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MAGA VILLALON G ET A mis hijas Catalina, Marta Fernanda y Javiera, para que lo vuelvan a contar. ‘Maga Villalon Delfin de Color LS.BN: 978-956-12-2323-3, Pedicin: junio 2012 Obras Escogidas LSB. 978-956-12-2324-0, 3*edicién: junio de 2012. Direccién editorial: José Manvel Zaitart. Direccién de arte: Juan Manuel Neira Direceiéin de produccién: Franco Giordano, ©2011 por Magaly Villain Fuentes. Inscripeién N® 208.423. Santiago de Chile. Derechos exclusivos de edicién reservados por Empresa Editora Zig-Zag, S.A. Editado por Empresa Editora Zig-Zag, S.A Los Conquistadores 1700, Piso 10. Providencia, ‘Teléfono 810 7400, Fax 810 7455, wwwzigzag.cl / E-mail: zigeag@zigzag.cl ‘Santiago de Chi Impreso en Ry R Impresores Curitanca 771. San Miguel. ‘Santiago de Chile. Tribrujas Hu. una vez una bruja llamada Catuja. Vivia en un loft muy moderno, en medio de una gran ciudad. Su tinica compania era su mascota, ‘Tot6, una gata angora blanca muy regalona y dormilona. Su casa estaba decorada solo con colores blanco y negro. Los espacios eran muy amplios y sus muebles habjan sido disefiados por el mejor decorador. Ademas, usaba todo tipo de artefactos que le hacian mas cémoda su vida: horno microondas, frazada eléctrica, un plasma Maga Villalén, de 42 pulgadas, purificador de aire, computador, correo electrénico, internet, teléfono celular, tarjetas de crédito... Su cama era un comodo box spring de tres plazas. Catuja usaba vestidos negros a la moda y sombreros de acuerdo a la temporada del afio. Se cortaba y tefifa el pelo color negro “ala de cuer- vo”en la peluqueria mas elegante de la ciudad. Por las noches, antes de dormir, se entretenia leyendo novelas de misterio, a la luz de un rayo léser. Le gustaba pasear por los sébados nocturnos iluminados de neén. Viajaba por los cielos a bordo de una aspiradora de Ultima generacién, con quince cambios automaticos, que podia volar hasta trescientos kilémetros por hora. E.... una vez una bruja llamada Maruja. Vivia en un granero abandonado, en medio de verdosas montaiias y al lado del rio. Su tni- ca compaiifa era su mascota, Cipriano, un gato montés muy hurafio y agresivo. Su casa estaba muy deteriorada, los muros de adobes habian resistido el paso del tiempo yde los terremotos. Sus tinicos muebles consistian en cajones vacios de duraznos y tomates, canas- tos, un barril aceitunero, unos cuantos sacos de papas y fardos de alfalfa. Su cama estaba hecha de heno fresco. 8 ‘Maga Villalon, Maruja siempre usaba vestidos largos y le en- cantaba remendarlos con parches de distintos colores, aunque no estuvieran rotos. Llevaba el pelo atado en dos trenzas. Usaba también un gorro de espantapdjaros, calcetines de lana y ojotas. Por las noches, antes de dormir, se entretenia leyendo cuentos de terrora la luz de un chonchén. Le gustaba pasear por las cielos, cuando la luna nueva se perfilaba entre los cerros. Viajaba a bordo de una escoba de curahuilla, que no volaba a més de treinta kilometros por hora. Tribrujas | que se érase una bruja llamada Jajuja. Vivia en una casita muy colorida al lado del mar, en medio de los roquerios. Su tinica com- pafifa era su mascota, Luna Gatuna, una gata gris vagabunda y comilona. Su casa era muy htimeda, el mar la golpeaba constantemente. Las ventanas eran “ojos de buey” sacados de un barco viejo. Sus escasos muebles consistian en un par de batiles, canastos vacios, y un tablén grueso que habia encontrado en el mar. Su cama estaba hecha de redes viejas, colgadas a modo de hamaca. un Maga Villalon, Jajuja usaba casi siempre jardineras de plastico amarillas, que la protegfan de las olas. El pelo lo llevaba atado en una cola de caballo. Usaba también gorro de lana y botas azules de agua. Por las noches, antes de dormir, se entretenfa leyendo poemas de amor a la luz de un cabo de vela, puesto en una antigua botella de ron. Le gustaba pasear por los cielos cuando la luna se reflejaba en el mar. Viajaba a bordo de un temo con motor a gasolina, a velocidad maxima de sesenta kilémetros por hora. 2 ‘Maga Villalén L. bruja Catuja se despertaba al escuchar el sonido de su teléfono celular, programado como reloj despertador a las 7:00 de la maiiana; aunque algunas veces era el canto de los wpa del Parque Forestal, el que interrumpia su suefio . Catuja se quitaba el antifaz de seda negra que protegia sus ojos de la luz y se lanzaba cama abajo. Luego preparaba su bafiera de hidromasajes con saleg del Mar Negro, pétalos de rosas de Francia, incienso de la India y encendia velas negras a su alrededor. Después, disfrutaba del bafio mientras se frotaba el cuerpo con un cepillo anticelulitis. “4 Tribrujas Acostumbraba a desayunar con leche descre- mada y pan negro. No hacia aseo en su casa, porque vivia feliz utilizando todo tipo de articulos desechables, que no se tenfan que lavar, secar o guardar. Apretaba un botén y se purificaba el aire, pulsaba otro y se