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A G R I C U LT U R A Y D E S A R R O L L O R U R A L 52454

DESARROLLO DE LA
Public Disclosure Authorized

BIOENERGÍA
Efectos e impactos sobre la pobreza y
la gestión de los recursos naturales

Elizabeth Cushion, Adrian Whiterman y Gerhard Dieterle


blic Disclosure Authorized

ediciones gondo
DESARROLLO DE LA

BIOENERGÍA
AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL

El setenta y cinco por ciento de la población pobre del mundo vive en áreas rurales, y la
mayoría de ella trabaja en la agricultura. En el siglo XXI, la agricultura sigue siendo un
sector fundamental para el crecimiento económico, para el alivio w económico, de desa-
rrollo rural y de servicios ambientales. Se pretende que esta serie sea de aplicación prácti-
ca, y esperamos que sirva para informar la discusión pública, la formulación de políticas
y la planificación del desarrollo.

Títulos de esta serie:


Agribusiness and Innovation Systems in Africa
Agricultural Land Redistribution: Towards Greater Consensus
Agricultural Investment Sourcebook
Bioenergy Development: Issues and Impacts for Poverty and Natural Resource Management
Building Competitiveness in Africa´s Agriculture: A Guide to Value Chain Concepts and
Applications
Changing the Face of the Waters: the Promise and Challenge of Sustainable Aquaculture
Enhancing Agriculture Innovation: How to Go Beyond the Strengthening of Research Systems
Forests Sourcebook: Practical Guidance for Sustaining Forests in Development Cooperation
Gender and Governance in Rural Services: Insights from India, Ghana and Ethiopia
Gender in Agriculture Sourcebook
Organization and Performance of Cotton Sectors in Africa: Learning from Reform Experience
Reforming Agricultural Trade for Developing Countries, Volume 1: Key Issues for a Pro-Deve-
lopment Outcome of the Doha Round
Reforming Agricultural Trade for Developing Countries, Volume 2: Quantifying the Impact of
Multilateral Trade Reform
Shaping the Future of Water for Agriculture: A Sourcebook for Investment in Agricultural
Water Management
The Sunken Billions: The Economic Justification for Fisheries Reform
Sustainable Land Management: Challenges, Opportunities, and Trade-Offs
Sustainable Land Management Sourcebook
Sustaining Forests: A Development Strategy
DESARROLLO DE LA

BIOENERGÍA
Efectos e impactos sobre la pobreza y
la gestión de los recursos naturales
Elizabeth Cushion, Adrian Whiterman y Gerhard Dieterle
Título original:
Bioenergy Development. Issues and Impacts for Poverty and Natural Resource Management. Co-
pyright© 2010 by The International Bank for Reconstruction and Development/The World Bank.
Desarrollo de la bioenergía. Efectos e impactos sobre la probreza y la gestión de los recursos naturales.
Copyright para la edición española © 2013 The International Bank for Reconstruction and Develop-
ment/The World Bank.

World Bank, 1818 H Street NW, Washington, DC 20433, USA ; fax: 202-522-2444; e-mail:pubrights@
worldbank.org.

This work was originally published by The World Bank in English as Bioenergy Development. Issues
and Impacts for Poverty and Natural Resource Management in 2010. This Spanish translation was
arranged by Ediciones Gondo, S.A. Ediciones Gondo, S.A. is responsible for the quality of the transla-
tion. In case of any discrepancies, the original language will govern.
Esta obra ha sido publicada originalmente por el Banco Mundial en inglés con el título Bioenergy De-
velopment. Issues and Impacts for Poverty and Natural Resource Management en 2010. La traducción
de la obra ha sido desarrollada bajo la supervisión Ediciones Gondo, S.A, que es la responsable de la
calidad de la misma. En caso de discrepancias, la lengua original será la determinante.

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nos por ellos representados.
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Traductora: Ana María Robles González, Técnico Comercial y Economista del Estado.
Miembros del Consejo Asesor de Ediciones Gondo, S.A. para la selección de la obra: Elisa Carbonell.
Luis Moreno y Alberto Sanz, Técnicos Comerciales y Economistas del Estado de España.

Compuesto por Ediciones Gondo, S.A.


Impresión bajo demanda por LATEO
ISBN (Edición Papel): 978-84-15506-60-7
ISBN (Edición Libro Electrónico): 978-84-15506-61-4
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del copyright.
ÍNDICE

Agradecimientos XIII
Sobre los autores XV
Siglas XVII

Resumen Ejecutivo 1
Conclusiones generales 2
Conclusiones regionales 3
Implicaciones políticas 5

1. Panorama general 9
Principales tipos de bioenergía 10
Este informe 13
Oferta bioenergética total y contribución a la TPES 14
Perspectivas del consumo de bioenergía 16
Factores que afectan al desarrollo de la bioenergía 20
Preocupaciones con respecto al uso de la bioenergía 23
Políticas, objetivos e instrumentos 29
Notas 42

2. Biomasa sólida 45
Tendencia a largo plazo y perspectivas para la biomasa
sólida primaria 48
Producción de bioenergía a partir de biomasa sólida 50
Usos tradicionales de la biomasa sólida para generar
energía 69
Usos modernos e industriales de la biomasa sólida para
generar energía 74
Sistemas energéticos basados en pellets de biomasa 80
Notas 90

ÍNDICE V
3. Biocombustibles líquidos 93
El bioetanol como combustible 94
El biodiesel como combustible 97
Viabilidad económica de la producción de biocombustibles
líquidos 100
Impactos sociales y medioambientales 103
Notas 125

4. Impactos y efectos en el nivel de país y de región 127


África 128
Asia Oriental y Pacífico 133
Europa y Asia Central 139
América Latina y Caribe 142
Oriente Medio y Norte de África 147
Asia Meridional 148
Notas 153

5. Conclusiones 155
Conclusiones generales 155
Conclusiones regionales 160
Implicaciones políticas 161
Nota 163

Apéndice A: Producción de alcoholes para bioenergía a partir


de azúcares y almidones 165
Caña de azúcar 165
Maíz 171
Sorgo dulce 175
Mandioca 178
Palma Nipa 181
Notas 183

Apéndice B: Producción de bioenergía a partir de cultivos


oleaginosos 185
Aceite de palma 185
Soja 192
Colza 197
Jatrofa 201
Jojoba 205
Pongamia 207
Notas 211

VI ÍNDICE
Apéndice C: Producción de bioenergía de segunda generación 213
Rentabilidad de la producción de bioenergía de segunda
generación 217
Impacto económico de la producción de bioenergía de
segunda generación 217
Impacto de la producción de bioenergía de segunda
generación sobre el uso de la tierra y
otros recursos 217
Impacto medioambiental de la producción de bioenergía
de segunda generación 219
Notas 219

Apéndice D: Producción de bioenergía de tercera generación 221


Impacto económico de la producción de bioenergía de
tercera generación 222
Impacto de la bioenergía de tercera generación sobre
el uso de la tierra y otros recursos 222
Impacto medioambiental de la producción de bioenergía de
tercera generación 223
Nota 223

Referencias bibliográficas 225

Índice 243

ÍNDICE VII
RECUADROS, GRÁFICOS Y TABLAS

Recuadros

1.1 Licor negro: una fuente de bioenergía importante


y económicamente viable 21
1.2 Apoyo público al desarrollo de la bioenergía 24-26

2.1 La involucración de los pequeños agricultores en la producción


de bioenergía a través de esquemas de producción
por contrata 60
2.2 Uso de tierras degradadas y marginales para la producción
de bioenergía 61
2.3 Reducción del carbono atmosférico a la vez que se mejora
la fertilidad del suelo a través de la producción
de biocarbón 66-67
2.4 Producción de carbón vegetal en Tanzania 71

3.1 Obligando a los agricultores a plantar Jatrofa en Myanmar 105


3.2 Retos de adaptación dentro y fuera de las actividades
agrícolas 109

B.1 Oportunidades de producción de aceite de palma para los


pequeños agricultores de Indonesia 191
B.2 Generación de renta de la producción a pequeña escala de
aceite de Pongamia 209

C.1 Producción de biocombustibles a partir de microalgas 218

Gráficos

1.1 Los biocombustibles en las estadísticas internacionales de energía 11


1.2 Contribución de la bioenergía a la TPES, por regiones, 1970-2005 15
1.3 Producción estimada de bioenergía, por tipos, 2005-30 17
1.4 Contribución de los biocombustibles sólidos, gaseosos y
líquidos a la bioenergía, por regiones, 2005 y 2030 18
1.5 Contribución estimada de la bioenergía a la TPES,
por regiones, 2005-30 19

VIII RECUADROS, GRÁFICOS Y TABLAS


2.1 TPES de biomasa sólida primaria, por regiones y tipos, 2005 47
2.2 TPES de biomasa sólida primaria, por regiones, 1970-2005 49
2.3 TPES estimada de biomasa sólida primaria, por regiones,
2005-30 50
2.4 TPES estimada de biomasa sólida primaria, por regiones y tipos,
2005 y 2030 51
2.5 Costes de entrega de carbón y de varias formas de biomasa
en países desarrollados 53
2.6 Rango típico de transpiración anual de bosques, agricultura
y cultivos energéticos 68
2.7 Número y ubicación de plantas productoras de pellets de
madera en Europa, 2006 84
2.8 Ubicación de plantas productoras de pellets de madera
en Norteamérica, 2006 85
2.9 Costes de pellets de madera, propano y combustible para
calefacción en EEUU, 2000-07 86

3.1 Consumo anual de bioetanol como combustible, por regiones,


1975-2008 95
3.2 Consumo anual estimado de bioetanol como combustible,
por regiones, 2010-30 97
3.3 Consumo anual de biodiesel, por regiones,
1970-2008 98
3.4 Consumo anual estimado de biodiesel, por regiones,
2010-30 100
3.5 Precios mundiales de gasolina, diesel, maíz, aceite de colza y
aceite de palma, 2005-2009 103
3.6 Área global necesaria para cubrir la demanda de alimentos
y piensos y la demanda potencial de biocombustibles
líquidos, 1980-2014 113
3.7 Ratio de energía fósil de determinados biocombustibles
líquidos 114

A.1 Producción de caña de azúcar, azúcar y etanol en Brasil,


1990/1991-2006/2007 167
A.2 Venta de automóviles en Brasil, 2004-2008 168
A.3 Producción total de maíz y producción de maíz para la
producción de etanol en EEUU, 1986-2007 172
A.4 Precio medio del maíz de EEUU, 2002-08 173

B.1 Producción de aceite de palma de Indonesia y Malasia,


1990/91-2008/09 186
B.2 Consumidores principales del aceite de palma comercializado
en el nivel mundial, 2007/08 188

RECUADROS, GRÁFICOS Y TABLAS IX


B.3 Precio mensual del aceite crudo de palma, 2002-09 188
B.4 Precios de la soja y deforestación en la Amazonia brasileña 196
B.5 Escala de las plantaciones de Jatrofa 202
B.6 Distribución de las plantaciones de Jatrofa, 2008 202

C.1 Tecnologías de conversión bioquímica y termoquímica para el


procesamiento de la biomasa celulósica 214

Tablas

1.1 Objetivos de producción de energía renovable,


por regiones, 2008 31-33
1.2 Objetivos de consumo de etanol combustible,
por regiones, 2008 34-36
1.3 Objetivos de producción y consumo de biodiesel,
por regiones, 2008 38-40
1.4 Ejemplos de incentivos empleados para promover
los biocombustibles líquidos en Europa 41
1.5 Subvenciones al etanol y al biodiesel en
determinados países, 2007 42

2.1 Coste de entrega estimado de diversas formas de biomasa 54-55


2.2 Empleo estimado en la producción de madera en rollo 57
2.3 Productividad de los cultivos energéticos y de los bosques
plantados, por regiones 58-59
2.4 Producción de residuos por unidad producida 62
2.5 Producción estimada de residuos agrícolas, 2006 63
2.6 Número de centrales eléctricas a gran escala que emplean
biomasa, 2008 76
2.7 Estimaciones del coste de producción de energía a partir de
biomasa 77-78
2.8 Estimaciones del impacto ambiental de la producción de
energía a partir de biomasa 79
2.9 Consumo anual de pellets de madera en
algunos países, 1997-2006 82
2.10 Resumen de los problemas e impactos relacionados
con la producción de energía a partir de
biomasa sólida 87-89

3.1 Consumo de bioetanol como combustible,


por regiones, 2005-08 96
3.2 Consumo anual de biodiesel, por regiones, 2005-08 99

X RECUADROS, GRÁFICOS Y TABLAS


3.3 Rendimientos típicos de los principales cultivos empleados
para la producción de biocombustibles
líquidos, 2008 101
3.4 Empleo formal generado por la producción de caña de
azúcar, etanol y azúcar en Brasil, 2000-05 107
3.5 Supuestos relacionados con la demanda potencial de
biocombustibles líquidos, principales materias primas
locales y producción de las materias primas locales
en los mercados clave hasta 2020 111
3.6 Efectos e impactos relacionados con la producción de
alcohol a partir de maíz, caña de azúcar, sorgo dulce,
mandioca y nipa 115-118
3.7 Efectos e impactos relacionados con la producción de
biodiesel a partir de soja, aceite de palma, colza,
jatrofa, jojoba y pongamia 119-122

4.1 Consumo y producción anual estimados de bioenergía


en África, 2005-30 129
4.2 Necesidades anuales estimadas de materia prima
bioenergética en África, 2005-30 131
4.3 Consumo y producción anual de bioenergía estimados
en Asia Oriental y Pacífico 134
4.4 Necesidades anuales estimadas de materia prima
bioenergética en Asia Oriental y Pacífico, 2005-30 135
4.5 Consumo y producción anual estimados de bioenergía
en Europa y Asia Central, 2005-30 140
4.6 Consumo y producción anual estimados de bioenergía
en América Latina y Caribe, 2005-30 143
4.7 Necesidades anuales estimadas de materia prima
bioenergética en América Latina y Caribe, 2005-30 145
4.8 Consumo y producción anual estimados de bioenergía
en Oriente Medio y Norte de África, 2005-30 148
4.9 Consumo y producción anual estimados de bioenergía
en Asia Meridional, 2005-30 149
4.10 Necesidades anuales estimadas de materia prima
bioenergética en Asia Meridional, 2005-30 151

5.1 Matriz de ventajas y desventajas para los biocombustibles


líquidos 158

A.1 Producción y rendimientos de la caña de azúcar de los


principales productores mundiales, 2007/08 166
A.2 Producción de maíz, rendimiento y superficie cosechada
de los principales productores mundiales, 2007/08 171

RECUADROS, GRÁFICOS Y TABLAS XI


A.3 Producción de etanol a partir del maíz, rendimiento y precio
de los principales productores mundiales, 2006 171
A.4 Cambio estimado en las emisiones de gases de efecto
invernadero derivadas de sustituir gasolina
convencional por etanol de maíz 174
A.5 Rendimientos potenciales del etanol por materia prima
en África 175
A.6 Creación estimada de empleos directos en la producción
mecanizada de bioetanol a partir del sorgo dulce
en Brasil 177
A.7 Producción de mandioca, rendimiento y superficie
cosechada de los principales productores
mundiales, 2007 179

B.1 Exportaciones mundiales de aceites comestibles,


por tipos, 2006/07-2008/09 187
B.2 Producción mundial de aceite de palma,
2006/07-2008/09 187
B.3 Producción mundial de semillas oleaginosas,
2006/07-2008/09 194
B.4 Producción de soja, rendimiento y superficie cosechada
de los principales productores mundiales,
2007/08 194
B.5 Exportaciones de Argentina, Brasil y EEUU de grano
de soja, aceite de soja y harina de soja 195
B.6 Consumo de aceite de soja en EEUU,
2006/07-2008/09 195
B.7 Producción mundial de aceite de colza, por productores,
2006/07-2008/09 198
B.8 Reducciones estimadas de emisiones de gases de efecto
invernadero del biodiesel de aceite de colza con
respecto al diesel convencional 200
B.9 Contenido de carbono de la vegetación natural y de la
plantación de jatrofa bajo escenarios alternativos
del uso de la tierra 204
B.10 Secuestro potencial de carbono por parte de la pongamia
a intervalos de 5 y 10 años 208
B.11 Valor estimado de secuestro de carbono en Powerguda,
India, 2003-12 210

C.1 Fuentes de biomasa utilizadas para producir combustibles


de segunda generación 214
C.2 Instalaciones de biocombustibles de segunda generación
en EEUU, 2008 215-216

XII RECUADROS, GRÁFICOS Y TABLAS


AGRADECIMIENTOS

Los autores quieren agradecer las aportaciones y comentarios realizados por las siguientes personas:
Maxim Lobovikov (FAO); Michel Francoeur y Teresa Malyshev (Agencia Internacional de la
Energía); LMC International; Bob Perlack (Oak Ridge National Laboratory); Augusta Molnar
y Andy White (Rights and Resources Initiative); David Cleary y Joseph Fargione (The Natural
Conservancy); Kenneth Skog (USDA Forest Service); Cerese Muratore (consultor); y los colegas
del Banco Mundial Garo Batmanian (LCSEN), Marjory-Anne Bromhead (ARD), Derek Byerlee
(DECRG), Mark Cackler (ARD), Diji Chandrasekharan Behr (ARD), Anne Davis Gillet (ARD),
Barbara Farinelli (LCSEG), Erick Fernandes (ARD), Gabriel Goodliffe (ARD), Todd Johnson
(LCSEG), Kieran Kelleher (ARD), Masami Kojima (COPCO), Renate Kloeppinger-Todd (ARD),
Mark Lundell (LCSSD), Sonia Madhvani (ARD), Grant Milne (SASDA), Donald Mitchell (AFTAR),
Adriana Moreira (LCSEN), Elizabeth Petheo (ARD), Klas Sander (ENV), Jimmy Smith (ARD) y
Juergen Voegele (ARD).

AGRADECIMIENTOS XIII
SOBRE LOS AUTORES

Elizabeth Cushion es miembro del equipo de bosques del Banco Mundial. Es Licenciada en
Ciencias por la Universidad Estatal de Pensilvania tanto en gestión de recursos medioambientales
como en ecología, y posee el Máster de Gestión Medioambiental de la Universidad de Duke. Su
trabajo en el Banco Mundial se ha centrado en los campos de la bioenergía, la creación de alianzas
en materia forestal y el papel de los bosques en la adaptación al cambio climático.

Adrian Whiteman es economista en el Departamento Forestal de la Organización para la


Alimentación y la Agricultura (FAO). Es licenciado en Económicas por la Universidad de Leicester
y doctor en Económicas por la Universidad de Edimburgo. Su trabajo en la FAO se centra en el
análisis de las políticas fiscales en el sector forestal, previsiones de oferta y demanda, valoración de
bienes y servicios no madereros, y evaluación de inversiones.

Gerhard Dieterle es el asesor forestal del Banco Mundial. De nacionalidad alemana, tiene 24
años de experiencia en políticas ambientales y forestales en el nivel nacional e internacional, así
como en proyectos relacionados con la gestión sostenible de los bosques para su conservación.
Ha sido también miembro del Grupo Asesor de Certificación Forestal de la Comisión Europea,
Coordinador de Haze Emergency para la GTZ de Indonesia, profesor de gestión sostenible de los
bosques en la Facultad Forestal de Friburgo, y funcionario del Ministerio alemán de Alimentación,
Agricultura y Bosques.

SOBRE LOS AUTORES XV


SIGLAS

AIE Agencia Internacional de la Energía

ARD Agricultura y Desarrollo Rural

CIFOR Centro Internacional para la Investigación Forestal

CO2 dióxido de carbono

CO2e dióxido de carbono equivalente

E10 mezcla de combustible de 10 por cien etanol y 90 por cien gasolina

E85 mezcla de combustible de 85 por cien etanol y 15 por cien gasolina

EIA Administración para la Información sobre la Energía

FAO Organización para la Alimentación y la Agricultura

FTE equivalente en tiempo completo

GJ gigajulio

GLP gas licuado de petróleo

Ktep miles de toneladas equivalentes de petróleo

kWh kilowatio hora

l litro

m3 metro cúbico

MJ megajulio

Mtep millones de toneladas equivalentes de petróleo

MW megawatio

N2O óxido nitroso

NEB balance energético neto

OMS Organización Mundial de la Salud

SIGLAS XVII
ONG organización no gubernamental

tep toneladas equivalentes de petróleo

t tonelada métrica

TPES oferta mundial de energía primaria (total primary energy supply)

UNCTAD Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo

(Todas las cifras en dólares son dólares de EEUU)

XVIII SIGLAS
Resumen Ejecutivo

E
ste informe ofrece una visión general de los avances recientes en la producción
y consumo de la bioenergía. Se examinan los temas principales y las posibles
implicaciones económicas de estos avances, evaluando su impacto potencial
en el uso de la tierra y el medioambiente, especialmente con respecto a los bosques. El
informe examina tanto la biomasa sólida como los biocombustibles líquidos, identifi-
cando oportunidades y retos en el nivel regional y nacional. El informe no pretende ser
definitivo, especialmente con respecto a la interacción de asuntos controvertidos como
el impacto de la bioenergía sobre el precio de los alimentos. En cambio, sí identifica las
ventajas e inconvenientes que es necesario analizar al considerar las políticas bioener-
géticas.
En los últimos 5-10 años se ha asistido a un fuerte renacimiento del interés por la
bioenergía, al tiempo que se producía un desarrollo gradual de métodos de producción
bioenergética más modernos y eficientes. Este renacimiento se ha producido por diver-
sos motivos, entre ellos los mayores precios del petróleo, la inestabilidad de las regiones
productoras de petróleo, el cambio de inversiones financieras a inversiones en materias
primas y petróleo en los años 2007-2008, los episodios atmosféricos extremos, y la de-
manda creciente de energía por parte de los países en desarrollo. Otros factores que se
encuentran detrás de la producción de biocombustibles son los programas nacionales
de apoyo a la agricultura, la demanda de autoabastecimiento de materias primas ener-
géticas, la lucha contra el cambio climático y la creencia de que los biocombustibles son
más baratos que los combustibles fósiles.
La bioenergía supone una oportunidad para que aquellos países con tierras apro-
piadas para los cultivos energéticos desarrollen una fuente propia de energía renovable
(y posiblemente conseguir así mayores ingresos por exportaciones). La mayoría de los
países que están potenciando el desarrollo de la bioenergía persiguen, al menos, uno
de los siguientes objetivos: aumentar la seguridad energética, estimular el desarrollo

RESUMEN EJECUTIVO 1
rural, reducir el impacto del consumo de energía sobre el cambio climático, o mejorar el
medioambiente en sentido amplio.
El desarrollo de la bioenergía ofrece tanto desafíos como oportunidades para el de-
sarrollo económico y el medioambiente. Es probable que se produzcan impactos sig-
nificativos en el sector forestal, bien de modo directo por el uso de la madera para la
producción de energía, bien de modo indirecto como consecuencia de los cambios en el
uso de la tierra. El impacto de la bioenergía sobre el alivio de la pobreza en los países en
desarrollo dependerá de las oportunidades que genere para el desarrollo de la agricul-
tura, incluyendo la generación de renta y empleo, la capacidad para aumentar el acceso
de la población más pobre a mejores tipos de bioenergía y los efectos en los precios de
la energía y de los alimentos.
La bioenergía puede crear oportunidades para la generación de renta y empleo y
puede incrementar el acceso de la población más pobre a mejores tipos de energía. No
obstante, existen todavía serias dudas sobre su efecto sobre la lucha contra el cambio
climático y el medioambiente; sobre la agricultura, la seguridad alimentaria y la gestión
sostenible de los bosques; y sobre la población, especialmente sobre la población pobre
de los países en desarrollo, que se verá afectada por los cambios que producirá sobre el
uso de la tierra, en el régimen de propiedad de las tierras y en los derechos del suelo.

CONCLUSIONES GENERALES

Cinco mensajes principales emanan de este informe:


■ La biomasa sólida continuará siendo una fuente principal de energía. No debería ser
pasada por alto. En el nivel global, la biomasa sólida primaria (tanto para uso tradicional
como moderno para la producción de calor y energía) representó en 2005 más del 95%
de la oferta mundial de energía primaria (TPES) de fuentes bioenergéticas. Se espera
que el uso de la biomasa tradicional se reduzca ligeramente de aquí al año 2030 (desde
cerca del 80 por ciento de la TPES hasta alrededor del 55 por ciento), si bien seguirá
siendo una fuente importante de energía en los países en desarrollo. Al mismo tiempo,
se espera que se incrementen de forma sustancial las nuevas formas de producción de
calor y energía (desde alrededor del 18 por ciento de la TPES hasta casi el 35 por ciento).

■ El desarrollo de la bioenergía tendrá grandes implicaciones sobre el uso de las tierras.


Una de las grandes preocupaciones medioambientales relacionadas con la expansión
de los biocombustibles es la deforestación y el desbroce de tierras que llevan aparejados
la mayor capacidad y expansión de los cultivos. El aumento de la superficie de tierras
destinada al cultivo de materias primas bioenergéticas se realizará a costa de otros usos
de la tierra, principalmente de la producción agrícola, de los ecosistemas naturales (bos-
ques) y de tierras marginales.

■ A la hora de elegir un método de producción de bioenergía deben evaluarse las ven-


tajas e inconvenientes, incluyendo aquellos relacionados con la pobreza, la equidad y el

2 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
medioambiente. Los legisladores deberían identificar el resultado esperado de un siste-
ma determinado, elegir el sistema con base en los objetivos programáticos establecidos
para una ubicación concreta, e intentar reducir los impactos negativos. Probablemente
las consideraciones económicas serán importantes a la hora de tomar la decisión.

ƒ Existe un potencial considerable para hacer mayor uso de los residuos de la explota-
ción forestal y maderera como materias primas bioenergéticas. Se pueden construir plan-
tas de procesamiento que sirvan para más de un propósito. Algunas plantas de madera
y biocombustible ya son energéticamente autosuficientes como resultado de la combus-
tión conjunta. Los residuos de la tala y el aserrado de las plantas madereras tradicionales
ofrecen oportunidades adicionales para la generación de calor y electricidad, especial-
mente en países en desarrollo, donde los residuos no son completamente utilizados.

■ Los efectos beneficiosos del desarrollo de la bioenergía sobre el clima son inciertos y
dependen mucho de su ubicación y de la materia prima empleada. La reducción de gases
de efecto invernadero aparejada a los biocombustibles líquidos y a la biomasa sólida
frente a la aparejada a los combustibles fósiles es muy variable, dependiendo del cultivo
utilizado y de dónde se plante. La mayoría de las estimaciones no tienen en cuenta ni las
emisiones de la conversión de las tierras, ni las emisiones de dióxido nitroso proceden-
tes de la degradación de los residuos durante la fijación biológica del nitrógeno, ni las
emisiones de fertilizantes nitrogenados. Cuando estas emisiones se tienen en cuenta, el
valor real de la reducción de emisiones es con frecuencia bastante menor para muchas
materias primas –e incluso pueden generar mayores emisiones que los combustibles
fósiles–.

CONCLUSIONES REGIONALES

La elección de la materia prima y del emplazamiento de una planta de biocombusti-


bles son decisiones importantes que deberían estar basadas en los objetivos que el país
espere conseguir de la producción bioenergética. Estos objetivos variarán tanto entre
diferentes regiones como dentro de una misma región. Este informe identifica cuestio-
nes concretas que deberían ser tenidas en cuenta por los legisladores de las diferentes
regiones.

África
Dados los elevados niveles de interés e inversiones por adquirir tierras en las que
cultivar biocombustibles líquidos y biomasa sólida, es importante que los países de Áfri-
ca evalúen con detalle los impactos potenciales que puedan generar, y que planifiquen
respuestas adecuadas. Una vez realizadas las inversiones, es preciso que sean gestiona-
das de forma que se reduzcan tanto el potencial de conflictos sobre la tierra como los
efectos negativos sobre la población pobre.
Otra consideración importante a tener en cuenta en África es la persistente depen-
dencia de los dendrocombustibles tradicionales como fuente de energía. Se ha trabajado

PANORAMA GENERAL 3
mucho sobre el acceso a la energía en parte de esta región, a través del uso de cocinas
mejoradas y plantaciones de madera para combustible (incluso en las regiones forestales
pobres del Sahel). Existen oportunidades para hacer el seguimiento de algunos de estos
programas.
Dado que el agua es un recurso escaso en África, se debería actuar con cautela y
seleccionar sistemas bioenergéticos que no creen conflictos sobre su uso.

Asia Oriental y Pacífico


Una de las principales preocupaciones en la región de Asia Oriental y Pacífico es
el efecto que tendrá la conversión de los bosques en plantaciones de biocombustibles.
Los legisladores necesitan identificar oportunidades que permitan conseguir una mayor
producción de biocombustibles sin aclarar turberas ni talar bosques naturales, pues con
ello aumentarían las emisiones de carbono. Dado el importante potencial de conflictos
sobre el uso de las tierras en algunos países de esta región, resulta fundamental la parti-
cipación de los agentes locales en la producción y el desarrollo de la bioenergía. Parece
que existen buenas oportunidades para utilizar residuos de biomasa como fuente de
energía, algo sobre lo que se debería investigar.

Europa y Asia Central


La producción de bioenergía es mínima en Europa y Asia Central, y no se espera
que crezca de forma significativa. Puede que exista alguna oportunidad para la expor-
tación de pellets de madera (especialmente aquellos obtenidos de residuos) a la Unión
Europea.

América Latina y Caribe


América Latina está preparada para convertirse en uno de los principales expor-
tadores netos mundiales de biocombustibles líquidos y de sus materias primas, inclu-
yendo tanto el etanol de caña de azúcar como materias primas oleaginosas o los aceites
de palma y de soja. No obstante, el aumento de la producción depende de las elevadas
subvenciones sobre el precio de los cultivos pagadas por los países con mandatos en ma-
teria de biocombustibles: hoy en día existe gran incertidumbre para que los promotores
inviertan en la producción de unas semillas oleaginosas cuyo precio está basado en los
mercados exteriores y en subvenciones determinadas políticamente.
La aplicación de criterios de sostenibilidad ayudaría a asegurar que la producción
de biocombustibles en América Latina y Caribe no se realiza a costa de los bosques o de
otros usos alternativos de la tierra que lleven a eliminar los efectos beneficiosos de los
biocombustibles sobre los gases de efecto invernadero. También es importante que se
exploren las oportunidades existentes para incorporar en mayor medida a los pequeños
agricultores en la producción de bioenergía.

Oriente Medio y Norte de África


Es poco probable que la bioenergía vaya a desempeñar un papel importante en esta
región, dada la aridez del clima y el excedente de recursos petrolíferos de los que dispo-
nen. Puede existir alguna oportunidad para productores de biocombustibles a pequeña

4 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
escala, como parte de planes más amplios de desarrollo rural que fomenten los cultivos
adaptados a tierras áridas (algo que podrá también ayudar en la lucha contra la deser-
tificación).

Asia Meridional
La expansión de la bioenergía en Asia Meridional se centra a menudo en tierras de-
gradadas, que ya están siendo utilizadas, algo que puede llevar a conflictos sobre el uso
de esas tierras. Es fundamental realizar evaluaciones del uso de la tierra para determinar
cuál es la mejor ubicación del cultivo bioenergético.
La producción de bioenergía en esta región debería mantener el equilibrio en el uso
del agua. Los cultivos plantados en tierras áridas no deberían regarse para incrementar
su rendimiento, pues esa irrigación mermaría los recursos y tiene el riesgo de crear con-
flictos con otros usuarios del agua.

IMPLICACIONES POLÍTICAS

Las implicaciones de los biocombustibles son enormes a todos los niveles: local,
nacional, regional y mundial. Por este motivo, los legisladores de países tanto produc-
tores como consumidores deben sopesar con mucha cautela las decisiones que vayan a
adoptar.

Implicaciones para países consumidores


Los países que consumen biocombustibles deberían tener en consideración los im-
pactos que generan sus mandatos y objetivos en materia bioenergética, incluyendo los
efectos medioambientales y sociales. La Unión Europea ya ha comenzado a discutir las
posibles implicaciones medioambientales que su normativa tendrá en los países produc-
tores, y sobre el efecto que esas implicaciones generarán en los objetivos comunitarios.
Los países consumidores pueden ayudar a orientar el desarrollo de la normativa sobre
producción de biocombustibles (a través de foros como la Mesa Redonda sobre Biocom-
bustibles Sostenibles). También pueden comprar biodiesel únicamente a aquellos pro-
ductores que cumplan las normas establecidas (por ejemplo las acordadas en las Mesas
Redondas sobre Soja Sostenible y Aceite de Palma Sostenible).

Implicaciones para países productores


Los países productores deberían mantener un equilibrio entre objetivos de produc-
ción y consideraciones medioambientales y sociales, incluyendo la seguridad alimen-
taria. Es necesario que sopesen las ventajas e inconvenientes asociados a la producción
de bioenergía a la hora de determinar la materia prima adecuada para una ubicación
concreta. Puede que también sea necesaria la aplicación de algún criterio regional, pues
los riesgos medioambientales asociados a una producción de biocombustibles cada vez
mayor pueden ser muy bajos en unas áreas y muy altos en otras. Los inversores y pro-
motores pueden ayudar a orientar las inversiones hacia aquellas materias primas que
cumplan las mejores prácticas en materia medioambiental, social y de cambio climático.

PANORAMA GENERAL 5
Se espera que el uso de pellets de madera y de biocombustibles líquidos crezca en
los países desarrollados y en algunos países en desarrollo. Este aumento de la demanda
no será satisfecho sin recurrir a las importaciones, incluyendo las procedentes de países
tropicales. Si no se adoptan esquemas de producción sostenibles, la producción de bio-
energía podría incrementar la presión sobre la tierra y las poblaciones locales.
El desarrollo de la bioenergía convencional (tanto a pequeña como a gran escala)
puede proporcionar oportunidades de empleo y de ingresos a la población pobre. Se de-
berían estudiar también otras opciones, como la producción de biocarbón. Una mayor
producción de licor negro (un subproducto industrial del pulpeo) y una mayor implan-
tación de cocinas modernas pueden contribuir a mejorar las condiciones de vida de la
población pobre.
Las economías de escala podrían llevar a la bioenergía hacia grandes esquemas de
producción. Con el fin de maximizar los beneficios sociales, es necesario investigar las
oportunidades existentes para incorporar a los pequeños productores en los sistemas de
producción bioenergética.

Un futuro incierto
El futuro de la bioenergía todavía no está claro. Puede que en el futuro los cultivos
destinados a usos alimenticios continúen siendo la primera fuente de materia prima de
la bioenergía. También puede ocurrir que las nuevas tecnologías permitan que gramí-
neas, árboles y residuos (lignocelulosas) se conviertan en la materia prima principal,
silenciando así los miedos de que el mayor uso de biocombustibles aumente el precio de
los alimentos. Se está avanzando a paso rápido, con inversiones importantes tanto por
parte de gobiernos como del sector privado. Sin embargo, aun a pesar de tales inversio-
nes no se espera que la producción de biocombustibles a partir de cultivos no destinados
a usos alimenticios sea comercialmente viable hasta dentro de 5-10 años.
Estudios recientes sugieren que el hollín emitido por la quema de dendrocombusti-
bles, por la industria, la agricultura y el transporte puede contribuir a que el cambio cli-
mático sea mayor que el previsto. Es preciso que se realicen más estudios para conocer
más esta fuente de calentamiento global potencialmente importante.
Como resultado de diversas iniciativas que se están desarrollando para reducir las
emisiones de carbono y la degradación del medio ambiente –entre ellas los pagos por
servicios medioambientales, los mercados de carbono y los desarrollos de la bioener-
gía–, se están produciendo nuevas demandas sobre los bienes y servicios medioambien-
tales, y se está asignando un valor monetario a la tierra (incluidos los bosques). Estas
iniciativas pueden proporcionar oportunidades adicionales para la generación de renta
y empleo, y también es posible que atraigan inversores. Pero para evitar que las inver-
siones en estas iniciativas acaben socavando los derechos de los pobres –reduciendo su
acceso a la tierra y su capacidad para conseguir recursos, por ejemplo– deberían poner-
se en marcha nuevas iniciativas para asegurar la participación de la población que está
viviendo en las áreas seleccionadas y proteger sus derechos sobre las tierras.

Desde la perspectiva del cambio climático, una oferta bioenergética generada de


forma sostenible puede suponer un sustituto prometedor de las fuentes de energía no

6 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
renovable. Por este motivo, y por la importancia que sigue teniendo la bioenergía tra-
dicional en los países en desarrollo, la gestión y el uso sostenible a largo plazo de los
recursos bioenergéticos deberían recibir la atención apropiada en un futuro régimen de
cambio climático.
Dados los posibles cambios en el uso de las tierras identificados en este informe, así
como el impacto que la bioenergía pueda generar en tierras cultivadas y no cultivadas,
es fundamental que los países que estén pensando poner en marcha producciones bio-
energéticas a gran escala lleven a cabo análisis sobre el uso de las tierras. También sería
útil identificar qué países tienen mayores oportunidades para utilizar residuos madere-
ros como fuente de energía, así como analizar todo el potencial de los residuos madere-
ros para la generación de energía.

PANORAMA GENERAL 7
8 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
CAPÍTULO UNO

Panorama general

E
n los 5-10 últimos años se ha visto renacer un fuerte interés por la bioenergía, así
como el desarrollo gradual de sistemas de producción bioenergética más moder-
nos y eficientes. Esta evolución ha sido impulsada por varios factores, entre ellos los
mandatos sobre biocombustibles, los mayores precios del petróleo y la inestabilidad en las
regiones productoras de crudo, el desplazamiento de las inversiones hacia los productos bá-
sicos y el petróleo en los años 2007-08, los episodios meteorológicos extremos y la creciente
demanda de energía por parte de los países en desarrollo. Otros factores que se encuentran
detrás de la producción de biocombustibles incluyen los programas nacionales de apoyo a la
agricultura, la demanda de autoabastecimiento de materias primas energéticas y la creencia
de que estos combustibles son menos costosos que los combustibles fósiles. En respuesta a
estos factores, muchos países han comenzado a explorar alternativas bioenergéticas. Aunque
los combustibles tradicionales siguen siendo importantes en la mayoría de los países en de-
sarrollo, algunos de estos países tienen también la ambición de aumentar la producción de
energía renovable, incluida la bioenergía.
La mayoría de los países que promueven el desarrollo de la bioenergía persiguen, al me-
nos, uno de los siguientes objetivos políticos: aumentar la seguridad energética, estimular el
desarrollo rural, reducir el impacto del uso de la energía sobre el cambio climático y mejorar
el medioambiente en sentido amplio. Recientemente, se ha puesto especial atención en la
producción de biocombustibles líquidos que sustituyan a los combustibles para transporte
derivados del petróleo, pero también ha habido un creciente interés en modernizar los sis-
temas de producción de calor y de energía mediante el uso de biomasa sólida en regiones
como Europa. Algunos de los mayores países en desarrollo también están interesados en
emplear biocombustibles para reducir las importaciones de combustibles derivados del pe-
tróleo o para exportarlos a países desarrollados.
Los desarrollos de la bioenergía presentan tanto oportunidades como retos para el de-
sarrollo económico y el medioambiente. También suponen un impacto potencial sobre los

PANORAMA GENERAL 9
bosques y la población rural que depende de ellos para su subsistencia. La bioenergía puede
crear oportunidades de renta y generar empleo, y puede incrementar el acceso de la pobla-
ción pobre a mejores tipos de energía. Sin embargo, el consumo creciente de bioenergía pue-
de llevar a una mayor competencia por las tierras, lo que podría reducir la calidad general del
medioambiente y restringir el acceso a los recursos de la población pobre.
La tecnología de los combustibles de primera generación (cultivos de cereales y oleagi-
nosas) está bien establecida; no es probable que surjan avances significativos en este ámbito.
Por el contrario, el desarrollo de la tecnología de los biocombustibles de segunda generación
está avanzando a paso rápido, financiada tanto por gobiernos como por empresas privadas.
Si bien esta tecnología no se espera que sea comercialmente viable hasta dentro de 5-10
años, ya están operando fábricas a escala piloto (principalmente en países desarrollados). Si
se produjesen avances importantes en esta tecnología, estos combustibles podrían llegar a
ser económicamente viables mucho antes de lo esperado. Una vez desarrollada, esta tecno-
logía podría desplazar el foco desde los cultivos alimenticios (fuente de los combustibles de
primera generación) hacia fuentes celulósicas, como gramíneas y madera (que podrían ser
producidas a escala industrial en tierras agrícolas o a partir de los residuos del procesado fo-
restal). Tal desplazamiento supondría implicaciones muy importantes para el sector forestal.
Este capítulo está organizado de la siguiente forma. La primera sección describe los prin-
cipales tipos de bioenergía. Las secciones siguientes examinan la contribución de la bio-
energía a la oferta energética primaria total; las perspectivas del consumo de bioenergía; los
factores que afectan al desarrollo de la bioenergía; las preocupaciones sobre el desarrollo de
la bioenergía; y las políticas, objetivos e instrumentos. La última sección describe la organi-
zación, las fuentes de datos, y la metodología y enfoque del resto del informe.

PRINCIPALES TIPOS DE BIOENERGÍA

La Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) define la bioenergía como


toda energía derivada de los biocombustibles, que son aquellos combustibles que derivan de
la biomasa (es decir, de la materia de origen vegetal) (FAO, 2004). La definición de biocom-
bustibles de la FAO los subdivide por tipos (sólidos, líquidos y gaseosos) y por origen (fo-
restal, agrícola y residuos urbanos). Señala que los biocombustibles de bosques y agricultura
(dendrocombustibles y agrocombustibles) pueden proceder de una gama amplia de fuentes,
incluidos los bosques, granjas, cultivos energéticos especialmente cultivados, y residuos de
cosechas o de la transformación de la madera o de cultivos alimenticios.
La fuente principal de estadísticas de energía global es la Agencia Internacional de la
Energía (AIE). Sus estadísticas no poseen el nivel de detalle de las de la FAO, y están defi-
nidas de forma ligeramente diferente. Los biocombustibles en las estadísticas energéticas
incluyen la biomasa sólida primaria, el biogás, los combustibles líquidos y algunos residuos
urbanos (Gráfico 1.1).
La oferta energética primaria total (TPES) es la cantidad total de energía primaria consu-
mida por un país para cubrir sus necesidades energéticas1. Es la medida básica de consumo
de energía utilizada por los responsables políticos. Generalmente se mide en millones de
toneladas equivalentes de petróleo (Mtep). Para cada uno de los tipos principales de ener-

10 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Gráfico 1.1 Los biocombustibles en las estadísticas internacionales de energía

Componentes de la Oferta Energética Primaria Total (TPES) en las estadísticas internacionales de energía
Combustibles Calor
Petróleo Productos Geotermal,
Carbón Gas Nuclear Hidro renovables y (de bombas Electricidad
crudo del petróleo solar, otras de calor)
residuos

(Combustibles fósiles) (Renovables y residuos) (solo comercio


neto)
Componentes de las renovables y residuos en las estadísticas internacionales de energía
Biomasa Biocom-
Residuos Residuos Termo- Solar Marea, olas,
sólida Biogás bustibles Geotermal Hidro Viento
urbanos industriales solar foto-voltaica océanos
primaria líquidos

(En parte bio) (Biocombustibles)

Tipos principales y subcategorías de biocombustibles incluidos en este estudio


Biomasa sólida primaria Biocombustibles líquidos
Usos tradicionales Usos modernos Primera generación: Segunda y tercera generación:
(la mayoría residenciales): (la mayoría industriales): • Etanol de azúcares y almidones • Etanol celulósico
• Leña • Licor negro • Biodiésel de semillas oleaginosas • Aceites obtenidos por pirólisis
• Carbón vegetal • Generación comercial de • Alcoholes superiores y otros
• Estiércol calor y electricidad gasóleos de varios procesos
• Residuos de cultivos • Calefacción por pellets de termomecánicos
(paja, cáscara de arroz) madera • Biocombustibles de algas

PANORAMA GENERAL
Fuente: elaboración propia, basada en las definiciones de la FAO y de la AIE.

11
gía primaria, la TPES se calcula como la producción más las importaciones y variación de
existencias menos las exportaciones y transferencias al transporte marítimo internacional
(UN 1987). En el nivel de país también incluye el comercio neto de electricidad entre países.
La TPES incluye los cuatro tipos principales de combustibles fósiles (carbón, petróleo
crudo, productos derivados del petróleo y gas); los combustibles nucleares; las renovables
y los residuos; la electricidad generada por bombas de calor; y el comercio neto de electri-
cidad (si procede). Los biocombustibles son una subcategoría del epígrafe «Renovables y
residuos».
Las renovables y los residuos se dividen en 11 subcategorías, que incluyen 6 tipos de
energía procedente de fuerzas naturales (geotermal, termosolar, hidroeléctrica, solar foto-
voltaica, mareas/olas/océanos y viento) y 5 tipos principales de combustibles denominados
combustibles renovables y residuos. La AIE define los combustibles renovables y los residuos
como residuos urbanos, residuos industriales, biomasa sólida primaria, biogás y biocombus-
tibles líquidos2.

ƒ Residuos urbanos: Residuos producidos por los hogares, industrias, hospitales y sector
terciario que son recogidos por las autoridades locales e incinerados en instalaciones
específicas. Los residuos urbanos se subdividen en residuos renovables y no renova-
bles, dependiendo de si el material es o no biodegradable3. La cantidad de combustible
utilizada debería ser declarada con base en la potencia calorífica neta.

ƒ Residuos industriales: Residuos de origen industrial no renovable (sólidos o líquidos)


quemados directamente para la producción de electricidad o de calor. Los residuos
industriales renovables deberían ser declarados en las categorías de biomasa sólida,
biogás o combustibles líquidos. La cantidad de combustible utilizada debería ser decla-
rada con base en la potencia calorífica neta.

ƒ Biomasa sólida primaria: material orgánico no fósil de origen biológico que puede
ser empleado como combustible para la producción de calor o para la generación de
electricidad. Se incluyen en esta categoría el carbón vegetal y la madera, los residuos
madereros y otros residuos sólidos. El carbón vegetal incluye los residuos sólidos de la
destilación destructiva y pirolisis de la madera y de otros materiales de origen vegetal.
La madera, los residuos de la madera y otros residuos sólidos incluyen los cultivos utili-
zados específicamente para la producción de energía (chopos, sauces y otros cultivos);
multitud de materiales leñosos generados en los procesos industriales (especialmente
en la industria maderera o de la producción de papel) o procedentes directamente de
la silvicultura y la agricultura (leña, astillas de madera, corteza, serrín, virutas, astillas,
licor negro, etc.); y deshechos como el bagazo, la paja, la cáscara de arroz, las cáscaras
de frutos secos, los desperdicios de aves de corral o los hollejos de uva. La combustión
es la tecnología preferida para estos residuos sólidos. La cantidad de combustible utili-
zada debería ser declarada con base en la potencia calorífica neta.

ƒ Biogás: gas compuesto principalmente de metano y dióxido de carbono (CO2) produ-


cido por la digestión anaeróbica de la biomasa. Incluye los gases de vertedero, los gases

12 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
de sedimentos de las aguas residuales y otros biogases. Los gases de vertedero se for-
man por la digestión de la basura en los vertederos. Los gases de sedimentos de aguas
residuales se producen por la fermentación anaeróbica de los sedimentos de aguas re-
siduales. Otros biogases incluyen los gases producidos por la fermentación anaeróbica
de estiércol líquido y de los deshechos de los mataderos, fábricas de cerveza y otras
industrias agroalimentarias. La cantidad utilizada de estos combustibles debería ser
declarada a partir de la potencia calorífica neta.

ƒ Biocombustibles líquidos: biogasolina, biodiésel y otros combustibles líquidos. La bioga-


solina incluye el bioetanol (etanol producido a partir de biomasa o de la fracción bio-
degradable de residuos), biometanol (metanol producido a partir de biomasa y/o de la
fracción biodegradable de residuos), bioETBE (etil-tercio-butil-éter producido sobre
la base del bioetanol), y bioMTBE (metil-tercio-butil-éter producido sobre la base del
biometanol4). Los biodiésels incluyen biodiésel (un metil-éster producido a partir de
aceites animales o vegetales de calidad diésel), biodimetiléter (dimetiléter producido
a partir de la biomasa), Fischer-Tropsch (un proceso de conversión catalítica utilizado
para fabricar biocombustibles) producido a partir de biomasa, bio-aceite prensado en
frío (aceite producido a partir de semillas oleaginosas a través de procesos exclusi-
vamente mecánicos), y todos los demás biocombustibles líquidos que se añadan, se
mezclen, o se usen directamente como diésel de transporte. Otros biocombustibles
líquidos incluyen aquellos utilizados directamente como combustible que no son ni
biogasolinas ni biodiésels. Las cantidades declaradas de biocombustibles líquidos de-
berían estar referidas a las cantidades de biocombustibles, y no al volumen total de
líquidos con los cuales los biocombustibles puedan haberse mezclado.

Los residuos de origen biológico están excluidos de los residuos industriales (los residuos
de los procesos de transformación de la silvicultura y la agricultura se consideran biomasa
sólida primaria). Por ello, los biocombustibles en las estadísticas sobre energía comprenden
(parte de) los residuos urbanos, la biomasa sólida primaria, el biogás y los biocombustibles
líquidos.

ESTE INFORME

Este informe se centra en los impactos directos e indirectos de la biomasa sólida prima-
ria (esto es, el potencial de madera) y en los impactos indirectos de los biocombustibles
líquidos sobre el sector forestal. Puesto que los componentes de la biomasa de residuos
urbanos y del biogás se producen principalmente a partir de basura, no tienen un impacto
significativo sobre el sector forestal (y las estadísticas de residuos urbanos no presentan en
general el detalle suficiente para poder identificar el componente de biomasa).
En la parte inferior del gráfico 1.1 figura el listado de los tipos principales de biomasa
sólida primaria y de biocombustibles líquidos analizados en este informe. Algunos de los
esos conceptos no se pueden definir de forma precisa, ya que cubren un amplio rango de

PANORAMA GENERAL 13
opciones tecnológicas para la producción de energía que están actualmente en considera-
ción o en desarrollo.

Organización
El resto del informe está organizado de la siguiente forma. El capítulo 2 examina la bioma-
sa sólida, el capítulo 3 se centra en los biocombustibles, y el capítulo 4 identifica los retos y
oportunidades existentes en el nivel regional y nacional. Los Apéndices A-B proporcionan
información adicional sobre los efectos e impactos asociados a la producción de varias
materias primas. El Apéndice C repasa brevemente futuras generaciones de bioenergía.

Fuentes de datos
Las estadísticas utilizadas en este informe han sido obtenidas de varias fuentes naciona-
les e internacionales. Para la biomasa sólida primaria y el biogás, las principales bases de
datos utilizadas han sido la Base de Datos FAOSTAT (para estadísticas de dendrocom-
bustibles y de carbón vegetal) y la Base de Datos de Estadísticas de Energía de la AIE
(para biomasa sólida primaria total y biogás). Se puede acceder a estas bases de datos a
través de las páginas web de la FAO y de la AIE (www.fao.org> y <www.iea.org).
Para los biocombustibles líquidos, se utilizó la Base de Datos de Estadísticas de
Energía de la AIE como punto de partida. Se utilizaron también otras fuentes, entre
ellas las siguientes:

ƒ Brasil: Ministerio de Minas y Energía (http://www.anp.gov.br) y Ministerio de Agri-


cultura, Ganadería y Alimentación (Bressan y Contini, 2007).
ƒ Europa: FO Licht (World Ethanol and Biofuels Reports) y el Consejo Europeo del
Biodiésel (European Biodiesel Board) (http://ebb-eu.org).
ƒ EEUU: La Asociación de Combustibles Renovables (Renewable Fuels Association)
(http://www.ethanolrfa.org) y la Junta Nacional del Biodiésel (National Biodiesel
Board) (http://www.biodiesel.org).
ƒ Otros países: FO Licht (World Ethanol y Biofuels Reports) y los informes sobre com-
bustibles del Servicio Agrícola Exterior del USDA (USDA Foreign Agricultural Servi-
ce) (disponibles en http://www.fas.usda.gov).

Cuando ha sido posible, las cifras han sido contrastadas y actualizadas con datos recien-
tes de la industria proporcionados por LMC International Ltd. (http://www.lmc.co.uk).

OFERTA BIOENERGÉTICA TOTAL Y CONTRIBUCIÓN A LA TPES

La tendencia a largo plazo de la oferta bioenergética total la marca principalmente la


biomasa sólida primaria; en comparación con ella, el biogás y los biocombustibles líqui-
dos (bioetanol y biodiésel) son hoy en día insignificantes. En el nivel mundial, en 2005
la biomasa sólida primaria supuso el 95 por ciento de la TPES a partir de la bioenergía.
Por el contrario, el biogás y el bioetanol supusieron alrededor de un 2 por ciento cada

14 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
uno, y el biodiésel supuso únicamente el 1 por ciento. En el nivel regional, el biogás y los
biocombustibles líquidos representan el 15 por ciento de la TPES en Norteamérica, el 10
por ciento en la Unión Europea, y el 5 por ciento en América Latina y Caribe. En otras
regiones representan un porcentaje insignificante de la bioenergía.
La bioenergía supuso únicamente alrededor del 10 por ciento de la TPES global en
2005, con un descenso desde el 15 por ciento alcanzado en 1970. La bioenergía todavía
supone una contribución destacable a la TPES en África (casi el 65 por ciento), si bien
esta contribución ha descendido ligeramente entre 1970 y 2005 (Gráfico 1.2). La contri-
bución de la bioenergía a la TPES cayó mucho más bruscamente en Asia: en 2005 la bio-
energía contribuyó únicamente al 15 por ciento de la TPES en Asia Oriental y Pacífico, y
algo más del 30 por ciento en Asia Meridional. En América Latina y Caribe la bioenergía
supuso algo más del 15 por ciento en 2005. En todas las otras regiones (incluyendo las
tres regiones desarrolladas), la bioenergía supone menos del 5 por ciento de la TPES.

Gráfico 1.2. Contribución de la Bioenergía a la TPES, por regiones, 1970-2005

90

80
contribución a la TPES (porcentaje)

70

60

50

40

30

20

10

0
1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005
África Asia Meridional
Asia Oriental y Pacífico América Latina y Caribe

Mundo Oriente Medio y Norte de África


Europa y Asia Central Australia, Japón y Nueva Zelanda
América del Norte Unión Europea (27) + Islandia,
Noruega y Suiza

Fuente: Elaboración propia, basada en Broadhead, Bahdon y Whiteman, 2001; AIE, 2006b; y FAO, 2008.

PANORAMA GENERAL 15
PERSPECTIVAS DEL CONSUMO DE BIOENERGÍA

La perspectiva que se presenta está basada en el escenario de referencia del World Ener-
gy Outlook 2006 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE, 2006b), actualizado
para reflejar las proyecciones de la FAO sobre dendrocombustibles y las iniciativas polí-
ticas recientes (tales como mandatos más exigentes de mezcla de biocombustibles líqui-
dos) que no habían sido tenidos en cuenta en ese estudio. La base para las proyecciones
para cada tipo de bioenergía fue la siguiente:

ƒ Uso de la biomasa tradicional (silvicultura y agricultura): datos de 2005 derivados de


las bases de datos de la AIE y de la FAO y después proyectados utilizando las tasas de
crecimiento de Broadhead, Bahdon y Whiteman (2001) y de la AIE (2006b).

ƒ Uso interno de la energía de la biomasa: datos de 2005 tomados de la base de datos de la


AIE y proyectados utilizando las proyecciones de la AIE para combustibles renovables
y residuos (AIE 2006b).

ƒ Biomasa para calor y electricidad: datos de 2005 tomados de la base de datos de la AIE
y proyectados utilizando las tasas de crecimiento proyectadas por la AIE para combus-
tibles renovables y residuos (AIE 2006b), y después ajustados para reflejar los objetivos
de energías renovables (ver tabla 1.1), la contribución estimada de la biomasa a la
energía renovable en el futuro, y las proyecciones para los otros tres componentes de
la biomasa sólida primaria.

ƒ Biogás: datos de 2005 tomados de la base de datos de la AIE y proyectados utilizando


las tasas de crecimiento proyectadas por la AIE para combustibles renovables y resi-
duos (AIE 2006b).

ƒ Etanol: proyecciones basadas en las proyecciones de consumo de gasolina de la AIE


(AIE 2006b) y en la adopción gradual de los mandatos y objetivos de mezcla actuales
y previstos mostrados en la tabla 1.2.

ƒ Biodiésel: proyecciones basadas en las proyecciones de consumo de diésel (AIE 2006b)


y la adopción gradual de los mandatos y objetivos de mezcla actuales y previstos mos-
trados en la tabla 1.3.

La producción total de bioenergía está previsto que se incremente desde los 1.171
Mtep en 2005 hasta los 1.633 Mtep en 2030 (Gráfico 1.3). El uso tradicional de la
biomasa (madera y residuos agrícolas) se estima que disminuirá ligeramente, si bien
los usos modernos de la biomasa sólida primaria (combustión conjunta 5, instalacio-
nes de calor y electricidad, o pellets) se espera que aumenten de forma significativa,
principalmente como consecuencia de los incrementos esperados en los países de-
sarrollados, en especial en países miembros de la Unión Europea. En consecuencia,
la contribución de la biomasa sólida primaria a la producción bioenergética total es

16 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
probable que siga siendo alta, a pesar de los significativos incrementos esperados del
consumo de biocombustibles líquidos.
La energía de la biomasa tradicional es la que principalmente utiliza la población
pobre para obtener calor y cocinar. La biomasa de la madera también se utiliza para la
generación de calor y electricidad a mayor escala, si bien existen también aplicaciones
para su uso a pequeña escala. El cambio desde productores tradicionales hacia mayores

Gráfico 1.3. Producción estimada de bioenergía, por tipos, 2005-2030

1,800

1,600
oferta de energía primaria (Mtep)

1,400

1,200

1,000

800

600

400

200

0
2005 2010 2015 2020 2025 2030
biomasa sólida primaria (tradicional) biogás
biomasa sólida primaria etanol
(calor, electricidad y uso propio)
biodiésel

Fuente: elaboración propia, basada en Broadhead, Bahdon y Whiteman, 2001; AIE, 2006b; y FAO, 2008.

productores es probable que requiera mayores superficies de tierra para poder produ-
cir la cantidad necesaria de materia prima.
Se prevén incrementos considerables de la producción de etanol en Norte América,
así como incrementos enormes en el uso de la biomasa para producir calor y electrici-
dad en Europa (gráfico 1.4). En Asia Oriental y Pacífico, Asia Meridional, y América
Latina y Caribe es probable que se vayan abandonando las formas tradicionales de
bioenergía en favor de formas más avanzadas, como la producción de energía a partir
de sistemas modernos de biomasa sólida y biocombustibles líquidos.
En el nivel global, la contribución estimada de la bioenergía a la TPES se espera que
permanezca alrededor del 10 por ciento (Gráfico 1.5). Se espera que la contribución de

PANORAMA GENERAL 17
Gráfico 1.4. Contribución de los biocombustibles sólidos, gaseosos y líquidos a
la bioenergía, por regiones, 2005 y 2030

2005
América del Norte 2030
Unión Europea (27) + Islandia,
Noruega y Suiza

Australia, Japón y Nueva Zelanda

Asia Oriental y Pacífico

Europa y Asia Central

América Latina y Caribe

Oriente Medio y Norte de África

Asia Meridional

África
0 50 100 150 200 250 300 350 400
oferta de energía primaria (Mtep)

biomasa sólida primaria (tradicional) biogás


biomasa sólida primaria etanol
(calor, electricidad y uso propio)
biodiésel

Fuente: elaboración propia, basada en Broadhead, Bahdon y Whiteman, 2001; AIE, 2006b; y FAO, 2008.

la bioenergía aumente en países desarrollados (de forma significativa en la Unión Euro-


pea) y que disminuya en todas las regiones en desarrollo.
El incremento de los biocombustibles en las regiones desarrolladas refleja en gran
medida los objetivos energéticos en materia de renovables de la Unión Europea. En
las regiones en desarrollo, los objetivos para los biocombustibles líquidos hacen que se
produzca cierto crecimiento de la producción de bioenergía, pero la ausencia de políti-
cas y objetivos en materia de bioenergía probablemente determinará que la producción
bioenergética total no se expanda tan rápido como la TPES.
La menor importancia de la producción de bioenergía en países en desarrollo puede
atribuirse probablemente a la disponibilidad de carbón y gas en los grandes consumido-
res de energía como China, India y la Federación Rusa, y a la (carencia de) competitivi-
dad de costes de la producción de bioenergía en comparación con tales alternativas. La
región en la que disminuye menos la contribución de la bioenergía a la TPES es América
Latina y Caribe, donde la biomasa es relativamente abundante y los combustibles fósiles
relativamente escasos. No todos los países de América Latina y Caribe poseen políticas y

18 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Gráfico 1.5. Contribución estimada de la bioenergía a la TPES, por regiones,
2005-30
70

60
contribución a la TPES (porcentaje)

50

40

30

20

10

0
2005 2010 2015 2020 2025 2030
África Asia Meridional
Asia Oriental y Pacífico América Latina y Caribe

Mundo Oriente Medio y Norte de África


Europa y Asia Central Australia, Japón y Nueva Zelanda
América del Norte Unión Europea (27) + Islandia,
Noruega y Suiza

Fuente: elaboración propia, basada en Broadhead, Bahdon y Whiteman, 2001; AIE, 2006b; y FAO, 2008.

objetivos significativos para la producción de energía renovable (aunque muchos sí tie-


nen objetivos para biocombustibles líquidos). El aumento de la producción de bioener-
gía en esa región está por tanto posiblemente guiado por una combinación de políticas,
incentivos, y la competitividad de la bioenergía frente a los combustibles fósiles. Estas
proyecciones muestran algunos cambios estructurales significativos en la producción de
bioenergía, incluyendo un aumento del consumo de bioenergía (de todos los tipos) en
las regiones desarrolladas y en América Latina y Caribe; una reducción del consumo en
Asia Meridional, Asia Oriental y Pacífico, si bien con un giro hacia formas más moder-
nas de bioenergía; y una mayor producción de bioenergía tradicional en África.
El desarrollo de la bioenergía supone un intercambio entre mejor seguridad ener-
gética y desarrollo rural por un lado, y volatilidad de los precios de los alimentos e im-
pactos en los recursos naturales por otro. En países en desarrollo estos cambios podrían
suponer oportunidades de generación de renta y empleo, y tienen el potencial de au-
mentar el acceso de la población pobre a mejores tipos de bioenergía. Por el contrario, el
consumo de bioenergía probablemente supondrá mayor competencia por la tierra, algo

PANORAMA GENERAL 19
que afectará de forma negativa a la población pobre por sus efectos sobre la agricultura
y la silvicultura, por los cambios en el acceso a los recursos, y por los efectos sobre la
calidad general del medioambiente.
Muchos países que están promoviendo la bioenergía están dando preferencia a la
producción nacional. No obstante, es probable que muchos de los impactos potenciales
tengan efecto sobre otros países, a través de los mercados globales de productos ali-
menticios y forestales. Adicionalmente, el potencial para el comercio internacional de
biocombustibles y biomasa tendrá un impacto significativo en el desarrollo económico
rural y en la selección de las mejores opciones para cumplir los objetivos políticos esta-
blecidos. Este informe no trata en gran detalle el comercio internacional de los biocom-
bustibles, pero sí examina la ventaja comparativa de diferentes regiones con respecto a
la producción bioenergética.

FACTORES QUE AFECTAN AL DESARROLLO DE LA BIOENERGÍA

Varias son las fuerzas impulsoras que están estimulando la producción y el consumo de
bioenergía. Cada una de ellas se describe someramente a continuación.

Factores económicos
La inmensa mayoría de la bioenergía mundial se produce hoy en día a partir de los usos
tradicionales de la biomasa sólida primaria en los países en desarrollo. El consumo de
biomasa está impulsado por varios factores: la falta de ingresos para adquirir combusti-
bles más atractivos, el exceso de mano de obra, el cumplimento poco riguroso de la reco-
lección de leña, y las preferencias de los usuarios, todo lo cual hace que el uso tradicional
de la biomasa sólida primaria sea un fuente de energía atractiva.
Durante décadas, alguna producción industrial de bioenergía a partir de biomasa
sólida primaria ha sido económicamente viable. Es el caso de la producción de calor y
electricidad a partir de los residuos de la industria de la pasta papelera (licor negro), que
es viable económicamente debido al elevado valor de los productos químicos del pulpeo
recuperados durante el proceso, y a la elevada demanda de calor y electricidad en las
industrias procesadoras de la pulpa y el papel (recuadro 1.1). La producción de calor a
partir de la combustión de residuos de los aserraderos, de la industria del contrachapado
y del refino del azúcar lleva siendo también económicamente viable desde hace tiempo
en muchos lugares, debido a la demanda de calor de estas instalaciones. Es probable que
el uso de la biomasa sólida primaria para la producción de energía se vea afectado por
variables económicas y demográficas subyacentes, como por ejemplo el nivel de renta y
el grado de urbanización de los países, algo que influye de forma importante en los usos
tradicionales; el tamaño de las industrias agroalimentarias y de la silvicultura; y los pre-
cios de la energía.
La viabilidad económica del biogás, de los biocombustibles líquidos y de la generación
eléctrica a partir de la biomasa depende de los costes de producción, de los precios locales
de la energía y, lo más importante, de las políticas regulatorias y fiscales de la bioenergía.
El avance de la tecnología permitirá alcanzar economías de escala de la oferta tecnológica.

20 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Recuadro 1.1. Licor negro: una fuente de bioenergía importante y
económicamente viable

El licor negro es un subproducto del kraft (o sulfato) de la industria del pulpeo utilizado
para fabricar papel. En este proceso, la madera se descompone en fibras de celulosa
(a partir de las que se fabrica el papel), hemicelulosa y fragmentos de lignina. El licor
negro es una solución acuosa de residuos de lignina, hemicelulosa y los productos quí-
micos inorgánicos empleados en el proceso.
Las primeras fábricas de pasta de papel kraft vertían el licor negro a los desagües.
La invención de la caldera de recuperación por G.H. Tomlinson a principios de los
años 30 permitió a las fábricas de kraft recuperar y quemar gran parte del licor negro,
generando vapor y recuperando los productos químicos (hidróxido de sodio y sulfuro
de sodio) empleados para la necesaria separación de la lignina y las fibras de celulosa
para fabricar papel. Hoy en día, la mayor parte de las fábricas de pasta de papel kraft re-
cuperan casi todo el licor negro (generalmente alrededor del 97-98 por ciento, e incluso
hasta el 99,5 por ciento), si bien algunas fábricas muy pequeñas siguen vertiéndolo.
Por cada t de pasta de papel kraft producida, se producen alrededor de 1,35-1,45 t
de licor negro (contenido de sólido seco). Este material posee un contenido energético
de 14-16 gigajulios (GJ)/t, o alrededor de 0,33-0,38 t de equivalente de petróleo por t
de licor seco.
En la mayoría de los países el licor negro se utiliza para producir calor y electricidad
en calderas de recuperación, proporcionando a la fábrica de celulosa la energía que ne-
cesita; el licor negro puede también suministrar electricidad a la red eléctrica nacional.
La industria de la celulosa en Norteamérica, por ejemplo, obtiene casi la mitad de sus
necesidades de energía a partir de la combustión del licor negro y de otros materiales.
Muchos países están considerando ahora la introducción de la tecnología de gasifica-
ción, bien para mejorar la eficiencia de la energía producida a partir del licor negro, bien
para producir otros tipos de bioenergía, como el biogás o los biocombustibles líquidos.
En la década de los 90, Raval Paper Mills, una fábrica en la India con una capacidad
operativa de 25 t/día, utilizó el licor negro en un proyecto piloto patrocinado por la
Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (UNIDO). Utilizando
el licor negro, la fábrica redujo sus necesidades de vapor (ahorrando unos 35 dólares
diarios) y la necesidad de eliminación de residuos (ahorrando unos 20 dólares diarios),
consiguiendo un ahorro total de cerca de 20.000 dólares anuales.

Fuente: UNIDO n.d.

Si los precios de los combustibles fósiles siguen aumentando, es posible que en el futuro
algunos de estos tipos de bioenergía lleguen a ser económicamente viables sin tener que
ser subvencionados.

PANORAMA GENERAL 21
Seguridad energética
La rápida industrialización de algunos de los grandes países en desarrollo ha supuesto
un aumento muy importante de la demanda energética global. Adicionalmente, en julio
de 2008 los precios del petróleo alcanzaron niveles récord, antes de descender como
consecuencia de la crisis financiera internacional. La elevada demanda y los altos
precios llevaron a muchos países a reconsiderar sus fuentes de energía futuras, au-
mentando también su preocupación sobre la seguridad energética. La mayoría de los
escenarios indican que, a menos que se produzca un giro global hacia los combustibles
alternativos, los elevados precios de la energía probablemente seguirán preocupando
en el futuro.
El impacto de las variaciones de precios se ha sentido principalmente en el sector
de los combustibles líquidos. Si bien son casi 100 los países productores de petróleo, 20
de ellos suponen alrededor del 85 por ciento de la producción mundial. Esos mismos
20 países representan casi el 90 por ciento de las exportaciones mundiales de petróleo
(OPEC, 2009). Aparte de la preocupación sobre esta concentración de la oferta mun-
dial de petróleo en un número tan reducido de países, preocupa también la estabilidad
política de muchos de los principales exportadores de petróleo y los riesgos de futuras
interrupciones de suministro.
Estas preocupaciones constituyen uno de los principales factores que están detrás
del repentino y rápido aumento del interés por los biocombustibles líquidos.
La preocupación sobre la seguridad de abastecimiento de otros tipos de energía es
menor, pero algunos países han visto la bioenergía como una oportunidad para reducir
su dependencia del combustible importado.

Desarrollo rural y oportunidades económicas


Algunos países están impulsando la bioenergía como una forma de estimular el desa-
rrollo rural. Por ejemplo, uno de los beneficios del desarrollo de los biocombustibles re-
cogido en la Estrategia de la UE para los Biocarburantes (CEC 2006a) es la oportunidad
de diversificar renta y empleo en áreas rurales de la Unión Europea. Es más, el elevado
abanico de incentivos a la producción de bioenergía en la Unión Europea y otros países
desarrollados constituye la última modalidad de apoyo en la larga historia de apoyo a la
agricultura y al desarrollo rural de muchos de estos países.
Si bien son solamente unos pocos los países en desarrollo que están incentivando ac-
tualmente sistemas bioenergéticos modernos y la producción de biocombustibles líqui-
dos, muchos de ellos poseen un largo historial de intervenciones en apoyo de mejoras
en la eficiencia y en la tecnología en el campo de la bioenergía tradicional. El desarrollo
de mejores tecnologías para la producción de carbón vegetal, de estufas de biomasa más
eficientes, de plantaciones de madera para combustible, y las mejoras en la gestión de
los recursos naturales han sido promovidos sobre la base de objetivos diferentes, con
variados grados de éxito.
La biomasa tradicional proporciona seguridad energética y oportunidades de renta
(a través de la recolección y venta) para la población pobre y para los pequeños pro-
ductores de países en desarrollo. Este aspecto importante de los dendrocombustibles
generalmente no lo tienen otras fuentes de energía (con la excepción de los países pro-

22 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
ductores netos de carbón o petróleo). La generación de ingresos por fuentes de energía
producida en el nivel nacional contribuye de forma positiva a la fiscalidad de los países
y regiones pobres. Dada la importancia de la producción de dendrocombustibles en
muchos países en desarrollo, existe margen para incorporarlos mejor en sus estrategias
nacionales de energía, especialmente en aquellas regiones que continúan confiando de
forma importante en la biomasa sólida como energía. La mayoría de los biocombus-
tibles líquidos se están produciendo a escala comercial, si bien como en el caso de los
combustibles sólidos existen también oportunidades para los pequeños productores.
Los responsables políticos han estado centrándose en tecnologías de biomasa avan-
zadas, especialmente allá donde ven la ocasión de adoptar tecnologías que están todavía
en desarrollo en ese momento. Estas nuevas oportunidades es posible que permitan
incorporar a los pequeños productores en los esquemas de producción bioenergética,
complementando así sus ingresos.

Beneficios medioambientales
El siglo pasado las temperaturas globales aumentaron 0,7 °C (IPCC, 2007). Se cree que
el calentamiento continuo de la atmósfera tendrá consecuencias graves, como inun-
daciones y sequías, tormentas fuertes, e impactos en los ecosistemas, en los recursos
hídricos, en la agricultura y en la salud de la población.
En la mayoría de los países, el uso de combustibles fósiles es la principal fuente de
emisiones de gases de efecto invernadero. La bioenergía producida a partir de los resi-
duos de biomasa o las fuentes de biomasa gestionadas de forma sostenible pueden ser un
sustituto de los combustibles fósiles, liberando así menos gases de efecto invernadero.
En muchos países, el tratamiento de residuos es la opción principal para la produc-
ción de biogás. El crecimiento de la urbanización y de la industrialización probable-
mente continuará incrementando la necesidad de construir plantas de tratamiento de
residuos, que pueden ser utilizadas también para producir bioenergía.
Entre los factores que han impulsado el desarrollo de la bioenergía, los países en de-
sarrollo mencionan los beneficios para la protección del suelo, la reducción de la degra-
dación del suelo, y mayores beneficios en la gestión de recursos naturales por la gestión
y el desarrollo sostenible de los recursos de biomasa. Muchas iniciativas nacionales e
internacionales (como las de la Convención de Naciones Unidas contra la Desertifica-
ción) citan como prioridad el desarrollo de la bioenergía (si bien tienen pocos recursos
para apoyarla). Dada la extrema pobreza energética de muchos países en desarrollo,
parece que el apoyo a los desarrollos bioenergéticos seguirá siendo importante a la hora
de conseguir objetivos de reducción de la pobreza.

