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PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN
2. LA COLUMNA DE OPINIÓN
3. CONCLUSIONES ......................................................................................... 72 - 74
4. ANEXOS Y APÉNDICES
5. BIBLIOGRAFÍA
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Éstos son, por orden de audiencia: El País, El Mundo, El Periódico de Cataluña, La Vanguardia, Abc, La
Razón y Público.
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Éstas son, por orden de audiencia: 20 Minutos, Qué!, Metro Directo y Adn.
3
Éstos son, por orden de audiencia: Marca, As, El Mundo Deportivo y Sport.
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Éstos son, por orden de difusión: Expansión, Cinco Días, La Gaceta de los Negocios y El Economista.
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN JUSTIFICACIÓN DEL TEMA
La facilidad con que una persona puede “colgar” en Internet sus comentarios y
ponerlos a disposición del resto de la Humanidad es tal, que a través de la red hoy día
se informa y opina acerca de cualquier tema, independientemente de su interés como
noticia –por ello, nunca antes habíamos vivido un fenómeno de sobreinformación de
tal magnitud–. Umberto Eco defiende esta idea con las siguientes palabras: “Con los
medios de comunicación de masas, se difunde una inmensa información sobre el
presente. Piénsese que, en Internet, puede haber noticias sobre millones de cosas que
están sucediendo en este mismo momento (incluso sobre las más irrelevantes)” (Eco,
20/03/08: 15). No cabe duda, pues, de que la tarea periodística se encuentra en un
proceso de constante cambio ante el cual todos los profesionales tienen que estar muy
atentos para no permitir que el lector pueda verse perjudicado. En línea con esta idea,
Juan Cueto alerta de los tres aspectos que le preocupan de la creciente
transformación que la web 2.0 está produciendo en el periodismo: 1) Las noticias
serán cada vez más cortas y fragmentarias; 2) los bits de raza people desplazarán
cualquier otra información divertida y jubilarán todo aquello que parezca serio, y 3)
cualquier noticia, reportaje o información que carezca de un clip para ser reproducido
en YouTube desaparecerá por completo (Cueto, 30/08/07: 6).
El objeto del presente trabajo es el estudio de uno de los géneros periodísticos
más antiguos que existen y que no sólo ha sobrevivido al desarrollo de los medios
audiovisuales y de la web 2.0, sino que ahora más que nunca se encuentra en un
espléndido estado de forma, si bien en los últimos años ha perdido a tres de sus
grandes maestros –Jaime Campmany, Eduardo Haro Tecglen y probablemente el más
grande de todos, Francisco Umbral–: la columna de opinión. Efectivamente, el
contenido informativo del periódico ha quedado relegado a un segundo plano ante la
celeridad que aportan los medios audiovisuales y, sobre todo, Internet. De ahí que el
valor añadido fundamental que hoy día aporta el periódico impreso sea precisamente
esa lectura profunda y sosegada que Cueto teme que desaparezca y que cobra toda
su esencia en la columna de opinión. El maestro Umbral ya describía brillantemente
hace más de diez años este papel que desempeña el periódico al compararlo con la
televisión, cuando aún no podría siquiera advertirse que la web 2.0 produciría otra
“revolución” en la actividad periodística:
“Con motivo del premio León Felipe a la Libertad de Expresión me preguntan los
entrevistadores por el auge y éxito del columnismo en la prensa española, y sólo se me
ocurre una respuesta: la noticia ya la da la televisión; al periódico le queda la opinión, el
comentario, la glosa. […] Los periódicos, que no son tontos, han incrementado la
opinión, la idea, la palabra escrita, la línea editorial y el juicio personal del columnista.
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN JUSTIFICACIÓN DEL TEMA
[…] A este periódico [se refiere a El Mundo] se le ha reprochado alguna vez el tener
demasiados columnistas, pero si lo consideramos despacio resulta que hay hasta
especialistas en homosexualidad, tema que sin duda tiene su público y necesita su
portavoz” (Umbral, 12/03/97: 64).
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN JUSTIFICACIÓN DEL TEMA
poseer una cabecera influyente que sirva de complemento a los otros medios del
grupo para poder conseguir sus objetivos políticos y empresariales. Y dentro de las
páginas de estas publicaciones la columna de opinión se sigue manteniendo, tras
muchos siglos, como un género ameno e imperecedero ante la avalancha informativa
que recibimos diariamente a través de otros canales de comunicación. Sirva también,
por tanto, este estudio como homenaje al periodismo de calidad que propone día tras
día la columna de opinión.
Esta investigación se plantea como una disertación a través de la cual aportar
una visión global del periodismo de opinión, en general, y la columna, en particular,
dentro del conjunto de géneros que conforman los contenidos del periódico.
Consideramos que este momento en el que se están produciendo unos cambios tan
profundos en el panorama periodístico es el idóneo para presentar un estudio acerca
de la columna, que a su vez continúa la tradición de los trabajos monográficos sobre el
género de los años noventa. Así, hemos fundamentado el trabajo en una serie de
objetivos que a continuación detallamos:
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN STATUS QUAESTIONIS
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN STATUS QUAESTIONIS
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN STATUS QUAESTIONIS
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Todos estos datos se pueden consultar en www.micinn.es/teseo [Consultado el 22.03.2008].
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN METODOLOGÍA
1.3 METODOLOGÍA
Hemos considerado oportuno emplear una estructura deductiva a la hora de
desarrollar nuestros argumentos en el presente estudio. Es decir, partimos de unas
premisas más generales y descendemos hacia lo particular. Para comenzar
desarrollaremos una visión global del periodismo de opinión y de las técnicas que los
autores emplean con el objetivo de intentar persuadir a su audiencia; seguidamente
deslizaremos algunas ideas sobre los diferentes géneros que pertenecen a este estilo
editorializante y, finalmente, nos detendremos en uno de ellos, la columna de opinión,
para abordar ampliamente su evolución, características formales y estilísticas, rasgos
definitorios, etcétera.
Según se comprobará, tanto la columna como el resto de géneros de opinión
surgen como un eslabón más en la continua evolución del articulismo periodístico. Por
ello, hemos comenzado por aportar una visión general sobre los géneros periodísticos
y establecer la clásica distinción entre los informativos y los opinativos. Estos últimos
se caracterizan fundamentalmente por que el único objetivo del autor es mostrar
explícitamente sus pensamientos acerca de un tema, e intentar persuadir al lector.
Para conseguirlo, según autores como López Pan y Gómez Calderón, el editorialista
(entendiendo a éste como la persona que escribe un texto de carácter persuasivo)
emplea una serie de técnicas que entroncan directamente con el análisis retórico
planteado por Artistóteles siglos atrás. Así, la manera en que estas técnicas sean
empleadas –es decir, el estilo del columnista–, las exigencias espaciales y temporales
que impone el periódico y otras muchas circunstancias que se abordarán en el trabajo,
resultarán determinantes para la configuración de los diferentes géneros de opinión
que hoy día podemos hallar en nuestras cabeceras.
En la columna periodística se produce un paradójico entendimiento entre la
rigidez formal que exigen las limitaciones temporales y espaciales del género y la
libertad de creación de que disfruta el columnista. Por ello, hemos querido analizar
estas características en dos epígrafes diferentes; en el primero se desgranan uno a
uno todos los aspectos puramente formales; en el segundo se aborda la figura del
columnista, ya que entendemos que el dinamismo y la personalidad que desprenden
este tipo de artículos proviene del sello personal que le confiere el autor. Esta
contraposición nos llevará inevitablemente a preguntarnos si debemos concebir la
columna como una obra de carácter cultural, como una plataforma en la que la
intelectualidad da a conocer su pensamientos a la sociedad, o si, por el contrario,
dichas limitaciones temporales y espaciales, unidas a la ingente cantidad de columnas
que se publican hoy día en nuestras cabeceras, demuestran que se trata de un género
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN METODOLOGÍA
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN METODOLOGÍA
de información general, y, por otro, que hemos pretendido reflejar ejemplos de textos
modernos y así poder trazar una visión del género lo más actualizada posible.
Finalmente hemos empleado otro tipo de fuente que se encuentra a caballo
entre las dos anteriores. Se trata de una serie de reflexiones y confesiones de los
propios columnistas acerca del género; probablemente en ocasiones pueden carecer
del rigor científico de los estudios y los artículos publicados en revistas o manuales
académicos, pero, por el contrario, ganan en la viveza y el realismo de las
aseveraciones que salen de la boca del principal protagonista, de quien conoce mejor
que nadie –en primera persona– las vicisitudes de la profesión. Estas reflexiones las
hemos encontrado fundamentalmente en tres tipos de formatos: en las propias
columnas, en entrevistas y, en alguna ocasión, en conferencias y discursos
pronunciados por ellos mismos.
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2. LA COLUMNA DE OPINIÓN
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL ESTILO EDITORIALIZANTE
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL ESTILO EDITORIALIZANTE
“Los géneros no son solamente útiles para los periodistas que escriben en los diarios y
para los lectores que los leen, sino que sobre todo son útiles para los profesores que
enseñan a escribir y para los estudiantes que aprenden a hacerlo. […] Estudiar cómo
se hace una noticia, un reportaje, una entrevista, una crónica, una crítica, un artículo,
un editorial, es más que seguir la disciplina de unas normas. Es comprender la función
de un texto, de un medio de información. Se trata de analizar y reflexionar sobre qué
pasaría si no se hicieran las cosas como se hacen” (Santamaría, 2002: 33-34).
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL ESTILO EDITORIALIZANTE
Queda patente, tras leer estas palabras, que bajo un texto aparentemente
informativo se esconde siempre una visión subjetiva implícita fruto del propio
subjetivismo del ser humano6. “El periodismo objetivista es una falacia que enmascara
un periodismo subjetivista”, asevera al respecto Galdón (Galdón, 2001: 81). En esta
línea, la profesora Luisa Santamaría alerta además del peligro de estos fines
persuasivos: “En estos momentos es en la información donde con más intensidad se
cuestiona la manipulación de los medios” (Santamaría, 1997: 46). Por todo ello, en la
actualidad la división clásica entre géneros informativos y de opinión (amén de los
interpretativos y del estilo ameno) es objeto de continuo debate. Algunos autores
establecen incluso una relación directa entre la propia evolución de la profesión
periodística y el surgimiento de géneros mixtos que aúnan las características de varios
géneros diferentes.
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De ahí que autores como Luis Núñez Ladevéze resalten la gran dificultad que entraña establecer una
barrera entre información y opinión y que consideren que el estudio de este tema no es meramente
periodístico, “sino estrictamente filosófico” (Núñez Ladevéze, 2007: 15).
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En esta lista mencionamos los géneros de opinión que consideramos más importantes, siendo
conscientes de que las clasificaciones varían en función del autor.
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL ESTILO EDITORIALIZANTE
Todos estos géneros se encuadran bajo el marco común del estilo editorializante
o de solicitación de opinión, término empleado por Emile Dovifat en 1959 y adoptado
por el profesor Martínez Albertos años después (Dovifat, 1959: 129; citado por
Martínez Albertos, 2004b: 237). Santamaría y Casals definen este estilo como “el
conjunto de formas de expresión periodística destinadas a conseguir la labor de
convencimiento y persuasión con vistas a la creación de opinión que efectúan los
medios de comunicación por medio de la fuerza probatoria del pensamiento y de los
hechos” (Santamaría y Casals, 2000: 39). Es decir, estos géneros, entre los cuales se
encuentra la columna, tienen como objetivo fundamental convencer al lector sobre una
serie de temas que normalmente tienen un nexo de unión con la actualidad –y de ahí
que en estas líneas podamos abordar su estudio desde la perspectiva de las Ciencias
de la Información–. Algunos, como el editorial o el suelto, coinciden completamente
con la línea editorial del periódico y otros, como la tribuna libre o la columna, pueden
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL ESTILO EDITORIALIZANTE
diferir en alguna ocasión, en función fundamentalmente tanto del medio como del
columnista8.
Los géneros de opinión tienen una influencia decisiva en la forma de actuar y
pensar de la audiencia que los lee. El rasgo diferenciador de los periódicos hoy día ya
no es la noticia en sí, pues los medios audiovisuales, sobre todo Internet y la radio,
brindan, como ya señalábamos previamente, una celeridad informativa que en
ocasiones es incluso inmediata. El lector que acude al periódico busca el análisis en
profundidad que le puede ofrecer el comentario de Felipe Sahagún en El Mundo o la
visión personal que ofrece Joaquín Estefanía en su columna de El País; el lado más
sarcástico o humorístico de la noticia que derraman la viñetas de Mingote en Abc o de
Peridis en El País; los aspectos puramente ideológicos que brindan los editoriales de
los diarios, etcétera. Ignacio Camacho hace alusión a ese valor añadido que ofrecen
las columnas de opinión, en particular, y los géneros de opinión, en general:
“[Las columnas] Son el valor añadido de las noticias, de los periódicos en general, la
salsa del guiso informativo. En muchos casos, el principal elemento contra la
uniformidad de la información. Se escriben porque se leen, y se leen porque aportan,
junto con los editoriales y otros géneros de opinión, el citado valor añadido de la prensa
en un mundo informativo en el que las noticias circulan por otros canales a gran
velocidad” (Equipo de sincolumna.com, 03/09/07).
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Esta idea plantea el debate sobre la vinculación ideológica del columnista con la línea editorial del
periódico, que será tratado en el epígrafe 2.5.
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL ESTILO EDITORIALIZANTE
palabra “artículo” reza de la siguiente manera: “Cada uno de los escritos de mayor
extensión que se insertan en los periódicos u otras publicaciones análogas” (RAE,
1992). Rafael Yanes la califica de “desafortunada” al no ajustarse a la realidad.