aspiraba el polvo. Detestaba todo tipo de “bichos”; al tinico que soportaba, aparte de su gata, era al mouse inalambrico de su computador. Catuja era una bruja que sanaba todos los hechizos de magia negra que aquejaban a los habitantes de la gran ciudad y sus alrededores. En su computador Ilevaba un registro minu- cioso y detallado de cada uno de sus pacientes. Diagnéstico, tratamiento, duracién del mismo, medicamentos, avances, visitas, sistema de atencion (telef6nico, por e-mail, facebook, twitter © personal), forma de pago (efectivo, tarjeta de crédito o cheques). Sus labores diarias comenzaban después de desayunar. Se sentaba frente al notebook y re- visaba sus archivos, su e-mail, twitter y facebook 5 Maga Villalén, para organizar su dia y ver qué clientes tenia que visitar 0 contactar: 1. Dofa Maria Ignacia, al otro lado del rio: Consumismo. 2. Don Juan José, a la vuelta de la esquina: Depresién. 3. La joven Antonia, a los pies del cerro San Luis: Mal de amores. 4. Las hermanas Smith, tres cuadras més arriba: Mal de Parkinson. 5. Laanciana Marfa de las Nieves, al lado del tio: Soledad. 6. El pequerio Nicolds, vecino de dofia Marfa de las Nieves: Ataques de hipo. 7. Doijia Anita, la de las parcelas: Crisis de panico. 8. Don Crescente de los Rios, duefio de una vifia: Piedras en la vesicula. 9. Dofta Berta y su marido, en la Vertiente de las Animas: Tenfan sucia el aura. 10. La familia Errazuriz, los padres y sus diez chiquillos, sufrian de vértigo. Ellos vivian en un elegante departamento en el piso 21. 16 ‘Todos los dias, Catuja tenfa una interminable cantidad de trabajo. Los hechizos de los brujos de ciudad eran demasiados y cada noche entra- ban por la red, por el teléfono, en los autos, en el metro, en las oficinas, en las casas y en todos los ncones, como un diluvio de maldiciones sobre s habitantes de la gran ciudad. Cada dia, antes de salir, Catuja debia contestar un cerro de correos electrénicos, miles de cartas, cientos de Ilamadas telefénicas, responder los mensajes de facebook, “twittear” los disgndsticos, hacer el horéscopo para el diario, la radio y la te- levision y solo algunas noches, cuando le quedaba tiempo, podia montar sobre su aspiradora magica, para salir en vuelo desde el balcon a atender a un nte preferente y encumbrarse por los cielos nubosos de smog, reflejando su imagen apresurada ‘en algtin rascacielos de cristal. W L. bruja Maruja se levantaba al alba, ape- nas cantaba el gallo y el primer rayo de luz se asomaba por la cordillera. Maruja se despertaba y se lanzaba cama abajo, se sacudia los restos de paja del pelo y bajaba corriendo al rio. Se baiiaba con jab6n de afrecho, para no contaminar el agua, y se cepillaba la es- palda con un cepillo de crin de caballo. Luego desayunaba con leche fresca de murciélago y pan de cebada. No hacia aseo en su casa, porque vivia feliz acompafiada de arafias del trigo, arafias 18 de rinc6n y arafias pollito, que dormian placida- mente dentro de los sacos y canastos. Maruja era una bruja que sanaba todos los males que sufrfan los lugareiios y los vecinos de varias hectareas a la redonda. Ella tenfa un cuaderno muy ordenado, en el que anotaba el nombre de s personas atormentadas por algtin embrujo. ‘ipo de hechizo, tratamiento, medicinas, avances, visitas, hora de atencién a domicilio, forma de pago (gallinas, verduras, pan amasado, queso de cabra, huevos frescos y frutas de la estaci6n). Sus labores cotidianas comenzaban después de desayunar, repasaba la lista de embrujados, interpretaba los mensajes que le traia el eco en las montajias, el viento, la Iluvia 0 los recados que se transmitfan boca a boca; asi se enteraba de a qué personas debia visitar: 1. Dojia Eduvigis, al otro lado del rio: Estreni- miento. 2. Don José Maria, ala vuelta de la loma: Alu- cinaciones. La nifia Maria, a los pies del Cerro Verde: Mal de ojo. 9 ‘Maga Villalén 4. Las hermanas Campos, tres lomas mas alla: Mal de empacho. 5. Laabuela Maria de las Mercedes, al lado del Estero Negro: Nubes en los ojos. 6. El pequefio Segundo, vecino de dofia Marfa de las Mercedes: Atontado de susto. 7. Dofia Rosa, la de las chacras: Bizca por copu- chenta. 8. Don Clemente Flores, cuidador de la vifia: Callos y juanetes 9. Dofia Eulalia y su marido, en la Cascada de los Muertos: Penaduras. 10. La familia Rios, los padres y sus diez chiquillos, sufrian de terror, ya que su casa en la punta del cerro era apedreada inexplicablemente desde el cielo . Tribrujas ‘Todos los dias habia una incesante cantidad trabajo, las brujas del cerro Manquehua eran demasiadas. Sus hechizos de magia negra caian por las noches como Iluvia de estrellas sobre los »scasos habitantes del caserio. Diariamente, Maruja debia cargar un saco con hierbas, pociones, menjunjes y oraciones magicas, para ir en ayuda de los embrujados. Revisaba su escoba, se daba un impulso con la ojota sobre el suelo reseco y emprendia el vuelo sobre los cerros. En las aguas del rio se reflejaba una bruja verde con un saco enorme en sus espaldas. L. bruja Jajuja se despertaba en cuanto es- cuchaba los primeros graznidos de las gaviotas, que se peleaban por un jurel de plata brillando ala luz del sol. Jajuja se levantaba, acomodaba la hamaca y bajaba saltando de roca en roca a bafiarse en su piscina natural de agua de mar. Usaba jab6n verde de algas compactadas, se frotaba la espalda con una esponja marina y se daba masajes en los pies con piedra pémez. 