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RIA GENERAL DE JUSTICIA DEL DISTRITO FEDERAL, PROCURADURIAS DE JUSTICIA DE LOS ESTADOs. ‘VI. BIBLIOGRAFIA: CASTRO, Juventino V., El minis terio piblico en México. Funciones y disfunciones: 43. ed, México, Porrita, 1982; CABRERA, Luis y PORTES GIL, Emilio, Le mision constitucional del Procurador Ceneral de a Repablica; 3a, ed,, México, Procurad piblica, 1982; FIX-ZAMUDIO, Héctor tucional del Ministerio Piblico", Anuario Jurtdico, México, V, 1978; GARCIA RAMIREZ, Sergio, Curso de derecho procotal penal; 3a, ed., México, Porria, 1980; HUERTA GRADOS, Sécrates, Ley de la Procuradurta General de Repiblica, Estudio erttico; 2a. ed., México, Procuradurfa General de la Repabliea, 1976. Héctor FIX-ZAMUDIO Procuradurias de justicia de los estados. I. Son los or- ‘ganismos establecidos en las entidades federativas que tienen encomendada la funcién esencial del Ministerio Piiblico (MP). IL. Las citadas procuradurias se han establecido to- mando como modelo esencial a la legislacién del Dis- trito Federal (DF) y en forma menos directa también las leyes que regulan al MP federal, por lo que pode- ‘mos afirmar que el carécter de la institucién que an- teriormente se conocia con la denominacién de pro- motor fiscal, tuvo su origen, por influencia francesa, cen la reforma de 22 de mayo de 1900 a los aa. 91 a 96 de la Constitucién de 5 de febrero de 1857, que suprimié de la integracién de la SCJ al procurador ge- neral y al fiscal, que eran electos en segundo grado en la mistna forma que los ministros de la propia Corte, yy se dispuso que: “Los funcionarios del Ministerio Piblico y el Procurador General que ha de presidirlo, serin nombrados por el Ejecutivo”. La reforma constitucional de 1900 se reglamenté en el dmbito nacional al modificarse el tt. preliminar del CFPC de 1895, relativo a la organizacién del po- der judicial federal, por ley promulgada el 3 de octu- bre del citado aio de 1900, para otorgar cardcter insti- tucional al procurador, estableciéndose la Procuraduria General, que inspir6 a la legislacion local, puesto que 1 12 de septiembre de 1903 se expidié la Ley Organi- a del Ministerio Piiblico en el Distrito y Territorios Federales, la que organizé al citado MP en formajerér- quica, dependiente del ejecutivo de la Unidn, creando varios procuradores de justicia como jefes del MP para cada una de las regiones en que se dividié el pais, y por lo mismo sirvié de modelo a los que se fueron es- tableciendo de acuerdo con las legislaciones de las en- tidades federativas, IIL. De acuerdo con la C vigente de 5 de febrero de 1917, ve otorgé al MP en el a, 21, la funcién de per- seguir los delitos con el auxilio de la policia judicial, situada bajo la autoridad y mando inmediato del pri- mero, y por lo que se refiere al DF y los entonces te- ritorios, se faculté al Congreso de la Unién para le- gislar en materia de gobierno, de acuerdo con los lineamientos sefialados en el a. 73, fr. VI, pero en cuanto a la organizacién del propio MP se conserva en lo esencial, no obstante las modificaciones adop- tadas en otros aspectos en el inciso So. de esta fr. (con excepeién a la referencia de los territorios fede- rales, que como se sabe, fueron suprimidos en 1974). De acuerdo con dicha disposicién actualmente en vi- gor, el MP esté @ cargo en el DF de un procurador general que reside en la ciudad de México, y del na- mero de agentes que la ley establece, dependiendo dicho funcionario directamente del presidente de la Repiiblica, quien lo nombra y remueve libremente. De acuerdo con el citado precepto constitucional, se expidieron para el DF las leyes orgénicas del MP de 1919, 1929 y 1954, cambiando en 1971 por el nombre més apropiado de Ley Organica de la Procu- raduria General de Justicia del DF y Territorios, la que a su ver fue Sustituida por la ley del mismo nombre (con sipresién de la mencidn de los territorios federa- les), de 5 de diciembre de 1977. TY, Estas leyes orgénicas distritales son las que se han tomado directamente como modelo en sus diver- sas 6pocas por las expedidas en las entidades federati- vas y con esta base se han creado las procuradurias generales de justicia de eardcter local, con Ta funcién cesencial atribuida al MP por el citado a, 21 dela C, de peraeguir los delitos con el apoyo dela polieia judicial. Como seria imposible examinar todas y cada una de las leyes orginicas de caréeter local, haremos una referencia sintética a los aspectos més relevantes que se advierten en el conjunto de sus disposiciones, con la observacién general de que dichos ordenamnien- tos se han expedido y sustituido en varias épocas, y ‘en ellos se observa la influencia de los cambios expe- Fimentados ef las legilaciones distrital y federal. A) Terminologia. La mayoria de los ordenamnien- tos locales en vigor conservan la denominacién tradi- ional de leyes orgénicas del MP, inclusive algunas uy recientes como ocurre eon las de los estados de 263 Coahuila (1982), Guanajuato (1980), Michoacén (1980), Querétaro (1979) y Veracruz (1983). Sin embargo, se advierte la tendencia ereciente pa- y siguiendo el ejemplo del ‘cambio observado en la legislacién del DF a partir de 1971 yen el ambito federal desde 1974, se ha adopta- do ef nombre de leyes orgénicas de tas procuradurias generales, en los estados de Baja California (1981), Ja- lisco (1978), México (1976), Sinaloa (1981), Tabasco (1979) y Tlaxcala (1980). Este movimiento se acentuard de manera previsible con motivo de la expedicién de las leyes orginicas de las procuradurias distrital y federal, promulgadas en noviembre de 1983, Al respecto, debe seitalarse una modificacién nada afortunada en la ley orgénica del MP del Estado de Durango, expedida originalmente en 1959, pero refor- mada el 14 de julio de 1981, para sustituir la denomi- nacién de procurador y subprocurador de justicia, por los nombres secretario y subsecretario de justicia de la citada entidad federativa, pero con las mismas atribu- ciones esenciales de los funcionarios anteriores. B) Organizacién. De acuerdo con el modelo de la legislaciGn distrital, 1os citados ordenamientos de ca- ricter local estn encabezados por un procurador ge- neral como titular de la funcién, con el auxilio de varios subprocuradores, agentes del ministerio pablico y de la policia judicial, asi como los servicios periciales necesarios, advirtiéndose una creciente complejidad cen las dependencias administrativas. ©) Seleccién y designacién, Se puede destacar cor mo una regla general, que tanto el procurador general ‘como los subprocuradores, son designados y removi- dos libremente por el gobernador del Estado respecti vo, siguiéndose en esta materia la norma del a. 73, fr. VI, inciso 50., de la C, antes mencionada y aplicable enel DF. Las leyes més recientes han introducido algunos li- neamientos téenicos inspirados en los ordenamientos distrital y federal para la seleccién y nombramiento del personal auxiliar, particularmente de los agentes ssubalternos del MP y los de la polieta judicial, euya preparacién se encomienda a los institutos de capaci tacién técnica y profesional, y en esta direccién pue- den sefialarse a las leyes organicas de los estados de Baja California (1981), México (1976), Michoacan (1980), Tabasco (1979) y Veracruz. (1983). D) Funciones. En su mayor parte los ordenamien- tos locales atribuyen al MP las funciones esenciales to- 264 madas de la ley distrital, sobre persecucién de los delitos, en los términos del a. 21 de la C, que com- prende todas las actividades relacionadas con la inves- tigacién previa, ejetcicio de la accién penal, y la acu- sacion en el proceso penal, asi como las atribuciones relativas a la representacién del interés social en los 1, menores, incapacitados ¥ ausentes; vigilancia de la exacta observancia de las leyes, y la promocién necesaria para la pronta y recta administracién de justicia. Las més recientes de dichas leyes orgénicas, en su mayor parte como conseeuencia del cambio de deno- minacién antes mencionado, otorgan a las procura- durias generales de justicia otras facultades adicior les inspiradas en las leyes federales, de acuerdo con lo establecido por el a, 92 de la C, y que se refieren a la representacion y asesoria juridica del ejecutivo local, y al respecto podemos mencionar entre otros, los or- denamientos de los estados de Baja California (1981), Coahuila (1982), Guanajuato (1980), Jalisco (1978), Michoacin (1980), Sinaloa (1981) y Tabasco (1979). v. MINISTERIO PUBLICO, PoLIciA, PROCURADU- RIA DE JUSTICIA DEL DistRITO FEDERAL, PROCU. RADURIA GENERAL DE LA REPUBLICA. V, BIBLIOGRAFIA: CASTRO, Juventino V., Et minis terio piiblico en México. Funciones y disfunciones; 5a, ed, México, Pornia, 1983; FIX-ZAMUDIO, Héctor, “La fun: cién constitucional del Ministerio Pablica”, Anuerio Ju co, México, V, 1978; GARCIA RAMIREZ, Sergio, Curso de derecho procetal penal; 4a. ed., México, Porria, 1983, Héctor FIX-ZAMUDIO. Productos del capital. 1 Los productos del capital son los rendimientos derivados de la inversién 0 empleo del patrimonio y quedan gravados por el impuesto so- bre la renta. IL. Por recaer espeeificamente sobre las utilidades provenientes del capital, el tributo ahsorve una frac- cién del ingreso que de otro modo seria reservada, y afecta al ahorro mis que cualquier otro tipo de im- puestos, lo que leva a que aun manteniendo el em- pleo pleno, la tasa de formacién de capital disminuya ¢ inevitablemente tiene efecto sobre la oferta de capi- tal disponible parg las empresas, especialmente si el impuesto es progresivo, porque la porcién por él ex- traida de los ahorros es mayor en los niveles de altos ingresos, lo que reduce la capacidad para proporcio- nar capital. El hecho de que los rendimientos de suministrar caudal a las empresas —sea por endeudamiento 0 por emisién de acciones— sean reducidos por el impuesto, disminuye el incentivo a facilitarlos y aumenta la ven- taja de mantener la riqueza en forma liquida. Esta tendencia se contrarresta porque es el ingreso derivado del patrimonio, y no la posesién de éste en si, Jo que permite adquirir bienes y mantener un nivel dado de vida. Sin embargo, el efecto neto es disminuir la ofer- ta de fondos para la inversiin més que los otros im- puestos, ¥ al reducirse el capital total como resultado del gravamen pueden declinar e nivel de produccién ~ y el ingreso nacional. Si la oferta total de numerario se reduee, los inte- reees y los dividendos tienden a elevarse. Sin embargo, Ja naturaleza de Ia estructura total de la oferta de ca- pital depende en gran parte de las medidas del banco central; en periodos en que se desea mantener un nivel dado en la tasa de interés, la oferta sera altamente eléstica y no habrd o habré poco ineremento en dicha tasa. En Is extensién en que la oferta relativa de cay tal para inversion se reduce, comparada con la oferta total de dinero, suponiendo que se mantiene el empleo pleno es de esperarse que la tasa de utilidad tienda a elevarse; pero si el resultado del impuesto y del pro- grama de gastos es aminorar la inversién y reducir el ingteso nacional por debajo del nivel de empleo pleno, {a tasa de utilidad obviamente caers. a reaceién de los afectados produce fnodificack nes en los precios de los productos y asi alteran el p tron total de distribucién de la carga fiscal. IIL, A continuacién se exponen los rendimientos de capital que en México quedan sujetos a tributo. 1. Ingresos por arrendamiento y en general por ‘otorgar el uso 0 goce temporal de inmuebles. Se consi- deran con este cardcter los provenientes del arrenda- miento subarrendamiento y, en general, los percibi- dos por otorgar en cualquier forma a titulo oneroso, el uso 0 goce temporal de inmucbles, asf como I rendimientos de certificados de participacién inmobi- liaria no amortizables, 2. Pereepciones por enajenacién de bienes. Se en- tiende por ésta: A) la transmisién de propiedad, aun aquella en la que el enajenante se reserva el dominio del bien enajenado. En los casos de permuta se consi- dera que hay dos enajenaciones; B) la adjudicacién, aun cuando se realice a favor del acreedor; C) le apor- tacién a una sociedad 0 asociacién; D) la traslacién que se realice mediante arrendamiento financiero; E) la transferencia que se efectiiaa través del fideicomiso: a) en el acto en el «ue el fideicomitente designa o se obliga a designar fideicomisario diverso de él y siem- pre que no tenga derecho a readquirir del fiduciario los bienes, y b) en el acto en el que el fideicomitente pierde ef derecho a readquirir los bienes de la fiducia- ria, si se hubiera reservado el derecho; F) Ia cesion de los derechos que se tengan sobre bienes afectados en fideicomiso: a) en el acto en el que el fideicomisario, designado cede sus derechos o da instruceiones a la fi- duciaria para que se transmita la propiedad de los bie- nes a un tercero. En estos casos se considera que el fideicomisario adquiere os bienes en el acto de su designacién y que los enajena en el momento de ceder sus derechos o dar dichas instrucciones, y b) en el acto en el que el fideicomitente cede sus derechos si entre éstos se incluye el de que los bienes ge transmi- tan en su favor; G) la transmisién de dominio de un bien tangible o del derecho para adquiritlo que se efec- tiie a través de enajenacién de titulos de erédito o de la cesién de derechos que los representen, Esto no e3 aplicable a las acciones o partes sociales, y H) la ex- propiacién de bienes, 3. Ingresos por adquisicidn de bienes. donacién, ef hallazgo de tesoros, la adquis preseripcién, la jenacién y el de la contraprestacién pactada, asi como el valor de las construeciones, instalaciones y mejoras permanentes en inmuebles, que de conformidad con los contratos por los que se otorg6 su uso 0 goce, que- den a beneficio del propietario. 