Además, asegura, “no son artículos todos los escritos periodísticos, ni, por supuesto,
tampoco su extensión es un rasgo que los diferencie de otros textos” (Yanes, 2004).
Otros autores, sin embargo, no consideran adecuado englobar a todos los géneros de
opinión bajo el macrogénero del artículo, pues, según ellos, éste posee una autonomía
estilística respecto al resto (el “artículo firmado”, que analizábamos líneas atrás). Juan
Cantavella asegura al respecto: “Un periodista debe saber que el artículo designa algo
más específico y resulta poco pertinente el convertirlo en un nombre genérico,
polisémico” (Cantavella, 2007: 161).
La columna es un tipo de artículo, al igual que lo son el editorial, el comentario o
la crítica, pero existe una serie de características que los diferencia a unos de otros.
Todos ellos provienen de un mismo origen, el artículo, y fue la propia evolución de las
publicaciones periódicas a través de los siglos lo que fue configurando los rasgos
diferenciadores de cada uno9. De hecho, el periodismo ha progresado desde un
predominio casi absoluto de los géneros de opinión hasta que a mediados del siglo
XIX la prensa informativa ganó el terreno a la de carácter doctrinal y partidista
(Moreno, 2001: 109). Antonio López Hidalgo no hace diferenciación alguna entre los
textos periodísticos con fines persuasivos y opta por incluirlos todos,
independientemente de sus características, bajo el tronco común del artículo:
Tras estas líneas, resulta evidente, por tanto, el poder de influencia de todos los
géneros de opinión, pero ¿cómo estructura el escritor la argumentación del artículo
para conseguir dichos objetivos persuasorios?
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En el epígrafe 2.3 se traza una visión histórica de la evolución del artículo desde sus orígenes hasta la
actualidad.
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL ESTILO EDITORIALIZANTE
persuasoria del artículo inducirá al lector a que se posicione de una manera u otra
sobre un acontecimiento ante el cual existe más de una posibilidad real de acción, sin
haber sido sometido previamente a la violencia (Santamaría y Casals, 2000: 108). A
diferencia de esta práctica, mediante la manipulación se busca también convencer al
lector sobre una cuestión determinada, pero para ello el autor se mueve en ocasiones
en el terreno de la ambigüedad o de la mentira (Santamaría y Casals, 2000: 108). El
articulista debe saber diferenciar perfectamente estos dos conceptos (persuasión y
manipulación) para basar toda su fundamentación en una serie de códigos
deontológicos y morales acordes con el derecho a la libertad de expresión (recogido
en el artículo XX de la Constitución Española), y evitar así el uso de cualquier técnica
manipuladora con fines persuasivos. Debe fundamentar sus argumentos en la
veracidad y la lógica y, cómo no, en la pulcritud y la armonía del lenguaje. En otras
palabras, el columnista debería eliminar la manipulación en sus argumentos y, al
mismo tiempo, buscar la seducción, es decir, el cuidado y el gusto por el valor estético
y emotivo de las palabras como instrumento para apelar a los sentimientos del lector:
“La seducción parte de un intelecto, sí, pero no se dirige a la zona racional de quien
recibe el enunciado, sino a sus emociones. Y sitúa en una posición de ventaja al
emisor, porque éste conoce el valor completo de los términos que utiliza, sabe de su
perfume y de su historia, y, sobre todo, guarda en su mente los vocablos equivalentes
que ha rechazado para dejar paso a las palabras de la seducción. No se basa tanto la
seducción en los argumentos como en las propias palabras, una a una” (Grijelmo,
2004, 32-33).
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL ESTILO EDITORIALIZANTE
García, no cabe duda de la fuerza que tiene la retórica para convencer, comunicar o
persuadir:
“La retórica es, como tantas veces se ha dicho, un instrumento comunicativo muy
poderoso en las manos de los hombres. Y quien dice del discurso verbal, dice de todo
tipo de discurso, ya sea verbal, audiovisual o digital; de función, ya sea informativo,
histórico, ficcional, didáctico, publicitario; de medio comunicativo; de género; o de
formato” (García García, 2005: 3).
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Según Fernando López Pan, el ethos es el “principal argumento persuasivo” de las columnas de opinión
(López Pan, 1996: 24). Para ampliar la información sobre el ethos consúltese la obra de este autor La
columna periodística: teoría y práctica.
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL ESTILO EDITORIALIZANTE
“Quizá el error más doloroso, el despropósito más triste del malogrado y mal llamado
‘proceso de paz’ haya sido el desencuentro con las víctimas, orilladas hasta la
humillación por un designio gubernamental tan soberbio como torpe; si malo e inútil era
intentar la negociación con los terroristas sin el consenso de la oposición, hacerlo sin la
anuencia de los depositarios de la memoria del dolor significaba algo tan simple como
una derrota moral y una gratuita fractura —otra más— de la conciencia democrática. Al
alejarse de las víctimas, al tratar de pasar por encima de su desconsuelo, Zapatero no
sólo despojaba a su proyecto de legitimidad ética sino que lo abocaba al fracaso
convirtiéndolo en un interesado tejemaneje político ejecutado a espaldas de las únicas
personas moralmente capaces de administrar el perdón” (Camacho, 24/01/08: 5).
11
Véase en el anexo 2 un gráfico de los tres tipos de estructuras, en las que se aplican el contenido de
las columnas seleccionadas.
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En el apéndice 1 puede consultarse el contenido íntegro de la misma.
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL ESTILO EDITORIALIZANTE
la cual Camacho emite su opinión y a la cual alude ya al final del texto: la ausencia del
presidente del Gobierno en el IV Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo:
“La ausencia vergonzante de Zapatero en los congresos de las víctimas del terrorismo
es la fotografía de un penoso revés democrático. Un Gobierno sin coraje para dar la
cara ante los testigos de nuestro mayor drama colectivo representa un amargo
desengaño. Refugiado en el burladero de un discurso maniqueo y esquemático que
trata de etiquetar políticamente a los deudos de la tragedia, el zapaterismo se esconde
de sus propios remordimientos en una huida inaceptable de su responsabilidad que no
es sino la confirmación de este desalentador naufragio” (Camacho, 24/01/08: 5).
“Hace tiempo un anónimo lector me escribió una carta donde desgranaba mil motivos
para haber abandonado Barcelona. Estaban los clásicos en temperamentos de su
naturaleza, y ya se puede imaginar el temperamento. Pero había otros más extraños
percutientes. Wilson Pacheco flotando en el Maremágnum. El orgullo de la ignorancia.
Las bombas recalentadas de la calle de Ancha. Los catedráticos por demérito...”
(Espada, 18/01/08: 2).
“Probablemente sea difícil encontrar una institución catalana más reaccionaria e inútil,
donde la alianza de lo política y nacionalmente correcto con la cobardía cívica haya
dado un resultado más impresionante. Un Colegio siempre servil con los poderes
políticos y económicos cercanos, y enfático y autocomplaciente con los atentados al
buen sentido periodístico que se producen lejos. Un exponente, en fin, de la aplicación
13
Véase en el apéndice 2 el contenido íntegro de la columna.
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL ESTILO EDITORIALIZANTE
“No tengo el gusto de conocerla personalmente, en tres dimensiones quiero decir, pero
en la dimensión intangible y casi mágica de la radio es una de las personas cuyo
testimonio más me ha impresionado en estos últimos años. Victoria, de una ilustre
dinastía de historiadores (de cuando Argentina, como decían los nicaragüenses bajo el
yugo somocista y luego sandinista, «era república»), consagra su tiempo, su talento y
su valor a una causa que no tiene abogados, porque no puede pagarlos: la de las
víctimas del terrorismo argentino en los años 70, y muy especialmente de los más
abandonados: las víctimas del terrorismo montonero peronista y del ERP” (Jiménez
Losantos, 23/01/08: 4).
Estas primeras palabras, unidas al título, pueden llevar a pensar al lector que el
texto podría girar en torno a la figura de Victoria Villarruel, pero no ocurre así.
Realmente el autor se sirve de su figura para introducir el tema sobre el que versará la
columna: las muertes provocadas por los Montoneros y el ERP en Argentina y los
vínculos entre estas organizaciones con el poder político del país sudamericano.
Jiménez Losantos dedica toda su columna a ofrecer su visión sobre las actividades de
estas organizaciones, sus vinculaciones ideológicas con otras como el MIR chileno o
los tupamaros y sus relaciones con Perón, décadas atrás, y el matrimonio Kirchner, en
la actualidad. Tras ello, pone el broche a la columna y vuelve a mencionar a Victoria
Villaruel: “Victoria Villarruel ha dado en Madrid testimonio de ese abandono, de ese
silencio, de esa ignominia que, por desgracia, en España hemos padecido y
conocemos demasiado bien. Escuchémosla” (Jiménez Losantos, 23/01/08: 4). Queda
patente así cómo el autor “empleó” su figura simplemente para enmarcar el tema
fundamental del texto sobre el que desarrolla toda su argumentación.
El último campo del modelo de análisis retórico es, según adelantábamos
previamente, la elocutio. En palabras de González Calderón, representa
14
En el apéndice 3 puede hallarse el contenido íntegro de la columna.
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL ESTILO EDITORIALIZANTE
“probablemente la parcela retórica más rica de cuantas abarca la columna literaria; por
cuanto en ella el ingenio, la creatividad léxica y la voluntad de estilo se encuentran
muy acentuados” (González Calderón, 2004). Este campo retórico se basa en la
pulcritud y en la concreción lingüística que el autor debe dotar al texto. Efectivamente,
éste no sólo debe conocer perfectamente todas las normas gramaticales de una
lengua, sino que además debe poseer la destreza suficiente para poder expresar sus
impresiones al lector de una manera atractiva para que el ejercicio persuasivo cumpla
su cometido psicológico (Casals, 2007: 77). La elocutio contiene dos operaciones,
recuerda Casals: la elección de las palabras adecuadas y la composición creativa del
discurso. Respecto a este último punto hay que subrayar que existen algunos factores,
como la ideología o el propio carácter del autor, que desempeñan un papel
determinante en la confección del texto (Casals, 2007: 77). Finalmente, González
Calderón destaca tres aspectos de la elocutio que deben tenerse en cuenta: las figuras
retóricas, el léxico y la intertextualidad (González Calderón, 2004).
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
Origen metonímico
Desde un punto de vista histórico, el término “columna” procede del espacio físico que
este texto ocupaba en los periódicos y, por consiguiente, nos encontramos ante un
género cuyo nacimiento está estrechamente ligado al periodismo escrito. Según relata
José María Sanmartí, en el siglo XVIII los contenidos de los periódicos empezaron a
ser estructurados en columnas, lo cual propició la aparición de un espacio óptimo para
ubicar los textos de los articulistas (Sanmartí, 2007: 197). No obstante, aunque
muchas columnas siguen haciendo honor a este origen metonímico, esta
particularidad fue diluyéndose con el paso de los años y en nuestros días ya existen
muchas (probablemente, la mayoría) cuya maquetación no se rige necesariamente por
dicha relación espacial. Por ejemplo, la “Canela Fina” de Luis María Anson en El
Mundo, la columna “Exterior” de Darío Valcárcel en Abc o “Don de gentes” de Elvira
Lindo en el suplemento Domingo de El País, entre otras. Con estas palabras subraya
esta circunstancia Esteban Morán: “En nuestros días se sigue llamando columna
aunque su diseño se haga en forma transversal, ocupando varias columnas de la
página” (Morán, 1988: 165). Además, algunos autores consideran que las columnas de
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
opinión han dado el salto a los soportes audiovisuales (como es el caso de algunos
análisis radiofónicos o de los weblogs en Internet) y, por tanto, desde esta perspectiva
ya no son “propiedad” exclusiva del periodismo escrito (Gutiérrez Palacio, 2005: 67).
Este cambio que experimentó el diseño de las columnas con el paso de los años
vino probablemente determinado por la necesidad de adecuar y dar forma al resto de
contenidos dentro de la página. Alexis Grohman, tomando como referencia un ensayo
de Rafael Sánchez Ferlosio titulado “Las cajas vacías”, compara un periódico con una
caja vacía que hay que rellenar con los contenidos del día, pero que en su interior
tiene una serie de minicajas inamovibles, en virtud de las cuales se confecciona el
resto de contenidos (Sánchez Ferlosio, 2000: 61-73; citado por Grohman, 2006: 24).
Pensamos que, a grandes rasgos, estas “cajas” pueden ser de dos tipos: ciertos
elementos del periódico como la cabecera, la mancheta técnica o los títulos de las
portadillas, y algunas secciones de la publicación con un espacio predeterminado y de
carácter periódico15, entre las que destacan algunos textos de opinión, como los
editoriales, las tribunas libres y, cómo no, las columnas. Grohman considera que la
existencia de estas “cajas vacías” resulta de una gran utilidad para los equipos de
redacción de los periódicos de cara a la distribución de los contenidos de cada edición:
¿Columna o artículo?
Uno de los grandes debates conceptuales que siempre ha girado en torno a la
columna es si efectivamente existen diferencias entre ésta y el artículo de opinión
15
Habría que añadir un tercero, en un segundo nivel: la publicidad. Los espacios que se les asignan a los
redactores para redactar sus noticias vienen también dados en función del espacio que ocupe la
publicidad en la página. A diferencia de los otros dos elementos expuestos, esta “caja vacía” no ocupa
siempre un mismo espacio dentro de un periódico, sino que varía en función de los intereses, tanto de la
empresa anunciante como del propio medio.