PREOCUPACIONES CON RESPECTO AL USO DE LA BIOENERGÍA

Se han expresado preocupaciones importantes con respecto a la sostenibilidad de la


producción bioenergética. Las preocupaciones principales incluyen interrogantes sobre
lo siguiente:

PANORAMA GENERAL 23
ƒ La eficiencia de las diferentes opciones de bioenergía para luchar contra el cambio
climático.
ƒ El impacto del desarrollo de la bioenergía sobre la agricultura, la seguridad alimenta-
ria y la gestión sostenible de los bosques.
ƒ El impacto social del desarrollo de la bioenergía, en particular con respecto a los cam-
bios en el uso de las tierras, la tenencia de tierras y los derechos sobre estas.

Es difícil de valorar el peso que tiene el apoyo público en el desarrollo de la bioenergía,


debido a la falta de estadísticas comparables y a la presencia de muchas organizaciones
no gubernamentales (ONG) y asociaciones industriales interesadas en estos desarrollos.
Sin embargo, algunas estadísticas aparecidas estos últimos años (principalmente en Eu-
ropa) muestran cómo ha evolucionado la opinión pública (Recuadro 1.2).

Recuadro 1.2. Apoyo público al desarrollo de la bioenergía

Las preocupaciones sobre la contaminación provocada por el consumo de energía


comenzaron a oírse en Europa desde mediados de los años 80. Según se recoge
en la encuesta Eurobarómetro de 1997, la reducción del riesgo de contaminación
derivado del uso de la energía figuraba como la principal preocupación de los
ciudadanos europeos en el año 1993 (para el 51 por ciento de los encuestados)
y en el año 1996 (para el 46 por ciento de los encuestados), por delante de los
precios de la energía o la estabilidad del suministro. Sin embargo, una submuestra
a la que se le preguntó en 1996 también por la reducción de los gases de efecto
invernadero, respondió que ésta era una preocupación menor (solamente el 18
por ciento lo consideró importante). En las encuestas de esos años no estaban
incluidas preguntas sobre las energías renovables (las encuestas se centraban más
en las opciones políticas de reducción del consumo de energía y de aumento de
la eficiencia energética), si bien los resultados del Eurobarómetro de 1997 revelan
que desde mediados de los 80 los ciudadanos europeos han considerado que la
energía renovable entraña el menor riesgo de contaminación.
La encuesta del Eurobarómetro del año 2000 muestra un nivel igualmente alto
de preocupación sobre el medioambiente (el 71 por ciento de los encuestados la
situó como la primera o segunda prioridad en el sector energético). Se desprende
que los ciudadanos europeos continúan creyendo que la energía renovable es la
mejor para el medioambiente (la energía hidroeléctrica y otras renovables fueron
elegidas como las mejores opciones, excluyendo casi todas las demás). La encues-
ta también revela que la opinión pública cree que la energía renovable se abaratará
en el futuro y apoya decididamente la investigación y el desarrollo en este campo.
Una encuesta de opinión más detallada del año 2006 sobre asuntos energéticos
(Eurobarómetro 2007) indica que los precios de la energía eran el asunto de ma-
yor interés en ese momento (33 por ciento de los encuestados), seguido de la
energía renovable (14 por ciento). Las preocupaciones medioambientales eran re-
lativamente de poco interés, ocupando el puesto 6 de 16 (solamente el 7 por ciento

24 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Recuadro 1.2. (Continuación)

citó tales preocupaciones como del mayor interés). Los precios de la energía y el
suministro fueron las principales prioridades políticas en esa época, dando menor
prioridad a la protección del medioambiente y a la lucha contra el cambio climáti-
co. Estos datos se recogieron en un momento de rápido incremento de los precios
del petróleo, y muestran gran preocupación por los precios de la energía cuando
dichos precios están aumentando.
Sin embargo, la misma encuesta también muestra que se continúa apoyando el
desarrollo de la energía renovable. De las nueve fuentes de energía alternativas
que se les ofrecieron, los ciudadanos de la Unión Europea se mostraron más a
favor de las cinco opciones renovables, seguidas por los tres combustibles fósiles
(gas, carbón, petróleo) y finalmente la energía nuclear. De las cinco opciones de
energías renovables, la bioenergía obtuvo el quinto lugar, con el 55 por cien a favor
(solo ligeramente por encima del gas natural). También se espera que las renova-
bles se conviertan en una fuente de energía mucho más importante en el futuro
(no tanto en el caso de los biocombustibles).
Una encuesta del año 2008 sobre las actitudes hacia el cambio climático (Euroba-
rómetro 2008) informa que los europeos consideran el cambio climático y la po-
breza como los dos problemas globales más importantes, considerando el cambio
climático ligeramente más importante. Esta encuesta muestra que existe un gran
apoyo al uso de combustibles alternativos para reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero, así como un apoyo grande a la reducción de emisiones en
Europa en un 20 por ciento y al aumento del uso de energía renovable al 20 por
ciento.
Varias encuestas recientes en Norte América también muestran el apoyo de la
opinión pública al desarrollo y uso de los biocombustibles. La Encuesta Harris
de 2006 (Pavillion Technologies 2007) muestra que el 70 por ciento de los con-
ductores de Estados Unidos creen que los biocombustibles son mejores para el
medioambiente que los combustibles fósiles. Del 5 por ciento de la muestra que
eran consumidores de biocombustibles, el 53 por ciento señaló que su razón para
consumir biocombustibles era reducir la dependencia del petróleo; el 40 por cien
citó preocupaciones sobre el medioambiente. Esta encuesta también destaca los
precios del combustible y la facilidad de uso como factores importantes que afec-
tan al uso de los biocombustibles.
Algunas otras encuestas de opinión pública (revisadas en Public Agenda 2008)
muestran un amplio apoyo público al desarrollo de combustibles alternativos en
Norteamérica; también muestran un nivel alto de preocupación sobre los precios
de los combustibles. Una encuesta financiada por la Asociación de Combustibles
Renovables de Canadá (Canadian Renewable Fuels Association, 2008) informa
del gran apoyo público a los mandatos de mezcla de biocombustibles en Canadá,
así como del alto nivel de preocupación por el medioambiente.

PANORAMA GENERAL 25
Recuadro 1.2. (Continuación)

La encuesta Climate Decision Makers (GlobeScan, 2008), apoyada por el Banco


Mundial y otras instituciones, se realizó con base en las opiniones de expertos y
responsables políticos de todo el mundo acerca de cómo pensaban que deberían
afrontarse los asuntos relativos al cambio climático. Se obtuvieron dos resulta-
dos interesantes y relevantes. El primero, que los encuestados constataron que
el desarrollo sostenible y la protección de la biodiversidad son las dos cuestiones
más importantes que considerar, en paralelo con las medidas para luchar contra
el cambio climático. El segundo, que varias son las tecnologías renovables que
tienen un alto potencial para reducir los niveles de CO2 atmosféricos durante
los próximos 25 años. De entre las tecnologías renovables, las situadas en los pri-
meros lugares fueron la solar, la eólica y la maremotriz; los biocombustibles de
segunda generación y el uso de la biomasa sólida ocuparon lugares inferiores en
la clasificación (pero con más encuestados que creían que tenían alto potencial
que los que creían lo contrario). Los biocombustibles de primera generación ocu-
paron el último lugar, con una mayoría de encuestados que opinaban que tenían
un potencial muy bajo.
Los resultados de las encuestas de opinión revelan el amplio apoyo de la opinión
pública al desarrollo de la energía renovable, pero también sugieren que este apo-
yo puede ser frágil. Indican que la bioenergía se considera como una de las op-
ciones renovables menos atractivas (si bien se prefiere a los combustibles fósiles).
Sin embargo este resultado puede no ser muy fiable, pues el público no conocía
bien los desarrollos de la bioenergía en el momento en que se realizaron estas
encuestas.
Los resultados tanto de Europa como de Norteamérica confirman que los precios
de la energía son la consideración más importante para los consumidores, sugi-
riendo que será necesario continuar con el subsidio público a la energía renovable
(incluida la bioenergía) hasta que los factores económicos cambien a su favor. Las
preocupaciones sobre el medioambiente en Europa, Canadá, y en menor medida
en Estados Unidos son generalmente altas y parecen apoyar el uso continuado de
las subvenciones. Dado este vínculo, será muy importante demostrar que la ener-
gía renovable puede ser producida de forma sostenible. Esto sería particularmente
importante en el caso de la bioenergía, dado el menor apoyo de la opinión pública
y las dudas sobre su capacidad como opción de energía renovable.
Todavía no se dispone de información sobre los niveles de comprensión pública
y las opiniones sobre los vínculos entre desarrollo de la bioenergía, seguridad ali-
mentaria y cuestiones sociales más amplias, objeto de intensos debates durante
2008. Es importante prestar atención a la estimación de esta preocupación como
parte de cualquier apoyo futuro al desarrollo de la bioenergía.

Fuente: Eurobarómetro, 1997, 2002, 2007, 2008; Pavillion Technologies, 2007; GlobeScan,
2008; Canadian Renewable Fuels Association, 2008; y Public Agenda, 2008.

26 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
La mayoría de las preocupaciones (que se examinan en mayor detalle a lo largo de
este informe) se centran en la producción de biocombustibles líquidos, un campo en
el que estas preocupaciones podrían en un futuro restringir las oportunidades para el
desarrollo de la bioenergía. Para responder a estas inquietudes se han creado iniciati-
vas para hacer frente a algunas de estas cuestiones y retos. Estas incluyen iniciativas
multilaterales para desarrollar normas comunes (principios y criterios) e iniciativas
gubernamentales y multilaterales para proporcionar apoyo político general y análisis.
Algunas de las iniciativas más destacadas para desarrollar normas de producción
son las siguientes:

ƒ Mesa redonda sobre Biocombustibles Sostenibles. Iniciativa internacional que concen-


tra a agricultores, empresas, ONG, expertos, gobiernos y agencias intergubernamen-
tales preocupados por asegurar la sostenibilidad de la producción y procesamiento
de los biocombustibles. Está desarrollando principios y criterios para la producción
sostenible de biocombustibles centrados en cuatro ámbitos principales: análisis del
ciclo de vida de los gases de efecto invernadero, impactos medioambientales, impac-
tos sociales e implementación (http://cgse.epfl.ch/page65660.html).

ƒ Mesa redonda sobre Aceite de Palma Sostenible. Asociación creada por organizaciones
que desarrollan su actividad en torno a la cadena de suministro de aceite de palma
con el fin de promover su crecimiento y uso sostenible mediante la cooperación con
la cadena de suministradores y el diálogo abierto con las diferentes partes interesa-
das. En octubre de 2007, la Mesa redonda sobre Aceite de Palma Sostenible publicó
sus principios y criterios para la producción sostenible de aceite de palma (http://
www.rspo.org), que cubren tanto la gestión de plantaciones existentes como el desa-
rrollo de otras nuevas.

ƒ Mesa redonda sobre Soja Sostenible. Asociación de múltiples partes interesadas cen-
trada en la producción de soja en Sudamérica, con participación de la industria y
de organizaciones de la sociedad civil de diferentes partes del mundo. El objetivo
de la organización es establecer un proceso multiparticipativo que promueva una
producción, proceso y comercio de la soja que sea económicamente viable, social-
mente equitativo y medioambientalmente sostenible. La Mesa redonda sobre la Soja
Sostenible está desarrollando principios y criterios responsables para la producción
de soja, su procesamiento y su comercio (http://www.responsiblesoy.org).

ƒ Iniciativa para una Mejor Caña de Azúcar (Better Sugarcane Initiative). Colaboración
de múltiples partes interesadas en promover mejoras cuantificables en los principa-
les impactos medioambientales y sociales de la producción de caña de azúcar y su
procesamiento primario. Involucra a las diferentes partes en un diálogo para definir,
desarrollar y fomentar la adopción y puesta en marcha de medidas y bases de refe-
rencia para la producción y procesamiento primario de la caña de azúcar a escala
global, basadas en el rendimiento, y que sean prácticas y verificables (http://www.
bettersugarcane.org). Estas directrices intentarán minimizar los efectos del cultivo y

PANORAMA GENERAL 27
procesamiento de la caña de azúcar sobre el medioambiente; mantener el valor y la
calidad de los recursos empleados en la producción, tales como el suelo, la salud y el
agua; y asegurar que la producción sea rentable y tenga lugar en un ambiente social-
mente equitativo.

ƒ Green Gold Label. Sistema de certificación para la producción sostenible de energía


a partir de biomasa que incluye la producción, procesamiento, transporte y uso final
de la biomasa para la producción de energía. Desarrollada por Essent (uno de los
mayores productores y suministradores holandeses de energía sostenible), el siste-
ma es propiedad de la fundación independiente Green Gold Label Foundation. Para
obtener la certificación, los productores de energía de biomasa deben cumplir unas
normas definidas en cada una de las partes de la cadena de producción.

Algunas de las otras muchas normas de certificación existentes utilizadas en la agri-


cultura y en la silvicultura puede que desempeñen también un papel importante en el
desarrollo de la bioenergía en el futuro.
Se mencionan a continuación algunas de las iniciativas internacionales más desta-
cadas para proporcionar asesoramiento y apoyo político al desarrollo de la bioenergía
sostenible:

ƒ IEA Task 40 on Sustainable International Bioenergy Trade (http://www.fairbiotrade.


org).
ƒ Asociación Mundial de la Bioenergía (Global Bioenergy Partnership) (http://www.
globalbioenergy.org).
ƒ Plataforma Internacional de Bioenergía (International Bioenergy Platform) (http://
www.fao.org).
ƒ Alianza para la Energía Renovable y la Eficiencia Energética (Renewable Energy y
Energy Efficiency Partnership) (http://www.reeep.org).
ƒ Red de Políticas de Energía Renovable para el siglo XXI (Renewable Energy Policy
Network for de 21st Century) (http://www.ren21.net>).
ƒ Iniciativa de Biocombustibles de la UNCTAD (UNCTAD Biofuels Initiative) (http://
www.unctad.org).
ƒ UN Energy (http://esa.un.org/un-energy).

En el nivel nacional, varios países europeos han desarrollado o están considerando


desarrollar normas nacionales de sostenibilidad que podrían ser aplicadas a todos los
productores de bioenergía6. Puesto que es probable que estas normas se vinculen a
incentivos a la bioenergía o para cumplir los requisitos obligatorios, tales desarrollos
tendrán un impacto significativo sobre el desarrollo de la bioenergía.
Las iniciativas para apoyar y promover la producción sostenible de bioenergía cons-
tituyen una de las muchas acciones posibles, apoyadas en distinto grado por las di-
ferentes partes interesadas, y con distintos niveles de influencia sobre el resultado
final. Es algo muy parecido a lo experimentado con respecto a la certificación de otros
bienes con características sociales y medioambientales, como por ejemplo la madera

28 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
de bosques gestionados de forma sostenible. Todavía está por ver el impacto que estas
iniciativas supondrán en términos de coste y eficacia. Aunque el panorama no está
claro, parece probable que algún tipo de certificación de sostenibilidad será requeri-
do en algunos de los principales mercados potenciales de exportación de bioenergía,
tales como Europa.

POLÍTICAS, OBJETIVOS E INSTRUMENTOS

La mayoría de las fuerzas que afectan a la producción de bioenergía están relacionadas


con los beneficios sociales y medioambientales de la bioenergía, que han sido traduci-
dos en acciones en el sector energético en diferentes políticas, objetivos e instrumentos,
puestos en marcha por gobiernos nacionales o subnacionales.

Producción de energía renovable


En su sentido más amplio, muchos gobiernos poseen políticas y objetivos en materia
de producción de energía renovable (en términos de TPES, de consumo final de ener-
gía, o algunas veces de producción de calor y energía a partir de fuentes renovables7).
Casi todos los países desarrollados tienen objetivos de producción de energía renova-
ble, incluso si estos objetivos no están fijados en el nivel nacional (como es el caso de
Norteamérica) (Tabla 1.1). Veintitrés países en desarrollo también tienen objetivos de
energía renovable que en el futuro podrían incluir algunos desarrollos de la bioenergía
(otros pocos países tienen objetivos que se centran en energía renovable a partir de
fuentes naturales).
El impacto de los objetivos que figuran en la Tabla 1.1 sobre la producción futura de
bioenergía dependerá de la viabilidad de la bioenergía para ayudar a los países a cum-
plir sus objetivos, comparado con la viabilidad y disponibilidad de otras fuentes de
energía renovable. En países desarrollados, otras energías renovables (por ejemplo la
eólica e hidráulica) han sido muy utilizadas. Muchos países están ahora inclinándose
hacia la bioenergía como la única fuente de producción de energía renovable que puede
ser expandida a escala significativa.
La producción de energía renovable es todavía bastante reducida (con la excepción de
la energía hidroeléctrica) en la mayoría de los países en desarrollo, de modo que la bio-
energía debe ser competitiva con respecto a las otras renovables, incluyendo la eólica
(una de las formas de energía renovable menos costosa) y la solar (que es competitiva
para agua caliente y electricidad en aplicaciones no conectadas a la red). La producción
de bioenergía puede ser una fuente competitiva de energía renovable en países que
posean recursos de biomasa importantes. Por ejemplo, el objetivo de renovables de
China incluye la instalación de 30 GW de producción de calor y electricidad a partir de
la biomasa para 2020. Esto podría traducirse en el consumo de alrededor de 18.1 Mtep
de recursos de biomasa (equivalente a alrededor de 60 millones de tonelada métrica de
biomasa).
Muchos países también han establecido políticas y objetivos para consumo o produc-
ción futura de biocombustibles líquidos8. A menudo, estos mandatos de mezcla se apli-

PANORAMA GENERAL 29
can solamente a los combustibles de transporte (en Australia, la Unión Europea y Nue-
va Zelanda se formulan como porcentaje de todos los combustibles de transporte más
que como mandatos de mezcla). Si no se dice lo contrario, en este informe se asume que
los objetivos aplican tanto al etanol como al biodiésel.

Consumo de etanol
La mayoría de los países desarrollados han establecido objetivos para el consumo de
etanol (Tabla 1.2). Todos los países desarrollados excepto Japón aplican políticas que
favorecen claramente la producción doméstica del bioetanol. Muchos de estos países
son sin embargo importadores de etanol, y parece probable que en el futuro continúen
importándolo de países en desarrollo. Las exportaciones brasileñas de etanol crecieron
un 46 por ciento en 2009, y este país planea triplicar sus exportaciones en los próximos
cinco años. En África las empresas están invirtiendo para suministrar etanol al mer-
cado europeo.
En las regiones en desarrollo, 18 países tienen (o están proponiendo) proyectos, polí-
ticas u objetivos para la producción o consumo de etanol. Esto tendrá mayor impacto
en Brasil, China e India.
La caña de azúcar y las melazas constituyen en la actualidad la principal materia prima
para la producción de etanol en la mayoría de los países (la principal excepción es Chi-
na, que está considerando un abanico amplio de materias primas). En algunos países
las autoridades están reconsiderando los mandatos debido a problemas de suministro,
a preocupaciones medioambientales, o al aumento del valor de los usos no energéticos
de las materias primas. Puede que por ello cambien los mandatos presentados para
etanol y biodiésel.
Si bien en África no existe un consumo notable de etanol como combustible, varios paí-
ses han estado mezclando etanol con gasolina. Más que utilizar mandatos de mezcla,
varios de estos países han adoptado incentivos desde el lado de la oferta para fomentar
la mezcla, que han resultado en cambios de año en año en el uso de etanol. Estos pro-
yectos han tenido resultados desiguales, y algunos han sido interrumpidos o suspendi-
dos (Batidzirai, 2007).
La expansión prevista de la producción de etanol en China, combinada con la actua-
lización propuesta de los mandatos de mezcla y el crecimiento esperado de su uso
como combustible, sugieren que la producción doméstica probablemente no cubrirá
más que la mitad de las necesidades futuras; el resto de la demanda posiblemente se
tendrá que cubrir con importaciones (Liu, 2005). Algunos otros países, como Filipinas
y la República Bolivariana de Venezuela, también dependerán en gran medida de las
importaciones hasta que desarrollen capacidad de producción doméstica.
La mayoría de los países en desarrollo esperan producir su propio etanol; algunos –
como Brasil, Indonesia, Malasia y Perú– tienen planes para llegar a ser exportadores
importantes. Si continúa la tendencia actual y los países importadores están dispuestos
a pagar precios elevados por el bioetanol (a menudo mayores que los precios de los
combustibles fósiles), los principales flujos comerciales de etanol probablemente se di-
rigirán desde América Latina hacia Asia, Norteamérica y Europa, y desde África y Asia
Oriental y Pacífico hacia la Unión Europea.

30 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Tabla 1.1. Objetivos de producción de energía renovable, por regiones, 2008
Objetivo de renovables Cuota de renovables
Comentarios
Región/país Cantidad Año en 2005
África
Mali 15,0% 2020 n.a. Objetivo y contribución actual a la TPES
Nigeria 7,0% 2025 33,6% Objetivo y contribución actual sólo para electricidad
Senegal 15,05% 2025 40,0% Objetivo y contribución actual a la TPES
Sudáfrica 10TWh 2010 n.a. Objetivo para producción adicional de electricidad a
partir de renovables
Uganda 61.0% 2017 n.a. Objetivo y contribución actual a la TPES
Australia, Japón y Nueva Zelanda
Australia 9,5TWh 2010 18.8TWh Objetivo y contribución actual sólo para electricidad
Japón 1,6% 2014 0,4% Objetivo y contribución actual para electricidad
excluida hidroeléctrica
Nueva Zelanda 90,0% 2025 65,0% Objetivo y contribución actual sólo para electricidad
Asia Oriental y Pacífico
China 15,0% 2020 2,1% Objetivo y contribución actual a la TPES excluida
biomasa tradicional (el objetivo incluye un plan para
30 GW de calor y electricidad a partir de la biomasa
en 2020)
Indonesia 15,0% 2025 32,1% Objetivo y contribución actual a la TPES
Malasia 5,0% 2005 6,5% Objetivo y contribución actual sólo para electricidad
Filipinas 4,7GW 2013 <1 MW Objetivo y contribución actual sólo para electricidad
República de Corea 5,0% 2011 0,5% Objetivo y contribución actual a la TPES
Tailandia 8,0% 2011 0,5% Objetivo y contribución actual a la TPES excluida
biomasa tradicional

(continúa)

PANORAMA GENERAL
31
32
DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Tabla 1.1. (Continuación)
Objetivo de renovables Cuota de renovables
Comentarios
Región/país Cantidad Año en 2005
Europa y Asia Central
Armenia 35,0% 2020 6,0% Objetivo y contribución actual a la TPES
Croacia 400MW 2010 <1 MW Objetivo y contribución actual para electricidad
excluida la hidroeléctrica grande
Unión Europea (27), Noruega y Suiza
Unión Europea 20,0% 2020 1,4-28,4% Objetivo para consumo final, contribución actual a la
TPES
Noruega 7TWh 2010 0,8TWh Objetivo y contribución actual para biomasa y eólica
Suiza 3,5TWh 2010 0,05TWh Objetivo y contribución actual para electricidad y
calefacción
América Latina y Caribe
Argentina 8,0% 2016 1,2% Objetivo y contribución actual para electricidad
excluida la hidroeléctrica
Brasil 3,3GW 2006 n.a. Objetivo para producción adicional de electricidad a
partir de eólica, biomasa y pequeñas hidroeléctricas
México 4GW 2014 n.a. Objetivo y contribución actual para capacidad eléctri-
ca nueva
Oriente Medio y Norte de África
Egipto 14,0% 2020 4,2% Objetivo y contribución actual a la TPES
Irán 500MW 2010 <1MW Objetivo y contribución actual sólo para electricidad
Israel 5,0% 2016 0,1% Objetivo y contribución actual sólo para electricidad
Jordania 10,0% 2020 1,0% Objetivo y contribución actual a la TPES
Marruecos 10,0% 2010 1,0% Objetivo y capacidad actual a la TPES excluida bioma-
sa tradicional, provendrá principalmente de la eólica
y solar
América del Norte
Canadá No hay objetivo n.a. n.a. Existen objetivos y políticas de renovables en 9 pro-
nacional vincias
Estados Unidos No hay objetivo n.a. n.a. Existen objetivos y políticas de renovables en 44
nacional estados (donde suponen el 5-30% de la producción
eléctrica)
Asia Meriodinal
India n.a. n.a. n.a. Varios objetivos, la mayoría centrados en eólica
Pakistán 10,0% 2015 32,8% Objetivo y contribución actual solo para electricidad

Fuente: REN21, 2008.


Nota: n.a = no aplica

PANORAMA GENERAL
33
34
Tabla 1.2. Objetivos de consumo de etanol combustible, por regiones, 2008
Objetivo de Materias primas
Comentarios
Región/país consumo Remolacha Caña Cereal Celulosa Otros
África
Etiopía E5 desde 2008 M El programa de mezcla se introducirá de for-
ma gradual, comenzando por Addis Abeba

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Kenia Propuesto 10% A Mezcla implementada 1983-93
Malawi 15-22% en 2008 A En marcha desde 1982
Nigeria Propuesto P Iniciativa lanzada para etanol de mandioca
en colaboración con Brasil
Sudáfrica Propuesto E10 P, M A Se apoyará en un programa para producir
155 millones l/año
Sudán 250 millones Propuesto a partir de 2007, para incluir una
litros propuestos producción de 250 millones de litros
Zimbaue 13-18% en 2017 A P Mezcla implementada 1980-92; previsto
comenzar de nuevo utilizando principal-
mente jatrofa
Australia, Japón y Nueva Zelanda
Australia Varios objetivos M A Las mezclas de etanol ya son obligatorias en
existentes y pro- Queensland y Nueva Gales del Sur. El obje-
puestos tivo nacional es de 350 millones de litros de
biocombustibles líquidos en 2010 (alrededor
del 1% del consumo)
Japón 500.000 kilolitros M A P C El gobierno japonés tiene previsto remplazar
en 2010 combustibles fósiles con 500.000 kilolitros
de etanol en el sector del transporte en 2010.
Japón empezó a probar E3 y ETBE (etil-
tercio-butil-éter) en 2007
Nueva Zelanda 2,5% en 2012 P Se espera un objetivo del 3,4% de todos los
combustibles líquidos y del 3% de mezcla de
etanol con gasolina. Las importaciones son
probables.
Asia Oriental y Pacífico
China E15 en 2020 A A A P E10 es actualmente obligatorio en 10 pro-
vincias; está previsto E15 en todo el país. Se
espera que las importaciones cubran el 50%
del consumo
Filipinas E10 en 2011 A A E5 desde 2009; se necesitarán importaciones
hasta que se establezca la capacidad.
Tailandia E10 en 2011 A, M A Se prevé la mezcla de etanol en diferentes
grados de gasolina (para sustituir al MTBE)
en 2007-11, pero se ha retrasado la puesta en
marcha de esta política
Unión Europea (27), Islandia, Noruega y Suiza
10% de todos A, M A P A Algunos estados miembros tienen objetivos
los combustibles menores. Parece probable que continúen las
de transporte en importaciones
2020
América Latina y Caribe
Argentina E5 en 2010 A, M P Las exportaciones son probables
Brasil Mercado de A Brasil es el mayor exportador mundial y es
E25+E85 (vehícu- probable que lo siga siendo
los flexi-fuel)
Colombia E10 en 2008 A A, M P
República Dominicana E15 en 2015 P
Perú E7, 8 en 2010 Perú espera llegar a ser un importante
exportador de etanol
Uruguay E5 en 2014 P A P P
(continúa)

PANORAMA GENERAL
35
36
Tabla 1.2. (Continuación)
Objetivo de Materias primas
Comentarios
Región/país consumo Remolacha Caña Cereal Celulosa Otros
R. B. Venezuela Previsto E7 P Ya se usa algo de etanol (importado de
Brasil). Se propone incrementar su uso al
7% y emplear caña de azúcar producida
localmente

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
América del Norte
Canadá E5-E7, 5 en A P A Cuatro provincias ya tienen mandatos de
2007-12 en cuatro mezcla de etanol, y otras los están conside-
provincias rando. Objetivo federal de E5 apoyado por
incentivos fiscales en 2010
Estados Unidos 35 billones de A P P El objetivo actual es de 35 billones de galo-
galones en 2022 nes en 2022: 15 billones de galones del maíz
(recortado a partir de 2015), 16 billones de
galones de la celulosa y 4 billones de galones
de otros biocombustibles avanzados. Parece
probable que continúen las importaciones
Asia Meriodinal

India E10 finalmente A, M A Mandato de E5 en varios estados, E10 pos-


puesto, E20 en 2020

Fuente: Berg, 2004; REN21, 2008; y USDA, 2008b.


Notas: A = actual, P = previsto, esperado, M = subproducto de melazas. El uso de remolacha azucarera y caña de azúcar incluye el uso
de melazas (residuos ricos en azúcar obtenidos a partir de la producción de azúcar). En algunos países (como India y Tailandia) para la
producción de etanol se emplean más las melazas que el azúcar de caña en bruto. Los mandatos de mezcla se indican con una «E» (por
ejemplo E10); otros objetivos se indican en porcentaje. Algunos de estos objetivos son objetivos de política general (objetivos flexibles) y
están sujetos a cierta incertidumbre.
Biodiésel
Son varios los países que poseen políticas u objetivos de producción de biodiésel, y casi
todos los países desarrollados poseen objetivos de consumo de biodiésel (Tabla 1.3).
Las materias primas principales cultivadas localmente para producir biodiésel son la
soja (Estados Unidos), la colza (Unión Europea) y el aceite de palma (Indonesia y Ma-
lasia). Europa es posiblemente el principal importador de biodiésel, si bien algunas de
estas importaciones pueden realizarse como importaciones de aceites o semillas más
que como biodiésel.
Veintidós países en desarrollo poseen políticas u objetivos de consumo de biodiésel,
y ocho poseen objetivos o políticas que apoyan la producción. Como ocurre con el
bioetanol, los mayores consumidores futuros de biodiésel posiblemente sean Brasil,
Argentina, China e India, y también Indonesia y Malasia tienen potencial para ser
importantes productores y consumidores. Malasia ya exporta a Europa la mayor parte
de su biodiésel de aceite de palma (principalmente a Alemania); y junto con Indonesia
está haciendo presión ante Estados Unidos para que levante la prohibición al biodiésel
de aceite de palma para incrementar así su potencial exportador. Si los precios de las
materias primas aumentan de forma significativa, existe el riesgo de que puedan sus-
penderse algunos de los ambiciosos mandatos de consumo de biodiésel en países con
déficit alimentario como China e India. Es más, la falta de competitividad del biodiésel
frente al diésel convencional puede ir en contra de su producción.
Las principales materias primas actuales y futuras para la producción de biodiésel re-
flejan la situación agrícola y climática de las diferentes regiones. La soja es la materia
prima principal en América Latina; la colza en Europa, Asia Central y China; el aceite
de palma en el Sudeste asiático y, en menor medida, en América Latina; y la jatrofa
en zonas áridas (África, Asia Meridional y zonas de algunos otros países). Se espera
que China y la República de Corea importen cantidades importantes de biodiésel; la
mayoría de los otros países con objetivos de consumo esperan producir sus propias
necesidades. Argentina, Malasia e Indonesia son los principales exportadores netos
de biodiésel, si bien Brasil y varios países de Europa y Asia Central también esperan o
prevén exportar biodiésel en el futuro (principalmente a la Unión Europea).
En África no existen políticas u objetivos específicos de producción; sin embargo está
previsto que en varios países se realicen inversiones para la producción de biodiésel a
partir de la Jatrofa, con la vista puesta en su exportación a Europa y Asia.

Coste de las medidas de apoyo


Las medidas e incentivos empleados para apoyar la producción y el consumo de la
bioenergía son muchos y variados. El apoyo a los biocombustibles líquidos se puede
proporcionar en diferentes puntos a lo largo de las cuatro fases de producción, que
incluyen la producción de la materia prima, la producción del biocombustible, la dis-
tribución y el uso final (Tabla 1.4). El rango de medidas utilizadas en países europeos
incluye subvenciones y reducciones impositivas; gasto directo del gobierno (por ejem-
plo la inversión en investigación y desarrollo y las políticas ecológicas de contratación
pública); e instrumentos normativos como los mandatos de mezcla y las restricciones
comerciales. El peso de estas medidas es soportado por los gobiernos, los productores

PANORAMA GENERAL 37
38
Tabla 1.3. Objetivos de producción y consumo de biodiésel, por regiones, 2008
Políticas y objetivos Materias primas
Región/país Comentarios
Consumo Producción Soja Colza Residuos Palma Jatrofa
África
Kenia Finalmente Inversión extranjera directa en plantaciones de
P
B20 jatrofa en Kenia y Mozambique, con planes de

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Mozambique P exportación a Asia
Nigeria Finalmente
P P
B20
Sudáfrica Propuesto
A
B2-B5
Australia y Nueva Zelanda
Australia 1% en 2020 El objetivo nacional es de 350 millones de litros
A A de biocombustibles líquidos en 2010 (alrededor
del 1% del consumo)
Nueva Zelanda 4,5% en 2012 El objetivo de Nueva Zelanda es del 3,4% de todos
P A los combustibles líquidos. Se espera un uso del
biodiésel del 4,5%
Asia Oriental y Pacífico
China B10 en 2020 2 millones t en 2010 Se espera que las importaciones cubran el 50% del
A A P
consumo
Indonesia 5% en 2025 6 millones t en 2008 A P Está prevista la producción para exportación
Malasia 5% en 2008 6 millones t en 2008 A P Está prevista la producción para exportación
República de B3 en 2012 Principalmente importaciones
Corea
Tailandia B5 en 2011 A A
Filipinas B2 en 2011 Nivel bajo de producción a partir del aceite de
A
coco
Europa y Asia Central
Bielorrusia Fomentada A Todos estos países de la región excepto Croacia
tienen planes de exportar biodiésel a la Unión
Europea
Croacia B5,75 en 2010
Kazajistán Prevista P
Macedonia, Fomentada
A
FYR
Ucrania 600Kt en 2010 A
Serbia Fomentada A
Unión Europea (27) + Islandia, Noruega y Suiza
10% en 2020 + man- A A A A Parece probable que continúen las importaciones,
datos específicos de incluidas las de soja y aceite de palma
biodiésel en algunos
países
América Latina y Caribe
Argentina B5 en 2020 A Argentina exporta biodiésel
Bolivia B20 en 2015 A
Brasil B5 en 2012 A A P P Brasil tiene planes de exportar biodiésel
Chile Se espera que
B5
Colombia B5 en 2008 A P
Rep. Domini- B2 en 2015
cana
Ecuador A Ecuador exporta biodiésel
Guatemala A Pequeño proyecto de la USDA para consumo local
Paraguay B5 en 2009 A A A
Perú B5 en 2011 El mandato de B2 se introdujo en 2009 (amplián-
A A P
dose a B5 en 2011)
(continúa)

PANORAMA GENERAL
39
40
Tabla 1.3. (Continuación)
Políticas y objetivos Materias primas
Región/país Comentarios
Consumo Producción Soja Colza Residuos Palma Jatrofa
Uruguay B5 en 2012 A A
América del Norte
Canadá B2 en 2012 A A

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Estados Unidos 1 billón de A A
galones en
2012
Asia Meridional
Bangladesh Bangladesh está planeando producir para
P
exportar
India B10 A A P
Nepal Se espera que
P
B10
Pakistán Fomentado

Fuente: APEC, 2008; REN21, 2008; y USDA, 2008b


Notas: A = actual, P = planeada/esperada. Los mandatos de mezcla se indican con una «B»; otros objetivos se indican en porcentaje. Algu-
nos de estos objetivos son objetivos de política general (objetivos flexibles) y están sujetos a cierta incertidumbre.
Tabla 1.4. Ejemplos de incentivos empleados para promover los
biocombustibles líquidos en Europa
Fase Medida/incentivo Coste Financiador
Materia prima Apoyo a la agricultura Hasta 0,50 €/GJ Gobierno
(0,03 $/l)
Producción Investigación, desarrollo y pro- Bajo Gobierno
yectos piloto
Hasta 0,50 €/GJ Gobierno
Préstamos/subvenciones a las (0,03 $/l)
instalaciones de producción
Hasta 10 €/GJ (0,60 $/l) Gobierno
Incentivos para los productores
Bajo Gobierno
Sistema autorizado de cuotas
Distribución Normas sobre combustibles Bajo Gobierno, industria

Incentivos a los distribuidores Hasta 17 €/GJ (1 $/l) Gobierno

Mandatos para los distribuidores Hasta 10 €/GJ Consumidores,


de combustibles (0,60 $/l) distribuidores

Préstamos y subvenciones a las Bajo Gobierno


estaciones de servicio
Mercado Financiación de proyectos piloto Bajo Gobierno, industria

Políticas de adquisiciones Bajo Consumidores

Uso de otros incentivos Bajo Gobierno

Fuente: PREMIA 2006

de biocombustibles, los fabricantes de coches y los consumidores, dependiendo del


tipo de instrumento utilizado. La mayoría de los países desarrollados posee numerosos
incentivos similares para la producción de biocombustibles (OCDE, 2008).
Existe poca información disponible sobre el coste total de las medidas de apoyo a la bio-
energía, pero es posible que la cantidad sea significativa. La Agencia Europea del Medio-
ambiente (European Environment Agency) estimó que el coste total de las subvenciones
gubernamentales a las energías renovables en la Unión Europea en el año 2001 fue de
5,3 billones, de un apoyo total a la energía de 29,2 billones (alrededor de 35 €/tep de la
producción de energía renovable) (EEA, 2004). El informe no especifica cuánto apoyo
se dirigió a la bioenergía, pero asumiendo que haya sido proporcional a la cuota de la
bioenergía en las renovables, la cifra estaría alrededor de 7,50 €/t de la biomasa utilizada
para energía.
En Estados Unidos, el presupuesto federal para eficiencia energética y energía renovable
ascendió a 1.200 millones de dólares en 2006, de ellos fueron asignados 91 millones a la
bioenergía (equivalente a alrededor de 1,50 dólares/tep de producción de bioenergía o
alrededor de 0,40 dólares/t de biomasa). Esta cifra no incluye el coste de los incentivos
fiscales ni el apoyo en el nivel estatal, ambos probablemente significativos9.

PANORAMA GENERAL 41
Otro indicador del volumen de apoyo a la bioenergía es el nivel de gasto gubernamental
en investigación y desarrollo de la bioenergía, que ascendió a 4,4 billones de dólares en-
tre 1974 y 2003 (equivalente a alrededor de 1,20 dólares/tep de producción de bioener-
gía, o alrededor de 0,30 dólares/t de biomasa) (AIE, 2006a). Esto es solo una mínima
fracción de todo el apoyo otorgado a la bioenergía.
Un análisis de la Iniciativa de Subvenciones Mundiales (Global Subsidies Initiative)
muestra que el coste de sustituir los combustibles fósiles por etanol y biodiésel en paí-
ses de la OCDE va desde 0,38 dólares/l hasta 4,98 dólares/l (Tabla 1.5) (Doornbosch y
Steenblik, 2007). Tomando estas cifras como referencia, el nivel de producción en 2005
sugeriría unas subvenciones totales a la producción de biocombustibles líquidos de al-
rededor de 11.500 millones de dólares. La mayoría de las subvenciones tienen como
objetivo la producción doméstica de combustibles, pero algunas de ellas se han dirigido
a la importación (por ejemplo del aceite de palma indonesio).

Tabla 1.5. Subvenciones al etanol y al biodiésel en determinados


países, 2007 (dólares/litro neto de combustible fósil sustituido)
Ethanol Biodiesel
País/Región Bajo Alto Bajo Alto
Estados Unidos 1,03 1,40 0,66 0,90
Unión Europea 1,64 4,98 0,77 1,53
Australia 0,69 1,77 0,38 0,76
Suiza 0,66 1,33 0,71 1,54

Fuente: Doornbosch y Steenblik, 2007.

42 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
NOTAS

1. La TPES es en realidad una medida de consumo más que de producción. El consumo


final de energía equivale a la TPES menos las pérdidas de transformación (la pérdida
de contenido energético cuando una energía es transformada en otra) y pérdidas de
distribución.
2. Esta definición deriva de la web del año 2008 de la AIE (<http://www.iea.org/Textbase/
stats/defs/sources/renew.htm>) y comentarios al cuestionario anual de la AIE sobre
energía renovable.
3. Los residuos urbanos renovables son otra forma de bioenergía, pero esta subdivisión en
residuos renovables y no renovables no es siempre posible, de modo que no se incluye
en este análisis.
4. En volumen, alrededor del 47 por ciento del bioETBE es biocombustible. El porcentaje
de bioMTBE que se ha calculado como biocombustible es el 36 por cien (AIE 2006b).
5. La combustión conjunta es el uso de residuos forestales y bagazo.
6. Por ejemplo el programa holandés Netherlands´ Climate Neutral Gaseous y Liquid
Energy Carriers (GAVE), y el británico United Kingdom´s Renewable Transport Fuel
Obligation (RTFO). Para una revisión completa de las normas de certificación bioener-
gética, ver Van Dam y otros (2006).
7. Los objetivos de producción de energía renovable son ligeramente diferentes según se
midan en términos de TPES o de consumo de energía final. Un objetivo medido en
términos de consumo de energía final (como en la Unión Europea) sería equivalente
generalmente a un objetivo ligeramente inferior medido en términos de TPES, debido
a que la energía renovable producida a partir de fuentes naturales (por ejemplo hi-
dráulica, eólica y solar) no tiene pérdidas de conversión. Sin embargo, si la mayoría de
la energía renovable producida viene de combustibles renovables o residuos (incluida
la bioenergía), los dos podrían ser iguales o el porcentaje de TPES podría ser incluso
mayor, porque estas formas de energía renovable sí que tienen pérdidas de conversión.
8. En muchos casos, estos objetivos se expresan en términos de mandatos de mezclas de
combustibles (E10, por ejemplo, es una mezcla del 10 por ciento de etanol por volumen
de las ventas de gasolina). La gran excepción es Estados Unidos, cuyos objetivos se expre-
san en galones.
9. La Base de datos de Incentivos Estatales y Federales a la Energía Renovable (Database of
State and Federal Incentives for Renewable Energy) (DSIRE, 2008) enumera 13 incenti-
vos federales a la producción de energía renovable y 562 medidas estatales.

PANORAMA GENERAL 43
CAPÍTULO DOS

Biomasa sólida

Mensajes principales
ƒ En el nivel mundial se espera que los usos de la biomasa tradicional se reduzcan,
en parte debido al cambio hacia otras fuentes de combustible en Asia Oriental y
Pacífico. Al mismo tiempo, se espera que los usos modernos de la biomasa sólida
primaria aumenten de forma significativa, en parte debido al crecimiento en Asia
Oriental y Pacífico. En conjunto, el uso global de la biomasa para energía se espera
que permanezca prácticamente constante.
ƒ Se espera que los desarrollos de la bioenergía tengan impactos en general positivos
sobre la generación de renta y empleo.
ƒ El incremento de la demanda de biomasa podría llevar a la conversión de los bos-
ques, deforestación y degradación forestal, especialmente allí donde los residuos de
biomasa no son una opción disponible y existe poca tierra degradada disponible
para cultivo (como sucede donde la densidad de población es elevada).
ƒ Se necesitan incentivos para fomentar el uso generalizado de la biomasa moderna
porque, salvo en circunstancias muy concretas, hoy en día no es económicamente
atractiva para que los productores de energía la remplacen por el carbón.

L
a biomasa sólida incluye materia orgánica no fósil de origen biológico que pueda ser
utilizada como combustible para producir calor o generar electricidad. A diferencia de
la mayoría de las otras opciones de combustibles renovables, que suponen gastos para
los gobiernos (a través de subvenciones), la biomasa sólida puede generar ingresos (a través
de tasas y licencias). También proporciona empleo (para el cultivo o recolección de leña y su
conversión en combustible). Los combustibles de biomasa pueden tener un efecto directo so-

BIOMASA SÓLIDA 45
bre los bosques naturales, como resultado de su conversión en plantaciones, de la recolección
de recursos existentes y de la recogida de residuos.

Este informe destaca tres usos de la biomasa para la producción de energía:

ƒ Los usos tradicionales, que incluyen leña/carbón vegetal, estiércol y residuos de cultivos.
Estos usos representan la inmensa mayoría de la producción de bioenergía en los países
en desarrollo. Están directamente relacionados con la pobreza y la gestión de los recursos
naturales. Existe una gran cantidad de bibliografía y de experiencia sobre este sector.
ƒ Los usos modernos e industriales, que incluyen la combustión conjunta (combustión de la
biomasa mezclándola con carbón en centrales eléctricas ya existentes), las plantas de cale-
facción y electricidad instaladas en plantas de producción en la silvicultura y agricultura, e
instalaciones independientes de biomasa para calefacción y electricidad. Este informe pres-
ta especial atención al potencial de desarrollo de instalaciones modernas a pequeña escala
en áreas rurales y en determinadas áreas de países en desarrollo.
ƒ Los pellets de biomasa, que son una forma concentrada de biocombustible sólido, que pue-
de ser rentable para transportar a larga distancia. Los sistemas energéticos basados en pellets
de biomasa tienen claras ventajas en operaciones a pequeña escala (por ejemplo en sistemas
de calefacción domésticos y comerciales).

La energía de biomasa tradicional para cocina y calefacción procede de los bosques y


árboles, estiércol y residuos agrícolas. En regiones desarrolladas, los usos tradicionales de la
biomasa para producir energía representan solamente de entre un cuarto a un tercio de toda
la TPES a partir de la biomasa sólida primaria1. De las regiones en desarrollo es de donde
procede la mayor parte de la TPES mundial de biomasa sólida primaria, y la mayoría corres-
ponde a usos tradicionales.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que más de 2.500 millones de perso-
nas –más de la mitad de la población de los países en desarrollo– depende de la biomasa como
fuente primaria de combustible. De este total, casi 1.400 millones viven en China, India e
Indonesia. África es la región con mayor proporción de población que depende de la biomasa
(76 por ciento). La mayor dependencia de la biomasa se concentra en áreas rurales, si bien no
se limita exclusivamente a ellas. En África, más de la mitad de los hogares urbanos depende de
la leña, del carbón vegetal o de los residuos madereros para satisfacer sus necesidades básicas
para la preparación de alimentos. Más de un tercio de los hogares urbanos de algunos países
asiáticos también dependen de estos combustibles (AIE, 2006b).
En muchos países, la recolección de leña es la única opción energética que se pueden
permitir. Es una fuente de ingresos para la población pobre, y de energía para las poblaciones
rurales y pobres. A menudo, los únicos costes (no sociales) de utilizar leña son los costes de
oportunidad asociados con la recogida (que pueden ser altos).
Las estadísticas de la TPES derivada de biomasa sólida primaria proceden de la AIE y de
la FAO. La AIE dispone de las siguientes estadísticas:

ƒ Uso tradicional de la madera para energía.


ƒ Uso tradicional de los residuos agrícolas para energía.

46 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
ƒ Generación de calor y electricidad a partir de la biomasa.
ƒ Uso interno de la energía de la biomasa en las industrias transformadoras de la agricultura
y de la silvicultura.

Sus estadísticas muestran la proporción del uso de la biomasa en la generación total de


calor y electricidad, y ofrecen una indicación del uso interno de la energía de biomasa en las
industrias transformadoras agrícolas y forestales. Las estadísticas de la FAO sobre dendrocom-
bustibles cubren solamente la leña recogida de árboles y bosques; estas estadísticas representan
una aproximación de los usos tradicionales de la leña para la obtención de energía en la ma-
yoría de los países2. Por ello, es posible obtener los cuatro componentes de la TPES a partir de
estas dos bases de datos.
La TPES de biomasa sólida primaria procede de los usos tradicionales (de la leña y de los
residuos agrícolas) y de los usos modernos (calefacción, electricidad y uso interno) (gráfico
2.1). En las regiones desarrolladas, la energía tradicional de la madera se obtiene principalmen-
te del desbroce de los bosques, de los residuos de las cosechas y de la tala de árboles; la biomasa
para calefacción, electricidad y uso interno se obtiene principalmente de residuos industriales
y de productos madereros recuperados. Las plantaciones de biomasa constituyen una fuente
de suministro de energía en algunos lugares (por ejemplo en el sur de Estados Unidos), pero
no es frecuente que existan áreas cultivadas específicamente para el abastecimiento de energía.
En regiones en desarrollo, la inmensa mayoría de la energía de biomasa tradicional
es suministrada por los bosques y los árboles que están fuera de los bosques, por el

Gráfico 2.1. TPES de biomasa sólida primaria, por regiones y tipos, 2005

América del Norte


Unión Europea (27) + Islandia,
Noruega y Suiza
Australia, Japón y Nueva Zelanda

Asia Oriental y Pacífico

Europa y Asia Central

América Latina y Caribe

Oriente Medio y Norte de África

Asia Meridional

África

0 50 100 150 200 250 300 350


suministro de energía primaria (Mtep)

Usos tradicionales (leña) producción de calor y electricidad


Usos tradicionales uso interno en transformación
(residuos agrícolas) de productos agroforestales

Fuente: elaboración propia, basada en datos de la AIE y de la FAO.

BIOMASA SÓLIDA 47
estiércol y por los residuos de las cosechas. Mucha de esta producción está destinada
a la propia subsistencia o al comercio informal; no existen estadísticas fiables sobre la
importancia de las diferentes fuentes de abastecimiento. La biomasa para calefacción,
electricidad y uso interno es posible que sea suministrada principalmente por los re-
siduos de la industria transformadora, si bien estos usos de la biomasa tienen menos
importancia en estos países en términos de su contribución a la TPES total de biomasa
sólida primaria.

TENDENCIA A LARGO PLAZO Y PERSPECTIVAS


PARA LA BIOMASA SÓLIDA PRIMARIA

La TPES de biomasa sólida primaria se incrementó alrededor de un 40 por ciento entre


los años 1970 y 2005, desde unos 800 Mtep hasta 1.150 Mtep (gráfico 2.2). Puesto que
no existen cantidades significativas de biomasa para energía que se comercialicen a
través de las fronteras internacionales, la TPES es una aproximación razonable tanto
para la producción como para el consumo de energía a partir de biomasa sólida en
cada región3.
La TPES de biomasa sólida primaria ha ido disminuyendo en Europa y Asia Central
y en Asia Oriental y Pacífico. Los usos tradicionales de la biomasa para energía han
decrecido en ambas regiones como resultado del aumento de la renta y de la urbaniza-
ción, y la producción de energía a partir de biomasa moderna todavía no ha crecido lo
suficiente como para compensar ese descenso. Todo lo contrario de lo ocurrido en las
tres regiones desarrolladas, en las que los usos tradicionales de la biomasa para energía
han disminuido durante los 35 últimos años, pero la producción de calor y electricidad
por parte de la industria transformadora para su venta y para uso interno ha crecido
más de lo que ha descendido el uso tradicional.
En África, la TPES de biomasa sólida primaria –la mayor parte de la cual proviene
de los usos tradicionales de la biomasa para energía– se ha más que duplicado des-
de 1970. Si bien el aumento de la renta y la urbanización han reducido el consumo
per cápita en la mayoría de los países africanos, estas reducciones han sido más que
compensadas por el crecimiento de la población y por el cambio gradual del uso de la
leña por el carbón vegetal (que utiliza más energía primaria como consecuencia de las
pérdidas de energía durante la fabricación del carbón vegetal). La TPES de biomasa
sólida primaria en Asia Meridional y América Latina y Caribe se ha incrementado. Este
incremento refleja tanto el aumento del uso de la biomasa tradicional para energía en
países densamente poblados como, en menor medida, el aumento de la producción de
calor, electricidad y uso interno de la energía en países con industrias transformadoras
agroforestales más desarrolladas.
Se espera que la producción total de bioenergía de la biomasa sólida primaria se
incremente en un 25 por ciento (gráfico 2.3) desde 1.150 Mtep en 2005 hasta alrededor
de 1.450 Mtep en 2030. Como ha sucedido en el pasado, el crecimiento esperado de la
producción de bioenergía a partir de biomasa sólida primaria en cada región dependerá
de la combinación de cambios en el uso tradicional (que en general se espera que dis-

48 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Gráfico 2.2. TPES de biomasa sólida primaria, por regiones, 1970-2005

1,200

1,000
suministro de energía primaria (Mtep)

800

600

400

200

0
1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005

África Asia Meridional


Oriente Medio y Norte de África América Latina y Caribe
Europa y Asia Central Asia Oriental y Pacífico
Australia, Japón y Nueva Zelanda Unión Europa (27) + Islandia,
América del Norte Noruega y Suiza

Fuente: elaboración propia, basada en datos de la AIE y de la FAO.

minuya, excepto en África y América Latina y Caribe, donde el crecimiento de la pobla-


ción se espera que lleve a aumentos de este uso) y el desarrollo de sistemas modernos de
producción de bioenergía.
Se estima que la producción de bioenergía aumente en la Unión Europea, que ha fijado
un objetivo del 20 por ciento del consumo energético a partir de energías renovables en
2020. Este crecimiento supone la mayor parte del aumento de la producción global de
bioenergía hasta 2020 y su reducción a partir de ese momento. Otras regiones en las que
se estima un crecimiento significativo son África, América Latina y Caribe y, en menor
medida, otros países desarrollados.
Se estima que la composición de la producción de bioenergía a partir de biomasa
sólida primaria cambie de aquí a 2030 (gráfico 2.4). El cambio refleja el crecimiento
esperado de los usos modernos de la biomasa sólida primaria para la producción de

BIOMASA SÓLIDA 49
Gráfico 2.3. TPES estimada de biomasa sólida primaria, por regiones, 2005-30

1,600

1,400
suministro de energía primaria (Mtep)

1,200

1,000

800

600

400

200

0
2005 (actual) 2010 2015 2020 2025 2030

África Asia Meridional


Oriente Medio y Norte de África América Latina y Caribe
Europa y Asia Central Asia Oriental y Pacífico
Australia, Japón y Nueva Zelanda Unión Europa (27) + Islandia,
América del Norte Noruega y Suiza

Fuente: elaboración propia, basada en Broadhead, Bahdon y Whiteman, 2001, y AIE, 2006b.

bioenergía en países desarrollados y en Asia Oriental y Pacífico (como consecuencia


principalmente del crecimiento esperado en China).

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE BIOMASA SÓLIDA

Existen diferentes tipos de biomasa sólida que se pueden utilizar en los distintos sis-
temas de producción de bioenergía. Con el fin de examinar los impactos y cuestiones
de cada sistema de producción de bioenergía, esta sección repasa las características
principales de las diferentes fuentes de biomasa. Las secciones siguientes examinan los
usos tradicionales y modernos de la biomasa sólida para energía.

Viabilidad económica
La viabilidad económica de la producción de biomasa es muy variable, dependiendo del
coste de los insumos básicos (tierra, trabajo y capital); de las fuentes de abastecimiento y

50 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Gráfico 2.4. TPES estimada de biomasa sólida primaria, por regiones y tipos,
2005 y 2030

2005
América del Norte
2030
Unión Europea (27) + Islandia,
Noruega y Suiza
Australia, Japón y Nueva Zelanda

Asia Oriental y Pacífico

Europa y Asia Central

América Latina y Caribe

Oriente Medio y Norte de África

Asia Meridional

África

0 50 100 150 200 250 300 350 400


suministro de energía primaria (Mtep)

Usos tradicionales (leña) producción de calor y electricidad


Usos tradicionales uso interno en transformación
(residuos agrícolas) de productos agroforestales

Fuente: elaboración propia, basada en datos de Broadhead, Bahdon y Whiteman, 2001, y AIE, 2006b.

de los rendimientos; de la oferta y la demanda globales; y de la normativa fiscal que afecta


a la producción. Dado que la biomasa debe competir con otras formas de energía primaria
en lo que respecta al uso final, el coste de entrega de la biomasa es la variable relevante que
determina la viabilidad económica de la producción de biomasa para uso energético. Este
puede dividirse en tres componentes principales:

ƒ El coste en origen del cultivo de la biomasa (o el coste de compra de los residuos de


biomasa).
ƒ El coste de recolección (y de transformación, si procede).
ƒ El coste de transporte de la biomasa hasta el usuario final.

Para los cultivos de biomasa gestionados (frente a la recolección informal), el coste de


cultivo depende de las materias primas utilizadas, de los rendimientos y de las subvencio-
nes existentes de apoyo a la producción. En muchos casos, el coste (o el coste de oportuni-
dad) de la tierra es probablemente el mayor. El factor principal que afecta a los precios es qui-
zás el valor de cualquier otro uso alternativo de la biomasa (por ejemplo el uso de deshechos
madereros y residuos en la industria de transformación forestal), que puede ser significativo
en países desarrollados. Al contrario, en los países en desarrollo el valor de los residuos de

BIOMASA SÓLIDA 51
biomasa puede ser muy inferior. Adicionalmente, la eliminación de los residuos de biomasa
supone un problema en algunos casos (cuando la eliminación en vertederos es costosa, por
ejemplo), y los productores pueden estar dispuestos a pagar por la retirada de este material.
Se han llevado a cabo numerosos estudios de investigación y desarrollo en países desa-
rrollados sobre técnicas de bajo coste para recolectar y procesar la biomasa; estos esfuerzos
continúan reduciendo el coste de recolección y transformación. Los sistemas de recolección
empleados en la producción de biomasa generalmente son mecanizados, y con frecuencia
se basan en modificaciones a las labores habituales de los recolectores agrícolas y foresta-
les. A menudo es necesario transformar la biomasa (incluso en el caso de algunos tipos de
residuos) para producir biomasa que pueda ser transportada más fácilmente, con el fin de
conseguir un producto homogéneo y de propiedades deseables (por ejemplo con bajo con-
tenido de humedad).
El coste de transporte puede suponer la mitad o más del coste total de la biomasa. La
distancia desde el lugar de producción hasta el consumidor final es por tanto una variable
económica crucial para la producción de biomasa. Dependiendo del nivel de demanda, suele
ser económicamente rentable transportar biomasa hasta una distancia de 50 kilómetros, si
bien distancias mayores también pueden ser viables (y con frecuencia son necesarias) si la
capacidad de producción del usuario final es muy alta.
El coste de entrega de la biomasa varía en función de los países, dependiendo de las
condiciones del mercado local y de la distancia media de transporte (tabla 2.1). A pesar de
estas diferencias, las fuentes de biomasa menos costosas son la madera recuperada (residuos
postconsumo) y los residuos del procesado forestal (residuos de aserraderos o de carpinte-
rías4), seguidos por los residuos agrícolas y forestales (residuos de las operaciones de tala).
Los cultivos específicamente destinados a la producción de biomasa (por ejemplo cultivos
energéticos como el switchgrass, el miscanto y los árboles forestales de cultivo corto) son
por lo general más costosos que estos residuos, como lo son también los rastrojos forestales
obtenidos a partir de sistemas tradicionales de explotación forestal5.
Estos datos sugieren que existen oportunidades para que el sector privado (y los organis-
mos que invierten en el desarrollo del sector privado) desarrolle instalaciones de procesado
que sirvan para más de un fin. Algunas explotaciones madereras y de biocombustibles son
ya energéticamente autosuficientes como resultado de la combustión conjunta (utilizando
residuos forestales y bagazo); la disponibilidad de residuos de la tala y de aserraderos (espe-
cialmente en países en desarrollo, donde los productos de desecho no son utilizados comple-
tamente) de explotaciones madereras tradicionales proporciona oportunidades adicionales
de generación de calor y electricidad.
Los costes de entrega de la biomasa en países desarrollados se sitúan entre los 20 dólares/t
y los 90 dólares/t (Gráfico 2.5). El empleo de la biomasa como alternativa al carbón no supo-
ne costes adicionales significativos más allá del menor contenido energético de la biomasa
comparado con el del carbón. El contenido energético de la biomasa con bajo contenido de
humedad es aproximadamente dos tercios del contenido energético del carbón (por t), de
modo que con unos costes típicos de entrega del carbón de 35-50 dólares/t, el precio que los
consumidores pueden pagar por la biomasa es de unos 21-30 dólares/t.
Al precio actual de entrega de la biomasa, a los productores de energía no les resulta
económicamente atractivo utilizar biomasa como sustituto del carbón, excepto en circuns-

52 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Gráfico 2.5. Costes de entrega del carbón y de varias formas de biomasa en
países desarrollados

Precio del carbón (dólares/t)


35 50

Madera recuperada

Residuos de procesado

Residuos agrícolas

Residuos forestales

Cultivos energéticos

Rastrojos forestales

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Precio de entrega (dólares/t)

Fuente: elaboración propia, basada en los datos de la Tabla 2.1.

tancias específicas (por ejemplo, si la fuente de biomasa es barata y cercana, si existen costes
de eliminación, si no se utiliza, o si puede ser integrada en un proceso de transformación ya
existente en la agricultura o la silvicultura). El programa de biomasa del Departamento de
Energía de EEUU pretende mejorar los sistemas de suministro y logística para reducir los
costes de entrega de la biomasa a 35 dólares/t (DOE, 2005).
El uso generalizado de la biomasa requiere de subvenciones a la producción de biomasa
o de bioenergía o, alternativamente, gravámenes o restricciones al uso del carbón que refle-
jen sus externalidades medioambientales negativas e incrementen su coste. Muchos países
desarrollados ya han puesto en práctica tales medidas (en diversos grados), lo que explica
que ya se esté utilizando una cantidad significativa de biomasa para la producción bioener-
gética.
La viabilidad económica del uso de la biomasa para sustituir a combustibles diferen-
tes del carbón es más prometedora, especialmente para aplicaciones a pequeña escala. En
aplicaciones de calefacción a pequeña escala, por ejemplo donde la biomasa (incluyendo
los pellets de madera) se usa para remplazar al gasóleo, los costes de entrega de la madera
son económicamente viables en muchos casos. En países en desarrollo a menudo resulta
económicamente factible utilizar plantas de producción bioenergética a pequeña escala como
alternativa a los generadores diésel empleados para suministrar electricidad a las zonas ru-
rales (Kartha, Leach y Rajan, 2005), especialmente si los costes de entrega de la madera son
menores que los indicados más arriba [como en Uganda, por ejemplo (ver Buchhollz y Volk,
2007)].

BIOMASA SÓLIDA 53
54
Tabla 2.1. Coste de entrega estimado de diversas formas de biomasa
Coste/t
Recolección
y
Tipo de biomasa Referencia Ubicación En origen procesado Transporte Total

Residuos agrícolas Zhang, Habibi y MacLean (2007) Ontario 9-23 13-16 17 41-53

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
PPRP (2006) Estados Unidos - - - 40
Scion (2007) Nueva Zelanda - 15-16 - -
Residuos agrícolas y Sokhansanj y Fenton (2006) Canadá 11 44-59 7-26 51-87
DOE (2005) Estados Unidos 10 26-40 14-15 50-55
EPA (2007) Estados Unidos 9-19 6-8 8-11 22-35
Corteza Bios Bioenergysysteme (2004) Austria - - - 19-30
Desbroce (quema controlada) Nichols y otros (2006) Alaska 7 13 15 35
Residuos forestales Wegner (2007) Estados Unidos - - - 44
PPRP (2006) Estados Unidos - - - 35
Scion (2007) Nueva Zelanda - - - 18-68
Residuos de molienda Wegner (2007) Estados Unidos - - - 34
PPRP (2006) Estados Unidos - - - 27
Residuos avícolas DOE (2003) Estados Unidos - - - 12
Madera recuperada Scion (2007) Nueva Zelanda - - - 38
DOE (2004) Estados Unidos - 10 - 30
PPRP (2006) Estados Unidos - - - 17
Residuos (quema controlada) Loeffler, Calltin y Silverstein Estados Unidos 18 - - 3-19
(2006)
Serrín Bios Bioenergysysteme (2004) Austria - - - 30-43
Switchgrass Kumar y Sokhansanj (2007) Canadá 30-36 - 37-48 67-84
PPRP (2006) Estados Unidos - - - 47
Kszos, McLaughlin y Walsh (2001) Estados Unidos 23-26 - - -
Árboles forestales de cultivo Scion (2007) Nueva Zelya - - - 53-68
corto
Luger (2002) Europa - - - 50-110
Buchholz y Volk (2007) Ugya - - - 22
Rastrojos forestales Wegner (2007) Oeste de EEUU - - - 90
Wegner (2007) Sur de EEUU 40 - - -
Leña (variada) Bios Bioenergysysteme (2004) Dinamarca - - - 45
Virutas de madera Bios Bioenergysysteme (2004) Austria - - - 58-73
Pellets de madera Bios Bioenergysysteme (2004) Austria - - - 95-153

Fuente: elaboración propia.


Nota: algunas cifras son precios reales pagados por los consumidores, otras son precios generales de mercado de la biomasa para energía, y
otras son estimaciones elaboradas a partir de modelos de costes.
- = no disponible.

BIOMASA SÓLIDA
55
Impacto económico
Es difícil medir el impacto económico de la producción de biomasa. Sin embargo, como la
producción de biomasa sólida generalmente no entra en competencia en grado significa-
tivo con la agricultura, la expansión de su producción es probable que tenga pocos efectos
negativos en términos de desvío o reducción de la producción agrícola y de aumento de
los precios de los alimentos. Por ello, el principal impacto económico medible de la pro-
ducción de biomasa es probable que sea la generación de renta y empleo que suponga. Los
combustibles modernos proporcionan oportunidades de empleo formal; los combustibles
tradicionales proporcionan empleo informal para los miembros más pobres de la comu-
nidad.
No existen datos de empleo de la producción de biomasa; conseguir esos datos es com-
plicado, dado que una gran parte de la biomasa que se utiliza para energía es producida
por el sector informal. Los datos totales de empleo formal del sector forestal ofrecen algu-
na indicación sobre las oportunidades de empleo potencial en el sector (Tabla 2.2).
En países desarrollados, alrededor de uno a cinco trabajadores a tiempo completo
(full-time equivalent, FTE) son empleados por Ktep de madera en rollo producida (en
sistemas de producción de biomasa energética modernos, el empleo por unidad de pro-
ducción probablemente se situaría cerca de la parte baja de este rango). En países en de-
sarrollo, el empleo FTE es bastante más alto, de alrededor de 20-40 trabajadores por Ktep
(probablemente esta cifra de empleo se multiplique por mucho en la recolección informal
de la biomasa).
El empleo por hectárea es mucho menor en la producción de biomasa que en la agri-
cultura. En términos de energía producida, sin embargo, la producción de biomasa con-
lleva mucho más empleo que otros tipos de combustible, incluso con la introducción de
sistemas de producción de biomasa modernos y altamente mecanizados. Bonskowski
(1999) informa de que una producción de carbón en EEUU de 1.100 millones de toneladas
cortas en 1997 (equivalente a alrededor de 700 millones de toneladas métricas de petróleo
equivalente) emplea a 81.500 trabajadores, equivalente solamente a 0,12 trabajadores por
Ktep, un orden de magnitud inferior al empleo probable generado en la producción de
biomasa. De forma similar, se esperan bajos niveles de empleo por unidad de producción
de combustible en casi todos los países y probablemente para la mayoría de los otros tipos
de combustible y energía. Por consiguiente, la producción de biomasa parecería funcionar
bien en relación con otras fuentes de energía en términos de desarrollo de oportunidades
de subsistencia6.

Impacto social
El coste monetario de la producción informal de biomasa tradicional es insignificante,
pero puede tener costes sociales importantes. La recogida de biomasa puede ser peligro-
sa, por ejemplo, y puede reducir el tiempo disponible para realizar otras actividades con
beneficios a largo plazo, como la educación de los niños. La recogida tradicional de la
biomasa también puede tener un impacto de género negativo, pues quien habitualmente
se encarga de recoger la biomasa son las mujeres y los niños.
El impacto de la producción de biomasa sobre el acceso a los recursos y sobre el poten-
cial para la participación de los pequeños agricultores depende de la escala de producción.

56 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Tabla 2.2. Empleo estimado en la producción de madera en rollo,
2000
Producción (millones m3) Empleo
Región Industrial Total Por Ktep Total
África 67 568 10,26 179.363
Australia, Japón y Nueva Zelanda 61 68 5,06 90.090
Asia Oriental y Pacífico 171 607 38,35 1.722.820
Europa y Asia Central 135 204 18,41 654.051
Unión Europea (27), Islandia, No-
ruega y Suiza 357 404 5,26 557.839
América Latina y Caribe 164 433 11,44 493.825
Oriente Medio y Norte de África 3 30 32,89 22.180
América del Norte 604 678 1,05 186.983
Asia Meridional 26 386 38,95 265.928
Países desarrollados 1.023 1.150 2,76 834.912
Países en desarrollo 566 2.227 22,46 3.338.166
Mundo 1.588 3.377 9,26 4.173.078

Fuente: adaptado de Lebedys, 2004.


Nota: las cifras de empleo total solamente se refieren a empleo formal; el empleo por
unidad de producción se ha medido para toda la producción en países desarrollados y
solamente para la producción industrial de madera en rollo en países en desarrollo.

La producción a pequeña escala no lleva en general a conflictos importantes sobre los


recursos. La producción a gran escala incrementa la probabilidad de conflictos y excluye a
los pobres de las oportunidades de desarrollo, si bien algunos países han demostrado que
es posible involucrar a gran número de pequeños agricultores en producciones de biomasa
a gran escala a través de innovadores sistemas de producción por contrata (Recuadro 2.1).

Impacto sobre la tierra y otros recursos


El impacto de la producción de biomasa sólida sobre la tierra y otros recursos viene deter-
minado por la demanda de biomasa y la eficiencia en el uso de la tierra (es decir, el rendi-
miento energético por hectárea) otros usos de la biomasa o si se cubrirá con el cambio en
el uso de las tierras o con el uso de residuos.
Los países desarrollados son los únicos que disponen de estimaciones sobre los ren-
dimientos de plantaciones forestales y de cultivos energéticos para algunas de las espe-
cies que probablemente se cultiven para producir biomasa. Se muestran los rendimien-
tos de plantaciones forestales de algunas de las especies más productivas, para dar una
indicación de los rendimientos que se pueden conseguir (Tabla 2.3).
Actualmente, las gramíneas cultivadas para la producción bioenergética están con-
siguiendo rendimientos de unas 5-15 tep/hectárea en países desarrollados (menores
en latitudes más altas); los rendimientos de árboles forestales de cultivo corto están
alrededor de las 4-7 tep/hectárea. Especies como el eucalipto, la acacia, el pino o el
chopo cultivados en plantaciones forestales pueden conseguir rendimientos de 2-6 tep/
hectárea en muchas partes del mundo (por ejemplo en África, Asia Oriental, Oceanía y

BIOMASA SÓLIDA 57
58
Tabla 2.3. Productividad de los cultivos energéticos y de los bosques plantados, por regiones
Rendimiento medio anual
(t/hectárea cultivo energético; Rendimiento medio anual
m3/hectárea bosques) (convertido a TOE/hectárea)
Región/cultivo Subregión Bajo Alto Bajo Alto
África
Acacia Sur y Este de África 10,0 12,0 2,6 3,2

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Eucalipto Sur y Este de África 18,0 28,0 4,7 7,4
Pino Sur y Este de África 12,0 18,0 3,2 4,7
Australia, Japón y Nueva Zelanda
Eucalipto Oceanía 15,6 25,0 4,1 6,6
Pino Oceanía 15,7 21,0 4,1 5,5
Asia Oriental y Pacífico
Acacia Sudeste asiático 19,0 40,0 5,0 10,5
Cedro chino Asia Oriental 2,5 13,5 0,7 3,5
Eucalipto Asia Oriental 1,6 8,7 0,4 2,3
Eucalipto Sudeste asiático 7,0 12,0 1,8 3,2
Álamo Asia Oriental 3,7 18,5 1,0 4,9
Teca Sudeste asiático 4,0 17,3 1,1 4,5
Europa y Asia Central
Eucalipto Asia Occidental y Central 4,0 10,0 1,1 2,6
Álamo Asia Occidental y Central 5,0 12,0 1,3 3,2
Unión Europea (27), Islandia, Noruega
y Suiza
Miscanthus 15,0 30,0 6,1 12,2
Árboles forestales de cultivo corto 10,0 15,0 4,1 6,1
Coníferas (diversas) 3,5 22,0 0,9 5,8
Roble 3,0 9,0 0,8 2,4
América Latina y Caribe
Eucalipto 15,0 70,0 3,9 18,4
Pino 14,0 34,0 3,7 8,9
Oriente Medio y Norte de África
Acacia África del Norte 15,0 20,0 3,9 5,3
Eucalipto África del Norte 12,0 14,0 3,2 3,7
América del Norte
Pino Sur de EEUU 7,0 10,0 1,8 2,6
Switchgrass Sur de EEUU 16,0 36,0 6,5 14,6
Switchgrass Oeste de EEUU 11,0 14,0 4,5 5,7
Switchgrass Norte de EEUU/ Canadá 2,0 11,0 0,8 4,5
Árboles forestales de cultivo corto Sur de EEUU 10,0 16,0 4,1 6,5
Asia Meridional
Eucalipto 7,0 12,0 1,8 3,2
Teca 4,0 17,3 1,1 4,5

Fuente: las cifras para bosques plantados (acacia, cedro chino, coníferas, eucalipto, roble, pino, chopo y teca) proceden de Del Lungo, Ball
y Carle, 2006; las cifras de cultivos energéticos (miscanthus, switchgrass y árboles forestales de cultivo corto) son de Kszos, McLaughlin,y
Walsh, 2001; Pimental y Patzek, 2005; Bucholz y Volk, 2007; y Kumar y Sokhansanj, 2007.
Nota: los rendimientos de bosques plantados son rendimientos de madera en bruto, más que rendimientos de biomasa total; los factores de
conversión utilizados son 1 t de biomasa (seca) (cultivos energéticos) = 0,4060 tep, 1 m3 de madera (bosques plantados) = 0,2627 tep.