4. Cobros por dividendos y en general por las ga- nancias distribuidas por sociedades mercantiles. Com- prenden: A) la ganancia distribuida por sociedades mercantile residentes en México o por sociedades na- cionales de erédito, en favor de socios, aecionistas 0 titulares de certificados; B) el reembolso pagado en favor de cada socio, accionista o titular de certifi dos en caso de liquidacién o de reduecién de capital de sociedades mercantiles residentes en México 0 de sociedades nacionales de erédito: C) los intereses estar blecidos a favor de los accionistas, sin exceder del 9% anual y durante un periodo no mayor de tres afios ccontados desde la fecha de emisién de las acciones; las participaciones en la utilidad que se pagan a favor de obligacionistas u otros por sociedades mercantiles residentes en México 0 por sociedades nacionales de crédito, excepto las que correspondan a los trabajado- res en Jos términos de la legistacién laboral; D) los 265 préstamos a los socios 0 accionistas, a excepeién de aquellos que resinan Jos siguientes requisitos: a) que sean consecuencia normal de las operaciones de la 80- ciedad; b) que se pacte a plazo menor de un afio; ¢) que el interés pactado sea igual o superior a la tasa que fije la Ley de Ingresos de la Federacin para la prorroga de exéditos fiscales, yd) que efectivamente se cumplan las condiciones pactadas; E) las erogacio- nnes que no sean deducibles conforme a esta ley que beneficien a los socios © accionistas; F) las omisiones de ingresos o las compras no realizadas 0 indebida- mente registradas, y G) la utilidad fiscal determinada, inclusive, presuntivamente por las autoridades fiscales, Se entiende que el ingreso lo percibe el propietario del titulo valor y en el caso de partes sociales, la per- ‘ona que aparezca como titular de las mismas. 5. Percepeiones por intereses. Engloban los obteni- dos de personas residentes en el pais A) provenientes de toda clase de bonos, obligaciones, cédulas hipote- ‘arias, certificados de participaci6n inmobiliaria y cer- tificados de participacién amortizables —siempre que sean de los que se colocan entre el gran piblico inver- sionista—; B) pereibidos con motivo de certificados, aceptaciones, titulos de crédito, préstamos y otros eréditos a cargo de instituciones de crédito 0 de orga- nizaciones auxiliares de crédito; C) recibidos por la ganancia en la enajenacién, asi como por premios y primas derivados de bonos, valores y otros titulos de crédito, siempre que sean de los que se coloquen en- tre el gran piblico inversionista. No se consideran in- ‘esos por intereses las ganancias que deriven de la ‘enajenacién de titulos de erédito cuyo plazo de ven- cimiento sea superior a seis meses, 6. Cobros por obtencidn de premios. Abarean los ingresos derivados de la celebracién de loterias, rifas, sorteos, juegos con apuestas y concursos de todas cla- ses, autorizados legalmente. 7, Ingresos varios obtenidos por las personas fisi- cas, Sefala la ley que entre otros se consideran: A) el importe de las deudas perdonadas por el acreedor 0 pagadas por otras personas; B) los intereses distintos a los que ya se mencionaron; C) las prestaciones que se obtengan con motivo del otorgamiento de fianzas 0 avales, cuando no se presten por instituciones legal- mente autorizadas; D) los procedentes de toda clase de inversiones hechas en sociedades residentes en el cextranjero sin establecimiento permanente en el pais, cuando no se trate de los dividendos o utilidades que yavse enumeraron; E) los dividendos o utilidades dis- 266 tribuidos por sociedades residentes en el extranjero; F) los derivados de actos 0 contratos por medio de los ‘cuales, sin transmitir los derechos respectivos se per- rita la explotacién de concesiones, permisos, autori- zaciones 0 contratos otorgados por la federacién, las entidades federativas y los municipios, o los derechos amparados por las solicitudes en trémite; G) los que provengan de cualquier acto 0 contrato celebrado con el superficiario para la explotacién del subsuelo; H) Tos provenientes de la participacién en los productos obtenidos del subsuelo por persona distinta del con- cesionario, explotador o superficiario; I) los intereses moratorios, indemnizaciones por perjuicios y los in- _gteaos detivados de cldusulas penales o convencionales, y D) la parte proporcional que corresponda al contri- huyente del remanente distribuible que determinen las personas morales con fines no lucrativos. Tratén- dose de los ingresos no acurmulables que dichas perso- ‘nas entreguen a sus integrantes por concepto de enaje- nacién’ de inmuebles, se estara a lo dispuesto en el capitulo correspondiente a esta transaccién. En cada uno de los casos la LIR sefala diversas exenciones y deduceiones, diferentes tasas y procedi- mientos para la retencién del impuesto provisional, obligaciones especiales y distintos métodos ~en oca- siones muy complejos— para determinar la utilidad neta a la que se aplica el gravamen, que han variado con relativa frecuencia. EI impuesto definitivo se calcula conforme a una “nica tarifa gobal progresiva que se aplica a la utili- dad neta determinada conforme a reglas especiales en vada caso, como ya se indied. Ademés de las dedue- ciones autorizadas en cada capitulo, en la declaracién anual pueden hacerse la siguientes deducciones per- sonales: 1. El salario minimo general anual de la zona econdmica det contribuyente; 2. Los honoratios mé- dicos y dentales, asi como los gastos hospitalarios efectuados por el contribuyente para ai y sus depen- dientes econdmicos ~cényuge, concubina, ascendien- tes y descendientes en linea recta— siempre que éstos no obtengan ingresos iguales o superiores al salario minimo general anual de la zona econémica del con- tribuyente; 3. Loe gastos de funerales en la parte en que no excedan del salario minimo anual general de la zona econdmica correspondiente, efectnados para las personas sefidladas anteriormente; 4. Los donativos destinados a obras o servicios piblicos, instituciones asistenciales o de beneficencia autorizadas conforme a las leyes de la materia, instituciones de investigacién cientifica y tecnolégica, E] impuesto se calcula sumando todos los ingresos después de efectuadas las deducciones autorizadas, salvo aquellas entradas por las que no se esté obliga- do al pago del tributo y por Jos que ya se pagé el gravamen definitivo. Contra el impuesto que resulte se acredita —se sus- trae— el importe de los pagos provisionales efectua- os, la parte proporcional que corresponda de los pa- gos efectuados por personas morales con fines no Iucrativos, el impuesto acreditable por haber pagado impuesto sobre la renta en el extranjero por fuentes de ingreso alli ubicadas, siempre que se trate de per- cepciones por las que exista obligacién de pagar el impuesto sobre la renta mexicano, y el impuesto re- tenido por ingresos, dividendos y ganancias distri- buidos por empresas. v, INCIDENCIA FISCAL, PRODUCTOS DEL TRABA- JO, TRASLAGION DEL IMPUESTO. IV, BIBLIOGRAFIA: DUE, Jobn F. y FRIEDLAEN- DER, Ann F., Government Finance; Economics of the Public Sector; 6a. ed Homewood, Ilinois, Richard D. Irwin, Ine, 1977; SOMERS, Harold Milton, Finansas pablioase ingreso nacional; trad. de Horacio Flores de la Pefia y Marta Chavez, México, Fondo de Cultura Beonémica, 1952. Dolores Beatrie CHAPOY BONIFAZ Productos del trabajo, I. Los productos del trabajo son los rendimientos derivados de la prestacién de ser- vicios personales, sea en forma independiente o como trabajo asalariado. IL, Suele hacerse distincién entre ingreso no gana- do —proveniente de rendimientos de capital e ingreso ganado, derivado del esfuerzo personal por la venta de servicios personales que dan lugar a sueldos u hono- ratios. En ocasiones se discrimina favorablemente a los rendimientos del trabajo aplicdndoles una tasa menor que a los rendimientos del capital, o al menos se hace asi en los renglones inferiores de la tarifa. Se aduce para proceder de este modo la estabilidad del ingreso con que cuentan los rentistas que tienen una entrada independientemente de eu actividad, en tanto que los ‘trabajadores sélo tienen ingresos mientras sean capa- cee de laborar. Por otra parte, trabajar entrafia costos —transporte, ropa, alimentos fuera de casa~ que no tienen los que reciben ingresos sin un esfuerzo perso- zal, Ademés los trabajadores deben ser compensados por el hecho de que no reciben dedueciones por de- preciacién, aunque su capacidad de trabajo acaba por agotarte, por lo que el trabajador debe ahorrar para su vejez, en tanto que el inversionista tiene resuelto este 1 tltimo, se considera que las posbili n fiscal son préeticamente mulas para los trabajadores asalariados y son miiltiples para los ren- tistas. ‘Al aplicarse un impuesto sobre el trabajo, 0 incre- mentarse el existente, obviamente se produce una re- duceién en el ingreso del trabajador, que trata de resarcirse de ella exigiendo del patron mayor salario, ‘aumentando sus honorarios si ejerce una profesion u oficio independiente, y tratando de conseguir meno- res precios en losarticulos queadquiere -o reduciendo su consumo, esto ee, tradadando el impuesto a otros grupos de la economia. Qué tanto pueda hacerlo de- pende en gran parte de la fuerza de las organizaciones de trabajadores. Si el impuesto se traslada aumentando los salarios, 1 impuesto parcialmente recae sobre los empresarios; pero en tanto se refleja en el costo de la empresa, lleva a ajustes en los precios, y a través de éstos se tras- Jada a la poblacién —incluyendo a los trabajadores-, ‘en su capacidad de consumidores. Por una parte el impuesto afecta el valor relativo del trabajo y del ocio reduciendo la recompensa por trabajar, dando lugar al efecto de sustitucidn, que lle- va a buscar més tiempo libre y menos trabajo; pero, por otra parte, produce el efecto de necesidad de in- greso, la tendencia opuesta, porque el impuesto redu- ce el ingreso disponible obligando a trabajar més para restaurar el nivel de vida anterior. Si en la practica se reduce 0 aumenta el factor trabajo por la entrada y salida de individuos, el mercado de trabajo depende de la fuerza relativa de estas dos inclinaciones conflic- tivas. Bl trabajador promedio tiene poco control sobre sus horas de trabajo, por lo que es posible que se veo impedido de ejercer actividades complementarias; pe- ro éstas pueden ser asumidas por otros miembros de la familia, en adicién a la principal fuente de ingresos. Los trabajadores independientes tienen mucha més facilidad para ajustar sus horas de trabajo y también para trasladar el impuesto a sus clientes. De hecho los efectos netos de este impuesto han sido de escasa importancia; los compromisos fijos y la aficién al trabajo juegan su parte en minimizar los 267 efectos del tributo. Hay compulsiones no pecuniarias —prestigio, independencia, poder— para aceptat traba- jos de mayor responsabilidad aunque la ventaja neta no sea grande. II. La LIR considera como ingresos por la presta- cién de un servicio personal subordinado, los salarios y demas prestaciones que derivan de una relaci6n la- boral —incluyendo la participacién de los trabajadores en las utitidades de las empresas, asv como las presta- ciones percibidas como consecuencia de Ja termina- cién de la relacion laboral—. Sefiala como ingresos por la prestacién de un servicio perconal independiente las remuneraciones que derivan de los servicios no mencionados con anterioridad. Se entiende que los ingresos por la prestacién de un servicio independien- te los obtiene en su totalidad quien presta el servicio. En el primer caso quienes hacen los pagos efectaan la retencién y entero mensual del impuesto que tiene cl caracter de pago provisional a cuenta del impuesto anual. La retencién se calcula deduciendo de la totali- dad de los ingresos mensuales la cifra que resulta de rmultiplicar por el nimero de dias a los que correspon- de el pago, el salario minimo general de la zona eco- némica del contribuyente, aplicando a la diferencia una tarifa progresiva. Tratindoee de servicios independientes se obtiene la hase gravable deduciendo de los ingresos los gastos versiones necesarias para eu obtencién. A cuenta del impuesto anual se efectiian pagos provisionales los meses de mayo, septiembre y enero del siguiente aio. EI pago provisional es el 20% de la diferencia que re- sulte de disminuir a los ingresos totales del cuatrimes- tre anterior, el monto de las deducciones y el salario minimo general elevado al cuatrimestre, de la zona econdmica del contribuyente, Los artistas, toreros y deportistas que prestan ser- vicios independientes —y no son residentes en el ex- tranjero— para efectos de determinar el impuesto anual pueden optar por restar de los ingresos brutos obtenidos las deducciones a que se ha hecho referen- cia en al pfo. anterior, o bien sustraer de los mismos, Ja cantidad que resulte de aplicar una tarifa regresiva, Si optan por lo dltimo, hacen un pago: provisional cuatrimestral aplicando una cuota del 5% a sus ingre- 08 sin deduccién alguna. El impuesto anual se calcula sumando todos los in- gresos —derivados del trabajo asalariado e indepen- diente y del capital, en caso de que los haya— efec- tuando ademas de las deducciones a las que se ha he- 268 cho referencia las que se enumeran al tratar el pago anual del impuesto sobre productos del capital. ‘A la cantidad que resulte se aplica la tarifa progre- siva que engloba todos los ingresos percibidos por las personas fisicas. Las reglas para acreditar el impucsto provisional pagado son las mismas seftaladas al tratar el impuesto a los productos del capital. El trato igual a los productos de trabajo parte de la ley de 1979. Conforme a la ley cedular vigente hasta 1964 las tarifas que correspondian a las eédulas que regulaban el impuesto relativo a los ingresos derivados del trabajo asalarindo ¢ independiente, sefialaban gra- vvimenes menores que las que atafi‘an a los productos del capital —siendo menor la aplicable a ingresos asa- lariados, excepto en los renglones més elevados de la tarifa—. A partir de la vigencia de la ley de la tltima fecha sefialada, se someti6 tanto a los ingresos deriva- dos del trabajo como a los provenientes del capital a tuna misma tarifa, que se aplicaba sélo sobre el 80% de los ingresos que en el primer caso no excedieran de $150,000 y sobre el total de las percepciones en el segundo caso. Cuando la aplicaciin det impuesto dig. ‘minufa el ingreso a menos de la cantidad que resulta- ba de elevar al afio el salario minimo de la zona eco- némica correspondiente, se rebajaba el monto del ttibuto para no reducir dicho minimo. IV, BIBLIOGRAFIA: DUE, John F. y FRIEDLAEN. DER, Ann F.,. Government Finance; Economics of the Public Sector; 6a. ed., Homewood, Illinois, Richard D. Irwin, Inc. 11977; SOMERS, Harold Milton, Finanzas pablicas e ingreso ‘nacional; trad, de Horacio Flores de la Pefia y Marta Chavez, ‘México, Fondo de Cultura Eeonémiea, 1952. Dolores Beatriz CHAPOY BONIFAZ Profesiones, I. (Del latin professio-onis, empleo, fa- cultad u ofieio que cada uno tiene, y ejerce pibliea- mente). TI, Bajo la éptica del derecho administrativo, las profesiones son actividades w oficios de los particula- res en la sociedad, cuyo libre ejercicio se sujeta a nor- ‘mas y requisitos de orden administrative que la ley establece tales como la obtencién y registro de los titulos con que se demuestra haber cursado los estu- dios que integran las carreras profesionsles y cumplido ‘con los requisitos que al efecto se determine en las instituciones autorizadas para impartir educacién pro- fesional. Por el contrario de lo que sucede en Ia doctrina francesa, en donde tradicionalmente se concede, eo- mo fuente del derecho administrative, menor impor- tancia ala legilacién que a lajurisprudencia, en Méxi- co la determinacién de euales deben serlas profesiones ‘que para su ejercicio deben regularse por la ley, es atribucién indelegable del Congreso de la Union. De esta circunstancia, la Ley Reglamentaria del Artfculo 50. Constitucional, Relativo al Kjercicio de las Profe- mes en el Distrito Federal, en su a. segundo transi- torio, del decreto de 31-XII-1973, publicado en el DO 241974, enuncia cuales son las profesiones que en sus diversas ramas necesitan titulo parasu ejercieio, a saber, las de: “actuario, arquitecto, bacteriélogo, bidlogo, cirujano dentista, contador, corredor, enfer- mera, enfermera y partera, ingeniero, licenciado en derecho, licenciado en economia, marino, médico, médico veterinatio, metalirgico, notario, piloto avia- dor, profesor de educacién preescolar, profesor de educacién primaria, profesor de educacién secunda- ria, quimico y trabajador Social”, Es evidente que las restricciones al ejercicio libre de una profesién se fundan en ol interés del Estado por proteger al pablico en general que requiere los servicios de profesionales y puesto que en el orden constitucional las restrieciones a las garantias indivi- duales deben ser impuestas a través de los actos del poder legislativo, muevamente impera el principio de que aélo a la ley corresponde determinar las restric- ciones citadas, atendiendo al interés piblico. Este aserto ha sido sostenido en resoluciones de la SCJ, particularmente en el amparo 2506/66, fallado el 13 de octubre de 1967. Pero si bien es cierto que comes- ponde a la ley limitar a ciertas condiciones el ejercicio de las profesiones, también lo es que toda persona a quien legalmente se le expida titulo profesional o gra- do académico equivalente, podré obtener eédula de ejercicio con efectos de patente, previo registro de di- cho titulo 0 grado. Manuel M, Diez comenta, a pro- pésito de los requisitos de inseripeién de los registros profesionales que con su cumplimiento, “una persona adquiere el derecho arejercer su profesién y que este efecto, no deriva de la voluntad de la administracion que dispone la inscripeién sino tinicamente de la ley. La administracién, comprobado el cumplimiento de los requisitos exigidos por la ley, para el ejercicio de una profesién, ordena la inscripeién en el registro, pero no influye en el efecto de la inseripeién”. Asi resulta claro que el registro del titulo, otorga a los profesionistas, en 'os términos del a. 30. de Ia ley ya invocada, el derecho de obtener la cédula o patente para el ejercicio de un derecho que por disposicin de la ley le corresponde. El ordenamiento legal, en virtud del cual se esta- hilecen las normas para el ejercicio de las profesiones determina las condiciones que deben lenarse para ob- tener un titulo profesional, cudles son las institucio- nes autorizadas a expedir éstos, y eual el trato que se da a los titulos profesionales que expidan las autori- dades de una entidad federativa con sujecién a sus leyes; emo deben registrarse los titulos expedidos en 41 extranjero; prohibiciones a los extranjeros para s¢jercer en el Distrito Federal; las bases fundamentales del ejercicio profesional y las sanciones a que se hacen acreedores los profesionales que violen las normas que por virtud del ejercicio de las profesiones eatin obliga- dos a observar. Igualmente en la ley sé faculta a reccién General de Profesiones de la Secretaria de Edueacién Pablica a vigilar el ejercicio profesional, re- gistrar los titulos de profesionistas, autorizar el ejerci- cio de especializaciones, expedir In cédula personal correspondiente, cancelar el registro de los titulos de Jos profesionistas cuando asi proceda, entre otras de igual importancia. IIT. Con respecto al alcance de algunas de las dispo- siciones de la Ley Reglamentaria del Articulo 50. Constitucional, los tribunales del orden federal, en particular la SCJ ha integrado con profusién a la juris- prudencia, tesis que se relacionan estrechamente con el concepto de profesiones y con el aleance de algunas de las normas antes enunciadas, asi como sobre los re- quisitos que se deben reunir para ejercer las profesio- nes a que la ley alude. a) “Reglamentacién de tas profesiones: La regla- mentacién del articulo 40. constitucional sélo puede hacerse por los congresos locales, y por el Congreso de la Union traténdose del Distrito Federal; y las cor- tapisas que se impongan, ein fundamento en ley algu- na, para el libre ejercicio de las profesiones, importan una violacién constitucional” (Apéidice al SIF de 1917-1975, tercera parte, Segunda Sala, tesis 491, p-791): b) “Ley reglamentaria del ejercicio profesional del Estado de Michoacan, No es inconstitucional el artieu- To 20 de la: Conforme a este articulo, las personas que carezcan de titulo profesional correspondiente, debidamente registrado, no podrin eercer los actos propios de la profesién de abogado, estando obligadas las autoridades a rechazarlas, cuando pretendan inter- 269 venir como patronos, apoderados o asesores técnicos de las partes, lo cual es perfectamente legal, porque el articulo 30. de Ia Ley Reglamentaria del Ejercicio - Profesional para el Estado de Michoacin sefala, entre las profesiones que necesitan titulo para su ejercicio, la de abogado, de suerte que el ejercicio de dicha pro- fesién no puede hacerse libremente, sino s6lo por abogados titulados, cuyo titulo haya sido registrado en el Departamento de Profesiones del Estado, y esa restriccién es constitucional porque tiene su apoyo en larticulo 4o. de la Constitucién Federal. Es inaten- ible fo de que no debe impedirse a las partes otorgar poder a personas de su confianza, aunque carezea de titulo, ya que, en resumidas cuentas, elas serin quienes estén a las resultas del juicio, porque eso equivaldria a hacer nugatoria la reglamentacion del ejercicio profe- sional y a permitir que las disposiciones de orden pi- blico quedaran sin vigor por el simple acto de los par- ticulares que, aiin a su perjuicio no quisieran acatarlas, lo cual es inadmisible” (Informe de 1955, Tercera Sala, pp. 36-37). ¢) “Profesionales extranjeros y libertad de trabaj Son violatorios de las garantias consignadas en lo ticulos Lo. y 4o. de la Constitucién;los articulos 15 y 18 de la Ley de Profesiones, en cuanto registren a los extranjeros la actividad profesional, no obstante que los miamos ostenten titulo legalmente expedido en el pais, o legalmente reconocido por Iae autoridades competentes; puesto que las libertades que consagra nuestra Constitucién, se otorgan a todos los habitan- tes, sin distincién de nacionalidades, no pudiendo res- tringirse ni aun a titulo de reglamentacién sobre nacionalidad y condicién juridica de extranjeros (fa- ccultad que se asigna al Congreso de la Unién por el articulo 73 constitucional, fraccién XVI), porque cualquier discriminacién pugnaria con la amplia liber- tad de trabajo que otorga el articulo 40.” (Informe de 1954, Segunda Sala, p. 5). ) “Creacién de carreras que no requieren de eédu- la para gu ejercicio, Esta Suprema Corte de Justicia ha interpretado el articulo 3o. de la Ley de Profesiones en dl sentido de que seria suficiente quelos planes de estudio establecieran alguna carrera como completa, para que ipso jure la profesidn correlativa necesitase de eédula; o sea, que se dio el alcance de una ley alos planes de estudio. Ahora bien, tomando en considera- Gn que las facultades legislativas son indelegables y que las leyes a que remite el citado articulo 30. han de ser leyes en su estricto sentido, que obliguen a 270 cualquier autoridad y a todos los particulares, debe ratificarse la jurisprudencia existente y ha de inter- pretame que 6s irestricto el ejercicio profesional, en tanto que una ley propiamente tal no mande que de- terminada profesién requiere de titulo y, por consi- guiente, en cuanto a la patente o cédula relativa, el no expedir ésta no ocasiona violacién de garantias, ya que Ia negativa de su expedicin, al no requerimse de Gta por leyes vigentes, de modo alguno impide o res- tringe el ejercicio de una profesién” (SIF, sexta época, vol. CXXIY, tercera parte, p.62). TV, BIBLIOGRAFIA: ACOSTA ROMERO, Migud y GONGORA PIMENTEL, Genaro David, Consttucién Pol fica de los Extados Unidos Mexicanos, Legislacin, juriapra- dencia, docrina, México, Porria, 1983; DEMICHEL, André, Le droit adminisrot. Euai de réflexion théorique, P Librairie Générale de Droit tt de Jurisprudence, 1978; DIEZ, Manuel M., E1 acto administratico; 2, ed, Buenos Aires, Ti posrifica Editora Argentine, 1961, Olgas HERNANDEZ EsPINDOLA Progresividad en el impuesto. I. La progresividad es la respuesta al problema de la equidad en la relacién del impuesto respecto a la base fisal, en la que el porcen- taje del impuesto aumenta conforme la base tributaria se eleva. TL. Una justificacién para 1a progresividad del im- puesto se basa ‘en la relacién entre la base fiscal y Ia cifra considerada como esencial para mantener un ni- vel minimo de vida. Segan el caso, no tiene capacidad contributiva quien escasamente obtiene el ingreso su- ficiente para permitirle sobrevivir, quien cuenta con instalaciones infimas para habitar y quien consume el minimo necesario para subsistir. La capacidad contri- Dutiva se mide por la porcién de la base fiscal en ex- ceeto de ese minimo. Dado que este excedente consti- tuye un porcentaje mayor en las,altas capas sociales, se justifica una estructura fiscal progresiva. Dicho de otro modo, la progresividad se requiere porque mien- tras menor es el estrato socioeconémico las personas requieren todo o la mayor parte de su ingreso para ‘mantener apenas un nivel humano de vi La justificacién para Ia progresividad de las tasas tinguiéndola de la progresién ereada por la exen- cién de cierta cantidad minima— se asa en el nivel ‘coptado de patrén Sptimo de distribucién del ingreso. El argumento més fuerte para Ia progresividad ea el hecho de que el consenso de la opinién de la sociedad de hoy considera la progresién como necesaria por equidad. Esta aceptacién de Ia deseabilidad de la progresividad se basa en que el modelo de disttibu- cin del ingreso antes de impuestos implica excesiva desigualdad desde el punto de vista de los mejores tereses de la sociedad. Se trata desde Iuego de un ju cio de valor, que no descansa sobre presunciones de comparacién de utilidad interpersonal; la excesiva desigualdad puede ser condenada sobre la base de la injusticia inherente en términos de los estindares aceptados por la sociedad, con fundamento en la versidad de oportunidades que de ella resulta, © sim- plemente por el temor a que el desequilibrio econémi- co pueda crear inestabilidad social y pol Para los oponentes de la progresividad su justifica- cin en el consenso social carece de validez, la califican de una mera racionalizacién para una politica que se sigue simplemente porque la mayoria la sostiene. Para estos eriticos que tratan de encontrar un concepto fundamental -y absoluto de justicia que sea indepen- diente de las preferencias personales, la falta de tun es- tindar objetivo para determinar el grado de progresi- vidad es un argumento decisivo contra cualquier des- viacién de la imposicién proporcional. Aseveran que deade el momento en que se abandona en el marco de los impuestos el principio cardinal de exigir de todos Jog individuos Ia misma proporcién de sus bienes por cconcepto de impuestor, no hay injusticia ni insensatez que no pueda cometerse. Se mantiene ese régimen porque se permite ala mayoria votar por un impuesto aplicable a la minoria al que aquella no queda sujeto, determinando ésta la extensidn en la que desea redu- cir la desigualdad econémica entre ella y la minoria rica. No reconocen que la cuestiOn de justicia es une ‘en la que no puede haber respuesta cientifica, y si- guiendo los principios de la democracia, el tnico cri- terio aceptable es el consenso del pensamiento de la mayor parte de la poblacién. Tanto Ia justificacién de la progresivided como ta del grado deseado de progresién, descansan no en eri- teriog objetivos, sino simplemente en el consenso de la comunidad sobre el estindar de equidad en la dis- tribucién del ingreso. La escala de progresividad se determina de acuerdo con la interpretacién del grado de diferencia en el ingreso que es tolerable de acuerdo con el consenso social, Dentro del concepto de que se trata existe la pro- resin decreciente, que se da cuando los aumentos de Ia tasa no crecen en la misma proporeién que los inerementos en la base. No todos los renglones de una tarifa progresiva guardan el mismo grado de progresi- vidad, se da el caso de que en los renglones mas bajos ‘© medioa, o en ambos, la progresividad sea mis accle- ada que en los renglones mas altos de la tarifa. v, PRINCIPIO DE CAPACIDAD CONTRIBUTIVA, PROPORCIONALIDAD Y EQUIDAD DE LOSIMPUESTOS, REGRESIVIDAD EN EL IMPUESTO, IIL BIBLIOGRAFIA: BLUM, Walter J. y KALVEN, Jt Hay, The Uncary Care for Progresive Taxation, Chicago. Univenity of Chicago Pres, 1963; DUE, John F. y FRIED- LAENDER, Ann Fr. Government Finance; Economics of the Public Sector 6a, ed, Homewood, Ilinois, Richard D Irwin, Ine, 1977; SAMUELSON, Paul A., Economies, Nueva York, McGraw-Hill Co., Ine., 1961; SOMERS, Harold Milton, Fi- ‘nanzas publica « ingreo nacional; tad. de Horacio Fores de Ia Pena y Marta Chives, México, Fondo de Cultura Eeonémi- a, 1952. Dolores Beatriz CHAPOY BONIFAZ. Promesa. I. (Del latin