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Éstos, los vencidos, inician un largo peregrinaje por encontrar un espacio donde se les
permita subsistir y recomenzar sus vidas. Buscan un asilo que sólo pueden hallar en las
tierras de los aliados y amigos de su causa, aunque es normal que, alguno de ellos, por
falta de recursos, cierre sus puertas a esa avalancha humana.
La mayor parte provienen de las clases sociales desposeídas, pues son ellos los que
carecen de las herramientas para defenderse en plena igualdad. Sus desplazamientos son
apremiantes, deben dejar todo e iniciar una ruta con un destino, muchas veces,
indeterminado.
Uno de los escenarios más frecuentes donde se generan refugiados es la guerra. Las
historias nacionales latinoamericanas han visto múltiples episodios de este tipo, desde
que se formaron los actuales países. De hecho, su nacimiento estatal esta asociado a la
salida de un grupo de personas que, por su ideología política, escapan de ellos a
comienzos del siglo XIX.
Ante esa omisión nos preguntamos: ¿Cuándo las naciones hispanoamericanas declaran
su independencia, los realistas derrotados, dejan efectivamente esos territorios donde
tienen afincados sus intereses económicos y sus familias?, ¿Los migrantes son un grupo
socialmente homogéneo?
Creo que estos sujetos históricos inician su migración como refugiados políticos, pero
se transforman en inmigrantes económicos, dada su participación en la economía local
al poco tiempo de llegar a su nuevo destino.
***
***
Este trabajo ha sido organizado en tres partes. La primera define a los actores que
participan del proceso, es decir, delimita el objeto estudio, y se le sitúa en el contexto
espacial que se desenvolverán.. En la segunda parte, se intentará dar cuenta de los
argumentos que los distintos historiadores dan a este proceso, identificando los
diferentes puntos de observación en que se sitúan para analizarlos. Finalmente, en el
tercer apartado se intentará mostrar aquellos aspectos que merecen una más profunda
investigación.
2. DE REALISTAS A DERROTADOS
La lectura de los relatos de la historiografías tradicionales, formadoras de las
nacionalidades, muestran que los realistas vencidos salen de los territorios de las
noveles naciones americanas, aunque ninguno se detiene a reflexionar sobre estos
sujetos y sus destinos. Para ir desentrañando a estos actores históricos de entre la
maraña de hechos de los procesos de independencias, en este apartado se reflexionará
sobre quiénes fueron estos realistas que deben migrar y cuáles fueron las rutas
emprendidas para llegar a sus destinos.
La composición ideológica del grupo realista es muy diversa y hasta divergente entre sí.
Esta heterogeneidad en su estructuración nace, desde mi modo de ver los hechos, de los
diferentes vaivenes políticos que sufre el gobierno español desde 1808 en adelante,
donde pasa de monarquía absoluta a constitucional en reiteradas ocasiones. Por tanto,
entre los realistas encontramos a monárquicos absolutistas y constitucionales; liberales
afrancesados y constitucionalista, entre otros.
Abarca social y étnicamente a todos los grupos o estamentos de la sociedad, dado que
coexisten con mayor o menor libertad peninsulares, criollos, negros e indígenas.
La élite colonial, que formó parte del grupo de realistas, fue aquella que se distinguió en
la sociedad por el control de los factores productivos; los canales de intercambios
internos o externos; o en la administración territorial, por tanto, formando parte del
grupo de los favorecidos por el poder monárquico español. Encontrando entre estos a
españoles peninsulares y criollos americanos.
Los esclavos que participan, apoyando a este grupo, lo hacen siguiendo las promesas de
libertad que les ofrecían.
Los indígenas optan por los realistas, ha sostenido alguna historiografía, pues ellos
aseguran de esta forma el status quo colonial que interpretan favorable a sus
intereses[13].
Los realistas se articulan como grupo desde el poder colonial, el cual ostentan y
defienden incluso de las disposiciones de los monarcas borbones que buscaban reducir
la participación de los grupos locales en la toma de decisiones, desde mediados del siglo
XVIII. Con las guerras de independencias ese poder se acentúa, pues ellos, controlan el
uso de la fuerza militar contra los insurrectos desde los centros administrativos
coloniales (virreinatos, audiencias, capitanías generales o gobernaciones). Por tanto
disponen de la legalidad en el uso de la fuerza, la cual se irá deslegitimando en el seno
de la sociedad con el paso de los años, hasta convertirse en el delincuente que sólo
merece estar en la cárcel por atentar contra la patria[14].
El devenir de la guerra obliga a estos sujetos a buscar refugio en aquellos lugares, que
mantengan la fidelidad al monarca, donde se puedan instalar con cierta tranquilidad.
Ello puede implicar una serie de desplazamientos secundarios que finalicen en una
residencia más o menos estable[15]. Durante gran parte del siglo XIX las únicas
posesiones coloniales que mantendrán ese estatuto serán Cuba y Puerto Rico,
constituyéndose como el destino próximo de los realistas derrotados. Sin embargo no el
único, pues existen referencias que indican que dentro de los rumbos iniciales
encontramos las islas de Curazao y San Tomas en el Caribe. En la zona de América del
Sur el destino preferente era Brasil, para intentar pasar desde allí, a España o retornar a
la zona realista del Perú.
En las siguientes líneas revisaremos las reflexiones historiográficas que se han acercado
al tema en cuestión, labor que se ha visto dificultada por la carencia casi absoluta de
investigaciones que se dediquen al tema en particular, por lo que el rastreo bibliográfico
se ha debido plantear extractando las ideas de trabajos generales, que hablasen de las
migraciones del siglo XIX a estas islas del caribe, o en monografías que analicen las
sociedades de las islas.
La situación se complicaba aún más cuando se observa que el objeto de estudio, los
migrantes, era un colectivo heterogéneo, de rápida disolución en la sociedad receptora y
además, se carecía de fuentes fiables, en especial las cuantitativas[22].
Los vencidos que huyen fueron, según Heredia, los más afectados por el proceso de
independencia, pues perdieron todos sus bienes, además sostiene que el fenómeno
migratorio fue común a los dos bandos dependiendo de los avances de los respectivos
ejércitos[26]. El autor observa el proceso y va describiendo como las acciones de los
triunfadores van compeliendo a los realistas a expatriarse en busca de seguridad.
¿Estos tres momentos migratorios forman parte del objeto de este estudio? En una
primera instancia las dos etapas iniciales corresponde al desplazamiento de personas
originado por su fidelidad a los patrones del Antiguo Régimen y a los preceptos
ideológico implícitos en él; pero la tercera migración referida a españoles, escapa al
tema, pues es netamente económica y se rige por los cánones de los procesos
migratorios tradicionales, que implican formar parte de una cadena migratoria, o de
arribar por políticas poblacionistas generadas desde el Estado[30], entre otros.
Las intervenciones del gobernador español Joaquín García son permanentes en este
conflicto intracolonial francés, apoyando en un comienzo a los negros sublevados,
según Rosario Sevilla[36], y luego a los monárquicos franceses cuando los anteriores se
consolidan en la guerra.
Fuente: Pérez de la Riva El barracón y otros ensayos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975 p.372.
Buena parte de los emigrados franceses a Cuba los encontramos, al poco tiempo,
actuando en la economía cubana, realizando labores menores con el objeto de
subsistir[39]. Otro grupo debió salir mejor preparado desde Santo Domingo liquidando
sus negocios y embarcando sus capitales junto con ellos. Son estos los que se dedicaran
a formar grandes propiedades[40] o incluso actuarán como armadores de Corsarios. Su
acción permitirá concentrar la propiedad de la tierra y la instalación de la economía de
plantación, como lo plantea Pérez de la Riva
Aunque no todos los franceses fueron afectados por esa medida, según Pérez de la Riva,
muchos de ellos se mantienen en la isla realizando el juramento de fidelidad al
monarca[43].
