruso.”

Viktor Shlovski. El arte como procedimiento.

Fueron los formalistas rusos en el siglo XX quienes sentaron las bases para
analizar, desde la teoría lingüística, la estructura interna del relato,
fundamentalmente del cuento folklórico (Propp, 1928).

Retoman la terminología y los conceptos nucleares de la Poética aristotélica, el


concepto de mimesis de la teoría aristotélica, que postula que el género
narrativo se basa en la representación o mimesis de las acciones humanas.

Este grupo de lingüistas y estudiosos del lenguaje poético fueron llamados


“formalistas” por su detractores, debido a que su interés estaba centrado
fundamentalmente en los procedimientos de construcción del texto literario
con el objetivo de definir que es la literatura. El motivo de dicha preocupación
respondía a la necesidad de liberar a la crítica literaria del siglo XIX, de la carga
de subjetivismo estético, psicológico o filosófico que la caracterizaba.

Saussure describió rigurosamente la lengua y la definió como sistema arbitrario


de signos, los formalistas se propusieron delimitar y constituir la literatura
como objeto especifico de análisis a fin de dar a los estudios literarios el
estatuto de ciencia.

El objeto de la ciencia de la literatura no era para ellos la literatura sino la


“literariedad” en función de la cual una obra es una obra literaria que consiste
en la organización deliberada del material lingüístico que persigue un único fin
que es el de producir un efecto estético.

La materialidad de la literatura es la palabra, pero la palabra desviada de su


uso cotidiano.

Shlovski “el arte como artificio”, en el que describe los procedimientos en los
que funda la creación estética verbal, adopto de alguna manera carácter de
manifiesto del formalismo ruso.

“el proceso de singularización de Tolstoi”, señala Shlovski, “consiste en no


llamar al objeto por su nombre sino en describirlo como si lo viera por primera
vez”. Es decir, tal como ocurre en la adivinanza.

Tema y motivo.

En la segunda etapa, los formalistas focalizaron su interés cada vez más en las
formas narrativas. La noción de “forma” para el formalismo ruso no implica la
separación entre forma y contenido ni su subordinación al contenido: todo lo
que constituye a la obra artística es forma.

Distinguieron la motivación, la fabula y siuzhet, nociones que serian


fundamentales para la narratología. Entendieron por motivación la presencia
de un determinado factor que justifica los demás con los que establece una
relación de concordancia. Ejemplo: los viajes en buscan de un empleo serian,
según Shklosvky, la motivación principal que hilvana los episodios del Lazarillo
de Thormes. El mismo autor señala que la fabula es el material que permite
configurar el siuzhet (La distribución de los acontecimientos artísticamente construida).

Según Tomashevski la fabula es el conjunto de los acontecimientos que establecen entre si una
relación casual y cronológica, independientemente del orden en el que estos se encuentran; y el
siuzhet la secuencia narrativa de los elementos como se presenta en un texto particular.

Tomashevski introduce el concepto de tema y de motivo.

Motivos asociados: aquellos que, dada su importancia en la trama, no pueden ser eliminados son
que la historia cambie de sentido.
Motivos libres: complementarios de la trama, será reformulado luego por Barthes como núcleos
y catálisis en el nivel de las funciones.

Vladimir Propp. La función.

Estudio las formas del relato en los cuentos rusos y descubrió similitudes entre
ellos. Llego a la conclusión de que todos ellos se modelaban sobre la base de
estructuras fijas que permitían un sinnúmero de combinaciones posibles, tal
como si los cuentos fueran variable de un cuento único. Propuso para ello el
concepto de función. Se entiende por función narrativa –o el elemento nuclear
que permite dar cuenta de la composición del relato- a la acción que realiza un
personaje.

Distingue siete tipos fundamentales (el villano, el dador o proveedor, el


ayudante, la princesa u objeto de búsqueda, el enviador, el héroe y el falso
héroe) cuyas acciones son de número limitado y tienen carácter de función
(tales como prohibición, demanda, engaño).

Dos alternativas para dar cuenta de la composición del relato:

Orientación sintagmática, que considera al cuento como una sucesión


invariable de treinta y una funciones (alejamiento, prohibición, interrogación,
etc.) que establecen relaciones lógicas y estéticas entre si para configurar de
ese modo la intriga narrativa.

Orientación paradigmática, atiende a la distribución de esas treinta y una


funciones en los diferentes personajes y su integración en siete esferas de
acción o actantes: agresor, donante, auxiliar, mandatario, héroe y falso héroe.
Esta que privilegia al personaje sobre la acción y señala el carácter teatral del
cuento, tuvo gran influencia en la narratología francesa.