promissus, expresién de la vo- luntad de dar a uno o de hacer por 4 una cosa.) Con- trato que tiene por objeto la celebracién de un con- trato futuro, Ee un medio para asegurar en el futuro la celebracion de un contrato (aa. 2243 y 2245 CC). Se le conoce también como contrato preparatorio, contrato preliminar, antecontrato 0 precontrato. Por su naturaleza puede ser unilateral o bilateral; en el primer cago el sujeto que se obliga recibe el nombre de promitente y el que se aprovecha el de beneficiario; ‘en al segundo cato las partes tienen la doble persona- lidad y se les lama promitentes. Es un contrato formal que debe constar por eseri- to, contener los elementos caracteristicos del contra- to definitivo y limitanse a cierto tiempo (a. 2246 CC), En virtud de que este contrato sélo genera obliga- ciones de hacer (a, 2245 CC); es decir, que las partes solo se obligan a celebrar un contrato en los términos ofrecidos, se dice que tiene una funcién juridica y no econdmica. ‘Ademas de los requisitos de validez y elementos esenciales propios del contrato, en la doctrina se hace referencia a los requisitos de eficacia de la promesa en. relacién al contrato definitivo por ello debe contener los elementos caracteristicos de este sltimo. TH, Se distingue de la policitacién porque ésta es una declaracién unilateral de voluntad y la promesa es tun acuerdo de voluntades ya sea para obligar a uno solo (unilateral) 0 a ambas partes (bilateral); de las ne- ¢gociaciones preliminares ya que éstascarecen de fuerza Yinculatoria; del contrato de corretaje porque en éste 271 una de las partes se obliga a pagar a la otra una presta- ign en caso de que esta iltima obtenga que un terce- ro contrate con la primera en las condiciones fijadas previamente, en ningiin momento se obligan a contra- tar entre ellas, Se distingue la promesa del contrato definitive en ‘que aquella 96lo genera obligaciones de hacer, aunque cen la promesa se constituya una garantia para el caso de incumplimiento. Bata garantia o arras es una cléu- sula accidental del contrato de promesa y se pierde en ‘caso de incumplimiento, Si la entrega ze hace como abono del precio que ha de pactarse la figura cambia, la SCJ ha establecido que en este caso se esta en pre- sencia de un contrato definitivo que ha emperado a cumplirse y estd sujeto a una modalidad aunque se le dé el nombre de promesa. En caso de incumplimiento de uno de los promi- tentes el beneficiario puede exigir judicialmente la realizacién del contrato definitivo haciendo efectivo dicho otorgamiento con la firma del juez en rebeldia del demandado. En caso de que el contrato definitivo fuere traslativo de dominio y la cosa ofrecida hubiere pasado a titulo oneroso a la propiedad de un tercero de buena fe, la promesa queda sin efecto y el responsa- ble pagar dafios y perjuicios a la otra parte (a. 2247 ce), I. BIBLIOGRAFIA: LOZANO NORIEGA, Francisco, Cuarto curso de derecho civit Contratos; 2a. ed., México, Awociacién Nacional del Notarisdo Mexicano, A.C., 1970: ROJINA VILLEGAS, Rafael, Derecho civil mexicano, t. VI, Contretor; 4a. ed., México, Pornia, 1977; SANCHEZ ME. DAL, Ramén, De lor contrator civil; Se, ed., México, Po- mmiia, 1980; ZAMORA Y VALENCIA, Miguel Angel, Contra- t+ ciuiles, México, Porria, 1981. Alicia Elena PEREZ DUARTE Y N. Promulgacion de la ley, v. PUBLICACION DE LA LEY. Propiedad. I. (Del latin proprietas.atis.) Dominio que se ejerce sobre la cosa poseida. Cosa que es objeto de dominio. I. Los romanos concibieron a Ia propiedad como la manera més completa de gozar de los beneficios de ‘una cosa, Estos beneficios comprendian el jus utendi © usu, 3 decir, la facultad de serviree de la cosa con- forme a su naturaleza; el jus fruendi o fructus, que ‘otorgaba el derecho a percibir el producto de la mis- ‘ma; el jus abutendi o abusus, que conferia incluso el 272 poder de distribuitla y, por iltimo, el jus vindicandi, que permitia su reclamo de otros detentadores 0 po- seedores. No obstante, es claro que —como hoy— este dere- cho no podia ser, de ninguna manera, absoluto. Por tanto, los romanos establecieron algunas limitaciones en funcién precisamente del interés social: asi, no po- dia modificarse el eurvo de las aguas, debia permitirse cl paso a terceras personas en caso necesario, se impo- njan limitaciones ala altura de los edificios, etc. La propiedad podia adquirirse de diversas maneras, que se agrupan segin su naturaleza en dos grandes ‘reas: los modos originarios y los derivativoe. El pri- ‘mer grupo supone un origen impreciso, en cuyo caso 1a tranemisién no puede atribuirse a nadie en especial. El derecho ala propiedad nace, pues, desvinculado de tuna persona anterior, como sucede en el caso de Ia occupatio, de la accesién, de la specificatio, confusio y commistio, descubrimiento de tesoros y recoleccién de frutos. Son, en general, medion primitivos en que dificilmente puede establecerse una derivacién estric- tamente juridiea. En el segundo grupo —modos derivativos— tal rela cin aparece claramente definida, fundamentalmente porque hay una persona a quien imputar en propiedad la cosa precisamente antes de que se opere la transmi- sién, Ellos son la maneipatio, la in jure cessio, latra- ditio, la adjudicatio, la assignatio, el legado y Ia usu- capio. El derecho de propiedad terminaba cuando sucedia la destruceién de la cosa, cuando ya no podia apro- piarse en forma particular, o cuando los animales eal- vajes recobraban su libertad. TH. Segin Rojina Villegas, la propiedad es “el po- der juridico que una persona ejerce en forma directa ¢ inmediata sobre una cosa para aprovecharla total- mente en sentido juridico, siendo oponible este poder ‘aun sujeto pasivo universal, por virtud de unarelacion, que se origina erifre el titular y dicho sujeto”. A su vex, nuestro CC define ef inetituto en términos de su principal earacteristica: “el propietario de una cosa puede gozar y disponer de ella con las limitaciones y modalidades que fijen las leyes” (a. 830): ‘Ahora bien, jcusles son, segiin nuestra legialacién vigente, las cosas que pueden ser objeto de apropia- cién? De conformidad con lo establecido en el a. 747 del CC, todas las cosas que no estén excluidas del co- mercio, pueden efectivamente ser susceptibles de apropiacion. Ya se sabe que las Gnicas cosas que estén fuera del comercio son aquellas que no pueden ser re- ducidas a propiedad individual, bien en virtud de su propia naturaleza o bien porque la ley aslo dipongn. Efectuado el acto de apropiacién en virtud de cual- aquiera de los medios consignados a ese propésito en la Iey (contrato, herencia, legudo, accesién, ocupacién, adjudicacién, prescripeién, donacidn, sociedad, per- muita, ciertas disposiciones legals, ete.) el propietario goza y dispone de la cosa sin mas limitaciones que las previstas en las leyes, En el uso de su derecho, el propietario puede des- lindar y amojonar su propiedad (a. 841 CC), cerrin- dola parcial o totalmente, siempre que no menoscabe el derecho de tercero, En este iltimo punto toma am- plio juego el derecho de servidumbre, desarrollado en la vor correspondiente. Hay ciertos derechos accesorios que se vinculan a la propiedad. El duefto del predio que se encuentre animales gin identificacién en terrenos de su heredad, pueden sin més apropiarse de ellos (2. 854 CC), si bien fu intento puede nulificarse con la rendicién de prue- ba en contrario. Existe otra disposicidn ciertamente curiosa: si su- ‘ede que alguien ha logrado herir 2 una pieza de ca que arriba a terrenos ajenos, el propietario de éstos tendré todo el derecho de apropiarse del animal si el cazador invade eu heredad sin el permiso correspon- diente. Cierto es que el duefio del predio tiene obliga- cién de entregar la pieza, pero i no es requerido de ello © permanece ignorante, no puede resultar vineulado. Otras disposiciones del CC se refieren a los perros de caza que causan dafio alas plantaciones, muerte de animales bravios o cerriles que hagan dafo a las plan- taciones, aves domésticas, pesca en aguas particulares, apropiacion de animales bravios y enjambres, anima- les feroces y domésticos (aa. 863-874 CC), ete. En cada uno de estos supuestos se precisan los derechos que eventualmente adquiere el dueio del predio, ya sea respecto de su apropiacién, o del pago de los dafios que se le causaren. E] tesoro es “el depésito oculto de dinero, alhajas 1 otros objetos preciosos cuya legitima procedencia te ignore” (a. 875 CC). Sigue al derecho de propie- dad como objeto accesorio, salvo que su descubridor no resulte el mismo duefio o que fuere un tnsoro ar- tistico 0 cientifico, en cuyo caso se adjudicard al Estado. En virtud del derecho de accesién, todo lo que la propiedad produzea, se le una o incorpore natural 0 artificialmente, se vineula entonces con ella. Como bien dice Rojina Villegas, “es una extensién del do- minio”, Esta accesién puede ser natural, a través del acrecimiento natural de los predios en virtud del ma- terial depositado por la corriente de un rio 0 el des- prendido de una propiedad para incorporarse a otra, merced a la misma fuerza. Puede le propiedad incre- mentarse por ¢l nacimiento de una isla, segin cierto procedimiento, o mutarse el curso de un rio, origi- nando un nuevo terreno, La accesién de carieter arti- ficial actia también en muebles y no sélo en bienes raices, Puede formare por incorporacién, mezcla, confusién y especificacidn, respecto a los primeros. En el caso de inmuebles, por edificacidn, plantacién o siembra. La extensin del derecho de goce y disposicién s0- bre un bien comprende, como se ha visto a muy gran- des rasgos, una vasta enumeracién de situaciones que aglutinan, a 6u vez, facultades y atribuciones que, en definitiva, no resultan superadas por ninguna otra forma de disposicién legal. Pero, si en un tiempo se considers que el derecho de propiedad era absoluto, exclusive y perpetuo —de conformidad con la tesisclisica~ actualmente es pre- iso reconocer que tal derecho se encuentra enmarca- do y condicionado por una serie de limitaciones que le confieren un carécter sustancialmente diverso. La legislaci6n civil, en efecto, habla de “Timitacio- nes” y “modalidades” que, de una u otra manera, constriien el derecho antes absoluto del propietario para disponer y gozar de la cosa, Estas restricciones ‘enmarcan un esqjuema més 0 menos complejo en pro- teecién del interés de otros propietarios ~considera- ddos individualmente— o bien del interés general o pi- blico. Asi, al intentar una edificacién, el propietario del predio tiene la obligacién de observar las regla- mentaciones que la ley administrativa imponga en funcién de intereses omamentales, de seguridad pi- blica, de vialidad, ete. (a. 843 CC). Del mismo modo, l duetio del predio tampoco puede hacer excavacio- nes © construcciones que pongan en peligro al sostén del predio vecino, a pesar de que las obras se reslicen precisamente dentro de au inmueble. Es claro que, a s0 ver, el duefio del fundo vecino tendré a 6u favor las acciones comespondientes para evitar que la realiza- cidn de las obras produzcan consecuencias perjudicia- lesa su propiedad. Anélogus diaposiciones pueden encontrar en los aa, 845, que previene la instalacién o construccién de 273 obras peligrosas 0 nocivas; 846, respecto a la planta cién de drboles a una distancia minima de la propie- dad ajena; 849, que se refiere ala apertura de huecos © ventanas para iluminacién, etc. De un modo mucho més evidente ~y radical— las limitaciones impuestas en beneficio del orden o la uti- lidad pablica se hacen presentes en el procedimiento de expropiacién, En relacién a alla, el Estado inter- viene en la propiedad particular ocupsindola en bene- ficio del interés general e, incluso, destruyéndola, si ello resulta indispensable 2 ese objetivo (a. 836 del CC, en relacidn con el a. 27 constitucional). v, EXPROPIACION, SER VIDUMBRES, 1V. BIBLIOGRAFIA: GUTIERREZ ¥ GONZALEZ, Er- nesto, Bl patrimonio pecuniario y moral o derechos dela per ‘onalidad y derecho tucesorio; 2a. ed, Pucba, Cajca, 1979; IBARROLA, Antonio de, Cons y aucesiones; a. ed, México, Porria, 1977; MARGADANT, Guillermo F., Derecho priva do romano; 42. ed, México, Exfinge, 1970; ROJINA Vi LLEGAS, Rafael, Derecho civil mericano, t. Il, Bienes, de. rechos reales y posenion; 4a. ed., México, Porria, 1976; SOWM, Rodolfo, Intituciones de derecho privado romano, Historia y sstemes trad. de Wenceaao Roces, México, Edito- sa Nacional, 1975. José Antonio MARQUEZ GONZALEZ Propiedad colectiva, v. PROPIEDAD SOCIAL. Propiedad comercial. I. Bajo este nombre se conoce a la especial proteccién otorgada al arrendatario de un local destinado al cometcio, y qué consiste en el dere- cho de prorrogar el contrato de arrendamiento cuan- do éste termina, o el de obtener una indemnizacion cuando se desocupa el local. No existe en México en la forma que quedé arriba definida. Se discute Ia correccién del término “propiedad comercial”. En realidad, no corresponde aun derecho real de propiedad; es un derecho personal del arren- datario en contra del arendador, derivado del arrenda- miento. Barrera Graf lo estudia como derecho al arrendamiento: pero sefiala que se trata de una expre- sion “incorrecta y equivoca”, Mantilla Molina, se ‘coupa del tema bajo el titulo de “derecho al arren- damiento”: sin referirse de modo directo a la propie- ddad comercial. Garrigues habla de derecho de arrenda- miento. En realidad se habla de propiedad comercial de modo andlogo a cuando se hace lo mismo respec- to de la propiedad intelectual e industrial. Se discute la justificacién de este derecho. Asi, se 274 ha invocado desde la descomposicién del derecho de propiedad, como producto del trabajo creador del ‘empresario, unido a la utilidad econdmica que se agrega al inmueble (plusvalia), hasta la doctrina del enriquecimiento injusto. En realidad, la justificacion econémica, estriba “en la circunstancia de que el titular del local arrendado suele beneficiarse con el aviamiento de la hacienda, a Ia expiracién del con- trato de arrendamiento respectivo, y parece injusto ¢ inconyeniente, por un lado, favorecer gratuitamente al arrendador de un provecho o plusvalor ganado por su finca, al que él fue por completo ajeno, y por oto lado, privar al arrendatario del-local objeto del con- trato, sin concederle derecho a recibir el valor del prestigio y de la fama