La segunda fase de esta migración a Cuba comienza con la sesión de los territorios de
La Española a Francia en 1795, como lo establecía el tratado de Basilea.
El investigador dominicano Carlos Esteban Deive, en su libro Las emigraciones
dominicanas a Cuba, y la doctora española Rosario Sevilla Soler en Santo Domingo
tierra de frontera (1750-1800), son los autores que más han profundizado el tema.
Aunque una pequeña parte de los exiliados prefirió trasladarse por sus propios medios a
otras posesiones reales como Venezuela y Puerto Rico, tal como lo sostiene Maria
Dolores González-Ripoll y Luis García Morales en su publicación El Caribe en la
época de las independencias.
“El éxodo se orientó primero hacia Cuba, luego hacia Venezuela y, en menor
proporción a Puerto Rico”[46].
Previamente, habían solicitado al Rey que se hiciese extensivo a otras colonias los
beneficios que se debían otorgar en Cuba, para poder optar por el lugar de destinos[47].
El soberano concede su petición graciosamente por medio de la real orden del 8 de
septiembre de 1795[48].
Uno de los principales dilemas fue el mantenimiento de las personas que llegaban a
Cuba, en cumplimiento a la Real Orden de 8 de septiembre de 1795 enviadas a Santo
Domingo, Puerto Rico, Nueva Granada, Tierra Firme y Cuba, que establecía el deber de
“auxiliar con una ración doble de tres reales diarios a cada familia que llegase con
gratificación de mesa en los buques de la armada, mientras que los que viniesen con
sólo la ración se les asignaría real y medio. Los menestrales serían convenientemente
socorridos hasta ocuparlos en algún taller de la especialidad”[53].
A lo largo del proceso, las autoridades de la Junta para la Emigración de Cuba trató de
regular la entrega de pensiones y ayudas para la vivienda de los refugiados,
estableciendo normas rigurosas para su otorgamiento, sin embargo, a lo largo de los
años debió ir flexibilizando sus posiciones ante las permanentes carencias de los
dominicanos. Para mejorar sus condiciones de vida, la Junta, decidió procurar la
instalación de ellos en diferentes puntos de la isla como Baracoa, Holguín, Bayamó,
Puerto del Príncipe, San Juan de los Remedios, Trinidad, Matanzas y Santiago de Cuba;
sin embargo la mayor parte permaneció en La Habana como lo demuestra el informe de
la Contaduría General de La Habana del 6 de junio de 1807 sobre los socorros
entregados a los emigrados de Santo Domingo desde 1796 hasta esa fecha[54].
Todas estas situaciones generan una coyuntura de inestabilidad social que, entre
otras consecuencias, impulsará las migraciones tanto de realistas como de patriotas
criollos a los espacios circunvecinos dependientes de la corona española o de otras
potencias europeas.
El último elemento que caracteriza el proceso es la permanente represión a los que son
sometidos los habitantes de las zonas controladas por alguno de ellos, pues a la llegada
del antagonista, los partidarios de los primeros ocupantes son juzgados como traidores y
confiscados sus bienes[61], o simplemente eran pasados por las armas[62]. Tanto
realistas como patriotas hicieron uso de esas estrategias con el objeto de atraer recursos
a sus arcas, y de esta forma disponer del circulante necesario para apertrechar y
alimentar las tropas que están bajo sus órdenes.
Los autores que han prestado alguna atención a la búsqueda de refugio y asilo de los
realistas venezolanos son Edmundo Heredia en su, ya largamente citado libro sobre los
realistas vencidos; el historiador del Archivo Nacional de Cuba José Luciano Franco
quien dedica un par de trabajos al tema, uno recopilatorio de documentos que dicho
archivo resguarda respecto de Venezuela, publicado en 1960, y una otro editado década
después, El gobierno colonial de Cuba y la independencia de Venezuela[66];
finalmente la académica uruguaya Adela Pellegrino en su Historia de la inmigración en
Venezuela siglos XIX y XX. Todos ellos coinciden en la existencia de un intenso proceso
migratorio que busca escapar de la cruenta guerra que afectaba el país y encontrar un
lugar donde asilarse, pero ninguno se detiene a revisarlo mayormente.
No se dispone de la información necesaria para dimensionar el aporte de neogranadinos
y venezolanos a la Isla de Cuba. El único autor que intenta cuantificarlos es Hugh
Thomas, quien los estima en 20000 para el período 1810 y 1826. Cifra que incluye a
realistas[67] de todas las colonias aledañas.
Claridad existe sobre la exigencia a los realistas para que abandonen suelo venezolano,
con tal celeridad que sólo les dio tiempo de reunir algunos bienes y escapar a algún
puerto que les diera seguridad a sus vidas y a sus pocos bienes. El caso que se distingue
por su singularidad, es la evacuación de Puerto Cabello, último reducto hispano en
Venezuela, en la que por medio el tratado de capitulación y entrega de la plaza fuerte,
estableció que las personas pudieran abandonar esas tierras
Los destinos preferentes de los realistas eran Cuba, Puerto Rico y España. Las rutas no
solían ser directas, de hecho buena parte pasaban por posesiones extranjeras como
Curazao, para luego arribar a sus destinos. Un ejemplo de los anterior es el fortuito caso
que recoge Franco
“Cerca del Puerto de Santiago de Cuba una goleta corsaria insurgente apresó a fines
de agosto [1813] al bergantín español San Rafael, procedentes de Palmas de Mallorca.
En un bote permitieron los corsarios que se trasladaran a playas cubanas el piloto
José Prats y veinte y tres pasajeros que habían tomado en Curazao, refugiados
españoles que habían huido de Cumaná al aproximarse los soldados de Bolívar. Entre
los pasajeros estaba Fr. Francisco de Arriaga, prefecto de las misiones capuchinas
aragonesas en las provincias de Cumana, Nueva Barcelona y Caracas. Declaró ante
las autoridades... que tuvieron que evacuar desordenadamente la capital de Cumaná;
las tropas que guarnecían los fuertes abandonaron cañones y pertrechos. Al salir los
buques con los fugitivos –soldados y civiles– los insurgentes los cañonearon, y fuera ya
de la bahía tres goletas de los insurgentes los atacaron. Se sostuvieron combates ;
fueron al abordaje los insurgentes y capturaron los buques españoles siguientes:
fragata Santa Clara y Bergantines Dos Amigos y Gral. Palafox”[68].
El mismo año se registran más llegadas de personas a la isla, esta vez oriundos
de Santa Marta, estableciendo esta ruta de asilo, aunque las autoridades en este caso,
derivaron a los soldados a Panamá, para que retornarán al servicio del Virrey de Nueva
Granada[69]. La lastimosa solicitud de auxilio permitió afianzar estos vínculos político
territoriales y de patria, por lo que piden
Los efectos que estos sujetos provocan en esa sociedad son, como ya se dijo, a
nivel social y económico. Pero además tienen directa relación con la permanencia de la
isla bajo la soberanía española.
En términos sociales Cayuela Fernández nos plantea que la “Siempre Fiel” isla
de Cuba, enfrenta los primeros años del siglo XIX en una total transformación social
que
Cuba finalizó el período pasando de ser una colonia deficitaria a otra, capaz de aportar
excedentes a su metrópoli, como lo ha demostrado Candelaria Sainz Pastor
La isla de Puerto Rico es una de las posesiones españolas que más importancia
otorga a las migraciones en la conformación de su ethos nacional. Su significación nace
a partir de las preocupaciones oficiales por incorporar al territorio personas de diversas
nacionalidades, desde la emisión de Real Cédula de Gracia hasta su integración a los
Estados Unidos. Más aún, cuando en la actualidad se han convertido, en polo de
atracción de población de las islas caribeñas que la rodean.