BIOMASA SÓLIDA
59
Recuadro 2.1. La involucración de los pequeños agricultores en la
producción de bioenergía a través de esquemas de
producción por contrata

Una forma de ampliar la producción de madera y beneficiar a los agricultores a peque-


ña escala es crear asociaciones empresariales de pequeños agricultores que establezcan
acuerdos con las industrias para adquirir la madera producida por las otras partes, in-
cluyendo, pero sin limitarse, a los pequeños agricultores. Los esquemas de producción
por contrata de este tipo han sido frecuentes durante un tiempo en la agricultura; los
pequeños agricultores están ahora desempeñando papel cada vez más importante en
la creación y gestión de plantaciones forestales, tanto en asociación con otros actores
como de forma independiente.
Aunque algunas asociaciones de pequeños agricultores han tenido éxito en zonas tro-
picales, se han realizado muchos intentos que solamente han tenido un éxito parcial o
que han fallado completamente a la hora de producir cantidades importantes de ma-
dera en formas que beneficien tanto al productor como al transformador. La mejora
de la contribución de las plantaciones forestales a la calidad de vida de los pequeños
agricultores, abordando estas dificultades y facilitando mecanismos de apoyo, tiene el
potencial de incrementar de forma sustancial el nivel de interés local en este tema y
el apoyo a la gestión de los bosques. Teniendo esto presente, organizaciones como la
FAO, el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) y otras han estado
trabajando para intercambiar experiencias entre diferentes países y elaborar directrices
y asistencia técnica para el desarrollo de tales esquemas (ver FAO 2002a, 2002b).

Fuente: elaboración propia.

Asia Meridional). Las plantaciones forestales con mejores rendimientos se dan en zonas
tropicales húmedas, como el Sudeste asiático y América Latina, donde es normal con-
seguir rendimientos de 2-10 tep/hectárea (los rendimientos en partes de Brasil llegan a
alcanzar las 18 tep/hectárea). Estos rendimientos de plantaciones forestales es probable
que supongan el límite inferior para los rendimientos de biomasa que se podrían conse-
guir a partir de cultivos gestionados específicamente para la producción de biomasa en
zonas tropicales y subtropicales.
El rendimiento teórico de los residuos primarios o in situ está relacionado con el
índice de cosecha de los cultivos (es decir, la proporción de biomasa total que se usa nor-
malmente). Sin embargo, el potencial realista de la recuperación de residuos será menor,
debido a factores técnicos (por ejemplo la destrucción y daño de los residuos durante la
cosecha) y económicos (por ejemplo la viabilidad económica de la recolección, los be-
neficios como nutriente de dejar los residuos in situ, y la competencia por los recursos).
Se pueden producir, y posiblemente recuperar, residuos secundarios (los obtenidos
después de transformar el producto principal). Los rendimientos de residuos primarios
y secundarios de una serie de cultivos agrícolas en Europa, América del Norte y Asia

60 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Recuadro 2.2. Uso de tierras degradadas y marginales para la
producción de bioenergía

El Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEP) define las tierras


degradadas como aquellas que han experimentado una pérdida de largo plazo de las
funciones y servicios de los ecosistemas, provocadas por perturbaciones de las que
el sistema no se puede recuperar sin ayuda. La degradación de la tierra llevará en
última instancia a la reducción de la fertilidad y productividad del suelo. El menor
crecimiento de las plantas provoca la pérdida de la capa protectora del suelo y hace
el suelo y la vegetación más vulnerables a mayor degradación. Las tierras margi-
nales son aquellas tierras en las que no es posible una producción rentable por las
condiciones del emplazamiento, las técnicas de cultivo, las políticas agrícolas y las
condiciones económicas y legales. Las tierras marginales pueden abastecer de ali-
mento, pienso, plantas medicinales, fertilizantes o combustible a la población local.
No se puede conseguir una producción comercializable de los cultivos.
No siempre es buena idea utilizar tierras degradadas y marginales para la pro-
ducción de bioenergía. Dichas tierras pueden estar siendo utilizadas intensivamente
por la población local, creando problemas de tenencia y derechos de propiedad si
se utiliza para la producción de energía. Algunas de estas zonas también pueden
alojar altos niveles de biodiversidad. Es más, en algunos casos estas tierras pueden
no ser capaces de soportar el desarrollo bioenergético, pues necesitarán fertilización
o irrigación. El uso de estas tierras para la producción de energía puede llevar a la
reubicación de otros proyectos a terrenos de alto valor agrícola, reduciendo mucho
los beneficios.
En otros casos, las tierras degradadas proporcionan buenas oportunidades para
la producción de bioenergía y pueden ser preferibles a otras opciones. En Indonesia,
por ejemplo, algunos grupos defensores de la naturaleza han estado reclamando el
desarrollo de plantaciones de aceite de palma en unos 15-20 millones de hectáreas
de tierras degradadas (anteriormente desbrozadas para madera o fibra), una opción
que veían mejor que la tala de la selva. Producir bioenergía en tierras marginales y
degradadas puede así suponer oportunidades, si bien no es siempre la opción más
sostenible.

Fuente: El-Beltagy, 2000; Schroers, 2006; UNEP, 2007; Wiegmann, Hennenberg y Fritsche,
2008.

Meridional son de alrededor de 0,3-1,2 tep/t de la producción del cultivo y de 0,2-0,4


tep/m3 de la producción de madera (en el caso de la madera los recursos secundarios
suponen una gran parte de todos los residuos) (Tabla 2.4).
La combinación de esta información con el rendimiento medio de las cosechas de
algunos de los principales cultivos muestra la posible disponibilidad técnica de los resi-
duos agrícolas en distintas partes del mundo (Tabla 2.5). En el nivel global, los residuos
de la mayoría de los cereales se sitúa en el rango de 1-4 tep/hectárea (la caña de azúcar

BIOMASA SÓLIDA 61
Tabla 2.4. Producción de residuos por unidad producida
Residuos/unidad de Residuos
producción(a) (convertidos a tep)(b)
Cultivo, ubicación, fuente Primaria Secundaria Primaria Secundaria
Producción agrícola
Unión Europea (Perry y Rosillo-
Calle, 2006)
Colza 1,00 0,60 0,41 0,24
Trigo 0,60 --- 0,24 ---
Sudeste Asiático (Koopmans y Koppejan, 2007)
Mandioca 0,05 0,02 ---
Coco --- 0,49 --- 0,20
Café --- 1,79 --- 0,72
Maíz 1,70 0,43 0,69 0,17
Algodón 2,42 --- 0,98 ---
Cacahuete 1,96 0,44 0,79 0,18
Yute 1,70 --- 0,69 ---
Mijo 1,49 --- 0,60 ---
Aceite de palma 0,90 0,26 0,37 0,11
Arroz 1,53 0,24 0,62 0,10
Soja 2,98 --- 1,21 ---
Caña de azúcar 0,27 0,15 0,11 0,06
Tabaco 2,00 --- 0,81 ---
Trigo 1,49 --- 0,60 ---
Estados Unidos (PPRP, 2006)
Cebada 1,00 --- 0,41 ---
Maíz 0,71 --- 0,29 ---
Sorgo 0,71 --- 0,29 ---
Trigo 1,20 --- 0,49 ---
Producción de madera
Brasil (Enters, 2001) 0,22 0,22 0,06 0,06
China (Enters, 2001) 0,79 0,28 0,21 0,07
Finlandia (Hakkila, 2004) 0,27 0,19 0,07 0,05
Indonesia (Enters, 2001) 1,10 0,43 0,29 0,11
Malasia (Enters 2001) 0,81 0,50 0,21 0,13
Nueva Zelanda (Scion, 2007) 0,17 0,34 0,04 0,09
Estados Unidos (McKeever, 2004) 0,28 0,35 0,07 0,09

Fuente: elaboración propia.


Nota: --- = no disponible.
(a) Los residuos agrícolas se miden en t (seco) por t de producción, y los residuos
forestales en m3 por m3 de producción.
(b) Los factores de conversión utilizados son 1 t de residuos agrícolas = 0,4060 tep y 1
m3 de residuos de madera = 0,2627 tep.

62 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Tabla 2.5. Producción estimada de residuos agrícolas, 2006
(TOE/hectárea)
Fruto de
la palma Caña de
Región Maíz aceitera Colza Soja azúcar Trigo
África 1,4 0,3 0,7 1,4 8,2 3,1
Australia, Japón y 1,7 n.a. 0,3 2,1 15,3 1,1
Nueva Zelanda
Asia Oriental y 4,2 1,9 1,2 2,0 11,3 6,6
Pacífico
Europa y Asia 3,7 n.a. 1,3 1,5 n.a. 3,1
Central
Unión Europea 1,9 n.a. 1,9 3,0 10,2 3,1
(27), Islandia,
Noruega y Suiza
América Latina y 2,9 1,5 1,2 2,9 12,3 3,8
Caribe
Oriente Medio y 4,5 n.a. 1,1 3,3 18,5 3,3
Norte de África
América del Norte 2,7 n.a. 1,1 3,6 12,5 3,3
Asia Meridional 1,9 n.a. 0,7 1,3 10,7 3,7
Países desarrollados 2,5 n.a. 1,4 3,6 14,0 2,8
Países en desarrollo 3,0 1,3 1,0 2,5 11,5 3,9
Mundo 2,9 1,3 1,2 2,9 11,6 3,6

Fuente: elaboración propia, basada en los datos de la Tabla 2.4 y en estadísticas de la


FAO.
Nota: n.a. = no aplica.

puede producir tres veces esta cantidad). En algunos casos, el potencial de los residuos
en países en desarrollo es mayor que en países desarrollados, no porque los rendimien-
tos de los cultivos sean mayores, sino porque los índices de cosecha son generalmente
más bajos, como consecuencia de la menor calidad de las variedades de cultivos emplea-
dos en muchos países y con una gestión menos intensiva. Estos datos deberían inter-
pretarse con cierta cautela; la cantidad real que sería factible cosechar es solamente una
parte de las cantidades mostradas aquí.
Es probable que la demanda de biomasa sólida para bioenergía tenga un impacto
pequeño en la agricultura, excepto quizás en países desarrollados, donde puede estar
incentivada con apoyo financiero al desarrollo de cultivos energéticos. Es posible que
los incrementos en la oferta de biomasa sean satisfechos con la expansión de áreas para
cultivo energético en bosques, tierras degradadas o tierras no utilizadas. De manera
alternativa, la oferta podría provenir del aumento de la recolección de recursos de los
bosques existentes o de una mayor recuperación de residuos.
El uso de residuos es la opción más atractiva para asegurar una oferta creciente de
biomasa para energía (ver el Gráfico 2.5). Sin embargo, el desarrollo de cultivos energé-
ticos puede ser viable en algunos países en desarrollo. Dado que los cultivos energéticos
pueden crecer en tierras degradadas, existe potencial de aumentar la oferta de biomasa

BIOMASA SÓLIDA 63
sin afectar a los suelos agrícolas. Factores clave que determinan la idoneidad de las tie-
rras degradadas para producir cultivos energéticos son su proximidad a instalaciones de
producción bioenergética y si tienen o no usos adicionales (ver Recuadro 2.2).
Si los residuos de biomasa no están disponibles y existen pocas tierras degradadas,
es posible que se produzca el remplazo de bosques por cultivos energéticos o que se
aumente la recolección de recursos forestales (la «extracción» de los recursos). Dado el
aumento esperado de la demanda para usos modernos de la biomasa en países desarro-
llados [especialmente en la Unión Europea, donde la demanda se espera que alcance las
185 t/año en 2030 (ver gráfico 2.3)], podría aumentar enormemente la importación de
países productores de madera, incluidos los países tropicales, afectando potencialmente
a millones de hectáreas de tierras. Dado que aumentan el valor de los recursos madere-
ros, también es posible que los desarrollos bioenergéticos puedan hacer que individuos
o comunidades decidan espontáneamente plantar árboles para así obtener ingresos adi-
cionales.
El impacto del incremento de la demanda de bioenergía en competencia con otros
usos de los recursos de biomasa dependerá muchísimo de las coyunturas locales. En
Europa, por ejemplo, el crecimiento de la bioenergía ya ha llevado a desviaciones con-
siderables de residuos madereros (tanto de los consumidores como de la industria) ha-
cia la producción de bioenergía. En países en desarrollo, donde el uso de los residuos
madereros es habitualmente mucho menor, el desarrollo de la bioenergía puede que
tenga menores efectos negativos. Sin embargo, si la recolección de residuos incluye la
recolección de residuos in situ, debería prestarse atención tanto a los nutrientes propor-
cionados por la biomasa que se dejan in situ como al nivel de recolección de residuos
coherente con el mantenimiento de la productividad del suelo (ver EEA 2007 para más
información sobre este asunto).

Impacto medioambiental
Los impactos potenciales sobre el medio ambiente relacionados con la producción de
biomasa sólida para energía incluyen los impactos sobre el clima (emisiones de carbono
del proceso de producción, y posiblemente de la conversión de tierras); sobre el agua y
los recursos edáficos; y sobre la biodiversidad. Es probable que la cosecha a gran escala
de recursos de biomasa tenga más implicaciones medioambientales que las operaciones
a pequeña escala (debido a la construcción de carreteras, a la compactación del suelo y
al elevado uso de agua). Los impactos son difíciles de cuantificar y dependen del lugar
en el que se produzca la biomasa, no obstante a continuación se describen algunas in-
dicaciones generales.

Impacto sobre el clima


El impacto de la producción de biomasa sólida sobre la contaminación atmosférica pue-
de cuantificarse a través de tres variables:

ƒ Intensidad energética (insumo de combustible fósil/unidad de rendimiento energético).


ƒ Intensidad de carbono (emisiones de dióxido de carbono/unidad de rendimiento energé-
tico).

64 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
ƒ Coste/tCO2e evitado (basado en la intensidad de carbono y en la viabilidad económica de
cada opción).

Las primeras dos variables han sido ampliamente utilizadas en las evaluaciones del
ciclo de vida de los biocombustibles y otros materiales; la tercera variable se examina en
CEC (2006b) y en otros estudios. Todavía se están desarrollando métodos para cuan-
tificar los impactos en los cambios en el uso de las tierras. También se puede examinar
el impacto de los biocombustibles sobre las emisiones de otros contaminantes nocivos
(generalmente se comportan mejor que los combustibles fósiles convencionales). Las
tres variables se evalúan normalmente para el conjunto del sistema de producción de
bioenergía (es decir, incluyendo tanto la producción de la materia prima como la con-
versión en el producto energético final). Son por tanto abordadas en la sección de este
capítulo sobre los usos modernos de la biomasa.
Estudios recientes sugieren que el hollín (también conocido como carbono negro)
liberado en la combustión de dendrocombustibles, en la industria, en la agricultura y en
el transporte puede contribuir más al cambio climático de lo que inicialmente se creía.
El hollín es aparentemente el segundo mayor contribuyente al cambio climático (des-
pués del carbono) y puede ser responsable de hasta el 18 por ciento del calentamiento
del planeta (el CO2 aparentemente representa el 40 por ciento) (Rosenthal, 2009). El
hollín se desplaza largas distancias; cuando se deposita en zonas nevadas (en la Antárti-
da o en el Himalaya, por ejemplo) baja el albedo (reflectividad), lo que puede elevar las
temperaturas hasta 1 °C. Se podría reducir este efecto minimizando la agricultura de
tala y quema o remplazando las cocinas ineficientes por otras que capten el hollín (este
cambio también reduciría las enfermedades respiratorias). La sustitución de cientos de
millones de cocinas ineficientes en todo el mundo es una tarea inmensa y encara mu-
chas dificultades, entre ellas los altos costes iniciales y las preferencias de los usuarios.
Varios estudios comparan las emisiones de gases de efecto invernadero de la pro-
ducción de bioenergía, con las de carbón o gas7. Asumiendo que la biomasa es pro-
ducida de forma sostenible (es decir, las reservas de carbono de la biomasa cultivada
se remplazan con nuevos cultivos después de la cosecha), las principales emisiones de
gases de efecto invernadero de la producción energética de la biomasa están asociadas
al uso de insumos derivados de los combustibles fósiles, como los fertilizantes, y a las
emisiones de la maquinaria empleada en la cosecha, transporte y procesado de la bio-
masa. Si la recolección de la biomasa no es sostenible y lleva a la degradación forestal
(como es a veces el caso) habrá emisiones netas, y pueden ser más altas que las de los
combustibles fósiles alternativos. Para los combustibles fósiles, la mayor fuente de emi-
siones es la combustión del propio combustible.
En general, el uso de la biomasa sólida para energía reduce las emisiones de gases
de efecto invernadero en al menos un 50-60 por ciento, y a menudo llega incluso al
80-90 por ciento (según los insumos empleados para la producción de la biomasa y
las distancias de transporte8). Varios estudios señalan reducciones de gases de efecto
invernadero de más del 100 por cien. Esto puede ocurrir cuando se emplean residuos
de biomasa que podrían haberse enviado a vertederos, causando finalmente emisiones
de metano.

BIOMASA SÓLIDA 65
Recuadro 2.3. Reducción del carbono atmosférico a la vez que se
mejora la fertilidad del suelo a través de la producción de biocarbón

Los suelos contienen cerca de tres veces más de carbono que la vegetación, y dos veces
más que la atmósfera. La mayor parte del carbono encontrado en los suelos está en
la materia orgánica del suelo (57 por ciento por peso). Sin embargo, las actividades
agrícolas (labranza, quemado, etc.), la reconversión de la tierra de los bosques y la ero-
sión del viento y el agua exponen la materia orgánica del suelo a la acción microbiana,
causando pérdida de materia orgánica a través de la descomposición. La pérdida del
carbono del suelo incrementa la cantidad de carbono en la atmósfera (causando calen-
tamiento global) y reduce la productividad del suelo. La mayoría de los suelos agrícolas
han perdido 30-40 t de carbono/hectárea; las reservas actuales de carbono orgánico
en el suelo son mucho menores que su capacidad potencial. Se ha sugerido reponer
las reservas de carbono del suelo (secuestro) como un paso para ayudar a reducir el
carbono atmosférico.

El biocarbón, una sustancia de carbón vegetal de grano fino, ha empezado a llamar la


atención como método interesante para eliminar el carbono atmosférico y remplazarlo
por carbono del suelo. Los orígenes del biocarbón se remontan a la época pre-colombi-
na, donde durante muchos años pueblos de la cuenca amazónica central desarrollaron
suelos ricos en terra preta (tierra oscura en portugués), añadiendo una mezcla de hue-
sos, estiércol y carbón vegetal a unas tierras relativamente poco fértiles. Se cree, todavía
hoy en día, que el carbón vegetal es el ingrediente clave de estas fértiles tierras.
Los investigadores han adaptado esta idea y están probando a añadir biocarbón a los
suelos para eliminar gases de efecto invernadero de la atmósfera, enriquecer el suelo e
incrementar su fertilidad. Bajo condiciones de producción controladas, de la pirólisis o
gasificación de la biomasa se obtiene biocarbón, un gas de síntesis (syn-gas), bioaceite
y calor. El carbono almacenado se convierte casi totalmente en estas cuatro sustancias,
y la mezcla de productos puede ser modificada, según la tecnología elegida y los mé-
todos empleados (p. ej. presión, temperatura y velocidad de combustión). En teoría la
producción de biocarbón puede representar casi el 50% de la materia prima utilizada,
convirtiéndose la cantidad restante en los otros tres productos.
Algunas de las principales preocupaciones que rodean al biocarbón están conectadas
con su desarrollo y aplicación a gran escala, algo que requeriría enormes cantidades de
insumos de biomasa y podría tener como consecuencia la deforestación y conversión
de tierras para plantaciones de carbón vegetal, anulando los efectos positivos de añadir
carbono al suelo. También preocupa la cantidad de hollín que podría ser liberada a la
atmósfera si el biocarbón no se incorporase totalmente al suelo. No obstante, su uso en
el nivel individual o local ofrece buenas oportunidades. Las cocinas de biocarbón, por
ejemplo, pueden utilizarse tanto para cocinar como para capturar biocarbón, que pue-
de ser después añadido a las tierras agrícolas. Esto tendría múltiples beneficios, entre

66 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Recuadro 2.3. (Continuación)

ellos la reducción de la deforestación por la vía de minimizar la cantidad de biomasa


necesaria para cocinar y producir calor, la captura atmosférica del carbono, la mejora
de la salud (al ser expulsado menos humo en las viviendas), y la mejora de la fertilidad
del suelo.
Los ensayos con biocarbón se encuentran todavía en una fase muy incipiente, pero los
primeros resultados son alentadores. Será importante establecer programas piloto para
evaluar los beneficios y los posibles impactos sociales y medioambientales del uso del
biocarbón. Los países con grandes áreas de tierras degradadas o grandes existencias
de residuos de biomasa podrían ser seleccionados para los programas piloto iniciales.
El biocarbón podría ser una respuesta interesante para abordar cuestiones como los
alimentos y la energía al tiempo que se reducen las emisiones de carbono.

Fuente: Sundermeier, Reedeer y Lal, 2005; Flanagan y Joseph, 2007; International Biochar
Initiative, 2009; Lal, 2009.

Es probable que las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del uso de
pellets de biomasa sean algo más elevadas que las emisiones del uso de otros tipos de
biomasa sólida primaria para la producción de calor y electricidad, pues el uso de los
pellets añade otra etapa de procesado (la producción del pellet). Los pellets pueden ser
transportados largas distancias, lo que podría resultar en mayores emisiones a causa
del transporte. El efecto de estos factores depende de los modos de transporte utiliza-
dos; podría ser mitigado por la mayor densidad energética de los pellets. Es probable
que las importaciones de países productores de madera, incluidos los países tropicales,
aumenten drásticamente. Si no se adoptan esquemas de producción sostenibles, esto
podría suponer presiones sobre la tierra y las poblaciones locales.

Impacto sobre los recursos hídricos


En general, la demanda de recursos hídricos de los cultivos energéticos en países de
clima templado se sitúa entre la demanda de los bosques y la de cultivos agrícolas. Los
cultivos energéticos en el Reino Unido necesitan entre 500-650 milímetros de lluvia
anuales, utilizando unos 100 milímetros anuales más de agua que los cultivos alimen-
tarios; su transpiración es parecida al límite superior de transpiración registrado en
bosques caducifolios y está al mismo nivel o por debajo del rango típico de transpira-
ción de los bosques de coníferas (Hall, 2003; Nisbet, 2005) (Gráfico 2.6).
No se dispone todavía de datos comparables sobre el uso del agua en los bosques
naturales y en la agricultura en los países tropicales, pero es probable que los cultivos
de biomasa cultivados para producir energía tengan mayor demanda de agua que la
mayoría de cultivos agrícolas. La transpiración de algunas especies comunes de plan-
taciones forestales (las candidatas más probables para la producción de biomasa) es
relativamente alta. Sin embargo, especies como el eucalipto son muy eficientes en el uso
del agua y por ello pueden cultivarse en áreas relativamente poco lluviosas.

BIOMASA SÓLIDA 67
Gráfico 2.6. Rango típico de transpiración anual de bosques, agricultura y
cultivos energéticos

Coníferas
plantaciones de bosques
Pinos
de clima templado
Caducifolios
Árboles forestales de cultivo corto cultivos energéticos
Cultivos energéticos de gramíneas de clima templado

Pastos agricultura
Cereales (sin riego) de clima templado

Eucaliptos
plantaciones de bosques
Acacias
tropicales
Pinos
0 200 400 600 800 1,000 1,200 1,400 1,600
transpiración (mm/año)

Fuente: elaboración propia, basada en Hall, 2003, y Nisbet, 2005.

No es probable que los cultivos de biomasa se vayan a plantar en tierras agrícolas de


primera calidad en países tropicales; el consumo de agua podría suponer un problema
si los cultivos energéticos se realizan en tierras degradadas o en tierras agrícolas mar-
ginales. Que el impacto sea positivo o negativo depende de las circunstancias locales. Por
ejemplo, aunque el mayor uso de agua se ve generalmente como un efecto negativo, puede
ser beneficioso en el caso de la recuperación de tierras degradadas afectadas por salinidad.
Los impactos de los cambios en el uso de las tierras son todavía más complicados y
específicos del lugar concreto que otros impactos sobre los recursos hídricos (como la ca-
lidad del agua y las inundaciones) (ver, por ejemplo, Bonell y Bruijnzeel, 2005; FAO, 2005).
Dependen de los tipos de tierra utilizados para la producción de biomasa, de los anteriores
usos de la tierra y del régimen de gestión empleado para cultivar y recolectar la biomasa.

Impacto sobre los recursos edáficos


El impacto de la producción de biomasa sobre los recursos edáficos es complejo y
variable. Es posible realizar algunas observaciones generales:

ƒ La producción intensiva de cultivos energéticos (como los árboles forestales de cul-


tivo corto y los cultivos energéticos de gramíneas) es posible que requiera cierto
uso de insumos artificiales de forma regular si se quieren conseguir tasas altas de
crecimiento. Es probable que los cultivos arbóreos gestionados con rotaciones más
largas y otros cultivos que requieran una gestión menos intensiva también requie-
ran algunos insumos, si bien en un nivel menor.
ƒ La producción de biomasa a gran escala puede provocar la compactación del suelo
si se emplea equipamiento pesado para la recolección.

68 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
ƒ La recolección de residuos agroforestales como norma general no debería intentar
eliminar completamente toda la biomasa residual; debería dejarse una cantidad ade-
cuada para mantener la función productiva del suelo.
ƒ Con una gestión adecuada, normalmente los cultivos de biomasa tienen el potencial
de mejorar las condiciones del suelo en áreas degradadas y pueden utilizarse para
mejorar las tierras contaminadas. La fijación del nitrógeno, el aumento de materia
orgánica (por la hojarasca), y la mejora de la estructura del suelo son algunos de los
beneficios asociados a la plantación de cultivos de biomasa (Kartha y otros, 2005).

Impacto sobre la biodiversidad


El impacto de la producción de biomasa sobre la biodiversidad depende de los cultivos
empleados para producir la biomasa y de la escala de producción. Algunos cultivos son
especies autóctonas (switchgrass en los Estados Unidos, chopos y sauces en Europa); otros
no lo son (miscanthus en Europa, muchas especies arbóreas con altos rendimientos en
países tropicales). Para la producción de biomasa en general se prefieren las especies in-
troducidas, pues sus rendimientos son mayores que los de las autóctonas. Por esta razón,
la plantación de cultivos energéticos es probable que tenga un impacto negativo sobre la
biodiversidad.
Un factor quizás más importante sea la escala de producción posible. Si se desplaza
la vegetación natural, las producciones de cultivo energético a gran escala probable-
mente traerán como resultado pérdidas de biodiversidad. La producción de biomasa
a partir de niveles no sostenibles de explotación forestal o de recogida de residuos in
situ posiblemente perjudicará a la biodiversidad. Plantar cultivos energéticos en suelos
agrícolas (como puede suceder en regiones templadas) tendrá un impacto menor sobre
la biodiversidad.
Las plantaciones de cultivos de biomasa a pequeña escala podrían aumentar la bio-
diversidad, incluso si se utilizan especies introducidas. Los sistemas de producción de
biomasa que podrían incrementar la biodiversidad incluyen las plantaciones a pequeña
escala (a lo largo de las lindes de los campos, por ejemplo); la producción de biomasa
en sistemas agroforestales; y la plantación de cultivos energéticos en algunas tierras
degradadas.
Como es el caso con los impactos de la producción de biomasa sobre los recursos
edáficos e hídricos, el impacto sobre la biodiversidad podría ser positivo o negativo,
mayor o menor, dependiendo de las condiciones del emplazamiento local y de la escala
de producción. No es posible generalizar sobre si la producción de biomasa será buena
o mala para la biodiversidad. Debería tenerse en cuenta el potencial para aumentar o
reducir la biodiversidad.

USOS TRADICIONALES DE LA BIOMASA SÓLIDA


PARA GENERAR ENERGÍA

No está clara la distinción entre usos tradicionales y modernos e industriales de la biomasa


sólida para generar energía. Para el propósito de este estudio, los usos tradicionales se refie-

BIOMASA SÓLIDA 69
ren al uso de la biomasa para cocinar y generar calor y electricidad, principalmente en am-
bientes domésticos, mediante fuegos al aire libre o tecnologías simples y de bajo coste como
los hornillos y chimeneas cerradas. Los tipos de biomasa sólida utilizados para producir
energía son residuos agrícolas (estiércol y residuos de cosechas); leña (incluyendo madera
seca, raíces y ramas); carbón vegetal; y en algunos casos residuos industriales de madera. Los
usos tradicionales normalmente no emplean formas más transformadas de biomasa sólida,
como los pellets de madera o las virutas.

Viabilidad económica
Los usos tradicionales se caracterizan por una inversión muy baja en costes de producción,
transformación y utilización del combustible. Una parte importante de la producción en
países en desarrollo tiene lugar en el sector informal o es producida para uso de subsisten-
cia, empleando pocas herramientas y a menudo con poco o nada de gestión del recurso.
Como resultado de la creciente demanda urbana, mucha de la leña producida en países
en desarrollo se convierte en carbón vegetal utilizando generalmente una tecnología muy
sencilla, como los hornos de tierra, con bajas tasas de conversión (ver recuadro 2.4).
En el momento del uso final, a menudo se emplean niveles muy bajos de tecnología
para producir el calor finalmente usado para cocinar o calentar.
En países desarrollados, las tecnologías empleadas en este sector son algo más
avanzadas, pero todavía relativamente sencillas comparadas con otros tipos de produc-
ción de biomasa y de consumo de energía. Los productores de leña son generalmente
empresas muy pequeñas, que operan en los mercados locales con la mínima inversión
en tecnología de recolección.
Los principales factores económicos que impulsan los usos tradicionales de la bio-
masa para energía son los bajos costes de producción (o los bajos precios de compra) y
los bajos niveles de renta de la mayoría de sus consumidores. En el caso de la produc-
ción de subsistencia en países en desarrollo, el coste de producción es el coste de opor-
tunidad del tiempo empleado en recoger la leña. Dado que la oportunidad de percibir
ingresos es muy limitada en muchos lugares, el coste es despreciable.
En aquellos lugares de países en desarrollo donde tienen que comprarse los bio-
combustibles (por ejemplo en zonas urbanas), la mayoría de los consumidores tienen
muy poca renta, y se eligen los biocombustibles porque son la única fuente de energía
asequible. Incluso en países desarrollados, en zonas rurales con grandes bosques la leña
es con frecuencia más barata que otras alternativas, como el fuelóleo doméstico o el gas
licuado de petróleo (GLP)9.
El uso tradicional de la biomasa sólida para energía es en gran medida un asunto del
sector privado, impulsado por la competitividad precio/coste de esta fuente de energía
en comparación con las alternativas existentes. Sin embargo, muchos gobiernos han in-
tentado intervenir en este sector, por motivos variados y con diversos grados de éxito.
Algunos países en desarrollo intentan recaudar tasas forestales (para permisos de leña,
por ejemplo) como una vía para financiar al gobierno. Otros han intentado restringir
la producción (para proteger los bosques) a través de normas legales o, más a menudo,
han intentado introducir regímenes de gestión local de los bosques para asegurar la
sostenibilidad de los suministros de leña. Quizás las intervenciones gubernamentales

70 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Recuadro 2.4. Producción de carbón vegetal en Tanzania

El carbón vegetal es la principal fuente de energía de la población urbana de Tanzania. A


lo largo del país, solamente el 10 por ciento de la población utiliza la electricidad como
fuente de energía primaria. Como resultado de la escasa liquidez y del bajo poder adqui-
sitivo, las familias pobres compran carbón vegetal con frecuencia y en pequeña cantidad,
a un precio unitario elevado. La percepción de que el coste del carbón vegetal es bajo y
su amplia disponibilidad son las razones principales para su uso, según se desprende
de una encuesta a 700 hogares en Dar es Salaam (CHAPOSA, 2002). La mayoría de los
usuarios compra el carbón vegetal varias veces por semana, en pequeñas cantidades, a
comerciantes que lo venden a solo unos minutos de sus casas.
Como muchos otros países subsaharianos, en Tanzania decenas de miles de empresarios
rurales y urbanos obtienen sus ingresos de la producción y comercio del carbón vegetal.
La producción de la industria tanzana del carbón vegetal se estima en 1 t/año.
La estructura de la cadena del carbón vegetal es compleja, e incluye a diferentes actores
con intereses variados. Los productores de carbón son en general contratados por ma-
yoristas o transportistas, pero también trabajan y venden sus productos de forma indivi-
dual. Un número reducido de personas considera que su principal actividad económica
es la producción de carbón vegetal; la mayoría produce carbón vegetal solo de forma
ocasional, para generar renta especialmente en tiempos de dificultades financieras.
La mayoría del carbón vegetal se vende a los transportistas. Algunos transportistas a
gran escala son también mayoristas, que hacen llegar el carbón vegetal a pequeños min
oristas y consumidores.
El comercio del carbón vegetal se lleva a cabo tanto por actores formales como informa-
les. Una cadena de comercialización comienza con la concesión de licencias por parte del
gobierno para recolectar madera y producir carbón vegetal. El producto es transportado
y comercializado por transportistas y comerciantes con licencia oficial, que pagan los
aranceles e impuestos establecidos. Una segunda, y mayor, cadena de comercialización
se lleva a cabo sin licencia oficial. El carbón vegetal producido a través de esta cadena
informal se transporta y comercia de forma clandestina, intentando evitar las autorida-
des, los impuestos y las potenciales multas. Se cree que cerca del 80 por ciento del carbón
vegetal que llega a Dar es Salaam lo hace por esta vía (Malimbwi, Zahabu y Mchombre,
2007). Con un valor del negocio del carbón vegetal en Tanzania estimado, por lo bajo, en
unos 650 millones de dólares, el comercio no regulado supone más de 500 millones de
dólares anuales. Al año, los impuestos y tasas potenciales dejados de ingresar represen-
tan alrededor del 20 por ciento del valor total, esto es, más de 100 millones de dólares.
La complejidad de la cadena de valor del carbón vegetal sugiere que deberían realizarse
intervenciones políticas a lo largo de toda la cadena de valor, y no solo para proyectos
específicos como mejores cocinas u hornos o para la promoción de la reforestación. Adi-
cionalmente, deberían introducirse incentivos fiscales que hicieran que el carbón vegetal
sostenible fuese competitivo con el carbón vegetal insostenible.

Fuente: Banco Mundial, 2009.

BIOMASA SÓLIDA 71
más importantes en las décadas pasadas hayan sido proyectos (con frecuencia financia-
dos con el apoyo de donantes internacionales) que han introducido nuevas tecnologías
(como por ejemplo la producción de carbón vegetal o las cocinas mejoradas) o que han
fomentado la creación de plantaciones de madera para combustible.
Los resultados de estas intervenciones han sido contrapuestos (Arnold y otros,
2003). Se han adoptado y mantenido mejores tecnologías únicamente donde la mejora
de la eficiencia estaba económicamente justificada. Por ejemplo, las cocinas mejoradas
se introdujeron y todavía se utilizan en áreas urbanas donde se compra dendrocombus-
tible, pero no han sido en general adoptadas en zonas rurales. Las plantaciones de made-
ra para combustible también han dado resultados desiguales. Aunque muchas de estas
plantaciones hayan alcanzado su madurez, en la mayoría de los casos se ha recogido la
madera y se ha vendido a mercados de mayor valor añadido.
Los gobiernos no han sido capaces en general de supervisar la producción y de recau-
dar ingresos más que en una pequeña parte de toda la producción de biocombustibles
(FAO, 2001; Whiteman, 2001). Por tanto, las intervenciones gubernamentales han te-
nido en general poco efecto en la dimensión económica de los usos tradicionales de
la biomasa para energía, y un éxito limitado a la hora de promover la sostenibilidad
de este sector.

Impacto sobre la salud


La Organización Mundial de la Salud ha presentado recientemente los resultados de
su investigación sobre el impacto sobre la salud de los combustibles de biomasa sólida
sobre la calidad del aire en los espacios cerrados, (OMS, 2007).
Su revisión de la literatura revela que la exposición a la contaminación del aire
en interiores por combustibles de biomasa está ligada a muchas enfermedades, como
enfermedades respiratorias agudas y crónicas, tuberculosis, asma, enfermedades car-
diovasculares y problemas de salud perinatales10. El carbón estaba incluido también en
este estudio pero su uso era menor, de modo que la mayoría de los impactos sobre la
salud derivaban del uso de la biomasa tradicional.
El informe encuentra evidencia importante de que la contaminación del aire en
espacios cerrados es una causa de neumonía y otras enfermedades respiratorias agudas
de vías bajas en niños menores de cinco años, y de enfermedad pulmonar obstructiva
crónica (EPOC) y cáncer de pulmón (relacionado con el uso del carbón) en adultos.
La Organización Mundial de la Salud estima que la contaminación del aire en inte-
riores era la responsable de más de 1,5 millones de fallecimientos y del 2,7 por ciento de
la carga mundial de morbilidad en 200211. En países en desarrollo con elevada morta-
lidad tuvo un impacto todavía mayor, suponiendo el 3,7 por ciento de la carga mundial
de morbilidad, haciendo que este sea el factor de riesgo más importante por detrás de
la malnutrición, la epidemia de SIDA y la carencia de agua potable y de servicios de
saneamiento adecuados. El estudio señala que la contaminación del aire en interiores
afecta de forma desproporcionada a mujeres y niños, que pasan más tiempo que los
hombres utilizando combustibles sólidos.

72 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Impacto sobre la tierra y otros recursos
La biomasa tradicional tiene menos impacto sobre los bosques naturales que el inicial-
mente pensado. Aunque la recolección de leña puede contribuir a una deforestación
severa (especialmente alrededor de áreas urbanas), tanto como dos tercios de la leña
para cocinar proviene de los árboles que bordean las carreteras y de árboles en terrenos
de uso agropecuario, más que de bosques naturales. Al contrario, el carbón vegetal se
produce generalmente de forma no sostenible a partir de recursos forestales, en res-
puesta a la demanda urbana (especialmente en África), ejerciendo presión sobre los
recursos forestales (AIE, 2006b).
Existen pruebas fehacientes de que el suministro de leña en países en desarrollo
puede ser sostenible incluso en áreas densamente pobladas, siempre que se gestionen
de forma adecuada programas de plantación gubernamentales, arboledas comunitarias
y plantaciones. Existe también evidencia de que la escasez de leña o los precios eleva-
dos pueden llevar a la reforestación para conseguir así una fuente de energía (Matthews
y otros, 2000).
La mayoría del impacto sobre la tierra y otros recursos del uso energético de la
biomasa tradicional se genera en la producción de la biomasa. El transporte y uso de la
biomasa produce poco o ningún impacto adicional.

Impacto sobre el medioambiente


La mayoría de los análisis sobre las emisiones de carbono de los usos modernos de la
biomasa sólida para energía asumen que la biomasa se produce de forma sostenible y
que las reservas de carbono del recurso de biomasa se reponen constantemente a tra-
vés de la regeneración. Pero esta asunción puede no ser válida. Puede haber emisiones
de la degradación gradual de los suelos y de las reservas de biomasa. Además, los usos
tradicionales de la biomasa para energía a veces incluyen el transporte a largas distan-
cias (especialmente en el caso del carbón vegetal), lo que emplea combustibles fósiles
cuyas emisiones deberían tenerse en cuenta.
Todavía no se dispone de estadísticas sobre la intensidad energética, la intensidad de
carbono y el coste de las reducciones de emisiones de los usos tradicionales de la bio-
masa para energía, pero es posible realizar estimaciones comparando estos usos con las
alternativas más frecuentes (por ejemplo el queroseno utilizado para cocinar).
El uso de la biomasa tradicional para energía tiene intensidad energética cero cuan-
do la biomasa se recolecta para usos locales y de subsistencia (porque no se emplean
combustibles fósiles en la recolección). Cuando la energía tradicional de biomasa se
transporta, la intensidad energética depende de la distancia de transporte, del tama-
ño de la carga, y del contenido relativo de energía y eficiencias de combustión de los
combustibles alternativos. Por ejemplo, un litro de queroseno contiene unos 40 MJ de
energía; se necesitarían unos 2,7 kg de carbón vegetal para producir la misma cantidad
de calor para cocinar (teniendo en cuenta el contenido energético del carbón vegetal y
la menor eficiencia de las cocinas de carbón vegetal –asumiendo en este caso que sea la
mitad–). Si el carbón vegetal se transportase en cargas de 10 t en viajes de ida y vuelta
de 300 km (algo posible en algunas partes de África), la energía de combustibles fósiles

BIOMASA SÓLIDA 73
empleada en el transporte del carbón vegetal sería de aproximadamente 0,3 MJ, o de
alrededor del 2 por ciento del contenido energético del combustible fósil del litro de
keroseno original12. Si el carbón vegetal se transportase en cargas pequeñas a distancias
menores (por ejemplo 200 kg en distancias de ida y vuelta de 60 km), la intensidad
energética aumentaría hasta alrededor del 10 por ciento de la cifra para el keroseno.
Es posible que estos ejemplos representen el rango de situaciones más comunes en el
transporte de carbón vegetal.
Si la biomasa usada para energía se produjese de forma sostenible, las emisiones de
gases de efecto invernadero del uso energético de la biomasa tradicional serían de hasta el
10 por ciento de las emisiones de una cantidad comparable de queroseno (las emisiones de
CO2/MJ de queroseno, gasolina y gasóleo son aproximadamente las mismas). Sin embar-
go, si la biomasa no es remplazada por nuevos cultivos, las emisiones del uso de la biomasa
tradicional son potencialmente mucho más elevadas. Por ejemplo, las emisiones de CO2
de un litro de queroseno son de unos 2,9 kg, pero las emisiones de los 2,7 kg del carbón
vegetal requerido para producir la misma cantidad de energía son de aproximadamente
11 kg de CO2. Por ello, comparado con el queroseno, el uso de carbón vegetal solamente
supone menos emisiones de CO2 si al menos el 75 por cien de la biomasa utilizada para
producir el carbón vegetal se ha producido de forma sostenible.
Por las razones recién expuestas, el coste de las reducciones de emisiones del uso tra-
dicional de la energía de biomasa también está relacionado con la sostenibilidad de la
producción de biomasa. Por ejemplo, cuando la biomasa es la fuente de combustible más
barata y se produce de forma sostenible, el uso energético de la biomasa tradicional supo-
ne muchas menos emisiones que los combustibles fósiles alternativos y sin coste alguno.
Por el contrario, si la biomasa no se produce de forma sostenible y hay emisiones netas de
la combustión de biomasa, el coste de las reducciones de emisiones depende de cómo
se afronte este problema. Se podrían considerar varias opciones, como apoyar la pro-
ducción sostenible de la biomasa que se vaya a usar como combustible (por ejemplo
con plantaciones de dendrocombustible); introducir mejores tecnologías para reducir
emisiones por ejemplo en cocinas y equipamiento para producir carbón vegetal; e
incentivar la adopción de otras tecnologías de energía renovable, como las cocinas so-
lares o la producción y uso de biocombustibles líquidos. El coste y la viabilidad de las
diferentes opciones de reducción de emisiones serán muy diferentes en los distintos
lugares, de modo que no es posible estimar cuál sería el coste de tales intervenciones.
Sin embargo, dada la magnitud del uso energético de la biomasa tradicional, sería útil
seguir investigando este problema.

USOS MODERNOS E INDUSTRIALES DE LA BIOMASA SÓLIDA


PARA GENERAR ENERGÍA

Los usos modernos e industriales de la biomasa sólida para generar energía incluyen la com-
bustión conjunta en centrales eléctricas (generalmente con carbón); las centrales eléctricas
que utilizan solo biomasa; las instalaciones de pequeña y mediana escala que proporcionan

74 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
electricidad o calor a las industrias transformadoras agroforestales; y las instalaciones de
pequeña y mediana escala que proporcionan electricidad o calor a otras actividades indus-
triales y comerciales.
No se dispone de estadísticas sobre el número de instalaciones que producen calor o
electricidad a partir de la biomasa. Sin embargo, sí se conoce el número aproximado de cen-
trales eléctricas de gran escala que actualmente utilizan biomasa (Tabla 2.6)13.
Los problemas y repercusiones relacionados con los usos modernos e industriales de la
biomasa sólida para energía varían mucho caso a caso. A continuación se presentan algunas
líneas generales.

Viabilidad económica
El coste de producir calor y electricidad se puede dividir en tres componentes principales:
el coste de capital de las instalaciones y equipos, el coste de operaciones y mantenimiento
y el coste del combustible utilizado. El coste de capital de la producción de electricidad por
biomasa ha caído en los últimos años, por las economías de escala en la producción debidas
a la nueva tecnología introducida y a la mayor demanda de esos equipos.
No obstante, el coste de la producción de electricidad a gran escala sigue siendo un 10-20
por ciento superior que el coste de capital de una central eléctrica de carbón.
A escalas más pequeñas (por ejemplo para instalaciones de calefacción industriales o
comerciales), el coste de capital puede ser hasta dos veces el coste de alternativas como ca-
lefacciones de gasóleo. El coste de capital de la producción de electricidad por biomasa por
unidad de capacidad es posible que permanezca algo por encima del coste de otras alterna-
tivas debido al menor contenido energético de la biomasa, lo que requiere emplear mayor
volumen de material para producir cada unidad de electricidad. Además, se suele necesitar
mayor espacio para almacenar los suministros de biocombustibles, y el equipamiento nece-
sario para preparar el biocombustible para su combustión es generalmente más caro.
Los costes de operación y mantenimiento son también más elevados para los biocom-
bustibles que para los combustibles convencionales, en parte por los mayores volúmenes
de biocombustible requeridos para producir cada unidad de electricidad. Otros factores
–como el porcentaje de humedad y la variabilidad del biocombustible (densidad, tamaño
de las partículas, contaminantes)– también incrementan estos costes.
El coste de la biomasa es posiblemente el factor más importante para la rentabilidad de
la producción de calor y electricidad a partir de biomasa en comparación con las otras al-
ternativas. El elevado coste de producción (en la mayoría de los casos) y el bajo contenido
energético de la biomasa hacen que sea más cara que el carbón. Sin embargo, el coste por
unidad de contenido energético puede ser comparable al del petróleo o el del gas.
Otro factor que afecta al coste del combustible es la eficiencia de la producción ener-
gética. La eficiencia de conversión de la biomasa es ligeramente menor que la de los com-
bustibles fósiles, pero ha mejorado durante los últimos años y ahora se acerca bastante a
los niveles alcanzados en las centrales eléctricas de carbón y en las instalaciones de cale-
facción de gasóleo.
Para la producción de electricidad, la combustión conjunta con carbón es unos 0,02
dólares-0,03dólares más cara por kWh que la producción de electricidad a partir sola-

BIOMASA SÓLIDA 75
Tabla 2.6. Número de centrales eléctricas a gran escala que emplean
biomasa, 2008
Número de centrales
eléctricas que utilizan
biomasa Tipo de biomasa utilizada
Combustión
conjunta con Biomasa Cultivos No
Región carbón pura Residuos energéticos Otros especificado
África 0 0 0 0 0 0
Australia, Japón y 8 4 11 0 2 0
Nueva Zelanda
Asia Oriental y 4 2 6 0 4 0
Pacífico
Europa y Asia Central 0 0 0 0 0 0
Unión Europea (27), 97 35 83 1 67 15
Islandia, Noruega y
Suiza
América Latina y 0 2 1 0 1 0
Caribe
Oriente Medio y 0 0 0 0 0 0
Norte de África
Norteamérica 40 33 51 4 18 7
Asia Meridional 0 4 4 0 0 0
Países desarrollados 145 72 145 5 87 22
Países en desarrollo 4 8 11 0 5 0
Mundo 149 80 156 5 92 22

Fuente: Bergesen, 2008; AIE, 2008b.


Nota: Los tipos de biomasa utilizados suman más que el número de centrales eléctricas
en cada región porque las centrales eléctricas utilizan más de un tipo de biomasa. La
mayoría de las centrales eléctricas de combustión conjunta tienen capacidades de más
de 50 MW; la mayoría de las que utilizan biomasa pura está en el rango de 5-50 MW.

mente de carbón (Tabla 2.7). La combustión conjunta a niveles modestos (generalmente


hasta alrededor del 15 por ciento) no requiere inversiones de capital importantes, siendo
los principales costes los mayores costes de manipulación de materiales y de preparación,
y el coste del propio combustible.
En el caso de la producción de electricidad partir de biomasa pura, la mejor tecnología
disponible (la gasificación, más que la alimentación directa) puede conseguir costes tan
bajos como 0,05-0,06 dólares/kWh, lo que es 0,02-0,03 dólares más caro que el carbón y
casi comparable con el coste del gas. En teoría, este coste debe ser comparable al del petró-
leo, pero la producción de electricidad a partir de fuel pesado no es frecuente, excepto en
países donde el petróleo es muy barato o tiene otras ventajas.
Por ello, no es probable que la biomasa sea una alternativa realista a la producción
de electricidad de fuel pesado en la mayoría de los casos. La única gran excepción es la
producción de electricidad a pequeña escala en zonas rurales, donde algunos estudios
muestran que la producción eléctrica a partir de biomasa es más barata que empleando
fuel (Kartha, Leach y Rajan, 2005; Bucholz y Volk, 2007).

76 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Tabla 2.7. Estimaciones del coste de la producción de energía a partir
de biomasa
Coste de producción de la energía
(céntimos/kWh)
País/ referencia Carbón Gas Petróleo Biomasa Tipo de producción
Austria
Bios Bioenergysys-teme -- -- -- 13,2-17,3 Electricidad a partir de
(2004) producción combinada
de calor y electricidad
Bios Bioenergysys-teme -- -- -- 3,2-6,2 Calor a partir de produc-
(2004) ción combinada de calor
y electricidad
Canadá
Kumar, Flynn y Sokhasanj -- -- -- 6,8-7,4 Electricidad (coste
(2006) estimado)
Layzell, Stephen, y Wood -- -- -- 7,7-9,5 Electricidad al 15% com-
(2006) bustión conjunta o 100%
biomasa (coste estimado)
Zhang, Habibi y MacLean 2,7 -- -- +2,0-3,5(a) Electricidad al 10-15%
(2007) combustión conjunta
(coste estimado)
Colombia
Kartha, Leach y Rajan -- -- 13,0 7,5 Electricidad a pequeña
(2005) escala (comparada con
diésel subvencionado)
Dinamarca
Bios Bioenergysys-teme -- -- -- 13,1 Electricidad a partir de
(2004) producción combinada
de calor y electricidad
Bios Bioenergysys-teme -- -- -- 3,2 Calor a partir de produc-
(2004) ción combinada de calor
y electricidad
Uganda
Buchholz y Volk (2007) -- -- 25,0-33,0 22,0 Electricidad a pequeña
escala (comparada con
diésel con/sin subven-
ción)
Reino Unido
Biomass Task Force (2005) -- 3,3-4,9 3,6-4,0 3,1-3,8 Calefacción
Estados Unidos
Spath y Mann (2004) 2,0-3,0 4,0-5,0 -- 8,0-9,0 Electricidad, alimenta-
5,0-6,0 ción directa
Electricidad, gasificación
Forest Products -- -- -- 6,0-11,0 Electricidad
Laboratory (2004)

(continúa)

BIOMASA SÓLIDA 77
Tabla 2.7. (Continuación)
Coste de producción de la energía
(céntimos/kWh)
País/ referencia Carbón Gas Petróleo Biomasa Tipo de producción
Forest Products -- -- -- +2,0(a) Electricidad al 10-15%
Laboratory (2004) combustión conjunta
Johnson (2006) -- -- -- +2,6-3,0(a) Electricidad al 1-10%
combustión conjunta
(excluida subvención)

Fuente: elaboración propia.


Nota: en casos de combustión conjunta, los costes se han convertido a una cantidad/
kWh para el componente de biomasa.
(a) Coste incremental o adicional de la producción de energía de biomasa comparado
con el principal combustible utilizado (carbón). -- = no disponible.

El otro único caso en el que la energía de la biomasa es competitiva con respecto a las
alternativas de combustibles fósiles es la producción de calor. La producción pura de calor
o la producción de calor derivada de sistemas combinados de calor y electricidad es com-
parable al coste de utilizar petróleo o gas (alrededor de 0,03-0,06 dólares (kWh).

Impacto económico
La producción de biomasa para uso como combustible genera más renta y empleo que la
mayoría de los otros tipos de combustible. La producción de calor y electricidad a partir
de la biomasa puede también suponer mayor renta y empleo que los generados por com-
bustibles fósiles.
Anuncios recientes de nuevas instalaciones eléctricas de biomasa han permitido crear
empleo a una tasa de un empleado por 0,8-1,6 MW de capacidad de generación. Esto es
unas tres o cuatro veces el empleo creado en la producción eléctrica a base de carbón
(Wright, 1999, da una cifra de un empleado por 3,7-5,3 MW de capacidad instalada de
generación por carbón en Estados Unidos). El mayor empleo generado por la producción
de calor y electricidad de la biomasa es consecuencia del tamaño relativamente pequeño
de las instalaciones de producción y de los mayores volúmenes de material empleado para
producir cada unidad de energía. Otros tipos de producción de energía renovable como
eólica, geotermal e hidroeléctrica ofrecen niveles similares de empleo.

Impacto sobre la tierra y otros recursos


Las necesidades de tierra y agua son similares a las de los combustibles fósiles. El impacto
sobre la tierra y otros recursos tiene lugar principalmente en la producción de la biomasa.

Impacto medioambiental
La biomasa afecta a los recursos edáficos, hídricos y a la biodiversidad. El impacto
medioambiental de la producción de calor y electricidad a partir de la biomasa tam-
bién se puede medir en términos de intensidad energética de los combustibles fósiles,
intensidad de carbono y coste de emisiones evitadas.

78 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Tabla 2.8. Estimaciones del impacto medioambiental de la producción
de energía a partir de biomasa
Indicador Porcentaje de
Estudio Ubicación medioambiental reducción
Mann y Spath (2001) Estados Unidos Reducción de gas de efecto 108-121
invernadero (carbón)
Spath y Mann (2004) Estados Unidos Reducción de gas de efecto 94-126
invernadero (carbón)
Spath y Mann (2004) Estados Unidos Reducción de combustible 80-98
fósil (carbón)
Woods y otros (2006) Reino Unido Reducción de gas de efecto 75-217
invernadero (carbón)
WEC (2004) Estimación global Reducción de gas de efecto 73-98
invernadero (carbón)
Mann y Spath Estados Unidos Reducción de combustible 70-83
fósil (carbón)
Zhang, Habibi, y MacLean Canadá Reducción de gas de efecto 70
(2007) invernadero (carbón)
Spath y Mann (2004) Estados Unidos Reducción de combustible 54-66
fósil (gas)
Spath y Mann (2004) Estados Unidos Reducción de gas de efecto 53-76
invernadero (gas)
Khokhotva (2004) Estimación global Reducción de gas de efecto 50-60
invernadero (carbón)
Zhang, Habibi, y MacLean Canadá $/tCO2e 22-40
(2007)
Spath y Mann (2004) Estados Unidos $/tCO2e 16-19
Katers y Kaurich (2007) Estados Unidos Intensidad de combustible 9-13
fósil (pellets de madera)
Khokhotva (2004) Estimación global Intensidad de combustible 7-13
fósil (madera)
Kumar y Sokhansanj (2007) Canadá Intensidad de combustible 6-8
fósil (switchgrass)
Nilsson (2007) Suecia Intensidad de combustible 3-17
fósil (varios)

Fuente: Elaboración propia.

Se dispone de varias estimaciones del impacto medioambiental de la producción


de calor y electricidad a partir de biomasa sólida (tabla 2.8). Diversos estudios han
analizado las emisiones de gases de efecto invernadero de producciones bioenergé-
ticas comparadas con el carbón o el gas14. Asumiendo que la biomasa se produce de
forma sostenible (es decir, que la reserva de carbono del cultivo de biomasa se rem-
plaza con nuevo cultivo después de la cosecha), las principales emisiones de gases de
efecto invernadero de las producciones energéticas de biomasa están asociadas al uso
de insumos derivados de combustibles fósiles, como los fertilizantes, y a emisiones de
la maquinaria empleada en la cosecha, transporte y procesado de la biomasa.

BIOMASA SÓLIDA 79
Para los combustibles fósiles, se incluyen emisiones similares (por ejemplo para
la producción y transporte del combustible), pero la mayor fuente de emisiones es la
combustión del propio combustible.

Cambios en el uso de la tierra


La intensidad energética de los combustibles fósiles es una medida parecida a la inten-
sidad de carbono (porque tanto las emisiones de carbono como las de gases de efecto
invernadero están estrechamente vinculadas al uso de combustibles fósiles). Varios
estudios han medido la reducción de la intensidad de combustible fósil en los casos
en los que los biocombustibles se sustituyen por combustibles fósiles, o analizan la
intensidad del combustible fósil medida como la cantidad de combustibles fósiles
utilizada para producir cada unidad de biocombustible, ambos medidos en términos
de contenido energético. En la producción de biomasa sólida usada para energía, se
informa de intensidades de combustible fósil en el rango del 3-17 por ciento, según
los insumos utilizados y las distancias de transporte. Otros estudios han sugerido que
si la biomasa sólida se sustituye por carbón en la producción de calor y electricidad,
el uso de combustibles fósiles/unidad de producción energética puede caer desde el
70 por ciento hasta casi el 100 por cien. Sin embargo, si la biomasa se sustituye por
gas natural, la reducción es algo menor (54-66 por ciento), debido a la mayor eficien-
cia de transformación de la producción de calor y electricidad usando gas natural15.
Algunos estudios han señalado un coste de las reducciones de emisiones del uso
de biomasa sólida para producir calor y electricidad de 16-40 dólares/tCO2e. Dadas
las emisiones de CO2 de plantas eléctricas a carbón de alrededor de 0,95 t/MWh
(DOE-EPA, 2000) y las cifras recién presentadas que sugerían que emplear biomasa
sólida para producir electricidad tiene un coste de alrededor de 0,02-0,03 dólares/
kWh más que el del carbón, las reducciones de intensidad de combustible fósil pre-
sentadas en la tabla 2.8 sugerirían un coste de reducción de emisiones solo para el
CO2 de alrededor de 25-40 dólares/tCOe, que es muy parecido al rango de costes
presentado en la literatura al respecto.

SISTEMAS ENERGÉTICOS BASADOS EN PELLETS DE BIOMASA

La producción de energía a partir de pellets de biomasa es un subcomponente de la TPES


de biomasa sólida primaria. La producción de energía a partir de pellets de biomasa es
uno de los usos modernos de la biomasa sólida para generar energía, y su importancia ha
crecido rápidamente en los últimos años (Peksa-Blanchard y otros, 2007). Se trata separa-
damente en este informe porque los pellets de biomasa tienen algunas características que
difieren bastante de los otros tipos de biomasa sólida primaria.
Los pellets se fabrican comprimiendo la biomasa y pasando el material comprimido
a través de una matriz con agujeros del tamaño requerido (normalmente de 6 milímetros
de diámetro, pero a veces de 8 milímetros o incluso más). La alta presión de la prensa hace
que la temperatura de la biomasa aumente; la lignina de la biomasa forma un pegamen-
to natural que cohesiona el pellet al enfriarse. Los pellets generalmente están hechos de

80 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
madera, aunque es posible manufacturarlos a partir de otros tipos de biomasa. China, por
ejemplo, tiene planes para aumentar de forma importante la producción de pellets, desde
prácticamente cero hasta 50 millones de t en 2020, utilizando principalmente residuos
agrícolas (Peksa-Blanchard y otros, 2007).
La calidad de los pellets producidos no se ve afectada por el tipo de biomasa empleada.
El serrín es un insumo preferente, porque el material ya está troceado en partículas de
tamaño pequeño y normalmente tiene bajo contenido de humedad. No obstante, para
cumplir con las normas de la industria del pellet, en general no se puede utilizar madera
reciclada o tratada para la fabricación de pellets debido a la preocupación por la emisión
de sustancias nocivas y de cambios incontrolados de las características de combustión de
los pellets.
Los pellets de biomasa son extremadamente densos. Normalmente se producen con
bajo contenido de humedad (inferior al 10 por ciento), lo que les permite ser quemados
con una eficiencia de combustión muy elevada. Su densidad reduce los requisitos de al-
macenaje y hace que el transporte a larga distancia sea económicamente viable. Su forma
regular y su pequeño tamaño también reduce los costes de manipulación y transporte, y
permite la alimentación automática en el equipo de combustión.
Los pellets se pueden utilizar en instalaciones a gran escala como las centrales eléctri-
cas, pero en lo que más se están utilizando es en cocinas de pellets, en calderas de calefac-
ción y en otros aparatos de calefacción de tamaño pequeño y mediano. La eficiencia de
combustión de estos electrodomésticos ha aumentado en la pasada década a un nivel ahora
comparable al de los electrodomésticos de fuelóleo16.
La mayoría de los pellets de madera se consumen en calderas de tamaño pequeño y me-
diano para suministrar calor a viviendas, barrios, edificios comerciales y a la industria ligera.
Algunos países (por ejemplo, Bélgica y Holanda) usan pellets de madera para la producción
eléctrica a gran escala, probablemente por su necesidad de cumplir con los objetivos de ener-
gías renovables y de importar casi toda la biomasa necesaria para cubrir esta demanda.
El hecho de que sea económicamente viable transportar pellets a larga distancia abre
oportunidades para el comercio internacional de biomasa. Canadá exportó más de 1 millón
de t de pellets en 2006 (aproximadamente la mitad a Europa y la otra mitad a Estados Uni-
dos). En conjunto, Brasil, Chile y Argentina exportan alrededor de 50.000 t de pellets de ma-
dera al año. Varios países europeos también informan de niveles importantes de exportacio-
nes de pellets de madera (alrededor de 1 millón t en total de la Federación Rusa, Polonia y los
países Bálticos) (Peksa-Blanchard y otros, 2007). Dados los aumentos proyectados de pellets
de madera en la Unión Europea hasta 2030 (estimados en alrededor de 185 t/año, ver gráfico
2.4), es probable que se tengan que importar. Como resultado, es probable que aumenten
drásticamente las importaciones de países productores de madera, con el potencial aumento
subsiguiente de las presiones sobre las tierras y sobre las poblaciones locales si no se adoptan
esquemas sostenibles de producción.
Entre 1997 y 2006, los pellets de madera supusieron una parte creciente del suministro
de calor y electricidad a partir de la biomasa sólida primaria (Tabla 2.9). Como resultado del
incremento de los precios de los combustibles fósiles y de las subvenciones, aumentaron de
forma significativa la capacidad de producción de pellets y la instalación de calefacciones por

BIOMASA SÓLIDA 81
82
Tabla 2.9. Consumo anual de pellets de madera en algunos países, 1997-2006
País 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
Suecia 500 525 625 700 900 900 1125 1250 1475 1670
Holanda n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. 1400
Dinamarca 175 190 230 300 410 450 560 730 820 870
Alemania n.a. n.a. 8 30 80 130 190 270 440 700

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Bélgica n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. 400 675
Italia n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. 500
Austria 10 25 50 75 105 150 185 240 320 400
Finlandia n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. 59 100
Francia n.a n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. 5 5 30 90
Polonia n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. 6 25 35
Noruega n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. n.a. 17 21 26
Canadá n.a. 72 79 71 76 92 88 87 85 120
Estados Unidos n.a. 618 602 569 654 727 761 816 945 1024
Total 685 1430 1594 1745 2225 2449 2914 3421 4620 7610
Total (Mtep) 0,28 0,59 0,66 0,72 0,92 1,01 1,20 1,41 1,91 3,14
% del total de calor y
electricidad de biomasa 1 2 3 3 3 4 5 5 7 ---

Fuente: elaboración propia, basada en datos de Peksa-Blanchard y otros 2007 y de la base de datos de la AIE.
Nota: la mayoría de las cifras no disponibles para países europeos es probable que sean cero o muy pequeñas.
--- = no disponible.
pellets, especialmente en Europa y Norte América, teniendo entre ambas regiones 308 fábri-
cas de pellets de madera en 2006 (Gráficos 2.7 y 2.8).

Viabilidad económica
Los principales factores económicos que afectan a la viabilidad económica de la producción
de calor y electricidad a partir de pellets de biomasa son los mismos que los que afectan a
otros tipos de biomasa sólida.
El coste de capital de los equipos e instalaciones, y los costes de mantenimiento y ope-
ración, son ligeramente superiores que los costes en instalaciones que empleen fuelóleo, gas
natural y propano (las principales alternativas de combustible empleadas en instalaciones que
podrían utilizar pellets). Las instalaciones más grandes necesitan gestionar los volúmenes de
pellets requeridos para producir una cantidad determinada de calor o electricidad.
Sin embargo, como resultado del mayor contenido energético de los pellets (comparado
con otros tipos de biomasa sólida) y la posibilidad del manejo mecanizado del material, es
probable que los costes adicionales sean pequeños. El principal factor que afecta a la viabi-
lidad económica de la producción de calor y electricidad es por tanto el coste de los pellets.
Puesto que ahora es comparable la eficiencia de combustión de los aparatos que usan pe-
llets con la de los que usan fuelóleo, gas natural o propano, el coste comparativo de producir
calor y electricidad a partir de pellets se reduce al coste de la energía potencial contenida
en los pellets comparada con la de otros tipos de combustible. 1 t de pellets de madera
contiene aproximadamente 19 GJ de energía, equivalente a 510 litros (135 galones) de
fuelóleo o 760 litros (200 galones) de propano. Dividiendo el coste de los pellets entre
estas cifras obtenemos el precio al que las diferentes alternativas cuestan la misma can-
tidad por unidad de contenido energético.
Este cálculo se presenta en el Gráfico 2.9, donde las líneas rectas muestran el coste
energético equivalente de los pellets de madera frente al propano y combustible de ca-
lefacción a varios precios. Con un precio de combustible de calefacción de 1,50 dólares/
galón, por ejemplo, el precio del pellet de madera equivalente sería de 200 dólares/t.
Si los precios de los pellets cayeran por debajo de esta cantidad, los pellets serían una
fuente de energía más barata que el combustible de calefacción.
El Gráfico 2.9 también ofrece algunas estadísticas sobre los costes comparados de
los tres combustibles en el periodo 2000-07. Estos se señalan en el gráfico con líneas
finas, con los años más recientes hacia la parte derecha del gráfico. El gráfico muestra
que los pellets de madera han sido una fuente de energía más barata que el propano y el
combustible para calefacción en el conjunto del periodo, aunque las diferencias entre los
pellets de madera y el combustible para calefacción eran pequeñas en los primeros años.
En el conjunto del periodo, el coste de emplear pellets de madera no cambió mucho. Por el
contrario, el precio del combustible para calefacción se multiplicó por 2,5, y el precio del
propano se duplicó. Como resultado de estos incrementos de precios, en 2007 el coste de
producir calor y electricidad a partir de pellets de madera era menos que la mitad del coste
del combustible para calefacción y el propano.
El aumento de los precios también supuso un cambio en los costes comparados de
los pellets y del gas natural. En 2002-03 los precios domésticos de gas natural en Estados
Unidos estaban en algo más de 8 dólares/miles de pies cúbicos (AIE, 2008c). A ese precio,

BIOMASA SÓLIDA 83
Gráfico 2.7. Número y ubicación de plantas productoras de pellets de madera
en Europa, 2006
0 500 1.000 kilómetros
16
8
0 200 400 600 millas
28
5
25
8
Mar
del Norte
8 5
2

3 19
1
15
OCÉANO 2
ATLÁNTICO 2
7
15 1
10 4
3 Mar
Negro

Ma
rA
1
36 dr
iát
ico

M
ar
M
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te
rrán
eo

Este mapa fue elaborado por la Unidad de Diseño de Mapas del Banco
Mundial. Las fronteras, colores, denominaciones y cualquier otra
información mostrada en el mapa no implica, por parte del Grupo del
Banco Mundial, ningún juicio sobre la situación legal de cualquier territorio,
ni la aprobación o aceptación de tales fronteras.

Fuente: adaptado de Bioenergy International, 2005.

el coste de los pellets de madera era marginalmente superior que el del gas (por unidad de
contenido energético).
En 2007-08 los precios del gas llegaron a unos 13 dólares/miles de pies cúbicos. En
consecuencia, el coste de utilizar pellets de madera cayó hasta alrededor de un tercio me-
nos que el coste de utilizar una cantidad equivalente de gas.
Todavía no se dispone de estadísticas para el coste de los pellets y de combustibles al-
ternativos en Europa, pero es probable que la tendencia sea similar. El fuerte crecimiento
del uso de pellets de madera en Europa ha sido estimulado con subvenciones. Sin em-
bargo, estas subvenciones se han dirigido principalmente a la sustitución de aparatos
existentes por otros que utilizasen pellets de madera.
El uso de los pellets de madera ya parece ser económicamente viable para algunos
usos en muchos países en desarrollo. Es probable que el crecimiento en este sector
continúe si los precios de los combustibles fósiles siguen elevados.

84 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Gráfico 2.8. Ubicación de plantas productoras de pellets de madera en Norte
América, 2006

Bahía de
Hudson

CANADÁ
OCÉANO

PACÍFICO

ESTADOS OCÉANO

UNIDOS ATLÁNTICO

Existentes
En construcción
0 500 1000 kilómetros
Previstas
0 200 400 600 millas

Este mapa fue elaborado por la Unidad de Diseño de Mapas del Banco Mundial. Golfo de
Las fronteras, colores, denominaciones y cualquier otra información mostrada
en el mapa no implica, por parte del Grupo del Banco Mundial, ningún juicio sobre la
México
situación legal de cualquier territorio, ni la aprobación o aceptación de tales fronteras.

Fuente: Swann, 2006.

Impacto económico
Como sucede con otros tipos de biomasa sólida usada para energía, el principal im-
pacto sobre el empleo del uso de pellets se encuentra en el cultivo de la materia prima
de biomasa. Existe empleo adicional en la producción de pellets. Los pellets se pueden
producir a una escala modesta, por lo que habría oportunidades para empresas peque-
ñas y medianas (con la producción de pellets cerca o ligada a instalaciones de proce-
sado de madera o de la agricultura). No parece que haya más impactos económicos en
la producción de pellets que aquellos asociados a la producción de la materia prima de
la biomasa.

Impacto sobre la tierra y otros recursos


La producción de calor y electricidad a partir de pellets podría tener impactos impor-
tantes sobre la tierra y otros recursos como resultado del cultivo de materia prima para
biomasa. No parece que haya otros efectos sobre la tierra y otros recursos.

Impacto medioambiental
Es probable que las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del uso de
pellets de madera sean ligeramente superiores que las emisiones de la biomasa sólida
primaria para la producción de calor y electricidad, debido a que el uso de pellets intro-
duce otra etapa en el proceso de transformación (la producción de los pellets) entre el
cultivo de la biomasa y su conversión final en calor y electricidad. Los pellets también
se pueden transportar largas distancias, lo que podría conllevar más emisiones deriva-

BIOMASA SÓLIDA 85
Gráfico 2.9. Costes de pellets de madera, propano y combustible para
calefacción en Estados Unidos, 2000-07
precio de los pellets de madera (dólares/t)

500

400

300

200

100

0
0.5 1.00 1.50 2.00 2.50 3.00 3.50
precio de los combustibles alternativos (dólares/galón)

pellets de madera frente a propano


wood pellets vs. heating oil

Fuente: elaboración propia basada en los precios del propano y del combustible para calefacción de la AIE,
2008b, y precios de los pellets de madera de Peksa-Blanchard y otros, 2007.
Nota: los precios de los combustibles fósiles son los precios residenciales del combustible de calefacción
núm. 2 de EEUU y propano (excluidos impuestos). Los precios de los pellets de madera están basados en
un precio de reparto de 150 dólares por tonelada de EEUU en 2007 (según se recoge en Peksa-Blanchard y
otros 2007); los precios se han estimado utilizando los cambios anuales de los precios de comercio de chips
de madera de EEUU (según se recoge en FAOSTAT).

das del transporte. El efecto dependerá de los modos de transporte utilizados. Por las
mismas razones, es probable que la intensidad de combustible fósil del uso de pellets sea
ligeramente superior a la de otros tipos de biomasa sólida primaria (Tabla 2.10).
La única área en la que el uso de los pellets de madera para producir calor y elec-
tricidad es claramente superior es el coste de la reducción de emisiones. Como los
pellets son económicamente atractivos (es decir, tienen menores costes energéticos
que la mayoría de las posibles alternativas de combustibles fósiles), se pueden con-
seguir reducciones de emisiones sin coste instalando aparatos de quema de pellets.
Incluso allí donde se dispone ya de subvenciones para fomentar la sustitución de apa-
ratos existentes por nuevos equipos que usen pellets, es probable que estos costes (las
subvenciones) sean despreciables por t de emisiones de CO2 reducidas a lo largo de la
vida del aparato.