que por su actividad al frente de una empresa ha ganado para ésta y ha atribuido a dicho local” (Barrera Graf p. 243), IL Este derecho tiene sus origenes en el jus intra- turae y jus stantiandi, que empexé a desarrollarse, a partir del siglo XIII, en las ciudades toscanas (Flo- tencia, Pisa, Siena y otras). El desarrollo del comer- cio en esas épocas provocd la invasién de dichas ciudades. Habia mis comerciantes que locales para dar en arrendamiento. Se empezaron a adoptar me- ddidas: primero se prohibe arrendar a forasteros locales situados en calles céntricas; pero estas medidas resul- tan insuficientes. Entonces, se prohibe que un patron puede ejercer el comercio en mis de un local, se obliga a los propietarios a respetar el plazo convenido ¥ a prorrogar el arrendamiento cuando éste reine ciertas caracteristicas, De este modo terminan pot consolidarse los dos derechos arriba indicados. El jus intraturae consiste en el derecho a ser indemnizado por las mejoras introducidas en el local, cuando el arrendatario lo cede a otra persona o al mismo propie- tario. Dentro de estas mejoras se incluye el aviamien- to: El jus stantiandi es la fecultad que el arrendatario adquiere sobre ef local cuando ha estado al frente cinco afios o més, La evolucién de estos derechos eo interesante des- pués del siglo XVIII, cuando se consideré Ia “entra- tura”” bajo dos aspectos: el primero, derecho de aviamiento, que concedia accién al arrendatario para reclamar una indemnizacién al término del arrenda- miento. Fate derecho podria ser enajenado o gravado, y el segundo, derecho de permanencia en los locales, después de vencido ef plazo. Este derecho no podia cedemse sin consentimiento del duefio, salve que fuese al hijo, por causa de muerte, cuando éate hubiera esta- do asociado al padre al menos cinco aflos, Eate derecho fenecia, también, con la muerte del arrendatario 0 por el abandono del ejercicio del comercio. A raiz de la Primera Guerra Mundial se hace més aguda la necesidad de proteger a los arendatarios. Entre ellos, es obvio, a los que arriendan para comer- ciar. Aparecen una serie de leyes, iniciéndose con la francesa de 1926, y la inglesa de 1927 y otras. La ley francesa es de las mis enérgicas, ya que concede al arrendatario un derecho a la renovacién del arrien- do, con Ia correspondiente obligacién del arrendador, quien puede liberarte mediante el abono de una indemnizacién que, por lo general, es elevada. En Espafa la propiedad comercial se encuentra protegida por la Ley de Arrendamientos Urbanos de 11 de junio de 1964, que permite al arrendatario tras- pasar el local, pero dando derecho de tanto y retracto al arrendador. Este no puede denegar la prorroga, salvo que necesite del local para ai © para sus ascen- dientes consanguineos y concurran una serie de requisitos que exige la ley. Sin embargo, al parecer, 80 han aceptado cliusulas de escalamiento de precio en los contratos, que los arrendadores acostumbran ineluir para protegerse contra la inflacién, En Italia, Ia ley de 27 de julio de 1978 concede al arrendatario de un inmueble destinado a una actividad comercial o artesanal, derecho de preferencia en arren- damientos futuros y compensacién porla pérdida del avio al terminar el contrato. TIL No protege, la ley mexicana, a.la propiedad comercial. EI CC no se ocupa de ello, Tampoco se encuentra regulado el arrendamiento comercial. Difi- cilmente podriaserlo, ya que, porlo general, el arrenda- miento es civil y esta materia se encuentra constitu- cionalmente atribuida a los legisladores locales. TV, Sin embargo, es interesante ocupanse, en rela- cién con el tema, de algunos aspectos del arrenda- miento de locales comerciales en la legislaciOn civil del Distrito Federal (DF). En primer lugar, y en franca desproteccién del ‘arrendatario, éete no puede subarrendar la cosa arren- dada, ni ceder sus derechos ain consentimiento del arrendador. En caso de hacerlo, responderd solidaria- mente con el subarrendatario de los dafios y perjuicios (a. 2480 CC). Ademés, en tal caso, el arrendador pue- de exigir la rescision del contrato (a. 2489 fr. I CC), Segiin el a. 2485 CC, “vencido un contrato de arrendamiento, tendré derecho el inquilino, siempre que esté al corriente en el pago de las rentas, a que se le prorrogue hasta por un aio ese contrato. Podra el arrendador aumentar hasta un diez por ciento la renta anterior, siempre que demuestre que los alqui- Jeres en la zona de que se trate han sufrido un alza Aespués de que se celebro el contrato de arrenda- miento” (pfo. primero). Este derecho es muy relativo, ya que sélo dura un afio: no importa cuanto haya durado el arendamiento. Por otro lado, In SCJ ha decidido que ve trata de un derecho renunciable (SIF, 6a. época, cuarta parte, vol. XI, p. 61, AD 2128/58; vol, XLVIII, p. 94, AD 7587/59, y vol. LXIE, p. 83, AD 4458/61). El arren- dador invatiablemente exige esa cléusula. A lo que ceabe agregar que son comunes las cldusulas de escala- miento en las rentas, que tienden a contrarrestar la inflacién (p.e., aumento de un porcentaje sobre laren- ta que se venie pagando, cada doce meses: equis riimero de veces el salario minimo; referencia a indi- ces de inflacién, ete.) En reciente ejecutoria, la SCJ, declaré no aplicable una cliusula de escalamiento que tenia su base en el indice de precios del Banco de Mé- xico. Sin embargo, Ia resolucién se adopté con dos votos en contra (SJF, 74. época, vols. 145-150, cuarta parte, pp. 506 y ss., AD 6645/79). La SCJ ha exigido que la prérroga se pida antes de que expire el plazo de terminacion del contrato; cuan- do todavia estd en vigor el contrato, porque lo que no existe no puede prorrogarse (Apéndice al SJF de 1917-1975, euarta parte, Tercera Sala, tsis 88, p.263); ¥ que s6lo se da en arrendamientos por plazo deter- minado (id., tesis 89, p. 264). Que habiéndose pac- tado varias prérrogas convencionales, terminada la iltima, procede la legal: a no ser que se exprese que la altima de las convencionales sustituye a la legal GIF, 68. époea, cuarta parte, vol. LXVIT, p. 37, AD 7371/61). Otro derecho que se concede al arrendatario, es el de preferencia en un nuevo arrendamiento o venta del bien arrendado. Segiin el a, 2447 CC, “en los arrenda- mientos que han durado més de cinco afios, y cuando el arrendatario ha hecho mejoras de importancia en la finca arrendada, tiene éste derecho, si esta al corriente en el pago de la renta, a que, en igualdad de condi- ciones, se le prefiera a otro interesado en el nuevo arrendamiento de Ia finea. Tama derecho de tanto, si el propietario quiere vender la finea arrendada”. La SCJ, ha interpretado que para que proceda este derecho, ex necesario que el arrendamiento haya 275 durado més de cinco afios y que, ademas, el arrends- tario haya hecho mejoras de importancia en el bien arrendado (Informe de 1980, Tercera Sala, p. 38 AD 5415/79). Interpretacién erronea: el derecho de pre- ferencia procede en cualquiera de los dos casos; esto a, cuando el arrendamiento ha durado mas de cineo afloe, y entonces se justifica precisamente porque la permanencia, en el caso especial del local destinado a io, ha ereado una clientela que es digna de : y, enando el arrendatario ha hecho mejo- ras de importancia, siendo la inversion la que justifiea el derecho. ‘También esta proteccién es limitada. Sobre todo en el caso de preferencia en la venta. En primer lugar, si bien se da el derecho de tanto, no se da el de retrac- to, Siel arrendador vende el inmueble, al arrendatario sélo le queda una reclamacién por datios y perjuicio Por oto lado, como con frecuencia el local destinado 4 comercio forma parte de un edificio, el arrentadario, s6lo ocupa parte det bien arrendado y, en tal caso, no goza de la preferencia. Seftala Mantilla Molina que el a. 2447 es de inter- pretacién estricta, y que por igualded de condiciones no debe entenderse slo las correspondientes a término y precio de la renta. Ya que puede ocurrir que el nuevo inquilino ofrezca una industria menos peligrosa © més cémoda, etc. Interpretacion estricta de la cual no puede abusar el arrendador, sin violar los términos del a, 1912 CC (abuso de derecho). YY. Del miamo modo que en Europa, se han dictado decretos de proteccién al arrendatario. Decretos que no han estado dirigidos a proteger, de modo exelusivo, 4 Tos locales comerciales, y que no han contemplado de modo directo la teoria de Ia propiedad comercial de septiembre de 1943 y de 24 de diciembre de 1948. Este iltimo, publicado en DO de 30 de diciembre de 1948, ne encuentra en vigor: pero sus efectos son limi- tados. La SCJ ha establecido jurisprudencia, en el sentido de que no es aplicable a los contratos celebra- dos con posterioridad a la fecha de la promulgacion del decreto (Apéndice al SIF de 1917-1975, euarta parte, Tercera Sala, tesis 59, p. 183). La influencia del decreto sélo se extiende a los arrendamientos cele- brados antes de esa fecha; esto es, a un cierto niimero de inmuebles ubicados en el centro del DF, y en las colonias cercanas al mismo. El Decreto de Congelacion de Rentas, nombre con que 8¢ le conoce, prorrog6 por ministerio de ley, sin 276 alteraci6n de ninguna de sus cléusulas, los contratos de arrendamiento de casas o locales destinados a comereios 0 industrias (a. 10., inciso d) quedando excluidos las casas 0 locales destinados @ cantinas, pulquerias, cabarets, centros de vicio, explotacion de juegos permitidos por la ley, y salones de especticulos pliblicos, como teatros, cinematografos y circos (a. 2o. fr. MD). El arrendador que justifique ante los tribunales necesitar el inmueble arrendado, para establecer en él una industria o comercio de su propiedad, podré dar por terminado el arrendamiento. Sin embargo, para ello, debera hacerlo saber al arrendatario de una ma- nnera fehaciente, con seis meses de anticipacion, si se trata de establecimiento mercantil o industrial; y deberd, en este caso, indemnizar al arrendatario en ia cantidad que fijen los tribunales, tomando en conside- racién los guantes que hubiera pagado el arrendatario, el erédito mercantil de que éste goce, la dificultad de ‘encontrar nuevo local y las indemnizaciones que en su ‘caso tenga que pagar a los trabajadores a su servicio, conforme a la resolucién que dicten tas autoridades del trabajo. El arrendatario no estaré obligado a deso- cupar, mientras el arrendador no garantice suficiente- mente el pago de la compensacién arriba indicada (aa, 2on fr. Il, 50. y 60.).. ‘Ademés de los casos antes sefialados, el arrendador podra pedir la rescisién del arrendamiento “por falta de pago de tres mensuatidades, a no ser que el arren- datario exhiba el importe de las rentas adeudadas, antes de que se lleve a cabo la diligencia de lanzamien- to” (a. 7o. fr. I). La SCJ hainterpretado este precepto, diciendo que es de interpretacién estricta, de modo que si el arrendatario adeuda més de tres mensuali- dades, el arrendamiento se rescinde aunque se exhiban las rentas (Apéndice al SIF de 1917-1975, cuarta par- te, Tercera Sala, tesis 65, p. 207). ‘También procede 1a rescision pot subarrendamien- to, tragpaso 0 cesién, sin consentimiento del arren- dador. Por cambio de destino del inmueble arrendado, 4 usos distinto de los convenidos en el contrato, Por la realizacién de obras, sin consentimiento del pro- pietario, que alteren sustancialmente, a juicio de peritos, las condiciones de! inmueble. Por datos al inmueble que no sean consecuencia de su uso normal, Cuando la mayoria de los inquilinos lo solicite con causa justificada, Cuando la finca se encuentre en estado ruinaio y cuando lo exijan las condiciones sanitarias de la finca (2, To. fr. 1a 1X). En estos casos de rescision, el arrendatario no tiene derecho a indemnizacién alguna (a. 8o.). No parece que el Decreto de Congelacion de Ren- tas comentado haya producido los efectos deseados. Al parecer, fueron los contrarios, y durante algin tiempo se noté una disminucién en la inversion en edificaciones destinadas al comercio. Sefiala Mantilla Molina que en Aguascalientes, Baja California, Colima, Chiapas, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Morelos, México, Nue- yo Ledn, Oaxaca, Querétaro, Sinaloa, Sonora, Tabasco, ‘Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatén y Zacatecas, existen leyes similares alas del DF. v, ARRENDAMIENTO, EMPRESA. VI. BIBLIOGRAFIA: BARRERA GRAF, Jorge, Trtado de derecho mercantil, México, Porria, 1957; GARRIGUES, Tosquin, Curso de derecho mercantil a. ed, Madrid, Sive fio Aguirre Torre Impresor, 1959, ¢. I JULLIOT DE LA MORANDIERE, Leon, HOUIN, Roger, RODIERE, René, Droit commercial et droit fiscal des affaires; 3a, ed, Pars, Dalloz, 1963, t. [; MANTILLA MOLINA, Roberto L. Derecho mercantil; 223. ed., México, Porsia, 1982; MESSI. NEO, Francisco, Manual de’ derecho civil y comercial; trad, de Santiago Sentis Melendo, Buenos Aire, BJEA, 1954, vols, IIL y Vs id. , “Riflessioni sulla cosidetta proprieta commer ciale”, Rivista Trimestrale di Diritto e Procedura Civile, Milan, t. ML 1949; RODRIGUEZ Y RODRIGUEZ, Joaquin, Cur- 40 de derecho mercantil; 16a. ed., México, Pornia, 1982, t. I; SANCHEZ MEDAL, Ramén,De los contratos civiles:3a. ed., México, Portia, 1976; SERRANO GARCIA, Ignacio, Le ipoteca de establecimiento mercantil, Madrid, Editorial Re- vista de Derecho Privado, 1975. Joné Maria ABASCAL ZAMORA Propiedad comunal. I. Dentro del complicado régi- men de propiedad territorial que existié en México durante los periodos prehispanico, colonial e indepen- diente (iglo XIX) destac6, por su importancia y uti dad, el de las tierras comunales. Estas eran las dedica- das al uso de toda la colectividad y eu titular, poseedor © usufructuario, segtin el caso, era el pueblo. De ahi a denominacién de tierras comunales. Sus destinos fueron variados, pero en todos ellos existié un deno- minador comin: el heneficio colectivo. Constituye- ron ademés una constante en la politica agraria a tra- vés de los siglos hasta quedar euprimidas, conforme a su estructura tradicional, por la legislacién reformista de la segunda mitad del siglo XIX. IL, Entre los antiguos mexicanos la propiedad rai. y el uso y teneneia dela tierra correspondieron raés al derecho piiblico que al privado pues constituian una fuerza de poder politico en estrecha relacién con la vida y estratificacién social de estos pueblos. Debido a ello, existieron