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
como tal (un género que en el epígrafe anterior catalogábamos con el nombre de
“artículo firmado”). Al ser preguntado en una entrevista por la definición de columna,
Antonio Burgos se lamenta con su clásico tono burlón de que se establezcan
diferencias entre los textos de Manuel Vicent o Manuel Alcántara y los de Larra o
Mesonero Romanos: “[La columna es] Lo que toda la vida de Dios se ha llamado
artículo periodístico, inserto en una sección fija del firmante. No creo en la columna.
Llamo artículos a los artículos” (Equipo de sincolumna.com, 27/10/03). Efectivamente,
según hemos visto en el epígrafe anterior, todos los géneros de opinión guardan
muchas semejanzas entre sí, en la medida en que descienden de un tronco común: el
artículo. Como analizaremos en el epígrafe 2.4, esos escritos de siglos anteriores con
el paso de los años fueron adquiriendo una serie de rasgos particulares y
diferenciadores. Si damos por válida dicha evolución histórica, sí habría que
considerar que los dos géneros conforman dos modalidades con autonomía
independiente dentro del periodismo de opinión. En este sentido, Antonio López
Hidalgo encuentra en las exigencias de la maquetación del periódico uno de los
motivos por los que ambos géneros comenzaron a caminar por caminos diferentes:
“Con el paso de los años y el desarrollo del periodismo, las necesidades propias de la
diagramación en el diario, con la pretensión de alegrar el diseño, han ido definiendo
cada día más a ambos géneros” (López Hidalgo, 1996: 47).
Algunos autores, como Pastora Moreno, van más allá y no sólo encuentran
grandes diferencias formales entre los dos géneros, sino que también advierten un
contraste en los contenidos de los mismos, principalmente en la actitud que muestran
el columnista y el articulista a la hora de plasmar sus ideas, es decir, en la posición en
la que se sitúan respecto a la información:
“A diferencia del editorial y del artículo, no es preciso que el columnista asuma una
posición ante los hechos. El columnista escribe sobre asuntos conocidos, pero a los
cuales no se les ha prestado la debida atención; o bien se interesa por relatar alguna
experiencia personal y para hacerlo aprovecha algún suceso noticioso” (Moreno, 2000).
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
Periodicidad determinada
El lector suele conocer el día en que se producirá su cita con el columnista, pues una
de las características del género es que su publicación se efectúa con una
periodicidad determinada. Desde esta perspectiva obviamente se pueden delimitar
tantas variantes como periodicidades diferentes existan en la publicación de las
columnas 16. No obstante, la mayoría de los autores escriben entre una y cinco veces
por semana17. Así, Manuel Martín Ferrand en Abc y Raúl del Pozo en El Mundo tienen
una cita con sus lectores todos los días de lunes a viernes; un gran número de
columnistas vierten sus palabras en un artículo semanal (por ejemplo, Santos Juliá o
Javier Pradera en el suplemento Domingo de El País o Arturo Pérez Reverte en XL
Semanal) y otros como Gabriel Albiac e Iñaki Ezquerra en La Razón publican sus
textos dos o tres veces por semana. Respecto a la última variante hay que señalar que
no siempre la cita se produce de una forma absolutamente periódica, sino que en
algunos casos esos dos o tres artículos semanales pueden experimentar algún cambio
en el día de su publicación. Para corroborar esta circunstancia hemos analizado la
16
La mayoría de publicaciones sectoriales se editan con una periodicidad mensual y, aunque no se trate
de la tendencia más generalizada, hay muchos autores que confeccionan sus artículos en éstas y que, en
la medida en que cumplen a rajatabla las características del género, deben ser considerados columnistas
en toda regla. Por ejemplo, la revista Automática e Instrumentación, publicación del sector de la
automatización, cuenta con la colaboración de Laura Tremosa, una especialista que publica
mensualmente un texto llamado “La columna de Laura” que cumple, una a una, todas las características
de la columna.
17
Un estudio de María Jesús Casals (en el que se toman como referencia los diarios españoles con una
tirada superior a los 100.000 ejemplares, según la OJD) demuestra que entre el 1 de septiembre de 2000
y el 31 de agosto de 2001 tan sólo cinco autores publicaban una columna diaria: Manuel Alcántara (El
Correo y La Voz de Galicia), Jaime Campmany (Abc), Antonio Gala (El Mundo), Eduardo Haro Tecglen (El
País) y Baltasar Porcel Pujol (La Vanguardia). Como se puede comprobar, y en palabras de la autora,
“todos ellos son muy veteranos, tanto en edad como en experiencia opinativa” (Casals, 2004: 56).
26
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
“Buscar tema para un artículo es una de las pesadillas a las que se enfrentan a diario
los columnistas. Cuando no tienes tema para la columna, coges el periódico y
empiezas a pasar hojas hacia adelante y hacia atrás. Siempre surge algo. Las
columnas son material reciclado: salen del periódico y vuelven a él.
La vida también ofrece temitas, pero a destiempo. El temita siempre viene cuando
estás en la caja de Sabeco y no puedes anotar, así que lo depositas en el magma de la
memoria y allí se queda, como un náufrago a la espera del rescate. Luego te vuelves
loca intentando recordarlo. ¿Sería un tema que tenía que ver con el pan de molde?,
¿con el suavizante quizás? ¿o con la cara de la cajera? Ni idea” (Rigalt, 18/02/08: 2).
18
Las ediciones en las que no se publicó la columna fueron las del 19 y 30 de noviembre, 3, 7 y 10 de
diciembre, 7 y 28 de enero, 11 y 18 de febrero y 3, 5 y 24 de marzo.
27
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
Ubicación fija
De la misma manera que el lector conoce la fecha en que “ha quedado” con su
columnista, también sabe en qué lugar exacto tendrá lugar dicha “cita”. En otras
palabras, otro de los rasgos que definen el género es su ubicación en un mismo
emplazamiento dentro del periódico. Este aspecto, sin duda, le confiere una gran
personalidad a los escritos publicados por el columnista, pues en ocasiones no se
concibe un espacio concreto del periódico sin el artículo de su “dueño”. Por ejemplo,
durante muchos años la contraportada de El Mundo “perteneció” a Francisco Umbral
(en la actualidad a Raúl del Pozo) y la página cinco de Abc a Jaime Campmany
(compartía espacio “al lado” del ingenio y el humor de Mingote).
Los espacios en los que se insertan las columnas son compartidos por varios
articulistas, en función de la periodicidad de cada uno de ellos. Sirvan como ejemplo
las contraportadas de El País y Abc. En la zona superior de la página del primero se
puede disfrutar de los escritos de siete columnistas diferentes, uno cada día de la
semana. La nómina de autores por orden de publicación es la siguiente: Almudena
Grandes, Rosa Montero, Elvira Lindo, Maruja Torres, Juan José Millás, Manuel Rivas y
Manuel Vicent. En la columna derecha de la contraportada de Abc publican cinco
autoras diferentes: Edurne Uriarte, Irene Lozano, Curri Valenzuela, Mónica
Fernández–Aceytuno y Laura Campmany (estas dos últimas, dos veces por semana).
Asimismo, muchos columnistas “saltan” de un espacio a otro en función del día en que
publiquen, cambiando también así en ocasiones la temática que tratan. Carmen Rigalt
publica dos columnas entre semana en la segunda página de El Mundo, una en la
contraportada durante todos los domingos del año, a excepción de los del mes de
agosto, época en la que publica de lunes a viernes un artículo en ese mismo
emplazamiento, y, además, una colaboración todos los sábados en Yo Dona, revista
que edita Unidad Editorial. También los escritos de Elvira Lindo “saltan” de la edición
de los jueves de El País al suplemento Domingo del mismo diario y en algunas
ocasiones a El País Semanal.
28
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
Título diferenciador
Algunas veces las columnas de opinión van encabezadas por un título que lo
diferencia del resto de contenidos y que le confiere cierto atractivo y personalidad.
Basta con echar la mirada, una vez más, hacia la figura de Umbral para recordar
instintivamente el título que siempre precedía a sus obras de arte: “Los placeres y los
días”. Otros ejemplos de títulos de columnas son: “Pequeño observatorio” de Josep
María Espinàs en El Periódico de Cataluña; “La zona fantasma” de Javier Marías en El
País Semanal; “Ad libitum” de Manuel Martín Ferrand en Abc o “El quinto pino” de
César Lumbreras en La Razón.
Extensión uniforme
La extensión de las columnas de un mismo autor debe moverse en un abanico
homogéneo. A diferencia de algunos estudiosos del género, no creemos que la
extensión de la columna deba ser muy breve, sino uniforme. Por ejemplo, Sam G.
Riley define el género con las siguiente palabras: “Una columna es un artículo de una
extensión modesta que aparece con un periodicidad regular bajo la firma de su autor”
(Riley, 1998b: 438). Efectivamente, parafraseando al investigador estadounidense, el
número de palabras suele ser “modesto” en la mayoría de las columnas que se
publican en España, pero existen muchos textos en los periódicos nacionales en los
que, aunque aparentemente su estructura no es similar a la mayoría de columnas
(principalmente debido a su extensión), si nos ajustamos a las características que aquí
estamos desarrollando habría que clasificarlos como una columna de opinión en
sentido estricto. Así, las columnas de Javier Marías en El País Semanal tienen una
extensión de entre 900 y 950 palabras y las de Arturo Pérez Reverte en XL Semanal
de en torno a las 800 palabras. Estos casos contrastan con las de la contraportada de
Abc (alrededor de 290 palabras), y más aún con uno de los artículos de opinión
29
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
firmados más breves que se publican en los diarios españoles, “La Tronera” de
Antonio Gala en El Mundo, que tiene una extensión de en torno a las 130 palabras.
30
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
idea de una cultura compartida por todos, producida de modo que se adapte a todos,
y elaborada a medida de todos, es un contrasentido monstruoso” (Eco, 2004: 30).
Por el contrario, los integrados prefieren concebir las posibilidades que ofrecen
los medios de comunicación como una óptima plataforma para hacer llegar las obras
culturales a un mayor segmento de la población: “Estamos viviendo una época de
ampliación del campo cultural, en el que se realiza finalmente a un nivel extenso, con
el concurso de los mejores, la circulación de un arte y una cultura ‘popular” (Eco, 2004:
30). Asimismo, consideran que mientras que ellos prefieren producir, actuar y
generalizar el consumo de bienes culturales a todos los niveles, los apocalípticos
“sobreviven precisamente elaborando teorías sobre la decadencia” (Eco, 2004: 30).
Adaptando la perspectiva apocalíptica al debate que aquí nos ocupa, se puede
aseverar que una obra cultural, como puede ser una columna de opinión, debe carecer
de plazos y limitaciones espaciales, en la medida en que surge y cobra forma gracias
a la inspiración y la dedicación de su artista, en este caso el columnista. Por tanto,
desde esta óptica las características formales del género antes expuestas irían en
contra del virtuosismo y la innovación del autor, que tiene que entregar un texto con un
número de palabras exacto equis veces por semana y antes de la hora de cierre. A
continuación recogemos las palabras del escritor y periodista Pedro Sorela, quien
suscribe la visión apocalíptica descrita por Eco, a juzgar por sus pensamientos acerca
del columnismo de nuestros días:
31
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
tiempo de sinceridad, anuncia que ésa será la última columna que escribirá y que, por
tanto, decide abandonar su cita con los lectores (véase el texto íntegro en el apéndice
4). Gallego justifica su decisión en un acto de sinceridad profesional ante la
imposibilidad de aunar la creación literaria y las limitaciones formales que exige el
género:
“Lo malo de la literatura es que se lleva mal con los plazos fijos, con las fechas de
entrega y con todo lo que suene remotamente a obligatoriedad, así que, después de
aguantar treinta meses en la trinchera, con el arma siempre preparada, este fusilero
reconoce que se va quedando sin munición, y disparar cargando con salvas no está
hecho para él” (Gallego, 26/04/06: 26).
Este problema nunca lo tuvo, sin embargo, Ortega y Gasset, quien más de allá
de encontrar un obstáculo en la falta de temas para abordar, se lamentaba de todo lo
contrario cuando se disponía a señalar qué le sugería una fotografía que reproducía El
caballero de la mano en el pecho de El Greco:
“¿No podría llenarse un pliego con todo lo que este menudo cuadro sugiere?
Desgraciadamente, no. Nada más fácil que escribir sobre este cuadro varios pliegos;
pero uno, uno solo, imposible. El lector no sospecha los apuros que un hombre pasa
para escribir un solo pliego. ¡Son de tal suerte maravillosas las cosas todas del
mundo! ¡Hay tanto que decir sobre la menor de ellas! ¡Y es tan penoso amputar a un
asunto arbitrariamente sus miembros y ofrecer al lector un torso lleno de muñones!”
(Ortega y Gasset, 2004: 432).
Además de las condiciones temporales y espaciales con las que debe lidiar un
columnista, vamos a sacar a relucir por primera vez otro tipo de limitación que será
más ampliamente abordada en el epígrafe 2.5: la censura que la propia publicación
puede imponer ante el contenido de una columna. Efectivamente, si un autor no puede
publicar libremente lo que él considere oportuno estará “atentando” contra su libertad
artística y, por tanto, estará dando la razón a los apocalípticos. En este sentido, la
escritora y columnista Elvira Lindo confiesa que mientras que en sus libros no tiene
ningún problema de “autocensura”, en las columnas que publica en El País existen
algunas ideas que no puede exponer con absoluta libertad:
“El periodismo tiene límites porque no puedes decir cosas que no sean ciertas, ése
es el límite que yo creo se está traspasando hoy. Sin embargo en la ficción no
debería tener límites, nada más que los de la propia conciencia. Aquí la censura es la
32
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
que cada uno se ponga. Uno no siempre dice todo lo que tiene en la cabeza porque
sabe que un libro no es un periódico. Yo en un libro puedo ir hasta el fondo y mostrar
de un modo completo mi más perverso pensamiento, pero en un periódico no. […]
Hay veces que creo que los columnistas se creen un poco salvados de eso y piensan
que pueden decir lo que sea como si estuvieran exentos. Y no es así” (Equipo de
sincolumna.com, 22/09/03).