La autora destaca como iniciadora de estos estudios a Estela Cifre de Loubriel, quien
entre 1962 y 1989 publicó su catálogo sobre los extranjeros a Puerto Rico en cuatro
volúmenes: Catálogo de extranjeros residentes en Puerto Rico en el siglo XIX (1962),
La inmigración a Puerto Rico durante el siglo XIX (1964), La formación del pueblo
puertorriqueño : La contribución de los catalanes, baleáricos y valencianos(1975) y La
formación del pueblo puertorriqueño: contribución de los gallegos, asturianos y
santanderinos (1989). Esta extensa obra
Sin duda alguna la doctora Ivette Pérez Vega es quien más ha investigado al
grupo de los vencidos, a los que identifica con los venezolanos que arriban a las costas
puertorriqueñas y en especial a la región de Ponce. Sus artículos “Emigrantes de
Venezuela en Puerto Rico. Actitudes y mentalidades de una familia en crisis: economía
y herencia. Los Vega en Ponce (1818-1831)” y “El efecto económico, social y político
de la emigración de Venezuela en el sur de Puerto Rico (Ponce), 1810-1830”[82]; ponen
de manifiesto que esta emigración fue muy positiva para la isla, pues aportó
“capital, esclavos y... conocimientos y adelantos en todos los campos... que estimularon
el progreso y el bienestar social, económico y cultural”[83].
“emigración forzada [que] corresponde a una serie de sucesos que tuvieron como
origen: 1) La cesión de Santo Domingo a Francia... 2) La venta de Luisiana y Florida a
Estados Unidos. 3) La guerra de independencia de América hispana. 4) La sublevación
esclavista en el Caribe”[84].
Todos esos hechos provocaron el desplazamiento de personas a Puerto Rico, quien abre
sus puertas de par en par para recibirlos, en virtud de las órdenes favorables de la
metrópoli para otorgar asilo a los emigrados franceses de Saint Domingue, refugio a los
criollos y españoles de Santo Domingo y de las colonias continentales sublevadas,
especialmente a los provenientes de Tierra Firme.
Este grupo, como hemos dicho anteriormente, forman un contingente migratorio atípico,
pues habitualmente es el desposeído el que emprende la ruta en busca de fortuna o el
que es obligado a desplazarse fuera de sus tierras; en este caso
Ellos, lo triunfadores del sistema colonial, son, prácticamente desde 1810, los
derrotados que salen en busca de un lugar donde vivir en paz y lejos de los efectos de la
guerra. Al parecer, según las evidencias aportadas por Pérez Vega, Solano y Oquendo
Rodríguez, entre otros; los emigrados realistas para llegar a la isla realizan una
peregrinación por las islas de Curazao, Jamaica y San Thomas[86], antes de ingresar a
Puerto Rico.
La reacción gubernamental respecto de ellos no pudo ser más receptiva, más aún cuando
el gobernador local realizaba invitaciones a inmigrar a la isla, por lo que se debió
generar toda una modificación del régimen tributario para financiarlos, instalando un
impuesto a las importaciones del cacao[93] que ayudó a sufragar los gastos que
implicaba[94] mantener a viudas, militares y funcionarios públicos. Los criterios de
distribución se basaban en las divisiones sociales en vigor, por supuesto, a las clases
más acomodadas mayor cantidad y a las subalternas menos[95]. La misma situación se
repitió en torno a la repartición de tierras decretada por Real Orden de noviembre 1813,
la cual
Los contingentes que más relevancia para la historiografía tienen son los
dominicanos y los venezolanos. De los primeros sólo diremos que mantienen las
mismas condiciones descritas por Estaban Deive respecto de los emigrados a Cuba. La
principal diferencia radica en que, los arribados a Puerto Rico lo hacen por sus propios
medios y fueron mayoritariamente franceses, a pesar de que los beneficios fiscales
recibidos en Cuba fueron extendidos a ésta isla, como se dijo anteriormente. Un
segundo elemento diferenciador es que los franceses usan la Real Cédula de Gracia para
avecindarse, por lo que llegan desde los diferentes dominios franceses donde se habían
instalado algunos ex colonos de Saint Domingue; por lo que es muy factible encontrar
inmigrantes incluso hasta 1830[103].
Recordemos que para Heredia el paso de realistas a las islas caribeñas se inicia
en 1810, pero la historiografía puertorriqueña sitúa el inicio del proceso en 1813 con la
promulgación del decreto de Guerra a Muerte de Simón Bolívar. De todas formas, los
primeros arribos son poco significativos[104], pues la avalancha migratoria no se
producirá hasta 1821, cuando son derrotadas definitivamente las tropas realistas en
Venezuela[105]. La descripción que realiza Estela Cifre de los hechos posteriores a
Carabobo muestra la magnitud de esta migración
“Después de la derrota de Carabobo en 1821 llegaron a Puerto Rico ocho barcos y una
fragata con refugiados. Cuando Cumaná se entregó a Bolívar, la fuerza que guardaba
la plaza, compuesta de quinientos noventa y siete civiles, cuatro capitanes y seis
oficiales buscó refugio en la ciudad de Ponce... Baralt calculó el transporte de esa
plaza en la flota capitaneada por Laborde eran unos ochocientos capitulados. Después
de las derrotas de Carabobo y Puerto Cabello siguieron afluyendo refugiados y al
terminar la contienda y al decretar el gobierno establecido en Caracas la expulsión de
todos los españoles residentes allí, gran parte de éstos pasaron a Cuba y Puerto
Rico”[106].
Su posición ideológica es demostrada por el hecho que buena parte de ellos se mantiene
en la isla, a pesar de que 1830 la independencia ya había sido declarada por Venezuela.
Incluso se ha argumentado que la presencia de estos realistas llevó a posiciones
conservadoras a la población local, explicando de esta forma la no participación de la
isla en el proceso de independencia de las naciones continentales americanas[109]. Esta
visión reduccionista es insatisfactoria para explicar esa situación, pues magnifica el rol
de los exiliados y no considera la evolución propia de la sociedad isleña[110]. Eli
Oquendo, por el contrario, observa que los inmigrantes participan en “los movimientos
separatistas... que se produjeron en el Puerto Rico decimonónico, y los venezolanos no
estuvieron ausentes, por el contrario, llegaron a ocupar posiciones de liderato”[111].
Al igual que Cuba, Puerto Rico se beneficia de las turbulencias que vive Saint
Domingue, pasando a ocupar su posición en la producción de azúcar y café para ser
distribuido en el mercado europeo y estadounidense. Esa ventajosa situación es
observada por los migrantes, al parecer la decisión de instalarse en estas islas pasa por
encontrar el lugar donde desarrollar, de forma lucrativa, sus actividades.
Se ha responsabilizado a los migrantes del nacimiento de la propiedad
latifundista y de la producción agrícola para la exportación, según Scarano, además de
“directamente por compra, valorando debidamente las mejores tierras disponibles con
una rentabilidad prometedora. Compran y desarrollan con facilidad las posibilidades
previstas de la hacienda, pues cuentan con el metálico que han traído y con los contactos
comerciales que tienen en el continente y en otros países del exterior para obtener
créditos”[114].
%
Población Crecimiento Crecimiento
Año Periodo crecimiento
total bruto anual
anual
1765 44833
Fuente: Darío de Ormaechea “Acerca de la agricultura, el comercio y las rentas internas de la isla de
Puerto Rico”. En Boletín Histórico de Puerto Rico, N° 4, T. II, julio-agosto1915, p.228. y cálculos
propios. * = Estimación de Darío de Ormaechea.