2 Tribrujas Luego desayunaba con leche de loba marina y pan de luche. No hacia aseo en su casa, porque vivia feliz con las jaibas, caracoles, estrellas y soles de mar, que cada noche llegaban a dormir a su casa con la marea alta. Jajuja era una bruja que sanaba a la gente que estaba enferma por culpa de algun maleficio. Ella atendia a los habitantes del pueblo y de las islas cercanas. Tenfa una bitacora en la que dia a dia anotaba el nombre de las personas que se encontraban bajo los efectos de algiin embrujo. Forma de deshacer el hechizo, tra- tamientos, remedios, avances, visitas, horarios de atencién, urgencias, abonos y pagos por sus servicios (pescado frito, caldillo de congrio, empanadas de machas con queso, cebiches y mariscales). Sus labores cotidianas comenzaban después de desayunar, recogia las botellas con mensajes que le Ilegaban via maritima y las cartas que la gente metia por las rendijas de la puerta. Agregaba los nuevos pacientes en su bitdcora y organizaba su dia: ‘Maga Villalén, 10. Dofia Florencia, al otro lado de la caleta: Jaqueca. Don Juan, a la vuelta de la esquina: Insomnio. La nifia Juana, a los pies de la Roca del Pirata: Loca de remate. Las hermanas Tapia, tres islas mas all4: Sar- pullidos y comezén. La abuela Meche, al lado del muelle viejo: Tiritones y escalofrios. El pequefio José, vecino de dofia Meche: asfixia por asma. Dojia Aleja, la de la caleta: Mareos con nau- seas. Don Manuel Tapia: Cuidador de las lanchas, sabafiones en los pies y orejas. Dofia Juana y su marido, en la Quebrada de los Suspiros: Melancolia y Ilantos compul- sivos. La familia Pérez, los padres y sus diez chiquillos, sufrian sonambulismo; cada noche vagaban dormidos por la playa, hasta detenerse en la punta del muelle. 4 Tribrujas Todos los dias habfa una cantidad de trabajo cesante, los brujos del mar eran demasiados, llegaban por las noches en barcos fantasmas o en botes invisibles, arrojando sobre el poblado maleficios perversos. Cada dia, antes de salir, Jajuja revisaba el mo- tor de su remo, el combustible y la direccin del viento; llenaba un morral con botellas de agua marina, jaleas, algas, pocién de cochayuyo y pelos de sirena, para aliviar los males de los embrujados. Aceleraba su remo para salir volando a ras del mar. Sobre las olas, se reflejaba, desdibujada, una bruja azul. 23 Maga Vllalin 6.3 mafiana, mientras Catuja revisaba su e-mail de embrujados, la gata Tots, se dirigfa con desgano ala cocina a comer“Alimento para gatos”. Lo habia comido durante sus siete vidas de gata y estaba muy aburrida de comer siempre lomismo. Asi es que apenas podfa, se arrancaba por el balcén a merodear en los tejados, mirar por las ventanas, hurguetear en las despensas, pero lo tinico que comfan los gatos del sector era“Alimento para gatos” 26 Maga Villalén Un dia, con su vecino el gato Romano, se arrancaron al mercado y comieron todo tipo de mariscos y pescados. Se dieron un banquete que duré hasta la madrugada. Volvieron a casa y quedaron botados, durmiendo a pata suelta, en el balcén del loft donde vivia Toto, Cuando Catuja los encontré, casi se muri6, Tomé en sus brazos a la gata y la subié a su aspiradora. Volaron de urgencia contra el trafico aéreo y la interné en la Clinica para Gatos. Toto solo recuerda que volvié a su casa muy adolorida y llena de parches. A la bruja loca se le habia ocurrido operarla, decia que no queria tener su hermoso loft lleno de gatos. La mantuvo en cama por siete dias y siete noches, la acosté en su canasto, envuelta en la frazada eléctrica. Le ponfa el termémetro digital cada una hora y le revisaba y desinfectaba la Operacién, cada quince minutos. En esa ocasi6n varié un poco la comida. Le daba” Leche descremada para gatos”, “Alimento en polvo para gatos”, “Sopa para 28 Tribrujas atos”,“Verduras deshidratadas para gatos”, y otras cuantas” Variedades para gatos”. Pobre Toté, cada vez que se le ocurria“hacer 1 agosto”, debia afrontar las consecuencias. ‘Maga Villalon €.:. mafiana, mientras Maruja revisaba su lista de embrujados, el gato Cipriano salfa al campo a desayunar. Cipriano se metfa en todos los rincones, en las bodegas, trepaba en los arboles, intruseaba en las casas de los campesinos, hasta que encontraba y cazaba alguna rata de cola larga. Estos ratones eran sus favoritos, ya que él era inmune al hanta. Los habia comido durante sus siete vidas de gato montés, y si alguna vez se sentia mal de la guata, su ama, la bruja