86 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Tabla 2.10. Resumen de las cuestiones e impactos relacionados con la producción de energía a partir de
biomasa sólida
Sistemas modernos e industriales Sistemas de pellets de
Combustión conjunta con Producción de calor y madera (para calefacción
Biomasa tradicional biomasa electricidad doméstica)
Económico
Coste de producción Generalmente más barato que Biomasa: 3,50-4,50 $/mBTU Biomasa: 0,05-0,12 $/kWh Biomasa: 15-25 $/mBTU
la mayoría de las alternativas Carbón: 1,50-3,50 $/mBTU Carbón: 0,02-0,04 $/kWh Carbón: 8-12 $/mBTU
posibles (queroseno, GLP, etc.) (coste del combustible/unidad Gas: 0,04-0,07 $/kWh Gas: 25-35 $/mBTU
neta de insumo) Petróleo: 0,05-0,10 $/kWh Petróleo: 20-25 $/mBTU
(coste variable/unidad pro- (coste variable/unidad pro-
ducida) ducida)
Socioeconómico
Empleo/unidad de 0,30-0,50 años/tep. Mucho 0,02-0,04 años FTE/tep. 0,02-0,04 años FTE/tep. 0,02-0,04 años FTE/tep.
energía mayor que el de los combus- Mucho mayor que el de los Mucho mayor que el de los Mucho mayor que el de los
tibles fósiles (FTE/unidad de combustibles fósiles (FTE/uni- combustibles fósiles (FTE/uni- combustibles fósiles (FTE/uni-
insumo) dad de insumo) dad de insumo) dad de insumo)
Potencial para los pe- Alto: lo habitual es la produc- Bajo: generalmente requiere Medio: la producción a peque- Medio: la producción de pellet
queños productores ción a pequeña escala volúmenes muy grandes de ña escala es viable en ciertas a pequeña escala es viable
madera circunstancias
Tierra y otros recursos
Eficiencia del uso de la No aplica –la producción de Plantaciones forestales en climas templados: 2,6-5,2 tep/ha/año (10-20 m3).
tierra biomasa tradicional no es Cultivos energéticos en climas templados: 5,2-7,8 tep/ha/año (20-30 m3)
generalmente un uso exclusivo Plantaciones de bosques tropicales: 5,2-7,8 tep/ha/año (20-30 m3)
de la tierra–. Campo/bosque/procesado de residuos también posible
Potencial para mejorar Alto: las plantaciones a pe- Bajo: los enormes volúmenes Medio: los rendimientos en tierras degradadas es probable que
la tierra degradada queña escala y agroforestales de madera requeridos es im- sean menores que los dados más arriba, y se requieren grandes
tienen potencial para producir probable que lo hagan factible volúmenes. La producción bioenergética solo será viable en
biomasa tradicional lugares donde existan áreas importantes de tierras degradadas
disponibles para la producción.
(continúa)

BIOMASA SÓLIDA
87
88
Tabla 2.10. (Continuación)
Sistemas modernos e industriales Sistemas de pellets de
Combustión conjunta con Producción de calor y madera (para calefacción
Biomasa tradicional biomasa electricidad doméstica)
Impacto en bosques Variable: la recolección de
naturales biomasa tradicional puede
llevar a degradación del suelo

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
y a deforestación en ciertas cir-
cunstancias. También se ha de- Alto: los enormes volúme- Bajo: si se emplea el procesado de residuos (probablemente una
mostrado que ocasionalmente nes de madera requeridos de las fuentes de biomasa más atractiva en muchos lugares).
puede llevar a la reforestación es probable que precisen el Alto: si se requiere plantación forestal o desarrollo de cultivo
(plantación de árboles para desarrollo de plantaciones a energético, y si se planea la generación de calor y electricidad a
recolección de biomasa). gran escala. gran escala.
Impacto en la Variable: la recolección de Es probable que una escala de producción de biomasa para energía media-baja a grande resulte
agricultura leña suele integrarse en ciclos en la conversión de bosques en cultivos energéticos, más que en la conversión de tierras agríco-
de rotación de cultivos. Sin las.
embargo, la recolección de
residuos puede tener impacto
negativo en la fertilidad del
suelo.
Competencia por los No aplica –la producción de Variable: la producción de biomasa para energía de media a gran escala sí incrementa la com-
recursos biomasa tradicional emplea petencia para la industria y los usos de madera de tamaño pequeño. Su impacto depende de si
poco o ningún insumo de dichos recursos ya están utilizándose por la industria transformadora forestal. Actualmente,
combustibles fósiles–. estos impactos se sienten en países desarrollados; no obstante, si la producción se desplaza hacia
países en desarrollo podría haber competencia por los recursos.
Medioambiental
Intensidad energética No aplica –la producción de 6,25 por cien (Mann, 1997) 8,83-12,76 por cien (Katers)
(insumo de combustible biomasa tradicional emplea
fósil/unidad de energía poco o ningún insumo de
producida) combustibles fósiles–.
Intensidad de carbono Variable: depende de si la 46 g/kWh (Mann, 1997) 120-210 kg/mBTU (Katers)
(emisiones de dióxido biomasa es cosechada de forma Carbón: 910g/kWh
de carbono/unidad de sostenible. (DoE, 2000)
energía producida) Actualizado con el informe de
emisiones de la AIE
Coste/tCO2e evitadas No aplica 34-92 $ (sustituyendo carbón)
Impacto sobre los No aplica Los cultivos energéticos y arbóreos con demanda de agua media/alta generalmente tienen una
recursos hídricos demanda mucho mayor de agua que los pastos y los cultivos agrícolas, con pocas excepciones
(p. ej. el arroz o la caña de azúcar). Esto es especialmente cierto para algunos de los cultivos de
mayor rendimiento, como eucalipto, sauce y chopo. es probable que La disponibilidad de agua y
la demanda sean un factor limitativo en la expansión de los cultivos de biomasa.

Impacto variable en la calidad del agua: las plantaciones forestales y otros cultivos energéticos de
biomasa pueden tener impactos positivos en la calidad del agua allí donde remplazan a cultivos
agrícolas, pero el impacto global varía considerablemente de un sitio a otro.
Impacto sobre los Medio: la recolección de bio- Variable: las plantaciones forestales y otros cultivos energéticos de biomasa pueden tener impac-
recursos edáficos masa tradicional generalmente tos positivos sobre la erosión del suelo e incrementar sus nutrientes. Sin embargo, la producción
degrada algo la tierra, a menos intensiva de cultivos de biomasa para energía posiblemente degrade los suelos y requiera insu-
que esté dentro de los límites mos artificiales en muchos casos.
de productividad de la tierra y
del bosque.
Impacto sobre la biodi- Medio: es probable que la reco- Variable: es probable que las plantaciones forestales y otros cultivos energéticos de biomasa ten-
versidad lección de biomasa tradicional gan algún impacto negativo sobre la biodiversidad, a no ser que sustituyan a cultivos agrícolas.
produzca algunos efectos nega- Adicionalmente, es posible que los cultivos energéticos de biomasa más productivos en muchos
tivos sobre la biodiversidad. lugares sean especies introducidas.
La magnitud de estos efectos
dependerá del grado de degra-
dación forestal al que lleve.

BIOMASA SÓLIDA
89
NOTAS

1. Según la AIE (2007, p. 5), «la biomasa sólida primaria se define como toda materia ve-
getal utilizada directamente como combustible o convertida en otras formas antes de la
combustión. Incluye multitud de materias leñosas generadas por procesos industriales
o derivadas directamente de la silvicultura y la agricultura (leña, astillas de madera,
corteza, serrín, virutas, astillas, lejías de sulfito conocidas también como licor negro,
materias y residuos animales y otra biomasa sólida). Se incluye también el carbón ve-
getal».
2. La definición de la FAO de dendrocombustible (esto es, el uso de la madera para la
producción de energía) incluye la madera empleada para producir carbón.
3. Las regiones desarrolladas utilizadas en este estudio son América del Norte (Canadá
y Estados Unidos); los 27 Estados miembros de la Unión Europea (UE) más Islandia,
Noruega y Suiza; y Australia, Japón y Nueva Zelanda. Las regiones en desarrollo son las
definidas por el Banco Mundial en http://go.worldbank.org/9FV1KFE8P0. La región
de Europa y Asia Central excluye a los países de la UE.
4. El precio de estos materiales está incrementándose en algunas regiones (por ejem-
plo en Europa), como resultado de la competencia entre los sectores energético y de
transformación forestal. En el futuro próximo, el coste de estos materiales podría ser
parecido al coste de los residuos agrícolas y forestales.
5. Cuando existe el coste de oportunidad de utilizar los rastrojos forestales como fuente
de energía (por ejemplo en las industrias de pasta de papel y tableros de madera), ese
coste, más que el coste de producción, es el más apropiado para medir el coste real.
Cuando la demanda es elevada, los costes de oportunidad pueden ser mayores que
los costes de producción mostrados aquí (para más información ver la sección sobre
viabilidad económica de la producción de biocombustibles líquidos en el capítulo 3).
6. Es probable que el uso de residuos de procesado cree mucho menos empleo que los
cultivos energéticos o que la recolección de residuos in situ, pero en la mayoría de los
casos el empleo generado probablemente sea todavía mayor que en otras formas de
energía.
7. La mayoría de estos estudios examinan situaciones en las que la biomasa es quema-
da de forma combinada con combustibles fósiles. Las reducciones de gases de efecto
invernadero citadas aquí son convertidas para comparar solamente las emisiones de
los componentes de la biomasa frente a los combustibles fósiles a los que remplazan.
Las emisiones de otros gases de efecto invernadero en estos estudios también se han
convertido a equivalentes de CO2.
8. En general las mayores reducciones se consiguen cuando se compara la biomasa con
el carbón, más que con el gas natural.
9. Puede que la leña no sea siempre la opción menos costosa. Un estudio en Tanza-
nia, por ejemplo, muestra que, además del coste inicial de las cocinas, el coste total
mensual para los consumidores es de unos 18 dólares de un recambio de GLP, o de
20,80 dólares de la compra de carbón vegetal. La ventaja del carbón vegetal es que una
familia puede comprarlo de pequeñas en pequeñas cantidades, mientras que el coste
del GLP deben pagarlo por adelantado. Las opciones de consumo a veces dependen
de la disponibilidad de efectivo, de la fiabilidad del suministro y de la capacidad del
suministrador para dividir el suministro (Banco Mundial, 2009).

90 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
10. Existen pruebas anecdóticas que sugieren que la combustión de dendrocombustibles
pueden tener algunos efectos positivos sobre la salud, como la capacidad del humo
para actuar como repelente de mosquitos, y con ello reducir la incidencia de malaria.
Una revisión sobre el asunto del año 2007 sugiere que no existe suficiente evidencia
científica para apoyar esta teoría (Biran y otros, 2007).
11. Aunque el estudio incluye tanto el uso del carbón como el de la biomasa sólida para
energía, el uso del carbón es relativamente pequeño, sugiriendo que casi todo este im-
pacto es producido por los usos tradicionales de la biomasa sólida para energía.
12. Nótese que esto es una sobre-estimación, ya que no incluye la energía requerida para
producir y transportar el queroseno.
13. Probablemente existan muchas centrales eléctricas de pequeña escala produciendo ca-
lor y electricidad en áreas rurales de algunos países en desarrollo. Las estadísticas de
2004 para la India, por ejemplo, muestran más de 1.900 centrales eléctricas que utilizan
biomasa, con una capacidad de generación media de 0,4 MW (Ministerio de Fuentes
de Energía No Convencionales de la India, citado en Abe, 2005). Además, casi todas
las instalaciones de transformación forestal a gran escala en países desarrollados (y en
países en desarrollo como Brasil) producen calor (y a veces electricidad) para su propio
funcionamiento, y la producción de calor y electricidad es frecuente en algunas ins-
talaciones de transformación agrícola en todo el mundo (por ejemplo en los ingenios
azucareros).
14. La mayoría de estos estudios analiza las situaciones en las que la biomasa es quemada
conjuntamente con combustibles fósiles. Las reducciones de gases de efecto inverna-
dero expuestas aquí se han convertido para comparar las emisiones únicamente de
los componentes de la biomasa frente a las de los combustibles fósiles a los que han
remplazado. Las emisiones de otros gases de efecto invernadero analizadas en estos
estudios también se han convertido a CO2 equivalente.
15. La eficiencia de transformación (rendimiento energético como proporción del conte-
nido energético) no es muy diferente para el carbón y la biomasa en las instalaciones
modernas; ambos tipos de combustible son menos eficientes que la producción de
calor y electricidad realizada utilizando gas natural.
16. La eficiencia de combustión es la proporción del contenido energético del combustible
que se convierte en calor útil, y esta es ahora de alrededor del 80-85 por ciento en los
nuevos electrodomésticos.

BIOMASA SÓLIDA 91
92 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
CAPÍTULO TRES

Biocombustibles líquidos

Mensajes principales

ƒ Se espera que los efectos de los biocombustibles líquidos sobre los bosques sean prin-
cipalmente indirectos, derivados del desplazamiento de las actividades agrícolas y
ganaderas.
ƒ Tomando como base los objetivos existentes actualmente, se espera que el consumo
de biocombustibles líquidos aumente de forma significativa; los mayores incrementos
tendrán lugar en Estados Unidos (bioetanol) y en la Unión Europea (biodiésel), se-
guidos de América Latina y Caribe (bioetanol) e India y China (biodiésel).
ƒ La producción de bioenergía a partir de biocombustibles líquidos puede tener efectos
tanto positivos como negativos sobre la población pobre. La producción puede crear
empleo y aumentar las rentas, pero puede aumentar la inseguridad alimentaria si se
emplean cultivos básicos para la producción de energía.
ƒ Los impactos sobre el cambio climático son bastante inciertos y pueden ser tanto
positivos como negativos, en función del cultivo empleado para producir los biocom-
bustibles y del tipo de uso de la tierra existente antes de desarrollar la producción.

Los biocombustibles líquidos se producen principalmente a partir de cultivos agrícolas.


Incluyen los siguientes alcoholes y biocarburantes:

ƒ Producción de alcohol a partir de cultivos de azúcar. Este es en la actualidad el tipo


principal de producción de biocombustible líquido en países en desarrollo. Consiste
esencialmente en la producción de etanol a partir de la caña de azúcar.

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS 93
ƒ Producción de alcohol a partir de cultivos de almidón. Este es en la actualidad el tipo principal
de producción de biocombustible líquido en países desarrollados. Consiste esencialmente
en la producción de alcohol a partir del maíz. Este sistema podría ser considerado en países
en desarrollo. Dado que tiene implicaciones sobre la pobreza (con respecto a los precios
de los alimentos) y sobre la gestión de los recursos naturales, debería examinarse de forma
separada.
ƒ Producción de biodiésel a partir de aceites comestibles. Este es hoy en día el tipo principal de
producción de biodiésel. Tiene implicaciones importantes sobre la pobreza (en términos
de impacto sobre los precios de los alimentos y sobre la seguridad alimentaria). La fuente
principal de biodiésel de esta categoría proviene del aceite de palma.
ƒ Producción de biodiésel a partir de aceites no comestibles. La producción actual de aceites no
comestibles es insignificante, pero se está desarrollando rápidamente el interés por la jatrofa.
Puesto que se basa en materias primas no comestibles, tiene diferentes implicaciones sobre
la pobreza y la gestión de recursos naturales que el resto de opciones agrícolas para la pro-
ducción de biocombustibles.
ƒ Producción de alcohol a partir de celulosa (madera y gramíneas). Se está trabajando en el
desarrollo de mayores rendimientos energéticos por unidad de superficie, para incrementar
la eficiencia energética y para abordar las preocupaciones sobre la desviación de cultivos ali-
menticios hacia bioenergía. A la producción de alcohol a partir de celulosa se le denomina
a menudo tecnología de biocombustibles de segunda generación.
ƒ Alcoholes superiores, biodiésel y otros aceites derivados de la celulosa. Se están examinando di-
ferentes tecnologías termo-mecánicas [procesos de biomasa-a-líquido (BTL)]. Estas fuentes
se denominan tecnología de biocombustibles de segunda generación.
ƒ Biocombustibles de tercera generación. Existen tecnologías más eficientes y avanzadas para
la producción de biocombustibles que se encuentran también en un estado incipiente de
desarrollo. Se describen brevemente en el apéndice D.

EL BIOETANOL COMO COMBUSTIBLE

Hoy en día la mayoría de los países produce todo el bioetanol que necesita para cubrir sus
necesidades. Las principales excepciones son los Estados Unidos (que importa un 5-10 por
ciento de sus necesidades de consumo) y Japón y la República de Corea (que se basan princi-
palmente en las importaciones).
La producción de los Estados Unidos se basa en su mayoría en el maíz, y la de la Unión
Europea en una mezcla de cereales y, a menor escala, en la remolacha azucarera. Ya se está
probando a pequeña escala la producción de bioetanol a partir de cultivos no alimenticios, y
está comenzando a desarrollarse a gran escala. Se está construyendo una planta de produc-
ción (Range Fuels en el estado de Georgia, en Estados Unidos) con una primera fase de unas
60.000 t/año de capacidad, y una capacidad final de 300.000 t/año. La planta, que utilizará
madera como materia prima, está actualmente en construcción. Existen algunas otras plantas
que están operando de manera experimental. Otras plantas en construcción emplean mate-
rias primas diversas como paja, residuos de cítricos y madera de chopo (ver en la tabla C.2 del
apéndice un listado de las instalaciones de biocombustible en Estados Unidos).

94 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Brasil es con mucha diferencia el mayor exportador de bioetanol para uso como combus-
tible. Su producción se basa en la caña de azúcar. La producción en otros países en desarrollo
se basa en una mezcla de caña de azúcar, melazas, tubérculos y cereales como el maíz, el sorgo
dulce y el trigo.
Argentina y algunos países en desarrollo (por ejemplo Indonesia, Pakistán y Sudáfrica)
también son importantes exportadores de etanol. No es posible identificar cuántas de estas
exportaciones son utilizadas como combustible porque las estadísticas de comercio interna-
cional no desglosan las exportaciones de etanol según su uso.

Tendencia a largo plazo


El consumo de bioetanol como combustible se ha incrementado notablemente desde 1975
(Gráfico 3.1). Brasil y Estados Unidos son los dos mayores consumidores de bioetanol, y cada
uno tiene una larga historia de consumo de bioetanol como combustible. El consumo en

Gráfico 3.1. Consumo anual de bioetanol como combustible, por regiones, 1975-2008
40

35

30
consumo (millones de t)

25

20

15

10

0
1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005

África Asia Oriental y Pacífico


Asia Meridional Australia, Japón y Nueva Zelanda
Oriente Medio y Norte de África Unión Europea (27) + Islandia,
América Latina y Caribe Noruega y Suiza
Europa y Asia Central América del Norte

Fuente: elaboración propia, basada en datos de la AIE, 2006b.


Nota: una t de bioetanol es igual a unas 0,64 t de petróleo equivalente.

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS 95
Tabla 3.1. Consumo de bioetanol como combustible, por regiones,
2005-08
Región 2005 2006 2007 2008
Norte América 12,2 16,8 21,1 29,7
Unión Europea (27) + 3 0,9 1,5 2,2 3,1
Australia, Japón y Nueva Zelanda 0,0 0,1 0,0 0,2
Asia Oriental y Pacífico 1,0 1,4 1,6 1,8
Europa y Asia Central 0,0 0,1 0,2 0,3
América Latina y Caribe 10,6 9,4 12,6 16,0
Oriente Medio y Norte de África 0,0 0,0 0,0 0,0
Asia Meridional 0,1 0,1 0,1 0,2
África Subsahariana 0,0 0,0 0,0 0,1
Países desarrollados 13,2 18,3 23,4 33,0
Países en desarrollo 11,6 11,0 14,5 18,4
Total mundial 24,8 29,3 37,9 51,4

Fuente: elaboración propia, basada en AIE, 2006b.

Brasil aumentó rápidamente en la década de los 80, hasta alcanzar cerca de 10 millones de t
al año; se mantuvo a este nivel entre mediados de los 80 y 2006. En 2007 y 2008, el aumento
de las ventas de vehículos híbridos (flex-fuel) incrementó su consumo, que sobrepasó los 15
millones de t en 2008 y se espera que continúe creciendo vigorosamente en el futuro si los ve-
hículos híbridos remplazan a los vehículos convencionales. El consumo en Estados Unidos
aumentó de forma gradual hasta el año 2000. A partir de entonces casi se ha quintuplicado,
hasta alcanzar unos 28 millones de t en 2008, convirtiendo a Estados Unidos en el mayor
consumidor mundial.
Canadá consumió alrededor de 1,3 millones de t de bioetanol en 2008. En la Unión
Europea, los principales consumidores son Francia, Alemania, España y Suecia. Australia,
Japón y Nueva Zelanda consumen cantidades muy pequeñas de bioetanol (Tabla 3.1). En
regiones en desarrollo, los principales consumidores de bioetanol como combustible son
Brasil, China, India, Colombia y Tailandia. Actualmente no se conoce que exista consumo
importante de bioetanol como combustible en ningún otro país en desarrollo.

Perspectivas
Se espera que el consumo de bioetanol se multiplique por siete, desde los 25 millones de t
en 2005 hasta 170 millones de t en 2030 (Gráfico 3.2). Estados Unidos representa la mayor
parte del consumo previsto y la mayoría de este crecimiento. El impacto del Estándar de
Combustible Renovable de EEUU (U.S. Renewable Fuel Standard) (EPA, 2008) se ha previs-
to oficialmente solo hasta 2012; estas previsiones asumen que no se producirán incrementos
después de 2022.
América Latina y Caribe representa la siguiente mayor cuota del consumo previsto de
bioetanol, liderada por Brasil pero incluyendo consumos en algunos otros países. Su cuota
del consumo global no se incrementa notablemente comparada con las previsiones para la
Unión Europea y Asia Oriental y Pacífico, donde se espera un crecimiento importante como
consecuencia de la entrada en vigor de los mandatos de mezcla. Otras regiones representan

96 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Gráfico 3.2. Consumo anual estimado de bioetanol como combustible, por regiones,
2010-30
180

160

140
consumo (millones de t)

120

100

80

60

40

20

0
2010 2015 2020 2025 2030
África Asia Oriental y Pacífico
Asia Meridional Australia, Japón y Nueva Zelanda
Oriente Medio y Norte de África Unión Europea (27) + Islandia,
América Latina y Caribe Noruega y Suiza
Europa y Asia Central América del Norte

Fuente: elaboración propia, basada en AIE, 2006b, y objetivos políticos nacionales.

solo una pequeña parte del consumo previsto, si bien podría darse un crecimiento importan-
te del consumo en Japón si se introdujese un mandato de mezcla en ese país.
La previsión oficial de la producción de bioetanol en Estados Unidos incluye un límite
a la producción a partir de maíz de 15 billones de galones en 2015 (equivalente aproxi-
madamente a 45 millones de t). Se espera que los incrementos de producción adicional
provengan de la celulosa y de otras fuentes (que son todavía especulativas).

EL BIODIÉSEL COMO COMBUSTIBLE

Como ocurre con el bioetanol, la mayor parte de los países produce su propio biodiésel
para cubrir la demanda doméstica. La producción de biodiésel en Brasil y Estados Unidos
está basada en gran medida en la soja. La producción en China y Japón se basa principal-
mente en residuos de aceites vegetales (aunque China está considerando la colza y la jatro-
fa para su futuro desarrollo). La materia prima principal en Canadá es la colza. La colza es

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS 97
también la materia prima principal en Europa, junto con aceite o semillas importados (por
ejemplo aceite de palma); deshechos de grasas animales; y aceites vegetales. La producción
en Indonesia y Malasia se basa en el aceite de palma (si bien Indonesia está considerando
también la jatrofa1).

Tendencia a largo plazo


El uso del biodiésel como combustible es mucho más reciente que el del bioetanol, con
consumos significativos solamente a partir de finales de los 90. El consumo total represen-
ta solamente alrededor de 1/10 del de bioetanol (Gráfico 3.3).
La Unión Europea es con mucho el principal consumidor de biodiésel, con 24 países
consumidores en 2007 (Tabla 3.2). Los mayores consumidores de la UE son Alemania,
Francia, Italia, España, Países Bajos y Reino Unido, representando entre todos ellos alre-

Gráfico 3.3. Consumo anual de biodiésel, por regiones, 1970-2008

15.00
14.00
13.00
12.00
11.00
consumo (millones de t)

10.00
9.00
8.00
7.00
6.00
5.00
4.00
3.00
2.00
1.00
0.00
1995 2000 2005
África Asia Oriental y Pacífico
Asia Meridional Australia, Japón y Nueva Zelanda
Oriente Medio y Norte de África Unión Europea (27) + Islandia,
América Latina y Caribe Noruega y Suiza
Europa y Asia Central América del Norte

Fuente: elaboración propia, basada en las estadísticas de biodiésel de agencias gubernamentales, asocia-
ciones empresariales y empresas consultoras.
Nota: una t de biodiésel es igual a unas 0,90 t de petróleo equivalente.

98 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Tabla 3.2. Consumo anual de biodiésel, por regiones, 2005-08
Región 2005 2006 2007 2008
África 0 0 0 0
Australia, Japón y Nueva Zelanda 0 84 172 330
Asia Oriental y Pacífico 126 210 404 1.655
Europa y Asia Central 0 0 0 0
Unión Europea (27), Islandia,
Noruega y Suiza 2.702 4.705 6.267 8.107
América Latina y Caribe 22 84 534 1.724
Oriente Medio y Norte de África 0 0 0 0
Norteamérica 268 791 1.568 1.331
Asia Meridional 0 100 200 500
Países desarrollados 2.970 5.579 8.007 9.768
Países en desarrollo 148 394 1.138 3.879
Total mundial 3.118 5.974 9.145 13.647
Fuente: elaboración propia, basada en AIE, 2006b, y objetivos políticos nacionales.

dedor del 80 por ciento del consumo total de la Unión Europea. El consumo en Estados
Unidos alcanzó cerca de 1,5 millones de t en 2007, con un fuerte incremento desde las
800.000 t consumidas en 2006. El consumo en Canadá es insignificante, pero la capacidad
de producción asciende a cerca de 1,3 millones de t.
El fuerte aumento del precio de los aceites vegetales en el primer semestre de 2008
tuvo como consecuencia una caída de la demanda en la Unión Europea y Estados Unidos,
pues incluso con incentivos de precios el biodiésel no era competitivo frente al gasóleo. La
demanda se ha recuperado a raíz de que los precios de los aceites vegetales y del biodiésel
han vuelto a niveles competitivos, si bien todavía son poco rentables. Sobre la base de las
normativas gubernamentales, se espera que en 2009 el consumo en estos grandes merca-
dos supere los niveles de 2007.
El consumo de biodiésel en países en desarrollo es relativamente bajo: en 2007 sola-
mente se registró un consumo significativo en Argentina, Brasil, Colombia, China, India,
Indonesia y Malasia. Brasil incrementó su consumo en 2006 (hasta 45.000 t) y en 2007
(hasta 430.000 t). La India consumió alrededor de 200.000 t de biodiésel en 2007, e Indo-
nesia y Malasia juntas consumieron alrededor de 220.000 t.

Perspectivas
Se prevé que el consumo de biodiésel aumente, desde menos de 5 millones de t en 2005
hasta casi 65 millones de t en 2030 (Gráfico 3.4). Inicialmente, se espera que la mayoría
del incremento previsto se produzca en la Unión Europea, si bien es probable que el creci-
miento en países en desarrollo (especialmente en India y China) represente la mayor parte
del crecimiento esperado del consumo después de 2020. Las previsiones asumen que los
mandatos de mezcla de biodiésel propuestos en India y China entrarán en vigor en 2020;
después se espera un crecimiento elevado y continuo como resultado del elevado y con-

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS 99
Gráfico 3.4. Consumo anual estimado de biodiésel, por regiones, 2010-30

70

60

50
consumo (millones de t)

40

30

20

10

0
2010 2015 2020 2025 2030
África Asia Oriental y Pacífico
Asia Meridional Australia, Japón y Nueva Zelanda
Oriente Medio y Norte de África Unión Europea (27) + Islandia,
América Latina y Caribe Noruega y Suiza
Europa y Asia Central América del Norte

Fuente: elaboración propia, basada en AIE, 2006b, y objetivos políticos nacionales.

tinuo crecimiento del consumo de diésel en estos países. Se espera que en 2020 los países
en desarrollo adelanten a los desarrollados en lo que respecta al consumo de biodiésel.

VIABILIDAD ECONÓMICA DE LA PRODUCCIÓN DE


BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS

El coste de producción de biocombustibles líquidos está determinado por el coste de la


materia prima de la biomasa y por el coste de su conversión a biocombustible líquido. A
su vez, estos costes están determinados por el coste de cultivar, cosechar y transportar la
materia prima, más los costes de capital y de operación asociados a la transformación.
Los valores de mercado local o de exportación de los cultivos utilizados para producir
biocombustibles líquidos (sus costes de oportunidad) muchas veces son una medida
más apropiada de los costes de la materia prima que los costes reales, pues la mayoría de

100 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


estos cultivos tienen usos alternativos significativos (la mayoría son productos alimenti-
cios principales). Excepto en el caso de producción a partir de celulosa (que se verá más
abajo), los costes de la materia prima representan la mayor parte de los costes totales de
producción de los biocombustibles líquidos.
En comparación con el precio de la gasolina o del gasóleo, el coste de materia prima
por litro de biocombustible líquido se puede calcular como el precio de mercado de
estos cultivos (por t) dividido por el rendimiento del biocombustible por t. Para realizar
una comparación adecuada sobre una base energética, esta conversión debería tener
también en cuenta el contenido relativo de energía del biocombustible líquido (insig-
nificante para el biodiésel pero de alrededor del 50 por ciento para el bioetanol, como
consecuencia de su menor contenido energético comparado con la gasolina).
Los rendimientos del etanol y de la gasolina a partir de cultivos son muy variables
(Tabla 3.3). Por ejemplo, 1 t de maíz puede producir aproximadamente 400 litros de
bioetanol, equivalente a 260 litros de gasolina en términos de su contenido energético.
Las diferencias entre estas dos medidas para el mismo cultivo reflejan el contenido de
aceite del cultivo (el contenido de aceite de la colza, por ejemplo, es aproximadamente
el doble que el de la soja). La mayoría de los aceites vegetales tienen una densidad rela-
tiva similar (alrededor de 1.100 l/t); la conversión de aceite a biodiésel y de biodiésel a
gasóleo fósil supone pérdidas insignificantes en términos de rendimiento y contenido
energético.

Tabla 3.3. Rendimientos típicos de los principales cultivos empleados


para la producción de biocombustibles líquidos, 2008
Cultivo Rendimiento Comentarios
Cultivos para bioetanol Etanol (l/t) Gasolina
equivalente (l/t)
Maíz 400 260 Rango estrecho de rendimien-
to de etanol (370-410 l/t)
Mandioca 180 120
Celulosa 150 100 Rango amplio de rendimiento
de etanol (100-300 l/t)
Sorgo dulce 108 70
Caña de azúcar 70 45
Cultivos para biodiésel Aceite (l/t) Gasóleo equivalente
(l/t)
Aceite de colza 1.100 1.100
Aceite de soja 1.100 1.100
Aceite de palma 1.100 1.100
Colza 440 440 Rendimiento con buena tecno-
logía de extracción del aceite
Soja 210 210
Celulosa -- 125 Rango amplio de rendimiento
del biodiésel (75-200 l/t)

Fuente: elaboración propia, basada en cálculos de la FAO, 2008b.


Nota: -- = no disponible.

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS 101


La principal incertidumbre con respecto a los rendimientos de la producción de
biocombustibles líquidos concierne a la producción de biocombustible líquido a partir
de celulosa. Se conocen los rendimientos teóricos, pero los rendimientos reales depen-
den de los procesos de producción elegidos y de sus costes. No está claro si se adopta-
rán procesos de producción más costosos para conseguir mayores rendimientos, o si se
adoptarán tecnologías más sencillas a gran escala. Se está llevando a cabo un importante
trabajo de investigación y desarrollo de estas tecnologías, con el objetivo de reducir
algunos de estos costes.
El coste de convertir las materias primas en biocombustibles líquidos depende de
los costes del trabajo, de la energía y de otros insumos; de la escala de operaciones y de
la tecnología de transformación. En Estados Unidos, exceptuando el coste de la materia
prima, el resto de costes de producir etanol es de alrededor de 0,15 dólares/l para el maíz
y de alrededor de 0,25 dólares/l para la caña de azúcar (la cifra es ligeramente inferior en
Brasil) (FAO, 2008b). Los costes de transformación de los otros cultivos son inciertos,
si bien algunos estudios llevados a cabo en China y Tailandia informan de costes de
producción excluido el de materia prima de alrededor de 0,20 dólares/l para la mandio-
ca (FAO, 2008b). Los costes de transformación para convertir los aceites vegetales en
biodiésel pueden ser de alrededor de 0,15 dólares/l. El coste de producción también se
ve afectado si existe mercado para alguno de los subproductos de los procesos de con-
versión y por el valor de esos subproductos.
El coste de producción de biocombustibles líquidos para el periodo 2005-09 se ha
estimado en base a los rendimientos de los biocombustibles líquidos mostrados más
arriba, a los precios internacionales de los productos básicos, y a los costes actuales de
transformación de lo que no es la materia prima (Gráfico 3.5). Estas cifras se convir-
tieron al coste por litro de gasolina o diésel equivalente; a efectos comparativos, en el
Gráfico 3.5 se muestran también los precios mundiales de la gasolina y del gasóleo.
Durante el periodo 2005-09 los costes de los biocombustibles líquidos fueron casi
siempre más altos que el coste de sus alternativas fósiles. El coste por litro de bioetanol
de maíz y de la gasolina fue aproximadamente el mismo a lo largo del periodo, pero el
bioetanol era más caro en términos de su contenido energético. El coste de la produc-
ción de bioetanol a partir de la caña de azúcar fue generalmente más bajo que el coste
de producción a partir del maíz, pero todavía era ligeramente más caro (en términos
económicos) que la gasolina en casi todos los países excepto en Brasil2.
El coste de producir biodiésel era también más elevado que el coste del gasóleo obte-
nido de combustibles fósiles. En este caso se puede hacer una comparación más directa,
pues el contenido energético de ambas alternativas es aproximadamente el mismo. La
producción de biodiésel a partir de aceite de palma era ligeramente más cara que la del
gasóleo (en algunas ocasiones, era ampliamente comparable en coste). Por el contrario,
la producción de biodiésel a partir de aceite de colza era mucho más cara que el gasóleo
(por unos 0,40 dólares/l).
Bajo circunstancias muy concretas, los biocombustibles líquidos pueden ser una
alternativa económicamente viable a los combustibles fósiles. Sin embargo, dada la de-
manda existente sobre estas materias primas para su uso como alimento y pienso, no
parece probable que su uso como materias primas de biocombustibles sea económica-

102 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Gráfico 3.5. Precios mundiales de gasolina, diésel, maíz, aceite de colza y aceite de
palma, 2005-09

1.80

1.60

1.40

1.20

1.00
$/litro

0.80

0.60

0.40

0.20

0
Ene-05 Ago-05 Feb-06 Sep-06 Abr-07 Oct-07 May-08 Nov-08 Jun-09

gasolina normal convencional (precio spot FOB Puerto de Nueva York)


gasóleo (precio spot FOB Ámsterdam-Róterdam-Amberes)
maíz (U.S. número 2 amarillo, FOB Golfo de México)
aceite de colza (crudo FOB Róterdam)
aceite de palma (mercado de futuros de aceite de palma de Malasia,
primer contrato forward, 4-5 por ciento FFA)

Fuente: USDA, 2009.


Nota: los costes de las materias primas de los biocombustibles líquidos se ajustaron para el contenido ener-
gético para permitir la comparación en términos de equivalente energético.

mente viable ni ahora ni en el futuro cercano; se continuarán necesitando subvenciones


y otras medidas políticas para fomentar su uso.

IMPACTOS SOCIALES Y MEDIOAMBIENTALES

Impacto sobre la seguridad alimentaria


El impacto de los biocombustibles sobre los precios globales de los alimentos es muy va-
riable. Depende de la materia prima utilizada y de si se ha desviado tierra agrícola para
su producción. Históricamente los precios agrícolas han estado afectados por los precios
de la energía, especialmente en países que emplean prácticas de agricultura intensiva,
porque el aumento del coste de los insumos basados en combustibles fósiles como el
gasóleo, los fertilizantes y los pesticidas finalmente reducen la producción. A raíz del
uso creciente de productos agrícolas para producir bioenergía, los precios de la energía
y los precios de las materias primas están cada vez más interrelacionados (Raswant, Hart
y Romano, 2008).

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS 103


Durante el año 2008, los precios globales de los alimentos fueron muy volátiles. Los
precios de las materias primas de biocombustibles líquidos en el mismo periodo tam-
bién experimentaron amplias fluctuaciones. Aunque los precios de los alimentos (y de
los combustibles) han caído desde los picos alcanzados en 2008, los precios de los prin-
cipales cereales permanecen por encima de la media, y se estima que los precios de la
mayoría de los cultivos alimenticios permanecerán hasta 2015 bien por encima de los
niveles de 2004 (Banco Mundial, 2008a).
La volatilidad de los precios y los elevados precios de los productos básicos esencia-
les pueden tener consecuencias devastadoras sobre la población pobre. En los países en
desarrollo, los hogares urbanos y rurales sin tierras, los hogares asalariados, los hogares
rurales compradores netos de alimentos y los consumidores urbanos sufren más los ele-
vados precios de los alimentos (Raswant, Hart y Romano, 2008; Rossi y Lambrou, 2008).
Los países que son más vulnerables a los aumentos de los precios de los alimentos son
normalmente aquellos que dependen del petróleo importado. El aumento de la produc-
ción de biocombustibles es probable que exacerbe esta vulnerabilidad (CGIAR, 2008).
Aquellos que probablemente se beneficiarán más de los incrementos de precios son los
productores activamente involucrados en el cultivo y venta de productos agrícolas o de
materias primas para biocombustibles.
En respuesta a estas preocupaciones, algunos países (como China y México) han ins-
taurado una moratoria al uso de cereales comestibles (especialmente maíz) como fuente
de combustible. Por el contrario, en Estados Unidos (el principal productor mundial)
se espera que casi un tercio del total de la producción de maíz en 2009 se dirija hacia
la producción de etanol (USDA, 2009). En los países en desarrollo, alimentos básicos
como la mandioca también están siendo considerados como materia prima. Puesto que
la mandioca es la principal fuente de nutrición para gran parte de África, tal paso podría
suponer serias implicaciones para la seguridad alimentaria.
También preocupa el desvío de recursos, incluyendo la tierra, agua, fertilizantes
y pesticidas, hacia la producción de combustibles en detrimento de la producción de
alimentos. La seguridad alimentaria puede quedar comprometida si tierras agrícolas de
elevada calidad se usan para cultivos energéticos, empujando a la agricultura y la ga-
nadería hacia tierras más vulnerables y de menor calidad. La conversión de bosques en
plantaciones bioenergéticas o la tala de bosques para materias primas de biocombusti-
bles podrían incrementar la inseguridad alimentaria de comunidades dependientes de
los bosques (Rossi y Lambrou, 2008).
Estos impactos son a menudo de corto plazo, existiendo potencial para que a largo
plazo se desarrollen biocombustibles que tengan menor impacto sobre la seguridad
alimentaria. Un informe de 2008 señala que la producción de biocombustible puede ser
beneficiosa para pequeños productores si tiene lugar lejos de las grandes ciudades, los
insumos son caros y los precios de los alimentos bajos. En estas condiciones la produc-
ción de alimentos tiende a no ser competitiva, haciendo que los biocombustibles sean
una mejor opción (Raswant, Hart y Romano, 2008). Mayores precios de materias pri-
mas y mayores volúmenes de producción comercializable pueden ser un complemento
para la renta de los productores locales y crear empleo (CGIAR, 2008).

104 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Recuadro 3.1. Obligando a los agricultores a plantar jatrofa en
Myanmar

En respuesta a los crecientes costes de la energía y a las protestas sobre los recortes
de las subvenciones al gasóleo, en el año 2005 el gobierno de Myanmar creó un pro-
yecto para producir biodiésel a partir de jatrofa. Varios informes estiman que el área
plantada abarca entre 200.000-400.000 hectáreas, con planes para expandirse hasta 3
millones de hectáreas.
La producción se ha realizado en grandes plantaciones planificadas de manera cen-
tralizada, en instalaciones militares y en pueblos rurales. Los agricultores con más de
1 acre de tierra han recibido instrucciones para plantar Jatrofa en sus parcelas y con
frecuencia han tenido que pagar las semillas. Los grupos en defensa de los derechos
humanos han declarado que los agricultores que se nieguen a plantar Jatrofa pueden
ser encarcelados. Otros informes sugieren que los gobernantes militares confiscaron
las tierras y obligaron a realizar trabajos forzados en algunos lugares. Otra preocu-
pación es que la plantación obligada de Jatrofa está desplazando la producción de
alimentos en áreas rurales muy pobres de Myanmar.
La directiva no ha sido acompañada de la infraestructura adecuada (mecanismos
de recolección, plantas transformadoras, sistemas de distribución) para procesar la
cosecha. Como resultado, la producción de semillas de jatrofa no se ha traducido en
mayor producción de combustible. Una empresa japonesa, BioEnergy Development
Corp (JBEDC), anunció el 27 de febrero de 2009 la creación de una empresa con-
junta con una empresa privada de Myanmar para desarrollar biocombustibles. La
nueva empresa, Japan-Myanmar Green Energy, tiene como objetivo exportar 5.000
t de semillas en 2009 y empezar a operar su primera almazara en 2010. Además de
las semillas, también prevé distribuir y exportar combustible derivado de la jatrofa.

Fuente: Aye, 2007; Lane, 2008; Time, 2009

Impacto son la tenencia/acceso a las tierras


El aumento de la demanda de bioenergía puede llevar a una rápida expansión de las
grandes plantaciones. Pueden surgir conflictos si la expansión se desplaza a áreas en
las que los derechos sobre la tierra no están bien definidos. Estos conflictos pueden
incluir la apropiación de tierras por grandes entidades privadas, traslados forzosos
realizados por el gobierno allá donde la tierra sea propiedad del estado, o mandatos
gubernamentales para plantar determinados cultivos (Recuadro 3.1). La población
pobre puede verse tentada a vender sus tierras a bajos precios; aquellos sin títulos
claros de propiedad de las tierras pueden perder su sustento si las tierras que utilizan
para la agricultura se redirigen a la producción de biocombustibles (Raswant, Hart y
Romano, 2008). En Indonesia y Colombia se sabe que hay pequeños agricultores que
han sido forzados a abandonar sus tierras. En el año 2000, cada una de las 81 empre-
sas de plantaciones de aceite de palma de Sumatra (Indonesia) tuvo conflictos con

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS 105


las comunidades locales. Se han talado grandes áreas para realizar plantaciones sin
tener las adecuadas provisiones de reasentamiento para las comunidades desplazadas
(Vermeulen y Goad, 2006).
Las restricciones al acceso a las tierras han acabado de forma violenta en algunos
casos. En Colombia se han sabido de casos en los que la creciente demanda de biocom-
bustibles ha tenido como consecuencia apropiaciones indebidas de tierras en zonas
rurales, acabando con la expulsión de agricultores de subsistencia de sus tierras, y en
algunos casos incluso con víctimas mortales (Carroll, 2008)3.
La creciente demanda de biocombustibles puede que aumente el valor de la tie-
rra –con consecuencias posiblemente negativas para la población pobre–. Los mayores
precios de las tierras pueden desplazar a la población pobre de sus tierras. Las mujeres
puede que se enfrenten a dificultades adicionales si son desplazadas a tierras de menor
calidad (Cotula, Dyer y Vermeulen, 2008).

Impacto sobre los medios de subsistencia


Como resultado de las economías de escala, muchos cultivos bioenergéticos para ser
rentables deben realizarse en forma de grandes monocultivos4. Uno de los riesgos del
desarrollo bioenergético a gran escala es la concentración de tierras; como consecuencia
de los débiles sistemas de arrendamiento existentes en muchos casos, los pequeños agri-
cultores podrían perder sus tierras. Es un gran riesgo social del desarrollo del biodiésel.
También preocupa el hecho de que los pequeños agricultores probablemente no
tengan acceso, o tengan un acceso limitado, al capital necesario para realizar grandes
operaciones de bioetanol o de biodiésel. Son los transformadores de aceite y otros in-
termediarios, más que los agricultores pequeños y marginales, los que suelen recibir la
mayoría de los beneficios de los biocombustibles (Pahariya y Mukherjee, 2007). Para
muchos campesinos, la única forma de obtener algún beneficio de esta industria es
arrendar sus tierras a los productores –e incluso esta opción solo es factible para cam-
pesinos que tengan terrenos grandes (Mesa Redonda sobre la Soja Sostenible, 2008)–.
En Indonesia, donde el 44 por ciento de las plantaciones productivas de aceite de palma
están gestionadas por pequeños agricultores, se reciben persistentemente informes de
que esos agricultores deben hacer frente a condiciones difíciles, entre ellas una remune-
ración mínima por su producción y endeudamiento con las empresas de aceite de palma
(Colchester y otros, 2006).
Las grandes plantaciones pueden suponer una alternativa a la agricultura de subsis-
tencia para algunas poblaciones rurales. Además, las plantaciones pueden proporcionar
prestaciones a los empleados y sus familias: alojamiento, agua, electricidad, carreteras,
servicio médico y escuelas (Koh y Wilcove, 2007). Algunas materias primas de biocom-
bustibles pueden utilizarse como alimento, alcohol, forraje para el ganado, materiales de
construcción y otros usos.
Las plantaciones en tierras marginales y degradadas, como las plantaciones de ja-
trofa, también pueden suponer problemas para los medios de subsistencia. En algunos
países, por ejemplo India, una gran parte de las tierras baldías elegidas para estas plan-
taciones son propiedad colectiva de los pueblos y proporcionan una gran variedad de
productos básicos como alimento, leña, forraje y madera. Plantar jatrofa u otros cultivos

106 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Tabla 3.4. Empleo formal generado por la producción de caña de
azúcar, etanol y azúcar en Brasil, 2000-05
Todas las regiones de
Año Norte-noreste(a) Centro-sur(b) Brasil
2000 250.224 392.624 642.848
2001 302.720 433.170 735.890
2002 289.507 475.086 764.593
2004 343.026 557.742 900.768
2005 364.443 618.161 982.604

Fuente: Moraes, 2007.


(a): Incluye los estados de Alagoas, Bahia, Ceará, Maranhao, Pará, Paraíba, Pernambu-
co, Piauí, Rio Grande do Norte, Sergipe y Tocantins.
(b): Incluye los estados de Espírito Santo, Goiás, Paraná, Mato Grosso, Mato Grosso do
Sul, Minas Gerais, Rio de Janeiro, Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Sao Paulo.

en estas tierras podría crear dificultades, pues estas plantaciones podrían hacer dismi-
nuir el forraje para el ganado y otros productos (Rajagopal, 2007).

Impacto sobre el empleo y el trabajo


La creciente demanda mundial de biocombustibles eleva los precios de las materias pri-
mas, aumentando a su vez la renta de los productores y el valor de las tierras. Esto se
puede traducir en la entrada de capitales en áreas rurales, y tiene el potencial de crear
empleo (CGIAR, 2008). En Brasil, por ejemplo, el empleo formal en el sector azúcar-
alcohol creció un 52,9 por ciento entre 2000 y 2005 (desde unos 643.000 a unos 983.000
empleos) (Tabla 3.4). La mayoría de estos empleos se localizaron en el centro-sur del
país. Los empleados de la industria del etanol en Sao Paulo recibieron salarios un 25,6
por ciento más elevados que la media brasileña; los salarios de los empleados que tra-
bajaban directamente en el cultivo de la caña de azúcar fueron un 16,5 por ciento más
altos que la media en 2005, según los datos del Ministerio brasileño de Trabajo y Empleo
(Moraes, 2007).
Al tiempo que las plantaciones de biocombustibles se hacen más grandes, los proce-
sos para cosechar los cultivos se mecanizan más, reduciendo el número de empleos de
los trabajadores rurales (Greenergy, 2008b). Deberían ponerse en marcha mecanismos
para asegurar que los pequeños productores se beneficien de la producción y de los
mercados de la bioenergía. Un ejemplo podría ser la creación de medidas instituciona-
les específicas para asegurar la participación de pequeños productores y comunidades
rurales en producciones y transformaciones descentralizadas a través de acuerdos de
agricultura por contrato o de cooperativas (WWF, 2008).
Los empleos asociados a la producción de bioenergía tienden a proporcionar ma-
yor estabilidad y mejores beneficios que otros empleos rurales (Greiler, 2007; Rossi y
Lambrou, 2008). Sin embargo, existe inquietud con respecto a la calidad y seguridad de estos
empleos. Muchos de los empleos son para trabajadores emigrantes, que ganan salarios bajos
y deben enfrentarse a condiciones de trabajo malas e incluso peligrosas (Greiler, 2007; Rossi y
Lambrou, 2008).

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS 107


Preocupaciones con respecto al género
En muchos países en desarrollo, las mujeres tienen menos oportunidades para ser propietarias
de tierras y carecen del necesario acceso a los recursos (tierra y agua) y a los insumos (fertili-
zantes químicos y pesticidas) que requieren las plantaciones de biocombustibles. Además, las
mujeres, que con frecuencia no pueden usar las tierras como garantía, carecen generalmente de
acceso a esquemas formales de crédito, viendo limitada así su capacidad de adquisición de los
insumos productivos. Como consecuencia de estas limitaciones, los hogares encabezados por
mujeres pueden enfrentarse a mayores barreras para acceder al mercado de estos insumos ex-
ternos y por tanto a participar en la producción de biocombustibles (Rossi y Lambrou, 2008).
A las mujeres, especialmente en África, se les asignan tierras de baja calidad para activi-
dades agrícolas. Si la producción de biocombustibles se realiza en estas tierras, las actividades
agrícolas de las mujeres se pueden ver desplazadas hacia tierras cada vez más marginales, mi-
nimizando sus contribuciones a la economía doméstica y forzándoles a dedicar más tiempo
a labores del hogar, como la recolección de leña y de agua. A las mujeres que trabajan direc-
tamente en plantaciones de biocombustibles generalmente se les paga menos que a los hom-
bres, especialmente si se ven arrastradas a realizar el trabajo de forma no remunerada, para así
ayudar a que sus maridos cumplan con los objetivos de producción (Rossi y Lambrou, 2008).

Preocupaciones en materia de salud


Los estudios sobre los beneficios de los biocombustibles líquidos frente a los fósiles sobre la
calidad del aire arrojan resultados contradictorios. Un estudio del año 2009 publicado en Pro-
ceedings of the National Academy of Sciences encuentra que como resultado de los insumos de
fertilizantes y de combustibles fósiles, el etanol de maíz tiene mayores costes sanitarios deriva-
dos de las partículas que la gasolina (0,09 dólares por litro para la gasolina frente a 0,24 dólares
por litro para el etanol de maíz producido con carbón para conseguir el calor de proceso) (Hill
y otros, 2009)5. Por el contrario, la investigación inicial de la Evaluación del Impacto del Ciclo
de Vida (financiado por un proyecto conjunto de la Universidad de California-Berkeley, la
Universidad de Illinois, el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, y BP) sugiere que los bio-
combustibles reducen sustancialmente los daños sobre la salud de las emisiones primarias de
partículas finas (DOE, 2009). Los riesgos directos sobre la salud se asocian con todos los tipos
de trabajo agrícola. Estos riesgos emanan principalmente del uso inadecuado de productos
agroquímicos, pero también de las lesiones y los efectos de estar muchas horas realizando un
trabajo extenuante (Greiller, 2007).

Retos de adaptación
Los agricultores se adaptarán mejor a materias primas bioenergéticas que les sean familiares o
a aquellas que se haya confirmado que son rentables. La fase de varios años de maduración de
las especies arbóreas o las incertidumbres sobre el cultivo y sobre el retorno de las inversiones
suponen barreras importantes, especialmente para pequeños agricultores (Rajagopal, 2007).
Existen otros retos adicionales que pueden limitar también la capacidad de los agricultores
para adaptarse a los nuevos cultivos de biocombustibles, tanto dentro como fuera de las activi-
dades agrícolas (Recuadro 3.2).

108 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Impacto sobre el uso de la tierra
El uno por ciento de la tierra cultivable mundial está actualmente dedicado a la produc-
ción de biocombustibles –alrededor de 14 millones de hectáreas de tierra (LMC 2008)–.

Recuadro 3.2 Retos de adaptación dentro y fuera de las actividades


agrícolas

Existen distintos retos que pueden hacer que la adaptación de los agricultores a los
nuevos cultivos de biocombustibles sea difícil. Los retos dentro de la actividad agrí-
cola son los siguientes:

ƒ Estructuras institucionales: adaptarse para conseguir modelos de producción que


permitan economías de escala. Los sistemas a gran escala con frecuencia se incen-
tivan económicamente; los pequeños agricultores es posible que necesiten organi-
zarse en cooperativas o sistemas de producción por contrata para conseguir acceso
a los mercados.
ƒ Impactos medioambientales: mayor o menor fertilidad del suelo, contaminación
del agua y efectos aguas abajo, como el drenaje de humedales.
ƒ Tecnología: acceso a tecnologías agrarias que incrementen los rendimientos (la ex-
periencia brasileña sugiere que esto se puede conseguir mediante la selección de
mejores variedades y de irrigación).
ƒ Cambios en el uso de la tierra que afectan al acceso a la tierra y los efectos de los
biocombustibles sobre el coste de la tierra, que no se conocen bien.
ƒ Necesidad de flexibilidad ante los cambios de precios de las materias primas y ante
los cambios en los precios de los insumos.

Los retos fuera de la actividad agrícola son los siguientes:

ƒ Patrones de empleo: mucho del trabajo en el sector de los biocombustibles es poco


cualificado, sin embargo es probable que aumente la necesidad de trabajo cualificado.
ƒ Inversión: la transformación de los biocombustibles y la infraestructura de distri-
bución puede requerir una inversión inicial sustancial.
ƒ Necesidad de flexibilidad: convertir los sistemas actuales de producción en sistemas
de producción de biocombustibles; la flexibilidad dentro de las plantas de transfor-
mación también es una limitación.
ƒ Adaptar la regulación: en algunos casos se necesitará cambiar la regulación para
acomodarla a procesos de producción eficientes (en algunos países no se pueden
conseguir mayores ganancias en eficiencia en la co-generación, ya que los produc-
tores no están autorizados a vender a la red de distribución).
Fuente: Peskett y otros, 2007.

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS 109


Es posible que se lleven a cabo conversiones de tierras para dar cabida a los incrementos
proyectados de bioetanol y biodiésel derivados de los actuales objetivos por países.
El incremento del área de cultivo de las materias primas para bioenergía provendrá de
diferentes usos de la tierra, principalmente de la producción agrícola, de los ecosistemas
naturales (bosques) y de las tierras marginales. En el nivel global, la demanda de tierras
dependerá en gran medida de tres factores:

ƒ El nivel futuro de la demanda de biocombustibles, apoyado en gran medida por políticas


gubernamentales diseñadas para incentivar el consumo de estos.
ƒ El crecimiento futuro de los rendimientos por hectárea del etanol y del biodiésel.
ƒ La medida en que el etanol y el biodiésel se comercien en el nivel internacional (en la
medida en que los productores de biocombustibles competitivos en costes sean también
los productores más eficientes en términos del uso de la tierra, el aumento del comercio
debería moderar la demanda futura de tierras).

Las previsiones sobre el uso de la tierra varían enormemente en función de los supues-
tos y metodologías empleados. Los datos presentados aquí son por tanto indicativos, y
solo pretenden mostrar las tendencias generales. El análisis realizado por LMC Internatio-
nal, consultora británica en materia económica y empresarial para el sector agroalimenta-
rio, sugiere posibles cambios en el uso de la tierra como consecuencia de los desarrollos de
los combustibles fósiles. Los números presentados aquí son indicativos de lo que podría
ocurrir, no reflejan un estudio sobre el terreno de tendencias nacionales. Su análisis se
basa en las tendencias de la producción actual de biocombustibles y en el supuesto de que
los objetivos gubernamentales actuales se mantengan hasta 2020. Conforme los países
comiencen a evaluar los recursos y la rentabilidad necesarios para cumplir estos objetivos,
estas cifras pueden cambiar.
El Banco Mundial está llevando a cabo actualmente un análisis sobre el uso de la tierra
que evaluará las adquisiciones a gran escala de tierras en los países consecuencia de in-
versiones agrícolas y forestales (incluyendo las de bioenergía); este análisis proporcionará
unos datos mucho más completos y precisos que los presentados aquí.
La posible demanda potencial de tierra se proyecta hasta 2020 bajo tres escenarios de
demanda de biocombustible líquido y de comercio internacional (Tabla 3.5)6. El análi-
sis asume que los rendimientos de las cosechas continuarán incrementándose a las tasas
anuales registradas desde 1990 -2,3 por cien para cultivos de hidratos de carbono (pon-
derados por su contenido de almidón/azúcares) y 1,5 por cien para cultivos oleaginosos
(ponderados por su contenido de aceite)–.

Se examinan tres escenarios:

ƒ Seguir igual. Este escenario está diseñado para reflejar el ambiente económico y polí-
tico que prevalece hoy –es decir, los gobiernos continúan fijando objetivos ambiciosos
para los biocombustibles y mantienen las barreras comerciales diseñadas para asegurar
que la gran mayoría de esta demanda sea abastecida con biocombustibles producidos
utilizando materias primas cultivadas localmente–. Este escenario no incentiva necesa-

110 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


riamente el uso más eficiente de la tierra, pues aumenta la presión sobre el suministro de
materias primas y de tierras agrícolas.

ƒ Mejora del comercio. Este escenario pretende reflejar una situación en la que los gobier-
nos incentiven activamente el comercio de biocombustibles por la vía de reducir las
barreras comerciales, con vistas a que aumente la producción de las materias primas
más eficientes en términos de uso de la tierra. Bajo este escenario, el 75 por ciento de la
demanda de biocombustibles se cubre por las materias primas más eficientes (caña de

Tabla 3.5. Supuestos relacionados con la demanda potencial de


biocombustibles líquidos, principales materias primas locales y
producción de materias primas locales en los mercados clave hasta
2020
Demanda Escenario
potencial de Seguir igual Mejora del Crecimiento
biocombusti- (porcentaje comercio lento
bles (miles de Principal de materia (porcentaje de (porcentaje de
Ubicación/ millones de materia prima materia prima materia prima
combustible litros) prima local doméstica) doméstica) doméstica)
Brasil
Etanol 61 Caña de 100 100 100
azúcar
Biodiésel 5 Soja 100 100 100
UE-27
Etanol 17 Trigo 90 45 90
Biodiésel 27 Colza 30 15 30
Estados
Unidos
Etanol 58 Maíz 93 47 93
Biodiésel 4 Soja 100 50 100
Resto del
mundo
Etanol 78 Pro rata 90 45 90
Biodiésel 26 Pro rata 80 40 80
Mundo
Etanol 213 Pro rata 94 61 94
Biodiésel 61 Pro rata 61 34 61
Todo 275 Pro rata 86 55 86

Fuente: LMC International 2008.


Nota: Estados Unidos ofrece entrada sin aranceles al 7 por ciento de su demanda de
etanol procedente de países del Caribe, lo que explica el 93 por cien del etanol de
EEUU en la columna seguir igual. La Unión Europea ofrece entrada libre de aranceles
a productos de países en desarrollo, lo que explica el 90 por cien de ratio de autosu-
ficiencia en la columna seguir igual. Se asume que la mejora del comercio reduce la
autosuficiencia en la producción de biocombustibles al 50 por cien del nivel habitual
del escenario seguir igual en todos los países/regiones excepto en Brasil.

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS 111


azúcar para el etanol, aceite de palma para el biodiésel); el resto es suministrado por la
mezcla actual de materias primas. Mediante la promoción del comercio, este escenario
modera la demanda de tierra agrícola.

ƒ Crecimiento lento: este escenario está diseñado para ilustrar qué ocurriría si un periodo
sostenido de precios bajos de la energía resultase en un crecimiento más lento de la
producción de biocombustibles que la prevista en los objetivos gubernamentales. Tal
escenario sucedería no porque los gobiernos rebajasen sus objetivos de uso de biocom-
bustibles, sino porque los precios a los que los biocombustibles fueran suministrados
fuesen demasiado elevados para ser aceptables para la mayoría de los usuarios sensi-
bles al precio de tales combustibles. Esta situación puede surgir porque muchas polí-
ticas gubernamentales emplean incentivos fiscales y buy-out penalties para incentivar
el uso de biocombustibles. En algunos países (especialmente en Brasil) la demanda
está basada en los vehículos híbridos, que permiten a los consumidores elegir si usan
gasolina o etanol. En tales casos, los gobiernos han creado un conjunto de demandas de
biocombustibles a precios ligados a los de la gasolina o el diésel. El precio que estimula
la demanda de biocombustible es el precio de la gasolina o del diésel más el incentivo
fiscal/buy-out fee. Si el precio del biocombustible aumenta en el país por encima de este
nivel, la demanda de biocombustible cesará7. En este escenario, los gobiernos conti-
núan empleando políticas comerciales autárquicas diseñadas para promocionar el uso
de biocombustibles producidos a partir de materias primas locales. En este caso, bajos
precios de los biocombustibles junto con elevadas barreras comerciales limitan los pre-
cios de los cultivos y ralentizan la conversión de tierras para la producción de cultivos.

Bajo estos escenarios, una demanda creciente de los principales cultivos de carbohidratos
y oleaginosas para usos alimenticios/piensos podría potencialmente aumentar la super-
ficie global destinada a estos cultivos a más de 800 millones de hectáreas en 2020, un
incremento de 80 millones de hectáreas desde 2008 (Gráfico 3.6). Bajo este escenario, la
superficie de cultivos de oleaginosas se estima que se expandiría a unos 65 millones de
hectáreas; la superficie de cultivos de carbohidratos se espera que caiga unos 25 millones
de hectáreas. Esta diferencia refleja la comparativamente elevada elasticidad renta de los
aceites y alimentos vegetales (para pienso) si se comparan con los carbohidratos, y el
relativamente bajo rendimiento de estos cultivos en relación con los cultivos de carbo-
hidratos.
Una de las mayores preocupaciones medioambientales relacionada con la expansión
de los biocombustibles es la deforestación y el desbroce de tierras asociados a una capa-
cidad y expansión crecientes. Además de la conversión directa de tierras, existen posibles
impactos indirectos si las tierras son desviadas de otras actividades agrícolas y los agri-
cultores y ganaderos desplazados desbrozan nuevas tierras para compensar la pérdida
de cultivos. Existe también el potencial de que tierras agrícolas que hayan sido apartadas
como áreas de conservación vuelvan a convertirse en productivas si a los agricultores les
resulta rentable.
En este análisis, si los objetivos gubernamentales deben cumplirse para 2020, se es-
tima que el uso de la tierra para cultivos para producir biocombustibles se incrementará

112 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


en unos 75 millones de hectáreas. Esto incluye unos 45 millones de hectáreas para culti-
vos de carbohidratos y 30 millones de hectáreas para cultivos de oleaginosas.
La demanda de tierras para cultivos de alimento y pienso es la misma en cada esce-
nario, si bien la demanda de tierras para cubrir la producción de biocombustibles es di-
ferente. Existe bastante incertidumbre sobre la cantidad de tierras necesaria para cubrir
la demanda de biocombustibles; las políticas gubernamentales con respecto al comercio
y a los factores comerciales –principalmente el precio de la energía y la competitividad
del etanol y del biodiésel (y del valor de los cultivos subyacentes) como combustibles
alternativos– pueden ejercer una influencia considerable sobre esta demanda.

Impacto sobre el medioambiente


Los biocombustibles líquidos pueden afectar de diversas formas al medioambiente (cli-
ma, agua y recursos edáficos, biodiversidad y calidad del aire). El grado del impacto
depende enormemente de los usos previos de las tierras, de la geografía y del tipo de
cultivo que se plante. Las Tablas 3.6 y 3.7 destacan algunos de los impactos medioam-
bientales, sociales y económicos más importantes de los biocombustibles líquidos.

Gráfico 3.6. Área global necesaria para cubrir la demanda de alimentos/piensos y la


demanda potencial de biocombustibles líquidos, 1980-2014

900

850

800
millones de hectáreas

750

700

650

600

550

500
80

82

84

86

88

90

92

94

96

98

00

02

04

06

08

10

12

14
19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

20

20

20

20

20

20

20

20

Carbohidratos y oleaginosas para biocombustibles


oleaginosas para alimentos/piensos
Carbohidratos para alimentos/piensos

Fuente: LMC Internacional, 2008

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS 113


Impacto sobre el clima
La estimación del balance de gases de efecto invernadero de una materia prima de bio-
combustible requiere examinar toda la cadena de producción: las emisiones de los culti-
vos, de la extracción, del transporte, del procesado, de la distribución y de la combustión.
Los principales factores que determinan si una materia prima concreta tiene potencial
para reducir emisiones incluyen el uso previo de la tierra, la elección del cultivo y de la
región en la que se cultiva, el método de cultivo, la distancia a la planta de procesado y el
modo de transporte, y el sistema de procesado (Greiler, 2007).
Existen varios estudios que estiman el ratio de energía fósil de las materias primas de
biocombustibles líquidos. Concluyen que el maíz proporciona mucha menos energía que
otros cultivos (gráfico 3.7).
Sin embargo, estas cifras no tienen en cuenta las emisiones derivadas de conversión de
tierras, las emisiones de óxido nitroso de la descomposición de los residuos de las cosechas
durante la fijación biológica del nitrógeno (frecuentes en la soja y la colza), o las emisiones
de abonos nitrogenados (Hill y otros, 2006). Cuando se tienen en cuenta estas emisiones,
el valor real de las reducciones de emisiones es con frecuencia mucho menor para mu-
chas materias primas –pudiendo incluso generar mayores emisiones que los combustibles
fósiles–. Un estudio de 2008 explica cómo la conversión de bosques tropicales, turberas,
sabanas o praderas para destinarlos a cultivos alimenticios para producir biocombustibles
en Brasil, Sudeste Asiático y Estados Unidos podría crear una «deuda de carbono del bio-
combustible», ya que las emisiones de CO2 derivadas de estas conversiones serían 17-420
veces mayores que las reducciones anuales de gases de efecto invernadero que estos bio-
combustibles proporcionarían al sustituir a combustibles fósiles (Fargione y otros, 2008).

Gráfico 3.7. Ratio de energía fósil de determinados biocombustibles líquidos


10
9
8
ratio de energía fósil

7
6
5
4
3
2
1
0
Caña de Maíz Sorgo Mandioca Aceite Soja olza Jatrofa
azúcar (EEUU) dulce (Tailandia) de palma (EEUU) (UE) (Tailandia)
(Brasil) (India) (Indonesia y
Malasia)
Fuente: elaboración propia, basada en Gunstone, 2004; Nguyen y otros, 2006; Childs y Bradley, 2007;
ICRISAT, 2008; Prueksakorn y Ghewala, 2008; y Shapouri, Duffield y Wang, 2009.
Nota: las estimaciones no incluyen los cambios en el uso de la tierra; las estimaciones de Jatrofa incluyen
el uso de subproductos.

114 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Tabla 3.6. Efectos e impactos relacionados con la producción de alcohol a partir de maíz, caña de azúcar, sorgo
dulce, mandioca y nipa
Efecto Mandioca Maíz Nipa Caña de azúcar Sorgo dulce
Coste
Rendimiento de 1.500-4.500 l/hectárea 3.400 l/hectárea 5.000-20.000 l/hectárea 6.000 l/hectárea Rendimientos estimados
bioetanol (estimado) (media de EEUU) (estimado) (media de Brasil) de hasta 6.000 l/hectárea
(asumiendo dos ciclos
de crecimiento anuales);
rendimientos actuales
de 1.250 l/hectárea en
India.
Efectos económicos
Potencial de empleo Variable, algunos países Bajo; los procesos meca- Alto; la producción es Variable; algunos países Variable algunos países
han mecanizado parcial- nizados requieren pocos extremadamente inten- (como Brasil) han me- han mecanizado parcial-
mente la producción, trabajadores. siva en trabajo; debe sercanizado parcialmente mente la producción,
pero la producción es cuidada a diario para un la producción, pero la pero la producción es
intensiva en trabajo en máximo rendimiento. producción es intensi- intensiva en trabajo en
otros lugares. va en trabajo en otros otros lugares;
lugares.
Potencial para pe- Alto; fácil adaptación Bajo; las economías de Medio; múltiples usos Medio; las economías de Alto; fácil adaptación
queños agricultores como resultado de la escala hacen que el maíz pero extremadamente escala hacen que la caña como resultado de la
familiaridad global con se produzca generalmen- intensiva en trabajo; el de azúcar se produzca familiaridad global con
el cultivo; puede ser te en parcelas grandes éxito del cultivo depende con frecuencia en par- el cultivo; puede ser
cultivado en parcelas pe- que requieren grandes de la cercanía a zonas celas grandes que requie- cultivado en parcelas pe-
queñas y tiene múltiples inversiones de capital costeras. ren grandes inversiones queñas y tiene múltiples
usos; ya ampliamente iniciales. de capital iniciales. En usos.
plantado. Brasil, sin embargo, los
pequeños productores
suponen actualmente
alrededor de un 30 por
ciento de la producción.
(continúa)

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS
115
116
Tabla 3.6. (Continuación)
Efecto Mandioca Maíz Nipa Caña de azúcar Sorgo dulce
Tierra y otros recursos
Potencial para mejo- Alto; puede cultivarse Bajo; no apropiado para Alto; puede ayudar a Bajo; no apropiado para Alto; puede cultivarse
rar tierra degradada en tierras marginales el cultivo en tierras recuperar manglares el cultivo en tierras en tierras marginales
y degradadas con poca degradadas. costeros degradados. degradadas. y degradadas con poca
precipitación. precipitación.

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Impacto sobre los Bajo; su plantación está Variable; en tierras Bajo; cultivada en zonas Variable; aunque la Bajo; su plantación está
bosques naturales destinada a tierras mar- reasignadas de áreas de de mareas. expansión actual está destinada a tierras mar-
ginales y previamente conservación puede pro- dirigida a tierras ya ginales y previamente
deforestadas. vocar deforestación; una aclaradas, existe el riesgo deforestadas.
producción creciente en de que pueda inducir a
Estados Unidos puede otros agricultores a des-
desplazar la producción brozar nuevas tierras.
de soja a países tropica-
les, llevando indirecta-
mente a la deforestación
(cambio de cultivo).
Impacto en la agri- Bajo; su plantación está Alto; es posible que Bajo; cultivada en zonas Bajo; es posible que Bajo; su plantación está
cultura destinada a regiones el incremento de la de mareas. el incremento de la destinada a regiones
áridas en las que no se producción lleve a la producción lleve a la áridas en las que no se
plantan otros cultivos. conversión de tierras conversión de pastizales plantan otros cultivos.
agrícolas. más que a la de tierras
agrícolas.
Competencia de Alta; los incrementos de Alta; los incrementos de Baja; cultivada en zonas Baja; tradicionalmente Baja; el cultivo puede
recursos precios pueden tener un precios pueden elevar los de mareas. no compite con cultivos proporcionar tanto com-
efecto negativo sobre los precios de los cereales a alimenticios. bustible como alimento.
alimentos básicos de la nivel mundial, afectando
población rural pobre, a la población pobre.
especialmente en África.
Medioambiental
Intensidad ener- 9-10 (Tailandia) 1,34 (Estados Unidos) -- 8 (Brasil) 8 (12-16 en zonas tem-
gética (insumo de pladas)
combustible fósil por
unidad de energía
producida)
Impacto sobre los Bajo; requiere poca agua Alto; alta necesidad de Bajo; cultivada en regio- Medio; irrigación prin- Medio; requiere poca
recursos hídricos y pocos fertilizantes agua; la escorrentía de nes de mareas cipal por lluvia; alguna agua; algo de conta-
los fertilizantes contribu- contaminación del agua minación del agua por
ye a la eutrofización de por la escorrentía de la escorrentía de los
las masas de agua. los fertilizantes y la fertilizantes
descarga de efluentes del
procesado
Impacto sobre los Bajo; puede ayudar Alto; pérdida de las ca- Bajo; cultivada en regio- Alto; la quema expone Bajo; puede ayudar
recursos edáficos a mejorar los suelos pas superiores del suelo nes de mareas el suelo a la erosión y a mejorar los suelos
degradados por la erosión del agua y elimina los nutrientes; se degradados
del viento; el elevado uso elimina el bagazo para el
de pesticidas y fertilizan- procesado de nutrientes
tes degrada los suelos (este impacto se evita
con la recolección meca-
nizada)
Impacto sobre la Variable; depende de Variable; los posibles Bajo; puede mejorar los Variable; depende de Variable; depende de
biodiversidad dónde tenga lugar la efectos del cambio de ecosistemas costeros donde tenga lugar dónde tenga lugar la
producción; puede cultivos pueden tener la expansión y del producción; puede
tener impacto bajo si se impacto en la biodiver- desplazamiento de la tener impacto bajo si se
restringe a tierras degra- sidad agricultura y ganadería, restringe a tierras degra-
dadas y marginales que pueden llevar a la dadas y marginales
tala de bosques

(continúa)

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS
117
118
Tabla 3.6. (Continuación)
Coste Mandioca Maíz Nipa Caña de azúcar Sorgo dulce
Potencial para llegar Bajo; no es propensa a la Bajo; no es propenso a la Alto; especie invasora Bajo; no es propensa a la Alto; se sabe que es
a ser invasor fuera invasión invasión bien establecida en invasión invasivo en Fiyi, las islas
del hábitat natural Nigeria; se sabe que es Marshall, los Estados
invasora en las islas del Federados de Micronesia
Caribe y en Nueva Zelanda.