Sin contar el trabajo de Edmundo Heredia no existe ninguna obra que intente dar
una visión de conjunto al proceso en el mundo hispánico, constituyéndose en una tarea
pendiente. De acometerse dicha tarea, se verá dificultada, aún más, al carecer de
investigaciones a nivel nacional.
Las fuentes tradicionales para los estudios coloniales aún no han sido lo
suficientemente interrogadas sobre la emigración de los vencidos, los fondos que hacen
referencia a Cuba y Puerto Rico del siglo XIX están disponibles en los Archivos
General de Indias y Nacional de Madrid. En el mismo sentido se puede recurrir a los
fondos del Archivo Militar de Madrid, como al de Segovia para reconstruir el paso de
los ejércitos y su instalación como parte de las tropas de reconquistas, además de ver
cual fue su situación final –recordando que buena parte de los soldados de la tropa
realista desertó o se cambió al bando–.
Como es obvio tampoco existe alguna propuesta teórica que ayude a enfrentar la
migración, que ayuden a dar respuesta a interrogantes como ¿Es esta una migración
nacional o internacional?; ¿Es una migración desde la periferia al centro? O ¿Es una
migración entre puntos periféricos?
Ahora bien, una investigación sobre los realistas desde una óptica hispánica debería
intentar dar una estimación del flujo total, reconocer las transformaciones en las
sociedades emisoras y receptoras, analizar los efectos psicológicos del transplante de los
individuos, etc.
[2] A modo de ejemplo, el historiador chileno Diego BARROS ARANA Historia Jeneral de Chile,
Rafael Jover editor, Santiago, 1889,T. X, pp.614-628 ; Miguel Luis AMUNÁTEGUI y Gregorio Victor
AMUNÁTEGUI La reconquista española. Apuntes para la historia de Chile 1814-1817, Imprenta
Barcelona, Santiago 1912, p. 470.
[3] Fernando J. DEVOTO Del crisol al pluralismo. Treinta años de estudios sobre las migraciones
europeas a la Argentina. Instituto Torcuato di Tella, Centro de Investigaciones sociales, Buenos Aires,
mayo de 1992, p.3.
[4] Peter BOYD-BOWMAN, Índice geobiográfico de cuarenta mil pobladores españoles de América en
el siglo XVI, Instituto Caro y Cuervo Jus, Bogotá, México 1964-1968, 2 v; La emigración española a
América: 1560-1579,Editorial Gredos, Madrid, 197, p. 123-147.
[5] Magnus MÖRNER, Aventureros y proletarios: los emigrantes en Hispanoamérica, Mapfre, Madrid,
1992; “La emigración española al Nuevo Mundo antes de 1810 : un informe del Estado de la
investigación”, En: Anuario de estudios americanos, Nº 32, 1975 , pp. 43-131; Evolución demográfica
de Hispanoamérica durante el período colonial, Institute of Latin American Studies, Stockholm, 1979;
European travelogues as sources to Latin american history from the late eighteenth century until 1870,
Institute of Latin American Studies, Stockholm, 1981.
[6] César R. YÁÑEZ GALLARDO, La emigración española a América: siglos XIX y XX. Dimensión y
características cuantitativas, Archivo de Indianos, Gijón, 1994; Emigración ultramarina y familia
catalana en el siglo XIX: Los Moreu Rabassa de Calella, Caixa d'Estalvis Laietana, Barcelona, 1995;
Saltar con red : la temprana emigración catalana a América ca. 1830-1870, Alianza, Madrid, 1996.
[7] Nicolás SÁNCHEZ-ALBORNOZ, La población de América Latina: desde los tiempos precolombinos
al año 2025, Alianza, Madrid 1994;(comp.) Españoles hacia América: la emigración en masa 1880-
1930, Alianza, Madrid 1988; La población de América Latina desde los tiempos precolombinos al año
2000, Alianza Editorial, Madrid, 1973; y José Luis MORENO, La población de América Latina :
Bosquejo histórico, Paidos, Buenos Aires 1968.
[8] Salvador PALAZÓN FERRANDO, Capital humano español y desarrollo económico latinoamericano
: evolución, causas y características del flujo migratorio (1882-1990), Institut de Cultura Juan Gil-Albert,
Alicante 1995; Los españoles en América latina : 1850-1990, Fundación Centro Español de Estudios de
América Latina, Madrid 1995.
[9]Antonio EIRAS ROEL (Ed.) y ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA. REUNIÓN
CIENTÍFICA (1ª. 1989. Madrid) La emigración española a Ultramar, 1492-1914: ponencias y
comunicaciones presentadas en la I Reunión Científica de la Asociación Española de Historia Moderna,
que tuvo lugar en Madrid del 11 al 13 de diciembre de 1989, Ediciones Tabapress, Madrid, 1991; (coord.)
y Asociación de Demografía Histórica . Congreso Emigración española y portuguesa a América: (actas
del II Congreso de la Asociación de Demografía Histórica, Alicante, Abril, 1990, Instituto de Cultuta
Juan Gil-Albert ; Seminari d'Estudis sobre la Població del País Seminari d'Estudis sobre la Població del
País Valencià, Alicante 1991; (Org.) y Congreso Internacional de Ciencias Históricas (1990. Madrid)
Long distance migrations, 1500-1900: [17e Colloque organisé les] mercredi 29 et jeudi 30 août 1990 a
Madrid , Commission Internationale de Démographie Historique, Paris 1990; y Ofelia REY CASTELAO
(Eds.) Les migrations internes et à moyenne distance en Europe = Migraciones internas y medium-
distance en la Península Ibérica: 1500-1990, Xunta de Galicia. Conselleria de Educación e Ordenación
Universitaria, Santiago de Compostela, 1994. y Ofelia REY CASTELAO, Los gallegos y América ,
Mapfre, Madrid, 1992
[11] “Conviene tener presente que, a la manera de epíteto, los documentos revolucionarios y
especialmente los periódicos más inflamados llamaban “europeos” a los realistas en general, con el
mismo sentido peyorativo con que los denominaban “sarracenos” o “godos”.Tal generalización se
correspondía de manera inversa con el sentido patriótico que se daba al término “americano”. La
necesidad de separar totalmente lo perteneciente a uno y otro continente llevó a considerar como
degradante el término “hispano-americano”, como se sostenía en 1819 en el N° 6 del periódico El
Americano, de Buenos Aires, dirigido por Pedro Sáez de Cavia.” Roberto ETCHEPAREBORDA “El
americano, un vocero de la época del Directorio”, en Academia Nacional de la Historia Cuarto Congreso
internacional de historia de América, T.V., Buenos Aires, 1966. Citado por Edmundo HEREDIA A.,
Los vencidos. Un estudio sobre los realistas en la guerra de independencia hispanoamericana. Programa
de Historia de las relaciones interamericanas CIFFYH, Universidad de Córdoba, Córdoba Argentina,
1997.p. 12
[12] Luis Miguel GLAVE “Epilogo. Entrevista con Francois-Xavier Guerra: Considerar el periódico
mismo como un actor”. En: Debate y Perspectiva, Fundación Mapfre Tavera, N° 3, Diciembre de 2003,
p.195.
[13] Esta argumentación tradicional respecto de la participación indígena en el proceso bélico de las
independencias tiene un claro tinte economicista, descartando otros elementos como la lealtad a la palabra
empeñada por los indígenas de defender al monarca de los ataques que sufra en esos territorios.