Maruja, le preparaba infusiones 30 Tribrujas de aguas de hierbas tan“ guacalas”, que cuando se daba un banquete y quedaba tan gordo que no se podia mover, preferia desaparecer por unos dias de su casa. Cuando Cipriano regresaba, Maruja lo atoraba con purgantes, para desinfectarle el estémago, y lo bafiaba a la luz de la luna, en una mezcla de agua de pantano con vinagre. Después lo arro- paba envuelto en un cuero de macho cabrio y le ponja un guatero con agua caliente en la barriga. El tratamiento anti-tifia y anti-ratones de cola larga era muy estricto; el gato debia permanecer en cama durante siete dfas y siete noches. Ade- ms, cada ocho horas, la bruja le embutia una cucharada de aceite de ricino. Pobre Cipriano, cada vez que se le ocurria“ha- cer su agosto”, debia afrontar las consecuencias. 31 ‘Maga Villalén Tribrujas entonces se arrancaba al pueblo a vagabundear por los tejados y basureros. Comia lo que encon- traba y compartfa con otros gatos vagabundos. liso si, sabia que al llegar a casa, Jajuja le daria su racidn de aceite de bacalao, que era lo que mas odiaba en el mundo. Se habia tragado a fepafiadientes tres cucharadas, durante todos Jos dias de sus siete vidas de gata. Cada vez que Luna Gatuna trasnochaba, Jajuja Ja embetunaba en una mezcla de aceite quemado ide motor de remo, revuelto con jaleas frescas arrojadas por la marea. Ademés, la envolvia en ‘tina frazada vieja y le ponia una botella con agua faliente en las patitas. Asf le evitaba la tifa y las Pulgas. Pobre Luna Gatuna, cada vez que se le ocurria hacer su agosto”, debia afrontar las consecuencias. €.:: mafiana, mientras Jajuja revisaba su bitacora de embrujados, la gata Luna Gatuna olfateaba hacia el mar empinada sobre una roca. Era hora de comer y partia dando brincos de roca en roca, hasta llegar a la caleta. Alla se daba una comilona con restos de pescados y mariscos, que eran arrojados a las gaviotas. La gata se los disputaba a punta de arafiazos; por lo que siempre estaba llena de picotones. Algunas veces habian demasiados pajarracos y las sobras de comida no alcanzaban para ella; 32 3B Maga Villalon, Saris estaba aburrida de su vida en la ciu- dad. Todos los dfas lo mismo, levantarse, revisar su e-mail de personas embrujadas, sanar a unas cuantas; pero cada dia le costaba mas deshacer los hechizos, parecia que los brujos de la red se multiplicaban y no querian que la gente viviera sana y feliz. De pronto parecfa que todos los males recaian sobre ella. Le molestaba el sonido del teléfono celular, el bafio no le producia ningtin placer, la espuma no hacia burbujas, la esponja anticelulitis 34 Tribrujas parecfa aspera, las velas se apagaban repenti- namente y el humo del incienso la ahogaba. La leche descremada le parecia demasiado aguada y pan negro con sabor a plastico. Iba a revisar su correo electrénico y el computador se bloqueaba; internet parecia demasiado lento. Fue a la peluqueria a repasar su teflido“negro ala de cuervo’y le quedé color“rata de alcantari- lla”. Se compré otro vestido negro y cuando lleg 4 ponérselo, no le subja el cierre y se acortaba magicamente. ‘Traté de escribir el hordscopo del dia, pero los astros la habfan abandonado. Buscé en la Enciclopedia Virtual, pero el CD de Magia Negra arrojaba error tipo 666, el de Magia Roja era ilegible y el de Magia Blanca no lo revisé, porque se lo sabia de memoria. Se puso a volar por las redes de internet y ha- 16 por skype con su tia bisabuela, que vivia en ‘Transilvania. Le conté acerca de sus dias grises. Para alegrarla, su tia le envio por e-mail, una foto que guardaba desde cuando sus sobrinas 35 Maga Villalon bisnietas, eran nifias. Catuja bajé la foto y se emocion6 hasta las légrimas. Era una fotografia en blanco y negro, que retrataba a tres pequefias brujas de ocho afios, vestidas enteras de negro, con sombreros de punta, zapatos con hebillas relucientes y tres escobas diminutas. La miré atentamente, y se dio cuenta que, en segundo plano, aparecian sus padres, don Clemente y dofia Clementina, grandes brujos que en tiem- Pos pasados le dejaron en herencia a sus hijas la hechiceria y la magia de sanar. 36 Se secé las lagrimas con un paiiuelo desechable; por sus mejillas habia corrido el rimmel negro. Pens6 en Maruja y Jajuja, sus otras dos her- manas trillizas, a las cuales no vefa desde que cada una habfa volado para hacer el bien a algtin lugar del mundo. ‘Tuvo la intencién de enviar un e-mail a sus her- manas, pero recordé que no tenian computador, ni teléfono, ni correo electrénico ni nada. Decidié entonces visitar a Jajuja, menor que ella tan solo por cuatro minutos. 