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Sentencia de Corte de Apelaciones de Valparaíso, de

15 de diciembre del 2009.

Valparaíso, quince de diciembre de dos mil nueve.

Visto y teniendo presente:

Primero: Que se ha deducido por la Defensora Penal


Pública doña Andrea Collel Ortúzar, recurso de nulidad en contra de la
sentencia dictada el tres de noviembre del dos mil nueve por el Tribunal
de Juicio Oral en lo Penal de Viña del Mar, causa RUC 0900505404-1, RIT
268-2009, integrado por los magistrados señora Mónica Gutiérrez
Fuentealba, don Mauricio Silva Pizarro y don Jorge Fernández Stevenson,
a favor del sentenciado Brayan E.N.M., cédula de identidad XXXX-X,
quien fue condenado a la pena de cinco años y un día de internación en
régimen cerrado con programa de reinserción social, como autor del
delito de robo con intimidación en grado de consumado, a Miguel
Sebastián González Martínez, perpetrado en la ciudad de Quilpué, en
hora indeterminada de la noche del 31 de mayo del 2009.

Segundo: Que el sustento del recurso reposa en el hecho


de que la sentencia se dictó con infracción a lo contemplado en el
artículo 374 letra e), en relación con el artículo 342 letra c) y d), ambas
disposiciones del Código Procesal Penal y 24 y 26 de la ley 20.084. En
subsidio, solicita se acoja la nulidad por error de derecho en la aplicación
de la ley penal, basada en el artículo 373 letra b) del texto legal
mencionado.
La recurrente discurre sobre la base de que el artículo 374
letra e) del Código Procesal Penal, que dice, siempre se deberá anular el
juicio y la sentencia cuando en ella se omiten algunos de los requisitos
exigidos por el artículo 342 letras c) d) o e), o artículos 24 y 26 de la ley
20.084. Señala que la Ley sobre Responsabilidad Penal del Adolescente,
como las “Reglas de Beijin”, fijan criterios obligatorios para el juez, en lo
relativo a cómo determinar la gravedad del ilícito, la concurrencia de
circunstancias atenuantes y agravantes, extensión del mal causado e
idoneidad de la sanción para fortalecer el respeto por los adolescente y
sus necesidades de desarrollo e integración social, que deben
considerarse en el momento de dictar sentencia. La ausencia de estas
precisiones en la sentencia, que se traducen en omisiones o falta de

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fundamentación, hacen, dice la recurrente, que sea procedente la causal
de nulidad esgrimida y en consecuencia se debe anular el juicio y la
sentencia.

Tercero: Que, haciéndonos cargo de lo planteado por la


defensa, diremos que no se advierte en la cuestionada sentencia,
la ausencia de fundamentación, como es dable constatar, tanto del
contexto de aquélla, como, muy particularmente del párrafo décimo de
la misma. Su lectura nos informa que los jueces reflexionaron sobre el
fondo y forma de la cuestión debatida, como también aludieron al
segmento etario que involucra al acusado en cuanto a adolescente
infractor de ley penal. Además, las argumentaciones relativas a haber
omitido preceptos de la Ley de Responsabilidad Penal de los
Adolescentes no es susceptible de corregir por medio de la causal
invocada, más esta Corte se hará cargo el pronunciarse sobre la causal
invocada subsidiariamente.

Cuarto: Que, relativamente a la petición subsidiaria que


hace la defensa, apoyándose en el artículo 373, letra b) del Código
Procesal Penal, esto es, cuando en el pronunciamiento de la sentencia,
se hubiere hecho una errónea aplicación del derecho que hubiere
influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo, se le deberá declarar
nula. La abogada del sentenciado N.M., ha dicho que, de haberse
aplicado correctamente las normas de la ley 20.084, considerando la
particular conducta de los adolescentes, se debió haber desestimado las
agravantes de responsabilidad penal pedidas por el Ministerio Público,
consistente en ser dos o más los malhechores y la reincidencia
específica.
Afirma que la ley 20.084, asociada a las denominadas
“Reglas de Beijin”, fijan criterios para la determinación de la pena,
conformando un régimen jurídico especial y distinto al de los adultos.
Aquellos criterios son aplicables a los adolescentes infractores de la ley
penal, enunciando como regla y por vía ejemplar, la gravedad del delito
y la extensión del mal causado, que en la especie fue mínimo ya que se
recuperaron casi todas las especies.