[14] Ver para el caso de la represión en Buenos Aires: Hugo Raúl GALMARINI, “Los españoles de
Buenos Aires después de la Revolución de Mayo: la suerte de una minoría desposeída del poder”, en
Revista de Indias, N° 178, Vol., XLVI, Julio Diciembre de 1986, pp103-122; y “Los prisioneros realistas
en el río de la Plata: Breve historia de sus desventuras”, en Revista de Indias, N° 179, Vol., XLVII, Enero
Abril de 1987, pp103-122.
[15] “En este flujo participaron por igual peninsulares y criollos que por razones económicas, de
seguridad y/o ideológicas, abandonaban el continente conmocionado y buscaban refugio en el único lugar
que, bajo la bandera española, exhibía paz y prosperidad” En: Manuel MORENO F. y José MORENO
M., Guerra, migración y muerte (El ejército español en Cuba como vía migratoria). Ediciones Jucar,
Asturias 1993. pp.46-47.
[17] “Ya a finales de la contienda, las autoridades de la gran Colombia habían dispuesto formar un
padrón de los españoles y canarios allí residentes, con la instrucción de que aquellos que no constasen
con carta de naturaleza –documento muy difícil de obtener por los de esa nacionalidad– debían
presentarse de inmediato a la autoridad policial. El paso siguiente era la expulsión”. En: Edmundo
HEREDIA A., Los vencidos...p. 69.
[18] “El más riguroso escepticismo no puede dudar que la discordia civil ha producido en América tantos
si no mayores estragos que en las otras partes del mundo; enemistades, rencores, persecuciones, rapiñas,
matanzas, trasiego continuo del poder y la riqueza, y a lo que todo esto es consiguiente, desamparo de la
agricultura, abandono de las artes, emigración, pobreza y ruinas universales. Si este no es el verdadero
cuadro de todas aquellas provincias, a qué otra causa puede atribuirse la incesante avenida de refugiados
que abandonando sus bienes y renunciando a las afecciones más dulces, corren a guarecerse en Cuba,
Puerto Rico y la Península o se derraman por reinos extraños? Harto patentes están estos desastres para
que necesiten comprobación. Toda Europa se resiente de ellos, y anhelan su remedio”. Del consejo de
Indias a Fernando VII, Madrid, 10 de junio de 1824. Citado por Edmundo HEREDIA A., Los
vencidos...p.87.
[19] La mayor parte de la historiografía de las migraciones que estudia el siglo XIX, dedica su atención al
traspaso masivo de europeos a América durante las décadas finales de ese siglo.
[20] Fernando J. DEVOTO Del crisol al pluralismo... El autor en este breve estado de la cuestión intenta
explicar porqué la historiografía de la migraciones, de europeos a América, no se comienza desarrollan
sino hasta la década de 1950 a nivel general y en la Argentina.
[22] “lo innecesario de elegir como objeto de estudio un conglomerado social (los migrantes) percibido
como demasiado heterogéneo para ser considerado como un actor social al cual fuera posible atribuir un
rol específico en el desarrollo histórico. Si esas características dificultaban la percepción de utilidad que
podía tener en la comprensión del proceso histórico de los países expulsores de población, en el caso de
los países receptores se superponía a ellas la noción de la no menor utilidad que podía tener el ocuparse
de un sujeto social que por la disolución rápida de su identidad originaria tendía a convertirse en otro. Por
lo demás, la dispersión geográfica de las fuentes, los límites de las mismas (en especial de las
cuantificables) para estudiar grupos no estáticos sino en movimiento, así como la inevitable
interdisciplinariedad que exigía el argumento constituían probablemente obstáculos adicionales a la
expansión de los estudios migratorios”. En: Fernando J. DEVOTO Del crisol al pluralismo...p. 3.
[23] Un buen ejemplo de ello es la extensa colección de publicaciones editadas por Mapfre en su
colección 1492 “Las Españas y América” donde se intenta mostrar los aportes de cada región española a
toda América. Ver: Mario HERNÁNDEZ SÁNCHEZ-BARBA, Castilla y América ,Mapfre, Madrid
1992; Mariano CUESTA DOMINGO, Extremadura y América, Mapfre, Madrid 1992; Francisco
MORALES PADRÓN, Andalucía y América, Mapfre, Madrid 1992; Bartolomé ESCANDELL BONET,
Baleares y América, Mapfre, Madrid 1992; Manuel BALLESTEROS GAIBROIS, Valencia y América,
Mapfre, Madrid 1992; ASÍN, Francisco Aragón y América, Mapfre, Madrid 1992; Consuelo
SOLDEVILLA ORIA, Cantabria y América , Mapfre, Madrid 1992; Estíbaliz RUIZ DE AZUA Y
MARTÍNEZ DE EZQUERECOCHA, Vascongadas y América, Mapfre, Madrid 1992; Juan Bautista
VILAR, Los murcianos y América, Mapfre, Madrid 1992; Juan Ignacio SÁENZ-DÍEZ, Los riojanos en
América , Mapfre, Madrid 1992; Jesús Jerónimo RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, Asturias y América,
Mapfre, Madrid 1992; José ANDRÉS-GALLEGO, (Coordinador) Navarra y América , Mapfre, Madrid
1992; María Elisa MARTÍNEZ VEGA, Madrid y América : 500 años de historia, Mapfre, Madrid 1992;
[24] Es interesante apuntar que Heredia es un investigación que ha dedicado gran parte de su trabajo a los
procesos de independencia americanos, por tanto un historiados de la política que observa este proceso
migratorio y lo estudia, claro, sin olvidar su temática.
[27] “hasta el primer cuarto del siglo XX, la historia del país se relaciona estrechamente con la llegada de
inmigrantes y la forma de su inserción en el complejo nacional, así como con las tensiones y los
incidentes que se derivan de su presencia.” En: Jordi MALUQUER DE MONTES Nación e inmigración:
Los españoles en Cuba (ss. XIX y XX), Ediciones Jucar, Asturias, 1992, pp. Prologo.
[28] Si bien la aportación inmigratoria africana es importantísima para entender tanto la realidad Cubana
como la Puertorriqueña, en este estado de la cuestión los analizaremos a menos que formen parte del
contingente desplazo por las guerras de independencia. Respecto de la incorporación de los esclavos
africanos existe una abundante bibliografía.
[29] Maluquer realiza un análisis para el siglos XIX, propone dividir el siglo en tres periodos
comprendidos entre los años: a) 1789-1837; b) 1837-1868; y c) 1868 –1898; cada una de ellas con
variaciones en magnitudes, ritmos y grupos migrantes. Para el análisis bibliográfico nos centraremos en el
primero de los periodos en citados. Ver: Jordi MALUQUER DE MONTES Nación e inmigración... pp
23-59.
[31] Rosario MÁRQUEZ MACÍAS, “La persistencia de un modelo migratorio: Cuba 1825-1835, en
Josef OPATRNÝ Cambios y revoluciones en el Caribe hispano de los siglos XIX y XX, Universidad
Carolina de Praga, Editorial Karolinum, Praha, Republica Checa, 2004.
[32] “Entre otros puntos el tratado de Paz estipulaba la evacuación de las plazas, puertos y villas de todas
las tropas españolas un mes después de la ratificación del mismo. Pero más importante que ese punto era
el que concedía un año plazo, a contar de la fecha de firma del tratado, a todas las familias que “por sus
intereses u otros motivos” quisiesen trasladarse con sus bienes a otros dominios del rey en las indias”. En;
Carlos ESTEBAN DEIVE, Las emigraciones Dominicanas a Cuba (1795-1808), Fundación Cultura
Dominicana, Santo Domingo, 1989, p. 12.