37 Maga Villalén Un par de dias junto a ella le harfan muy bien, va Jajuja era muy divertida y le alegrarfa la vida. Lo mejor serfa enviarle una carta aviséndole de su viaje. Sacé una pluma de avestruz de un sombrero de su cléset, la unté con tinta negra de impresora y escribié lo siguiente: Luego escribié en el sobre: Pego el sobre con un sticker, salid al balcén y agarré de un ala a una paloma que dormitaba en una cornisa. Le amarré la carta en una pata con cinta negra. La paloma gris se perdié en el cielo cubierto de smog. ‘Maga Villalon Mins estaba aburrida de su vida en el campo. Todos los dias lo mismo, levantarse, revisar su lista de embrujados, sanar a unos cuantos; pero cada dia le costaba mas deshacer los hechizos, parecia que las brujas del cerro Manquehua se multiplicaban y no querian que la gente viviera sana y feliz. De pronto parecia que todos los males re- caian sobre ella. Le molestaba el canto de los pajaros por la mafiana, el agua del rio le parecia muy helada, la leche de murciélago no tenia 40 ‘Maga Villal6n, el mismo sabor y amasar el pan cada dia le parecia muy aburrido. Iba a su pequeiia cha- cra y los choclos ya no eran los de antes, unos gusanos larguiruchos le sacaban la lengua y se escondian entre las verdes hojas. Las papas, por otra parte, aunque eran grandes y sabrosas, estaban llenas de ojos que la atemorizaban. Los huesillos que tenia secando al sol sobre el techo de la casa, le parecieron amargos, y las uvas de los parrones se habian vuelto pasas. Buscé los libros que guardaba debajo de la cama de paja. Hojeé el de Magia Negra y pens6 que no era esta ni otra la ocasién de usarlo; consulté el de Magia Roja y solo habian hechizos para el amor; el de Magia Blanca ni siquiera lo abrid, pues se lo sabia de memoria. Encontré un viejo album familiar, que ni siquiera tecordaba que existia, lo abrié y se emocioné mucho al ver una foto en blanco y negro de ella y sus hermanas Catuja y Jajuja, cuando tenfan ocho afios. Las tres vestidas de negro, con sombreros de punta, zapatos con hebillas relucientes y tres escobas diminutas. a2 Tribrujas Maruja se emocion6 tanto, que las lagrimas se desbordaron de sus ojos y cayeron sobre la foto, haciendo aparecer una imagen borrosa de sus padres, don Clemente y dofia Clementina, grandes brujos que, en tiempos pasados, deja- ron como herencia a sus hijas la hechiceria y la magia de sanar. Secé con su gastada manga los lagrimones y decidié escribir una carta para su hermana Catuja, mayor que ella tan solo por dos minutos. Un par de dias junto a ella le harian muy bien, ya que Catuja era muy entretenida y le alegraria la vida. ‘Tomé una pluma de cuervo, la unto en tinta de carbon de espino y escribié lo siguiente: Luego escribié en el sobre: yore ee we Y Sita: _ 4 Catuja la Bruja 4) Parque Forestal piso 4° 4 Costado del Rio mm awww = Peg6 el sobre con goterones de sauce llorén. Dio un silbido y apareci6 en la ventana un cuer- vo negro como la noche, le embutié en el pico la carta bien enrollada y el pajaro emprendié el vuelo, perdiéndose entre los cerros verdosos. Ba iuja estaba aburrida de su vida de mar. Todos los dias lo mismo, levantarse, revisar su itacora de embrujados, sanar a unos cuan- tos; pero cada dia le costaba mas deshacer las maldiciones, parecfa que los brujos del mar se multiplicaban y no querian que la gente viviera sana y feliz. De pronto parecfa que todos los males re- cafan sobre ella. Le molestaba el graznido de s gaviotas revoloteando sobre el techo, el mar estaba convertido en marea roja, la leche de loba 45 Maga Villalén, le parecié con sabor a pescado afiejo y el pan de luche lo encontré salado. Salié a dar un paseo; salté sobre las rocas, pero estaban resbaladizas. Los caracoles le dafiaban los pies, los cochayuyos se habian puesto de acuerdo para hacerle zancadillas y una jaiba gigante le mordié el dedo gordo. Volvié a su casa muy amargada; abrié el viejo batil, que habfa pertenecido a algtin corsario, desde donde saltaron cientos de pulgas marinas que la atacaron con furia. Sacé el libro de Magia Negra, pero estaba humedecido; el de Magia Roja estaba hecho sopa y era ilegible; el de Ma- gia Blanca era el tinico que se mantenfa intacto, pero no lo ley6, porque se lo sabfa de memoria. Al dejarlo nuevamente en el batil, cay6 un foto antigua en blanco y negro en la que aparecia ella, Tri ibrujas Catuja y Maruja, cuando tenfan ocho afios. Las tres vestidas enteras de negro, con sombreros de punta, zapatos con hebillas relucientes y tres escobas diminutas. Jajuja se emocioné tanto, que lloré con gruesos lagrimones de bruja triste, que cayeron sobre la foto. Volvié a mirarla con los ojos nublados por el Ilanto y le parecié ver a sus padres de pie detrds de ellas, don Clemente y dofia Clemen- tina, grandes brujos que, en tiempos pasados, dejaron como herencia a sus hijas la hechicerfa y la magia de sanar. Pens6 en Catuja y Maruja, sus otras dos her- manas trillizas, a las cuales no veia desde que cada una habia volado para hacer el bien a algun lugar del mundo. Jajuja se soné la nariz con un paftuelo viejo y paré de llorar. Luego escribié en el sobre: r s Decidio escribir una carta a su hermana Ma- 9 Sita: J a ‘ Tuja, mayor que ella tan solo por dos minutos. ‘ a Lee | Un par de dias junto