33
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
muchas columnas de nuestros días, que él clasifica bajo diferentes categorías, como
el ensayo, el humor, la divulgación o el costumbrismo, y que el profesor de la
Universidad Complutense considera que tienen que ser categorizados bajo el etilo
ameno:
“Modalidades literarias que […] deben también considerarse artículos: es decir géneros
periodísticos para la opinión aunque de un tono menor respecto al editorial, suelto,
comentario y crítica. Estos géneros son realizados normalmente de acuerdo con las
pautas típicas del estilo ameno o folletinista” (Martínez Albertos, 2004b: 367).
El estilo ameno, por tanto, se alejaría del carácter persuasorio del género. Si se
da por válida esta opción, habría que plantearse si esa “desviación” es total o parcial.
En otras palabras, si un autor que crea una obra literaria, bajo el formato de la
columna, simplemente busca el entretenimiento y el disfrute del lector (estilo ameno) o
si al mismo tiempo también está pretendiendo convencerle de sus planteamientos
(estilo editorializante). En este sentido, Alexis Grohmann desvincula completamente la
condición persuasoria de las columnas creadas por escritores19, entre otros motivos
porque, según asegura, la opinión que emite el autor no es realmente lo más
importante de la columna y porque a través de sus escritos éste pretende inventar la
realidad (Grohmann, 2006: 36-39). Por todo ello, asegura que el objetivo principal del
columnista es puramente artístico:
19
Según la profesora Casals, entre el 1 de septiembre de 2000 y el 31 de agosto de 2001 la segunda
profesión más común entre los columnistas españoles era la de literato (Casals, 2004: 49-54). A ello hay
que unirle muchos representantes de otras disciplinas, como la filosofía o el propio periodismo, que,
además de como columnistas, también han ejercido como escritores (Casals, 2004: 49-54).
34
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
literario como tal. Para ello, toma como referencia las tesis de seis autores de los años
70 y 80 –Martínez Albertos, Aguilera, Gomis, Quesada, Lázaro Carreter y Coseriu–.
Según relata el propio López Pan, el objetivo del estudio no es dar una respuesta a la
cuestión, sino sacar a relucir una serie de posiciones diversas acerca del tema. De
entre todas nosotros suscribimos las del tercero y la cuarta, quienes defienden la
existencia de algunos géneros periodísticos, como el artículo, que en cierta manera
podrían englobarse dentro de lo que él denomina periodismo literario (López Pan,
2005: 5-11).
Camilo José Cela es uno de los escritores más importantes de la historia de la
literatura, pero al mismo tiempo un autor con una prolija obra periodística. Quizá por
este motivo prefiere no establecer una clara barrera entre las técnicas empleadas por
el autor a la hora de practicar cualquiera de las dos actividades:
“Por qué no. La herramienta es la misma: la lengua. Luego hay pequeñas técnicas que
diferencian a los géneros. La técnica es como el andamiaje, se va adivinando, se va
poniendo en cada momento. Para mí el periodismo y la literatura son dos cosas
iguales” (Cela, 15/12/91: 18; citado por López Hidalgo, 1996: 53).
En esta misma línea, Luis María Anson recuerda, por una parte, la fuerza
estética que impregna una columna, y que le confiere ese valor artístico, y por otra, el
aroma periodístico que desprende:
“El periodismo es un género de la literatura, el igual que la novela, igual que el teatro o
que la poesía. Nuestra profesión es muy parecida a la arquitectura, es una ciencia, una
ciencia de la información, y a la vez es un arte, es creación de la belleza por medio de
la palabra. Y eso, normalmente se crea a través del artículo, de la columna” (Equipo de
sincolumna.com, 24/11/03).
35
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN TIPOLOGÍA DE LAS COLUMNAS
“El principal problema que representa para los teóricos es la necesidad de establecer
una tipología completa y correctamente adaptada a un panorama periodístico en
constante cambio y cada vez más presionado por la competencia que supone el auge
de los medios de comunicación audiovisuales” (Fernández Parratt, 2001: 308)”.
36
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN TIPOLOGÍA DE LAS COLUMNAS
La diferencia entre unas y otras estriba en la actitud que adopta el escritor y, por
consiguiente, en la intencionalidad de los escritos. Las primeras se fundamentan en un
análisis profundo de la noticia para que el lector extraiga sus propias conclusiones.
Son frías, sintéticas y buscan convencer al lector apelando a la razón a través de una
profunda explicación de los hechos. En las segundas, el escritor muestra un tono
mucho más emotivo y no tan frío. Valora subjetivamente los acontecimientos, son más
pasionales y, por tanto, pretenden alcanzar los sentimientos del receptor. Por ello,
para Martínez Albertos las columnas analíticas se engloban como género periodístico
dentro del estilo interpretativo y las personales en el estilo editorializante o de
solicitación de opinión.
Existen otros autores que, sin dejar de reconocer tal distinción, insisten en que
las dos variantes pertenecen al estilo editorializante. Casals diferencia cinco tipos de
juicios que el periodista emplea a la hora de confeccionar un escrito interpretativo o
uno editorializante: analíticos, sintéticos, hipotéticos, disyuntivos y categóricos. Estos
últimos pueden dividirse, a su vez, en juicios de hechos o realidades, de intenciones y
de valor (Casals, 1999: 51-42). Santamaría y Casals aseguran que la diferencia entre
una columna analítica y una personal estriba en que la primera carece de juicios
categóricos. Por ello, una columna analítica aparentemente puede parecer un texto
interpretativo, aunque en realidad, según apuntan, no lo es. Las dos modalidades
conforman maneras diferentes de escribir, pero bajo un mismo objetivo: la persuasión
(Santamaría y Casals, 2000: 296-297). Así lo explican las profesoras de la Universidad
Complutense: “El hecho de que alguien dirija nuestra atención hacia unos datos y con
el enfoque de la relación de sucesos, con la predigestión que todo ello supone, implica
37
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN TIPOLOGÍA DE LAS COLUMNAS
cierta toma de postura por parte del columnista analítico que influirá sin duda en sus
lectores” (Santamaría y Casals, 2000: 296-297).
Estas mismas profesoras apuntan que en España existen algunos columnistas
analistas, similares a los de las cabeceras anglosajonas (como Walter Lippmann o
George F. Will en The Washington Post), pero insisten en que “son escasos en
comparación con aquellos columnistas que cultivan la forma de lo personal y subjetivo
como valor, y también menos populares” (Santamaría y Casals, 2000: 297).
La columna informativa
Si para establecer la clasificación nos ceñimos a la actitud del emisor y al consiguiente
estilo periodístico resultante de ese comportamiento, podría tenerse en cuenta la
existencia de un tercer tipo de columna en la prensa, no reconocida como tal por
Martínez Albertos: la columna informativa. En ésta el escritor no busca simplemente
valorar los acontecimientos y deslizar su visión personal sobre los mismos –no hay
que olvidar que también son textos persuasivos–, sino que además pretende aportar
nuevos datos e informar sobre noticias que no han sido abordadas en las otras
páginas del periódico. Pedro Sorela, quien recuerda que estos artículos son
prácticamente inexistentes en la prensa europea –especialmente en la española–,
define de la siguiente manera a sus autores:
“Columnistas sobre todo anglosajones, como Jack Anderson o Bob Woodward en The
Washington Post, que tienen en su columna una especie de espacio privilegiado para
dar información, para lo cual cuentan hasta con reporteros de apoyo, cuyas
aportaciones ellos editan” (Sorela, 2000: 19).
“Últimamente, sin embargo, la mayoría de los periodistas que se dedican a este empleo
no se ocupan de contar historias, las historias de la vida, de toda la vida, que según
Groucho Marx (es otra exageración) ‘hacen imposible la vida a los demás’. Hay
articulistas diarios que llevan escribiendo la columna del día posterior. ¿Qué harían
ellos si no se publicaran los periódicos del día anterior? ¿Cómo escribirían al día
siguiente?” (Dávila, 2005: 45).
38
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN TIPOLOGÍA DE LAS COLUMNAS
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN TIPOLOGÍA DE LAS COLUMNAS
“No tiene por qué haber ningún problema para encontrar el tema de una columna. Los
contenidos están en todas partes, no importa qué tema se esté cubriendo o quién esté
haciendo la columna. Los columnistas encuentran su inspiración en lo trivial y en lo
trascendental; en lo mundano y en lo apasionante; en fuentes locales, nacionales e
internacionales; en el vecino o el perro de la calle; en temas de pequeña o gran escala”
(Kostyu, 2004: 44).
Tan sólo existe un punto de dicha teoría que debería ser matizado. A diferencia
de Morán, nosotros preferimos clasificar las columnas por su tema y no por el autor. La
principal consecuencia de esa flexibilidad que tiene el columnista a la hora de plasmar
sus pensamientos en el periódico es que cada escrito puede versar sobre un aspecto
diverso y, por tanto, no se debe generalizar y encasillar a un autor. Incluso en la obra
de aquellos columnistas que pasan a la historia por haber tratado un tema resulta casi
imposible no hallar un texto diferente (más aún si son autores con una dilatada
trayectoria). Por ejemplo, Alfonso Ussía construye la mayoría de sus escritos sobre
política nacional, pero en ciertas ocasiones aborda cuestiones relacionadas con la
20
La profesora de la Universidad Complutense María Celia Forneas corrobora esta idea con la siguiente
aseveración: “El término columna personal, en mi modesta opinión, se ha diluido de tal modo que la
inmensa mayoría de las columnas se diferencian más por su temática o el tipo de persuasión que ejercen,
ya que, se puede decir que, toda columna periodística tiene un carácter personal” (Forneas, 2003: 140).
40
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN TIPOLOGÍA DE LAS COLUMNAS
41
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA COLUMNA
Orígenes literarios
La columna de opinión es un género íntimamente ligado a la literatura y, por tanto, en
los textos de hoy día podemos encontrar todo tipo de vínculos con la historia de la
literatura universal. Con la siguiente metáfora suscribe Fernando López Pan dicha
cuestión:
42
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA COLUMNA
A continuación recogemos tres casos en los que se aprecia cómo algunas de las
características fundamentales de las columnas de opinión ya estaban presentes en
escritos literarios de siglos pasados. Tomemos como primer ejemplo el testimonio de
Paul Johnson, ampliamente recogido por Santamaría y Casals. Según el historiador
inglés, los orígenes de las columnas periodísticas se sitúan en el siglo XVI, pues,
desde su visión, existen elementos comunes con los ensayos de Michel Eyquem de
Montaigne y Francis Bacon. De esta manera justifica esta idea Johnson:
Por otra parte, María Celia Forneas advierte una vinculación entre cómo se
reflejaba la personalidad del autor, su “Yo”, en las cartas del siglo XVIII y en las
columnas de opinión actuales: “Desde el siglo XVIII la expresión de la personalidad del
escritor empezó a ser un valor literario apreciado: las Cartas Persas (1721) del barón
de Montesquieu, y las Cartas Marruecas (1793) de José Cadalso” (Forneas, 2003:
144). Sirva como ejemplo de estructura epistolar en una columna de opinión actual el
siguiente extracto de un artículo de Arturo Pérez Reverte. Se trata de una carta que
dirige a los políticos de este país para reprocharles sus decisiones con respecto a las
políticas educativas, pues, según su opinión, en ellas radica los desastrosos
resultados de los jóvenes españoles en el Informe Pisa 2006. En este texto queda
patente esa primacía del “Yo” que, según Forneas, desprenden las columnas de
opinión:
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA COLUMNA
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA COLUMNA
El articulismo español
En el siglo XVIII se produce la eclosión definitiva de las publicaciones periódicas en
Europa y, con ella, la aparición de los primeros periódicos. Para Santamaría y Casals
este hito trajo consigo la aparición de la columna de opinión: “Si nos atenemos al
sentido estricto de columna periodística en cuanto a sus exigencias de periodicidad,
espacio y características literarias, podríamos situar su nacimiento durante el siglo
XVIII en toda Europa” (Santamaría y Casals, 2000: 291). Pizarroso estima la existencia
en este siglo de un total aproximado de 135 cabeceras en España, “de diversa índole y
periodicidad” (Pizarroso, 1994: 262). La primera de todas que se empezó a publicar
diariamente fue el Diario noticioso, curioso-erudito, comercial, público y económico de
Francisco Mariano Nipho, considerado por muchos autores el primer periodista
español de la historia (León Gross, 1996: 18). Así, de todas las publicaciones de esta
época vamos a resaltar cuatro, por su interés para el presente estudio: El Duende
crítico, El Pensador, El Censor y el Gabinete de Lectura española.
La primera nació en 1735 de la mano de Manuel Freyre de Silva, de origen
portugués, y en sus escritos se vislumbran algunos elementos formales inherentes a la
columna, como la actualidad y la regularidad, y de contenido, como el empleo de la
sátira en los artículos políticos. El funcionario José Clavijo y Fajardo fue el fundador de
El Pensador y esta publicación, según relata León Gross, recogiendo las palabras de
María Dolores Saiz, “se enfrenta a los problemas esenciales de la sociedad española
del momento con espíritu e ideología filosófica” (Saiz, 1990: 39; citado por León Gross,
1996: 21). Incluso algunos autores lo han llegado a definir como la “cima del
ensayismo de la época” (Álvarez Barrientos, López y Urzainqui; citado por López
Hidalgo, 2002: 301). Por su parte, El Censor supo valorar y criticar diferentes aspectos
45
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA COLUMNA
de la sociedad española, algo que ninguna otra publicación había llevado a cabo hasta
entonces. Además, uno de sus fundadores, Luis María García de Cañuelo, está
considerado por muchos autores como el antecesor de Mariano José de Larra.