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Fuente: elaboración propia, basada en datos de O´Hair, 1995; Pimentel y Patzek, 2005; Eneas, 2006; Institute of Pacific Islands Forestry,
2006; ICRISAT, 2007; IITA, 2007; Low y Booth, 2007; Nguyen y otros, 2007; Reddy, Kumar y Ramesh, 2007; FAO, 2008; Shapouri, 2009;
Global Invasive Species Program, 2008; Grassi n.d.; Reporter Brasil, 2008; WWF n.d.
Nota: -- = no disponible.
a. Asume condiciones ideales de cultivo y las mayores eficiencias de conversión.
b. A menos que la tierra sea apropiada únicamente para este cultivo de biocombustible, el cambio del uso de la tierra tendrá siempre un
impacto indirecto.
Tabla 3.7. Efectos e impactos relacionados con la producción de biodiésel a partir de soja, aceite de palma,
colza, jatrofa, jojoba y pongamia
Efecto Jatrofa Jojoba Aceite de palma Pongamia Colza Soja
Coste
Rendimiento de 300 l/hectárea en 1.950 l/hectárea 3.000-4.500 2.000-4.000 l/hectá- 800-1.200 l/hectárea 600-700 l/hectárea
biodiésel India; media global (estimado) l/hectárea (Malasia e rea (India)
de 530 l/hectárea, Indonesia)
el mejor escenario
estimado rinde 1.800
l/hectárea
Impacto económico
Empleo potencial Alto; la recolección Alto; la recolección Alto; ya emplea a Alto; la extracción Bajo; proceso alta- Bajo; proceso alta-
de la semilla es muy de la semilla es muy muchos trabajadores es muy intensiva en mente mecanizado mente mecanizado y
intensiva en trabajo, intensiva en trabajo en Indonesia y Mala- trabajo que requiere pocos con pocos trabaja-
requiriendo 105 sia; es probable que trabajadores dores
días/hombre durante el incremento del
todo el estado de mercado aumente el
maduración empleo
Potencial para Alto; potencial de Variable; los precios Medio; las subven- Alto; las empresas Bajo; debe produ- Bajo; las economías
pequeños agri- ser empleada los dos del aceite son actual- ciones a pequeños operadas por peque- cirse en monocul- de escala implican
cultores primeros años como mente muy altos y se agricultores en ños agricultores (ge- tivos grandes; la que la soja sea gene-
seto; múltiples usos; usan en una amplia los principales neralmente gestiona- producción requiere ralmente producida
los precios son bajos variedad de produc- países producto- das por mujeres) han grandes inversiones en grandes monocul-
dado el esfuerzo tos; la producción res proporcionan tenido mucho éxito iniciales de capital tivos y la producción
necesario para requiere elevados oportunidades, pero en la India; elevados requiere grandes
cultivarla costes iniciales y de los préstamos para costes iniciales y inversiones iniciales
operación costes de capital de operación; usos de capital
suponen riesgo de múltiples
endeudamiento

(continúa)

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS
119
120
Tabla 3.7. (Continuación)
Efecto Jatrofa Jojoba Aceite de palma Pongamia Colza Soja
Impacto sobre el uso de la tierra y otros usos de recursos
Potencial de me- Alto; puede cul- Alto; puede cul- Bajo; no apropiado Alto; puede cul- Bajo; no apropiado Bajo; no apropia-
jora de la tierra tivarse en tierras tivarse en tierras para cultivo en tie- tivarse en tierras para cultivo en tie- do para cultivo en
degradada marginales y degra- marginales y degra- rras degradadas marginales y degra- rras degradadas tierras degradadas
dadas con escasa dadas con escasa dadas con escasa

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
precipitación precipitación precipitación
Impacto sobre los Bajo; la plantación Bajo; la plantación Alto; ligado a altos Bajo; la plantación Medio; el uso de Alto; ligado a
bosques naturales está prevista para está prevista para niveles de defores- está prevista para tierras retiradas para elevados niveles de
tierras marginales o tierras marginales o tación tierras marginales o áreas de conserva- deforestación
previamente defo- previamente defo- previamente defo- ción puede provocar
restadas restadas restadas deforestación di-
recta; la sustitución
puede provocar defo-
restación indirecta
Impacto sobre la Bajo; en los primeros Bajo; su cultivo pue- Bajo; la mayoría de Bajo; su cultivo pue- Alto; es probable Alto; es probable
agricultura dos años su cultivo de ser intercalado las tierras destinadas de ser intercalado que la producción que la producción
puede ser intercalado con otras materias a la expansión del con otras materias a media o gran a media o gran
con otras materias primas agrícolas; cultivo de palma en primas agrícolas escala conlleve la escala conlleve la
primas agrícolas; su plantación está Indonesia son bos- conversión de tierras conversión de tierras
su plantación está dirigida a regiones ques improductivos agrícolas agrícolas si la expan-
dirigida a regiones áridas donde no se sión no se produce
áridas donde no se cultivan otras plantas en zonas forestales
cultivan otras plantas
Competencia de Bajo; no se utiliza Bajo; no se utiliza Alto; también se Bajo; no se utiliza Alto; también se Alto; también se
recursos para producir aceite para producir aceite utiliza como aceite para producir aceite usa como aceite utiliza como aceite
alimenticio alimenticio alimenticio alimenticio alimenticio alimenticio
Impacto medioambiental
Intensidad ener- 6 (Tailandia; incluye -- 9 (Indonesia; excluye -- 2,3 (Unión Europea) 3,4 (Estados Unidos)
gética (insumo subproductos) cambios en el uso de
de combustible la tierra)
fósil por unidad
de producción de
energía)
Impacto sobre los Bajo; requiere poca Bajo; requiere poca Alto; los humedales Bajo; requiere poca Alto; puede requerir
Medio; es una planta
recursos hídricos agua; apropiado agua; apropiado pueden secarse para agua; apropiado irrigación y se fijadora de nitrógeno
para climas secos para climas secos realizar la plantación para climas secos emplean muchos fer-y principalmente ali-
(sin embargo, si se (sin embargo, si se y los residuos del (sin embargo, si se tilizantes químicos y
mentada por la lluvia
riega puede utilizar riega puede utilizar procesado pueden riega puede utilizar pesticidas (tiene menos necesi-
los escasos recursos los escasos recursos contaminar las aguas los escasos recursos dad de fertilizantes);
hídricos) hídricos) hídricos) la escorrentía de los
campos contamina
Impacto sobre los Bajo; potencial para Bajo; potencial para Alto; a menudo se Bajo; potencial para Alto; el uso de pesti- Medio; la baja nece-
recursos edáficos mejorar la fertilidad mejorar la fertilidad cultiva en suelos mejorar la fertilidad cidas y fertilizantes sidad de fertilizantes
del suelo y ralentizar del suelo y ralentizar pobres; puede elimi- del suelo y ralentizar puede degradar los y la capacidad de
la desertificación la desertificación nar más todavía los la desertificación suelos fijación de nitrógeno
nutrientes; a menudo pueden proporcionar
requiere fertilizantes nutrientes adiciona-
les a los suelos, pero
el uso de pesticidas
puede degradarlos
Impacto sobre la Medio; las tierras Medio; las tierras Alto; la deforestación Medio; las tierras Variable; puede Alto; la deforesta-
biodiversidad degradadas son el degradadas son el para las plantaciones degradadas son el provocar el desbroce ción para plantar
hábitat de algunas hábitat de algunas de aceite de palma hábitat de algunas de tierras retiradas; soja puede poner en
especies especies ha afectado negati- especies los incrementos de peligro a una gran
vamente a especies precios pueden llevar variedad de especies
amenazadas a cambiar a aceite de
palma, que ha afecta-
do a especies raras
(continúa)

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS
121
122
Tabla 3.7. (Continuación)
Efecto Jatrofa Jojoba Aceite de palma Pongamia Colza Soja

Potencial para Alto; se sabe que es Bajo; no identificada Alto; se sabe que es Medio; ha demostra- Alto; se sabe que es Bajo; no es propensa
convertirse en invasora en Australa- como invasora en invasora en Brasil, do capacidad para invasora en Australa- a la invasión
invasora fuera de sia, Sudáfrica, Norte ninguna de las re- Micronesia y Estados expandirse fuera del sia
su hábitat natural y Sudamérica giones en las que ha Unidos área de cultivo

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
sido introducida

Fuente: elaboración propia, basada en datos de Undersander y otros, 1990; Dalibard, 1999; FAO, 2002a, 2008b; Corley y Tinker, 2003;
Gaya, Aparicio y Patel, 2003; Boland, 2004; Gunstone, 2004; Denham y Rowe, 2005; Pimentel y Patzek, 2005; Colchester y otros, 2006; Dal-
gaard y otros, 2007; Joshi, Kanagaratnam y Adhuri, 2006; Low y Booth, 2007; Pahariya y Mukherjee, 2007; American Soybean Association,
2008; Fargione y otros, 2008; GEXSI, 2008; Global Invasive Species Program, 2008; Greenergy, 2008b, 2008c; Henning, 2008; Raswant,
Hart y Romano, 2008; Selim, n.d.; Koivisto, n.d.; Lord y Clay, n.d.; y Wani y Sreedevi, n.d.
Nota: --= no disponible.
a. Asume condiciones de cultivo ideales y las mayores eficiencias de conversión.
A diferencia de los estudios previos, este estudio analiza el ciclo de vida de las emisiones
de los biocombustibles, incluyendo los cambios en el uso de la tierra. El estudio estima
que la conversión de bosques tropicales de turberas para plantaciones de aceite de palma
podría suponer una «deuda de carbono» de 423 años en Indonesia y Malasia; compensar
las emisiones producidas por la tala del bosque amazónico para plantar soja supondría
319 años de producción renovable de biodiésel a partir de soja. Aunque puede que estas
estimaciones no sean exactas el mensaje es claro: los cambios en el uso de la tierra pueden
superar con mucho cualquier beneficio en términos de carbono que pueda resultar de la
plantación de biocombustibles.

Impacto sobre los recursos hídricos


Una preocupación fundamental es el efecto que puedan tener los biocombustibles sobre la
disponibilidad y la calidad del agua para la agricultura. La agricultura consume alrededor
del 70 por ciento del agua dulce disponible en el nivel mundial. El consumo total de agua
para la producción de biocombustibles puede ser tres veces mayor que el empleado para
producir diésel sobre la base del ciclo de vida (Rutz y Janssen, 2008).
El agua se utiliza para la producción de la materia prima, así como para procesar el eta-
nol y el biodiésel. También preocupa la superficie de escorrentía del agua y la disminución
de aguas subterráneas asociada a la deforestación.
El consumo de agua para producir biocombustibles es especialmente alto si el cultivo
es de regadío. Los países que promueven los biocombustibles a gran escala sin una gestión
sostenible de las aguas subterráneas y superficiales pueden sufrir escasez de agua y salini-
zación de las aguas subterráneas (Greiler, 2007). Algunos sistemas, como la caña de azúcar
brasileña, minimizan estos impactos plantando cultivos con crecimiento óptimo en las
condiciones locales de pluviometría.
Algunos cultivos se adaptan bien a regiones con relativamente poca lluvia y son capaces
de soportar sequías severas, haciéndolos buenos candidatos para la producción de biocom-
bustible en tierras degradadas, terrenos baldíos y tierras retiradas de la producción (la palma
nipa, un cultivo de estuarios, podría tener el efecto de aumentar la calidad del agua y res-
taurar manglares dañados, ofreciendo por tanto protección a la costa en caso de huracanes,
tsunamis y otros fenómenos naturales que producen inundaciones). Sin embargo, dado que
la producción puede ser optimizada con el riego, existe la posibilidad de que estos cultivos
puedan utilizar los escasos recursos hídricos de los países áridos donde se plantan.
Adicionalmente, algunos cultivos requieren mayores cantidades de nutrientes y em-
plean grandes cantidades de fertilizantes y pesticidas. Esto puede llevar a la contaminación
de aguas subterráneas y superficiales y a la eutrofización de masas de agua. El procesado del
bioetanol y del biodiésel genera efluentes; en países con legislación medioambiental pobre
pueden verterse directamente a los desagües. A diferencia de los combustibles fósiles con-
vencionales, el etanol y el biodiésel se biodegradan rápidamente y suponen menor riesgo de
contaminación de las aguas en el caso de vertidos y derrames (Rutz y Janssen, 2008).

Impacto sobre los recursos edáficos


La agricultura intensiva, como la utilizada para la producción de biocombustibles, puede
llevar a la degradación del suelo y al agotamiento de nutrientes. Los insumos químicos,

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS 123


como los fertilizantes y pesticidas, pueden contaminar los suelos y llevar a su erosión. La
retirada de los residuos de cosechas para la combustión conjunta puede causar mayores
pérdidas de la fertilidad del suelo.
En contraste, las plantas perennes (la jatrofa y otras), adecuadas para tierras margina-
les y degradadas, podrían mejorar la fertilidad del suelo, recuperando tierras degradadas y
evitando la expansión de la desertificación. Sin embargo, dado que la plantación en suelos
productivos incrementa de forma importante la producción de aceite, existen interrogan-
tes sobre si estos cultivos realmente se llevarán a cabo en tierras marginales y degradadas.

Impacto sobre la biodiversidad


Siempre que un monocultivo sustituye a un área natural se produce pérdida de biodi-
versidad. La magnitud de esta pérdida depende del tipo de ecosistema que se sustituya y
de la especie cultivada. Es más probable que las plantaciones en países tropicales afecten
a bosques de alto valor de conservación, que son críticos para la biodiversidad (Greiler,
2007). En otros países, especialmente aquellos con medioambiente degradado, el aumento
de la presión de los biocombustibles sobre la tierra es probable que afecte a ecosistemas ya
frágiles. Existen formas de mitigar algunos de los impactos sobre la biodiversidad, como
los sistemas agroforestales y de cultivo intercalado, pero estas posibilidades están en gran
medida limitadas a plantaciones a pequeña escala.
Otra consideración importante es si el cultivo de biocombustible es una especie inva-
sora en el lugar en que se planta. Las especies que han demostrado propensión a extender-
se más allá de las áreas cultivadas (invasoras) incluyen la jatrofa, la palma nipa, la palma
aceitera, la pongamia y el sorgo (Low y Booth, 2007).

Impacto sobre la calidad del aire


No está claro si la combustión de los biocombustibles desprende más emisiones de partí-
culas que los combustibles fósiles. El desbroce de tierras para realizar cultivos a gran escala
contribuye a la contaminación del aire, especialmente si la tierra se quema. La sustitución
de combustibles fósiles por biocombustibles líquidos puede suponer menores emisiones
de nitrógeno y óxidos de de azufre, monóxido de carbono, metales pesados y sustancias
carcinogénicas como las moléculas de benceno (GBEP 2005).

124 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


NOTAS

1. Indonesia y Malasia han comenzado recientemente a exportar biodiésel a la Unión Europea.


2. El comercio internacional de azúcar refinada es significativo, pero internacionalmente se
comercia muy poca caña de azúcar, de modo que no se muestra en el gráfico. Sin embargo,
muchos estudios han analizado el coste de la producción de etanol a partir de caña de
azúcar utilizando precios del mercado local, y han llegado a la conclusión de que la pro-
ducción de azúcar refinada generalmente es un uso más rentable de la caña de azúcar que
la producción de etanol.
3. El presidente de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma sugiere que el conflicto
es sobre el tráfico de drogas, y que estos incidentes aislados están ensombreciendo el hecho
de que el aceite de palma proporciona inversiones muy necesarias para la población rural
pobre (Carroll, 2008).
4. Las granjas grandes y verticalmente integradas podrían desplazar a los pequeños agricul-
tores y corren el riesgo de reducir el empleo global como resultado de la mecanización. Sin
embargo, existen oportunidades para que los sistemas agrícolas a gran escala incorporen a
los pequeños agricultores y les proporcionen empleo; se aportan ejemplos en otra parte de
este documento.
5. Este resultado se mantiene independientemente de si la bio-refinería genera el calor de
proceso a partir de gas natural, carbón o de deshechos del maíz.

BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS 125


126 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
CAPÍTULO CUATRO

Impactos y efectos en el
nivel de país y de región

Mensajes principales

ƒ Se prevé que la producción y consumo de la bioenergía aumente en África y en Lati-


noamérica y Caribe, que disminuya en Asia Oriental y Pacífico, y que no varíe en Asia
Meridional.
ƒ Los incrementos previstos en la producción y consumo de biocombustibles líquidos en
Asia Oriental y Pacífico pueden tener efectos positivos sobre la renta y la generación de
empleo. Sin embargo, puede que aumenten los conflictos sobre el uso de la tierra y que se
incrementen las emisiones de carbono.
ƒ América Latina y Caribe están llamados a convertirse en uno de los principales exporta-
dores mundiales netos de biocombustibles líquidos. El aumento de la producción puede
afectar indirectamente a los bosques y crear conflictos potenciales sobre el uso de la tierra
como consecuencia de la mayor producción de materias primas.
ƒ La expansión de la bioenergía en Asia Meridional puede llevar a conflictos potenciales
sobre el uso de la tierra si se ponen en cultivo tierras degradadas en uso. Puede también
suponer una presión sobre los recursos hídricos.
ƒ El crecimiento continuado de la biomasa tradicional en África puede llevar a impactos
negativos sobre el medio ambiente relacionados con la degradación del suelo y de los
bosques. Es necesario prestar especial atención a la mejora de la sostenibilidad.
ƒ Se prevé un escaso desarrollo de la bioenergía en Europa y Asia Central, con la excepción
de posibles oportunidades de exportación de pellets de madera a la Unión Europea.
ƒ No es probable que la bioenergía desempeñe papel importante en Oriente Medio y Norte
de África, si bien pueden existir algunas oportunidades para la producción de biocom-
bustibles a pequeña escala empleando cultivos adaptados a tierras áridas.

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 127


E
ste capítulo examina los efectos y los impactos asociados a posibles desarrollos
futuros de la bioenergía en cada una de las principales regiones del mundo. Más
que intentar establecer un patrón óptimo o ideal de futuros desarrollos bioener-
géticos, presenta un escenario de base para futuros desarrollos en cada región y discute los
impactos y efectos que pueden surgir y cómo deben ser afrontados.
Para cada región el texto se divide en tres partes. La primera parte presenta el escena-
rio de la línea de base, o de mantener las cosas como están, para la futura producción y
consumo de bioenergía. Las cifras de consumo están tomadas de las proyecciones del ca-
pítulo 1. Estas proyecciones están basadas en estudios, declaraciones políticas y tendencias
actuales en la producción o el comercio internacional (donde es posible) o en un examen
cualitativo de posibles desarrollos (donde los datos no están disponibles)1. Los exámenes
cualitativos están basados en una variedad de factores que probablemente tengan efecto
sobre los desarrollos futuros (como la disponibilidad de tierras, la idoneidad de las tierras
para la producción de bioenergía, las inversiones propuestas, y el nivel general de desarro-
llo de la agricultura en los países). Las proyecciones de producción futura incluyen detalles
sobre las materias primas que probablemente se utilicen.
La segunda parte discute los impactos y efectos principales que probablemente surjan
en cada una de las regiones y principales países bajo este escenario, teniendo en cuenta
la combinación de materias primas y tecnologías que probablemente se empleen en cada
región. La tercera parte se centra en cómo pueden ser afrontados algunos de estos impac-
tos y efectos.

ÁFRICA

La biomasa sólida primaria es de crucial importancia para África, donde se estima que el
76 por ciento de la población depende de ella como fuente primaria de combustible. La
elevada dependencia de la biomasa se concentra en las áreas rurales, pero no está restrin-
gida a ellas. Bastante más de la mitad de los hogares urbanos utiliza leña, carbón vegetal
o residuos de la madera para cocinar (AIE, 2006b). Se prevé que esta tendencia continúe.

Escenario de base
Se prevé que en África aumenten todos los tipos de producción y consumo de bioenergía
(Tabla 4.1). Sin embargo, a diferencia de otras regiones, casi todo el incremento se estima
que ocurra en el sector de la biomasa sólida primaria.
En 2005, la producción tradicional de leña supuso alrededor de 154 Mtep de la bio-
masa sólida primaria utilizada para bioenergía (equivalente a unos 585 millones de m3), y
otros 127 Mtep se produjeron a partir de residuos agrícolas. Los 14 Mtep restantes se pro-
dujeron a partir de los residuos del procesado agrícola y forestal (principalmente para uso
propio). En 2030 se prevé que la producción tradicional de leña se incremente hasta 207
Mtep (790 millones de m3), el uso de los residuos agrícolas puede aumentar a 152 Mtep, y
los usos modernos pueden incrementarse ligeramente, hasta 18 Mtep.
Las estimaciones de crecimiento relativamente elevado de la producción de bioenergía
tradicional en África reflejan varias tendencias económicas. En primer lugar, el crecimien-

128 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Tabla 4.1.Consumo y producción anual de bioenergía estimados en
África, 2005-30 (Mtep)
Consumo Producción
Tipo de energía 2005 2010 2020 2030 2005 2010 2020 2030
Biomasa sólida primaria 295,2 314,1 350,8 377,4 295,2 314,1 350,8 377,4
Biogás 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Etanol 0,0 0,0 0,8 1,1 0,3 0,7 2,4 3,2
Biodiésel 0,0 0,0 0,9 1,3 0,0 0,0 1,2 3,5
Bioenergía total 295,2 314,1 352,5 379,8 295,4 314,9 354,4 384,1
TPES 466,1 517,1 625,8 744,7 n.a. n.a. n.a. n.a.
Cuota de la bioenergía en
la TPES (porcentaje) 63,3 60,7 56,3 51,0 n.a. n.a. n.a. n.a.
Combustibles de trans-
porte 35,3 40,7 55,0 75,8 n.a. n.a. n.a. n.a.
Cuota de la bioenergía
en los combustibles de
transporte (porcentaje) 0,0 0,1 3,1 3,1 n.a. n.a. n.a. n.a.

Fuente: elaboración propia, basada en AIE, 2006B, y FAO, 2008b.

to de la población incrementará la demanda global. En segundo lugar, no se prevé que las


rentas aumenten lo suficiente como para que se produzca un cambio significativo desde
los biocombustibles tradicionales hacia otros tipos de combustible. En tercer lugar, y lo
más importante, la mayor renta y la urbanización está previsto que mantengan la senda
actual de producción de bioenergía tradicional a partir del carbón vegetal, que tendrá una
mayor cuota de la producción futura. La conversión de leña en carbón vegetal supone
mayores pérdidas de transformación, que magnifican el impacto de la mayor demanda de
carbón vegetal sobre el uso total de la leña.
Sólo algunos países africanos tienen objetivos de consumo de biocombustibles líqui-
dos, pero su producción y consumo son insignificantes. La competitividad de la produc-
ción de biocombustibles en África es hoy en día incierta, pero es probable que esté bien
por debajo de la de otras regiones exportadoras netas. Sin embargo, como resultado de la
creciente demanda mundial de biocombustibles y del relativamente pequeño número de
países con potencial exportador, África ha comenzado a atraer inversiones (con la vista
puesta en la exportación).
Las proyecciones aquí presentadas están basadas en el tirón de la demanda, a diferen-
cia de los factores de impulso de la oferta que pueden estimular las exportaciones netas
de algunas otras regiones. Asumen que África puede representar alrededor de un tercio
del comercio futuro de etanol con las regiones netamente importadoras, y la mitad de las
importaciones netas de biodiésel proyectadas en Asia Oriental y Pacífico.
La producción de materias primas es también incierta, si bien las fuentes más proba-
bles de la producción futura posiblemente se centren en unos pocos cultivos. Materias
primas factibles para la producción de etanol son la mandioca, el sorgo dulce y la caña
de azúcar. Actualmente África produce más de la mitad de la producción mundial de
mandioca y casi la mitad de la de sorgo dulce; es un productor menor de caña de azúcar.

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 129


Sin embargo, dado que la caña de azúcar parece ser económicamente más atractiva para
la producción de etanol, en especial para los inversores extranjeros a gran escala, se
asume aquí que la caña de azúcar será una de las principales materias primas utilizadas
en el futuro. En África ya se produce una cantidad muy pequeña de etanol a partir de la
caña de azúcar, con una producción de alrededor de 7,1 millones de t. En 2030 se espera
que la producción de caña de azúcar para etanol se incremente a 80,5 millones de t, cifra
que es solo ligeramente menor que el total de la producción de caña de azúcar en 2005.
Con respecto a la producción de biodiésel, se espera que el aceite de palma y la ja-
trofa supongan cada uno el 50 por ciento de la producción total. África ya es el segundo
productor mundial de aceite de palma (si bien solamente con el 10 por ciento de la pro-
ducción global, resultado de la predominancia de Indonesia y Malasia en la producción
de esta materia prima). En este escenario se incluye una expansión significativa de la
Jatrofa, pues es más adecuada para las zonas áridas del continente y ya se están realizan-
do algunas inversiones en este cultivo. Para cubrir las necesidades de materias primas
proyectadas en 2030, se necesitarían 9,9 millones de t de aceite de palma y 5,7 millones
de t de Jatrofa.

Impacto
La producción de bioenergía en África es probable que genere múltiples impactos, para
los que es fundamental planificar una respuesta adecuada. La siguiente sección se centra
en los impactos potenciales.

Impacto económico
El escenario mencionado probablemente afectará a la generación de renta y empleo
derivada de la mayor producción de bioenergía, del uso de la tierra, de los mercados
agrícolas y precios de los alimentos, y de la dependencia de los biocombustibles tradi-
cionales. Se espera que la producción de biodiésel a partir de la jatrofa dé empleo aproxi-
madamente a unas 800.000 personas en 2030. La producción de etanol podría emplear
a 300.000 (asumiendo una tasa de productividad del trabajo similar a la de la India),
y la producción de biodiésel a partir del aceite de palma podría emplear a un número
similar. Esta proyección total de 1,4 millones de empleos es posiblemente una estima-
ción mínima, porque se basa en la asunción de que los factores económicos promoverán
la producción a gran escala; una mayor participación de pequeños agricultores en la
producción tendría como resultado una generación de empleo mucho mayor. Adicio-
nalmente, el empleo en la producción de carbón vegetal es probable que se incremente
de forma importante. La generación de renta a partir del desarrollo de la bioenergía en
África es muy difícil de estimar, pero es posible que sea también significativa.
Con respecto a los precios de los alimentos, es improbable que los desarrollos de la
bioenergía en África supongan impactos negativos importantes como resultado de los
cambios en los mercados agrícolas y en el precio de los alimentos, ya que la producción
de materias primas se estima que sea relativamente pequeña. Los impactos en el precio
de los alimentos como resultado del desarrollo de la bioenergía en cualquier otra parte
del mundo posiblemente sean mucho más importantes y potencialmente dañinos para
los muchos países de África con déficit de alimentos. Los impactos dañinos sobre la

130 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


pobreza y la seguridad alimentaria en muchos países africanos probablemente sean «im-
portados» de otras regiones, como resultado de los cambios en los mercados agrícolas
globales, como ocurrió en 2008.

Impacto sobre el uso de la tierra y otros recursos


Las necesidades estimadas de materias primas para África (excluida la biomasa) indican
un incremento de 73,5 millones de t de caña de azúcar e incrementos mucho menores de
aceite de palma y jatrofa (Tabla 4.2). Podría aumentar ligeramente el rendimiento de la
caña de azúcar, existiendo gran potencial de aumento de los rendimientos del aceite de
palma, que son muy bajos. Dado que en algunos países africanos ya se está produciendo
la especulación de tierras para desarrollar la bioenergía para exportaciones, es posible
que las necesidades totales de materias primas puedan ser mucho mayores que las mos-
tradas aquí (ver la discusión en el capítulo 3). Las estimaciones de este informe son las
de las materias primas que se espera que tengan el mayor crecimiento en la región.
En conjunto, la superficie adicional de tierras necesaria en 2030 para cultivar las ma-
terias primas para la producción de bioenergía es relativamente pequeña. Sin embargo,
como en cualquier otro lugar, la expansión del aceite de palma tiene el potencial de su-
ceder en áreas forestales, y la producción de jatrofa podría realizarse en tierras y bosques
degradados. La producción de biocombustibles a partir de la caña de azúcar requeriría
una expansión significativa de la producción de caña de azúcar, pero la superficie reque-
rida es relativamente pequeña.
El incremento de la recolección tradicional de biomasa agrícola y forestal para con-
seguir energía y producir carbón vegetal puede tener impactos negativos. Además, aso-
ciado con este incremento existe el potencial de degradación de tierras y bosques.
El potencial de conflictos sobre el uso de la tierra como resultado de la mayor pro-
ducción bioenergética en África dependerá de las circunstancias actuales y de la escala
y tipo de los desarrollos bioenergéticos en cada país. La producción intensiva a gran

Tabla 4.2. Necesidades anuales estimadas de materia prima


en África, 2005-2030
Cantidad necesaria Rendimiento Superficie adicional en
Producción para bioenergía medio en 2030 a rendimientos
Materia en 2005 (millones t) 2005 de 2005
prima (millones t) 2005 2030 Incremento (t/hectárea) (millones de hectáreas)
Caña de
azúcar 93,0 7,1 80,5 +73,5 57,0 1,3
Aceite de
palma 17,6 0 9,9 +9,9 3,6 2,8
Jatrofa 0 0 5,7 +5,7 4,0 1,4

Fuente: producción y rendimientos de FAOSTAT; otras cifras de los cálculos propios de


los autores.
Nota: las estimaciones no tienen en cuenta todas las posibles materias primas conside-
radas en la región ni todos los países de la región que puedan producir bioenergía en el
futuro. Pueden por tanto subestimar la superficie total de tierra necesaria para cubrir
estos objetivos.

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 131


escala (similar a la de América Latina) podría derivar en algunos conflictos sobre el uso
de la tierra, y crearía menos oportunidades de empleo que la producción a pequeña es-
cala (similar a la planificada en Asia Meridional). El éxito en esta área dependerá de las
políticas bioenergéticas en cada país, de la capacidad de las instituciones nacionales para
poner en práctica dichas políticas, y de la habilidad de la población local para adaptarse
a las condiciones cambiantes del mercado.

Impacto medioambiental
Los impactos medioambientales de los desarrollos de la bioenergía en África serán tanto
positivos como negativos, siendo el balance final negativo. El principal impacto medio-
ambiental negativo será probablemente la degradación del suelo, de los bosques y las
pérdidas de biodiversidad derivadas del crecimiento continuado del uso de la biomasa
tradicional. Se esperan impactos similares como consecuencia de la expansión del aceite
de palma para la producción de biodiésel. La producción de jatrofa puede mejorar el
suelo y reducir la degradación de la tierra, pero eso dependerá de los tipos de tierra utili-
zados para su cultivo y de si se deciden irrigar para aumentar los rendimientos, algo que
es probable que suceda. La expansión de la producción de caña de azúcar puede tener
las implicaciones medioambientales negativas asociadas con este cultivo (ampliamente
descritas), así como un impacto negativo sobre los recursos hídricos, dependiendo de
dónde sea cultivada.
Los impactos sobre el cambio climático serán tanto positivos como negativos, pero
probablemente en conjunto sean negativos. Allá donde la recolección de la biomasa tra-
dicional lleva a la deforestación y a la degradación de los bosques (algo que sucederá
siempre que la biomasa no se remplace por regeneración forestal), las emisiones netas de
gases de efecto invernadero serán elevadas. La conversión de los bosques en plantaciones
de aceite de palma también conllevará probablemente un crecimiento de las emisiones
netas. La producción de jatrofa y caña de azúcar para producir biocombustibles líquidos
tiene baja intensidad energética y elevado potencial de reducción de emisiones, pero es-
tos impactos positivos probablemente sean sobrepasados por los desarrollos negativos
que se acaban de describir.

Discusión
Se prevé que la contribución de la bioenergía a la TPES disminuya ligeramente (como
resultado de los incrementos previstos en la TPES total) y que su contribución a los
combustibles de transporte aumente ligeramente. Estos desarrollos pueden realizar una
modesta contribución al desarrollo rural, pero también pueden tener algunos impactos
negativos sobre el medioambiente.
La perspectiva para el desarrollo de la bioenergía en África es distinta de la de otras
regiones, puesto que el uso de la biomasa tradicional es probable que aumente en esta re-
gión y las perspectivas para los desarrollos de biocombustibles líquidos son todavía muy
inciertas. Se deberían abordar varios frentes: el potencial de mejora de la sostenibilidad
del uso de la biomasa tradicional (o incluso su sustitución por otras formas apropiadas
de suministro energético a zonas rurales); el nivel y escala apropiados de desarrollo de la
bioenergía (especialmente con respecto a la tenencia de tierras y oportunidades econó-

132 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


micas); la elección de la materia prima (por ejemplo, la caña de azúcar u otros cultivos
como la mandioca y el sorgo dulce); y la planificación del uso de la tierra.

ASIA ORIENTAL Y PACÍFICO

Asia Oriental y Pacífico probablemente será una región exportadora e importadora neta
de biodiésel. China es quien tiene la mayor parte de los desarrollos en la región, pero
Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia y Vietnam es probable que desempeñen también
papel importante.

Escenario de base
El escenario de base para la producción y consumo de bioenergía en Asia Oriental y
Pacífico prevé un descenso de la producción de bioenergía total y de su consumo, re-
sultado de la disminución de los usos tradicionales de la biomasa sólida primaria para
energía derivada del incremento de la renta (Tabla 4.3). Sin embargo, la producción y
consumo de biocombustibles líquidos se estima que aumente de forma significativa en
las dos próximas décadas. Adicionalmente, se estima que la región se convertirá en el
mayor importador mundial neto de biocombustibles líquidos.
En el sector de la biomasa sólida primaria se espera que la producción de bioenergía
en los procesos de transformación agroforestal se incremente desde los 43 Mtep de 2005
hasta 60 Mtep en 2030; la producción de calor y electricidad se estima que aumente
desde los 2 Mtep hasta 33 Mtep. Por el contrario, los usos tradicionales de la biomasa
forestal y agrícola se estima que desciendan desde los 300 Mtep hasta 190 Mtep en el
mismo periodo. A China le corresponde la mayor parte del incremento en la producción
de calor y electricidad (18 Mtep), como resultado de los planes para instalar 30 GW de
producción de calor y electricidad a partir de la biomasa en 2020 (REN21 2008). La
principal materia prima en este caso se espera que sean los pellets de residuos agrícolas,
con una producción final de 50 millones de t de pellets al año. Indonesia también se
estima que incrementará la producción de calor y electricidad a partir de la biomasa en
una cantidad significativa.
En el sector de los biocombustibles líquidos, a China le corresponde la mayoría del cre-
cimiento en la producción y consumo, si bien Filipinas y Tailandia también tienen objetivos
para etanol y biodiésel, y Malasia los tiene para biodiésel. China espera importar en el futuro
alrededor de la mitad de sus necesidades de etanol. La producción en la región probable-
mente se centre en la caña de azúcar, y posiblemente en cantidades pequeñas de mandioca y
sorgo dulce (Preechajarn, Prasertsri y Kunasirirat, 2007; Corpuz, 2009).
La producción de biodiésel en China está actualmente limitada, y basada fundamen-
talmente en el uso de residuos de aceites de cocina. La producción futura probablemente
se basará en el aceite de palma, anacardo, jatrofa y colza, y se espera que los biocombusti-
bles importados abastezcan la mitad del consumo total.
El aceite de palma posiblemente será la materia prima principal empleada en el resto
de la región, quizás con alguna cantidad pequeña de jatrofa. Indonesia y Malasia han
acordado dedicar cada una 6 millones de t de la producción de aceite de palma crudo

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 133


Tabla 4.3. Consumo y producción anual estimados de bioenergía en
Asia Oriental y Pacífico, 2005-2030 (Mtep)
Consumo Producción
Tipo de energía 2005 2010 2020 2030 2005 2010 2020 2030
Biomasa sólida
primaria 346,6 333,9 313,9 283,4 346,6 333,9 313,9 283,4
Biogás 3,5 3,5 3,6 3,8 3,5 3,5 3,6 3,8
Etanol 0,8 1,8 7,4 11,9 0,5 1,1 4,5 7,1
Biodiésel 0,1 3,0 13,2 20,9 0,1 3,0 12,6 16,4
Bioenergía total 350,9 342,1 338,2 320,0 350,6 341,4 334,6 310,8
TPES 2.574,9 3.076,2 4.057,1 4.938,6 - - - -
Cuota de la bio-
energía en la TPES
(porcentaje) 13,6 11,1 8,3 6,5 - - - -
Combustibles de
transporte 189,3 231,8 343,5 506,8 - - - -
Cuota de la
bioenergía en los
combustibles de
transporte (por-
centaje) 0,4 2,0 6,0 6,5 - - - -

Fuente: recopilación propia basada en AIE, 2006b, y FAO 2008b.


Nota: - = no disponible

a la producción de biodiésel (Associated Press, 2008). Se espera que este nivel de pro-
ducción de biodiésel exceda las necesidades domésticas y como consecuencia exporten
biodiésel a otros países.

Impacto
Los impactos sobre el medioambiente en esta región son potencialmente importantes,
dado lo grande de su superficie forestal. Esto será especialmente cierto si la bioenergía
se produce de forma no sostenible.

Impacto económico
Dada la escala de los desarrollos de bioenergía proyectados en esta región, su impacto
económico podría ser significativo. Entre los aspectos positivos probablemente se en-
cuentren la generación de renta y empleo derivada de la mayor producción de biocom-
bustibles líquidos, y los beneficios sobre la salud del descenso del uso de la bioenergía
tradicional.
El nivel de creación de empleo dependerá del conjunto de materias primas utilizadas
y de la escala de producción. No se dispone de estudios detallados sobre los efectos de
los desarrollos de la bioenergía sobre el empleo y la generación de renta en esta región.
Producciones a pequeña escala de cultivos muy intensivos en trabajo como la jatrofa, la
caña de azúcar y la mandioca pueden dar empleo a una gran cantidad de trabajadores por
unidad producida; las plantaciones de aceite de palma a gran escala y la producción de

134 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


caña de azúcar de forma muy mecanizada pueden conllevar menos empleo2. El impacto
general de estos desarrollos es todavía incierto, pero es posible que sea bastante grande.
La crisis global ha provocado la caída de los precios de las materias primas y de
los combustibles fósiles. A pesar del descenso, países como China o Indonesia están
avanzando con su agenda de biocombustibles con el fin de cubrir la futura demanda de
energía. Los productores indonesios están vendiendo a pérdidas sus biocombustibles
con el fin de cumplir los mandatos gubernamentales. Sin embargo, se espera que tanto
la demanda como los precios repunten cuando la economía global se recupere.

Impacto sobre el uso de la tierra y otros recursos


Dada la incertidumbre con respecto al conjunto de materias primas que se emplearán
en el futuro, las necesidades de materias primas (excluyendo la biomasa) son sólo esti-
maciones aproximadas basadas en las políticas y en tendencias del pasado (tabla 4.4)3.
Las estimaciones asumen que la producción de etanol en China se repartirá de forma
equitativa entre maíz, sorgo, mandioca y caña de azúcar, y que el 95 por ciento de la
producción en otros países provendrá de la caña de azúcar, con el 5 por ciento restante
de la mandioca. Para el biodiésel, las estimaciones asumen que el uso de aceite de palma
como materia prima representará el 70 por ciento de la producción4, la colza supondrá
un 10 por ciento y la jatrofa un 20 por ciento.

Tabla 4.4. Necesidades anuales estimadas de materia prima


bioenergética en Asia Oriental y Pacífico, 2005-30
Cantidad necesaria Rendimiento Superficie adicional en
Producción para bioenergía medio en 2030 a rendimientos
Materia en 2005 (millones t) 2005 de 2005
prima (millones t) 2005 2030 Variación (t/hectárea) (millones de hectáreas)
Trigo y
maíz 267,5 1,4 5,9 +4,6 4,5 1,0
Caña de
azúcar 213,9 3,7 86,3 +82,6 59,9 1,4
Aceite de
palma 146,0 0,4 65,9 +65,4 18,9 3,5
Mandioca 50,0 0,4 13,1 +12,7 15,7 0,8
Colza 13,1 0,0 9,4 +9,4 1,8 5,2
Sorgo
dulce 2,7 0,0 10,5 +10,5 4,3 2,4
Jatrofa - 0,0 10,8 +10,8 4,0 2,7

Fuente: producción y rendimientos de FAOSTAT; otras cifras basadas en cálculos de


los autores.
Nota: Las cifras incluyen estimaciones solamente para los países de la tabla. Las esti-
maciones no tienen en cuenta todas las materias primas posibles consideradas en la
región, ni todos los países de la región que puedan producir bioenergía en el futuro.
Pueden por tanto subestimar la cantidad total de tierra necesaria para cumplir estos
objetivos. - = no disponible.

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 135


Con mucho, es probable que los mayores incrementos en la competencia por la tierra
y otros recursos, como consecuencia de los desarrollos de la bioenergía, ocurran en China,
Indonesia y Malasia. Las necesidades crecientes de tierras para bioenergía pueden conver-
tir los bosques naturales en plantaciones para biocombustibles.
En Indonesia ya hay bosques naturales que se han convertido en plantaciones de aceite
de palma; un reciente decreto gubernamental permitirá mayores desarrollos en turberas,
que anteriormente estaban vedadas.
En China el gobierno ha recalcado que un elemento central del desarrollo de la bio-
energía es que las materias primas para etanol no deben competir con los alimentos y que
deberán ser sembradas en tierras no cultivables (Latner, O’Kray y Junyang, 2007; Bezlova,
2008). Por tanto, está previsto que el desarrollo de la jatrofa, mandioca y sorgo dulce tenga
lugar en tierras marginales, áridas o degradadas, y que tenga un impacto mínimo en la
producción de alimentos. En 2030, la producción de estos cultivos podría necesitar hasta
6,3 millones de hectáreas de tierra a los rendimientos actuales, y quizás más dada la cali-
dad de la tierra que probablemente se utilice. Esta es una parte relativamente pequeña de
los 250 millones de hectáreas estimados de tierras degradadas en China (Wang, Otsubo e
Ichinose, 2002).
La producción de colza para biodiésel es posible que requiera en el futuro mayor can-
tidad de tierra arable. Según se dice, esta demanda podría ser cubierta sin suponer un
impacto serio a la producción de alimentos si se planta la colza fuera de temporada en la
región central de China (Latner, O’Kray y Junyang, 2006). Las otras materias primas prin-
cipales que podrían competir con los usos alimenticios en China son el maíz y la caña de
azúcar. Una parte de la producción de estos cultivos puede ser utilizada en el futuro para
biocombustibles. Sin embargo, dados los rendimientos actuales de estos cultivos es posible
que una parte importante de la demanda adicional derivada de los desarrollos bioenergéti-
cos pueda ser cubierta por mejoras del rendimiento más que por la expansión o cambio de
áreas de cultivo (hasta el 100 por cien en el caso del maíz y ligeramente menos del 50 por
cien en el caso de la caña de azúcar). No es probable que incrementos en la producción de
estos cultivos pueda llevar, de forma directa o indirecta, a la tala de bosques para conseguir
más tierra agrícola en China (puede que este no sea el caso en otros países productores de
caña de azúcar).
Con base en el escenario mencionado y a los rendimientos actuales, la superficie de
aceite de palma necesaria para producir materia prima para biodiésel podría alcanzar los
3,5 millones de hectáreas, la mayoría de ellas en Indonesia y Malasia. Los rendimientos
comerciales del aceite de palma ya son relativamente elevados, así que el potencial de
mayores rendimientos puede ser limitado. Sin embargo, puede que exista potencial para
aumentar los rendimientos de los pequeños agricultores. Indonesia tiene 4,3 millones de
hectáreas y Malasia 5,5 millones de hectáreas de plantaciones de aceite de palma, de modo
que una expansión de 3,5 millones de hectáreas representaría un incremento significativo
de la superficie actual. Estos incrementos podrían ser adicionales a los planes actuales de
expansión de la superficie de cultivo de aceite de palma para cubrir de forma rápida la
creciente demanda de usos del aceite de palma diferentes al de material combustible.
Se está debatiendo la relación entre la expansión de la producción del aceite de pal-
ma y la deforestación; no está claro exactamente cuánta deforestación está siendo pro-

136 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


vocada directamente por la expansión de este cultivo y cuánta de esta expansión tiene
lugar en tierras ya deforestadas o degradadas como consecuencia de otras causas. Sin
embargo, la mayor parte de las plantaciones de palma se localizan en tierras que en su
momento fueron bosques tropicales. Teniendo esto en cuenta, parece probable que la
expansión de la superficie de plantaciones de palma sugerida anteriormente pueda tener
lugar en lugares con alguna cubierta forestal.
Con respecto a la demanda de biomasa, la disminución de los usos tradicionales
podría dar lugar a una mayor productividad del suelo y reducir la presión sobre los re-
cursos arbóreos y forestales, consiguiendo así mejoras de la cubierta arbórea en algunas
áreas. La producción estimada de 33 Mtep de calor y electricidad en 2030 requeriría
unos 60 millones de t de biomasa, procediendo la mayor parte de esta demanda de
China e Indonesia. En estos dos países, solo los residuos agrícolas probablemente al-
canzaron al menos 500 millones de t en 2005 (suponiendo 1 t de residuos por cada 1 t
de producción de cereal), y existen volúmenes importantes de residuos de biomasa de
la recolección y procesado de los bosques y de las plantaciones de cultivos. Aunque solo
la recolección de una parte de este material será económicamente viable, parece posible
que la demanda de biomasa sólida primaria en 2030 pueda ser satisfecha con la recolec-
ción de residuos de biomasa.
Los cambios previstos en el uso de la tierra y los efectos sobre los mercados agrí-
colas y los precios de los alimentos probablemente generen ciertos impactos negativos.
La densidad de población en algunos países de esta región está entre las más altas del
mundo, y la propiedad y tenencia de tierras no son muy seguras en algunos lugares. Los
cambios en el uso de la tierra podrían ser significativos en algunos países y el potencial
de conflictos dependerá de cómo se produzcan estos cambios. Los desarrollos a peque-
ña escala que incluyan la participación de la población local en la producción y desa-
rrollo puede que no deriven en conflictos importantes; los desarrollos de plantaciones
de palma a gran escala o la producción intensiva de caña de azúcar sí pueden generar
problemas en esta zona.

Impacto medioambiental
Los impactos sobre el medioambiente de los desarrollos de la bioenergía en Asia Orien-
tal y Pacífico probablemente sean significativos. Dependerán en gran medida del con-
junto de materias primas empleado, así como de dónde y cómo sean producidas. En
el nivel regional, las previsiones para la producción de bioenergía a partir de biomasa
sólida primaria posiblemente tengan impactos importantes y positivos sobre el medio-
ambiente, como resultado de los efectos sobre los suelos y los recursos forestales de una
menor recolección de biomasa tradicional. Esto no es probable que ocurra en los pocos
países en los que se espera un aumento de los usos tradicionales en el futuro. La produc-
ción de biomasa para la generación de calor y electricidad posiblemente se centrará en
el uso de residuos, de modo que probablemente tenga un impacto medioambiental mí-
nimo (o un impacto positivo en algunos casos), dado que se dejan suficientes residuos
de biomasa en los bosques y campos para mantener la fertilidad del suelo.
En el sector de los biocombustibles líquidos, el impacto medioambiental de una ma-
yor producción de bioenergía es posible que sea más complicado e incierto. Varios de los

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 137


cultivos elegidos para la producción de biocombustibles pueden ser cultivados en tierras
marginales o degradadas, donde su uso puede tener efectos beneficiosos en términos de
reversión de la degradación de las tierras y posiblemente también un pequeño efecto
positivo sobre la biodiversidad. Estos impactos podrían ser negativos en aquellas áreas
en las que existan cultivos gestionados de forma intensiva, como el maíz y la caña de
azúcar. Recientes investigaciones sugieren que los desarrollos de los biocombustibles en
China podrían suponer una presión importante sobre los recursos hidrológicos en ese
país (CGIAR, 2007).
La expansión de la producción de biodiésel a partir de aceite de palma podría lle-
var a pérdidas de biodiversidad y afectar de forma adversa a la calidad del suelo y del
agua. Hasta dónde lleguen estos impactos dependerá del área y del tipo o calidad de
los bosques reemplazados por este cultivo. En 2009, el gobierno indonesio anunció que
permitiría que las plantaciones de palma se realizaran en turberas de menos de 3 me-
tros de profundidad (Butler, 2009), una práctica que elevará de forma significativa las
emisiones de carbono. Como en Europa, el elevado nivel de importaciones de biodiésel
y etanol previstas en el futuro podría implicar impactos medioambientales tanto dentro
como fuera de la región5.
Las previsiones de producción de bioenergía a partir de biomasa sólida primaria
indican que existe potencial para un impacto general positivo e importante, resultado de
la relativamente baja intensidad energética y de las elevadas reducciones de emisiones
de la producción de calor y electricidad a partir de la biomasa comparada con la de car-
bón (el principal combustible empleado para la producción de electricidad en China).
Para los biocombustibles líquidos, los impactos probablemente sean de ambos signos.
Algunas materias primas (por ejemplo la jatrofa, el sorgo dulce, la mandioca y la caña de
azúcar) tienen baja intensidad energética y una reducción de emisiones potencialmente
elevada; otras materias primas (como el maíz y la colza) no se comportan tan bien. El
biodiésel producido a partir del aceite de palma tiene baja intensidad energética y unas
emisiones potencialmente menores que el diésel fósil, pero remplazar los bosques con
cultivos de palma puede llevar a importantes emisiones derivadas de cambios en el uso
de la tierra, que pueden tener como resultado un incremento significativo de las emi-
siones netas.

Discusión
Es posible que la contribución de la bioenergía a la TPES en Asia Oriental y Pacífico des-
cienda a más de la mitad en 2030, si bien su contribución a los carburantes de transporte
se prevé que aumente de forma significativa. Este declive general es resultado del des-
censo previsto de los usos tradicionales para bioenergía de la biomasa sólida primaria
combinado con la duplicación de la TPES por el desarrollo de la región. En el sector de
la biomasa sólida primaria se espera un incremento importante de los usos modernos
de la biomasa para energía (consumo propio y calor y electricidad).
En conjunto, estos desarrollos probablemente contribuirán de forma importante al
desarrollo rural y posiblemente tengan un impacto positivo sobre el cambio climático.
Con respecto al cambio climático, el efecto negativo potencialmente más importante
posiblemente sea el incremento del uso del aceite de palma y la conversión de los bos-

138 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


ques/desarrollo de turberas para la producción de biodiésel. Se espera que algo mejore
la seguridad energética en la región, pero se estima un nivel elevado de importaciones
de biocombustibles líquidos, lo que probablemente suponga la sustitución de parte de la
dependencia actual de importaciones de petróleo por importaciones de biocombustibles.
Existe el riesgo de resultados económica y medioambientalmente negativos como
consecuencia de los desarrollos mencionados. Los principales impactos económicos
que pueden aparecer son unos mayores precios de los alimentos y, posiblemente, con-
flictos sobre los cambios en el uso de la tierra. Los impactos medioambientales variarán
en función de la materia prima empleada, con impactos en general positivos allí donde
se planten las materias primas en tierras degradadas e impactos negativos si se plantan
en tierras boscosas. Otro elemento de incertidumbre será la sostenibilidad de las impor-
taciones de biocombustibles o de sus materias primas.
Para hacer frente a algunos de estos asuntos, los gobernantes deberían empujar los
desarrollos de bioenergía siempre que sea posible hacia cultivos no alimenticios culti-
vados en tierras marginales o degradadas (algunos países ya lo están incentivando en
sus políticas bioenergéticas). Otra posibilidad (no incluida en el escenario descrito) es
la producción de biocombustibles líquidos de segunda generación a partir de biomasa.
La región tiene abundantes residuos de biomasa que actualmente no se están utilizando;
puede existir potencial de expansión en esta área más allá de lo actualmente planificado
para la producción de calor y electricidad. Aunque en descenso, los usos tradicionales
de biomasa para energía seguirán siendo importantes y merecen atención.
La producción a pequeña escala que involucre a los agricultores locales parecería
también apropiada. Aunque tal forma de cultivo pueda ser más cara tanto desde el ám-
bito de la producción como desde el de transporte, puede que reduzca los potenciales
conflictos sobre el uso de la tierra y podría incrementar los beneficios de estos desarro-
llos para la población pobre rural.
Parece inevitable el reemplazo de algunas áreas forestales con cultivos de materias
primas para la producción de bioenergía. Estas áreas deberían ser cuidadosamente ele-
gidas para reducir los impactos negativos tanto económicos como medioambientales.
Como mínimo, dadas las grandísimas emisiones de dióxido de carbono resultantes de
la conversión de turberas, estas no deberían ser convertidas en plantaciones de palma.

EUROPA Y ASIA CENTRAL

Muy pocos países en la región de Europa y Asia Central tienen objetivos de biocombus-
tibles líquidos, de modo que su consumo no se espera que se incremente mucho. Sin
embargo, como resultado de la elevada demanda en otros lugares (especialmente en Eu-
ropa Occidental), se espera que la región se convierta en exportadora neta de biodiésel
y pellets de madera a otras regiones6.

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 139


Tabla 4.5. Consumo y producción anual estimados de bioenergía en
Europa y Asia Central, 2005-30
Consumo Producción
Tipo de energía 2005 2010 2020 2030 2005 2010 2020 2030
Biomasa sólida
primaria 30,4 28,7 26,8 24,9 30,6 29,3 33,5 36,0
Biogás 0 0 0 0 0 0 0 0
Etanol 0 0 0 0 0 0 0 0
Biodiésel 0 0 0,1 0,1 0 0,2 1,0 2,1
Bioenergía total 30,4 28,7 26,9 25,0 30,6 29,5 34,6 38,1
TPES 1.082,6 1.158,5 1.292,9 1.405,8 - - - -
Cuota de la bio-
energía en la TPES
(porcentaje) 2,8 2,5 2,1 1,8 - - - -
Combustibles de
transporte 77,1 85,0 97,5 105,9 - - - -
Cuota de la
bioenergía en los
combustibles de
transporte
(porcentaje) 0 0 0,1 0,1 - - - -
Fuente: elaboración propia, basada en AIE, 2006b, y FAO 2008b.
Nota: - = no disponible.

Escenario de base
Se espera que el consumo de bioenergía en Europa y Asia Central disminuya a lo largo
del periodo como consecuencia de las reducciones en el uso de la biomasa sólida pri-
maria (Tabla 4.5).
El uso total de la biomasa sólida primaria en esta región es actualmente de unos
115 millones de m3, con 95 millones de m3 utilizados como leña tradicional y el resto
empleado en la producción moderna de bioenergía y una pequeña cantidad de exporta-
ciones de pellets de madera (alrededor de 500.000 t de pellets). En 2030, se espera que
el consumo de leña tradicional descienda a 65 millones de m3, y se espera que los usos
modernos aumenten ligeramente hasta 30 millones de m3. Adicionalmente, como re-
sultado de la elevada demanda en Europa Occidental, se espera que las exportaciones de
pellets de madera se incrementen hasta unos 20-25 millones de t, siendo necesarios 40
millones de m3 adicionales de biomasa. Se espera que la cantidad de biomasa requerida
para estos usos aumente a 135 millones de m3 en 2030.
En 2005, Croacia era el único país de la región con objetivo de biocombustibles
líquidos. El escenario de base por tanto asume que el consumo de biocombustibles lí-
quidos permanece despreciable. Sin embargo, como consecuencia del incremento de
la demanda en Europa Occidental, se espera que la región se convierta en exportadora
neta (se asume aquí que todas estas exportaciones serán de biodiésel, aunque en vez de
biodiésel podrían ser exportaciones de materias primas para biodiésel). Lo más pro-
bable es que estas exportaciones se produzcan a partir de la colza y que requieran una
producción anual de unos 4,2 millones de t en 2030.

140 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Impacto
La bioenergía contribuye poco a la TPES en esta región. En consecuencia, no es proba-
ble que los desarrollos de la bioenergía tengan un impacto significativo.

Impacto económico
Dado el nivel relativamente modesto de los desarrollos de bioenergía proyectados, los
impactos económicos de estos posiblemente serán pequeños y limitados a la generación
de algo de renta y empleo en la producción de pellets de madera y de biodiésel (o mate-
rias primas para biodiésel) para la exportación.
Se espera que la producción de colza en la región tenga un impacto mínimo sobre la
generación de renta y empleo. Puede que estos desarrollos tengan algún impacto sobre
los precios de los alimentos, dado que el aumento previsto de la producción de colza es
significativo. El impacto final es incierto, sin embargo, pues si los precios de la colza au-
mentan, la industria alimentaria podría crear demanda para aceites sustitutivos menos
caros, entre ellos el aceite de palma.

Impacto sobre el uso de la tierra y otros recursos


Las necesidades estimadas de materias primas para la producción de biodiésel en 2030
(4,2 millones de t de colza) son muy superiores a la producción de 0,7 millones de t de
2005. Sin embargo, los rendimientos (1,4 t/hectárea) son mucho menos que la mitad
de los conseguidos en países desarrollados con condiciones de cultivo similares (por
ejemplo, Europa Occidental). Con los rendimientos actuales, la producción estimada de
materias primas requeriría unos 3 millones de hectáreas de tierra destinadas a la colza;
las ganancias en rendimiento podrían reducir esta cantidad a la mitad. Más aún, con o
sin ganancias de rendimiento, el área de tierra requerida para esta producción es muy
pequeña comparada con el área total empleada para la agricultura en estos países, y,
aunque puede que se produzca cierta sustitución de cultivos, es improbable que tenga
un impacto significativo sobre los recursos de la tierra (y no es probable que la produc-
ción agrícola actual se desplace hacia el desbroce de nuevas tierras).
De forma similar, la cantidad de biomasa sólida primaria requerida en el futuro está
muy por debajo de la que podría ser producida a partir de los industriales forestales, de
los residuos agrícolas y forestales, y de la producción sostenible de madera de los bos-
ques de esta región (incluso después de tener en consideración un posible crecimiento
futuro del sector forestal). Por ello, no se espera que la producción de biodiésel tenga un
efecto negativo importante sobre los bosques de la región.

Impacto medioambiental
Los impactos medioambientales de los desarrollos de la bioenergía en Europa y Asia
Central probablemente sean modestos y estarán relacionados con la expansión o inten-
sificación de la producción de materias primas para biodiésel. La producción de bioma-
sa sólida primaria podría tener cierto impacto medioambiental, pero habrá oportunida-
des de incrementar el uso de residuos para cubrir la demanda futura con bajos impactos.
Se prevé que estos desarrollos supongan un impacto positivo modesto sobre el cam-
bio climático. La reducción de los usos tradicionales de la madera, combinada con la

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 141


expansión de los usos modernos (incluyendo los pellets de madera) puede reducir la
intensidad energética de la producción de calor y electricidad (incluyendo a los países
importadores) y reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero. La produc-
ción de biocombustibles líquidos se centrará posiblemente en la producción de biodiésel
a partir de la colza, lo que también tiende a suponer una intensidad energética relati-
vamente baja y un elevado potencial de reducción de emisiones.

Discusión
El escenario para Europa y Asia Central sugiere que la contribución de la bioenergía
a la TPES disminuirá, y que su contribución a los combustibles de transporte segui-
rá siendo despreciable. Estos desarrollos pueden entonces suponer únicamente una
contribución muy modesta al desarrollo rural y tener un impacto positivo pequeño
sobre el cambio climático. El principal foco de los futuros desarrollos de la bioenergía
en esta región debería centrarse en examinar el alcance de los aumentos de los rendi-
mientos de las materias primas para bioenergía, y en el potencial para utilizar residuos
como fuente de biomasa sólida primaria. Puede también valer la pena avanzar en el
desarrollo del etanol celulósico (no considerado aquí).

AMÉRICA LATINA Y CARIBE

América Latina y Caribe es la mayor región productora del mundo, la segunda mayor
consumidora (después de América del Norte), y la única exportadora neta de eta-
nol. Brasil es quien tiene la mayor parte de la producción; otros países tienen planes
para producir o están comenzando a incrementar su producción. En la actualidad la
producción y el consumo de biodiésel en esta región son muy limitados, pero nueve
países tienen o están planeando introducir objetivos de biodiésel. Adicionalmente,
algunos países están viendo la producción de biodiésel como una oportunidad para
la exportación.

Escenario de base
Se estima que en el futuro aumenten todos los tipos de consumo de bioenergía en
América Latina y Caribe, resultado tanto de las políticas y objetivos de energías reno-
vables y biocombustibles líquidos como de la tendencia económica general (tabla 4.6).
Esta región ya es una importante exportadora neta de etanol, y dada la competitividad
de la producción en esta región se estima que en el futuro habrá mayores exportacio-
nes netas de etanol y biodiésel.
La biomasa sólida primaria supone la mayor parte de la producción de bioenergía
y se estima que aumentará casi en un tercio en 2030. El uso tradicional de la bioma-
sa (principalmente de la leña) supone casi tres cuartas partes de la producción, y se
estima que se incremente desde los 75 Mtep (285 millones de m3) de 2005 hasta 89
Mtep (340 millones de m3) en 2030 (AIE, 2006b). Aunque el crecimiento de la renta

142 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Tabla 4.6. Consumo y producción anual estimados de bioenergía en
América Latina y Caribe, 2005-30 (Mtep)
Consumo Producción
Tipo de energía 2005 2010 2020 2030 2005 2010 2020 2030
Biomasa sólida
primaria 105,9 112,3 124,4 134,0 105,9 112,3 124,4 134,0
Biogás 7,6 9,1 11,9 15,4 8,2 10,8 15,6 20,4
Etanol 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Biodiésel 0,0 2,1 2,9 3,6 0,0 2,1 3,2 5,9
Bioenergía total 113,5 123,5 139,3 153,1 114,1 125,2 143,3 160,3
TPES 676,4 756,0 926,7 1.114,9 - - - -
Cuota de la bio-
energía en la TPES
(porcentaje) 16,8 16,3 15,0 13,7 - - - -
Combustibles de
transporte 149,2 164,4 203,2 255,1 - - - -
Cuota de la
bioenergía en los
combustibles de
transporte
(porcentaje) 5,1 6,8 7,3 7,5 - - - -

Fuente: elaboración propia, basada en AIE 2006b, y FAO, 2008b.


Nota: - = no disponible.

puede que reduzca ligeramente el consumo per cápita de leña –ya que la población va
cambiando a combustibles alternativos–, podría no ser suficiente para compensar la
mayor demanda general resultante del crecimiento de la población en la región.
Se espera que los usos modernos de la biomasa para energía (calor y electricidad,
y autoconsumo) crezcan alrededor de un 50 por ciento, desde 30 Mtep hasta 45 Mtep.
Gran parte de esta cantidad está registrada en las estadísticas de la AIE como pro-
ducción comercial de calor y electricidad más que como autoconsumo; dado que se
produce a partir de residuos generados en los sectores transformadores agroforestales
(Barros, 2007), es improbable que tenga un impacto grande en términos de demanda
de madera y fibra de los bosques y la agricultura. El principal impacto sobre los bos-
ques probablemente provendrá del aumento del uso de la biomasa tradicional.
La caña de azúcar constituye casi la totalidad de la producción de etanol en la re-
gión (alrededor de la mitad de la producción brasileña de caña de azúcar se destina a
la producción de etanol) y es posible que siga siendo la principal materia prima en el
futuro. La producción de etanol en 2005 empleó cerca de 205 millones de t de la caña
de azúcar producida en la región (aproximadamente un tercio del total); se prevé que
en 2030 la cantidad requerida para la producción de etanol se incremente hasta los
510 millones de t.
Las materias primas empleadas para producir biodiésel son principalmente el acei-
te de palma y la soja. La combinación futura de estas dos materias primas es incierta,
pero, asumiendo que cerca de la mitad se produzca a partir de la soja y la otra mitad

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 143


del aceite de palma, la producción estimada en 2030 requeriría unos 16,8 millones de
t de cada uno de estos dos cultivos.

Impacto
América Latina está planeando incrementar de forma importante la producción de
bioenergía, de modo que es probable que los impactos sean sustanciales.

Impacto económico
La gran expansión de la producción de bioenergía prevista en esta región en el futuro
probablemente genere impactos económicos significativos en varias áreas. La produc-
ción de caña de azúcar ofrece oportunidades para la creación de empleo. En Brasil, más
de 980.000 personas estuvieron empleadas en el sector ampliado azúcar-alcohol (tanto
en las regiones productoras como en todo el país) en el periodo 2000-05. La producción
de soja también es intensiva en trabajo: se estima que emplea entre 1-4 personas por
200 hectáreas de producción de soja (Repórter Brasil, 2008), lo que implicaría 150.000-
500.000 personas en la producción de soja para su conversión en biodiésel en 2030 (ade-
más de los empleos adicionales en los servicios de transformación y apoyo). Las cifras de
empleo en la producción de aceite de palma no están disponibles, pero con base en las
cifras del Sudeste asiático, este componente del sector del biodiésel podría dar trabajo a
otras 150.000 personas en 2030.
Con base en lo anteriormente expuesto, una estimación de mínimos del empleo total
en la producción de biocombustibles líquidos en 2030 sería de 2 millones de empleos (la
mayor parte en la caña de azúcar y en la producción de etanol). Esta estimación asume
que la mayoría de la producción tiene lugar en instalaciones mecanizadas a gran escala
(este es actualmente el caso de la producción de soja y caña de azúcar en esta región, y
es bastante común en la producción de aceite de palma en muchas partes del mundo).
El empleo podría ser mayor si la producción fuese más trabajo-intensiva. La renta gene-
rada por los desarrollos mencionados probablemente sea significativa, dependiendo su
nivel de la intensidad de la producción.

Impacto sobre el uso de la tierra y otros recursos


Otro asunto que puede ser importante en la región es el potencial conflicto sobre el uso
de la tierra. El escenario de base sugiere que la producción de materias primas puede
requerir 12,3 millones de hectáreas adicionales de tierra agrícola y forestal. Dado que
actualmente el énfasis se deposita en la producción intensiva a gran escala, tales cambios
podrían exacerbar la ya complicada y difícil situación en algunos países de la región con
respecto al uso de la tierra, a la tenencia de tierras y a los derechos sobre estas.
A diferencia del caso de los biocombustibles líquidos, el escenario para la produc-
ción de bioenergía a partir de biomasa sólida primaria probablemente no tenga mucho
impacto sobre la renta, el empleo o los cambios en el uso de la tierra, siempre que la
expansión del uso moderno de la biomasa en esta región utilice residuos generados por
los sectores transformadores agroforestales. El impacto sobre el uso de la tierra podría
ser importante, en cambio, si se decide seguir el camino del cultivo a gran escala de
cultivos forestales para biomasa. Un mayor uso tradicional de la biomasa continuará

144 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


produciendo impactos económicos adversos, tales como problemas de salud derivados
de la mala calidad del aire en los espacios cerrados y el mayor tiempo requerido para
recolectar la biomasa.
Estos desarrollos pueden tener cierto impacto sobre los precios de los alimentos, ya
que se prevén aumentos significativos de la producción de materias primas (consecuen-
cia, en parte, de los programas gubernamentales de apoyo). Sin embargo, dado que la
producción de la mayoría de estas materias primas ya está fuertemente orientada hacia
la exportación, el impacto puede que sea indirecto, bien a través de cambios en el uso de
la tierra que afecten a la producción de otros cultivos, o bien a través del incremento más
general de los precios mundiales de las materias primas consecuencia de los desarrollos
de la bioenergía.
Los rendimientos de las tres materias primas más importantes son ya elevados, de
modo que no es previsible que la mejora de estos rendimientos permita cubrir la de-
manda adicional de producción de biocombustibles; la mayor parte del incremento de
la demanda probablemente sea satisfecho por cambios en el uso de la tierra, que podría
incluir pastizales (Tabla 4.7).

Impacto medioambiental
Antes de la moratoria de 2006 (puesta en marcha para frenar la deforestación de la
Amazonia brasileña), se sabía que la producción de soja era una fuente de deforestación
en la región; asimismo, la expansión del aceite de palma se ha ligado a la deforestación
en otras regiones. Parece por tanto probable que los 8 millones de hectáreas adicionales
requeridos para la producción de biodiésel tengan el potencial de situar a algunas zonas
forestales en riesgo de tala. La expansión de la producción de la caña de azúcar ha sido
fuente de deforestación en el pasado (a través del desplazamiento de la ganadería), pero
generalmente la tierra forestal no soporta la producción intensiva de caña de azúcar, y
las políticas gubernamentales en países como Brasil están empezando a identificar tie-

Tabla 4.7. Necesidades anuales estimadas de materia prima


bioenergética en América Latina y Caribe, 2005-30
Cantidad necesaria Rendimiento Superficie adicional en
Producción para bioenergía medio 2030 a rendimientos
Materia en 2005 (millones t) en 2005 de 2005
prima (millones t) 2005 2030 Variación (t/hectárea) (millones de hectáreas)
Caña de 622,3 206,0 510,1 +304,1 70,3 4,3
azúcar
Soja 96,0 0,0 16,8 +16,8 2,4 7,0
Aceite de 0,6 0,0 16,8 +16,8 17,1 1,0
palma

Fuente: producción y rendimientos de FAOSTAT; otras cifras basadas en cálculos de


los autores.
Nota: Las estimaciones no tienen en cuenta todas las materias primas posibles consi-
deradas en la región, ni todos los países de la región que puedan producir bioenergía
en el futuro. Pueden por tanto subestimar la cantidad total de tierra necesaria para
cumplir estos objetivos.

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 145


rras arables infrautilizadas o infradesarrolladas (ver Apéndice A). La moratoria de 2006
para la expansión de la soja en la Amazonia brasileña ha reducido la tala de bosques
para producir soja hasta en un 99 por ciento, según un estudio de 2009 (WWF, 2009).
Se puede minimizar por tanto el impacto directo de la producción de etanol y bio-
diésel. La mayor producción de caña de azúcar y de soja puede afectar de forma in-
directa a los bosques si, por la vía de sustituir otros cultivos o pastizales, empuja la
frontera agrícola más hacia el bosque. Esto puede suceder, pero sería extremadamente
difícil identificar y cuantificar este impacto, así como separar el impacto causado por los
biocombustibles de otras tendencias más generales en los cambios en el uso de las tierras.
El mayor uso tradicional de la leña en la mayoría de los países probablemente conlleve
cierta degradación forestal. No obstante, se espera que este impacto sea menor comparado
con otros factores que afectan a los bosques de la región.
Los impactos medioambientales de los desarrollos de la bioenergía en esta región pue-
den ser importantes si están relacionados con mayores producciones de materias primas
para biodiésel. Si se mantienen los patrones anteriores de cambios en el uso de la tierra,
mucha de la expansión de la producción de soja y de aceite de palma podría tener lugar
en áreas forestales, trayendo consigo pérdidas de biodiversidad y efectos adversos sobre la
calidad del suelo y del agua. El alcance de estos impactos dependerá de los tipos de usos de
la tierra y de la superficie y calidad de los bosques que sean sustituidos por tales cultivos.
Los impactos sobre el cambio climático podrían ser tanto positivos como negativos.
Se espera que la mayoría de la producción de bioenergía provenga de la producción de
etanol a partir de la caña de azúcar; siempre que esto no conlleve la tala directa o indirecta
de los bosques, este sistema de producción tiene baja intensidad energética y elevado po-
tencial de reducción de las emisiones netas de gases de efecto invernadero. La producción
de biodiésel también tiene una intensidad energética relativamente baja y el potencial de
reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Si los bosques se talan para esta pro-
ducción, sin embargo, el impacto neto sobre las emisiones de gases de efecto invernadero
será negativo y podría ser importante. Dada la naturaleza no rentable de muchos de estos
combustibles, los países pueden reducir sus objetivos.
Los impactos de la mayor producción de bioenergía a partir de la biomasa sólida pri-
maria también son complicados. Mayores usos tradicionales de la biomasa probablemente
resulten en cierta degradación forestal, y posiblemente en mayores emisiones de gases
de efecto invernadero (donde la leña no se recolecte de forma sostenible), pero la mayor
producción de calor y electricidad a partir de residuos industriales puede que tenga un
impacto positivo sobre el cambio climático.

Discusión
Las perspectivas para América Latina y Caribe sugieren que la contribución de la bioener-
gía a la TPES disminuirá ligeramente y su contribución a los combustibles de transporte
se incrementará ligeramente. Estos desarrollos probablemente contribuirán al desarrollo
rural y tendrán un cierto impacto positivo sobre la seguridad energética. Se cree que los
cambios en el uso de la tierra serán un elemento importante que afectará al medioambien-
te y a los impactos macroeconómicos de estos desarrollos.

146 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Los impactos sobre cambios en el uso de la tierra en esta región dependerán de mu-
chos factores, como la intensidad de producción de las materias primas, la conversión
de los bosques para producir esas materias primas, y la situación existente con respecto
a la tenencia de tierras y a los derechos sobre estas. El desarrollo de la bioenergía en esta
región se basa principalmente en la expansión de la producción de materias primas a gran
escala y de forma intensiva. Existe por tanto un intercambio muy claro entre los retornos
económicos del desarrollo de la bioenergía (la mayor parte de ellos bajos o negativos) y
los impactos económicos y medioambientales de tal desarrollo. Los gobernantes deberían
analizar con mucho cuidado estos factores, en particular los factores que favorezcan la
expansión de la producción a gran escala, pues pueden reducir el potencial de que estos
desarrollos beneficien a la población pobre rural.

Una opción no considerada aquí es la posibilidad de la expansión a gran escala de


biocombustibles líquidos de segunda generación. Varios países de esta región han tenido
muy buenas experiencias desarrollando bosques plantados; esta opción puede ser más
atractiva económicamente que la producción de biodiésel de primera generación (es im-
probable que la producción de etanol celulósico sea competitiva con la producción de eta-
nol a partir de la caña de azúcar). Tal desarrollo podría solucionar parte de los problemas
medioambientales asociados con la expansión del biodiésel en esta región, si bien algunos
de los otros problemas relacionados con los cambios en el uso de las tierras probablemente
serían todavía importantes.

ORIENTE MEDIO Y NORTE DE ÁFRICA

No es probable que la bioenergía desempeñe papel importante en esta región, debido a su


árida geografía y a las enormes cantidades de petróleo de las que dispone. Sin embargo,
algunos países (como Egipto y Emiratos Árabes Unidos) han expresado cierto interés en
utilizar cultivos adaptados a suelos áridos para producir energía.

Escenario de base
Hoy en día no hay producción ni consumo de biocombustibles líquidos en Oriente Medio
y Norte de África, y no existen objetivos para el futuro. El escenario de base por tanto
asume que el consumo y la producción permanecerán a cero (Tabla 4.8). Se espera que
aumente la producción y el consumo de la biomasa sólida primaria.

La mayor parte de la producción de bioenergía a partir de biomasa sólida primaria


proviene del uso tradicional de la leña (la mayor parte del cual tiene lugar en el Norte
de África). Se espera que se incremente ligeramente hasta 2030. La mayor parte del
crecimiento mostrado se espera que tenga lugar por la mayor producción de calor y
electricidad a partir de biomasa en los pocos países de la región que tienen objetivos
de energías renovables. La mayor parte de la producción provendrá de los residuos de
materia orgánica.