a ella le harian muy bien, j Costado del Rio. i ya que Maruja era muy feliz y le alegrarfa la vida. tae e eee Tomé una pluma de gaviota, que habia sobre la mesa de tabla, la unt6 en tinta negra de pulpo Peg6 el sobre con babas de caracol, salié a la joven y escribié lo siguiente: puerta, se encaramé sobre el techo y agarré de un ‘Maga Villalén ae a una gaviota que tomaba el sol. Le amar 4 carta en una pata con una cuerda. La gaviota blanquinegra se perdié en el horizonte rojizo. Tribrujas U.. luna blanca como aviso luminoso aparecié tres noches después sobre el cerro San Cristdbal. Catuja salid como cada noche a su balcén y se alegré al ver la luna Ilena. Habia llegado el momento de partir. Revis6 su aspiradora de ultima generaci6n; la tarjeta de viaje estaba un tanto escasa de ki- Jémetros, pero le alcanzaba para llegar al mar. Se dirigié al canasto de Tot y alli la encontré ronroneando como siempre. Fue ala despensa y 1 ‘Maga Villalén, vacié alimento para gatos en tres pocillos iguales. Le dejé encendida la frazada eléctrica a 20 gtados, Por sile daba frio, y asegur6 los ventanales, Para que no se escapara. Arreglé su maleta y guard6 varios vestidos Negros, sombreros, un bolso de maquillaje, cal- zones de seda y una torta de merengue lticuma, de regalo para su hermana. Fue a su computador y envid un mensaje por e-mail, messenger, facebook y publicé en su twitter: Sali de vacaciones Vuelvo dentro de tres noches, Catuja Monté ensu aspiradora y se elevé Por los aires, Mir6 los edificios, las luces de la ciudad y una lagrima negra corrié Por sus mejillas, apagando en su caida la luz de un farol, 52 U.. luna blanca, como mortaja de muerto, apareci6 tres noches después sobre el Manque- hua. Maruja salié como cada noche ala ventana y se alegré al ver la luna Ilena. Habia legado el momento de partir. Revis6 su escoba de curahuilla; estaba un poco escasa de ramas, pero le alcanzaba para irse de viaje a la ciudad. Buscé a Cipriano por toda la casa, pero como de costumbre habia salido a cazar. Le dejé tres porciones de infusién de hierbas del bosque, una tinaja grande con agua de pantano 54 ‘Tribrujas Maga Villalon y vinagre, y un guatero con agua hirviendo por si le daba frio, Arregl6 su saco, metié un Par de sandalias de Tepuesto, un vestido remendado y unas calcetas de lana de oveja tejida con cinco espinas de cac- tus, calzones de franela, una manta de castilla y varias perdices asadas de regalo para su hermana. Sacé una hoja de su cuaderno de embrujados y escribié un mensaje y lo colg6 con un clavo en la puerta: U.. luna blanca como jibia, aparecié tres hes después haciendo equilibrio sobre la linea | horizonte. Jajuja mir6 como cada noche por ‘Ja ventana de “ojo de buey” y se alegr al ver la Juna llena. Habia llegado el momento de partir. Salié a la caleta y revis6 su remo a motor; el stanque estaba bajo de gasolina, pero ie alcan- yaba bien para llegar al campo. Busc6 a Luna Gatuna y no la encontr6; para variar, quizs en qué tejado o basurero andaba metida. Le dejo tres pociones de aceite de bacalao dentro de tres Mont en su escoba y se elev por los aires. Mir6 el valle, sus montaiias, los sembrados y una lagrima rod6 por sus mejillas y cay6 sobre el rio. 37 s Tribrujas Ponchas de loco y le preparé un bafio de aceite {iemado con jaleas frescas dentro de un barril. Palenté junto al fuego la frazada vieja y se la ‘ojo en un rincén, por si le daba frio. Arreglé su bolso marinero, guardé una jardi- Hera de mezclilla, un par de bototos y otro de yapatillas, calzones de algodén y varias pescados fritos de regalo para su hermana. Desprendié una hoja de su bitdcora de em- brujados y escribié un mensaje. Lo dejé sobre Ja mesa por si alguien necesitaba de su ayuda: Sali de vacaciones. ‘Vuelvo dentro de tres noches. Jajwa Monté en su remo a motor y se elevé por los aires. Miré el mar, la caleta, su casita encaramada sobre las rocas y una lagrima salobre rod6 por sus mejillas y cayé sobre el lomo de una gaviota noctambula. 59) Maga Villalén atuja vol6 varias horas a la luz de la luna y llegé ala casa de Jajuja. Llamé a la puerta N°4 de Rocas del Mar, pero nadie salié a abrirle, De pronto, un aleteo a sus espaldas llamé su atencién; era la paloma gris que recién venia llegando con su carta. —{Qué voy a hacer? -se pregunté angustiada. Empujé suavemente la puerta, que se abrid quejumbrosa. Ante sus ojos aparecié una sencilla casa decorada con restos de mar. Se tendié en la hamaca, venfa cansada de tanto volar. Dormité 60 unos minutos, pero al despertar se sintié mareada con el vaivén de la cama colgante. Baj6 a darse un bafio en la piscina natural de agua de mar. Su bafio no dur6 mas de un mi- nuto, porque sus huesos se congelaron con el agua demasiado helada. Subié nuevamente a la cabafia, a ver si habfa regresado su hermana. Sobre el fuego hervia una tetera vieja, pensé en tomar un café caliente. Se preparé un café muy cargado y se comié un pan de luche