Finalmente, destacamos el Gabinete de lectura española, pues en sus seis números
publicados entre 1787 y 1793 incorpora dos modalidades de escritos con
características similares a la del editorial y del artículo económico de nuestros días
(León Gross, 1996: 28).
Pizarroso sitúa el origen de la prensa política y de la opinión pública en España
coincidiendo con el levantamiento popular en la Guerra de la Independencia, en 1808
(Pizarroso, 1994: 271). En un periodo muy corto de tiempo suceden muchos
acontecimientos de suma trascendencia para la historia de España y, como
consecuencia de ello, brotan una gran cantidad de periódicos, y por tanto de
articulistas, que suponen un fiel reflejo de la realidad política. Así lo explican
Santamaría y Casals: “Durante el XIX los columnistas se multiplicaron y fueron
verdaderos protagonistas de ese periodismo opinativo que convivía con el incipiente
periodismo informativo” (Santamaría y Casals, 2000: 291). Por todo ello, los articulistas
plasmaban en el papel unos escritos bañados de una gran carga política:
“El periodismo del siglo XIX, al menos hasta que el articulismo opinativo es dominado
por la prensa informativa en el último tercio de siglo, se caracteriza por ser partidista y
militante, y frecuentemente se usa como trampolín para dar el salto a la política” (León
Gross, 1996: 31).
En este siglo hay que destacar, por encima de todas, la figura de Mariano José
de Larra (1809-1837), considerado uno de los mejores articulistas de la historia de
España y un antecedente directo de los autores de nuestros días. Vicente Molina Foix
destaca con estas palabras el porqué de su admiración por el periodista madrileño:
A mediados del siglo XIX aparecen La Carta Autógrafa (1848) y Las Novedades
(1850), considerados los dos primeros precedentes de ese periodismo informativo que
comienza a florecer. Éste “conviviría” de alguna manera con un articulismo político que
acto seguido viviría una de sus épocas más prolijas (León Gross, 1996: 60-61). De
46
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA COLUMNA
este período son algunos de los escritos más importantes de la historia del periodismo
español, como “Meditemos” de Lorenzana en el Diario Español, “El Rasgo”21 de
Castelar en La Democracia (25 de febrero de 1865) o “La última palabra” de Carratalá
en La Nueva Iberia (3 de julio de 1868). Las consecuencias que desencadenaron
muchos de estos escritos ponen de relieve el alto grado de tensión que experimentó el
articulismo político en el siglo XVIII.
Esta forma de hacer periodismo empezó a competir definitivamente con un estilo
más informativo en el último cuarto de siglo, época en la que nacen las primeras
empresas periodísticas. Rafael Mainar delimitaba en 1906 tres tipos de publicaciones
que conformaban el panorama mediático de la época: “Periódicos para que la Historia
pase como conviene a sus fundadores y mantenedores”; “periódicos personalistas, o
sea, los hechos con el propósito de pasar el fundador a la Historia o de influir en ella” y
el “periódico industria” (Mainar, 2005: 32-34). Simplemente en la descripción que
Mainar –defensor de la tercera categoría– realiza de los dos primeros ya puede
vislumbrarse la tirantez que existía entre los representantes de los diferentes modelos.
Esta nueva manera de hacer periodismo dará la bienvenida a lo que Ángeles
Ezama Gil define como “colaboraciones literarias de calidad” (Ezama, 1992: 26; citado
por León Gross, 1996: 71). Se trata de figuras de reconocido prestigio en el mundo de
las letras que redactan unos textos basados en la brevedad. Ángeles Ezama Gil
explica así dicha circunstancia: “El relato breve afirma su identidad y asegura su
difusión en los años finales del XIX, gracias al apoyo que le dispensa la prensa
periódica” (Ezama, 1992: 26; citado por León Gross, 1996: 71). Efectivamente, si bien
los Leopoldo Alas “Clarín”, Benito Pérez Galdós o Emilia Pardo Bazán en el futuro
serán fundamentalmente conocidos por su obra literaria, no debe olvidarse la riqueza y
la variedad de sus artículos periodísticos. Carlos Dorado hace referencia a dicha
circunstancia en el caso concreto de la escritora gallega: “Aunque ella misma se
considerase prioritariamente novelista, su interés por asomarse a aquel mundo [el
periodístico] llena toda su vida intelectual” (Dorado, 2006: 13).
Esta serie de cambios, tanto en la vida política de España como en la propia
profesión periodística, sirve de antesala para el que, según muchos autores,
representa el antecedente más inmediato de las columnas de opinión actuales: la
Generación del 98. Autores como Ortega y Gasset, Unamuno, Azorín, d’Ors o Baroja
vieron en las páginas de los periódicos una plataforma ideal para plasmar sus
21
En palabras de León Gross, “El Rasgo” es “uno de los artículos con mayor impacto del periodismo
español”. En este escrito, prosigue, “ataca la decisión de Isabel II de poner en venta parte del patrimonio
real, y que le costó a Castelar su cátedra y la recogida del periódico desencadenando protestas
estudiantiles que condujeron a la sangrienta Noche de San Daniel en la que principia la disolución de la
dinastía” (León Gross, 1996: 60).
47
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA COLUMNA
pensamientos y, de hecho, éste fue el origen de muchas de las obras que publicarían
posteriormente. De esta manera relata dicha circunstancia Francisco Umbral en un
fantástico escrito publicado en El Mundo en el que realiza un rápido repaso a la
historia de este género y cuyo contenido íntegro puede encontrarse en el apéndice 5:
“Asistimos a un resurgimiento del articulismo que quizá sea herencia del 98, cuando el
escritor principia a escribir en los periódicos por razones económicas, que pronto
serán las razones económicas de una vida” (Umbral, 17/05/06: 64).
Con el paso de los años la tensión política irá aumentando a medida que se va
acercando el estallido de la Guerra Civil. Esta crispación se trasladaría en cierto modo
a los articulistas de la época, que se irían decantando por un bando u otro. Según
León Gross, “durante estos años se reproduce, aunque con diferentes criterios
periodísticos, el ardor opinativo de la prensa del XIX, y no sólo en los editoriales” (León
Gross, 1996: 93). Mención especial merecen los artículos publicados durante toda su
carrera por José Ortega y Gasset en diferentes periódicos y revistas de la época,
como España, El Sol o La Revista de Occidente. Ignacio Blanco defiende el valor de la
obra del filósofo con las siguientes palabras: “El autor madrileño fue capaz de anticipar
muchos de los problemas que hoy azotan nuestra civilización, y años antes de que
ocurrieran, Ortega los describió con asombrosa nitidez” (Blanco, 2006: 14).
Muchos de esos artículos que se podían leer en las cabeceras españolas fueron
poco a poco adquiriendo algunas de las características inherentes a la columna de
opinión (regularidad, extensión uniforme, tratamiento tipográfico especial, etcétera). Ya
en el primer cuarto de siglo encontramos algunos ejemplos, como los “Despachos del
otro mundo” de Mariano de Cavia o las crónicas de viajes de Julio Camba, ambos
publicados en el periódico El Sol. No obstante, según López Pan, la primera referencia
del género en sentido estricto data de 1953, año en que Bartolomé Mostaza desliza
unas ideas sobre los editoriales en la obra Enciclopedia del periodismo y menciona de
pasada la labor del columnista: “Al revés que el llamado ‘columnista’ –que es un
francotirador por su exclusiva cuenta y riesgo– no firma el comentarista sus trabajos”
(González Ruiz, 1964: 185; citado por López Pan, 1995: 13).
El articulismo en tiempos de Dictadura estará marcado por la fuerte censura
impuesta por el régimen. Cabe destacar, no obstante, dos años en los que se produce
una bocanada de aire fresco en pro de la libertad de prensa. Por una parte, en 1957,
señala Pastora Moreno, los periódicos del Movimiento abren sus puertas a brillantes
colaboradores de diversos campos –fundamentalmente económicos, sociales y
deportivos– (Moreno, 2001: 114). Por otra, en 1964 el entonces ministro de
Información y Turismo, Manuel Fraga, presentaba la Ley de Prensa, que atenuaba en
cierta manera las fuertes restricciones del régimen a la libertad de expresión. A pesar
48
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA COLUMNA
49
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA COLUMNA
50
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA COLUMNA
afirma, fue en torno a este acontecimiento cuando surgieron tres tipos de autores
diferentes que enviaban sus escritos a los editores de los periódicos –por tanto, nos
encontraríamos también ante el nacimiento de la sindicación–. En primer lugar,
escritoras que publicaban sus propios textos en periódicos y que pretendían
incrementar la audiencia femenina de sus publicaciones; en segundo lugar, algunos
escritores de la época con una dilatada trayectoria, que ofrecían sus historias y
esbozos a los directores de los periódicos y que finalmente conseguían la publicación
regular de sus escritos en forma de columnas; por último, humoristas que
regularizaban su producción gracias a una columna con una periodicidad determinada.
Riley precisa aún más su clasificación y señala incluso los nombres de los pioneros en
cada una de estas tres categorías: Sara Parton, cuyas columnas datan de 1855; el
escritor Benjamin Perley Poore’s, que en 1854 publicó por primera vez su columna
Waifs from Washington y, finalmente, Henry Wheeler Shaw (cuyo pseudónimo era
Josh Billings) y el satírico Ambroce Bierce, que comenzaron su obra en 1858 y 1868,
respectivamente (Riley, 1998b: 439).
Por último, destacamos el testimonio de Frank Fraser Bond, quien considera que
las primeras columnas de opinión surgieron simultáneamente en diferentes regiones
de los Estados Unidos en el último cuarto del siglo XX. Coincide con Davis y Riley en
señalar a Field y Bierce, respectivamente, como los primeros casos de columnismo en
el país y añade un tercer nombre, el de The Republican de Springfield, medio que en
palabras de Fraser Bond, “publicaba algo parecido a una columna en 1872” (Bond,
1974: 273).
Fernández Parrat señala que esas primeras columnas que surgían en Estados
Unidos eran el equivalente del entrefilet, “un espacio situado entre dos columnas del
periódico, que a veces quedaba libre y se aprovechaba para insertar alguna opinión de
la actualidad” (Fernández Parrat, 2008: 151). Según esta autora, algunos teóricos
apuntan que su impulsor fue el alemán Hermann Wagener, quien en el siglo XIX fundó
un periódico con una línea ideológica de extrema derecha llamado Kreuzzeitung. Así,
este género derivó en lo que a mediados del siglo pasado se conocía en Alemania con
el nombre de “artículos cortos” o “entrefiletes”, que Dovifat define como “artículos
condensados, reducidos por ello en su mayor parte a la exposición de los hechos y un
cotejo concluyente” (Dovifat, 1959: 135; citado por Fernández Parrat, 2008: 151).
La columna y el editorial
Muchos autores coinciden en indicar que las columnas de opinión son una evidente
evolución de los editoriales. A continuación reproducimos unas palabras pronunciadas
51
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA COLUMNA
sobre este hecho por Walter Lippmann, –uno de los grandes maestros del columnismo
estadounidense del siglo XXI–:
En el siglo XIX los periódicos estaban considerados como la voz de sus dueños,
pues éstos empleaban las páginas de las publicaciones para expresar sus propias
opiniones. Entonces los periódicos eran empresas muy básicas en las que en
ocasiones el director debía desarrollar al mismo tiempo muchas funciones diferentes,
incluida la del editorialista. Según recuerda Fraser Bond, el periódico era “el órgano de
expresión de un individuo” (Bond, 1974: 274) y, por ello, la gente identificaba
directamente la publicación en cuestión con su director. Con estas palabras relata la
gran influencia que tenía este hecho en la audiencia: “Los lectores hojeaban los
periódicos para ver lo que decía Benjamín Franklin, o lo que opinaban William Cullen
Bryant, Horace Greeley, o Henry J. Raymond, y no lo que pensara La Gazette de
Pensilvania, ni los Evening Post, Tribune o Times de Nueva York, acerca de los
asuntos públicos” (Bond, 1974: 274).
La modernización de la empresa periodística en el siglo XX trajo consigo una
gran cantidad de cambios en la estructura y la organización de los periódicos y, por
ello, las tareas comenzaron a repartirse en diferentes departamentos. Según explica
W. David Sloan, todas esas funciones que tradicionalmente venía desempeñando el
director del periódico, incluida la redacción de los editoriales, tuvieron que repartirse,
pues éste debía emplear mucho más tiempo en la gestión de la empresa. “Los
‘directores personales’ desaparecieron, emergieron empleados con la única función de
escribir editoriales y la mayoría del espacio de las páginas de opinión se le otorgaba a
columnistas sindicados”, relata Sloan (Sloan, 2002: 313).
Es en este momento cuando, según muchos autores, surgen los primeros
columnistas. Fruto de la modernización de la empresa periodística, se pasó del
anonimato del editorial a la personalidad de la columna. En palabras de Sloan, “el
público podía normalmente reconocerles mejor que a un escritor anónimo de
editoriales” (Sloan, 2002: 313). Asimismo, según relata, los columnistas sindicados
ofrecían unos escritos mucho mejores y más baratos que los que redactaban aquellas
personas encargadas de los editoriales (Sloan 2002: 313).