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 147


Tabla 4.8. Consumo y producción anual estimados de bioenergía en
Oriente Medio y Norte de África, 2005-30 (Mtep)
Consumo Producción
Tipo de energía 2005 2010 2020 2030 2005 2010 2020 2030
Biomasa sólida
primaria 11,2 12,9 16,0 19,0 11,2 12,9 16,0 19,0
Biogás 0 0 0 0 0 0 0 0
Etanol 0 0 0 0 0 0 0 0
Biodiésel 0 0 0 0 0 0 0 0
Bioenergía total 11,2 12,9 16,0 19,0 11,2 12,9 16,0 19,0
TPES 641,7 771,9 1.029,7 1.262,9 - - - -
Cuota de la bio-
energía en la TPES
(porcentaje) 1,7 1,7 1,6 1,5 - - - -
Combustibles de
transporte 104,1 124,4 157,7 178,8 - - - -
Cuota de la
bioenergía en los
combustibles de
transporte (por-
centaje) 0 0 0 0 - - - -

Fuente: elaboración propia, basada en AIE, 2006b, y FAO 2008b.


Nota: -- = no disponible.

Impacto
La expansión de la producción de bioenergía en Oriente Medio y Norte de África pro-
bablemente tenga un impacto económico insignificante y un impacto pequeño o nulo
sobre el uso de la tierra. Dado que es posible que el desarrollo de la bioenergía se centre
en el uso de residuos, puede tener un impacto positivo modesto sobre el cambio climá-
tico y el medioambiente de la región.

Discusión
En la actualidad la bioenergía supone una contribución insignificante a la TPES y a los
combustibles de transporte en esta región, una situación que se espera que continúe.
Dados los usos de la tierra existentes y las condiciones climáticas en gran parte de la
región, el desarrollo de la bioenergía más allá del aquí proyectado parece improbable.
Sin embargo, como parte de iniciativas de desarrollo rural más amplias, puede valer la
pena considerar el desarrollo a pequeña escala de materias primas bioenergéticas que
soporten bien la sequía (para uso local) en tierras áridas o degradadas.

ASIA MERIDIONAL

La producción total de bioenergía en Asia Meridional se espera que permanezca cons-


tante hasta 2030. Se espera que el uso de la biomasa sólida primaria disminuya ligera-

148 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


mente, y que el uso de biocombustibles líquidos aumente de forma significativa (Tabla
4.9).

Escenario de base
El papel de la biomasa tradicional es ya importante en esta región (en India proporcionó
energía a más de 700 millones de personas en 2004), y se espera que crezca como conse-
cuencia del aumento de la población.
En 2005, la recolección tradicional de leña ascendió a unos 101 Mtep de biomasa
sólida primaria empleada para bioenergía (equivalente a aproximadamente 380 millo-
nes de m3), y otros 91 Mtep se produjeron a partir de residuos agrícolas. Los 18 Mtep
restantes se produjeron a partir de los residuos del procesado agroforestal (por ejemplo
la quema de bagazo para calor y electricidad en los molinos de refinado de azúcar), la
mayoría producida para consumo propio. En 2030 se espera que los usos tradicionales
de la bioenergía caigan unos 10 Mtep hasta 180 Mtep, y los usos modernos aumenten
marginalmente a 21 Mtep. Se espera que caiga la producción per cápita de bioenergía
tradicional, consecuencia del aumento de la renta, pero el efecto sobre el consumo total
será anulado por el crecimiento de la población en la región. India representa alrededor
de tres cuartas partes de la producción de bioenergía a partir de biomasa sólida primaria
en esta región, con Pakistán segundo a gran distancia.
India tiene un objetivo de consumo de etanol, y tres países de la región (India, Pa-
kistán y Nepal) tienen o están planeando tener objetivos de biodiésel. La pequeña can-
tidad de etanol actualmente producida en la región proviene de la caña de azúcar, que

Tabla 4.9. Consumo y producción anual estimados de bioenergía en


Asia Meridional, 2005-30 (Mtep)
Consumo Producción
Tipo de energía 2005 2010 2020 2030 2005 2010 2020 2030
Biomasa sólida
primaria 209,4 212,8 210,2 200,8 209,4 212,8 210,2 200,8
Biogás 0,0 0,1 0,1 0,1 0,0 0,1 0,1 0,1
Etanol 0,1 0,2 0,9 1,2 0,1 0,2 0,9 1,2
Biodiésel 0,0 1,1 6,1 8,4 0,0 1,1 6,1 8,4
Bioenergía total 209,6 214,1 217,2 210,4 209,6 214,1 217,2 210,4
TPES 657,6 755,4 974,5 1.229,7 - - - -
Cuota de la bio-
energía en la TPES
(porcentaje) 31,9 28,3 22,3 17,1 - - - -
Combustibles de
transporte 42,7 49,5 66,7 89,8 - - - -
Cuota de la bioener-
gía en los combus-
tibles de transporte
(porcentaje) 0,2 2,6 10,5 10,6 - - - -

Fuente: elaboración propia, basada en AIE, 2006b, y FAO 2008b.


Nota: - = no disponible

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 149


es posible que siga siendo la materia prima principal para la producción de etanol. Los
países de la región aspiran a ser autosuficientes en la producción de etanol, de modo que
la producción de etanol estimada de 1,2 Mtep en 2030 requeriría casi 30 millones de t de
caña de azúcar en 2030. Para la producción de biodiésel, la jatrofa parece ser la principal
materia prima que atrae el interés del apoyo gubernamental y de los inversores (aunque
se espera que también se utilice una pequeña cantidad de pongamia). A las tasas de con-
versión actuales, la producción estimada de biodiésel en 2030 requeriría 27,4 millones
t de semillas de jatrofa.

Impacto
Muchos de los desarrollos de la bioenergía en esta región tendrán lugar en áreas muy
pobladas y de tierras frágiles. Será por tanto crítico determinar qué tierras son las mejores
para cumplir los objetivos.

Impacto económico
Los impactos económicos del escenario descrito posiblemente sean similares a los de cual-
quier otro lugar de Asia. Los aspectos positivos pueden incluir la generación de renta y
empleo derivados de la mayor producción de biocombustibles líquidos, y beneficios sani-
tarios derivados del menor uso de la bioenergía tradicional. Los cambios en el uso de la
tierra y los impactos sobre los mercados agrícolas y los precios de los alimentos podrían
tener ciertos impactos negativos menores.
La producción de caña de azúcar es menos intensiva que en Brasil, y se cree que em-
plea a más gente por unidad de producción: según Genomeindia (2008), en India se em-
plea a casi una persona por cada 300 t de caña de azúcar producida, dos tercios más de
empleo que en Brasil. Esta cifra incluye a los empleados en el refino del azúcar. Asumiendo
que la conversión de la caña de azúcar a etanol resultara en un multiplicador de empleo
similar, la producción de etanol podría dar empleo a cerca de 100.000 personas en 2030.
El empleo futuro derivado de la producción de biodiésel a partir de jatrofa es muy
difícil de estimar, y dependerá de la escala de producción. Con una producción intensiva a
gran escala, la producción de biodiésel en 2030 podría dar empleo a tan solo 400.000 per-
sonas, si bien este escenario parece improbable. Con base en los supuestos de la Comisión
de Planificación de la India (2003) de 32 días de empleo por t de producción de biodiésel,
el empleo en 2030 podría ascender a 1,5 millones.
El empleo en la producción de bioenergía a partir de biomasa sólida primaria es muy
difícil de estimar (ya que se produce una cantidad enorme para necesidades de subsis-
tencia o en el sector informal), pero se esperan pocos cambios. Por ello, la creación de
empleo como consecuencia del desarrollo de la bioenergía podría ascender a un total de
1,3 millones de puestos de trabajo.
La generación de renta a partir del desarrollo de la bioenergía también es difícil de
estimar. Con base en los supuestos de la Comisión de Planificación, el nivel de producción
de biodiésel estimado para 2030 crearía alrededor de 1,5 miles de millones de dólares de
renta bruta anual para los agricultores (a los precios y tipo de cambio actuales), más una
renta adicional en la conversión de semillas a biodiésel. Sin embargo, la renta derivada de
la producción de etanol probablemente represente una fracción de esta cantidad.

150 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


El aumento de la producción de materias primas para producir biocombustibles lí-
quidos puede generar conflictos sobre el uso de las tierras. El gobierno de la India se está
centrando en la producción de biocombustibles en tierras degradadas e infrautilizadas,
y espera animar la participación de pequeños agricultores para cubrir la mayoría de las
necesidades de producción; es posible que otros países de la región sigan enfoques simi-
lares. El escenario aquí presentado sugiere que se necesitarán 7,3 millones de hectáreas de
tierra para producir las materias primas (más si los rendimientos de la jatrofa son meno-
res). India espera plantar estas materias primas en varios tipos de tierras diferentes, como
bosques degradados, lindes de los campos, barbechos, lindes de carreteras/ríos/canales, y
otras tierras marginales. Sin embargo, la mayor parte de las tierras de India ya está en uso
de una forma u otra (incluso las llamadas tierras baldías y tierras marginales), de modo
que es posible que surjan conflictos.
Estos desarrollos pueden tener cierto impacto negativo sobre los precios de los alimen-
tos. Sin embargo es probable que el efecto sea pequeño, ya que el incremento necesario
de la producción de caña de azúcar es relativamente bajo, y la jatrofa es un cultivo no
alimenticio.

Impacto sobre el uso de la tierra y otros recursos


Las estimaciones aquí presentadas se refieren a las materias primas que se espera que ten-
gan el mayor crecimiento en la región (Tabla 4.10). El rendimiento de la caña de azúcar
en Asia Meridional ya es elevado, pero puede que exista potencial para cubrir la demanda
adicional de producción de biocombustibles a través de mayores ganancias en el rendi-
miento. Aunque esto no sea posible, la superficie adicional requerida a los rendimientos
actuales es pequeña.
El rendimiento de la jatrofa es incierto; la literatura ofrece un rango muy amplio de
rendimientos estimados [desde 0,5 t/hectárea/año hasta 12 t/hectárea/año (ver Apéndice
B)]. Los rendimientos del aceite y biodiésel por t de semillas son también inciertos. Se ha
asumido aquí que los rendimientos de semillas serán 4 t/hectárea/año y los rendimientos

Tabla 4.10. Necesidades anuales estimadas de materia prima


bioenergética en Asia Meridional, 2005-30
Cantidad necesaria Rendimiento Superficie adicional
Producción para bioenergía medio en 2030
en 2005 (millones t) en 2005 a rendimientos de 2005
Materia prima (millones t) 2005 2030 Variación (t/hectárea) (millones de hectáreas)
Caña de
azúcar 299,7 2,5 29,6 +27,1 60,8 0,4
Jatrofa - 0 27,4 +27,4 4,0 6,8

Fuente: producción y rendimientos de FAOSTAT; otras cifras basadas en cálculos de


los autores.
Nota: Las estimaciones no tienen en cuenta todas las materias primas posibles consi-
deradas en la región, ni todos los países de la región que puedan producir bioenergía
en el futuro. Pueden por tanto subestimar la cantidad total de tierra necesaria para
cumplir estos objetivos. -- = no disponible.

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 151


de aceite de 350 kg/t. Esto es algo más alto que los cálculos de la Comisión de Planificación
de India, que asumen un rendimiento de 3,75 t/hectárea/año y un rendimiento de aceite
de 310 l/t (285 kg/t). Utilizando estas cifras más bajas, la cantidad de tierra necesaria para
la producción de biodiésel sería aproximadamente un 30 por ciento superior a la señalada
anteriormente.
Con respecto a la biomasa sólida primaria, las estimaciones anticipan un impacto
positivo limitado en términos de una ligera reducción de la degradación de tierras y
bosques, resultado del descenso de la recolección tradicional de la biomasa agroforestal
para energía. El ligero incremento de los usos modernos de la biomasa sólida primaria
para bioenergía posiblemente utilice residuos del procesado, y por ello no tendrá un
impacto grande sobre la tierra o sobre otros recursos.

Impacto medioambiental
Es probable que la mayor parte de los impactos medioambientales en esta región sean
positivos. La degradación del suelo y de los bosques puede disminuir ligeramente y la
biodiversidad puede mejorar gracias al mayor uso de residuos de biomasa y la menor
recolección tradicional de esta.
En algunas zonas la producción de jatrofa podría mejorar también los suelos y
tener un pequeño impacto positivo sobre la biodiversidad. Sin embargo algunas de
las tierras previstas para la producción de jatrofa son bosques degradados, donde el
impacto medioambiental es menos cierto7. La expansión de la producción de caña
de azúcar puede ser pequeña, pero existen algunas implicaciones medioambientales
negativas asociadas a este cultivo.
El impacto de estos desarrollos sobre el uso del agua y los recursos hidrológicos
constituirá posiblemente una de las grandes preocupaciones medioambientales en la
región. India es el otro gran país (junto con China) en el que los desarrollos de la bio-
energía pueden suponer una presión sobre los recursos hidrológicos (CGIAR, 2008).
Los impactos globales sobre el cambio climático podrían ser positivos. Siempre
que no se produzca una conversión forestal importante, la producción de biocombus-
tibles líquidos tendrá una intensidad energética baja y un elevado potencial de reducir
las emisiones netas de gases de efecto invernadero. Los desarrollos previstos para el
uso de la biomasa sólida primaria como bioenergía posiblemente tengan impactos
positivos similares.

Discusión
La perspectiva para Asia Meridional sugiere que la contribución de la bioenergía a la
TPES caerá casi a la mitad, al 17 por ciento, en 2030 (principalmente como resultado
del incremento previsto en la TPES), pero que su contribución a los combustibles de
transporte aumentará de forma importante, hasta alrededor del 11 por ciento. Estos
desarrollos probablemente contribuirán al desarrollo rural, mejorarán algo la seguri-
dad energética y tendrán pocos impactos medioambientales negativos.
La sostenibilidad del uso del suelo y del agua para la producción de materias pri-
mas bioenergéticas parece ser el área principal a examen cuando estos desarrollos
vayan teniendo lugar. Si bien los planes actuales parecen enfocarse de forma impor-

152 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


tante en el alivio de la pobreza, este impacto debería ser vigilado durante la puesta en
marcha de estos. Dado que se espera que sigan siendo importantes los usos tradicio-
nales de la biomasa sólida primaria para bioenergía, deberían continuar realizándose
esfuerzos para mejorar la sostenibilidad de esta producción.

NOTAS

1. Aunque las proyecciones presentadas aquí llegan hasta 2020 o 2030, las estimaciones
están basadas en los mandatos y objetivos existentes en 2005. Dado que la bioener-
gía continúa siendo no rentable en la mayoría de los casos, y que los impactos están
comenzando a dar la cara, algunos de estos mandatos podrían variar, afectando a las
proyecciones.
2. Tomando como base el empleo actual en la producción de aceite de palma en Mala-
sia, por ejemplo, 1 tep de producción de biodiésel de plantaciones de aceite de palma
gestionadas de forma intensiva crearía 0,03 puestos de trabajo a tiempo completo en
la producción de aceite, más una pequeña cantidad adicional de empleo en la pro-
ducción de biodiésel. En el otro extremo, la producción de biodiésel a pequeña escala
en África a partir de jatrofa emplea a 0,85 personas por tep de producción (Henning,
2008).
3. Un estudio que está llevando a cabo el Banco Mundial está evaluando el impacto de
proyectos agrícolas y forestales a gran escala (incluyendo los de bioenergía) sobre
los recursos de la tierra en distintos países. El análisis presentado aquí está basado
en tendencias, incluyendo los rendimientos de producción pasados y futuros y los
objetivos por países actuales; no es un análisis en profundidad de lo que está ocu-
rriendo sobre el terreno en estas regiones. Las cifras presentadas aquí son por tanto
meramente indicativas.
4. Una parte del consumo de aceite de palma en China podría ser desplazada por el uso
de anacardos, pero esto no se incluye aquí por estar todavía en un estado experimen-
tal.
5. Es especialmente probable que China importe biocombustibles para alcanzar la de-
manda de carburantes. Antes de que los precios llegaran a ser demasiado elevados en
2008, habían empezado las negociaciones con Indonesia y Malasia para el comercio
de biodiésel (APEC, 2008).
6. Este análisis se refiere solamente al cultivo de la colza en los países principales. Puede
por tanto subestimar el impacto total en la región.
7. En India la plantación de jatrofa en estas tierras se ve como una «mejora» de la tierra
deforestada.

IMPACTOS Y EFECTOS EN EL NIVEL DE PAÍS Y DE REGIÓN 153


154 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
CAPÍTULO CINCO

Conclusiones

E
ste capítulo muestra las conclusiones tanto generales como regionales con respec-
to al uso de la bioenergía. También ofrece algunas breves recomendaciones sobre
políticas.

CONCLUSIONES GENERALES

Es posible que los desarrollos de la bioenergía generen impactos significativos sobre el


sector forestal y sobre el alivio de la pobreza. La bioenergía puede proporcionar oportu-
nidades de generación de renta y empleo, y puede incrementar el acceso de la población
pobre a mejores tipos de energía. Pero siguen existiendo dudas sobre el efecto de la
bioenergía en la lucha contra el cambio climático y sobre el medio ambiente; sobre la
agricultura, la seguridad alimentaria y la gestión sostenible de los bosques; y sobre la
población, en particular sobre la población pobre de países en desarrollo, que se verá
afectada por los cambios que la bioenergía implicará en los usos de la tierra, en la pro-
piedad de las tierras y en los derechos sobre estas.

Conclusión n.º 1: la biomasa sólida continuará proporcionando la fuente


principal de energía y no debería ser subestimada.
En el nivel global, la biomasa sólida primaria representó el 95 por ciento de la TPES a
partir de la bioenergía en 2005; el biogás y el bioetanol representaron alrededor del 2 por
ciento cada uno, y el biodiésel el 1 por ciento restante. El biogás y los biocombustibles
líquidos son importantes en América del Norte (15 por ciento del total del consumo de
bioenergía), la Unión Europea (10 por ciento) y América Latina y Caribe (5 por cien-
to). Fuera de estas tres regiones, representan una parte extremadamente pequeña de la
bioenergía.

CONCLUSIONES 155
La biomasa sólida tiene varios usos. La energía de biomasa tradicional (leña, carbón
vegetal, estiércol y residuos de cosechas) se emplea principalmente por la población
pobre para calefacción, cocina y procesos artesanales. Los usos modernos de la biomasa
de madera (combustión conjunta, instalaciones de calor y electricidad y pellets) se dan
generalmente a escala industrial para la generación de calor y electricidad, aunque tam-
bién hay aplicaciones para su uso a pequeña escala.
En el nivel global, se estima que los usos tradicionales de la biomasa disminuirán
ligeramente como consecuencia de grandes cambios en el patrón de consumo de energía
en Asia Oriental y Pacífico hacia otras fuentes de combustible, incluyendo la electrici-
dad. En otras regiones, especialmente en África y América Latina, es probable que el uso
de la biomasa tradicional aumente.
Se espera que los usos modernos de la biomasa sólida primaria para la producción
de calor y electricidad aumenten de forma significativa. Por ello, la proporción de la
biomasa sólida primaria en la producción total de bioenergía seguirá siendo elevada.

Conclusión n.º 2: los desarrollos de la bioenergía tendrán implicaciones


importantes sobre el uso de la tierra.
El impacto de la producción de bioenergía sobre la tierra y otros recursos viene deter-
minado por la demanda de la biomasa y por la eficiencia en el uso de la tierra (es decir,
el rendimiento de la energía por hectárea). Una cuestión importante es si los cultivos
de biomasa pueden realizarse en tierras no utilizadas o degradadas, o si se realizarán
sobre tierras agrícolas o forestales. Con el fin de cumplir con los ambiciosos objetivos
globales establecidos, es probable que aumente la superficie total de tierras destinadas a
la producción de bioenergía. Si bien algunos desarrollos bioenergéticos están previstos
–y es posible que se realicen– en tierras degradadas o en desuso, no es probable que
tales tierras cumplan los requisitos generales. Por ello, será necesario utilizar praderas
agrícolas y pastizales forestales para producir bioenergía.
El análisis realizado en este informe sugiere que, con el fin de cumplir con los objeti-
vos gubernamentales actuales, pueden darse grandes cambios en el uso de la tierra como
consecuencia de la producción de materia prima para la biomasa sólida y los biocom-
bustibles líquidos. Es posible que la mayor parte de estos cambios sean consecuencia de
la plantación de cultivos agrícolas para producir etanol y biodiésel, pues ambos repre-
sentan el porcentaje más elevado de todos los objetivos gubernamentales. Es probable
que la biomasa sólida suponga un volumen de conversión de tierras más pequeño, pero
aun así significativo.

Conclusión n.º 3: a la hora de elegir el sistema de bioenergía deben ser


tenidas en cuenta sus ventajas y desventajas –incluyendo las relacionadas
con la pobreza, la equidad y el medio ambiente–.
En la mayoría de los países las políticas bioenergéticas persiguen varios objetivos (que a
menudo colisionan). El aumento del consumo de bioenergía probablemente resulte en
una mayor competencia por la tierra, afectando potencialmente a la agricultura y a la
silvicultura, y que podría afectar a la población pobre de otras maneras, por ejemplo a
través de cambios en el acceso a los recursos y en la calidad del medio ambiente. Tam-

156 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


bién debe tenerse en cuenta el efecto de la bioenergía sobre el cambio climático. Existen
muchas medidas e instrumentos que se pueden utilizar en la puesta en marcha de esta
política, y pueden tener impactos diferentes sobre los distintos objetivos (Tabla 5.1).
Las autoridades deberían identificar los resultados esperados de un sistema, elegir
un sistema basado en los objetivos del programa establecido para una ubicación con-
creta, e intentar reducir los impactos negativos. Por ejemplo, un país puede elegir un
sistema porque proporcione mayor empleo, incluso si no maximiza la producción del
combustible. Posiblemente los costes desempeñarán papel importante a la hora de to-
mar estas decisiones. Es fundamental tener presente las implicaciones sobre el uso de la
tierra y el medio ambiente de cada sistema en el lugar en el que van a realizarse, dado
que la producción de una materia prima determinada puede tener un impacto mínimo
en un lugar y un impacto muy severo en otra.
Los amplios impactos potenciales recogidos en la Tabla 5.1 variarán mucho en fun-
ción de las condiciones del lugar y el uso actual de la tierra. Es necesario realizar más
análisis técnicos y evaluar las opciones, medidas e instrumentos en muchos países con
respecto al desarrollo de la bioenergía. Con el fin de ayudar a identificar y mitigar los
impactos potenciales, antes de llevar a cabo inversiones a gran escala en materia de
bioenergía deberían realizarse evaluaciones medioambientales y de impacto social com-
pletas (incluyendo evaluaciones estratégicas).

Conclusión n.º 4: Existe un potencial considerable para ampliar el uso de


los residuos forestales y madereros como materia prima de bioenergía.
Si bien existen variaciones considerables (en función de las condiciones del mercado
local y de las distancias medias de transporte), las fuentes de biomasa menos costosas
son la madera recuperada (es decir, el residuo post-consumo) y los residuos del proce-
sado de la madera (los residuos de los aserraderos o del procesado de la madera). Los
residuos agrícolas y forestales (derivados de las operaciones de recolección) son la si-
guiente fuente de residuos menos costosa. Los cultivos específicos para la producción de
biomasa (por ejemplo cultivos energéticos como el switchgrass, miscanto o los árboles
forestales de cultivo corto) son generalmente más caros que los residuos mencionados,
así como los rastrojos forestales conseguidos mediante sistemas tradicionales de reco-
lección de madera. En las regiones desarrolladas del mundo la energía maderera tradi-
cional proviene principalmente de rastrojos forestales, residuos de cosechas, y árboles
que están fuera de los bosques; la biomasa para calor, electricidad y consumo propio
proviene en su mayor parte de los residuos industriales y de los productos recuperados
de la madera.
Existen oportunidades para que el sector privado (y organizaciones que inviertan en
el desarrollo del sector privado) desarrolle instalaciones de procesado que sirvan para
más de un propósito. En algunos países en desarrollo (en concreto en Asia Oriental y
Pacífico) los rastrojos forestales están infrautilizados y el coste de la biomasa puede ser
bajo. Los residuos de biomasa constituyen un problema para deshacerse de ellos allá
donde la eliminación de residuos en vertederos es cara; en estos casos, los productores
pueden preferir pagar para que estos residuos sean retirados. Algunas instalaciones ma-
dereras y de biocombustible ya son autosuficientes energéticamente como consecuencia

CONCLUSIONES 157
158
Tabla 5.1. Matriz de ventajas y desventajas para los biocombustibles líquidos
Palma Aceite de Caña de Sorgo
Asunto Mandioca Maíz Jatrofa Jojoba Nypa palma Pongamia Colza Soja azúcar dulce
Empleo potencial Medio Bajo Alto Alto Alto Alto Alto Bajo Bajo Medio Medio
Potencial para pequeños
agricultores Alto Bajo Alto Variable Medio Medio Alto Bajo Bajo Medio Alto

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Mejora de tierras degra-
dadas Alto Bajo Alto Alto Alto Bajo Alto Bajo Bajo Bajo Alto
Impacto sobre los bosques
naturales Bajo Variable Bajo Bajo Bajo Alto Bajo Medio Alto Variable Bajo
Impacto sobre la agricul-
tura Bajo Alto Bajo Bajo Bajo Bajo Bajo Alto Alto Bajo Bajo
Impacto en la competencia
sobre los recursos Alto Alto Bajo Bajo Bajo Alto Bajo Alto Alto Bajo Bajo
Impacto sobre los recursos
hídricos Bajo Alto Bajo Bajo Bajo Alto Bajo Alto Medio Medio Medio
Impacto sobre los recursos
edáficos Bajo Alto Bajo Bajo Bajo Alto Bajo Alto Bajo Alto Bajo
Impacto sobre la biodi-
versidad Variable Variable Medio Medio Bajo Alto Medio Variable Alto Variable Variable
Invasividad Bajo Bajo Alto Bajo Alto Alto Medio Alto Bajo Bajo Alto

Fuente: derivado de las tablas 3.6 y 3.7.


Nota: todos los impactos se evalúan con base en los inputs mínimos necesarios y el tipo de usos de la tierra previsto por las autoridades.
No se tienen en cuenta la plantación en otras áreas diferentes de las proyectadas ni inputs adicionales como la irrigación, que podrían
cambiar la idoneidad de los cultivos. La realidad sobre el terreno puede diferir ampliamente de los escenarios presentados en esta matriz.
Por ejemplo, si la jatrofa se planta en tierras degradadas y no se riega tendrá menores impactos sobre la competencia sobre los recursos
y sobre el uso del agua; si la jatrofa se planta en una tierra agrícola y se riega, los impactos serán probablemente mucho mayores que los
presentados aquí.
de la combustión conjunta. Los residuos de la tala y del aserrado de plantaciones de
madera tradicionales proporcionan oportunidades adicionales para la generación de
calor y electricidad, especialmente en países en desarrollo en los que los productos de
deshecho no se utilizan de forma completa.

Conclusión n.º 5: los beneficios del desarrollo de la bioenergía sobre el cli-


ma son inciertos y dependen mucho de su ubicación y de la materia prima.
La bioenergía puede tener efectos tanto positivos como negativos sobre el cambio climá-
tico. En el futuro, se espera que los cultivos principales para biocombustibles líquidos
sean la caña de azúcar, el maíz y el aceite de palma. La producción de etanol a partir de la
caña de azúcar supondrá una parte importante de la producción de bioetanol. Mientras
la producción no conlleve la tala de bosques, este sistema tiene una intensidad energé-
tica relativamente baja y un buen potencial para reducir las emisiones netas de gases de
efecto invernadero (las instalaciones de procesado de etanol con frecuencia utilizan el
bagazo de la caña de azúcar para generar calor). Por el contrario, la producción de bio-
combustibles a partir del maíz requiere inputs de combustibles fósiles en todos los esta-
dos del proceso, incluyendo su conversión a etanol de maíz. El etanol de maíz supone un
ahorro de carbono mínimo frente a la gasolina convencional y puede incluso incremen-
tar las emisiones. El biodiésel a partir del aceite de palma puede tener menos emisiones
que los combustibles fósiles, pero depende mucho del tipo de tierra en la que se plante.
Los impactos de una mayor producción de bioenergía a partir de biomasa sólida
primaria también son complejos. Mayores usos de biomasa tradicional es posible que
deriven en degradación forestal y posiblemente incrementen las emisiones de gases de
efecto invernadero (allá donde la leña no sea recogida de forma sostenible), pero la ma-
yor producción de calor y electricidad a partir de residuos industriales podría tener un
impacto positivo sobre el cambio climático.
Las emisiones de carbono pueden superar las de combustibles fósiles si se convierten
tierras agrícolas o forestales para la producción bioenergética, especialmente si las tie-
rras convertidas son turberas arboladas. El análisis debería incluir otros factores, como
la conversión de tierras, las emisiones de óxido nitroso derivadas de la degradación de
residuos de cultivos durante la fijación biológica del nitrógeno (comunes en el caso de la
soja y la colza), y las emisiones derivadas de fertilizantes nitrogenados. Por este motivo,
los análisis del ciclo de vida son los mejores predictores de las reducciones totales de
carbono de una fuente de combustible. Según un estudio (Fargione y otros, 2008), se
podría crear una deuda de carbono del biocombustible si se convierten bosques tropi-
cales, turberas, sabanas o pastizales en tierras agrícolas para producir biocombustibles
a partir de cultivos alimenticios en Brasil, Sudeste Asiático y Estados Unidos, pues se
emitiría entre 17-420 veces más CO2 que las reducciones anuales de gases de efecto
invernadero que proporcionarían estos biocombustibles al remplazar a los combustibles
fósiles. Aunque existe incertidumbre acerca de las emisiones totales de carbono estima-
das, los resultados sugieren que los cambios en el uso de la tierra podrían superar de
forma importante cualquier beneficio de carbono que pudiera resultar de la plantación
de biocombustibles.

CONCLUSIONES 159
CONCLUSIONES REGIONALES

Varios factores –las condiciones climáticas, económicas y demográficas de la región–


afectan a las opciones de posibles políticas relacionadas con la biodiversidad. Las prin-
cipales conclusiones de este informe en el nivel de región se resumen a continuación.

África
Dado el elevado nivel de interés y de inversión en adquirir tierras en las que desarrollar
combustibles tanto líquidos como biomasa sólida, es importante que los países africanos
evalúen con detalle los impactos potenciales y que planifiquen de forma apropiada sus
respuestas. Allá donde se realicen las inversiones, deben ser gestionadas de forma que
minimicen los conflictos sobre la tierra y los impactos negativos sobre la población pobre.
El uso del agua es un asunto crucial en África. Se debería tener especial cuidado en la
selección de sistemas bioenergéticos que no creen conflictos sobre el uso del agua.
Otra consideración importante para esta región es la necesidad de reducir su depen-
dencia de la leña como fuente de energía. Se ha avanzado mucho al respecto por la vía
de utilizar cocinas mejoradas y plantaciones para leña (incluyendo las regiones forestales
pobres del Sahel). Existen oportunidades para hacer el seguimiento de algunos de estos
programas.

Asia Oriental y Pacífico


Es probable que la región de Asia Oriental y Pacífico incluya tanto grandes países ex-
portadores netos de biodiésel (incluyendo Indonesia y Malasia) como grandes países
importadores netos (China e India es posible que importen las materias primas prin-
cipales –palma y soja– para alimento más que para combustible). Las preocupaciones
existentes en esta región se centran en la conversión de bosques en plantaciones de bio-
combustibles. Será fundamental identificar oportunidades de aumento de la producción
que eviten las grandes emisiones de carbono asociadas a la aclaración de turberas o a la
tala de bosques naturales.
La participación de la población local en la producción de bioenergía es fundamen-
tal para evitar los conflictos potenciales sobre el uso de la tierra en algunos países muy
poblados y con derechos sobre la tierra poco definidos. También parece haber oportuni-
dades importantes para utilizar los residuos de biomasa como fuente de energía.

Europa y Asia Central


La producción de bioenergía es baja en esta región, y no está previsto que vaya a crecer
mucho. Sin embargo puede haber oportunidades para exportar pellets de madera (espe-
cialmente utilizando productos de deshecho) a la Unión Europea.

América Latina y Caribe


La región de América Latina y Caribe está llamada a ser uno de los principales exporta-
dores mundiales netos de biocombustibles líquidos y de materia prima para biocombus-
tibles (tanto de etanol a partir de la caña de azúcar como de materias primas oleaginosas
como aceites de palma y de soja); la expansión de la producción posiblemente permitirá

160 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


cumplir este objetivo. El aumento de la producción depende de las altas primas sobre los
precios de los cultivos pagadas por los países con mandatos de biocombustibles, como
la Unión Europea. Actualmente hay mucha incertidumbre para que los emprendedores
de la región se comprometan a invertir en la producción de semillas oleaginosas basada
en los mercados exteriores y con unas primas sobre los precios políticamente determi-
nadas.
Los criterios de sostenibilidad deberían ayudar a asegurar que la producción de bio-
combustibles en la región no se realiza a expensas de los bosques o de otros usos de la
tierra que suprimirían los beneficios sobre los gases de efecto invernadero. También será
importante explorar las oportunidades de incorporar de forma más permanente a los
pequeños agricultores en las primas de producción de bioenergía.

Oriente Medio y Norte de África


No es probable que la bioenergía vaya a jugar un papel importante en esta región, dada
su aridez y el exceso de recursos petrolíferos de los que dispone. Sin embargo puede
haber alguna oportunidad para producir biocombustible a pequeña escala como parte
de planes de desarrollo rural más amplios que empleen cultivos adaptados a las condi-
ciones áridas de las tierras (ayudando así también a luchar contra la desertificación).

Asia Meridional
Es absolutamente necesario realizar una evaluación sobre el uso de la tierra para deter-
minar si el desarrollo de la bioenergía es bueno para Asia Meridional. La expansión de
la bioenergía en esta región se dirige con frecuencia a tierras degradadas que ya están
siendo utilizadas, lo que puede llevar a conflictos sobre el uso de la tierra.
La producción de bioenergía en Asia Meridional debería ser equilibrada en cuanto
al uso de recursos hídricos. Los cultivos plantados en tierras áridas no deberían ser
irrigados para incrementar su rendimiento, pues podrían agotar los recursos y crear
conflictos con otros usuarios del agua.

IMPLICACIONES POLÍTICAS

Es importante que los países consumidores consideren los impactos de sus mandatos y
objetivos en materia de bioenergía, incluyendo los efectos sociales y medioambientales.
La Unión Europea ya ha comenzado a discutir las potenciales implicaciones medio-
ambientales que sus normas tendrán en los países productores, y qué supondrán estas
implicaciones para sus objetivos. Los países consumidores pueden ayudar a orientar el
desarrollo de las normas de producción de biocombustibles (tales como las desarrolla-
das por la Mesa Redonda sobre Biocombustibles Sostenibles). Los países consumidores
también pueden decidir comprar biodiésel únicamente a aquellos productores que ya
cumplan las normas previamente establecidas (como las establecidas en las Mesas Re-
dondas sobre Soja y Palma Sostenible).
Se espera que el uso de los pellets de madera aumente en los países desarrollados y
en algunos países en desarrollo. Para cubrir esta demanda serán necesarias las impor-

CONCLUSIONES 161
taciones, incluyendo las de países tropicales. Tal producción podría suponer una presión
adicional sobre las tierras y las poblaciones locales, a no ser que se lleve adelante emplean-
do esquemas de producción sostenible.
En los países productores, es importante alcanzar un equilibrio entre los objetivos de
producción y las cuestiones medioambientales y sociales, incluyendo las preocupaciones
acerca de la seguridad alimentaria. Deberían considerarse con cuidado las ventajas e in-
convenientes asociados a la producción de bioenergía, con el fin de determinar la materia
prima adecuada para un lugar determinado, teniendo en cuenta los costes de producción y
el desarrollo rural. Necesitarían también aplicarse algunos criterios regionales entre países
que hayan establecido políticas nacionales de promoción de biocombustibles, dado que
la expansión de los biocombustibles puede tener riesgos medioambientales muy bajos en
algunas áreas, y muy elevados en otras. Los inversores y las organizaciones de desarrollo
pueden jugar un papel fundamental impulsando las inversiones hacia aquellas materias
primas que cumplan las mejores prácticas en cuanto a las consideraciones medioambien-
tales, sociales y las relacionadas con el cambio climático.
Como consecuencia de las diversas iniciativas para reducir las emisiones de carbono y
el deterioro del medio ambiente (incluyendo el pago por servicios medioambientales, los
mercados de carbono y los desarrollos de la bioenergía), están surgiendo nuevas deman-
das sobre los bienes y servicios medioambientales, y a las tierras (incluidos los bosques)
se les está asignando un valor monetario. Estas iniciativas pueden suponer nuevas opor-
tunidades para la generación de renta y la creación de empleo, pero también es posible
que atraigan inversores. Esto puede llegar a perjudicar los derechos de la población pobre,
por un menor acceso a la tierra o una menor capacidad para asegurar los productos. Las
nuevas oportunidades deberían asegurar la participación y los derechos sobre la tierra de
la población que vive en las áreas elegidas para desarrollar estas nuevas iniciativas.
Las soluciones bioenergéticas deberían aspirar a ser medioambientalmente sensibles y
a tener un impacto social positivo. Las oportunidades para actuar en este sentido parecen
mayores para la biomasa sólida que para los biocombustibles líquidos (con base en las ma-
terias primas y métodos de producción actuales), que tienden a generar mayores riesgos
medioambientales y beneficios mixtos para los pobres.
La producción de desarrollos bioenergéticos convencionales (tanto a pequeña como a
gran escala) puede suponer oportunidades para la población pobre. Deberían estudiarse
también otras opciones. Por ejemplo, producido a pequeña escala, el biocarbón puede
ayudar a mitigar el cambio climático y puede incrementar la producción rural (lo que
daría beneficios nutricionales y financieros)1. Otras oportunidades mencionadas en este
informe incluyen el licor negro y el uso de cocinas modernas.
Estudios recientes sugieren que el hollín (conocido también como carbón negro) emi-
tido al quemarse la leña, por la industria, la ganadería y el transporte, puede contribuir
más al cambio climático de lo pensado en un principio. Es preciso realizar más análisis
para conocer mejor esta fuente potencialmente importante de calentamiento global.
Sería útil identificar qué países tienen el mayor potencial para utilizar residuos de la
madera y rastrojos, dado su potencial como fuente de energía. También es importante rea-
lizar más análisis sobre el potencial total de los residuos de la madera para la generación
de energía.

162 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Las economías de escala podrían llevar la producción a una gran escala. Es por ello
necesario identificar oportunidades para productores a pequeña escala en los sistemas de
producción de bioenergía.
El futuro del desarrollo de la bioenergía no está claro. Una cuestión abierta es si los
cultivos alimenticios serán la principal materia prima para la bioenergía en el futuro o si
el desarrollo de tecnologías más avanzadas hará que gramíneas, árboles y residuos (lig-
nocelulosas) sean las materias primas principales. Emplear cultivos no alimenticios re-
duciría las preocupaciones acerca del efecto de los biocombustibles sobre los precios de
los alimentos. Sin embargo, la tecnología es todavía incierta. Tanto los gobiernos como el
sector privado están invirtiendo en bioenergía no alimenticia, pero el beneficio de tales
inversiones depende mucho del precio del petróleo. No se espera que esta tecnología sea
comercialmente viable hasta dentro de 5-10 años, si bien estos combustibles podrían llegar
a ser económicamente viables mucho antes de lo esperado si se producen avances impor-
tantes en la tecnología. El abandono de la producción de alimentos como materia prima
de los biocombustibles tendría implicaciones importantes para el sector forestal.
No obstante, incluso con los nuevos desarrollos habrá todavía necesidad de usar ma-
yor superficie de tierras para la producción. Las estimaciones preliminares de los cambios
potenciales en el uso de la tierra presentadas en este informe, y el gran impacto que la
bioenergía puede tener sobre las tierras naturales y agrícolas, sugieren que aquellos países
que decidan poner en marcha la producción de bioenergía a gran escala deberían llevar a
cabo análisis adicionales sobre el uso de la tierra.

NOTA

1. El biocarbón es un subproducto de la pirólisis de la biomasa sólida. Si se echa al


suelo en tierras degradadas, puede mejorar su fertilidad.

CONCLUSIONES 163
164 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
APÉNDICE A

Producción de alcoholes
para bioenergía a partir
de azúcares y almidones

L
as tecnologías de conversión de azúcar y almidón en combustible son las más
maduras hoy en día desde el punto de vista tecnológico y comercial; la caña de
azúcar y el maíz abastecen casi todo el bioetanol producido. Los países en desa-
rrollo están utilizando cada vez más estos cultivos, junto con otras alternativas al azú-
car y al almidón para combustible, como el sorgo dulce, la mandioca y la palma nipa.
El inconveniente principal de los cultivos de azúcar y almidón es que son culti-
vos alimentarios: su uso como combustible puede tener impactos adversos sobre la
disponibilidad de alimentos y sus precios. Otro inconveniente es que estos cultivos
suelen ser intensivos en el uso de insumos (tierra, agua, fertilizantes y pesticidas), con
las implicaciones medioambientales que esto supone (Rajagopal y Zillberman, 2007).

CAÑA DE AZÚCAR

La caña de azúcar (Saccharum) es un género de 6-37 especies de hierbas altas peren-


nes originarias de las regiones templadas y tropicales de Asia Meridional y del Sudeste
asiático. Los comerciantes extendieron rápidamente la caña de azúcar a lo largo de
los trópicos, y es una fuente principal de ingresos para muchos países, especialmente
en Centro y Sudamérica y en el Caribe. Se usa para producir azúcar, jarabes, melazas,
bebidas alcohólicas, refrescos y etanol para combustible.

Rentabilidad de la producción de caña de azúcar


Los rendimientos de la cosecha de caña de azúcar son de 50-150 t/hectárea o más,
según la longitud del periodo de crecimiento, el volumen de lluvias y de si es primera
cosecha o caña de retoño1. El rendimiento de azúcar depende del tonelaje de caña, del
contenido en azúcar de la caña, y de la calidad de la caña; normalmente supone el 10-

PRODUCCIÓN DE ALCOHOLES PARA BIOENERGÍA A PARTIR DE AZÚCARES Y ALMIDONES 165


15 por ciento de la cosecha (FAO/AGLW, 2002b). La media del rendimiento de etanol
es de unos 70 litros por t.
Una ventaja de utilizar caña de azúcar para producir etanol es que muchas insta-
laciones de producción de azúcar y etanol son capaces de quemar el bagazo residual
para generar electricidad, permitiendo que las instalaciones sean energéticamente au-
tosuficientes e incluso que tengan algún excedente para venderlo a la red eléctrica. Las
melazas subproducto de la producción de azúcar pueden ser comercialmente viables
para su conversión en etanol, algo que puede incrementar aún más los ingresos (Koji-
ma y otros, 2007). El coste medio de producir caña de azúcar es de alrededor de 0,25
dólares/l, con una cifra inferior en el caso de Brasil (FAO, 2008a).
Brasil es el mayor (Tabla A.1); también es el que produce la mayor cantidad de eta-
nol combustible a partir de la caña de azúcar. Otros grandes productores son China,
India, México y Tailandia, que utilizan la caña de azúcar principalmente para producir
azúcar. Estos países están considerando producir caña de azúcar para etanol, pero
puede que les sea difícil replicar el sistema coste-eficiente de Brasil, por las razones
que se mencionan más abajo.
En la cosecha del año 2007/08, Brasil produjo 493 millones de t; alrededor del 35
por ciento del total global (FAO, 2008a). La mayoría de la cosecha de caña de azúcar
de Brasil (un 50-60 por ciento, según el año) se convierte en etanol para la industria
del transporte (Gráfico A.1).
La producción de caña de azúcar en Brasil ha venido creciendo a ritmo constante
durante los últimos 50 años. De todos los cultivos que se pueden utilizar como com-
bustible, la caña de azúcar representa más de la mitad de los potenciales suministros
futuros disponibles para ser exportados a los mercados mundiales o para convertirla
a etanol (sobre una base de gasolina-equivalente) durante las próximas dos décadas
(Kline y otros, 2008).
Brasil tiene una clara ventaja para producir caña de azúcar, por varios motivos:

ƒ El cultivo de la caña es intensivo en agua, y casi todos los campos de caña en Brasil
son de secano.

Tabla A.1. Producción y rendimientos de la caña de azúcar de los


principales productores mundiales, 2007/08
Porcentaje Superficie
Cantidad de la cosechada
producida producción Rendimiento (millones
País (millones t) global (t/hectárea) hectáreas)
Brasil 514 33,0 76,6 6,7
India 356 22,8 72,6 4,9
China 106 6,8 86,2 1,2
Tailandia 64 4,1 74,5 1,0
Pakistán 55 3,5 53,2 1,0

Fuente: FAO, 2008a

166 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Gráfico A.1. Producción de caña de azúcar, azúcar y etanol en Brasil, 1990/1991-
2006/2007

producción de caña de azúcar (1.000 toneladas


35,000 450,000
)y

30,000 400,000
350,000
25,000
(millones de m3

300,000
20,000 250,000
15,000 200,000
150,000
10,000
100,000
5,000 50,000
(

0 0
1990/91
1991/92
1992/93
1993/94
1994/95
1995/96
1996/97
1997/98
1998/99
1999/00
2000/01
2001/02
2002/03
2003/04
2004/05
2005/06
2006/07
año

Alcohol (1,000 m3) Azúcar (1,000 tonnes) Caña de azúcar (1,000 toneladas)

Fuente: UNICA, 2008.

ƒ La caña de azúcar y otras actividades no necesitan competir por la tierra en Brasil,


ya que todavía existen hoy en día tierras adecuadas para cultivar caña de azúcar que
no son bosques ni se usan para la agricultura.
ƒ La productividad se ha visto incrementada gracias a décadas de investigación y cul-
tivo comercial2.
ƒ El bagazo residual se usa para dar calor y electricidad a las destilerías, reduciendo
así los costes energéticos.
ƒ La mayoría de las destilerías de Brasil son parte de instalaciones de ingenios azu-
careros/destilerías, capaces de cambiar el ratio de producción de azúcar a etanol3.
ƒ El gobierno brasileño ofreció un apoyo institucional crucial para que despegase la
industria del etanol, proporcionando incentivos, estableciendo normas técnicas,
apoyando tecnologías para la producción y uso de etanol, y asegurando unas condi-
ciones de mercado adecuadas (Von Braun y Pachauri, 2006).

Todos estos factores han proporcionado a Brasil una importante ventaja competi-
tiva en costes. Como consecuencia, el coste de producir etanol en Brasil fue de alrede-
dor de 0,29-0,35 dólares/l en 2008, correspondiendo a 0,44-0,53 dólares/l de gasolina-
equivalente4. Estas cifras dependen del tipo de cambio; los costes fueron mayores en 2008
en comparación con años anteriores.
Un desarrollo importante del mercado de caña de azúcar-etanol brasileño sucedió en
2002, cuando salieron a la venta los primeros vehículos híbridos. Estos vehículos, dise-

PRODUCCIÓN DE ALCOHOLES PARA BIOENERGÍA A PARTIR DE AZÚCARES Y ALMIDONES 167


ñados para utilizar cualquier mezcla de etanol hidratado y gasohol, han tenido mucho
éxito entre los consumidores (Gráfico A.2). Como los conductores tienen la oportunidad
de elegir entre una amplia variedad de mezclas de combustible en función del precio, se
disiparon los temores a la escasez de etanol (Greenergy, 2008a). A finales de 2008, casi el
90 por ciento de los vehículos de pasajeros vendidos en Brasil fueron vehículos híbridos
(Anfavea, 2008).

Impacto económico y social de la producción de caña de azúcar


La producción de caña de azúcar ofrece oportunidades de creación de puestos de tra-
bajo. En 2005, casi un millón de trabajadores del sector formal estaban trabajando en el
sector azúcar-alcohol en Brasil, un 53 por ciento más que en 2000 (ver la Tabla 3.5 del
capítulo 3).
Sin embargo, preocupan las condiciones de trabajo en la industria de la caña de azú-
car. En 2007 la prensa describió las condiciones en una plantación de caña de azúcar en
Brasil, con jornadas laborales de hasta 13 horas diarias y salarios de tan sólo 8 dólares al
día. A los trabajadores se les pagaba según la cantidad de caña cortada, y trabajaban hasta
quedar exhaustos, arriesgándose a padecer enfermedades graves e incluso a morir: según
un informe (Raynes, 2008), solo en Sao Paulo se declararon 17 fallecimientos entre 2004
y 2007. Los trabajadores vivían en condiciones de hacinamiento, sin instalaciones ade-
cuadas ni en materia sanitaria ni de almacenamiento de alimentos. Debían recorrer largas
distancias para llegar a su trabajo, y se les deducían de su salario los costes de transporte
y alojamiento, lo que a veces llevaba a salarios negativos. Organizaciones de trabajo y de
derechos humanos estiman que, en Brasil, entre 25.000-40.000 trabajadores podrían estar
endeudados de esta forma con los productores de caña de azúcar (Biopact, 2007b).
Tradicionalmente, la recolección de la caña de azúcar se realizaba quemando la caña

Gráfico A.2. Venta de automóviles en Brasil, 2004-082006/2007

100
90
% de ventas de automóviles

80
70
60
50
40
30
20
10
0
2004 2005 2006 2007 2008
Gasolina Híbridos Etanol Diésel

Fuente: elaboración propia, basada en datos de Anfavea, 2008.

168 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


para así prepararla para su recolección manual. Los trabajadores prefieren quemar la caña
antes de recolectarla, porque de esta forma incrementan su productividad hasta en un 80
por ciento. También se reduce así el riesgo de heridas provocadas por las afiladas hojas de
la caña y por las picaduras de insectos y serpientes (Greenergy, 2008a).
El gobierno brasileño aprobó una ley en el año 2000 para reducir la quema en un 55
por ciento y para pasar a la recolección mecanizada siempre que fuera posible (Ley n.º
10.547). Como consecuencia, más de 100.000 de los 1,2 millones de recolectores de caña
de azúcar del país se quedaron sin empleo, y muchos productores reubicaron sus planta-
ciones para evitar esta legislación (Martines-Filho y otros, 2006).

Impacto de la producción de caña de azúcar sobre el uso


de la tierra y otros recursos
El ochenta y cinco por ciento de la producción de bioetanol en Brasil proviene del cultivo
de la caña de azúcar en el centro-sur del país. El estado de Sao Paulo, cuyo clima es idó-
neo para este cultivo, es el mayor productor, produciendo el 65 por ciento de la caña de
azúcar brasileña. Un próximo estudio del Banco Mundial estima que hay alrededor de 35
millones de hectáreas disponibles de tierra cultivable para «expansión» agrícola en Brasil
apropiada para la producción de caña de azúcar sin provocar más deforestación. Existe
una capacidad limitada de expansión de la producción de caña de azúcar en la región de
la Amazonia, en donde las condiciones de calor y humedad no son favorables para este
cultivo (Greenergy, 2008a).
Otros países que están llevando a cabo grandes inversiones en etanol de caña de azúcar
son Argentina, Colombia, México, Guatemala, Nicaragua, China e India. Todos ellos tie-
nen una capacidad más limitada para producir caña de azúcar que Brasil, pues necesitan
irrigar los cultivos. Otra preocupación (especialmente en China e India) es que la tierra
cultivable disponible para la caña de azúcar puede desplazar otros sistemas productivos,
y llevar a problemas de seguridad alimentaria (Kline y otros, 2008). Una combinación de
condiciones físicas (suelo, pendiente, clima, agua), de propiedad, de uso previo, de renta-
bilidad y de políticas influirá a la hora de determinar qué tierras estarán disponibles para
la expansión de la caña de azúcar para etanol.
Se ha identificado a la caña de azúcar como una de las causas de deforestación en áreas
ecológicamente sensibles, entre ellas el estado de Alagoas, donde únicamente se mantiene
el 3 por ciento de la selva original. Un informe del World Wildlife Fund (n.d.) muestra
un 85 por ciento de reducción de la vegetación de sabana alrededor de las ciudades de
Franca, Araraquara, Ribeirao Preto y São Carlos, provocada en parte por la tala para el
cultivo de caña de azúcar. Ninguna de las áreas previstas para la expansión futura en Brasil
se sitúa en la Amazonia o en el Pantanal (Greenergy, 2008). Sin embargo, preocupa que
la expansión de la producción de caña de azúcar pueda llevar a deforestación indirecta si
la actividad ganadera se desplaza a tierras boscosas. En respuesta a estas preocupaciones,
el gobierno brasileño ha establecido criterios técnicos y medioambientales para la expan-
sión sostenible de la producción de etanol, y está haciendo esfuerzos para reducir los
impactos negativos de la expansión de la caña de azúcar. Entre estos planteamientos se
incluye centrar el crecimiento en tierras abandonadas, y mejorar la sostenibilidad de la
producción en otras áreas.

PRODUCCIÓN DE ALCOHOLES PARA BIOENERGÍA A PARTIR DE AZÚCARES Y ALMIDONES 169


Impacto medioambiental de la producción de caña de azúcar
La caña de azúcar crece mejor con temperaturas de 22-30 °C. Para conseguir mayores
rendimientos, se necesitan ciclos de crecimiento largos (12-16 meses). La producción se
adapta mejor a latitudes de entre 35° N y 35° S. Normalmente, el primer cultivo de caña
de azúcar va seguido de dos a cuatro cultivos de retoño (FAO/AGLW, 2002a).
En Brasil, las reducciones de emisiones de dióxido de carbono del bioetanol fabrica-
do a partir de caña de azúcar (sin contar el cambio del uso de la tierra) pueden alcanzar
tanto como el 77 por cien (Greenergy, 2008a). Se producen ocho unidades equivalentes
de energía fósil por cada unidad consumida en la producción, lo que es mucho más
eficiente que la mayoría de las otras materias primas para biocombustible (Kline y otros,
2008). La producción de caña de azúcar requiere niveles relativamente bajos de fertili-
zante por unidad producida, y la caña se recolecta de forma eficiente en las plantaciones
grandes. La quema de la caña de azúcar previa a la cosecha hace que la recolección sea
más fácil y segura para los trabajadores, pero aumenta los niveles de gases de efecto
invernadero, de monóxido de carbono, de partículas y de ozono en la atmósfera (WWF,
n.d.). Según un informe del World Wildlife Fund (n.d.), los impactos medioambientales
del cultivo de caña de azúcar pueden reducirse de varias formas, por ejemplo aumentan-
do la eficiencia de los sistemas de riego, reduciendo el uso de fertilizantes en los sistemas
de cultivo de la caña, adoptando sistemas integrados de gestión de pesticidas (IPM) y
reduciendo la erosión del suelo.

Impacto sobre los recursos hídricos


En algunos países con escasa legislación medioambiental, los efluentes de los ingenios
azucareros y del etanol se pueden verter directamente a las aguas. Esto puede provocar
eutrofización o liberar toxinas tales como metales pesados, aceites, grasas y detergentes.
En países en los que es necesario el regadío, los recursos hídricos se pueden agotar.

Impacto sobre los recursos edáficos


La quema de la caña de azúcar previa a la cosecha puede reducir la calidad del suelo,
pues mata microbios beneficiosos y elimina hasta el 30 por ciento del nitrógeno del
suelo (WWF n.d.). La quema también deja el suelo desprotegido, haciéndolo más sus-
ceptible a la erosión.

Impacto sobre la biodiversidad


La caña de azúcar ha sustituido a los bosques naturales en algunas regiones e islas tro-
picales; se cultivaba en áreas de antiguos humedales en diversas partes del mundo. Un
informe del World Wildlife Fund de 2005 señala que, si no hubiera sido por el cultivo de
la caña de azúcar, la región del Caribe y las islas del sudeste asiático habrían tenido una
mayor diversidad biológica que la que tienen actualmente. Sin embargo, si la expansión
de la caña de azúcar se hace cumpliendo las orientaciones sobre desarrollo y las normas
sobre mejores prácticas de gestión del suelo, podría contribuir realmente a la reforesta-
ción y a una mayor protección de los recursos naturales frente a usos previos de la tierra
(Kline y otros, 2008).

170 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


MAÍZ

Zea mays, comúnmente conocido como maíz, es una de las variedades de cereal que propor-
ciona más energía en forma de alimento para los seres humanos que cualquier otro cultivo.
Conjuntamente el maíz, el trigo, el arroz y la cebada representan más del 84 por ciento de
toda la producción mundial de cereales; solo el maíz representa cerca del 11 por ciento de
los cultivos mundiales, el tercero solamente por detrás del trigo y del arroz (FAO, 2008a).
Estudios genéticos recientes sugieren que el comienzo del cultivo del maíz sucedió
hace unos 9.000 años, en el centro de México. Una vez cultivado, el maíz se extendió rá-
pida y ampliamente, convirtiéndose en un cultivo alimenticio básico en muchos países.

Rentabilidad de la producción de maíz


Estados Unidos y China son los dos grandes productores mundiales de maíz (Tabla
A.2), representando cerca del 65 por ciento del total mundial (FAO, 2008a). Otros gran-
des productores son Brasil, México y Argentina.

Tabla A.2. Producción de maíz, rendimiento y superficie cosechada de


los principales productores mundiales, 2007/08
Cantidad Superficie
producida Porcentaje de cosechada
(millones la producción Rendimiento (millones
País t/hectárea) mundial (t/hectárea) hectáreas)
Estados Unidos 331,2 41,8 9,46 35,01
China 152,3 19,2 5,17 29,48
Brasil 58,6 7,4 3,99 14,7
México 22,7 2,9 3,08 7,35
Argentina 20,9 2,6 6,4 3,26

Fuente: FAO, 2008a; Shapouri, Duffield y Wang, 2009.


Además de ser un alimento y una materia prima, el maíz proporciona etanol. El
rendimiento medio de etanol del maíz es de alrededor de 400 l/t, lo que supone unos
260 l/t de gasolina equivalente. El mayor productor de etanol a partir de maíz es Estados
Unidos, con casi el 45 por ciento de la producción mundial de etanol en 2006 (Tabla
A.3). Otros productores son China, Japón, Brasil y Sudáfrica. La producción de etanol a

Tabla A.3. Producción de etanol a partir del maíz, rendimiento y


precio de los principales productores mundiales, 2006
País Producción (millones t) Porcentaje del total mundial
Estados Unidos 1.130.000 52,8
China 174.340 8,1
Japón 101.700 4,8
Brasil 75.200 3,5
Sudáfrica 73.200 3,4

Fuente: FAO, 2008a.

PRODUCCIÓN DE ALCOHOLES PARA BIOENERGÍA A PARTIR DE AZÚCARES Y ALMIDONES 171


partir del maíz ha venido creciendo desde 2001 en Estados Unidos, representando una
parte creciente de la producción estadounidense de maíz (Gráfico A.3).
El coste de producción de etanol a partir del maíz en Estados Unidos es de unos 0,15
dólares/l (FAO, 2008a). Con la tecnología actual de producción, la producción de etanol
en Estados Unidos no sería competitiva sin el subsidio fiscal federal.
Durante 2008 el precio del maíz aumentó a niveles récord, principalmente como con-
secuencia de la utilización del maíz para producir etanol combustible, antes de caer de
nuevo (Gráfico A.4). Este aumento creó una crisis en los países de renta baja en los que el
maíz constituye el alimento básico principal. En general, es la población pobre urbana la
que más sufre las subidas de los precios de los alimentos (Banco Mundial, 2008a).

Impacto de la producción de maíz sobre el uso de la tierra y otros recursos


El impacto de la producción de maíz para etanol sobre los cambios en el uso de la tierra
es altamente incierto y variable. Con el fin de cumplir con los crecientes objetivos de eta-
nol en Estados Unidos, una parte de las tierras actualmente retiradas de la producción a
través del Programa de Reservas de Conservación puede ser convertida en maíz5. Tam-
bién suscita inquietud el hecho de que si los precios del maíz en los Estados Unidos son
elevados, los productores de soja podrían pasarse al maíz, proporcionando un incentivo
a otros países productores a cubrir la demanda global de soja (con la consecuencia de
nuevos desbroces de tierras).

Impacto medioambiental de la producción de maíz


El ciclo de vida de la mezcla etanol de maíz E85-gasolina emite cinco grandes contami-
nantes del aire –monóxido de carbono, compuestos orgánicos volátiles, partículas, óxi-

Gráfico A.3. Producción total de maíz y producción de maíz para producir


etanol en Estados Unidos, 1986-2007

400 30
porcentaje de etanol del total de maíz
millones de toneladas métricas

350
25
300
20
250
producido

200 15
150
10
100
5
50
0 0
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007

año

Producción total Producción para etanol % del total

Fuente: USDA, 2009.

172 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


do de azufre y óxido de nitrógeno (causantes de la lluvia ácida)–, que son mayores que
los de la gasolina (Hill y otros, 2006). Además, la producción de maíz requiere insumos
de combustibles fósiles en todas las etapas del proceso: transporte y plantación de las se-
millas; funcionamiento de la maquinaria agrícola; fabricación y empleo de fertilizantes,
herbicidas e insecticidas; y transporte del maíz al mercado. Varios estudios han anali-
zado las emisiones de gases de efecto invernadero del etanol de maíz. Las estimaciones
varían de entre un 38 por ciento de reducción a un 30 por ciento de incremento de la
producción y combustión de una cantidad de gasolina energéticamente equivalente (Ta-
bla A.4). Algunas de las variaciones son resultado de incorporar al valor las emisiones
de los productores.
Si se incluyen los cambios en el uso de la tierra parece que disminuyen los beneficios
de utilizar maíz para etanol. Un estudio de 2008 publicado en la revista Science estimaba
que el etanol de maíz producido en praderas convertidas en EE.UU o en tierras que ante-
riormente estaban en el Programa de Reservas de Conservación emitiría inicialmente a la
atmósfera grandes cantidades de carbono. Deberá seguirse produciendo biocombustible
en las mismas tierras durante muchos años para que se compensen estas emisiones inicia-
les y se vean reducciones de carbono (Fangione y otros, 2008).

Impacto sobre los recursos hídricos


El maíz necesita un mínimo de pluviosidad anual de 500 mm, alcanzándose los mejores
rendimientos con 1.200-1.500 mm. Resiste la sequía al comienzo del ciclo de crecimiento,
pero después de unas cinco semanas se hace extremadamente sensible a la sequía. En

Gráfico A.4. Precio medio del maíz de EEUU, 2002-08.

300
precio medio mensual CBOT(*) dólares/t

250

200

150

100

50

0
03

04

05

06

07

08

8
l-0

l-0

l-0

l-0

l-0

l-0
o-

o-

o-

o-

o-

o-
ju

ju

ju

ju

ju

ju
er

er

er

er

er

er
en

en

en

en

en

en

Fuente: USDA, 2009.


Nota: (*) Chicago Board of Trade.

PRODUCCIÓN DE ALCOHOLES PARA BIOENERGÍA A PARTIR DE AZÚCARES Y ALMIDONES 173


Tabla A.4. Cambio estimado en las emisiones de gases de efecto
invernadero derivadas de sustituir gasolina convencional por etanol
de maíz.
Estudio Porcentaje de cambio
Levelton (2000) -38
Levy (1993) -33
Levy (1993) -30
Marland (1991) -21
Delucchi (2003) -10
Hill y otros (2006) -17
Wang, Saricks y Santini (E10) (1999) 1
Wang, Saricks y Santini (E85) (1999) 14-19
Pimentel (1991, 2001) 30

Fuente: AIE, 2004; Kojima y otros, 2007.


Nota: las cifras negativas indican reducciones de las emisiones de gases de efecto inver-
nadero, y las cifras positivas indican incrementos en las emisiones de gases de efecto
invernadero.

consecuencia el maíz se riega mucho, especialmente en zonas áridas. En China se necesita


una media de 2.400 litros de agua para producir el maíz suficiente para conseguir un litro
de etanol; la cifra en Estados Unidos es de solamente 400 litros (Rossi y Lambrou, 2008).
La producción de maíz necesita grandes cantidades de fertilizantes y pesticidas, que
pueden producir contaminación de aguas profundas y superficiales y la eutrofización de
masas de agua. La «zona muerta» anual en el Golfo de México es un ejemplo de la con-
taminación producida por la escorrentía de fertilizantes en la región del Medio Oeste de
Estados Unidos. El vertido de efluentes de etanol de las fábricas también puede provocar
daños al medioambiente. Las fábricas producen 13 litros de aguas residuales por cada litro
de etanol de maíz (Pimentel y Patzek, 2005).

Impacto sobre los recursos edáficos


La producción de maíz en tierras sensibles puede causar erosión del suelo por viento y
agua; los fertilizantes y pesticidas pueden contaminar el suelo. Se puede mantener la ero-
sión a niveles bajos si el maíz se produce utilizando cero o baja labranza y se aplican me-
didas de conservación del suelo.

Impacto sobre la biodiversidad


La sustitución de praderas y bosques por monocultivos de maíz reduce la biodiversidad.
Una producción creciente de maíz puede tener también impactos indirectos sobre la defo-
restación, como el ejemplo citado anteriormente del desplazamiento de la producción de
soja, que también podría afectar a la biodiversidad.

174 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


SORGO DULCE

El sorgo es un género de especies de gramíneas, y la más conocida de ellas es un cereal común


cultivado en todo el mundo. El sorgo dulce (Sorghum bicolor) es parecido al sorgo en grano
pero es de crecimiento más rápido, produce más biomasa y tiene una amplia adaptabilidad a
diferentes condiciones (sequía, salinidad y alcalinidad de los suelos, y tolerancia al encharca-
miento), lo que ha permitido su cultivo en regiones áridas y semiáridas del mundo (Reddy
y otros, 2007). El sorgo dulce se utiliza principalmente como pienso para animales, aunque
también se emplea para producir cereales, azúcar y productos como fertilizantes orgánicos. Su
tallo se puede utilizar para producir bioetanol (FAO, 2008c).
El sorgo dulce se puede cultivar con éxito en áreas tropicales semiáridas; se ha cultivado
durante siglos en partes de Asia y África. Su cultivo cubre un área global de unos 45 millones
de hectáreas (Reddy y otros, 2007). Entre los países que ya han comenzado a producir etanol a
partir del sorgo dulce están Burkina Faso, China, India, México, Nigeria, Sudáfrica y Zambia.

Rentabilidad de la producción de sorgo dulce


El sorgo rinde una media de 20-50 t por hectárea. En la mayoría de los sitios se pueden
cultivar dos cosechas al año, lo que produce un rendimiento de biomasa de 40-100 t por
hectárea. En África el sorgo tiene mayor rendimiento que la mayoría de los otros cultivos
generalmente utilizados para producir etanol (Tabla A.5).

Tabla A.5. Rendimientos potenciales de etanol por materia prima en


África
Rendimiento de
biomasa Rendimiento de Rendimiento de etanol
Materia prima (t/hectárea/año) etanol (litros/t) (litros/hectárea/año)
Sorgo dulce 92 108 5.000
Caña de azúcar 50 70 3.500
Madera 20 160 3.200
Mandioca 12 180 2.150
Maíz 6 370 2.200
Melazas n.a. 270 n.a.

Fuente: Hodes, 2006.


Nota: n.a. = no aplica.

El sorgo es menos intensivo en agua que otros cultivos comunes de gramíneas y azú-
cares, utilizando alrededor de 300 kg de agua/kg de materia seca (frente a los 350 kg del
maíz y los 1.250 kg de la caña de azúcar) (DESA, 2007). Además de los tallos, el cultivo de
sorgo dulce puede tener un rendimiento de cereal de 2,0-2,5 t por hectárea, que puede ser
utilizado como alimento o como pienso (Reddy y otros, 2007).
Estudios piloto muestran que la producción de etanol a partir del sorgo dulce puede
ser coste-eficiente. Los resultados en Zambia muestran que algunas variedades del sorgo
dulce son competitivas con respecto a la caña de azúcar, ya que en 18 meses se pueden
conseguir tres cosechas (en contraste con una única cosecha de caña de azúcar en ese mis-

PRODUCCIÓN DE ALCOHOLES PARA BIOENERGÍA A PARTIR DE AZÚCARES Y ALMIDONES 175


mo periodo). Los estudios llevados a cabo por el Instituto Nacional de Investigación Agrí-
cola de la India confirman estos datos (DESA, 2007). Un estudio en México sugiere que el
sorgo es la materia prima disponible menos costosa (Kline y otros, 2008). Otro beneficio
del sorgo es que los residuos del vinote, que contiene niveles de celulosa similares a los del
bagazo de la caña de azúcar, se pueden utilizar para producir combustible.
En algunos lugares el sorgo dulce puede ser una mejor alternativa que la caña de azú-
car. Además de utilizar menos agua, el sorgo dulce tiene mayor contenido de azúcar
fermentable (15-20 por ciento) que la caña de azúcar (10-15 por ciento) (Reddy y otros,
2007). Esto quiere decir que el rendimiento anual de biocombustible por hectárea es ma-
yor que el de la caña de azúcar, y su coste de cultivo puede ser menor (Rajagopal, 2007).
La capacidad de producción de etanol del sorgo dulce es comparable a la de las me-
lazas de la caña de azúcar y a la caña de azúcar. Además, el coste de producir etanol a
partir del sorgo dulce es menor que el de las melazas de caña de azúcar a los precios ac-
tuales. El vinote del sorgo dulce, después de la extracción del jugo, tiene un mayor valor
biológico que el bagazo de la caña de azúcar cuando se usa como forraje para el ganado, ya
que es rico en micronutrientes y minerales. En muchos países en desarrollo, por ejemplo
la India (Reddy y otros, 2007), se le está dando gran prioridad al uso del sorgo dulce para
producir etanol.
Uno de los retos de la producción a gran escala de etanol a partir del sorgo dulce es
conseguir instalaciones de procesado que sean suficientemente grandes para procesar la mate-
ria prima a las pocas semanas de la recolección. Construir grandes instalaciones de producción
de etanol para una única materia prima puede suponer que las instalaciones estén infrautiliza-
das o inactivas muchos meses al año si no hay una producción integrada de varias cosechas y
un procesamiento simultáneo de todos los componentes de la cosecha (DESA, 2007).

Impacto económico y social de la producción de sorgo dulce


Puesto que el sorgo ya se cultiva en muchos de los países que están considerando la pro-
ducción de etanol, es muy probable que los agricultores a pequeña escala ya estén fami-
liarizados con su cultivo, y por tanto sea más posible que lo adopten. Cultivos de menor
duración como el sorgo dulce permiten a los agricultores pobres practicar la rotación de
cultivos y les proporcionan la flexibilidad suficiente para cambiar a cultivos más rentables
según sean las condiciones de mercado, especialmente durante los estados iniciales de
desarrollo de la industria de los biocombustibles (Rajagopal, 2007).
El sorgo dulce para la producción de etanol también puede crear empleo (Tabla A.6).
Solo existen cifras disponibles para la producción altamente mecanizada; no existen bue-
nas estimaciones para la creación de puestos de trabajo a pequeña escala. Se estima que la
producción mecanizada crea 10.000 empleos, con 1.500 empleos adicionales creados para
producir vehículos de etanol y combustible de bioetanol.

Impacto del sorgo dulce sobre el uso de la tierra y otros recursos


Según la escala de producción, existe cierto potencial de que se transformen tierras para
la producción de sorgo dulce. El sorgo puede crecer en condiciones que otros cultivos no
son capaces de tolerar, incluso en zonas propensas a la sequía y con suelos pobres. En con-
secuencia, se cultiva a menudo en tierras frágiles y marginales. En África (donde el sorgo

176 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Tabla A.6. Creación estimada de empleos directos en la producción
mecanizada de bioetanol a partir del sorgo dulce en Brasil
Tipo de empleo Número de puestos de trabajo creados
Puestos de trabajo en la producción de sorgo dulce 2.950
Puestos de trabajo en actividades industriales y
relacionadas 7.000
Total 9.950

Fuente: Grassi, n.d.

se cultiva ampliamente) esto podría llevar a la conversión en cultivo de grandes áreas de


hábitats secos (WWF, 2005).

Impacto medioambiental de la producción de sorgo dulce


El sorgo dulce tiene un buen balance energético, generando ocho unidades de energía por
cada unidad de energía de combustible fósil invertida. Si la tierra no se convierte para su
producción, el etanol de sorgo dulce produce entonces menos emisiones de gases de efecto
invernadero que los combustibles fósiles tradicionales (ICRISAT, 2008).

Impacto sobre los recursos hídricos


El sorgo crece bien en áreas con una pluviosidad anual de entre 400 y 700 mm. Tiene la
capacidad de volverse latente y retomar el crecimiento después de una sequía relativamen-
te severa. La producción de sorgo en general no compite por el agua con otros cultivos
agrícolas. Sin embargo, dado que el riego puede incrementar los rendimientos, los recur-
sos hídricos podrían ser potencialmente diferidos hacia la producción de sorgo para bio-
combustibles. Esto es así para cualquier cultivo realizado en regiones con escasez de agua.
El sorgo requiere bastante cantidad de nitrógeno y cantidades moderadas de fósforo y
potasio, lo que puede llevar a una elevada escorrentía de fertilizantes y a la contaminación
de las vías de agua.

Impacto sobre los recursos edáficos


La producción de sorgo tiene un alto potencial de erosionar el suelo, incluso en zonas de
relativamente poca pendiente. Además, cuando se recolecta el cultivo es posible que se
produzca lixiviación de los nutrientes del suelo, que puede ser acrecentada si el vinote del
sorgo se retira del campo para transformarlo en biocombustibles.

Impacto sobre la biodiversidad


La producción de sorgo en África es una de las causas principales de fragmentación de
los hábitats secos. Cambia la composición de la flora y la fauna que dependen de este
hábitat (WWF, 2005). El sorgo dulce es un cultivo invasivo. El Instituto del Servicio Fo-
restal de las Islas del Pacífico de EEUU (2006) lo incluye en la lista de especies invasivas
en Fiyi, las Islas Marshall, los Estados Federados de Micronesia y Nueva Zelanda.