que habia sobre un plato. Records sabores de verano. Una gata gris irrumpié por la ventana, maullé lastimera- mente y se echo a sus pies. El pobre animal venia todo magullado. Catuja abrié su maleta, sacé un botiquin, le desinfecté las heridas a Luna Gatuna y la llend de”parches-curitas”. Luego le dio de comer un trozo de torta de merengue lticuma, que le traia de regalo a su hermana. Luna Gatuna lo devoré y se relamié los bigotes. Catuja quedé muy satisfecha de haber cuidado a la gata. De pronto subié la marea y entré ala casa, trayendo consigo una hoja con un mensaje: “Sali de vacaciones...” Catuja, al leer lo poco que se podia leer, sonrié satisfactoriamente. Su hermana Jajuja también se habia sentido triste y aburrida. Lo mismo deberia haberle pasado a Maruja. Siempre ocurria asi. Desde pequeiias sentian las mismas emociones y les ocurrian las mismas cosas. Alguna de sus hermanas habia ido a visitarla, asi es que debia regresar a su casa lo antes posible. Acurrucé la gata dentro de su sombrero de pafio y lo puso sobre su cabeza. Monts sobre su aspiradora y emprendié el vuelo hacia un cielo vestido de esmeralda. ‘Maga Villalon | ae volé varias horas a la luz de laluna y llegé a la casa de Catuja. Llamé al citéfono N°4 de Parque Forestal, pero nadie le contesté. De pronto un aleteo a sus espaldas Ilamé su atenci6n; era el cuervo negro que recién venia Ilegando con su carta. —{Qué voy a hacer? -se pregunté angustiada. En ese mismo instante la puerta del penthouse se abrié ante sus ojos. El portero automatico habia reconocido la voz idéntica a la de Catuja. Entré asustada y la puerta se cerré a sus espaldas. 4 Tribrujas Maruja qued6 enmudecida, miré con asombro el amplio loft decorado en blanco y negro y a la gata también blanca, que le lamié las canillas. Alver aTot6, la bruja se sintié mas cémoda, dejé caer su morral y acaricié a la gata. Desembols6 de su saco una de las perdices asadas que le traia de regalo a su hermana y la puso en uno de los pocillos con“Alimentos para gatos”. Toté engull6 el delicioso banquete y desde ese momento no se despegé de las piernas de Maruja. La pobre bruja Maruja estaba desconcertada, era todo tan pulcro y moderno, que no sabia qué hacer. Buscé en la despensa algo para comer, encontré leche descremada, una gran cantidad de cajas con“Alimento para gatos” y un paquete de yerba mate sin abrir. Tot6 sabia hacer funcionar todos los artefactos de la casa, encendié el hervidor eléctrico y Maruja disfruté de su mate caliente; record sabores de invier- no. Después se dio un bajio de tina, que no fue muy relajante, ya que no estaba acostumbrada al agua tan caliente. 65 Maga Villalén, Quiso descansar un poco del vuelo mientras esperaba que llegara Catuja. Se recosté sobre la amplia cama, pero no pudo“pegar un ojo”, era demasiado blanda. Lo que sile parecié un agrado, fue caminar descalza sobre la mullida alfombra. Recorrié los rincones buscando la lista de em- brujados, por si podia ayudar en algo, mientras llegaba su hermana. De pronto un plasma enorme adosado al muro se encendié magicamente. Un sefior de cuello y corbata anunciaba en el“Noticiero de la Mafiana”: El panico se ha apoderado de la poblacién. Varias personas divisaron seres extrafios atravesando los cielos del pais. Algunos dicen que son extra- terrestres, otros un cometa 0 estrellas fugaces y algunos aseguran que son brujas que vuelan en noches de luna Ilena... Maruja sonrié satisfactoriamente. Sus herma- nas Catuja y Jajuja también se habian sentido tristes y aburridas. Siempre ocurria asi. Desde pequefias sentian las mismas emociones y les ocurrian las mismas cosas. Una de sus hermanas habia ido a visitarla, asi es que debia regresar a su casa inmediatamente. Acaricié a Toté y lo metié en su morral. Abrié el amplio ventanal, monté sobre su es- coba, y emprendié el vuelo hacia un cielo gris, en donde no se veia el sol. 67 Baiuia vol6 varias horas a la luz de la luna y llegé a la casa de Maruja. Llam6 a la puerta N*4 de Loma Verde, pero nadie salié a abrirle. De pronto, un aleteo a sus espaldas llamé su atenci6n; era la gaviota blanquinegra que recién venia llegando con su carta. —{Qué voy a hacer? -se pregunté angustiada. Empujé con fuerza la pesada puerta del granero. Ante sus ojos aparecié un gato montés, que le grufié muy enojado. Jajuja sacd de su bolso marinero uno de los pescados fritos que le trafa de regalo a su hermana y se lo dio para calmarlo. Tribrujas Cipriano se lo devoré y se puso manso como cordero. Jajuja venia muy cansada de tanto volar y se tendié a descansar en la cama de paja. Se durmié profundamente y de no ser por Cipriano, que le languetes las mejillas, habria dormido el dia entero. Luego bajé a bafarse al rio, nadé unos minutos, pero el rio bajaba con tanta fuerza, que le dio miedo seguir en el agua. Volvi6é a la casa para desayunar y en ese momento se dio cuenta que habia un letrero colgando de un clavo. Jajuja sonrio