52
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA COLUMNA
Estas líneas ponen de relieve que la personalidad del autor es sin duda una de
las características más representativas de las columnas de opinión. Pensamos que no
existe ningún género periodístico en el que se vea reflejada tan claramente la forma de
pensar y actuar del autor, circunstancia que permite que se establezca esa relación
tan estrecha entre éste y el lector. La profesora Luisa Santamaría ensalza el indudable
valor que la audiencia comenzó entonces a otorgar en aquel momento a la
personalidad del autor en un texto de opinión y la gran acogida que tuvo este cambio
entre la sociedad:
53
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
2.5 EL COLUMNISTA
En el epígrafe 2.2 ya definimos todas las características formales de la columna y
adelantamos que las cuestiones puramente estilísticas serían abordadas en el capítulo
dedicado a la figura del columnista, pues consideramos que nunca la personalidad del
autor tuvo tanta importancia para definir el género como en este caso. Ya hemos visto
que el lector sabe perfectamente el lugar y el día en que se produce su cita con el
columnista, gracias a la extraordinaria rigidez formal de este tipo de artículos. En las
próximas líneas comprobaremos cómo incluso conoce muchos rasgos de la
personalidad de quien escribe, ya que éste no sólo no la esconde, sino que en
ocasiones hace por mostrársela abiertamente al lector.
Tal y como hemos insistido en páginas anteriores, las limitaciones espaciales y
temporales de la columna son contrarrestadas por una libertad casi absoluta por parte
del autor para verter sus opiniones. Como consecuencia de ello, éste saca a relucir un
riquísimo elenco de recursos estilísticos para componer sus escritos y, mediante ellos,
entretener, encandilar e incluso hacer reír al lector. No en vano, en la columna los
elementos puramente informativos quedan relegados a un segundo plano frente a la
belleza, la exquisitez y el ingenio con los que los argumentos son expuestos.
Por todo ello, este privilegio de poder contar la realidad abiertamente, sin
ataduras, sólo está en manos de unos pocos periodistas, filósofos o escritores que se
ganan la atención de los lectores gracias a su manera de dar su visión personal sobre
la actualidad informativa. Esta libertad sólo se ve frenada en ocasiones muy
particulares en las que los comentarios vertidos se dirigen frontalmente en contra de
los intereses de la empresa informativa, si bien estos casos son muy ocasionales.
Libertad de creación
Al profesor José Luis Martínez Albertos se le debe una de las primeras definiciones
que se realizaron sobre la columna en la historia más reciente de la Periodística en
España: “Las columnas personales son unos guetos privilegiados del periodismo
impreso delimitados por los siguientes rasgos: 1) espacios de tema absolutamente
libre, como cheques en blanco, 2) para escritores famosos, 3) con la única condición
de que firmen sus trabajos” (Martínez Albertos, 2004b, 382). El catedrático emérito de
la Universidad Complutense hace alusión en su descripción a la libertad de la que
disfruta el columnista a la hora de plasmar sus ideas sobre el papel. Francisco Umbral
(De Miguel, 2004: 22) y Alfonso Ussía22 aportan una definición un tanto pedestre, pero
al mismo tiempo muy clarividente, haciendo suyas las palabras de uno los grandes
22
Entrevista con Alfonso Ussía, Madrid, enero de 2005.
54
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
maestros del articulismo español, César González Ruano: “Un artículo es una morcilla,
dentro metes lo que quieres, pero tiene que estar bien atado por los dos extremos”.
Ussía además apuntilla dicha afirmación y subraya que, para que esto suceda, “debe
terminar como una cantata”. Al igual que Martínez Albertos, con estas mordaces
palabras los dos autores dejan entrever que la única característica común a todas las
columnas de opinión es la libertad de creación.
Efectivamente, tal y como se ha insistido a lo largo del presente trabajo, los
columnistas disfrutan de un amplísimo margen de maniobra para redactar sus escritos
y de ahí que muchos autores, como la profesora Pastora Moreno, piensen que “hay
tantas columnas como columnistas” (Moreno, 2000). Esta libertad de creación “obliga”
al autor, como contrapartida, a mantener una belleza y un dinamismo en el modo de
exponer sus argumentos, que no se les puede exigir a los autores del resto de géneros
periodísticos; los informativos viven ligados a la actualidad del día y a una serie de
prácticas que con el paso de los años se han impuesto en la mayoría de los diarios
(por ejemplo intentar adecuarse a la estructura de la pirámide invertida); el resto de
géneros opinativos se fundamentan en un estilo más sobrio, pues, a diferencia de la
columna, no buscan el disfrute en el lector, sino simplemente que éste conozca un
análisis subjetivo de la actualidad –a través del editorial, si desea saber la voz del
periódico, o del comentario, si quiere conocer las opiniones de alguien en concreto–; la
visión que tiene un experto de una obra artística y cultural (mediante la crítica),
etcétera. Tan sólo el artículo firmado puede permitirse en ocasiones una libertad
estilística similar a la de la columna. López Hidalgo insiste en la importancia de esas
licencias de creación de las que disfrutan Vicent o Alcántara y no los redactores que
cubren diariamente la actualidad informativa:
55
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
libre con los lectores” (Umbral, 12/03/97: 64). Esa armonía se consigue gracias a la
libertad de creación del columnista, que le permite abordar en su artículo cualquier
tema y de la manera que él crea conveniente. Quizá la única limitación sea que el
contenido debe tener algún nexo con la actualidad informativa, si bien, según apunta
Grohmann, “en muchos casos muy tenue, si no inexistente, y con la función de servir
como pretexto y punto de arranque del texto” (Grohmann, 2005). En este sentido,
Santamaría y Casals recuerdan que los columnistas muchas veces reflejan en sus
escritos algunos aspectos sin importancia informativa o pequeños detalles
relacionados con las caras de la noticia, ya que, según aseguran, al columnista no se
le contrata para que escriba sobre cuestiones concretas, sino simplemente para que
escriba, “sin más”:
“Muchas veces se preocupa por aquellos hechos o asuntos que no han podido ser
noticia ya que no han pasado los filtros de selección; otras veces extrae datos que
han pasado inadvertidos en las informaciones apresuradas y los valora en su justa
medida; también, simplemente, puede ser un análisis personal sobre hechos
acaecidos. O una simple reflexión. O un entretenimiento literario” (Santamaría y
Casals, 2000: 289).
Los columnistas aprovechan esa libertad de creación que les brinda el periódico
para lucir su maestría e intentar “meterse en el bolsillo” al lector. Para conseguirlo,
apelan principalmente a los sentimientos de éste y no al raciocinio (para ello ya existen
géneros como el editorial) y de ahí que la libertad a la hora de confeccionar sus
argumentos sea fundamental. En el presente trabajo no podríamos abordar las
técnicas que desarrollan todos los columnistas españoles para encandilar al lector,
porque no sería una tarea factible. Simplemente vamos a desarrollar dos, cuyo uso se
encuentra muy generalizado, que consideramos muy clarividentes para demostrar la
libertad de la que gozan éstos y que son un inmejorable ejemplo de cómo llegar
eficazmente al lector: el empleo de recursos humorísticos y la reproducción literal de
expresiones “de la calle”.
El humor
Una de las herramientas más efectivas para atraer el entusiasmo del lector y, por
tanto, para intentar convencerle de las tesis que se defienden en la columna, es el uso
de recursos humorísticos 23. Álex Grijelmo señala como algunos de los más comunes la
23
Esta técnica entronca directamente con algunos de los argumentos que ya avanzábamos en el capítulo
referente a la Retórica aristotélica (véase anexo 2).
56
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
reducción al absurdo de las tesis que se refutan, la contraposición de las ideas o los
hechos, la reiteración, la personificación o la reificación –convertir seres humanos en
objetos– (Grijelmo, 2003: 305). Fabiola Morales, por su parte, propone cinco
características unificadoras de estos recursos humorísticos (Morales, 1999: 74).
1. Tendencias a representar la realidad desvalorada.
2. Tratamiento lúdico.
3. Estructura tridimensional del mensaje.
4. Discrepancias o distanciamiento entre el contenido aparente y el contenido real
del mensaje.
5. Realce significativo del contenido real.
Sea cual sea la técnica que se emplee, no cabe duda de que, tras haber leído
una columna con chispa y jocosidad, el lector de periódico consigue desconectar
momentáneamente de la frialdad y la sobriedad que desprenden otros géneros del
periódico. De esta manera suscribe esta idea Morales: “El efecto persuasivo de los
recursos humorísticos se realiza también por la vía de la sorpresa ya que no es usual
que el texto de opinión, normalmente serio y denso en ideas, varíe el rumbo” (Morales,
1999: 71).
El proceso humorístico está compuesto por una serie de elementos que permiten
que el columnista pueda disimular su propia opinión. Su pensamiento “verdadero”
debe permanecer oculto para algunos, principalmente para los afectados por sus
“dardos”, y tendrá que ser el propio lector quien lo descubra (Morales, 1999: 66). En el
anexo 5 se detalla este procedimiento en un esquema con todos sus elementos,
tomando como referencia una columna de Antonio Burgos24 en la que éste ironiza
sobre el número de mujeres presentes en el primer Consejo de Ministros que fue
nombrado tras la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones de marzo
de 2008. En primer lugar, Morales establece como emisor (E) al columnista y al lector
como receptor (R). El contenido aparente (CA) es, en palabras de la autora, “un nivel
de significado, que se le ofrece al lector a primera vista. Se trata de un contenido
deformado, porque se aleja de la realidad que desea comunicar, aunque no sea ese
su objetivo final” (Morales, 1999: 60). En la columna que nos ocupa lo conforman
todas aquellas reducciones al absurdo, ironías o sarcasmos que emplea Burgos para
ridiculizar la composición del Ejecutivo. Por ejemplo:
24
Véase el contenido íntegro de la columna en el apéndice 6.
57
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
jacarandoso, de lo más requebonito que pasea por Madrid, hemos pasado a una
nada modesta modistilla como comandantona de aquel Batallón del Ministerio que yo
veía desfilar por la calle Prim cuando era sorche de la Brigada Obrera y Topográfica.
No es que se hayan cambiado las tornas desde aquellos tiempos del cuplé. ZP no ha
nombrado un nuevo gobierno, sino que como medida de precaución ha organizando
su Batallón de Modistillas Ministeriales, donde las señoras superan ya a los
caballeros. Echo en falta la cuota gay: no hay derecho, usted, a dejar al pobre Zerolo
sin cartera y sin donuts, pero ésa es otra cuestión, y todo se andará” (Burgos,
13/04/08: 11).
25
Entrevista con Alfonso Ussía, Madrid, enero de 2005.
58
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
La jerga de la calle
Otra de las técnicas que usan muchos columnistas para desarrollar sus argumentos es
el empleo de ciertas expresiones propias de la jerga de la calle, como por ejemplo
tacos o insultos. El articulista intenta ponerse al nivel del lector y para conseguirlo
emplea expresiones coloquiales (vulgares en muchas ocasiones) cuyo uso se
encuentra muy extendido entre la sociedad. De esta manera apela directamente a sus
sentimientos e intenta buscar así su apego a las tesis que se defienden en la columna.
López Hidalgo cree que cuando el autor emplea el taco como una palabra más del
diccionario pretende subir el tono y construir una frase o sentencia más contundente
(López Hidalgo, 1996: 138). Sirva como ejemplo este extracto de una columna de
Manuel Rivas sobre el informe PISA que está plagada de vulgarismos y tacos26:
“Aquí en España la ultraderecha es lo que en otras partes llaman Living Theatre, pero
con un atrezzo de cojones y unos actores bárbaros. Y el llamar maricón a alguien
siempre ha sido un detalle cultural. Una atención. Aquí existen dos categorías de
héroes. El Cabrón y el Maricón. En España, maricón es un eufemismo de culto.
Lector. Poeta. Pintor. Cinéfilo. Ésa es la idiosincrasia que nunca entenderán los
autores del Informe PISA. Unos cabrones” (Rivas, 08/12/07: 60).
26
En las páginas 43 y 44 del trabajo reproducíamos el extracto de un artículo de Arturo Pérez Reverte
para analizar la relación entre la carta y la columna, que puede servir también como ejemplo de un texto
en el que el autor hace uso del insulto para desprestigiar a alguien.
59
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
1962; citado por Martín Vivaldi, 1998: 260)27. En esta línea se muestra López Hidalgo,
quien cree que el columnista tiene especial predilección por el enfrentamiento a través
de las ideas que plasma en sus artículos: “El columnista, entre otros fervores, es un
hincha del insulto y del aplauso, de la silla en primera fila, del reconocimiento público.
Al columnista, sobre otras muchas cosas, lo que le gusta es enfrentarse a los demás”
(López Hidalgo, 1996: 173).
En algunas ocasiones el columnista desliza sus insultos de una manera sutil –y,
precisamente por ello, más contundente y agresiva–, como es el caso de este artículo
sobre la prostitución de Maruja Torres en El País Semanal: “Tanto mi conocido como
yo estamos en contra de: […] la figura del chulo proxeneta –este tipo que, si celebrara
elecciones, tanto se parecería a algún político portavoz–” (Torres, 02/12/07: 8). Sin
embargo, en otras como en este extracto de un artículo de Ussía ‘dedicado’ al
terrorista Ignacio de Juana Chaos, la dureza y la radicalización de las palabras no
dejan lugar a dobles interpretaciones:
27
Así describe esta “tensión agitadora” Martín Vivaldi, apoyándose en la obra de Maeder:
“No se habla al intelecto, a la razón, sino a la voluntad, a la pasión. Se escribe para imponer un criterio, no
para exponer un modo de pensar. El idioma es considerado como mero instrumento de dominio: ‘con las
palabras se gobierna a los hombres’…, y hasta se les hipnotiza a base de metáforas más o menos
sugestivas o sugestionadoras. La palabra transparente, vehículo del pensamiento, reflejo de los hechos,
cede ante el vocablo intencionadamente cargado de color, vehículo de la voluntad dominadora” (Maeder,
1962; citado por Martín Vivaldi, 1998: 260).