[33] Carlos ESTEBAN DEIVE, Las emigraciones Francesas a santo Domingo. (1789-1801) Universidad
Nacional Pedro Henríquez Ureña, Santo Domingo, Republica Dominicana, 1984
[35] Carlos ESTEBAN DEIVE, Las emigraciones Francesas a Santo Domingo. (1789-1801) Universidad
Nacional Pedro Henríquez Ureña, Santo Domingo, Republica Dominicana, 1984.pp. 7;
[36] “El gobernador español vio en las luchas internas de la colonia vecina la posibilidad de arrojar a los
franceses de toda la isla , y de la primitiva neutralidad y respeto a los tratados existentes se va a pasar a
una intervención solapada a favor de los negros sublevados.” Rosario SEVILLA SOLER, Santo
Domingo, frontera francoespañola... p. 173; Rosario SEVILLA SOLER, Santo Domingo tierra... pp.378-
388. Esta investigadora española ha desarrollado a lo largo de su vida académica en el Consejo Superior
de Investigaciones Científicas una serie de trabajos, sobre el mundo hispánico caribeño, los que serán
citados a lo largo del trabajo, estos han contribuido enormemente al conocimiento de la zona durante los
siglos XVIII y XIX.
[37] Carlos ESTEBAN DEIVE Las emigraciones Dominicanas... p.25.
[38] J. PÉREZ DE LA RIVA “La implantación francesa en la cuenca superior del Cauto”, en El
Barracón y otros ensayos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, p.374
[39] “Entre los miles de franceses llegados a Santiago había militares derrotados, funcionarios sin
empleo, comerciantes arruinados, artesanos, lumpen urbano y también un centenar o dos de antiguos
administradores o propietarios de plantaciones. Este último grupo fue el que se internó en la Sierra. Los
más levantaron timbiriches, teatros y prostíbulos. Algunos daban clases de francés, otros de historia y
geografía o de bordado y cocina, o vendían horchata por las calles, y entre todos organizaban rifas y
espectáculos”. En: J. PÉREZ DE LA RIVA “La implantación francesa... p.371.
[40] Hugh THOMAS, Cuba la lucha por la libertad (1762-1909), Ediciones Grijalbo, Barcelona, 1973,
p.112-113.
[41] J. PÉREZ DE LA RIVA “La implantación francesa... p.376; y Hugh THOMAS Cuba la lucha...
p.113
[42] Maria Rosario SEVILLA SOLER Las antillas y la independencia de la América española (1808-
1826), Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, Madrid 1986.
[43] J. PÉREZ DE LA RIVA “La implantación francesa... p.376; y Duvon C. CORBITT “Immigration in
Cuba” Hispanic American Historical Review, Vol, 22, N° 2, mayo 1942, p.287.
[44] “En un principio, la emigración, según las disposiciones reales, se dirigiría a Cuba, donde los
transterrados recibirían como compensación el equivalente de las propiedades que disfrutaban en Santo
Domingo. El transporte, gratuito, se efectuaría en los buques de la escuadra... Otros pormenores de la
prevista evacuación tenían que ver con el abastecimiento de víveres, escasos a causa de la recién
concluida guerra, para lo cual se dispuso enviar a La Habana cuantos se hallasen depositados en los
almacenes oficiales, así como los que pudiesen acopiar los particulares de sus propias haciendas”. En:
Carlos ESTEBAN DEIVE, Las emigraciones Dominicanas... pp. 12-13
[45] Véase: Carlos ESTEBAN DEIVE, Las emigraciones Dominicanas... p. 7 y 21; Jordi MALUQUER
DE MONTES, Nación e inmigración... p. 27.
[46] Maria Dolores GONZÁLEZ-RIPOLL y Luis GARCÍA MORALES, El Caribe en la época de las
independencias, Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo, México, 1987, p. 70.;
[48] Francisco de SOLANO, “Inmigración latinoamericana a Puerto Rico (1800/1898)” en: Revista de
Indias, CSIC, Madrid, 1992, v. LII, N° 195/196, p. 926.
[50] “El primer motivo de emigración para los hacendados fue el de evitar las consecuencias de la
abolición de la esclavitud y conservar sus dotaciones de esclavos. Pero, después, la invasión de Toussaint
Louverture y las atrocidades siguieron alimentando el éxodo de grupos sociales diversos. En cualquier
caso, su número total –unos 4000 –es muy inferior al de los inmigrantes de la parte francesa.” En: Jordi
MALUQUER DE MONTES, Nación e inmigración... pp. 27;
[52] “Juntas celebradas con motivo de la traslación de las familias de la isla de Santo Domingo”, AGI,
Cuba 1497-A. Citado por Carlos ESTEBAN DEIVE, Las emigraciones Dominicanas... p.22.
[53] Carlos ESTEBAN DEIVE, Las emigraciones Dominicanas... p.22.
[54] Dicho informe es citado por Carlos ESTEBAN DEIVE, Las emigraciones Dominicanas... p.118
[56] Frank MOYA PONS, El pasado dominicano, Fundación Caro Álvarez, Santo Domingo, 1986, pp.
36-38. Citado por Carlos ESTEBAN DEIVE, Las emigraciones Dominicanas... p.131.
[57] Rosario SEVILLA SOLER, Santo Domingo tierra... pp. 33-39 y 401-402.
[59] Jordi MALUQUER, “Cuba y Puerto Rico”, en José María Jover Zamora (Dir.) Historia de España
Menéndez Pidal, Espasa Calpe, Madrid, 2001, T. XXXII, Vol. II, p. 262.
[60] No pretendo insinuar que las tropas realistas o criollas , por sí mismas, no hayan sido sanguinarios en
su actuar, pues existe evidencia de lo contrario.
[61] Una buena síntesis de estos últimos hechos lo encontramos en Blas BRUNI CELLI, Los Secuestros
en la Guerra de Independencia, Academia Nacional de la Historia, Caracas 1965; Guillermo BOZA,
Estructura y Cambio en Venezuela republicana. El período independentistas, Editorial Equinoccio,
Caracas, 1978, pp.59-76.
[62] Este tipo de medida se radicaliza desde 1812 a la razón de las ordenes implantadas por Domingo
Monteverde quién ordena “No dejar con vida a ninguno de los miserables criollos que fomentan estas
disensiones... No hay más... que un gobierno militar: pasar a todos estos picaros por las armas”. Teniente
Zerberis Carta al General Domingo Monteverde desde Río Caribe. Citado por Guillermo BOZA,
Estructura y Cambio en Venezuela... p.59. El círculo de muerte se cierra cuando Simón Bolívar decreta
la Guerra a Muerte a todos los españoles el año de 1813..
“Más estas victimas serán vengadas. Estos verdugos serán exterminados. Nuestras bondad se agotó ya, y
puesto que nuestros opresores nos fuerzan a una guerra mortal, ellos desaparecerán de América, y
nuestras tierra será purgada de los monstruos que la infectan. Nuestro Odio será implacable, y la guerra
será a muerte”. En: Simón Bolívar, Discursos y proclamas, París, 1913. Citado por José Luciano
FRANCO, El gobierno colonial de Cuba y la Independencia de Venezuela, Estudios Monográficos Casa
de América, La Habana, 1970. p. 44.
[65] “Los efectos de la guerra sobre el número de habitantes, que en algunas regiones del país fueron
devastadores, han sido estimados por la historiografía en un cuarto de la población total del país, sumando
las muertes y el efecto de la emigración.” En: Adela PELLEGRINO, Historia de la inmigración en
Venezuela siglos XIX y XX, Academia Nacional de Ciencias Económicas, Venezuela, 1989. pp, 21;
además: Nicolás SÁNCHEZ ALBORNOZ , “Demografía y Sociedad”, en: Enrique BARBA y otros
(dir.), Iberoamérica, Una Comunidad, Ediciones Cultura Hispánica, Madrid 1989, p.520.