satisfac- toriamente. Su hermana Maruja también se habia sentido triste y aburrida. Lo mismo debia haberle pasado a Catuja. Siempre ocurria asf. Desde pequefias sentian las mismas emociones y les ocurrian las mismas cosas. Alguna de sus hermanas habia ido a visitarla, asi es que debia regresar a su casa inmediatamente. Apresurada, tomé unos sorbos de leche de murciélago de una botella que encontré sobre la mesa; record6 sabores de infancia. Maga Villalon, Acaricié la cabeza de Cipriano y lo metié en su saco marinero. Monts sobre su remo y emprendié el vuelo hacia un cielo transparente. Tribrujas 7 f | rn Aaa atardecer, cuando la luna llena daba las buenas noches al sol, tres brujas volaban apresuradas de vuelta a sus casas. Aparecia la primera estrella y Catuja manejaba a exceso de velocidad, Maruja volaba distraida, y Jajuja se habia salido de la ruta. El choque de las tribrujas fue violento y cayeron sobre una nube blanca y solitaria, que se habia quedado embelezada mirando la luna. Catuja cayé de espaldas y Luna Gatuna reboté en la nube, dando vueltas por los aires. n Maga Villalén Maruja cay6 de cabeza y Toté se perdié en la nube de algodén. Jajuja cay6 de guata y Cipriano quedé colgando de la nube, agarrado de una pata. Las tribrujas se levantaron rapidamente, aco- modaron sus ropas, sus sombreros y su cabello. Al incorporarse exclamaron al unisono: —Catuj Los tres gatos se incorporaron giles, se mira- ron, se grufieron y encorvaron el lomo erizando los pelos. Maruja! jJajuja! Las hermanas tribrujas se dieron un abrazo muy apretado y se pusieron a llorar desconso- ladamente. Catuja buscé en su maleta algo para calmar a sus hermanas. Sacé dos diamantes y le entreg6 uno a Maruja y otro a Jajuja, diciéndoles: —Tomen este diamante, que por ser muy blanco y reluciente como el rayo del sol, las protegera de visiones y fantasmas, y especialmente, no dejara que sus corazones se llenen de tristeza. Cada vez que sientan nostalgia y aburrimiento, n ‘Maga Villalén veran reflejadas en él, el color de la luz, el amor de los hombres, la velocidad de los vientos y el alma de las gentes que las rodean. Maruja buscé en su morral algo para calmar asus hermanas. Sacé dos matas de tororjil y le entregé una a Catuja y otra a Jajuja, diciéndoles: —Tomen esta matita de toronjil, que por ser muy verde y olorosa como la tierra, las protegerd de los suefios malos y pesados, y especialmente, no dejara que sus corazones se Ilenen de tristeza. Cada vez que sientan pena y aburrimiento, veran reflejadas en sus hojas el color de la naturaleza, sentiran el olor de la Iluvia, el nacer de las flores, el canto de los pajaros y el amor de las personas que las rodean. Jajuja buscé en su bolsa marinera algo para calmar a sus hermanas. Sacé dos caracolas y le entreg6 una a Catuja y otra a Maruja, diciéndoles: —Tomen esta caracola, que Por ser una joya del mar, las protegeré de miedos y temores, y, especialmente, no dejard que sus corazones se “4 Tribrujas Ilenen de tristeza. Cada vez que sientan pena y aburrimiento, escuchardn la voz del mar que las arrullard, el adiés del sol achicharrandose en el horizonte, el vaivén de los botes, el canto de las ballenas y el latir del coraz6n de la gente que las rodea. Las tribrujas terminaron de pronunciar las palabras magicas y el hechizo de aburrimiento y tristeza repentina, que habia caido sobre ellas, se deshizo como por encanto. Pararon de llorar yse sintieron felices de estar juntas, después de tantas lunas llenas que no se veian. Conversaron de sus vidas y de sus viajes. De los embrujados que cada una sanaba. De los males de la ciudad, del campo y del mar. De las maiias de sus gatos. De los recuerdos, de sabores y olores de infancia. De lo felices que vivian en el lugar que habian elegido antes del hechizo. Totd, Cipriano y Luna Gatuna se olieron, se hicieron amigos y jugaron a las escondidas. Una lluvia de estrellas cayé sobre ellos, haciéndolos dormir acurrucados en un rincén de la nube. ns ‘Maga Villalén, Tribrujas Catuja, Maruja y Jajuja ubicaron a las Tres Ma- rias, a las Tres Chepas y a la Cruz del Sur. Vieron pasar una estrella fugaz y pidieron el mismo deseo: juntarse una vez al afio sobre la misma nube y después volar las tres juntas a pasar las vacaciones en el mar, el campo o en la ciudad, Rieron y contaron cuentos de terror hasta el amanecer. Catuja, la tribruja mayor, recordé que trafa una torta y podian desayunar, pero abrié su maleta y no quedaban ni migajas. Luna Gatuna se la habia comido durante el viaje. Jajuja, la tribuja menor, se acordé que habfa traido pescado frito. Abrid su saco y no queda- ban ni restos, Cipriano también habia cenado durante el viaje. Marzuja, la tribruja del medio, también buscé en su morral. Toté no habia probado las perdices en el viaje. Desde entonces, Catuja, Maruja y Jajuja vivieron por siempre felices, comiendo perdices. eee ey a 6 i Inn om

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