Quinto: Que, en concepto de esta Corte resulta


atendible, y de eso ya no hay dudas, que los adolescentes
conforman un estamento etario, que tiene sus particulares
características, propias de una etapa de desarrollo previa a la
adultez, con afectividades ausentes o que no los satisfacen o
una marcada susceptibilidad. En su conflictivo desarrollo se
unen a otras personas en busca de reconocimiento y
legitimación. En esa búsqueda rompen reglas de conductas,

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asumiendo conductas rebeldes. El adolescente, como hombre
incipiente, su madurez e intelectualidad, también lo es, y
muchas veces con escasa noción del reproche social. Tanto es
así, que estas conductas son recogidas en las legislaciones penales
modernas, o en recomendaciones de los Estados miembros, como lo
son las Reglas Mínimas de la Naciones Unidas para la administración de
justicia para menores o Reglas de Beijin. Se sugiere, en una de sus
reglas, que a un joven o niño se le puede castigar por un delito, pero en
forma diferente a un adulto. Se dice en este instrumento que los jóvenes
en este período de edad son más propensos a un comportamiento
desviado.
El juez al analizar la norma y ponderar la prueba, no puede
prescindir de estos criterios y aplicarlos, si es necesario, al caso concreto
que conoce. En la especie en un hecho indiscutido que el acusado es un
adolescente.

Sexto: Que los jueces de la única instancia,


acogieron ambas circunstancias agravantes solicitadas por el
Ministerio Público, prescindiendo de estos criterios. En lo
relacionado con la reincidencia específica, el Código Penal la diseñó en
función del delincuente adulto, sabedor, se supone, del concepto del
bien y el mal, a lo menos en su esencialidad. Se tuvo en vista para ello
que el delincuente al repetir la misma conducta por la cual se le
sancionó penalmente, expresa una mayor peligrosidad. En la especie, el
acusado N.M., cuando cometió el primer delito y luego el segundo, aún
era un adolescente. De acuerdo a lo señalado, si bien la conducta del
joven es reprochable, éste no tiene el mismo sentido y profundidad que
el reproche que se le puede atribuir a un adulto, atendidas las
circunstancias enunciadas. De esta manera esta Corte considera
inconcurrente este motivo de agravación de la responsabilidad
penal.
En relación a la otra agravante, particular de los delitos de
robo y hurto, consagrada en el artículo 456 bis del Código Penal, esto es
ser dos o más los malhechores, los juzgadores no consideraron que
es propio de los adolescentes desarrollar su cotidianeidad junto
a otro u otros sujetos. En lo que aquí interesa no hay evidencias que
señalen que el muchacho buscó la compañía de otro para obtener
ventajas sobre la víctima y lograr su propósito que no era otro que
apropiarse de cosa mueble ajena sin la voluntad de su dueño. El otro
sujeto, era sólo su compañero natural, como pudo haber sido
cualquiera otra persona, con el cual caminaba, sin otro
propósito que comprar bebidas. El hecho que ambos hayan
tenido participación en el ilícito, en nada se opone a lo que se ha
venido diciendo. De manera, que como en la situación anterior,

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tampoco concurre esta circunstancia de modificación de
responsabilidad.
Los jueces recurridos al no considerar estos factores
acogieron ambas agravantes, de tal manera que hicieron una errónea
aplicación del derecho, que influyó sustancialmente en lo resolutivo de
la sentencia, particularmente en la determinación de la pena, la que se
aplicó en este caso, aumentándola en un grado.
En mérito de las anteriores consideraciones y lo señalado en
el artículo 373 letra b) y 385, ambas disposiciones del Código Procesal
Penal, al haberse extendido la sentencia con infracción de ley, se ha
incurrido en una causal de nulidad y en consecuencia se declara nula
la sentencia dictada con fecha tres de noviembre del año dos mil nueve,
por el Tribunal Oral en lo Penal de Viña del Mar y se dispone, se dicte de
inmediato por esta Corte la sentencia de reemplazo.

Regístrese, notifíquese y comuníquese.

Rol N° 1223-2009.-
Redacción a cargo del Ministro Sr. Gonzalo C. Morales Herrera.
No firma el Ministro Sr. Manuel Silva Ibáñez, no obstante haber
concurrido a la vista y acuerdo, por encontrarse ausente.

Pronunciada por los Ministros Titulares la Tercera Sala de la Iltma. Corte


de Apelaciones de Valparaíso, Sr. Gonzalo Morales H., quien preside, y
Sr. Manuel Silva I. y Abogado Integrante Sr. Enrique Aimone G.