diversos tipos de propiedad sobre las tierras del jefe o tlatoani y de los nobles pipiltzin que se utilizaron para diversos fines. También el pue- blo conté con tierras en un régimen semejante al de la propiedad comunal. Entre las tierras destinadas al pueblo estaban: a) las calpullalli, tierras de uso y po- sesién de los macehuales miembros del calpulli (uni- dad politico-administrativa, generalmente proveniente de un solo linaje que formaba parte de una ciudad 0 altepett), Eetas tierras se dividfan en parcelas y podian ser cultivadas individualmente por las familias que in- tegraban el calpulli; 6) las altepetlali,tierras de uso ‘communal para todo el pueblo que recibieron diferen- tes denominaciones segiin estuvieran destinadas a los gastos del culto, escuelas, servicio militar, ete., y c) tierras de uso comunal, sobrantes del ealpulli y situa- das en las afueras del poblado, que se cultivaban por todos los miembros de éste. Después de la conquista se reconocieron las comu- nidades o pueblos de indios ya establecidos y se fo- mentaron las fundaciones de otros nuevos pues habia que asegurar la produccién en América. Hsta habia de- caido entre otras casas debido al escaso interés del conquistador espatiol por la tenencia y explotacién de la tierra, en las primeras épocas y ya avanzado el pro- eso colonizador; por otra parte, hubo un constante interés de la Corona en proteger las comunidades in- digenas para evitar et desarrollo en sua colonias de ‘una economia sefiorial que mermara sus intereses cen- tralistas. A esto hay que afiadir que cuando se produjo al descubrimiento de América dl régimen de adquisi- cin de la tierra en Espafia se basaba en un modelo 0 ‘eaquema medieval: el que Castilla habia utilizado para la reconquista, La propiedad no era tanto un objeto de especulacién (modelo romanista recibido por las Partidas) sino mas bien un elemento basico de la or- ganizacién socio-politica que conferia poderes a su ti- tular pero también leimponia deberes que lo limitaban con fines sociales, politicos y econdmicos (poblar, asentar, edificar, fortifiear, ete.). No es pues de extra- fiar, que el régimen de propiedad comcnal desarrolla- do por el derecho medieval castellano y el autdctono encontrado en México por los conquistadores, se fu- sionaran y dieran lugar a uno nuevo que obedeceria en parte a precedentes europeos, pero se ajustaria a las circunstancias propias del desarrollo regional de 4a Nueva Espafia, 277 ‘La experiencia adquirida por la metrépoli durante la reconquista habia puesto de relieve la importancia econdmica de la existencia de bienes de aprovecha- miento comiin para hacer funcionar la repoblacién de las comarcas conquistadas. Las comunidades rurales novohispanas tanto espafiolas como indigenss se es- trueturaron, por consiguiente, en base al sistema de tierras comunales. ‘Varias fueron las instituciones econémicolaborales ‘que pretendieron dar cauce a las cuestiones agrarias a lo largo del periodo colonial. Dentro de ellas, destacd la propiedad comunal que se desarrollé principalmente dentro de las congregaciones, también llamadas reduc- ciones o corregimientos. Estas eran agrupaciones dein- dios que habitaban en micleos de poblacién aislados de los asentamientos de espatioles, con cierta autonomia y bajo la autoridad de sus propios alcaldes y alguaciles, (repiiblica de indios). Surgieron con fines econdmicos, religiosos y tributarios desde la primera mitad del si glo XVI, funcionaron durante toda la época colonial ¥ fueron suprimidas en el México independiente a fi- tiales del sigo XIX. Las tierras de estas comunidades se dividian, a grandes rasgos en dos grupos o porcio- nes: a) la porcién individual, que correspondia al in- dio en particular, aunque con propiedad limitada, ya que no podia enajenarla, gravarla 0 cederla, y que cul- tivaba para eu propio beneficio 0 sustento, y 6) la porcidn colectiva o comunal, euyo titular era ‘el co- min”, Los pueblos ya fundados contaron con las tie rras que poseian antes de Ia conquista por reconoci- rmiento especifico de las leyes de Indias; los nuevos pueblos fueron dotados de tierras a través de varios procedimientos: 1) dotacién de la Corona; 2) conce- én de los caciques o seftores naturales, y 3) compra- venta. Estas tierras comunales (fundo legal) cuya exten- sion territorial, sujeta a variaciones posteriores era aproximadamente de una legua, fueron de diversos tipos: a) de aprovechamiento comiin para todos, co- mo pastos, montes y aguas; 6) de uso comunal, pero con destino especial, como los ejidos y dehesas. El ejido era la porcion de tierra dedicada 2 que loe po- Dladores pudieran salir a pie 0 con aus ganados con el fin de reorearse ain causar dato. Estos debian sefialar- se en tan “competente cantidad” que ee tuviera en cuenta el crecimiento de la poblacién; de ahi su deno- minacién de “ejido competente”. Las dehesas eran las tierras destinadas al pasto de ganado mayor o menor de los pobladores y debian colindar con los efidos, y 278 ¢) las tierras coneejales, que eran aquellas trabajadas por todos los indios en rotacién con el fin de pagar ‘con sus ganancias los gastos de la municipalidad. Po- ian darse también en censo o arrendamiento a par- ticulares espattoles o indios, aprovechdndose la repi- blica de indios del pago de la merees o renta. Todos ‘estos tipos de bienes comunes habian sido regulados y definidos anteriormente en la legislacién alfonsina @artidas III, 28,9 y 10). Las congregaciones © reducciones y su régimen de propiedad comunal, aunque en decadencia en e siglo XVIIL, sobrevivieron en los diversos regimenes instau- rados en México a partir de 1821 hasta extinguirse por la Ley de Desamortizacién de Bienes de Manos Muertas promulgada por Ignacio Comonfort el 25 de junio de 1856. Las liberales y secularizadoras leyes re- formistas marcan el punto final de un régimen protec- cionista relativo a la tenencia de la tierra indigena. Sin embargo, la C de 1917, todavia vigente, en su a. 27, fr. VIII, incizo a declara 1a nulidad de todas las engje- naciones de tierras, aguas y montes pertenecientes a Jos pueblos, rancherias, congregaciones 0 comunida- des, hechas por los jefes politicos, por el gobierno de los estados o por cualquier otra autoridad local en contravencién a lo dispuesto en la ley de 1856. La es- pecificacién que hace de estos tipos de comunidades, hha sido interpretada por algunos juristas como una rectificacién en materia de desamortizacién sobre las tierras correspondientes a los pueblos de indios. TI, Durante la época colonial las comunidades de indios y sus tierras de aprovechamiento 0 beneficio fueron tuteladas por una minuciosa y casuistica legis- lacién recogida posteriormente en la Recopilacién de leyes de Indias de 1680. Dentro de ellas destacan las Leyes de Burgos de 1512, las Ordenanzas sobre nue- ‘vos descubrimientos, poblaciones y pacificaciones de Felipe Il de 1573, y la propia Recopilacién de 1680 aque las regulé principalmente en los libros IV y VI, tit. o., relativo a “tas reducciones y pueblos de in- TV. La propiedad comunal es una modalidad de la propiedad en México, reconocida por la C. En sentido ‘stricto, es aquella propiedad, atribuida, con las limi- taciones constitucionales, a rancherias, conduefiazgoe, pueblos, tribus, congregaciones y demds comunidades precisamente para ser explotada en comin, Es la pro- piedad de las lamadae comunidades indigenas, antes de ser explotada bajo un régimen individualizado en todo o en parte, que es otra de las posibilidades pre- vistas en la legilacién agraria. En un sentido mas amplio, podremos descubric propiedad comunal tanto en aquellos ejidos, en los que alguna parte de sus tierras, bosques o aguas, sea explotada en comin, al misino tiempo que la parte restante es explotada hajo el régimen del reparto in- dividualizado; igualmente constituirin propiedad co- rmunal, aquellas tierras, bosques y aguas de una comu- niidad agraria, que habiendo resuelto transformarse en ejido, o cambiar su régimen de comunal al de explota- cién individual, deja alguna poreidn (como eras, pas- tos, ete.), para ser aprovechada en comin, Esto es, debemos en cada supuesto analizar primero cuil es el estado en que se encuentra el nicleo de poblacién a euyo favor se reconocié el derecho de la propiedad comunal y comprobar si éste permanece o no bajo di- cho régimen, toda vex que la ley agraria prevé la posi- bilidad y aun la necesidad de que estas comunidades se transformen en ejidos 0 adopten formas de explo- tacién individual, cuando sea la manera més adecuada para el mejor aprovechamiento de tales bienes. ‘V. Las notas que caracterizan a este tipo de propie- dad, son las de que se trata de bienes inalienables, in- embargables, intransferibles e imprescriptibles, corres- pondiendo tinicamente al gobierno federal el derecho para proceder, en ciertos supneatos, a la desafectacién de los mismos y a su posible expropiacién, VI, La C de 1917, como parte de la reforma agra- ria dispuso, primero que se reconocieran como propie- dad comunal todas las tierras, bosques y aguas de los conduefiangos, rancherias, pueblos, congregaciones, tribus y demés comunidades que tuvieran o que les hubieran pertenecido en el pasado, dejando nulas las ‘enajenaciones efectuadas por las leyes deeamortizado- ras, con el derecho para que se las restituyesen, o en fu caso para que recibieran nuevas dotaciones y am- pliaciones, de manera que pudieran ser bastantes para cubic sus necesidades presentes y futuras, En segun- do lugar, establecié dicha C la posibilidad para que cesta propiedad comunal pudiera ser aprovechada bajo el régimen tradicional de en comin, bajo un r individualizado o bajo un régimen mixto, segiin més cconviniera en cada caso, pudiéndose o no transfor- mar dichas comunidades en ejidos. Cuando la comunidad se transforma en ejido, entonces se Je aplica el régimen legal correspondiente 4 dicho ejido: goza de personalidad juridica y de la 12 capacidad para obrar. En cambio, cuando, la comunidad permanece como tal, no goza de perso- nalidad juridica propia, pero si de una muy amplia ‘apacidad de obrar y de todos los beneficios reconoci- dos para al ejido. No se les reconocid dicha personali dad, porque ésta seria suplida por los ayuntamientos, respectivos, sobre todo cuando se tratase de defender ‘aus bienes y sus prerrogativas. Segin se dijo durante los debates que provocé en el Constituyente el a, 27 constitucional. VIL. 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Aqui tan silo queremos recordar las dos nociones fundamentales del ejido, las cuales nos servirén para precisar mejor Ia idea de la propiedad ejidal que en ellas se implica. ‘Al ejido se le puede contemplar como una persona moral, como una gran unidad que se refiere tanto al miicleo de poblacion, o elemento humano de que consta; también se refiere al conjunto de tierras, aguas y bosques que constituyen el objeto principal de la dotacién respectiva; asi como a los demas bienes, muebles ¢ inmuebles, que sean susceptibles de ser ad- 279 quitidos por el ejido como consecuencia del giro de sus actividades agroindustriales. Pues bien, propiedad ejidal en sentido estricto silo seré la masa de bienes constituidos por las tierras, aguas y bosques que hayan sido el objeto de la dota- cién en cuestion. Dicha propiedad, en este caso, queda sujeta a un régimen muy especial, que posee un profundo sentido social, ya que la propia C la caracte- Fiza precisamente de social, ademés de impreseriptible, inalienable, intransferible ¢ inembargable frente a los regimenes de propiedad piblica y de propiedad pri- vada, de los que también se ocupa la mencionada C en sua.27, En un sentido mas amplio, la propiedad ejidal podria confundirse con la nocién de patrimonio ¢jidal. Esto 8, equivaldria al conjunto de bienes, muebles e in- muebles, de cardeter social o privado que pertenecen jido en cuanto conjunto de elementos humanos y ‘materiales, en cuanto persona juridica ala que se le reconocen unas especiales prerrogativas, entre las que deataca su singular capacidad de obrar. TL La propiedad ejidal, en todo caso, puede ser objeto de explotacién tanto bajo un régimen de par- celacién individualizada cuanto bajo un ‘régimen colectivo. La parcelacién tiene lugar cuando no es posible o recomendable, desde el punto de vista eco- nomico, la explotacion colectiva, generalmente esta precisign se encuentra contenida en la propia resolu- cién de dotacién. En cambio, la explotacién coleeti tendré lugar cuando asi lo determinen los propios ejidatarios y dicha determinacién sea aprobada por el presidente de la Repiblica, principalmente cuando se pretenda operar sobre recursos boscosos 0 forestales, sobre recursos ganaderos o cuando la explotacion individual resulte antieconémica, Todavia, ademés de las formas de explotacién individual y colectiva, se suele admitir una forma mixta, que es la prevista por la ley para los supuestos en que, después de haberse efectuado Ie parcelacin de les tierras ejidales, se dejen aprovechamientos colectivos, tal como sucede respecto a pastos, eras ¢ inclusive aprovechamientos boscosos. v, PATRIMONIO EJIDAL. IML, BIBLIOGRAFIA: CHAVEZ PADRON, Martha, £1 derecho agrario en México; Sa. ed., México, Porris, 1980; MADRAZO, Jorge, “Algunas consideraciones en torno al régimen de la propiedad desde la perspectiva constitueional”, Derecho Pesquero, México, nim. 7, agosto de 1983. José BARRAGAN BARRAGAN 280 Propiedad industrial, v, MARCAS, NOMBRE-COMER- CIAL, PATENTES, Propiedad intelectual. I. Concepto que comprende aquellos derechos que se ejercen sobre bienes incor- péreos como lo son la produccién artistica, cientifica © literaria, ex decir, los Hamados derechos de autor, asimilando estos derechos y su ejercicio a los derechos de propiedad. Asimilacién fundamentada en la equi- jan exclusiva de loe es generan con las formas de apropiacion y posesion, y en que a esa explotacién también le son aplicables los atributos de la propiedad (goce y disposicién). Comprende, pues, diversas especies dependiendo del tipo de produccién a que se refiera: propiedad artistica, propiedad dramatica, propiedad cientifica y propiedad literar IL La denominacién del concepto ha sido muy de- batida en la doctrina al igual que la teoria en que se sustenta, Inicialmente se consideraha que la lamada propiedad intelectual generaba