60
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
(Santamaría y Casals, 2000: 302). Estamos ante el triunfo del artículo personalista y,
por ende, escrito en primera persona, una forma de hacer periodismo que de esta
curiosa manera justifica Carmen Rigalt:
61
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
“La fidelidad poco a poco conquistada del lector que se habitúa al encuentro periódico
con una columna, se reconoce en ella o disiente de ella, en ese juego de búsqueda,
hallazgo e identificación que es la base de toda la literatura, se convierte en coartada
para la pereza mental. El lector perezoso y sectario es alimentado por el columnista
en su pereza y su sectarismo, y le pide a cambio no que le deslumbre o que le
desafíe, sino tan sólo que le confirme en sus prejuicios” (Muñoz Molina, 2007: 8-9).
28
Desde principios de año la escritora Almudena Grandes ha reemplazado a Mendoza en esa
colaboración semanal.
62
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
“Para llevar una columna al ordenador hay que comer muchos pimientos del piquillo,
aunque te den la tarde. Estuve ayer almorzando con José Blanco donde las monjas,
las musas y las lagartas van sueltas. Fue en la sidrería Zeraín, Barrio de las Letras.
Tomamos tortilla de bacalao y mero a la plancha; el anfitrión pidió agua de Vichy” (Del
Pozo, 15/05/08: 64).
63
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
‘disparar contra todo lo que se mueve’. Me desagradó esa imagen de mí, pensé que
no tenía derecho a amargarle el desayuno a nadie” (Marías, 11/03/07: 114)29.
“Los primeros presentan una cierta coordinación –al menos en el resultado– entre los
escritores y articulistas que habitualmente publican sus columnas en él, de modo que
rara vez se producen discrepancias fundamentales con la línea editorial. Y nos
referimos aquí a los columnistas habituales, no a las colaboraciones eventuales de
políticos, historiadores, economistas… […] Otros periódicos, por el contrario, pueden
evidenciar notables discrepancias en sus articulistas respecto a su línea editorial”
(Grijelmo, 2003: 124-125).
29
Sirva también esta columna como ejemplo para advertir ese cansancio que en ocasiones puede llegar a
invadir al columnista a la hora de elegir un tema de una forma tan regular, circunstancia que ya
abordábamos ampliamente en el epígrafe 2.2.
64
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
opinión con el fin de evitar que se prohíba la publicación del artículo o arriesgarse a
una discusión” (Sanmartí, 2007: 1999).
Dejando a un lado los casos en los que las palabras del columnista pueden ir en
contra de los intereses de la empresa para la que trabajan, sí habría que destacar la
tendencia, que cada vez siguen más periódicos, de verter en sus páginas opiniones
ligeramente dispares, para ofrecer así al lector un abanico ideológico un poco más
amplio. Uno de los motivos por los cuales esa práctica se ha extendido tanto puede
residir en las “misiones suplementarias” del columnista, que señala José María
Sanmartí: “Descargar el peso de la línea editorial, proporcionar otros ángulos de
visión, así como plantear situaciones nuevas sin comprometer (al contrario,
reforzando) el planteamiento oficial del medio” (Sanmartí, 2007: 199). Paralelamente a
estas “misiones” que, según el profesor de la Universidad Carlos III, se le
encomiendan al columnista, algunos autores subrayan los beneficios económicos que
ciertos autores pueden llegar a reportar a la empresa, incluso si sus comentarios no se
alinean completamente con la línea editorial “oficial”. En este sentido, Casals señala
que un buen columnista no gana lectores sino adeptos y que, por ello, los editores
buscan muchas veces dicha diversidad de opiniones para ampliar el mercado y, por
ende, para incrementar las cifras de venta (Casals, 2000: 33). Grohmann define esta
búsqueda de pluralidad de voces en las columnas de los periódicos como una
“perversidad calculada”, pues, según relata, esta práctica “les permite apelar –o crear
la impresión de apelar, que desde el punto de vista de la proyección de una imagen
puede resultar lo mismo– a un amplio sector de lectores” (Grohmann, 2006: 26).
En este sentido, Armañanzas y Díaz Noci destacan que esa discrepancia entre
la línea editorial de la publicación y las opiniones de los columnistas se produce sólo
cuando se tratan algunos temas concretos, pues normalmente suele existir una
coherencia opinativa respecto a las cuestiones más generales:
“Quizá se trata de que haya una coincidencia en las posiciones más generales del
medio y del columnista, de tal manera que no choquen y desconcierten al lector, y de
que, en la opinión sobre aspectos más concretos, el columnista tenga libertad para
expresarse abiertamente y que, frecuentemente, camine varios pasos por delante de
la línea editorial del medio” (Armañanzas y Díaz Noci, 1996: 124-125).
La censura en el columnismo
Los editores y directores de los periódicos están al tanto del espectro de columnistas
que diariamente se dan cita en las publicaciones españolas y, por ello, conocen bien la
tendencia de éstos antes de incorporarlos a “sus” páginas. Igualmente, si el “elegido”
65
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
es, por ejemplo, un escritor, un historiador o un filósofo, tendrán ante sí una obra
suficientemente rica como para saber si realmente encajan en sus pretensiones
editoriales. No obstante, al cabo de un tiempo la tendencia de la publicación puede
cambiar como consecuencia de una gran cantidad de factores. Por ejemplo, la entrada
o la salida de accionistas, los cambios de personal en la propia redacción e incluso el
devenir de los acontecimientos que marcan la actualidad informativa. Estas
circunstancias afectan en ocasiones también al columnista, quien puede llegar a ver
censurado algún artículo si sus opiniones van claramente en contra de los intereses
editoriales.
No cabe duda, en cualquier caso, de que exista o no la censura por parte de la
dirección del periódico, la categoría y trayectoria del propio columnista influyen para
que éste transija más o menos en las imposiciones editoriales. O lo que es lo mismo,
en función de la importancia del medio en el que colabore, su permisividad con las
posiciones inquisitorias será mayor o menor –todos los articulistas que publican sus
escritos en medios como El País, El Mundo o La Vanguardia tienen tal prestigio que
difícilmente aceptarían este tipo de imposiciones–. Fernando Savater, por ejemplo,
reconoce abiertamente que no transigiría ante ningún tipo de censura por parte del
medio en el que escriba:
66
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
“La Iglesia Católica me trae tan sin cuidado; espero tan poco de ella en cualquier
terreno (en el intelectual, en el social, en el humanístico, en el de la consolación, en el
compasivo, en el de la inteligencia, no digamos en el comprensivo); y, en suma, la
considero tan ajena a mis inquietudes y preocupaciones, y tan lerda en sus
argumentos e interpretaciones, y tan afanosa en sus influencias y sus bienes
seculares (tanto en el sentido de los muchos siglos como en el de mundanales), que
apenas presto atención a lo que dice, propone, manda, predica, condena o prohíbe.
[…] La Iglesia, cómo explicarlo, es para mí una de esas cosas que cuanto más lejos
mejor. Ni siquiera quisiera rozarme con ella para combatirla, porque uno acaba
siempre en el cuerpo a cuerpo y hay contrincantes que lo contaminan a uno con su
solo contacto, aun si acaba derrotándolos” (Marías, sin fecha a).
Según relató Marías en una nota informativa que emitió entonces (Marías, sin
fecha b), dicha columna iba a ver la luz a raíz de dos escritos que Arturo Pérez
Reverte había publicado en dicho medio sobre el mismo tema; el primero, en el mes
de agosto de aquel año, se titulaba “Beatus Ille”; el segundo, en septiembre,
“Resentido, naturalmente”. Dichos artículos, según Marías, habían producido muchas
críticas por parte de los lectores, de ciertos directores de cabeceras con las que se
distribuía El Semanal, en particular del Diario de Navarra, y de algunos accionistas de
la empresa editora (Grupo Correo). Por este motivo, añade, se había acordado
posponer unos meses la publicación de la columna. Según Marías, este trato no se
cumplió, ya que poco antes de la nueva fecha de publicación el artículo volvió a ser
censurado, motivo por el cual decidió poner fin a su colaboración con el diario del
entonces Grupo Correo. Sin embargo, como ya adelantábamos antes, esta
circunstancia no supuso el fin de la carrera columnística de Marías, pues al cabo de
algunos meses aceptó la oferta de El País para retomar el hilo y publicar un artículo
semanal en su suplemento dominical, colaboración que se ha venido produciendo
ininterrumpidamente desde entonces (Steenmeijer, 2006: 83).
Se pueden advertir muchas similitudes entre el caso de Marías y el de Ussía.
Este último escribió una columna para Abc acerca del cerdo de raza vasca, en el que
ironizaba sobre las características del mismo y finalmente lo comparaba con el
terrorista Eugenio Echeveste “Antxon” y con todas aquellas personas que se habían
reunido el 14 de marzo de 2004 para homenajearle:
67
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
“El cerdo vasco es de ‘tamaño mediano, con perfil frontonasal subcóncavo y de forma
cónica, con rodete dirigido hacia delante de abajo a arriba’. Fundamental distinguir
estas características raciales. No se le reconocen, como a la oca vasca ‘andares
ágiles’, lo que resulta más que doloroso para todo ‘euskal-txerri’ que sienta el orgullo
de la raza. […] El pasado domingo una piara bastante numerosa se reunió en San
Sebastián. Tributaban un homenaje a otro cerdo. Un cerdo con nombre, apellido y
apodo. Es decir, un cerdo muy conocido. Eugenio Echeveste ‘Antxón” (Ussía,
17/03/04: 5).
La importancia de la firma
Una de las cuestiones que mencionaba Martínez Albertos en su definición es el valor
de la firma, es decir, el prestigio del columnista. También Lorenzo Gomis hace alusión
a dicha circunstancia: “Una columna puede ser un recuadro con una firma al final. El
recuadro puede ser alto o bajo, la columna puede ser entera o partida, o estar
repartida en tres o cuatro bloques. Incluso puede el recuadro esfumarse. La esencia
de la columna es la firma” (Gomis, 12/11/89; citado por Santamaría, 1997: 133).
Efectivamente, una característica común a la mayoría de los columnistas que escriben
en los diarios de calidad es su prestigio, como periodista (Joaquín Estefanía o Jaime
30
Entrevista con Alfonso Ussía, Madrid, enero de 2005.
68
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
Dando por válida esta relación entre el intelectual y la prensa de calidad, cabría
preguntarse si todos los columnistas que disponen de ese “cheque en blanco”
realmente pueden ser catalogados como intelectuales o si, por el contrario, no siempre
la columna sirve de estrado para las más prestigiosas mentes del país. En primer lugar
31
Existe algún caso, como el de David Gistau, en el que el autor no llega a ocupar ese espacio como
consecuencia de una dilatada trayectoria profesional, sino que ocurre lo contrario. Así responde el autor al
ser preguntado por sus primeros pasos como columnista:
“Yo hasta ese momento no tenía ninguna experiencia en diarios, en periodismo de primera línea,
informativo. Para irme a La Razón me llamó Tomás Cuesta, que conocía, no sé ni cómo, mis crónicas de
viajes en la revista ‘Paisajes’, y le habían gustado. Me llamó para que fuera una especie de cronista-
reportero, un poco para todo. […] De pronto a alguien se le ocurrió que como era un periódico muy nuevo y
muy precario, podía venir bien que alguien joven probase suerte con la columna. Y así fue. Creo que se le
ocurrió al propio Tomás, pero no lo recuerdo bien” (De Regollos, 18/11/05).
69
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
rescatemos la definición de intelectual que aporta Uriarte para poder abordar esta
cuestión:
“Los intelectuales son individuos de alta formación, preocupados por los grandes
problemas de su tiempo, y son, fundamentalmente, creadores de ideas que, además,
reflejan esas ideas en una producción escrita que es comunicada al público a través
de diferentes medios de difusión (básicamente, el libro, la revista especializada, la
revista de información general y el periódico de calidad) y que tiene una cierta
influencia en la sociedad” (Uriarte, 1996: 157).
Si tomamos como referencia esta definición, habría que situar bajo el paraguas
de la intelectualidad a muchos columnistas de las cabeceras españolas, en la medida
en que son profesionales con una alta reputación que en ocasiones marcan la opinión
de muchas personas, a través de sus columnas de opinión –y paralelamente de libros
y otros medios de comunicación–. No obstante, habría que hacer especial hincapié en
una expresión intencionadamente matizada en las líneas anteriores: prensa “de
calidad”. Consideramos que periódicos como El País, El Mundo, Abc o La Vanguardia
–es decir, la mayoría de los diarios de pago de información general– son los que
cuentan con una mayor cantidad de intelectuales entre sus nóminas de columnistas.