PRODUCCIÓN DE ALCOHOLES PARA BIOENERGÍA A PARTIR DE AZÚCARES Y ALMIDONES 177


MANDIOCA

Manihot sculenta, conocida como mandioca, yuca o tapioca, es un arbusto leñoso perenne
con raíz comestible que crece en regiones tropicales y subtropicales. Originaria de Brasil
y México, los exploradores portugueses comenzaron a cultivarla y la introdujeron en todo
el mundo. La mandioca puede crecer en tierras marginales. Su cosecha se puede retrasar
hasta dos años, lo que significa que los productores pueden esperar a unas condiciones del
mercado más favorables, o emplear el cultivo como un seguro en momentos de escasez de
alimentos (ITTA, 2007). Como consecuencia de estas ventajas, la mandioca ha remplaza-
do al maíz como alimento básico en partes de África.

Las raíces frescas de la mandioca tienen muchos usos. Pueden secarse y molerse para
hacer harina, o pelarse, rallarse y lavarse con agua para extraer el almidón, que puede
utilizarse para hacer pan, galletas, pasta y perlas de tapioca. Las raíces sin pelar se pueden
rallar y secar para ser empleadas como pienso para animales. La mandioca se usa en pro-
cesos de transformación industrial y en la fabricación de productos como papel, tejidos,
adhesivos, jarabes ricos en fructosa y alcohol (O´Hair, 1995).

Rentabilidad de la producción de mandioca


África es el mayor productor de mandioca, con el 54 por ciento de la producción mun-
dial en 2006. Solamente Nigeria representa más del 20 por ciento de la producción global
(Tabla A.7) (FAO, 2007). Asia es el segundo mayor productor de mandioca, con un 30 por
ciento de la producción mundial. Gran parte de esta producción se da en Tailandia, que
produce mandioca principalmente para exportar su almidón.
Los rendimientos de los mayores productores varían mucho entre las diferentes regio-
nes, desde las 8 t/hectárea de la República Democrática del Congo hasta las 22 t/hectárea
de Tailandia. Los rendimientos son menores en África (FAO, 2008a). Los rendimientos
típicos de etanol a partir de la mandioca están en el rango de 180 l/t, un equivalente de
gasolina de alrededor de 100 l/t.
Algunos estudios en China y Tailandia recogen costes de producción de la mandioca
de alrededor de 0,20 dólares/l (FAO, 2008a). Tailandia es el mayor productor de mandioca
para usos comerciales. En África el potencial económico de la mandioca sigue en gran
medida sin aprovecharse, a pesar de los incrementos anuales de producción (Eneas, 2006).
Los productores de mandioca de Nigeria, en asociación con la compañía petrolera
estatal, se han fijado el objetivo de producir mil millones de litros de etanol de mandio-
ca al año (Eneas, 2006). En Filipinas, se han asignado 300.000 hectáreas a una empresa
privada para que comience la producción de mandioca para etanol. La empresa ya está
comprando mandioca a otros países para cubrir la capacidad de la fábrica (FAO, 2008).
Según algunos informes, el Grupo Quantum de Australia está planteándose invertir 250
millones de dólares para desarrollar cuatro plantas de etanol para producir 132 millones
de litros de bioetanol al año; el plan necesitaría 100.000 hectáreas de tierras en Indonesia
para alimentar las plantas. La mayoría de las tierras provendría de pequeñas granjas de
una de las regiones más pobres de Indonesia. Se espera que el proyecto dé empleo hasta a
60.000 agricultores locales (Biopact, 2008).

178 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Tabla A.7. Producción de mandioca, rendimiento y superficie
cosechada de los principales productores mundiales, 2007
Porcentaje de
Producción la producción Rendimiento Superficie cosechada
País (millones t) global (t/hectárea) (millones de hectáreas)
Nigeria 46 20,1 11,9 3,9
Brasil 27 12,0 14,0 1,9
Tailandia 26 11,6 22,9 1,2
Indonesia 20 8,6 16,2 1,2
República Democrática
del Congo 15 6,6 8,1 1,9

Fuente: FAO, 2008a.

Como consecuencia de la volatilidad de los precios del petróleo, algunos países han co-
menzado a considerar emplear la mandioca como fuente de etanol combustible (Eneas,
2006). China ya está produciendo biocombustible empleando la mandioca como materia
prima. La provincia de Guanxi, en el suroeste del país, ha remplazado la gasolina y el gasó-
leo por etanol de mandioca producido de forma comercial. Sin embargo, los productores
de etanol dicen que necesitan más subsidios del gobierno para que siga siendo rentable
(Bezlova, 2008). Una de las principales refinerías de petróleo de Tailandia está terminando
de construir una planta de biocombustible basada en la mandioca. Otros países que están
considerando biocombustibles de mandioca son Indonesia, Nigeria, Papúa Nueva Guinea,
Filipinas, Suazilandia y Tailandia (FAO, 2007).

Impacto económico y social de la producción de mandioca


La recolección de la mandioca puede empezar ocho meses después de su siembra, o puede
dejarse crecer más de una estación. La mayor parte de la mandioca se recolecta a mano. La
mandioca se conserva solamente unos días, a no ser que las raíces reciban un tratamiento
especial (O´Hair, 1995).
La mandioca es más difícil de producir que otros cereales, ya que las estaquillas son gran-
des y sumamente perecederas (ITTA, 2007). Otras dificultades son las plagas y enferme-
dades, que junto con las malas prácticas de cosechado pueden provocar pérdidas de rendi-
mientos que pueden llegar a ser de hasta el 50 por ciento en África (ITTA, 2007).
Dado que la mandioca requiere muy pocos nutrientes y pesticidas, agricultores pobres
que no pueden permitirse plantar otros cultivos la cultivan con frecuencia en tierras mar-
ginales, o también la cultivan mujeres en parcelas pequeñas junto con otros cultivos.
Es el alimento básico de más de 200 millones de africanos –más de la cuarta parte de
la población del continente (Eneas, 2006)–. En aquellas zonas donde la tierra es escasa,
la mandioca sirve como alimento de seguridad para la población rural vulnerable a la
malnutrición. Para los agricultores que viven cerca de las ciudades es un cultivo de gran
valor, con un mercado pujante. Sin embargo el acceso a los mercados es difícil para
muchos africanos: un estudio llevado a cabo en la década de los 90 concluye que solo
se puede llegar por transporte motorizado al 20 por ciento de los pueblos que producen

PRODUCCIÓN DE ALCOHOLES PARA BIOENERGÍA A PARTIR DE AZÚCARES Y ALMIDONES 179


mandioca, y que como media los agricultores tienen que llevar la carga de mandioca a
cuestas más de 10 kilómetros para llegar al mercado más cercano (Eneas, 2006).
Con el fin de cumplir los objetivos actuales, el uso de la mandioca como materia prima
de biocombustibles podría tener un efecto importante sobre los precios, que se espera
que se incrementen un 135 por ciento en 2020 (Boddiger, 2007). Tales incrementos en
los precios de los alimentos podrían tener el doble efecto de aumentar los salarios de los
pequeños agricultores, a la vez que hacer a la mandioca inalcanzable para aquellos que
la compran como alimento.

Impacto de la producción de mandioca sobre la tierra y otros recursos


Dado que la mandioca es un cultivo resistente producido en su mayoría por la población
pobre, se cultiva con frecuencia en tierras de poco valor y marginales. La mandioca no
suele remplazar a otros cultivos porque crece allá donde pocos cultivos alimenticios
pueden hacerlo. Esto implica que la mayor demanda de mandioca para biocombustibles
podría llevar a la conversión de pastizales y bosques de bajo valor agrícola.

Impacto medioambiental de la producción de mandioca


La mandioca es más productiva en climas templados y soleados. Se necesitan 8 meses
con condiciones climatológicas idóneas para producir una cosecha, y 18 meses cuando
las condiciones son desfavorables.
Un estudio en Tailandia señala que el etanol de mandioca tiene un balance energético
positivo de 22,4 MJ/l y evita unas emisiones netas de gases de efecto invernadero de 1,6
kgCO2e/l. El estudio encuentra un coste de mitigación de gases de efecto invernadero
de 99 dólares/t de CO2. El etanol de mandioca es mucho menos coste-eficiente que otras
estrategias climáticas relevantes en Tailandia en el corto plazo (Nguyen, Gheewala y
Garivait, 2007). El estudio no tiene en consideración los cambios en el uso de la tierra.

Impacto sobre los recursos hídricos


La mandioca se cultiva tradicionalmente en las sabanas, pero es resistente tanto a la
sequía como a la elevada pluviosidad. No es resistente a las inundaciones. Dado que la
mandioca no necesita grandes cantidades de lluvia ni de fertilizantes o pesticidas para
crecer, tiene un impacto mínimo sobre los recursos hídricos.

Impacto sobre los recursos edáficos


La mandioca crece en suelos relativamente pobres y secos, y necesita pocos fertilizantes.
Puede crecer en suelos con un pH de 4,0-8,0 (O´Hair, 1995). Dado que la planta no
produce vegetación suficiente para cubrir bien el suelo, y que los cultivos tempranos
tienden a recolectarse a los pocos meses o al primer año como muy tarde, la producción
de mandioca puede contribuir a la erosión del suelo (WWF, 2005).

Impacto sobre la biodiversidad


La mandioca se cultiva con frecuencia en tierras marginales, que pueden ser de gran
valor en materia de biodiversidad (WWF, 2005). No está identificada como especie in-
vasiva en ninguna de las regiones donde ha sido introducida.

180 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


PALMA NIPA

Nypa fruticans es una palmera originaria del sur y sureste de Asia. Es común en las cos-
tas y ríos que desembocan en los océanos Índico y Pacífico, desde India y Bangladesh
hasta las islas del Pacífico y el norte de Australia. Se le conoce por muchos nombres
diferentes, como nypa, nipah, nipa, attap chee, palmera de manglar, gol pata y dani.
La savia de la nipa es rica en azúcares y puede ser fermentada para producir etanol para
biocombustible. Malasia y Nigeria están actualmente buscando la forma de producir
bioetanol a partir de la Nypa fruticans.

Rentabilidad de la producción de nipa


Una gran ventaja de la nipa sobre otras materias primas para bioetanol es que los árbo-
les pueden ser aprovechados durante todo el año, proporcionando una fuente continua
de azúcar. Sin embargo, la ausencia de residuos de la cosecha implica que se necesitan
insumos de energía externos para procesar el etanol (Dalibard, 1999).
De la nipa se puede conseguir azúcar 4 años después de ser plantada, proporcionando
a partir de entonces un rendimiento continuo durante 50 años o más (Dalibard, 1999).
La savia tiene un contenido de azúcar del 15 por ciento. Diversos estudios han mostrado
que es capaz de producir 20 t de azúcar/hectárea y puede rendir entre 6.500-15.600 l/
hectárea de alcohol combustible (Biopact, 2007b). Otros estudios sugieren que con una
gestión óptima de la plantación esta cifra puede alcanzar hasta 20.000 litros (Biopact,
2007b). Dado lo intensiva en mano de obra que es la extracción del azúcar, estos niveles
de producción parecen demasiado ambiciosos.
Una empresa que está invirtiendo en la producción de etanol de nipa a gran escala es
Pioneer Bio Industries Corp. de Malasia, que afirma que cuando las 15 refinerías pre-
vistas comiencen a funcionar en 2009 será capaz de producir 6,48 miles de millones de
litros por año de etanol de nipa a partir de 10.000 hectáreas de tierra. A los rendimientos
estimados actuales, de esta superficie de tierras se conseguiría un máximo de solamente
200 millones de litros de etanol (Biopact, 2007b). Pioneer ha comunicado haber recibido un
pedido de más de 66 miles de millones de dólares de una de las mayores compañías comercia-
les del mundo (cuyo nombre Pioneer no ha dado a conocer) para comprar etanol de nipa desde
2009 hasta 2013 (Biopact, 2007b).
En Nigeria, las ONG locales están investigando la viabilidad de construir una fábrica de etanol
de nipa en la región del delta del Níger. El objetivo de este pequeño proyecto es dar empleo en
la región y hacer uso de la invasiva nipa.

Impacto económico y social de la producción de nipa


La nipa crece de forma natural en todo el sur y sudeste de Asia. No compite con la mayoría
de los otros cultivos. Como el azúcar se puede extraer durante todo el año, la producción no
se interrumpe ni por la replantación ni por la rotación, lo que significa que los trabajadores
pueden estar empleados de forma continua. Sin embargo, la extracción de la palma nipa es
intensiva en trabajo y cara. En el pasado, siempre que había posibilidad de trabajos más fáciles,
los trabajadores abandonaban la recolección de la savia.

PRODUCCIÓN DE ALCOHOLES PARA BIOENERGÍA A PARTIR DE AZÚCARES Y ALMIDONES 181


Junto con la producción comercial para combustible, la nipa puede proporcionar renta a la
población rural gracias a la gran variedad de productos comercializables que se obtienen de
ella. Además de la producción de azúcar y etanol, la palma nipa tiene una amplia gama de usos
en el área en que se encuentra, como por ejemplo alimento, bebida, y pienso para animales; las
hojas se pueden utilizar también como material de construcción y para tejer. La recolección de
las hojas reduce el rendimiento de azúcar.

Impacto de la producción de nipa sobre el uso de la tierra y otros recursos


La palma nipa se encuentra principalmente en aguas salobres costeras y no compite directa-
mente con la mayor parte de usos de la tierra. Por ello, no es probable que se conviertan tierras
agrícolas para la producción de nipa.

Impacto medioambiental de la producción de nipa


No se han realizado estudios para analizar la eficiencia en la reducción de emisiones de gases
de efecto invernadero del combustible de nipa con respecto a los combustibles fósiles conven-
cionales.

Impacto sobre los recursos hídricos


La Nypa fructicans se encuentra generalmente en zonas de marea salobres. Se suelen conside-
rar manglares, si bien no son manglares en sentido estricto porque no toleran inundaciones de
agua de mar sin diluir durante largos periodos. No requiere un ambiente salino y puede sopor-
tar el agua dulce; sobrevive a sequías cortas ocasionales (Joshi, Kanagaratnam y Adhuri, 2006).
La nipa no necesita agua dulce, y por tanto no es probable que tenga un gran impacto sobre
los recursos hídricos.

Impacto sobre los recursos edáficos


Como la nipa crece en regiones costeras de marea tiene pocos impactos directos sobre los
recursos edáficos. Como integrante de un ecosistema de manglar puede proteger la costa de
la erosión.

Impacto sobre la biodiversidad


Plantar nipa para producir biocombustible podría ayudar a restaurar los manglares dañados.
Los manglares protegen la costa, como quedó demostrado por el menor daño sufrido por las
áreas con manglares, que quedaron intactas durante el tsunami de 2006. Los ecosistemas de
manglar también ofrecen áreas de cría a una gran variedad de organismos marinos, y son
fundamentales para mantener la biodiversidad marina.
En algunos lugares se considera a la nipa como una especie invasora. En Nigeria, donde se
introdujo en 1906-12, desplazó a la flora nativa del manglar del delta del Níger (Ita, 1993).
Los manglares de Nigeria son los mayores de África y los terceros del mundo, y cubren una
superficie de más de 10.000 kilómetros cuadrados, de los cuales más de 504.000 hectáreas están
en la región del delta del Níger. La Nypa fruticans se ha convertido en la tercera especie más
dominante, y llega hasta 45 kilómetros tierra adentro (Biopact, 2007c). Se han realizado varios
esfuerzos infructuosos para erradicarla, y por ello una ONG en Nigeria está intentando apro-
vecharse de la planta utilizándola para producir etanol.

182 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


NOTAS

1. Un cultivo de retoño es aquel que madura en una cosecha rentable al año siguiente
al que las partes bajas de la caña y la raíz se dejen sin cortar al realizar la cosecha.
2. Los productores de caña de azúcar de Brasil utilizan más de 500 variedades comer-
ciales de caña que son resistentes a muchas de las más de 40 plagas encontradas en
el país.
3. Esta capacidad permite a los dueños de las plantas beneficiarse de las fluctuaciones
en los precios relativos del azúcar y el etanol, y del mayor precio que se puede con-
seguir al convertir las melazas en etanol (Kojima y Johnson, 2005).
4. Los conductores de vehículos híbridos cambian a etanol a precios equivalentes a 65-
70 por ciento de gasohol, que representa el valor energético bajo del etanol cuando
se usa como mezcla (la gasolina pura no se vende en las gasolineras en Brasil, pues
todas las gasolinas están mezcladas con al menos un 20 por ciento de alcohol).
5. El Programa de Reservas de Conservación ofrece incentivos a los agricultores para
mantener tierra agrícola con cubierta vegetal, como por ejemplo pastos naturales,
plantaciones silvestres, árboles y zonas ribereñas.

PRODUCCIÓN DE ALCOHOLES PARA BIOENERGÍA A PARTIR DE AZÚCARES Y ALMIDONES 183


APÉNDICE B

Producción de
bioenergía a partir de
cultivos oleaginosos

E
l biodiésel se produce generalmente a partir de cultivos oleaginosos como el acei-
te de palma, la soja y la colza. Las fuentes principales de aceites comestibles re-
quieren grandes cantidades de insumos. Por el contrario, los arbustos y árboles
como la jatrofa, la pongamia y la jojoba son fuentes de aceites no comestibles bajas en
insumos y apropiados para tierras marginales; podrían convertirse en las principales
fuentes de biodiésel, especialmente en las regiones áridas y semiáridas de Asia y África.
La viabilidad económica de estos cultivos en condiciones de bajos insumos y de tierras
de poca calidad es baja (Rajagopal, 2007).

ACEITE DE PALMA

La palma aceitera (Elaeis guineensis) es originaria de la región de selva tropical de Áfri-


ca Occidental. El aceite comestible de sus frutos se usaba tradicionalmente para cocinar,
hasta que los comerciantes británicos comenzaron a utilizarlo a comienzos del siglo XIX
como lubricante industrial y después como un componente del jabón.
El aceite de palma se puede encontrar en una gran variedad de productos como
aceites para cocinar, margarinas, aditivos de alimentos, detergentes y cosméticos. Una
fracción líquida, la oleína, obtenida por fraccionamiento (uso del calor para separar el
aceite de palma en componentes sólidos y líquidos) se emplea en los procesos químicos
para producir ésteres, plásticos, tejidos, emulsionantes, explosivos y productos farma-
céuticos.
Con diferencia, el mayor uso del aceite de palma es como aceite alimenticio. Se usa
enormemente en Europa Occidental para los alimentos procesados: se estima que el
70 por ciento de los productos que se venden en los supermercados del Reino Unido
contienen aceite de palma (Colchester y otros, 2006). Dada su importancia económica

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 185


como fuente de alto rendimiento de aceites comestibles y técnicos, la palma aceitera es
un cultivo importante en países con alta pluviosidad y clima tropical (FAO, 2002a).
La creciente popularidad del biodiésel de aceite de palma ha incrementado su deman-
da. Se están realizando nuevas plantaciones en muchos países, como Colombia, Costa Rica,
Costa de Marfil, Ecuador, Indonesia, Malasia, Papúa Nueva Guinea, Filipinas y Tailandia,
siendo Indonesia el país con la mayor expansión prevista.

Rentabilidad de la producción de aceite de palma


Los racimos de fruta fresca de la palma aceitera tienen un contenido de aceite de más del
20 por ciento y proporcionan un mayor rendimiento de aceite por hectárea que la mayoría
de los otros cultivos (MPOB, 2009). La palma aceitera produce generalmente una media de
alrededor de 1.100 litros de biodiésel por t. En 2007/08, Malasia e Indonesia fueron los ma-
yores productores de aceite de palma, con más del 85 por ciento de la producción mundial
(Tabla B.2). La producción en estos países ha venido aumentando de forma constante en los
últimos 20 años (USDA, 2009) (Gráfico B.1).
El aceite de palma es el aceite más ampliamente comercializado, con más de la mitad
del comercio internacional de aceites comestibles (Tabla B.1). Europa Occidental ha sido
históricamente el mayor consumidor de productos de aceite de palma (Gráfico B.2), si bien
recientemente se ha estabilizado su demanda. La demanda por parte de China, India, Pakis-
tán y Bangladesh ha crecido de forma rápida, llevando a la expansión de la producción en el
sudeste asiático. Está previsto que la demanda global de aceite de palma se duplique de aquí
a 2020, con una tasa prevista de incremento de cerca del 4 por ciento anual –el doble que la
tasa prevista para el aceite de soja (Colchester y otros 2006)–.
El aceite de palma es la materia prima más barata para producir biodiésel hoy en día,
si bien la demanda futura continuará determinando su precio (Kojima y otros, 2007). El
precio del aceite de palma crudo está muy correlacionado con el del petróleo. Su precio

Gráfico B.1. Producción de aceite de palma de Indonesia y Malasia, 1990/91-


2008/09
25,000
producción (en 1.000 t)

20,000

15,000

10,000

5,000

0
1

9
99

99

99

00

00

00

00
/1

/1

/1

/2

/2

/2

/2
90

93

96

99

02

05

08
19

19

19

19

20

20

20

Indonesia Malasia
Fuente: USDA, 2009.

186 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Tabla B.1. Exportaciones mundiales de aceites comestibles, por tipos,
2006/07-2008/09
2006/07 2007/08 2008/09
Volumen Volumen Volumen
(millones Porcentaje (millones Porcentaje (millones Porcentaje
Aceite comestible de t) del total de t) del total de t) del total
Palma 26,91 58,3 30,37 61,1 31,60 61,7
Soja 10,57 22,9 10,79 21,7 10,32 20,1
Semilla de girasol 3,86 8,4 3,54 7,1 4,13 8,1
Colza 1,94 4,2 1,92 3,9 2,10 4,1
Coco 1,82 4,0 2,03 4,1 1,99 3,9
Oliva 0,70 1,5 0,69 1,4 0,75 1,5
Semilla de
algodón 0,16 0,3 0,19 0,4 0,15 0,3
Cacahuete 0,16 0,3 0,18 0,4 0,20 0,4
Total de aceites
comestibles 46,12 100,0 49,70 100,0 51,25 100,0

Fuente: USDA, 2009.


Tabla B.2. Producción mundial de aceite de palma,
2006/07-2008/09
2006/07 2007/08 2008/09
Volumen Volumen Volumen
(millones Porcentaje (millones Porcentaje (millones Porcentaje
País de t) del total de t) del total de t) del total
Malasia 15,3 41,1 17,5 41,2 17,7 40,8
Indonesia 16,6 44,7 19,2 45,2 19,9 46,0
Total mundial 37,2 100,0 42,4 100,0 43,2 100,0

Fuente: estimaciones de USDA, 2009, y LMC International, 2008.

medio fluctuó mucho en 2007 y 2008, aumentando en un 68 por ciento en 2007 y cayendo
en picado en la segunda mitad de 2008, desde más de 1.000 dólares/t hasta 425 dólares/t
(Gráfico B.3) (MPOB, 2009).
Debido en parte al aumento del uso del aceite de palma como biocombustible, es po-
sible que su producción más que se duplique en los próximos 20 años, de modo que se
destinarán al menos otros 5-10 millones de hectáreas a nuevas plantaciones de palma de
aceite (Vermeulen y Goad, 2006). Estas previsiones son especulativas, y están basadas más
en estimaciones de mandatos de biocombustibles (la mayoría de ellos flexibles) que en la
rentabilidad del biodiésel de palma. El valor del biodiésel (representado por el valor del
diésel) casi nunca ha estado por encima del coste de producción de biodiésel a partir del
aceite de palma (representado por el coste de oportunidad del aceite de palma). Algunas
estimaciones han sugerido que la capacidad de producción del biodiésel podría llegar a los
3-4 millones de t en Malasia y 2 millones de t en Indonesia (Kline y otros, 2008).
Estas estimaciones asumen que habrá una demanda elevada por parte de la Unión
Europea, algo que podría cambiar debido a las incertidumbres sobre la sostenibilidad y la
rentabilidad del biodiésel de aceite de palma.

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 187


Colombia es el mayor productor de aceite de palma de América Latina, si bien su
producción no es más que el 4 por ciento de la de Malasia. Ha empezado recientemente a
producir biodiésel. En 2007, Ecodiésel Colombia (una filial de la empresa estatal Ecope-
trol), junto con productores de palma locales, invirtieron 23 millones de dólares en una
nueva planta de biodiésel de aceite de palma. Se espera que la planta se inaugure en 2010,

Gráfico B.2. Consumidores principales del aceite de palma comercializado en


el nivel mundial, 2007/2008
17%

39%

15%

15%
3%
3%
8%
China India UE 27 Pakistán
Fuente: USDA, 2009. Bangladesh Estados Unidos Otros

Gráfico B.3. Precio mensual del aceite crudo de palma, 2002-09 (dólares/t)

4000
3500
3000
(RM/tonelada)

2500
2000
1500
1000
500
0
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sept Oct Nov Dic

2009 2008 2007 2006


2005 2004 2003 2002
Fuente: MPOB, 2009.

188 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


con una producción de 100.000 t de biodiésel/año (2.000 barriles/día) (Biodiésel, 2008).
En Colombia se están construyendo otras plantas, que aumentarán la capacidad total de
biodiésel hasta 0,5 t.

Impacto económico y social del aceite de palma


Además de empleo, las plantaciones grandes de aceite de palma proporcionan una serie
de servicios para los empleados y sus familias como alojamiento, agua, electricidad, ca-
rreteras, centros de salud y escuelas. En algunas comunidades rurales, las plantaciones de
aceite de palma son el único medio de vida (Kohl y Wilcove, 2007). Según el Malaysian
Palm Oil Board, las plantaciones de aceite de palma de Malasia dan empleo directo a más
de medio millón de personas, tanto malasios como trabajadores extranjeros, y ofrecen
también oportunidades a los pequeños agricultores (recuadro B.1).
Las grandes plantaciones de aceite de palma se han asociado también a corrupción
de miembros de la comunidad, declive de las tradiciones culturales (resultado de grandes
flujos de trabajadores inmigrantes), dependencia de las plantaciones de aceite de palma y
de las empresas, y pérdida de biodiversidad. La pérdida de biodiversidad está reduciendo
la caza, la pesca, la recolección, el uso de productos forestales y el acceso a aguas limpias
(Colchester y otros, 2006).
Para dar respuesta a las preocupaciones sociales asociadas a la producción de aceite de
palma (así como a los aspectos legales, económicos y medioambientales), en 2004 se creó
la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible, con el fin de desarrollar e implementar
normas globales para una producción sostenible. Los miembros del grupo incluyen 257 miem-
bros ordinarios y 92 miembros afiliados, que representan alrededor del 35 por ciento de la pro-
ducción mundial de aceite de palma (Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible, 2009).

Impacto de la producción de aceite de palma sobre el uso de la tierra y


otros recursos
La producción de aceite de palma ha aumentado en Indonesia, y se espera que continúe
esta tendencia. En consecuencia, será necesario destinar nuevas tierras para las plan-
taciones de palma de aceite. En 2004 el gobierno estableció que había alrededor de 32
millones de hectáreas de tierras apropiadas para el desarrollo de plantaciones. En 2000-
09, el gobierno concedió cerca de 10 millones de hectáreas de licencias de nuevo uso de
las tierras a particulares y empresas interesados en desarrollar plantaciones de palma.
La Comisión Indonesia de Aceite de Palma estima que hay 6,6 millones de hectáreas
adicionales disponibles para su adquisición. La nueva legislación ha ampliado la vida
de las licencias de 25 a 95 años. Este cambio supuso una seguridad a largo plazo mucho
mayor para los inversores extranjeros, y contribuyó a una nueva inversión masiva y a la
especulación de la tierra por parte de grandes compañías inversoras en el aceite de palma
indonesio (USDA, 2009).
En Indonesia siempre ha habido falta de claridad sobre la propiedad de los bosques, lo
que ha llevado a frecuentes desacuerdos sobre la propiedad de las tierras. En Sumatra, en el
año 2000, cada una de las 81 empresas propietarias de plantaciones de aceite de palma in-
formó de disputas sobre las tierras con las comunidades locales. Uno de los problemas más
importantes tiene que ver con el desplazamiento de comunidades para talar la zona y realizar

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 189


grandes plantaciones. Las empresas pueden no proporcionar el reasentamiento adecuado a
las comunidades desplazadas (Vermeulen y Goad, 2006).
La deforestación en Indonesia está sucediendo a un ritmo del 1,8 por ciento anual, y
supone el 13 por ciento de la deforestación anual mundial (WRI, 2008). Actualmente se está
debatiendo la relación entre la expansión de la producción de aceite de palma y la deforesta-
ción, y no se sabe con exactitud cuánta deforestación se debe directamente a la expansión del
aceite de palma o cuánta de esta expansión se hace en tierras ya deforestadas o degradadas
como consecuencia de otros factores.
La mayoría de las plantaciones de aceite de palma se ubican en tierras que en su día
fueron selvas tropicales. Teniendo esto en cuenta, parece probable que la expansión en las
zonas de aceite de palma tenga lugar en zonas en las que existe cubierta forestal. Dado que
las plantaciones no se pueden recolectar hasta varios años después de haberlas sembrado,
existe el incentivo de deforestar y vender la madera para subvencionar los costes de capital1.
Además de destruir los bosques, las plantaciones nuevas pueden desplazar a las comunida-
des de agricultores de subsistencia locales porque las negociaciones para compensar por los
derechos y uso de la tierra suelen ser caras y arduas.
Las organizaciones de conservación de la naturaleza en Indonesia estiman que hay más
posibilidades de que el desarrollo de futuras plantaciones de aceite de palma se produzca
en tierras ya degradadas (tierras taladas para conseguir madera o fibras de madera y que
no han sido regeneradas) que en las selvas tropicales. Se estima que hay alrededor de 15-20
millones de hectáreas de tierras degradadas en Indonesia, concentradas en las islas de Suma-
tra y Borneo. También existe la oportunidad de reducir la necesidad de tierras por la vía de
concentrar esfuerzos en incrementar los rendimientos, más que por la de expandir el área
total, especialmente si se centran en los pequeños agricultores. La inversión en semillas de
alto rendimiento puede incrementar la producción de los pequeños agricultores un 47 por
ciento sobre los niveles actuales (USDA, 2009).
En Colombia, el aceite de palma se ha relacionado con preocupaciones importantes so-
bre los derechos humanos. Hay informes que señalan que la mayor demanda de biocombus-
tibles ha llevado a usurpaciones de tierras en zonas rurales, con la consiguiente expulsión
de sus tierras de los agricultores de subsistencia y en algunos casos incluso con asesinatos.

Impacto medioambiental de la producción de aceite de palma


Se estima que el biodiésel de aceite de palma reduce las emisiones de CO2 entre un 30-70
por ciento sobre los combustibles diésel fósiles. Esto se traduce en ahorros de hasta 10 t
de CO2 por hectárea. Sin embargo, si se incluyen en los cálculos los cambios en el uso de
las tierras, el ahorro puede ser muy diferente. Alrededor de un cuarto de las concesiones de
palma de aceite están plantadas en turberas, lo que significa que ha habido que drenar estas
tierras. Estas tierras se descomponen al comenzar a secarse, emitiendo grandes cantidades
del carbono almacenado. A continuación normalmente se quema la tierra, emitiendo CO2
y contaminando el aire. En general los bosques siguen un proceso similar de tala y quema.
La tala de los bosques y de las turberas para biocombustibles emite tanto CO2 que se nece-
sitarían muchísimos años de producción de biocombustibles para que esas tierras redujesen
las emisiones de carbono (Fargione y otros, 2008). El gobierno indonesio anunció en 2009

190 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Recuadro B.1. Oportunidades de producción de aceite de palma
para los pequeños agricultores de Indonesia

En Indonesia, para poner en marcha una plantación de aceite de palma general-


mente se debe hacer frente a unos costes iniciales importantes, tanto en mano
de obra como en efectivo –de alrededor de 8.000 dólares/hectárea–. Esta inver-
sión inicial incluye, entre otros, el coste de preparar la tierra de forma mecáni-
ca; la compra de semillas, fertilizantes y pesticidas; y la creación de una vía de
acceso de vehículos para un transporte rápido del producto. Las plantaciones
de aceite de palma no son económicamente solventes hasta ocho años después
de la siembra, lo que hace que este cultivo no pueda ser abordado por muchos
pequeños agricultores (definidos como aquellos con tierras de menos de cinco
hectáreas).

Para dar solución a este problema, durante la década pasada el gobierno in-
donesio ha subvencionado a agricultores no comerciales mediante la concesión
de préstamos a interés preferente y mediante programas de mejores semillas y
fertilizantes. Como resultado del programa, el 44 por ciento de las plantaciones
de palma productivas de Indonesia están gestionadas por pequeños agricultores.
En una plantación típica, el gobierno o el propietario privado sufragarán todo
el coste de establecimiento de la plantación, con la tierra preparada y la siembra
realizada. Los pequeños agricultores, que viven en una parte de la plantación,
esencialmente reciben un préstamo subvencionado y tienen la obligación de pa-
gar al propietario una parte de los costes de establecimiento durante un periodo
de 15 años. La Comisión Indonesia de Aceite de Palma (IPOC) señala que casi
el 98 por ciento de estos pequeños agricultores ya han devuelto sus préstamos
en los últimos diez años.

Estos agricultores a pequeña escala incluyen propietarios independientes de


tierras, miembros de la comunidad (contratados por las empresas para plantar
la palma de aceite en sus propias tierras y entregar el producto a esas mismas
empresas), y transmigrantes de gente local trasladados a las zonas de palma, en
las que se les asignan tierras de plantaciones de palma. Mientras que los agricul-
tores de la primera categoría pueden elegir a quién venden su producto, los de
las dos segundas categorías generalmente están ligados por relaciones monop-
sonísticas con las compañías a las que abastecen. Estas dos categorías de peque-
ños agricultores pueden ganar una remuneración mínima por su producción,
quedar endeudados con las empresas, desposeídos de sus tierras y sufrir viola-
ciones de los derechos humanos si se quejan de las circunstancias que padecen.

Fuente: Colchester y otros, 2006; USDA, 2009.

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 191


que permitiría el desarrollo de plantaciones de palma en turberas de menos de 3 metros de
profundidad, poniendo así fin a una moratoria de 15 meses sobre la conversión de turberas
(Butler, 2009).

Impacto sobre los recursos hídricos


La palma de aceite necesita una media de precipitación anual de al menos 2.000 milímetros, y
que no haya una estación seca marcada. Las palmas aceiteras no pueden sobrevivir en suelos
inundados: si las plantaciones se sitúan en suelos turbosos, el agua debe ser previamente dre-
nada. Como la mayor parte de las plantaciones de aceite de palma son en tierras de secano, el
agua para regadío no supone en general un problema importante.
El uso de fertilizantes de nitrógeno, potasio y magnesio aumenta la producción y rendi-
miento de la palma de aceite (Corley y Tinker, 2003), y puede contribuir a la contaminación
del suelo y de las aguas superficiales. El uso de pesticidas químicos y el vertido de grandes can-
tidades de efluentes de aceite de palma a los ríos pueden provocar la contaminación del agua.

Impacto sobre los recursos edáficos


Si el suelo se deja al descubierto, se erosiona en parte durante la tala del bosque y el estable-
cimiento de la plantación. Más importante es la construcción de carreteras de acceso, que es
la principal responsable de la erosión del suelo. Por ejemplo, en Papúa Nueva Guinea, 100
metros de carretera sin pavimentar puede producir tanto sedimento como una hectárea de
palma de aceite. Dado que las carreteras se suelen construir para acceder a las plantaciones,
ambas cuestiones están correlacionadas. Pavimentar las carreteras ayuda enormemente a
reducir la cantidad de suelo erosionado (hasta el 95 por ciento) (Lord y Clay, n.d.).

Impacto sobre la biodiversidad


Las plantaciones de aceite de palma son el hábitat de un 15-25 por ciento menos de mamífe-
ros por hectárea que los bosques tropicales naturales. Las plantaciones provocan fragmenta-
ción del hábitat y cortes de corredores para la migración genética y de las especies.
El Programa Mundial de Especies Invasoras (2008) clasifica a la palma de aceite como
una especie invasora en partes de Brasil, Micronesia y Estados Unidos.

SOJA

La soja (Glycine max) es una legumbre originaria de Asia, donde se sabe que ha sido
cultivada desde hace más de 4.000 años. Se introdujo en Europa y Norteamérica como
cultivo forrajero a comienzos del siglo XIX.
De la soja se obtienen dos productos principales: el aceite de soja y la harina de soja.
El aceite de soja, que supone el 20 por ciento de la producción física, se emplea para con-
sumo humano (aceite de cocina, margarina) o como insumo de productos industriales
como plásticos y biodiésel. Después de retirar el aceite de soja, la parte sobrante se puede
transformar en varios productos comestibles de proteína de soja o se puede utilizar para
producir harina de soja para pienso de animales.

192 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


La harina de soja es con mucho el pienso rico en proteínas más importante del mun-
do, suponiendo cerca del 65 por ciento de la oferta mundial de pienso proteínico. El 98
por ciento del consumo de harina de soja en Estados Unidos se destina a pienso para el
ganado y la acuicultura, y el resto a la alimentación humana (Ash, Livezey y Dohlman,
2006).

Rentabilidad de la producción de soja


La soja representa el 56 por ciento de la producción total mundial de semillas oleagino-
sas (Tabla B.3). Los mayores productores de soja en 2008/09 fueron Estados Unidos (34
por ciento de la producción global), Brasil (26 por ciento), Argentina (21 por ciento),
China (7 por ciento) e India (4 por ciento) (Tabla B.4).
En Estados Unidos, la soja es el segundo cultivo más importante por detrás del maíz.
Casi la mitad de la producción de soja se exporta, en forma de grano (76 por ciento),
harina (21 por ciento) y aceite (3 por ciento). Estados Unidos es el mayor exportador
mundial de grano de soja; Argentina es el mayor exportador mundial de aceite de soja y
de harina de soja (Tabla B.5). China es el cuarto productor mundial de grano de soja y el
mayor importador mundial. México es también un gran importador de grano de soja y
aceite de soja estadounidense (Asociación Americana de la Soja, 2008).
El volumen de granos de soja comercializados en el nivel mundial pasó de 48 millo-
nes de t en 1985 a 236 millones de t en 2008/09. La cosecha global de soja creció desde
32 millones de hectáreas en 1975 hasta 97 millones de hectáreas en 2008/09 (USDA,
2009), principalmente en Argentina y Brasil (Simino, n.d.).
En Estados Unidos, solo el 17 por ciento del consumo total de aceite de soja se des-
tina a productos industriales (incluyendo biocombustibles). El resto es para consumo
humano (Tabla B.6).
El grano de soja produce alrededor de 210 litros de biodiésel por t. En Argentina y
Brasil, cada vez se destina mayor cantidad de granos de soja a la producción de biodié-
sel. Argentina produjo unos 200 millones de litros de biodiésel de soja en 2007; a finales
de 2008, esperaba tener más de 20 proyectos de biodiésel de soja, con una capacidad
potencial de 2 mil millones de litros (Ash y otros, 2006). En Brasil la producción de bio-
diésel es modesta comparada con la del etanol de azúcar, si bien la producción total au-
mentó desde 40 millones de litros en 2005 hasta cerca de mil millones de litros en 2008.

Impacto económico y social de la producción de soja


El aceite de soja es uno de los aceites vegetales más ampliamente utilizados. Se añade a
una gran variedad de productos alimenticios, entre ellos a la margarina, al pan, a la ma-
yonesa, a los aliños de ensaladas y a varios aperitivos. En Estados Unidos supone cerca
del 71 por ciento de los aceites comestibles consumidos. El aceite de soja está también
siendo cada vez más utilizado en productos no alimenticios como jabones, cosméticos,
resinas, plásticos, tintas, disolventes y biodiésel.
Como consecuencia de las economías de escala, los pequeños y medianos produc-
tores encuentran difícil producir soja. Se requiere un capital considerable para comprar
semillas genéticamente modificadas y para hacer inversiones grandes en pesticidas y

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 193


Tabla B.3. Producción mundial de semillas oleaginosas,
2006/07-2008/09
2006/07 2007/08 2008/09
Semilla Volumen Porcentaje Volumen Porcentaje Volumen Porcentaje
oleaginosa (millones t) del total (millones t) del total (millones t) del total
Soja 237,3 58,7 220,9 56,4 235,7 56,4
Algodón 45,8 11,3 46,0 11,8 43,4 10,4
Colza 45,2 11,2 48,4 12,4 54,4 13,0
Cacahuete 30,7 7,6 32,0 8,2 33,5 8,0
Semilla de
girasol 29,8 7,4 27,2 7,0 33,2 7,9
Almendra de 10,2 2,5 11,1 2,8 11,8 2,8
palma
Copra 5,3 1,3 5,7 1,5 5,9 1,4
Total de acei-
tes comesti-
bles 404,3 100,0 391,3 100,0 417,8 100,0

Fuente: USDA, 2009.

Tabla B.4. Producción de soja, rendimiento y superficie cosechada de


los principales productores mundiales, 2007/08
Porcentaje de
Cantidad producida la producción Rendimiento Superficie cosechada
País (millones t/hectárea) global (t/hectárea) (millones hectáreas)
Estados Unidos 79,5 33,7 2,3 30,6
Brasil 60,0 25,5 2,8 20,6
Argentina 50,5 21,4 2,8 16,1
China 16,8 7,1 1,8 8,9
India 9,2 3,9 1,1 8,6
Total mundial 235,7 100,0 2,3 94,9

Fuente: FAO, 2008a; USDA, 2009.

maquinaria2. Los campesinos o bien no tienen acceso o tienen un acceso limitado al


nivel de capital necesario para operaciones viables de biodiésel de soja.
Para contrarrestar la tendencia de granjas más grandes y mecanizadas pero con re-
ducido número de empleados, el gobierno brasileño lanzó en 2004 el programa Pro-
Biodiésel. Este programa intenta producir biocombustibles bajo unas condiciones que
beneficien a los campesinos. Un programa denominado Combustible Social garantiza
que los propietarios sean los campesinos (Biopact, 2007b).
La investigación demuestra que la rotación de cultivos leguminosos fijadores de nitró-
geno como la soja con cereales puede mejorar la productividad global del sistema (Koivisto,
n.d.). Estas rotaciones se realizan con frecuencia, y la doble cosecha (soja seguida de maíz)
es habitual en Brasil. Como la soja es un cultivo importante tanto alimenticio como para
piensos, los grandes aumentos de precios resultantes de redirigir los rendimientos hacia el
biodiésel podrían tener un fuerte impacto en el nivel mundial.

194 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Tabla B.5. Exportaciones de Argentina, Brasil y Estados Unidos de
grano de soja, aceite de soja y harina de soja
2006/07 2007/08 2008/09
Volumen
Porcentaje Volumen Porcentaje Volumen Porcentaje
País Producto (millones t) del total (millones t) del total (millones t) del total
Argentina Grano 9,6 23,2 13,8 30,0 15,2 31,3
Aceite 6,0 14,5 5,7 12,4 5,8 11,8
Harina 25,6 62,3 26,4 57,6 27,7 56,9
Brasil Grano 23,5 60,7 25,4 63,6 25,7 63,5
Aceite 2,5 6,4 2,4 6,0 2,3 5,7
Harina 12,7 32,9 12,1 30,4 12,5 30,9
Estados Grano 30,4 77,5 31,6 76,5 27,8 75,8
Unidos Aceite 0,9 2,2 1,3 3,3 1,0 2,8
Harina 8,0 20,4 8,3 20,2 7,8 21,3

Fuente: USDA, 2009.

Tabla B.6. Consumo de aceite de soja en Estados Unidos,


2006/07-2008/09
2006/2007 2007/2008 2008/2009
Tipo de Volumen Porcentaje Volumen Porcentaje Volumen Porcentaje
consumo (millones t) del total (millones t) del total (millones t) del total
Consumo
industrial
doméstico 1,3 14,9 1,4 16,3 1,4 17,1
Consumo
alimenticio
doméstico 7,2 85,1 6,9 83,7 6,8 82,9
Consumo
doméstico
total 8,4 100,0 8,3 100,0 8,2 100,0

Fuente: USDA, 2009.


Impacto de la producción de soja sobre el uso de la tierra y otros recursos
El cultivo de soja ha sido una de las causas de la deforestación en Brasil, afectando a la zona
ecológicamente sensible de la Amazonia Brasileña y del Cerrado. En Brasil se destinan al
cultivo de soja unos 20 millones de hectáreas. Según Greenpeace (2006), en 2004-05 se des-
truyeron 2 millones de hectáreas de la selva amazónica como consecuencia de la expansión
del cultivo de soja. En Argentina se estima que más del 40 por ciento de las tierras destinadas
a la producción de soja provienen de bosques y sabanas (Dalgaard y otros, 2007).
Respondiendo a la presión ejercida por las organizaciones medioambientales, los prin-
cipales comerciantes de soja que operan en Brasil anunciaron una moratoria de dos años,
que se hizo efectiva en julio de 2006, paralizando el comercio de la soja cultivada en tierras
nuevas deforestadas. La moratoria se extendió un año más en 2008. Las evaluaciones de
campo muestran que incluso con los elevados precios de la soja en 2007 y 2008, la morato-
ria redujo de forma significativa la deforestación consecuencia del cultivo de soja en Brasil
(Gráfico B.4).

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 195


Impacto medioambiental de la producción de soja
Es necesario un número elevado de acres (17) para producir 1.000 galones de biodiésel
de soja (Currie, 2007). La producción de biodiésel de soja requiere un uso intensivo de
la tierra, pues a la hora de moler las semillas se produce mucha más harina que aceite
(20 por ciento de aceite frente a 80 por ciento de harina). Sin embargo, el ratio de de-
manda energética de la producción de biodiésel de soja es menor que el de otros cultivos
oleaginosos.
El biodiésel de soja tiene la capacidad de reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero una media del 65 por ciento con respecto al diésel del petróleo. Esta estima-
ción se basa en las reducciones de carbono en áreas templadas, como Holanda o los Es-
tados Unidos; no tiene en cuenta las emisiones por la conversión de las tierras (Kojima,
Mitchell y Ward, 2007). Si el biodiésel de soja se produce en tierras de bosques converti-
dos, las emisiones de carbono consecuencia de la deforestación sobrepasan con mucho
a las reducciones de los biocombustibles (Fargione y otros, 2008). La soja también con-
tribuye a las emisiones de N2O (un gas de efecto invernadero), debido a la degradación
de los residuos de la cosecha y la fijación del nitrógeno, lo que hace que disminuyan las
reducciones de gases de efecto invernadero del biodiésel de soja (Hill y otros, 2006).

Impacto sobre los recursos hídricos


Después de su establecimiento, la soja puede soportar periodos cortos de sequía. Las
necesidades de agua para una producción máxima son de 450-700 milímetros al año,
dependiendo del clima y de la longitud del periodo de crecimiento.

Gráfico B.4. Precios de la soja y deforestación en la Amazonia brasileña

30,000 $500
$450
25,000
$400
kilómetros cuadrados/año

$350
$ tonelada métrica

20,000
$300

15,000 $250
$200
10,000
$150
$100
5,000
$50

0 $0
00

01

02

03

04

05

06

07

08
20

20

20

20

20

20

20

20

20

Tasa de deforestación Precio de la soja

Fuente: FAO, 2008; INPE, 2009; USDA, 2009.

196 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


La producción de soja puede tener impactos directos sobre los recursos hídricos por
la escorrentía de herbicidas y fertilizantes consecuencia del desbroce de las tierras. Una
conexión interesante entre la producción de soja y los recursos hídricos es la de expor-
tación de «aguas virtuales». En 2004/2005, Argentina empleó 42.500 metros cúbicos de
agua para producir 39 millones de toneladas de soja, el 25 por ciento de las cuáles las
exportó. Argentina es un exportador neto de agua virtual, principalmente como conse-
cuencia de la producción de soja (Mesa Redonda sobre la Soja Sostenible, 2008).

Impacto sobre los recursos edáficos


La soja puede cultivarse en un rango muy amplio de suelos, excepto en los que son muy
arenosos. Los suelos moderadamente fértiles son especialmente apropiados. El pH ópti-
mo del suelo para la soja es de 6,0-6,5 (FAO/AGLW, 2002a).
Los monocultivos a gran escala acaban teniendo una productividad del suelo de-
creciente, ya que el suelo fértil es arrastrado por la lluvia y el viento. Los fertilizantes y
pesticidas provocan contaminación. La producción de soja puede provocar también la
compactación del suelo.

Impacto sobre la biodiversidad


La soja ha sido una de las causas de la deforestación de la selva tropical. El cultivo de
soja puede contribuir directamente a la tala de los bosques; ha tenido un impacto indi-
recto incluso mayor por la vía de ubicarse en tierras agrícolas y pastizales productivos,
desplazando a los ganaderos y a los campesinos de tala y quema más hacia dentro de la
frontera forestal. El cultivo de soja puede también proporcionar un ímpetu económico
y productivo clave para la construcción de nuevas autopistas y proyectos de infraestruc-
tura, lo que puede llevar a la deforestación por parte de otros agentes.

COLZA

La colza (Brassica napus y Brassica rapa), también llamada canola (en el caso de un gru-
po concreto de variedades), es un miembro de la familia de la mostaza y la col, de flor de
color amarillo intenso, adaptada a climas de templados a fríos. Los cultivos de Brassica
son uno de los cultivos más antiguos, que se remonta al año 5000 a.C.
La colza tiene dos variedades, de invierno y de primavera, y dos tipos principales:
variedades doble cero (00, como la canola) y colza con contenido alto erúcico. La canola
es el cultivo de aceite comestible que contiene considerablemente menos del 2 por ciento
de ácido erúcico y cuya harina no contiene glucosinolato. La colza (industrial) alto-
erúcica tiene un contenido de ácido erúcico en el aceite de al menos el 45 por ciento. La
canola es la variedad generalmente empleada para la producción de aceite comestible y
de biodiésel; la colza alto erúcica se emplea en procesos industriales (lubricantes, fluidos
hidráulicos y plásticos) (Boland, 2004).

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 197


Rentabilidad económica y social de la producción de colza
En el nivel global, la colza es una fuente importante de aceite vegetal. Es el aceite vegetal
más ampliamente producido por detrás del de soja y palma (Sovero, 1993). El aceite de
colza se utiliza para una serie de fines, tanto alimenticios (aceite de cocina, mayonesa,
margarina) como industriales (aceites hidráulicos y para calefacción, lubricantes, pro-
ducción de plásticos, cosméticos y jabones). Las semillas de colza contienen entre 40-44
por ciento de aceite (Sovero, 1993). Cuando se refina, puede producir unos 440 litros de
biodiésel por t. El uso del aceite de colza como biodiésel está ya consolidado, principal-
mente en la Unión Europea.
Algunas estimaciones sugieren que entre el 60-70 por ciento del aceite de colza de la
Unión Europea se destina a la producción de biodiésel (Harman, 2007). Fuera de Euro-
pa, en países como China e India, la colza se destina primordialmente a la producción
de aceites alimenticios, si bien esto está comenzando a cambiar, especialmente porque
China está buscando alternativas a los combustibles fósiles.
China es el mayor productor mundial de aceite de colza (Tabla B.7), aunque produce
menos aceite de colza que la Unión Europea. Casi el 85 por ciento de la colza china se
cultiva en la cuenca del río Yangtsé. En Europa, Alemania es el mayor productor y con-
sumidor de aceite de colza, que lo utiliza principalmente como biodiésel para cumplir
los objetivos de reducción de CO2 de la Unión Europea (Yokoyama, 2007). En 2003,
alrededor del 11 por ciento de toda la tierra en Alemania estaba destinada al cultivo de
la colza (Gaya, Aparicio y Patel, 2003). Otros grandes productores de colza son India,
Canadá, Ucrania, Australia y Estados Unidos.
El comercio de semillas implica que el aceite de colza se produce con frecuencia lejos
del país en el que se cultivan las semillas. Japón, por ejemplo, es un gran productor de
aceite de colza, pero la inmensa mayoría de las semillas las importa de Canadá.
En Europa hay unas 220 fábricas capaces de producir alrededor de 17 millones de
t de biodiésel al año. La industria del biodiésel de colza en China está todavía en fase
inicial, con solo dos o tres empresas con capacidad de producción. La Industria de Ad-
ministración de Plantaciones del Ministerio de Agricultura chino ha declarado que chi-
na trabajará para aumentar el área cultivada y la producción, así como para mejorar la

Tabla B.7. Producción mundial de aceite de colza, por productores,


2006/07-2008/09
2006/2007 2007/2008 2008/2009
Volumen Volumen Volumen
(millones Porcentaje (millones Porcentaje (millones Porcentaje
País de t) del total de t) del total de t) del total
UE-27 6,5 38,0 7,6 41,5 8,1 42,0
China 4,1 23,7 3,9 21,2 4,0 20,5
India 2,1 12,5 2,0 10,8 2,0 10,3
Canadá 1,5 8,8 1,7 9,2 1,8 9,0
Japón 0,9 5,2 0,9 4,9 0,9 4,8
Total
mundial 17,1 100,0 18,3 100,0 19,4 100,0

Fuente: USDA, 2009.

198 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


producción mecanizada y la tecnología. Existe también un alto potencial de que la colza
desempeñe papel cada vez más importante en el sector energético doméstico en China
(Harman, 2007).

Impacto económico y social de la producción de colza


Además de producir aceite, la colza es un buen cultivo de cobertura, y la variedad inver-
nal proporciona forraje para el ganado (Boland, 2004). Del subproducto de harina de
colza de la producción de aceite se obtienen unas tortas de colza que se pueden utilizar
como alimento animal. Algunas variedades de colza tienen hojas y tallos comestibles
que se venden como verdura, principalmente en la cocina asiática.
En India, el aceite de colza es el aceite de cocina básico para el 80 por ciento de los
consumidores rurales. En consecuencia, la fluctuación de su precio puede afectar de
manera adversa a la población pobre. Los agricultores pequeños y marginales no se
suelen beneficiar cuando los precios son elevados, ya que la mayoría vende las semillas a
fabricantes de aceite y otros intermediarios (Pahariya y Mukherjee, 2007).
Un informe del Banco Mundial del año 2005 señala que la Agencia Federal de
Medioambiente de Alemania (UBA) llegó a la conclusión de que, desde el punto de
vista medioambiental, el uso de éster metílico de colza (RME) en motores diésel no
presentaba ventajas sobre el uso del diésel moderno obtenido a partir de aceite mineral.
Además, dado que el RME necesita subvenciones para ser competitivo, no tiene mucho
sentido que se utilice como sustitutivo de los combustibles fósiles (Kojima y Johnson,
2005). El aumento de los impuestos sobre el biodiésel para su venta como biodiésel
puro en Alemania (con un incremento previsto desde los 0,09 dólares por litro en 2008
hasta más de 0,65 dólares en 2012) y los altos precios del aceite de colza disminuyeron
las ganancias de los productores, obligando a cerrar fábricas y a los consumidores a
cambiar a combustibles diésel convencionales. Esto ha dejado el camino libre a Francia
para adelantar a Alemania como principal productor de biodiésel de colza en Europa.
Con el fin de contrarrestar el impacto de la subida de impuestos, Alemania ha obligado
a las refinerías a mezclar el biodiésel, pero las empresas argumentan que esta medida ha
supuesto el aumento de la importación de biodiésel subvencionado de Estados Unidos
y otros países (Soyatech, 2007).

Impacto de la producción de colza sobre el uso de la tierra y otros recursos


En el caso de que la creciente demanda de colza por parte del sector de biocombustibles
haga aumentar el precio de la materia prima, se espera que las industrias alimentarias
y de cosmética creen a su vez una demanda de aceites sustitutivos más baratos, siendo
probablemente el aceite de palma el que cubra gran parte de ese hueco. Esto significa
que la colza puede tener una conexión indirecta con los problemas derivados del uso de
la tierra en otros países. Preocupa cada vez más también que la mayor producción de
colza para biocombustibles se dirija en Europa a tierras que habían sido abandonadas, o
separadas de la producción agrícola. Algunas de estas tierras se destinan a usos medio-
ambientalmente aprobados, conocidos como «tierras verdes retiradas». Las actividades
agrícolas en estas tierras pueden reducir el hábitat de la flora y fauna silvestre (en espe-
cial las aves cantoras) (Clover, 2007).

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 199


Impacto medioambiental de la producción de colza
Una de las ventajas principales desde el punto de vista medioambiental del biodiésel
de colza (y del biodiésel en general) sobre el diésel de petróleo es su mayor rapidez de
biodegradación. Un estudio de 1995 muestra que la mezcla de biodiésel de colza con
diésel de petróleo también aumenta la tasa de biodegradación, algo que tiene impli-
caciones positivas para la vida silvestre en el caso de un derrame o vertido (Kojima y
Johnson, 2005).
Las emisiones de gases de efecto invernadero del aceite de colza son menores que
las del combustible fósil (Tabla B.8). Se estima que la media de ahorro de emisiones de
gases de efecto invernadero del diésel de colza es un 49 por ciento superior a la de los
diésel de petróleo, con estimaciones que van desde el 21 al 66 por ciento, si bien estos
cálculos no tienen en cuenta los cambios en el uso de la tierra.
Un estudio de 2008 que investigaba el potencial del biodiésel de colza para reducir
las emisiones de gases de efecto invernadero descubrió que las emisiones de óxido
nitroso (N2O) del biodiésel de colza son de media 1,0-1,7 veces mayores que el
efecto de enfriamiento derivado de la reducción de emisiones de CO2, llevando por
tanto a un incremento estimado del calentamiento global (Crutzen y otros, 2008)3.
Las críticas a este estudio aducen que los autores pasaron por alto las reducciones de
gases de efecto invernadero derivadas de utilizar los subproductos del biodiésel como
alimento de animales o como materia prima adicional del biodiésel (Biopact, 2007e).

Impacto sobre los recursos hídricos


La producción de colza necesita insumos de energía, incluyendo la aplicación de ferti-
lizantes y pesticidas, así como la extracción y procesado del aceite (Yokoyama, 2007).
Estos insumos pueden afectar el uso y calidad del agua.

Impacto sobre los recursos edáficos


La colza se cultiva en suelos con buen drenaje, y tolera moderadamente suelos salinos.
La siembra sin labranza puede minimizar la erosión del suelo provocada por la produc-
ción de colza.

Tabla B.8. Reducciones estimadas de gases de efecto invernadero del


biodiésel de aceite de colza con respecto al diésel convencional
Estudio Porcentaje de reducción
Altener (1996) 66
Levington (2000) 58
ETSU (1996) 56
Altener (1996) 56
Levelton (1999) 51
GM y otros (2002) 49
Noven (2003)a 38
Armstrong y otros (2002) 21

Fuente: AIE, 2004; Kojima y otros, 2007.


a. Solo emisiones de CO2.

200 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Impacto sobre la biodiversidad
Al igual que el maíz, la colza puede contribuir de forma indirecta a la pérdida de biodi-
versidad si, como consecuencia del incremento de los precios de la colza, procesos que
actualmente emplean aceite de colza lo sustituyen por aceite de palma producido en
bosques tropicales que hayan sido talados.

JATROFA

Existen unas 175 variedades dentro del género Jatropha. El cultivo de la Jatropha cur-
cas (piñoncillo), una planta no comestible (y ligeramente tóxica), se está promoviendo
mucho para la producción bioenergética. Se cree que la jatrofa es originaria de América
Latina; hoy en día está presente en casi todo el mundo. Puede crecer en zonas con suelos
pobres o marginales, y sobrevive con poca lluvia. Por este motivo se utiliza como seto en
casas, jardines y campos, y hay interés en utilizarla como biocombustible (DESA, 2007).
Más de 41 países han llevado a cabo ensayos sobre la jatrofa y su cultivo con el fin
de fabricar biodiésel. Los países con los sistemas de cultivo más grandes y desarrolla-
dos son Brasil, China, Ghana, India, Kenia, Mali, Mozambique, Myanmar, Nicaragua y
Filipinas.

Rentabilidad de la producción de jatrofa


La jatrofa despierta gran interés como materia prima para biocombustibles, principal-
mente en África y Asia. La mayoría de las plantaciones de jatrofa están situadas en Asia,
con el 62 por ciento de todas las plantaciones en la región de Asia Oriental y Pacífico, y
el 23 por ciento de la producción en India. En el nivel mundial, el objetivo es aumentar
el número de hectáreas destinadas a la jatrofa desde 936.000 en 2008 hasta 12,8 millones
de hectáreas en 2015 (GEXSI, 2008) (Gráfico B.5). Se espera que una parte importante
de este crecimiento hasta 2015 tenga lugar en Asia (Gráfico B.6)4. También se espera
que Brasil incremente la producción de jatrofa en más de 1 millón de hectáreas de aquí
a 2015 (GEXSI, 2008).
A diferencia de los cultivos de azúcares y almidones, la jatrofa no rinde una cosecha
completa hasta pasados al menos tres o cuatro años. La vida económica de la planta es
de unos 35-40 años (DESA, 2007), aunque se han descrito declives de productividad al
envejecer las plantaciones (Francis, Edinger y Becker, 2005).
Dependiendo del suelo, la precipitación y las condiciones de nutrientes, las planta-
ciones de jatrofa pueden producir 0,5-12,0 t de semillas/hectárea/año, con una menor
producción de semillas en los primeros años. Es frecuente alcanzar una media anual de
producción de semillas en el rango de 3-5 t/hectárea en áreas con buen suelo y precipi-
taciones de 900-1.200 milímetros por año (DESA, 2007). Sin embargo, si la pluviosidad
está en el rango de 500-600 milímetros por año, una estimación realista del rendimiento
es de 1 millón de t/hectárea/año (Jonschaap y otros, 2007). Esta cifra no es probable que
sea económicamente viable, al menos a gran escala.
Muchos análisis científicos obtienen un contenido en aceite de las semillas de jatrofa
del 25-40 por ciento. Las estimaciones de rendimiento de aceite total también varían

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 201


Gráfico B.5. Escala de las plantaciones de jatrofa

14,000
12,800
12,000

10,000

8,000

6,000
4,720
4,000

2,000
936
0
2008 2010 2015
Fuente: GEXSI, 2008

Gráfico B.6. Distribución de las plantaciones de jatrofa, 2008


2%
13%

23%

62%

Asia Oriental y Pacífico Asia Meridional (India)


África América Latina y Caribe
Fuente: GEXSI, 2008

mucho en función de las condiciones climáticas y edáficas. Se están investigando los


rendimientos totales de aceite, y las estimaciones de producción son todavía meras con-
jeturas (Fairless, 2007). La Comisión de Planificación de la India estima que 1 hectárea
de jatrofa tiene el potencial de producir unos 1.300 litros de aceite; los investigadores
del Instituto Central de Investigación Química sobre Productos Químicos Marinos y
Sales (Bhavnagar, India) estiman que la cifra es aproximadamente la mitad5. Las tierras
marginales tendrán unos rendimientos menores que las tierras de mayor calidad.
El coste de producción estimado del biodiésel de jatrofa es de unos 0,50 dólares/l.
Este precio asume que las plantaciones se sitúan en tierras marginales y que no se con-
ceden subvenciones a los agricultores. La venta de los subproductos (como la glicerina
y las tortas de semillas) pueden suponer ingresos adicionales, reduciendo el precio de

202 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


venta del biodiésel a unos 0,40 dólares/l (Francis, Edinger y Becker, 2005)6. Estudios de
casos prácticos, como uno realizado en Sumbawa, Indonesia, encontraron que el precio
real está cerca de los 0,90 dólares/l, con un precio de venta al público nada menos que de
2,20 dólares (debido a la remota ubicación de la planta) (Rismantojo, 2008).
En la mayoría de los países en los que la jatrofa se considera como materia prima
para biocombustible, la infraestructura para su procesado se está desarrollando de for-
ma descentralizada. En India, por ejemplo, se han construido a lo largo de todo el país
centros de recolección de semillas y de prensado de aceite con una capacidad de 4-5 t/
día, con el fin de promover la inversión en áreas remotas (Francis, Edinger y Becker,
2005).
La jatrofa también se puede convertir en biocombustible con carácter comercial
(Francis, Edinger y Becker, 2005). Aunque de momento no se está produciendo biocom-
bustible a partir de la jatrofa a escala comercial, algunas empresas están comenzando a
evaluar qué se necesita para cumplir la normativa sobre combustibles, para disponer del
almacenamiento adecuado y establecer las instalaciones de distribución.

Impacto económico y social de la producción de jatrofa


La jatrofa es un cultivo trabajo-intensivo que se cosecha a mano. En algunas partes del
mundo se considera que la necesidad de mano de obra tiene un impacto social positivo
en las comunidades locales (Greenergy, 2008b). En el escenario ideal, los agricultores
podrían conseguir alrededor de 375 dólares por hectárea, un 50 por ciento más que en la
cosecha de otros cultivos comerciales como el tabaco. El mercado para la jatrofa no está
todavía establecido, y las ganancias en la producción tanto a pequeña escala como a es-
cala comercial son todavía teóricas. En los años 90, en América Central se desarrollaron
grandes plantaciones de jatrofa, pero posteriormente fueron abandonadas como conse-
cuencia de los bajos rendimientos y de unos costes del trabajo superiores a los esperados
(Jongschaap, 2007). Este hecho sugiere que la producción de jatrofa a gran escala podría
tener implicaciones negativas tanto para los agricultores locales como para los inverso-
res (Greenergy, 2008b). La fase de maduración de tres-cuatro años, junto con las incer-
tidumbres sobre su cultivo y comercialización, suponen una barrera importante para
comenzar su cultivo, especialmente para los pequeños agricultores (Rajagopal, 2007).

Impacto de la producción de jatrofa sobre el uso de la tierra y otros recursos


Aunque la jatrofa puede crecer en tierras marginales áridas, lo que reduciría la com-
petencia con la agricultura tradicional, su cultivo es potencialmente más rentable en
tierras mejores. Pero entonces puede desplazar a los cultivos alimenticios.
En algunos países, como por ejemplo India, la mayoría de las tierras baldías se-
leccionadas para la plantación de jatrofa son propiedad colectiva de las aldeas. Estas
tierras proporcionan una gran variedad de bienes, entre ellos alimento, leña, forraje y
madera. El hecho de plantar jatrofa en estas tierras puede provocar dificultades, pues
las plantaciones podrían hacer disminuir el forraje para el ganado sin ofrecer un sus-
titutivo, ya que la jatrofa no es apropiada como alimento del ganado si no es previa-
mente desintoxicada. Además, dado que la jatrofa rinde una cantidad insignificante

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 203


de madera por árbol, puede llevar a una reducción de las fuentes de combustible si el
biocombustible producido a partir de la planta no se consume en la comunidad en la
que se cultiva (Rajagopal, 2007).

Impacto medioambiental de la producción de jatrofa


Los primeros estudios indican que el biodiésel de jatrofa puede reducir las emisiones
de carbono hasta 5 toneladas de CO2 por hectárea de plantación si esta se localiza en
tierras yermas (Tabla B.9); si se arranca la cubierta vegetal, las emisiones de carbono se
pueden incrementar de forma significativa. La biomasa restante después de la extracción
del aceite conseguirá reducir las emisiones de carbono con base en la cantidad de elec-
tricidad que se genere a partir de ella. La torta de semillas resultante de la producción
de biocombustible tiene valor como fertilizante orgánico debido a su alto contenido en
minerales.

Impacto sobre los recursos hídricos


La jatrofa sobrevive con solamente 400-500 milímetros de precipitación anual, y es ca-
paz de soportar periodos largos de sequía (DESA, 2007). Todavía no se han investigado
a fondo cuáles son las necesidades de agua idóneas para el mayor rendimiento posible
de las semillas. Algunos estudios llevados a cabo en India indican que el empleo de
fertilizantes hace que se incremente mucho la producción de semillas (Jongschaap y
otros, 2007).
Por estos motivos, se considera que la jatrofa tiene un buen potencial para ser cul-
tivada en tierras áridas marginales y degradadas, y está previsto cultivarla en ellas. Sin
embargo, dado que los rendimientos aumentan de forma considerable con mayor canti-
dad de agua, existe la posibilidad de que la jatrofa sea irrigada. En climas áridos (como
en India y en partes de África) en los que se está considerando iniciar este cultivo, esto
podría tener un impacto muy grande sobre unos recursos de agua ya de por sí escasos.

Impacto sobre los recursos edáficos


Se está utilizando jatrofa para recuperar tierras ya degradadas como consecuencia de un
pastoreo excesivo o de la pérdida de la capa superficial del suelo. El objetivo es convertir
estas tierras en tierras productivas y detener el avance de la desertificación, especial-
mente en partes de África.

Tabla B.9. Contenido de carbono de la vegetación natural y de la


plantación de jatrofa bajo escenarios alternativos del uso de la tierra
Contenido de carbono Contenido de carbono
de la vegetación de la plantación de Intercambio de
natural jatrofa carbono
(t C/hectárea) (t C/hectárea) (t C/hectárea)
Sin vegetación 0 5 +5
Vegetación escasa 5 5 0
Vegetación media 25 5 -20

Fuente: IFEU, 2008.

204 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Impacto sobre la biodiversidad
Dado que se puede plantar en tierras marginales y degradadas, la jatrofa puede tener
menor impacto sobre la biodiversidad que otros cultivos bioenergéticos. Sin embargo
estos tipos de tierras pueden ser valiosos en términos de biodiversidad, y ésta se vería
reducida si se desbrozan para cultivar jatrofa.
También preocupa que la jatrofa se pueda convertir en una especie problemática si
se planta de forma extensiva. La jatrofa no está incluida en la base de datos Mundial de
Especies Invasoras; sin embargo el Departamento de Agricultura de Australia Occiden-
tal la ha clasificado como especie invasora y ha prohibido su uso para la producción de
biodiésel en ese departamento (ARRPA, 2004).

JOJOBA

Simmodsia chinensis, vulgarmente conocida como jojoba, es un arbusto perenne leñoso


originario de las regiones semiáridas del suroeste de Estados Unidos y del noroeste de
México (Undersander y otros, 1990). La jojoba se cultiva actualmente por toda Sudamé-
rica, así como en Oriente Medio y en el norte de África.
La jojoba se lleva utilizando desde hace siglos. El uso más común era el que le daban
los indios americanos, que extraían el aceite de la semilla para curar heridas. La produc-
ción a gran escala empezó en los años 70, cuando la prohibición de emplear esperma
de ballena llevó a descubrir la gran utilidad de la jojoba para los cosméticos y otros
productos (Undersander y otros, 1990). La República Árabe de Egipto y los Emiratos
Árabes Unidos son los principales países que investigan la posibilidad de utilizar jojoba
como fuente de combustible.

Rentabilidad de la producción de jojoba


El aceite de jojoba se usa en una amplia gama de productos como cosméticos, medica-
mentos, productos alimenticios y lubricantes de automóviles. Los mayores productores
mundiales de jojoba son Estados Unidos y México, y las mayores exportaciones de aceite
se dirigen a Europa y Japón.
La jojoba vive entre 100-200 años, y tolera muy bien las temperaturas elevadas y la
baja humedad. Las temperaturas frías y las heladas reducen mucho el rendimiento de se-
millas. La jojoba normalmente no produce un rendimiento de semillas económicamente
útil hasta el cuarto o quinto año después de su siembra, y los rendimientos se maximizan
alrededor del undécimo año. A diferencia de los cultivos oleaginosos convencionales, la
semilla de jojoba contiene una cera líquida. La cera representa el 50 por ciento del peso
seco de la semilla, y se emplea para producir aceite de jojoba (Selim, n.d.). La jojoba es
única como combustible, pues a diferencia de otros aceites no se rompe a temperaturas
y presión elevadas ni se pone rancia (Selim, n.d.). Es también relativamente pura, no
tóxica y biodegradable (Undersander y otros, 1990).
La producción de semillas es muy variable en un mismo rodal, y varía mucho en
una planta de un año para otro, haciendo difícil predecir los rendimientos totales. Una

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 205


hectárea de jojoba rinde alrededor de 950-2.000 litros de aceite al año (Undersander y
otros, 1990).
En 2003, científicos de una Universidad de Emiratos Árabes Unidos fueron capa-
ces de desarrollar una alternativa al diésel utilizando aceite de jojoba. Su investigación
muestra que la jojoba se puede utilizar pura o en una mezcla de diésel, y puede hacer
funcionar motores diésel con pocas modificaciones (Landais, 2007).
Agricultores egipcios han comenzado a plantar arbustos de jojoba con el fin de utili-
zar su aceite como combustible (Sample, 2003). Sin embargo, el desarrollo de combusti-
ble a partir de la jojoba está todavía en un estado muy inicial, y existen todavía muchas
incertidumbres acerca del potencial de su producción. Además, el precio del aceite de
jojoba es extremadamente elevado, haciendo que su uso como combustible no resulte
económico (Denham y Rowe, 2005).

Impacto económico de la producción de jojoba


Al igual que otros cultivos de tierras áridas, la jojoba ofrece una buena oportunidad de
conseguir un cultivo generador de renta a las comunidades que viven en tierras mar-
ginales que no son apropiadas para la agricultura. La jojoba es una planta sabrosa, y
podría por tanto emplearse como alimento del ganado, si bien el pastoreo acarrea menor
producción de semillas.

Impacto de la producción de jojoba sobre el uso de la tierra y


otros recursos
Si la jojoba se cultiva en regiones muy áridas y en tierras marginales, su competencia
con los cultivos alimenticios preocupa menos que en el caso de otros cultivos para bio-
combustibles. Sin embargo, las tierras marginales tienen a veces un alto valor para las
comunidades locales, existiendo la posibilidad de que la producción de jojoba pueda
alterar los usos tradicionales de la tierra.