derechos iguales a Ja propiedad de bienes corporales, inclusive era sus- ceptible de adquirirse via prescripcién positiva, Ante esta postura ee argumenta que los derechos de autor no son un derecho de propiedad, ya que la protec- ccién que la ley concede a lon autores se limita ala reproduccién e imitacién de la obra sin el consenti- rmiento del autor 0 tus herederos. Oscar Morinéau (citado en Rojina Villegas, p. 557) rescata el concepto de propiedad intelectual afirman- do que “es indiferente que a un fendmeno se le Name Ao B con tal que sepamos la naturaleza del objeto designado por la palabra”, Io importante cs la protec- que se le da a determinada creacién de la En este contexto son tres los requisites para la existencia juridica del derecho de propiedad intelec- tual: a) Ia manifestacién externa de Ia idea; b) la cexistencia de una norma juridica que reconozea una facultad o atribucién al autor de esa manifestacion, y ¢) el ejercicio de Ia facultad concedida por la norma mediante el registro de la obra intelectual. v. DERECHOS DE AUTOR. Ill, BIBLIOGRAFIA: FAREL CUBILLAS, Arsenio, El sistema mexicano de derechoe de autor, México, Ignacio Vado, ed., 1966; GUTIERREZ Y GONZALEZ, Ernesto, El patrimonio pecuniario y moral o derechos de la perso- nalidad; 2s. ed., Puebla, Cajiea, 1980; ROJINA VILLEGAS, Rafael, Derecho cil mexicano, t. Il, Biones, derechos reales ¥¥ posesi6n; 4a, ed., México, Porn, 1976. ‘Alicia Elena PEREZ DUARTE Y N. Propiedad municipal. I. Son los bienes patrimoniales, derechos y obligaciones, de que dispone el municipio para el cumplimiento de sus atribuciones y sobre los cuales ejerce administracién y dominio a través de dos ‘rganos: uno colegiado, el ayuntamiento, el cual tiene facultades de decision, y el otro unitario, que es el presidente municipal, a quien se le atribuyen fiancio- nes ejecutivas para dar cumplimiento a las decisiones del ayuntamiento. IL. Ordinariamente forman parte de la propiedad municipal: calles, parques, jardines piblicos, alcanta- rillado, edificios o casas municipales, lotes, cemente- rio, entre otros, a través de los cuales se satisface las necesidades esenciales de la poblaciém municipal. Estos bienes son tan numerosos y variados que hacen dificil una clasificacién satisfactoria. En la actualidad, la tendencia de tas constituciones locales, (Baja California Sur, Guanajuato, Quintana Roo), es sefialar su forma juridica, su naturaleza y sus sistemas de administracién, indicando algunas alternativas para la clasificacin de los bienes de propiedad municipal; por otra parte, este asunto (propiedad municipal) también suele ser abordado en las leyes organicas mu- nicipales. Como es el caso de la Ley Orginica Muni- cipal del Fatado de Aguascalientes, publicada en el Periédico Oficial de 11 de diciembre de 1977, la cual ‘en sus aa, 82-84 eatablece los bienes que integran el patrimonio municipal. Sefialando que son de domi- nio pablico y de dominio privado. Son bienes de dominio piblico: a) los de uso comin municipal; 6) los bienes muebles inmuebles, y c) Jos muebles normalmente insustituibles como lo son los expedientes de las oficinas, archivos, libros antiguos, piczas hiatoricas 0 arqueolégicas, obras de arte y otras de igual naturaleza, que no sean del dominio de la federaciin o del Estado. Son bienes de dominio privado los que les pertene- cen en propiedad y los que en lo futuro ingresen a st patrimonio y no estén destinados al servicio piblico. Los bienes de dominio privado pueden ser enajena- dos y para ello se requiriré la aprobacién del Congreso del Estado. Los hienes de dominio pitblieo municipal son ina- fectables, imprescriptibles ¢ inalienables y no estan sujetos, mientras no varie su situacidn juridica, a ac- cién reivindicatoria, UL BIBLIOGRAFIA: GARZA, Sergio Francisco de la, Et ‘municipio: historia, naturalezay gobierno, México, Jus, 1947; HERNANDEZ BECERRA, Augusto, Estado y territorio, México, UNAM, 1981; MUROZ, Virgilio y RUIZ MASSIEU, Mario, Elementos juridico-historicor del municipio en Mé: sxieo, México, UNAM, 1979. Pedro HERNANDEZ GAONA. Propiedad originaria. I. El a. 27 de la C vigente, en su primer pfo. expresa que le “propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los limites del territo- io nacional, corresponde originariamente a la nacién, la cual ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constitayendo la propiedad privada”. De este primer pfo. del a, 27 se desprende la existencia del concepto de propiedad originaria, concepto que ha estado sujeto @ un impor tante debate doctrinario y jurisprudencial sobre su significado y alcances. Se trata de una disposicién original de la C vigente, sin precedentes en el cons- titucionalismo mexicano. I. Existen. no menos de cinco distintas tendencias interpretativas del concepto propiedad originaria, y dentro de cada tendencia hay diversidad de matices. A continuacién se da cuenta de las principales ten- dencias. A) Teoria patrimonialista del estado. Esta teoria considera que la nacién mexicana, al independizarse de Espafia, se subrogé en los derechos de propiedad absoluta que tivo la corona espafiola sobre tierras, aguas y accesiones de la Colonia, derechos que, se dice, le fueron conferidos por la bula Inter Coetera que el Papa Alejandro VI dict en el aiio de 1493, cstableciendo las lineas de demarcaciin entre Espana yy Portugal en el nuevo mundo. Esta idea aparece plas- mada en la exposicién de motivos det proyecto de ‘2. 27 constitucional que escribié Andrés Molina Enri- quez. Sin embargo, la ausencia de valor real de esta tesis fue ampliamente divulgada por Pastor Rouaix (p. 144), en tomo a quien gird la preparacién del pro- yeeto de esta disposicidn constitncional, y quien pun- tualizé que Molina Enriquer, como buen abogado ampliamente conocedor de la legislacién colonial, en su discurso expositivo habia buscado el fundamento de las disposiciones innovadoras del a, 27 en el dere- 281 cho absoluto de propiedad que se habia atribuido a los reyes de Espatia sobre las tierras, aguas y accesio- nes de la Colonia, como consecuencia del descubri- miento y conquista de ellas y del origen divino de la autoridad, pero que, en todo caso, si los diputados que excribieron el proyecto de a. 27 hubiesen redac- tado también la exposicion de motivos, se hubieran basado en consideraciones muy distintas, B) Teoria de la integracién del elemento fisico al Estado, Esta teoria considera que la propiedad origi- naria de la que habla el pfo. primero del a. 27, signi- fica la pertenencia del territorio nacional a la entidad estatal como elemento consustancial ¢ inseparable de la naturaleza de ésta (Burgoa, p. 166). ©) Teoria que asimila el dominio eminente a le propiedad originaria. Esta teoria expresa que en el primer pfo, del a. 27 de la Cse reconoce la soberania del Estado para legslar sobre las tierras y aguas com- prendidas dentro de los limites del territorio nacional Y¥ que, en todo caso, ta propiedad originaria no corres- ponde a la nocién tradicional o comin de la propiedad. D) Teoria de la propiedad como funcién social y de los fines del Estado. Esta teoria ha sido expuesta principalmente por don Lucio Mendieta y Nifiez (p. 29), quien considera que el primer pfo. del a. 27 encuentra su més firme apoyo en la combinacién de Ja moderna teoria de la propiedad como funcién social y de la teoria de los fines del Estado. De esta combi- nacién resulta que la propiedad privada es la manera més eficaz de utilizar la tierra, porque al explotarla el individuo no sélo colma sus necesidades, sino también las de Ia sociedad. Teniendo la propiedad una funcién social es indudable que corresponde al Estado vigilar intervenir en su reparto, como medio para lograr el bienestar social. E) Teoria que en la propiedad originaria reconoce un derecho nuevo y singular. Uno de sus principales expositores es Felipe Tena Ramirez, quien cree que en la disposicin comentada, la C actual, « diferencia de las del siglo pasado, no recoge el concepto clisico de dominio eminente del Estado, sino que consagra en favor de éste un dominio mas concreto y real, que puede desplazar a la propiedad privada, conviertiendo ‘en domaniales los bienes de los particulares no por via de expropiacin sino en via de regreso al propietario originario que es la nacién. Uno de los principales problemas de interpreta. cidn que ofrece el primer pfo. del a. 27 de la C, es el del titular de la propiedad originaria. La disposicion 282 constitucional establece que corresponde a la “na- cién”; sin embargo, la doctrina tiende a inclinarse respecto de la consideracién de que el Constituyente no utilizé el vocablo “nacién” en un sentido técnico ¥ con una connotacién sociolégica, sino que quiso referinse al Estado. El Estado mexicano, en tanto que sujeto de derechos y obligaciones, es el tinico a quien puede atribuirse la propiedad de tierras y aguas (Men- dieta y Niner, pp. 6-7). v, DOMINIO EMINENTE, MODALIDADES A LA PRO- PIEDAD, PROPIEDAD, PROPIEDAD PRIVADA, IL BIBLIOGRAFIA: BURGOA, Ignacio Derecho const tucional mexicano; 2a. ed., México, Porria, 1976; MENDIE- TA Y NUNEZ, Lucio, 21 sistema ogrario constitucional; explicacién e interpretacién del aticulo 27 de la Constitucién Politica de los Extadot Unidas Mexicanos, en sus preceptor ‘agrarios: Sa, ed, México, Porria, 1980; ROUAIX, Pastor, Génese de lon rticulos 27 y 123 de la Constitucion Politica de 1917; 2a. ed, Puebla, Gobierno del Estado de Puebla, 1945; TENA RAMIREZ, Felipe, Derecho constitucional ‘mexicano; 18a, ed., México, Porria, 1981. Jorge MADRAZO Propiedad privada. I, Fs el derecho que tiene un par- ticular, persona fisicn o moral de derecho privado, ppara usar, gozar y disponer de un bien, con las fi taciones establecidas en la ley, de acuerdo con las modalidades que dicte el interés piblico y de modo que no se perjudique a la colectividad: I, El a, 27 de la C vigente constraye un triangular de propiedad, integrado por la propiedad privada, la propiedad piblica y la propiedad social, De este modo, la propiedad privada es tan slo uno de los tres tipos de propiedad que reconoce y regula 1 orden juridico mexicano, Este régimen triangular de la propiedad, no sélo se refiere alas tierras y aguas, sino que comprende también a los medios de produc- cién. Lo anterior, aunado a las libertades individuales y sociales que en materia econémica garantiza la Gonstitucién y 2 las propias atribuciones del Fatado para intervenir en el proceso econémico, determinan el caricter mixto de la economie mexicana. El actual pfo. tercero del a, 25 C dice: “al desarrollo econémico nacional concurririn con responsabilidad social, el sector pliblico, el sector social y el sector privado, sin menoscabo de otras formas de actividad econémica que contribuyan al desarrollo de la nacién™. La propiedad privada ha sido reconocida como garantia individual a lo largo de todo el constitucio- nalismo mexicano, a partir de a Constitucién de 1814, El a, 34 de ésta, declard: “Todos los individuos de la sociedad tienen derecho a adquirir propiedades y dis- poner de ellas a su arbitrio con tal de que no contra- vengan la ley”, El a. 30 del Acta Constitutiva de la Federacién, prescribié que la nacién estaba obligada 4 proteger por leyes sabias y justas los derechos det hombre y del eiudadano, desde luego incluido el de propiedad. El a. 2, fr. IMT de fa Primera Ley Constitu cional de 1835, establecié como derechos del mexi- cano el no poder ser privado de su propiedad ni del libre uso y aprovechamiento de ella en todo ni en parte, El a. 9 fr XIII, de las Bases de Organizacion Politica de la Repiblica Mexicana (1843) estableci6 ‘que la propiedad era inviolable, sea que perteneci a particulares 0 a corporaciones. El a. 27 de la Const tucién de 1857 dijo: “La propiedad de las personas no puede ser ocupada sin su consentimiento, sino por ‘causa de utilidad piblica y previa indemnizacién”. La C vigente también reconoce este derecho, pero con tin sentido nuevo y con un contenido diverso, que es la mas acabada manifestacion det movimiento politico-social de 1910. La C de 1917 reconoce a la propiedad privada en el primer pfo. del a. 27, que dispone: “‘La propiedad de las tierras y aguas com- prendidas dentro de los limites del territorio nacional, corresponde originariamente a la nacién, la cual ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de elas 4 los particulares, constitnyendo la propiedad privada”. Bajo este orden de ideas, y a partir del concepto de propiedad originaria de la nacién, debe desprenderse que si bien es cierto que nuestra C reconoce a la pro- piedad privada como un derecho piblico subjetivo, ya no la adopta ensu sentido ctisico individualista, ya no con una extensién absoluta, sino por el contratio, la reconoce como una propiedad limitada, derivada y precaria, Pero, reconocida asi, es protegida por la C mediante una serie de garantias, establecidas princi- palmente en los aa. 14, 16, 22 y 28 contra los actos arbitrarios de autoridad. El a. 27 de la C, en su primer pfo., esté articulado directamente con dos disposiciones del CC: El a. 16 que dispone que “los habitantes del Distrito Federal tienen obligacién de ejercer sus actividades y de usar y disponer de sus bienes en forma que no perjudique ‘a Ia colectividad, bajo las sanciones establecidas er: el propio cédigo y leyes relativas”, Por su parte, ol a. 830 del mismo cddigo estatuye que ‘el propietatio de una cosa pude gozar y disponer de ella con las limita- ciones y modalidades que fijen las leyes”. HI, La propiedad privada esta sujeta principalmente 4 dos tipos distintos de limitaciones: la expropiacién por causa de utilidad piblica y las modalidades que dicte el interés pilico. La expropiacion es ef acto de la administracion pi- blica derivado de una ley, por medio del cual se priva 4 los particulares de la propiedad mueble o inmueble © de un derecho por imperativos de interés, necesi- dad 0 utilidad social (Mendieta y Nafiez, p. 46). E} derecho de expropiacién est previsto en diversos pfos. del a. 27 Constitucional. El segundo pfo. decla- ra que “Las expropiaciones s6lo podrin hacerse por causa de utilidad piiblica y mediante indemnizacién”, El segundo pfo. de In fr. VI del mismo a, 27 agrega que: “Las Ieyes de la Federacion y de los Estados, en sus respectivas jurisdicciones, determinarin los casos en que sea de utilidad piblica la