La obra de Propp abrió el camino a los estudios modernos sobre la narrativa.

El estructuralismo francés. Claude Lévi- Strauss. El mitema.

El estructuralismo implico una renovación epistemológica en tanto llevo a


concebir y analizar los objetos de estudio como estructuras, es decir, sobre la
base de las relaciones dinámicas que lo constituyen.

Saussure describe el lenguaje como sistema, y señala la naturaleza arbitraria


del signo.

El interés de estas corrientes formal-estructuralistas esta focalizado en el texto


en si mismo considerado como objeto de estudio autónomo. Por tal motivo, los
teóricos se preocupan por establecer modelos descriptivos de validez – o sea
un modelo de análisis aplicable a todos los relatos o sistema narrativo
subyacente- como lo exige todo conocimiento científico.
Claude Lévi – Strauss: realizo numerosos estudios sobre el mito. Este
antropólogo estudia los mitos del de los indios del Brasil y descubre en ellos un
sistema de operaciones lógicas entre términos que pueden ser permutados
entre si. Señala que el contenido del mito no se funda en los elementos
aislados que lo componen sino en el modo en que ellos se combinan.

El concepto de mitema, como el elemento de la estructura universal que puede


aparecer en diferentes narraciones míticas. Al igual que un fonema, el mitema
solo adquiere una función significante por medio de la combinación y la
relación de oposición con los otros.

Capitulo Dos. La narratología.

El termino “narratología” se propone como la teoría de la narración que estudia


la estructura interna del relato literario, al que se le confiere una especialidad
determinada.

A Saussure no le interesan los textos singulares sino el sistema, lo guía el


propósito de elaborar una gramática del texto, de validez universal. El análisis
estructural considera que, así como la frase posee su lógica interna, también
los relatos se constituyen sobre la base de una gramática narrativa.

Roland Barthes. Las funciones del relato.

Tanto los formalistas de la escuela de Propp como los estructuralistas


franceses como Barthes y Greimas, creen que el sentido del relato se
encuentra en la combinación de los elementos y en la capacidad del todo de
integrar las subunidades.

Barthes considera que es el paradigma lingüístico el mas apropiado como


modelo fundador del análisis estructural del relato. Establece una analogía
entre los objetos de la lingüística tradicional -la frase- y otro tipo de lingüística
que concebiría a su objeto (el relato) como “una gran frase”.

Llamamos a este texto, que es la unidad discursiva mayor y medio apropiado


entre la vivencia temporal y el acto narrativo, relato. El mythos es la puesta en
intriga.

Es necesario según Barthes distinguir varias instancias de descripción en una


obra narrativa e integrarlas en una perspectiva jerárquica.

Define tres planos para el análisis del relato: el de las funciones, el de las
acciones y el de la narración los que se integran de forma progresiva.

Una función solo adquiere sentido cuando se inscribe en la acción de un


“actante”, la que a su vez, tiene sentido si es narrada.
Funciones como unidades de contenido, que pueden ser distribucionales y las
integrativas cuando se completan pasando de un nivel a otro.

Funciones distribucionales: núcleos y catálisis.

Dentro de las distribucionales, algunas constituyen verdaderos nudos del


relato, otras solo llenan los espacios narrativos que median entre los nudos.

Barthes llama núcleos a las funciones cardinales que corresponden a las


acciones principales o nudos del relato. Estos núcleos constituyen los
momentos de riesgo en el relato: abren alternativas en función de las que la
historia puede ser modificada.

Funciones cardinales o unidades nucleares que constituyen el esqueleto del


relato, las catálisis son de carácter complementario y corresponden a las
acciones secundarias comentadas del narrador.

Funciones integrativas: indicios e informantes.

Los indicios preveen datos de significado implícito, por ejemplo la psicología de


un personaje. Los informantes en cambio son datos puros que brinda
información sobre el tiempo y el espacio, tales como la edad de un personaje,
el lugar en el que se encuentra.

Los indicios y los informantes son unidades integrativas, dado que solo
completan su sentido en función de las acciones nucleares. Los indicios a su
vez remiten a las características de su personalidad. La mayor presencia de
indicios construye personajes de mayor riqueza psicológica, de conductas más
imprevisibles.