Impacto medioambiental de la producción de jojoba


El combustible derivado del aceite de jojoba no produce emisiones de azufre, y produce
menores emisiones de CO2 y hollín que los combustibles diésel convencionales al tiem-
po que los iguala en eficiencia (Selim, n.d.). No existen estadísticas sobre el ahorro neto
de CO2 al utilizar el aceite de jojoba como combustible.

Impacto sobre los recursos hídricos


La jojoba se adapta bien a áreas con precipitación anual en el rango de los 300-450 mi-
límetros. Si se riega y se le aplican fertilizantes crece mejor. Lo que no se sabe es si este
mayor crecimiento lleva a una mayor producción de semillas.

Impacto sobre los recursos edáficos


La jojoba está perfectamente adaptada a condiciones de mucho calor, y florece en tem-
peraturas de hasta 46 °C. Esta habilidad para sobrevivir en ambientes duros y secos,
combinada con la elevada producción de aceite, es una de las razones que llevan a con-

206 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


siderar a la jojoba como una fuente potencial de biocombustibles en países con estas
condiciones climáticas.

Impacto sobre la biodiversidad


La jojoba no está identificada como especie invasora en ninguna de las regiones en las
que ha sido introducida.

PONGAMIA

La pongamia es un árbol fijador de nitrógeno y tamaño medio originario de India, Indo-


nesia, Malasia y Myanmar. Se le conoce por varios nombres, entre ellos panigrahi, haya de
la India, honge y karanja. Se ha introducido con éxito en llanuras húmedas tropicales en
todo el mundo, y en zonas de Australia, China, Nueva Zelanda y Estados Unidos (Daniel,
1997; Scott y otros, 2008).
Es habitual que la pongamia se plante como árbol ornamental y de sombra. Las semi-
llas se utilizan mucho para la extracción de un aceite comercial no comestible conocido
como aceite de karanja. India ha empezado a investigar la posibilidad de utilizar la ponga-
mia como fuente de biocombustibles líquidos (Wani y Sreedevi, n.d.).

Rentabilidad de la producción de pongamia


Los granos de la semilla de Pongamia tienen valor comercial debido a su elevado conte-
nido en aceite, que va desde el 27 hasta el 40 por ciento. El aceite tiene sabor amargo, olor
desagradable y no es comestible, pero se usa habitualmente como combustible para cocina
y alumbrado. También se usa como lubricante, aglomerante de pinturas al agua, pesticida
y como ingrediente para la fabricación de jabones y curtidos. Se sabe que el aceite tiene va-
lor medicinal y se usa para tratar el reumatismo y varios problemas de piel. Ha sido iden-
tificado como una fuente viable de aceite para la creciente industria de biocombustibles.
Al igual que otros muchos árboles, la pongamia no produce semillas de forma inme-
diata. La producción de aceite no es técnicamente viable hasta el cuarto año después de la
siembra. Se sabe que el rendimiento de aceite mediante técnicas de extracción mecánica
está entre el 24-27 por ciento (Wani y Sreedevi, n.d.); si se tritura en las aldeas se consigue
generalmente un rendimiento medio del 20 por ciento (Daniel, 1997). El rendimiento de
semillas de la pongamia es de alrededor de 10-15 kg/árbol, lo que se traduce en 2.000-
4.000 litros de biodiésel/hectárea/año (Daniel, 1997).
Algunas comunidades rurales han producido biocombustible de pongamia a muy
pequeña escala (10-12 kWh/día); todavía no se ha probado la producción a escalas ma-
yores (Recuadro B.2). Con base en algunas cuestiones medioambientales que se descri-
ben más abajo, esta especie puede tener mayor valor para los pequeños agricultores que
para los grandes productores.

Impacto económico y social de la producción de pongamia


Los subproductos de la producción de aceite, especialmente la harina sobrante (tortas
de aceite) tienen gran valor. Contienen hasta un 30 por ciento de proteínas y se usan

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 207


principalmente como pienso suplementario del ganado bovino, ovino y avícola. Las tor-
tas de aceite también se usan como fertilizante orgánico y pesticida natural. Grupos de
mujeres de áreas rurales han generado renta gracias a la venta de aceite de semilla de
pongamia y de tortas de aceite (Wani y Sreedevi, n.d.). Las hojas de pongamia se utilizan
como fertilizante, forraje y como repelente de insectos en los almacenes de granos (Scott
y otros, 2008).

Impacto de la producción de pongamia sobre el uso de la tierra y


otros recursos
La Pongamia pinnata puede cultivarse a pequeña escala en tierras marginales. Es me-
nos probable que compita con cultivos alimenticios que otros cultivos para biocom-
bustibles.

Impacto medioambiental de la producción de pongamia


Originaria de ambientes tropicales y subtropicales, la pongamia puede soportar un
amplio rango de condiciones climáticas. Sin embargo, atrae una gran variedad de pla-
gas y enfermedades (Daniel, 1997). Este hecho hace cuestionar su idoneidad para la
producción de biocombustibles a gran escala, ya que las plantaciones son la manera
más eficiente de producir grandes cantidades de combustibles y los árboles en plan-
taciones son más susceptibles a las enfermedades. Debido a este problema, es posible
que la pongamia se adapte mejor a la producción a pequeña escala por parte de co-
munidades locales.
Un estudio del año 2006 estima que, a lo largo de un periodo de 25 años, un ár-
bol de pongamia puede secuestrar 767 kg de carbono (Tabla B.10). La habilidad de
la pongamia para secuestrar carbono se calculó para 3.600 árboles plantados en la
aldea de Powerguda en India. En el transcurso de siete años, se estima que los árboles
secuestran 147 t de carbono equivalente y rinden alrededor de 51.000 kg de aceite,
resultando un valor total para la aldea de alrededor de 845 dólares (Tabla B.11).

Impacto sobre los recursos hídricos


La pongamia se desarrolla en zonas con una precipitación anual de entre 500-2.500
milímetros. Soporta temperaturas en el rango 1-38 °C. La pongamia crece en una am-

Tabla B.10. Secuestro potencial de carbono por parte de la pongamia


a intervalos de 5 y 10 años
Edad de la pongamia (años) Carbono secuestrado (kg)
5 7
10 72
15 331
25 347
Total 767

Fuente: Wani y otros, 2006.

208 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


plia variedad de suelos, tanto arenosos como arcillosos. Sobrevive a las inundaciones
de agua dulce y salada. Dado que es una especie tolerante a la salinidad y a la sequía,
la Pongamia pinnata se adapta bien a tierras marginales (Daniel, 1997).

Recuadro B.2. Generación de renta de la producción a pequeña


escala de aceite de pongamia

Las comunidades del distrito de Adilabad en Andhra Pradesh, en India, usan


aceite de pongamia como combustible para los generadores de electricidad. A
la cabeza de esta iniciativa están empresas dirigidas por pequeños agriculto-
res, gestionadas principalmente por mujeres. Estas empresas gestionan toda la
cadena, desde la recolección de semillas hasta la extracción del aceite, comer-
cialización y venta del aceite y de los residuos de tortas de aceite. La iniciativa,
comenzada en una zona de Adilabad en 1999 y expandida desde entonces por
todo el estado, ha proporcionado renta y empleo a la población pobre rural,
especialmente a las mujeres.

En una aldea se instalaron dos generadores con capacidad para funcionar


con pongamia, con un coste de 6.000 dólares. El gobierno local pagó este coste
de capital, pero los costes de operación y mantenimiento corrían a cargo del
grupo de mujeres locales. Los generadores necesitan 2 litros de aceite (equi-
valentes a 8 kilos de semillas de pongamia) para producir una hora de elec-
tricidad. Con el fin de cubrir la necesaria cantidad de semillas, cada familia
aporta alrededor de 1 kg de semillas/día (300 kg/año). Para asegurar la oferta
futura de aceite, durante tres años se plantaron en la aldea 30.000 árboles jó-
venes de pongamia (unas 75 hectáreas). Mediante este sistema, la aldea genera
10-12 KW de electricidad para 12 casas y los espacios públicos. El grupo de
mujeres se ha beneficiado mucho de esta iniciativa, y las rentas locales se han
incrementado.

Los ingresos por reducción de emisiones de carbono son un incentivo adi-


cional del programa. En 2003, las emisiones de carbono asociadas con el viaje
a una conferencia del Banco Mundial en Washington, DC, fueron compen-
sadas mediante la compra de reducciones de emisiones de CO2 a la aldea de
Powerguda en el distrito de Adilabad. A la comunidad se le emitió un certifi-
cado por valor de 645 dólares para compensar las 147 toneladas de emisiones
de CO2 estimadas. La transacción fue realizada por 500 PPM, una empresa
de comercio de carbono. El dinero se destinó a la expansión de un vivero de
pongamia.

Fuente: adaptado de D´Silva, 2005.

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 209


Impacto sobre los recursos edáficos
La pongamia es una leguminosa. Sus raíces ayudan a reponer el nitrógeno del suelo, y su
estructura de raíces densas ayuda a controlar la erosión del suelo.

Impacto sobre la biodiversidad


La pongamia tiene una capacidad demostrada para expandirse más allá de su zona de
cultivo. Aunque no está incluida en la lista de especies invasoras, se debe tener cuidado
con dónde se introduce y cómo se gestiona (Low and Booth, 2007).

Tabla B.11. Valor estimado del secuestro de carbono en Powerguda,


India, 2003-12
Rendimiento Rendimiento Valor presente neto
de aceite total de aceite (al 3% de tasa de
Año (kg) (kg) C (t) CO2 eq (t) $ actuales descuento) ($)
2003 0 410 0,32 1,17 6,72 6,72
2004 0 494 0,39 1,41 8,09 7,85
2005 0 590 0,46 1,69 9,66 9,08
2006 0,5 1.125 0,88 3,22 18,43 16,77
2007 1,0 3.600 2,81 10,31 58,97 50,71
2008 1,5 5.400 4,21 15,46 88,45 51,89
2009 2,0 7.200 5,62 20,61 117,94 96,71
2010 2,5 9.000 7,20 26,43 151,24 119,48
2011 3,0 10.800 8,42 30,92 176,90 134,45
2012 3,5 12.600 9,83 36,07 206,39 150,66

Fuente: Wani y otros, 2006.

210 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


NOTAS

1. Según un informe, se llegaron a deforestar 12 millones de hectáreas y se vendió la


madera, pero la plantación de aceite de palma nunca se llegó a realizar (Colchester
y otros, 2006).
2. La semilla de soja genéticamente modificada supone el 90 por ciento de la produc-
ción mundial (100 por cien en Uruguay, 98 por cien en Argentina, 93 por cien en
Paraguay, 91 por cien en Estados Unidos, y 64 por cien en Brasil) (USDA, 2009).
3. El N2O, subproducto del empleo de fertilizantes, es un gas de efecto invernadero
con un potencial medio de calentamiento global casi 300 veces mayor que el del
CO2.
4. Se estima que el crecimiento será de más de 1 millón de hectáreas tanto en India
como en Filipinas, más de 3 millones de hectáreas en Myanmar y más de 5 millones
de hectáreas en Indonesia.
5. En los años 90, en Centroamérica se desarrollaron grandes plantaciones de jatrofa.
Fueron posteriormente abandonadas como consecuencia de los bajos rendimientos
y de unos costes laborales superiores a los esperados (Jongschaap y otros, 2007).
6. Existe gran variación en los costes de producción en función de los costes laborales,
los rendimientos y las distancias de transporte, y se requiere un tratamiento especial
para que las hojas o la harina no sean venenosas y se puedan emplear como forraje
para el ganado.

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA A PARTIR DE CULTIVOS OLEAGINOSOS 211


212 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
APÉNDICE C

Producción de bioenergía
de segunda generación

L
os biocombustibles de segunda generación (también llamados biocombustibles
«avanzados» o «celulósicos») se producen a partir de materias primas lignocelulósi-
cas1. Existen tres fuentes principales de biomasa empleadas para producir biocom-
bustibles de segunda generación: residuos forestales, residuos agrícolas y cultivos energé-
ticos (Tabla C.1). Dada la cantidad de energía disponible en el nivel mundial a partir de
estas tres fuentes, una vez que se perfeccione la tecnología existe un gran potencial para
los biocombustibles de segunda generación.
El etanol celulósico se consigue fragmentando la celulosa a través de su conversión
biológica en azúcares, que pueden a su vez ser fermentados para producir biocombusti-
bles2. También se puede producir a partir de procesos termoquímicos (Gráfico C.1) (Ro-
yal Society, 2008)3.
Se está trabajando en el desarrollo y optimización de las tecnologías de los biocom-
bustibles celulósicos. En mayo de 2008, el Congreso de EEUU aprobó una ley agrícola
que concede subvenciones de hasta el 30 por ciento del coste de desarrollar y construir
refinerías a escala piloto de biocombustibles de segunda generación. Se espera que la ley,
que también concede avales de hasta 250 millones de dólares para construir refinerías a
escala comercial, empuje la comercialización de estos combustibles. El Departamento de
Energía de EEUU ha invertido 385 millones de dólares en seis proyectos de plantas de
etanol celulósico (DOE, 2008).
En 2008, la Comisión Europea elaboró una directiva sobre bioenergía que esboza un
objetivo obligatorio más elevado: que el 10 por ciento de los combustibles de transporte
sean remplazados por biocombustibles en 2020. La directiva incluye a los biocombustibles
de segunda generación como uno de sus componentes. Bajo el Séptimo Programa Marco
de la UE, la Comisión también convocó licitaciones de proyectos de combustibles de se-
gunda generación (OCDE, 2008).

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA DE SEGUNDA GENERACIÓN 213


Tabla C.1. Fuentes de biomasa utilizadas para producir combustibles
de segunda generación
Residuos forestales Residuos agrícolas Cultivos energéticos
■ Residuos de explotación ■ Rastrojos, bagazo y otros ■ Cultivos leñosos perennes
forestal residuos de cosecha
■ Residuos de la gestión ■ Paja de la producción de ■ Pastos perennes
forestal y de operaciones de cereales
limpieza de terreno
■ Eliminación del exceso de ■ Residuos del procesado de
biomasa de los bosques piensos animales
■ Leña extraída de los
bosques
■ Residuos de aserraderos

Fuente: Elaboración propia.

Gráfico C.1. Tecnologías de conversión bioquímica y termoquímica para el


procesamiento de la biomasa celulósica

Almidones y plantas
azúcares oleaginosas
lignocelulosa
residuos residuos

conversión conversión
esterificación
biológica térmica

etanol, butanol, biocombustibles biodiésel,


productos sintéticos, etanol, productos
químicos butanol, metanol, químicos
productos
químicos e
hidrocarburos

Fuente: Royal Society, 2008.

Hay instalaciones de procesado a escala piloto que ya son operativas, especial-


mente en Estados Unidos (Tabla C.2), Europa y Canadá. No se espera que los combus-
tibles celulósicos alcancen una producción a gran escala hasta después de 2010, debido
a que los obstáculos para su comercialización son importantes.

214 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


Tabla C.2. Instalaciones de biocombustibles de segunda generación en Estados Unidos, 2008
Capacidad de producción
Empresa Ubicación (millones de litros al año) Materia prima
Abengoa Nebraska 44 Rastrojos de maíz, paja del trigo, rastrojos de milo, switchgrass y otra
biomasa
Kansas 44
AE Biofuels Montana Pequeña escala Switchgrass, semillas herbáceas, brotes de hierba y tallos de maíz
Bluefire California 68 Residuos verdes, residuos de madera y otros residuos celulósicos urba-
nos (residuos sólidos urbanos)
California 12
California Etanol + Power, LLC California 208 Caña de azúcar; instalación operada con bagazo de azúcar
Coskata Pensilvania 0,2 Materia prima a partir de carbono, incluyendo biomasa, residuos sólidos
urbanos, bagazo y otros residuos agrícolas
DuPont Danisco Cellulosic Tennessee 0,9 Switchgrass, rastrojos de maíz, fibra de maíz y mazorcas de maíz
Ethanol LLC
Ecofin, LLC Kentucky 5 Mazorcas de maíz
Flambeau River Biofuels LLC Wisconsin 23 Astillas de madera blanda, madera y residuos forestales
ICM Inc. Idaho 68 Residuos agrícolas, incluyendo paja de trigo, paja de cebada, rastrojos de
maíz, switchgrass y paja de arroz
KL Process Wyoming 6 Madera blanda, madera de deshecho, incluyendo cartón y papel
Lignol Onnovations/Suncor Colorado 10 Biomasa leñosa, residuos agrícolas, madera dura y blanda
Mascoma Nueva York 19 Biomasa lignocelulósica, incluyendo switchgrass, lodo y virutas de
madera
NewPage Corp. Wisconsin 21 Biomasa leñosa, residuos de molienda
New Planet Energy Florida 30 (1.ª fase), 79 (2.ª fase), Residuos sólidos urbanos; material no reciclable; deshechos de construc-
379 (3.ª fase) ción y demoliciones; residuos de árboles, de jardín y vegetales; y cultivos
energéticos
Pacific Ethanol Oregón 10 Paja de trigo, rastrojos y residuos de chopo

(continúa)

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA DE SEGUNDA GENERACIÓN


215
216
Tabla C.2. (Continuación)
Capacidad de producción
Empresa Ubicación (millones de litros al año) Materia prima
POET Dakota del Sur 0,075 Fibra de maíz, mazorcas de maíz y tallos de maíz
Iowa 118
Range Fuels Inc. Georgia 76 Virutas de madera (mezcla de maderas duras)

DESARROLLO DE LA BIONERGÍA
Verenium Louisiana 5 Bagazo de caña de azúcar, caña energética especial, caña de azúcar alta
en fibra
Florida 136
ZeaChem Oregón 6 Chopos, azúcar, virutas de madera

Fuente: Renewables Fuels Association, 2008.


RENTABILIDAD DE LA PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA
DE SEGUNDA GENERACIÓN

Se ha estimado que los costes de capital de las fábricas de etanol celulósico son de 250-375
millones de dólares para una capacidad de 50 millones de galones al año (frente a 67 mi-
llones de dólares para una fábrica a partir de maíz de tamaño similar) (EIA, 2007). Se cree
que el precio del etanol celulósico en 2030 estará entre 0,25-0,65 dólares/l, asumiendo que
se consiguen avances tecnológicos importantes (Royal Society, 2008).

IMPACTO ECONÓMICO DE LA PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA


DE SEGUNDA GENERACIÓN

Con la rentabilidad actual, los combustibles de segunda generación no pueden competir


con los combustibles fósiles tradicionales. Es probable que los nuevos incentivos y man-
datos gubernamentales impulsen innovaciones tecnológicas que podrían ayudar a incre-
mentar su competitividad en el futuro. Una de tales posibles innovaciones es la produc-
ción de biocombustibles a partir de algas (Recuadro C.1).

IMPACTO DE LA PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA DE SEGUNDA


GENERACIÓN SOBRE EL USO DE LA TIERRA Y OTROS RECURSOS

Los impactos sobre el uso de la tierra de los biocombustibles de segunda generación se


consideran normalmente menores que los de combustibles de primera generación, siem-
pre que se produzcan a partir de residuos forestales y agrícolas. Si se plantan cultivos le-
ñosos o gramíneas de rotación corta sí puede haber implicaciones sobre el uso de la tierra
(ver capítulo 2).
David Tilman, de la Universidad de Minnesota, se pregunta si el etanol celulósico
podría suponer un incentivo para la tala de bosques. Sus cálculos muestran que una típica
hectárea de selva tropical podría proporcionar cerca de 15.000 galones de etanol celulósico
por hectárea, generando ingresos de más de 36.000 dólares y hasta 7.000 dólares de bene-
ficios. En este caso, sería más rentable talar bosques para combustible que plantar cultivos
para combustible como palma de aceite, caña de azúcar o soja en tierras previamente
aclaradas (Butler, 2009).
Si la biomasa para combustibles de segunda generación se produce a partir de cultivos
energéticos, el impacto sobre los mercados de esos cultivos y sobre el uso de la tierra de-
pende enormemente del tipo de uso de la tierra que se esté realizando. Las áreas sensibles
deberían ser excluidas de la conversión para cultivos energéticos o para producción de
biomasa, y deberían minimizarse las emisiones de gases de efecto invernadero generadas
por los stocks de carbono existentes en el suelo. Estos pasos deberían seguirse tanto si la
tierra convertida se emplea directamente para la producción de combustible para bioma-
sa, como para materias primas alimenticias y para piensos

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA DE SEGUNDA GENERACIÓN 217


Recuadro C.1. Producción de biocombustibles a partir de
microalgas

Las algas son ricas en aceite: su contenido de aceite puede sobrepasar el 80 por
ciento, y entre el 20-50 por ciento de su peso es biomasa seca. A diferencia de otros
cultivos, las microalgas crecen rápido, duplicándose generalmente cada 24 horas. Es-
tas propiedades hacen que sean una opción interesante para la producción futura de
biocombustibles. Las microalgas también pueden procesarse para conseguir metano,
biodiésel y biohidrógeno. En la actualidad, el único método de producción de mi-
croalgas a gran escala se realiza empleando estanques de rodadura (estanques ovala-
dos y poco profundos) y fotobiorreactores tubulares (tubos transparentes que maxi-
mizan la exposición a la luz del sol), si bien se están investigando otras alternativas.
Las microalgas crecen por fotosíntesis. Necesitan luz, CO2, agua, sales inorgánicas
y temperaturas constantes de entre 20-30 °C. 100 millones de t de biomasa de algas
fijan unas 183 t de CO2 (que se deben proporcionar al sistema, pues no se fija de la
atmósfera). Una fuente de insumos de CO2 pueden ser las plantas eléctricas, que a
menudo proporcionan CO2 a los productores de algas a un coste mínimo o incluso
sin coste.
La producción de biocombustibles a partir de microalgas es más cara que su
producción a partir de la mayoría de las otras materias primas. El coste estimado de
producir un kilogramo de biomasa de algas es de 2,95 dólares en los biorreactores
y de 3,80 dólares en los estanques de rodadura (estas estimaciones presuponen que
disponen de CO2 a coste cero). Si la capacidad de producción anual de biomasa au-
menta a 10.000 t, el coste de producción por kilogramo se reduce a unos 0,47 dólares
en biorreactores y a 0,60 dólares en estanques de rodadura. Esto se traduce a un coste
estimado de 2,80 dólares por litro para el aceite recuperado de los fotobiorreactores de
biomasa de menor coste.
Si las microalgas se usan para producir biodiésel, se estima que el 3 por ciento
del área total de cultivo de Estados Unidos sería suficiente para producir biomasa de
algas que satisfaga el 50 por ciento de las necesidades de combustible de transporte en
Estados Unidos (tabla). Este terreno es mucho menor que el requerido por cualquiera
de las otras materias primas de biocombustibles.

Tabla rendimiento de aceite de las microalgas


Rendimiento Superficie de Porcentaje del
de aceite tierra necesaria área de cultivo de
Cultivo (litros/hectárea) (M hectáreas) EEUU
Microalgas (70 por
ciento de aceite por
peso de biomasa) 136.900 2,0 1,1
Microalgas (30 por
ciento de aceite por
peso de biomasa) 58.700 4,5 2,5

Fuente: Chisti, 2007.

218 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


IMPACTO MEDIOAMBIENTAL DE LA PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA
DE SEGUNDA GENERACIÓN

Se estima que las reducciones de gases de efecto invernadero derivadas de las tecnologías
de segunda generación son entre el 60-120 por ciento de las de los combustibles tradicio-
nales (OCDE, 2008)4. Es probable que los combustibles Fischer-Tropsch (FT) que utilizan
residuos forestales y de cosechas consigan las mayores reducciones de emisiones. Si en
lugar de residuos se utilizan como materia prima los cultivos energéticos, las reducciones
de emisiones son menores porque se pierde el beneficio de la retirada de residuos. El po-
tencial de reducción de gases de efecto invernadero de los combustibles celulósicos puede
crecer todavía más conforme avance la tecnología (Mabee, 2006).

NOTAS

1. La lignocelulosa (la pared de las células de las plantas) se encuentra en la biomasa.


La lignocelulosa es una matriz compleja hecha de muchos polisacáridos, polímeros
fenólicos y proteínas diferentes.
2. Las tecnologías bioquímicas para la producción de etanol celulósico suponen la hi-
drólisis de la mayor parte de las fracciones de hemicelulosa y celulosa de la biomasa
en azúcares, la fermentación de los azúcares resultantes en etanol, y la concentración
o purificación del etanol por destilación.
3. Las tecnologías de conversión termoquímica generalmente suponen la gasificación
y la subsiguiente conversión catalítica del gas sintetizado resultante en combustibles
líquidos, como el etanol. A este proceso a veces se lo denomina Fischer-Tropsch (FT)
o tecnología gas-a-líquido (GTL).
4. La mejora con respecto a los combustibles tradicionales puede superar el 100 por cien
como consecuencia de los créditos de CO2 de la co-producción de electricidad.

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA DE SEGUNDA GENERACIÓN 219


APÉNDICE D

Producción de bioenergía
de tercera generación

L
a tercera generación de biocombustibles se centra en unos cultivos energéticos
nuevos, diseñados especialmente para conseguir una mayor variedad de materias
primas para biomasa que las generaciones anteriores de biocombustibles (Biopact,
2007a). CGIAR (2008) define a los biocombustibles de tercera generación como aque-
llos conseguidos a partir de cultivos energéticos y de biomasa diseñados de modo que
su propia estructura o propiedades cumplan los requisitos de un proceso concreto de
bioconversión. Los agentes bioconversores (bacterias, microrganismos) son creados por
ingeniería genética para que el proceso de bioconversión sea más eficiente. El propósito
que se encuentra detrás del desarrollo de una tercera generación de biocombustibles
es aumentar la productividad global de los cultivos energéticos para la producción de
biocombustibles, al tiempo que mantener las características físicas y químicas deseables.
Gran parte de las discusiones con respecto a los cultivos de biocombustibles de ter-
cera generación es parecida a las discusiones que existen con respecto a los cultivos de
primera y segunda generación, con la preocupación añadida que rodea a los organis-
mos genéticamente modificados. Este apéndice trata algunos de los asuntos principales
de este debate relevantes a los efectos de las materias primas para biocombustible.
Las investigaciones están identificando las limitaciones fundamentales de la produc-
tividad de las materias primas para biocombustible, y empleando herramientas genó-
micas para atajar esas limitaciones. Se han identificado varios tipos de manipulaciones
genéticas que podrían ayudar a incrementar el rendimiento de biomasa o reducir el
coste de convertir la biomasa en combustible (Ragauskas y otros, 2006; Biopact, 2007d,
2007f). Incluyen las siguientes:

ƒ Manipular la fotosíntesis con el fin de incrementar la captura inicial de energía lumí-


nica para inducir un crecimiento más rápido de la planta.

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA DE TERCERA GENERACIÓN 221


ƒ Incrementar la tolerancia de la planta a condiciones adversas, como suelos ácidos o con-
diciones áridas.
ƒ Manipular los genes involucrados en el metabolismo del nitrógeno, que también pueden
incrementar la producción de biomasa.
ƒ Transferir a plantas cultivadas versiones de genes de defensa de la planta transformados
genéticamente1.
ƒ Aumentar la biomasa general de la planta retrasando o previniendo procesos reproducti-
vos intensivos en energía.
ƒ Aumentar el contenido de azúcar.
ƒ Reducir o debilitar la lignina de la planta con el fin de trocear más fácilmente la materia de
la planta en azúcares.
ƒ Extender una fase de crecimiento de la planta retrasando o acortando la latencia invernal.
ƒ Mejorar la digestión bacteriana o la liberación de azúcar alterando las estructuras de la
lignina y de la celulosa.
ƒ Inyectar enzimas de celulasa en la planta para trocear la materia de la planta en azúcares
que puedan ser convertidos a etanol.

Algunas plantas que están siendo objeto de manipulaciones genéticas con el fin de pro-
ducir biocombustibles son el eucalipto y el chopo, el sorgo dulce y el maíz. Los científicos
están trabajando para secuenciar el genoma de la palma de aceite y de la mandioca para de-
sarrollar cultivos más apropiados para la industria de los biocombustibles (Biopact, 2007d).

Rentabilidad de la producción de biomasa de tercera generación


Estos cultivos están en un estado muy inicial y se estima que al menos hasta dentro de 15
años no puedan utilizarse para la producción de biodiesel. La rentabilidad de los biocom-
bustibles de tercera generación dista de estar establecida. Si se necesitaran menores insumos
para cultivar y procesar los biocombustibles de tercera generación, los costes podrían ser
considerablemente menores que los de los combustibles de primera o segunda generación.

IMPACTO ECONÓMICO DE LA PRODUCCIÓN


DE BIOENERGÍA DE TERCERA GENERACIÓN

Puede ser difícil llevar estos nuevos sistemas a regiones como África, como se ha demos-
trado con las dificultades para establecer variedades mejoradas de alimentos básicos. Con-
sideraciones como el coste de la tecnología deben ser tenidas en cuenta si se quiere que se
beneficie el mundo en desarrollo (Banco Mundial, 2008b).

IMPACTO DE LA BIOENERGÍA DE TERCERA GENERACIÓN


SOBRE EL USO DE LA TIERRA Y OTROS RECURSOS

Dado que los combustibles de tercera generación tienen mayores rendimientos y pro-
cesos de bioconversión más sencillos, se necesitará menos tierra y menos insumos para

222 DESARROLLO DE LA BIONERGÍA


cultivar, cosechar y transformar la biomasa en combustible (Biopact, 2007d). La mejora
de la productividad de los organismos genéticamente modificados puede implicar que
el cultivo de los biocombustibles pueda darse en tierras marginales, no detrayendo así
tierras agrícolas de primera calidad de cultivos alimenticios (FAO, 2003).

IMPACTO MEDIOAMBIENTAL DE LA PRODUCCIÓN


DE BIOENERGÍA DE TERCERA GENERACIÓN

Preocupa el hecho de que cultivos transgénicos puedan transmitir los genes insertados
a otras especies. La evidencia científica y la experiencia de diez años de uso comercial
no apoyan el desarrollo de resistencia en las plagas objetivo o daño medioambiental
derivado del cultivo comercial de transgénicos, tales como el flujo de genes a especies
silvestres emparentadas, siempre que se tomen las salvaguardas adecuadas. A pesar de
este historial, es necesario evaluar caso a caso los riesgos y beneficios medioambientales,
comparando los riesgos potenciales de tecnologías alternativas y tomando en conside-
ración la característica específica y el contexto agroecológico en el que será utilizada
(Banco Mundial, 2008b).

NOTA

1. Esta técnica se ha empleado para hacer que los cultivos crezcan más rápido bajo
estrés por sequía y altas y bajas temperaturas, y para aumentar su capacidad para
sobrevivir a ataques de agentes patógenos.

PRODUCCIÓN DE BIOENERGÍA DE TERCERA GENERACIÓN 223


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242 DESARROLLO DE LA BIOENERGÍA


ÍNDICE

$ SROtWLFDV\REMHWLYRVGHFRQVXPR

aceite de palma Agencia Europea del Medioambiente
9pDVH SURGXFFLyQGHELRHQHUJtD 
GHODFHLWHGHSDOPD Agencia Federal de Medioambiente de
acuerdos de agricultura por contrato Alemania (UBA) 
 Agencia Internacional de la Energía
acuerdos de agricultura por contrato o (AIE) 
de cooperativas  agricultura
9pDVHWDPELpQ SHTXHxRVDJUL 9pDVH FXOWLYRVFRQFUHWRV
FXOWRUHV biocombustibles de segunda gene-
adaptación dentro de las actividades ración ±
agrícolas  biocombustibles frente a la produc-
adaptación fuera de la actividades agrí- ción de alimentos ±
colas  como fuente de biocombustibles
África ±
9pDVH SDtVHVFRQFUHWRV producción de biomasa ±
biomasa como fuente primaria de recursos del suelo y 
combustible  recursos hídricos utilizados por
componentes de la TPES ± la, 
conflictos sobre el uso de la tierra rendimiento de los residuos prima-
 rios y secundarios ±
escenario de base ± residuos de las cosechas 
impactos bioenergéticos ± 
± riesgos para la salud de la, ±
producción y consumo de etanol tala y quema 
± agricultura de subsistencia 
SROtWLFDV\REMHWLYRVGHFRQVXPR agricultura de tala y quema 
 aguas virtuales 
SURGXFFLyQGHPDQGLRFD AIE
± 9pDVH $JHQFLD,QWHUQDFLRQDOGH
producción y consumo del biodié- OD(QHUJtD
sel ± Alemania

ÍNDICE 243
producción y consumo de biodiésel árboles forestales de cultivo corto 
± 
producción y consumo de etanol Argentina
 producción de energía a partir de
América del Norte pellets de biomasa ±
9pDVH SDtVHVFRQFUHWRV producción y consumo de biodiésel
componentes de las TPES  
± REMHWLYRVGHFRQVXPR±
objetivos de renovables  SURGXFFLyQGHVRMD±
opinión pública sobre el desarrollo producción y consumo de etanol
de la bioenergía ± 
perspectivas del consumo de bio- SURGXFFLyQGHFDxDGHD]~FDU
energía en,  
producción de energía a partir de SURGXFFLyQGHPDt]
pellets de biomasa  Asia
producción y consumo de biodiésel 9pDVH $VLD0HULRGLQDO$VLD
± 2ULHQWDO\3DFt¿FR(XURSD\
REMHWLYRVGHFRQVXPR± $VLD&HQWUDO
producción y consumo de etanol Asia Central
± 9pDVH (XURSD\$VLD&HQWUDO
REMHWLYRVGHFRQVXPR± Asia Meridional
rendimientos de residuos primarios 9pDVH SDtVHVFRQFUHWRV
y secundarios ± componentes de la TPES ±
residuos del pulpeo y de la indus- deuda de carbono de los combusti-
tria del papel  bles 
América Latina y Caribe escenario de base ±
9pDVH SDtVHVFRQFUHWRV impactos bioenergéticos 
componentes de las TPES  ±
± objetivo de renovables 
escenario de base ± perspectivas para el consumo de
impactos bioenergéticos  biodiésel en, 
±± plantaciones forestales 
objetivos de renovables  producción y consumo de biodiésel
perspectivas del consumo de bio- ±
energía en,  REMHWLYRVGHFRQVXPR
plantaciones forestales  producción y consumo de etanol
producción y consumo de biodiésel ±
± REMHWLYRVGHFRQVXPR
REMHWLYRVGHFRQVXPR± rendimientos de residuos primarios
producción y consumo de etanol y secundarios ±
± Asia Oriental y Pacífico ±
REMHWLYRVGHFRQVXPR± componentes de la TPES ±
apoyo público al desarrollo de la bio- escenario de base ±
energía ±

244 DESARROLLO DE LA BIOENERGÍA


impactos bioenergéticos  Base de datos de Incentivos Estatales y
± Federales a la Energía Renovable
objetivos de renovables  (DSIRE) 
perspectivas para el consumo de Base de Datos FAOSTAT 
bioenergía en,  Bélgica, producción de electricidad con
producción y consumo de biodiésel pellets de biomasa en, 
± Bélgica y Holanda 
REMHWLYRVGHFRQVXPR 9pDVH 3DtVHV%DMRV
SURGXFFLyQGHMDWURID± bio-aceite prensado en frío 
producción y consumo de etanol biocombustibles celulósicos
± 9pDVH SURGXFFLyQGHHQHUJtDGH
REMHWLYRVGHFRQVXPR VHJXQGDJHQHUDFLyQ
Asociación de Combustibles Renovables biocombustibles líquidos 
 biodiésel ±
Asociación de Combustibles Renovables ELRGLYHUVLGDG
de Canadá  GHDFHLWHVFRPHVWLEOHV
asociaciones empresariales de pequeños GHDFHLWHVQRFRPHVWLEOHV
agricultores  GH¿QLGR
Asociación Mundial de la Bioenergía GHULYDGRVGHODFHOXORVD
(Global Bioenergy Partnership) HQ$PpULFD/DWLQD\&DULEH
 HQ$VLD2ULHQWDO\3DFt¿FR
Australia SHUVSHFWLYDGHO±
componentes de la TPES, ± SROtWLFDV\REMHWLYRVSDUDHO
objetivos de renovables  ±
producción y consumo de bidiésel SUREOHPDVHLPSDFWRVUHODFLRQD
± GRVFRQHO±
REMHWLYRVGHFRQVXPR UHFXUVRVKtGULFRV
SURGXFFLyQGHFRO]D VXEYHQFLRQHV
producción y consumo de etanol WHQGHQFLDDODUJRSOD]R±
± bioetanol ±±
REMHWLYRVGHFRQVXPR definido, 
subvenciones al etanol y al biodiésel impacto medioambiental ±
 
impacto sobre el empleo y el trabajo
% 
impacto sobre el uso de las tierras
Banco Mundial ±
estudio sobre el uso de la tierra impacto sobre la seguridad alimen-
 taria 
opinión pública sobre el desarrollo impacto sobre los medios de subsis-
de la bioenergía y el,  tencia 
sobre el biodiésel de colza  impacto son la tenencia/acceso a las
Bangladesh, consumo de aceite de pal- tierras 
ma en,  impactos sobre la salud 

ÍNDICE 245
preocupaciones con respecto al usos modernos e industriales,
género  ±
retos de adaptación ± LPSDFWRHFRQyPLFR
TPES y,  LPSDFWRPHGLRDPELHQWDO±
viabilidad económica ± LPSDFWRVREUHODWLHUUD\RWURV
biodimetiléter  UHFXUVRV
bioenergía YLDELOLGDGHFRQyPLFD±
contribución a la TPES de la, usos tradicionales para generar
± energía ±
objetivos, políticas e instrumentos, LPSDFWRPHGLRDPELHQWDO±
± LPSDFWRVREUHODVDOXG±
perspectivas del consumo ± LPSDFWRVREUHODWLHUUD\RWURV
producción de biomasa sólida  UHFXUVRV
 YLDELOLGDGHFRQyPLFD±
producción de cultivos oleaginosos biomasa sólida primaria 
 9pDVHWDPELpQ ELRPDVDVyOLGD
tipos, ± definición 
BioEnergy Development Corp (JBEDC) biometanol 
 bioMTBE 
bioetanol bionenergía
9pDVH HWDQRO producción de segunda generación
bioETBE  ±
biogás ± producción de tercera generación
biogasolina  ±
biomasa de la madera  Bonskowski, R. 
9pDVHWDPELpQ ELRPDVDVyOLGD bosques
biomasa sólida ± 9pDVH IRUHVWDO\ERVTXHV
perspectivas de la, ±± Brasil
producción de bioenergía a partir datos de biocombustibles líquidos
de la, ± 
LPSDFWRHFRQyPLFR± deuda de carbono del biocombusti-
LPSDFWRPHGLRDPELHQWDO± ble y, 
LPSDFWRVREUHODWLHUUD\RWURV producción de energía a partir de
UHFXUVRV± pellets de biomasa 
LPSDFWRVRFLDO producción y consumo de biodiésel
YLDELOLGDGHFRQyPLFD± ±
sistemas energéticos a partir de SURGXFFLyQGHMDWURID
pellets de biomasa ± SURGXFFLyQGHVRMD±
LPSDFWRHFRQyPLFR producción y consumo de etanol
LPSDFWRPHGLRDPELHQWDO ±±
LPSDFWRVREUHODWLHUUD\RWURV ±
UHFXUVRV SURGXFFLyQGHFDxDGHD]~FDU
YLDELOLGDGHFRQyPLFD± ±
SURGXFFLyQGHPDt]

246 DESARROLLO DE LA BIOENERGÍA


SURGXFFLyQGHPDQGLRFD Chile, producción de energía a partir de
SURGXFFLyQGHVRUJRGXOFH pellets de biomasa en, 
Burkina Faso, producción de etanol a China
partir del sorgo dulce en,  biomasa como fuente primaria de
combustible en, 
& competencia por el uso de la tierra
en, 
cadena de valor de la producción del objetivos de renovables 
carbón vegetal  perspectiva del consumo de bio-
caldera de recuperación  energía en, 
calidad del aire  producción de calor y electricidad
cambio climático 
9pDVH LPSDFWRPHGLRDPELHQWDO producción de pellets de biomasa
impacto de la producción de ener- 
gía a partir de biomasa sólida en producción y consumo de biocom-
el, ± bustibles 
impacto de los biocombustibles  producción y consumo de biodiésel
±± ±
opinión pública sobre el, ± FRQVXPRGHDFHLWHGHSDOPD
Canadá REMHWLYRVGHFRQVXPR±
opinión pública sobre el desarrollo SURGXFFLyQGHFRO]D
de la bioenergía ± SURGXFFLyQGHMDWURID
producción de energía a partir de SURGXFFLyQGHVRMD
pellets de biomasa producción y consumo de etanol
± 
producción y consumo de biodiésel SROtWLFDVGHFRQVXPR\REMHWLYRV
± 
SURGXFFLyQGHFRO]D± SURGXFFLyQGHFDxDGHD]~FDU
producción y consumo de etanol 
 SURGXFFLyQGHPDt]
Canadian Renewable Fuels Association SURGXFFLyQGHPDQGLRFD
 SURGXFFLyQGHVRUJRGXOFH
carbón recursos hídricos y desarrollo de los
combustión conjunta con, ± biocombustibles 
contaminación del aire y,  Climate Decision Makers, encuesta, 
generación de electricidad  Climate Neutral Gaseous y Liquid
producción de EEUU  Energy Carriers (GAVE), Países
TPES y,  Bajos 
carbono negro  cocinas mejoradas
Caribe desarrollo rural 
9pDVH $PpULFD/DWLQD\&DULEH emisiones de gases de efecto inver-
Centro para la Investigación Forestal nadero y, 
Internacional (CIFOR)  leña para, 
producción de biocarbón y, ±

ÍNDICE 247
uso tradicional de la biomasa sólida Costa Rica, producción de aceite de
primaria y, ± palma en, 
cocinas solares  coste de oportunidad
Colombia rastrojos forestales 
conflictos sobre el uso de la tierra recolección de leña 
 Croacia, objetivo de biocombustibles
producción y consumo de biodiésel líquidos en, 
 cultivos
SURGXFFLyQ\FRQVXPRGHDFHLWH 9pDVH DJULFXOWXUD
GHSDOPD± cultivos concretos
producción y consumo de etanol 9pDVH DJULFXOWXUD
 cultivos de carbohidratos
SURGXFFLyQGHFDxDGHD]~FDU 9pDVH FXOWLYRVFRQFUHWRV

combustibles fósiles '
9pDVHWDPELpQ FRPEXVWLEOHV
FRQFUHWRV Database of State and Federal Incentives
producción de biocombustibles y, for Renewable Energy (DSIRE)
 
ratio de energía  deforestación 
TPES y,  dendrocombustibles
combustibles nucleares  9pDVH OHxD
combustión conjunta Departamento de Energía de EEUU 
centrales eléctricas ± 
emisión de gases de efecto inverna- desarrollo rural
dero y,  desarrollo de la bioenergía y, ±
en explotaciones madereras y de en Asia Oriental y Pacífico ±
combustibles  
comercio neto de electricidad  generadores diésel para suministro
Comisión Indonesia de Aceite de Palma de electricidad 
(IPOC)  producción de electricidad a partir
conflictos sobre el uso de la tierra  de biomasa sólida 
Congo
9pDVH 5HS~EOLFD'HPRFUiWLFD (
GHO&RQJR
Consejo Europeo del Biodiésel  Ecodiésel Colombia 
contaminación del aire  ecosistema de manglar 
contaminación del aire en interiores  Ecuador, producción de aceite de palma
Convención de Naciones Unidas contra en, 
la Desertificación  eficiencia de conversión de la biomasa
conversión directa de tierras  frente a los combustibles fósiles
Corea 
9pDVH 5HS~EOLFDGH&RUHD empleo
en América Latina y Caribe 

248 DESARROLLO DE LA BIOENERGÍA


impacto de la biomasa sólida sobre Estándar de Combustible Renova-
el, ± ble 
producción de biocombustibles Opinión pública sobre el desarrollo
líquidos  de la bioenergía ±
producción de etanol del sorgo producción de biocombustibles de
dulce  segunda generación 
sistemas energéticos de pellets de producción de energía a partir de
biomasa  pellets de biomasa ±
encuesta Eurobarómetro  producción y consumo de biodiésel
Encuesta Harris sobre desarrollo de la ±
bioenergía  REMHWLYRVGHFRQVXPR
energía de las mareas  SURGXFFLyQGHFRO]D±
energía eólica  SURGXFFLyQGHMRMRED
energía geotermal  SURGXFFLyQGHVRMD±
energía renovable VXEYHQFLRQHV
9pDVHWDPELpQ ELRFRPEXVWLEOHV producción y consumo de etanol
FRQFUHWRV ±
incentivos  SURGXFFLyQGHPDt]±
opinión pública sobre, ± VXEYHQFLRQHV
políticas y objetivos para, ± Estándar de Combustible Renovable de
 EEUU 
residuos urbanos  estiércol como fuente de biomasa 
TPES y,  
energía solar  estufas
escenario de crecimiento lento de los 9pDVH FRFLQDVPHMRUDGDV
biocombustibles ± estufas de cocina
escenario de mejora del comercio de los 9pDVH FRFLQDVPHMRUDGDV
biocombustibles  etanol ±±
escenario seguir igual para los biocom- a partir de cultivos de almidón 
bustibles ± Asia Oriental y Pacífico ±
España definido, 
producción y consumo de biodiésel en América Latina y Caribe
 ±
producción y consumo de etanol perspectivas para el, ±±
 políticas de consumo y objetivos
especies invasoras  ±
esquemas de producción por contrata problemas e impactos relacionados
 con el, ±
Essent  producción de caña de azúcar 
Estados Unidos ±
datos biocombustibles  producción de maíz ±
deuda de carbono del biocombus- producción de mandioca ±
tible  producción de palma nipa ±


ÍNDICE 249
producción de sorgo dulce ± incentivos a los biocombustibles
 líquidos y, 
recursos hídricos  producción de biocombustibles
subvenciones  
tendencia a largo plazo ± producción de energía a partir de
TPES y,  biomasa sólida ±
Europa y Asia Central recursos hídricos empleados en la
9pDVHWDPELpQ SDtVHVFRQFUHWRV transformación de los biocom-
componentes de la TPES ± bustibles 
datos de biocombustibles líquidos residuos 
 Federación Nacional de Cultivadores de
escenario de base  Palma 
impactos bioenergéticos  Federación Rusa, perspectivas del con-
 sumo de bioenergía en la, 
objetivos de renovables  fertilizantes 
opinión pública sobre el desarrollo fijación del nitrógeno 
de la bioenergía  Filipinas
perspectivas para el consumo de producción y consumo de biocom-
bioenergía  bustibles 
producción de energía a partir de producción y consumo de biodiésel
pellets de biomasa ± SURGXFFLyQGHDFHLWHGHSDOPD
producción y consumo de biodiésel 
± SURGXFFLyQGHMDWURID
REMHWLYRVGHFRQVXPR producción y consumo de etanol
producción y consumo de etanol SROtWLFDVGHFRQVXPR
± SURGXFFLyQGHPDQGLRFD
REMHWLYRVGHFRQVXPR Fischer-Tropsch, definida, 
rendimientos de residuos primarios FO Licht 
y secundarios  Food and Agriculture Organization
Evaluación del Impacto del Ciclo de (FAO)
Vida  9pDVHWDPELpQ 2UJDQL]DFLyQ
SDUDOD$OLPHQWDFLyQ\OD$JUL
) FXOWXUD
forestal y bosques
FAO biocombustibles de segunda gene-
9pDVH 2UJDQL]DFLyQSDUDOD$OL ración ±
PHQWDFLyQ\OD$JULFXOWXUD como fuente de biomasa ±
fase de distribución e incentivos de los empleo ±
biocombustibles ± plantaciones ±
fase de procesado procesados de residuos 
9pDVH IDVHGHWUDQVIRUPDFLyQ rastrojos forestales 
fase de recolección ± recursos edáficos y, ±
fase de transformación uso tradicional de la biomasa sólida
primaria y, 

250 DESARROLLO DE LA BIOENERGÍA


Francia generadores diésel para suministro de
producción y consumo de biodiésel electricidad
 9pDVH ELRGLpVHO
producción y consumo de etanol Ghana, producción de jatrofa en, 
 gramíneas cultivadas para la producción
bioenergética 
* Green Gold Label 
Grupo Quantum de Australia 
gases de efecto invernadero (GEI) Guatemala, producción de caña de
biocombustibles de segunda gene- azúcar en, 
ración y, 
combustión conjunta y,  +
impacto de los biocombustibles 
producción de biocarbón  hollín 
producción de biodiésel de colza
y,  ,
producción de biodiésel de jatrofa
y,  IEA Task 40 on Sustainable Internatio-
producción de biodiésel de soja y, nal Bioenergy Trade 
 9pDVHWDPELpQ $JHQFLD,QWHUQD
produccíon de biomasa sólida para FLRQDOGHOD(QHUJtD $,(
energía y, ± impacto económico de la producción de
producción de etanol de maíz y, bioenergía
± 9pDVH LPSDFWRHFRQyPLFR\
producción de etanol de mandioca VRFLDOGHODSURGXFFLyQGHELR
 HQHUJtD
usos tradicionales de la biomasa biocombustibles líquidos ±
y,  en África ±
gases de vertedero  en América Latina y Caribe 
gas natural  en Asia Meridional ±
GEI en Asia Oriental y Pacífico ±
9pDVH JDVHVGHHIHFWRLQYHUQD 
GHUR en Europa y Asia Central 
generación de electricidad perspectivas ±
centrales de pequeña escala en producción de bioenergía de la
áreas rurales  biomasa sólida 
combustión conjunta con biomasa producción de bionergía de segun-
sólida ± da generación 
en Asia Oriental y Pacífico  producción de bionergía de tercera
gas natural  generación 
generadores diésel para,  producción de jojoba 
sistemas de pellets de biomasa  impacto económico y social de la pro-
generación de renta ducción de bioenergía
9pDVH HPSOHR biodiésel de aceite de palma 

ÍNDICE 251
biodiésel de colza  producción de bioenergía del sorgo
biodiésel de jatrofa  dulce 
biodiésel de pongamia ± producción de bioenergía de segun-
biodiésel de soja ± da generación 
biomasa sólida ± producción de bioenergía de tercera
etanol de caña de azúcar ± generación 
etanol de mandioca ± sistemas energéticos basados en
etanol de palma nipa ± pellets de biomasa ±
etanol de sorgo dulce  usos modernos e industriales de
impacto medioambiental de la produc- la biomasa sólida para energía
ción de la bioenergía ±
biocombustibles líquidos ± usos tradicionales de la biomasa
 sólida para energía ±
desarrollo de la bioenergía  impacto medioambiental del tratamien-
en África  to de residuos 
en América Latina y Caribe impacto sobre el uso de la tierra y otros
± recursos de la prroducción de
en Asia Meridional  bioenergía 
en Asia Oriental y Pacífico ± biocombustibles líquidos ±
 ±±
en Europa y Asia Central  en África ±
producción de bioenergía de la en América Latina y Caribe 
biomasa sólida ± en Asia Meridional ±
producción de bioenergía de la en Asia Oriental y Pacífico,
caña de azúcar  ±
producción de bioenergía del aceite en Europa y Asia Central, ±
de palma ± producción de bioenergía de bio-
producción de bioenergía de la masa sólida, ±
colza ± producción de bioenergía de la
producción de bioenergía de la caña de azúcar ±
jatrofa ± producción de bioenergía del aceite
producción de bioenergía de la de palma ±
jojoba ± producción de bioenergía de la
producción de bioenergía de la colza ±
mandioca  producción de bioenergía de la
producción de bioenergía de la jatrofa ±
palma nipa  producción de bioenergía de la
producción de bioenergía de la jojoba 
pongamia ± producción de bioenergía de la
producción de bioenergía de la soja mandioca 
± producción de bioenergía de la
producción de bioenergía del maíz palma nipa 
± producción de bioenergía de la
pongamia 

252 DESARROLLO DE LA BIOENERGÍA


producción de bioenergía de la soja impacto sobre los recursos hídricos de
 la producción de bioenergía
producción de bioenergía del maíz biocombustibles 
 biodiésel de aceite de palma 
producción de bioenergía del sorgo biodiésel de colza 
dulce ± biodiésel de jatrofa 
producción de bioenergía de segun- biodiésel de jojoba 
da generación  biodiésel de pongamia ±
producción de bioenergía de tercera biodiésel de soja ±
generación  biomasa sólida ±
sistemas energéticos a partir de etanol de caña de azúcar 
pellets de biomasa  etanol de maíz ±
usos modernos e industriales de etanol de mandioca 
la biomasa sólida para energía etanol de palma nipa 
± etanol de sorgo dulce 
usos tradicionales de la biomasa impactos sobre la biodiversidad de la
sólida para energía  producción de bioenergía
impacto sobre la biodiversidad de la biocombustibles 
producción de bioenergía producción de aceite de palma 
producción de biomasa sólida  
producción de caña de azúcar  producción de colza 
producción de maíz  producción de jatrofa 
producción de mandioca  producción de jojoba 
producción de palma nipa  producción de pongamia 
producción de sorgo dulce  producción de soja 
impacto sobre la salud de la producción impactos sobre la salud de la produc-
de bioenergía  ción de bioenergía 
impacto sobre los recursos edáficos de la incentivos
producción de energía biocombustibles líquidos ±
biocombustibles ± biomasa sólida 
biodiésel de aceite de palma  sistemas de energía a partir de
biodiésel de colza  pellets de biomasa 
biodiésel de jatrofa  incentivos de apoyo a los biocom-
biodiésel de jojoba ± bustibles líquidos en la fase de
biodiésel de pongamia  distribución 
biodiésel de soja  incentivos de mercado para los biocom-
biomasa sólida ± bustibles líquidos 
desarrollo de la bioenergía  India
etanol de caña de azúcar  generación de electricidad a peque-
etanol de maíz  ña escala en zonas rurales 
etanol de mandioca  perspectivas del consumo de la
etanol de palma nipa  bioenergía en, 
etanol de sorgo dulce  producción y consumo de biodiésel
producción de biocarbón ± 

ÍNDICE 253
REMHWLYRVGHFRQVXPR iniciativas multilaterales ±
SURGXFFLyQGHDFHLWHGHSDOPD Instituto Central de Investigación Quí-
 mica sobre Productos Químicos
SURGXFFLyQGHFRO]D± Marinos y Sales (Bhavnagar,
SURGXFFLyQGHMDWURID± India) 
SURGXFFLyQGHSRQJDPLD Instituto del Servicio Forestal de las Islas
± del Pacífico de EEUU 
producción y consumo de etanol Instituto Nacional de Investigación
 Agrícola de la India 
SROtWLFDVGHFRQVXPR\REMHWLYRV intensidad de carbono 
 intensidad de energía
SURGXFFLyQGHFDxDGHD]~FDU pellets de biomasa 
 producción de energía de la bioma-
SURGXFFLyQGHVRUJRGXOFH sa sólida 
recursos hídricos y desarrollo de los usos tradicionales de la biomasa
biocombustibles  sólida 
uso de la biomasa como fuente pri- Italia, producción y consumo de biodié-
maria de combustible en,  sel en, 
Indonesia
biomasa como fuente primaria de -
combustible 
conflictos sobre el uso de la tierra Japan-Myanmar Green Energy 
 Japón
deuda de carbono de los biocom- componentes de la TPES, ±
bustibles e,  objetivo de renovables 
producción de calor y electricidad produccíon y consumo de biodiésel
 ±
producción y consumo de biocom- SURGXFFLyQGHFRO]D
bustibles ± producción y consumo de etanol
producción y consumo de biodiésel ±
 REMHWLYRVGHFRQVXPR
REMHWLYRVGHFRQVXPR± Junta Nacional del Biodiésel 
SURGXFFLyQGHDFHLWHGHSDOPD
±± .
producción y consumo de etanol
SROtWLFDVGHFRQVXPR Kenia, producción de jatrofa en, 
SURGXFFLyQGHPDQGLRFD
ingeniería genética ± /
Iniciativa de Biocombustibles de la
UNCTAD  leña
Iniciativa de Subvenciones Mundiales como fuente de biomasa 
 como opción energética que se
Iniciativa para una Mejor Caña de pueden permitir 
Azúcar  coste de oportunidad de recoger 

254 DESARROLLO DE LA BIOENERGÍA


definición  ±
impacto medioambiental  9pDVHWDPELpQ HPSOHR
plantaciones  Mesa redonda sobre Aceite de Palma
licor negro ± Sostenible 
lignocelulosa  Mesa redonda sobre Biocombustibles
LMC International Ltd.  Sostenibles 
Mesa redonda sobre Soja Sostenible 
0 México
producción de caña de azúcar para
maíz etanol 
9pDVH SURGXFFLyQGHPDt]SDUD producción de jojoba 
ELRHQHUJtD producción de maíz 
Malasia producción de sorgo dulce para
competencia sobre el uso de la etanol 
tierra en,  producción y consumo de soja 
deuda de carbono de los biocom- miscanthus 
bustibles y,  Mozambique, producción de jatrofa en,
producción y consumo de biocom- 
bustibles  mujeres
producción y consumo de biodiésel 9pDVHWDPELpQ SUHRFXSDFLRQHV
 FRQUHVSHFWRDOJpQHUR
REMHWLYRVGHFRQVXPR± conflictos sobre el uso de las tierras
SURGXFFLyQGHDFHLWHGHSDOPD y las, 
± uso tradicional de la biomasa sólida
producción y consumo de etanol y las, 
SROtWLFDVGHFRQVXPR Myanmar,producción de jatrofa en,
SURGXFFLyQGHSDOPDQLSD 
Malaysian Palm Oil Board 
Mali, producción de jatrofa en,  1
mandatos de mezcla ±
materias primas Nepal, objetivos de consumo de biodié-
incentivos para promover los bio- sel en, 
combustibles líquidos y,  Nicaragua
políticas de consumo de etanol y, producción de etanol de caña de
 azúcar 
producción de biodiésel  producción de jatrofa 
± Nigeria
recursos hídricos utilizados por, produccción de mandioca 
 producción de palma nipa para
medidas de apoyo etanol, 
9pDVH LQFHQWLYRV\VXEVLGLRV producción de sorgo dulce para
mercado de trabajo para la producción etanol 
de biocombustibles líquidos niños y usos tradicionales de la biomasa
sólida 

ÍNDICE 255
Norteamérica óxido nitroso 
9pDVH $PpULFDGHO1RUWH
Norte de África 3
9pDVH 2ULHQWH0HGLR\1RUWHGH
ÈIULFD Pacífico
Nueva Zelanda 9pDVH $VLD2ULHQWDO\3DFt¿FR
componentes de la TPES, ± Países Bajos
objetivos de renovables  producción y consumo de biodiésel
producción y consumo de biodiésel, ±
± producción y electricidad a partir
REMHWLYRVGHFRQVXPR de pellets de biomasa 
producción y consumo de etanol programa Netherlands´ Climate
±± Neutral Gaseous y Liquid Energy
REMHWLYRVGHFRQVXPR Carriers (GAVE) 
Pakistán
2 consumo de aceite de palma 

objetivos de consumo objetivos de consumo de biodiésel
biodiésel ± 
etanol ± producción de caña de azúcar 
oferta mundial de energía primaria, Papúa Nueva Guinea, producción de
total primary energy supply aceite de palma en, 
(TPES) pequeños agricultores
contribución de la bioenergía asociaciones empresariales de, 
± 
definición ± conflictos sobre el uso de la tierra
Organización de Naciones Unidas para y, 
el Desarrollo Industrial (UNI- en África 
DO)  en América Latina 
Organizaciones No Gubernamentales en Asia Meriodinal 
(ONGs)  en Asia Oriental y Pacífico 
Organización Mundial de la Salud  producción de de aceite de palma
Organización para la Alimentación y la ±
Agricultura ± producción de pongamia 
Oriente Medio y Norte de África Perú, políticas de consumo de etanol 
componentes de las TPES ± pesticidas 
escenario de base ± petróleo
impactos bioenergéticos  producción de electricidad 
± seguridad energética 
objetivos de renovables  TPES y, 
producción y consumo de biodiésel Pioneer Bio Industries Corp. de Malasia
± 
producción y consumo de etanol plantaciones de acacias 
± plantaciones de biomasa 

256 DESARROLLO DE LA BIOENERGÍA


plantaciones de chopos  en Asia Oriental y Pacífico ±
plantaciones de eucaliptos  
plantaciones de pinos  impacto económico y social
Plataforma Internacional de Bioenergía ±
 impacto medioambiental 
políticas sobre el consumo de biocom- impacto sobre el uso de la tierra y
bustibles otros recursos 
biodiésel ±± objetivos de consumo de etanol y,
etanol ± 
mandatos de mezcla ± problemas e impactos relacionados
preocupaciones con respecto al género con la, ±
conflictos sobre el uso de la tierra rentabilidad de la, ±
y,  producción de bioenergía del aceite de
impacto de biomasa sólida  palma ±
impacto de los biocombustibles biodiversidad y, 
líquidos sobre,  en África ±
uso tradicional de la biomasa sólida en América Latina y Caribe,
y,  ±
Proceedings of the National Academy of en Asia Oriental y Pacífico ±
Sciences  
producción de alcohol para bioenergía impacto de la producción de aceite
9pDVH HWDQRO de palma ±
producción de biocombustibles a partir impacto medioambiental ±
de microalgas  impactos económico y social 
producción de biodiésel a partir de resi- 
duos de aceites animales  impacto sobre el uso de la tierra y
producción de bioenergía a partir de otros recursos ±
cultivos oleaginosos  problemas e impactos relacionados
colza ± con la, ±
impacto sobre el uso de las tierras producción de biodiésel 
 
jatropha ± rentabilidad de la, ±
jojoba ± producción de bioenergía de la colza
pongamia ± en Asia Oriental y Pacífico 
soja ± impacto económico y social 
producción de bioenergía a pequeña impacto medioambiental ±
escala  impacto sobre el uso de la tierra y
producción de bioenergía de la caña de otros recursos 
azúcar  problemas e impactos relacionados
en África ± con la, ±
en América Latina y Caribe producción y consumo de biodiésel
± 
en Asia Meridional  rentabilidad de la, ±
producción de bioenergía de la jatrofa

ÍNDICE 257
biodiversidad y,  impacto sobre el uso de la tierra y
en África ± otros recursos 
en Asia Meridional  problemas e imapctos relacionados
en Asia Oriental y Pacífico ± con la, ±
 rentabilidad de la, 
en tierras marginales y degradadas producción de bioenergía de la ponga-
 mia
impacto económico y social  biodiversidad y, 
impacto medioambiental  en Asia Meridional 
impacto sobre el uso de la tierra y impacto económico y social
otros recursos ± ±
obligando a los agricultores a plan- impacto medioambiental ±
tar en Myanmar  impacto sobre la tierra y otros
problemas e impactos relacionados recursos 
con la, ± problemas e impactos relacionados
producción de biodiésel  con la, ±
rentabilidad de la, ± rentabilidad de la, 
producción de bioenergía de la jojoba producción de bioenergía de la soja
impacto medioambiental ± en América Latina y Caribe 
impacto sobre el uso de la tierra y 
otros recursos  impacto económico y social
problemas e impactos relacionados ±
con la, ± impacto medioambiental ±
rentabilidad de la, ± impacto sobre el uso de la tierra y
producción de bioenergía de la man- otros recursos 
dioca problemas e impactos relacionados
en África  con la, ±
en Asia Oriental y Pacífico ± producción y consumo de biodiésel
 
impacto económico y social rentabilidad de la, 
± producción de bioenergía del maíz
impacto medioambiental  costes de la, ±
impacto sobre el uso de la tierra y en Asia Oriental y Pacífico 
otros recursos  impacto económico ±
problemas e impactos relacionados impacto medioambiental ±
con la, ± impacto sobre el uso de la tierra y
rentabilidad de la, ± otros recursos 
seguridad alimentaria y,  problemas e impactos relacionados
producción de bioenergía de la palma con la, ±
nipa rentabilidad de la, ±
biodiversidad y,  seguridad alimentaria y, 
impacto económico y social  producción de bioenergía del sorgo
impacto medioambiental  dulce
biodiversidad y, 

258 DESARROLLO DE LA BIOENERGÍA


en África ± como fuente de bioamasa ±
en Asia Oriental y Pacífico ± desarrollo rural y, 
 problemas de sostenibilidad 
impacto económico y social  producción y consumo de biodiésel 
impacto medioambiental  
impacto sobre la tierra y otros políticas y objetivos 
recursos ± producción y consumo de etanol
problemas e impactos relacionados ±±
con la, ± políticas y objetivos para el consu-
rentabilidad de la, ± mo ±
producción de bioenergía de segunda producción de mandioca 
generación productos derivados del petróleo 
a partir de microalgas  9pDVHWDPELpQ FRPEXVWLEOHV
desarrollo de la,  IyVLOHVFRQFUHWRV
impacto económico de la,  Programa de Naciones Unidas para el
impacto medioambiental  Medioambiente (UNEP) 
impacto sobre el uso de la tierra y Programa de Reservas de Conservación
otros recursos  (EEUU) ±
instalaciones en Estados Unidos de, Programa Mundial de Especies Invaso-
± ras 
opinión pública sobre la, 
rentabilidad de la,  5
producción de bioenergía de tercera
generación Raval Paper Mills 
definida,  Red de Políticas de Energía Renovable
impacto económico  
impacto medioambiental  Reino Unido
impacto sobre el uso de la tierra y producción y consumo de biodiésel
otros recursos ± 
rentabilidad de la,  recursos hídricos utilizados por los
producción de biomasa y sector privado cultivos energéticos 
 Renewable Transport Fuel Obliga-
producción de calor tion (RTFO) 
a partir de residuos de procesos Renewable Transport Fuel Obligation
industriales  (RTFO, UK)) 
combustión conjunta y,  República Bolivariana de Venezuela
en Asia Oriental y Pacífico  políticas de consumo de etanol 
energía de biomasa tradicional para República de Corea
la,  objetivos de consumo de biodiésel
gas natural  
pellets de biomasa ± producción y consumo de etanol
producción y consumo de biodiésel 
 República Democrática del Congo
producción de carbón vegetal producción de mandioca en la, 

ÍNDICE 259
residuos sistemas integrados de gestión de pesti-
industriales  cidas (IPM) 
postconsumo  sostenibilidad
producción de biodiésel a partir de la producción de carbón vegetal
de residuos de aceites vegetales 
± del desarrollo de la bioenergía
producción de bioenergía a partir ±
de ± subvenciones
urbanos  biocombustibles líquidos 
residuos de aceites vegetales ± ±
residuos del pulpeo (licor negro) ± biomasa sólida 
residuos industriales  producción de aceite de palma 
residuos in situ  sistemas de energía a partir de
residuos postconsumo  pellets de biomasa 
residuos primarios ± Sudáfrica, producción de etanol en,
residuos secundarios ± 
residuos urbanos  Sudamérica y la Mesa redonda sobre la
retos de adaptación  Soja Sostenible 
revista Science sobre el impacto medio- 9pDVHWDPELpQ $PpULFD/DWLQD\
ambinental del etanol de maíz &DULEH
 Suecia, producción y consumo de eta-
nol, 
6 Suiza, subvenciones al biodiésel en, 
suministro de electricidad
salinización de las aguas subterráneas 9pDVH JHQHUDFLyQGHHOHFWULFLGDG
 switchgrass 
secuestro de carbono 
seguridad alimentaria ± 7
seguridad energética 
serrín para pellets de biomasa  Tailandia
Servicio Agrícola Exterior del USDA  producción y consumo de biocom-
Servicio Forestal de EEUU  bustibles 
sistemas energéticos basados en pellets producción y consumo de biodiésel
de biomasa SURGXFFLyQGHDFHLWHGHSDOPD
emisiones de gases de efecto inver- 
nadero  producción y consumo de etanol
impacto económico  SURGXFFLyQGHFDxDGHD]~FDU
impacto medioambiental ± 
impacto sobre la tierra y otros SURGXFFLyQGHPDQGLRFD
recursos  ±
producción de calor y electricidad Tanzania
± cocinas mejoradas en, 
viabilidad económica ± producción de carbón vegetal en,


260 DESARROLLO DE LA BIOENERGÍA


tecnología de gasificación  opinión pública sobre el desarrollo
tecnologías de conversión termoquími- de la bioenergía ±
ca ± perspectiva del consumo de bio-
tierras contaminadas energía en, 
9pDVH WLHUUDVGHJUDGDGDV producción de bioenergía a partir
tierras degradadas de pellets de biomasa 
mejora de la fertilidad del suelo en, producción y consumo de biodiésel
 
producción de bioenergía en,  REMHWLYRVGHFRQVXPR
 SURGXFFLyQGHDFHLWHGHSDOPD
producción de jatrofa en,  
tierras marginales SURGXFFLyQGHFRO]D
fertilidad del suelo en,  VXEYHQFLRQHV
producción de bioenergía en,  producción y consumo de etanol
 ±
producción de jatrofa en,  REMHWLYRVGHFRQVXPR
producción de mandioca  rendimientos de residuos primarios
Tilman, David  y secundarios ±
Tomlinson, G.H.,  Universidad de Emiratos Árabes Unidos
transpiración  
transporte usos industriales de la biomasa sólida
coste de transporte de la biomasa 9pDVH XVRVPRGHUQRVHLQGXV
sólida ±± WULDOHVGHODELRPDVDVyOLGDSDUD
de pellets de biomasa  HQHUJtD
producción de carbón vegetal  usos modernos e industriales de la bio-
tratamiento de residuos, impacto masa sólida para energía
medioambiental  cambios en el uso de la tierra 
impacto económico 
8 impacto medioambiental ±
±
Ucrania, producción y consumo de impacto sobre la tierra y otros
colza en,  recursos 
UN Energy  viabilidad económica ±
Unión Europea (UE) usos tradicionales de la biomasa sólida
9pDVHWDPELpQ SDtVHVFRQFUHWRV para energía
biocombustibles de segunda gene- impacto medioambiental ±
ración y,  impacto sobre la salud 
componentes de la TPES ± impacto sobre la tierra y otros
Estrategia de la UE para los Biocar- recursos 
burantes  perspectivas del consumo de los,
importaciones de bioamasa sólida 
 viabilidad económica ±
objetivo de renovables 

ÍNDICE 261
9 World Energy Outlook (AIE) 
World Wildlife Fund (WWF) ±
vehículos híbridos ±
 =
Venezuela
9pDVH 5HS~EOLFD%ROLYDULDQDGH Zambia, producción de etanol de sorgo
9HQH]XHOD dulce en, 
viabilidad económica
biocombustibles líquidos ±
producción de bioenergía de la
biomasa sólida ±
producción de bioenergía de la
caña de azúcar ±
producción de bioenergía del aceite
de palma ±
producción de bioenergía de la
jatrofa ±
producción de bioenergía de la
jojoba ±
producción de bioenergía de la
mandioca ±
producción de bioenergía de la
pongamia ±
producción de bioenergía de la soja
±
producción de bioenergía del sorgo
dulce ±
producción de bioenergía de maíz
±
producción de bioenergía de segun-
da generación 
producción de bioenergía de tercera
generación ±
produccón de bioenergía de la colza
±
sistemas de energía de pellets de
biomasa ±
usos modernos e industriales de
la biomasa sólida para energía
±
usos tradicionales de la biomasa
sólida para energía ±

262 DESARROLLO DE LA BIOENERGÍA


ÍNDICE 263
ECO-AUDITORÍA
Declaración de Beneficios Medioambientales
El Banco Mundial está comprometido con la conservación de los bosques y re-
cursos naturales en peligro. La Oficina de Publicaciones ha decidido imprimir
Desarrollo de la Bioenergía en papel reciclado con el 30 por ciento de residuos
postconsumo, siguiendo las normas recomendadas de uso de papel establecidas
por la Green Press Initiative, un programa sin ánimo de lucro que apoya a las
editoriales en el uso de fibras que no provengan de bosques en peligro. Para más
información, visiten www.greenpressinitiative.org.

264 DESARROLLO DE LA BIOENERGÍA


La bioenergía ha sido enormemente importante desde que nuestros antepasados
comenzaron a utilizar leña para cocinar y para calentarse por las noches. Las formas
tradicionales de bioenergía –la leña y el estiércol de vaca– son todavía una fuente
primaria de combustible en muchas zonas rurales y para la población pobre. Los usos
más modernos de la energía –el etanol y el biodiésel para el transporte o los pellets de
madera para calefacción, entre muchos otros– constituyen una gran promesa, pero
generan también mucha polémica.

Este libro proporciona una perspectiva general sobre los desarrollos de la bioenergía.
Examina los efectos principales y las posibles implicaciones socioeconómicas de
estos, así como sus potenciales impactos sobre el uso de la tierra y el medioambiente,
en especial con respecto a los bosques. Los autores ofrecen una introducción a la
bioenergía, proporcionan los antecedentes y el panorama general de la biomasa sólida
y de los biocombustibles líquidos, y examinan los retos y oportunidades a niveles
regionales y de país. También analizan los impactos potenciales de los tipos concretos
de bioenergía.

Desarrollo de la bioenergía no pretende ser definitivo en asuntos como el impacto


de la bioenergía sobre el precio de los alimentos, pero sí menciona las ventajas y
desventajas que deberían tenerse en cuenta a la hora de considerar las políticas de
bioenergía. Los autores ofrecen las siguientes cinco conclusiones:

• La biomasa sólida continuará siendo una fuente de energía principal y no debería


ser pasada por alto.
• Los desarrollos de la bioenergía tendrán grandes implicaciones sobre el uso de las
tierras.
• A la hora de considerar las políticas de bioenergía resulta fundamental tener en
cuenta sus ventajas e inconvenientes –en relación con la pobreza, la equidad y el
medio ambiente, entre otros–.
• Existe un potencial considerable de hacer un mayor uso de los residuos de la
explotación forestal y maderera como materias primas para bioenergía.
• No están claros los impactos del desarrollo de la bioenergía sobre el cambio climático,
y dependen enormemente de su ubicación y de la materia prima empleada.

ISBN 978-84-15506-60-7

gondo banco mundial

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