[66] En ambos trabajos Franco sostiene que el Gobierno Colonial Cubano es el eje de las acciones
represivas contra las insurgencias americanas, siendo éste la principal fuente de financiamiento. Un caso
que desarrolla en estos dos textos es el del ejército comandado por Morillo que constantemente solicitaba
recursos e incluso realizaba compras que debían ser pagadas por la hacienda habanera.
[67] Hugh THOMAS, Cuba la lucha... p.130. Para sostener su argumento pone como ejemplo que “en los
doce meses entre el 1° de diciembre de 1818 y el 30 de noviembre de 1819, arribaron a Cuba 1332
inmigrantes, de los cuales 416 eran españoles; 389 franceses...” en: Hugh THOMAS, Cuba la lucha...
p.140.
[68] José Luciano FRANCO, Documentos para la historia de Venezuela existentes en el Archivo
Nacional de Cuba, Archivo nacional de Cuba, Cuba, 1960, p. LVI.
[69] “la ciudad y el puerto de Santiago de Cuba habían adquirido una gran importancia por sus frecuentes
comunicaciones con aquellos puntos del caribe donde los realistas españoles se sostenían. Y, a dicho
puerto llegaron, en enero de 1813, el bergantín Luxan y la balandra Tres Hermanos, ambos españoles,
procedentes de Santa Marta con familias que huyeron de aquella plaza de la que se habían apoderado los
insurgentes de Cartagena; un total de ciento quince personas, de las cuales veinte y seis eran oficiales y
soldados de aquella guarnición [Se ordenó que ellos pasaran a Portobelo para ponerse a disposición del
virrey de santa fe]” Citado en: José Luciano FRANCO, Documentos para la historia de Venezuela... pp.
LV-LVI.
[70] Archivo Nacional de Cuba, Asuntos políticos, leg. 124, N° 96. Citado en José Luciano FRANCO,
Documentos para la historia de Venezuela... p.150.
[71] “Entre los días 8 y 9 de agosto de ese año [1823], llegaron al Puerto de Santiago de Cuba las goletas
mercantes españolas Neptuno y Cubana, trayendo de Maracaibo oficialidad y tropas. Muchos oficiales y
soldados estaban enfermos, y otros heridos en los combates entre la escuadra española... y la
colombiana”. En: José Luciano FRANCO, El gobierno colonial de Cuba... p.90.
[72] “El 28 de agosto entraba en el puerto de Santiago de Cuba la goleta española Especuladora, trayendo
a bordo al mariscal de campo Francisco Tomás Morales... con el resto de las tropas, vencidas y
capituladas” José Luciano FRANCO, El gobierno colonial de Cuba... p.90.
[73] Ismael SARMIENTO RAMÍREZ, Cuba entre la opulencia... pp. 42; Maria Dolores GOZÁLEZ-
RIPOLL NAVARRO, Cuba, la islas de los ensayos. Cultura y sociedad (1790-1915). Consejo Superior
de Investigaciones Científicas, Madrid, 1999, p. 114.
[74] Maria Dolores GOZÁLEZ-RIPOLL NAVARRO, Cuba, la islas de los ensayos... p. 117
[76] Para Esteban Deive el aporte de ellos se basa en que “esos franceses eran propietarios de unidades
productivas y mientras residieron en Saint Domingue se mantuvieron al frente de sus negocios. Sus
conocimientos y su experiencia contribuyeron eficazmente al proceso de transformación de la estructura
agraria de cubana”. En: Carlos ESTEBAN DEIVE, Las emigraciones Dominicanas... p.132.
[78]
Fuente Censos de Población de Cuba, citados por Jordi MALUQUER DE MONTE, Nación e
inmigración: Los españoles en Cuba (ss. XIX y XX).
[79] Candelaria SÁIZ PASTOR, “El colonialismo español en el caribe durante el siglo XIX: El caso
cubano, 1833-1868”, en Consuelo NARANJO OROVIO y Tomás MALLO GUTIÉRREZ, Cuba la perla
de las antillas. Actas de las I jornadas sobre Cuba y su historia, Doce Calles, Madrid 1994, pp.215.
[80] María Dolores LUQUE DE SÁNCHEZ “Aportaciones y apropiaciones extranjeras: Los inmigrantes
en la historiografía puertorriqueña”, en: Op. Cit. Boletín de Investigaciones Históricas, Facultad de
Humanidades, Universidad de Puerto Rico, N° 4, 1988-1989, p. 62.
[81] Respecto de las migraciones que Estela Cifre identifica para el siglo XIX, diferencia una extensa
etapa que va desde 1800 a 1850 donde sitúa temporalmente a los exiliados realistas y su paso a Puerto
Rico. Respecto de los orígenes nacionales es coincidente con el caso cubano, pues reconoce, en su
catálogo a dominicanos, haitianos y venezolanos. Ver Estela CIFRE DE LOUBRIEL, La inmigración a
Puerto Rico durante el siglo XIX, Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan de Puerto Rico 1964.pp.
XLIX-L.
[82] Ivette PÉREZ VEGA, “El efecto económico, social y político de la emigración de Venezuela en el
sur de Puerto Rico (Ponce), 1810-1830”, en: Revista de Indias, CSIC, Madrid, 1987, vol. XLVII, n° 181 y
Ivette PÉREZ VEGA, “Emigrantes de Venezuela en Puerto Rico. Actitudes y mentalidades de una
familia en crisis: economía y herencia. Los Vega en Ponce (1818-1831), Historia y Sociedad,
Departamento de Historia, Universidad de Puerto Rico, Año V, 1992.
[87] El “Gobernador de Puerto Rico, don Salvador Meléndez, invitando a los habitantes descontentos en
Tierra Firme a buscar amparo en la Isla”. Estela CIFRE DE LOUBRIEL, La inmigración a Puerto Rico...
p. LXI
[88] “motivo de esa preferencia emigratoria: ...tenía la ocasión de prolongar allí situaciones sociales de
antiguo régimen.... pervivencia de la esclavitud”. En: Francisco de SOLANO“Inmigración
latinoamericana... p.925 y Estela CIFRE DE LOUBRIEL, La inmigración a Puerto Rico... p. LXI.
[92] “Proviniendo de suelo americano –ya fuese español o criollo, o de otras potencias–los inmigrantes
blancos casi en su totalidad, son americanos de nacimiento o han vivido largos años en las indias:
conocedores del medio, adaptados, experimentados, con señalado nivel cultural y social, su instalación en
Puerto Rico contribuirá a consolidar una mentalidad conservadora, favoreciendo su arraigo con la tierra
que los acoge”. En Francisco de SOLANO, “Inmigración latinoamericana... p.924.
[93] “Pero, como la crítica situación del Erario, no tolerase por mucho tiempo tales erogaciones, ya
entonces, aquéllos dispusieron que a las importaciones de Costa Firme se les exigiesen, además de los
ordinarios, los siguientes derechos en moneda metálica: ocho reales por fanega de cacao, ocho reales por
quintal de añil, dos reales por quintal de café y diecisiete maravedises por cada cuero, todo –se declaraba
–con destino al fondo para la manutención de los inmigrados, lo cual contribuyó a aliviar, aunque no
siempre, la triste situación de estos.” En: Lidio CRUZ MONCLOVA, Historia de Puerto Rico (siglo
XIX), Editorial Universitaria, Universidad de Puerto Rico, España, 1970. (5VOL), Tomo I, pp.68-69.