Sin embargo, no ocurre lo mismo si echamos un ojo a ciertas publicaciones que en
muchas ocasiones no cumplen las funciones deontológicas y profesionales del
periodismo. Con esta dureza describe Pedro Sorela a estos últimos:
En línea con las palabras de Sorela, Antonio Muñoz Molina considera que “el
columnismo lo ha invadido todo”, ya que, a pesar de que los autores están muy bien
pagados, “siempre es más barato llenar un espacio con una opinión que con una
información” (Muñoz Molina, 2007: 8). Como consecuencia de ello, el escritor (y
columnista) alerta de que esa extraordinaria proliferación de columnistas puede
producir una homogeneización y un estancamiento en la banalidad de los mensajes:
“La libertad de invención del solista corre el peligro de convertirse en el capricho de
quien puede decir cualquier cosa sumando su voz no a un concierto sino a una
cháchara de voces tan arbitrarias como la suya” (Muñoz Molina, 2007: 8). En un tono
70
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN EL COLUMNISTA
diferente, empleando ese sarcasmo que caracteriza su estilo, Elvira Lindo ironiza,
tirando intencionadamente piedras contra su propio tejado, sobre la labor del
columnista:
"No se metan conmigo que estoy muy sensible. No me escriban cartas recriminatorias,
por Dios se lo pido, que sufro. Pues anda que no hay columnistas en España para
cebarse. Será por columnistas. España es probablemente el país con más columnistas
del mundo. Los columnistas somos producto, mayormente, del fracaso escolar. Con lo
cual, en la siguiente generación habrá todavía más columnistas que en ésta. Si ven
ustedes que el niño no les sirve para estudiar, el columnismo puede ser una salida, no
todos tienen por qué ser fontaneros o actores. Los columnistas somos los que no
sabemos de nada, pero vivimos del cuento. Yo así lo veo, aunque hay columnistas que
van por la vida subidos en su columna, igual que Marichalar iba subido en su patín
cuando volvió de América” (Lindo, 02/10/05: 15).
71
3. CONCLUSIONES
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN CONCLUSIONES
3. CONCLUSIONES
1. La columna surge como una evolución del artículo periodístico y, por ello, en
los primeros estudios que se confeccionaron sobre el tema muchos autores
aún no le conferían la independencia como género periodístico, pues ambos
tipos de escritos guardan muchas similitudes entre sí. Sin embargo, hoy día
existe una práctica unanimidad entre investigadores y profesionales en
concebir la columna como un género independiente, con una serie de rasgos
formales y estilísticos muy distinguidos.
2. A pesar de que desde un punto de vista formal existen una serie de rasgos que
permiten acotar muy claramente la configuración de la columna de opinión, no
conviene ser extremadamente estricto en el cumplimiento pormenorizado de
todos ellos a la hora de definir el género. En otras palabras, hoy día existen
muchas columnas que no cumplen a rajatabla una a una todas las cuestiones
formales que, según los manuales académicos, conforman su estructura, pero
no por ello tienen que dejar de ser consideradas columnas de opinión en
sentido estricto.
72
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN CONCLUSIONES
6. Una de las principales armas que emplea el columnista para poder persuadir a
su audiencia es el empleo de un estilo llano y cercano. Por ello, recurre a
diversas técnicas, como el manejo de recursos humorísticos o el empleo de
vocablos y expresiones propias de la jerga de la calle –tacos, insultos,
expresiones coloquiales, etcétera–. De esta manera apela directamente a los
sentimientos del lector, y no al intelecto, y puede conseguir así una mayor
adhesión de éste a sus pensamientos.
73
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN CONCLUSIONES
10. Según hemos comprobado a través de las búsquedas que hemos efectuado en
TESEO, son varias las tesis doctorales que se confeccionaron sobre la obra de
algunos de los más distinguidos representantes del columnismo español. En
línea con estas investigaciones, el presente trabajo podría servir como marco
teórico para explorar la obra de algún otro autor que no se haya estudiado
previamente.
11. El consejero delegado de Microsoft, Steve Ballmer, vaticinó hace dos años
durante una visita a España que el ocaso del periódico de papel se producirá
dentro de dos décadas (Cebrián, 22/10/06: 1). Meses antes de esta
intervención, Álex Grijelmo aseguró durante una tertulia en el séptimo
Congreso de Periodismo Digital que los blogs son el equivalente a las
columnas de opinión de los periódicos (Fernández y Moyano, 03/03/06). Y es
que frente a la “revolución” que las nuevas tecnologías e Internet están
propiciando en los patrones clásicos de la profesión periodística, y en línea con
las palabras de Ballmer y Grijelmo, cabría preguntarse hacia dónde se dirige un
género tan arraigado al periodismo tradicional como la columna de opinión y en
qué medida las características que definen el género, y que en el presente
trabajo desarrollamos, se modificarán en su adaptación a este nuevo
periodismo digital.
74
4. ANEXOS Y APÉNDICES
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN ANEXOS Y APÉNDICES
ANEXO 1
TIPOS DE FALACIAS O REFUTACIONES APARENTES
FALACIAS DE AMBIGÜEDAD
• Tautología: se trata de un enunciado que aparenta decir algo nuevo, pero que en realidad está
diciendo evidencias carentes de toda lógica enunciativa.
• Equívoco: surge a partir de la sinonimia de los términos empleados en los enunciados con que se
razona. La mayoría de las veces se dan como consecuencia de una mala utilización del lenguaje.
• Eufemismo: es un tipo de falacia con el que se pretende evitar nombrar aquello cuyo nombre significa
o bien por peligro o bien porque pueda dar lugar a una interpretación no deseada.
• Anfibología: se produce cuando un discurso o un juicio posee un doble sentido, cuando revela una
ambigüedad y es susceptible de equívoco.
• Dicotomía: se observan cuando aplicamos a los dos polos de una oposición real una pareja de
términos diferentes, valorando uno de los polos para descalificar al otro.
Fuentes:
GÓMEZ CALDERÓN, BERNARDO (2004): “De la intellectio a la elocutio: un modelo de análisis retórico para la
columna personal” en Revista Latina de Comunicación Social, Nº 57, de enero-junio de 2004, La Laguna (Tenerife), en
la siguiente dirección telemática (URL): http://www.ull.es/publicaciones/latina/20040257gomez.htm
SANTAMARÍA, LUISA Y CASALS, MARÍA JESÚS (2000): La opinión periodística. Argumentos y géneros para la
persuasión, Madrid: Fragua, p. 200-262.
75
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN ANEXOS Y APÉNDICES
ANEXO 2
LA DISPOSITIO EN LAS COLUMNAS DE OPINIÓN:
TRES TIPOS DE ESTRUCUTRA
Relación entre el
Gobierno y ETA
EL Colegio de
Periodistas
de Barcelona y
el nacionalismo catalán
76
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN ANEXOS Y APÉNDICES
ANEXO 3
CLASIFICACIÓN DE LAS COLUMNAS, SEGÚN F. FRASER BOND (1974)
Columna
Infrecuente pues escasean los autores de ensayos G. K. Chesterton
de ensayos
Columna El periódico que usa la prosa cuenta con algún espacio para la
Walt Mason
de versos poesía Se trata de aventuras rimadas.
Columna
Parecida a la de chismes pero trata temas más trascendentes. Drew Pearson
de orientación
Fuente: BOND, F. FRASER (1974): Introducción al periodismo, México: Ed. Limusa, pp. 273 y ss.
77
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN ANEXOS Y APÉNDICES
ANEXO 4
CLASIFICACIÓN DE LAS COLUMNAS, SEGÚN MORÁN (1988)
Columna de En España -país de escasos recursos- no pueden hacerse columnas de Manuel Blanco Tobío
política política internacional como en EEUU, donde las de mayor éxito son obra
internacional de todo un equipo de trabajo
Emilio Romero
Columna Es el tipo de artículo que con mayor calidad y éxito puede encontrarse Pedro Rodríguez
de política en la prensa española. Es posiblemente la que más atrae al típico lector Pilar Urbano
nacional de periódicos Jaime Campmany
…
Ángel del Río
En las páginas de "local" un especialista del tema (un "cronista de la
María González Vegas
Columna de ciudad" escribe sobre alguna cuestión relacionada con la vida de la
Ignacio Ruíz Quintano
política local comunidad. Otras veces, se limita al comentario libre de las sesiones
María Luz Nachón
del Ayuntamiento
…
Manuel Vicent
No tiene como objetivo fundamental el comentario periódico de una Lorenzo López Sancho
Columna
faceta específica de la actualidad. No hay servidumbre de tema y cada Camilo José Cela
literaria
columna se convierte en un ensayo literario Francisco Umbral
…
Gilera
Miguel Ors
Columna de No pueden faltar los columnistas en una materia que tanto espacio
Francisco Yagüe
deportes ocupa en los medios de comunicación como son los deportes
José Vicente Hernáez
…
Jesús María Amilibia
El éxito que ciertos "famosos" ha supuesto para las revistas "del
Columna de Jvier Marra
corazón" ha animado a los medios de información general a dedicar en
sociedad Marta Moriarty
su grandes espacios al género
…
Nines Arenillas
Los periódicos recaban la colaboración de un experto con fino paladar y
Columna de Xavier Domingo
buena pluma, condiciones ambas que no suelen concurrir en una misma
gastronomía J. V. Sueiro
persona
Luca de Tena
Spectator
El mundo del espectáculo hace correr ríos de tinta en las redacciones,
Columna Polemón
pero ha originado muy pocas columnas. Sí existen, sin embrago,
de espectáculos Javier Goñi
columnas fijas de televisión
Fernando Díaz Plaja
Columna de Hay muchos críticos y cronistas taurinos en España, pero son muy
Vicente Zabala
toros pocos los que se someten a la servidumbre de la columna
J. L. Martín Descalzo
Columna de Suele ser obra, por motivos obvios, de un sacerdote con escasos
Abel Hernández
religión conocimientos periodísticos, aunque exsite alguna excepción
Artículos muy técnicos que están dirigidos a un sector muy específico. Jaime Jerez
Columna de
No son, ciertamente, cuestiones apasionantes para las grandes Luis Ignacio Parada
economía
audiencias Primo González
Fuente: MORÁN TORRES, ESTEBAN (1988): Géneros del periodismo de opinión, Pamplona: Ediciones Universidad de
Navarra, pp. 170-222.
78
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN ANEXOS Y APÉNDICES
ANEXO 5
PROCESO COMUNICATIVO DE LOS
RECURSOS HUMORÍSTICOS EN LA COLUMNA
Fuentes:
BURGOS, ANTONIO: “El batallón de modistillas de ZP”, Abc, 13/04/2008, p. 11.
MORALES CASTILLO, FABIOLA (1999): Recursos de humor en el periodismo de opinión, Piura: Universidad de Piura,
pp. 29 y ss.
79
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN ANEXOS Y APÉNDICES
APÉNDICE 1
“Vestales de la resistencia”
80
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN ANEXOS Y APÉNDICES
APÉNDICE 2
“No pica”
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN ANEXOS Y APÉNDICES
82
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN ANEXOS Y APÉNDICES
APÉNDICE 4
“Gracias, lector, por tu compañía”
Fuente: GALLEGO, VICENTE: “Gracias, lector, por tu compañía”, Abc (edición Valencia), 26/04/2006, p. 26.
83
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN ANEXOS Y APÉNDICES
APÉNDICE 5
“Los columnistas”
84
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN ANEXOS Y APÉNDICES
APÉNDICE 6
“El batallón de modistillas de ZP”
Fuente: BURGOS, ANTONIO: “El batallón de modistillas de ZP”, Abc, 13/04/2008, p. 11.
85
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN ANEXOS Y APÉNDICES
APÉNDICE 7
“Doscientos domingos”
86
5. BIBLIOGRAFÍA
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN BIBLIOGRAFÍA
Libros y manuales
DAVIS, HALLAN WALKER (1926): The column, New York: Alfred A. Knopf.
87
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GRIJELMO, ÁLEX (2003): El estilo del periodista (undécima edición), Madrid: Taurus.
JOHNSON, PAUL (1997): Al diablo con Picasso y otros ensayos, Buenos Aires: Javier
Vergara Editor.
LÓPEZ HIDALGO, ANTONIO (1996): Las columnas del periódico, Madrid: Ediciones
Libertarias/Prodhufi.
MAINAR, RAFAEL (2005): El arte del periodista (1ª edición de 1906), Fuenlabrada
(Madrid): Destino.
88
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN BIBLIOGRAFÍA
RILEY, SAM G. (1998a): The American newspaper columnist, Westport (CT): Praeger
Publishers.
SAIZ, MARÍA DOLORES (1990): Historia del periodismo en España (2ª edición ampl.),
Madrid: Alianza.
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SLOAN, W. DAVID (2002): “Editorial writing”, en Sloan, W. David; Mullikin Parcel, Lisa
(eds.): American Journalism. History, principles and practices, Jefferson (Carolina del
Norte): Mc Farland & Company, Inc., Publishers.
Artículos académicos
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LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN BIBLIOGRAFÍA
FERNÁNDEZ PARRATT, SONIA (noviembre 2001): “El debate en torno a los géneros
periodísticos en la prensa: nuevas propuestas de clasificación”, en Zer. Revista de
estudios de comunicación, Nº 11. Bilbao, Universidad del País Vasco.
91
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN BIBLIOGRAFÍA
SORELA, PEDRO (2000): “Las columnas impiden ver el bosque” en Estudios sobre el
mensaje periodístico, Nº 6. Madrid, Servicio de Publicaciones de la Universidad
Complutense.
YANES MESA, RAFAEL (2004): “El artículo, un género entre la opinión y la actualidad”
en Revista Latina de Comunicación Social, Nº 58, de julio-diciembre de 2004, La
Laguna (Tenerife), en la siguiente dirección telemática (URL):
http://www.ull.es/publicaciones/latina/20041858yanes.pdf
[Consultado el 12.01.2008]
Columnas y artículos
92
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN BIBLIOGRAFÍA
KOSTYU, PAUL “Columns are daily puzzles”, The Quill, junio/julio de 2004.
VILLENA, MIGUEL ÁNGEL: “El periodismo, el amor y el mar definen la entrega del
Premio Alfaguara a Vicent”, El País, 21/04/1999.
93
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN BIBLIOGRAFÍA
Referencias de Internet
94
LA COLUMNA ENTRE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS DE OPINIÓN BIBLIOGRAFÍA
95