El estructuralismo concibe el texto narrativo como un sistema cerrado cuyos


elementos establecen una red de relaciones en diferentes niveles. Es así que
las unidades conforman una sintaxis particular. En tanto los indicios y los
informantes se combinan libremente entre si, una catálisis implica
necesariamente la existencia de un núcleo. Los núcleos, a su vez, se relacionan
por solidaridad, es decir, cada uno obliga al siguiente y existe a partir del
anterior y establece entre si una relación cronológica y lógica a la vez.

La lógica de la acción consiste en el encadenamiento de nudos de acción que


aseguran en su conjunto la continuidad del relato.

Claude Bremond. La secuencia.

Una serie de nudos constituye en tanto estas unidades elementales se


encadenan entre si y se integran en unidades mas amplias.

Presentan tres funciones: la que abre la posibilidad de una acción, la que la


actualiza o no y la que refleja el resultado de dicho proceso. Se parte de un
obstáculo que debe ser resuelto, se sigue con la tarea de resolverlo y se
finaliza con la resolución.

Una secuencia es una sucesión lógica de núcleos que se vinculan entre si de


manera solidaria, pues un termino presupone el otro. Se inicia cuando uno de
los términos no tiene antecedente y termina cuando el último no tiene
consecuente.

Greimas. El sistema actancial.

La importancia del personaje no reside en lo que es o dice sino en lo que hace.


(de allí su nombre de actante). La categoría de actante indica una clase de
actores, o sea, agentes que lleven a cabo acciones y que no son
necesariamente humanos.

Según Greimas, lo fundamental de un relato no son los acontecimientos y


actores concretos, sino los sistemas de valores que se enfrentan.

Dado que siempre aparece un sujeto que desea un objeto, todo relato puede
ser planteado en términos de carencia.

El posestructuralismo. Barthes y el funcionamiento de la textualidad.

Una de las principales que se le han realizado a los formalistas se basa en que,
precisamente en su afán por encontrar la especificidad, no pudieron captar la
singularidad. Inscripto en la teoría posestructural, ya no lo guía el deseo de
encontrar en todos los relatos una estructura en común, sino, en cambio, de
encontrar en cada texto una “diferencia” que posee.

El análisis se centrara, de este modo, en la descripción del funcionamiento de


esa textualidad y ya no en el estudio de los sistemas de significación.

Abandona de forma definitiva los conceptos fundamentales del


estructuralismo.

Mieke Bal “Teoría de la narrativa” (una introducción a la narratología).

FOCALIZACION.

Dificultades.

Cuando se presentan acontecimientos, siempre se hace desde una cierta <<


concepción>>.
La percepción, sin embargo, constituye un proceso psicológico, con gran
dependencia de la posición del cuerpo perceptor; un niño ve las cosas de
manera diferente a un adulto, al menos en cuanto a las medidas.

La percepción depende de tantos factores, que esforzarse en ser objetivos


carece de sentido. Por mencionar solo unos pocos factores: la propia posición
respecto del objeto percibido, el ángulo de caída de la luz, la distancia, el
conocimiento previo, la actitud psicológica hacia el objeto.

La focalización será, por lo tanto, la relación entre la visión y lo que se


<<ve>>, lo que se percibe.

El focalizador

La focalización es la realización entre la <<visión>>, el agente que ve, y lo


que se ve. El focalizador, constituye el punto desde el que se contemplan los
elementos. Ese punto puede corresponder a un personaje referido a un
elemento de la fabula, o fuera de el.

La focalización vinculada a un personaje puede variar, puede pasar de un


personaje a otro. Sin embargo, no suele haber ninguna duda en nuestras
mentes sobre que personaje debería recibir mayor atención y apoyo.

Cuando la focalización corresponde a un personaje que participa en la fabula


como actor, nos podremos referir a la focalización interna. Podremos indicar,
entonces, por medio del termino focalización externa que un agente anónimo,
situado fuera de la fabula, opera como focalizador.

Se pueden distinguir varios niveles de focalización; donde este presente el


nivel de focalización no habrá ninguna diferencia fundamental entre
<<narración de primera persona y narración de tercera persona>>.

Suspense

Es un hecho de la experiencia que aparece a menudo y que es de difícil


análisis. El suspense se podría generar por medio del anuncio de algo
que sucederá después, o por medio del silencio temporal respecto a una
información que se necesita.

Además la focalización es desde mi punto de vista (dice Bal), el medio de


manipulación mas importante, mas sutil y mas penetrante.

Anacronia

Las preposiciones son ana y pro, que significan, respectivamente,


<<hacia/desde atrás>> y <<hacia/adelante>>. Para significa << a un
lado>>. La raíz lipsis significa <<dejar algo fuera>> y lepsis, <<añadir
algo>>.

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