[94] “Aunque algunos de estos emigrados aportaron al país unos cuantos caudales la mayor parte del
grupo integrado por viudas, militares y funcionarios públicos representaron, de inmediato un problema
para el país. Las miserables condiciones en que llegaron éstos a Puerto Rico obligó al gobierno a tomar
medidas extremas como la fijación de un impuesto sobre varios productos para poder sostenerlos. Así
mismo fue necesario la creación de nuevos empleos para colocar a los desocupados” Eli D OQUENDO
RODRÍGUEZ, “Guayama y el impacto inmigratorio a Puerto Rico”, en: Revista Horizonte, Pontificia
Universidad Católica de Puerto Rico, octubre 1995-abril de 1996, año XXXVII, n° 73-74. p. 114.
[95] “diferencias sociales van a pervivirse durante el siglo XIX en la distribución de las ayudas
económicas a los emigrados carentes de recursos”. Francisco de SOLANO“Inmigración
latinoamericana... p.932.
[97] Estela CIFRE DE LOUBRIEL, La inmigración a Puerto Rico... p. LX; y Eli D OQUENDO
RODRÍGUEZ,. “Guayama y el impacto inmigratorio... p. 111.
[99] “hubo una invasión pacifica de numerosos emigrantes de Venezuela, pero no fue gente sin recursos
la que debió llegar, ya que participaron en el desarrollo de las haciendas y en el comercio de tiendas y
almacenes y, junto a los extranjeros controlaron mayormente la producción y exportación de azúcar, el
comercio prestario, el financiamiento de haciendas y el trafico de esclavos” Ivette PÉREZ VEGA, “El
efecto económico... p.875.
[101] Ninguno de los autores utilizados en éste estado de la cuestión hace referencia a los mecanismos de
perdida de los beneficios otorgados a los inmigrantes.
[102] “Como la situación del erario, sin embargo, no tolerase los crecidos gastos que acarreaban el
sostenimiento de los numerosos inmigrantes llegados a la isla y el pago de los sueldos de los militares y
empleados a quienes el general Francisco Tomás Morales había dado pasaporte para trasladarse desde
Venezuela a Puerto Rico, reunidos, los gobernadores Civil y Militar, el intendente, dos individuos de la
Diputación Provincial , dos del ayuntamiento capitaleño y los Comandantes de ingenieros y artilleros,
acordaron el envío de los solteros y de los que no eran indispensables, ya a la Península, ya a Cuba, ya a
otros puntos de América no ocupado por los revolucionarios. En tal guisa, durante el curso de los años
1821 y 1822 se ausentaron de la isla numerosos inmigrados. Para La Habana salieron en la goleta correo
Superior , convoyada por el correo el Realista, treinta oficiales, y entre asistentes y familias de éstos hasta
el número de ochenta y cinco. En el bergantín goleta Celia salieron otros tantos. Al paso que, en otros
buques, habilitados para el servicio, se verificaron otros traslados”. En: Lidio CRUZ MONCLOVA,
Historia de Puerto Rico... Tomo I, Infra p.168 y Sebastián GONZÁLEZ GARCÍA, “El aniquilamiento
del ejército expedicionario de Costa Firme (1815-1823)”, en Estudios sobre la Emancipación de
Hispanoamérica. Contribución al Sexquicentenario de la Emancipación, Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, Madrid, 1961, p.279
[103] “La reconquista de Santo Domingo en 1808 paralizó un tanto la inmigración de dominicanos, pues
nuestra investigación recoge muy pocos hasta 1822. A partir de esa fecha comienzan de nuevo a arribar
dominicanos a Puerto Rico debido a nuevos disturbios. La revolución iniciada por Núñez de Cáceres... La
llegada... casi se paralizó después de 1830”. En: Estela CIFRE DE LOUBRIEL, La inmigración a Puerto
Rico... p. LX.
[104] Las primeras noticias de lo que está aconteciendo en Venezuela se infiltran a Puerto Rico, a través
de los informes procedentes de los militares españoles que residían en aquel país....
La noticia se hace publica, cuando llegan a la isla unos fugitivos de La Guaira: dos oficiales y cuarenta y
siete soldados. Poco después, expulsado por los insurrectos, llega el gobernador de Cartagena don Toribio
Montes y, desde Maracaibo, tres agentes de la Junta revolucionaria caraqueña, a quienes las autoridades
españolas encarcelan inmediatamente en la prisión dl Castillo del Morro”. En: Maria Asunción GARCIA
OCHOA, La política española en Puerto Rico durante el siglo XIX, Editorial de la Universidad de Puerto
Rico, Río Piedras, 1982, p. 116.
[105] “los primeros emigrados procedentes de Costa Firme que arribaron a Puerto Rico fueron
comerciantes catalanes y vizcaínos quienes presintiendo el inminente peligro que se avecinaba
abandonaron el país.
Sin embargo, la avalancha inmigratoria venezolana se precipitó a la Isla luego que los ejércitos realistas
sufrieran la aplastante derrota de Carabobo en 1821 y capitularan las ciudades de Cumaná y Puerto
Cabello”. En: Eli D. OQUENDO RODRÍGUEZ, “Guayama y el impacto inmigratorio a Puerto Rico”,
en: Revista Horizonte, Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, octubre 1995-abril de 1996, año
XXXVII, N° 73-74. p. 112-113.
[107] “El intendente D. Alejandro Ramírez, el año 1813, propuso al gobernador D. Salvador Meléndez
permitiera la introducción en el país, procedente de Venezuela, de la moneda sin cordoncillo llamada
macuquina. Los emigrados venezolanos habían traído ya algunas cantidades. Esta moneda de mala
acuñación aunque de buena pasta, no era aceptada en los países extranjeros , de modo que favoreció
grandemente la corriente emigratoria venezolana hacia Puerto Rico”. Cayetano COLL Y TOSTE, “La
moneda macuquina”, En Boletín Histórico de Puerto Rico, N° 5, T.I, San Juan de Puerto Rico,
septiembre-octubre 1914,p. 113.
[108] “Los emigrantes de Venezuela llegaban a Puerto Rico primordialmente a través de [Curazao,
Jamaica, Martinica y] Santomás, gran centro mercantil de la época”. En: Ivette PÉREZ VEGA,
“Emigrantes de Venezuela... p. 28; y Francisco de SOLANO, “Inmigración latinoamericana... p.938.
[109] “Vista desde el plano político algunos historiadores han argüido que la llegada de los realistas
venezolanos a Puerto Rico contribuyo a consolidar el conservadurismo y lealtad a España...”. En: Eli D.
OQUENDO RODRÍGUEZ, “Guayama y el impacto inmigratorio... p. 113.
[110] Maria Asunción GARCÍA OCHOA, La política española en Puerto Rico durante el siglo XIX,
Editorial de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 1982, pp. 120.
[112] Francisco SCARANO, “Inmigración y estructura de clases: los hacendados de Ponce, 1815-1845”,
en: Francisco SCARANO (ed.) Inmigración y clases sociales en el puerto Rico del siglo XIX, Ediciones
Huracán, 1981. p. 21; y J. Raúl NAVARRO GARCÍA, Puerto Rico a la sombra de la independencia
continental. (Fronteras ideologías y políticas en el Caribe, 1815-1840), Centro de Estudios Avanzados
de Puerto Rico y del Caribe-CSIC, Sevilla-San Juan, 1999, p.20.
[113] “Por lado, el comercio legal ligaba a la capital, San Juan, con España y sus colonias en América, y
por otro, un intercambio ilegal surgió entre la costa sur y occidental con los otros centros regionales de
Santo Thomas y Curazao”. En: Birgit SONESSON, La emigración de Carranza a Puerto Rico en el siglo
XIX (Mercadeo y capital indiano), CSIC, Sevilla 2003, pp.31-35; y Birgit SONESSON, “El papel de
Santomas en el caribe hasta 1815”, en: Anales de Investigación Histórica, Facultad de Humanidades,
Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, N° 4, 1977, pp. 42-80.