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REFLEXIONES DESDE EL ABURRIMIENTO

Nihilismo: Negar la vida, no creer en la vida

(La vida sufre porque) “es culpable;


pero porque sufre, expía y es redimida”

La existencia (no es) un fenómeno moral (ni) religioso

Resumen:

Negar el atomismo, en sus últimas consecuencias, es negar el ego y con él, el egoísmo, como
último reducto del materialismo porque, como concluyó Gilles Deleuze “el atomismo psíquico
no tiene mucho más valor que el físico”. Este papel es un ensayo comprensivo de las
reflexiones del filósofo francés en su obra “Nietzsche y la filosofía”. 1

Sumario:

1. Hipótesis introductoria y justificación


2. Es particular y universal
3. ¿Se aburren otros seres vivos?
4. ¿Sócrates de vacaciones?
5. Aproximaciones cristianas y dialécticas
6. ¿Cuál es el problema?
7. La aproximación Dionisíaca

1. Hipótesis introductoria y justificación

La voluntad, la persona, el sujeto, no puede ser “única”, sino

“múltiple” y resultado de una pluralidad compleja de fuerzas o

voluntades que interactúan infinitamente demostrando que donde

quiera que haya efectos “es que una voluntad actúa sobre otra

voluntad”, en cualquier parte y siempre. No hay objetos ni

fenómenos, sino fuerzas que los constelizan, luchan, se suceden,

se coordinan. Tratamos de construir un argumento contra la

dialéctica. Establecer antítesis está bien, pero es insuficiente

cuando, como siempre ocurre, “hay evaluaciones más delicadas

que hacer, coordinaciones que interpretar”. Un yo nunca es un yo,

sino muchos, muchos más de los que se expresan, es plural. Es un

1
Deleuze, Gilles. Nietzsche y la filosofía, Editorial XXXX, 1998, Pág. 31
puro potencial. Cuando se sostiene la unidad de la voluntad, en

realidad se la está negando. El cristianismo y la dialéctica, como

filosofías del resentimiento, no logran captar esta esencia.

2. Es particular y universal

¿Quién no ha sucumbido frente al aburrimiento alguna vez? No se

trata solo de estar ocupado, sino también de la calidad de la

ocupación: Aburre no hacer nada pero también hacer algo que se

percibe como "nada". Pero aquí empieza el problema, porque

descubrimos que las cosas en sí mismas no tienen ninguna capacidad

de significar algo o nada. Ellas simplemente "son" o peor "están

siendo", sin que sea posible ni siquiera definirlas. Queremos significar

que cada vez que se define algo el resultado es siempre un despojo

de la realidad, nunca la realidad en su devenir. Definición que, por lo

demás, la realidad ni necesita ni le importa. Entonces, ¿cómo puede

ser algo aburrido o divertido? Lo que nos lleva a la subjetividad

implícita en la percepción y al segundo punto.

3. ¿Se aburren otros seres vivos?

En el sentido que nos interesa, se trata de un fenómeno humano. Las

circunstancias pueden inducir estrés a los seres vivos. Podemos

inducirlo nosotros también: Encerrando al ave, cambia de color; el

perro se "aburre" en su jaula, etc. Incluso el hombre puede ser

sometido a estas situaciones.... Se puede incluso enfermar y matar

de esta manera. Pero este no es el aburrimiento interesante. No. El

que interesa es el que pudiendo no ser, ¡Llega! O, peor, el que no


teniendo "razón" de ser, ¡Se produce! ¡Solo el humano es capaz de

tal absurdo! Esta sana, joven, hermosa y es libre... ¡y se aburre! ¿Por

qué?

Da risa y es trágica la pregunta: ¿Por qué se aburre?

Esta reacción hace pensar que quizá las mismas fuerzas que

producen el aburrimiento hacen posible el humor y quién sabe si por

este continuo, muchas cosas más. Todas están allí, ineludiblemente,

como un potencial de realización. Como fuerzas esperando ser

convocadas para realizarse. Para participar también en esa historia

que es la existencia. ¿De qué depende que algunas se manifiesten en

lugar de otras? ¿Qué podemos hacer al respecto?

4. ¿Sócrates de vacaciones?

Por aquí podemos llegar entonces a ideas muy interesantes sobre el

tema. Descartemos de entrada que sea posible suprimir el

aburrimiento. No perdamos tiempo en una tesis tan pedante e

inhumana. Pero, entonces, ¿Es malo? ¿Hay que "combatirlo"? ¿Hay

que negarlo? Sócrates es un personaje culminante del legado griego,

por su vida y por su impacto en el imaginario occidental. Se cuenta

que poco antes de morir, ya condenado a la cicuta, practicaba con su

flauta. La preguntan, para qué continúa con sus estudios de flauta si

pronto morirá. Él responde: Porque quiero aprenderla antes de morir.