Resolución incluida en el estado diario del día de hoy y comunicada con


esta fecha vía email.

Valparaíso, quince de diciembre de dos mil nueve.

Sentencia de reemplazo.

Visto:

Primero: Se reproduce la sentencia anulada, con


excepción de sus fundamentos décimo, decimocuarto y décimo sexto,
párrafos tercero y cuarto, que se eliminan y se tiene en su lugar
presente, que se tiene por acreditado que el 31 de mayo del 2009,
aproximadamente a las dos de la madrugada Miguel Sebastián González
Martínez transitaba por calle Los Carreras hacia calle Los Incas, Quilpué,
siendo abordado por Luis Araya Loaíza quien le preguntó la hora y luego

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con groserías le pidió la entrega de sus especies, pues de lo contrario
atentaría contra su integridad física, apareciendo luego Brayan N.M., que
mantenía en su manos un elemento que reunía las características de un
arma de fuego, con la cual apuntó a la víctima a la altura del estómago,
procediendo en ese momento ambos acusados a registrar a la víctima
sustrayendo su billetera, tres pases escolares, un celular y la cédula de
identidad de su propiedad, dándose a la fuga del lugar, siendo
posteriormente detenidos con algunas de estas especies en su poder.

Segundo: Que la conducta diseñada precedentemente,


producto de la prueba producida en su oportunidad, y que se
pormenoriza en los motivos cuarto y quinto del impugnado fallo, es
constitutiva del delito de robo con intimidación, en grado de consumado,
previsto en el artículo 432 del Código Penal, sancionado en el artículo
436, inciso primero del mismo texto legal.

Tercero: Que por esa misma prueba se estableció la


conducta culpable que le cupo a Brayan E.N.M., en calidad de autor
directo del artículo 15 Nº 1 del Código Penal, por haber actuado de
manera directa e inmediata en su comisión, sin perjuicio de su propia
confesión, adicionada a la declaración del otro autor del delito Luis
Araya Loaíza, quien lo sindica como participante en el delito de la
manera que él mismo lo refirió en su oportunidad, amén de lo señalado
por la víctima del hecho punible.

Cuarto: Que, en consecuencia, no hay circunstancias


atenuantes ni agravantes que modifiquen la responsabilidad penal del
indiciado ya mencionado, tal como se estableció en la sentencia de este
tribunal, debiendo, en consecuencia, desestimarse la solicitud del
Ministerio Público de considerar las agravantes comentadas para
establecer la penalidad que debe imponerse al menor responsable. En
efecto, de conformidad al artículo 21 de la Ley 20.084, y siendo el
acusado un adolescente, corresponde aplicarle la sanción penal a partir
de la pena inferior en un grado al mínimo de los señalados por la ley
para el ilícito correspondiente. En consecuencia, como la pena que
corresponde al delito de robo con intimidación es de presidio mayor en
sus grados mínimos a máximo, la sanción a aplicar en definitiva es de
presidio menor en su grado máximo.
Conforme a lo dispuesto en el artículo 67 inciso primero del Código
Penal, el tribunal al no concurrir circunstancias agravantes podrá
recorrer toda la extensión del grado para aplicar le pena que
corresponde a este delito.
De acuerdo a lo expuesto y de lo señalado en el artículo 23 de esta
Ley, se le impone al acusado Brayan E.N.M la pena de tres años y un día

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de internación en régimen cerrado, con programa de reinserción social,
por estimarse una pena más proporcionada con el delito y sus
circunstancias, que deberá cumplir en un centro especializado para
adolescentes, para los fines señalados en el artículo 20 de la Ley 20.084.
Ejecutoriada que se esta sentencia, devuélvanse los antecedentes
al Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Viña del Mar, para los efectos
establecidos en los artículos 14 letra f) y 113 inciso segundo del Código
Orgánico de Tribunales.
Regístrese, notifíquese y comuníquese.
Rol N° 1223-2009.-
Redacción a cargo del Ministro Sr. Gonzalo C. Morales Herrera.
No firma el Ministro Sr. Manuel Silva Ibáñez, no obstante haber
concurrido a la vista y acuerdo, por encontrarse ausente.

Pronunciada por los Ministros Titulares la Tercera Sala de la Iltma. Corte


de Apelaciones de Valparaíso, Sr. Gonzalo Morales H., quien preside, y
Sr. Manuel Silva I. y Abogado Integrante Sr. Enrique Aimone G.

Resolución incluida en el estado diario del día de hoy y comunicada con esta fecha vía
email.

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