ocupacién de la pro- piedad privada”. Este mismo dispositive da las reglas generales sobre fijacin del precio e indemnizacién, Por au parte, las modalidades a la propiedad pri- .da estan previstas en el pfo. tercero del a, 27, en los siguientes términos: “La nacién tendra en todo tiempo ‘al derecho de imponer a la propiedad privada las mo- dalidades que diete el interés publico. .. Estas modalidades constituyen el derecho que tiene el Estado para modificar el modo de ser o de extemacién de los tres atributos de la propiedad (uti, {frati y abuti) en correspondencia con los dictados del interés piblico. En términos generales puede afirmar- se que las modalidades se traducen en restriceiones © Timitaciones que se imponen al propietario, en forma temporal o transitoria, para usar, gozar y disponer de tuna cosa de su propiedad, Las diferencias entre moda- Tidades y expropiacién son evidentes: hay modalidad cuando todos 0 uno de los atributos de la propiedad se Timitan o restringen, pero no se eliminan; en cambio, la expropiacién supone la extineién de la nuda propie- dad, cuando ¢s total o la extincion de cualquiera de los otros dos atributos de la propiedad, en caso de ser parcial. Asimismo, la expropiacién se hace mediante indemnizacion necesariamente y en las modalidades no hay indemnizaci 1V. La capacidad para adquirir la propiedad pri- vada es una cuestion también regulada por el a, 27 de la C, En su fr. Testa disposicién éstablece que “silo los mexicanos por nacimiento o naturalizacién y las sociedades mexicanas, tienen derecho para adquirir 283 el dominio de las tierras, aguas y sus accesorios o para ‘obtener concesiones de explotacién de minas 0 aguas”. ‘Sin embargo, en pfos. subsecuentes se hacen una serie de excepciones a esta regla general. La propia fr. 1, p.e., expresa que los extranjeros podrin gozar del mismo derecho que los nacionales, pero bajo los marcos de Ia llamada Cliusula Calvo, aunque la limitacién es insuperable tratindose de la Mamada “zona prohibida”. Por su parte, de conformidad con la fr. IL del a. 27, las iglesias, cualquiera que sea su credo, no pueden ad- quirir en ningin caso, poser o administrar bienes raices ni capitales impuestos sobre ellos. Los templos destinados al culto pitblico son de la nacién. Las instituciones de beneficencia, piblica © pri- vada, que tengan por objeto el auxilio a necesitades, a investigacién cientifica, la difusion de la ensefian- za, la ayuda reciproca a los atociades, etc., estin limi- tadas a no adquirir mas que los bienes inmuebles para au objeto inmediato o directamente destinado a a. En cuanto a las sociedades mercantiles por accio- nes, éstas no pueden adquirir fincas risticas y sdlo podrin tener en propiedad terrenos en In extension indispensable para el cumplimiento de sus fines. Igual- mente, respecto de los bancos se sefiala que podrin tener capitales impuestos sobre propiedades urbanas y ristieas, pero no podin tener en propiedad 0 admi- nistracin mis bienes raices que los enteramente necesatios para su objeto directo, Por tiltimo, las asociaciones 0 sociedades previstas cen los aa. 2670 y 2688 del CC no estin capacitadas para tener en propiedad o administrar bienes raices, salvo los edificios destinados inmediata y directamente amu objeto, v. EXPROPIACION, MODALIDADES DE LA PROPIE- DAD, PROPIEDAD, PROPIEDAD ORIGINARIA. Y. BIBLIOGRAFIA: BURGOA, Ignacio, Lar gorantias individuatea; 16a. ed., México Porria, 1982; MENDIETA Y NUREZ, Lucio, Et sistema agrario constitucional; explica. cién ¢ interpretacién del articulo 27 de le Constitucién Po. Iitica de tos Estados Unidos Mesicanos, en sus preceptos agrorios; 5a, ed., México, Pornia, 1980; ROUAIX, Pastor, Génesis de tos articulos 27 y 123 de bx Constitucién Poli: tica de 1917; 2a. ed., Puebla, Gobierno del Fatado de Puebla, 1945; TENA RAMIREZ, Felipe, Leyes fundamentales de ‘México, 1808-1982; 11a. ., México, Porri, 1982. Jorge MADRAZO Propiedad piblica, I, Derecho real ejereido por enti- dades pablicas con personalidad juridica sobre bienes de dominio piblico, El Estado goza, al igual que los particulares de derechos de propiedad cuyss carao- teristicas le son otorgadas en atencion ala naturaleza del titular, de larelacién entre el titular y el hien y del bien en si mismo. a propiedad piblica es un derecho real en tanto que se manifiesta a través de una potestad sobre un conjunto de hienes. Su cardcter de pablica es, en pri- mer término, debido a que es ejercida por el Estado ‘© sus organismos piblicos con personalidad juridica propia. En segundo lugar, la relacion guardada entre el titular y el bien observa caracteristices distintas @ las de ta propiedad privada; dichas caracteristicas se desprenden fundamentalmente de que tales bienes estén fuera del comercio y consisten en la inalienabili- dad, imprescriptibilidad, inembargabilidad e imposi- bilidad de deducir acciones reivindicatorias por parte de particulares, asi como en el otorgamiento de con- ‘esiones sin generar derechos reales. Finalmente, el bien, objeto de propiedad piblica, debe ser exclusivamente un bien considerado por la ley como de dominio pablico. La LGBN (DO 8.de enero de 1982) enumera en su a, 20. a los bienes de dominio pablico: de uso comin, plataforma conti- rental, zécalos submarinos de las islas, minerales, metales, metaloides, piedras preciosas, productos derivades de la descomposicién de las roces, combus- tibles minerales, petréleo y carburos de hidrdgeno sélidos, Viquidos y gaseosos, espacio aéreo, mares territoriales, aguas marinas interiores, lagunas y este- ros, lagunas interiores, rioe, inmuebles destinadoe al culto piblico, suelo del mar territorial y de las aguas ‘marinas interiores, inmuebles destinados por la Federa- cién a un servicio pablico, monumentos arqueolé- cos, histéricos y artisticos, terrenos haldios y los ganados al mar, rios, corrientes, lagos, laguna 0 esteros de la Nacién, servidumbres inmuebles de pro- piedad federal que por su naturaleza no sean normal- mente sustituibles y las obras artisticas adheridas permanentemente a los inmuebles de la Federacién, Por lo que respecta a la inalienabilidad, éata signi- fica la imposibilidad de que una cosa puda ser suscep- tible de apropiacion por estar exluida del comercio (8. 747 CO) y, por lo tanto, el bien no puede ser objeto de ningin contrato traslativo de dominio. Loe bienes de dominio piblico son, adicionalmente, impreserip- tibles lo cual implica la imposibilidadad de que un tercero adquiera la propiedad de un bien por el hecho de poseerlo durante cierto tiempo. En el dominio pri- vado, la prescripeisn adquisitiva se justifiea en atencién a la necesidad de que los bienes sean utilizados 0 estén en circulacién en el mercado; sin embargo, debido a que los bienes de dominio piblico son de interés general, la LGBN excluye la procedencia de es- ta prescipcién. Igualmente, por disposieién legal, ston bienes no pueden ser objeto de embargo ni de acciones reivindicatorias 0 posesorias. IL La propiedad piblica ha sido regulada a través de legislacién especializada, comenzando con la Ley para la Clasificacion y Régimen de los Inmuebles Federales del 18 de diciembre de 1902. Esta ley pre- vino las caracteristicas de imprescip tbilidad, inembar- gabilidad y de no estar sujetos los hienes a gravamen alguno, Asimismo, sujeto a los bienes de dominio pi- blico, denominados entonces como bienes propios de la hacienda federal, al control y vigilancia de una dependencia del gobierno federal. Sin embargo, esta ley s6lo contempld a los bienes inmuebles, dejando a Jos muebles sin regulacién especifica. Después de una larga vigencia, esta ley es sustituida por la primera LGBN (DO 3 de julio We 1942) que ya ‘contempla 2 los hienes muebles de la federacién. Los lineamientos generales de esta ley han prevalecido en las aubseeuentes LGBN publicadas en el DO el 30 de enero de 1969 yel8 de enero de 1982. Las diferencias consisten en la adecuacién de la ley a las reformas que ‘en materias de asentamientos humanos, extensién del mar territorial, asi como de organizacién de la admi- nistracion piblica federal. Ml, BIBLIOGRAFIA: ACOSTA ROMERO, Miguel, Teo- ia general de derecho administratioo:Sa.e4,,México, Porria, 1983; FRAGA, Gabino, Derecho administrativo; 15a. ed., México, Porria, 1973; IBARROLA, Antonio de, Cosos ¥ sucerioner; 3a. ed., México, Pornia, 1972; MOYA PALEN. CIA, Mario, Origen y funcién del patrimonio inmueble del Extado, Mexico, Secretarfa del Patrimonio Nacional, 1962. Manuel GONZALEZ OROPEZA Propiedad social. I. Es uns modalidad, reconocida por 1a C, de la propiedad en México, Tal es el régimen que correaponde a la propieded ejidal y comunal. Dicho texto fundamental, en su a. 27, establecié Los princi- ppios reguladores de esta materia, conocida mas comiin- ‘mente bajo el rubro de reforma agraria, El primer principio es de reconocimiente a favor de conduefiaz- go2, rancherias, pueblos, congregaciones, tribue y demés corporaciones de poblacién, que de hecho 0 por derecho guardaren el estado comunal, para poder disfrutar temporalmente en comin de sus tierras, bos- ques y aguas. El segundo principio, se referia al dere- cho correspondiente a estas mismas poblaciones poseer tierras, bosques y aguas bastantes para satiafa- cer sus necesidades presentes y futuras, para lo cual, se ordenaba al gobierno a que procediera a dotar a aquellas poblaciones que carecieran de ellas, 0 no tu- vieran tierras bastantes, con nuevas porciones con car- £0 Los latifundios existentes, pero, por otro lado, se anularon todas aquellas enajenaciones que se hubieran hecho en el pasado a fin de que pudieran ser restt ddas a estas mismas poblaciones, Y un tercer principio, preveia el imperativo de proceder a efectuar dotacio- nes y, eventualmente, ampliaciones, de tierras, bos- ques y aguas a aquellas comunidades 0 formaciones de ejidos que las requirieran con cargo también a los latifundios existentes, IL A esta clase de propiedad se le denomina social precisamente por las earacteristicas especiales que tie- ne, por mandato constitucional. En efecto, esta pro- piedad resulta que es inenajenable, inembargable, im- prescriptible ¢ intrasferible. Unicamente el gobierno federal, y en ciertos supuestos, puede proceder a des- afectar parte o la totalidad de este tipo de propiedad, atribuida a una comunidad o ejido. Asi pues, dichas comunidades y ejidos tinieamente tienen et derecho para su aprovechamiento, bien sea mediante el régi- men de explotaciones individualizadas, bien sea me- diante el régimen de explotaci6n en comin, bien sea por medio de regimenes mixtos, de acuerdo a los su- puestos concretos de que se trate, y a las previsiones de las leyes agrarias. IIL Esta modalidad de la propiedad social de la C mexicana es, sin duda alguna, una de las formas mie hermosas de Ia propiedad, de las més justas y equita- tivas. Ee la que mejor responde al planteamiento teo- légico de la justicia conmutativa y distributiva, ideal el grupo humano; la que més ge acerca a ese plantea- miento que, p.e. Francisco de Vitoria se hacia reapec- to al bien comin, cuya administracion (en latin usa el verbo gerere) comespondia al drgano de gobierno pro- pio de cada comunidad o Estado. Fste fue también el planteamniento original de la reforma agraria: el dis- frute de tierras, bosques y aguas, propiedad originaria de la nacién, de manera comtin, Los repartos indivi- duslizados vinieron mas tarde, cuando fracasaron las restituciones ordenadas por el Constituyente. Finalmente, es muy oportuno sefalar que gracias a este profundo sentido social, que adquiere inclusive tuna especialisima modalidad de la propiedad en Mé- xico, derivado de Ia consideracién de la justicia que asiste a todos estos grupos humanos, fue como debi hhacerse posible la idea de la reforma agraria y nunca mediante Ia invocacién tradicional del interés piblico, tal como pretendia se hiciera Carranza, o segiin se preveia en el a, 27 del Proyecto de Constitucién en relacidn con la explicacién que del mismo hizo el pri ‘mer jefe ante el Constituyente. El interés piblico evi- dentemente es algo muy diferente, es aquello que be- neficia 0 puede beneficiar atodoslosindividuos, como ‘una plaza, una calle, v, PATRIMONIO. EJIDAL, PROPIEDAD COMUNAL, PROPIEDAD EJIDAL. IV, BIBLIOGRAFIA: CHAVEZ PADRON, Martha, EX proceso social ¥y sus procedimientos; 32. ed., México, Pornia, 1979; MENDIETA Y NUNEZ, Lucio, EI problema agrario en Mézico y la Ley Federal de Reforma Agraria; Wa. ced., México, Pornia, 1980. Jost BARRAGAN BARRAGAN Propios y arbitrios. I. Las fuentes principales de ingre- sos de cabildos y municipios de pueblos de espatioles y de comunidades de iridios durante los tres siglos de Ia colonia fueron los propios y los arbitrios. Loe propios eran los bienes de comin de cada ciu- dad o villa; esto es, el conjunto de bienes con que se dotaba (por el rey, y como delegados de él, los virre- yes y gobemnadores) a la “repiiblica” (de espafioles 0 de indie) con el fin de cubrir sus necesidades de ad- ministracién. Los arbitrios eran los impuestos que el ayuntamiento percibia por diferentes conceptos para el mismo fin. TL. Ambos, propios y arbitrioe, fueron instituciones de origen romano reguladas en el derecho castellano y adaptadas después con sus peculiaridades por el dere- cho indiano. Los propios se nutrian de fuentes variadas; bienes rristicos y urbanos, como tierras, casas y mercados. En Jas primeras épocas de la colonizacién se consideraban ‘como propios los servicios personales de los indios pa- tala construccién de obras pliblicas municipales. En ciertas regiones, los propios se nutrieron tam- bién de actividades industrjales como la explotacién de obrajes y fabricas de paito, Los bienes de propios podian invertirse en formas diversas; p.c., las tierras 286 de cultive (inalienables) sefialadas como propios no slo eran trabajadae en rotacién por los miembros de la comunidad, sino que con frecuencia se daban en censo y en arrendamiento, ingresindose la merces 0 renta en el fondo comin, El arrendamiento debia hhacerse en remate piblico, al mejor postor y en pre- sencia de los alcaldes y regidores del eabildo. En el siglo XVIII se levaron a cabo una serie de re- formas con el fin de lograr una mejor inversién de los bienes de propios, en especial de las comunidades in-

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