Un personaje que es capaz de existencializar la muerte de esta

sorprendente manera, ¿Se aburría? ¿Necesitaba vacaciones? ¿No

trabajaba los domingos? ¿Qué era trabajar para Sócrates? Más allá de
las respuestas queremos significar que existe (debe existir) una

manera de asumir la existencia de tal manera que la vida sea

siempre una afirmación. Pero, ¿Qué es una vida afirmativa?

5. Aproximaciones cristianas y dialécticas

Nuestra tradición judeo-cristiana es deprimente al respecto. Para el

cristianismo el aburrimiento es hijo del ocio y, ambos, padres

potenciales del pecado. En esta promiscuidad conceptual puede

resumirse el ideal ascético y la mala conciencia cristiana. Conclusión:

Hay que combatirlo con híper actividad cristiana y, si no fuese posible

hacer algo, ¡debes sentir culpa y flagelarte! En la alternativa laica,

humanista y liberal, hijas como son todas del cristianismo, tampoco

hay mucho que buscar. Es similarmente una visión dualista que

opone "actividad" a "ocio". Es incapaz de verlos como un continuo

paradójico, sino como contrarios dialécticos. Es todo. Por este camino

llegamos a la dialéctica, donde lo negativo alcanza su cumbre más

alta. Lo negativo niega y produce el devenir. Por fuerza los contrarios

se niegan y derivan en una síntesis que, a su vez, encontrará su

negación y así sucesivamente... La crítica crítica de Marx condiciona

la existencia a las relaciones sociales de producción y con este

condicionamiento pretende evitar la ladera nihilista a la que

inevitablemente le lleva su negativismo dialéctico. Falaz pretensión.

6. ¿Cuál es el problema?

El problema es que quien niega se niega también a si mismo. Lo

único que hace es reaccionar frente a una fuerza que asume como
dominante y contra la que concentra sus fuerzas y su razón de ser.

La fuerza que reacciona para negar abandona sus propias cualidades

positivas y por este camino se niega a si misma. Esta negación es

enajenación que automáticamente se traduce en perdida de sentido.

La perdida de sentido es nihilismo concentrado. Por eso, decía

Nietzsche, el cristianismo y toda la tradición occidental es nihilista

aunque luche por lo contrario. O, mejor dicho, ¡precisamente porque

lucha por lo contrario! El cristianismo y la dialéctica no pueden sino

dar lugar a una pobre concepción del hombre. Paradójicamente,

entonces, seguir el camino dialéctico y negar el aburrimiento es dejar

de ver todas las afirmaciones que es posible conseguir afirmando el

aburrimiento. En un mundo pluralista, el aburrimiento no se opone a

la diversión ni a nada, porque los fenómenos no son sino efectos de

fuerzas que nunca son concebidas como elementos negativos en la

esencia: Constelizan y un espíritu libre las afirma, las usa y asume las

consecuencias. Afirmar la diferencia y no oponerse negativamente al

contrario, esta es la esencia del pluralismo que aunque pueda parecer

dialéctico, no lo es. Es sutil y radicalmente diferente.

7. La aproximación Dionisíaca

El aburrimiento, entonces, no es bueno y tampoco malo: Es una

fuerza. Una enorme fuerza. ¡Una más! Y "hay que darle la

bienvenida". Esa es la actitud Dionisíaca, afirmativa y a la vez

trágica: No negar. No hay contrarios. Solo pluralidad. Hay diferencias.

Valiosas diferencias. Y todas deben ser afirmadas. ¡Dionisos baila


donde los dialécticos lloran por su incapacidad de afirmar!; La postura

Dionisíaca es también trágica porque no niega ninguna de las

consecuencias de sus afirmaciones, de sus posturas existenciales. Las

asume afirmativamente. ¡Intenta vivir de tal forma que si hubiese

que volver a vivir reafirmarías la vida vivida! Sin culpa, sin

arrepentimiento, sin redención. Hay aquí una postura ética no sólo

exigente, sino plural, porque no habrá una ética categórica, sino

condicionada, aunque jamás a la manera de Hegel o Marx. El

pluralismo es una reivindicación plena de la creación por encima de la

condición, pero nunca deja de estar condicionada, porque una fuerza

no es ni puede sostenerse sino frente a otra fuerza, siempre y en

todo lugar. Esta es la apuesta Dionisíaca y Nietzscheana de la

existencia. Una apuesta lúdica y estética. El aburrimiento no se opone

a nada y tampoco condena nada. No es debilidad. No es castigo ni

pecado. Por el contrario, su afirmación expresa una fuerza aún

demonizada e incomprendida, cuyo valor espera todavía por ser

reivindicado, para bien del propio ser humano.

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